Memoria del
II Foro de Arqueología, Antropología e Historia de Colima
Juan Carlos Reyes G. (ed.)
Colima, México; Gobierno del Estado de Colima, Secretaría de Cultura, 2006.
NOTAS PARA EL ESTUDIO DE LA OBSIDIANA EN COLIMA A TRAVÉS DEL UTILLAJE DE EL CHANAL
Samuel Mata Diosdado
Centro INAH Oaxaca
Ma. Ángeles Olay Barrientos Centro INAH Colima
La industria de la piedra revistió una vital importancia
en el México prehispánico en virtud de su desarrollo
estuvo íntimamente ligado a la fabricación y/o
aprovechamiento de la misma como materia prima de
sus herramientas de trabajo pues, como se sabe, el
metal tardó en emplearse en la elaboración de objetos
destinados a la confección de artefactos con los cuales
proceder a la modificación de distintos elementos
naturales.En este sentido, el aprovechamiento de la
obsidiana tuvo una importancia central en razón de que
sus características permitían utilizar sus filos en un
amplio abanico de actividades cotidianas. Su importancia
como materia prima se hizo evidente desde que el
hombre comenzó a transformar y aprovechar los
recursos a su alcance. Su explotación e intercambio
2
comercial ha permitido por ello conocer las redes que las
sociedades prehispánicas establecieron desde épocas
tempranas y vislumbrar, al mismo tiempo, como el control
de este recurso ayudó grandemente a construir el
poderío de entidades como la propia Teotihuacán, Tula o
Tenochtitlan.
Al respecto es prudente señalar que el estudio de los
artefactos líticos no ha concitado la cantidad de
admiradores que tienen otros materiales arqueológicos
(como la cerámica) en virtud de que se tiene la
percepción de que las herramientas elaboradas en piedra
no sufrieron cambios significativos a lo largo del tiempo
toda vez que las funciones primarias de estos artefactos
fueron casi siempre las mismas. En este tenor se asume
que las herramientas fabricadas en piedra suelen ofrecer
poca significancia cronológica. Esta impresión ha
enfrentado el trabajo de numerosos investigadores los
cuales a través de minuciosos estudios han integrado no
sólo su clasificación formal sino, también, otros
elementos de análisis como el de rastrear la ubicación de
las vetas de las cuales se tomó la materia prima para la
elaboración de las herramientas o la definición de las
variantes en las técnicas de fabricación las cuales, por
cierto, no fueron las mismas a lo largo del tiempo.
En el caso de Colima se aprecia el empleo de la
obsidiana desde la temprana fase de Capacha (1,500
a.C.) según lo señala Isabel Kelly, si bien los elementos
que reporta son pocos (de los 61 ejemplares
recuperados, apenas unos 24 le parecen confiables, esto
es, contemporáneos a esa fase); sobresale el hecho de
la no presencia de navajillas y sí la de raspadores,
3
1. Isabel Kelly, Ceramic sequence in Colima: Ca-
pacha an early phase, Tucson, Anthropological Papers of the University of Arizona Press, 1980,
p. 83.
puntas de proyectil y lascas.1
La ocurrencia temprana de este material en Colima
es significativa toda vez que la región carece de
yacimientos de este material, de tal suerte que el interés
referido al estudio de la obsidiana en la región se ha
enfocado en una primera instancia a reconocer las
categorías más comunes –y a través de ello las
actividades cotidianas en las cuales fueron utilizadas-, y
en una segunda, a tratar de ubicar las rutas desde donde
llegó dicha materia prima. Su escasez o abundancia
puede ser interpretada, en este sentido, como un eficaz
indicador de los procesos sociales presentes entre los
pueblos de la región a lo largo del tiempo toda vez que
como objeto de intercambio, las comunidades locales
debieron generar algún tipo de excedente y/o la
explotación de productos con los cuales obtener, a través
de mecanismos de permuta o reciprocidad, el codiciado
vidrio volcánico.
Al respecto, una de las hipótesis que se encuentra en
vías de ser fortalecida es la que menciona el hecho de
que hasta antes del 500-600 d.C. la obsidiana fue un
material relativamente escaso en la región y cuya
procedencia hasta entonces, se encontraba ligada a
proveedores diversos (ubicados en Jalisco, Michoacán, el
Bajío).A partir de la fecha mencionada dicho material
comenzó a ser más abundante.Pareciera ser que fue
durante la fase Chanalde la secuencia del eje Armería
que la obsidiana se convirtió en un recurso con una
inusitada disponibilidad en la región y cuya fuente de
abastecimiento por otro lado, se encontró fuertemente
ligada a zonas de producción específicas (el área de
4
2. Ángel García Cook, Análisis Tipológico de
Artefactos, México, Serie Investigaciones no. 12,
Instituto Nacional de Antropología, 1967.
Etzatlán en Jalisco).
Debemos señalar que el presente trabajo deriva del
universo de obsidianas recuperadas a lo largo de las 6
temporadas de campo realizadas en lo que se conoce
como su área protegida (el espacio abierto al público de
El Chanal), así como de los materiales recuperados en el
rescate arqueológico realizado en la porción oeste de la
parcela 18 del Ejido Villa de Álvarez (Chan M), ubicada a
escasos 100 metros del área protegida.
En virtud de que el espectro cronológico se
encuentra claramente acotado –pues se trata a todas
luces de materiales Posclásicos- el objetivo del presente
trabajo es el de mostrar, en una primera instancia, la
presentación de las categorías más comunes. A partir de
las mismas procederemos, en razón de su asociación
con otros materiales y con los espacios arquitectónicos
en los cuales se recuperaron, su probable utilización.
Posteriormente procederemos a expresar algunas ideas
con relación al papel de la obsidiana como indicador de
la complejidad política, económica y social alcanzada por
los antiguos pobladores de Colima.
El trabajo cotidiano y las categorías de análisis
La clasificación de los materiales que integraron el
universo estudiado se realizó a través del método
propuesto por Ángel García Cook.2 La colección
estudiada tuvo un total de 3,946 (tres mil novecientos
cuarenta y seis) elementos; de acuerdo a la técnica
empleada en la obtención de las herramientas -realizada
a través de la “talla” de rocas- se identificaron hasta 7
5
diferentes categorías de artefactos elaborados sobre de
obsidiana. Es importante señalar que a lo largo de la
clasificación se observó la presencia de hasta ocho
diferentes colores de la misma, es posible que ello
signifique ocho distintas minas de extracción de materia
prima.
Categoría puntas de proyectil
El empleo de este tipo de artefactos enfrenta dos
creencias. Por un lado se tiene la percepción de que la
fabricación de estos utensilios fue propia de sociedades
cazadoras y recolectoras; por otro lado se tiene la idea
que estos artefactos caracterizaron a los grupos
procedentes de las tierras áridas del norte, esto es, de
los chichimecas. Probablemente la explicación sea que
los pobladores de El Chanal continuaron sus prácticas de
caza aún formando parte de una sociedad agrícola y/o
que estos proyectiles hayan sido empleados como parte
de las armas de los guerreros que, como sabemos,
formaban parte de las estructuras de control de las elites.
No se debe soslayar, desde luego, que la impronta
cultural presente en la iconografía típica de El Chanal
indica una clara relación con la que caracterizó a los
grupos nahuas que, en oleadas migratorias provenientes
de territorios norteños, arribaron a los diversos valles
ubicados en las faldas de los volcanes de Colima (Autlán,
Zapotlán y Colima).
En total se analizaron once elementos los cuales
fueron elaborados sobre de navajas prismáticas, lascas o
bienfragmentos de núcleos. Las puntas de reducido
tamaño y forma triangular que se elaboraron sobre de
6
otros elementos fueron tallados aplicando una percusión
directa y e indirecta, la confección del filo distal de las
puntas y la realización de las muescas que conforman la
espiga se realizó con retoque primario.
Ahora bien, de acuerdo a su forma y volumen a las
puntas se les puede engarzar a diferentes materiales
(troncos, palos o varas de madera) dependiendo del
objetivo final, para el presente caso, consideramos que
éstas puntas fueron adheridas a varas para poder
serutilizadas como flechas. Sin embargo, hay que
recordar que también pudieron haber sido utilizadas para
arpones, lanzas o bien, como puntas rituales-
ceremoniales.
Categoría raspadores
Estas herramientas (veinticuatro elementos) fueron
elaboradas sobre grandes lascas y sobre fragmentos de
núcleos prismáticos; tanto las lascas como los
fragmentos de núcleos de nueva cuenta fueron
trabajados con percusión directa “matando” filos y
buscando otros. Los elementos presentaron un retoque
secundario para definir bordes, contornos y huellas de
retoque pero por “presión” se detalló el terminado final.
Se agruparon en la familia de las convexas y en los tipos
sobre núcleo y sobre lasca.
A los raspadores se les utilizó básicamente en el
proceso de transformación de las pieles de animales para
limpiarlas y suavizarlas. Algunos autores mencionan su
empleo en la fabricación de largas tiras de piel las cuales
sirvieron como base para realizar ilustraciones de planos
o códices. Se puede presuponer que dada la complejidad
7
3. Carmen Aguilera, Códices del México
antiguo, México, Secretaría de Educación
Publica, Instituto Nacional de Antropología
e Historia, 1979.
de la estructura económica-política que alcanzó El
Chanal, debió existir en el poblado el oficio de tlacuilo
(pintor-escribano) el cual realizara el registro de los
bienes producidos y de los intercambios realizados.
Desgraciadamente, como sabemos, las condiciones
físicas del valle de Colima no son las mejores para la
conservación, a largo plazo, de materiales como pudieron
haber sido las señaladas pieles cutidas de animal o los
pliegos de papel amate (Ficus sp) e, incluso, lienzos
gruesos de algodón.3 Se presupone que los raspadores
pudieron haber sido utilizados también en la elaboración
de esculturas o utensilios de madera; también se les
utilizó en el proceso de aprovechamiento de las fibras
vegetales como las del agave.
Como se puede observar estas herramientas fueron
sumamente versátiles toda vez que fueron
indispensables en actividades de índole doméstica
(destazamiento de animales, talla de objetos de madera,
cortes de fibras vegetales etc.) así como en otras que
tenían que ver con la elaboración de objetos donde
plasmar desde la contabilidad de las bienes producidos e
intercambiados, hasta la memoria del pasado y los mitos
que cohesionaban al grupo.
Categoría perforadores
Grupo de herramientas elaboradas sobre de navajas
prismáticas, lascas y núcleos a los cuales se les aplicó
un retoque secundario bimarginal en su parte distal
“aguzándolos” para cumplir mejor su función de
desgaste; también se observó un retoque secundario por
presión de manera parcial en alguna de sus caras. Estos
8
utensilios son muy sencillos y simples, pues si bien no
tienen la forma típica de los perforadores descritos por
otros autores, los aquí descritos sí parecen haber
cumplido con sus mismas funciones. Como su nombre lo
indica estos utensilios fueron utilizados para perforar,
rebajar, barrenar y ensanchar; ejerciendo modificaciones
sobre de pieles, textiles, cestería, huesos y materiales
blandos.
Categoría navajas prismáticas, talón trabajado
Sin duda la categoría más abundante del universo
trabajado; subgrupo de utensilios representados por
1,927 elementos completos (navajillas que pudieron ir de
los 3 a los 25 cm de largo) y 1,651 fragmentos (mediales
y distales). Se trató de navajas prismáticas sin retoque,
con bulbo y con talón trabajado; en la colección se
detectaron las cuatro diferentes formas de preparación
de la plataforma del núcleo de donde se obtuvieron: talón
liso, talón plano, talón convexo y talón alisado el cual fue,
sin duda, el predominante.
Las navajillas fueron, sin duda, las herramientas
cortantes más populares toda vez que resultaban útiles
en un amplio abanico de actividades que iban de las mas
elementales de carácter domestico, hasta las mas
sofisticadas ceremonias. En cualquier actividad que
implicara cortar, rasgar, partir, rebanar, cercenar, etc., las
navajillas –ya completas o incompletas- daban cuenta de
su utilidad.
Si bien su ocurrencia se sucedió en prácticamente
todos los espacios trabajados, los ejemplares
procedentes de la estructura 20 y la 3 llamaron nuestra
9
4.Durante su explora-ción se recuperaron 19 individuos así algunas
partes de los restos, totalmente fragmentados
ysin ninguna posición anatómica de otros 11 in-
dividuos, la mayor parte de ellos correspondientes a individuos jóvenes (tan-
to de sexo femenino co-mo masculino).Es claro
que en el altar se realiza-ron algunas ceremonias
que implicaron el proceso de cremación de los sa-crificados. Ma. Angeles
Olay, El Chanal, Colima. Lugar que habitan los
custodios del agua, Méxi-co,Universidad de Coli-
ma, Instituto Nacional de Antropología e Historia,
2004.
5. Otto Schôndube, “La religión en el Occidente
de México”, Jaime Litvak y Noemí Castillo (ed.), La religión en Mesoamérica, XII Mesa Redonda, Méxi-
co, Sociedad Mexicana de Antropología, 1972,
pp. 357-363.
atención. Ello en virtud de que las mismas se
encontraron totalmente torcidas por la acción del fuego.
Esto es particularmente relevante en el caso de la
estructura 20 la cual corresponde al altar redondo
ubicado al centro de la Plaza de los altares lo cual nos
plantea que estos artefactos fueron utilizados durante el
proceso de sacrificio de los individuos allí depositados.4Al
respecto no puede dejar de señalarse que una de estas
ceremonias practicadas en el sitio consistió en desollar el
cuerpo de algún elegido de modo que un sacerdote
pudiera vestirse con esta segunda piel como parte
relevante del ceremonial exigido por el dios Xipe Totec.5
Es muy probable que la delicada tarea de desollar un
cuerpo humano debió llevarse a cabo con las navajillas
de obsidiana que, posteriormente, acompañaron la
cremación de los despojos ofrendados a los dioses.
Categoría lascas desecho de talla
Subgrupo de elementos representados por apenas
89 ejemplares, esta categoría esta conformada por todas
aquellas lascas de obsidiana que por su forma y tamaño
no corresponde a ningún artefacto de forma definida sin
embargo, en algunas de las mismas, se logró observar
huellas de percusión directa, huellas de retoque marginal
y huellas de retoqué secundario a base de presión de
forma parcial en algunos de sus lados. Al respecto se
debe señalar que las lascas desecho de tallas no fueron
utilizadas como herramientas o utensilios sino que fueron
el resultado, como su nombre lo indica, del desecho que
generaba la producción de algún artefacto. De tal suerte
que las singularidades que muestran las lascas dan
10
cuenta de la acción tecnológica que produjo el artefacto,
esto es, el empleo de diferentes técnicas del tallado. La
presencia de las lascas desecho de talla denotan
diferentes maneras de elaboración de artefactos y con
ello, las técnicas predominantes. Esto puede tener
significancia cultural y temporal como veremos
enseguida.
Categoría núcleos
Subgrupo de elementos representados por 168
ejemplares. Un núcleo refiere a un bloque alargado de
obsidiana del cual se obtendrán las codiciadas navajillas,
todos los núcleos son prismáticos por presentar lados y
aristas paralelas. Es por ello que el extremo donde las
aristas son más anchas es transformado en la plataforma
en donde se realizará la percusión que conducirá a la
obtención de las navajillas, esto es, la plataforma debe
ser trabajada ex profeso. En la muestra analizada se
percibieron cuatro formas diferentes de preparar la
plataforma.
La más recurrente fue la conocida como plataforma
alisada la cual se caracteriza por el hecho de que su
superficie se logra a partir del empleo de abrasivos que
nivelaron y alisaron su superficie que es perpendicular al
cuerpo del artefacto. En una de las unidades de
exploración de la parcela 18 se recuperaron 3 núcleos
completos uno de los cuales mostró con claridad una
plataforma alisada perfectamente preparada. En cuanto a
la plataforma plana la misma se caracterizó porque su
plataforma de percusión fue obtenida a partir de
pequeños golpes y/o percusiones directas y laqueadas
11
6. Fernando López Aguilar, Rosalía Nieto y Robert H. Cobean, “La
producción de obsidiana en la Sierra de las Na-vajas, Hgo.”,Margarita
Gaxiola y John E. Clark (coord.), La obsidiana en
Mesoamérica, México, Instituto Nacional de
Antropología e Historia, (Colección científica
176), 1989, pp. 193-197.
7). Al respecto se puede señalar que en el rescate
arqueológico realizado en una porción de la Par-
cela 6 del Ejido Villa de Álvarez, ubicada a unos
200 metros al NE del po-blado moderno de El
Chanal (entre enero y marzo de 2006) se loca-lizó lo que podría ser el
primer taller de obsidiana propiamente dicho de El Chanal prehispánico. En
este lugar se recobró acaso la mayor muestra
de obsidiana recuperada hasta ahora en alguna
exploración arqueológica controlada. Lo más im-portante fue no sólo la
cuantía de artefactos que componen la muestra sino también, la abun-
dante cantidad de dese-cho de talla lo cual indica la existencia de un lugar
donde los artefactos eran fabricados. La hipótesis a comprobar, en este sen-tido, es la de verificar el que, efectivamente, las lascas de descorteza-miento y las lascas en cresta, se encuentran
ausentes.
que formaban una superficie recta y perpendicular. La
plataforma lisa se observa en aquellos núcleos a los que
se les retira una gran lasca en el lugar más apropiado
para la obtención de navajas cortas, en estos casos
parece ser que la técnica fue utilizada cuando se sucedía
el agotamiento del núcleo de tal suerte que a partir su
fragmentación se buscó obtener las últimas navajillas, o
bien, definir una preforma para la elaboración de otro
artefacto (como tajadores o raederas). Finalmente la
plataforma convexa es cuando las lascas desprendidas
formaron una superficie convexa en la cualse aplicaron
las percusiones.
Se puede señalar que buena parte de la explotación
y aprovechamiento de la obsidiana tuvo que ver con la
obtención de bloques que permitieran la obtención de
núcleos. En las áreas donde se encontraron las minas el
proceso de elaboración de preformas (bloques
destinados a ser transformados en núcleos) produjeron
residuos tales como lascas de descortezamiento y lascas
en crestas.6 La total ausencia de este tipo de materiales
en los universos de obsidiana analizados hasta ahora en
Colima dejan en claro que la obsidiana llegaba a la
región precisamente en preformas. Basta observar el
número de lascas desecho de talla obtenidas en el
universo estudiado para proponer dos cosas: la primera
es que en las áreas exploradas hasta ahora no se
localizó un espacio que pudiera proponerse propiamente
como un taller7 y la segunda, que la obsidiana que arribó
a Colima era trasladada desde sus lugares de origen
como preformas.
12
8.Al respecto se puede señalar, por ejemplo, los siguientes análisis deri-
vados de diversos resca-tes arqueológicos: en el realizado en el Colegio Inglés se recuperaron
apenas 150 objetos; en el predio conocido como Los Pinos (ejido El Diez-
mo) se contó con apenas 49 ejemplares; en el caso
del rescate realizado en el fraccionamiento Las
Pérgolas (Vistahermosa 3) se contó con 239
artefactos.
Consideraciones relativas a la obsidiana de El Chanal
Son varias las consideraciones que derivan del
análisis de los materiales de obsidiana recuperados en
las excavaciones controladas realizadas en la zona
protegida de El Chanal. Sobresale, en principio, que la
muestra no es muy grande si se le compara con el
universo obtenido en otros emplazamientos de gran
envergadura (como es el caso) y con acceso y control del
recurso. Este sería el caso de lugares como Teuchitlán
en Jalisco, Ixtlán en Nayarit o los propios Ihuatzio y
Tzintzuntzan en la cuenca de Pátzcuaro. No obstante, si
la comparación se realiza con otros asentamientos del
propio valle de Colima, la diferencia es enorme.8
La lectura de este fenómeno da cuenta de que la
organización económica de El Chanal hizo posible su
disponibilidad a un mayor número de personas, esto es,
la llegada masiva de este material incremento la
posibilidad de acceder a un producto que, en otras
circunstancias, hubiera estado restringido a un grupo.
Las preguntas que se pueden elaborar a partir de este
aserto tienen que ver con el hecho de que las actividades
productivas de la región debieron contar con bienes
dispuestos a ser intercambiados por el alto volumen de
obsidiana que llegaba a la región. En sentido estricto las
elites de El Chanal lograron echar a andar una dinámica
económica que implicó una clara intensificación agrícola
que permitió no sólo un notable crecimiento demográfico
–y con ello la posibilidad de contar con una mayor mano
de obra destinada a mantener en activo las obras que los
campos requerían para conservar un alto nivel de
13
productividad- sino también la generación de excedentes
que permitieran el desarrollo y sostenimiento de gremios
de artesanos ocupados en elaborar una amplia gama de
bienes destinados a los mercados que requerían desde
telas de algodón e indumentarias bordadas hasta una
amplia gama de objetos tallados en madera o tejidos en
ixtles. Obvio es decir que esta economía se alimentaba a
sí misma pues estos artesanos consumían la mayor parte
de las herramientas elaboradas con los cortantes filos de
la obsidiana.
El hecho de que las navajillas de obsidiana se
difundieran con una mayor profusión en una etapa de
gran auge económico (el Posclásico se caracteriza por
ser un período en el que abundan los intercambios, las
conquistas militares, la imposición de tributos y el control
de las áreas productoras de bienes estratégicos), se
debió también a que su producción fue incrementada a
través de la implementación de técnicas más refinadas
que permitieron obtener con mayor rapidez y facilidad las
deseadas navajillas. Como se mencionó en el apartado
relativo a los núcleos, la preparación de las plataformas
que permitieran la obtención de las navajillas indica el
empleo de técnicas distintas. Durante un largo período
las navajillas se obtuvieron mediante la de percusión,
cuando sobre la plataforma preparada se percutía con
algún objeto duro de modo que el golpe propiciara el
desprendimiento de una cara del núcleo prismático, esto
es, de la navajilla.
Fue a partir de la imagen plasmada por Fray
Bernardino de Sahagún en el Códice Florentino -donde
se muestra a navajeros realizando su trabajo- que
14
9. Se puede consultar el espléndido trabajo de
John E. Clark en el cual realiza la fabricación
experimental de navaji-llas de obsidiana a través
de la técnica del bastón de madera y el empleo
de pies y manos, John E. Clark, “La fabricación de
navajas prismáticas”, Margarita Gaxiola y John
E. Clark (coord.), La obsidiana en Mesoamé-
rica, México, Instituto Nacional de Antropología
e Historia, (Colección científica 176), 1989,
pp.147-155.
10. Véronique Darras, “Economía de la obsidia-na en Michoacán: moda-
lidades de abasteci-miento e implicaciones político-culturales”, Ar-
queología, México, núm 15, Coordinación Nacio-
nal de Arqueología, INAH, segunda época,
pp.41-54.
diversos investigadores se dieron a la tarea de dilucidar
la manera en que estos artesanos realizaban su trabajo
(ver imagen 1).
A través de enlazar los textos de Sahagún con los
datos de los análisis de numerosos artefactos se pudo
llegar a la definición de la técnica conocida como de
presión. En ella las navajillas no son producidas por
intermedio de un percutor sino por la acción de un bastón
de madera colocado en las orillas de los núcleos y
hábilmente maniobrado con pies y manos, las que
producen, por medio de la presión del pecho sobre el
bastón, el desprendimiento de las navajillas. Esta técnica
se encuentra ligada a la preparación de una plataforma
lisa sobre los núcleos.9 Es claro que el empleo de esta
técnica implicó una suerte de trabajo especializado.
Las implicaciones de este cambio tecnológico han
sugerido a diversos investigadores que su irrupción
coincidió con la aparición de nuevas estructuras
socioeconómicas en las cuales se sucedió un mayor
intercambio comercial entre regiones cercanas y no tan
cercanas. Véronique Darras sugiere incluso que la rápida
difusión de esta técnica se encontró ligada a la propia
movilidad de artesanos especializados.10
¿De dónde procedía la obsidiana que llegaba a El
Chanal y hacia donde llegaban los bienes producidos en
el sitio? Responder estas preguntas implica contar con
una mayor cantidad de información la cual no tenemos
sino de manera fragmentada. Un primer indicio fue
realizado por Rodrigo Esparza el cual, a través de la
técnica de activación neutrónica (NAA), analizó un
universo de herramientas procedentes de varios sitios del
15
11. Ma. Angeles Olay, El Chanal. Lugar que
habitan… op. cit. p. 526.
Occidente con objeto de rastrear sus vetas de origen. En
este universo fueron procesadas 10 muestras
recuperadas durante la 4ª temporada de exploración de
El Chanal, al respecto Esparza concluyó:
De un total de 10 muestras, cuatro corresponden
a vetas localizadas en La Joya, cuatro a El
Pedernal, una a Zináparo y una probablemente a
Ixtlán. Las vetas de La Joya y El Pedernal se
encuentran en el norte de Jalisco, Zináparo en
Michoacán e Ixtlán en Nayarit. En suma, el grueso
de la obsidiana procede de los yacimientos
ubicados hacia el norte de Jalisco, el sur de
Nayarit y las inmediaciones del volcán de
Tequila.11
Hemos referido, también, que el análisis de los
artefactos incluyó el registro de sus tonalidades. Si bien
entendemos que la observación macroscópica puede
llegar a caer en la subjetividad, este parámetro nos
permitió documentar que la obsidiana color gris cuenta
con cinco tonalidades diferentes. La gris verdosa parece
tener como procedencia las vetas de La Joya, Jal.; la gris
homogénea las de Zináparo, Mich.; la gris homogénea
humo el área de Etzatlan, Jal.; la gris clara las vetas de
El Pedernal, Jal.; la gris muy clara las de La Joya, Jalisco
y finalmente la obsidiana gris veteada se encuentra en
Zináparo y Zinapécuaro, Mich. y en Ixtlán, Jal. Por otro
lado, la obsidiana color negro ha sido reportada para el
área de Etzatlan y Tequila en Jal. Finalmente, como se
sabe, la obsidiana color verde tuvo como una de sus
procedencias más conocidas la Sierra de Pachuca, Hgo.
aún cuando este color puede localizarse también en las
16
12. Al respecto el lector puede remitirse a los si-guientes títulos: Rodrigo Esparza y Dolores Teno-
rio, “Las redes de inter-cambio de la obsidiana en la Tierra Caliente de Michoacán durante los
períodos Epiclásico y Postclásico”, Eduardo Williams (ed.), Bienes
estratégicos del antiguo Occidente de México,
Zamora, El Colegio de Michoacán, 2004, pp. 77-
112; Phil C. Weigand, Acelia García y Michael
D. Glascock, “La explota-ción de los yacimientos
de obsidiana del centro-oeste de Jalisco”, Eduar-do Williams (ed.), Bienes estratégicos del antiguo
Occidente de México, Zamora, El Colegio de Michoacán, 2004, pp.
113-135;Efraín Cárde-nas, Explotación de obsi-
diana en el sector cocí-dental del Eje Neovol-
cánico, México, ENAH, tesis de licenciatura,
1990.
vetas de La Joya, Jal. y Pénjamo, Gto.12
Como se puede observar, el estudio de la industria
lítica ofrece un campo no desdeñable a la investigación
arqueológica. A través de esta rápida enumeración de
preguntas que pueden conducirnos a esclarecer la
dinámica cultural de los pueblos del Posclásico en el
valle de Colima, ha quedado claro que un material como
la obsidiana da cuenta no sólo de aspectos tecnológicos
sino también de un cúmulo de fenómenos que remiten a
la organización del trabajo, a las dinámicas económicas e
incluso, a aspectos de orden ideológico.
Comentarios finales
La obsidiana se encontró ligada al hombre
prehispánico desde tiempo tempranos, materia prima
transformada en herramientas cuya valía derivó de su
uso cotidiano y de la versatilidad de sus funciones. Fue
por ello que se transformó con rapidez en un producto
altamente valorado y requerido.
La presencia de instrumentos elaborados en
obsidianas en Colima desde etapas tempranas da cuenta
de su increíble movilidad como objeto de intercambio. A
la vez, deja en claro que los habitantes de regiones
aparentemente lejanas o separadas entre sí por altas
serranías o profundos barrancos, encontraron siempre la
forma de interactuar no sólo en su búsqueda por aquellos
objetos apetecidos por la necesidad o el prestigio, sino
también por el ánimo de conocer formas de vida en las
cuales reconocerse.
Es claro que los datos que aquí se han vertido
17
derivan del lugar y el momento en el cual la obsidiana
constituyó un producto disponible en la región. Parece
que esto no fue la constante en Colima a lo largo del
tiempo. Como se mencionó, la exploración de lugares
que pueden ubicarse cronológicamente en períodos más
tempranos (del Formativo superior al Clásico medio -400
a.C./500 d.C.-) indican sin lugar a dudas que la obsidiana
fue más bien escasa. Los artefactos procedentes de esta
etapa refieren apenas a fragmentos de navajillas y a
pequeñas raederas o tajadores que indican, sin más, que
tales objetos fueron utilizados hasta que la mano no pudo
manipular con destreza tales herramientas. Tal parece
que esta situación privó también en los sitios Capacha
reportados por Kelly.
La pregunta que surge a simple vista es la de si, esta
precariedad fue producto de un comercio limitado por
sociedades que no alcanzaban a producir excedentes
con los cuales intercambiar la obsidiana. Si tomamos en
consideración que la tradición Capacha encuentra
numerosos puntos de encuentro con la cultura de El
Opeño, se puede deducir que la relación establecida
entre las sociedades de ambas regiones pudo haber
permitido el arribo de la obsidiana a Colima desde los
yacimientos ubicados ese sector del Eje Neovolcánico. Al
respecto no debe dejar de señalarse que los pueblos de
Colima contaron con recursos igualmente estimables
típicos de las tierras bajas y los litorales costeros
(minerales como la sal o cultivos como el algodón).Si
bien el intercambio debió haber existido es muy probable
que el mismo no haya sido consolidado por una serie de
factores como pudo ser una demografía baja y a
18
13. Phil C. Weigand, Acelia García y Michael
D. Glascock, “La explota-ción de los yacimientos
de… op. cit.p. 123.
consecuencia de ello, una organización social limitada a
resolver aspectos meramente locales.
A partir de las recientes exploraciones realizadas en
Colima se ha percibido que hacia el Formativo tardío y el
Clásico temprano -100 a.C./100 d.C.- se sucedió una
suerte de esplendor demográfico que trajo consigo un
enriquecimiento de las pautas culturales de la región (y
cuya expresión material se conoce como el estilo Ortices-
Tuxcacuesco). Es justo en este momento cuando la
presencia de artefactos de obsidiana se torna regular (sin
ser abundante), ello puede ser interpretado como un
indicio de que el intercambio comercial se sucedió de
manera regular.
Esta percepción lograda a través de los datos
recuperados se sostiene de manera clara a través del
dato de que una muestra recuperada en el sitio Comala
fue analizado mediante la técnica AAN, de tal suerte que
se pudo saber que tales obsidianas tuvieron como vetas
de origen las de San Juan de los Arcos y Las Navajas,
ubicadas en las inmediaciones de Teuchitlán; su
fechamiento indicó, por otro lado, que las mismas
viajaron a Colima entre el 200 y el 600 d.C.13 Este dato
indica, sin lugar a dudas, que las comunidades adscritas
a las tradición de tumbas de tiro se encontraron
enlazadas no sólo mediante una clara égida ideológica
(expresada en un peculiar culto al ancestro) sino también
a partir de claros intercambios comerciales.
No deja de ser interesante el comprobar que la
señalada atomización de los pueblos prehispánicos del
Occidente de México, comúnmente invocada para
explicar la diversidad de sus trayectorias culturales, es
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cada vez menos aceptada. Es claro que a lo largo del
tiempo existieron ligas culturales que sufrieron lógicas
transformaciones causadas por las dinámicas de cada
región.
La ausencia y presencia de la obsidiana en Colima
parece haber estado condicionada por el grado de
desarrollo alcanzado por sus organizaciones sociales. En
la medida en que las mismas fueron capaces de
establecer pautas económicas orientadas a la generación
de excedentes, fue como se pudo generar el intercambio
comercial que permitió contar con los codiciados vidrios
volcánicos.
En el caso de El Chanal, es claro que la ciudad formó
parte de una serie de redes comerciales en las cuales
desempeñó un importante papel al encontrarse en el
medio de dos escenarios ecológicos distintos (las tierras
altas y las tierras bajas). El que la obsidiana estuviera al
alcance de amplios grupos de población hace pensar que
la distribución del material se realizó no sólo a través de
los artefactos producidos por artesanos especializados
(los cuales fabricarían abundantes navajillas a través de
plataformas alisadas) sino que, incluso, su talla pudo
realizarse de manera doméstica a partir del acceso a
ciertos nódulos, accesibles de algún modo en el mercado
local. Si bien esta es una hipótesis a comprobar, no deja
de ser una variable que explique, en parte, la fuerte
presencia de navajillas elaboradas a partir de núcleos
con plataformas planas, lisas y convexas. En el futuro, el
hallazgo de talleres y el puntual estudio de sus datos, nos
permitirá vislumbrar hasta que punto esta hipótesis es
viable.
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Imagen 1. Navajeros, Códice Florentino.
Imagen 2. Núcleos prismáticos encontrados en el cimiento 6 de la Parcela 18
(Chan M). El del centro muestra con claridad su plataforma alisada.
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Imagen 5. Ofrenda de navajillas asociadas a la Estructura E28-3, El Chanal.
Imagen 6. Navajillas mediales y distales.