Bienaventurada la que ha creído… (Lc 1,45)
TEMA DE REFLEXIÓN PARA LOS TURNOS CONSEJO NACIONAL– MAYO 2021
MEDITACIÓN
Tema de reflexión ANFE. Mayo 2021
Mujeres de la Resurrección La dulce fragancia del nardo dejó sin sitio al perfume, excesivamente fuerte, del incienso. Sobre el Gólgota, el lugar llamado Calavera, altura de rocas, en un tiempo fuera de las murallas de Jerusalén, es exagerado. Velas grandes y pequeñas, innumerables lámparas de aceite que cuelgan del techo, láminas de oro, cantos incomprensibles. A lo largo de los siglos, la humanidad ha sobrecargado de cosas el lugar más dramático de la historia. Casi parece que se quisiera llenar de objetos aquel encuentro con el dolor, para atenuar su gravedad. El contacto directo parece impedido con la materia que vio la sangre del Creador. Sólo quedó un minúsculo sitio, dentro del cual se puede pasar la mano y tocar la roca en la cual fue hincada la cruz de Cristo.
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El Evangelio de san Juan, testigo directo de aquel terrible viernes de hace más de dos mil años, está reducido a lo esencial, poquísimas palabras, casi dos pinceladas, para narrar el paso de las horas sobre el Gólgota. Recuerda a algunas mujeres: la Madre, la hermana, María de Cleofás y María de Magdala, que subieron por el sendero del suplicio de Cristo, para acompañarlo en los últimos instantes hacia la muerte. El texto deja abierta la interpretación del número de mujeres: podrían ser cuatro, o tres, o bien solamente dos: la Madre y Magdalena. Jesús, después de haber sido condenado, fue cargado con el madero horizontal y se encaminó hacia la Calavera. Allí lo clavaron en la cruz en medio de dos malhechores. Sobre su cabeza colocaron la inscripción con el motivo de la condena: “Jesús Nazareno Rey de los judíos”. Los soldados se repartieron sus vestidos; la túnica estaba toda tejida en una pieza y por eso la echaron a suertes. Testigos: el discípulo y las mujeres. María Magdalena, fiel hasta el final, sigue todavía al Maestro, esta vez no por los senderos de Galilea, no está con Él a la mesa, no lleva el aceite perfumado. Ha asistido a la condena y ha sido traspasada también ella por los gritos del pueblo: “¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!”, ha oido los insultos, ha visto los esputos. No ha podido hacer nada para defenderlo. Pero no lo ha dejado solo. No ha huido, no se ha ocultado. Se quedó con María, la madre, y junto con las otras mujeres que ya estaban con el Maestro en Galilea. Ellas viven desde el primer momento aquella unión por la que Jesús había orado la noche anterior: “Yo ya no estoy en el mundo, en cambio ellos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, guárdalos en tu nombre, los que me has dado, para que sean una sola cosa, como nosotros. Como tú, Padre, estás en mi y yo en ti, que estén también ellos en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectos en la unidad y el mundo conozca que Tú me has enviado y que los has amado como me has amado a mí” (Jn 17, 11.21.23). Las mujeres son las primeras que ponen en práctica la palabra oída. Permanecen unidas, incluso en el drama. María Magdalena ve a Jesús que se encamina hacia la subida, cubierto de heridas. Camina también ella, lo sigue, con una fidelidad que supera toda lógica humana. Tal vez se inclina para limpiar la sangre caída al suelo. Llega con Él al Gólgota, después de haber recorrido todo el sendero del dolor. Y allí se detiene, está. En ese “estar” en el sufrimiento consiste el gran misterio de la respuesta de amor de María Magdalena a Cristo.
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Benedicto XVI, en su libro Jesús de Nazaret, se detiene al pie de la Cruz: “La tradición ha encontrado otra imagen de aflicción sanadora: María, que está bajo la cruz junto con su hermana, la mujer de Cleofás, María de Magdala y Juan. En un mundo lleno de crueldad y cinismo o de connivencia dictada por el miedo, nos encontramos de nuevo frente a la pequeña cuadrilla de personas que permanecen fieles; no pueden evitar la desventura, pero con su con-padecer se sitúan en la parte del condenado, y con su con-amar se encuentran en la parte de Dios, que es Amor. Esta compasión hace pensar en la estupenda palabra de san Bernardo de Claraval en su comentario al Cantar de los Cantares: Dios no puede padecer, pero puede compadecer. Bajo la cruz de Jesús se comprende mejor la palabra: ‘Bienaventurados los que padecen porque serán consolados’. El que no endurece el corazón frente al dolor, a la necesidad del otro, el que no abre el alma al mal, sino que sufre bajo su poder dando así razón a la verdad, a Dios, es el que abre de par en par la ventana del mundo para que entre la luz.” Gemidos de sufrimiento, gritos, insultos de la gente, un ruido exterior insoportable. El oído está tenso para percibir cualquier sonido que sale de la boca sangrante del Maestro, del Hijo, mientras los soldados echan a suertes su túnica. Discuten, blasfeman, como si estuvieran viviendo en otra dimensión. En el estruendo, en medio de los gritos, se dilata el estar de la Madre, con Juan y la Magdalena, hasta convertirse en un silencio del espíritu… Y es así, en ese silencio cuando la noche se vuelve claridad: sólo puede vivir en plenitud la Resurrección quien ha sabido quedarse en la paz del Espíritu. Los discípulos de Emaús discutían por el camino, por eso fueron incapaces de reconocer al Señor resucitado. Hemos vivido el miedo de esta epidemia que nos ha asolado, hemos accedido a ese Calvario de enfermos, sanitarios, familias… No hemos sido indiferentes a este gran Viernes Santo. Pero nuestra mirada tiene un horizonte infinito: la Pascua. Pronto volveremos a nuestros turnos en la noche, experimentaremos la alegría del encuentro: pero no nos quedemos con el miedo, con el dolor o la tristeza. Luchemos por la vida, por la resurrección… En este mes de mayo, nuestra Madre buena nos señala el camino: “María, su madre, se puede llamar con el nombre de estrella del mar. Jesús es la luz que ilumina a todo hombre que viene a este mundo, abre nuestros ojos con el don de la fe, hace a las almas luminosas con su gracia omnipotente; y María es la estrella que refleja la luz de Jesús, bella como la luna, resplandeciente como el sol, la estrella que brilla en las tempestades que agitan el mar. Ante su
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sonrisa los espíritus malignos tiemblan, las pasiones se calman y el alma obtiene la paz. Salve, oh Estrella del mar, nosotros exultamos al reconocerte. Intercede siempre por nosotros ante el trono de la gracia; defiende nuestra causa, ora junto con nosotros, presenta nuestra oración a tu Hijo; ahora y en la hora de nuestra muerte, oh María, sé tú nuestra ayuda.” Beato Cardenal Newman
PARA LA ORACIÓN LITÚRGICA ANFE – Mayo 2021 (2)
Tiempo litúrgico.: TIEMPO PASCUAL TIEMPO ORDINARIO (a partir del 24)
● Liturgia de las Horas: ¿Qué semana nos toca?
Del 1 al 7 T. de Pascua 5ª semana
Domingo I Manual pág. 263 ss. Salmodia pág. 48 (pág *231 ss. Salmodia 30 ss)
Del 8 al 14 T. de Pascua 6ª semana Domingo II
Manual pág. 263 ss. Salmodia pág. 88 (pág *231 ss. Salmodia 70 ss)
Del 15 al 21 T. de Pascua
7ª semana Domingo III Manual pág. 263 ss. Salmodia pág. 132 (pág *231 ss. Salmodia 112 ss)
Català: pàg. 235 ss. Salmodia pàg. 122
Días 22 y 23 PENTECOSTÉS (Manual pág *291 ss)
Del 24 al 28 T. Ordinario 8ª semana Domingo IV Manual pág. 171 ss. (*151 ss.)
Del 29 al 31 T. Ordinario 9ª semana Domingo I Manual pág. 47 ss. (*29 ss.)
Los días 22 y 23, Vigilia y Solemnidad de Pentecostés. Solo se envía a la página del Manual nuevo. Quienes no lo tengan pueden seguir, como hasta ahora, haciendo la Vigilia de la 7ª semana de Pascua o buscando la propia del día en la Liturgia de las Horas.
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OFICIO DE LECTURA
1ª Lectura: De la Carta del apóstol san Pablo a Tito 3, 3-15 Querido hermano: También nosotros fuimos en un tiempo insensatos, rebeldes a Dios, descarriados, esclavos de toda suerte de pasiones y placeres; vivíamos sumergidos en maldad y envidia, aborrecibles a Dios y odiándonos unos a otros. Pero Dios, nuestro Salvador, hizo aparecer su misericordia y su amor por los hombres. Y nos trajo la salud, no en consideración a las buenas obras que hubiésemos practicado nosotros, sino por pura misericordia suya, mediante el baño bautismal de regeneración y renovación que obra el Espíritu Santo. Él derramó con toda profusión sobre nosotros este Espíritu por Cristo Jesús, nuestro Salvador. Así, justificados por la gracia de Cristo, hemos obtenido la esperanza de poseer en herencia la vida eterna. Sentencia verdadera es ésta, y yo quiero que la vayas enseñando con todo tesón. Así pondrán todo su celo en aventajarse en buenas obras los que han puesto su fe en Dios. Éstas son verdades sublimes y de gran utilidad para los hombres. No tomes parte en cuestiones tontas, en genealogías, en discusiones, en disputas sobre puntos de la ley, porque son inútiles y vanas. Tras una primera y segunda amonestación, evita la compañía del hombre que va sembrando escisiones; sabe que ese tal va fuera de camino y peca, condenándose a sí mismo. Enviaré a tu lado a Artemas o Tíquico; y tú date prisa en venir a juntarte conmigo en Nicópolis. He resuelto pasar allí el invierno. A Zenas, el jurisconsulto, y a Apolo, provéeles solícitamente de lo necesario para el viaje, y que nada les falte. Que los nuestros vayan aprendiendo a ser los primeros en la práctica del bien; que atiendan a las necesidades más apremiantes y que no sean gente inútil. Te saludan todos mis colaboradores. Saludos a todos los que nos aman en la fe. La gracia sea con todos vosotros.
RESPONSORIO
R/. Como un padre siente ternura por sus hijos siente el Señor ternura por sus fieles, porque Él sabe de qué estamos hechos. V/. Dios nos trajo la salud, no en consideración a las buenas obras que hubiésemos practicado, sino por pura misericordia. R/. Porque Él sabe de qué estamos hechos.
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2ª Lectura: De las Confesiones de san Agustín, obispo Habiéndome convencido de que debía volver a mí mismo, penetré en mi interior, siendo tú mi guía, y ello me fue posible porque tú, Señor, me socorriste. Entré y ví con los ojos de mi alma, de un modo u otro, por encima de la capacidad de estos mismos ojos, por encima de mi mente, una luz inconmutable; no esta luz ordinaria y visible a cualquier hombre, por intensa y clara que fuese y que lo llenara todo con su magnitud. Se trataba de una luz completamente distinta. Ni estaba por encima de mi mente, como el aceite sobre el agua o como el cielo sobre la tierra, sino que estaba en lo más alto, ya que ella fue quien me hizo, y yo estaba en lo más bajo, porque fui hecho por ella. La conoce el que conoce la verdad. ¡Oh eterna verdad, verdadera caridad y cara eternidad! Tú eres mi Dios, por ti suspiro día y noche. Y, cuando te conocí por vez primera, fuiste tú quien me elevó hacia ti, para hacerme ver que había algo que ver y que yo no era aún capaz de verlo. Y fortaleciste la debilidad de mi mirada irradiando con fuerza sobre mí, y me estremecí de amor y de temor; y me di cuenta de la gran distancia que me separaba de ti, por la gran desemejanza que hay entre tú y yo, como si oyera tu voz que me decía desde arriba: «Soy alimento de adultos: crece, y podrás comerme. Y no me transformarás en substancia tuya, como sucede con la comida corporal, sino que tú te transformarás en mí.» Y yo buscaba el camino para adquirir un vigor que me hiciera capaz de gozar de ti, y no lo encontraba, hasta que me abracé al mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, hombre también él, el cual está por encima de todas las cosas, Dios bendito por los siglos, que me llamaba y me decía: Yo soy el camino de la verdad y la vida, y el que mezcla aquel alimento, que yo no podía asimilar, con la carne, ya que la Palabra se hizo carne, para que, en atención a nuestro estado de infancia, se convirtiera en leche tu sabiduría, por la que creaste todas las cosas. ¡Tarde te amé, Hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé! Y tú estabas dentro de mí y yo afuera, y así por fuera te buscaba; y, deforme como era, me lanzaba sobre estas cosas hermosas que tú creaste. Tú estabas conmigo, mas yo no estaba contigo. Reteníanme lejos de ti aquellas cosas que, si no estuviesen en ti, no existirían. Me llamaste y clamaste, y quebrantaste mi sordera; brillaste y resplandeciste, y curaste mi ceguera; exhalaste tu perfume y lo aspiré, y ahora te anhelo; gusté de ti, y ahora siento hambre y sed de ti; me tocaste, y deseé con ansia la paz que procede de ti.
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RESPONSORIO
R/. Como un padre siente ternura por sus hijos siente el Señor ternura por sus fieles, porque Él sabe de qué estamos hechos. V/. Dios nos trajo la salud, no en consideración a las buenas obras que hubiésemos practicado, sino por pura misericordia. R/. Porque Él sabe de qué estamos hechos
Missa Funeral en sufragi per l’ànima de MERCÈ MORER VIDAL
Durant 22 anys fou la Presidenta de la Secció de Barcelona de l’Adoració Nocturna Femenina. Mercè Morer va lliurar la seva ànima a Déu el 15 de maig de 2020.
Els seus familiars i l’A.N.F.E. us comuniquen que la Missa funeral tindrà lloc el proper 15 de maig, dissabte, a l’església del Santissim Sagrament de l’Adoració Nocturna, c/Aragó 268, a les 18:00h
Barcelona, a 22 d’abril de 2021
Misa Funeral en sufragio por el alma de MERCÈ MORER VIDAL
Durante 22 años fue la Presidenta de la Sección de Barcelona de la Adoración Nocturna Femenina. Mercè Morer entregó su alma a Dios el 15 de mayo de 2020.
Sus familiares y A.N.F.E. os comunican que la Misa funeral tendrá lugar el próximo 15 de mayo, sábado, en la iglesia del Santísimo Sacramento de la Adoración Nocturna, c/Aragón 268, a las 18:00h
Barcelona, a 22 de abril de 2021
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40 Horas en nuestra Iglesia Dissabte, 15 de maig -‐ de les 10:00h a las 20:00 h A las 18:00 h -‐ Celebración de la santa Misa Funeral por el alma de
Mercè Morer Vidal
CALENDARI DE TORNS BARCELONA TURNO DÍA Santa Juana de Arco Vigilia 1er viernes 6
Sagrados Corazones 1r viernes 7
Santa Margarita María Alacoque 2º viernes 14
Santísimo Nombre de Jesús 2º sábado 15
Santa Teresa de l’Infant Jesús 3rt divendres 21
Ntra. Señora del Espíritu Santo 3r sábado 22
Nuestra Señora de Fátima 4º sábado 29
Torn vespertí Santa Edith Stein 2ª dimarts 11
Dilluns 17 de maig,Sant Pasqual B. Dilluns, 17 de maig
17:00 h -‐ Apertura de l’església i res del Sant Rosari 18:00 h -‐ Santa Missa seguida de la Vetlla de pregària
continuant amb silenci per l’oració personal
Hi estem totes convidades
Mes de maig, Mes de Maria Durante el mes de mayo, de lunes a viernes, se rezará por el fin de la
pandemia. Iniciativa querida por el Papa Francisco; iniciativa que se realiza a la luz de la expresión bíblica:
De toda la Iglesia suba incesantemente la oración a Dios (Hch 12,5)
A las 18:00 h – Conexión con el Santuario que dirija el rezo del rosario a través del canal oficial de la Santa Sede
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