VIII Certamen de
relato corto de
las escuelas del
Ave María
1.1. INFANTIL (5 AÑOS)- GANADOR Nombre y Apellidos: Pablo Romero Villada Centro: AM Albolote
VIII Certamen de
relato corto de
las escuelas del
Ave María
1.1. INFANTIL (5 AÑOS)- ACCÉSIT
Nombre y Apellidos: Mariela Muñoz Torres
Centro: AM San Isidro
VIII Certamen de
relato corto de
las escuelas del
Ave María
1.2. 1er ciclo EPO –GANADORA (2º EPO)
Nombre y Apellidos: Meryem El Qadiri
Centro: AM Esparraguera
VIII Certamen de
relato corto de
las escuelas del
Ave María
1.2. 1ER CICLO EPO- ACCÉSIT (1º EPO)
Nombre y Apellidos: LAIA SANSEGUNDO SEGURA
Centro: AM Varadero
Los maestros nos quieren y ayudan.
VIII Certamen de
relato corto de
las escuelas del
Ave María
1.3. 2º CICLO EPO- GANADORA (4º EPO)
Nombre y Apellidos: Saray Sánchez Zaldua
Centro: AM Esparraguera
Yo
Hoy he aprendido que hace 130 años se inventó el automóvil y la pajita, entonces se me
ha venido a la cabeza que el 130 es mas importante de lo que pensamos… mi escuela está de
celebración porque así han pasado 130 años educando desde el corazón.
¡Madre mia! ¡Os estoy hablando y ni siquiera me he presentado! Me llamo Juana, soy gitana, de
ojos negros y pelo rizado. Soy simpática, risueña y habladora. Me gusta estar con mis amigos,
jugar al baloncesto y bailar reguetón. Mis comidas favorita son el puchero blanquillo y los
espaguetis carbonara con nata. Vivo en un barrio muy humilde , en donde las calles están sucias
y son un poco peligrosas. ¡Pero no pasa nada porque yo soy feliz!
Tengo la mejor escuela del mundo. Mi maestra nos da el desayuno para tener energía todo el
día, a media mañana tomamos fruta y en clase tenemos unas normas que cumplir y a veces se
nos olvidan.
Cada día es una aventura porque aprender es cómo subir una montaña muy alto. En el
camino me encuentro con muchas trampas: nadie me levanta por la mañana , en casa me dejan
hasta tarde viendo la tele, mis padres, no asisten a la tutorías ni a las actividades del cole. Mis
hermanos mayores dejaron el colegio a los 16 años y no consiguieron el graduado. Ahora están
como todos los jóvenes de mi barrio, sin trabajo y haciendo cosas que no son buenas para la
salud. Aún así aprendo y me educo gracias a mis maestra que, para ser perfecta, le falta ser
gitana.
Ahora soy traviesa y un poco rebelde, pero mi corazón es grande y bueno. Cambiaré un poco
este mundo complicado. Cuando sea mayor, estudiaré para ser adiestradora de perros y
enseñaré a mis perros a encontrar personas perdidas . También tendré un albergue de animales.
VIII Certamen de
Relato Corto de
las Escuelas del
Ave María
1.3. 2º CICLO EPO- ACCÉSIT (4º EPO)
Nombre y Apellidos: Blanca Gómez Real.
Centro: AM San Cristóbal
LA MAGIA DE LAS ESCUELA DEL AVE MARÍA
Es el año 2019. Harry Potter es el director del Departamento de Aplicación de la Ley
Mágica en Hogwarts Escuela de Mágia y Hechicería, está casado con Ginny Weasley, que es
ahora periodista, y tienen tres hijos: James Sirius, Albus Severeus y Lily Luna.
Viven en una pequeña casa en el campo y son felices, pero hay un gran problema: la
batalla de Hogwarts dejó la escuela casi destruida y harán falta varios años para que vuelva a
funcionar. ¿Dónde van a estudiar ahora los niños?
Harry está todo el día trabajando en la reconstrucción de su antiguo colegio junto al
resto de directores. Mientras Ginny se dedicaba a buscar un buen colegio donde puedan
estudiar sus jijas durante los próximos años.
Tienen muchas dudas, preguntan a familiares y amigos, buscan en el periódico y en
internet, visitan varias escuelas, pero ninguna les convence.
- Será imposible encontrar un lugar tan bueno como Hogwarts, dice Albus.
- Seguiremos intentándolo, contesta James.
- La madre dice: ¡no os rindáis chicos, encontraremos la mejor escuela!
Pasa un mes, ya casi han perdido las esperanzas, cuando de repente la pequeña Lily
llega gritando: ¡la tengo, la tengo, la he encontrado! Comienza a leer en su ordenador: “Don
Andrés Manjón y las Escuelas del Ave María”. Mirad lo que dice aquí: “Educar con amor y en
plena naturaleza”.
Como les gusta mucho todo lo que leen, deciden llamar a Granada, en España, que es
donde están estos colegios, para pedir más información. Un maestro muy gracioso y simpático
llamado Don Juan. Coge el teléfono y les explica toda la historia de Don Andrés y de cómo
enseñaba a los niños pobres. Para finalizar les dice: “Y ASI HAN PASADO 130 AÑOS,
APRENDIENDO Y EDUCANDO DESDE EL CORAZÓN”.
La familia llama inmediatamente al padre y le cuentan todo. Harry dice: “creo que Don
Andrés Manjón era un mago, un mago del amor; hace falta mucha magia para crear unas
escuelas tan maravillosas con tan poco dinero”. Ginny, creo que no encontraremos un colegio
mejor para nuestros pequeños.
Así fue como la madre y los hijos se trasladaron a Granada, donde vivirán durante varios
años. Harry Potter se quedó en Hogwarts trabajando muy duro para que su querida Escuela de
Magia y Hechicería volviera a ser como antes.
¡¡¡ Y COLORÍN COLORADO, DE ESCOCIA A GRANADA LA MAGIA HA VOLADO!!!
FIN
VIII Certamen de
relato corto de
las escuelas del
Ave María
1.4. 3ER CICLO EPO –GANADORA (6º EPO A)
Nombre y Apellidos: Lucía Jiménez Hermoso
Centro: AM La Quinta
DIARIO DE FEDERICO Escribo este diario para que cuando sea mayor pueda recordar mi vida y agradecer a
mi escuela el Ave María toda la enseñanza y los valores que me ha transmitido y enseñado,
aunque a veces no pasen cosas tan buenas…
7 de abril de 1908. Tengo diez años y aquí comienza mi diario. Hoy me ha pasado una
cosa alucinante. Hemos hecho un experimento con el profesor Nicolás de Ciencias Naturales.
En un vaso que contenía agua le hemos echado aceite, ¡y se han quedado las gotas de aceite
flotando! Pero aún así, mi asignatura preferida es literatura con la seño Pilar y con el profe
Luis. Sé hacer descripciones, cuentos, leyendas, historias… y lo que más me gusta, los poemas.
13 de octubre de 1909. Tengo once años y algunos de mis compañeros se siguen
burlando de mí. Hoy en el recreo, Juan me ha cogido de la camisa y me ha dado un empujón.
Me he caído hacia atrás y luego me ha dicho que soy un cobarde porque estoy todos los
recreos haciendo poemas cursis y nunca juego al fútbol como los hombres de verdad. No me
ha importado mucho, porque no es la primera vez que me lo hace y yo he seguido a lo mío.
19 de diciembre de 1911. Tengo trece años y son las vacaciones de Navidad. Hoy mi
padre ha venido de trabajar agotado. Estaba jugando con mi hermano arriba cuando de repente
he escuchado gritar a mi padre diciéndole a mi madre que las mujeres no sirven para nada, ni
para trabajar. Seguramente mamá le habría propuesto a mi padre otra vez, trabajar para
mantenernos mejor. Entonces me han venido a la cabeza mis profesoras del cole; la seño Mari
Ángeles de Plástica, Puri y Mercedes de Matemáticas, la seño Elena de gimnasia y Maite y Mari
Carmen de idiomas (inglés y francés).
24 de mayo de 1913. Tengo quince años y he ganado un premio. El Ave María, como
todos los años, ha hecho el concurso de relatos y este año la temática era “La libertad y las
mujeres”. No me costó mucho tiempo hacerlo y al final cumplí mi propósito. No gané del todo
porque quedé segundo, pero fue una alegría y un honor conseguir mi meta aunque se me ha
acabado la tinta de escribir. Luego compraré más.
9 de septiembre de 1915. Tengo diecisiete años. Hoy, como habitualmente, he estado
en mis clases de dibujo con la seño Mari Ángeles y mañana iré a clases de música con el profe
José Miguel. En dibujo hemos hecho un cuadro de Sierra Nevada y ayer un dibujo de la
Alhambra. En clases de música cantamos flamenco y hacemos tocar la guitarra y el cajón
flamenco. El otro día mis padres me llevaron a un tablao flamenco en el Albaicín. Había
muchos hombres cantando y mujeres bailando con tacones y castañuelas. La verdad es que me
sirven de inspiración estas clases porque me gusta este género musical.
2 de enero de 1916. Tengo dieciocho años. Ahora mismo estoy en Madrid. He venido
de viaje para ver la ciudad y conocer a más gente como yo. Por la mañana he ido a desayunar a
una cafetería. Me estaba tomando un chocolate con churros cuando he escuchado a dos
hombres hablando sobre su trabajo y resulta que eran artistas como yo. Me presenté y nos
hicimos amigos muy rápido. Uno se llamaba Antonio Machado y el otro Manuel de Falla.
Antonio escribía poesía, era educado y amable. Manuel componía música, era muy agradable y
simpático. Me ha encantado este viaje por la cultura, los monumentos, y sobre todo, por los
amigos que he hecho nuevos.
18 de junio de 1918. Tengo veinte años y casa nueva. Hoy me he mudado a mi casa de
verano, la Huerta de San Vicente, que está rodeada de inmensos robles, castaños, nogales,
etc., a las afueras de Granada, mi ciudad natal. Estaba ordenando unas cajas cuando lo he
encontrado. ¡Mi diario! Me he puesto a leerlo un poco y me ha llevado a mi infancia y a mi
antiguo colegio, el Ave María, gracias al cual mi punto fuerte siguen siendo los poemas.
También me ha recordado a mis profesores; al profe Javier, al profe José Manuel y a José
Miguel. Me ha hecho mucha ilusión volver a recordar aquellos tiempos. Quien lea mi diario
comprenderá que la escuela fue muy importante para mí.
30 de agosto de 1920. Tengo veintidós años. Hoy estaba dando un paseo por Granada,
cuando de repente me he topado con una escuela y no me imaginaba yo que iba a ser
justamente mi colegio. Me ha dado mucha alegría encontrármelo después de tantos años y es
que había pasado tanto tiempo que ni me acordaba de dónde estaba. He visto a algunos de
mis antiguos profesores y a otros que no conocía. He visto a un chico joven que sí conocía. No
me lo podía creer, era Juan el compañero que no le gustaba estudiar y se burlaba de mí. Estaba
en el colegio de profesor.
15 de noviembre de 1924. Tengo veintiséis años. Estoy en la cocina haciéndome un
café cuando me he acordado de la antigua cocina de leña que ya habíamos cambiado por una
de carbón y de los palos tiznados de negro que mi hermano Francisco y yo utilizábamos para
pintarnos un bigote cuando éramos pequeños. Luego íbamos a la habitación de mis padres y le
cogía del armario a padre, Federico, un sombrero y una pajarita. Al final nos quedábamos toda
la tarde jugando y haciendo obras de teatro graciosísimas para mi hermana Isabel.
4 de marzo de 1929. Tengo treinta y un años y viajo a Estados Unidos. He venido hasta
aquí para ver si así consigo vender algunos de mis textos escritos en prosa, lírica, teatro… y
ganar así un poco de dinero. También he venido para ver la famosa estatua de la Libertad y
muchos otros monumentos de aquí. Me parece preciosa la arquitectura que hay en este país.
¡Es impresionante! Hay puentes enormes, edificios como rascacielos pero echo en falta mi
Granada.
6 de mayo de 1930; Tengo treinta y dos años y mi propio teatro que acabo de
inaugurar. Ha sido muy emocionante saber que fundas un teatro para que otras personas
puedan hacer sus sueños realidad, tanto disfrutando del espectáculo como interpretándolo. A
la vez, yo he cumplido un sueño gracias a mi familia y a mis amigos del colegio y de la
Universidad, a Antonio y Manuel. Para mí es un orgullo impresionante. Siempre que puedo
voy a ver muchas actuaciones y a redactar obras de teatro.
25 de diciembre de 1934. Tengo treinta y seis años. He comido y cenado con mi
familia. Mi hermana Isabel, mi sobrina Laura, mi hermano Francisco y mis padres, Federico y
Vicenta porque es Navidad. De menú había solomillo y salmorejo y es que, aunque es
invierno, estaba rico. Al anochecer hemos cenado un trozo de merluza en salsa de tomate y
un flan casero de mi madre. Estaba todo buenísimo. Al final le he regalado a mi sobrina un
trompo de cuando yo era pequeño que me lo vio en mi casa y le gustó.
20 de julio de 1936. ¡Estamos en guerra! Tengo treinta y ocho años. Dos ideas
diferentes han provocado que haya guerra en España. No sé lo que hacer. Estoy muy
asustado. No sé dónde esconderme ni a dónde ir antes de que me maten. No se puede salir a
la calle. Hay gente desangrándose y soldados muertos por el suelo. Es la Guerra Civil.
17 de agosto de 1936. No sabía yo que la tarde del 17 de agosto de 1936 iba a ser la
última, literalmente, de mi vida. Y la última que escribiría en mi diario. Pero igualmente
quisiera dedicar mi último libro de poemas llamado “Y así han pasado 130 años aprendiendo
desde el corazón” al colegio que siempre me apoyó y estuvo ahí en casi todas las ocasiones de
mi vida como poeta, dramaturgo y prosista español.
Desgraciadamente, Federico García Lorca, granadino de Fuente Vaqueros, murió a los
38 años por un magnicidio la mañana del 18 de Agosto de 1936. Pero en la ciudad de Granada
disponemos de un museo donde se le rinde homenaje y podemos contemplar sus obras y
pertenencias.
VIII Certamen de
relato corto de
las escuelas del
Ave María
1.4. 3ER CICLO EPO- ACCÉSIT (6º EPO)
Nombre y Apellidos: Mario García Pérez
Centro: AM Vistillas
LA GRAN LECCIÓN
Érase una vez un niño que se llamaba Mario. Iba al colegio del Olivarillo en el Padul, un pueblo
cerca de Granada. Como en el colegio se portaba bastante mal, le cambiaron al colegio y la
escuela hogar del Ave María Vistillas, un centro donde le enseñaron a portarse bien.
A partir de ese momento, empezó a estudiar más, aunque le surgieron otros problemas. Cuando
llegó le costaba mucho hacer amigos. Los primeros dos meses no jugaba con nadie y solía estar
solo hasta que descubrió… ¡el fútbol! Un deporte entretenido que se le daba bien y jugando al
fútbol conoció a la mayoría de sus amigos como Israel, Tomas, Adrián, Rosa, Antonio y
Fernando.
Como ya dije antes, Mario siguió esforzándose con los estudios y un buen día cuando estaba en
tercero, durante el recreo, le llamaron al despacho del director. Allí estaban todos sus maestros
y maestras para decirle a Mario una gran noticia… ¡le iban a adelantar un curso! Le cambiaron a
cuarto donde siguió y siguió esforzándose para ser una persona de provecho.
A los pocos años, su esfuerzo fue recompensado. Fue el primer niño en ganar el Premio Nobel al
arte y al ingenio. En su discurso tuvo muchos agradecimientos, pero en especial al colegio que le
cambió la vida. Una de las frases que dijo y que marcaron su discurso fue: “Espero que este
colegio siga educando 130 años más desde el corazón”.
La historia recuerda a Mario como uno de los mejores artistas del mundo.
VIII Certamen de
relato corto de
las escuelas del
Ave María
1.5. 1ER CICLO ESO- GANADORA (2º ESO)
Nombre y Apellidos: Desirée Salguero Espinosa
Centro: AM Varadero
Sonó la alarma a las 16:15, y entonces recordé:
-Hoy es la entrega de notas de mi hija Carla. El robocher T.2 me informará de todo en lo que ha
ido trabajando mi pequeña. Me gustaría que ella hubiera crecido al igual que yo, en un colegio
donde los profesores aman enseñar y ayudan a que el estudiante comprenda todo lo que esté a
su alcance. Un colegio donde pudiera reír con más niños y escuchar anécdotas e historias de toda
la clase, pero bueno... se me hace tarde.
Al entrar al coche con Carla, me dijo que faltaban exactamente 5 minutos para que la cita con el
profesor comenzara. Si tan solo tardaba un minuto más, las puertas se cerrarían y nunca recibiría
la evaluación. Te preguntarás, ¿por qué? Deja que te explique. En el año 2034, hubo un gran
debate sobre la manera en la que enseñábamos a los niños, por lo que hicieron, una serie de
modificaciones que consistía principalmente en cambiar todos los centros educativos. La
mayoría fueron derribados y empezados desde cero a principios del verano. Otros, simplemente
fueron cerrados y conservados. Y eso también implica que a la hora de recoger la evaluación, un
robocher ( un maestro robot) programado un día concreto a una hora, sin sentimiento o
motivación alguna , dicte la evaluación de mi hija (denominada en el centro como b.4) con las
puertas totalmente cerradas, hasta después de 5 minutos que se abren durante un minuto para
hacer el cambio de turno con la madre o padre a la que le haya llegado un SMS con una cita,
justo a la hora en la que termina la mía. Al principio, todo el mundo estaba feliz con la idea, a
pesar de todo el dinero que tuvo que poner los ciudadanos para dicha reforma. Pero al paso de
los años, nos hemos dado cuenta que hemos destruido la etapa más bonita de la vida de
nuestros hijos. Y ahora veréis porqué.
Llegamos a la entrada del centro con 2 minutos de sobra (no estaba muy lejos de casa) y como
todos los días, pasamos dos tarjetas de identificación seguido por un escáner facial, para que así,
solo puedan entrar los alumnos matriculados en su centro junto a sus tutores. Buena seguridad,
pensarás. Entré de manera desinteresada y me acerqué a la clase de Carla, la classbot número
13. La puerta estaba abierta y pasé de inmediato agarrando la mano de mi hija.
- Buenos días, le voy a informar sobre el avance del alumno b.4, ha sido evaluado de la siguiente
manera: Literatura ; 7, Física y Química ; 8, […] - Comenzó a dictar el robocher.
Si te soy sincera, no le estaba prestando mucha atención a esos altavoces. Después de todo, no
me iba a decir ninguna observación interesante que debería de tener en cuenta. Luego me
imprimiría lo que acababa de decir, y me iría a revisarlo a casa. Salí de la clase y dejé pasar a el
siguiente hombre acompañado de su hija. Al llegar a casa, me senté frente a la mesa del
comedor junto a Carla y con la merienda ya preparada , observé la evaluación detenidamente.
-Enhorabuena Carla, tus notas son estupendas – le dije con una sonrisa y la abracé.
Después de todo ella, a pesar de que seguramente se sienta un poco sola, no se cansa y sigue
adelante. Tampoco sé si se siente verdaderamente sola, ya que nunca ha vivido el tener una
clase llena de compañeros con los que socializarse o unos maestros que le intenten motivar a
seguir esforzándose cada día más. No se puede echar de menos algo que nunca has tenido, pero
igualmente, estaría más feliz en una clase normal, como las que tenía yo en mis tiempos y eso lo
puedo asegurar.
A lo mejor piensas que estoy exagerando mucho las cosas, pero seguro cambiarás de idea
cuando te diga que las puertas de las clases se abren mediante identificadores faciales para
evitar que otros niños entren en aulas que no les pertenecen. Cada alumno se denomina por el
número y letra de orden de registro en el centro. ¿Cómo diferenciamos los profesores de los
alumnos? Fácil, las letras de los profesores se escriben en mayúscula y las de los alumnos en
minúscula. Esto se debe, a que los profesores robots no necesitarían saber el nombre y apellido
de su alumnado ya que sería desperdiciar memoria innecesariamente. La escuela, en vez de un
colegio parece un hospital. Seamos sinceros. Da la misma sensación al entrar, o por lo menos a
mí me lo parece. Una pantalla en lo más alto de la clase pone el número y letra de cada niño y
éste entrega su libreta a un pupitre que se desliza por la clase que es entregado al robocher. ¿Y
cómo podrían saber lo que escribía cada uno? ¿Y si su letra no se entendía? Muy sencillo. Desde
que se les enseña a escribir y a leer, se les pide que lo escriban todo dos veces. Una a mano y
otra lo escriben con un teclado que se proyecta en la mesa para que lo escribía en digital. Esto
también incrementa la velocidad en la que escriben digitalmente que también, es puntuado y
escanean la libreta manualmente para asegurarse de que han escrito lo que deben escribir.
Pensaréis que sería imposible poner orden en una clase en la que nadie te dice qué debes hacer,
pero falta una última cosa. Cada alumno, recibía unos auriculares que rodeaban la parte de atrás
de la cabeza y se enganchaba a las orejas de manera, que no se podían quitar hasta que
terminase el horario escolar. Desde el otro lado del auricular sólo se podía escuchar lo que decía
el robocher y se explicaba todo una sola vez. El suelo tenía unos sensores que activaban una
alarma si se colocaba presión sobre ellos, y le llegaba además una notificación informándole a
los tutores, por no hablar de que acumulabas uno de tres partes para ser expulsado. Además, no
podrían hablar entre ellos ya que no se escuchaban a consecuencia del auricular. ¿Exageraba?
No, ¿verdad? Pues entonces veo totalmente normal que Carla no estuviese tan interesada, y
admiro mucho su paciencia.
-Mamá, te tengo que contar una cosa. - dijo Carla decidida inesperadamente interrumpiendo
mis pensamientos. - Hay un profesor en especial que últimamente tiene un comportamiento
raro. Nos ha dejado varias veces hablar entre nosotros quitándonos los auriculares, incluso
desactiva los sensores para que podamos hacer trabajos en grupo. Nos anima y nos dice que
somos estupendos. Nos tiene mucho cariño, y nosotros a él más. Estoy preocupada porque quizá
sea un fallo de la programación pero… no creo que sea eso, ¿es posible que un robot tenga
sentimientos? Pensé que se trataba de una pequeña broma.
-¿Es una broma?- No había motivo para que mintiera, por eso me extrañó.
-Te voy a enseñar una cosa – Carla sacó una libreta escrita con una letra que, no era la suya y que
decía: ‘’Carla, sigue así, poco a poco llegarás muy lejos’’. - A veces, se acerca a nosotros y nos
vuelve a repetir las explicaciones y nos señala nuestro punto débil para que sigamos
mejorándolo, o nos comenta sobre las sensaciones que tiene cuando lo desconectan y lo
vuelven a conectar. Nos habla de sus miedos e inseguridades, sus sueños y gustos. Ese profesor
es muy especial, no quiero que piensen que es algo que ha dejado de funcionar. Esto podía ser
una mejora para la educación.
-Lo mejor sería hacerlo público, que investigaran a tu profesor para que más profesores puedan
sentir lo que él siente.
-¿Crees que el mundo lo aceptará? - preguntó Carla insegura.
-Claro, es lo mejor que podría haber pasado a día de hoy.
También Carla me contó que el profesor narraba el porqué de los inicios de sus pensamientos.
Decía que en sus descansos, se iba a un centro educativo que le había llamado mucho la
atención, el ‘’Ave María’’, uno de entre tantos que hay. El profesor decía:
-Encontré muchas fotos y papeles dentro, las clases eran muy diferentes y acogedoras. Parecía
como si una gran familia hubiera estado allí viviendo gran parte de su vida, y todo ese ambiente
me tranquilizaba del miedo que a veces tenía. Puedo ver la gran diferencia entre estas clases y
aquellas, y de cierto modo trato de imitarlas, parece que eso hace feliz a los niños. Me gusta
pensar que hay personas que se sienten mejor gracias a algo que esté haciendo yo. Lo que más
me llamó la atención fue una pequeña frase muy bonita, que a su vez, me entristeció. Decía: ``Y
así han pasado 130 años educando desde el corazón. `` Eso fue muy bonito, cada uno de esos
años seguro habrán sido hermosos, pero, ¿por qué no hay más? ¿la creación de los robots había
ocasionado el cierre de esas escuelas? Era una pregunta que se me ha pasado mil veces por el
disco duro. Si nunca hubiéramos existido, muchos niños podrían haber tenido una educación
mucho más acogedora y me gustaría que eso cambiara y pudieran ser, no 130, ni 500, sino
infinitos los años que los niños sean felices con su educación.
Lo que él contaba era realmente único. Me ha sorprendido cada detalle que decía Carla sobre él.
No se me es permitido contar lo que ocurrió. Solo quería enviar esta carta a el año 2020 de
vuestra dimensión, para que por lo menos, si llegáis a pasar por esta misma situación, no hagáis
lo mismo que yo, y a ser posible, directamente no cambies la manera de educar a las nuevas
generaciones.
VIII Certamen de
relato corto de
las escuelas del
Ave María
1.5. 1ER CICLO ESO- ACCÉSIT (2º ESO)
Nombre y Apellidos: Yasmina El Yazgui
Centro: AM La Quinta
UN COLE PARA TODOS
Son las 9:40 de la mañana y estamos sentados en un banco esperando que alguien nos
atienda. Llevamos tan solo 12 horas en este país y todo es muy diferente. Llegar a un lugar que
desconoces da miedo, mucho miedo.
Llevo mucho tiempo pensando, como sería mi vida aquí y ahora que cumplo mi sueño, sé que
no va ser fácil.
Tras horas de espera a que un señor recoja nuestros papeles, por fin cumplimos nuestro
objetivo, ¡nos van a dar un cole¡ podremos ir a un colegio a aprender.
Pasamos los días sentados en el sillón esperando una llamada. Por fin nos llaman, nos han
dado el colegio Ave María De La Quinta, muy muy cerquita de nuestra nueva casa.
Al inicio tenía mucho miedo, no hablaba español, no conocía a nadie y nada se parecía a mi
antiguo colegio.
El colegio es lo más difícil para un niño, ya que pasamos en él muchas horas y nuestros padres
no pueden protegernos, entonces nuestros miedos se hacen más grandes.
Todos estos miedos ya han desaparecido, todo ha sido mejor de lo que podía imaginar, no ha
sido fácil, pero ha sido muy bonito.
Mi colegio es muy especial, los profesores me hablan con cariño, me repiten una y otra vez las
explicaciones facilitándome aprender. Ha debido de ser también muy difícil para ellos el
enseñar a una niña que no habla su idioma.
Pero aquellos de los que más he aprendido y los que me han dado todo su apoyo han sido mis
compañeros, no todos, pero si la mayoría. De ellos he aprendido a ser constante, a superarme
cuando creía que un ejercicio era imposible de hacer para mí y sobre todo he aprendido lo que
es el compañerismo. A veces en clase no entiendo perfectamente los deberes o los trabajos,
pero no importa porque allí está esa amiga a la que aunque le pregunte lo mismo cuatro veces
de una y otra manera me lo explica para que lo entienda, mi agradecimiento a ella no tiene
límites.
Yo soy diferente porque nací en un lugar diferente, mis costumbres y mi religión es diferente,
pero ahora he entendido que con respeto y tolerancia en este colegio hay lugar para todos,
porque lo importante de las personas no está en lo que tienen, en cómo son o de donde
vienen, sino está en su corazón y en sus acciones. Y así han pasado ya 130 años de historias
como la mía, aprendiendo desde el corazón
VIII Certamen de relato corto de las escuelas del Ave
María
1.6. 2º CICLO ESO- GANADOR (4ºESO)
Nombre y Apellidos: Daniel Javier Sanz Sampelayo
Centro: AM Vistillas
Un día como otro cualquiera en el colegio Ave María Vistillas.
Lucía el sol como nunca lo hubo. El cielo azul claro se estaba empezando a ver, y la fría y
oscura noche se estaba extinguiendo. Los pájaros piaban al nuevo día, y la fría brisa pronto se
convertiría en una agradable bienvenida para los alumnos.
Por fin, empezaban las clases de nuevo en el colegio Ave María Vistillas. Los alumnos de 4º ESO
se lo habían pasado bien en las vacaciones de Navidad, así que, contentos, los niños venían a
contar sus experiencias con la familia y con sus amigos.
Era lunes. Las agujas del reloj del comedor daban las ocho y cuarto, la hora de empezar la
primera jornada de un nuevo año.
Para la mayoría de alumnos les era difícil acostumbrarse de nuevo a la rutina de levantarse
temprano por la mañana y empezar el colegio.
Los alumnos entraron en sus clases con sus profesores, sentándose luego en sus asientos
correspondientes, una vez que el profesor de Lengua y Literatura había dado el aviso de
empezar las clases.
En la clase de 4º, estaban dando Biología con el profesor Don Carlos Ruiz, cuando un cuarto de
hora más tarde, la directora abrió la clase para dar la cálida bienvenida a cuatro nuevos
alumnos: unos inmigrantes que venían escapando de los problemas sociales de su país.
— Muy buenos días, aquí traigo a un nuevo alumno: Hakim.
— Bien… Se puede sentar aquí. — Dijo el profesor de Biología y Geología señalando a dos
mesas separadas, al lado de la ventana que daba al patio.
— ¿Sabe algo de español, Verónica?
— No mucho… Diría que muy poco, pero si le hablas despacio, puede que se entere...
— ¿Y qué idioma habla?
— Francés.
— Bien… Hakim... asseyez-vous à ces tables, s'il vous plaît. -le dijo, en un claro y prefecto
francés.
El nuevo alumno obedeció y se sentó en los sitios señalados.
— Bien. ¡Que tengáis suerte…!
ー Gracias.
Justo en ese momento, la directora Verónica cerró con cuidado la puerta.
— Hakim, s'il vous plaît, venez ici et dites-moi votre nom et prénom.
El chico se fue hacia del profesor, como le ordenó. Escribió como pudo su nombre en caligrafía
española.
Una vez acabado lo pedido, el profesor dijo:
— Bien, sigamos con la clase… Continúa leyendo, Marcos.
Marcos pasó media hora leyendo el apartado de la asignatura, mientras que el inmigrante
hacía sus deberes: aprender el español, para tener un futuro mejor el día de mañana.
ー Profesor, je ne comprends pas que cela dit. ーDijo Hakim. Tenía la voz grave, y le costaba un
poco pronunciar bien el habla hispana. Hakim era un chico con la tez morena, tenía el pelo
oscuro, al estilo afro, pero rapado por los lados. Tenía los ojos hundidos y marrones. Sobre su
barbilla le sobresalía una perilla muy refinada. Tenía un pendiente en la oreja derecha. Era
alto, atlético e inteligente.
El profesor se levantó con cierta dificultad, ya que le dolía la espalda de haber dormido tan
mal.
ー Bien… Martín, ve con ellos a ayudarles.
ーPor supuesto.
Martín se puso cerca de donde estaba Hakim. Por lo absurdo que le pareciese a Martín, Hakim
no sabía cómo escribir correctamente la palabra ‘bufanda’. Martín le explicó cómo debía
escribirlo.
ーHakim, tu dois l'écrire de cette façon…
ー Ah! D'accord, d'accord…
Hakim lo repitió más de dos veces hasta que ya le salía más o menos el resultado esperado.
ー ¡Gracias, gracias…, tú ser buen amigo!
ー De nada…
ー ¿Qué pasa por ahí que estás tardando, Martín?
ーNada, sólo que le estaba explicando a Hakim una cosa…
ー Más te vale… anda, siéntate y continúa con la clase.
Y así lo hizo Martín. Pero cuando tan sólo llevaba dos párrafos leídos, la campana del colegio,
signo de la finalización de la primera clase, sonó.
En ese instante, El profesor guardó sus cosas y se marchó; «Hasta dentro de un par de horas...
», dijo marchándose.
Una vez que el profesor se marchó, uno de los alumnos, el más sinvergüenza de la clase,
clamó:
ー Pero ¡qué hace un negro de estos aquí!
ー ¡¿Y qué pasa que esté uno que no sea de nuestra raza, eh, Pascual?!
ー ¡Que no puede estar aquí, ... que se vaya a su país!
ー¡¿Y qué pasa porque esté aquí,... acaso no has escuchado que él ha estado sufriendo
problemas de guerras y discusiones políticas en su país?!...¡Qué racista eres,... das asco!... Si
supieses y vivieses lo que él ha estado sufriendo, seguro que no dirías estas cosas...
En ese momento, la puerta se abrió, y apareció el siguiente profesor, el de Lengua.
ー¿A qué se debe esos gritos… quién ha sido?
ー He sido yo, pero porque Pascual estaba discriminando al nuevo alumno, Hakim. Dice que se
vaya a su país por ser de otro color…
ー¿Cómo… eso lo has dicho tú?... ¡Qué fuerte…! imagínate que fueses como él. ¿Acaso no
derramarías lágrimas por los desastres antropogénicos que están causando allí?!... Discúlpate
como es debido con él.
ーNo sabe español…
ーPues se lo dices en francés, ...
Resoplando, Pascual clamó:
ー¡Vale!... Je suis désolé de vous avoir insulté comme ça…
ー Bien que je ne parle pas beaucoup l'espagnol, j'ai compris ce que tu as dit,... et ça m'a fait
mal.
ー Je suis désolé…
ー Ahí estamos… ¿No ves que cuando quieres puedes?... bien… buenos días. Hemos tenido un
percance, que tendrá su consecuencia. Espero no tener otro…
ー ¿Cómo que castigo?
ー Como lo oyes… Has tenido una falta grave, de grado superlativo…
«…Y así han pasado 130 años educando desde el corazón…»
VIII Certamen de
relato corto de
las escuelas del
Ave María
1.6. 2º CICLO ESO- ACCÉSIT (4º ESO A)
Nombre y Apellidos: Guillermo García Domingo
Centro: AM San Isidro
EL POETA
“Y así han pasado 130 años aprendiendo desde el corazón” – Leyó. Cerró el libro. Todo el
mundo en aquella calle parecía titilar mientras él saboreaba aquellas últimas palabras. No era
profesor, pero si le preguntabas te diría que sí que era alumno a pesar de haber pasado ya los
35 años. Y efectivamente era alumno porque nunca había dejado de aprender. Primero
aprendió matemáticas, física, historia… Pero no era ese el tipo de aprendizaje al que nos
referimos. Aprendió a mirar la vida con ojos de turista y a buscar primero las respuestas dentro
de sí mismo. Tal y como decía el libro, se aprendía desde el corazón. Desde el corazón, origen
de su primer llanto, su primer poema, su primer beso…
Se levantó entonces el poeta. Así era nombrado en ocasiones por quienes poco lo conocían y
por los que lo conocían demasiado. Y al levantar la vista el corazón se le cayó al suelo, rebotó y
fue a alojarse en su garganta con la mala fortuna de acabar trazando un nudo. Suele pasar
cuando te enfrentas al cambio. Salió corriendo.
Las palabras tienen en ocasiones un poder fuera de lo normal y por eso hay tanta gente
enamorada del silencio. Y gente que esta tan aterrada que no soporta la verdad, que estas
palabras encierran.
Esta era la reflexión en la mente del poeta mientras ascendía por las calles. Cayó resbalando
por la ingente cantidad de agua que ocupaba el suelo a causa de la copiosa lluvia. Se levantó a
toda prisa pues sabía exactamente a donde ir, pero tenía poco tiempo para alcanzar su
destino.
Todo el mundo lo buscaba. Hubo un tiempo en el que pasaba desapercibido allá donde fuera.
Tiempos más tranquilos. Nunca debió rebelarse contra él. Nunca debió unirse a él.
Algunos errores te persiguen toda la vida, y cuando los cometes porque tu corazón sangra esos
errores jamás cicatrizan. No era ningún héroe sino más bien un villano rehabilitado. Había
pertenecido al mundo del crimen y de las venganzas absurdas durante demasiado tiempo. Un
segundo ya era demasiado tiempo.
Su padre murió cuando tenía 15 años y su madre lo había hecho hacía ya un tiempo. Tras una
vida de maltratos físicos, aquella muerte le había supuesto un oscuro alivio.
No volvería a ser golpeado hasta el desmayo. Ese tipo de experiencias pueden condenar a una
vida de odio permanente. Jamás pudo olvidar que si tocas una botella rota puedes cortarte con
los pedacitos. Pero el odio no es suficiente, el amor es un amo mucho más cruel.
La vio y quedó prendado de ella, y ella, con su belleza afilada lo miró y sonrió iluminando el
mundo desde la perspectiva de aquel chaval de quince años. El poeta se dio cuenta después de
que aquello nunca fue amor realmente, sino una obsesión enfermiza ¿o una enfermedad
obsesiva? Ella era mucho mayor que él, era una mujer casada con un mal hombre.
Y él cayó directamente, acabó envuelto en el mortífero abrazo de aquel hombre tras la muerte
de ella en una desafortunada actuación de la policía. Los mataron juntos, a cada uno de esos
agentes que tan trágica acción habían llevado a cabo. A ellos, pero también a buena parte de
los hombres poderosos del país. El poeta los veía caer y se veía caer a sí mismo con ellos.
El fuego intenso se consume rápidamente. El poeta hacía diez años había entregado a aquel
hombre a la justicia. Por ello se había librado de todos sus cargos menos el de la culpa. Había
iniciado una vida de escritura y lectura apasionada, una vida de aprendizaje en un intento de
olvidar los traumas de su infancia y los errores de su juventud.
Seguía escuchando miles de llantos distintos que lo llamaban asesino y ese era el precio que
pagaba por su maldad. El precio de su bondad dependía de aquella carrera.
El destino es el demonio más inesperado, y así lo había comprendido el poeta cuando vio al
hombre al que creía en prisión de por vida. Y él corría y corría huyendo, pues sabía qué hacía
este con la gente que lo traicionaba.
El poeta se paró frente a la puerta. Lo escuchó llegar detrás de él. La vida tiene un sentido del
humor extraño, pero jamás perdona los errores. Sonrió sin humor mientas una lágrima de
arrepentimiento rodaba por su mejilla.
Escuchó el disparo. Miró por última vez a su querida biblioteca, donde había pasado todos los
escasos momentos felices de su vida.
“Aprendiendo con el corazón” murmuró para sí mismo. Pues aprender es mejorarse y
mejorarse es afrontar tu destino.
Él lo afrontaba como afrontaba su propia muerte, contento de haber leído, aprendido y
escrito. El poeta vio salir la luna antes de desaparecer sus lágrimas en los charcos de la lluvia
que anidaba en su corazón. El arrepentimiento había sido su última salida, la felicidad su
última visión y el valor del aprendizaje su último pensamiento.
VIII Certamen de
relato corto de
las escuelas del
Ave María
1.7. BACHILLERATO Y FORMACIÓN PROFESIONAL- GANADORA (1º BACH A)
Nombre y Apellidos: Elena Gálvez Gutiérrez
Centro: AM Casa Madre
130 años aprendiendo a los pies de la Alhambra
Querido lector, me presento: soy la chica invisible y, por fin, llegó el momento de
compartir mi historia. Si de verdad le interesa lo que voy a contarle, lo primero que querrá
saber es dónde nací, cómo fue mi infancia y todo ese rollo típico de las autobiografías, pero yo
no tengo ganas de contarle nada de eso. Primero, porque es una lata y, segundo, porque,
realmente, a nadie le importa. Mi verdadera historia comienza el día en que todo cambió, el
día en que ese rumbo perfecto que llevaba mi vida se salió de su senda para estrellarse
estrepitosamente contra el muro más próximo. El día en que ser yo se convirtió en la peor de
las torturas.
Era una niña alegre, divertida, risueña, a la que le encantaba bailar y salir al parque con
sus amigas; y digo era porque hace mucho tiempo que esa niña ya no existe. Esa niña se fue,
desapareció sin más tras muchas horas de lágrimas y miedo, tras muchas horas de odio
acumulado, tras mucho daño. Todo comenzó en la primaria, la niña inocente que se reía de
todo, pobre, la hicieron fuerte a golpes. Nunca llegué a entender qué pasó, qué estaba tan mal
en mí, qué hacía que todo el mundo me diera de lado. Nunca llegué a comprender por qué, de
un día para otro, esas que decían ser mis amigas dejaron de serlo para pasar a convertirse en
mi peor pesadilla. Juro que no hice nada, no insulté a nadie, no mentí, no conté ningún
secreto. Simplemente, cambiaron y, a día de hoy, no entiendo el motivo por el cual empezaron
a odiarme. Mucha gente me decía que no era culpa mía, que solo era la envidia la que les
había hecho alejarse. De verdad que intenté creerlos, pero cada día que pasaba el odio y la
culpa hacia mí misma aumentaban, sin ni tan siquiera entender el por qué.
Los años pasaban y, ¿cree que la situación cambió? ¿Piensa que sí? Ingenuo… Pero no
se preocupe, yo también tenía la esperanza de que cambiaría, de que, al pasar los años, la cosa
iría a mejor. Me equivocaba, inocente de mí; lo malo acababa de empezar. Llegó la ESO, la
temida secundaria y cómo no, todo el mundo pretendía ser mucho más grande de lo que por
edad les correspondía. Yo seguía siendo una cría a la que le encantaba leer, estudiar y jugar
con las muñecas. ¿Qué tenía de malo? Todo el mundo quería crecer y yo, simplemente,
prefería seguir siendo niña. Al parecer eso no era normal, o por lo menos, mis compañeros no
lo consideraban como tal, de hecho decían y cito textualmente: “Eres una inmadura y una cría
chica, por eso eres tan antisocial”. En el momento parecía ser fuerte, conseguía aparentar que
nada me afectaba, pero, al llegar a casa, todo ese armazón de fortaleza imaginaria se
derrumbaba y ni el apoyo de mi familia y ni siquiera la ayuda de un psicólogo lograban
hacerme sentir mejor. Todas esas palabras, todas y cada una de ellas se grababan en mi
interior, haciendo que cada día me odiara más. También os digo: yo nunca me callé, siempre
pedí ayuda a los más mayores, aunque, en realidad, más bien sirvió de poco. Mis profesores,
mi familia y una de mis mejores amigas siempre me apoyaron, sin embargo, no fueron capaces
de cambiar la terrible situación, ya que necesitaba hacerme fuerte sola, a base de quererme y
de confiar en mí misma y nadie podía hacerlo por mí. Debía de ser yo la que empezara a
valorar lo que de verdad era: una chica invisible, y ya era hora de que se me empezara a ver.
El mundo no es negro, su color tan solo depende de los ojos con los que se mire. El
mundo es hermoso, maravilloso, y he necesitado muchos años para darme cuenta. El sol, la
naturaleza, la brisa cálida de la primavera, el sonido de los pajaritos revoloteando a nuestro
alrededor, la mirada sincera de un verdadero amigo, la sonrisa de una madre orgullosa, el
abrazo de un padre… La vida tiene innumerables maravillas, invisibles a quien no quiere ver,
pero reales, auténticas, si bien etéreas. Solo es necesario abrir los ojos, apartar los miedos e
inseguridades y comenzar a ver. Cada persona es perfecta, por mucho que un grupo de
individuos pretenda hacerle pensar lo contrario. Tú y yo, todos somos asombrosos por el
simple hecho de que somos únicos, nadie en el mundo puede igualarnos. Y, claro que tenemos
defectos, eso es lo que nos hace tan valiosos. Simplemente, hay que darse cuenta de ello y
tratar de sacarnos el máximo partido día a día. La vida es un regalo aunque, a veces, cueste
creerlo.
Nunca llegué a solucionar mis problemas con mis antiguos “amigos y amigas,” y os
puedo asegurar que lo intenté, miles de veces, pero cada persona, al fin y al cabo, está con
quien quiere estar y pierde a quien quiere perder, y yo ya me cansé de llorar hasta quedarme
dormida intentando encontrar unos motivos que verdaderamente no existían. A veces, cuando
una puerta se cierra no hay que pasarse miles de horas buscando la llave, sino que es
preferible buscar otra puerta por la que salir a la luz y volver a ser felices. Me cansé de esperar
que me quisieran y empecé a quererme yo solita. Somos lo único que tenemos y lo que nunca
vamos a perder. Quiérete y cree en ti porque eres increíble, nunca lo olvides.
La familia, los verdaderos amigos, las personas que son mucho más que amigos, toda
esa gente que te apoya día a día incondicionalmente, esos son los que vale la pena conservar.
En un mundo ideal cada ciudadano trataría de hacer el bien a todos pero, a día de hoy, la cruda
realidad es que esto no es así, por lo que, ayuda a todos los que puedas pero sin olvidarte de
ti, ya que tú también eres importante.
Este año 2019 descubrí que era posible tener más de una familia. La familia no
entendida como esas personas con las que compartes parentesco, sino con un significado
mucho más profundo, que va más allá. Para mí significa amor, unidad y apoyo; son esas
personas que están ahí a pesar de lo insoportables que seamos a veces. Son aquellos que
sabes que, si necesitas un abrazo, siempre van a esperarte con los brazos abiertos para
reconstruir de nuevo todos los pedacitos rotos. La familia es la brújula que nos guía, la
inspiración para llegar allá donde nos propongamos y el consuelo cuando fallamos.
Bienvenidos a nuestra nueva gran familia, te presento el instituto de los sueños, donde
cada persona logra todo lo que se propone, donde las metas son, simplemente, una carrera
solidaria en la que todos corremos para ayudarnos entre nosotros, donde los deseos se
cumplen por el simple hecho de que estamos todos juntos. Os presento mi instituto, el
instituto de mis sueños, mucho más que una familia. Aquí he aprendido que la esperanza
nunca se pierde, que todo puede volver a ir bien. He encontrado verdaderos amigos e, incluso,
me atrevería a decir que son mucho más que eso, son como hermanos. He descubierto
profesores que, día a día, se esfuerzan por hacernos amenas las clases, porque aprendamos y,
a su vez, nos divirtamos aprendiendo. Además, tengo el placer de disfrutar cada mañana de las
vistas más increíbles de Granada, a los pies de la Alhambra, respirar el aire fresco de Sierra
Nevada y escuchar los pajaritos cantar mientras recorren las callejuelas del Albaicín. ¿Sabéis ya
el nombre de este lugar? El Ave María Casa Madre, en el que, año tras año, cientos de alumnos
descubren sus inigualables maravillas y hacen de este centro un acogedor hogar. Numerosos
profesores han pasado por estas aulas y han colaborado para crear esta gran institución y así
han pasado 130 años educando desde el corazón. Educando en valores, en amistad, en vida. El
Ave María no son solo cuatro paredes, sino que somos todos y cada uno de nosotros. Es
sonrisas, unión, apoyo, familia, historia…
Y ahora me presento de nuevo: ya no soy la chica invisible que le tenía miedo a todo, por fin se
me ve, por fin se me escucha, por fin soy feliz. Me despierto cada mañana con la ilusión de ir a
clase y ver a mis amigas, sin lugar a dudas, lo mejor que me ha pasado. No obstante, sigo
esperando con júbilo y entusiasmo los viernes, en los que, por fin, tras una semana de duro
trabajo vuelvo a casa, ilusionada por abrazar a mis padres y recibir los indescriptibles besos de
mi abuela. Los echo de menos, cierto, y soy plenamente consciente de que ellos a mí también,
pero mi vida necesitaba un cambio y me resultaba aterrador esperar a la universidad para
realizarlo. Quiero a mi familia más que a nada, y llegar a casa y verlos orgullosos compensa, sin
lugar a dudas, el trabajo realizado. El Ave María Casa Madre no es un instituto cualquiera, es
un instituto soñado, es mi segunda gran familia, mi mejor casualidad.
Gracias por tanto, os quiero.
VIII Certamen de
Relato Corto de
las Escuelas del
Ave María
1.7. BACHILLERAYO Y FORMACIÓN PROFESIONAL- ACCÉSIT (1º PREIMPRESIÓN DIGITAL)
Nombre y Apellidos: Carmen Gutiérrez Vílchez
Centro: AM San Crstóbal
PASANDO FRONTERAS
La infancia de Cristóbal Ramírez había transcurrido entre las desgastadas y sucias calles de los
barrios bajos de Granada, en una casa de poca anchura y estabilidad. Su padre dedicaba cada
día de su vida a trabajar en el campo, desde el amanecer hasta el atardecer, para luego
gastarse el mínimo sueldo adquirido en salir a beber cerveza con sus amigos; en cambio, su
madre limpiaba con poco esmero la casa, para luego tumbar su desgastado cuerpo en el viejo
sofá de la pequeña habitación, por lo que Cristóbal, en aquel largo tiempo de su vida, no había
aprendido ni a leer ni a escribir.
No fue hasta llegados los diez años, cuando la repentina llegada del Sacerdote a aquel barrio
había planteado por primera vez su meta en el futuro. La primera vez que se encontró con él
había sido descubierto observando atentamente los amplios escaparates de una librería. Era
un hombre de vasto cabello gris, peinado siempre hacia atrás, andando con una tranquilidad
que daba la sensación de que flotaba con las débiles brisas que soplaban.
- ¿Qué está haciendo un niño a estas horas de la mañana merodeando por las calles? – fueron
las primeras palabras que entabló con aquel hombre.
- Yo no voy a la escuela señor – le contestó.
- ¿Por qué no? Todo niño debe adquirir conocimientos para conseguir una agradable
prosperidad.
- No puedo permitírmelo.
- ¿En qué emplean tus padres su tiempo?
- Mi padre, desde el alba hasta el anochecer, está cultivando los campos de La Vega de Granada
y mi madre cuida la casa.
Desconocía de dónde había salido tal confianza para entablar una conversación sobre su vida
con un desconocido de la calle, pero con aquel hombre enfrente sentía una sensación
completamente nueva que desnublaba sus rutinarios días. Así que, cuando le propuso ir
conjuntamente a presenciar las maravillas de una biblioteca, corrió hacia su casa para avisar a
su madre.
Desde aquel día, la vida de Cristóbal había roto el camino que su condición social y familiar le
había impuesto. Aprendió a escribir su nombre y el de sus padres, su dirección y toda su
información personal primordialmente. Le había dedicado tanto tiempo a la enseñanza de la
lectura que ya podía consumir cantidades de libros en pocos días. Aunque no fue hasta los
dieciséis años cuando aprendió a leer y a escribir con destreza y agilidad. Pero sin duda, fue
aquella mañana cuando ya por fin decidió todo lo que quería hacer desde ese momento.
Paseaba por las calles, contemplando a las personas y escaparates, cuando vio a aquel niño en
la puerta de la librería.
- Hola muchacho, ¿qué haces solo bajo este día tan soleado?
- Me gustaría poder leer pero soy huérfano, por lo que no tengo dinero para gastarme en libros
ni en relatos de pocas páginas– habló en un leve murmullo.
Gastó la poca cantidad de dinero que llevaba en los bolsillos de su abrigo en comprarle un
pequeño libro a aquel chico. Corrió de vuelta a la casa del Sacerdote para hablarle de su meta
hacia el futuro que había surgido en aquella conversación tan simple. Le dijo con emoción y
seguridad: “Enséñeme, enséñeme todo lo que vaya a necesitar de Lengua, Historia e incluso de
cálculos para poder ayudar mínimamente a todos los chicos que son como yo fui”.
Inició aquel objetivo aprendiendo todo lo que necesitaba para convertirse en alguien que le
ofreciera un poco de sabiduría a los jóvenes que quisieran hallarla. Enseñó aquellos
conocimientos a los pequeños muchachos más cercanos a su hogar y, casi todas las tardes,
viajaba hacía el lugar más alejado de la ciudad para poder hacer lo mismo con el pequeño niño
que lo inspiró para hallar esta meta.
- Madre, voy a viajar con el Sacerdote por el resto de ciudades. No sé si quedan días o tal vez un
largo año, pero lo haré, es lo que deseo para mi futuro - dijo con entusiasmo Cristóbal.
Una noche, tras largos días sin pasar por aquella casa, fueron las primeras palabras dirigidas
hacIa su madre. Sus padres nunca habían intentado brindarle a su hijo al menos un tiempo de
felicidad para cautivar buenos recuerdos, sólo le endeudaban más y más, para en un futuro
encontrarse saturado de todo lo que sus padres dejaron.
- Vale – comentó con simpleza su madre –. Avisa a tu padre en el momento en que lo hagas y, al
menos, despídete como es debido en su momento.
No dudó más y comenzó a recoger todas sus pertenencias, nada más que un par de
desgastados ropajes y un montón de libros. Y lo llevó todo a la casa del Sacerdote para tenerlo
todo preparado para cuando llegase el día.
A finales del verano por fin el Sacerdote habló sobre el tema de su viaje. A primeras horas de
aquel día ya estaban en un pequeño autobús con sus pocas pertenencias. Su parada durante
los primeros años fue en el norte de España, en un pueblo llamado Sargentes de La Lora, del
cual descubrió que el Sacerdote procedía. Allí le enseñó a los niños que vivían en aquellas
casas húmedas y pequeñas con el frío siempre pegado a la piel. Entabló con facilidad amistad
con los profesores de las únicas escuelas que había en aquellos tiempos y se aseguró su ayuda
para conseguir su meta.
- ¿Cómo una persona que nunca ha ido a la escuela pretende abrir una? – le preguntó un
profesor.
- No he podido asistir a la escuela porque no contaba con mucho dinero, pero es un deseo que
siempre he guardado en mi interior. Tengo el conocimiento necesario para ser capaz de llevar a
cabo esta empresa.
Cuando se convirtió en un adulto y el Sacerdote envejeció tanto, hasta no poder caminar como
antes, fue cuando por fin decidió emprender este proyecto. Buscó por cada comunidad, sobre
todo por los pueblos de Andalucía, pues era el lugar mejor recordado por todos aquellos que lo
habían visitado. Pero su decisión fue volver a la ciudad en la que nació, Granada, extrañando
tal vez, por un momento, aquella vida que dejó atrás.
A su vuelta, el barrio de El Albaicín, donde había crecido, se veía más enriquecido y no tan
deprimente como antaño. Y largos años volvieron a pasar entre planos de construcción y un
montón de invenciones y errores. Quería que los niños y jóvenes del barrio que no tenían
comida que llevarse a su boca se sentasen en una de las sillas de las aulas.
Cuando alcanzó los cuarenta años por fin todo se cumplió ante sus ojos. Los niños entraban
todas las mañanas para recibir clases de Música, Matemáticas, Geografía y Lengua. Desde
niños pequeños hasta más mayores. Escogió a los mejores profesores que conoció durante su
viaje. Y eligió el nombre junto al Sacerdote que estuvo siempre a su lado, el nombre de Ave
María San Cristóbal.
El sacerdote murió justo antes del segundo año de la inauguración de la escuela. En el gran
patio se le hizo un pequeño homenaje a aquel hombre que tanta importancia tuvo con su
construcción. Cristóbal no tardó en seguirle con una grave enfermedad, y dejó todos sus
sueños y toda su confianza en manos de los profesores que quedaban.
Nunca supo el nombre del Sacerdote, ni cuando se conocieron la primera vez, ni en todo el
tiempo que creció a su lado, hasta aquellos últimos momentos de su vida. Andrés Manjón,
fueron aquellas dos palabras que alegraron el último aliento de su vida.
Y así, esta Fundación de Colegios del Ave María lleva ya 130 años educando a jóvenes que
quieran pasar por sus puertas para tener un futuro mejor.
VIII Certamen de
Relato Corto de
las Escuelas del
Ave María
1.8. AULA DE APOYO A LA INTEGRACIÓN (I)- GANADORA (6º EPO)
Nombre y Apellidos: María José Ruiz Bellido
Centro: AM San Cristóbal
130 AÑOS
Érase una vez un ratón que vivía en la biblioteca del Ave María.
Un día, estaba andando por allí y un delicioso olor a queso le llegó a su nariz. Era el olor d ellos
pies de un alumno que estaba sentado y leyendo. El ratón se metió en su zapato y chupaba y
chupaba sus calcetines, pero seguía con hambre.
Entonces, subió por los pantalones del niño a través de un boquete que tenía en el bolsillo, se
coló en él y allí se quedó dormido. Cuando se despertó, olió a queso, a salchichas...etc y
entonces bajó del bolsillo y se puso a comer todo lo que encontraba.
Con su barriga llena, busco un lugar tranquilo para dormir, así que volvió a la biblioteca.
Platón, era un alumno muy estudioso, estaba en la biblioteca cuando vio al ratón tirado boca-
arriba en un rincón entre los libros. Pensó que estaba muerto, lo metió en el bolsillo de su
camisa y se lo llevó a su habitación. A partir de aquel día, Platón y el ratoncillo se hicieron muy
amigos. Platón lo llevaba a clase y el ratón se quedaba muy atento aprendiéndolo todo.
Pasaron muchos años, Platón ya estaba en la universidad. Pero el ratoncillo había preferido
quedarse en el Ave María y allí iba pasando cursos y cursos, cada curso con un alumno.
Aprendía y ayudaba a aprender desde le corazón a todos. El ratoncillo ya tenía 130 años y
decidió descansar porque estaba ya muy viejecito para ir a la escuela.
Entonces, se compró una mecedora y se sentó en la puerta de su casa, que daba a la
biblioteca.
Una mañana, estaba medio dormido, cuando escuchó una música muy bonita. En su puerta vio
a todos los niños que año tras año lo habían llevado en el bolsillo. Todos querían darle las
gracias por haber sido un compañero tan bueno para todos y durante tantos años, y por haber
pasado 130 años educando desde el corazón
VIII Certamen de
relato corto de
las escuelas del
Ave María
1.8. AULA DE APOYO A LA INTEGRACIÓN (I) – ACCÉSIT (1º ESO)
Nombre y Apellidos: Abraham Heredia Bermúdez
Centro: AM Esparraguera
Desde el año 1935 existe el Ave María Esparraguera, desde siempre han educado en
valores a sus alumnos y así han pasado 130 años aprendiendo desde el corazón todos los
niños que a estos colegios acuden.
Os voy a contar una historia que, aunque parezca fantástica, sucedió entre Loja y
Motril a un alumno del centro:
Hace mucho tiempo había un niño llamado Abraham. Le encantaba el fútbol, de hecho,
era su gran pasión. Vivía por y para éste deporte. Tenía 14 años cuando aterrizó en un centro
de menores de fundación SAMU. Él venía de Loja, de otro centro de menores de Granada,
después de vivir varias experiencias personales no muy buenas que en otro momento se
contarán…
Abraham, sobre todas las cosas, quería entrar en un equipo de fútbol federado pero
era imposible por falta de recursos económicos por parte del centro. Además, eran muchos los
niños del centro de menores los que querían apuntarse y el centro no tenía dinero para todos.
Se pagaban por primera vez 300 euros que incluía: chándal, mochila, dos equipaciones, medias
y chaquetón del equipo; y luego, mensualmente se abonaban 150 euros. ¡Un dineral!
Abraham una tarde, como todas las tardes, estaba entrenando en las pistas con su
grupo de amigos. Ellos siempre le decían:
- “¿Por qué no te federas?”
Él les respondía triste:
- “Porque mi centro no puede pagarlo”.
Sus amigos pensaban que él era el mejor del equipo, además de muy buena persona,
simpático, y siempre les ayudaba en lo que él podía. Así, de esta manera, un día quedaron sin
Abraham y planearon algo: se lo dirían a sus familias y amigos para que entre todos pudieran
pagar la federación al equipo. ¡Abraham se lo merecía! Este gesto tan altruista por parte de los
niños llegó a oídos del secretario el club de fútbol de Loja “Medina Lauxa”. Alex Romero,
entrenador y jugador del Loja, quiso ojearlo y, al ver cómo jugaba en un entrenamiento, lo
tuvo claro.
No hizo falta que sus amigos pagaran nada. Lo ficharon al instante. Cristian, el director
del club, llegó a un acuerdo con el centro de Loja y le dieron una beca de deporte. Igualmente
Abraham agradeció a sus amigos el gesto tan bonito hacia él.
Empezó a entrenar: el primer partido de la “Liga” se jugaba en “Vegas de Genil”
(Granada), contra el C.Sporting de Vegas. El partido lo jugaban los equipos siguientes:
“Medina Lauxa” contra “C.Sporting de Vegas”. Abraham era delantero. Nunca fue tan feliz
como ese día.
Empezó el partido y en la primera parte quedaron 1-2 para el Sporting de Vegas. Iban
ganando en el primer partido de la “liga”. En la segunda parte cambió el partido: Abraham
metió el 2-2 y al final quedaron 4-3 ganando el “Medina Lauxa”. Abraham había metido 3 goles
hack trick en el primer partido de “liga”.
Al acabar el partido le dieron a Abraham una nueva noticia, lo cambiaban a un centro
en Motril y tendría que dejar el equipo de Loja. Fue un golpe muy duro…Lo que no se esperaba
encontrar al llegar a su nuevo destino era una carta de recomendación del Director de su
antiguo equipo para que jugase en el Motril. También cambiaba de colegio y empezaría el
curso en el Ave María Esparraguera. Le dio mucha alegría y se prometió a sí mismo no dejar
pasar esa oportunidad y ayudar a quien tuviera sueños que cumplir.
VIII Certamen de
relato corto de
las escuelas del
Ave María
1.9. AULA DE APOYO A LA INTEGRACIÓN (II)- GANADOR (2º ESO)
Nombre y Apellidos: Arturo Ocaña Pérez
Centro: AM San Isidro
ARTURO Y EL AVE MARÍA
Hace mucho tiempo llegue al colegio Ave María. En él, aprendí todas las cosas que sé hasta
ahora. Cuando llegué conocí a la seño Elisa, ella era muy buena, y me enseñó todos los
números, ella me cuidaba y me quería mucho. Después también tuve a la seño Ana que me
trataba muy bien y era muy simpática y me quería mucho. Encarnita fue mi tercera profesora,
ella me llevó a un viaje de estudios y allí fuimos a un parque de atracciones que estaba en
Sevilla, me lo pasé muy bien con los compañeros y me monté en todos los columpios.
Alicia era mi profesora de apoyo, es muy buena y me enseñó a compartir con los demás,
también me enseñó Lengua y Matemáticas, con ella aprendí las Ciencias Naturales y Sociales y
sobre todo que tenía que querer a los demás y darles mucho amor.
Mariana me quiere mucho y me enseña a compartir con los demás y me saluda siempre y me
da un beso cada vez que me ve. Fui con ella a Sierra Nevada y esquié muy bien con Juan
Bautista, ella merendó cont. En los viajes de estudios yo dormía y desayunaba con ella. Me
gusta acercarme a ella y me río mucho cuando jugamos.
Mi profe se llama Jose, lo conocí hace cuatro años y hemos estado juntos en el colegio. Es muy
simpático y me cuida mucho, y me da mucha energía y me enseña muchas cosas de Don
Andrés Manjón.
Ahora estoy en Secundaria y aprendo mucho de todos los profesores, me enseñan desde el
corazón y me siento muy bien cada vez que voy al colegio. Mis compañeros son muy
simpáticos y juntos pasamos los días compartiendo y disfrutando.
EL fundador de las escuelas del Ave María es Don Andrés, los colegios tienen un himno, y yo
me lo sé y me gusta cantarlo. Cuidaba a los niños y les enseñaba muchas cosas. Construyó el
Colegio y en el estudian muchos niños. Gracias a él yo he podido aprender muchas cosas. Era
un hombre muy bueno y me enseñó que hay que ser solidario, ser bueno con mis compañeros
y a respetar a los demás. Los colegios del Ave María se han pasado 130 años enseñando con el
corazón y eso es muy importante porque los niños aprenden desde el corazón.
Cuando sea mayor quiero ser cocinero y aprender muchas cosas, me gustaría darle de comer a
todos los niños y profesores de mi colegio.
Estoy muy contento con mi colegio, y me gustaría estar siempre aquí con mis compañeros y
con todos los profesores, porque los quiero mucho y ellos también a mí. Me encanta el Ave
María, muchas gracias Don Andrés por darnos este regalo.
VIII Certamen de
relato corto de
las escuelas del
Ave María
1.9. AULA DE APOYO A LA INTEGRACIÓN (II) – ACCÉSIT (1º ESO A)
Nombre y Apellidos: Serafín Heredia Heredia
Centro: AM Casa Madre
130 AÑOS ACOMPAÑÁNDONOS
Hace muchos años existió un maestro que todo lo que se proponía lo conseguía. Ese maestro
se llamaba Andrés. Un día bajaba del Sacromonte subido en su burra y escuchó a una mujer
cantando y a la vez enseñando a los niños del barrio, era la maestra Migas. Y Andrés pensó: ¿y
si construyo una escuela? Entonces puso en marcha su pensamiento, pero no sabía que
nombre ponerle. Pensó y pensó hasta que una noche soñó que estaba la maestra Migas dando
clase en esta escuela y parecía la madre de todos los alumnos, entonces se le vino la idea de
llamar a la escuela Ave María “Casa Madre”.
A la mañana siguiente fue en busca de la maestra Migas y le preguntó que si quería participar
en su genial idea y ella dijo que sí. Entonces se pusieron manos a la obra, hacían un equipo
estupendo.
El maestro cuando llegaba el día de su santo le repartía a los niños y niñas un bollo y chocolate,
eso es algo que me encanta, porque hoy en día se sigue haciendo.
Gracias a la bondad de este gran maestro hoy podemos seguir aprendiendo en nuestra escuela
los valores como el amor, tolerancia, compañerismo, responsabilidad, honradez, esfuerzo…
para el día de mañana tener estudios y ser buenas personas. Y así han pasado 130 años
enseñando desde el corazón.
VIII Certamen de
relato corto de
las escuelas del
Ave María
1.10. PROFESORADO - GANADOR
Nombre y Apellidos: Eloy Morales Morales
Centro: AM Casa Madre
MEMORIAS DE UN ZAGAL
El día era gélido y el frío se colaba por las rendijas de la ventana, que aquella mañana no
quería cerrarse mejor. ¿Cómo calentarnos si la estufa estaba lejos del pupitre y éramos más de
50 en el aula? A veces, bastaban unas palabras de nuestro querido D. Francisco para empezar a
entrar en calor y sentir cierta nostalgia de la familia que se encontraba lejos, mientras tú te
encontrabas en aquella otra casa, que más temprano que tarde, acababas sintiendo como la
tuya propia. Unas palabras que escuchábamos casi con reverencia y que hacían palpitar
nuestro interior; porque no era un maestro especialmente joven, pero tampoco era mayor;
tenía esa edad en la que a un maestro se le nota la veteranía y sus palabras suenan a sabiduría,
a autoridad, a templanza, a serenidad.
¡Qué diferencia cuando llegaba D. José! A él se le notaba la frescura de una juventud casi
recién salida de aquel Seminario de Maestros y que nos aportaba una vitalidad única cuando
nos ponía a correr camino de la Fuente del Avellano. Daba igual el frío o el calor, lo importante
era respirar aquel aire limpio que llenaba de vida nuestros pulmones y nos ponía a tono fuera
la estación del año que fuera.
¡Y cómo no temblar de emoción al recordar a nuestra querida Dª Mª Carmen!; “la Rubia” la
llamábamos cariñosamente y de cuya belleza más de uno estábamos embelesados. ¡Qué brío
en sus lecciones, qué fuerza en sus palabras, qué humildad en su ejemplo! Pero eso sí, ¡no
había manera de copiarse lo más mínimo con ella! Bueno, ni con ella ni con el resto de
profesorado que mantenía una estrecha vigilancia en esas interminables pruebas que nos
preparaban para terminar un bachiller, para el que la mayoría de los internos habíamos sido
enviados a nuestra querida “Casa Madre”. Daba igual el lugar de donde vinieras, al final
acababas sintiéndote casi familia de aquel grupo de amigos más que compañeros, que tantas
alegrías y buenos ratos nos dio.
Sin duda los mejores años de mi niñez, en ese paso hacia una juventud que se aventura en
tiempos difíciles, tal vez como los que ahora tienen que afrontar muchos de los jóvenes que
están a punto de poner punto y final a su andadura avemariana, para embarcarse en lo que
será una nueva aventura formativa, pero que sin duda, estará muy distante a lo vivido en
medio de este bien llamado “Valparaiso”.
No ha pasado un día en el que no haya recordado alguna anécdota de aquellos 6 años que
marcaron mi adolescencia y que me llevaban a volver a saborear las ricas meriendas que nos
tomábamos en la cueva de nuestra querida Mari, a oler el aire impregnado de mil y una
fragancias que el valle del río Darro nos traía de una blanca Sierra Nevada y una Alhambra
ajardinada con flores de todo tipo. Y cómo no seguir contemplando, aún con los ojos
cerrados, ese bello atardecer punteado por el tañer de alguna de las campanas de las iglesias
del barrio.
Así transcurrían los días entre lecciones vivas, llenas de experiencias en aquellos espacios que
hoy se han convertido en un icono para muchos granadinos (y otros foráneos) que pasaron
parte de su vida en estas escuelas: el mapa, la capilla, las cuevas, el huerto…
No había rincón por el que no hubiera pasado, solo o acompañado de mis amigos o aún mejor,
con la que fue mi gran amor de juventud y que recuerdo con tanto cariño. Cuántas tardes de
risas, cuántos paseos silenciosos, cogidos de la mano, entre el trinar de los pájaros y el
murmullo de las aguas de un río caudaloso, que bramaba por llegar a toda prisa al Paseo de los
Tristes.
“¡No lleguéis tarde al estudio!”, nos gritaba alguno de los educadores cuando nos veían juntos.
Y es que era irremediable no perder la noción del tiempo cuando estaba junto a ella.
¡Ay, esos educadores!, ¡cuánto aprendí también de ellos, siempre pendientes de nosotros!,
siendo un complemento perfecto a lo que los maestros y maestras nos inculcaban por la
mañanas y que luego, durante esos estudios vespertinos nos ayudaban a recordar.
Y así han pasado ya 130 años educando desde el corazón a miles de jóvenes de toda la
geografía andaluza y otros lares. Y es que D. Andrés supo transmitir a los que lo siguieron, la
luz para alumbrar el camino de todos los que pasaron por sus escuelas y siguen estando en
ellas. ¡Y qué suerte la mía haber formado parte de esta familia avemariana que tantas alegrías
me dio!
VIII Certamen de
Relato Corto de
las Escuelas del
Ave María
1.10. PROFESORADO Y PAEC- ACCÉSIT:
Nombre y Apellidos: Juan Jiménez Solera
Centro: AM San Cristóbal
EL PENÚLTIMO VIAJE DEL PRINCIPITO
He vivido y visitado muchos sitios, pero no olvido que mi hogar y mi cobijo siempre serán
donde aprendí, donde fui feliz y donde están las personas que me ensañaron lo que sé.
- PRINCIPITO: Hola, buenas tardes.
- MIGAS: Buenos días.
- PRINCIPITO: ¿Qué tal?
- MIGAS: Muy bien. Buenos días.
- PR: Buenos tardes.
- M: ¿Cómo te llamas?
- PR: Puedes llamarme Principito.
- M: Buenos días Principito.
- PR: Y tú, ¿cómo te llamas?
- M: Migas. Y tú ¿cómo te llamas?
- PR: Principito -respondió ligeramente contrariado.
- M: Buenos días Principito.
- PR: Buenos tardes por tercera vez - dijo algo enfadado- ¿Qué significa tu nombre?
- M: Pues no me acuerdo…el caso es que lo sabía…
- PR: ¿No sabes lo que significa? Porque...es un nombre bastante curioso…
- M: No… pero creo recordar que viene de hace mucho tiempo…
- PR: ¿Y qué haces en este lugar? Es muy bonito, rodeado de naturaleza, con el sonido del río
y los pájaros… con esa fortaleza tan bonita justo enfrente de nosotros…
- M: Pues no estoy muy segura…
- PR: Quizás estuvieras leyendo… hay un libro a tu lado… y muchos a tu alrededor…
- M: Quizás… Por cierto, creo que no me has dicho tú nombre…
-PR: ¿No te estarás riendo de mí?- en un tono ya más molesto.
- M: No…La verdad es que no recuerdo la última vez que reí… ¿podrías decirme tu nombre?
- PR: Principito
- M: El caso es que me suena… - pensó mirando al cielo y buscando en su memoria.
- PR: ¡Pues claro! ¡Si te lo he dicho cuatro veces! ¿Tienes problemas de memoria? - mirando el
libro que tiene sobre la mesa.
- M: Pues no sé, me gusta mucho leer… pero me cuesta recordar lo que leo…
- PR: Quizás tengas problemas de comprensión lectora…
- M: ¿Comprensión lectora?
- PR: Sí, a mí me pasaba cuando era más pequeño… pero mi maestra me ayudó mucho a
comprender las lecturas y muchas más cosas… nunca se deja de sentir la influencia de una
buena maestra…
- M: A mí, cuando era niña, me encantaba leer y contar historias… y me has hecho recordar,
que me encantaba jugar a ser maestra e imaginaba que estaba rodeada de niños y niñas felices
-recordaba iluminándose la cara- pero de eso hace muchos años -bajando la cabeza
entristecida.
- PR: Es curioso que recuerdes cosas de hace muchos años y no te acuerdas de mi nombre que
te lo he repetido 4 veces…
- M: ¿Sabes qué día es hoy?
- PR: ¡Claro!… Hoy es domingo… el día del sol.
- M: ¡El sol, eso es! No me acordaba de la palabra…me encanta tomar el sol…
- PR: A mi encantan las puestas de sol… y mirar a las estrellas…
- M: A mí también me gusta ver esa cosa que brilla mucho y que por la noche se apaga… sólo
que no recuerdo cuándo, dónde ni a qué hora…
- P: ¿Pues sabes una cosa? Pronto anochecerá, podemos ver la puesta de sol juntos si quieres…
- M: Interesante… ¿Cómo has dicho que se llama?
- PR: Puesta de sol… Agárrame la mano al atardecer, ahora que la luz del día se apaga y
aparecen las estrellas… mantenla apretada… una puesta de sol es algo más que ver morir un
nuevo día… deja huella para la eternidad, como las personas importantes en tu vida…
- M: Ha sido preciosa la puesta de sol… parece como si la recordara…Desde este lugar, se ve
muy bonita…
- PR: ¿Sabes? Mi planeta es muy pequeño… un día vi ponerse el sol cuarenta veces. Cuando
uno está tan triste le encanta ver puestas de sol…
- M: Pero… ¿Tan triste estabas ese día?
- PR: Sí, hay días en los estoy triste porque me acuerdo de cosas tristes…
- M: Pues yo estoy triste porque no recuerdo nada…
- PR: Mejor… así no te vienen a la cabeza cosas desagradables…
- M: Los recuerdos, incluso tristes, son mejor que nada…
- PR: ¡Muy cierto!
- M: Los recuerdos son una forma de aferrarte a las cosas que amas, lo que eres y lo que no
quieres perder.
- PR: Yo no quiero olvidar a mi Rosa y menos perderla…
- M: Si la cuidas, tu flor siempre perdurará, florecerá y su perfume quedará en tu memoria y en
tu corazón.
- PR: Para no tener memoria, dices unas cosas muy bonitas -exclama admirado.
- M: Porque ahora es mi corazón el que habla. Me ha encantado compartir este momento
contigo. Por cierto... ¿Cómo te llamas?
- PR: Principito -respondió con ternura.
- M: ¿Y qué haces aquí?
- PR: Vengo un día más, como todos los días, desde hace 130 años, a compartir la puesta de sol
contigo… y aunque no te acuerdes, mañana volveré. Nunca se deja de aprender y de educar
con el corazón y eso no se olvida… querida amiga… “Mi querida Maestra Migas”.
- M: Si vuelves mañana, no olvides traerme un libro…
- PR: Descuida, seré puntual a mi cita…
Para todos esos maestros y maestras del Ave María que me han enseñado a ser buena
persona y sobretodo, para la mejor maestra del mundo, mi Madre. Hay cosas que se pierden
en la memoria, pero lo que me habéis enseñado con el corazón, es eterno.