Al rescate del oso panda
El reportero de fatla
El oso panda gigante es un animal grande,
parecido a un oso, con pelaje blanco largo,
denso y de aspecto lanoso; las patas, los
hombros, las orejas y la zona de los ojos
son negras. La cola es ancha y corta. El oso
panda gigante habita en los bosques de
bambú del centro de China, a altitudes que
oscilan entre los 1.500 y los 3.000 m. Exte-
riormente, el panda se asemeja a un oso de
coloración contrastante. El panda de Si-
chuan presenta el reconocido pelaje negro
y blanco, mientras la subespecie de Qin-
gling tiene un pelaje de dos tonos contras-
tantes de marrón. Las orejas, nariz, los
pelos alrededor de los ojos, los hombros y
los miembros son oscuros. La cara, vientre
y el lomo son blancos. Las orejas son ova-
les y erectas. La pata del panda, con cinco
dedos, presenta un "sexto dedo" a manera
de un pulgar. Se trata de la modificación de
un hueso sesamoide de la muñeca. Ste-
phen Jay Gould, escribió un ensayo sobre
este caso, que publicó en la recopilación
The Panda's Thumb (1980).6 Sus patas de-
lanteras son fuertes y aptas para escalar y
más largas y musculosas que las traseras.
Sus ojos son pequeños, y mientras las pu-
pilas de los demás osos son redondas, las
del panda son como las de los
gatos, lo que les da el nombre
en chino de oso-gato.
Características del oso panda
Los pandas son animales normalmente solitarios. Su
mayor actividad se desarrolla durante la salida y la
puesta del sol pasando la mayor parte del tiempo res-
tante durmiendo en bosques de bambú. Marcan su te-
rritorio con una combinación de olores que producen
con su glándula anal, orina y marcas con las garras.
De este modo, evitan conflicto al no usar áreas com-
partidas del territorio. Al ser un animal subtropical, el
panda ha perdido el hábito de la hibernación.
Es bien conocido el llamado falso pulgar del
panda, que consiste en realidad en un hueso sesa-
moideo radial muy desarrollado y que forma una
especie de sexto dedo oponible a los otros cinco;
gracias a esta modificación, el panda gigante
puede manipular y agarrar con cierta destreza ob-
jetos tan pequeños como los tallos de bambú, que
constituyen la parte principal de su dieta. Además
de bambú, también come bulbos, raíces, huevos y
algunos mamíferos pequeños.
Es un animal de costumbres solitarias, excepto en
la época de celo, cuando ambos sexos se reúnen;
entonces, se puede oír a los machos gruñir compi-
tiendo entre sí para copular con una hembra recep-
tiva. El apareamiento tiene lugar en primavera y las
crías nacen a finales del invierno. La hembra pare
entre uno o dos oseznos, que llegan a la madurez
sexual entre los cuatro y diez años.
El oso panda gigante está considerado como una
especie amenazada y el gobierno chino está reali-
zando diversos proyectos para su protección.
Aunque los pandas gigantes llevan vidas solitarias, algunas
hembras que viven por separado en el territorio de un macho
dominante se aparean con él. Estos osos no rugen como lo
hacen los de otras especies, ya que su voz es similar a un ba-
lido. Las crías, para solicitar el cuidado de su madre, emiten
unos sonidos muy tenues.
Reproduccion del oso pandaLa época de reproducción se des-
arrolla durante la primavera (de me-
diados marzo a mediados de mayo).
Durante esta época de dos a cinco
machos pueden competir por una
hembra fértil. Cuando un macho se
destaca sobre el resto obtiene el de-
recho a copular con la hembra. El
tiempo de cópula es corto y va de los
30 segundos a los 5 minutos, pero el
macho puede montar a la hembra va-
rias veces para asegurar el éxito de la
fecundación. Suelen ser ruidosas,
acompañadas por gemidos y alaridos.
La gestación del embrión (que puede
pesar entre 90 y 130 g, lo que repre-
senta 1/900 parte del peso de la
madre) dura, en promedio, 135 días.
Normalmente nacen una o dos crías, si
se diera el segundo caso, la madre
optará por continuar la crianza de
sólo una de ellas (la que note con ma-
yores probabilidades de sobrevivir).
La cría rechazada es abandonada y
muere. Este comportamiento, obser-
vado en varias especies, se da cuando
le es imposible a la madre cuidar de
varias crías, por lo que elige a la más
apta (aún no se conoce cómo realiza
la madre esta selección, pero está
siendo estudiado por los científicos).
Al nacer la cría es ciega y su piel tiene
una coloración rosada (producto de
una reacción química entre la piel del
recién nacido y la saliva de su madre),
un mes después del nacimiento el
panda adquirirá su tradicional pig-
mentación.
La madre amamantará a su cría entre 6
y 14 veces por día por un lapso de
30 minutos cada vez. Solamente por
tres o cuatro horas abandonará a su
cría para procurarse alimento, du-
rante este tiempo la cría queda inde-
fensa. Aunque la cría de panda sea
capaz de ingerir pequeñas cantidades
de bambú desde los seis meses el des-
tete se produce al año de vida.
Por otra parte la cría comienza a
andar (torpemente) a partir de los 75
días, desde entonces la madre lo esti-
mulará jugando y luchando con ella.
Operación salvando al oso panda
Hoy en día, el enemigo más importante
del oso panda es la pérdida de su hábitat,
y ésta se produce de un modo imparable
sobre todo por la tala del bosque. Por
ejemplo, en el área de Quin Ling las com-
pañías madereras ya han ocupado el
70% del hábitat del panda, y siguen des-
truyéndolo: dinamitan las montañas para
hacer nuevas carreteras y poder talar así
más cerca de la cima. La consigna es
“más madera”, porque en China más de
mil millones de personas la necesitan,
entre otras cosas, para sus casas y para
calentarse..., y dentro de cien años po-
drían ser 2.000 millones. Así pues, las
perspectivas de futuro no son muy hala-
güeñas para el panda: el alimento y los
refugios escasean, las poblaciones están
cada vez más aisladas y su hábitat dismi-
nuye: el territorio habitable se ha redu-
cido a la mitad en sólo dos décadas.
Los cazadores de panda se reconvirtie-
ron (y multiplicaron) porque el animal
tenía más valor vivo que muerto. Pero el
hecho de que no los mataran a tiros no
salvaba necesariamente la vida del
panda, ya que los cuidadores no cono-
cían sus necesidades, de manera que la
mitad moría sin haber cumplido 5 años, es
decir, antes siquiera de alcanzar la madu-
rez sexual. El pretexto para proseguir esta
campaña sin saber las repercusiones que
podía tener en la población natural era que
primero había que criar para luego poder
repoblar. Pero desde el principio esto no
funcionó: nunca se ha repoblado zona al-
guna y, sin embargo, se siguen mante-
niendo en cautividad y se capturan más.
Hoy en día, de cada 10 panda vivos, uno
está encerrado. El primer problema es que
la hembra es fértil muy pocos días al año
y, sin su clima habitual, puede ver alterado
su ciclo. Esto incluso dificulta la insemina-
ción artificial. Además, los machos en cau-
tividad se muestran indiferentes ante las
hembras; parece que esto se debe a un
exceso de peso y a la falta de competen-
cia. Sea como fuere, el caso es que sin li-
bertad apenas hay reproducción. Y los
pocos que nacen en cautividad (en más de
60 años se ha conseguido poco más de
una docena de nacimientos) tienen una
supervivencia bajísima: en los últimos 30
años casi un 60% ha muerto antes de
cumplir el primer año. La clave del éxito
está en descubrir por qué los cachorros se
mueren en cautividad, mientras que en li-
bertad salen adelante sin mayores proble-
mas. Así, una de las claves para la
pervivencia de la especie es conocer los
requerimientos de las poblaciones salva-
jes. Sin embargo, otros expertos conclu-
yen que para salvar al panda lo que hay
que hacer son menos exhibiciones, menos
cautividad y más medidas de protección
para los que quedan en libertad. Pero la
realidad es que su hábitat se sigue destru-
yendo y el tiempo se acaba. Paradójica-
mente, el símbolo de la conservación de la
naturaleza puede estar dando sus últimos
pasos en los misteriosos bosques de alta
montaña de la remota China Centr