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"Un Análisis Crítico de Estudios sobre la Violencia en Colombia"
Fernando Gaitán(Consultor Privado)
Santiago Montenegro(Decano - Facultad de Economía - Universidad de los Andes)
Mayo 2000
Preparado con motivo de la conferencia internacional:
"Crimen y violencia: Causas y Políticas de Prvención"
Auspiciado por el Banco Mundial y la Universidad de los Andes
Bogotá, Colombia
INTRODUCCIÓN
La teoría debe avanzar después de que los hechos reales se han mostrado en toda su
plenitud. Pero una vez lo han hecho es un error volver a las antiguas equivocaciones.
Ambos fenómenos han acompañado los estudios sobre la violencia en Colombia en las
últimas dos décadas. En 1978 Paul Oquist publicó su clásico “Violencia, política y
conflicto en la sociedad colombiana1” que trataba de indagar por las causas de la
violencia en los cincuenta. La violencia contemporánea de Colombia apenas
comenzaba su marcha explosiva. La mirada estaba puesta atrás, en la que finalmente
fue la irrestañable herida de la violencia de mitad de siglo. Oquist aportó una visión
diferente a la que hacia curso en Colombia la cual, en muchas ocasiones. trataba de
encuadrar en las categorías marxistas las causas de la violencia y, desde otro punto de
vista, sólo lo veía como producto de un cultural odio entre liberales y conservadores.
Oquist, profundo, minucioso y con un completo estudio empírico e histórico argumentó
que en el derrumbe parcial del Estado se encontraba la causa principal de la violencia
de los cincuenta.
1 Oquist, Paul, "Violencia, conflicto y política en la sociedad colombiana", Bogotá, 1978.
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Diez años después, en 1988, la Comisión de Estudios Sobre la Violencia, a solicitud del
presidente Barco y de su ministro de gobierno, Fernando Cepeda, publicó su informe2.
Aquí lo nuevo se confundía con lo viejo. Se hablaba de una cultura de la violencia
inmersa en el tejido social colombiano y se descubrían nuevas formas de violencia,
nuevas causalidades. La falta de apertura democrática, la exclusión de las minorías, el
desequilibrio regional y las condiciones objetivas de pobreza y desigualdad formaron,
entre otros múltiples aspectos, un nuevo conjunto de explicaciones. Además,
introdujeron el concepto de que no había violencia sino violencias, entre otras: violencia
política, violencia urbana, violencia organizada, violencia contra minorías étnicas,
violencia transmitida a través de los medios de comunicación y violencia en la familia.
La constitución de 1991 intentó abrir cauces democráticos, aumentar los derechos,
beneficiar a las minorías, mejorar la justicia, controlar la televisión pero la violencia
siguió su curso explosivo hasta 1993 cuando dejó de crecer.
En 1994 – 1995 Malcolm Deas, Armando Montenegro, Carlos Esteban Posada y
Fernando Gaitán Daza3 llamaron la atención sobre el funcionamiento de las
instituciones encargadas de brindar justicia. De nada servían los derechos consagrados
en la Constitución que, como la de 1863, ofrecía toda clase de libertades y garantías si
las instituciones encargadas de garantizarlas no cumplían su función. Parodiando al
Presidente Nuñez4 la vida era inviolable pero podía asesinarse de vez en cuando. En
el texto de la Constitución se garantizaba la propiedad privada pero en cada esquina
acechaba un secuestrador, un funcionario corrupto o un atracador. Había todo tipo de
libertades públicas pero una bomba, un atentado por la espalda al salir de grabar un
2 Comisión de estudios sobre la violencia "Colombia: violencia y democracia", Bogotá, 1988. Formaron parte de lacomisión Gonzalo Sánchez (coordinador), Jaime Arocha, Alvaro Camacho, Darío Fajardo, Alvaro Guzmán, General® Luis Alberto Abdrade, Carlos Eduardo Jaramillo, Carlos Miguel Ortiz, Santiago Peláez y Eduardo Pizarro.3 Malcolm Deas y Fernando Gaitán Daza, "Dos ensayos especulativos sobre la violencia en Colombia", Bogotá,1995. Montenegro, Armando", "Justicia y desarrollo económico", Bogotá, 1994. Montenegro, Armando y Posada,Carlos Esteban, "Criminalidad en Colombia", Bogotá, 1995.4 Ver cita de Nierto Arteta, Luis, "Economía y cultura en la historia de Colombia", Bogotá, 1983, Página 245.
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programa de televisión las conculcaba. Tal era la situación en 1995 y lo es hasta
nuestros días. La dramática realidad se ha manifestado en toda su plenitud.
Este trabajo intenta seguir las huellas que han ido dejando nuestros investigadores en
estos veinte años para explicar nuestra desbordada violencia. Su presentación y
esquematización no intenta ser exhaustiva e inevitablemente su análisis estará
contrastado con las circunstancias que determinaron el avance en uno u otro sentido de
las investigaciones.
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I. TAXONOMÍA DE LAS TEORÍAS
I.1. Disciplina
La disciplina de los investigadores ha marcado, en buena medida el rumbo de las
investigaciones. Los siquiatras enfatizan los problemas de conducta de los colombianos
-como si las categorías sicológicas individuales pudieran aplicarse a las colectividades5.
Los antropólogos enfatizan en los elementos culturales. Los historiadores creen
encontrar en sucesos remotos las causas de nuestra violencia actual. Los sociólogos
se centran en las relaciones sociales de conflicto. Los médicos, como previniendo el
cólera, emplean el procedimiento epidemiológico para reducir los elementos de
contagio de la violencia. Y los economistas hacen énfasis en la actitud de los seres
racionales ante los costos y beneficios -castigos y recompensas- del crimen, en un
enfoque muy similar a la psicólogos sociales comportamentalistas.
A riesgo de simplificar el siguiente cuadro nos presenta un esquema de los enfoques.
DISCIPLINA ENFOQUE
SOCIÓLOGOS Las causas de la violencia están en el tejido social. La
familia, las relaciones entre vecinos, la pérdida de
valores, las situaciones de riesgo, la pobreza y la
desigualdad, la falta de identidad están en la base de la
violencia.
POLITÓLOGOS Las relaciones políticas, en especial el sistema
excluyente del Frente Nacional y la ausencia de Estado
5 Esta fue una tendencia inagurada por Eric Fronm. Sean o no ciertas sus generalizaciones, los movimientos socialesno piden cita con el psiquiatra. Ver Fronm, Eric, "El miedo a la libertad", Buenos Aires, 1979.
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como mediador de conflictos, son realzadas por estos
científicos sociales.
SICÓLOGOS Enfatizan la reproducción de la violencia a través de la
familia, la televisión y el maltrato. En su versión
comportamentalistas enfatizan en la existencia de
comportamientos agresivos que se ven como exitosos
en el medio social.
ANTROPÓLOGOS Destacan la transmisión cultural de la violencia, aunque
comparten con las demás disciplinas la multicausalidad
de la violencia.
MEDICOS Existen situaciones de riesgo de salud pública que
deben ser eliminadas o controladas para prevenir la
transmisión de la violencia. Su principal aporte se basa
en estudios epidemiológicos.
ECONOMISTAS En su versión más pura consideran que los individuos
actúan racionalmente en respuesta a los costos y
beneficios del crimen. En los últimos años han optado
por examinar no las causas de la violencia sino el
efecto de la violencia sobre el crecimiento económico y
el bienestar. O la rentabilidad de la paz.
I.2. Método
En un evidente enlace con la disciplina de los investigadores se han empleado diversos
métodos de investigación y de exposición para referirse a la violencia en Colombia. Los
investigadores sociales -no economistas- respondiendo a su formación, que en
Colombia es baja en conocimientos estadísticos y matemáticos, en términos generales
han utilizado un método deductivo. Se parte de una idea que se considera
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preestablecida y se desarrolla un discurso tratando de probar cualitativamente -a veces
de manera cuantitativa- la hipótesis inicial. En algunos casos utilizaron estadísticas de
homicidios en series lamentablemente muy cortas y sin comparaciones con otras
regiones o países. Igualmente describieron la violencia de acuerdo a la hora de mayor
frecuencia de homicidios, los días donde ellos más se presentan, el tipo de armas, la
edad de las víctimas, el consumo de alcohol o otras drogas de las víctimas e intentaron,
con mediana fortuna, clasificar los móviles de los homicidios.
Naturalmente el método deductivo no es potestad de las ciencias sociales no
económicas. Los economistas dan por supuesto que los seres humanos actúan
racionalmente ante los costos y los beneficios y que el comportamiento social es la
suma de los comportamientos individuales. Sin embargo los economistas han preferido
utilizar series largas y dinámicas, colocar a prueba estadística y econométrica las
teorías sobre la violencia y utilizar análisis amplios de variables que explican la violencia
en conjuntos grandes de países. El error más frecuente que comenten es llevar al
extremo su método, confiar sólo en los datos y no contar con previos análisis
cualitativos o de información histórica6 A su vez los médicos y siquiatras intentan aislar
los factores de riesgo producto de investigaciones empíricas. Se supone que si el factor
de riesgo no toca a los individuos ellos presentarán menor tendencia a
comportamientos violentos. Naturalmente se puede argumentar que el mosquito no es
la causa de la malaria sino su transmisor. Pero se entiende que no hay tiempo, ante un
problema creciente y evidente, para buscar juiciosas causas y que el primer método es
reducir el riesgo.
Así pueden distinguirse dos métodos. Uno que hace énfasis en la deducción y otro que
prefiere las pruebas empíricas. Es natural que esta división no sea tajante. La historia
6 Algunos economistas al no validar los datos con análisis previos profundos cometen significativos errores. Porejemplo en sus series de delitos con frecuencia no consideran los cambios en el código penal que lleva a aumentos ydisminuciones de los delitos simplemente por la eliminación de algunos o los cambios de clasificación..
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comparada es una prueba empírica que no pasa siempre por el tamiz de los datos7. A
su vez los investigadores que se confían sólo en las pruebas empíricas pueden estar
sólo repitiendo el juego de las niñas que lanzan unas fichas al aire y después meten la
mano en las fichas esparcidas a ver cuantas cogen. Con estas salvedades se pueden
distinguir dos métodos. Uno discursivo y uno empírico. Y los que emplean ambos
métodos, es decir, son dialécticos.
Como una ramificación de los métodos empíricos y discursivos se encuentran, para
cada uno de ellos, los que acuden a las comparaciones internacionales y aquellos que
no lo hacen. Esto puede distinguirse por aquellos que hablan de una violencia
colombiana y los que se refieren a la violencia en Colombia. Esta no es una discusión
menor.
En el primero de los casos se acentúa la idea de que los colombianos son violentos por
naturaleza. Desde los orígenes de nuestra nación se produjo o produjeron fenómenos
históricos y culturales que quedaron marcados en nuestras formas de relación
interpersonales, en la cultura o en las estructuras sociales y económicas que nos hacen
proclives a la violencia. Los investigadores explican nuestro presente violento por un
real o inexistente pasado violento. Nunca ha estado claro si el ayer explica el hoy o lo
pasado simplemente es un componente de la actualidad.
A estos enfoques, basados en nuestras particularidades, se oponen, de alguna
manera, aquellos que hacen énfasis en las comparaciones internacionales. Hay
estados - nación que comparten algunas de nuestras características o, al menos, las
que se resaltan como culpables de nuestra violencia, que no soportan nuestros niveles
de violencia. En el extremo de estas explicaciones hay “niveles normales de violencia” y
estados anormales. O Colombia no se explica a sí misma. Entre el énfasis en lo
autóctono y el afán de compararnos oscilan las teorías.
7 La cliometría, rama de la historia que utiliza novedosos procedimientos estadísticos casi no se enseña en Colombia.
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El siguiente cuadro muestra los énfasis en la explicación de nuestra violencia.
MÉTODO EXPLICACIÓN
DISCURSIVO Hace énfasis en el método deductivo. Se
parte de una verdad que se considera
preestablecida y se procede a
contrastarla con la realidad haciendo uso
de métodos cualitativos. A esta categoría
pertenecen la mayoría de los
investigadores.
- sólo nacional Se basa en el análisis de los hechos
colombianos de una manera cualitativa.
Francisco Leal, Gonzalo Sánchez y la
Comisión de estudios sobre la violencia
son ejemplos de este método.
- comparaciones internacionales Compara el comportamiento de la
violencia en Colombia o de las variables
con las que se relaciona con el
comportamiento de las variables en otros
países. Hace parte de este método la
historia comparativa. Es ejemplo de este
método Malcolm Deas
EMPÍRICO Se basa en la observación de datos que
se contrastan con las teorías.
- sólo nacional Los datos son sólo nacionales. Hacen
parte de este método Alvaro Camacho y
Alvaro Guzmán y Alfredo Sarmiento.
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- comparaciones internacionales Además de la observación de los datos
nacionales se realizan comparaciones
internacionales. Ejemplo de este método
es Armando Montenegro y Francisco
Thoumi..
I.3. Nacionalidad
La nacionalidad de los investigadores a veces influye en sus apreciaciones sobre la
violencia en Colombia. Los investigadores extranjeros tienden a minimizar las
características que los colombianos consideramos estrictamente nacionales. Por el
contrario nuestros investigadores prefieren resaltar nuestros defectos como causa de
nuestra alta violencia sin considerar que esas mismas características están presentes
en la mayoría de las naciones. Por ejemplo los estudiosos de la violencia en Medellín
en la segunda mitad de la dé los ochenta resaltaron la estrecha relación con la madre o
el culto a la virgen María como una característica paisa no obstante de que esta esas
características son comunes a todos los países católicos, especialmente entre los
pobres8.
Hartlyn9, Oquist10, Henderson11 y Deas12 minimizaron nuestras esencias nacionales y
quisieron ver en aspectos no esenciales las causas de nuestra violencia. Otros
investigadores como Pecaut13 y Moser14, sin embargo, han resaltado características
8 Un estudios de María Mercedes Cuéllar de Martínez encontró que las personas tienden a ser más religiosas cuandose aumenta la violencia. No que son más violentas cuando cuentan con más arraigadas ideas religiosas. Ver Cuéllarde Martínez, María Mercedes, "Valores y capital social en Colombia, (fotocopiado), Bogotá, 1997.9 Hartlyn, Jonathan, "La política del régimen de coalición", Bogotá, 1993.10 Oquist, Paul, op. cit.11 Henderson, James, "Cuando Colombia se desangró, un estudio de la violencia en metrópoli y provincia", Bogotá,1985.12 Deas, Malcolm, op. cit.13 Pécaut, Daniel, "Orden y violencia: Colombia 1930 – 1953", Bogotá, 1987. Y "Crónica de dos décadas de políticacolombiana 1968 – 1988", Bogotá, 1989.
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nacionales, en especial respecto a las experiencias de sus países de origen como
causas de la violencia. En el cuadro siguiente se sintetizan las anteriores
apreciaciones.
NACIONALIDAD CARACTERÍSTICA
COLOMBIANO En su mayoría resaltan características
nacionales, que consideran específicas a
nuestro país, como causa de la violencia.
EXTRANJERO En su mayoría encuentran en hechos
específicos o en coyunturas particulares
la causa de la violencia en Colombia.
I.4. Modo de acercamiento
Los investigadores de la violencia han ofrecido explicaciones enfocadas en uno o varios
aspectos de la realidad a la violencia en Colombia o han preferido ofrecer explicaciones
totalizantes o holísticas. Al primer caso pertenecen, por ejemplo, las teorías de
Francisco Leal15 que ve en las dificultades del régimen político la causa de la violencia
y teorías como la del derrumbe del Estado de Oquist16 o dificultades en la
institucionalidad encargada de la justicia como Armando Montenegro y Carlos Esteban
Posada17. Desde este punto de vista hay un orden de causalidad en las causas de la
violencia donde unos factores son más importantes que otros y algunos elementos de
la realidad definitivamente no están relacionados con la violencia. Aunque no descartan
14 Moser, Caroline, "la violencia en Colombia: cómo construir una paz sostenible y fortalecer el capital social" enEnsayos sobre Paz y Desarrollo el caso de Colombia y la experiencia internacional, Bogotá, 1999.15 Leal, Francisco, "Estado y política en Colombia", Bogotá, 1989.16 Oquist, Paul, op. Cit.17 Montenegro, Armando y Posada, Carlos Esteban, op. Cit.
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que las dificultades del país no son reducibles a un solo aspecto, no todos los
problemas que tenemos generan violencia.
A la visión más holística, multicausal, de violencias entrelazadas que se retroalimentan,
pertenecen la gran mayoría de los trabajos tales como la visión de la Comisión de
Estudios sobre la Violencia18 que habló no de violencia sino de violencias, los trabajos
de Alvaro Camacho y Alvaro Guzmán19 y recientemente el trabajo de Caroline Moser20
para el Banco Mundial.
MODO DE ACERCAMIENTO
PARCIAL Encuentra en uno o en un conjunto
acotado de factores las causas de la
violencia, tales como el régimen político,
el Estado, la desigualdad, la justicia, la
impunidad.
HOLÍSTICO Este enfoque hace énfasis en la
existencia de diferentes tipos de
violencia, cada una de las cuales
requiere una explicación particular y un
tratamiento particular. A su vez
consideran que hay violencias que se
entrelazan y destacan la multicausalidad
de la violencia con frecuencia sin
jerarquía en la causación.
18 Comisión de estudios sobre la violencia, op. Cit.19 El más destacado de estos dos autores es sin duda "Colombia ciudad y violencia", Bogotá, 1990.
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II. REVISIÓN HISTÓRICA DE LAS TEORÍAS
II.1. La continuidad histórica de la violencia
En los inicios de la investigación sobre la violencia contemporánea en Colombia21 los
investigadores, especialmente politólogos, historiadores y sociólogos volvieron sus ojos
al pasado. Hasta ese momento la ciencia social, la literatura y la política aún estaba
encontrando explicaciones para la violencia de los cincuenta y la elaboración
estadística de las cifras sobre la violencia contemporánea aún no se utilizaba. Salomón
Kalmanovitz en su libro sobre La agricultura en Colombia 22 al hablar de la violencia se
concentró en el pasado, en los cincuenta. Lo mismo hicieron Henderson23, Oquist24,
Francisco Posada25 y Gonzalo Sánchez26, entre otros27. La guerrilla era un fenómeno
vistoso –por parte del M-19- pero marginal militarmente. Las FARC, a finales de los
setenta, aún mantenían una actitud de autodefensa y basaban su actividad en sus
cinco frentes históricos28. El ELN contaba con más actividad en las universidades que
en las regiones rurales y lo mismo puede decirse del EPL (fuera de Urabá y el oriente
de Córdoba). Los guerrilleros del M-19, educados en la ciudad, eran vistos como
excluidos por el régimen político, lo mismo podía decirse de la pequeña pero activa
izquierda legal y las organizaciones populares en las cuales influían. La criminalidad
21 Llamamos violencia contemporánea aquella que se inicia desde finales de los setenta cuando la tasa de homicidioscomienza a crecer geométricamente, por encima del crecimiento de la población.22 Kalmanovitz, Salomón, "El desarrollo de la agricultura en Colombia", Bogotá, 1982.23 Henderson, James, op. cit.24 Oquist, Paul, op. cit.25 Posada, Francisco, "Colombia: violencia y desarrollo", Bogotá, 1982.26 Sánchez, Gonzalo, "Guerra y política en la sociedad colombiana", Bogotá, 1991.27 Es interesante contrastar la actitud investigativa antes de que la violencia contemporánea se desbordara por partede los historiadores. En una conferencia, no publicada, titulada "la historia en tiempos de crisis", Malcolm Deas haenfatizado que el historiador tiene un ineludible compromiso con el presente.28 A comienzos de los setenta no había más de mil guerrilleros en el país. Hoy deben contar con una fuerza entre12.000 y 15.000 combatientes.
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urbana no había alcanzado sus actuales y dramáticas proporciones y el narcotráfico era
algo que sucedía entre guajiros y en la Sierra Nevada de Santa Marta. Tal vez
resultaba inevitable que el diagnóstico se centrara en el carácter excluyente del Frente
Nacional. Y, adicionalmente, en la continuidad del bipartidismo en nuestra historia
republicana29 . De alguna manera, se alegaba, todas las fuerzas por fuera del
bipartidismo habían sido excluidas. La violencia de los cincuenta, a su vez, había sido
una traición al pueblo (que se identificaba con el partido liberal). Para muchos de los
investigadores colombianos se había tratado de una revolución frustrada. La obra del
Teatro la Candelaria "Guadalupe años cincuenta" le adicionaba el arte a esta
concepción.
Sin embargo en la mayoría de los países lo más usual es la existencia de dos partidos
que históricamente se disputan el poder30 y en teoría no existen las peleas entre tres
contendientes. Los ejemplos abundan en sociedades que no cuentan con grupos
guerrilleros. A su vez el siglo y medio de bipartidismo estaba lleno de cambios de
bando, creación de fracciones e intentos de constituir más de dos partidos dentro del
mismo régimen político como lo ilustra el fracasado Partido Nacional de nuestro más
eminente estadista: Rafael Nuñez.
La visión del carácter excluyente del bipartidismo como causa de la violencia política
fue adicionada con otra teoría sustentada por Gonzalo Sánchez31: Colombia llevaba
dos siglos de guerra permanente: numerosas guerras civiles en el siglo XIX, infinidad
de revueltas, la masacre de las bananeras, los conatos de violencia durante el primer
gobierno de López Pumarejo, la violencia de los cincuenta y la persistencia del
movimiento guerrillero. Se concluía inmediatamente que un país que ha tenido guerra
en su pasado debe tenerla en el presente. La nueva teoría sin embargo tenía una
29 Un ejemplo es Tirado Mejia, Alvaro, "Siglo y medio de bipartidismo" en La Colombia hoy, Bogotá, 1978.30 Es notable que la reforma constitucional de 1991, en aras de la democracia, al imponer la segunda vuelta tiende ahacer que siempre se formen dos coaliciones.31 Sánchez, Gonzalo, op.cit.
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adición. Ya no se trataba del bipartidismo sino de la violencia "endémica", algo que se
encontraba en el agua que bebemos los colombianos. De ahí a afirmar que había una
cultura de la violencia marcada en nuestras relaciones sociales había sólo un paso. Y
ese paso lo dieron los sociólogos y la Comisión de Estudios sobre la Violencia32. Las
ideas se entrelazaban y los teóricos decidieron entrelazar la violencia: ahora la violencia
era el resultado de causas que se yustaponían y cuyo enlace era la cultura de la
violencia.
Si de la visión del bipartidismo secular y del carácter excluyente del Frente Nacional
surgió la concepción de la Apertura Democrática, la participación y la descentralización
como remedio a la violencia. De la teoría de la violencia "endémica" y la cultura de la
violencia no podía emerger sino planes destinados a cambiar la mentalidad de los
jóvenes en sus lugares de socialización. Parques, bandas de música, mimos y
educación cívica en los colegios eran las panaceas. Ya que no se pudo con los adultos
enfrentados al sino fatal de ser portadores de la cultura de la violencia por lo menos los
jóvenes podían ser reeducados. Desprovista de su esencia política las causas
históricas de nuestra violencia fueron reemplazadas por talleres comunitarios y los
esfuerzos de Bienestar Social por reducir la violencia intrafamiliar.
II.2. Las causas objetivas
Todo movimiento político, para lograr aceptación social, debe proponerse un programa
de cambios. No existe ningún dirigente político que no plantee acabar con la pobreza,
redistribuir el ingreso y mejorar las condiciones sociales. Naturalmente la guerrilla
colombiana, la izquierda, los movimientos de protesta, los estudiantes y los académicos
de corte izquierdista y liberal plantean objetivos de cambio33. Y por ejemplo las quemas
de buses por parte de los estudiantes o la guerra por parte de la guerrilla se intenta,
32 Comisión de estudios sobre la violencia", op. cit.
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como se estila ahora pronunciar, "legitimar" su acción señalando que lucha al lado de
los pobres y pro la democracia34. En 1982 mientras el narcotráfico se consolidaba,
surgían los grupos paramilitares, se cambiaba la tortura por la desaparición y el país
mejoraba sus indicadores sociales, la teoría cambió, de la mano de los diálogos entre
guerrilleros y el gobierno de Belisario Betancour, hacia la existencia de "causas
objetivas" de la violencia. Estas no eran otras que la pobreza, la desigualdad, la falta de
participación ciudadana, la centralización y las bajas coberturas de los servicios
sociales, entre otros aspectos35.
Esta teoría combinaba en realidad dos. La primera era una dificultad del Estado para
hacer a las "comunidades"36 participar en la toma de las decisiones de inversión y, la
otra, invertir en obras sociales. Desde el punto de vista de la primera óptica el gobierno
era centralista alejado de las urgentes necesidades de los pobladores o, en el mejor de
los casos, el presupuesto se invertía en las regiones pero mediatizado por los políticos
profesionales que constituían una tremenda carga para el sistema. Invirtiendo recursos,
con participación ciudadana, en los municipios violentos se garantizaba democracia,
transparencia y lucha contra la pobreza. Las "causas objetivas" de la violencia dejaban
de existir.
33 No es del todo fácil deslindar quien influencia a quien si los académicos a la izquierda y la guerrilla o estos últimosa los académicos.34 Recientemente el CINEP reunió en una sola revista las "plataformas de lucha" de los paramilitares y losguerrilleros y se asombró de encontrar que ambas hablaban de los mismos cambios sociales. Es notorio, según esto,que los cambios sociales no estén tan relacionados como se supone con los intereses de guerrilleros y paramilitares.35 Uno de los primeros directores del PNR, creado por Belisario Betancour para atacar las causas de la violencia serefería así a los problemas rurales: "El Estado ha estado ausente del campo y ha brindado poco apoyo a laproducción campesina y artesanal, ha favorecido la explosión de toda suerte de conflictos sociales, tramitados en granparte con el recurso de la violencia. Ver Wills Herrera, Eduardo, "Plan Nacional de Rehabilitación, modeloinstitucional para el cambio político y social" en Bejarano, Jesús Antonio, Construir la paz, memorias delseminario paz, democracia y desarrollo, Bogotá, 1990. Similares apreciaciones se encuentran en el mismo libroexpresadas por Marinovic, Esteban, "Condiciones de posibilidad de una estrategia: el caso del plan nacional dedesarrollo"36 Aunque la participación ciudadana había recibido un gran impulso durante el gobierno de Lleras con la creaciónde las Juntas de Acción Comunal y la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos, no parecía haber satisfacción
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No existe un texto académico que exprese la anterior teoría de manera sistemática. En
realidad parecía haber un consenso alrededor del tema. El diálogo nacional propuesto
por el M – 19, la creación de la Unión Patriótica y las discusiones respecto al rumbo de
las negociaciones con la guerrilla acapararon la actividad académica. Puesto que nadie
seguía las estadística de homicidio y criminalidad el crecimiento de la violencia no
guerrillera no aparecía como problema.
El gobierno de Belisario Betancour fue fiel a su diagnóstico. Creó el PNR para que
como decía un funcionario de la época "aceitara la paz". Se construyó un mapa con los
municipios con presencia guerrillera para enviar la ayuda del PNR, los alcaldes –
nombrados por el gobernador y por tanto corruptos- fueron obligados a cogobernar con
los comités de participación ciudadana del PNR, se aprobó la elección popular del
alcaldes, se intentó dar garantías a la Unión Patriótica. Todo en medio de la euforia de
las negociaciones de paz.
La paz no llegó37, la criminalidad común se incrementó, el narcotráfico comenzó a
armarse, los dirigentes de la Unión Patriótica empezaron a ser asesinados y los
pequeños poblados no incluidos en el PNR por el pecado de no tener presencia
guerrillera comenzaron a solicitar la presencia de los grupos alzados en armas para así
poder construir su acueducto. Dentro de la misma concepción y posteriormente las
compañías petroleras comenzaron a hacer inversión social en las zonas donde
sucedían atentados a los oleoductos. La rentabilidad para una comunidad pobre de que
se explotaran los tubos, rentabilidad que no existía, comenzó a existir.
"teórica" en estos experimentos. Si el marxismo hablaba de lucha de clases era preferible cambiar esas desafiadoraspalabras por las más suaves de "participación comunitaria".37 En algunas zonas atendidas por el PNR disminuyeron levemente los combates guerrilleros. Ver DANE, "PlanNacional de Rehabilitación, una década de presencia estatal en regiones marginadas", Revista DANE 476, Bogotá1992. Pero en ningún municipio atendido por el PLAN desapareció la guerrillas.
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Sin embargo el diagnóstico, pese a que no había solucionado nada, quedó, adicionado
al anterior. Ahora teníamos el carácter excluyente del bipartidismo adicionado con las
"causas objetivas". Se comenzó entonces a hablar de lo urbano y lo rural, de las
minorías y de las regiones.
II.3. Regiones, violencia urbana y cultura de la violencia
La leve apertura de Belisario había provocado la multiplicación de los paros cívicos
regionales, a su vez la violencia política parecía concentrada en unas pocas regiones
tales como el Urabá, el Magdalena Medio y otras de menor importancia –en términos
de intensidad de la violencia- como Arauca, el Cauca y sectores de los antiguos
territorios nacionales.
A su vez el narcotráfico comenzaba a enseñorearse de ciudades como Cali y Medellín
con una gran carga de violencia. Y hacia aparición el sicariato. Estamos en 1986. La
violencia no era aún un problema nacional. Y un problema es nacional, en Colombia,
cuando afecta a la clase media y alta urbana. A los votantes. Los investigadores
voltearon la cara hacia las regiones. Encontraron, para las regiones, lo mismo que se
había hallado para el país: un pasado violento38. Y, para las zonas de frontera, unos
migrantes que, afirmaban, huían de la violencia de los cincuenta. Y también huían de
esa violencia los habitantes de las barriadas pobres de las ciudades.
38 Ver Uribe, María Teresa, "Urabá: ¿Región o territorio?, Medellín, 1992. Medina, Carlos, "Autodefensas,paramilitares y narcotráfico en Colombia. Origen, desarrollo y consolidación. El caso de Puerto Boyacá", Bogotá,1990. Varios autores, "Caquetá: colonización, coca y guerrilla", Bogotá, 1987. Y los diversos relatos de Molano,Alfredo, entre otros, "Aguas arriba: entre la coca y el oro", Bogotá, 1990. "Selva adentro: una historia oral de lacolonización del Guaviare", Bogotá, 1987, y, "Siguiendo el corte: relatos de guerras y de tierras", Bogotá, 1989. Estateoría también se expresó en el concepto de "colonización armada". Una presentación de esta tesis puede encontrarseen Fajardo, Darío, "Violencia
y desarrollo", Bogotá, 1979.
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Como suele suceder con los migrantes su identidad social aún no está arraigada con la
región que los recibe39. Por tanto se agregó la falta de identidad regional como una
causa de la violencia. Se habló igualmente de violencia sobre las regiones: el Estado
sólo intervenía con fuerzas militares y de policía. Además, en varias regiones estaban
asentadas minorías étnicas de indígenas e incluso se creó el concepto de las
negritudes como una minoría, aunque fueran tan minoría como la escasa etnia blanca
en nuestro país.
Proliferaron los estudios regionales en especial sobre las regiones conflictivas de la
época. Urabá, Magdalena Medio, Arauca y Territorios Nacionales. La exclusión política
bipartidista se convirtió en exclusión de regiones. El desarrollo era desequilibrado y las
cifras lo respaldaban: las nuevas regiones conflictivas tenían altas carencias en
servicios sociales.
La Comisión de Estudios sobre la Violencia40 llamó la atención sobre la exclusión de las
regiones y consultó, quizá por primera vez durante el curso de la violencia
contemporánea, las cifras de delito y violencia. Lamentablemente sólo miraron cuatro
años y no adelantaron discriminaciones departamentales.
Los estudios de la Comisión estuvieron acompañados en un lapso corto de tiempo por
los trabajos pioneros de Alvaro Camacho y Alvaro Guzmán sobre la violencia en Cali y
en Medellín41. Este par de investigadores introdujo el análisis sistemático de las cifras
en el estudio de la violencia. Con una visión de corte epidemiológico estudiaron la tasas
de delito y homicidio en un período de diez años, las características de las víctimas y
victimarios de los homicidios y de los delitos de los que se disponía de alguna
39 Igualmente uno de los conceptos más inmedibles del planeta es el de identidad regional.40 Comisión de estudios sobre la violencia, op. cit.41 Ver Camacho, Alvaro y Guzmán Alvaro, "Colombia, ciudad y violencia", op. cit.. Guzmán, Alvaro et al."Violencia urbana y seguridad ciudadana en Cali" en Revista foro No. 22, 1993. Y Camacho, Alvaro, "Violenciaurbana: Cali y Medellín" en Medellín: alternativas de futuro, Medellín, 1992.
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información, la hora de ocurrencia de los asesinatos, los medios empleados, la edad de
las víctimas, su oficio, una aproximación a los móviles (imposible en realidad de
construir con los datos disponibles) y los estados síquicos (consumo de drogas y
alcohol) durante los hechos violentos, entre otras variables de alto interés. Sin
embargo, como la Comisión de Estudios Sobre la Violencia no construyeron series
largas ni aplicaron los procedimientos estadísticos disponibles para el procesamiento
de los datos. Tampoco realizaron comparaciones nacionales o internacionales. Si lo
hubieran realizado seguro hubieran encontrado que la frecuencia de las variables que
analizaban se repetían en diferentes zonas del país con tasas de violencia en extremo
disímiles y en la mayoría de los países y ciudades igualmente con tasas de violencia en
extremo diferentes y generalmente sustancialmente más bajas.
Sobre la base de la continuidad histórica de la violencia en el país y sin,
lamentablemente, análisis entre regiones y municipios ni comparaciones
internacionales., concluyeron que había una cultura de la violencia la cual alcanzaba su
máximo potencial devastador con el consumo de alcohol y el uso de armas de fuego42.
No se había abandonado el antiguo marco de exclusión bipartidista secular, pero en el
terreno urbano, donde las oportunidades que brindaba el régimen para la nominal
participación democrática eran suficientemente claras, la idea de exclusión política, sin
ser abandonada fue transformada en cultura de la violencia.
El edificio de la teoría se seguía construyendo: violencia secular, exclusión política
nacional, exclusión política regional y urbana, condiciones objetivas, minorías, grupos
42 En Colombia las leyes son muy estrictas en los requisitos para el porte de armas, al contrario de los Estados Unidosdonde el libre porte se consagra en la constitución. Nuestra tasa de violencia es, sin embargo diez veces más alta. Talvez la diferencia es que allá realmente está prohibido matar.
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de riesgo y condiciones de riesgo. La teoría fue sumando sin beneficio de inventario a
medida que nuevos hechos aparecían43.
II. 4. Negación de teorías y énfasis en las instituciones de justicia
Apartándose de la línea tradicional y aditiva de explicaciones multicausales y sin orden
de causación y concentrada en nuestras particularidades nacionales y sin el uso de
técnicas estadísticas de alguna modernidad, surgió a partir de 1994-1995 un conjunto
de explicaciones encabezadas, en un inicio, por Malcolm Deas, Fernando Gaitán Daza,
Armando Montenegro y Carlos Esteban Posada44. Estas explicaciones, como un primer
paso, negaban con el análisis de la dinámica de la violencia en Colombia en los últimos
150 años, con pruebas empíricas de largo plazo o en análisis transversal y
comparaciones internacionales, los siguientes elementos:
1. Colombia, como todos los países, nacionalidades, culturas, sociedades y grupos
étnicos, había contado con épocas de paz y períodos de violencia. No había por tanto
una especial tradición violenta en la historia y la cultura colombiana. En primer término
las guerras civiles del siglo XIX, aunque frecuentes, habían sido precedidas y seguidas
de períodos de paz. Y su intensidad no era tan alta como pretendían mostrar los
analistas. Al decir de Malcolm Deas: "un país pobre hace guerras pobres45". Igualmente
la nación había disfrutado de paz relativa durante el período 1902-1946. Y, finalmente
el lapso comprendido entre 1964 y 1974 no podía caracterizarse como de alta violencia.
43 El enfocarse en las particularidades es una costumbre colombiana. Cuando se mata desde una moto, se prohiben lasmotos. Cuando se emplean cilindros de gas se prohibe el tránsito de cilindros, en fin.44 Deas, Malcolm y Gaitán Daza, Fernando, "dos ensayos especulativos sobre la violencia en Colombia, op. cit..Montenegro, Armando, "Justicia y desarrollo económico", op.cit. . Y Montenegro, Armando y Posada, CarlosEsteban, "Criminalidad en Colombia", op.cit.45 Deas, Malcolm, "Algunos interrogantes sobre la relación guerras civiles y violencia" en Pasado y presente de laviolencia en Colombia, Bogotá, 1991.
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Complementariamente otros países, muchos de ellos en realidad, que habían
enfrentado largos períodos de violencia eran contemporáneamente pacíficos. No había
ni en la dinámica ni en la comparación internacional comprobación de que hubiera una
especial violencia colombiana que persiguiera a los habitantes de este país como un
sino fatal e ineludible.
2. La observación, la reconstrucción de la dinámica departamental de la violencia entre
1946–1994 y las técnicas estadísticas modernas –en especial la cointegración- que no
habían sido empleadas en estudios anteriores mostraban que la violencia de las
regiones era causada por estar ellas ubicadas en este país y no por sus procesos
económicos, culturales o sociales específicos. Argumentaban estos autores algo así
como que si Urabá –con sus características específicas- estuviera ubicado en Suiza no
sería violento.
3. Utilizando historia comparativa y análisis de largo plazo, de panel y de corte
transversal, se encontraba que había más probabilidad de violencia en los municipios
más ricos, en aquellos de frontera y en aquellos que gozaban de una riqueza
extraordinaria como coca, amapola, banano, petróleo, oro y café que en aquellos
municipios sumidos en la pobreza. Igualmente utilizando comparaciones
internacionales encontraron que en algunos países la desigualdad del ingreso podía
producir un ligero aumento de la violencia, pero que si Colombia siguiera el patrón
internacional presentaría una tasa de violencia de alrededor de 16 y no de 80 por
100.000 habitantes como se presentaba en 1993. Similares resultados para la no
asociación entre pobreza y violencia se encontraba para los departamentos. Ni para los
municipios. Ni para los departamentos. Ni para el país había evidencia –y la que existía
lo negaba- de que hubiera asociación entre las "condiciones objetivas" de vida de la
población y la violencia.
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4. La evidencia estadística y la evidencia internacional mostraron a su vez que ni la
formación de pandillas, ni el maltrato intrafamiliar, ni otros fenómenos como el
madresolterismo, la violencia en televisión, el consumo de alcohol o el porte de armas
tenían características especiales en Colombia o habían aumentado dramáticamente
como para afirmar que esos fenómenos sociales –la mayoría no deseables- tenían
poder explicatorio del alza explosiva de la violencia en Colombia en el período 1978-
1991.
5. Los datos, en opinión de estos autores, también mostraban un aumento paralelo del
delito en general46, el narcotráfico y la guerrilla y la tasa de homicidios. Este incremento
de la delincuencia había estado acompañada de una disminución fuerte de la relación
delitos/capturados y delitos/castigados. Estos autores encontraron un incremento
dramático de la impunidad que para el período 1993 – 1994 llegaba al 97%.
6. Pese a que se había elevado sustancialmente el gasto en ejército, policía y justicia
no se había incrementado al tiempo la eficiencia de estas instituciones. La evidencia
internacional mostraba que con frecuencia la eficiencia de estas instituciones respondía
débilmente –al menos al comienzo- a los aumentos del gasto y que incrementar el
gasto sin reducir la ineficiencia y la corrupción de esas entidades no era una buena
alternativa.
7. Finalmente los autores mostraron con estadísticas nacionales e internacionales y con
profusos estudios econométricos e históricos que:
a. La quiebra de la justicia en Colombia, es decir de la baja capacidad de las
instituciones para defender los derechos y exigir el cumplimiento de los deberes de los
46 Estos autores observaron que algunos delitos disminuían en su denuncia en las ciudades y regiones más violentas.Pero que delitos que por lo general se denuncian como el robo de carros, la piratería terrestre, el asalto bancario y elsecuestro seguían el rumbo ascendente del homicidio (que la autoridad conoce de oficio), lo cual, argumentaban,mostraba que los que había pasado era una baja de las denuncias al generalizarse la violencia.
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ciudadanos y la probidad y prontitud de la justicia en todos los ámbitos desde lograr el
respeto a los semáforos, los derechos humanos, las garantías laborales hasta el
castigo de toda clase de delincuencia, incluyendo la estatal, constituía la principal
causa de la violencia en Colombia y, a su vez, el mejoramiento integral de la justicia
constituía el principio esencial de la solución.
b. Esta quiebra de la justicia había permitido el surgimiento del narcotráfico y brindado
apoyo popular a la guerrilla –que ejercía la justicia en sus zonas de influencia- y, al
tiempo, la emergencia del narcotráfico y de la guerrilla había debilitado aún más todo el
sistema institucional de justicia.
II. 5. Los efectos de la violencia
Entre 1994 y 1998 los analistas de la violencia volvieron su atención no a las causas de
la violencia sino a lo que la violencia causaba. Montenegro y Posada argumentaron con
unos modelos econométricos que la violencia a partir de los 30 homicidios por 100.000
hablantes retrasaba el desarrollo económico 47 y en el mismo sentido argumentó el
investigador de la Universidad de los Andes, Mauricio Rubio48.
En una línea paralela de investigación se indagó por los costos de la violencia en
términos de capital físico y humano y se demostró que la violencia y la criminalidad
estaban produciendo pérdidas sustanciales de capital49. Estos estudios tuvieron un
corolario práctico: La Paz es rentable. Los candidatos presidenciales de 1998
enfatizaron este aspecto y argumentaron que la paz produciría disminución del gasto
47 Montenegro, Armando y Posada, Carlos Esteban, op. cit.48 Rubio, Mauricio, "Crimen e impunidad", Bogotá, 1999, y, "Los costos de la violencia en Colombia",(fotocopiado), documento CEDE, 1997. También: IEPRI-DNP, "La Paz es rentable. Balance de los estudios",bogotá, 1997. Montaño, Cecilia y García Durán, Arturo, "los costos ocultos de la paz en Colombia", en BancoMundial, Ensayos sobre paz y desarrollo. El caso de Colombia y la experiencia internacional, op. cit.
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militar (hecho este improbable por sus rigideces) y aumento del gasto social, por tanto,
hacer concesiones a los grupos guerrilleros era, en un análisis costo – beneficio,
rentable. Aunque esta no fue la intención de los investigadores, el argumento de que la
paz era rentable reproducía el mismo espíritu complaciente con la guerrilla de la teoría
de las "causas objetivas" y dejaba por fuera el resto de la criminalidad y, de pasada, la
necesidad urgente de fortalecer radical y urgentemente toda la institucionalidad
encargada de brindar justicia.
Sin embargo otro grupo de investigadores se concentró en la necesidad de fortalecer la
justicia y la seguridad. La eficiencia de las fuerzas militares, de la rama jurisdiccional,
de la policía, el análisis de la corrupción y el reforzamiento de la protección de los
derechos humanos, estudios enfocados a mejorar el funcionamiento de nuestras
instituciones. Esta orientación de los estudios, que no debe decaer, fue, sin embargo
interrumpida por otro conjunto de estudios que volvían a las viejas teorías, como
veremos a continuación.
II. 6. Vuelta al pasado
Los teóricos anteriores a la explicación basada en la quiebra de la justicia y la
impunidad acogieron esta novedosa tesis pero sin abandonar las anteriores. Es decir,
siguiendo el estilo secular hicieron un ejercicio agregativo. Dos ejemplos de esta nueva
postura ecléctica y holística se encuentran en la producción reciente, en especial el
trabajo del Departamento Nacional de Planeación, "La Paz: el desafío para el
desarrollo50" y el trabajo de la antropóloga del Banco Mundial, Caroline Moser, "La
violencia en Colombia: cómo construir una paz sostenible y fortalecer el capital social".
49 Esta es una argumentación interesante y no tan convencional como parece. En muchos casos, como lo demuestraMarx en el capítulo dedicado a indagar por la acumulación originaria, la violencia es un elemento esencial para elcrecimiento. Justo o injusto la evidencia histórica así lo demuestra en muchas oportunidades.50 DNP, "La paz: el desafío para el desarrollo", Bogotá, 1998. Y Caroline, Mose, op. cit.
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El trabajo del DNP fue el resultado de un conjunto de trabajos de consultoría sobre la
justicia, la cuestión agraria, la seguridad ciudadana y la seguridad nacional, la cuestión
urbana, los aspectos regionales, la agenda de paz y las relaciones internacionales.
El abordaje del tema, multidisciplinario pero cada grupo aparte y la elección de los
problemas a ser investigados, indican que sus patrocinadores seguían confiando en el
enfoque holístico y ampliamente multicausal. Aunque se incluyó la justicia como uno de
los temas a ser abordados no se le destacó como el elemento esencial sino como uno
de los tantos aspectos de la realidad que contribuían a explicar la violencia.
Abordaje de los temas:
a. La Justicia. Los problemas de la justicia, a diferencia de los trabajos anteriores,
fueron concebidos integrando un conjunto de problemas que, de manera sutil,
incluyeron las "condiciones objetivas" de la pobreza y la desigualdad e igualmente, se
incluyeron los problemas de la democracia dentro de su definición. En estos términos
son tratados los problemas de la justicia como una de las múltiples causas de la
violencia: "La justicia no ha podido cumplir sus tareas fundamentales en un estado de
derecho: (1) defender la autonomía del individuo frente a la arbitrariedad pública y
privada; (2) promover la participación real y efectiva de las personas en las decisiones
políticas o sociales que los afectan, y (3) procurar las condiciones materiales que
permitan la mínima igualdad necesaria para que las personas puedan, realmente, ser
libres".
b. El problema agrario. A tono con las exigencias de las FARC de adelantar planes de
reforma agraria y con la presentación que hace ese grupo guerrillero del problema
agrario como una "causa objetiva" de su labor guerrillera y, desde 1991 terrorista, el
documento del DNP afirma, sin ningún dato empírico, lo siguiente: "La crisis de
productividad en el campo se expresa en dos extremos: en uno, la mayor parte de la
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gran propiedad usa la tierra en ganadería extensiva, paga pocos impuestos, genera
poco empleo y aporta muy poco al producto global, con una gran destrucción
ambiental; en el otro, muchos de los pequeños propietarios y de los campesinos sin
tierra ocupan áreas empobrecidas, con severas limitaciones naturales y no obtienen
ingresos suficientes para elevar su nivel de vida. Ambos extremos deterioran
gravemente el patrimonio ambiental del país, causan conflictos violentos y generan
pobreza".
Además citan la compra de tierras por parte del narcotráfico como una de las
principales causas del conflicto agrario51: "La compra de tierras por narcotraficantes ha
contribuido a elevar los niveles de concentración de la propiedad; ha desplazado a los
campesinos a frentes de colonización y ciudades; ha sobrevalorado las tierras; ha
financiado la contrainsurgencia; ha reforzado la destinación de las mejores tierras del
país a la ganadería extensiva, en perjuicio de la agricultura y los bosques; y ha
deteriorado el escaso liderazgo social en las regiones afectadas". Este apartado
merece un comentario. Evidentemente no se han vendido las pocas tierras de alta
calidad del país –agronómicas I- del valle del Cauca, el Tolima y la Sabana de Bogotá.
Digamos que se vendieron agronómicas II en pequeña proporción y agronómicas III y
IV cuya vocación, fuera del café, enfatiza el uso en bosques. Supongamos, además,
que el narcotráfico no dejó las tierras ociosas y que alguna actividad hay y,
supongamos que no son las 300.000 hectáreas de que habla Alejandro Reyes Posada
las que se compraron. Exageremos, digamos que son 500.000. Pues bien, en ellas con
una unidad mínima de 40 hectáreas se podrían beneficiar 12.000 familias campesinas.
O, lo que es lo mismo, si todas las tierras hubieran sido ocupadas previamente por
campesinos se hubieran desplazado 12.000 hogares, menos los que se quedaron
51 El cálculo de la compra de tierras por los narcotraficantes y buena parte de la argumentación del DNP fueelaborada por Reyes, Alejandro "Compra de tierras por narcotraficantes", en Drogas ilícitas en Colombia, suimpacto económico, político y social, Bogotá, 1997. Diferentes dirigentes políticos concluyeron que expropiar estastierras era una reforma agraria.
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trabajando. Este es un efecto importante, sí, pero marginal como para otorgársele la
culpa de tantos males.
c. Convivencia ciudadana. En este apartado y siguiendo la tradición de los ochenta, el
DNP concluye que no puede entender la violencia en las ciudades o que el fenómeno
es demasiado complejo para su discernimiento: "La violencia en las ciudades, afirman,
se ha caracterizado como un conjunto de diversas formas, donde los orígenes y
manifestaciones son múltiples". Y agregan algunos vagos razonamientos para
relacionar la violencia y la problemática urbana: "El uso ineficiente del espacio público,
su apropiación por agentes privados y la escasa participación de la comunidad en el
manejo de sus intereses y conflictos han ocasionado que la ciudad no se vea como
espacio colectivo".
d. Seguridad nacional y seguridad ciudadana. En este capítulo mezclan todas las
ideas que se les vinieron a la cabeza, incluyendo las teorías epidemiológicas que
relacionan el alcohol y las armas como causa de la violencia, el tratamiento conciliador
de conflictos y la necesidad de educar a la nueva generación que tiende a la
delincuencia en el vacío y de por sí: "La participación de la comunidad en todas las
etapas del proceso de seguridad ciudadana: planeación, ejecución, control y
evaluación, es imprescindible, para fortalecer la prevención, detectar e intervenir
poblaciones de alto riesgo y comportamientos agresivos y antisociales de niños y
jóvenes para su intervención precoz. Se propone la promoción y desarrollo de
mecanismos de convivencia, tales como el desarme, el control del alcohol, la restricción
de la pólvora y de formas de resolución de conflictos, como las comisarías de familia,
jueces de paz y conciliadores en equidad. Esto debe ir acompañado de campañas y
acciones pedagógicas concretas que permitan a la ciudadanía comprender el sentido
de las medidas".
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Adicionalmente en el trabajo del DNP que estamos analizando se incluye un capítulo
destinado a relacionar algunas variables sociales con la violencia. Este capítulo, se
entiende, es un intento de respuesta a los análisis de Deas, Montenegro y Gaitán que
desdeñaron las "causas objetivas" como uno de los elementos esenciales en la
generación de nuestra violencia. Para su análisis los investigadores del DNP,
encabezados por Alfredo Sarmiento, realizaron una regresión por el método de Trimn
para observar la relación entre violencia municipal y desigualdad en condiciones de
vida, escolaridad, apoyo del estado central a las finanzas municipales, participación en
elecciones y presencia de grupos armados.
Sus resultados son que el aumento de la escolaridad tiende a disminuir levemente la
violencia la violencia, que a mayor presencia del Estado Central –medido en
transferencias de recursos- mayor violencia, que la presencia de grupos armados
aumenta la violencia, que a menor pobreza mayor violencia y que, afirman en el texto:
"La desigualdad en las condiciones de vida de los hogares, medida por el índice GINI,
se relaciona positivamente con la violencia y sus variaciones son las que mayor efecto
tienen sobre aumentos en la violencia". Lamentablemente los analistas del DNP no
leyeron correctamente sus datos (al tener una probabilidad de que esta relación
positiva solo se cumpla en el 83% de los casos, siendo que lo aceptado entre los
econometristas es una aceptación de mínimo 90 y aún en este último caso los
econometristas afirman que los resultados no son suficientemente robustos) los cuales
no respaldan sus afirmaciones escritas. A su vez es muy probable no que la mayor
participación democrática disminuya la violencia sino que la alta violencia disminuya las
posibilidades de participación, como se demuestra, sin mayores datos adicionales con
el hecho cotidiano de que la guerrilla y los paramilitares destierran de sus áreas de
influencia a sus antagonistas políticos.52 Finalmente, en un error imperdonable
construyeron dos subgrupos municipales para los análisis estadísticos. Uno con mayor
52 En el Magdalena Medio antes de la presencia narcoparamilitar el Partido Comunista, ayudado por las FARC, eraabsoluta mayoría en todos los concejos. Hoy tiene cero votación.
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tasa de crecimiento de la violencia en los anteriores cinco años y otro con menor tasa53.
Este inusual procedimiento fuerza los resultados en el sentido deseado por el
investigador.
Siguiendo la tendencia a volver a las ideas de los ochenta, cuando las "causas
objetivas" y la idea de una violencia "endémica y permanente" llegaron a primer plano
de la mano de los intentos de diálogos de paz y de los análisis de la mayoría de los
científicos sociales que, en ese tiempo, poco se apoyaban en evidencia empírica y en
historia comparativa, la antropóloga Caroline Moser, especialista del Banco Mundial y
capital social, de una manera muy ordenada, volvió a los antiguos análisis holísticos, lo
cual se puede encontrar en el resumen de presentación que se hace en la
contracarátula de el libro del que ella es coautora "Ensayos sobre Paz y desarrollo. El
caso de Colombia y la experiencia internacional"54 en el que ella fue autora del informe:
"La violencia en Colombia: cómo construir una paz sostenible y fortalecer el capital
social". Dice así la presentación: "Alcanzar la paz e impulsar el proceso de desarrollo
económico y social son los principales desafíos que enfrenta Colombia en la actualidad.
Los análisis que se realizan en el presente volumen, indican que la violencia y el
conflicto armado colombiano obedecen a un complejo conjunto de factores
económicos, sociales, históricos y políticos. El país ha registrado por décadas, un
patrón de crecimiento económico que ha coexistido con la pobreza y desigualdad en la
distribución de la riqueza productiva (p.ej., tierra), en el acceso tanto a las
oportunidades económicas (empleo, educación, crédito) como a las decisiones
públicas. Además, Colombia ostenta una larga historia de conflictos armados;
enfrentamiento entre liberales y conservadores en el siglo XIX; el llamado período de la
"violencia" de mediados del siglo XX y la agudización del conflicto armado desde las
décadas de los ochenta y noventa con la irrupción del narcotráfico y los grupos
paramilitares. El conflicto interno en Colombia es indicativo de las dificultades
53 No explicaron tampoco porque escogían tasas de crecimiento y no niveles de violencia promedio, que hubiera sidomás correcto, en todo caso.
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profundas de las instituciones políticas del país para encarar por vías pacíficas los
conflictos subyacentes en toda sociedad".
Siguiendo la línea de investigación de Alvaro Camacho y Alvaro Guzmán55, Moser
distingue tres campos diferenciados de violencia: la violencia política, la violencia
económica y la violencia social. O, en palabras de la Comisión de Estudios sobre la
Violencia" del gobierno Barco, hay "violencias" diferenciadas, cada una específica pero
que se retroalimentan y entrelazan.
Antes de abordar la inmensa cantidad de fenómenos que ella considera explicativas de
cada una de las violencias, Moser establece siete condicionantes principales para toda
la violencias, de la siguiente manera: "Como un breve elemento contextual, es
importante delinear algunos de los condicionantes que subyacen bajo los tres tipos de
violencia en Colombia. El primero de ellos es la presencia mínima del Estado en buena
parte del territorio nacional. El segundo es que el Estado, presuntamente, ha
criminalizado algunas formas de protesta social y política, al tiempo que ha sido
inconsistente en su manejo de la violencia. El tercero es que existen altos niveles de
corrupción e impunidad, dentro de las instituciones estatales. El cuarto es que hay altos
niveles de aceptación de la violencia, como un mecanismo para resolver disputas. El
quinto es que la sociedad colombiana tiene un enfoque muy regional, tanto histórica
como geográficamente, lo cual lleva a la fragmentación económica, política y social. El
sexto es que el Estado ha delegado su propiedad a los propietarios de facto del poder
local, especialmente en aquellos lugares en donde su presencia es limitada.
Finalmente, el sexto condicionante es que existe una compleja interacción entre la
violencia rural y la violencia urbana".
54 Banco Mundial, op. cit.55 Camacho, Alvaro, Guzmán, Alvaro, op. cit.
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A continuación Moser establece un grupo de causas para la violencia política, la
económica y social, bajo el argumento de que "Como sucede con todas las formas de
violencia las causas de la violencia son múltiples".
Para la Violencia política establece las siguientes causas:
1. El legado histórico de la violencia
2. El acceso desigual a los recursos económicos, principalmente la tierra y los recursos
naturales.
3. El acceso desigual al poder político.
4. El papel de la violencia de guerrilleros, paramilitares y narcotraficantes.
Para la violencia económica y social establece las siguientes causas:
a. La pobreza, la desigualdad el crecimiento acelerado
b. Altos niveles de impunidad y la falta de mecanismos efectivos de resolución de
conflictos dentro del sistema de justicia.
c. Falta de oportunidades educativas y laborales.
d. Influencia del hogar y la familia en la reproducción de la violencia.
e. Y situaciones precipitadoras situacionales, como el alcohol, las drogas y las armas
de fuego.
En otras palabras, Caroline Moser repite la teoría holística, multicausal sin jerarquías de
causación, de cultura de la violencia y de "causas objetivas", -adicionada esta vez con
una breve mención a los problemas de la justicia56- que dominó sin discusión, sin
pruebas empíricas y sin resultados prácticos la teoría de la violencia en Colombia hasta
mediados de la década de los noventa.
56 Reducida prácticamente a la impunidad. La impunidad es sólo uno de los múltiples indicadores de la eficiencia dela justicia. Pero naturalmente el problema no está en el indicador.
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II. 7. La discusión se renueva
De manera paralela a la vuelta a las viejas ideas, los investigadores que hacen énfasis
en la evidencia empírica, en los enfoques no totalizantes y en las comparaciones
internacionales han vuelto a insistir en sus puntos de vista, esta vez con mayor acopio
de evidencia. Un ejemplo de esta postura es el ensayo (en preparación para su edición
en el momento de escribir esta reseña) de los economistas Armando Montenegro,
Carlos Esteban Posada Y Gabriel Piraquive57. El comienzo de su trabajo muestra su
intención polémica:
"La explicación de la violencia en Colombia sigue intrigando a los distintos estudiosos.
A pesar de que varios de ellos, especialmente los que han utilizado técnicas analíticas
modernas, han propuesto un buen número de hipótesis sensatas, en las discusiones no
dejan de aparecer los mismos lugares comunes de siempre: que los colombianos
somos violentos por naturaleza, que somos excesivamente egoístas o individualistas
(somos peores que los demás hombres del planeta), que nuestra violencia desbordada
es el resultado de la pobreza o de que somos un país injusto (es decir, el crimen es una
buena medida del castigo por nuestros pecados), que es una consecuencia de la
llamada ausencia del Estado (quienes sostienen esta tesis, dicen que si se
construyeran más acueductos o caminos, la gente dejaría de matar), etcétera. Estos
planteamientos, claro, no resisten un examen empírico serio ni un mínimo contraste con
la realidad; tampoco soportan ninguna comparación internacional".
Estos autores consideran en su trabajo que tres factores son esenciales para encontrar
las causas de la violencia: "la abrumadora presencia del narcotráfico (como un
fenómeno semejante al de los booms de la economía de la frontera), el colapso de la
57 Montenegro, Armando, Posada, Carlos Esteban y Piraquive, Gabriel, "Criminalidad: economías y justicia", versiónen borrador suministrada por los autores.
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justicia a partir de los años ochenta y la propia historia de la violencia reciente que crea
una situación que tiende a perpetuar la misma violencia (por ejemplo, un shock fuerte
de crímenes que dañe la justicia y el aparato represivo tiende a tener un efecto
duradero sobre la ocurrencia de hechos violentos en el país)".
A continuación utilizando técnicas estadísticas de actualidad los autores realizan
comparaciones internacionales, pruebas de panel (dinámicas) y de análisis transversal
(en un solo momento del tiempo) para una muestra de países y los datos nacionales en
los que intentan comprobar las siguiente hipótesis 58 : "la hipótesis central del presente
trabajo, parta el caso colombiano, va en contravía de la "sabiduría convencional" y se
puede expresar así: el surgimiento y la propagación del narcotráfico, nuestra modalidad
ilegal reciente de crecimiento económico, conjuntamente con el desarrollo de otras
fuentes de riqueza en zonas de colonización (banano, petróleo, esmeraldas, oro y
sobre todo cocaína) en los últimos veinticinco años aumentaron de manera sustancial
el incentivo al crimen; el consecuente incremento de la criminalidad y el propio avance
del narcotráfico causaron el colapso de la justicia, y estos fenómenos, a su vez,
reforzaron el aumento de la criminalidad y el mismo narcotráfico. El colapso del sistema
de justicia se produjo porque el narcotráfico y otras formas de criminalidad
congestionaron. sobornaron, amenazaron y atacaron la rama judicial de manera
directa; además, el narcotráfico también influyó en los cambios de los códigos penales,
abrumó y debilitó los sistemas militar, policíacos y de inteligencia y creó una cultura
general de tolerancia y alcahuetería frente al delito. Obviamente, el desarrollo del
narcotráfico y del cultivo de cocaína facilitaron el desarrollo del crimen organizado (en la
forma de diversos carteles) y de grupos violentos, guerrilleros y paramilitares".
58 El estudio, cuya versión definitiva aún no ha sido publicada, no ha depurado todavía los resultados de losejercicios empíricos, pero, en términos generales, las hipótesis formuladas no fueron negadas por los datos en gradosnormalmente aceptados de confiabilidad.
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Un tratamiento menos extenso pero similar al de los anteriores autores, también puede
leerse en Alejandro Gaviria, en un reciente trabajo para el Journal of development
economics59.
III. CONCLUSIONES
Colombia es un país de paradojas. Durante muchas décadas tuvo una de las
economías más estables de América Latina y, a lo largo de su historia republicana,
contó con un sistema político que se distinguió por ser civilista, por la ausencia de las
dictaduras militares, por el ejercicio limitado del poder y porque los gobernantes fueron
casi siempre elegidos por medio de elecciones. De hecho Colombia tiene una de las
más largas tradiciones en el mundo en la elección popular de sus gobernantes, no solo
a nivel presidencial sino también de los poderes legislativos en todas las esferas del
poder público. Desde la independencia política de España, a comienzos del siglo XIX,
Colombia no ha experimentado más de diez años de dictaduras militares, cinco de los
cuales correspondieron al gobierno del general Gustavo Rojas Pinilla en la década del
cincuenta en el siglo XX. Mas recientemente, desde mediados de los años ochenta, los
gobernadores y, en los noventa, los alcaldes municipales comenzaron a ser elegidos
popularmente. Finalmente, con la Constitución de 1991 se introdujeron mecanismos de
democracia directa o participativa como el referendo y el plebiscito.
Mientras Colombia mostraba estas características, muchos países de la región fueron
gobernados durante décadas por dictadores militares o por “hombres fuertes” que
impusieron su autoridad recortando muchas de las garantías y las libertades públicas.
A diferencia de Colombia, esas naciones lograron también evitar los estallidos de
violencia que nuestro país ha experimentado varias veces en su historia, como a
comienzos del siglo XX, en la década de los cincuenta, o, en épocas más recientes,
59 Gaviria, Alejandro, "Increasing returns and the evolution of violent crime: The case of Colombia" en Journal ofdevelopment economics, febrero de 2000.
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desde mediados de los ochenta hasta nuestros días. A riesgo de una simplificación
que puede ser calificada de imperdonable, pareciera que muchos países de la región
prefirieron el orden a las libertades públicas, en tanto que Colombia parece haber
preferido ciertas libertades públicas a costa de un mayor respeto al orden y a la
autoridad. Esta combinación de “libertades” y de “orden” pudo estar muy determinada
por varias razones entre las cuales es menester resaltar dos. En primer lugar, tal como
lo ha argumentado Olson60, la gobernabilidad y la imposición de la ley y el orden en
Colombia pudo haber sido mas difícil que en otros países de igual desarrollo relativo
por la geografía, la cual es una de las más quebradas del continente. Esta geografía
ha aislado siempre a unas regiones de otras y también al país del mundo.
En segundo lugar, la gobernabilidad en un medio natural tan complicado se dificultó por
la precariedad de los recursos públicos y a la debilidad estructural del Estado. Dicha
debilidad del Estado fue la consecuencia de una estructura económica igualmente débil
sobre la cual había una baja capacidad impositiva. Los Estados de varios países de la
región que adoptaron el mismo modelo de desarrollo↵ el modelo de substitución de
importaciones o el desarrollo hacia adentro↵ pudieron subsanar este problema porque
lograron controlar o extraer rentas de sectores claves de exportación. En Colombia, sin
embargo, el producto que integró Colombia al mundo, el café, no solo fue propiedad del
sector privado, sino que la economía cafetera se caracterizó por estar en manos de
miles de pequeños productores parcelarios esparcidos en las zonas de vertiente de una
gran parte de la región andina. Además, desafiando los principios de la lógica de la
acción colectiva, este sector tuvo la capacidad de evitar su explotación o el traspaso de
sus recursos a sectores urbanos o al gobierno central 61. Las características de su
principal sector económico, la fragmentación regional del país y la precariedad de su
60 Olson, Mancur, "The logic of collective action", Boston, 1965. Y "la explotación de la agricultura", conferenciapronunciada en el septuagésimo aniversario de la Federación Nacional de Cafeteros, Medellín, 1997.61 Bates, Robert, "Open-economy politics: the political economy of the world coffe trade", Princenton, 1997. YMontenegro, Santiago "One decade of external coffe shocks in Colombia", Bogotá 1998. Y del mismo autor "Losdeterminantes de la tasa de cambio real en Colombia", en Ensayos sobre economía cafetera No.11, Bogotá, 1997.
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37
aparato productivo, entonces, fueron impedimentos estructurales para que el estado
central pudiese obtener recursos para obras públicas y sociales pero también para
garantizar en forma permanente y definitiva el monopolio de la fuerza y el orden
público.
El presente trabajo analiza críticamente la literatura sobre el último período de la
violencia en Colombia, la que comienza a acentuarse en la década de los ochenta
hasta nuestros días. Los autores de este trabajo consideran que ellos no son meros
espectadores ante esa literatura y, por lo tanto, desean expresar claramente su opinión
ante las hipótesis propuestas. Pero más allá de la opinión temática, en este trabajo se
discuten críticamente los enfoques metodológicos de los más importantes trabajos que
se han escrito durante este período. Dichas críticas pueden resumirse brevemente en
los siguientes términos. En primer lugar, muchos trabajos adolecen de bases empíricas
inexistentes o muy pobres e incompletas. Estas deficiencias son inaceptables cuando
existe una gran base estadística para respaldar o contradecir los argumentos. En
segundo lugar, existen trabajos que plantean hipótesis que no resisten la prueba del
tiempo. Si una hipótesis se supone válida para las actuales condiciones de Colombia,
la misma hipótesis no podría explicar la existencia o inexistencia de violencia en
períodos anteriores. Esta crítica es particularmente relevante si se tiene en cuenta que,
contrario a un mito existente, Colombia ha experimentado largos períodos de paz. En
tercer lugar, y esta es la crítica más importante, la gran mayoría de los trabajos sobre la
violencia en Colombia adolecen de comparaciones internacionales. En otras palabras,
hipótesis que pretenden explicar la violencia con base en ciertas condiciones de
Colombia sugerirían que otros países y otras sociedades con las mismas condiciones
también deberían ser violentos, pero no lo son. Esta línea de razonamiento, entonces,
sugiere que el método comparativo es importante y debería conducir a buscar las
condiciones específicas que han hecho de Colombia en ciertos períodos un país
violento.
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La cuarta crítica es mas bien un corolario de las anteriores. Muchos trabajos, entre
ellos los del Banco Mundial, explican la violencia como consecuencia de todos los
factores posibles: desde factores estructurales de la organización de la sociedad hasta
variables epidemiológicas o de sicología individual. Este enfoque cuenta con varios de
los problemas anteriormente mencionados: no explica porque no ha habido violencia en
varios períodos históricos y tampoco explica porque en Colombia ha habido violencia y
no en países con los mismos tipos de problemas. Pero, quizás lo más grave de este
enfoque, son sus consecuencias en términos de políticas cuando los recursos son
escasos. Si “todo” es relevante no es posible jerarquizar unas políticas sobre otras.
Por todas estas razones, los autores de este ensayo concluyen que los trabajos sobre
la violencia en Colombia deben estar firmemente respaldos en datos empíricos, deben
resistir las pruebas del tiempo y de las comparaciones internacionales y, consistente
con lo anterior, deben hacer un esfuerzo por jerarquizar las causas de la violencia en
Colombia. Por estas razones, que se explican en detalle en el texto, consideramos
que la violencia que ha experimentado Colombia en el período reciente está
íntimamente ligada a la expansión del narcotráfico y a su efecto devastador sobre el
sistema de justicia. Como el café, los cultivos ilícitos y la cocaína han sido también
sectores productivos que han integrado Colombia a la economía mundial en
magnitudes considerables. Por razones obvias, el Estado tampoco ha extraído de
estos sectores rentas. Las rentas de estas actividades ilícitas se han dirigido a
productores individuales, a mafias muy organizadas (los carteles de Medellín y Cali) y,
con el debilitamiento de las mafias, a los grupos guerrilleros y, más recientemente,
también a grupos paramilitares. Por medio de la violencia, estas organizaciones han
podido imponer un sofisticado grado de acción colectiva. En este proceso, han sido
causantes directos de violencia, pero, al debilitar la acción del sistema judicial y, en
particular, del sistema de procedimiento penal, han ayudado a reducir en forma
sustancial los costos de todos los tipos de delito.
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39
Para enfatizar las consecuencias de las acciones de estas organizaciones delictivas y
fuera de la ley, en la lucha contra el narcotráfico del cartel de Medellín, fueron
asesinados un ministro de justicia (Rodrigo Lara Bonilla), un ex ministro de justicia
(Enrique Low Murtra), un procurador general (Carlos Mauro Hoyos) Otro ex ministro de
justicia se salvo de milagro después de ser abaleado al salir de su residencia en
Budapest, cuando ejercía como embajador de Colombia en Hungría. Luis Carlos
Galán, el político más popular del país desde Jorge Eliécer Gaitán, fue asesinado por
orden del cartel del narcotráfico de Medellín en 1989, cuando todas las encuestas lo
daban como seguro ganador de las elecciones presidenciales de 1990.
Posteriormente, otros dos candidatos, Carlos Pizarro y Bernardo Jaramillo también
fueron asesinados en 1990. Pero quizás, la cifra que menos se menciona en los
trabajos es han sido asesinados por la mafia del narcotráfico 120 jueces y fiscales
desde los años ochenta y quizás una cifra mayor ha tenido que abandonar la profesión
o el país como consecuencia de las amenazas.
No dudamos que, en una u otra forma, la violencia en una sociedad está alimentada
por muchas causas. Pero tampoco dudamos que unas son más importantes que otras.
Las cifras que se han mencionado señalan con claridad cuales deben ser las
prioridades de una política destinada a reducir los niveles de violencia en Colombia.
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40
ANEXO
REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA
Trabajo: Criminalidad en Colombia, Bogotá, 1994Armando Montenegro
Carlos Esteban Posada
En este trabajo, que utiliza abundante evidencia empírica y realiza pruebas
econométricas los autores proponen las siguientes hipótesis:
1. “En Colombia violencia y criminalidad son casi sinónimos en su historia
contemporánea y sobre todo en los últimos años”, es decir no hay "autonomía" de la
violencia frente al delito. Según ellos existen cuatro teorías que explican la violencia en
Colombia:
“a. Un buen grupo de estudios señala que la violencia ha llegado a ser un fenómeno
secular, habitual y propio de la vida colombiana”.
“b. Un segundo grupo de estudios, bastante numeroso, señala a la pobreza como la
causa o, al menos, el caldo de cultivo del avance de la violencia y la criminalidad!,
“c. Un tercer grupo considera la “no presencia del Estado” como la causa de la violencia
en Colombia...esta tesis hace énfasis en la inexistencia de mecanismos de
participación ciudadana”.
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“d. Una cuarta escuela asocia la violencia con una rica mezcla de asuntos históricos,
económicos, culturales y sociológicos... En el fondo, la violencia sería resultado de
diversas formas de injusticia social y económica, pero sus causas inmediatas son
múltiples.”
Realizan los autores un ejercicio econométrico donde las variables dependiente fueron:
- homicidios intencionales por 100.000 habitantes para cada departamento
- crecimiento de la tasa de homicidios
- tasa de hurtos
- incremento en la tasa de hurtos
Las variables independientes fueron:
- logaritmo del PIB real departamental per cápita de 1975 y 1985
- Aumento del NBI en cada departamento entre 1973 y 1985
- Tasa de mortalidad infantil en 1980
- Aumento del grado de cobertura de la educación primaria entre 1975 y 1980
- Aumento del grado de urbanización entre 1951 y 1985 y 1964 y 1985
- Aumento de la relación entre personas llamadas a juicio por crímenes (homicidios y
hurtos) y número de crímenes entre 1972 y 1980
Resultados para 1980 (homicidios)
- Relación inversa entre el avance de la pobreza y la tasa de lo homicidios.
- Relación directa entre el PIB departamental per cápita y la tasa de homicidios.
- Influencia positiva del crecimiento de la cobertura de educación primaria y la tasa de
homicidios.
- Relación positiva entre el grado de urbanización y la tasa de homicidios.
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- Relación inversa entre la eficiencia de la justicia y la tasa de homicidios
Nivel de significancia: 95% o más.
Resultados para 1990 (homicidios)
Se incluyeron variables independientes adicionales:
- Aumento del número de establecimientos bancarios en cada departamento entre 1982
y 1989.
- Tasa de aumento del número de juzgados penales.
- Proporción de las transferencias del gobierno central recibidas por los departamentos
y municipios con respecto al PIB departamental.
- Grado de tributación departamental y municipal con respecto al PIB departamental de
1990.
Los resultados son los siguientes:
- Las variables “proxies” de la riqueza social tienen coeficientes positivos.
- A diferencia de 1980 la creciente cobertura de la educación primaria estuvo asociada
de manera negativa.
- La eficiencia en la justicia continuó mostrando signo negativo. En cambio el aumento
de los despachos judiciales mostró una asociación positiva con la tasa de asesinatos.
- “Aunque se repitió, en términos cualitativos, el resultado encontrado para 1980
referido a la asociación positiva entre aumento del grado de NBI (el indicador de
pobreza) y el aumento de la tasa de asesinatos, en esta ocasión su coeficiente resultó
tan bajo que prácticamente puede afirmarse que la tasa de asesinatos y su misma
aceleración se asociaron con el aumento de la riqueza social, y no con el de pobreza.
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43
Nivel de significancia: 95% o mas.
Adicional a las anteriores relaciones los autores exploraron como afectaba al
crecimiento el aumento de la violencia. Para ello plantean la siguiente hipótesis:
“Aunque el crecimiento económico (del ingreso y la riqueza) de la sociedad es uno de
los factores que puede inducir a la mayor criminalidad, es claro, como ha sido
reconocido desde hace mucho tiempo, que si ésta supera ciertos límites puede ser un
serio obstáculo al avance de la economía, bien por sus efectos inmediatos y nefastos
sobre el orden económico o bien por la necesidad de destinar recursos a combatir la
criminalidad en detrimento de otros fines, varios de estos de carácter productivo.
“ Para someter a prueba la hipótesis anterior en el caso colombiano, consideramos que
podía resumirse diciendo que la relación entre la tasa de crecimiento económico y la
tasa de criminalidad es no lineal; adopta la forma de una parábola: cuando asciende la
tasa de crecimiento del producto tiende a crecer la tasa de asesinatos pero, cuando
supera un cierto umbral, la tasa de crecimiento del producto comienza a declinar por
causa del “exceso” de criminalidad.”
Concluyen: “... podemos calcular cuáles eran aquellas tasas de asesinatos y hurtos
compatibles con el nivel máximo de la tasa de crecimiento del PIB de 1975 - 80. Para el
caso de asesinatos, dicha tasa resultó igual a 3.5 (por cada 10.000 habitantes,
prácticamente igual a la observada para todo el país en 1986: 3.6, como se anotó en la
introducción) y para el caso de hurtos resultó igual a 21
“Al comparar estos resultados con los grados de criminalidad observados en cada
departamento en 1975 y 1980 sobresalen, por tener niveles inferiores en 1975 y 1980,
y tanto en asesinatos como en hurtos, los departamentos de la costa atlántica (excepto
guajira) y Nariño. En los otros departamentos las tasas observadas de uno u otro delito
y en uno u otro año fueron iguales o superiores a las compatibles con el máximo
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crecimiento. Esto sugiere que en las demás regiones del país, ya para la segunda
mitad del decenio de los setenta, la criminalidad probablemente había comenzado a ser
un freno al crecimiento económico.”
Trabajo: “Colombia: inseguridad, violencia y desempeño económico en las áreasrurales”, Bogotá, 1997Autores:
Jesús Antonio Bejarano
Camilo Echandía
Luis Rodolfo Escobedo
Enrique León Queruz
Este trabajo no trata de explicar la violencia sino de describirla. Sus objetivos son:
“Este trabajo aspira a llamar la atención no sólo sobre las dimensiones de la
inseguridad rural sino sobre las transformaciones cuantitativas y cualitativas, tanto
globales como regionales, que ha experimentado el conflicto en los últimos años, y
quiere sobre todo llamar la atención sobre que ya no se trata de un conflicto que
representa un fenómeno marginal ... sino que sus transformaciones, particularmente la
nueva distribución de la presencia guerrillera sobre el territorio nacional, amenazan con
afectar de manera estratégica no sólo la actividad agrícola moderna sino el desempeño
global del sistema económico”.
Trabajo: “La paz: el desafío para el desarrollo”
Autores:
Coordinación del Departamento Nacional de Planeación.
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Arturo García
Alejandro Reyes:
Francisco Leal
Alvaro Guzmán
Clara Elsa Villalba de Sandoval
Marco Palacio Rozo
Rodrigo Pardo
Alfredo Sarmiento
Manuel Salazar
Alvaro Camacho
Luis Jorge Garay
Mauricio Garcia
El libro analiza la confrontación armada con la guerrilla. Dado que cada tema fue
tratado por un investigador diferente, es una suma de opiniones. Rescatamos las ideas
de la presentación.
Primero: (es imposible comprender la violencia): “Tener una hipótesis comprensiva de
las causas de la violencia rebasa no sólo los propósitos de este trabajo, sino aun los
paradigmas de varias ciencias sociales
“ ...El equipo inicialmente conformado discutió internamente y, en consulta con
investigadores especializados, decidió tomar como foco la violencia ligada a la
confrontación armada
“...La orientación general del programa estuvo dirigida a buscar formas de construir una
relación más democrática y abierta entre el Estado y la sociedad civil, en las funciones
consideradas relevantes: legitimidad, mediación de los conflictos, bienestar y formación
46
46
de ciudadanía. Cuatro grandes temas se consideraron fundamentales tanto para
entender el origen de la violencia y prevenir su reproducción. Estos fueron: la justicia, la
seguridad nacional y la seguridad ciudadana, la cuestión agraria y la cuestión urbana”
“... Entre las conclusiones de este capítulo, basado en un análisis econométrico
municipal, conviene resaltar la clara vinculación entre violencia y desigualdad en la
distribución de la riqueza y entre violencia y baja participación electoral”.
Por temas sus conclusiones son las siguientes:
a. La Justicia: "La justicia no ha podido cumplir sus tareas fundamentales en un
estado de derecho: (1) defender la autonomía del individuo frente a la arbitrariedad
pública y privada; (2) promover la participación real y efectiva de las personas en las
decisiones políticas o sociales que los afectan, y (3) procurar las condiciones materiales
que permitan la mínima igualdad necesaria para que las personas puedan, realmente,
ser libres".
b. El problema agrario: "La crisis de productividad en el campo se expresa en dos
extremos: en uno, la mayor parte de la gran propiedad usa la tierra en ganadería
extensiva, paga pocos impuestos, genera poco empleo y aporta muy poco al producto
global, con una gran destrucción ambiental; en el otro, muchos de los pequeños
propietarios y de los campesinos sin tierra ocupan áreas empobrecidas, con severas
limitaciones naturales y no obtienen ingresos suficientes para elevar su nivel de vida.
Ambos extremos deterioran gravemente el patrimonio ambiental del país, causan
conflictos violentos y generan pobreza".
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Adicionalmente citan la compra de tierras por parte del narcotráfico como una de las
principales causas del conflicto agrario62: "La compra de tierras por narcotraficantes ha
contribuido a elevar los niveles de concentración de la propiedad; ha desplazado a los
campesinos a frentes de colonización y ciudades; ha sobrevalorado las tierras; ha
financiado la contrainsurgencia; ha reforzado la destinación de las mejores tierras del
país a la ganadería extensiva, en perjuicio de la agricultura y los bosques; y ha
deteriorado el escaso liderazgo social en las regiones afectadas".
Convivencia ciudadana. "La violencia en las ciudades, afirman, se ha caracterizado
como un conjunto de diversas formas, donde los orígenes y manifestaciones son
múltiples". Y agregan algunos vagos razonamientos para relacionar la violencia y la
problemática urbana: "El uso ineficiente del espacio público, su apropiación por agentes
privados y la escasa participación de la comunidad en el manejo de sus intereses y
conflictos han ocasionado que la ciudad no se vea como espacio colectivo".
Adicionalmente: "Desde 1965, los principales estudios sobre la ciudad en Colombia se
centraron en analizar el crecimiento urbano y sus consecuencias en la concentración
de la población a nivel espacial, sociocultural, y su efecto en la pobreza y la
desigualdad social. La hipótesis principal que surge de estos estudios es que el
desarrollo de la ciudad colombiana se ha caracterizado por la tensión entre las
tendencias "espontáneas" de crecimiento urbano, y la planificación del uso del suelo,
lo que ha favorecido la manifestación de elementos como la segregación espacial, la
pobreza, el funcionamiento caótico de la ciudad, el ineficiente uso del espacio público,
la violencia y el individualismo"
d. Seguridad nacional y seguridad ciudadana: "La participación de la comunidad en
todas las etapas del proceso de seguridad ciudadana: planeación, ejecución, control y
62 El cálculo de la compra de tierras por los narcotraficantes y buena parte de la argumentación del DNP fueelaborada por Reyes, Alejandro "Compra de tierras por narcotraficantes", en Drogas ilícitas en Colombia, suimpacto económico, político y social, Bogotá, 1997. Diferentes dirigentes políticos concluyeron que expropiar estastierras era una reforma agraria.
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evaluación, es imprescindible, para fortalecer la prevención, detectar e intervenir
poblaciones de alto riesgo y comportamientos agresivos y antisociales de niños y
jóvenes para su intervención precoz. Se propone la promoción y desarrollo de
mecanismos de convivencia, tales como el desarme, el control del alcohol, la restricción
de la pólvora y de formas de resolución de conflictos, como las comisarías de familia,
jueces de paz y conciliadores en equidad. Esto debe ir acompañado de campañas y
acciones pedagógicas concretas que permitan a la ciudadanía comprender el sentido
de las medidas".
Trabajo: crimen y crecimiento, Bogotá, 1995.
Autor: Mauricio Rubio
En este trabajo preparado para el CEDE de la universidad de los ANDES el autor
analiza las relaciones entre el crecimiento económico y la violencia, sus principales
conclusiones son:
- Las actividades ilegales significan un gasto anual equivalente al 15% del PIB.
- El ingreso promedio por delito reporta más que un año de trabajo en actividades
legales.
- “No parecen muy convenientes las explicaciones para Colombia en el sentido que,
como ocurre en las llamadas “economías de frontera”, la impunidad y el crimen son un
resultado casi natural del rápido proceso de desarrollo del país y que el rezago de sus
instituciones, entre ellas la justicia, sería transitorio.
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“La teoría económica de las sociedades que se dedican a transferir rentas a costa de
las actividades productivas es contraria a estas apreciaciones en dos sentidos: 1. La
relación entre el crimen y el desarrollo es siempre negativa y 2. El rezago de las
instituciones y el poder de las organizaciones criminales, lejos de ser transitorios,
tienden a permanecer y a acumularse en el tiempo.”
- Utilizando datos de la policía nacional para homicidios desde 1950 y de crecimiento
del PIB encontró que: “cada diez puntos de aumento en la tasa de criminalidad implican
una reducción del crecimiento del producto de un punto”.
- Estimando el Residuo de Solow con respecto a la tasa de homicidios 1950 - 1993, su
cambio anual y la tasa de inflación menos cambio porcentual en el deflactor del PIB
encontró : “Los coeficientes de la tasa de criminalidad y su variación no sólo son
estadísticamente significativos sino de magnitud importante. De acuerdo con el cuadro,
el aumento de la tasa de criminalidad de 20 en 1970 a una superior a 80 en los años
noventa (un incremento anual promedio del 7%) le estaría constando al país cerca de
dos puntos de crecimiento anual del producto”.
- Finalmente: “Los ejercicios realizados en este trabajo sugieren con bastante fuerza
que ese fenómeno (la caída en el crecimiento) que afectó la economía colombiana está
relacionado con el incremento de las actividades delictivas en el país. El llamado
agotamiento del modelo de desarrollo se explicaría no sólo por factores económicos
como las restricciones comerciales, laborales o cambiarias, sino también por
fenómenos relacionados con la inseguridad, el crimen, y en general, con el ambiente
institucional bajo el cual actúa el sector productivo”
Trabajo: violencia y desigualdad económica, Bogotá, 1997Autores:
50
50
Alfredo Sarmiento
Lida Barrera
Realizaron un modelo multivariado con variable dependiente la tasa de homicidios de
1993 y variables independientes las siguientes:
- índice de condiciones de vida calculado por la misión social del DNP
- Coeficiente GINI municipal
- Promedio de escolaridad del hogar
- tasa de participación en la elección de alcaldes en 1994
- transferencias per cápita nacionales a los municipios
- presencia de paramilitares
Los municipios se dividieron en dos: los municipios cuyas tasas de homicidio crecieron
entre el promedio del período 1990 - 1992 y el promedio del período 1993 - 1995; y los
municipios en que no crecieron o disminuyeron.
Conclusiones: “Los municipios con violencia creciente tenían, en 1993, en promedio
una tasa de homicidios de 94 por cien mil habitantes, 36% más alta que el promedio de
los no violentos con 69 homicidios por 100.000 habitantes. Los municipios con violencia
creciente tienen en promedio un índice de condiciones de vida 5% más alto que los de
violencia decreciente”.
“Si bien la pobreza aparece inversamente relacionada con el grado de violencia, la
desigualdad aparece positivamente asociada con ella. La desigualdad en las
condiciones de vida de los hogares, medida por el índice GINI, se relaciona
positivamente con la violencia y sus variaciones son las que mayor efecto tienen sobre
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aumentos de la violencia. Es decir, los municipios tienden a ser más violentos cuando
tienen mayor desigualdad.”.
Trabajo: “Por qué la justicia no responde al crimen: el caso de la cocaína enColombia” en Corrupción, crimen y Justicia, Bogotá, 1999.
Autores:
Juan Carlos Echeverry
Zeinab Partow
Los autores plantean la siguiente tesis general: “la toma de decisiones por parte de las
autoridades policivas y judiciales sucede dentro de un marco regional descentralizado.
El control del cumplimiento de la ley se lleva a cabo a nivel regional y la respuesta de
las autoridades a un choque que aumente la ocurrencia de crímenes depende,
crucialmente, de su percepción sobre su origen. Si se observa que el mismo se halla
sistemáticamente por fuera de los límites locales, la respuesta de la justicia se
desvanecerá a lo largo del tiempo. Esto, a su vez, implica que la provisión total de
justicia en el país será menor. Este argumento se aplica a la experiencia colombiana en
dos sentidos. Primero, las regiones han considerado el surgimiento del tráfico de
cocaína como un fenómeno extraregional. Segundo, el país como un todo lo ha
percibido como un problema internacional. Estos dos aspectos han traído como
resultado una caída en la provisión de justicia en Colombia”
Y en su parte conclusiva, después de presentar un modelo econométrico para probar la
anterior afirmación, concluyen: “(lo anterior) se debe a la “organización” que poseen las
actividades de la mafia: mientras los delincuentes comunes se capturan a través de
prácticas judiciales y policíacas tradicionales, éstas tienen poco efecto para combatir
los centros de la red de crimen organizado. Las autoridades regionales, racionalmente,
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redujeron sus propios esfuerzos, porque concluyeron que la respuesta a un choque
extraregional de crimen se debía basar en estrategias nacionales que fueran capaces
de penetrar las operaciones del crimen organizado. Estas pueden consistir en leyes
que permitan la extradición, la confiscación de la riqueza adquirida ilegalmente y
medidas en contra del lavado de dinero. Cuando las acciones no se toman a nivel
nacional, el resultado es la inhabilidad del país, como un todo, para defenderse. El
modelo teórico y los resultados econométricos le dan validez a esta explicación”.
Texto: Drogas ilegales en Colombia, Bogotá, 1994
Autor: GTZ - CINEP
El texto plantea que es imposible conocer con los datos disponibles la relación entre
violencia y narcotráfico. A su vez esta relación depende del contexto regional y de la
actitud del Estado. En sus palabras:
“1. El análisis de la relación entre violencia y narcotráfico es particularmente difícil, por
la insuficiencia de investigación empírica sobre las violencias no políticas en Colombia.
2. Las explicaciones que hacen del narcotráfico el factor esencial para entender la
evolución reciente de las violencias en Colombia son insuficientes: no distinguen las
“narcoviolencias”, ni las especificidades regionales, y minimizan otros factores de
violencia.
3. El narcotráfico es potencialmente violento, pero las formas de desarrollo de esas
violencias dependen del contexto socioeconómico y político en que se inserte y del tipo
de decisiones para enfrentar esa problemática. En este contexto, se debe reconocer al
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Estado como otro factor de violencia por razón de las formas de represión que ejerce
sobre diferentes niveles del fenómeno de las drogas.
4. Como consecuencia de lo anterior, asumir las violencias del narcotráfico
independientemente de las formas de represión y control del mismo, inhibe una mejor
comprensión y una búsqueda de alternativas de manejo.
5. Mientras se mantenga la prohibición internacional, es imposible eliminar ciertas
violencias potenciales internas del narcotráfico. Es posible sin embargo reducir su
impacto modificando entornos socioeconómicos y políticos, incluyendo el tipo de
respuestas estatales”.
Texto: “Editorial”, Revista Foro, septiembre de 1998.
Autor: dirección revista Foro
En el editorial esta revista presenta las siguientes causas para la existencia de cultivos
de coca y amapola: “El aumento espectacular en los terrenos sembrados con coca y
amapola tienen como razón principal la pobreza de los campesinos colonos que no
tienen alternativas de cultivos lícitos que sean competitivos o que les permitan
sobrevivir dignamente. Este es el lado social del problema. Los campesinos perciben
unos ingresos por la venta de hoja de coca o pasta, que les permiten incluso ciertos
niveles de acumulación que dedican a la mejora de sus pequeñas unidades de
producción. Es obvio que al lado de los pequeños productores hay también
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plantaciones mayores directamente manejadas por narcotraficantes, pero según los
estudios que aquí se publican, la mayor parte corresponde a campesinos colonos.
Decenas de miles de campesinos no tienen otra actividad que el cultivo ilícito de estas
materias primas. Estas regiones carecen de infraestructura vial y de servicios públicos,
están aisladas de los circuitos económicos, y la única actividad rentable es
precisamente proporcionada por estos cultivos. La presencia del Estado en estas
regiones está limitada, en buena medida, a la actividad de los agentes de la policía
antinarcóticos que fumigan a diestra y siniestra, depredando de paso miles y miles de
hectáreas de bosque tropical en ecosistemas muy ricos en biodiversidad, pero frágiles.”
Texto: La paz es rentable. Balance de los estudios, mimeo, DNP.
Autor: Instituto de estudios políticos y relaciones internacionales de la Universidad
Nacional
El estudio trata de hacer un balance crítico sobre los estudios relacionados con la
violencia. En su parte inicial presenta una síntesis que se interpreta como la opinión de
los autores respecto a las causas de la violencia. Dicen:
“En los últimos cincuenta años el país ha experimentado transformaciones profundas
en su estructura social, política y económica, muchas de ellas asociadas con dinámicas
de violencia. Si bien algunos de estos cambios han modernizado el país e
incrementado la capacidad de control de la sociedad sobre su entorno, y si bien
también algunos de esos cambios se han traducido en el mejoramiento de las
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condiciones de vida de algunos sectores de la población, ellos han tendido también a
profundizar desigualdades sociales e incrementar las diferencias en las posibilidades
de acceso a bienes y servicios asociados con la vida moderna.
“Por acción y omisión al Estado colombiano le corresponde una alta cuota de
responsabilidad en el desarrollo de la violencia proteica que padece la sociedad
colombiana.
La capacidad reguladora del Estado ha sido tradicionalmente débil a pesar de los
esfuerzos que en los últimos años se han llevado a cabo con el propósito de
fortalecerlo. Muchos de estos esfuerzos, sin embargo, han sido constitucionales y/o
legislativos, lo que significa que no todos han sido materializados en instituciones o
acciones que los pongan en práctica. Esta debilidad, por tanto, sigue coadyuvando a
profundizar las tradicionales tensiones en las relaciones entre el Estado y la sociedad.
La sociedad ya inequitativa ha favorecido el uso de la coacción y la violencia para
incrementar desigualdades, apuntalar privilegios de minorías y asegurar una
dominación excluyente de unos por otros.
El Estado colombiano ha visto erosionada su legitimidad por la incapacidad en tramitar
por vías democráticas las reformas destinadas a reducir las inequidades. Al mismo
tiempo que dilata la ejecución de las reformas que erradiquen las causas originales de
la subversión, recurre a estrategias inadecuadas e ineficientes para combatirla.
La ausencia de mecanismos reguladores o mediadores en los conflictos sociales se
asocia también con tendencias al autoritarismo y la intolerancia, tanto en las relaciones
entre el Estado y los ciudadanos como entre estos en sus vidas privadas. Las
desigualdades de todo orden se convierten entonces en las bases de poder, tanto en
los público como en los privado, lo que a su turno tiende a debilitar más al Estado como
a favorecer la dispersión de la violencia a diferentes áreas de la vida social. Esta
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dispersión se traduce en que los ciudadanos recurren cada vez más a las vías de
hecho y violentas, de propia mano o a través de diversos aparatos armados de
naturaleza privada extraestatal e incluso estatal.
De hecho las guerrillas y los grupos paramilitares o de autodefensa han aumentado de
manera dramática su cobertura geográfica y su poder político y militar. Y las prácticas
de eliminación de contrarios, bien sea de mano propia o mediante el uso de sicarios,
tiende a generalizarse. Esta progresiva extensión de las prácticas de justicia privada y
ajustes de cuentas se ha venido traduciendo en que la institucionalidad estatal y
algunos sectores de la opinión parecen tolerar y privilegiar la inobservancia de normas
democráticas que impongan límites al uso de la fuerza y sus mecanismos de control.
Trabajo: marginalidad y violenciaAutores:
Constanza Blanco
María del Carmen Docal
Martha Villamizar
Este es un trabajo donde la violencia aparece como multicausal, producto de diversas
circunstancias originadas en la condición natural del ser humano y en aspectos
especiales de la realidad colombiana. Dice en sus conclusiones:
“1. No se puede comprobar en definitiva que haya relación directa entre pobreza,
marginalidad y violencia debido al subregistro de los datos.
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“La consecución de un desarrollo integral es un objetivo básico parta superar la
violencia...
“La población menos educada es la más pobre y la más violenta...
“La agresividad en el hombre es innata, agresividad que se convierte en violencia ante
la frustración...
“En lo que se refiere a lo que se ha denominado “cultura de la violencia”, se concluye
que no se trata de una cultura violenta, sino de una reafirmación violenta de valores en
donde se vería la agresión como una forma de resolución de conflictos. Desde el punto
de vista del horizonte cultural de la “modernidad”, característico del medio urbano, son
violentas las manifestaciones no legitimadas como es el caso de los pandilleros o
sicarios.”
Trabajo: Colombia ciudad y violenciaAutores:
Alvaro Camacho
Alvaro Guzmán
Según estos autores la investigación de la violencia debe partir de los campos
diferenciados de conflicto (económico, político y social) y posteriormente estudiar sus
posible conexiones entre sí y con la estructura total.
La base del campo económico es la distribución inequitativa de recursos y el
mantenimiento de grandes masas de la población en condiciones de pobreza. Un
campo político de violencia cuya característica es la rigidez y el autoritarismo y un tercer
campo de la ética de la convivencia donde la violencia se expresa como mecanismo
para resolver conflictos.
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La violencia puede explicarse a partir del análisis específico de cada uno de estos
campos, unido al examen de eventos que dadas unas condiciones desencadenan la
violencia. Los eventos más relevantes son: el despilfarro de las bonanzas de la década
de los setenta sin beneficiar a los más pobres; la política represiva de Turbay; el intento
de apertura de Belisario y el surgimiento del paramilitarismo y el narcotráfico.
Estos dos autores también consideran que la violencia colombiana tiene elementos
estructurales, puesto que, en su opinión, es un atributo de largo plazo y no un estallido
anormal frente a un acontecimiento particular. Esto conduce a que “la sociología de la
violencia debe involucrar no exclusivamente los medios (las armas por ejemplo) o las
consecuencias del acto (la muerte) sino también y primordialmente, las consideraciones
que los actores (clases, grupos o individualidades) tienen sobre el otro,, es decir una
cultura de la violencia”.
Trabajo: Colombia, Violencia y Democracia, Bogotá, 1988.Autor: Comisión de estudios sobre la violencia, integrada por:
Gonzalo Sánchez (coordinador)
Jaime Arocha
Alvaro Camacho
Darío Fajardo
Alvaro Guzmán
General (r) Luis Alberto Andrade
Carlos Eduardo Jaramillo
Carlos Miguel Ortiz
Santiago Peláez
Eduardo Pizarro
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59
La tesis del documento es la siguiente: “La comisión partió de un replanteamiento de la
naturaleza del fenómeno, que le permitió diferenciar, al lado de la violencia política,
otras tres modalidades básicas: la violencia socioeconómica, la violencia sociocultural y
la violencia sobre los territorios. Formas todas ellas que se ven reforzadas por una
cultura de la violencia que se reproduce a través de la familia, la escuela y los medios
de comunicación, como agentes centrales de los procesos de socialización”.
Ya desagregando encontraron:
- Una violencia política expresada fundamentalmente a través de la guerrilla, cuya
posibilidad de continuidad y existencia se encuentra determinada por: “la ausencia de
una vigorosa izquierda democrática y el bloqueo sistemático a la consolidación de
fuerzas políticas legales diferentes al bipartidismo, que constituyen el ambiente natural
en el que florecen las opciones insurrecionalistas”.
- Una violencia urbana, más social que política, es decir que surge o se expresa en el
ámbito de las relaciones interpersonales tanto públicas como privadas. Esta violencia
no se encuentra ligada a la delincuencia y debe establecerse una nítida distinción entre
ambos fenómeno: “la violencia urbana en Colombia es multifacética y de doble vía.
Abarca sectores de la vida económica y cultural: la cultura de la violencia urbana es
una síntesis de estas facetas, y ello hace simplista reducirla a cualquiera de ellas...
Hay, pues, una violencia referida al orden de los político, pero también en el terreno de
las relaciones personales hay sitio para la violencia como forma de zanjar conflictos”.
- Una violencia organizada, cuyas máximas expresiones son el narcotráfico, los
escuadrones de la muerte y los carteles de las esmeraldas. Esta violencia responde a
grupos organizados de delincuentes que genera formas diferentes de violencia para
defender o realizar su labor criminal.
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60
- Una violencia contra minorías étnicas, la cual expresa los conflictos étnicos o
culturales como, con mayor intensidad, la posesión por parte de las minorías de
terrenos ricos en oro, platino, carbón, petróleo, maderas y animales de pieles y plumas
valiosas. O la contradicción entre economías modernas y tradicionales.
- Una violencia transmitida a través de los medios de comunicación, como
consecuencia de su escasa apertura a fuerzas diferentes al bipartidismo.
- Una violencia en la familia la cual es “determinante en la reproducción de la cultura de
la violencia... Probablemente el ejemplo más pertinente de esta confluencia de la
violencia urbana, la crisis social y la violencia familiar sea el preocupante auge de las
pandillas juveniles en las principales ciudades del país”
Trabajo: Guerra y política en la sociedad colombiana, Bogotá, 1991 y Ensayos dehistoria social y política del siglo XX, Bogotá, 1985.
Autor: Gonzalo Sánchez
Sánchez enfatiza que Colombia ha sido un país de guerra permanente a lo que agrega
que es endémica y finalmente que es un componente estructural de nuestra vida social:
“Así incorporamos hacia atrás la temática de las guerras civiles y hacia adelante la
violencia insurreccional contemporánea. Sin embargo al proceder de esta manera
estamos borrando prácticamente la posibilidad de una cronología y estamos afirmando
que el fenómeno, lejos de ser coyuntural (de este o aquel período) es un componente
estructural de la dinámica social colombiana...un elemento consustancial al tipo de
democracia que tenemos en Colombia. Esto implica reconocer, de paso, que hay una
acumulación de problemas no resueltos (problema agrario, por ejemplo) en los
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61
acuerdos horizontales anteriores, acuerdos que por el contrario no han hecho sino
reproducir las exclusiones generadoras a su vez de nuevos potenciales de violencia”.
Sánchez encuentra en estos problemas no resueltos de carácter estructural el origen
de la continuidad de la violencia. Así las guerras civiles del siglo XIX no afectaron el
poder “señorial” de la hacienda, la iglesia y los partidos, permitiendo que hubiera un
Estado crónicamente suplantado sin apoyo nacional.
Sánchez encuentra que la nueva guerrilla o la guerrilla revolucionaria, surge como
continuación del bandolerismo en el sentido de la politización de un sector de ellos y
como un resultado del periodo de violencia (1948 - 1965) que desdibujó las identidades
partidistas con los dos grandes partidos, y socavó las bases de los pilares de la
sociedad colombiana: “El Frente Nacional no sólo puso término a la Violencia sino que
borró toda amenaza de guerra interpartidista en el futuro, originando una nueva
representación de la sociedad. En este aspecto significó un viraje histórico.
Simultáneamente, y a su pesar, creó también las condiciones para que muchos
sectores artesanos, obreros, universitarios y campesinos, a los cuales la Violencia
había desconectado de las tradiciones populares contestatarias que se habían venido
forjando en las primeras décadas del siglo se afirmaran de nuevo en una visión política
que ya no pasaba exclusivamente por el reparto del poder sino que apuntaba a la
abolición del orden establecido y a la instauración de nuevas formas de sociedad.”
Trabajo: Replanteamiento del origen de la violencia en Revista Universidad Nacional
No. 21, 1989
Autor:
Fernán González
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Según este autor la causa de la violencia reside en el proceso incompleto de formación
del Estado Nación de la sociedad colombiana en tres campos:
Primero, el proceso inacabado de ocupación poblacional y económica del territorio.
Segundo, la formación premoderna de los partidos tradicionales como do especies de
subculturas, dos comunidades de sentimiento y de sentido que se contraponen y se
excluyen mutuamente. La base de las instituciones republicanas es formalmente
moderna pero muchas veces no corresponde a la realidad del país.
Tercero, el proceso de creación de imaginarios políticos por la iglesia, los partidos, los
medios de comunicación y los gremios que logran interacciones culturales
fragmentadas de los ciudadanos en suplencia de una identidad nacional debidamente
materializada en el Estado.
La ausencia de plena integración territorial, política y simbólica es agravada por la
incompleta integración económica. Existe un problema agrario sin solucionar y una
incompleta inserción al mercado mundial que redundan en la no generalización de las
relaciones salariales y la no consolidación de un mercado exterior, pues la inexistencia
de una base social moderna impide la construcción de instituciones modernas.
Trabajo: Replanteamiento del origen de la violencia en Revista Universidad Nacional
No. 21, 1989. Y “Democracia restringida y desistitucionalización política”, FESCOL;
1988.
Autor:
Eduardo Pizarro
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Adelanta Pizarro en este texto las siguientes conclusiones: “La coyuntura se define
básicamente por la encrucijada que enfrenta actualmente el sistema político: la
necesidad de reconocer que nuevas fuerzas y capas sociales pujan por ganar espacios
de acción e influencia en la sociedad y el Estado, y que ellas no encuentran cabida en
los estrechos marcos de participación definidos en nuestras actuales instituciones, ni en
los partidos tradicionales...El Frente Nacional, así como el período posterior de
convivencia burocrática bipartidista, con sus instituciones profundamente restringidas y
autoritarias, produjeron en el país una acumulación explosiva de demandas sociales y
políticas que en los últimos años han adquirido dimensiones insospechadas”.
A su vez la democracia restringida y la estrechez del Frente Nacional que no permite la
participación renovada de la sociedad en las instituciones ha conducido a una creciente
desistitucionalización de las luchas políticas y sociales. La situación de crisis es
consecuencia de la incapacidad del régimen político de reformarse para contener las
expresiones autónomas de protesta y demanda de participación política, los
mecanismos de criminalización de las manifestaciones sociales y las respuestas
desinstitucionalizadas y violentas de los excluidos para abrir espacios de participación
institucional.
Trabajo: Nuevos discursos sobre la violencia: reciclaje del viejo fetiche liberal en
“La irrupción del paraestado”, Bogotá, 1990
Autor: Darío Restrepo Botero
Las principales conclusiones de este trabajo de Restrepo pueden encontrarse en las
siguientes afirmaciones: “ Hoy, las causas de la violencia no se agotan en la
precariedad del Estado y la antidemocracia del régimen político. La violencia es más
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que el normal discurrir de una país en construcción o el agotamiento del cascarón
antidemocrático del sistema político. La violencia está instrumentalizando cambios
bruscos en las relaciones de producción, está expulsando campesinos de sus tierras,
destruyendo sindicatos para que nada se oponga a la acumulación, está abriendo
nuevos frentes productivos y facilitando la inserción competitiva en el mercado mundial.
La violencia refleja el surgimiento de una burguesía emergente, la pugna entre sectores
capitalistas por el control de la tierra, de las fuentes productivas y de los aparatos del
Estado. La violencia es un instrumento estratégico para la extensión de la lógica del
capital y de sus sectores “democráticos” o “Gansteriles”. La violencia refleja la
intensidad de la lucha por el disciplinamiento social bajo una racionalidad capitalista y
de su Estado de Seguridad Nacional y las resistencias de la población campesina,
obrera y popular indómita que se resiste a la emergencia del nuevo orden. Tanto más,
cuando el mercado y las instituciones de la modernidad parecen funcionar a condición
de no extenderse soberanamente sobre el conjunto del territorio y su población”.
Trabajo: La palabra y la sangre: violencia, legalidad y guerra sucia en Colombia en
“La irrupción del paraestado”, Bogotá, 1990
Autores:
Rodrigo Uprimny Yepes
Alfredo Vargas Castaño
Este para de investigadores presenta la siguiente hipótesis para entender la guerra
sucia: “Nuestra hipótesis general de interpretación es simple: la guerra sucia es una
expresión de las dificultades del régimen político colombiano a inicios de los ochenta:
éstas derivan de una doble crisis de hegemonía en el sentido que Poulantzas da a
estos términos: crisis de hegemonía del bloque tradicional en el poder con respecto a
las clases subordinadas por el agotamiento relativo de los mecanismos tradicionales de
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dominación; crisis de hegemonía dentro del mismo bloque en el poder por la presencia
de los empresarios de la droga, una poderosa nueva fracción dominante que no logra
tener la expresión política y social que corresponde a su poder económico y militar”.
Lo anterior se expresa en:
a. Modificaciones socioculturales y crisis de la dominación política tradicional: “Creemos
que el primer aspecto a tener en cuenta es el agotamiento relativo de los mecanismos
tradicionales de dominación, basados en el control clientelista y patrimonial de la
población por medio del bipartidismo.
b. Permanencia de las desigualdades sociales y obstrucción a la participación política:
“Toda una serie de conflictos sociales de larga data (conflictos de tierras, carácter
excluyente del desarrollo, condiciones de miseria de gran parte de la población, etc.)
lejos de haberse resuelto tendieron a acentuarse y a adquirir formas más agudas en los
últimos años.
c. La creciente autonomía del estamento militar y la penetración de la ideología de la
seguridad nacional. “La despolitización bipartidista del estamento castrense, y su
creciente autonomía en el manejo del orden público con criterios de seguridad nacional,
constituyen un elemento central para explicar el fortalecimiento autoritario del Estado
durante el gobierno de Turbay, así como para comprender la “complicidad estructural”
de las Fuerzas Armadas en el desarrollo de la guerra sucia como forma de represión
para institucional”
d. Narcotráfico y guerra sucia. “Nos parece que detrás de la guerra sucia hay una
tentativa de reinserción parcial y violenta de Colombia en la economía mundial a través
del tráfico de droga... Gran parte de la violencia en Colombia deriva entonces de esa
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especie de reinserción imposible pero efectiva del país en la división internacional del
trabajo, a través de la aceptación y al mismo tiempo rechazo del narcotráfico
Trabajo: Una política de seguridad para la convivencia, Presidencia de la República,
1994.
Autor:
Ricardo Santamaría Salamanca
En este trabajo preparado para exponer la política de seguridad durante el gobierno de
Gaviria afirma Santamaría: “Colombia ha padecido durante décadas una multiplicidad
de violencias que se expresan de manera diversa y con distinta intensidad en cada
región del país de tal manera que no es posible hablar hoy de la violencia como un
fenómeno único. Aún cuando existen factores estructurales que sirven como
catalizadores en la generación de violencias, no todas las modalidades son producto
exclusivo de condiciones socioeconómicas. Existen factores adicionales que deben ser
considerado: las particularidades regionales, la dinámica propia de cada fenómeno de
violencia, intereses encontrados o coincidentes que generan respuestas violentas, los
cuales permiten explicar integralmente el complejo diagnóstico de violencia que se ha
venido configurando en Colombia
“El gobierno es consciente que la criminalidad es un fenómeno complejo que obedece
a diversas causas sociales y culturales, cuyo tratamiento efectivo exige la combinación
amplia de recursos humanos y materiales, así como la participación activa de la
comunidad”
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Trabajo: Estructura de la crisis política en “Al filo del caos”, Bogotá, 1991.
Autor: Francisco Leal Buitrago
Las siguientes son las principales tesis presentadas en este trabajo:
- “La formación, consolidación y estabilidad del sistema político derivado de las reglas
del juego establecidas por el régimen frentenacionalista, dieron a luz y desarrollaron
una crisis de índole abiertamente política"
- “La limitación del sistema a nuevas oportunidades políticas creadas con el
advenimiento del capitalismo, o sea, lo que se ha denominado cerramiento del sistema,
contribuyó decisivamente a fomentar las manifestaciones de poder que se enfrentan al
Estado. La tendencia a criminalizar a las oposiciones facilitó su radicalización. La
tradición de la violencia, que ha permanecido con altibajos en Colombia desde 1946,
fue el caldo de cultivo para la exacerbación de las fuerzas que se sentían segregadas.
En una sociedad con una velocidad de transformación estructural desde la década de
los años cuarenta casi sin comparación en América Latina, estas condiciones
revirtieron en una nueva violencia...
- “Los fracasos políticos del Estado y las guerrillas han conducido a la creación de
sustitutos en la sociedad civil, a la incapacidad correctiva y represiva del Estado. El
carácter delincuencial de la acción punitiva privada, que pretende ejercer justicia y
represión, hace que se alteren negativamente la función de justicia del Estado y el
monopolio que este debe ejercer sobre la violencia. La supuesta justicia privada de los
grupos paramilitares y de narcotraficantes refuerza la inoperancia de la justicia oficial,
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68
dados los mecanismos de defensa y la capacidad económica que tales actividades
delictivas exhiben”.
Trabajo: “Violencia urbana y seguridad ciudadana” en Revista Foro No. 22, Bogotá,
noviembre de 1993.
Autor:
Alvaro Guzmán et. al.
Las principales afirmaciones de este documento son las siguientes: “Si bien hay
violencias que tienen dinámicas de largo plazo, loas formas más típicas del momento
son violencias que están en ciertos sectores del tejido social y se llevan a cabo en
nombre de intereses particulares que se pueden determinar...
“El Estado moderno actúa sobre la seguridad ciudadana, esencialmente de dos
maneras: a través de políticas que se traducen en acciones en el orden económico y
social, o bien utilizando la fuerza. Es aconsejable evaluar el efecto social de la
dispersión de armas entre los civiles y, en consecuencia, la urgencia que habría de
fortalecer al Estado en el monopolio de su uso”.
Trabajo: La criminalidad urbana en Revista Foro No. 22, Bogotá, noviembre de 1993.
Autor:
Alonso Salazar J.
Afirma Salazar: “Hace un tiempo hablar de violencia era más sencillo, porque los
actores y las causas eran más tipificables. Por un silogismo simplista la violencia se
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resumía en la pobreza y en los pobres. Hoy en cambio entre la escena y la trasescena
se han multiplicado y complejizado los protagonistas. La ampliación de las tramas de
violencia obliga a repensar la realidad. No es posible ubicar causas únicas, por el
contrario, los estudios recientes, especialmente los que siguieron al equipo de estudios
de violencia del gobierno Barco. muestran la pluralidad de factores: la ilegitimidad del
Estado, relacionada con la precariedad de nuestra formación democrática, procesos de
la cultura, factores socioeconómicos y la irrupción de organizaciones delincuenciales
con gran capacidad operativa”
Trabajo: “Medellín: una ciudad en crisis” en Medellín: Alternativa de Futuro,
Consejería Presidencial para Medellín y su área metropolitana, Medellín, 1992.
Autor:
Manuel Restrepo Yusti
En esta exploración sobre la violencia en Medellín a finales de la década de los ochenta
y comienzos de los noventa, este autor encuentra: “La situación de Medellín no se
agota en los problemas económicos y sociales. Existen elementos de carácter cultural y
sociológico que hacen parte de la forma en la cual se ha desarrollado el fenómeno de
violencia en esta capital.
“Así mismo, la crisis de violencia que sufre esta ciudad no empieza ni termina con el
narcotráfico. Y, si este delito floreció impunemente fue porque la ciudad ofrecía
condiciones especiales que actuaron como caldo de cultivo para que dicha actividad
llegara a tener el grado de fuerza que alcanzó. Dichas condiciones especiales están
referidas a los siguientes problemas:
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1. La cultura urbana. “Medellín es un territorio construido que no ha podido ser ciudad.
Su proceso de urbanización a partir de los años cincuenta careció de un proyecto
integrador de convivencia ciudadana”.
2. Una sociedad en crisis en busca de referentes. “la prosperidad del narcotráfico
revivió el imaginario paisa tan proclive a una gran valoración por el mundo del dinero”.
3. La regionalización de problemas estructurales. “Al desarrollo del narcotráfico, y al
incremento de la delincuencia en general, también contribuyó la crisis del aparato de
justicia y de los organismos de seguridad del Estado...Esa creciente desconfianza
frente a los cuerpos de seguridad nos muestra la tendencia a solucionar conflictos “por
mano propia” restándole cada vez más al Estado su función de mediador en el conflicto
y de ejercer el monopolio de las armas”
4. Un aire modernizador por vía negativa. “Todos estos elementos estructurales,
coyunturales y culturales fueron hábilmente aprovechados por el narcotráfico en la
conformación de opciones de vida para amplios sectores de la población, que vieron en
esa actividad una alternativa de promoción social y económica”.
Trabajo: Urabá: ¿Región o Territorio, Medellín, 1992.
Autor:
María Teresa Uribe
Este trabajo se centra en explorar las dificultades por las que atravesaba Urabá a
comienzos de la década de los ochenta. Afirma la autora: “las dificultades por las que
atraviesa la zona no se reducen a los conflictos por tierras, a las divergencias obrero -
patronales o a la presencia beligerante de los grupos armados; ellas tienen que ver con
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la invisibilización de los ejes de pervivencia histórica que son precisamente los que
explican, tanto el carácter de territorio en disputa - territorio en construcción, como la
multiporalidad, la multietnicidad, la pluriregionalidad y la pluritemporalidad”.
Trabajo: La violencia y el modelo de desarrollo en ”Espacio y Sociedad. Formación
de las regiones agrarias en Colombia” Bogotá, 1993.
Autor:
Darío Fajardo Montaña
Violencia regional. La violencia rural está relacionada con las características de la
sociedad rural, así:
1. La áreas de colonización
“Vemos pues, como en gran medida hay correlación, primero entre las condiciones de
desarrollo económico y las relaciones sociales y políticas generadas, por una parte, y
por otra, entre los conflictos que configuran los procesos de violencia, en particular en
estas zonas de colonización en tránsito a la ganadería, dentro de un patrón de
concentración de la propiedad, con participación del capital del narcotráfico. Este
“patrón” de conflicto regional, en particular, merece atención, pues parece advertirse su
expansión hacia otra región de frontera, desde el piedemonte llanero situado hacia el
sur del municipio de San Martín, en el departamento del Meta, hasta el Guaviare, zona
en donde se advierten algunos de los fenómenos registrados en el Magdalena medio,
como es de una parte la participación de narcotraficantes en la adquisición masiva de
tierras , su convivencia con sectores militares y la formación de “ejércitos privados”, y
de otra la participación de grupos guerrilleros en prácticas de extorsión y secuestro.
Dentro de este patrón existe además otro componente, común a las dos últimas zonas
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consideradas como es la liquidación de dirigentes políticos de la Unión Patriótica,
movimiento en el que participa la organización guerrillera “Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia - FARC”, con lo cual se tendería a neutralizar una
recomposición política de las regiones”.
2. Las zonas de conflicto campesinas - agricultura comercial
“A partir del desarrollo de la agricultura intensiva en capital se han generado diversas
situaciones de “conflicto - complementación”, estudiadas por diferentes investigadores
e interpretadas de modo diferentes. Dada la debilidad gremial campesina, de una parte,
y de otra la severa restricción que afectan al desarrollo agrícola como son los elevados
costos de la venta territorial, de los insumos y del crédito, las dificultades del mercado
interno etc., las contradicciones implícitas en un modelo económico que combina las
formas capitalistas con la producción campesina se hacen más traumáticas en nuestra
casa y generan por tanto mayores fricciones y conflictos.”
3. Las zonas de agricultura campesina deprimida
“El desarrollo organizativo de las comunidades (indígenas del Cauca), a pesar de la
severa represión, coincidió con la crisis agraria de las haciendas, dando mayor
viabilidad a la recuperación de tierras. No obstante, ello ha ocurrido en un marco de
violencia dentro del cual han sido actores principales los agentes armados de los
hacendados y las fuerzas militares. Dicho marco de violencia propició la presencia de
grupos guerrilleros”.
4. El modelo de desarrollo y la profundización de los desequilibrios regionales
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“La diferenciación regional tanto de los “tiempos” de la violencia como de sus tipos,
vistas unas páginas atrás, nos sugiere entonces algo que de manera elemental podría
ser planteado como la “diferenciación regional del desarrollo”. Este proceso, que en
términos generales se ha identificado con la diferenciación y contradicción campo -
ciudad, la cual conlleva la diferenciación entre regiones “desarrolladas” y regiones
“subdesarrolladas”, articuladas precisamente en relaciones de explotación y
transferencia de las débiles hacia las más fuertes y capitalizadas, nos permite
comprender: primero, las diferencias entre el crecimiento urbano y el atraso rural del
país; segundo, la diferenciación entre regiones agrícolas avanzadas y regiones
agrícolas atrasadas y, tercero, la agudización de los desequilibrios regionales
resultantes del modelo de desarrollo”
Trabajo: Una indagación sobre las causas de la violencia, en Malcolm Deas y
Fernando Gaitán Daza, Dos ensayos especulativos sobre la violencia en Colombia.,
Bogotá, 1995.
Autor:
Fernando Gaitán Daza.
Gaitán en su resumen final de conclusiones realiza las siguientes afirmaciones:
1. La evidencia de la dinámica de la violencia en Colombia muestra que el país ha
contado con amplios períodos de paz. Por tanto no hay una continuidad histórica de la
violencia.
2. Las condiciones regionales o municipales específicas no son las generadoras de la
violencia.
3. Los indicadores de pobreza no están asociados con la violencia ni con jornales, ni
NBI ni en municipios ni en departamentos ni a nivel internacional (en el caso de la
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desigualdad). Estos no significa, afirma, que la riqueza genera violencia, aunque los
booms de riqueza si pueden incrementarla.
4. No hay violencias diferenciadas sino uno sola violencia.
5. El autor afirma que su tesis fundamental es la siguiente: A partir de 1946 se quebró
la capacidad institucional de brindar justicia. Pese a los esfuerzos por restablecer el
orden, la violencia jamás descendió a niveles normales internacionalmente y fue
progresando lentamente a partir de su punto inferior en 1964-1967. El avance continuo
estuvo fuertemente asociado a un incremento de la delincuencia en general. El
derrumbe total del sistema de justicia , -producto de la emergencia definitiva del
narcotráfico y en menor medida de la guerrilla, en una relación de doble vía con la
debilidad de la justicia- entre 1978-1984, permitió un desborde de todo tipo de
delincuencia, o lo que es lo mismo un nivel altísimo de impunidad. En la medida que el
delito en general no fue castigado las personas encontraron en la violencia rentabilidad
y una forma de sustituir la justicia ineficaz. Finalmente, la percepción de que los delitos,
incluyendo el homicidio, no son castigados, permitió que los controles sociales
interiorizados hacia el homicidio se debilitaran, aumentando la posibilidad de que las
personas -no delincuentes de profesión- utilizaran la violencia bajo los efectos
depresores del alcohol y/o no se inhibieran para utilizar sus armas".
Trabajo: Crimen e impunidad, precisiones sobre la violencia, Bogotá, 1999.
Autor:
Mauricio Rubio
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75
En este libro Rubio rechaza las teorías de que la principal violencia es la cotidiana entre
los colombianos, producto de las riñas y el abuso del alcohol o de la intolerancia.
Igualmente critica la tesis, que anima las conversaciones de paz de que existe un
empate militar. En su opinión esta posición impide la construcción de condiciones
reales para negociar la paz. También realiza un fuerte cuestionamiento a las tesis que
expresan que la violencia y la desigualdad son la causa de la violencia armada.
Afirma que el país ha llegado a la paradoja de que para alcanzar la paz uno de los
requisitos imprescindibles es el debilitamiento de los organismos de seguridad del
Estado y que la paz se debe comprar. En este sentido afirma que el proceso actual de
paz se parece más al pago de un rescate que a una negociación libre.
En cuento a la investigación sobre las causas de la violencia resalta que la mayoría de
las investigaciones resaltan una sabiduría convencional equivocada y con escasa
3consistencia con la evidencia disponible y la realidad y que, en buena medida terminó
suministrándoles a los violentos el discurso ideológico para legitimar y justificar sus
acciones.
Finalmente Rubio realiza recomendaciones para superar la violencia que pueden
resumirse en: mejorar la base de información sobre el crimen y la violencia colombiana,
modernizar las herramientas analíticas, recuperar la capacidad de la justicia penal
colombiana para identificar y sancionar a los violentos y expresa su pesimismo
respecto a la posibilidad y necesidad de la negociación política.
Trabajo: Increasing returns and the evolution of violent crime: the case of Colombia, en
Journal of development economics, febrero de 2000.
Autor:
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Alejandro Gaviria
En este trabajo Gaviria realiza una variada gama de pruebas estadísticas con evidencia
dinámica y comparaciones internacionales. Sostiene que choques fuertes de
criminalidad multiplican los crímenes y la evidencia disponible muestra que esto
sucedió en Colombia desde finales de la década de los setenta. Igualmente sostiene
que la violencia en Colombia no está explicada por las condiciones sociales,
económicas, genéticas, institucionales y geográficas de nuestro país. Por el contrario,
afirma, algunos grupos criminales con los traficantes de drogas en primera fila
transformaron a Colombia en un lugar donde podía florecer todo tipo de criminalidad.
Finalmente Gaviria advierte que el proceso Colombiano de un choque de criminalidad y
su consecuente efecto sobre la capacidad de la justicia para perseguir los crímenes
puede estarse presentando en otros Estados como México, Rusia y en los países de
Asia Central de la antigua Unión Soviética.
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