H E B E L
URBANOS RINCONES
fotopoesía
Luis Cruz-Villalobos
& Carolina García
2
3
Luis Cruz-Villalobos &
Carolina García
URBANOS RINCONES
FOTOPOESÍA
HEBEL
4
5
HEBEL Ediciones Arte-Sana | Poesía
URBANOS RINCONES fotopoesía
Luis Cruz-Villalobos
& Carolina García
6
URBANOS RINCONES | FOTOPOESÍA
© Luis Cruz-Villalobos (poemas)
© Carolina García (fotografías)
© HEBEL Ediciones
Colección Arte-Sana | Poesía
Santiago de Chile, 2015.
www.benditapoesia.webs.com
https://instagram.com/rinconurbano/
Qué es HEBEL. Es un sello editorial sin fines de lucro. Término hebreo que denota lo
efímero, lo vano, lo pasajero, soplo leve que parte veloz. Así, este sello quiere ser
un gesto de frágil permanencia de las palabras, en ediciones siempre
preliminares, que se lanzan por el espacio y tiempo para hacer bien o
simplemente para inquietar la vida, que siempre está en permanente devenir, en
especial la de este "humus que mira el cielo".
7
A los/as peregrinos/as
de Buenos Aires
8
9
PRÓLOGO
Nicolás Panotto
10
11
La locura de la vida urbana muchas veces se
contrapone a búsquedas muy deseadas y necesarias,
como puede ser encontrar espacios de paz para la
contemplación, la introspección, para alimentar la
fantasía y el sueño; instancias que corremos a buscar
en lugares apartados, sigilosos y extensos. Esperamos
que la vida y cada una de sus sensaciones se
expandan así como los ecos recorren el silencio.
Pero la realidad y sus formas de ser percibidas superan
y explotan cualquier cerco, inclusive el más duro
concreto de la urbe. Se proyectan como un juego
dialéctico interminable: el mundo se imprime en el más
diminuto rincón de una transitada vereda, así como
dicho paraje es sólo una partícula fugaz de lo que el
universo puede llegar a ser. Misterio y totalidad,
universo y finitud, fundidos en el reflejo de una gota de
agua.
En este juego infinito, los deseos, las heridas y las
utopías de los cuerpos se fungen con cada vericueto y
en cada detalle que componen el paso. Y es así que
se dibuja lo que conocemos como real. Son
pinceladas que no siguen trazos dados sino que
hilvanan lugares infinitos entre sentidos, anhelos, gestos
y fantasías.
Allí reside el poder de una imagen. Ella no queda sólo
como el retazo de un momento pasado, sino que se
transforma en un portal para vislumbrar todos los
posibles mundos grabados en ese pequeño extracto,
que nos encuentra en el atajo y a su vez lo construimos
en el topetazo. Una foto se torna, entonces, en un
acto de empoderar la realidad al exponer su infinita
capacidad re-creativa (sí: sentido lúdico y sentido
existencial siempre van de la mano).
12
Este hermoso trabajo, realizado por dos grandes
amigos que fueron de gran inspiración para mis tímidos
pasos dentro del mundo de la poesía, es una muestra
de este maravilloso y exquisito ejercicio. Con una
perspicacia aguda, pero sobre todo sensible y honesta
frente a la complejidad de la existencia, Carolina y Luis
nos ofrecen un recorrido por imágenes recónditas y
paisajes cotidianos de urbes de América (Buenos Aires,
Ciudad de México, Zacatecas, Lima, Chicago y
Dallas), desde una lectura que dista de ser sólo un
proyecto artístico sino, sobre todo, una invitación e
inspiración a reconocer el poder utópico de una
percepción abierta a ver el más allá de los detalles del
día a día, que en nuestro trajín diario muchas veces
pasamos por alto.
Nicolás Panotto
4 de octubre de 2015
13
URBANOS RINCONES
fotopoesía
14
Fotopoesía: neologismo del autor
que corresponde a la obra artística
compuesta por una fotografía y un
poema, donde uno de ambos es
creado en referencia al otro. En el
caso de esta obra, los poemas han
sido escritos bajo la inspiración que
cada fotografía seleccionada
generó en el escritor.
15
Arrebol y símbolo
Se abrazan al atardecer
El símbolo mira lejos
Lanza su tibieza y luz
A todos los horizontes
Y gesta el abrazo
Del cielo y la tierra
Y el arrebol se alegra
Despidiendo el mundo
Hasta una nueva mañana.
16
El llanto a veces
Tiene el tamaño gris
De todos los rincones
Y nos cuenta una historia
Más oscura que clara
Marcada por el sino
De un tiempo arduo
Que no sabe del amor.
17
El cielo también tiene esquinas
Sutiles y amables como algodón
También tiene sus giros y saltos
Tiene sus caricias guardadas
Para todos los que pasan mirando
Y se encuentran con su pulso
Y respiran su dulce y clara voz.
18
Somos distintos y semejantes
Llevamos un color y un brillo
Que nos iguala en el fondo
Y nos distingue en el ritmo
Que nos iguala en la diminuta
Danza de todas las partículas
Y nos distingue en las melodías
Que con idénticas notas tejemos.
19
Qué nos cantan los muros
De estas ciudades tan grises
Qué nos dicen al oído del paso
Y qué nos cuentan en silencio
Pareciera que nos piden
Más agua y más vuelos
Pareciera que nos piden
Más vida y abrazos naturales
Como en los sitios donde reinan
Aún los pasos descalzos sin tiempo.
20
Flor y muro se miran de reojo
Y se susurran palabras tenues
Dicen que la vida los ha reunido
Que el tiempo les tejió una danza
Que los hizo besarse de a poquito
Y que no tendrán más remedio
Que morir en un abrazo íntimo
Aquel día que llegue el derrumbe.
21
Quienes vuelan en esta ciudad tan dura
Quienes vuelan sino los más ligeros
Aquellos y aquellas que no tienen más
Que una sonrisa que dar al pasar
Y no tienen menos que vida misma
Dibujada en el rostro del esqueleto
Y en las palmas de la pobreza
Que se ha tornado dulce encuentro
Con la pueril esperanza silvestre que llega.
22
Los niños se juntaron en el callejón
A soñar con elefantes y leones
Se juntaron a construir un mundo
Paralelo y esbelto como flor
Para no menguar en sus delirios
Y seguir siendo esos hijos e hijas libres
Hermanos y hermanas del aire y del sol.
23
Dónde la noche se hace día
Y el mal bien y el bien mal
Dónde el ave deja de cantar
Y cae del árbol para siempre
Dónde el pan se vuelve piedra
Dónde la dicha llanto
Dónde el perdón olvido
Y el mar se torna arena
Dónde el cielo se vuelve infierno
Y el canto se torna carne
Dónde las miradas se hacen humo
Y la soledad de vuelve todo.
24
La música no tiene edad
Salió un día a caminar por las calles
Y se posó en el corazón primero
Que se le cruzó por delante
Llevaba un corazón cansado
Y un par de manos ágiles
Y fue suficiente para que brotara
Como una amapola de su pecho
Los hermosos hilvanes de su danza
Juntó a unos cuantos más
Y formaron una banda
Y así comenzó todo
En un barrio oscuro de la ciudad.
25
A dónde vas tan veloz
Dime hermano
Cuéntame por favor
Acaso no sabes que la vida
Tiene un ritmo más lento
Y que a ese paso
Al contrario de las sabias tortugas
Morirás un día de estos
Tan veloz como un relámpago.
26
La ciudad también puede guardar
En muchos de sus rincones
Los colores y aromas de la vida más simple
Esa que nos nutre el ojo y la piel
El paso y la tripa
Esa que nos recuerda aquellos milenios
En que de árbol en árbol
Fungimos nuestra vida hermosa
Hasta que empezamos a matar para vivir.
27
Partear la vida de par en par
Sin mediar palabra
Y decirle en medio de las calles
Tan duras como frías
Que no se la aguanta más
Sin embargo la vida
Se queda callada
Y no dice palabra alguna
Y no responde con mínimo gesto
A su irritado ofensor que la violenta.
28
Dejo mi paso
Mi leve existir
Mi signo
Mi muestra de vida
Mi respirar
Mi resplandor ceniciento
Mi luz amarga
Me dejo
Allí
En el muro
Inmortalizando mi devenir.
29
También se puede caminar por los techos
De cabeza como un insecto
Y ver todo al revés
Y pensar todo de cabeza
Para decir que la ciudad es dulce y lenta
Que no tiene agujas que apuntan
Ni zarpazos de puma que aguardan
Que es una hoguera pequeña que llama
Al abrazo en medio del invierno.
30
Los rincones urbanos
También saben volar
Saben danzar con alas
Y posarse en las cornisas
Saben hacer sombras
En el azul infinito del cielo
Y detenerse en los alambres
También pueden ensuciar
Las calles y los asientos
Y dejarse alimentar
Por los ancianos cansados
Que aguardan la muerte.
31
Una cúpula
Qué me dice una cúpula
En días grisáceamente tristes
Qué me puede decir
La cúpula mayor
La más esbelta y majestuosa
En días en que una sola mirada honda
De uno que te podría amar
No logra alcanzar ni tu solapa
Qué puede decirte una cúpula
Incluso esa que logra tocar un arrebol.
32
El subsuelo del amor
Del espanto
Del cansancio
De la vida
De la vida del cansancio del amor cansado
Del subsuelado amor del cansancio cansado
Del amor del espanto
Del cansado amor
Del subsuelo del amor candado
De la vida cansada del amor cansado
Del espanto de la vida de por sí.
33
Pero queda esperanza
Pues incluso una mariposa amarilla
Puede sobrevivir en la gran ciudad
Incluso su vida palpitante y lábil
Puede sobreponerse al gris
Incluso en medio del vórtice de humanos
Allí
Solitaria y tenue
Puede hallar el beso de una flor.
34
Las diminutas doncellas pobres
Que piden pan por las plazas
Que piden sol
Y caminan desnudas
Bajo las nubes
En medio de los pies
De veloces transeúntes
Que de otros modos
Pobres
Piden pan por las plazas
Y sol
Caminando desnudos
Bajos las nubes.
35
Marcas en los rostros de la urbe
Marcas leves y hondas
Abruptas y finas
De lejana data o pronta hechura
Qué nos cantan
Qué nos dicen al oído de la piel
Qué nos mienten y revelan
Escucha
Escucha atento y vivo
Este palpitar tan propio.
36
Algunas ciudades también tienen riveras
Desde donde hablan en colores
Y silban historias nuevas y antiguas
Relatos dulces y salados
Amargos y agrios
Que van y vienen por ahí
Y salpican con sus luces y sombras
Las vidas de la gente
Que pregunta
Y saborea el camino de los días.
37
En la ciudad
En ocasiones el corazón nos duele
Algunos mendigos nos embisten
Con sus ojos repletos de sabores amargos
Y nos cantan una canción sobre la injusticia
La ciudad no agrede
Clavando las agujas de su palpitar
En nuestro pechos atareados
Y si uno se detiene demasiado
En algunos rincones humanos y fríos
No hay más remedio que llorar.
38
Yo que oír
Algunos himnos de victoria
Algunas melodías sutiles e ingenuas
De colores amables o barrocos
Pero nada
Solo viene a mí
Este pregón nostálgico
Esta música macabra de voces y gemir
Que no puedo acallar
Solo viene esta súplica lacerante
Que me pide dar.
39
a C.G.
Ven
Tomémonos un café
Cuéntame de ti
Y de tus peripecias
De tus viajes a este sur
Y de tus brotes allá en tu norte
Ven
Pues así
Tal vez algo de luz
Aparezca en esta ciudad tan parda.
40
La música nos habita
Y nosotros también la habitamos
Nos mece como niños y niñas
En sus brazos de padre o madre
Nos acaricia como abuelo o abuela
En su falda o su hombro
Nos besa como amada o amado
Y nos cuenta una historia
Que sin entenderla
Sabemos que nos constituye
Que nos alza
O bien nos demora.
41
Los detalles
Los colores
Los espacios
Diminutos
Someros
Perdidos
Nos vienen a saludar
Amablemente
Si abrimos bien los ojos
De nuestro instante.
42
Niña clara
Dime qué buscas en esta vida oscura
Dime qué pides a esta ciudad tan sucia
Dime qué esperas de este tiempo tan rudo
Dime niña clara
Cuántos años tiene tu amor
Cuántos palpitares tu fragancia
Cuántos pasos tu indagar tan dulce
Niña clara
Quédate con nosotros
Y anúncianos con tu vida
En día que viene.
43
Algunos sueñan
Con un amor que dure lo que dura la muerte
Con un amor que la vida no mate
Con un amor de hierro
Indestructible
Cerrado al paso de los años
A la devastación del otoño silente
Algunos creen eso y más
Y la ciudad se ríe
En la cara de los muertos.
44
El camino sube y baja
Tiene arriba y adentro
De hondo y ancho
Tiene salto y relámpago
Pero el camino aunque es duro
También sabe besar
Besa las rodillas del caído
Besa la boca del desterrado
Y besa la espalda de los que fueron.
45
Sí
Somos ramaje que pide cielo
Y en eso nos parecemos
Todos y todas
Cada cual
Ramajes que piden cielo
Y que se encrespan
De anhelo
De ansias de azul
Que se tarda
Que miente que viene pronto
Y casi no llega.
46
Las líneas rectas
En ocasiones son frías
No logran abrazar
El corazón de los más necesitados de curva
Y los dejan solos
En medio de la ciudad
Con sus estereotipadas convulsiones
Que siempre brotan en las horas punta
Y en los salomes de almidón
Con tanta nada.
47
Construir la ciudad
Alzarla como estamento de posibilidad
Como artefacto duro para la vida
Como elevada sombra
Que aprende a cubrir el sol
Con una mano
Construir sus saltos
Sus muelles al día siguiente
Alzar sus brazos eclécticos
Y sus silbidos ácidos
Que también aprenden melodías
Que huelen un poco
A casa.
48
Dicen que el yo es hijo/a del nosotros/as
Que no puede vivir sin ellos/as
Que se muere de hambre
De pena
De sombra
Si no es acogido
Ni habitado
Por esa ronda amplia
Bella
Que siempre nos compone.
49
El sol
También puede hacerse pequeño
Y entrar a los rincones de la ciudad
Vestirse de traje diminuto
Y pintar con su luz
Espacios pequeñitos
Que esperan su tibieza
El sol
Sale y entra sin ser descubierto
Y regala sus aromas
Junto con sus amarillas y anaranjadas
Esperanzas.
50
Dicen que el misterio
También tiene un nombre sencillo
Y camina por las veredas más iluminadas
Y se posa mirando las vitrinas
Y abre la puerta y dice hola
Y no miente cuando le preguntan la edad
Y se mira en el espejo y no le gustan sus ojos
Y canta desafinando en la ducha
Y le encanta el color cobalto
Y no pisa las líneas de las baldosas
Y le encantan las amapolas y el pan de casa.
51
Hay sinfonías
Que no se escuchan
Están hechas de colores
De aromas
Y de sabores
Que todos juntos
Acarician la piel.
52
El instante
También se torna monumento
Memoria quieta
Roca del recuerdo
Así como si un relámpago
Se volviera árbol
O las pisadas de un perro
Quedaran como escultura
Sobre las grises calles detenidas.
53
Qué nombre le pondremos al hogar
Si por ser tan único
No cabe casi en ninguno
O al revés
Puede caber en infinitos
Todos únicos y el mismo
Todos propios y especiales
Todos claros y dulces
Como un siempre
O un te quiero.
54
Hay lugares
Donde el mar y cielo caminan de la mano
Siguen caminos anchos
Y comen en buenos comedores
Miran de reojo
Y se sienten dueños del mundo
Como si no hubiera más
Que ese tiempo y ese espacio
Donde se ronda
Con los ojos y corazón bien abiertos.
55
Azul
Es el cielo
Dicen
Y también el mar
Dicen
Y a veces la luna
Y algunas estrellas
Pero sin duda
Azul es esta tierra
Y palpita
Cuando de lejos
Logra verse.
56
Hay quienes
Se esconden en lugares breves
Y habitados por sopores
Y liquidas esencias
Que saben hundir el dolor
Y también el miedo
Debajo de las rocas.
57
La ciudad esconde un corazón
Dos o tres
Cinco o veinte
Esconde corazones blancos
Y también calados
Corazones rotos
Y a montones
Esconde corazones de paso
Y otros que ya se quedaron por siempre.
58
Aquel hombre
Tenía una sombra ardua
Que no lo dejaba dormir en paz
Una sombra
Que a medio día no menguaba
Y que a media noche no se iba
Era una sombra densa
Espasa como el tiempo o el mal
Como la historia o el silencio.
59
Verdor
Quien puede detenerte
Si en el fondo
Es tuya esta casa
Cuando te tratan de atrapar
De guillotinar tus esperanzas
Siempre emerges
Callado
Lento
Pero indomable y salvaje
Hasta devorar la muerte
Y el destierro.
60
En la noche cansada
Y sonámbula de esta ciudad y de otras tantas
Se asoma la risa
Con su atuendo de colores
Y quiere llevarnos
Al desenfado
De la danza y del retiro
Que nos aleje del mecánico andar
De todos los relojes.
61
Detrás
Escondido
Atrapado
Miras
Y ves
Que te miran
Y te ven
Sin verte
Ni mirar
Atrapados
Escondidos
Detrás.
62
Niño
Que deambulas
Y buscas
A alguien que te espere
En medio de esta ciudad sucia
Y no te cansas de buscar
A ese alguien
Que te espere
En medio de la nada
Que por las noches es tan ruidosa
Y solitaria.
63
Rudo es el tiempo
Y el paso de su roce
Rudo y estrecho
Pero también guarda
Algunos vetas
De cielo y de candidez
En medio de sus ropas.
64
Los peregrinos de la ciudad
Que vinieron a buscar su casa
Pedazos de su alma
En fin
Algo
Y se quedaron danzando
Por estas calles y estos aires
O se fueron
Arrepentidos de la urbe
A buscar de nuevo el canto
En otras tierras u otros mares.
65
Y fue la tarde y la mañana el día último
Y el sol besó los rostros
Y el cielo prometió volver
A ser más claro
Y lo fue
Un poco
Por un tiempo
Donde alcanzó a llenar el pecho
Y los urbanos rincones.
Buenos Aires / Santiago de Chile, 2015
66
67
68
69
70
Recommended