USOS DEL COMPOST Y PAPEL DE LA MATERIA ORGÁNICA DEL SUELO.
LA SITUACIÓN GALLEGA.
María Teresa Barral Silva, Marta Domínguez Domínguez, Francisco Díaz-Fierros Viqueira.
Depto. Edafoloxía e Química Agrícola. Facultade de Farmacia. Universidade de Santiago de Compostela
• 1. Introducción
• 2. ¿Qué es el compost?
• 3. ¿Son iguales todos los compost?
• 4. ¿Qué relación tiene el compostaje con la gestión de residuos?
• 5. ¿Qué calidad debe tener el compost?
• 6. ¿Para qué se puede utilizar el compost?
• 7. ¿Qué valor tiene el compost como enmienda orgánica de suelos?
• 8. ¿Necesitan materia orgánica los suelos gallegos?
• 9. ¿Cuál es el valor del compost como fertilizante?
• 10. ¿Qué experiencia tenemos en Galicia de aplicación de compost?
• 11. ¿Qué otros usos tiene el compost?
1. Introducción
En los últimos años se han puesto en marcha en la Comunidad Gallega varios proyectos de tratamiento de
residuos orgánicos por vía biológica, que conducen a la obtención de compost. Estos tratamientos operan
a diversas escalas, desde plantas industriales que reciben los residuos sólidos urbanos de
Mancomunidades hasta pequeños compostadores domésticos, pasando por instalaciones de compostaje
de residuos agroganaderos y forestales que trabajan casi de modo experimental. Como resultado de estas
actividades se ha comenzado a producir compost, que puede tener inmediata y sencilla aplicación en el
caso de los pequeños productores (en sus propias huertas, campos o explotaciones agrarias), pero cuya
comercialización se presenta algo más compleja en el caso de las plantas de compostaje industrial.
Frecuentemente se plantean dudas -tanto dentro como fuera de Galicia- respecto a las posibilidades reales
de comercialización del compost producido en esta Comunidad. Las dos razones principales que -
seguramente sin gran reflexión- se suelen aducir son la riqueza en materia orgánica de los suelos gallegos
que haría innecesaria la aplicación de enmiendas orgánicas y las peculiaridades orográficas que dificultan
su comercialización fuera de Galicia. En esta ponencia intentaremos reflexionar sobre los usos
potenciales del compost y la calidad requerida para ello. Revisaremos los campos más tradicionales de
aplicación del compost (como enmienda y fertilizante), con especial atención a las características de los
agroecosistemas gallegos, así como otros usos posibles, algunos de los cuales presentan un gran potencial
de desarrollo en nuestra Comunidad.
2. ¿Qué es el compost?
El compost puede ser descrito como materia orgánica que ha sido estabilizada hasta transformarse en un
producto parecido a las sustancias húmicas del suelo, que está libre de patógenos y de semillas de malas
hierbas, que no atrae insectos ni otros vectores de enfermedad, que puede ser manejada y almacenada
sin ocasionar molestias y que es beneficiosa para el suelo y el crecimiento de las plantas (Haug, 1993).
El compostaje un proceso natural, que llevan a cabo hongos, bacterias y actinomicetos existentes
en los propios residuos, a los que únicamente hay que proporcionar unas condiciones ambientales idóneas
(principalmente humedad y aireación) para optimizar este proceso de transformación. El compostaje
permite reducir el peso, el volumen y la reactividad del residuo orgánico, al tiempo que se logra que un
sustrato muy heterogéneo experimente una transformación de la materia orgánica más biodegradable,
liberando CO2, agua, elementos minerales y energía, quedando finalmente la fracción orgánica más
estable e higienizada, que recibe el nombre de compost (Pomares y Canet, 2001).
Siendo el compostaje propiamente dicho un proceso aerobio, se ha desarrollado más
recientemente la tecnología de biometanización o tratamiento anaerobio, que conduce a la obtención de
biogás junto con un residuo de digestión que puede ser sometido a un proceso de maduración en
condiciones de aerobiosis, dando lugar a un compost de cualidades semejantes a las del obtenido
mediante compostaje aerobio. De ahora en adelante emplearemos pues el término compost para referirnos
tanto al producto del compostaje aerobio como al producto de biometanización seguido de maduración
aerobia.
3. ¿Son iguales todos los compost?
No. Las características del compost dependen de las materias primas y del proceso de compostaje,
presentando variaciones entre plantas e incluso dentro de la misma planta según la época del año. Aunque
en la actualidad se asocia frecuentemente el compostaje con la gestión de la materia orgánica procedente
de los residuos sólidos urbanos (RSU), diversas materias orgánicas biodegradables pueden ser
compostadas, tales como lodos de depuradora, restos vegetales provenientes de poda, estiércoles y
purines, residuos de la industria agroalimentaria, residuos forestales, etc. En ocasiones las materias brutas
no presentan separadamente las características idóneas, pero pueden combinarse para obtener mezclas
adecuadas para el compostaje.
Una cuestión primordial para conseguir un compost de calidad es reducir la contaminación en
origen de las materias brutas. Si bien la contaminación biológica se elimina en el proceso otros
contaminantes, como los metales pesados pueden aumentar su concentración relativa durante el
compostaje. Los contaminantes de tipo físico (vidrio, metales, textiles) podrían ser eliminados en destino,
pero resulta más económico y seguro separarlos también en origen.
Por otra parte las condiciones y duración del compostaje influyen en las propiedades químicas, la
madurez, y el contenido de patógenos y de semillas de malas hierbas del compost final.
4. ¿Qué relación tiene el compostaje con la gestión de residuos?
Aunque se trate de un sistema natural y antiguo de tratamiento de materias orgánica, en el último siglo
este sistema ha cobrado un nuevo interés, no exento de cierta polémica, al convertirse en una de las
posibles opciones para el tratamiento de la fracción orgánica de los residuos sólidos urbanos. Los
principios que inspiran la política europea sobre gestión de residuos conceden a los tratamientos
biológicos una posición preferente en relación a la incineración, incluso con recuperación de energía, y
desde luego por delante del vertido, al que se podrán destinar únicamente los residuos que no puedan ser
reciclados y no tengan ningún valor adicional, así como los residuos que resten después de la
recuperación de materiales, productos de conversión o energía (Directiva 1999/31/CE relativa al vertido
de residuos y RD. 1481/2001).
En España, el Programa Nacional de Compostaje, derivado de la aprobación de la Ley 10/1998
de Residuos, que también asume ese sistema de prioridades en la gestión de residuos, se plantea como
objetivo lograr el tratamiento del 50% de la materia orgánica de RSU mediante compostaje y de un 5%
por biometanización, en 2006. Otros objetivos son establecer un programa de mejora de calidad del
compost, incluyendo una norma de calidad agronómica del mismo, y fomentar el uso comercial del
compost que reúna las características de calidad.
La voluntad de la Comisión Europea de promover el tratamiento biológico de los residuos
biodegradables se plasma en el documento de trabajo CE Working Document: Biological Treatment of
Biowaste, 2nd draft (2001), que deberá dar lugar a una Normativa Europea sobre compost, de próxima
promulgación. En este documento se prioriza el compostaje y la digestión anaerobia de los residuos
biodegradables procedentes de recogida selectiva, frente a tratamientos de recuperación energética. Según
este documento, la denominación compost solo se puede aplicar al producto resultante del proceso de
compostaje de residuos biodegradables que provienen de una selección en origen, diferenciando entre
compost de clase 1 e 2 según su calidad. En caso contrario se trataría de un residuo biodegradable
estabilizado, con un ámbito de aplicación restringido.
La importancia de las materias primas en la calidad ambiental del compost queda clara en los
resultados ofrecidos por Soliva y Paulet (2001) sobre caracterización de compost de distintas
procedencias en Cataluña. Los compost procedentes del tratamiento de residuos vegetales que fueron
analizados cumplirían con los requisitos de la clase 1; los compost derivados de fracción orgánica de
residuos municipales recogidos separadamente entrarían en la clase 1 para todos los metales, excepto para
los contenidos en Zn y Ni, que cumplirían con los requisitos de la clase 2. En cambio, los procedentes de
FO de RM separada mecánicamente en la misma planta, no podrían denominarse compost sino solo
biorresiduo estabilizado, al igual que la mayoría de los productos del tratamiento de lodos de depuradora
que fueron analizados.
Las plantas industriales de compostaje que operan actualmente en Galicia (por el momento
Lousame y Nostián) realizan el tratamiento de residuos orgánicos de origen doméstico con separación en
origen, mezclados con restos vegetales y ocasionalmente con otros materiales biodegradables. Sin
embargo, la realidad nos muestra que por el momento la recogida selectiva de la materia orgánica que
llega a esas plantas no es aún satisfactoria, lo que puede limitar de la calidad de los compost producidos.
Además de estas grandes plantas de tratamiento de RSU funcionan en Galicia interesantes experiencias de
autocompostaje como la llevada a cabo en A Illa de Arousa: cada productor composta la fracción
orgánica generada, a través de compostadores individuales, tras la mezcla con triturado vegetal, aplicando
el compost en sus propias parcelas. Otros Concellos (Santiago de Compostela, Caldas de Reis, O Barco
de Valdeorras…) están experimentando esta modalidad, que aúna sencillez, proximidad de aplicación,
menores riesgos de presencia de contaminantes y coste cero para el autocompostador, reduciendo el coste
global de la gestión de residuos.
5. ¿Qué calidad debe tener el compost?
El establecimiento de unos parámetros de calidad pretende fundamentalmente que el compostaje no
resulte ser una transferencia de contaminación de los residuos al medio agrícola o natural. Pero además, la
calidad del compost es fundamental para conseguir una buena aceptación por parte de sus potenciales
consumidores y condiciona también su precio de venta y posibilidades de uso.
Los requerimientos de calidad van dirigidos a conseguir un aspecto y olor aceptables, una
higienización correcta, un bajo nivel de impurezas y contaminantes, un buen nivel de componentes
agronómicamente útiles y una cierta constancia de características (Soliva, 2002).
Resulta difícil proponer unos valores concretos como deseables para el compost. Los principales
parámetros son que se utilizan para valorar la calidad del compost se recogen en la tabla 1:
Tabla 1 .Parámetros que poden ser empleados para valorar la calidad del compost, según Soliva (2002)
Categoría Parámetros Informa sobreFísicos Densidad aparente Transporte, manejo, aplicación
Coloración AceptaciónOlor Aceptación, higiene, impacto ambientalHumedad Transporte, manejo, riqueza efectiva en nutrientes y
contaminantesTamaño de partículas Manejo, aceptación, efectos sobre el sueloCapacidad de retención de agua Efectos sobre el suelo, capacidad de almacenamiento
de aguaContaminantes inertes Aceptación, impacto ambiental, seguridad
Químicos Contenido y estabilidad damateria orgánica
Efectos sobre el suelo, efectos sobre los vegetales,aceptación
Nutrientes Efectos sobre o solo, efectos sobre os vegetalesContaminantes Salud humana, efectos sobre el suelo, efectos sobre los
vegetales, impacto ambientalSales solubles Efectos sobre el suelo, efectos sobre los vegetales,
impacto ambientalBiológicos Patógenos Salud humana, impacto ambiental
Semillas de malas hierbas Efectos sobre el suelo, efectos sobre la producción
Indudablemente, la calidad exigida al compost estará condicionada por el destino que le vamos a
dar, pero siempre cumpliendo una calidad mínima. Soliva (2002) propone una clasificación en tres
niveles de calidad según el destino que se le vaya a dar al compost (Tabla 2).
Tabla 2. Niveles de calidad del compost e posibles aplicaciones, según Soliva (2002).
CALIDAD BAJA CALIDAD MEDIA CALIDAD ALTASellado de vertederos Agricultura extensiva SubstratosRecuperación de Suelosmarginales
Silvicultura Viveros
Recuperación de Suelosdegradados
Control de erosión Horticultura
Restauración de paisajes Césped deportivoJardinería privada e pública
Por el momento no existe en el Estado Español una normativa que regule específicamente la
calidad del compost. Los requerimientos para compost de uso agrícola aparecen en la Orden de 28 de
mayo de 1998 sobre fertilizantes y afines, que modifica la Orden de 14 de Junio de 1991, y que no es
muy restrictiva en comparación con las normas vigentes en otros países europeos. En esta ley se
establecen para el compost (que se describe como producto obtenido por fermentación aeróbica de
residuos orgánicos) valores límites de metales pesados, humedad y porcentaje de inertes, un contenido
mínimo de materia orgánica y de partículas de diámetro menor de 25 mm, debiendo informar sobre los
contenidos de nutrientes si superan unos valores mínimos (Tablas 3, 4 y 5).
Tabla 3 . Requerimientos técnicos, según la Orden de 28 de Mayo de 1998 sobre fertilizantes y afines.
Requerimientos para el compost (% en peso)Materia orgánica total 25% sms
Humedad máxima 40%
% mínimo de partículas quepasarán por malla de 25 mm
90%
Otros Partículas de plástico y otros inertes nodeben sobrepasar los 10 mm.El material de partida debe ser indicado
Máximo contenido en patógenos Salmonella: ausencia en 25g de materiafrescaStreptococos fecales: 1.0 x 103 MPN/gEnterobacterias totales: 1.0 x 103 CFU/g
Tabla 4. Contenido en metales pesados para el compost, según la Orden do 28 de mayo de 1998 sobrefertilizantes y afines (s.m.s.: sobre materia seca).
Límites máximos admitidos s.m.s.Cd 10 ppmCu 450 ppmNi 120 ppmPb 300 ppmZn 1100 ppmHg 7 ppmCr 400 ppm
Tabla 5. Contenido en elementos fertilizantes que deben ser declarados y garantizados para el compost,según la Orden do 28 de Mayo de 1998 sobre fertilizantes y afines.
Contenido en elementos fertilizantes que deben ser declarados egarantizados
Nitrógeno orgánico Si > 1.1%Materia orgánica totalOpcional: P2O5 total Si > 1.1%Opcional: K2O total Si > 1.1%pH
Pomares y Canet (2001) ofrecen algunos intervalos comunes de los principales parámetros para
los compost españoles: Humedad generalmente inferior al 40%, valor máximo admisible según la
normativa de fertilizantes vigente en España. pH neutro o ligeramente básico (corrector de pH en suelos
ácidos). Cantidades importantes de Ca, Mg, Na, K, B, etc., de modo que cuando se aportan al suelo en
dosis muy altas puede haber un aumento importante de conductividad eléctrica del suelo. En cambio
cuando los aportes de compost son moderadas (12-24 t/ha) los aumentos de salinidad son insignificantes.
Cantidad de MO parecida a estiércoles, con un rango de variación bastante amplio; suelen oscilar entre 25
y 70%, si bien normalmente superan el valor del 50% (la normativa exige >30%). Contenido de N entre
1-2%; la mayor parte del N se encuentra en forma orgánica y su mineralización es muy lenta (10-15%
durante el primer año tras la aplicación del compost al suelo). El P expresado en P2O5 alcanza
normalmente contenidos entre 0.5-1.3% y su disponibilidad para las plantas suele ser baja (15% durante
el primer año para compost de RSU). Contenido en K2O muy variable según la procedencia del compost;
los contenidos suelen estar entre 0.2 y 1.2%; la mayoría se presenta en forma inorgánica, por lo que su
asimilabilidad es semejante a los abonos potásicos minerales. Concentración de CaO del orden de 3-5%
(a veces hasta 10%) y de MgO entre 0.3 y 0.9%. En general los compost cumplen con lo exigido en
cuanto a metales pesados en la Orden de Fertilizantes y afines (1998).
En la Comunidad Europea, la situación legislativa es muy diferente en los diversos países. Los
países más avanzados en cuanto a legislación sobre calidad y usos del compost son Austria, Alemania y
Holanda. Aunque de momento no hay una norma común respecto a la calidad del compost, está en
preparación (CE Working Document: Biological Treatment of Biowaste, 2nd draft, 2001) una
directiva a fin de promover la producción de compost y su aplicación correcta desde el punto de vista
ambiental. Por el momento, los aspectos relativos a la calidad del compost se hallan dispersos en otras
normas, como la relativas a concesión de etiqueta ecológica comunitaria a las enmiendas de suelo y los
sustratos de cultivo (Decisión 2001/688/CE), que limita el contenido de metales pesados (Tabla 6), fija la
carga de nutrientes, limita la presencia de patógenos y se señala la necesidad de suministrar información a
los consumidores acerca de concentraciones de nutrientes y materia orgánica, formas de uso y dosis,
adecuación para grupos particulares de plantas, orientaciones para un manejo seguro, etc. Está también
relacionada con la calidad del compost la Directiva 86/278 sobre utilización de lodos de depuración
(cuando éstos superan una determinada proporción de las materias compostadas).
Tabla 6. Máxima concentración de elementos para a obtención de la Eco-etiqueta comunitaria paraacondicionadores de suelo (m.s.: materia seca).
Elemento (mg kg-1 m.s.)Cd 1Cr 100Cu 100Pb 100Hg 1Ni 50Zn 300
As* 10F 200
Mo* 2Se* 1.5
* solo para productos que contengan materiales procedentes de procesos industriales o residuossólidos urbanos.
6. ¿Para qué se puede utilizar el compost?
La principal aplicación del compost es como enmienda orgánica en agricultura, es decir, como un
material destinado a mantener o incrementar el contenido de materia orgánica del suelo. Puede ser
también utilizado como fertilizante, con el objetivo de incrementar el rendimiento de las cosechas, con
beneficios que se manifiestan de forma más clara a medio y largo plazo.
Pero además de estas aplicaciones, que podemos considerar tradicionales, ligadas eminentemente
a la agricultura, el compost puede encontrar aplicación en otros campos más innovadores. Uno de los más
prometedores es la elaboración de sustratos, aplicación en la que puede ser utilizado sólo o mezclado con
otros productos, como sustituto de materiales como la turba, que es un recurso escaso y no renovable. La
producción de sustratos es limitada en Galicia y su demanda creciente, por lo que consideramos que éste
puede ser un campo de utilización de gran interés.
La jardinería, tanto pública como privada, es otra actividad que potencialmente puede absorber
grandes cantidades de compost, tanto para la implantación y mantenimiento de césped como para
desarrollo de plantas ornamentales. La silvicultura también se beneficia de este producto, que se utiliza
en viveros y para transplante de coníferas.
Otro extenso campo de aplicación es la restauración ambiental; así por ejemplo, en el sellado de
vertederos, en la restauración de canteras, de escombreras de mina, en la regeneración de terrenos
afectados por incendios forestales, revegetación de taludes, descontaminación de suelos, como biofiltro en
la retención de contaminantes y para la desodorización. En la mayoría de estas aplicaciones, muchas de
ellas relacionadas con las Obras Públicas, la Administración puede tener un papel decisivo en la
promoción del uso del compost.
Para que estas aplicaciones potenciales del compost se transformen en mercados consolidados es
necesario informar sobre estas posibilidades al consumidor y ofrecerle un producto de características
concretas, estables y definidas, que le confieran la consideración de producto, para que pueda existir una
demanda definida en competencia con otros. Esta competencia se establece con productos derivados de la
turba, corteza, humus, estiércoles, que cuentan con experiencia en el mercado, conocimiento del producto
por parte de los usuarios y una organización de ventas establecida (CER, 2001). Para ello, las plantas de
compostaje deberían contar con personal dedicado en exclusiva a tareas de comercialización, asesorando
a los consumidores sobre las características del compost y la mejor forma de aplicación.
El precio de venta del compost es muy variable en la UE según el país, la calidad del producto, la
cantidad y forma de presentación, y el uso al que se destina. El compost puede llegar a ser gratuito para
algunos usos agrícolas o para restauración de vertederos, vendido a granel, o alcanzar los 70• /t cuando se
destina a horticultura y paisajismo, debidamente etiquetado y envasado. Hay que tener en cuenta que una
parte significativa del capítulo de ingresos de las plantas de compostaje se debe al cobro de la tarifa
correspondiente a la gestión de residuos, y no solamente a la venta del producto. Hay quien desaconseja
sin embargo la distribución gratuita del compost, pues contribuye a crear una mala imagen para éste,
como un residuo del que interesa deshacerse.
En los países líder -Alemania, Austria, Francia, Holanda- toda la producción de compost es
comercializada, siendo el precio medio de unos 25• /t. Las perspectivas futuras no parecen comprometer
esta situación, pues considerando únicamente la aplicación agrícola, existe un exceso de capacidad en el
mercado de los Estados miembros de la UE para asumir el potencial de producción de compost, por lo
que este factor no debe limitar el desarrollo de los mercados del compost (CER, 2001).
7. ¿Qué valor tiene el compost como enmienda orgánica de suelos?
El principal uso del compost es como enmienda orgánica, es decir como un material destinado a mantener
o incrementar los niveles de materia orgánica en el suelo. ¿Cuál es el interés de esta práctica? Muchas
propiedades del suelo dependen del contenido de materia orgánica: la estructura del suelo y por lo tanto
su capacidad de retención de agua y de aireación, así como el riesgo de erosión y compactación, buena
parte de su capacidad de intercambio catiónico, responsable de la retención de nutrientes y de muchos
contaminantes, el color, que afecta a su capacidad de calentamiento, el sostenimiento de la microflora del
suelo, etc. Por ello, muchas de las funciones del suelo, particularmente la capacidad de almacenamiento y
filtración, suministro de nutrientes y capacidad degradativa, están relacionadas con el contenido de
materia orgánica del suelo.
El carbono del suelo desempeña también un papel esencial en el ciclo global del carbono y, por
lo tanto, en la contaminación atmosférica por CO2 y en el efecto invernadero. Si 8 Gt (1 Gt = 10.000
millones de t) de C antrópico son liberadas anualmente a la atmósfera, 2 Gt de C son secuestradas
anualmente en la materia orgánica del suelo (Lal, 2000). La emisión del CO2 del suelo hacia la atmósfera
es acelerada por diversos procesos degradativos; por el contrario la restauración de los suelos degradados
por erosión, minería, incendios, contaminación o infraestructuras, así como las buenas prácticas agrícolas
encaminadas al mantenimiento de la materia orgánica del suelo pueden contribuir al secuestro del C y a
mitigar el efecto invernadero. En sistemas de cultivo, la capacidad potencial de secuestro de C oscila
según Lal et al (1999) entre 75 y 208 109 kg C/año, incluyendo 9% de conversión de suelos a sistemas
más tamponados, 13% de recuperación de suelos degradados, 49% debidos a mejoras en las técnicas de
conservación de suelos y manejo de residuos, 6% debido a gestión de la irrigación y 25% debido a la
adopción de sistemas de cosecha más eficientes, todo lo cual representa entre 7.3-8.5% de las emisiones
totales en USA y de 1,03 a 1,16 veces las emisiones totales de las actividades agrícolas. El papel del
suelo como sumidero de C es en estos momentos un tema de investigación prioritario en la Unión
Europea.
Los niveles de MO en los suelos son el resultado del balance entre la incorporación de
compuestos orgánicos y su mineralización. En condiciones de equilibrio, los suelos presentan unos
contenidos estacionarios de materia orgánica porque las incorporaciones de nuevos compuestos se
compensan con las pérdidas por mineralización. Por el contrario, existen evidencias de que, con
frecuencia, la materia orgánica no se repone adecuadamente en suelos de cultivo, pues tienden a la
especialización y el monocultivo, habiéndose producido la separación del ganado de la producción
agrícola (Commission of the European Communities, 2002). Es por ello frecuente que los suelos
sometidos a una explotación más o menos intensa presenten unos contenidos ordinariamente bajos de
MO.
Se ha observado que algunos suelos agrícolas pueden perder hasta el 50% del C en un corto
plazo de tiempo, después de pasar de ecosistemas naturales a agrícolas (Lal, 2000). La mayoría de las
pérdidas de carbono de los suelos agrícolas se produce durante la primera década tras el comienzo del
cultivo (Bruce et al., 1999).
El cultivo ocasiona una disminución de la materia orgánica del suelo debido a causas diversas:
porque disminuyen los aportes de materia orgánica al suelo, se ven afectados los regímenes de humedad y
temperatura del suelo, y se favorece la oxidación de la materia orgánica del suelo al romperse los
agregados del suelo por acción del laboreo y quedar expuestos los materiales orgánicos que eran
inaccesibles a una descomposición rápida. Por el contrario, la acumulación de materia orgánica se ve
favorecida por las prácticas agrícolas positivas, tales como el no laboreo, la agricultura orgánica, prado
permanente, cultivos de cubierta, mulching, abonos verdes, abonado con estiércol o compost.
Esta disminución de materia orgánica afecta a muchos suelos del mundo. El descenso en el
contenido de MO de los suelos de las praderas de EEUU puestos en cultivo hace aproximadamente un
siglo se estima en un 50%. Igualmente, la disminución de la materia orgánica se considera una de las
principales amenazas para el suelo en la Unión Europea. La Oficina Europea del Suelo afirma que el
suelo de casi un 75% de la superficie total muestreada en el Sur de Europa tiene un contenido bajo (3.4%)
o muy bajo (1.7%) en materia orgánica. Esta disminución es de particular importancia en las áreas
mediterráneas, pero el problema alcanza también a zonas más frías y húmedas. Datos de Inglaterra y
Gales muestran que el porcentaje de suelos con menos de 3.6% de MO aumentaron de 35% a 42% en el
período 80-95, probablemente debido a cambios en las prácticas de manejo. Al sur de París, la MOS ha
disminuido a la mitad por la misma razón.
¿Podemos hablar de un contenido óptimo de materia orgánica?. El contenido de materia orgánica
no es en sí mismo un estimador absoluto de la calidad de un suelo, sino que hay que contextualizarlo, de
no hacerlo así podríamos concluir que los mejores suelos son los de la tundra ártica y los peores los de los
subtrópicos Boixadera y Teira, 2001). Del mismo modo, en nuestras latitudes podríamos pensar que un
suelo de turbera es mejor que cualquier otro suelo con un contenido moderado de materia orgánica. En
términos generales, podemos decir que para que la materia orgánica pueda ser considerada un factor de
calidad debe ser capaz de servir de sustrato a los organismos vivos del suelo, mineralizarse en la medida
que permita funcionar los ciclos de los elementos biogeoquímicos y suministrar nutrientes a las plantas, al
tiempo que otra parte se humifica e interactúa con la materia mineral, a fin de producir una estructura
estable.
Según se consideren una u otra de las diferentes funciones (productivas, conservadoras y
ambientales) que cumple la materia orgánica del suelo, varían mucho los valores de MO recomendados
por los diferentes autores para que estas funciones se desarrollen adecuadamente. Díaz-Fierros (2002)
propone distintos intervalos, según la función del suelo que se considere. Así, para las funciones
productivas, evaluables por los incrementos a corto plazo de los rendimientos vegetales, los valores
recomendados oscilan entre un 2 y un 6% de materia orgánica. Para las funciones conservadoras, como
pueden ser el mantenimiento de la estructura del suelo o la resistencia a la compactación o a la erosión,
los valores pueden variar, según los casos, entre un 4 y un 12%. Para las funciones ambientales, entre las
cuales cabría destacar el papel de sumidero de la materia orgánica frente a las emisiones de dióxido de
carbono y, por lo tanto, frente al cambio climático, los niveles óptimos son prácticamente ilimitados. Por
lo tanto, para definir el nivel óptimo de MO se tendría que considerar previamente cual de sus funciones
se quiere primar. Teniendo que cada vez se valoran más las funciones conservadoras y ambientales, no
sería excesivo considerar como valores de referencia los comprendidos entre el 4 y el 6 %.
¿Qué consideraciones hay que tener en cuenta cuando se utiliza compost como enmienda
orgánica?. Los aspectos clave son: establecer las dosis adecuadas para alcanzar los niveles de materia
orgánica deseados, distribuir la enmienda a lo largo del tiempo, y tener en cuenta el aporte de nutrientes y
ocasionalmente contaminantes que se realiza al aplicar dichas dosis. Para establecer las dosis a aplicar es
importante conocer la tasa de mineralización del compost, que depende de las características del mismo
(materia orgánica resistente en relación a la materia orgánica total), del tipo de suelo y del clima, siendo
recomendable realizar determinaciones de la tasa de mineralización que tengan en cuenta estos factores, e
el sistema agroecológico en el que el compost va a ser utilizado.
En Ortiz (2001) encontramos un sistema sencillo de cálculo de los aportes de residuos orgánicos
para alcanzar un nivel deseado de materia orgánica en el suelo;
MOxMSx
ROKxTFxDAxPx
haMgAporteRO10
)_1(101
)/(3
−=
Donde,
RO= residuo orgánico, en este caso compost, expresado en materia fresca
TF= porcentaje de tierra fina del suelo
DA=densidad aparente del suelo (Mg m-3)
P= profundidad del suelo considerado (m)
K_RO= coeficiente de mineralización de la materia orgánica del compost
MO= materia orgánica del compost (%)
MS= materia seca del compost (%)
Ortiz (2001) propone estimar K_RO a partir de los análisis de materia orgánica resistente (MOR)
y materia orgánica total (MOT) del compost, como K_RO=1-(MOR/MOT).
Otra cuestión a tener en cuenta es la temporalización de los aportes. La Junta de Saneament de
Cataluña recomienda dividir los aportes calculados para una única aplicación por el número de años en
que se desea aplicar la enmienda. Según Ortiz (2001) este procedimiento genera un leve error que
conduce a un contenido de MO inferior al previsto y describe un modelo de cálculo reiterativo, el modelo
DIMOS (dinámica de la MO del suelo), que permite efectuar simulaciones introduciendo en el modelo los
datos básicos de aportes de MO y de constantes de mineralización de distintas fracciones orgánicas, así
como las características básicas del suelo.
El uso de residuos con valor orgánico no implica que su contenido de nutrientes sea
necesariamente bajo; tanto es así que muchos residuos con valor orgánico tienen a la vez un valor como
fertilizante. Cuando se utilizan con un criterio de enmienda orgánica en lugar de con un criterio de
nutrientes pueden realizarse grandes aportes de N, P y K, y ocasionalmente de metales pesados, que
conviene calcular. Teniendo en cuenta la dinámica de mineralización de la materia orgánica y el aporte de
nutrientes, Ortiz (2001) recomienda realizar aportes periódicos de cantidades moderadas de materiales
orgánicos, de modo que se contribuya al mantenimiento de los niveles orgánicos del suelo con un mínimo
riesgo de contaminación y un máximo aprovechamiento de la materia orgánica.
8. ¿Necesitan materia orgánica los suelos gallegos?
Los suelos superficiales de Galicia tienen generalmente entre 3-20% de materia orgánica. Estos valores,
que pueden considerarse elevados en comparación con los de otros suelos del área mediterránea, son
debidos a la elevadas precipitaciones y temperaturas suaves, y, en algunos tipos de suelos, a la interacción
entre materia orgánica y formas reactivas de Fe y Al, que ralentizan su mineralización (Carballas et al,
1978; García-Rodeja et al, 1987; Barral et al, 1997). Los niveles de materia orgánica, sin embargo, son
muy diferentes según el uso del suelo. Los contenidos en materia orgánica de los suelos gallegos pueden
considerarse altos en terrenos a monte, donde nunca fueron realizadas con anterioridad prácticas
agrícolas, pero en las tierras de cultivo la los contenidos de materia orgánica son claramente inferiores
(Díaz-Fierros, 1999). Ya en 1965, Muñoz Taboadela indicaba que los suelos naturales contenían en
promedio un 12% menos de MO que los suelos cultivados, considerando una profundidad de suelo de 30
cm. Según Bouhier (1979) el intervalo de MO del suelo más frecuente en los suelos cultivados de Galicia
es del 8-10%, que es un valor inferior al del 12% que ofrecen como promedio los horizontes superficiales
de los suelos de prado de la región (Méndez, 1971). En la provincia de A Coruña los suelos cultivados
presentan contenidos de C inferiores en un 30-40% con respecto a los no cultivados (Calvo et al, 1992).
No solo en los suelos cultivados hay grandes carencias de C, sino también en suelos que han
sufrido procesos de degradación por erosión, incendios repetidos o destrucción de los horizontes
superficiales por actividades mineras, construcción de infraestructuras, suelos contaminados, etc. En estos
casos la adición de MO es una acción obligada si se quiere reconstruir rápidamente la actividad biológica
y la capacidad productiva de los suelos degradados. La incorporación de materia orgánica sería también
beneficiosa en suelos con climas xéricos o arídicos, en áreas de suelos pobres en nutrientes, de baja
capacidad de cambio y de retención de agua, en suelos ácidos con arcillas 2:1 y altos niveles de Al
cambiable y en suelos contaminados, ya que la materia orgánica es un poderoso agente de retención e
inmovilización de un gran número de contaminantes orgánicos e inorgánicos (Macías, 2001).
Díaz-Fierros (1999), tomando como base los datos de más de tres mil suelos de cultivo
analizados en la década de los sesenta, calculó que existen en Galicia 15.000 ha de suelos de cultivo con
menos de un 4% de materia orgánica y 250.000 ha con menos de un 6% (Tabla 7). Los suelos con mayor
déficit se corresponden con zonas de cultivo intensivo, como maíz o viña, en un clima con estiaje
marcado y, sobre todo, donde la fertilización tradicional con estiércol ya no se practica1.
Tbala 7. Superficie de tierras de cultivo de Galicia (ha) según su contenido en m.o. (%).
Materia orgánica (%) <2% <4% <6%
A Coruña 6372 33600 96359
Lugo* 4569 27412 73089
Ourense 4036 25501 54350
Pontevedra 0 4561 28018
GALICIA 14977 91074 251816
Esta disminución del contenido de materia orgánica a lo largo del tiempo como consecuencia de
los cambios en los sistemas de cultivo, se puso en evidencia en un estudio de campo realizado en el
Concello de Caldas de Reis (Domínguez et el, 2001). La existencia de estudios previos de los suelos de
este Concello, realizados en 1958 por Muñoz-Taboadela et al, y en 1964 por Sánchez et al (aunque el
estudio fue publicado en 1986) ofrecía una oportunidad única de comprobar si el abandono de la
fertilización tradicional había producido una disminución en el contenido de materia orgánica del suelo.
Los datos censales disponibles indicaban que, considerando tanto ganado bovino como porcino, la
intensidad ganadera de este municipio había disminuido desde 83.8 en 1970, a 66.2 en 1986. En 1997 se
recogieron 76 muestras superficiales de suelos en los mismos puntos muestreados en 1964 por Sánchez et
al; el área de estudio formaba parte de una estudio más extenso realizado en 1958 por Muñoz-Taboadela
et al. Los suelos analizados estaban dedicados a cultivo de maíz y viñedo. Los resultados indican que en
el período estudiado (1958-1997) se produjo una disminución progresiva –y estadísticamente
significativa- del contenido de C orgánico del suelo, que perdió un 43% de C en 39 años, con un ritmo
inicial del 4.6% anual en los primeros 6 años, y un segundo estadío de degradación más lenta, a razón de
un 0.5% anual. La tasa de mineralización derivada del ajuste a una cinética de mineralización de primer
orden fue de 0.0134 años-1
1 Desdel os años setenta este método tradicional de producción de estiércol fue siendo abandonado como resultado de la
pérdida de mano de obra en las granjas, debido a la emigración hacia los pueblos más grandes, ciudades y hacia el extranjero.
Asimismo, en esta década, la ganadería sufría una transformación, con la tendencia a concentrarse en explotaciones intensivas. En
aquellas zonas donde el número de cabezas de ganado bovino se mantuvo o incluso aumentó, como sucedió en las provincias de A
Coruña y Lugo, la fertilización orgánica tradicional fue sustituída por la adición de otros fertilizantes orgánicos como el purín.
Un tasa similar de mineralización (0.00089 años-1) fue obtenida al ajustar a esta ecuación los
valores de materia orgánica determinados a lo largo de 21 años en una parcela de experimentación de la
Misión Biológica de Galicia que no había recibido abonado orgánico, y que mostró una fuerte
disminución de su contenido en MO, mientras que, por el contrario, otra parcela que recibió estiércol (30 t
ha-1 año-1) mantuvo su nivel original de MO.
Como se ha expuesto anteriormente, es difícil establecer cual es el contenido de materia orgánica
adecuado para que todas las funciones del suelo puedan ejercerse satisfactoriamente, pero parece existir
cierto acuerdo sobre un valor umbral de 4-6% de materia orgánica. Para estimar la dosis anual de MO que
debería ser añadida al suelo para mantener o alcanzar un nivel de MO deseado en un momento dato
podemos aplicar la ecuación (2) (Izaurralde et al, 1997) que tiene en cuenta la mineralización del carbono
orgánico del suelo y la dosis anual neta de enmienda orgánica después de la mineralización:
SOC=Co.e-k-t+A/k.(1-e-kt) (1)
En la que SOC es el carbono orgánico del suelo (en kg ha-1) en el tiempo t; Co es el carbono
orgánico del suelo a tiempo 0, A es la dosis anual de carbono añadido al suelo (t ha-1 año-1) y k es la
constante de mineralización (años-1). En esta estimación se consideró un mismo valor de k para la
mineralización de la materia orgánica del suelo y para la enmienda orgánica
Aplicando estas estimaciones a los suelos de Caldas de Reis, podemos cifrar en 1.4 t ha-1 año-1 la
dosis de C que debería ser aplicada para mantener hasta el año 2025 los niveles de C existentes en 1997;
en 2.5 t C ha-1 año-1 la dosis de C a aplicar para mantener los niveles existentes en 1958; y en 4.9 t C ha-1
año-1 la dosis a aplicar si deseara recuperar (entre 1997 y 2025) los niveles existentes en 1958.
Teniendo en cuenta los valores promedio de C en purines, estiércoles y compost hemos estimado
la dosis de enmienda orgánica que se necesitaría añadir al suelo anualmente para mantener los niveles de
C orgánico antes mencionados (Tabla 8). Si comparamos las cantidades requeridas con la producción de
purines en el municipio (aproximadamente 53.000 t año-1) es evidente que la cantidad requerida es mayor
que la producción, por lo que los suelos de este municipio podrían aceptar excretas u otro tipo de
enmiendas orgánicas procedentes de otras áreas.
Tabla 8. Dosis de enmienda orgánica anual (en kg ha-1 de suelo o en t precisas para todos los suelos decultivo del Concello de Caldas de Reis) que debe ser añadida para: a) mantener los niveles de Cpresentes en 1997 hasta 2025; b) restablecer los niveles presentes en 1958 a partir de 1997; e c)mantener los niveles presentes de C en 1958 hasta el año 2025.
carbono estiércol purín compost
kg ha-1 ano-1 t año-1 kg ha-1 año-1 t año-1 kg ha-1 año-1 t ano-1 kg ha-1 ano-1 t año-1
a 1.423 3.341 9.411 22.097 54.378 127.679 9.062 21.277 b 4.880 11.458 32.284 75.803 186.534 437.982 31.088 72.995 c 2.504 5.879 16.560 38.756 95.687 224.673 15.946 37.441
Haciendo extensivos estos cálculos al conjunto de los suelos de Galicia, teniendo en cuenta las
estimaciones sobre los contenidos de materia orgánica de los suelos cultivados gallegos realizadas por
Díaz-Fierros (1999), las cantidades de MO requeridas para alcanzar un 6% de MO (en 2025) en el suelo
son semejantes a la cantidad de purín producido en Galicia, pero representan el doble de la producción
anual de purín, si consideramos que los contenidos de MO de los suelos (en la década de los 60) hubieran
disminuido de acuerdo con la velocidad de mineralización que presentan los suelos de Caldas (Tabla 9).
Otros residuos orgánicos, tales como el compost, se harían necesarias como enmienda complementaria a
las excretas ganaderas, aún el supuesto de que éstas se distribuyeran uniformemente en las áreas
deficitarias en materia orgánica.
Tabla 9. Materia orgánica (103 t año-1) precisa para restablecer el 6% o el 4% de M.O. en sueloscultivados de Galicia, y su equivalente (103 t año-1) en estiércol, purín y compost: a) de acuerdo con losdéficits de M.O. estimados a partir de estudios realizados en los años 60. b) según los déficits estimadospara 1997 aplicando a los contenidos de los años 60 una cinética de mineralización como experimentadapor los suelos de Caldas de Reis.
materia orgánica estiércol purín compost6% 4% 6% 4% 6% 4% 6% 4%
a 754 185 2.898 710 16.775 4.110 2.796 684b 1.348 701 5.186 2.692 29.966 15.553 4.994 2.592
¿Qué dosis de compost son recomendables y en qué momentos del año conviene aplicarlo?. Las dosis de
compost dependerán del nivel de materia orgánica presente en el suelo, del nivel que de desee alcanzar y
de la velocidad de mineralización de la materia orgánica del compost y de la del propio suelo. De modo
general, las dosis recomendadas que se obtienen al tener en condiciones comunes en suelos de Galicia se
encuentran entre 10-30 t ha-1, valores semejantes a los utilizados habitualmente con el estiércol, lo que sin
duda facilitará su aplicación por parte de los agricultores. En cuanto al tiempo de aplicación, es
recomendable realizar la incorporación al suelo unos dos meses antes de la siembra, a fin de asegurar que
no se produzca inmovilización del N por los microorganismos del suelo, y la mayor parte del N
mineralizado se encuentre a disposición de las plantas.
9. ¿Cuál es el valor del compost como fertilizante?
Todas las culturas antiguas basaron el mantenimiento de la fertilidad de los suelos cultivados en aportes
periódicos de sustancias orgánicas de diversas procedencias, que venían a compensar las pérdidas de
fertilidad y contenido de carbono del suelo que se producía como consecuencia del laboreo y la cosecha.
Pero la llegada de los abonos químicos y los espectaculares aumentos de producción que se obtenían con
ellos hizo suponer que los abonos orgánicos estaban definitivamente desplazados por éstos. Sin embargo,
con el paso del tiempo se puso de manifiesto que la productividad no dependía solo de los niveles de
nutrientes, sino del mantenimiento de la calidad del suelo, en la que son también esenciales el
mantenimiento de unas propiedades físicas adecuadas (estabilidad de la estructura, porosidad que asegure
una capacidad de suministro de aire y agua), y de una cantidad y actividad adecuada de la microflora
edáfica que permita el funcionamiento de los ciclos de los principales elementos. Por el contrario el
exceso en el suministro de nutrientes llevó en ocasiones a la contaminación de suelos y aguas, al tiempo
que el déficit de materia orgánica del suelo contribuía a un nuevo estancamiento de la productividad
agrícola. La constatación de que la fertilidad y sobre todo la sostenibilidad del uso del suelo dependen en
gran medida del mantenimiento de unos niveles de materia orgánica, junto con la disponibilidad creciente
de materiales residuales orgánicos, ha llevado a considerar su aplicación al suelo, con el fin de reciclar
estos materiales aprovechando su valor fertilizante. En términos de energía y materia, los residuos
orgánicos son recursos de alto valor y baratos, mientras que la producción de energía, materia orgánica y
nutrientes para los cultivos, de novo, tiene un coste energético mucho mayor (Boixadera y Teira, 2001).
Los residuos orgánicos, en concreto el compost, contienen nutrientes (N, P, K, Ca, Mg,
oligoelementos), que bien pueden encontrarse bajo formas de cesión más lenta que las de los fertilizantes
de síntesis, como es el caso del N, bien en formas de alta solubilidad, como suele ser el caso del K.
Cuando se aplica el compost con criterio fertilizante, lo más frecuente es utilizar el criterio N, debido al
impacto de este elemento sobre el agua y el aire y por su importancia como macronutriente para las
plantas, buscando ajustar el aporte a las necesidades de los cultivos, tanto en el tiempo como en el espacio
(Danés y Boixadera, 2001). Este criterio no es sin embargo fácil de llevar a la práctica, debido a que no
todo el N del compost es inmediatamente utilizable por las plantas, estimándose entre un 10 y un 20% del
N total que es mineralizado al cabo de 60 días de aplicación al suelo, según el tipo de compost y las
características del suelo y clima. El ccálculo del aporte puede basarse en el N mineral (amoniacal y
nítrico) por presentar una disponibilidad similar a la del fertilizante en forma de nitrato.
También se puede aplicar el criterio P, cuando se desea limitar el aporte de este elemento por se r
n los contenidos del suelo ya muy elevados o cuando hay riesgo de contaminación de las aguas
superficiales o profundas (Danés y Boixadera, 2001). En cualquier caso, siempre habrá de tenerse en
cuenta el criterio metales pesados y el criterio sanitario, por ser criterios legales.
10. ¿Qué experiencias tenemos en Galicia de aplicación de compost?
Con motivo de la puesta en marcha de las plantas de compostaje en Galicia se llevaron a cabo campañas
de divulgación que pretendían informar a los potenciales usuarios de los usos y beneficios del compost,
motivando al mismo tiempo a la población a realizar una correcta separación en origen de los residuos
domésticos a fin de facilitar la recuperación de materiales reciclables y un correcto tratamiento biológico
de la fracción orgánica.
Las Universidades gallegas colaboraron en estas campañas, aportando los resultados de sus
experimentos de aplicación de compost –hasta el momento procedente de productores de fuera de la
comunidad- a suelos de cultivo. En lo que a nuestro grupo de trabajo se refiere, hemos participado desde
1997 en diversos trabajos de investigación en campo e invernadero. Se realizaron ensayos en suelos de
cultivo de maíz (Zea mays L.) (Cangas do Morrazo) y de patata (Solanum tuberosum L.) (terrenos de la
Estación Experimental del INIA en Mabegondo), por ser algunos de los más representativos de la
agricultura gallega. Otra de las aplicaciones más destacadas del compost es en horticultura ornamental,
evaluándose su aplicación en cultivo de crisantemo (Chrysantemum sp.) en invernadero. Las dosis de
compost evaluadas oscilaron entre 20 y 60 t ha-1. Por otro lado, la aplicación de compost (60 y 120 t ha-1)
en un cultivo de ray-grass (Lolium multiflorum Lam.) en macetas bajo invernadero permitió evaluar sus
efectos en condiciones controladas, comparando sus efectos con los de un fertilizante nitrogenado de
síntesis (Domínguez, 2003).
Los objetivos de estos experimentos eran determinar el efecto de la adición del compost en la
calidad física, química y biológica de los suelos, y en los rendimientos de la cosecha. Otros aspectos que
interesaba determinar eran la velocidad de mineralización y la liberación de nutrientes del compost
adicionado a distintos tipos de suelos en Galicia, a fin de poder hacer recomendaciones sobre la dosis y
tiempo de aplicación del compost al suelo.
En estos ensayos se pusieron de manifiesto las siguientes mejoras significativas en el suelo o en
cultivo:
1. Propiedades físicas:
• Incremento de la capacidad de retención de agua
• Disminución de la pérdida de suelo por acción de la lluvia
• Disminución de la densidad aparente del suelo
2. Propiedades químicas:
• Incremento del pH
• Incremento del contenido en nutrientes del suelo (potasio, calcio, magnesio, fósforo y
nitrógeno)
• Incremento del contenido en carbono y materia orgánica del suelo
3. Propiedades biológicas:
• Aumento de la biomasa microbiana
• Incremento de la actividad enzimática (deshidrogenasa)
• Aumento de la producción (aunque no en todos los ensayos)
Estos resultados confirman, pues, el valor del compost como enmienda orgánica en suelos de Galicia,
obteniéndose incrementos significativos de la materia orgánica del suelo, por lo que puede considerarse
una alternativa válida a otras enmiendas orgánicas, como el estiércol o el purín. Constituye asimismo, una
alternativa o complemento a la fertilización inorgánica, en cuanto a su capacidad de cesión de nutrientes,
con la ventaja adicional de que la adición de compost lleva aparejadas otro tipo de mejoras en el suelo,
como en sus propiedades físicas o biológicas, importantes para el sostenimiento de su calidad. El
principal problema atribuible al uso de compost como enmienda orgánica es el posible aporte de metales
pesados al suelo, -si bien en estos ensayos no se observaron incrementos de metales en plantas atribuibles
a la adición de compost- por lo que la calidad del compost a añadir deberá tenerse en cuenta en su uso en
suelos agrícolas.
Figura 1. Disminución de la densidad aparente en seco, incremento del pH en H2O, incremento delnitrógeno inorgánico e incremento de la biomasa microbiana del suelo, como ejemplo de las propiedadesfísicas, químicas y biológicas que se vieron mejoradas con la adición del compost al suelo de cultivo depatata en Mabegondo.
No siempre las mejoras de propiedades del suelo se tradujeron en mejoras estadísticamente
significativas de productividad del cultivo, lo que puede ser en parte explicado por ser experimentos a
corto plazo, unido a que se trataba de suelos con contenidos previos en nutrientes ya aceptables para el
cultivo, y por lo tanto poco sensibles a la hora de dar una respuesta a la adición de cualquier tipo de
fertilizante. Las mejoras más evidentes en rendimiento se observaron en los experimentos en macetas, en
los que se añadieron las cantidades más elevadas de compost (60 y 120 t/ha), se aguardó un tiempo de tres
meses entre la incorporación del compost y la siembra, y no se dió la heterogeneidad inevitable en las
parcelas de cultivo de campo.
3HVR�SDUWH�DpUHD��J�
dens idade aparente en s ec o
1,051,1
1,151,2
1,251,3
1,35
O utubro
c ontro l
c om pos t I
c om pos t II
m g N ino rg 100g -1 s o lo
0
5
10
15
Xuño O utubro
c ontro l
c om pos t I
c om pos t II
inorgán ic o
pH H2O
5
5,56
6,5
7
Xuño Outubro
control
compost I
compost II
inorgánico
m g C-b iom as a 100g -1 s o lo
0
10
20
30
O utubro
c ontrol
c om pos t I
c om pos t II
inorgán ic o
Densidad aparente (g cm-3)
Octubre Junio Octubre
Junio Octubre
mg C-biomasa 100 g-1 suelomg Ninorg 100 g-1 suelo
Octubre
dens idade aparente en s ec o
1,051,1
1,151,2
1,251,3
1,35
O utubro
c ontro l
c om pos t I
c om pos t II
m g N ino rg 100g -1 s o lo
0
5
10
15
Xuño O utubro
c ontro l
c om pos t I
c om pos t II
inorgán ic o
pH H2O
5
5,56
6,5
7
Xuño Outubro
control
compost I
compost II
inorgánico
m g C-b iom as a 100g -1 s o lo
0
10
20
30
O utubro
c ontrol
c om pos t I
c om pos t II
inorgán ic o
Densidad aparente (g cm-3)
Octubre Junio Octubre
Junio Octubre
mg C-biomasa 100 g-1 suelomg Ninorg 100 g-1 suelo
Octubre
peso poda (g)
0
1
2
3
4
5
6
Abril Maio
control
CM 1
CM 2
CI 1
CI 2
CMF
CIF
F1
F2
Fig. 2. Efecto de diversos tratamientosen la producción de ray-grass enmacetas en invernadero. Se ensayarondos dosis de dos tipos de compost (CMy CI), solos o en combinación confertilizante nitrogenado (CMF y CIF), yse compararon con el efecto de laadición de dos dosis de fertilizantenitrogenado (F1 y F2). El compostincrementó significativamente laproducción de ray-grass encomparación con el suelo (S), si bien seobtuvieron mejores resultados con lamezcla compost-fertilizante.
11. ¿Qué otros usos tiene el compost?
El compost en la elaboración de sustratos
Una alternativa de utilización del compost que parece presentar buenas perspectivas de futuro,
especialmente en Galicia, es su empleo en la elaboración de sustratos para cultivos de vivero (flor
cortada, planta ornamental y forestal). La actividad viverista es una gran consumidora de mejoradores de
suelo y sustratos; su utilización es una parte esencial de los ciclos de cultivo y representa una parte
importante de los costes de producción.
La relevancia de este sector en el conjunto de la agricultura española ha seguido en la última
década una tendencia creciente, tanto en contribución a la Producción Vegetal Final como en generación
de empleo. En Galicia, la producción de flores y plantas ornamentales representa un 7.8% del PFA, con
una mayor superficie dedicada a este fin en las provincias de A Coruña y Pontevedra. Los productores
gallegos exportan en este momento un 45% de su producción, que no es suficiente para atender la
demanda del exterior. Por lo tanto, el cultivo de flor y planta ornamental se presenta como un sector de
futuro, que se puede convertir en una importante alternativa de la agricultura gallega, lo que se puede
hacer extensivo a otras Comunidades en las que se ha producido una fuerte expansión de este sector,
como es el caso de Andalucía, siendo también una actividad relevante en Canarias, Comunidad
Valenciana, Cataluña o Murcia.
Por otra parte, la producción de planta forestal en vivero muestra también una tendencia
creciente. Refiriéndonos a Galicia, esta Comunidad produce aproximadamente un 40% del volumen total
español de madera. La producción de planta forestal en Galicia se realiza en viveros de la Administración
Autonómica y privados. Los viveros privados, muchos de los cuales han aparecido en los últimos años,
son los que atienden la mayor demanda de planta para repoblación.
En este contexto, la identificación y evaluación de materiales utilizables como enmienda y
sustrato, eficaces, de suministro constante y de bajo coste resulta de gran interés. Los jardineros y
viveristas ya tienen experiencia en el uso de compost obtenido de estos de poda y otras materias
vegetales, pero el compost de RSU, aún obtenido a partir de fracción orgánica recogida selectivamente en
origen (FORSU) presenta características particulares, que deben ser estudiadas antes de plantearse su
utilización en vivero.
En la actualidad, la producción de sustratos es muy escasa en Galicia y su demanda elevada. En
un proyecto financiado por CICYT sobre Materiales susceptibles de ser utilizados en España como
sustratos o componentes de sustratos de cultivo para ornamentales (Investigador principal M. Abad
Berjón, AGF95-1698) sólo aparecía registrado en Galicia un sustrato obtenido a partir de residuos y
subproductos de explotaciones forestales, lo que pone de manifiesto la necesidad de incrementar la
producción de sustratos, particularmente si con ello se consigue encontrar nuevos usos a materiales que
actualmente se consideran subproductos. En vistas del potencial actual de producción de compost en
Galicia (71.000 t/año procedente de FORSU se preveían para 2003), parece interesante armonizar esta
oferta con la demanda de materiales orgánicos por parte de los viveristas. Desde el punto de vista del
productor del compost se desarrolla una importante vía de comercialización, con gran valor añadido y
compatible con un mayor radio de distribución. Desde la perspectiva del viverista, éste podría disponer,
de confirmarse la aptitud del compost de FORSU para este uso, de un producto de suministro constante y
de menor precio que los productos que utiliza habitualmente. Desde el punto de vista ambiental, se
reintroduce un residuo en el proceso productivo (reciclado) y se favorece un tratamiento correcto de los
RSU según los principios europeos de la gestión de residuos.
Para evaluar el potencial de aplicación de compost para este fin es necesario conocer sus
propiedades químicas (nutrientes, pH, conductividad eléctrica, cantidad y estabilidad de la materia
orgánica), sus propiedades físicas (capacidad de retención de agua, capacidad de aireación, cambios de
volumen y capacidad de sustentación) y biológicas (contenido en semillas de malas hierbas, efectos en la
germinación y en el desarrollo de las plantas. Como los sustratos están generalmente constituidos por
mezclas de materiales, ha de conocerse el comportamiento de las mezclas, a fin de establecer distintas
formulaciones según el tipo de planta y condiciones del cultivo. Un aspecto de gran importancia que hace
aún más interesante el uso del compost para elaboración de sustratos es su capacidad probada para actuar
como supresor de enfermedades de las plantas (como las producidas por Phytophtora, Fusarium, Botrytis,
Pytium, Rhizoctonia, etc), que es atribuída a la acción de los microorganimos naturales del compost,
constituyendo una alternativa ecológica al uso de pesticidas.
Recientemente hemos iniciado un proyecto de investigación encaminado a valorar las
propiedades del compost como componente de sustratos de vivero, su posible corrección y/o mezcla con
otros materiales, y sus efectos en el rendimiento del cultivo, en las condiciones ambientales y
socioeconómicas de nuestro entorno (AGL 2003-08958 CICYT). La mayor parte de los compost
incluidos en este estudio son producidos en Galicia. Como avance de resultados de este proyecto
podemos mostrar el comportamiento de tres tipos de compost obtenidos a partir de fracción orgánica de
residuos municipales con recogida selectiva (FORSU), bien mediante compostaje aerobio propiamente
dicho (CL, CM), bien por biometanización seguida de maduración en condiciones aerobias de los fangos
procedentes de digestión (CN), comparándolos con un vermicompost obtenido a partir de excretas
animales (CH), un compost de fracción vegetal (restos de poda y jardinería) (CMV) y un compost de
corteza de pino (CP).
Las propiedades químicas y físicas de los compost han sido determinadas siguiendo las
correspondientes normas UNE para caracterización de sustratos, siempre que éstas existieran, y en su
defecto, los métodos para caracterización del compost de la Federal Compost Quality Assurance
Organization (FCQAO, Alemania, y se muestran en la tabla 10. Los compost analizados presentan valores
de pH superiores a la neutralidad, a excepción de la corteza de pino compostada, con un valor de 6.2. La
conductividad eléctrica (CE) es más elevada en los compost procedentes únicamente de FORSU (CL y
CN). La densidad aparente (DA) y la densidad aparente compactada (DAC) son muy inferiores en el
compost de pino (CP), presentando valores intermedios el compost CMV, obtenido a partir de diversos
restos vegetales (CMV) y el CN derivado de biometanización. La materia orgánica es superior al valor del
25 % impuesto como límite inferior para el compost en la Orden de Fertilizantes y afines (28/5/98). La
corteza de pino compostada (CP) está casi exclusivamente constituida por materia orgánica (98%). La
humedad oscila entre el 30 y el 65%, con valores más elevados en los compost de procedencia vegetal,
que superarían el valor del 40% impuesto por la Orden de Fertilizantes.
Tabla 10. Características más relevantes de los compost estudiados para su uso coom sustratos.
Unidad CL CN CM CMV CH CP
pH - 8.2 8.4 9.2 7.3 7.9 6.2
CE mS/m 242 230 119 136 70 37
DA g/L 438 366 467 339 593 78
DAC g/L 531 417 533 474 692 88
H % 42 30 31 53 46 65
MO % 40 49 43 52 36 98
NTK % 1.49 1.70 1.77 1.84 1.02 0.02
N-NH4→CaCl2 mg/L 6.3 618.0 1.73 4.9 2.04 3.5
N-NO3→CaCl2 mg/L 26.7 35.9 27.8 167.6 109.0 3.8P→CaCl2 mg/L 201 195 270 287 2831 0.12
K→CaCl2 mg/L 1760 1594 3441 1029 1049 22
Mg→CaCl2 mg/L 466 448 615 515 1702 13.2
Tot-P mg/L 5457 2247 1795 4242 13289 13
Tot-Ca g/L 42.3 30.0 44.6 41.1 48.3 0.22
Tot-Cu mg/L 440 877 28 326 96 0.41
Tot-Zn mg/L 610 254 107 427 477 6
Tot-Cd mg/L 1.6 1.5 1.1 1.2 1.1 0.2
Tot-Pb mg/L 119 78 33 85 20 1.2
Tot-Cr mg/L 41 33 9.1 32 16 0.6
Tot-Ni mg/L 40 24 14 34 19 1.1
El contenido de N total Kjeldahl (NTK) es poco variable, con valores algo inferiores en CH. El
compost de corteza de pino es fundamentalmente un material carbonado, con un bajísimo contenido de N
total. El contenido de N amoniacal extraíble en Cl2Ca+DTPA es muy variable, presentando los valores
más altos CN, procedente de un tratamiento anaerobio, que si bien ha sido sometido a maduración aerobia
posterior, ha debido de ser insuficientemente aireado en esa etapa del tratamiento. A excepción de este
compost CN, el contenido de N en forma de nitrato es superior al de amonio, presentando los valores más
altos CMV y CH. El principal nutriente aportado por el compost es el K, a excepción del vermicompost
de excretas CH que es una fuente importante de P. La corteza de pino compostada CP prácticamente no
tiene capacidad de aporte de nutrientes.
El contenido de metales pesados es elevado en los compost de FORSU (CL, CN y CM) e incluso
en el compost vegetal CMV, superando en algún caso los límites legales de metales pesados (Cu, Zn)
cuando se expresa en concentración sobre masa seca. Todos los compost están libres de Salmonella y
están por debajo del valor límite de E. coli; sin embargo suelen superar el valor de referencia de
Enterobacterias.
Estos primeros resultados muestran también una porosidad adecuada del compost de FORSU,
que aporta una capacidad de retención de agua similar a la turba, aunque con una porosidad de aire algo
inferior a la de ésta (Tabla 11).
Tabla 11 . Propiedades físicas de un compost de FORSU en comparación con las de turba
Muestra Da secaKgm-3
Valor decontracción
%
D partículaKg m-3
Porosidad total%
Volumen deagua
%
Contenido deaire%
Turba 108 23 1558 93 49 44
Compost (CL) 364 29 2066 82 48 34
La compatibilidad con las plantas, propiedad de gran importancia al evaluar el uso del compost
como componente de sustratos, ha sido estudiada mediante el test de germinación de berro (Lepidium
sativum) y el test de cebada (Hordeum vulgare), en comparación con un sustrato comercial de turba y
perlita. Los resultados obtenidos indican que los compost de FORSU presentan un efecto de inhibición
de germinación del berro que puede ser principalmente atribuido a un exceso de concentración salina,
cuando se utilizan sin dilución (Fig. 3). La mezcla con otros materiales permite atenuar estos problemas,
si bien CL y CN resultarían más adecuados para su uso como enmienda o abono que como componentes
de sustrato. Los demás compost analizados, diluidos al 50% con sustrato comercial, ofrecieron mejores
resultados de crecimiento de cebada que el propio sustrato comercial. La salinidad representa pues un
limitante importante para el empleo del compost de FORSU como componente de sustratos. Este
problema puede ser atenuado mediante su mezcla con otros componentes de bajo contenido en sales,
como la corteza de pino compostada, turba u otras materias vegetales. Por otra parte, la reducción del
contenido de sales (procedentes mayoritariamente de los restos de comida), durante el proceso de
compostaje (mezcla apropiada con restos vegetales) o previamente a su incorporación a las mezclas de
sustratos podría ser considerada.
Fig. 3 Resultados del test de cebada. Los resultados se expresan como una índice de aptitud(biomasa media del tratamiento en relación a la biomasa del control) de los compost en comparacióncon un sustrato comercial de referencia.
Indice de aptitudes de compost (cebada 25% )
100,00
112,66
124,30 125,17
111,53
129,43
140,37
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
100
110
120
130
140
150
Control Lousame Nostian Pino Vegetal Humusina FORSU+Veg
sustrato
FM
(r)2
5%
Uso del compost en la recuperación de suelos contaminados
El compost (o el compostaje) puede ser empleado con éxito en la descontaminación de suelos. Una
experiencia de biorrecuperación de suelos contaminados mediante la técnica de biopilas (una aplicación
del compostaje) ha sido llevada a cabo en Galicia, con suelos contaminados con Lindano, en el polígono
de Torneiros (O Porriño).
El sistema de biopilas es una técnica de biocorrección "ex situ" que consiste en la adición de
nutrientes, materia orgánica (cortezas u otras materias vegetales, excretas animales) y otras enmiendas al
suelo contaminado, que se dispone en montones alargados (pilas), estimulando la actividad microbiana
aerobia mediante la aireación mecánica o forzada y el mantenimiento de una humedad adecuada, a fin de
intensificar la biodegradación del contaminante. Se trata de un sistema sencillo, que suele requerir un
corto período de tratamiento y que no necesita de una superficie extensa.
Este sistema ha sido aplicado a los suelos contaminados con isómeros de hexacloro ciclohexano
(HCH), ubicados en el polígono de Torneiros (O Porriño, Pontevedra, España), en el antiguo
emplazamiento de una industria química dedicada a la obtención de Lindano (isómero gamma del 1, 2, 3,
4, 5, 6-hexacloro ciclohexano). En la fabricación de Lindano se obtiene una mezcla de isómeros (12% γ,
65%α, 12% β y 7%δ), del que solo el isómero γ es un insecticida eficaz. Los isómeros inactivos, entre
los que domina el isómero • , eran eliminados por vertido en terrenos adyacentes a la fábrica,
produciéndose una situación grave de contaminación de suelos y aguas. Diversas técnicas de
biocorrección se han ensayado para la descontaminación de estos suelos, entre las que se encuentra la
técnica de biopilas descrita en este trabajo.
La parcela objeto de estudio presentaba concentraciones de HCH total que alcanzaban los 5000
mg Kg-1. Para la construcción de las biopilas el suelo fue excavado hasta una profundidad de 0.5 m, se
homogeneizó y se mezcló con las enmiendas (Tabla 12), se ajustó la humedad hasta un 50-60% sobre
peso húmedo, y se dispuso en hileras de sección trapezoidal y 2000 L de volumen, colocando en la base y
en la cubierta de cada una de ellas una capa de retama (Sarothamnus scoparius).
Tabla 12
3. Composición de las pilas de compostaje (volumen de componentes en litros).
Componente Pila 1 Pila 2 Pila3
Suelo 1400 1400 1400
Corteza pino 300 300 300
Estiércol caballo 150 70 -
Compost - - 300
Tojo (Ulex europaeus) 150 230 -
Los materiales orgánicos que se mezclaron con el suelo fueron seleccionados por su bajo coste y
por obtenerse fácilmente en la zona, con excepción del compost que era un producto comercial
procedente de Cataluña.
Las operaciones de mantenimiento consistieron en volteos con pala mecánica, inicialmente cada
2-3 días, luego semanalmente y finalmente cada quince días, hasta el final del experimento, cuya duración
fue de 3 meses. La humedad se controló mediante riego. La temperatura del interior de la pila fue medida
cada 6 h, mediante una sonda conectada a un microprocesador HOBO de almacenamiento de datos.
Periódicamente se tomaron muestras de las pilas para control de humedad, relación C/N, contenido de
nutrientes, respiración y contenido en isómeros de HCH.
La temperatura de las pilas se mantuvo generalmente en el intervalo 20-30• C, por lo tanto
dentro del rango mesofílico, para el que se había observado, en incubaciones de laboratorio realizadas
previamente, una mayor degradación de HCH. El pH inicial de las pilas aumentó paulatinamente desde un
valor inicial próximo a 4 hasta valores cercanos a la neutralidad al finalizar el tratamiento. El contenido
de C aumentó ligeramente durante los primeros 40-60 días, debido a la mezcla progresiva del material
orgánico añadido al suelo, disminuyendo luego en las pilas 1 y 3, lo que puede ser atribuido a la
mineralización de la materia orgánica. El contenido de N experimentó un ligero incremento en el curso
del tratamiento. La actividad biológica en las pilas de compostaje, estimada a partir del CO2 liberado en
respiración, mostró un incremento progresivo de la actividad bacteriana aeróbica durante los primeros 50
días del experimento y descendió luego progresivamente, lo que fue atribuido al agotamiento de la
materia orgánica fácilmente degradable.
La concentración de isómeros de HCH disminuyó en un 73% deα, 56% de β, 68% de γ y 28% de
δ -HCH en la pila 1, conteniendo la dosis más alta de estiércol de caballo. En la pila 2 se observaron
porcentajes de degradación de 25 y 32 %, respectivamente, pero no se observó degradación de los
isómeros γ y δ. En la pila 3, que incorporaba compost, la concentración de isómeros de HCH en un 47%,
51% y 50% para α, β y γ-HCH, respectivamente. No se observó degradación del isómero δ-HCH.
Los resultados obtenidos en este estudio indican que el compostaje (biopilas) es una tecnología
eficaz en el tratamiento de suelos contaminados con HCH, siendo los isómeros α y γ más fácilmente
degradados que los β y δ. Por su necesidad de equipamiento relativamente simple y por el grado de
eficacia mostrada por este sistema puede ser una técnica prometedora para la recuperación de suelos
contaminados con HCH, extensible a otros tipos de contaminación con sustancias orgánicas de difícil
degradación.
En conclusión, el compost tiene amplias posibilidades de aplicación en Galicia, prioritariamente
como enmienda de suelos, con un efecto secundario de fertilizante, pero también en otros usos
agrarios, como es la producción de sustratos. Aún por desarrollar, pero también con enormes
posibilidades de utilización, está el uso ambiental, en recuperación de suelos degradados y
contaminados, así como en obras públicas, tales como en el sellado de vertederos o restauración de
taludes, canteras, etc. En este campo sería esencial el apoyo y ejemplo de la Administración, tal
como recoge el Plan Nacional de Compostaje.
Bibliografía
Barral, M.T.; Arias, M, y Díaz-Fierros, F. (1997). Influencia del hierro y aluminio en el contenido de
materia orgánica del suelo. Nova Acta Científica Compostelana 7: 137-146.
Boixadera, J. y Teira, M.R. 2001. Introducción. En: Aplicación agrícola de residuos orgánicos
(Boixadera, J. y Teira, M.R, Eds.) Universitat de Lleida.
Bouhier, A. (1979). La Galice. Essai géographique d’analyse et interprétation d’un vieux complexe
agraire. Université de Poitiers. La Roche-sur-Yon (Vendée).
Bruce, J.P. Frome, m ; Haites, E. ; Janzen, H. ; Lal, F. and Paustian, K. 1999. Carbon sequestration in
soils. Journal of Soil and Water Conservation. 382-389.
Calvo, R.; Macías, F. y Riveiro, C.(1992). Aptitud agronómica de los suelos de la provincia de La
Coruña. Diputación provincial de A Coruña.
Carballas, T.; Carballas, M; Jacquin, F. (1978). Biodegradation et humification de la matière organique
des sols humifères atlantiques. An. Edafol. Agrobiol. 37:205-212.
CE Working Document on The Biological Treatment of Biowaste 2nd Draft. Documento electrónico.
Club Español de los Residuos CER. 2001. Aprovechamiento de biorresiduos. "El compost como
producto". Cuadernos del CER nº 2.
Commission of the European Communities (2002). Towards a thematic strategy for Soil Protection.
Communication from the Commission to the Council, the European Parliament, the Economic
and Social Committee and the Committee of the Regions.
Danés, R.; Boixadera, J. 2001. Aspectos generales a considerer en la planificación y gestión de la
aplicación de residuos orgánicos al suelo. En: Aplicación agrícola de residuos orgánicos.
(Boixadera, J. y Teira, M.R, Eds.) Universitat de Lleida.
Díaz-Fierros Viqueira, F. 1999. A materia orgánica nos solos de Galicia. Adega Cadernos: A compostaxe
de residuos. ADEGA. Santiago de Compostela.
Díaz-Fierros Viqueira, F. 2002. Funciones y necesidades en materia orgánica de los suelos de Galicia.
Curso de verano de la USC. O Compost: avances na producción, calidade e usos.
Domínguez, M. 2003. Evolución dos niveis de materia orgánica en solos de cultivo intensivo. Análise dos
efectos da adición de compost sobre as propiedades edáficas e o rendemento dos cultivos Tesis
doctoral . Directores: M.T. Barral y F. Díaz-Fierros. Universidad de Santiago.
Domínguez, M.; Barral, M.T. y Díaz-Fierros, 2001.Efecto de la adición de compost en suelos de cultivo
de invernadero. I Actas del Encuentro Internacional "Gestión de Residuos orgánicos en el ámbito
rural mediterráneo", Universidad de Navarra, Pamplona
García-Rodeja, E.; Silva, B. y Macías, F. (1987). Andosols developed from non-volcanic materials in
Galicia, NW Spain. J. Soil Sci. 38: 573-591.
Haug, R.T. 1993. The practical handbook of compost engineering. Lewis Publishers.
Izaurralde, R.C. et al (1997). Scientific challenges in developing a plan to predict and verify carbon
storage in Canadian Prairie soils. Chap. 30, In : Lal, R. et al (Eds), Management of carbon
sequestration in soil. Boca Ratón : CRC Press.
Lal, R. 2000. Soil conservation and restoration to sequester carbon and mitigate the greenhouse effect.
Man and Soil at the Third Millenium. Proc. Thirs Int. Congress of the European Soc. for Soil
Conservation, 37-51.
Lal, R.; Kimble, J.M.; Follet, R.F.; Cole, C.V. 1999. The potential of US Cropland to mitiigate the
Greenhouse Effect. Lewis Publishers. Boca Ratob, Florida.
Leirós, M.C.; Trasar, C. ; Seoane, S. y Gil, F.(1999). Dependence of mineralization of soil organic matter
on temperature and moisture. Soil Biology& Biochemistry 31: 327-335.
Macías, F. 2001. Perspectivas de la aplicación de residuos orgánicos al suelo. En: Aplicación agrícola de
residuos orgánicos. (Boixadera, J. y Teira, M.R, Eds.) Universitat de Lleida.
Méndez, J. (1971). Materia orgánica en prados de Galicia. An. Edafol. Agrobiol. XXX: 761-765.
Muñoz-Taboadela, M. (1965). Suelos de Galicia: Análisis y necesidades de fertilizantes, con especial
referencia al fósforo. CSIC, Madrid.
Muñoz-Taboadela, M.; Bellot, F.; Guitián, F. y Casaseca, B. (1958). Estudio de la fertilidad de los suelos,
vegetación y ordenación de cultivos del partido judicial de Caldas de Reyes (Pontevedra).
Com. Excma. Diput.. Pontevedra.
Ortiz, O. 2001. Uso de la materia orgánica como criterio de aplicación de residuos. En: Aplicación
agrícola de residuos orgánicos. (Boixadera, J. y Teira, M.R, Eds.) Universitat de Lleida.
Pomares, F. y Canet, F. Los residuos orgánicos utilizables en Agricultura: Origen, composición y
características. En: Aplicación agrícola de residuos orgánicos. (Boixadera, J. y Teira, M.R,
Eds.) Universitat de Lleida.
Sánchez, B. y Dios, G. (Eds) (1986). Estudio agrobiológico de la provincia de Pontevedra. C SIC.
Soliva, M. 2002. Calidades do compost: influencia do tipo de materiais tratados e das condicións do
proceso. Curso de verano de la USC, O Compost: avances na producción, calidade e usos.
Soliva, M. y Paulet, S. 2001. Compostaje de residuos orgánicos y aplicación agrícola. En: Aplicación
agrícola de residuos orgánicos. (Boixadera, J. y Teira, M.R, Eds.) Universitat de Lleida.