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LA MINIATURA CAROLINGIA. Se ha dicho, con absoluta razón, que todos aquellos escritos de la cultura romana que no hayan sido copiados por los escribanos carolingios a lo largo del siglo IX se han perdido para siempre. La política imperial de restauración del pasado romano puso un especial énfasis en la reproducción de cuantos textos romanos se pudiesen encontrar sobre cualquier tema: recopilaciones jurídicas y administrativas, tratados científicos o médicos, textos literarios, etc. Todos los saberes de la Antigüedad que entonces estaban a su alcance fueron copiados de nuevo y esos modelos romanos contribuyeron decisivamente a la creación de una escritura clara, limpia y de hermosos caracteres, que se ha denominado letra carolina, y que fue adoptada por los europeos durante siglos, hasta ser sustituida por la gótica. Desde la primera mitad del siglo VIII, la escritura precarolingia se había convertido en algo tan detestable y caótica que la aparición de la nueva fue muy celebrada por todas las gentes de cultura; como decía Maurdramus, abad de Corbie (772-781), había surgido para comodidad del lector en la mejor comprensión del texto. El rasgo más importante de la nueva letra era sin duda la utilización de iniciales bellamente decoradas que antes sólo se habían utilizado en la composición de las Georgicas en la segunda mitad del siglo IV pero que llegan a desarrollarse hasta alcanzar las sesenta iniciales diferentes utilizadas en las miniaturas insulares (Gran Bretaña e Irlanda). A la segunda mitad del siglo VIII pertenecen obras como el Sacramentario de Gollone, el Vespasiano y el Salterio de Corbie, en los que aparecen las decoraciones más sencillas con pequeños motivos florales o zoomórficos entre las letras. La gran aportación de la 1

Arte carolingio III

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LA MINIATURA CAROLINGIA.

Se ha dicho, con absoluta razón, que todos aquellos escritos de

la cultura romana que no hayan sido copiados por los escribanos

carolingios a lo largo del siglo IX se han perdido para siempre. La

política imperial de restauración del pasado romano puso un especial

énfasis en la reproducción de cuantos textos romanos se pudiesen

encontrar sobre cualquier tema: recopilaciones jurídicas y

administrativas, tratados científicos o médicos, textos literarios,

etc. Todos los saberes de la Antigüedad que entonces estaban a su

alcance fueron copiados de nuevo y esos modelos romanos

contribuyeron decisivamente a la creación de una escritura clara,

limpia y de hermosos caracteres, que se ha denominado letra

carolina, y que fue adoptada por los europeos durante siglos, hasta

ser sustituida por la gótica. Desde la primera mitad del siglo VIII,

la escritura precarolingia se había convertido en algo tan

detestable y caótica que la aparición de la nueva fue muy celebrada

por todas las gentes de cultura; como decía Maurdramus, abad de

Corbie (772-781), había surgido para comodidad del lector en la

mejor comprensión del texto. El rasgo más importante de la nueva

letra era sin duda la utilización de iniciales bellamente decoradas

que antes sólo se habían utilizado en la composición de las

Georgicas en la segunda mitad del siglo IV pero que llegan a

desarrollarse hasta alcanzar las sesenta iniciales diferentes

utilizadas en las miniaturas insulares (Gran Bretaña e Irlanda).

A la segunda mitad del siglo VIII pertenecen obras como el

Sacramentario de Gollone, el Vespasiano y el Salterio de Corbie, en

los que aparecen las decoraciones más sencillas con pequeños motivos

florales o zoomórficos entre las letras. La gran aportación de la

miniatura carolingia será sin embargo el tratamiento ornamental que

se dará a las grandes iniciales. Siguiendo modelos tardorromanos,

estas letras capitales se convierten en curiosos marcos para escenas

que ilustran los párrafos a los que dan inicio. El sentido de la

composición de los iluminadores hace que en algunas ocasiones la

propia letra pierda sus formas caligráficas para mutarse en la

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figura que representan. Es este motivo de las letras historiadas una

gran aportación a la plástica medieval; a partir de estos momentos,

la creatividad de los iluminadores románicos y góticos llenará los

libros de hermosas, alucinantes y desbordantes fantasías

iconográficas.

En esa misma época continúan aún utilizándose las iniciales del

periodo merovingio en obras como el Evangeliario de Gonduino (754),

la Lex Romana Visigotorum o el Contra Iudeus de San Isidorio. Se

trata de un periodo contradictorio en el estilo de las miniaturas,

con elementos diversos pero complementarios.

El Evangeliario de Gonduino del año 754 presenta muchos de esos

elementos contradictorios entre la tradición merovingia y otras

aportaciones mediterráneas o de otros lugares. Los círculos

concéntricos de tradición lombarda, los caracteres griegos, las

palmetas en las rodillas de los personajes -muy utilizadas en las

miniaturas insulares- o las representaciones zoomórficas de clara

raigambre merovingia. La mayoría de las figuras aparecen sin

perspectiva, completamente planas, lo que sin duda se debe a la

incompetencia de los artistas. La interpretación de la figura humana

sigue siendo la propia de la tradición antigua, completamente

frontal y falta de volumen.

Figura de Cristo rodeado por el tetramorfos en el Evangeliario de

Gonduino; la representación es idéntica a la que figura en el casco

de Valdeniebole (¿?) en los pliegues del ropaje, la disposición, los

cabellos lisos con raya en medio, los pies apoyados en un escabel o

banquillo de tres patas. Flanquean a Cristo dos querubines que en el

casco son soldados que acompañan a Agidulfo.

El tetramorfos que acompaña a Cristo en el Evangeliario de

Gonduino es de clara tradición griega. Las figuras se encierran en

círculos ornamentados con perlas, motivo muy lombardo y de los

modelos del norte de Italia, aunque el detalle de las palmetas que

marcan las rodillas -y que no aparece en el casco antes citado- es

un motivo claramente de inspiración insular.

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Las figuras encerradas en círculos del Evangeliario de Gonduino

tienen sus antecedentes en las figuras del sepulcro de obispo

Angilberto o en las criptas merovingias de Jocarre. En estas

últimas, un gran pantocrator con el libro abierto sobre las rodillas

está rodeado por el tetramorfos y el círculo que los encierra tiene

decoraciones zoomórficas.

Del Evangeliario de Gonduino se ha sobrevalorado la expresividad y

la nueva estética europea que representa. Sin embargo, se trata de

figuras planas sin volumen y apenas expresivas realizas por un

artista claramente incompetente. Es una obra que contrasta con la

brillantez de muchas de las realizaciones de la renovatio carolingia

que ciertamente realiza una nueva interpretación plástica siguiendo

los conceptos estéticos de la antigüedad.

Gran parte de la producción se realizaba en talleres de

copiadores e iluminadores o scriptoria. En estos talleres, un

maestro principal debía condicionar todas las creaciones artísticas

relacionadas con el acabado del libro. Se encargaba de las

composiciones de mayor empeño, organizaba la distribución del

trabajo entre sus ayudantes que seguían los prototipos según las

directrices plásticas genéricas del obrador. Los orfebres que se

encargaban de la encuadernación en metal o eboraria reflejaban en su

arte la impronta del taller de miniaturistas. De esta manera, se

conseguía una homogeneización en la producción que creaba un sello

distintivo y característico del obrador, lo que contribuyó

decisivamente en el progreso, difusión e implantación de modas y de

criterios estéticos y estilísticos.

El scriptoria real de Carlomagno.

Para conmemorar el bautismo de su hijo Pipino en la basílica

romana de San Juan de Letrán, el mismo lugar donde Constantino

recibió el bautismo, en el año 781, Carlomagno encarga el

Evangeliario de Godescalco con una clara intención político-

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religiosa. Suponemos que debió estar acabado en el año 783, fecha de

la muerte de la esposa del futuro emperador, Hildegarda, que sí

aparece citada en el poema laudatorio final del Evangeliario donde

también se afirma que se trata de una opus eximium en comparación

con las obras mediocres que aún se realizaban en aquellos momentos

en otros lugares de Europa. Se trata de una obra de gran

importancia, propia de un rey, con letras de oro y plata sobre hojas

de pergamino coloreadas de púrpura y de una enorme calidad plástica

inspirada en la tardía antigüedad.

El Evangeliario de Godescalco tiene seis grandes miniaturas a toda

página: la fuente de la vida, Cristo y los cuatro evangelistas. El

tema de la fuente de la vida era desconocido en la tradición

iconográfica occidental aunque sí era muy común en el arte cristiano

oriental desde el siglo IV para ilustrar los cánones evangélicos

traducidos al griego por Eusebio de Cesárea. Su interpretación en

esta obra es compleja pues podría aludir al propio bautismo del hijo

de Carlomagno aunque también podría aludir al salmo 42, donde se

alaba el carácter vivificador de los Evangelios como el agua de una

fuente ("como la cierva las corrientes aguas, así te anhela mi alma,

¡oh Dios!"). El elemento más novedoso de la ilustración es la

transformación de la fuente -que aparece al igual que otros

elementos citados en el salmo como los pájaros y la sierva- en un

baldaquino o templete de inspiración absolutamente tardorromana. El

tipo de fuente aquí representado era el cantarus de la época de

Constantino, situado en el atrio de las iglesias, lo que hace pensar

a Wilson que en este caso concreto hay una referencia evidente al

bautismo del hijo de Carlomagno.

La significación de la fuente de la vida en el Evangeliario de

Godescalco está claramente relacionada con el motivo que llevó a su

realización, el bautismo del hijo de Carlomagno. Además, las

connotaciones evangélicas son también claras pues como agua

vivificadora es también la lectura del Evangeliario. Los animales

que se acercan a beber de la fuente, ciervos, pájaros, pavos reales,

son símbolos de las almas que se acercan a la fuente de la verdad.

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La imagen de Cristo en el Evangeliario de Godescalco es tratada de

forma completamente diferente a las figuras del Evangeliario de

Gonduino. Cristo aparece sentado en un trono, bendiciendo con la

mano derecha y con un libro en la mano con un tratamiento de los

volúmenes que recuerda a las imágenes bizantinas y ravenaicas

anteriores. Además de estas formas claramente tardoantiguas aparecen

influencias insulares en la utilización de formas vegetales

entrelazadas en la parte inferior configurando un estilo aúlico

sintético que tendrá una gran influencia en los manuscritos

posteriores del taller imperial.

Las iniciales del Evangeliario de Godescalco si disponen en formas

entrelazadas y es perceptible la mayor claridad de la letra. Inicial

Incipit de uno de los Evangelios con entrelazos siguiendo los

modelos clásicos. Imitación también de las pequeñas figuras de los

camafeos tardorromanos. Estilo aúlico y regio.

El Evangeliario de Saint-Mèdard de Soissons es una obra del

scriptoria real de Carlomagno cuyo corte parece asentada ya en

Aquisgrán desde el año 794, lo que sin duda favoreció la

consolidación de un taller iluminador de gran calidad. En este obra

se observa la misma capacidad sintética que observaremos como una

constante en el trabajo del taller, mezclando influencias clásicas

como características insulares en la ornamentación. Su influencia se

dejará sentir en el trabajo de otros scriptoria como los de Fulda,

Salzburgo, Maguncia y Lorch. Lacerías, camafeos, vegetales y

perlados son de clara raigambre tardoantigua que se emplean en la

ornamentación de las seis grandes miniaturas: la ilustración de la

Adoración del Cordero, la Fuente de la Vida y los cuatro

evangelistas.

La ilustración de la inicial del Quonian o Incipit comienzo del

Evangeliario de Saint-Mèdard de Soissons nos muestra la imagen del

Cristo doctor (en la “Q”) con San Pedro y San Juan junto con Santa

Isabel y la Virgen María (en la “O”) formando la imagen de la

Visitación.

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La tabla de cánones del Evangeliario de Saint-Mèdard de Soissons

nos muestra una decoración de arcos, el tetramorfos y un camafeo en

la clave de un arco completamente clásico.

La imagen del evangelista San Juan en el Evangeliario de Saint-

Mèdard de Soissons nos lo muestra sentado con el Evangelio entre las

piernas. Sobre él aparece su atributo, el águila y una filacteria1

con el principio del Evangelio de San Juan y en la rosca camafeos y

otros motivos de tipo insular. En la parte superior aparecen, a

derecha e izquierda, sendas figuras.

La fuente de la vida del Evangeliario de Saint-Mèdard de Soissons

es muy similar a la del Evangelio de Godescalco. Evidencia de la

inspiración en el salmo 42. Templete de formas clásicas mucho más

acentuadas que en el ejemplo anterior.

La Adoración del Cordero del Evangeliario de Saint-Mèdard de

Soissons es la primera ilustración miniada del libro, precede al

prólogo con un texto de San Jerónimo que alude a la autenticidad de

los cuatro Evangelios. La miniatura no tiene relación directa con el

tema que trata -los capítulos cuatro y cinco del Apocalipsis- y su

significado iconológico es diferente. Es una página dividida en dos

partes por una franja donde se representan peces y pescadores en

alusión al mare vitreum que separa el cielo de la tierra. En la zona

inferior existe una estructura arquitectónica detrás de cuatro

columnas con cortinas alrededor que se repiten también en la zona

donde aparecen los cuatro tondos con los rostros de los Evangelistas

a los que llega el rayo de luz procedente del Cordero central, junto

al que se sitúan los bienaventurados. Se supone que las

arquitecturas representan la Jerusalén terrenal de tonos fríos y

blanquecinos, muerta por la molicie de los hombres y la Jerusalén

celestial de tonos más cálidos y amarillentos, iluminada por el

Cordero.

Imagen de San Juan en el Evangeliario de Saint-Mèdard de Soissons;

observamos a un personaje completamente clásico con arquitecturas

tardorromanas alrededor. El Evangelista aparece con el Evangelio

1 filacteria: cinta o banda que se representa como si fuera de tela, pergamino, etc., con las extremidades enrolladas y que lleva un epígrafe o leyenda. Generalmente va en manos de figuras.

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abierto, su símbolo del tetramorfos y una filacteria con el comienzo

del Evangelio. Se aprovecha el mínimo espacio para insertar figuras,

en este caso la representación de las Bodas de Canaán, perlados y

camafeos.

El Evangelista San Marcos en el Evangeliario de Saint-Mèdard de

Soissons, una corpulenta figura con un atril romano, rodeado de

perlados y camafeos que se repiten en la rosca del nimbo.

Representación de Caín y Abel.

El Evangelio de la Coronación es, según el especialista Köeler,

obra de un grupo de artistas extranjeros dentro del taller cortesano

que sitúa en Aix-la-Chapelle hacia el año 800. Las diferencias con

las otras obras del scriptoria real vienen dadas por una nueva

imagen con figuras a las que se dota de mayor volumen y vivacidad a

través de manchas de color, olvidada por un momento la línea y con

un gran efecto impresionista, y una ausencia total de iniciales

decoradas. Es una obra sorprendente que imita con gran calidad

elementos grecolatinos y está completamente alejada de los elementos

insulares. El tema de sus ilustraciones es el de los cuatro

evangelistas.

La ilustración del evangelista San Juan del Evangelio de la

Coronación es de una enorme calidad con figuras de tipo romano y un

paisaje mediterráneo que nos recuerda a las pinturas ilusionistas

del mundo helenístico tardorromano. En uno de los bordes aparece el

nombre de Demetrios Presbyter que nos permite mantener la hipótesis

de un origen bizantino de los autores del Evangeliario.

Imagen del evangelista San Marcos del Evangeliario de la

Coronación realizada con un estilo de tradición romana o

helenística.

Relacionado con este último Evangeliario aparece el Evangeliario

del Tesoro de la Catedral de Aquisgrán donde aparecen los cuatro

evangelistas en la misma página escribiendo con los tres animales y

el ángel rindiéndoles tributo. Sorprenden los grandes recursos

técnicos utilizados y el magnífico manejo del color. En la parte

superior aparece una franja de celaje que de tonos oscuros para a

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otros más rosáceos como si fuera a amanecer donde se recortan unos

pequeños árboles. Menor calidad que el Evangeliario de la

Coronación.

Fragmento de una hoja de pergamino del Evangelio de Xante, obra

italiana del siglo V que quizás sirvió de inspiración para los

autores del Evangelio de la Coronación.

El scriptoria de Orléans.

El taller de Orléans fue creado por el obispo Teodulfo (788-

829) quien era de origen hispano-visigodo lo que se traduce en el

carácter anicónico de sus obras y en la utilización de un tipo de

letra inspirado en la escritura visigótica. Realizó copias de al

menos ocho Biblias.

La Biblia de Orléans y la Biblia de destacan

por la ausencia de motivos historiados que no disminuyen la

importancia de las ilustraciones, basadas sobre todo en marcos y

pórticos que enmarcan las tablas y cánones. Los elementos

caligraficos tienen la habitual combinación de oro y plata sobre un

fondo púrpura.

Relacionada con las obras del taller de Teodulfo están los

Evangelios de Fleury. En ellos se representa la mano divina que

desciende, unas pequeñas arquerías y los símbolos de los

Evangelistas, todos ellos elementos de tipo anicónico al igual que

el Arca de la Alianza, representación elegida por Teodulfo para el

ábside de la iglesia de Saint-Germigny-des-Prés. Por ello y pese a

que los recursos plásticos de estos Evangelios de Fleury están más

relaciones con las tradiciones romanas de los siglos IV y V, podemos

relacionarlos con el taller de Teodulfo por su reticencia a la

utilización de figuras humanas y su sustitución por símbolos y

emblemas, es decir, por su aniconismo tan cercano a las tradiciones

de la iglesia hispano-visigodo.

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El scriptoria de Reims-Hautvivillers.

Se trata de un taller iluminador creado bajo los auspicios de

Ebbon, arzobispo de Reims entre los años 816 y 845 y hermano de

leche del emperador Ludovico Pío. Se considera que los artistas

remenses están muy relacionados por los artistas del taller

extranjero que trabajó para el scriptoria real en la elaboración del

Evangeliario de la Coronación, con su espléndido sentido

ilusionista. Son artistas que impulsa un arte que buscaba sus

modelos en la vida cotidiana, consiguiendo creaciones dotadas de

gran frescura y vitalidad pese a que utilizan formas iconográficas

ajenas a la tradición del norte de Francia y más bien vinculadas al

mundo romano y tardoantiguo.

El Evangeliario de Ebbon está compuesto por doce tablas de cánones

y las imágenes de los cuatro evangelistas. En las tablas de cánones

aparecen unas columnas sosteniendo frontones triangulares coronados

por pequeñas figuras que en ocasiones componen escenas de género

(carpinteros, arqueros...). Responden a un estilo nervioso en

apariencia, de trazos rápidos que componen una imagen expresionista

dentro de la plástica medieval. La mayoría de las figuras son

creaciones previas de miniaturistas romanos con lo que la

originalidad icónica de este taller se ve mermada; sin embargo la

calidad de las copias hechas por los iluminadores remenses es

excepcional.

La imagen de San Juan en el Evangeliario de Ebbon aparece en un

paisaje ilusionista -muy relacionado con los que aparecen en el

Evangeliario de la Coronación- con figuras que parecen como en

éxtasis. El evangelista tiene una gran expresividad que no tuvo en

las miniaturas romanas de donde es copiado, con un gran contraste de

luces y sombras. Las mismas características tienen las imágenes de

los evangelistas San Lucas y San Mateo.

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El Salterio de Utrecht2 contiene un dibujo a pluma muy cuidado que

precede a cada uno de los salmos de David aunque las ilustraciones

no son sincrónicas con el tema de cada salmo porque probablemente

los modelos del escrito y de las ilustraciones eran diferentes. Las

figuras son de trazo rápido y pese a la calidad de la ejecución son

copias de modelos tardoantiguos como es habitual en el trabajo del

scriptoria remense. El Salterio de Utrecht fue llevado a Gran

Bretaña en el año 1000 y su influencia se acusa en el estilo

Winchester.

La obra conocida como El Fisiólogo está compuesta por 55

miniaturas de carácter profano y un profundo estilo ilusionista. Se

trata de una obra sintética, con elementos de botánica, zoología,

biología e interpretaciones cristianas. Tanto los textos como las

imágenes serán con el tiempo el origen de los Bestiarios medievales;

aparecen estudios de animales (serpientes, salamandras...), frutas,

cereales (trigo, avena...).

Las Comedias de Terencio fueron también copiadas e iluminadas por

el taller remense. Aparece un frontón sobre columnas y los distintos

personajes de las obras del autor clásico.

El scriptoria de Tours.

2 Los Salterios son los salmos compuestos por el rey David dentro del Libro de los Reyes del Antiguo Testamento que, interpretados conforme al espíritu de la paideia clásica tan respetada por los primeros padres de la Iglesia, servían de equivalente cristiana de la Ética Nicomaquea de Aristóteles. Fueron durante toda la Edad Media la parte más leída de los Evangelios tanto en la vida cristiana cotidiana como en la práctica ascética. Cada una de sus partes trasciende el nivel espiritual de la previa describiendo la experiencia religiosa como un camino que va del nivel más bajo al más alto del conocimiento espiritual y la presencia divina en una especie de “camino místico” de clara raigambre neoplatónica.

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Alcuino, arzobispo anglosajón de Tours entre el 789 y el 804,

recibió el encargo de Carlomagno de poner en marcha un taller de

copia e iluminación de Biblias completas. Su actuación personal en

el trabajo del nuevo scriptoria se puede percibir en la ortografía y

puntuación utilizadas así como en la ausencia de elementos

narrativos y su sustitución por iluminaciones figurativas de marcado

carácter insular como las formas vegetales entrelazadas. El taller

de Tours fue formado principalmente por artistas traídos por Alcuino

de la ciudad inglesa de York, consolidándose con los arzobispos

siguientes un taller más iconográfico, ilustrador narrativo de los

textos copiados.

Durante la etapa del abad Fridugis (807-839) al frente del

scriptoria de Tours se introducen las clásicas formas de la baja

romanidad que sustituyen el lenguaje insular de la anterior época de

Alcuino. Con el abad Adhalardo el taller consolida el léxico formal

que le será característico al especializarse en la miniatura

narrativa.

La Biblia de Alcuino es una de las obras características de esta

primera época del taller de Tours, fechándose aproximadamente en el

año 840. La obra sólo tiene dos ilustraciones a toda página: el

Génesis y el Cordero pascual entre el tetramorfos y los bustos de

los evangelistas. La imagen del Génesis está formada por figuras

minúsculas, casi siluetas, realizadas con un trazo nervioso y con un

claro carácter narrativo debido a su división en cuatro registros:

la creación de Adán, Adán dormido con Cristo sacándole la costilla,

la expulsión del paraíso con el árbol y la serpiente y la predicción

del trabajo. La imagen del Cordero pascual aparece en el centro

rodeada por el tetramorfos y los bustos de los evangelistas y

rodeado todo ello por el típico entrelazado insular.

La Biblia Moutier-Gradval, también fechada hacia el año 840, tiene

únicamente cuatro ilustraciones que representan el Génesis, Cristo

en majestad, Moisés recibiendo las Tablas de la Ley y el

Apocalipsis. La concepción espacial es heredera de la del mundo

tardorromano por lo que podemos aventurar que se trata de un ejemplo

de la evolución desde las formas insulares originarias de este

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taller hacia otras más Mediterráneas y romanizadas. Las figuras

tienen un mayor volumen y espacialidad. El Génesis aparece en los

mismos cuatro registros que en la Biblia anterior, el Cordero se

transforma ahora en la imagen de la majestad de Cristo y en el

Apocalipsis se apuntan con mayor claridad las concepciones

tardoantiguas.

En la evolución del scriptoria de Tours, la etapa más fecunda

es sin duda la correspondiente a la del abad Viviano, quien gobernó

la diócesis entre los años 844 y 851. Es entre esos años cuando se

elabora la Biblia de Viviano, también conocida como la primera

Biblia de Carlos el Calvo y los Evangelios de Lotario.

La Biblia de Viviano o primera Biblia de Carlos el Calvo fue

dedicada al emperador quien en el año 845 concedió determinados

privilegios a la abadía regida por Viviano. Consta de ocho

miniaturas, cuatro de ellas coincidentes con las de la Biblia de

Moutier-Grandval (las escenas del Génesis, la imagen de Cristo en

majestad, la de Moisés recibiendo y transmitiendo la fe y el

Apocalipsis) mientras que las imágenes novedosas son las de San

Jerónimo traduciendo la Biblia, David como autor de los Salmos, la

conversión de San Pablo y la presentación de la obra a Carlos el

Calvo. La concepción espacial de esta Biblia resulta diferente a la

de las anteriores al encontrarse más cerca de una interpretación

puramente medieval de los temas marcada especialmente por el

escalonamiento de los planos.

Las imágenes del Génesis en la Biblia de Viviano o primera Biblia

de Carlos el Calvo comprenden la creación de Adán, la de Eva, el

pecado original y la expulsión del paraíso donde Eva aparece

representada como una matrona romana.

La imagen de la majestad de Cristo en la Biblia de Viviano o

primera Biblia de Carlos el Calvo coloca a Cristo en un rombo con

los evangelistas escribiendo en pupitres, el tetramorfos y los

bustos de los profetas.

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La imagen de San Jerónimo traduciendo la Biblia en la Biblia de

Viviano o primera Biblia de Carlos el Calvo representa al santo

junto a San Paulino, San Eustoquio y otros padres de la Iglesia.

El rey David aparece representado en la Biblia tañedor de lira en

una imagen de gran sabor clásico. De Viviano o primera Biblia de

Carlos el Calvo como un

La conversión de San Pablo en la Biblia de Viviano o primera

Biblia de Carlos el Calvo nos lo presenta en varias escenas en su

camino a Damasco, con la mano de Dios dirigiendo sus rayos hacia él,

ciego en una choza y predicando.

La presentación al emperador de la Biblia de Viviano o primera

Biblia de Carlos el Calvo nos sitúa en la realidad temporal de un

acto cortesano. Observamos el intento de restaurar los usos

palatinos de tiempos de Constantino situando en el centro al

emperador flanqueado por dos figuras, personajes de la abadía que se

presentan con las manos velados como signo de respeto, y dos

soldados formando una composición que también es habitual en el

mundo bizantino. El monarca aparece cobijado por un dosel en cuya

parte superior aparece la mano divina como símbolo de su protección

sobre la institución imperial.

Los Evangelios de Lotario se realizaron al parecer entre los años

849 y 851 y están considerados la obra maestra del scriptoria de

Tours. El retrato del emperador Lotario (799-855) responde a la

tradicional imagen imperial, entre dos soldados. La miniatura gana

en verosimilitud naturalista al perder la frontalidad y girarse

hacia un lado señalando el poema que aparece en la página de la

derecha. Aparte de ciertos rasgos naturalistas, todo el conjunto

posee una fuerte dependencia formal del arquetipo: el monarca

apoyando sus pies en el escabel, entre dos soldados, es una imagen

claramente tardoantigua que revela el deseo de resucitar los usos y

las costumbres constantinianos.

Son diferentes las interpretaciones que se han realizado sobre

el trabajo del scriptoria de Tours. Según Koheler, la iconografía de

todas las Biblias de Tours proviene de un modelo común del siglo V,

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la Biblia del Papa León el Grande (440-461). Sin embargo, Schlunid

duda de esta atribución y Kresler -tras analizar todas las obras del

taller- afirma incluso que debieron existir modelos diversos donde

se mezclaban fuentes y prototipos. Así pues, podemos concluir que

las biblias turolenses se han debido realizar en cuatro etapas

sucesivas y por ello resultan tan distintas, introduciéndose

sucesivas peculiaridades aunque asumiendo el trabajo de momentos

anteriores.

El scriptoria de Metz.

El taller mezense realiza espléndidas representaciones

utilizando formas de tipo cortesano. Al frente de la abadía se

encontraba Drogón, un hijo natural de Carlomagno que fue nombrado

arzobispo en el año 844, quien dio gran auge al taller hasta su

muerte al año siguiente. Entre los años 840 y 855 se realizan en el

taller mezense libros científicos y religiosos con enorme elegancia.

El Manual de Astronomía y Cómputo fue compuesto por el taller

mezense hacia el año 840 aunque ya fue realizado en el año 809 en el

taller real de Aix-la-Chapelle con textos de la antigüedad de Plinio

o Iginio entre otros. Se utilizan elementos de figuras clásicas

dentro de una iconografía claramente de inspiración tardoantigua en

sus 41 ilustraciones.

Personaje recostado sobre un cántaro en el Manual de Astronomía y

Cómputo del taller mezense. Calidad extraordinaria en la copia del

manual del 809. Aras clásicas, peces.

El Sacramentario de Metz fue realizado hacia el año 850 con todas

las letras en oro, las tapas en marfil y una marcada

compartimentación en el ciclo cristológico. Uno de los detalles más

importantes es la utilización de letras historiadas, es decir, la

colocación de escenas pequeñas enmarcadas en los trazos de la letra,

rodeadas de ramajes de hojas de vid que recuerdan a los laberintos

de temas vegetales utilizados en los mosaicos romanos del siglo IV.

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Gran delicadeza cromática en las representaciones del

Sacramentario de Metz con verdes, oros, violetas, etc. La letra D

con imágenes que narran las historias a las que preceden. Las Marías

junto al sepulcro con los soldados dormidos.

La letra C historiada en el Sacramentario de Metz preludia el

texto de la Ascensión de Cristo. La Virgen y los apóstoles

presenciando el acontecimiento.

La letra V historiada en el Sacramentario de Metz con el texto del

prefacio, recorriendo la inicial todo la extensión de la página.

La letra C historiada en el Sacramentario de Metz precede a la

narración de la Natividad pero las escenas representadas son el

anuncio a los pastores y el baño del niño.

La letra D historiada del Sacramentario de Metz inicia la Epifanía

de los Magos. La escena representada es la Virgen con los Reyes de

Oriente.

La letra T inicia el prefacio del Sacramentario de Metz con el te

igitur. Representación de las ofrendas de Abel con el Cordero.

No existe ninguna duda entre los especialistas de que los

autores del Sacramentario fueran los mismos que los del Manual

aunque el primero es mucho más elaborado. Por su acertada

interpretación de las fórmulas iconográficas y plásticas del bajo

imperio, se ha relacionado este taller con el de Reims aunque

tampoco se puede olvidar que fueron los artistas del Evangeliario de

la Coronación los primeros en recoger las fórmulas de la antigüedad

clásica.

El scriptoria de Carlos el Calvo.

Es un taller cuya cronología abarca desde el año 840 al 877

pese a que sus manuscritos se analizan desconociendo el lugar de

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donde proceden los iluminadores que quizás podrían ser de Corvey,

Saint-Denis o incluso Reims.

Lo que sí resulta evidente es el carácter aúlico, regio, de las

obras realizadas por su riqueza ornamental y por el claro interés en

restaurar el esplendor de tiempos de Carlomagno, abuelo del

emperador. La suntuosidad real y los recursos utilizados han sido ya

vistos en las obras de Reims, Tours o la escuela cortesana de

Carlomagno pero la maestría es tal que los hacen magníficos. La

corte imperial destinaba grandes recursos para tutelar la labor de

artistas que en nada envidiaban a los de la corte de Aquisgrán y

cuyo trabajo se considera hoy, con cierto prejuicio academicista,

como símbolo de decadencia por su exhuberancia decorativa y el

carácter ecléctico de los recursos utilizados.

Las obras principales conservadas del scriptoria de Carlos el

Calvo son los fragmentos del Sacramentario de Metz, el Codex Aureus

de San Emerano y la Biblia de San Pablo Extramuros.

El Sacramentario de Metz es una obra hoy conservada incompleta

cuyo autor tiene un claro estilo remense pese a que la disposición

de las figuras es la propia del scriptoria de Tours. Imagen de San

Gregorio dictando sus homilías sobre Ezequiel. Cristo en majestad.

Las figuras se disponen en segmentos y su influencia será

importante en la ornamentación de las iniciales y sobre todo en el

Tigitus que incluye una crucifixión con Cristo triunfante de ojos

abiertos sobre un fondo de riquísima ornamentación con hojas de

acanto.

El Codex Aureus de San Emerano fue realizado por Beningar y

Linthard, quienes compusieron cuatro evangelios con sus prólogos,

prefacios y tres poemas dedicatorios que se ilustran con imágenes de

los cuatro evangelistas, Carlos entronizado, la Adoración del

Cordero, Cristo en majestad y una serie de incipit de gran

suntuosidad y de un estilo dependiente de talleres anteriores.

Imagen de San Juan con la habitual disposición de los elementos

clásicos turolenses como las cortinillas, los armarios que guardan

rollos.

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San Mateo rodeado por arquitecturas clásicas en el Sacramentario

de Metz.

Comienzo del Evangelio según San Mateo del Sacramentario de Metz;

la hoja completa se trata como si fuera un gran tapiz, con el león

en el centro sobre un fondo azul. Cristo metafórico, la resurrección

al tercer día y la vela de Cristo sobre su pueblo.

Entronización de Carlos el Calvo en el Sacramentario de Metz con

gran relación con la Adoración del Cordero que aparece en un círculo

venerado por los veinticuatro ancianos dispuestos de forma circular;

la imagen de Carlos es muy interesante, entronizado bajo un

baldaquino sobre el que está la mano de Dios. El emperador aparece

junto a dos soldados y dos mujeres con el motivo clásico de los

cuernos de la abundacia y que son Francia y Alemania, las dos partes

del Imperio. Carlos señala a su izquierda la imagen de la Adoración

del Cordero lo que se relaciona con los mosaicos de la cúpula de la

Capilla Palatina de Aquisgrán. El mensaje icónico no es novedoso

pues es el viejo tema del miles dei, el soldado de Dios bajo su mano

que es quien le otorga el poder y al servicio de quien están armas y

riquezas.

La Biblia de San Pablo Extramuros refleja la gran riqueza de las

obras de este scriptoria y es una de las obras de mayor envergadura

y empeño de toda la época carolingia. Son noventa y una iniciales de

las treinta y seis son de página entra, cuatro cuadros de tablas de

cánones y veinticuatro escenas en frontispicio que abren la

representación de un tema. La Biblia fue compuesta para ser regalada

al Papa Juan VIII tras la coronación imperial del año 875 y el

mensaje propagandístico es evidente.

Inicio del poema de Génesis al comienzo de la Biblia de San Pablo

Extramuros. Cubierta vegetal.

Exaltación de la figura imperial figurando a David y su apoteosis

real en la Biblia de San Pablo Extramuros. Ciclos

veterotestamentarios para justificar la monarquía franca y su

dignidad que se debería así a su sagrada unción.

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Frontispicio del Deuteromonio (II Libro, la marcha del pueblo de

Israel) en la Biblia de San Pablo Extramuros.

Frontispicio de los Proverbios con David sentado, sus soldados y

el juicio de Salomón. Biblia de San Pablo Extramuros.

Frontispicio del Apocalipsis. La Jerusalén celeste, el Cordero y

el Altar. Biblia de San Pablo Extramuros.

El scriptoria de Sankt-Gallen.

Producción mediocre de este taller que estaba bajo la

protección de Carlos el Calvo. Formas aúlicas propias de los

talleres locales que pueden ser coincidencias o quizás simples

copias. Taller provinciano que en algunas obras copia modelos

italianos.

Detalle del Salterio Folchard con fustes de columnas y tímpanos

propios del estilo italiano. Inspiración en los mosaicos italianos

en las arquitecturas y el escalonamiento del paisaje.

Detalle del Salterio Áureo de suntuosa riqueza. Uno de los autores

se llama Tuotilo. Calidad en el tratamiento de la figura humana

frente al barbarismo de los demás scriptoria.

David como músico en el Salterio Áureo junto a los danzantes. Es

una imagen muy elogiada por sus calidades y formas antiguas. Pese a

su torpeza podemos detectar cierto interés por liberarse de esas

formas antiguas y transmitir el mundo en que viven.

La toma de Jericó en el Salterio Áureo con castillos medievales y

soldados que reproducen la indumentaria del momento. Progresivo

olvido del clasicismo. Escalonamiento de planos. Escenas cotidianas.

El scriptoria de San Amand.

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El trabajo de este taller supone el renacimiento de las formas

abstractas y de los elementos ornamentales de origen insular,

pervivencias aletargadas en la eclosión de la figura humana clásica

propia de lo carolingio. Finalmente vuelven a resurgir en el

denominado estilo francosajón de la Segunda Biblia de Carlos el

Calvo, cuyas casi cien iniciales son totalmente anicónicas con sus

perfiles en oro y entrelazos.

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