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Servicio de Conservación y Ordenamiento de Tierras Facultad de Agronomía y Veterinaria – UNRC
Informe Técnico
Cultivos, Uso y Manejo de los Suelos en el SUR de CÓRDOBA.
ENSEÑANZAS DE LA SEQUIA 2011-2012
Autores: Degioanni A, Gil H, Becerra, V, Bonadeo E, Cisneros J, de Prada J,
Diez A, Bergesio, L. y Cantero, G. A.
1. Introducción ............................................................................................................................................ 2
2. Factores que afectan el desarrollo de cultivo .......................................................................................... 2
2.1 - Aspectos climáticos ............................................................................................................................ 2
2.2. - Aspectos Suelo - Cultivo ................................................................................................................... 4
3. - Impacto en el estado de los cultivos por factores climáticos y edáficos .............................................. 8
3.1 – Incremento de la Evapotranspiración potencial (ETP) .................................................................. 9
3.2 – Estrés calórico ................................................................................................................................ 9
3.3 - Uso de las tierras .......................................................................................................................... 11
3.4 - Manejo de los suelos:.................................................................................................................... 14
4. Recomendaciones................................................................................................................................. 22
4.1. - Recomendaciones a los productores, asesores y contratistas ...................................................... 22
4.2.- Sugerencias de políticas agropecuarias provincial y nacional ...................................................... 23
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1. Introducción
La sequía que ha ocurrido en buena parte del territorio nacional para la actual campaña 2011 – 2012, ha
generado un significativo impacto en el rendimiento potencial de los cultivos de cereales, oleaginosas y
forrajeras. La región sur de Córdoba no es la excepción. Se ha registrado en simultáneo dos eventos vinculados al
fenómeno de la sequía: a) la ausencia casi total de precipitaciones durante los meses de diciembre y enero
(cuando lo esperado está en el orden de los 200 mm) y b) una “onda de calor” con un incremento de las
temperaturas por encima de lo normal (Seiler, 2012).
El agua, después de la radiación solar, es el recurso natural renovable más importante para la producción
agropecuaria. Como es sabido, el ritmo transpiratorio de un cultivo de secano está regulado por múltiples factores
siendo el abastecimiento de agua por las lluvias el principal factor pero no el único. El sistema de producción (uso
de suelo), las tecnologías de manejo del suelo y cultivo (laboreos, prácticas de conservación) y el estado de los
suelos (deterioro físico y químico) son otros de los factores decisivos para lograr los mejores rendimientos en
función del potencial de los recursos naturales. Sin embargo, estos factores han sido escasamente considerados en
la información circundante sobre la sequía y por lo tanto, existen discrepancias sobre sus efectos tanto en la
producción, como así también en la magnitud de los daños causados.
En este informe se analizará básicamente como el uso y manejo del suelo puede mitigar o reducir el
impacto de la sequía sobre los cultivos. El mismo tiene dos objetivos:
documentar diferentes usos y prácticas manejo del suelo, y agua utilizada por los productores
agropecuarios en el sur de Córdoba y analizar sus efectos sobre los cultivos ante un fenómeno de sequía,
sugerir, a partir de lo observado y analizado, estrategias y técnicas para aumentar la eficiencia de uso de
agua, conservar el suelo y estabilizar la producción de los cultivos.
El informe se organiza en cinco secciones. A continuación (sección 2) se describen los factores climáticos y
edáficos que afectan el desarrollo de los cultivos y posteriormente (sección 3) se analiza e ilustra mediante fotos
como diferentes estrategias de uso del suelo, manejo de suelo y prácticas de conservación afectan el desarrollo de
los cultivos. Finalmente, en la sección 4, se discute algunas sugerencias tanto para el productor agropecuario
como para los responsables de la política agraria.
2. Factores que afectan el desarrollo de cultivo
2.1 - Aspectos climáticos
La sequía es un fenómeno climático recurrente en el tiempo y caracterizado principalmente por la escasez
de precipitaciones. Durante los últimos 40 años en esta región han ocurrido, además del actual, dos eventos con
similar severidad: 75-76 y 88-89 (Seiler, 2012). En tal sentido, cabe esperar que cada 15 – 20 años ocurra un ciclo
con déficit severo de lluvias de gran extensión geográfica. Por otra parte, similar análisis puede establecerse para
ciclos de exceso hídrico. Esto no significa en absoluto que no ocurran déficit o excesos de menor magnitud y con
mayor frecuencia, aunque los mismos estén más localizados geográficamente.
Tal como se indicó precedentemente, en el actual ciclo 2011-2012 han ocurrido en simultáneo dos
eventos vinculados al fenómeno de sequía: altas temperaturas y escasez de lluvias. El incremento de las
temperaturas, fenómeno vinculado al cambio climático, fue en promedio 8,7 ºC durante los meses de diciembre
y enero (Seiler, 2012). Ello produjo un incremento en la ET (Cuadro 1) que, sumado a la falta casi total de
precipitaciones durante diciembre y enero, desencadenó trastornos fisiológicos que afectó el rendimiento
potencial de los cultivos y, en los casos más severos, determinó la muerte de las plantas.
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Cuadro 1: Lluvia y ET potencial de las últimas cuatro campañas de cultivos estivales*.
2008-2009 2009-2010 2010-2011 2011-2012
Lluvia (mm) acumulada 01-Jul al 15-Feb 552 486 614 400
ET (mm) acumulada del 01-Sep al 15-Feb 854 838 862 1011
*Datos registrados por la estación meteorológica Adcon Telemetry localizada en el Camdocex FAV (Convenio FAV – Aseagro SRL)
Los datos informan que en el período estudiado además de menores precipitaciones hubo un significativo
incremento de la ET. Para analizar el comportamiento de estas variables se calculó el balance hídrico quincenal
simplificado (P - ½ ET) para los últimas campañas de cosecha gruesa.
Dicho balance establece que el abastecimiento de agua a los cultivos es normal cuando la precipitación
supera la mitad de la evapotranspiración potencial (período húmedo). Cuando ello no ocurre (período seco), el
abastecimiento de agua dependerá de la reserva del suelo y la capacidad del cultivo en tomarla (FAO, 1988).
Figura 1: Lluvia y Balance Hídrico quincenal para las últimas 4 campañas de cultivos estivales
Datos: Julio 2008 - Febrero 2012
-80
-30
20
70
120
01-ju
l-08
16-a
go-0
8
01-o
ct-0
8
16-n
ov-0
8
01-e
ne-0
9
20-fe
b-09
01-a
br-0
9
16-m
ay-0
9
01-ju
l-09
16-a
go-0
9
01-o
ct-0
9
16-n
ov-0
9
01-e
ne-1
0
20-fe
b-10
01-a
br-1
0
16-m
ay-1
0
01-ju
l-10
16-a
go-1
0
01-o
ct-1
0
16-n
ov-1
0
01-e
ne-1
1
20-fe
b-11
01-a
br-1
1
16-m
ay-1
1
01-ju
l-11
16-a
go-1
1
01-o
ct-1
1
16-n
ov-1
1
01-e
ne-1
2
15-fe
b-12
mm
Lluvia Balance Hídrico
*Datos registrados por la estación meteorológica Adcon Telemetry localizada en el Camdocex FAV (Convenio FAV – Aseagro SRL)
Del análisis del los datos surge la siguiente información:
a) Todo el ciclo de la cosecha gruesa 2008-2009 desde mediados de noviembre hasta fin de febrero se
presentó como húmedo. Durante el otoño hay un marcado déficit.
b) El ciclo de la cosecha gruesa 2009-2010 también se presentó como húmedo aunque más corto: inicia a
mediados de noviembre pero en enero se registra un déficit que se recupera en febrero. Durante los meses
de otoño también se presenta déficit aunque algo menos marcado que el año precedente.
c) El ciclo de la cosecha gruesa 2010-2011 en general también ha sido húmedo. Se inicia en octubre, con
déficit en noviembre y enero aunque se recuperan perfectamente hacia fin del verano e inicio del otoño.
d) El actual ciclo 2011-1012 presenta claras diferencias con respecto a los analizados previamente. En
primer lugar, las lluvias registradas desde el inicio durante el invierno hasta la primera quincena de
febrero son menores a la de los años anteriores. En segundo lugar se observa en relación a los ciclos
anteriores, un período húmedo entre octubre y noviembre. Esto implica la existencia de un excedente de
agua que debió acumularse en los suelos minimizando el efecto de la sequía aspecto que no sucedió en
forma generalizada como veremos más adelante. En tercer lugar, durante diciembre y enero las lluvias no
superaron los 50 mm (cuando lo esperado es más de 200 mm) y por último, el déficit hídrico a causa de la
elevada demanda atmosférica fue el más intenso que todos los ciclos anteriores. .
Síntesis de los aspectos climáticos:
Estrés térmico: causante de daños foliares, florales y frutos en todos los cultivos.
Déficit hídrico: causante de una sensible merma del rendimiento por alta ET, escasas precipitaciones y
baja disponibilidad de agua del suelo. Sobre este punto en particular, se profundiza a continuación.
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2.2. - Aspectos Suelo - Cultivo
El suelo es un cuerpo natural que funciona como un “acumulador y reciclador” de agua, nutrientes,
calor, etc. La capacidad de almacenar agua está definida por la proporción de poros de retención que,
para los suelos predominantes del sur cordobés, de texturas franca arenosas, se puede generalizar una
capacidad de retención de agua útil para las plantas de 1 mm (± 0,3 mm) por cada cm de perfil de suelo.
Ahora bien: ¿cuál es la profundidad del perfil que acumula agua? Este concepto está directamente
vinculado a la capacidad de exploración de las raíces de los cultivos. Experiencias realizadas por
diferentes investigadores han reportado que las raíces de cultivos anuales pueden alcanzar hasta los 2- 3
metros de profundidad y cultivos perennes hasta 8 metros de profundidad. Por lo tanto, de no mediar
algún impedimento permanente para el crecimiento de las raíces –por ejemplo una piedra, los suelos de
tienen una capacidad de almacenamiento entre 200 a 800 mm de agua.
El pleno aprovechamiento de este volumen, va a depender de la cantidad de precipitaciones y de la
facilidad con que el agua ingresa (infiltración) y se distribuye (permeabilidad) en el suelo. Por
consiguiente, baja infiltración y/o permeabilidad muy reducida afecta negativamente el llenado del suelo.
Estos procesos son muy comunes en el centro y sur de Córdoba. La existencia de compactaciones
superficiales como sub superficiales generadas por el tránsito de maquinarias y animales, además de
impedir el ingreso de agua y promover el escurrimiento superficial y erosión, reduce la profundización
de raíces a 15 – 20 cm reduciendo drásticamente el volumen de suelo con capacidad de proveer agua, aun
si esta ha sido previamente acumulada.
En síntesis, suelos compactados que no almacenan toda el agua que pueden y si la planta vive 15 cm
de suelo – el denominado “horizonte climático”, el rendimiento dependerá de las precipitaciones casi con
exclusividad. Esta situación torna mucho más vulnerable a la producción, por tanto, cuando ocurren
fenómenos climáticos como los de esta campaña, la situación se torna mucho más crítica. Ahora bien ¿de
qué factores depende esta vulnerabilidad de los sistemas de producción? dependen de característica
naturales de las tierras y de las decisiones de producción
a) Características de los suelos: los suelos del sur de Córdoba tienen, por textura, una elevada
susceptibilidad a compactaciones superficiales y subsuperficiales. Es casi constante la presencia
de costras, “pisos de siembra” o antiguos “pisos de arado” (Foto 1) Estas capas reducen el
entrada de agua al suelo acelerando el escurrimiento y erosión (Foto 2) y confinan el desarrollo
de las raíces de los cultivos. . Estudios locales indican reducciones en la infiltración en más del
400% entre situaciones con y sin tránsito de la cosechadora. En segundo lugar, el otro factor de
relevancia a la hora de “cosechar agua” adentro del suelo es el relieve. En principio, a mayor
gradiente de pendiente mayor posibilidad de escurrimiento superficial. La combinación de relieve
con declives y las compactaciones magnifican la ineficiencia en el uso del agua de lluvia.
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Pie de Arado
Horizonte A
Raíces confinadas
20 cm
Foto 1: Suelo compactado Foto 2: Escurrimiento y erosión en relieve ondulado
Si el uso del suelo no contempla estas condiciones naturales o si el manejo no aplica las
tecnología apropiadas, el resultado es una baja eficiencia el uso del agua de lluvia con procesos
de erosión hídrica, eólica y mayor dependencia de insumos externos (genotipo, fertilizantes y
biocidas) cuya eficacia sobre el rendimiento depende a su vez del abastecimiento hídrico que
tenga el cultivo.
b) Uso de las tierras: en la región del centro y sur de Córdoba, al igual que en el resto del país, se ha
producido en los últimos 15 años, una marcada expansión de la agricultura: datos de 2006
indican que el 65% de la superficie en producción es de uso agrícola y el resto de uso forrajero
(de Prada y Penna, 2007). Esta mayor superficie con cultivos agrícolas se realiza en detrimento
de áreas dedicadas a pasturas y pastizales en sistemas de producción agrícola y ganadera,
generalizándose una forma de producción con rotaciones cortas y des balanceadas. Por ejemplo,
para la esta región por cada hectárea cultivada con maíz corresponden aproximadamente dos ha
cultivada con soja y por cada hectárea de pastura corresponden tres ha de soja (de Prada y Penna,
2007).
Esta expansión de la agricultura en pocos casos ha tenido en consideración las limitaciones y
riesgos de la mayor presión de uso sobre los suelos y, por lo general, no van acompañadas de la
incorporación de las tecnologías apropiadas a cada limitación y potencialidad ambiental. Todo
este proceso implica un incremento en el deterioro de los suelos, cuya causa se puede explicar en
los cambios en la estructura agraria de la región. En tal sentido, sistemas de producción
orientados hacia la especialización agrícola buscando la más alta rentabilidad financiera en el más
corto plazo posible, sobre la base de contratos anuales de alquiler, conllevan a una mayor
dependencia de la producción al comportamiento del clima, a una creciente demanda de insumos
de alto costo (fertilizantes, biocidas) sin rotación de cultivos y ausencia de tiempos y procesos de
recuperación de la capacidad productiva de los suelos. Esta situación pone en riesgo potencial
tanto a la capacidad productiva de las tierras como a la estabilidad económica empresaria del
productor agropecuario propietario de la tierra, pero más aún si es arrendatario.
Entre la pérdida de la capacidad productiva de las tierras a que induce esta estructura de
producción, se refleja en la economía del agua y en las “bondades de la siembra directa”. El
monocultivo no genera suficiente biomasa de rastrojo para cubrir el suelo y reponer materia
orgánica para mantener la actividad biológica global del suelo, el desarrollo de todos los procesos
biogeoquímicos y mejora de la estabilidad de la estructura.
Las siguientes fotos documentan cómo la existencia de cobertura de rastrojo ha incidido en el
desarrollo de cultivo de soja: la foto de la izquierda (foto 3) el cultivo permanece vivo donde el
suelo está algo cubierto con rastrojo mientras que en los sectores sin cobertura el cultivo ha
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ingresado en estado de senectud. El caso extremo del efecto de monocultivo (Foto 4) donde se ha
malogrado totalmente la siembra de soja sobre un lote completamente desnudo, cuyo antecesor
fue maní y que, en febrero se volvió a resembrar.
Foto 3: Manchoneo en soja -O Río Cuarto Foto 4: Soja seca sobre maní –zona C. Moldes (3/2/2012)
a) Tecnologías de manejo del suelo: : Si bien la “siembra directa” ha logrado aumentar la eficiencia
del uso de agua principalmente por el menor tiempo transcurrido entre el inicio de las lluvias y y
la siembra del cultivo y por la disminución de la evaporación directa desde la superficie del suelo
cuando existe una mayor cobertura de rastrojos en superficie, esta tecnología no ha resuelto el
problema de las compactaciones. Estas capas en los suelos de la región están casi siempre
presentes y producen un marcado confinamiento de las raíces. La Foto 5 muestra claramente el
nivel de confinamiento de raíces de soja en los primeros 15 cm de suelo. La planta de la izquierda
ha logrado atravesar la compactación y por tanto su desarrollo es normal en relación a las plantas
ubicadas a la derecha.
Foto 5: Efecto en el crecimiento de soja por confinamiento de raíces (Chajan 10/2/2012)
Estas compactaciones son posibles de controlar. Sin embargo, la acciones técnicas para hacerlo
(labranzas verticales) no están incluidas en el actual “paquete tecnológico”1.
En cuanto al relieve, si bien existen técnicas de manejo de probada eficiencia para detener el
escurrimiento (cultivos a nivel, en franjas o en terrazas) tienen muy poca adopción en los
productores. La Foto 6 muestra para un cultivo de maíz en la actual campaña agrícola, el
desarrollo de espigas según localización de las plantas en el trayecto -pendiente abajo, entre los
bordos de terrazas de absorción implementadas en un relieve ondulado en un Haplustol franco
arenoso:
1 A excepción del cultivo de maní que es más frecuente el uso de labranza vertical superficial (con profundidades de labor no
mayor a los 30 cm) para homogenización del suelo.
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Foto 6: Efecto de las terrazas sobre el rinde de maíz
(Cultivo en Costa del Tambo –oeste de Río Cuarto 9/2/2012)
La Foto 5 ilustra contundentemente el impacto sobre el rendimiento con practica de conservación
de suelo y agua. En el esquema, se representa el perfil de un sistema de terrazas de absorción y la
conservación de suelo y agua en el sitio. La línea de punto representa la acumulación de agua adentro
del suelo. En primer lugar, es muy importante destacar que en la imagen podemos observar como un
maíz sembrado temprano tiene un buen desarrollo de la espiga aún en el caso donde la acumulación
de agua es menor, lo cual contrasta con los sitios donde no hay practicas de conservación de suelo y
agua que la sequía prácticamente ha malogrado el desarrollo del cultivo de maíces temprano. En
segundo lugar, se puede observar el efecto de la sequía y manejo del relieve sobre la distribución del
agua y consecuentemente el tamaño de la espiga. A la izquierda, donde menos se detiene agua, las
espigas muestran el efecto de la falta de agua: espigas más cortas (15 - 20 granos por hilera), de
menor diámetro (10 – 12 hileras) y abortos florales. En la medida que las plantas se ubican pendiente
abajo, donde el detenimiento del escurrimiento es mayor y el agua ingresa al suelo, las plantas
desarrollaron espigas más largas (25 - 35 granos por hilera), de mayor diámetro (15 – 20 hileras) y
sin abortos florales.
Síntesis de los aspectos suelo y cultivos
Suelos compactados: disminuye la captura de agua y el abastecimiento hídrico a los cultivos
Escurrimiento superficial: pérdida de agua para la producción, erosión.
Monocultivo: agotamiento del suelo, mayor dependencia de insumos (genotipos, fertilizante, biocidas)
8
3. - Impacto en el estado de los cultivos por factores climáticos y edáficos
Sobre lo expuesto precedentemente, se documentan diferentes situación mediante observaciones de
terreno realizadas al sur de Río Cuarto los días 3 y 10 de febrero de 2012 (Figura 1).
Figura 2: Esquema del recorrido efectuado sobre imagen Google Earth
En este recorrido se han observado 4 de los ambientes representativos del sur de la provincia de Córdoba:
Llanuras onduladas al oeste, Llanuras medanosas al suroeste, Llanuras deprimidas al sureste y Llanuras Planas al
centro y este (Figura 2).
Figura 3: Ambientes representativos del sur de Córdoba sobre imagen Google Earth.
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3.1 – Incremento de la Evapotranspiración potencial (ETP)
El incremento de la ETP: este proceso es favorable para transformar agua en biomasa en tanto y en
cuanto, el cultivo sea abastecido adecuadamente. Para la actual campaña estas situaciones se observan en suelos
con aporte capilar desde la capa freática y bajo riego (Fotos 7 y 8).
Foto 7: Soja con aporte de agua por freática Foto 8: Soja en regadío. Zona Las Acequias.
Se observa un excelente desarrollo del cultivo en suelos Haplustoles, franco arenosos, con vinculación a
capa freática en proximidades de Las Acequias (Foto 7). Similar situación se encuentra en planicies arenosas con
freáticas de baja salinidad a profundidades menores a 2,5 m en el centro sur de Córdoba (Jovita, Del Campillo,
Vicuña Mackenna, etc).
3.2 – Estrés calórico El estrés calórico se refiere al incremento en las temperaturas sumado al impacto del viento sobre el dosel
de los cultivos ha generado daños sobre hojas, flores y frutos.
Daños foliares: se observa un “quemado” de hojas basales y media con senescencia anticipada de las
mismas y la consecuente disminución en el desarrollo de las plantas. La magnitud del daño está en relación con la
disponibilidad hídrica del suelo. Dicha disponibilidad se vincula al control de la evaporación según el grado de
cobertura de rastrojo disponible en la superficie del suelo, la transpiración por malezas y la capacidad de
exploración del perfil del suelo por las raíces: suelos desnudos, enmalezados y con raíces confinadas en tan solo
15 – 20 cm marcan la diferencia sobre los efectos del estrés calórico.
Foto 8. Efecto estrés calórico y su impacto en el desarrollo del cultivo de soja
10
Foto 9 y 10: estado de desarrollo del cultivo de soja oeste de Río Cuarto.
Estas situaciones se han registrado al oeste de Río Cuarto, zona Costa del Tambo, sobre
Haplustoles franco arenosos, con relieves moderadamente ondulados. Los cultivos (Fotos 9 y 10) están a
5 km de distancia entre sí, es el mismo suelos pero con diferente manejo. El cultivo más afectado muestra
muy baja a nula cobertura superficial y escaso desarrollo de raíces por confinamiento de las mismas a
causa de “pisos de arado y de siembra”.
La mayor intensidad de daños foliares por el estrés calórico se aprecia en el cultivo de maíz,
donde también es evidente diferencias de magnitud en relación al manejo del suelo. Similar situación
también se presenta en diferentes manejos de los suelos y cultivos y, en diferentes localidades de la
región.
Fotos 11, 12 y 13: Diferentes estado foliar en cultivo de maíz
La Foto 11 y 12 corresponde a cultivos de alta densidad (más de 75 mil plantas/ha) en la zona de
La Aguada separados a 15 km entre sí con suelos similares. La Foto 13 corresponde a un cultivo con
desarrollo normal en la zona de Villa Marcelina sobre suelo sin limitación física (compactación) para la
exploración en profundidad del sistema de raíces y menor densidad que la situaciones previas (menos de
70 mil plantas/ha) que las otras condiciones.
Daños en flores y frutos: por efecto del estrés calórico se han producido daños de los
componentes del rendimiento de las estructuras reproductivas de los cultivos. El maíz ha sido el más
afectado tanto por la ocurrencia de protandria y desfasaje de tiempos de antesis entre flores masculinas y
femeninas y por deshidratación “quemado” del polen en algunos casos. En cultivos de soja el mayor daño
ha sido en cultivares de ciclo determinado, por el aborto de flores y chauchas, situación que no puede ser
compensada por la reposición permanente de flores de los cultivares de ciclo indeterminado.
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Foto 14: Cultivo de maíz en zona La Carolina
Fotos 15: cultivo de buen desarrollo vegetativo sin espigas Foto 16: con formación de espigas en
Algunas plantas dispersas
3.3 - Uso de las tierras Se han observado menor impacto del estrés térmico e hídrico en similares ambientes pero que tienen
mejor ajustado el uso de las tierras. Por ejemplo, un ambiente que está sujeto a la expansión de la agricultura son
los sectores de pie de monte de las sierras de Comechingones. La incorporación de tierras al uso agrícola
continuo, principalmente soja y en menor escala de maíz, llegan hasta el borde los afloramientos rocosos. La
escasa profundidad efectiva de suelo disponible a explorar por las raíces del cultivo, la presencia de piedras
sueltas, etc. en varias situaciones significó un mayor impacto del déficit hídrico y el riesgo de degradación por
erosión hídrica ante eventuales lluvias intensas.
Cabe puntualizar que estas zonas las precipitaciones son algo superiores que la llanuras del este dado la
influencia orográfica del sistema Comechingones. En las Fotos 17 y 18 se observan cultivos afectados por estrés
hídrico y térmico no obstante las mejores precipitaciones locales.
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Foto 17: Cultivo de soja en pie de monte Sierras Comechingones
Foto 18: Cultivo de maíz lote, soja en la banquina, en pie de monte Sierras Comechingones
Otro ambiente de fuerte expansión de la agricultura son las planicies de suelos arenosos asociados con
formaciones de médanos -algunos fijos y otros en actividad- vinculados a activas cubetas de deflación. Estos
ambientes son de buen potencial de producción, que han tenido intensos procesos de degradación por erosión
eólica en décadas pasadas, están medianamente estabilizados pero persiste la alta fragilidad y que requieren
mantener un uso y manejo adecuado para no retornar al pasado.
Las siguientes fotos ilustran este contraste entre en planicies arenosas del sur oeste de Córdoba (Paunero,
Laguna Oscura). La foto 19 muestra un cultivo de maní y la 20 un cultivo de alfalfa en pastoreo ambos en
excelente estado vegetativo. La foto 21 un médano vivo limítrofe al cultivo de maní.
Foto 19: Cultivo de maní Foto 20: Cultivo de alfalfa en pastoreo
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Foto 21: Asociación de Haplustoles énticos arenosos con maní y médanos vivos en Laguna Oscura
La matriz arenosa de los suelos de este ambiente posibilitó la profundización del sistema de raíces (2 m)
apreciándose un buen estado del cultivo durante la sequía (Foto 22) aunque también se advierte la fragilidad
del ambiente con alto riesgo de generación de formaciones medanosas (Foto 23) particularmente en períodos
secos y ventosos.
Foto 22: Cultivo de soja en Paunero. Foto 23: Formación de médanos en cultivo de soja
El cambio de uso hacia sistemas de producción agrícola puro en estos ambientes arenosos, también ha
impactado en el deterioro de la infraestructura necesaria para la producción animal, tal como se grafica en las
fotos 24 y 25.
Fotos 23 y 24: playa de deflación eólica, deterioro de alambrados y aguada. Paunero (Cba)
14
Las Fotos 25 y 26 grafican el impacto de la sequía sobre dos sistemas de producción distantes 5 km uno
de otro localizado sobe Haplustoles de textura franca a franca arenosa en la zona de Coronel Moldes. La Foto 25
muestra el excelente desarrollo de cultivo de alfalfa. En cambio la Foto 26 muestra un suelo desprovisto
totalmente de cobertura y compactado, en el que luego de cosechado maní (se ven las cajas en la superficie) se
sembró un cultivo de soja en la primavera de 2011 y que se ha muerto por déficit hídrico.
Zona Cnel. Moldes: Foto 25: Cultivo de alfalfa Foto 26: Cultivo de soja seco sobre rastrojo de maní.
Otro aspecto de desajustes en el uso de las tierras por la expansión agrícola es el cultivo en suelos de
limitadas aptitudes agrícolas. La Foto 27 grafica el efecto de sequía en un cultivo de maíz y la Foto 28 el
impedimento en la germinación de soja por encostramiento en suelos sódicos en la zona de Villa María. Esta
situación es muy frecuente en la Llanura deprimida del sur de Córdoba.
Foto 27: Cultivo de maíz en suelos sódicos. Foto 28: Costra sódica dificultando emergencia soja. V. María (Cba)
3.4 - Manejo de los suelos:
3.4.1 - Manejo de relieves ondulados. La sistematización del relieve desde líneas a nivel como hasta
diferentes sistemas de “terrazas”, ha demostrado efectos favorables sobre el comportamiento del cultivo de soja y
especialmente maíz, no obstante la poca cantidad de precipitaciones durante el ciclo. Las microzonas de los
bordos de terrazas muestran mayor desarrollo de los cultivos y mayor producción especialmente en maíz, en parte
por mayor acumulación de agua y parte por mayor espesor del horizonte superficial. En tal sentido, si se logra
detener el agua de manera relativamente distribuida en la superficie del suelo se evita el escurrimiento (y la
consecuente erosión) y aumenta el ingreso de agua al suelo. En la Figura 4 se observan técnicas de manejo del
relieve al oeste de Río Cuarto.
En el recuadro rojo de la Figura 4 indica un lote cultivado con maíz en la actual campaña de cosecha gruesa
en la zona Costa del Tambo. El suelo es un Haplustol, franco arenoso, de relieve ondulado y con 2% promedio
15
de pendiente. La implementación de terrazas de absorción ha marcado claramente la mejora en la eficiencia de
uso del agua como documentan las fotos 29 y 30.
Figura 4: Técnica manejo del relieve en Llanura ondulada al oeste de Río Cuarto sobre imagen Google Earth
.
Foto 29 y 30: efecto de las terrazas sobre el desarrollo vegetativo y reproductivo de maíz.
Una influencia similar se ha comprobado en los diferentes ambientes de la región que tienen organizado
el relieve para reducir pérdidas de agua por escurrimiento. Se muestra otro ejemplo de cultivo de maíz en
ambientes ondulados de La Barranquita.
Fotos 31 y 32: Cultivo de maíz con buen desarrollo sobre Haplustoles típicos franco arenosos sin
limitaciones físicas para el desarrollo de las raíces, con relieve sistematizado con terrazas de base angosta
Sobre el mismo suelo sin manejo de relieve, se aprecia un impacto del estrés hídrico mucho más enérgico
con prácticamente perdida del cultivo de maíz
16
Foto 33 y 34. Cultivo de maíz en similar etapa de ciclo y en la misma serie de suelos, en terrenos no
sistematizados y deficiente manejo. El cultivo prácticamente no tiene producción de granos.
3.4.2 – Manejo de la condición física de los suelos: El deterioro físico de los suelos ha puesto de
manifiesto un mayor impacto del estrés hídrico y térmico sobre el desarrollo vegetativo y reproductivo de los
cultivos. Se observan disminuciones importantes de los componentes del rendimiento: falta de plantas por fallas
en la germinación, plantas que no alcanzan el ciclo reproductivo y pérdida del stand de plantas por muerte. Estas
situaciones se observan con mayor contundencia sobre suelos con deficientes condiciones morfológicas tales
como compactación subsuperficial, límites abruptos entre horizontes, suelo descubierto, baja estabilidad
estructural de superficie (grano suelto), alta resistencia mecánica y poca acumulación de agua en el perfil.
Todas las condiciones de los suelos que han implicado mayor estratificación del perfil y han
condicionado el crecimiento del sistema de raíces a los primeros centímetros del suelo, han ocasionado problemas
en el comportamiento de los cultivos, con disminución del crecimiento, alteraciones en la antesis, llegando a en
algunas situaciones muerte del cultivo. Además de la menor profundización de raíces hay que mencionar las
deformaciones que las mismas sufren por crecer en condiciones físicas desfavorables (acintamientos,
bifurcaciones, etc.) lo que enlentece el flujo de agua a través de las mismas y aumenta el desfasaje entre la
demanda atmosférica y el flujo transpiratorio.
En suelos y ambientes similares pero que han tenido un manejo que posibilito al cultivo encontrarse con
un perfil homogéneo, sin límites abruptos, sin impedimentos para la exploración y proliferación de las raíces, con
acumulación de agua y control de la evaporación por una superficie sin capilares y/o cubierta de rastrojo, el
impacto de la sequía, si bien afecta el rendimiento potencial del cultivo, este ha sido menor. Un ejemplo extremo
de lo mencionado se aprecia en un cultivo de soja en suelos franco arenosos próximos a la localidad de Coronel
Moldes, donde hay pérdida total del cultivo, incluso donde se ha resembrado nuevamente soja que se aprecia en
etapa de emergencia (Foto 35).
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Foto 35: Soja seca sobre cultivo de maní –Coronel Moldes
La evaluación de las condiciones edáficas muestran que hay una fuerte compactación y muy alta
resistencia mecánica desde los 5 -7 cm de profundidad, y confinamiento del sistema de raíces en los 10 -12 cm
superficiales.
Fotos 36 y 37: Detalle del cultivo de soja sobre maní. Se observa pérdida de cultivo de soja y resiembra
En condiciones de suelos arenosos del sur oeste de Córdoba, donde la diferenciación morfológica del
suelo son menores, con perfiles no tan estratificados, de menor resistencia mecánica a la penetración de raíces, ha
posibilitado un mejor desarrollo en profundidad de las mismas, hasta 2,0 metros. Por otro lado, la elevada
permeabilidad de estos suelos permitió una mayor profundización del agua –aún en bajos milimetrajes todo lo
cual se tradujo en un menor impacto en el desarrollo de los cultivos tal como lo muestran las Fotos 38 y 39.
Cultivo de soja con buen desarrollo en Chaján (Foto 38) y Paunero (Foto 39)
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Una situación similar se encuentra en cultivos de soja del oeste de Suco, Cº Suco y cuenca alta del Aº
Zelegua. Si bien hay cierta similitud textural en los suelos, hay diferencias ambientales, especialmente por la
frecuencia e intensidad de los vientos por el ingreso de corriente de aire seco del oeste.
Fotos 40, 41, 42. Cultivo de soja próxima a Suco, de bajo porte por daño de granizo (F 40), en el centro
(F 41) cultivo con buen desarrollo en suelos franco arenosos próximo al cerro Suco y a la derecha (F 42)
cultivo de aceptable desarrollo en cuenca alta del arroyo Zelegua sobre suelos franco arenoso fino.
Como se mencionó más arriba el cultivo de maíz ha sido el más afectado por la falta de lluvias y calores
intensos y el que expresa con mayor claridad la importancia del manejo adecuado del sistema suelo-planta-
cultivo. A continuación se muestran diferentes situaciones que lo ejemplifican:
Fotos 43, 44 y 45. Vista de 3 cultivos de maíz con daños importantes por el estrés. A la izquierda (F 43)
vista de un cultivo a 25 km oeste de Río Cuarto, sobre Hapludoles típico, franco arenosos, en el centro (F
44) en Haplustoles típicos, franco a franco arenosos de Bulnes, y la derecha (F 45) en Hapludoles típicos
francos de La Carolina –El Potosí.
En las imágenes siguientes se visualiza el impacto de la sequía en el cultivo de maíz que ha tenido tres
diferentes manejos del suelo y del cultivo:
Foto 46, 47 y 48. La imagen izquierda (F 46) muestra el fuerte impacto de la sequia en un cultivo de
maíz sobre un Haplustol típico franco de Moldes, sembrado luego de un cultivo de maní en condiciones
de suelo descubierto, compactado desde los 5 cm y alta resistencia mecánica. En el centro (F 47) se
muestra una situación de manejo del suelo y cultivo de maíz con tecnologías mecánicas convencionales
(arado y escardillo) con fuerte impacto de la sequía. La imagen de la derecha (F 48) sobre un Haplustol
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típico franco arenoso, sin limitaciones al desarrollo de raíces que alcanzan 1,2 m de profundidad al este
de Villa Marcelina.
El impacto de las compactaciones también han afectado el cultivo de maíz En las fotos 49 y 50 se
muestran dos situaciones de un mismo cultivo de maíz sobre un Hapludol típico franco arenoso en la zona de La
Aguada al oeste de Río cuarto. La imagen de la izquierda (F 49) muestra al cultivo con marchitez y
“acartuchamiento” de las hojas por deficiencia hídrica a consecuencia de la densificación del suelo por tránsito de
maquinarias mientras que la imagen de la derecha (F 50) el cultivo está en perfecto estado y corresponde a una
situación donde la densificación es mucho menor.
Foto 49 y 50: maíz con y sin estrés hídrico por la existencia de suelo compactado y no compactado.
En otra situación próxima a la localidad de Las Vertientes, un cultivo de maíz sobre un Haplustol údico,
franco, con buena cobertura superficial de rastrojo (Foto 51), sin densificaciones ó limitaciones morfológicas, ni
resistencia mecánicas importantes a la exploración y proliferación de raíces y sobre la misma situación climática
que afectó la región, si bien se observan daños foliares que posiblemente afecten el rendimiento, la intensidad del
daño es mucho menor, ya que no se observa pérdida de plantas y todas las plantas poseen espiga formada (Foto
52) lo que asegura producción ante una adversidad climática importante.
Foto 51: cobertura de rastrojo en cultivo maíz Foto 52: Rendimiento logrado en maíz
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El “maní” es otro cultivo importante para la economía regional y nacional, también ha sido sometido al
impacto del estrés climático, con diferente magnitud en relación a las condiciones del suelo donde se lo cultiva y
al manejo que se ha dado al cultivo.
A modo ilustrativo se presentan dos ejemplos que muestran condiciones contrastantes de condiciones del
suelo y estado del cultivo:
Fotos 53 y 54: Cultivo de maní de escaso desarrollo vegetativo y reproductivo en Haplustoles típicos
francos en la zona de Cnel. Moldes, sembrado sobre soja, con suelo compactado desde la superficie, con
escaso desarrollo del sistema radicular (imagen de la derecha).
El hecho que el cultivo no cierre el surco sumado a la ausencia de cobertura de rastrojo determina
importantes pérdidas de agua por evaporación además de dificultar el proceso de clavado por la alta resistencia
mecánica del suelo seco.
Una situación totalmente diferente cuando el cultivo se realiza sobre un suelo con perfil homogéneo, con
baja resistencia mecánica a la proliferación y exploración radicular del perfil. Las siguientes imágenes muestran
un cultivo en la zona de General Levalle sobre un Haplustol, franco arenoso.
Fotos 55 y 56: cultivo de maní con desarrollo vigoroso. Suelo con labor de homogeneizado (des
compactación) generando un agregación favorable a la exploración radicular y al proceso de clavado.
Cultivo próximo a General Levalle.
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Un recurso hídrico importante en la región es la existencia de freáticas someras que pueden convertirse en
un importante recurso de agua. La siguiente situación en La Mercantil (sur de San Basilio) ilustra el impacto de la
sequía en una combinación suelo - cultivo - freática. Se evalúo un lote cultivado con soja en un suelo franco
arenoso con influencia de capa freática a partir de 1,20 - 1,50 m de profundidad y con una fuerte compactación
subsuperficial2 a partir de los 7- 10 cm con un fuerte confinamiento de las raíces en esa profundidad (Foto 57 y
58). Las plantas cuyas raíces lograron atravesar la compactación alcanzaron la influencia de la freática con un
desarrollo excelente tanto en vegetativo como en lo reproductivo (se contaron más de 40 vainas por planta).
Fotos 57 y 58: Desarrollo diferenciado de plantas de soja con raíces confinadas. Las de mayor desarrollo han
“perforado” la compactación y se abastecen de la capa freática.
Esta condición física – morfológica del suelo marcó la diferencia de rendimiento de 0 a más de 30
quintales/ha en el mismo cultivo y suelo. Las siguientes fotos muestran esta diferencia.
Foto 59 y 60. Soja muerta y con excelente desarrollo si alcanzó el aporte de la freática.
2 En estos ambientes hay desarrollo de horizontes B con algún aporte de sodio (sin ser sódicos) que muestran algo de
dispersión, con desestabilización estructural que en situación de seca se magnifica la compactación del suelo generando una
situación muy confinada para el desarrollo de raíces.
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4. Recomendaciones
4.1. - Recomendaciones a los productores, asesores y contratistas
El cambio climático con alternancia de períodos secos asociados a lluvias intensas en una misma estación
y con distribución desuniforme, junto con temperaturas superiores ó inferiores a la normal, representa una
realidad cada vez más evidente en los últimos 15 años, por lo que es estratégico considerarlo en la programación
de los sistemas de producción.
La sequía del período 2011-2012 ha vuelto a evidenciar que la economía del agua es una cuestión
esencial para la estabilidad de la empresa agropecuaria. También resulta prioritario el diseño correcto de las
tecnologías de uso y manejo de los suelos y prácticas de conservación como etapa previa y necesaria para que
funcionen las tecnologías de insumos. Los avances en los nuevos sistemas de labranza han mitigado la erosión
hídrica, pero se han incrementado los escurrimientos de agua y las compactaciones de los suelos.
En consecuencia se estima necesario tener un orden de jerarquías en el diseño tecnológico para la
conducción de los sistemas de producción: a) manejo de la economía del agua (capturar agua adentro del suelo y
posibilitar que los cultivos la utilicen) b) manejo del balance del carbono y condición física del suelo (secuencias
de cultivos, cobertura superficial, abonos verdes, cultivos de cobertura, labranzas verticales), d) elección
adecuada del genotipo y del diseño de plantación, e) riego, fertilización y manejo del sitio específico.
Tomando como base las evaluaciones mencionadas en este informe técnico, se hacen las siguientes
sugerencias:
1. En lo estratégico (mediano largo plazo)
a. Avanzar en la planificación del uso de las tierras sobre la base de sistemas de producción
y no sobre la base de cultivos anuales
b. Recuperar sistemas de producción más diversificados que implique rotaciones de
cultivos perenne / anual o gramínea / leguminosa en proporciones similares. Ajustar
dichos sistemas a las limitaciones y bondades de las tierras.
c. Aumentar paulatinamente la cantidad de humus (materia orgánica íntimamente mezclada
con la fracción mineral) en los primeros 20 cm del horizonte superficial del suelo.
2. En lo operativo (anualmente):
a. Zonificar los lotes según el potencial productivo del suelo identificando que tipo de
limitante (física, química) reduce el rendimiento, diseñar el control técnico de la misma
y ajustar el modelo de plantación más adecuado.
b. Controlar los procesos de compactación del suelo: verificar una correcta presión de
inflado de los neumáticos de todos los implementos agrícola, organizar el tránsito
adentro de los lotes (particularmente durante la faena de cosecha).
c. Incorporar en el “paquete tecnológico” vigente el laboreo vertical del suelo: des
compactar, homogenizar el perfil para favorecer la infiltración de agua y permitir una
profunda y profusa exploración de las raíces. La decisión de utilizar esta labranza
dependerá del mantenimiento de las condiciones de no compactación del suelo.
d. Incorporar también al “paquete tecnológico actual” la incorporación de materia orgánica
al interior del suelo, para aumentar la actividad biológica global del mismo, estimulando
los procesos biogeoquímicos, la nutrición orgánica complementaria y le mejor
agregación y estabilidad estructural del suelo,
e. Implementar prácticas de conservación de suelo y agua permanentes que disminuyan
drásticamente el escurrimiento superficial: desde cultivos en contorno, franjas de
cultivos, franjas empastadas o terrazas.
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f. Incorporar al “balance de nutrientes por ambiente” como herramienta de gestión de la
fertilización de los cultivos según las curvas de respuesta económica.
4.2.- Sugerencias de políticas agropecuarias provincial y nacional
Es necesario favorecer el desarrollo de una estructura agraria donde se vincule más estrechamente la
propiedad del recurso con los responsables de la producción, con una visión de largo plazo y una escala apropiada
para la producción y retención de la población en el medio rural. Por tanto se sugiere:
1. Reglamentación y vigencia de la Ley de Extranjería de Tierras
2. Aprobación de una Ley de Ordenamiento territorial en el medio rural
3. Aprobación de una nueva Ley Nacional de Arrendamiento de Tierras que privilegie el largo
plazo como horizonte de planificación y producción
4. Profundizar la ejecución de la Ley Provincial de Conservación de Suelos
5. Ejecución del Plan Estratégico Agroalimentario 20 y de Programas de Diversificación de la
producción (agroforestería, sistema agrosilvopastoriles, producción de carnes)
Río Cuarto, 29 de febrero del 2012
Bibliografía
De Prada y J. Penna Editores. 2007. Percepción económica y visión de los productores agropecuarios de
los problemas ambientales en el sur de Córdoba, Argentina. UNRC – INTA. 94 p.
FAO. 1981. Report on the Agro-Ecological Zones Project. Vol. 3. Methodology and Results for South
and Central America. World Soil Resources Report 48/3. Roma
Seiler, R. 2012. LA SEQUÍA 2011-2012: UNA COMBINACION DEVASTADORA CAUSADA POR
DOS FENOMENOS SIMULTANEOS. Informe técnico. Agrometeorología FAV UNRC. 10 p.