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LA MINIATURA CAROLINGIA.
Se ha dicho, con absoluta razón, que todos aquellos escritos de
la cultura romana que no hayan sido copiados por los escribanos
carolingios a lo largo del siglo IX se han perdido para siempre. La
política imperial de restauración del pasado romano puso un especial
énfasis en la reproducción de cuantos textos romanos se pudiesen
encontrar sobre cualquier tema: recopilaciones jurídicas y
administrativas, tratados científicos o médicos, textos literarios,
etc. Todos los saberes de la Antigüedad que entonces estaban a su
alcance fueron copiados de nuevo y esos modelos romanos
contribuyeron decisivamente a la creación de una escritura clara,
limpia y de hermosos caracteres, que se ha denominado letra
carolina, y que fue adoptada por los europeos durante siglos, hasta
ser sustituida por la gótica. Desde la primera mitad del siglo VIII,
la escritura precarolingia se había convertido en algo tan
detestable y caótica que la aparición de la nueva fue muy celebrada
por todas las gentes de cultura; como decía Maurdramus, abad de
Corbie (772-781), había surgido para comodidad del lector en la
mejor comprensión del texto. El rasgo más importante de la nueva
letra era sin duda la utilización de iniciales bellamente decoradas
que antes sólo se habían utilizado en la composición de las
Georgicas en la segunda mitad del siglo IV pero que llegan a
desarrollarse hasta alcanzar las sesenta iniciales diferentes
utilizadas en las miniaturas insulares (Gran Bretaña e Irlanda).
A la segunda mitad del siglo VIII pertenecen obras como el
Sacramentario de Gollone, el Vespasiano y el Salterio de Corbie, en
los que aparecen las decoraciones más sencillas con pequeños motivos
florales o zoomórficos entre las letras. La gran aportación de la
miniatura carolingia será sin embargo el tratamiento ornamental que
se dará a las grandes iniciales. Siguiendo modelos tardorromanos,
estas letras capitales se convierten en curiosos marcos para escenas
que ilustran los párrafos a los que dan inicio. El sentido de la
composición de los iluminadores hace que en algunas ocasiones la
propia letra pierda sus formas caligráficas para mutarse en la
1
figura que representan. Es este motivo de las letras historiadas una
gran aportación a la plástica medieval; a partir de estos momentos,
la creatividad de los iluminadores románicos y góticos llenará los
libros de hermosas, alucinantes y desbordantes fantasías
iconográficas.
En esa misma época continúan aún utilizándose las iniciales del
periodo merovingio en obras como el Evangeliario de Gonduino (754),
la Lex Romana Visigotorum o el Contra Iudeus de San Isidorio. Se
trata de un periodo contradictorio en el estilo de las miniaturas,
con elementos diversos pero complementarios.
El Evangeliario de Gonduino del año 754 presenta muchos de esos
elementos contradictorios entre la tradición merovingia y otras
aportaciones mediterráneas o de otros lugares. Los círculos
concéntricos de tradición lombarda, los caracteres griegos, las
palmetas en las rodillas de los personajes -muy utilizadas en las
miniaturas insulares- o las representaciones zoomórficas de clara
raigambre merovingia. La mayoría de las figuras aparecen sin
perspectiva, completamente planas, lo que sin duda se debe a la
incompetencia de los artistas. La interpretación de la figura humana
sigue siendo la propia de la tradición antigua, completamente
frontal y falta de volumen.
Figura de Cristo rodeado por el tetramorfos en el Evangeliario de
Gonduino; la representación es idéntica a la que figura en el casco
de Valdeniebole (¿?) en los pliegues del ropaje, la disposición, los
cabellos lisos con raya en medio, los pies apoyados en un escabel o
banquillo de tres patas. Flanquean a Cristo dos querubines que en el
casco son soldados que acompañan a Agidulfo.
El tetramorfos que acompaña a Cristo en el Evangeliario de
Gonduino es de clara tradición griega. Las figuras se encierran en
círculos ornamentados con perlas, motivo muy lombardo y de los
modelos del norte de Italia, aunque el detalle de las palmetas que
marcan las rodillas -y que no aparece en el casco antes citado- es
un motivo claramente de inspiración insular.
2
Las figuras encerradas en círculos del Evangeliario de Gonduino
tienen sus antecedentes en las figuras del sepulcro de obispo
Angilberto o en las criptas merovingias de Jocarre. En estas
últimas, un gran pantocrator con el libro abierto sobre las rodillas
está rodeado por el tetramorfos y el círculo que los encierra tiene
decoraciones zoomórficas.
Del Evangeliario de Gonduino se ha sobrevalorado la expresividad y
la nueva estética europea que representa. Sin embargo, se trata de
figuras planas sin volumen y apenas expresivas realizas por un
artista claramente incompetente. Es una obra que contrasta con la
brillantez de muchas de las realizaciones de la renovatio carolingia
que ciertamente realiza una nueva interpretación plástica siguiendo
los conceptos estéticos de la antigüedad.
Gran parte de la producción se realizaba en talleres de
copiadores e iluminadores o scriptoria. En estos talleres, un
maestro principal debía condicionar todas las creaciones artísticas
relacionadas con el acabado del libro. Se encargaba de las
composiciones de mayor empeño, organizaba la distribución del
trabajo entre sus ayudantes que seguían los prototipos según las
directrices plásticas genéricas del obrador. Los orfebres que se
encargaban de la encuadernación en metal o eboraria reflejaban en su
arte la impronta del taller de miniaturistas. De esta manera, se
conseguía una homogeneización en la producción que creaba un sello
distintivo y característico del obrador, lo que contribuyó
decisivamente en el progreso, difusión e implantación de modas y de
criterios estéticos y estilísticos.
El scriptoria real de Carlomagno.
Para conmemorar el bautismo de su hijo Pipino en la basílica
romana de San Juan de Letrán, el mismo lugar donde Constantino
recibió el bautismo, en el año 781, Carlomagno encarga el
Evangeliario de Godescalco con una clara intención político-
3
religiosa. Suponemos que debió estar acabado en el año 783, fecha de
la muerte de la esposa del futuro emperador, Hildegarda, que sí
aparece citada en el poema laudatorio final del Evangeliario donde
también se afirma que se trata de una opus eximium en comparación
con las obras mediocres que aún se realizaban en aquellos momentos
en otros lugares de Europa. Se trata de una obra de gran
importancia, propia de un rey, con letras de oro y plata sobre hojas
de pergamino coloreadas de púrpura y de una enorme calidad plástica
inspirada en la tardía antigüedad.
El Evangeliario de Godescalco tiene seis grandes miniaturas a toda
página: la fuente de la vida, Cristo y los cuatro evangelistas. El
tema de la fuente de la vida era desconocido en la tradición
iconográfica occidental aunque sí era muy común en el arte cristiano
oriental desde el siglo IV para ilustrar los cánones evangélicos
traducidos al griego por Eusebio de Cesárea. Su interpretación en
esta obra es compleja pues podría aludir al propio bautismo del hijo
de Carlomagno aunque también podría aludir al salmo 42, donde se
alaba el carácter vivificador de los Evangelios como el agua de una
fuente ("como la cierva las corrientes aguas, así te anhela mi alma,
¡oh Dios!"). El elemento más novedoso de la ilustración es la
transformación de la fuente -que aparece al igual que otros
elementos citados en el salmo como los pájaros y la sierva- en un
baldaquino o templete de inspiración absolutamente tardorromana. El
tipo de fuente aquí representado era el cantarus de la época de
Constantino, situado en el atrio de las iglesias, lo que hace pensar
a Wilson que en este caso concreto hay una referencia evidente al
bautismo del hijo de Carlomagno.
La significación de la fuente de la vida en el Evangeliario de
Godescalco está claramente relacionada con el motivo que llevó a su
realización, el bautismo del hijo de Carlomagno. Además, las
connotaciones evangélicas son también claras pues como agua
vivificadora es también la lectura del Evangeliario. Los animales
que se acercan a beber de la fuente, ciervos, pájaros, pavos reales,
son símbolos de las almas que se acercan a la fuente de la verdad.
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La imagen de Cristo en el Evangeliario de Godescalco es tratada de
forma completamente diferente a las figuras del Evangeliario de
Gonduino. Cristo aparece sentado en un trono, bendiciendo con la
mano derecha y con un libro en la mano con un tratamiento de los
volúmenes que recuerda a las imágenes bizantinas y ravenaicas
anteriores. Además de estas formas claramente tardoantiguas aparecen
influencias insulares en la utilización de formas vegetales
entrelazadas en la parte inferior configurando un estilo aúlico
sintético que tendrá una gran influencia en los manuscritos
posteriores del taller imperial.
Las iniciales del Evangeliario de Godescalco si disponen en formas
entrelazadas y es perceptible la mayor claridad de la letra. Inicial
Incipit de uno de los Evangelios con entrelazos siguiendo los
modelos clásicos. Imitación también de las pequeñas figuras de los
camafeos tardorromanos. Estilo aúlico y regio.
El Evangeliario de Saint-Mèdard de Soissons es una obra del
scriptoria real de Carlomagno cuyo corte parece asentada ya en
Aquisgrán desde el año 794, lo que sin duda favoreció la
consolidación de un taller iluminador de gran calidad. En este obra
se observa la misma capacidad sintética que observaremos como una
constante en el trabajo del taller, mezclando influencias clásicas
como características insulares en la ornamentación. Su influencia se
dejará sentir en el trabajo de otros scriptoria como los de Fulda,
Salzburgo, Maguncia y Lorch. Lacerías, camafeos, vegetales y
perlados son de clara raigambre tardoantigua que se emplean en la
ornamentación de las seis grandes miniaturas: la ilustración de la
Adoración del Cordero, la Fuente de la Vida y los cuatro
evangelistas.
La ilustración de la inicial del Quonian o Incipit comienzo del
Evangeliario de Saint-Mèdard de Soissons nos muestra la imagen del
Cristo doctor (en la “Q”) con San Pedro y San Juan junto con Santa
Isabel y la Virgen María (en la “O”) formando la imagen de la
Visitación.
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La tabla de cánones del Evangeliario de Saint-Mèdard de Soissons
nos muestra una decoración de arcos, el tetramorfos y un camafeo en
la clave de un arco completamente clásico.
La imagen del evangelista San Juan en el Evangeliario de Saint-
Mèdard de Soissons nos lo muestra sentado con el Evangelio entre las
piernas. Sobre él aparece su atributo, el águila y una filacteria1
con el principio del Evangelio de San Juan y en la rosca camafeos y
otros motivos de tipo insular. En la parte superior aparecen, a
derecha e izquierda, sendas figuras.
La fuente de la vida del Evangeliario de Saint-Mèdard de Soissons
es muy similar a la del Evangelio de Godescalco. Evidencia de la
inspiración en el salmo 42. Templete de formas clásicas mucho más
acentuadas que en el ejemplo anterior.
La Adoración del Cordero del Evangeliario de Saint-Mèdard de
Soissons es la primera ilustración miniada del libro, precede al
prólogo con un texto de San Jerónimo que alude a la autenticidad de
los cuatro Evangelios. La miniatura no tiene relación directa con el
tema que trata -los capítulos cuatro y cinco del Apocalipsis- y su
significado iconológico es diferente. Es una página dividida en dos
partes por una franja donde se representan peces y pescadores en
alusión al mare vitreum que separa el cielo de la tierra. En la zona
inferior existe una estructura arquitectónica detrás de cuatro
columnas con cortinas alrededor que se repiten también en la zona
donde aparecen los cuatro tondos con los rostros de los Evangelistas
a los que llega el rayo de luz procedente del Cordero central, junto
al que se sitúan los bienaventurados. Se supone que las
arquitecturas representan la Jerusalén terrenal de tonos fríos y
blanquecinos, muerta por la molicie de los hombres y la Jerusalén
celestial de tonos más cálidos y amarillentos, iluminada por el
Cordero.
Imagen de San Juan en el Evangeliario de Saint-Mèdard de Soissons;
observamos a un personaje completamente clásico con arquitecturas
tardorromanas alrededor. El Evangelista aparece con el Evangelio
1 filacteria: cinta o banda que se representa como si fuera de tela, pergamino, etc., con las extremidades enrolladas y que lleva un epígrafe o leyenda. Generalmente va en manos de figuras.
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abierto, su símbolo del tetramorfos y una filacteria con el comienzo
del Evangelio. Se aprovecha el mínimo espacio para insertar figuras,
en este caso la representación de las Bodas de Canaán, perlados y
camafeos.
El Evangelista San Marcos en el Evangeliario de Saint-Mèdard de
Soissons, una corpulenta figura con un atril romano, rodeado de
perlados y camafeos que se repiten en la rosca del nimbo.
Representación de Caín y Abel.
El Evangelio de la Coronación es, según el especialista Köeler,
obra de un grupo de artistas extranjeros dentro del taller cortesano
que sitúa en Aix-la-Chapelle hacia el año 800. Las diferencias con
las otras obras del scriptoria real vienen dadas por una nueva
imagen con figuras a las que se dota de mayor volumen y vivacidad a
través de manchas de color, olvidada por un momento la línea y con
un gran efecto impresionista, y una ausencia total de iniciales
decoradas. Es una obra sorprendente que imita con gran calidad
elementos grecolatinos y está completamente alejada de los elementos
insulares. El tema de sus ilustraciones es el de los cuatro
evangelistas.
La ilustración del evangelista San Juan del Evangelio de la
Coronación es de una enorme calidad con figuras de tipo romano y un
paisaje mediterráneo que nos recuerda a las pinturas ilusionistas
del mundo helenístico tardorromano. En uno de los bordes aparece el
nombre de Demetrios Presbyter que nos permite mantener la hipótesis
de un origen bizantino de los autores del Evangeliario.
Imagen del evangelista San Marcos del Evangeliario de la
Coronación realizada con un estilo de tradición romana o
helenística.
Relacionado con este último Evangeliario aparece el Evangeliario
del Tesoro de la Catedral de Aquisgrán donde aparecen los cuatro
evangelistas en la misma página escribiendo con los tres animales y
el ángel rindiéndoles tributo. Sorprenden los grandes recursos
técnicos utilizados y el magnífico manejo del color. En la parte
superior aparece una franja de celaje que de tonos oscuros para a
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otros más rosáceos como si fuera a amanecer donde se recortan unos
pequeños árboles. Menor calidad que el Evangeliario de la
Coronación.
Fragmento de una hoja de pergamino del Evangelio de Xante, obra
italiana del siglo V que quizás sirvió de inspiración para los
autores del Evangelio de la Coronación.
El scriptoria de Orléans.
El taller de Orléans fue creado por el obispo Teodulfo (788-
829) quien era de origen hispano-visigodo lo que se traduce en el
carácter anicónico de sus obras y en la utilización de un tipo de
letra inspirado en la escritura visigótica. Realizó copias de al
menos ocho Biblias.
La Biblia de Orléans y la Biblia de destacan
por la ausencia de motivos historiados que no disminuyen la
importancia de las ilustraciones, basadas sobre todo en marcos y
pórticos que enmarcan las tablas y cánones. Los elementos
caligraficos tienen la habitual combinación de oro y plata sobre un
fondo púrpura.
Relacionada con las obras del taller de Teodulfo están los
Evangelios de Fleury. En ellos se representa la mano divina que
desciende, unas pequeñas arquerías y los símbolos de los
Evangelistas, todos ellos elementos de tipo anicónico al igual que
el Arca de la Alianza, representación elegida por Teodulfo para el
ábside de la iglesia de Saint-Germigny-des-Prés. Por ello y pese a
que los recursos plásticos de estos Evangelios de Fleury están más
relaciones con las tradiciones romanas de los siglos IV y V, podemos
relacionarlos con el taller de Teodulfo por su reticencia a la
utilización de figuras humanas y su sustitución por símbolos y
emblemas, es decir, por su aniconismo tan cercano a las tradiciones
de la iglesia hispano-visigodo.
8
El scriptoria de Reims-Hautvivillers.
Se trata de un taller iluminador creado bajo los auspicios de
Ebbon, arzobispo de Reims entre los años 816 y 845 y hermano de
leche del emperador Ludovico Pío. Se considera que los artistas
remenses están muy relacionados por los artistas del taller
extranjero que trabajó para el scriptoria real en la elaboración del
Evangeliario de la Coronación, con su espléndido sentido
ilusionista. Son artistas que impulsa un arte que buscaba sus
modelos en la vida cotidiana, consiguiendo creaciones dotadas de
gran frescura y vitalidad pese a que utilizan formas iconográficas
ajenas a la tradición del norte de Francia y más bien vinculadas al
mundo romano y tardoantiguo.
El Evangeliario de Ebbon está compuesto por doce tablas de cánones
y las imágenes de los cuatro evangelistas. En las tablas de cánones
aparecen unas columnas sosteniendo frontones triangulares coronados
por pequeñas figuras que en ocasiones componen escenas de género
(carpinteros, arqueros...). Responden a un estilo nervioso en
apariencia, de trazos rápidos que componen una imagen expresionista
dentro de la plástica medieval. La mayoría de las figuras son
creaciones previas de miniaturistas romanos con lo que la
originalidad icónica de este taller se ve mermada; sin embargo la
calidad de las copias hechas por los iluminadores remenses es
excepcional.
La imagen de San Juan en el Evangeliario de Ebbon aparece en un
paisaje ilusionista -muy relacionado con los que aparecen en el
Evangeliario de la Coronación- con figuras que parecen como en
éxtasis. El evangelista tiene una gran expresividad que no tuvo en
las miniaturas romanas de donde es copiado, con un gran contraste de
luces y sombras. Las mismas características tienen las imágenes de
los evangelistas San Lucas y San Mateo.
9
El Salterio de Utrecht2 contiene un dibujo a pluma muy cuidado que
precede a cada uno de los salmos de David aunque las ilustraciones
no son sincrónicas con el tema de cada salmo porque probablemente
los modelos del escrito y de las ilustraciones eran diferentes. Las
figuras son de trazo rápido y pese a la calidad de la ejecución son
copias de modelos tardoantiguos como es habitual en el trabajo del
scriptoria remense. El Salterio de Utrecht fue llevado a Gran
Bretaña en el año 1000 y su influencia se acusa en el estilo
Winchester.
La obra conocida como El Fisiólogo está compuesta por 55
miniaturas de carácter profano y un profundo estilo ilusionista. Se
trata de una obra sintética, con elementos de botánica, zoología,
biología e interpretaciones cristianas. Tanto los textos como las
imágenes serán con el tiempo el origen de los Bestiarios medievales;
aparecen estudios de animales (serpientes, salamandras...), frutas,
cereales (trigo, avena...).
Las Comedias de Terencio fueron también copiadas e iluminadas por
el taller remense. Aparece un frontón sobre columnas y los distintos
personajes de las obras del autor clásico.
El scriptoria de Tours.
2 Los Salterios son los salmos compuestos por el rey David dentro del Libro de los Reyes del Antiguo Testamento que, interpretados conforme al espíritu de la paideia clásica tan respetada por los primeros padres de la Iglesia, servían de equivalente cristiana de la Ética Nicomaquea de Aristóteles. Fueron durante toda la Edad Media la parte más leída de los Evangelios tanto en la vida cristiana cotidiana como en la práctica ascética. Cada una de sus partes trasciende el nivel espiritual de la previa describiendo la experiencia religiosa como un camino que va del nivel más bajo al más alto del conocimiento espiritual y la presencia divina en una especie de “camino místico” de clara raigambre neoplatónica.
10
Alcuino, arzobispo anglosajón de Tours entre el 789 y el 804,
recibió el encargo de Carlomagno de poner en marcha un taller de
copia e iluminación de Biblias completas. Su actuación personal en
el trabajo del nuevo scriptoria se puede percibir en la ortografía y
puntuación utilizadas así como en la ausencia de elementos
narrativos y su sustitución por iluminaciones figurativas de marcado
carácter insular como las formas vegetales entrelazadas. El taller
de Tours fue formado principalmente por artistas traídos por Alcuino
de la ciudad inglesa de York, consolidándose con los arzobispos
siguientes un taller más iconográfico, ilustrador narrativo de los
textos copiados.
Durante la etapa del abad Fridugis (807-839) al frente del
scriptoria de Tours se introducen las clásicas formas de la baja
romanidad que sustituyen el lenguaje insular de la anterior época de
Alcuino. Con el abad Adhalardo el taller consolida el léxico formal
que le será característico al especializarse en la miniatura
narrativa.
La Biblia de Alcuino es una de las obras características de esta
primera época del taller de Tours, fechándose aproximadamente en el
año 840. La obra sólo tiene dos ilustraciones a toda página: el
Génesis y el Cordero pascual entre el tetramorfos y los bustos de
los evangelistas. La imagen del Génesis está formada por figuras
minúsculas, casi siluetas, realizadas con un trazo nervioso y con un
claro carácter narrativo debido a su división en cuatro registros:
la creación de Adán, Adán dormido con Cristo sacándole la costilla,
la expulsión del paraíso con el árbol y la serpiente y la predicción
del trabajo. La imagen del Cordero pascual aparece en el centro
rodeada por el tetramorfos y los bustos de los evangelistas y
rodeado todo ello por el típico entrelazado insular.
La Biblia Moutier-Gradval, también fechada hacia el año 840, tiene
únicamente cuatro ilustraciones que representan el Génesis, Cristo
en majestad, Moisés recibiendo las Tablas de la Ley y el
Apocalipsis. La concepción espacial es heredera de la del mundo
tardorromano por lo que podemos aventurar que se trata de un ejemplo
de la evolución desde las formas insulares originarias de este
11
taller hacia otras más Mediterráneas y romanizadas. Las figuras
tienen un mayor volumen y espacialidad. El Génesis aparece en los
mismos cuatro registros que en la Biblia anterior, el Cordero se
transforma ahora en la imagen de la majestad de Cristo y en el
Apocalipsis se apuntan con mayor claridad las concepciones
tardoantiguas.
En la evolución del scriptoria de Tours, la etapa más fecunda
es sin duda la correspondiente a la del abad Viviano, quien gobernó
la diócesis entre los años 844 y 851. Es entre esos años cuando se
elabora la Biblia de Viviano, también conocida como la primera
Biblia de Carlos el Calvo y los Evangelios de Lotario.
La Biblia de Viviano o primera Biblia de Carlos el Calvo fue
dedicada al emperador quien en el año 845 concedió determinados
privilegios a la abadía regida por Viviano. Consta de ocho
miniaturas, cuatro de ellas coincidentes con las de la Biblia de
Moutier-Grandval (las escenas del Génesis, la imagen de Cristo en
majestad, la de Moisés recibiendo y transmitiendo la fe y el
Apocalipsis) mientras que las imágenes novedosas son las de San
Jerónimo traduciendo la Biblia, David como autor de los Salmos, la
conversión de San Pablo y la presentación de la obra a Carlos el
Calvo. La concepción espacial de esta Biblia resulta diferente a la
de las anteriores al encontrarse más cerca de una interpretación
puramente medieval de los temas marcada especialmente por el
escalonamiento de los planos.
Las imágenes del Génesis en la Biblia de Viviano o primera Biblia
de Carlos el Calvo comprenden la creación de Adán, la de Eva, el
pecado original y la expulsión del paraíso donde Eva aparece
representada como una matrona romana.
La imagen de la majestad de Cristo en la Biblia de Viviano o
primera Biblia de Carlos el Calvo coloca a Cristo en un rombo con
los evangelistas escribiendo en pupitres, el tetramorfos y los
bustos de los profetas.
12
La imagen de San Jerónimo traduciendo la Biblia en la Biblia de
Viviano o primera Biblia de Carlos el Calvo representa al santo
junto a San Paulino, San Eustoquio y otros padres de la Iglesia.
El rey David aparece representado en la Biblia tañedor de lira en
una imagen de gran sabor clásico. De Viviano o primera Biblia de
Carlos el Calvo como un
La conversión de San Pablo en la Biblia de Viviano o primera
Biblia de Carlos el Calvo nos lo presenta en varias escenas en su
camino a Damasco, con la mano de Dios dirigiendo sus rayos hacia él,
ciego en una choza y predicando.
La presentación al emperador de la Biblia de Viviano o primera
Biblia de Carlos el Calvo nos sitúa en la realidad temporal de un
acto cortesano. Observamos el intento de restaurar los usos
palatinos de tiempos de Constantino situando en el centro al
emperador flanqueado por dos figuras, personajes de la abadía que se
presentan con las manos velados como signo de respeto, y dos
soldados formando una composición que también es habitual en el
mundo bizantino. El monarca aparece cobijado por un dosel en cuya
parte superior aparece la mano divina como símbolo de su protección
sobre la institución imperial.
Los Evangelios de Lotario se realizaron al parecer entre los años
849 y 851 y están considerados la obra maestra del scriptoria de
Tours. El retrato del emperador Lotario (799-855) responde a la
tradicional imagen imperial, entre dos soldados. La miniatura gana
en verosimilitud naturalista al perder la frontalidad y girarse
hacia un lado señalando el poema que aparece en la página de la
derecha. Aparte de ciertos rasgos naturalistas, todo el conjunto
posee una fuerte dependencia formal del arquetipo: el monarca
apoyando sus pies en el escabel, entre dos soldados, es una imagen
claramente tardoantigua que revela el deseo de resucitar los usos y
las costumbres constantinianos.
Son diferentes las interpretaciones que se han realizado sobre
el trabajo del scriptoria de Tours. Según Koheler, la iconografía de
todas las Biblias de Tours proviene de un modelo común del siglo V,
13
la Biblia del Papa León el Grande (440-461). Sin embargo, Schlunid
duda de esta atribución y Kresler -tras analizar todas las obras del
taller- afirma incluso que debieron existir modelos diversos donde
se mezclaban fuentes y prototipos. Así pues, podemos concluir que
las biblias turolenses se han debido realizar en cuatro etapas
sucesivas y por ello resultan tan distintas, introduciéndose
sucesivas peculiaridades aunque asumiendo el trabajo de momentos
anteriores.
El scriptoria de Metz.
El taller mezense realiza espléndidas representaciones
utilizando formas de tipo cortesano. Al frente de la abadía se
encontraba Drogón, un hijo natural de Carlomagno que fue nombrado
arzobispo en el año 844, quien dio gran auge al taller hasta su
muerte al año siguiente. Entre los años 840 y 855 se realizan en el
taller mezense libros científicos y religiosos con enorme elegancia.
El Manual de Astronomía y Cómputo fue compuesto por el taller
mezense hacia el año 840 aunque ya fue realizado en el año 809 en el
taller real de Aix-la-Chapelle con textos de la antigüedad de Plinio
o Iginio entre otros. Se utilizan elementos de figuras clásicas
dentro de una iconografía claramente de inspiración tardoantigua en
sus 41 ilustraciones.
Personaje recostado sobre un cántaro en el Manual de Astronomía y
Cómputo del taller mezense. Calidad extraordinaria en la copia del
manual del 809. Aras clásicas, peces.
El Sacramentario de Metz fue realizado hacia el año 850 con todas
las letras en oro, las tapas en marfil y una marcada
compartimentación en el ciclo cristológico. Uno de los detalles más
importantes es la utilización de letras historiadas, es decir, la
colocación de escenas pequeñas enmarcadas en los trazos de la letra,
rodeadas de ramajes de hojas de vid que recuerdan a los laberintos
de temas vegetales utilizados en los mosaicos romanos del siglo IV.
14
Gran delicadeza cromática en las representaciones del
Sacramentario de Metz con verdes, oros, violetas, etc. La letra D
con imágenes que narran las historias a las que preceden. Las Marías
junto al sepulcro con los soldados dormidos.
La letra C historiada en el Sacramentario de Metz preludia el
texto de la Ascensión de Cristo. La Virgen y los apóstoles
presenciando el acontecimiento.
La letra V historiada en el Sacramentario de Metz con el texto del
prefacio, recorriendo la inicial todo la extensión de la página.
La letra C historiada en el Sacramentario de Metz precede a la
narración de la Natividad pero las escenas representadas son el
anuncio a los pastores y el baño del niño.
La letra D historiada del Sacramentario de Metz inicia la Epifanía
de los Magos. La escena representada es la Virgen con los Reyes de
Oriente.
La letra T inicia el prefacio del Sacramentario de Metz con el te
igitur. Representación de las ofrendas de Abel con el Cordero.
No existe ninguna duda entre los especialistas de que los
autores del Sacramentario fueran los mismos que los del Manual
aunque el primero es mucho más elaborado. Por su acertada
interpretación de las fórmulas iconográficas y plásticas del bajo
imperio, se ha relacionado este taller con el de Reims aunque
tampoco se puede olvidar que fueron los artistas del Evangeliario de
la Coronación los primeros en recoger las fórmulas de la antigüedad
clásica.
El scriptoria de Carlos el Calvo.
Es un taller cuya cronología abarca desde el año 840 al 877
pese a que sus manuscritos se analizan desconociendo el lugar de
15
donde proceden los iluminadores que quizás podrían ser de Corvey,
Saint-Denis o incluso Reims.
Lo que sí resulta evidente es el carácter aúlico, regio, de las
obras realizadas por su riqueza ornamental y por el claro interés en
restaurar el esplendor de tiempos de Carlomagno, abuelo del
emperador. La suntuosidad real y los recursos utilizados han sido ya
vistos en las obras de Reims, Tours o la escuela cortesana de
Carlomagno pero la maestría es tal que los hacen magníficos. La
corte imperial destinaba grandes recursos para tutelar la labor de
artistas que en nada envidiaban a los de la corte de Aquisgrán y
cuyo trabajo se considera hoy, con cierto prejuicio academicista,
como símbolo de decadencia por su exhuberancia decorativa y el
carácter ecléctico de los recursos utilizados.
Las obras principales conservadas del scriptoria de Carlos el
Calvo son los fragmentos del Sacramentario de Metz, el Codex Aureus
de San Emerano y la Biblia de San Pablo Extramuros.
El Sacramentario de Metz es una obra hoy conservada incompleta
cuyo autor tiene un claro estilo remense pese a que la disposición
de las figuras es la propia del scriptoria de Tours. Imagen de San
Gregorio dictando sus homilías sobre Ezequiel. Cristo en majestad.
Las figuras se disponen en segmentos y su influencia será
importante en la ornamentación de las iniciales y sobre todo en el
Tigitus que incluye una crucifixión con Cristo triunfante de ojos
abiertos sobre un fondo de riquísima ornamentación con hojas de
acanto.
El Codex Aureus de San Emerano fue realizado por Beningar y
Linthard, quienes compusieron cuatro evangelios con sus prólogos,
prefacios y tres poemas dedicatorios que se ilustran con imágenes de
los cuatro evangelistas, Carlos entronizado, la Adoración del
Cordero, Cristo en majestad y una serie de incipit de gran
suntuosidad y de un estilo dependiente de talleres anteriores.
Imagen de San Juan con la habitual disposición de los elementos
clásicos turolenses como las cortinillas, los armarios que guardan
rollos.
16
San Mateo rodeado por arquitecturas clásicas en el Sacramentario
de Metz.
Comienzo del Evangelio según San Mateo del Sacramentario de Metz;
la hoja completa se trata como si fuera un gran tapiz, con el león
en el centro sobre un fondo azul. Cristo metafórico, la resurrección
al tercer día y la vela de Cristo sobre su pueblo.
Entronización de Carlos el Calvo en el Sacramentario de Metz con
gran relación con la Adoración del Cordero que aparece en un círculo
venerado por los veinticuatro ancianos dispuestos de forma circular;
la imagen de Carlos es muy interesante, entronizado bajo un
baldaquino sobre el que está la mano de Dios. El emperador aparece
junto a dos soldados y dos mujeres con el motivo clásico de los
cuernos de la abundacia y que son Francia y Alemania, las dos partes
del Imperio. Carlos señala a su izquierda la imagen de la Adoración
del Cordero lo que se relaciona con los mosaicos de la cúpula de la
Capilla Palatina de Aquisgrán. El mensaje icónico no es novedoso
pues es el viejo tema del miles dei, el soldado de Dios bajo su mano
que es quien le otorga el poder y al servicio de quien están armas y
riquezas.
La Biblia de San Pablo Extramuros refleja la gran riqueza de las
obras de este scriptoria y es una de las obras de mayor envergadura
y empeño de toda la época carolingia. Son noventa y una iniciales de
las treinta y seis son de página entra, cuatro cuadros de tablas de
cánones y veinticuatro escenas en frontispicio que abren la
representación de un tema. La Biblia fue compuesta para ser regalada
al Papa Juan VIII tras la coronación imperial del año 875 y el
mensaje propagandístico es evidente.
Inicio del poema de Génesis al comienzo de la Biblia de San Pablo
Extramuros. Cubierta vegetal.
Exaltación de la figura imperial figurando a David y su apoteosis
real en la Biblia de San Pablo Extramuros. Ciclos
veterotestamentarios para justificar la monarquía franca y su
dignidad que se debería así a su sagrada unción.
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Frontispicio del Deuteromonio (II Libro, la marcha del pueblo de
Israel) en la Biblia de San Pablo Extramuros.
Frontispicio de los Proverbios con David sentado, sus soldados y
el juicio de Salomón. Biblia de San Pablo Extramuros.
Frontispicio del Apocalipsis. La Jerusalén celeste, el Cordero y
el Altar. Biblia de San Pablo Extramuros.
El scriptoria de Sankt-Gallen.
Producción mediocre de este taller que estaba bajo la
protección de Carlos el Calvo. Formas aúlicas propias de los
talleres locales que pueden ser coincidencias o quizás simples
copias. Taller provinciano que en algunas obras copia modelos
italianos.
Detalle del Salterio Folchard con fustes de columnas y tímpanos
propios del estilo italiano. Inspiración en los mosaicos italianos
en las arquitecturas y el escalonamiento del paisaje.
Detalle del Salterio Áureo de suntuosa riqueza. Uno de los autores
se llama Tuotilo. Calidad en el tratamiento de la figura humana
frente al barbarismo de los demás scriptoria.
David como músico en el Salterio Áureo junto a los danzantes. Es
una imagen muy elogiada por sus calidades y formas antiguas. Pese a
su torpeza podemos detectar cierto interés por liberarse de esas
formas antiguas y transmitir el mundo en que viven.
La toma de Jericó en el Salterio Áureo con castillos medievales y
soldados que reproducen la indumentaria del momento. Progresivo
olvido del clasicismo. Escalonamiento de planos. Escenas cotidianas.
El scriptoria de San Amand.
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El trabajo de este taller supone el renacimiento de las formas
abstractas y de los elementos ornamentales de origen insular,
pervivencias aletargadas en la eclosión de la figura humana clásica
propia de lo carolingio. Finalmente vuelven a resurgir en el
denominado estilo francosajón de la Segunda Biblia de Carlos el
Calvo, cuyas casi cien iniciales son totalmente anicónicas con sus
perfiles en oro y entrelazos.
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