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SARTRE, Jean Paul Les mains sales Gallimard, Pars 1979.

1. Introduccin Las manos sucias (Les mains sales), drama en siete cuadros, fue estrenado en 1948, poca en la que Sartre se mantena an muy ligado al Partido comunista. La obra fue acogida crticamente por parte de los sectores comunistas (entonces estalinistas) y puede decirse que marca el punto de inflexin en el estalinismo de Sartre. No es que la obra sea una crtica anticomunista; al contrario. Est en perfecta coherencia con el existencialismo ya bosquejado en La nusea y en El ser y la nada, e incluso con la postura de la Crtica de la razn dialctica, mucho ms tarda. Como se ver ms adelante, el existencialismo ateo de Sartre (el hombre como pasin intil, el estar condenado a la libertad) tiene siempre necesidad de un activismo amoral. 2. Argumento El drama es sencillo y lineal. Hugo Barine, un joven intelectual, de familia aristcrata, acaba de salir de la crcel. Dos aos antes fue condenado por asesinar a Hoederer, lder del partido comunista, aunque quedan dudas si se trat de un crimen poltico o pasional. Saliendo de la crcel, Hugo va a casa de Olga, tambin militante del partido comunista, y su antigua amante. Llega Louis, actual lder del partido (o uno de sus jefes) con la intencin de liquidar a Hugo, porque sabe demasiado. Olga pide una tregua, hasta media noche, para ver si Hugo es o no es recuperable para el Partido. Louis acepta. Olga pide a Hugo que le cuente de nuevo toda la historia. Termina as el primer cuadro. Los cinco siguientes cuentan la historia sucedida en 1943. El sptimo y ltimo recupera el hilo donde se haba quedado al final del primero. Ao 1943. Estamos en un pas imaginario de Europa del este. En la guerra, el rey ha tomado partido a favor de Alemania; despus, viendo mal la suerte alemana, el Regente, junto con el jefe del partido conservador, intentan un acercamiento a los comunistas. Hugo, que se ha hecho comunista por idealismo, trabaja en la redaccin de un peridico comunista. En esa sede tiene lugar una votacin de lo que puede ser el comit poltico del Partido, para decidir sobre una propuesta del lder, Hoederer: unirse con todas las fuerzas polticas para despus de la guerra repartirse el Poder. Hoederer ha ganado. Pero Louis est en contra. Aprovechando los deseos de Hugo de entrar en la lucha, le encarga una misin: liquidar a Hoederer antes de que se rena con los fascistas y conservadores. Hoederer ha solicitado un secretario que, no se sabe por qu, tiene que ser casado; se decide que Hugo ocupe ese puesto, llevndose a su mujer, Jessica. Termina as el segundo cuadro. El tercer cuadro tiene lugar en la residencia de Hoederer. Hugo y Jessica estn deshaciendo las maletas. Georges y Slick dos de los guardaespaldas de Hoederer quieren registrar la habitacin y a los dos recin llegados. Hugo se opone, entre otros motivos porque tiene una pistola con la que piensa liquidar a Hoederer. Para dirimir la cuestin deciden llamar a Hoederer, que viene personalmente. Hoederer se demuestra una persona amable, confiada y con un cierto inters por Jessica. El registro tiene lugar,

pero la pistola no es encontrada porque Jessica ha conseguido guardarla en la blusa y el guardaespalda no se ha atrevido a registrarla. Cuarto cuadro. Despacho de Hoederer, que no est presente. Jessica que se sigue demostrando una persona superficial y alocada va a ver a Hugo. Quiz est dando muestras de interesarse por Hoederer. De todas formas, se aburre. Hugo es un hombre dubitativo. En Hoederer se nota que hay fuerza y conviccin. Entra Hoederer y ordena que Jessica se vaya. Pero entre tanto tiene lugar una conversacin entre Jessica y Hoederer que se parece demasiado a un dilogo entre personas que se interesan el uno por el otro. Hoederer tiene visitas: el jefe del partido conservador, Karsky y el Prncipe Paul. Se van a iniciar las conversaciones. Hugo ya ha incumplido su misin: tena que matar a Hoederer antes de que esto ocurriese. Mientras hablan, alguien arroja una bomba. Gran explosin pero slo un herido leve, Karsky. Un momento antes de la bomba, cuando parece que Karsky y el Prncipe estn dispuestos a aceptar las condiciones de Hoederer, Hugo protesta en voz alta e incluso echa mano al bolsillo donde est la pistola. Pero tampoco se ha atrevido esta vez. Como solucin, Hugo, que de ordinario no bebe, se emborracha en presencia de Jessica y de los guardaespaldas de Hoederer; est a punto de confesar cul es la misin que tiene que cumplir. El quinto cuadro se desarrolla en la habitacin de Hugo, que est tendido en la cama, bajo los efectos de la embriaguez. Entra Olga, que se presenta a Jessica.Confiesa que es ella quien ha arrojado la bomba, en gran parte para salvar la reputacin de Hugo. Olga sigue siendo antes que nada una partisana, aunque ame a Hugo; desprecia a Jessica, a la que considera romntica, corriente, simple mujer. Se despierta Hugo y Olga le anima a realizar de una vez el trabajo; despus, se va. Jessica que no deja de trasparentar su admiracin por Hoederer aconseja a Hugo que cuente toda la verdad al lder y que le proponga trabajar con l. En esta conversacin se descubre que Jessica y Hugo no se aman verdaderamente; al menos, sus sentimientos son ambiguos, quiz debido a la indefinida personalidad de los dos. Llaman a la puerta; piensan que es Olga, pero es Hoederer. Este viene simplemente a estar, a buscar un rato de compaa, quiz tambin a ver a Jessica. Se establece una discusin entre Hoederer y Hugo a propsito del proyectado pacto del Partido con los fascistas y conservadores. Es el momento clave del drama.Hoederer razona como un terico-prctico, como un comunista concreto y lcido. Hugo como un idealista. Le parece que el pacto es una ofensa a los miles de compaeros que han muerto por la causa. Hoederer argumenta que con el pacto se evitar que mueran otros cien mil. Hugo queda impresionado, pero al salir Hoederer dice a Jessica que al da siguiente lo matar. Sexto cuadro. En el despacho de Hoederer. Jessica desea hablar con l. Se refiere a la conversacin de la noche anterior. Jessica piensa que Hoederer tiene razn; no sin cierta ligereza, Jessica le dice que quiere entrar en el Partido. En realidad o adems pretende enamorarlo o hacer que el lder se interese por ella. Hoederer la trata con simpata y con distancia a un tiempo. Juega con ella. Sin ms trmite, Hoederer adivina qu le viene a decir Jessica: que Hugo va a matarlo. Jessica dice que Hugo no desea matarle, aunque esta maana traer el revlver para hacerlo. Jessica dice tambin que no quiere que Hoederer muera y, a la vez, que le encantara. Llaman a la puerta. Es Hugo. Jessica se esconde detrs de una cortina. Entra Hugo y, despus de unos prembulos, l y Hoederer empiezan a trabajar regularmente. Hoederer interrumpe, tratando de convencer a Hugo que abandone su

idea (la de matarle) y trabaje siempre con l. Hugo vacila. Hoederer lo tienta, para que dispare. Se vuelve de espalda. Hugo no se atreve. Suelta el revlver. Hugo se va y Hoederer no cesa de dar muestras de simpatas hacia l. Jessica, que estaba escondida, sale. Ha odo todo. Parece que se enciende su inters por Hoederer. De hecho le confiesa que en la noche anterior lo vio muy solo. Ahora lo admira, porque es un hombre verdadero; Hoederer la abraza y, en ese momento, entra Hugo. Hugo dice que ahora entiende todo, ahora entiende por qu Hoederer no lo ha liquidado. Era por su mujer. As ya las cosas estn claras. Coge el revlver y dispara a Hoederer. Antes de morir, Hoederer dice a los guardaespaldas, que acaban de entrar, que no hagan nada a Hugo, que ha disparado por celos. Sptimo y ltimo cuadro. Se reanuda la accin interrumpida al final del primer cuadro. Olga trata de saber de Hugo por qu mat a Hoederer, cules fueron sus verdaderos motivos. Hugo confiesa que no exactamente por celos; simplemente estaba inmerso en una tragedia y fue el modo de salir de ella. En realidad, cuando llam a la puerta estaba dispuesto a decir a Hoederer que se pasaba a su bando. En realidad amaba a Hoederer ms que a nadie en el mundo... En este momento Olga le dice que puede volver al Partido. A medianoche Louis y otro han quedado en venir para matar a Hugo; pero Olga no les abrir la puerta, que es la seal convenida en el caso de que Olga no lo hubiese encontrado recuperable. Pero es recuperable. Olga lo ayudar, porque se aman. En ese momento, Hugo recuerda cmo, en la crcel, el Partido intent envenenarle envindole unos bombones. Lo saba Olga? S, pero todos hemos sufrido. Yendo a lo esencial: Olga se alegra de que Hugo no est orgulloso de lo que hizo, de la muerte de Hoederer. Porque fue un error; la poltica seguida por Hoederer era la correcta; Louis y los dems no pudieron saberlo porque en 1943 eran muy difciles las comunicaciones con la URSS. Cuando fue posible informar y recibir consignas se hizo lo que Hoederer haba sugerido, porque era la lnea correcta: pacto con los fascistas y los conservadores para que, despus, el Partido pudiera hacerse con el Poder. Olga aconseja a Hugo que olvide todo; el asesinato de Hoederer fue una pesadilla. El que asesin a Hoederer se llamaba de otro modo y muri en la crcel, envenenado con unos bombones. De Hoederer hay que decir que su tentativa era prematura y que no era el hombre adecuado para llevar a cabo esa poltica. Su memoria ser rehabilitada. Es cierto que los camaradas saban que Hugo era del Partido; se les ha dicho que fue un crimen pasional. Eso es mentira, de acuerdo, pero no se puede decir toda la verdad a la tropa... En este momento se produce la transformacin en Hugo: odia al Partido, su poltica, su lgica frrea; ama ms que nunca a Hoederer, a pesar de que tambin l haca esa poltica. Todo contradictorio. Pero una cosa resulta clara: Hugo no es de esta especie. Olga va hacia la puerta, la abre y dice: No recuperable. Cae el teln. 3. Los personajes Los personajes son once, pero la mayora estn dibujados de forma esquemtica; son figuras, no personas (Louis, dirigente comunista; los guardaespaldas Georges y Slick; Charles, Ivan, dos militantes con funcin de simple comparsa; Karsky y el

Prncipe, comparsas tambin). Quedan las dos mujeres, Olga y Jessica; y los personajes centrales: Hoederer y Hugo. Olga es tambin un personaje ideolgico: la militante que hace lo que debe, sin mayores preocupaciones. Est enamorada de Hugo, pero tambin lo ha estado de otros muchos. Todo sin que se altere en lo ms mnimo su perfil estalinista. Su aparicin arrojando la bomba es muy endeble, uno de los momentos peores del drama. Jessica queda desdibujada adrede. Podemos imaginar que es una burguesa sin ideas, infantiloide, que no ama realmente a Hugo, que no ama nada. Su repentino enamoramiento de Hoederer resulta tambin poco convincente, pero es necesario para que se pueda hablar de crimen pasional. Hugo es el falso protagonista. Aristcrata, intelectual idealista, se afilia al partido por deseo de claridad y de justicia. Necesita algo en qu creer, algo que obedecer. Si el mundo est mal y el Partido tiene la solucin, todo lo que diga el Partido estar bien y ser la verdad. Pero no se atrever a matar a Hoederer, porque lo admira, lo quiere. Intuitivamente descubre que se es el verdadero comunista, es decir, el verdadero hombre. Pero sigue conservando su romanticismo al no comprender que tampoco importa mucho que por error: falta de comunicacin con la URSS Hoederer haya muerto. En lugar de olvidar todo como le recomienda Olga, es decir, el Partido, de no importarle haberse ensuciado las manos, prefiere entregarse a la muerte. Le importan ms las personas que la lnea correcta. Hoederer es el verdadero protagonista. Es el comunista autntico. A la vez humano y objetivo. Lcido, inteligente, con dominio de s mismo. Est dispuesto a arrostrar la impopularidad, incluso dentro del Partido cuyo liderazgo ostenta con tal de facilitar el triunfo de la Revolucin y la toma del poder. Esta interpretacin est de acuerdo con unas palabras de Sartre comentando este drama: Quise que un cierto nmero de jvenes, de origen burgus, que han sido mis alumnos o mis amigos, pudieran encontrar algo de ellos en las dudas de Hugo. Hugo no ha sido para m un personaje simptico y jams consider que tuviera razn frente a Hoederer. He querido representar los problemas de una cierta juventud que, a pesar de sentir una indignacin verdaderamente comunista, no llega a unirse al Partido por culpa de la cultura liberal que recibi. Pero no quise decir que esos jvenes tuvieran razn o no; en ese caso habra escrito una obra de tesis. Simplemente me he limitado a describirlos. Aunque la actitud de Hoederer es la nica que me parece sana[1]. 4. Citas textuales Las palabras que dan ttulo al drama conducen a la escena central, al dilogo de Hugo con Hoederer (Quinto cuadro, escena tercera). En esta escena, Jessica incita a Hugo a ventilar sus diferencias ideolgicas con Hoederer. Incluso adelanta la primera acusacin que Hugo hace: que Hoederer es un social-traidor (socialtraitre, traducido simplemente por traidor en la versin de Marsillach). Traidor-social porque, segn dice Hugo a Hoederer, el Partido es una organizacin revolucionaria y usted va a hacer de l un partido de gobierno. La contestacin de Hoederer es fulminante y descubre, para Sartre, el verdadero comunista: Los partidos revolucionarios estn inventados para tomar el poder.

Hugo replica: por las armas, s, con pactos no. Hoederer contesta que si acaso echa de menos la sangre... HOED. Echas de menos la sangre? Eso me fastidia, pues deberas saber que no podemos imponernos por la fuerza. En caso de guerra civil, el Pentgono tiene las armas y los jefes militares; servira de cuadro a las tropas contrarrevolucionarias. HUGO. Quin habla de guerra civil? Hoederer, no le entiendo. Bastara tener un poco de paciencia. Lo ha dicho usted mismo: el Ejrcito Rojo echar al Regente y tendremos el poder para nosotros solos. HOED. Y cmo lo conservaramos? (Pausa) Cuando el Ejrcito Rojo haya atravesado nuestras fronteras, te garantizo que habr momentos muy duros que pasar. HUGO. El Ejrcito Rojo... HOED. S, s. Lo s. Tambin yo lo espero. Y con impaciencia. Pero es preciso que te des cuenta de esto. Todos los ejrcitos en guerra, sean liberadores o no, se parecen. Viven en el pas ocupado. Nuestros campesinos detestarn a los rusos; y es lgico. Cmo quieres que despus nos amen a nosotros, que les hemos impuesto los rusos? Se nos llamar partido extranjero o algo peor. El Pentgono se har de nuevo clandestino; no tendr ni siquiera necesidad de cambiar sus eslganes. HUGO. El Pentgono, yo... HOED. Y hay otra cosa: el pas est arruinado. Puede que sirva de campo de batalla. Sea cual sea el rgimen que suceda al del Regente, deber adoptar medidas terribles, que le harn odioso. Despus de la partida de la Armada Roja, seramos barridos por una insurreccin. HUGO. Una insurreccin se destroza. Estableceremos un orden de hierro. HOED. Un orden de hierro? Con qu? Incluso despus de la Revolucin el proletariado seguir siendo lo ms dbil, y durante mucho tiempo. Un orden de hierro? Con un partido burgus que sabotear y con una poblacin campesina que quemar sus cosechas para hundirnos en el hambre? HUGO. Y qu? El partido bolchevique ha visto cosas peores que sas en el 17. HOED. Pero no haba sido impuesto por el extranjero. Ahora, escucha, pequeo, y trata de comprender: nosotros tomamos el poder con los liberales de Karsky y los conservadores del Regente. Ningn problema, ninguna ruptura: la Unin Nacional. Nadie nos podr reprochar que hemos sido instalados por un extranjero. Yo he pedido la mitad de los votos en el Comit de Resistencia, pero no cometer la idiotez de pedir la mitad de los ministerios. Una minora: eso es lo que tenemos que ser. Una minora que dejar a los dems partidos la responsabilidad de las medidas impopulares y que se ganar a la poblacin jugando a la oposicin en el interior del gobierno. En dos aos vers el fracaso de la poltica liberal y ser el pas, todo el pas, el que nos pedir que hagamos lo nuestro. HUGO. Y en ese momento el partido estar deshecho.

HOED. Deshecho? Por qu? HUGO. El Partido tiene un programa: la realizacin de una economa socialista; y un medio: la utilizacin de la lucha de clases. Usted pretende servirse del Partido para hacer una poltica de colaboracin de clases en el marco de una economa capitalista. Durante aos va usted a mentir, a engaar, a ir dando rodeos, de compromiso en compromiso. Defender ante nuestros compaeros medidas reaccionarias adoptadas por un gobierno del que usted formar parte. Nadie lo entender; los duros nos abandonarn, los dems perdern la cultura poltica que acaban de adquirir. Quedaremos contaminados, reblandecidos, desorientados; nos haremos reformistas y nacionalistas. Al final, los partidos burgueses no tendrn mucho que hacer para liquidarnos. Hoederer, ese Partido es el suyo. Usted no puede olvidar el esfuerzo que se ha puesto en forjarlo, los sacrificios que ha sido necesario pedir, la disciplina que ha hecho falta imponer. Se lo pido: no lo sacrifique con sus propias manos. HOED. Cuntas palabras intiles! Si t no quieres correr riesgos no hagas poltica. HUGO. No quiero correr ese tipo de riesgo. HOED. Muy bien. Entonces, cmo conservar el poder? HUGO. Y por qu hemos de tomarlo? HOED. Ests loco? Un ejrcito socialista va a ocupar el pas y t dejaras que partiese sin aprovecharte de su ayuda. Es una ocasin nica. Te digo que no somos lo suficientemente fuertes para hacer la Revolucin solos. HUGO. No se puede tomar el poder a ese precio. HOED. Qu quieres hacer t del Partido? Una cuadra de carrera? De qu sirve afilar todos los das el cuchillo si no se utiliza para cortar? Un partido no es otra cosa sino un medio. Y hay un solo objetivo: el poder. HUGO. Slo hay un objetivo: hacer que triunfen nuestras ideas, todas nuestras ideas y slo nuestras ideas. HOED. Es cierto. T tienes ideas. Se te pasar eso. HUGO. Usted cree que soy el nico que las tiene. No murieron por sus ideas los compaeros que se dejaron matar por la polica del Regente? No cree usted que los traicionaramos si hacemos que el Partido sirva para acreditar a los asesinos? HOED. A m no me importan los muertos. Murieron por el Partido y el Partido puede decidir lo que quiera. Yo hago una poltica de vivos, para los vivos. HUGO. Y cree que los vivos aceptarn esa poltica? HOED. Se har de forma que la compartan poco a poco. HUGO. Con la mentira. HOED. Mintiendo alguna vez.

HUGO. Tiene usted un aspecto tan verdadero, tan slido... No es posible que acepte eso de mentir a los compaeros. HOED. Por qu no? Estamos en guerra y no es costumbre poner al soldado, hora tras hora, al corriente de las operaciones. HUGO. Hoederer, yo... yo s mejor que usted lo que es la mentira. En casa de mi padre todo el mundo menta, me menta. Empec a respirar cuando entr en el Partido. Por primera vez vi hombres que no mentan a otros hombres. Cada uno poda tener confianza en todos y todos en cada uno. El militante ms humilde tena la conviccin de que las rdenes de los dirigentes le revelaban lo que l realmente deseaba. Si haba que sufrir un golpe duro, se saba por qu uno aceptaba morir. Usted no ir... HOED. Pero, de qu hablas? HUGO. De nuestro Partido. HOED. De nuestro Partido? Siempre se ha mentido un poco. Como en todas partes, por lo dems. T, Hugo, ests seguro de no haber mentido nunca, de no mentir en este momento? HUGO. Jams he mentido a los compaeros. Yo... De qu sirve luchar por la liberacin de los hombres si se les desprecia lo suficiente como para mentirles? HOED. Mentir cuando haga falta, y no desprecio a nadie. No he inventado yo la mentira; ha nacido en una sociedad dividida en clases y cada uno de nosotros la hereda al nacer. No acabaremos con la mentira rechazando el mentir. Acabaremos con eso si usamos todos los medios para suprimir las clases. HUGO. No todos los medios son buenos. HOED. Todos los medios son buenos cuando son eficaces. HUGO. De qu sirve entonces condenar la poltica del Regente? Ha declarado la guerra a la URSS porque era el mejor medio de salvaguardar la independencia nacional. HOED. Piensas que yo condeno esa poltica? Ha hecho lo mismo que habra hecho cualquier tipo de su casta. No luchamos ni contra los hombres ni contra una poltica, sino contra la clase que produce esos hombres y esa poltica. HUGO. Y el mejor medio que usted ha encontrado para luchar contra ella es ofrecerle compartir el poder. HOED. Exactamente. Hoy, es el mejor medio. (Pausa) Cmo te aferras a tu pureza, mi pequeo muchacho! Tienes miedo a ensuciarte las manos. Bien, contina siendo puro! De qu te servir? Por qu has venido con nosotros? La pureza es el ideal del faquir y del monje. Vosotros, los intelectuales, los anarquistas burgueses, utilizis la pureza como pretexto para no hacer nada. No hacer nada, permanecer inmvil, apretar los puos, llevar guantes. Yo tengo las manos sucias. hasta los codos. Las he hundido en el fango y en la sangre. Y qu? Piensas que se puede gobernar limpiamente?[2]

Esta larga escena es la clave del drama. Por eso Sartre encuentra a Hoederer el ms sano. Es el perfecto marxista. Hugo representa al intelectual idealista, nada realista, que acaba arruinando la Revolucin y perpetuando la divisin en clases. T no amas a los hombres, amas los principios, le dice tambin Hoederer. La muerte de Hugo es una muerte intil, tonta. La de Hoederer, a pesar de deberse a un error de comunicacin con la URSS, ha servido: se est haciendo la poltica correcta, la que consentir que el Partido se haga con el Poder. 5. Valoracin literaria Las manos sucias, en cuanto drama, mantiene en todo momento el inters. Como ya se ha sealado antes, los personajes (salvo Hugo y Hoederer) son marionetas o casi caricaturas. La ltima escena los sicarios comunistas esperando que se abra la puerta para disparar sobre Hugo tiene sabor de pelcula norteamericana de la postguerra. Olga no es nunca convincente, y no hay emocin. Del mismo modo, las escenas en la casa de Hoederer son flojas, salvo el dilogo que hemos reproducido antes. La causa principal es lo indeterminado de la figura de Jessica. Por otro lado, Sartre construy esta obra con una gran dosis de ambigedad, lo que permite a los actores recrear los personajes. Por ejemplo, Jessica puede acentuar los indicios de enamoramiento de Hoederer; el actor que interprete a Hoederer podra tambin acentuar esa debilidad del jefe hacia la mujer del secretario. Y as el drama podra cobrar romanticismo. No parece ser sa la intencin de Sartre, pero en teatro casi todo es posible. La escena de la muerte de Hoederer es teatralmente floja. Hugo acaba de salir para pensar en el ofrecimiento que le ha hecho Hoederer de trabajar para l. Entra poco despus, sin llamar, para sorprender a Jessica en brazos de Hoederer. Sartre parece que tiene miedo a dibujar un drama pasional (y, en efecto, no haba apenas pasin en el amor de Hugo por Jessica). Hugo acta muy sartrianamente porque s. Dispara, y eso es todo. Resuelve, con un acto bastante gratuito, una situacin... No hay ms. Si se aceptan los presupuestos de Sartre, esto puede convencer. Pero en ningn caso hay autntico drama, fuerza. Demasiado intelectualizado todo. 6. Valoracin doctrinal a) Marxismo y existencialismo En Las manos sucias Sartre llega a una sntesis de su marxismo y de su existencialismo. Si el hombre no tiene naturaleza, si es libertad, si no es ms que el proceso de sus actos, no tiene ms remedio que actuar siempre (existencialismo). Hoederer representa esta accin necesaria, a favor de una causa objetiva la supresin de las clases, que no puede estar coartada por un moralismo (marxismo). Sin embargo, la mezcla marxista-existencialista no poda durar en quien afirmaba que el hombre es el proceso de sus actos, que es fundamentalmente historia. Si el hombre no tiene naturaleza, si la razn no puede alcanzar nada objetivo, no dar todo igual? No ser el afn de justicia un moralismo ms, tpicamente intelectual?

No le queda nada ms que el cambio por el cambio, la accin por la accin, para compensar la falta de verdad. Cuando, aos ms tarde, el comunismo se consolida en Rusia y en otros pases, adquiere todos los rasgos de la inmovilidad, mientras que Sartre, por su existencialismo, tiene necesidad de cambiar. Si surge alguien o algo a su izquierda, no tendr ms remedio que ponerse a su lado. As, se pronunci a favor de los neo-marxistas de Checoslovaquia (aplastados por la URSS en 1968), de los vietnamitas del Sur... Pero, al hacer esto, Sartre se situaba ms en la lnea de Hugo que en la de Hoederer. No por su deseo de pureza, de independencia intelectual esto lo tuvo siempre claro, sino por su individualismo, por su creencia en que l slo l tena la clave de los nuevos momentos histricos... Por esto, Sartre tena que renunciar al marxismo, como as ocurri. Se qued slo con su existencialismo. Es decir, slo con l mismo. En 1980, cuando Sartre muere, Hoederer est ya muy lejos de Sartre. Las manos sucias quedan como un momento, superado, de la sntesis que Sartre realiza entre el marxismo (la filosofa insuperable de nuestro siglo, como dijo una vez para despus cambiar) y el existencialismo. Sin embargo, en estos tiempos de cambios de estrategia marxista (eurocomunismo, socialismo con rostro humano, etc.) la figura de Hoederer sigue quedando como la de un autntico marxista-leninista, y estalinista. Amoral, sin duda; cruel, pero objetivo. Su mentir un poco, su elitismo (la tropa no puede saber nunca todo), su anlisis de cada situacin al da, es quiz lo mejor que se ha escrito en este siglo sobre el comunista. b) atesmo El drama no es ms que una demostracin del existencialismo ateo de Sartre. Si Dios no existe, todo es posible (significativamente, el nombre de lucha de Hugo es Raskolnikoff, un personaje de Dostoyevski que mata por la misma razn: Si Dios no existe, todo est permitido. Si Dios no existe, piensa Sartre, el hombre es un dios frustrado. No hay moral alguna, sino un acto detrs de otro, situaciones... No cabe, en este panorama, hablar de la dignidad de la persona humana, de cada persona. Sartre no slo resulta contrario, como es obvio, a cualquier concepcin religiosa de la vida; tampoco cabe para l una moral natural. Pudiera pensarse que Hugo se comporta honradamente. sta es la razn de la importancia concedida por algunos a este drama de Sartre; pero en realidad Hugo no es el protagonista, sino Hoederer: el perfecto comunista. Naturalmente, se equivoc tambin la crtica comunista, que vio en la obra un ataque al Partido. Por otro lado, la sinceridad del autor qued muy en entredicho cuando se supo que Sartre haba permitido que la obra, al estrenarse en Estados Unidos con otro ttulo (Los guantes rojos), tuviera un final optimista, sin la muerte de Hugo. En Las manos sucias slo Hoederer presenta un valor: el de la coherencia. Hoederer es inmoral, pero lo es coherentemente. Para l, cualquier medio es bueno si es eficaz. Sin embargo, hay que aadir que esa coherencia es poco sartriana; el personaje que mejor representara la posicin de Sartre sera un Hoederer que, de pronto, se hiciera como Hugo; o al revs. Cualquier cosa puede ser cualquier cosa. Esto puede resumir la trayectoria filosfica, literaria y personal de Sartre.

Apndice: Seleccin de otros pasajes significativos (Comunismo y terrorismo) HUGO. En Rusia, al final del siglo pasado, haba tipos que se colocaban en el camino de un gran-duque con una bomba en el bolsillo. La bomba estallaba, el gran-duque saltaba por los aires y el tipo tambin. Yo puedo hacer eso. LOUIS. Esos eran anarquistas. T sueas con eso porque eres como ellos: un intelectual anarquista. Llevas cincuenta aos de retraso. El terrorismo ha terminado. (Segundo cuadro, escena IV, p. 47). (Marxismo y objetividad) (Hugo habla con Jessica. Ha de matar a Hoederer). JESSICA. Yo cre que l era sincero y que amaba el Partido. HUGO. Lo que quiere, lo que piensa, eso no importa nada. Lo que cuenta es lo que hace. (...) Objetivamente acta como un social-traidor. JESSICA. Objetivamente? (...) Quin tiene razn? HUGO. Yo (...) La poltica es una ciencia. Puedes demostrar que t ests en la verdad y que los otros se equivocan. (Quinto cuadro, escena II, p. 177). (Incoherencia de Hugo) (Despus de la larga conversacin entre Hugo y Hoederer estando presente Jessica, sta entiende que Hoederer ha convencido a su marido. Hugo lo niega). JESSICA. No crees lo que dices. Te he estado observando mientras discutas con Hoederer. Te ha convencido. HUGO. No me ha convencido. Nadie puede convencerme de que hay que mentir a los compaeros. Y si me hubiera convencido sa sera una razn ms para matarle. Porque si puede convencerme, podra convencer a otros. Maana por la maana terminar este trabajo. (Quinto cuadro, escena V, pp. 189-190). (Sartrismo de Hugo: estar de ms) (Conversacin de Hoederer con Hugo. Hoederer le ofrece su confianza). HUGO. No estoy hecho para vivir. No s qu es la vida y no tengo necesidad de saberlo. Yo estoy de ms, no tengo sitio y molesto a todo el mundo. Nadie me ama y nadie confa en m. (Sexto cuadro, escena II, p. 215). R.G.P.

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[1]

Citado por A. MARSILLACH, autor de la traduccin castellana de Les mains sales, publicada en la Coleccin escena, Ediciones MK, Madrid 1978, p. 8. La traduccin es muy deficiente e incompleta. Las citas que siguen son de la traduccin de MARSILLACH corregida a la vista del original, segn la edicin francesa de Gallimard, de 1979.[2]

pp. 187-194 de la edicin francesa de Gallimard; pp. 68-71 de la traduccin castellana (ediciones MK).


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