“Creaciones Tabi” es la flamante empresa que acaban de inaugurar Tábata

y Johhny, dos muy buenos amigos de la universidad, que decidieron hacer realidad su proyecto de empresa, con el que cerraron su carrera de Administración.

“Tabi” es la marca de la línea de ropa para adolecentes que lanzaron en una tienda de un reconocido centro comercial de San Miguel.

Para la tienda han contratado a tres vendedoras con un sueldo de S/.1,000 cada una, una cajera que ganará un monto similar y que a su vez se encargará de administrar el local.

Para el proceso productivo, Tábata y Johnny cuentan con un taller de cinco costureras, que ganan S/.1,500 cada una, y una diseñadora que por colección

obtenía alrededor de S/.50,000.

Esta última persona solo debía ir por horas para verificar que las costureras cumplan con los parámetros de los diseños y certificará el acabado final de las prendas.

Como personal de servicio y seguridad, contaban con cuatro personas tanto en el local del centro comercial como en el taller de costura.

Johnny por su parte asumió el papel de supervisar todo el proceso productivo, desde el diseño hasta el traslado de la prenda al centro comercial,

mientras Tábata se encargaría de la parte comercial, es decir supervisar la tienda, manejar la publicidad de la marca y buscar nuevas oportunidades de

promoción.

Para las labores de contabilidad y registro de inventarios, contrataban a un contador durante la última semana de cada mes, a fin de efectuar el respectivo cierre de cuentas.

Los primeros problemas no tardaron en llegar, cuando Johnny en cada visita a la tienda observaba que las vendedoras no le ponían el suficiente empeño y tanto Tábata como

la administradora no hacían nada para cambiar esta situación.

Por su parte, los planes de Tábata para impulsar la marca se frustraban porque casi nunca estaban en las fechas programadas las prendas de cada colección.

Inclusive, había problemas para reabastecer la tienda en determinadas fechas.

En el taller las cosas tampoco andaban bien. Desde hace buen tiempo se advertía la pérdida de tela y la diseñadora solo aparecía una o dos veces por semana para cumplir con la labor encargada.

La situación se salió de control, cuando harto por el desinterés mostrado, Johnny le llamó la atención de mala manera a una de las vendedoras.

Esta situación le pareció inaceptable a Tábata y comenzó a reprocharle a Johnny la larga lista de retrasos en la producción, delante de los demás trabajadores.