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Pasión, muerte y resurrección de Jesús en la Catequesis Familiar La catequesis sobre el Misterio Pascual, es decir la pasión, muerte y resurrección de Jesús, se desarrolla principalmente en los tres primeros encuentros del segundo año, esto es:
La Última Cena: celebración de la Nueva Alianza
La Pasión y Muerte de Jesús
La Resurrección de Jesús
«Descubrir en la Última Cena el signo que anticipa, prepara y da
sentido al acontecimiento de la muerte y resurrección
de Jesús».
«Descubrir el amor de Jesús llevado hasta el
extremo, en fidelidad a la misión recibida del Padre».
«Comprender que, en Jesús Resucitado, Dios ha vencido toda muerte
y nos abre a la esperanza de una vida
plena». Recordemos que a lo largo de toda la catequesis los encuentros se agrupan en unidades. En este caso, la unidad que aborda el Misterio Pascual es la séptima (primera del segundo año) y se llama “Jesús nos amó hasta el extremo”. Para no perder de vista esta importante estructuración de los encuentros, al repasar las enseñanzas más importantes y algunas notas metodológicas lo haremos considerando la unidad en su conjunto. 1. El Misterio Pascual inicia el segundo año de Catequesis Como es sabido, la Catequesis Familiar contempla cuatro etapas a los largo de los dos años. Durante el primero se realizan dos de ellas: “Jesús sale a nuestro encuentro. Precatecumenado: Familias en búsqueda” y “Jesús nos invita a vivir en su amistad. Catecumenado: Familias en camino”. El segundo año de catequesis da inicio a la tercera etapa en la cual se anuncia que Jesús nos llama a entrar en comunión con Él, haciendo realidad en nuestras vidas el amor entregado. Este es el sentido del título de esta etapa: “Jesús nos invita a ser uno con Él. El misterio Pascual en nuestra vida: Familias enviadas por Cristo”. En sintonía con este propósito general de la etapa, la séptima unidad, que inicia la etapa –y el segundo año–, nos muestra el núcleo del misterio cristiano: cómo Jesús entrega su vida por amor y es por ello resucitado por el Padre, abriéndonos a todos la esperanza de una vida plena. Efectivamente, los primeros encuentros del segundo año son una invitación a contemplar que no hay mayor amor que dar la vida por los amigos y que Jesús nos invita unirnos a Él haciendo realidad en nosotros el misterio de su Pascua.
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2. ¿Qué nos enseña la Iglesia en estos encuentros? La enseñanza fundamental de estos encuentros puede resumirse así:
• Dios, en la persona de Jesús, renueva su pacto –Alianza– de amor con nosotros y nos invita a vivir amando como Él lo hizo.
• Jesús entrega su vida por amor, en fidelidad al proyecto de amor del Padre: el Reino de Dios.
• Jesús está vivo. El Padre no abandonó a su Hijo, sino que lo resucitó de entre los muertos por haber sido fiel al proyecto de amor que Él tiene para nosotros. Cualquiera que pase por el mundo haciendo el bien como lo hizo Jesús, será resucitado por Dios y vivirá para siempre.
De estas enseñanzas se desprenden otras muy importantes para la vida cristiana y que el catequista debe presentar también en estos encuentros:
• En la Última Cena Jesús anticipa en el signo del pan y el vino, la entrega de su vida.
• La Eucaristía no es una invención de la Iglesia, sino un regalo que Jesús nos ha hecho. Él la instituyó la noche de la Última Cena.
• La salvación y alianza de amor entre Dios y nosotros serán llevadas hacia su plenitud, por medio de su muerte (su cuerpo y sangre entregados) y de su resurrección.
• En la cruz descubrimos el gran amor que Jesús ha tenido por nosotros y por eso podemos decir que Jesús me amó y se entregó por mí (cf. Gal 2,20).
• Jesús murió por todos1 y por eso la vocación del ser humano es vivir en plenitud para siempre con Dios.
• Dar la vida por los demás es la expresión máxima de amor.
• En cada Eucaristía Jesús vuelve a entregar su vida renovando el pacto -‐Alianza-‐ de amistad entre Dios y nosotros.
• La muerte y resurrección de Jesús es la pascua de una nueva alianza: el paso de la esclavitud a la libertad, de la muerte a la vida, del pecado al amor.
• La resurrección de Jesús es la fuente de nuestra esperanza: “Cristo resucitó; con su muerte destruyó la muerte y nos dio la vida, para que, hijos en el Hijo, clamemos en el Espíritu: ¡Abba!, ¡Padre!”.2
• La Eucaristía es celebración de la Resurrección del Señor.
• Jesús resucitó un día domingo, por ello para nosotros es El Día del Señor y lo celebramos en la Eucaristía.
• Porque Jesús resucitó en la Eucaristía rezamos el Credo diciendo: “Resucitó de entre los muertos” y “ Creo en la resurrección de la carne y en la vida eterna”.
En resumen, la Catequesis Familiar inicia el segundo año reflexionando sobre el Misterio Pascual de Cristo, invitando a las familias a profundizar en el núcleo del misterio cristiano: la entrega de Cristo, su muerte y resurrección, para aprender de Él a cultivar una vida entregada por amor.
(Marcelo Alarcón Álvarez) 1 San Pablo lo afirma con estas palabras en la Carta a los Romanos 8,32: “Antes bien [Dios] lo entregó a la muerte por todos nosotros…”. Cfr. Concilio Vaticano II, Gaudium et spes, 22. 2 Gaudium et spes, 22
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