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Con el propósito de investigar ¿cuál es la relación entre
el crecimiento económico, la reducción de la pobreza
y la distribución de ingreso en El Salvador? el presente
análisis examina la incidencia de diferentes patrones de
crecimiento sobre la pobreza y la desigualdad, a través de la
construcción de “curvas de incidencia del crecimiento”, para
varios episodios, tanto para el país en general como por área
geográfica: urbana y rural. Se encontró que el crecimiento
económico reduce la pobreza y favorece la disminución
de la desigualdad de ingresos, cuando los ingresos de los
segmentos de la población con más bajos recursos, son los
que han percibido el crecimiento. Se emplearon los datos
de la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM),
elaborada por la Dirección General de Estadística y Censos
(DIGESTYC) desde 1992 al presente.
El documento se ha separado en los siguientes apartados.
El primero aborda las tendencias generales de la pobreza y
la desigualdad, utilizando el método del ingreso y la línea
de pobreza. El segundo, realiza un esbozo de la relación
entre pobreza y la distribución del ingreso, analizando
curvas de incidencia del crecimiento de varios periodos
específicos. En el tercer apartado se analiza cómo, durante
los últimos años, el patrón de crecimiento incide en la
reducción de la desigualdad, lo cual ha sido acompañado
tanto –por momentos– de reducción como de aumento en
la pobreza. En el cuarto se realiza una comparación entre
la evolución de los ingresos promedio de los segmentos
con ingresos más bajos y la línea de pobreza. Se argumenta
que lo anterior se debe a una diferente magnitud de
crecimiento de los ingresos per cápita de la población con
menores ingresos, en relación con los aumentos del costo
de la vida o de la línea de pobreza. Finalmente se plantean
algunas reflexiones y conclusiones.
1. Tendencias generales de la pobreza y la desigualdad
El mantenimiento y mejora continua de los indicadores
económicos y sociales que se producen son de gran
importancia para el país, y de su precisión dependen
análisis como el presente. Sobre la información,
inicialmente es relevante indicar que la evolución del
bienestar como disminución de la pobreza o aumento
de los ingresos de las personas no está exenta de
observaciones y precauciones. Por ejemplo, la literatura
especializada relaciona, al menos, tres aspectos a
considerar. El primero, se refiere al debate entre la
utilización de consumo o el ingreso como indicador de
bienestar. Por un lado, el consumo podría ser una medición
más cercana al bienestar en tanto se refiere exactamente
a lo que los hogares pueden disfrutar de manera más
permanente, mientras que el ingreso podría experimentar
Marzo de 2015 • No. 19
EstudiosEconómicos
DEC
1
Análisiseconómico
La incidencia de diferentes patrones de crecimiento sobre la pobreza y la desigualdad
— José Andrés Oliva Cepeda
disminuciones temporales y no incorporar lo que los
hogares consumen, ya sea por el autoconsumo de los
bienes producidos, o por no incorporar el valor de los
bienes en especie recibidos, los que también contribuyen
en su bienestar. Además, también los hogares podrían
reportar menores ingresos que los que efectivamente
perciben, subestimando los mismos.
Segundo, a manera de realizar una mirada a toda la
distribución, las observaciones a partir de ingresos
reportados por encuestas sobre los hogares, podrían
no incorporar los ingresos de los hogares en el extremo
más alto de la distribución. Algunos investigadores
han optado por complementar la información de
las encuestas con la información proveniente de la
tributación sobre la renta; sin embargo, su utilización no
está exenta de alteraciones, tales como: cambios en la
legislación, profundización de la eficiencia recaudatoria
o disminución de la elusión, u otros aspectos de la
integración de la información impositiva y la encuesta,
etc. (The World Bank, 2014).
Tercero, existe una amplia gama de aspectos de la
distribución del bienestar que escapan al alcance
de este análisis y constituyen un espacio relevante
para profundizar en su investigación. La literatura es
abundante en indicadores de medición y metodologías
que involucran, además del ingreso, varios aspectos y su
interacción; tales como, educación, salud, o seguridad,
los cuales también son parte del bienestar. A manera de
combinar, por ejemplo, la distribución del ingreso con
otras mediciones y cómo estas influyen en el resultado
de ingresos, como la igualdad de las oportunidades o el
enfoque de las capacidades.
A pesar de las dificultades señaladas anteriormente, la
información utilizada en el análisis, como en otros de
la misma naturaleza, proviene de la única estimación
que los sistemas estadísticos nacionales producen, y
constituyen el reflejo o apreciación más aproximada
disponible de lo que sucede en la economía. En este
sentido, la aplicación constante de la metodología
correspondiente (lo que implica mantener el mismo
cuestionario y procedimientos muestrales) brinda
rigurosidad y comparabilidad tanto en el tiempo,
como con el resto de mediciones realizadas por otras
instituciones, permitiendo una perspectiva de la
evolución general en el tiempo, lo que resulta muy
importante (Ahluwalia, 1974). Por ejemplo, como se
muestra más adelante, la medición de crecimiento del
PIB en cuentas nacionales, guarda congruencia con la
información de la encuesta.
La información muestra que desde inicios de los años
noventa la evolución convencional del bienestar,
medida como aumento de los ingresos, muestra un
incremento general en términos per cápita o una
mejora en las condiciones económicas de vida de los
salvadoreños. A pesar de lo anterior, también los datos
reflejan que durante los últimos años, los avances en
promedio se han ido alcanzando más lentamente.
Desde 1992 hasta 2013, la medición del porcentaje de
personas viviendo con ingresos pér capita debajo de la
línea de pobreza relativa, utilizando el doble del valor
de la canasta básica alimentaria (CBA) ha mostrado un
descenso, marcando una disminución de la incidencia
total de la pobreza de 31.1%; el porcentaje disminuye
desde 65.9% donde se ubicaba en 1992, hasta 34.8% en
2013; aparte de lo anterior, los registros muestran que
la reducción se experimentó en mayor medida, dentro
del periodo de 1992 hasta 2004, cuando el porcentaje
disminuyó 25% (gráfica 1).
Análisis económico No. 19 • marzo de 2015
2
3
El descenso referido se experimentó tanto en
zonas urbanas como rurales; entre 1992 y 2004
los porcentajes descendieron 24.9% y 21.7%,
respectivamente. No obstante, luego de 2004, la
evolución de la pobreza muestra variaciones marcadas
de manera similar en ambas zonas, percibiendo
ascenso importante durante 2008 y 2011 (gráfica
1) años en los cuales, precisamente los precios de
los alimentos y, por lo tanto, la línea de pobreza,
experimentaron notables incrementos de manera
general, impactando ambas zonas indistintamente.
EstudiosEconómicos
DEC
Gráfica 1. Porcentaje de personas viviendo debajo de la línea de pobreza relativa 60.0
33.8 30.5
71.3
44.4 41.7
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
Total Urbana Rural
Fuente: Dirección General de Estadística y Censos, DIGESTYC.
Gráfica 2. Evolución de la desigualdad (Índice de Gini del ingreso per cápita)
0.53
0.45
0.3
0.4
0.4
0.5
0.5
0.6
Total Rural Urbano
Fuente: Elaboración propia con base en datos de la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM), varios años.
También, por su parte, la evolución de la desigualdad
de la distribución de ingresos, utilizando la medición
convencional del índice de Gini 1, ha mostrado mayor
disminución durante los últimos años que durante
los noventa. De manera aproximada, en términos per
cápita, entre 1992 y 2002, el índice se ubicó en 0.53 en
promedio; no obstante, posteriormente, entre 2002 a la
fecha, ha mostrado una tendencia a la reducción, aunque
experimentó un leve incremento en 2013. En 2012 registró
un valor de 0.41 y pasó a 0.45 en 2013 (gráfica 2). También
se observa que desde 2005, las zonas rurales experimentan
mayor reducción en la desigualdad que las urbanas.
1
1 Índice de la desigualdad de cualquier distribución muestra un valor más bajo a medida la distribución es más equitativa o se acerca más a la igualdad plena.
4
2. Diferentes patrones de crecimiento económico muestran diferentes resultados en pobreza y desigualdad
Para responder a la complejidad detrás de la relación
entre el crecimiento, pobreza y desigualdad, Ravallion
y Chen (2001) proponen analizar cómo es distribuido
el resultado del crecimiento a través de la construcción
de las curvas de incidencia del crecimiento, que muestran
la tasa de crecimiento con respecto al año anterior, de
los ingresos en promedio de la agrupación de datos
ubicada en cada percentil (o una centésima parte de la
población)2 de la distribución, cuando la población se
ha ordenado por el ingreso3. El anterior ejercicio cobra
relevancia, al comparar periodos de bonanza económica
con períodos de contracción.
En general, el crecimiento económico reduce la pobreza
y favorece la disminución de la desigualdad de ingresos,
cuando los ingresos de los segmentos de la población
con más bajos recursos, son los que han percibido
el crecimiento. En otras palabras, que el proceso de
crecimiento económico involucrado sea más extenso
sobre la población, o sea más inclusivo o presente
características más cercanas al llamado “crecimiento
pro-pobre”, término utilizado para implicar que sean
las personas en la parte inferior de la distribución, las
que perciban el ascenso. La curva de incidencia del
crecimiento indicaría un “crecimiento pro-pobre”, si la
distribución posee una inclinación de arriba hacia abajo
(The World Bank, 2014).
2 Estadísticamente, un percentil es una medida de posición de una observación dentro de una distribuc ión, que ha sido dividida en cien partes. 3 Measuring pro-poor growth, Martin Ravallion and Shaohua Chen, Development Research Group, World Bank, August 2001.
3. Análisis de diferentes episodios o patrones de crecimiento
Para evaluar lo anterior, se distinguieron nueve
episodios (gráfica 3), que describen diferentes patrones
de crecimiento de la economía de El Salvador, para
periodos comprendidos de manera balanceada de
tres años para su comparabilidad, con excepción del
periodo de crisis. El primero corresponde al periodo
entre 1992 y 1994, cuando el país experimentó un fuerte
crecimiento –la tasa de crecimiento del PIB ascendió
a 7% en términos reales–; segundo, un momento de
desaceleración pronunciada, entre 1995 y 1997, donde
el crecimiento bajó a 4.1% en promedio; tercero, de
desaceleración menos pronunciada entre 1998 y
2000, donde el crecimiento continuó bajando hasta
3.1%; cuarto, un periodo de crecimiento lento, entre
2000 y 2002, donde se reportó una tasa de 2.1%, y se
experimentó el impacto interno de los dos terremotos
sufridos en 2001; quinto, entre 2003 y 2005, donde se
reportó una tasa de crecimiento que promedió 2.6%;
sexto, entre 2006 y 2008, un periodo de crecimiento
económico alto, aunque menor que el experimentado en
Análisis económico No. 19 • marzo de 2015
Gráfica 3. Tasa de crecimiento por períodos
Fuente: Banco Central de Reserva, BCR.
7.4 6.4
3.4 2.3
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1.7
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EstudiosEconómicos
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la primera década de los noventa, con una tasa promedio
de 3%; séptimo, entre 2008 y 2009, cuando la economía
experimentó el impacto de la crisis internacional con
una fuerte contracción de -3.1%; octavo, un periodo de
recuperación de la crisis entre 2009 y 2011 y finalmente
un periodo post-crisis entre 2011-2013.
En varios paneles, la gráfica 4 muestra las diferentes
curvas de incidencia del crecimiento, para cada episodio.
En cada gráfica se pueden observar las variaciones en
el porcentaje de pobreza y en el coeficiente de Gini en
cada periodo. Destaca que los episodios de crecimiento
evaluados no se han comportado de la misma manera.
En general, los episodios de crecimiento fuerte y alto,
han resultado patrones de crecimiento “pro-pobre”,
debido a que los ingresos de los hogares con menores
ingresos han aumentado, pero la pobreza no siempre se
ha reducido. No obstante, también los episodios de crisis
interna (terremotos) y extrema (crisis) han impactado a
los segmentos con menores ingresos de la distribución;
aunque no ha incrementado la pobreza sí ha aumentado
la desigualdad; posiblemente, la caída de los ingresos de
los segmentos de hogares con más bajos recursos, han
acrecentado la distancia con los segmentos de ingresos más
altos, y por lo tanto, la medida general de desigualdad.
Durante la primera mitad de la década de los noventa el
crecimiento fue fuerte. Entre 1992 y 1994, el crecimiento
ascendió hasta 7%, la desigualdad en la distribución del
ingreso aumentó; sin embargo, el país experimentó una
pronunciada reducción de la pobreza, descendiendo de
64.7% a 59.2%. La reducción de la pobreza se concentró
en la zona urbana (gráfica 4 panel A). La forma en “U”, de
la curva indicaría una relativa mejora en los ingresos de
los segmentos más bajos y más altos de la distribución,
no así de los que se ubican en medio. Asimismo, la curva
describe la situación donde, a pesar que los ingresos de
los mayores percentiles perciben un mayor crecimiento,
incidiendo en aumentar la desigualdad; los menores
percentiles también aumentan sus ingresos, lo que a su
vez disminuye la pobreza.
Posteriormente, el país experimentó un periodo de
desaceleración del crecimiento, inicialmente más
pronunciado, entre 1995 y 1997. La curva de incidencia
muestra que mientras la parte baja de la distribución
presentó incrementos fuertes, el resto percibió un
crecimiento moderado. Dicho patrón, redujo la
disparidad de ingresos y con ello la desigualdad, la cual
disminuyó (-0.0123); no obstante, la pobreza aumentó en
mayor medida en la zona rural (3.9%) (gráfica 4, panel B).
En el periodo siguiente, la economía continuó
desacelerándose, mostrando una tasa de crecimiento
de 3.1% entre 1998 y 2000. De manera diferente, el
patrón de crecimiento mostrado, resultó un ascenso de
la desigualdad con una disminución de la pobreza. Es
decir, que los sectores con menores y mayores recursos
aumentaron sus ingresos (gráfica 4, panel C).
Entre 2000 y 2002, la tasa de crecimiento continuó
disminuyendo, hasta alcanzar 2.1%. En este periodo
el país experimentó el impacto de los terremotos,
la pobreza disminuyó y la desigualdad del ingreso
aumentó. Los ingresos de los segmentos de hogares
con ingresos más bajos cayeron, dicho comportamiento
incidió en aumentar la desigualdad (la cual pasó de 0.528
a 0.534); por otro lado, la tasa de pobreza disminuyó
desde 45.6% en 2000 a 42.9% en 2002, auspiciado por
un contexto de reducción de los precios de los alimentos
(con variación en la CBA urbana de -3.9% y CBA rural de
-6.0%) (gráfica 4, panel D).
6
Para 2003 y 2005, el crecimiento mostró un pequeño
incremento, hasta 2.6%, aunque, la tasa es pequeña, la
curva de ingresos muestra un comportamiento “pro-
pobre”, de manera más acentuada en el sector rural que
en el urbano. La desigualdad total disminuyó (-0.0149),
y la pobreza aumentó (1%) (gráfica 5, panel A), efecto
relacionado con el ascenso de la CBA (con variación en la
CBA urbana de 9.4% y CBA rural de 17.4%).
Aunque no tan fuerte como el percibido en la primera
década de los noventa, entre 2006 y 2008, el país volvió
a experimentar un mayor crecimiento económico,
reportando una tasa de 3% en promedio. En este periodo,
el crecimiento económico percibido propició un aumento
del ingreso de los hogares más pobres; sin embargo, la
pobreza medida por medio de la línea de pobreza aumentó
y la desigualdad descendió. Lo anterior aconteció, en mayor
Análisis económico No. 19 • marzo de 2015
C. Curva de incidencia del crecimiento en desaceleración, periodo 1998-2000 (PIB, real 3.1%, nominal 5.7%, CBAU -3.2% y CBAR 0.3%)
D. Curva de incidencia del crecimiento promedio, periodo 2000-2002 (PIB, real 2.1%, nominal 4.7%, CBAU -3.9% y CBAR -6.0%)
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Total Rural Urbana
Total Rural Urbano
Pobreza -2.6 -4.3 -1.2 Desigualdad 0.0051 0.0226 0.0085
A. Curva de incidencia del crecimiento fuerte, periodo 1992-1994 (PIB, real 7%, nominal 15.1%, CBAU 19% y CBAR 30.3%)
B. Curva de incidencia del crecimiento alto, periodo 1995-1997 (PIB, real 4.1%, nominal 11.3%, CBAU 14.4% y CBAR 19.8%)
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s
Total Rural Urbana Total Rural Urbano
Pobreza 1.8 3.9 0.3 Desigualdad -0.0123 -0.0262 -0.0183
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Total Rural Urbana
Total Rural Urbano
Pobreza -5.6 0.7 -9.3 Desigualdad 0.0204 0.0371 0.0362
Gráfica 4. Curvas de incidencia del crecimiento (periodos I - IV)
CBAU: Canasta básica alimentaria urbana. CBAR: Canasta básica alimentaria rural. Fuente: Elaboración propia con base en datos de la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM), DIGESTYC.
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s Total Rural Urbana
Total Rural Urbano
Pobreza -4.9 -3.9 -5.4 Desigualdad 0.0086 0.0071 0.0094
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A. Curva de incidencia del crecimiento moderado, periodo 2003-2005 (PIB, real 2.6%, nominal 6.1%, CBAU 9.4% y CBAR 17.4%)
B. Curva de incidencia del crecimiento alto, periodo 2006-2008 (PIB, real 3%, nominal 7.8%, CBAU 26.5% y CBAR 32.2%)
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inal
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Total Rural Urbana
Total Rural Urbano
Pobreza 1.0 -0.2 2 Desigualdad -0.0149 -0.0171 -0.0041
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Total Rural Urbana
Total Rural Urbano
Pobreza 8.3 11.0 7.6 Desigualdad 0.0008 -0.0045 -0.0025
Varia
ción
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cent
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Gráfica 5. Curvas de incidencia del crecimiento (periodos V - VI)
medida, en las zonas rurales que en las urbanas, donde
la pobreza aumentó 11% y la desigualdad disminuyó
-0.0045, es decir, que a pesar que los ingresos de los niveles
inferiores de la distribución experimentaron un incremento
en sus ingresos, no sobrepasaron los aumentos de la línea
de pobreza (con variación en la CBA urbana de 26.5%
y CBA rural de 32.2%), con lo cual la pobreza aumentó
fuertemente (gráfica 5, panel B).
Durante el periodo de crisis entre 2008 y 2009, la
economía experimentó una fuerte contracción, los
ingresos también cayeron. La EHPM captó cómo el
descenso de los ingresos impactó con mayor magnitud
el área rural, donde al menos la mitad de la población
experimentó una caída de sus ingresos. En términos
de distribución del ingreso, lo anterior conduce a un
incremento de la desigualdad (en 0.015). Mientras que
en las zonas urbanas los ingresos se mantuvieron más
estables, pero los segmentos medios –altos– mostraron
una caída, lo que en términos de desigualdad implicó
una reducción (en -0.0062). Por su parte, el descenso
del valor de los alimentos condujo a que la pobreza
disminuyera (-3.3% para la parte urbana y -2.8 en la parte
rural) (gráfica 6, panel A).
Para el periodo comprendido entre 2009 y 2011, los
ingresos per cápita de la población experimentaron una
recuperación. El crecimiento económico general no fue
alto, pero los ingresos en los segmentos de ingresos
bajos y medios de la distribución tuvieron un ascenso
que condujeron a un descenso de la desigualdad
de magnitud significativa, alcanzando -0.0305 en la
parte rural y -0.034 en la parte urbana. Asimismo, la
recuperación de los ingresos fue más fuerte en las zonas
rurales; no obstante, la pobreza aumentó 3.5% en las
zonas urbanas y 4.6% en las rurales (gráfica 6, panel B)
por el incremento en el precio de los alimentos.
Finalmente, el periodo comprendido entre 2011 y 2013,
configura un episodio donde el crecimiento de los
ingresos per cápita se estabilizó. Las curvas de incidencia
del crecimiento muestran una fuerte estabilidad, donde
de manera general el crecimiento económico condujo
a un incremento neutral de los ingresos a lo largo de la
CBAU: Canasta básica alimentaria urbana. CBAR: Canasta básica alimentaria rural. Fuente: Elaboración propia con base en datos de la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM), DIGESTYC.
distribución, y la desigualdad aumentó levemente (0.0121
en la parte urbana y 0.0160 en la parte rural). No obstante,
la pobreza disminuyó -15.5% en la parte urbana y -11.1%
en la rural (con descenso en la CBA urbana de -4.7% y CBA
rural de -13.5%) (gráfica 6, panel C).
La comparación internacional muestra que la posición de
la curva entre 2011 y 2013, no parece regresar a la posición
de inclinación de arriba hacia abajo de la distribución,
como se vislumbra haber sucedido en otros países
de América Latina. La experiencia en Latinoamérica
muestra que el impacto de la crisis no parece haber
cambiado la tendencia en la reducción observada en
la desigualdad, atribuida a factores más específicos
como el aumento de la porción retribuida al trabajo,
con una menor diferencia entre los salarios de los
trabajadores más calificados con los menos calificados
(The World Bank, 2014).
8
Análisis económico No. 19 • marzo de 2015
A. Curva de incidencia del crecimiento en crisis, periodo 2008-2009 (PIB, real -3.1%, nominal -3.6%, CBAU -1.1% y CBAR -4.4%)
B. Curva de incidencia del crecimiento en recuperación, periodo 2009-2011 (PIB, real 0.1%, nominal 2.7%, CBAU 10.7% y CBAR 21.8%)
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Total Rural Urbana
Total Rural Urbano
Pobreza -2.9 -2.8 -3.3 Desigualdad 0.00022 0.01515 -0.00621
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gare
s
Total Rural Urbana
Total Rural Urbano
Pobreza 4.0 4.6 3.5 Desigualdad -0.0379 -0.0305 -0.0349
C. Curva de incidencia del crecimiento post-crisis, periodo 2011-2013 (PIB, real 1.9%, nominal 4.3%, CBAU -4.7% y CBAR -13.5%)
0
5
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20
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1 4 7 10
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cent
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omed
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cáp
ita d
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s
Total Rural Urbana
Total Urbano Rural
Pobreza -12.7 -15.5 -11.1 Desigualdad 0.0144 0.0121 0.0160
CBAU: Canasta básica alimentaria urbana. CBAR: Canasta básica alimentaria rural. Fuente: Elaboración propia con base en datos de la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM), DIGESTYC.
Gráfica 6. Curvas de incidencia del crecimiento (periodos VII - IX)
4. Evolución de los ingresos del segmento más pobre de la distribución y la línea de pobreza
La información anterior señala que la pobreza aumentó
o disminuyó, incluso en periodos que la distribución de
ingreso ha mejorado y el crecimiento económico ha sido
“pro-pobre”. Lo anterior está relacionado con la distancia
que experimentan los ingresos de los segmentos más
pobres a la línea de pobreza, donde los movimientos
de esta última no presentan una correlación con el
crecimiento, sino más bien con la evolución de los
precios de los alimentos. En otras palabras, la magnitud
en que los ingresos per cápita de la población con
menores ingresos han percibido crecimiento, en relación
con los aumentos de la línea de pobreza, no ha sido
suficiente para reducirla.
Para relacionar lo anterior, la gráfica 7 muestra la
evolución de los ingresos promedio per cápita para los
tres primeros deciles4 de la distribución de ingresos, y el
valor de línea de pobreza absoluta, equivalente al valor
de una CBA, tanto para las zonas urbanas como rurales.
Intuitivamente, a medida que los ingresos superan el
valor de la línea, el porcentaje de personas en pobreza
extrema disminuye.
Por un lado, en la zona urbana (gráfica 7 panel A) la
línea de pobreza se ubica entre el promedio de ingresos
del decil (décima parte de la población con menores
ingresos) uno y dos de la distribución, mientras que en la
zona rural (gráfica 7 panel B), la línea de pobreza se ubica
entre el promedio de ingresos del grupo del decil dos y
tres de la distribución, con excepción del periodo entre
1998-2003 y 2013.
EstudiosEconómicos
DEC
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4
4 Estadísticamente, un decil es una medida de posición de una observación dentro de una distribución, que ha sido dividida en diez partes.
Gráfica 7. Ingresos promedio de segmentos más bajos de la
distribución y la línea de pobreza extrema
A. Ingreso promedio per cápita (primeros tres deciles) y línea de pobreza, zona urbana
B. Ingreso promedio per cápita (primeros tres deciles) y línea de pobreza, zona rural
0
10
20
30
40
50
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1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013
Decil 1 Decil 2 Línea pobreza urbana Decil 3 0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013
Decil 1 Decil 2 Línea pobreza rural Decil 3
Fuente: Datos de la EHPM, varios años, elaborada por la Dirección General de Estadística y Censos (DIGESTYC).
En la gráfica 7 se observa, cómo en los periodos 2006-
2008 y 2009-2011, a pesar que los ingresos promedio de
este segmento de la distribución aumentaron, es decir, se
percibió un crecimiento “pro-pobre”, con una reducción
de la desigualdad, la línea de pobreza percibió un
ascenso pronunciado. El crecimiento del ingreso de los
deciles menores de la distribución, no fue suficiente para
alcanzar la línea de pobreza, y la pobreza aumentó.
5. Reflexiones y conclusiones
Desde inicios de los años noventa al presente, la
evolución de la medición convencional del bienestar,
muestra una mejora en las condiciones económicas de
vida de los salvadoreños, con un incremento general
de los ingresos per cápita de la población. A pesar de
lo anterior, durante los últimos años, los avances en
promedio se han ido alcanzando más lentamente.
Por otro lado, la evolución de la desigualdad de la
distribución del ingreso ha mostrado mayor disminución
durante los últimos años que durante los noventa.
Por otro lado, la evaluación por área geográfica indica
que existen diferencias y semejanzas entre las zonas
urbanas y rurales. Por ejemplo, luego de 2004, la
evolución de la pobreza muestra variaciones marcadas
de manera similar en ambas zonas, percibiendo
ascensos importantes durante 2008 y 2011, años en
los cuales, precisamente los precios de los alimentos
experimentaron notables incrementos de manera
general, impactando ambas zonas indistintamente. No
obstante, se observó que las condiciones de pobreza en
el sector rural muestran mayor severidad que las zonas
urbanas. También desde 2005, en las zonas rurales se
experimenta más reducción en la desigualdad que las
urbanas. Asimismo, los sectores rurales advirtieron una
situación de mayor vulnerabilidad ante la crisis interna
(terremotos) o externa (crisis), incidiendo en un aumento
de la desigualdad.
Al describir la trayectoria de las mediciones de bienestar
en el tiempo, como el porcentaje de personas en
pobreza, la desigualdad y la incidencia de diferentes
patrones de crecimiento, se observó que, en general, el
crecimiento económico reduce la pobreza y favorece la
disminución de la desigualdad de ingresos, cuando los
ingresos de los segmentos de la población con más bajos
recursos, son los que han percibido el crecimiento. En
otras palabras, que el proceso de crecimiento económico
involucrado sea más extenso sobre la población, o sea
más inclusivo o presente características más cercanas al
llamado “crecimiento pro-pobre”.
En El Salvador han acontecido diferentes patrones de
crecimiento económico, los cuales han influenciado en
reducir la pobreza y la desigualdad de manera diferente.
Asimismo, debido a una diferente evolución de los
ingresos per cápita de la población, en relación con la
línea de pobreza, la reducción de la desigualdad del
ingreso, ha acompañado momentos de reducción de la
pobreza y también de aumento de la pobreza.
Los resultados de los episodios de crecimiento evaluados
no se han comportado de la misma manera. Por un lado,
los episodios de crisis interna (terremotos) o extrema
(crisis) han impactado a los segmentos con menores
ingresos de la distribución; aunque no ha aumentado la
10
Análisis económico No. 19 • marzo de 2015
pobreza sí ha aumentado la desigualdad; posiblemente,
la caída de los ingresos de los percentiles más bajos, han
acrecentado la distancia con los percentiles más altos
y, por lo tanto, la medida general de desigualdad. Por
ejemplo, el impacto de la crisis influenció un descenso de
los ingresos de los sectores medios y altos en las zonas
urbanas, lo que redujo la desigualdad, pero la caída de
los ingresos de los percentiles bajos en las zonas rurales,
la aumentaron.
Durante los periodos de crecimiento fuerte, alto y
recuperación, los ingresos per cápita de los niveles más
bajos de la distribución han experimentado incrementos
más fuertes, teniendo como resultado patrones de
crecimiento “pro-pobre”, es decir, que la incidencia del
crecimiento condujo a descensos de la desigualdad;
sin embargo, la pobreza no siempre se ha reducido.
Entre 1992 y 1994 la pobreza descendió fuertemente,
pero en 2006 y 2008 o 2009 y 2011, aumentó por una
combinación de lento crecimiento e incremento del
costo de la vida o de la línea de pobreza.
EstudiosEconómicos
DEC
11
Recapitulando, es relevante profundizar en la
investigación de los factores que intervienen en la
configuración de un determinado patrón de crecimiento
equitativo: más fuerte, sostenido e inclusivo, para
potenciarlo, tomando en consideración, tanto su
magnitud como su distribución y mecanismos de
protección temporal, ante la vulnerabilidad de los
sectores, en mayor medida rurales, relacionada con la
presencia de aumentos del costo de la canasta básica, o
choques adversos, tanto externos como internos.
La tesis expuesta también destaca la necesidad e
importancia de invertir en estadísticas. El análisis
de la distribución de ingresos implica que el tipo de
información necesario se encuentre disponible y que
su calidad sea la adecuada, para lo cual es necesario
continuar preservando la inversión en estadísticas
sociales que el país ha realizado tanto en metodologías y
equipos humanos que la producen y la mantienen, para
continuar mejorándola continuamente.
Departamento de Estudios Económicos
Edificio FUSADES, Bulevar y Urbanización Santa Elena, Antiguo Cuscatlán, La Libertad, El SalvadorTel.: (503) 2248-5600, 2278-3366
www.fusades.org
BibliografíaAmartya Sen (1997). “La desigualdad económica”, Oxford University Press.
Ahluwalia, S. Montek (1974). “Income Inequality: Some Dimensions of the problem”, Oxford University Press.
Deaton, Agus (1997). The Analysis of household Surveys. A Microeconometric Approach to Development Policy, 1997. The
International Bank for Reconstruction.
Dirección General de Estadística y Censos. “Encuesta de Hogares de de Propósitos Múltiples”, 1992-2013. Gobierno de El Salvador.
Gasparini Leonardo, Martín Cicowiez y Walter Sosa Escudero (2013), “Pobreza y Desigualdad en América Latina, Conceptos,
Herramientas y Aplicaciones”. Centro de Estudios Distributivos, Labores y Sociales, Facultad de Ciencias Económicas,
Universidad Nacional de la Plata. Febrero de 2013.
Haughton Jonathan & Shahidur R. Khandker (2009). Handbook Poverty & Inequality, World Bank.
Ravallion Martin and Shaohua Chen (2001). Measuring pro-poor growth. Development Research Group, World Bank,
August 2001.
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Análisis económico No. 19 • marzo de 2015