5/17/2018 ¿Qué he hecho hoy por alguien_ - slidepdf.com
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Siempre habrá personas con necesidades, y cada uno de
nosotros puede hacer algo para ayudar a alguien.
Mis amados hermanos y hermanas, los saludo esta mañana con amor en mi corazón por el evangeli
Jesucristo y por cada uno de ustedes. Estoy agradecido por el privilegio de estar ante ustedes y ruego p
co municarles eficazmente lo que he tenido la impresión de decir.
Hace algunos año s, leí un artículo escr ito po r el doctor Jack McConnell. Él se c rió en las colinas del suro est
estado de V irginia, en los Estados Unidos. Era uno de los siete hijos de un ministro metodista y una madre q
quedaba en casa para atenderlos. Viv ían en circunstancias muy humildes. Él relató que durante su niñez, t
los días, cuando la familia se sentaba a cenar, su padre les preguntaba uno por uno: “¿Y qué hiciste hoy
alguien?” 1 . Los niños habían decidido que todos los días harían algo bueno a fin de informar a su padre
habían ayudado a alguien. El doc tor McConnell se refiere a ello co mo e l legado más v alioso de su padre, ya
esa expec tativa y esas palabras los inspiraron a él y a sus hermanos a ayudar a los demás a lo largo de su v id
crec er y madurar, la motivación para prestar servicio se transformó en un deseo interno de ay udar a los dem
Además de la distinguida carrera médic a del doctor McConnell, en la que dirigió el desarro llo de la pr
tuberculínica de punción múltiple, participó en las primeras etapas del desarrollo de la vacuna contra la p
supervisó el desarrollo del Tylenol y fue clave en el desarrollo del procedimiento de imágenes de resona
magnética; creó una organización llamada Voluntarios en Medicina para que médicos jubilados tenga
oportunidad de ofrecer sus servicios en clínicas gratuitas que atienden a personas sin seguro médico. El do
McConnell comentó que, desde que se jubiló, su tiempo libre se ha transformado en semanas de sesenta hor
trabajo sin paga, pero que su vitalidad ha aumentado y que goza de una satisfacción en la vida que ante
tenía. Él mismo comentó: “En una de esas paradojas de la vida, yo me he beneficiado más de Voluntario
Medicina que mis pacientes 2 ”. Ac tualmente hay más de setenta de estas clínicas en los Estados Unidos.
Naturalmente, no todos podemos ser un doctor McConnell, fundando clínicas para ayudar a los pobres
embargo, siempre habrá personas con necesidades, y cada uno de nosotros puede hacer algo para ayud
alguien.
El apóstol Pablo amonestó: “…servíos por amor los unos a los otros” 3 . Recuerden conmigo las conoc
palabras del rey Benjamín en el Libro de Mormón: “…cuando os halláis al servicio de vuestros semejantes,
estáis al serv icio de v uestro Dios” 4 .
El Salvador enseñó a Sus discípulos: “Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pi
Octubre 2009 General Conference
¿Qué he hecho hoy por alguien?Thomas S. Monson
President of the Church
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su vida por c ausa de mí, éste la salvará” 5 .
Creo que el Salvador nos está diciendo que a menos que nos perdamos en dar servicio a los demás, nu
propia vida tiene poco propósito. Aquellos que viven únicamente para sí mismos al final se marchitan y
sentido figurado, pierden la vida, mientras que aquellos que se pierden a sí mismos en prestar servicio
demás progresan y florecen… y en efecto salvan su vida.
En la conferencia general de octubre de 1963, en la que fui sostenido como miembro del Quórum de los
Apó sto les, el presidente David O. McKay dijo lo siguiente: “La felic idad más grande del hombre provien
perderse a sí mismo para beneficio de los demás” 6 .
Muchas veces convivimos juntos, pero no nos comunicamos de corazón a corazón. Hay personas dentro
ámbito de nuestra influencia que, co n manos ex tendidas, exc laman: “¿No hay bálsamo en Galaad?” 7 .
Estoy seguro de que la intención de todo miembro de la Iglesia es prestar servicio y ayudar a los necesitado
bautizarnos hic imos el conv enio de “llev ar las cargas los uno s de los otros para que sean ligeras” 8 . ¿Cuá
vec es se han sentido conmo vido s al v er las necesidades de otras personas? ¿Cuántas vec es han tenid
intención de ser la persona que ofrece ayuda? Sin embargo, cuántas veces se ha interpuesto el diario v ivir, y
dejado que la ayuda la den otro s, pensando que “seguramente alguien se encargará de esa necesidad”.
Nos encontramo s tan ocupados en la v ida cotidiana; no obstante, si diésemos un paso atrás y mirásemos b i
que estamos haciendo, quizás nos daríamos cuenta de que nos hallamos sumidos en cosas que carece
importancia. En otras palabras, muchas veces pasamos casi todo el tiempo atareados con cosas que en el
plan de la v ida no tienen demasiada relevancia, y descuidamos lo que es más importante.
Hace mucho s años oí un poema que nunca se me ha olv idado y por el cual he tratado de guiar mi v ida; es un
mis favoritos:
Muchas veces he llorado,or la falta de visión,
que frente a la necesidad de otros me cegó;ero jamás mi alma ha sentido
un dejo de tristezaorque dentro de mi pecho
exista un gran corazón 9 .
Mis hermanos y hermanas, estamos rodeados de personas que necesitan nuestra atención, nuestro estím
apoyo, consuelo y bondad, ya sean familiares, amigos, conocidos o extraños. Nosotros somos las mano
Señor aquí sobre la tierra, con el mandato de prestar servicio y edificar a Sus hijos. Él depende de cada unnosotros.
Tal vez se lamenten y digan: El día se me hace corto con tanto que tengo que hacer; ¿cómo puedo pre
serv icio a los demás? ¿Qué puedo hacer?
Hace poco más de un año, el periódico Church News me entrevistó antes de mi cumpleaños; al finaliz
entrevista, el reportero preguntó lo que yo consideraría el regalo ideal que los miembros pudi
obseq uiarme. Le c ontesté: “Encuentren a alguien que esté pasando tiempos difíciles, o que esté enfermo, o
y hagan algo po r esa persona” 1 0 .
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Me asombré mucho cuando este año, para mi cumpleaños, rec ibí cientos de tarjetas y cartas de miembros
Iglesia de todo el mundo en las que me decían cómo habían hecho realidad aquel deseo de cumpleaños
actos de servicio fueron diversos, desde preparar suministros humanitarios, hasta hacer tareas de jardinerí
Un grupo numeroso de Primarias invitaron a los niños a prestar servicio, y después esos actos de servic
registraron y me los enviaron; debo agregar que la manera en que lo hicieron fue muy original. Muchos lleg
en forma de páginas unidas en diversos estilos y tamaños de libros; algunos tenían tarjetas o láminas qu
niños habían co loreado . Una Primaria muy or iginal env ió un frasco grande en el que había cientos de bolitfelpa, que representaban los actos de servicio que los niños de la Primaria habían llevado a cabo durante el
Me imagino la felicidad que sintieron esos niños al hablar de su servic io y poner su bo lita en el frasco.
Comparto con ustedes algunas de las muchas notas que acompañaban los regalos que recibí. Un niño escr
“A mi abuelo le dio una embolia, y yo le sostuve la mano”. Una niña de ocho años de edad dijo: “Mi herma
yo dimos serv icio a mi mamá y a la familia al organizar y limpiar el armario de los juguetes. Nos tomó v
horas, pero nos divertimos; lo mejor fue que le dimos la sorpresa a mamá y se sintió muy feliz porque el
siquiera nos pidió que lo hiciéramos”. Una niña de once años escribió: “Había una familia en el barrio qu
tenía mucho dinero y que tiene tres niñitas. Los papás tenían que salir, así que yo me ofrecí para cuidar
niñas. El papá me iba a dar un billete de cinco dó lares y le dije que no podía aceptarlo, que mi serv icio era cu
a las niñas gratis”. Un niño de Mongolia dijo que había acarreado agua desde la noria para que su madr
tuviera que hacerlo . Dijo un niño de cuatro años, sin duda escrito po r su maestra de la Primaria: “Mi papá s
por unas semanas para adiestrarse en el ejército. Mi trabajo especial es darle besos y abr azos a mamá”. Una
de nueve años escribió: “Recogí fresas para mi bisabuela, y me sentí muy feliz”. Otro dijo: “Jugué con un
que no tiene amigos”.
De un niño de once años: “Fui a la casa de una señora y le hice preguntas y le canté una canción. Me dio g
v isitarla; ella estaba feliz porque nadie la v isita”. Esta no ta particular me recordó las palabras que hac e m
escr ibió el élder Richard L. Evans, del Quórum de los Doce; él dijo: “Es difícil para los que son jóv enes entela soledad que se siente cuando la vida cambia de una época en la que te preparas para viv ir y trabajar, a ot
la que aminoras tu participación en la vida… Ser por tanto tiempo e l centro de un hogar, ser una perso na a la
siempre se recurría, y entonces, casi de repente, encontrarte como un espectador, v er la vida pasar frente
eso es vivir en la soledad… Se tiene que v ivir mucho tiempo para apreciar lo vac ía que está una habitación
sólo está llena de muebles; se necesita a alguien… que no sea personal asalariado o que no tenga deb
profesionales en un hogar de ancianos, para que avive los recuerdos del pasado y los mantenga vibrantes e
presente… No po demos devolv erles las horas matinales de la juventud, pero podemos ayudarlos a v ivir
cálido br illo de un atardecer que se embellece más co n nuestra bondad… y amor sincero” 1 1 .
Mis tarjetas y cartitas de cumpleaños también provenían de adolescentes en las clases de Hombres Jóven
Mujeres Jóvenes que confeccionaron frazadas para hospitales, sirvieron alimentos en cocinas pública
bautizaron po r lo s muertos y llevaron a cabo muchos otros ac tos de serv icio.
Las Sociedades de Socorro, siempre dispuestas a ayudar, sirvieron más de lo acostumbrado; lo mismo hici
los grupos del sacerdocio.
Mis hermanos y hermanas, raras vec es me he sentido tan conmovido y agradecido como cuando mi esposa
pasamos, literalmente, horas leyendo acerca de esos obsequios. Tengo el corazón rebosante al hablar d
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experiencia y contemplar las v idas que fueron bendecidas, tanto de los que dieron como de los que r ecibier
Acuden a mi me nte las palabras del c apítulo v eintic inco de Mateo:
“Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vo sotro s desde la fundación del mundo.
“Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuv e sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me reco gisteis;
“estuv e desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me v isitasteis; estuve en la cárcel, y v inisteis a mí.
“Entonces los justos le responderán, diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te sustentamos?
sediento y te dimos de beber?
“¿Y cuándo te v imos forastero y te recogimos?, ¿o desnudo y te cubrimos?
“¿O cuándo te v imos enfermo o en la cárce l, y fuimos a verte?
“Y respondiendo el Rey , les dirá: De c ierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de éstos, mis hermanos
pequeño s, a mí lo hicisteis” 12 .
Mis hermanos y hermanas, hagámonos la misma pregunta que oían el doctor Jack McConnell y sus herm
todas las tardes a la hora de cenar: “¿Qué he hecho hoy por alguien?”. Ruego que las palabras de un cono
himno penetren nuestra alma y encuentren refugio en nuestro co razón:
¿En el mundo acaso he hecho hoya alguno favor o bien?¿Le he hecho sentir que es bueno vivir?¿He dado a él sostén?¿He hecho ligera la carga de él
orque un alivio le di?¿O acaso al pobre logré ayudar?¿Mis bienes con él compartí? 13 .
Ese serv icio al que todos hemo s sido llamados es el serv icio del Señor Jesuc risto.
Al reclutarnos en Su causa, Él nos inv ita a acercarnos a Él, y nos dic e, a ustedes y a mí:
“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y y o o s haré descansar.
“Llev ad mi yugo sobre v osotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de c orazón, y hallaréis desc
para vuestras almas.
“Porque mi yugo es fácil y ligera mi carga” 14 .
Si nos esforzamos por escuchar, oiremos a la distancia la voz que nos dice, tal como le dijo a otro: “Bien, b
siervo y fiel” 1 5 . Ruego que todos seamos acreedores de esta bendición de nuestro Señor, es mi oración, e
nombre, sí, Jesucristo nuestro Salvador. Amén.
1 . Jack McConnell, “And What Did Y ou Do for Someone Today ?”, New sw ee k, 18 de junio de 200 1, pág
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2. Jack McConnell, “And What Did yo u Do for Someo ne Today?”, pág. 13.
3. Gálatas 5:13.
4. Mosíah 2:17 .
5. Lucas 9:24.
6. David O. McKay, en Conference Report, octubre de 1 963, pág. 8.
7. Jeremías 8:22.
8. Mosíah 18:8.
9. Anónimo, citado por Richard L. Ev ans en “The Quality of Kindness”, Improvement Era, mayo de 1
pág. 340.
10 . Véase Gerry Av ant, “Prophet’s Birthday”, Church News, 23 de agosto de 20 08, pág. 4.
11. Richard L. Evans, “Living into Loneliness”, Improvement Era, julio de 1 948, pág. 445.
12. Mateo 25:34–40.
13. “¿En el mundo he hecho bien?”, Himnos, núm. 141 .
14. Mateo 1 1:28–30.