MÉRITO
CIUDAD
ENTENDERHUMANATIEMPO
PROFANO
QUERIDO
ESTILO
ANIMAL
EXCITANTE
CONJUNTO
BANQUETEJUVENTUD
COMISIÓN
TRANQUILACONQUISTA
OSTINADO
OBSTÁCULO
ITSMO
CIRCUNSPECTO
PERSPICAZ
¿A la hora de
acostarse su papá le
leyó un
trabalenguas?
OBTUSO
ETCÉTERA
Cuando llegué, estaba
histérico. Se apoyaba
en la pared, hacía esto
muy a menudo.
Había una vez un niño
pequeño de mejillas
coloradas y nariz color
zanahoria. Se llamaba
Borja. Cumplía siete años el
doce de mayo.
La mamá de Borja tenía los ojos
negros. Le gustaba
mucho leer cuentos.
Su papá cantaba
estupendamente y pintaba
trenes con humo. Los pintaba
tan bien que
parecían de verdad.
Claudia estaba apenada
porque ya no podía ir a
su club social a dar sus
clases de claqué donde
era muy buena cliente.
Cuando el padre de
Patricia cumplió
treinta años se fueron
a celebrarlo a la sierra
en tren.
Un hombre llamado Dédalo y
un hijo suyo, Ícaro, llevaban
mucho tiempo en una isla
sin poder salir. Pasaban los
días mirando al mar que los
separaba de su patria.
En ese humilde colegio de
acogida hicieron una excursión.
No podían hacer una excepción
con otros cursos y un alumno
se desmayó al ver algo y, como
era innegable, hicieron hincapié
para huir.
Gustavillo era un caracolillo que vivía feliz en el fondo del mar; se mecía al ritmo de las corrientes marinas, reposaba en la arena, buscando algún rayo de sol y de vez en cuando daba sus paseos
El cangrejo se quedó callado, salió de la casa y se perdió durante varios días. Cuando volvió habló con Gustavillo y entre los dos juntitos hicieron una lista de las cosas que, para estar juntos, debían hacer para que todo funcionara bien. A partir de ese momento se acoplaron a convivir juntos y fueron muy, muy felices, el cangrejo, daba a Gustavillo largos paseos y el caracolillo arropaba al cangrejo cuando había marea.
RAMÓN CUENDA LEALLOGOPEDA
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