¡No tengas miedo!
¡No tengas miedo!
Aquel que hizo que me prendiera de ti cual náufrago a la boya, nos sostendrá, mami.
No temas: yo te guío.
Aquel que te ama entrañablemente a ti me envía, y sentirás un poco de
Su Amor perfecto.
Porque yo también te quiero así.
Y al dormirme en la noche, tus ojos serán lo último que mi corazón guarde: en ellos leeré del Amor
Eterno que compartiremos hasta el final
Te quiero mami. Siento ya tus latidos, tu respiración: te conozco bien.
Mi alma entiende y mira a la tuya y la abraza.
Y cuento los días en que ya podamos tocarnos y abrazarnos, en que leerás en mis ojos desvalidos y necesitados a Aquel que tu amor mendiga
¡No temas!
Nunca te sentirás más fuerte, más poderosa, como cuando me sostengas en tus brazos.
¡No tengas miedo!
¡No tengas miedo!