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BENITO JUÁREZ GARCÍA. EL JURISTA Y FORJADOR DE LA REPÚBLICA Ángel Zarazúa Raúl Ávila RESUMEN: Ángel Zarazúa y Raúl Ávila presentan un texto biográfico sobre Benito Juárez, en el que ilumina los orígenes y diversas facetas de su rica personalidad, y ponen el acento en su contribución a la construcción de las instituciones liberales del país. ABSTRACTS: Ángel Zarazúa y Raúl Ávila present a biographic text about Benito Juarez’s life and Works. They shed light about the origin and different aspects of his rich personality and emphasize on his contribution to the construction of Mexican liberal institutions. Derecho y Cultura, núm. 13, enero-abril de 2004, pp. 179-203 1

BENITO JUÁREZ GARCÍA, JURISTA Y FORJADOR DE LA REPÚBLICA

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BENITO JUÁREZ GARCÍA. EL JURISTA Y FORJADOR

DE LA REPÚBLICA

Ángel ZarazúaRaúl Ávila

RESUMEN: Ángel Zarazúa y Raúl Ávila presentan un texto biográfico sobreBenito Juárez, en el que ilumina los orígenes y diversas facetas de su ricapersonalidad, y ponen el acento en su contribución a la construcción de lasinstituciones liberales del país.

ABSTRACTS: Ángel Zarazúa y Raúl Ávila present a biographic text aboutBenito Juarez’s life and Works. They shed light about the origin and differentaspects of his rich personality and emphasize on his contribution to theconstruction of Mexican liberal institutions.

Derecho y Cultura, núm. 13,enero-abril de 2004,

pp. 179-203

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RÉSUMÉ: Ángel Zarazúa y Raúl Ávila présentent un texte biographique sur la vie et oeuvre de Benito Juárez, dans lequel ils remarquent les origines et lesdiferentes facettes de son riche personnalité, ainsi comme sa contribution à laconstruction des institutions libérales de notre pays.

I. INTRODUCCIÓN

Don Benito Juárez en la historia patria es el personaje paradigmático

del héroe nacional; pocos o ninguno de ellos tuvieron la oportunidad de ver

la culminación de sus luchas y sus ideales. Nuestro personaje firmó el acta

bautismal de la República, pues fue precisamente él quien ideó, diseñó y

consolidó ese proyecto nacional.No obstante que la historia registra el movimiento insurgente de inicios

del siglo XIX como el de la emancipación del pueblo mexicano, esindudable que el verdadero movimiento de Independencia lo engendró yejecutó don Benito Juárez García, al proponer un estatuto jurídiconacional sistematizado y una nueva estructura de gobierno partiendo de labase sólida de una clara delimitación entre el poder civil y el religioso.

Es la personificación del auténtico patriota, el punto de partida de unnuevo sentimiento de pertenencia que en el devenir de los tiempos esreconocido como el nacionalismo mexicano.

Tuvo los arrestos necesarios para sobreponerse a su propiacircunstancia vital, y no le resulta aplicable la expresión del escritorlatinoamericano en el sentido de que “el hombre es producto de sucircunstancia”; expresión ajena a este héroe nacional, al menos en lotocante a su ámbito personal; pues precisamente representa el prototipopara aquél que desee sobreponerse a toda situación adversa, pues es lademostración incontrovertible que se requiere de una templanza y de untemperamento firmes y decididos, que no declinen ni se venzan ante elmínimo contratiempo.

Es preciso que al ilustre oaxaqueño se le conozca en su dimensión quelogró como jurista, pero también sus facetas humana, familiar, comopersonaje público, estadista e incluso como líder del mundo de su época.Este ensayo se refiere a cada uno de estos aspectos de la personalidadmultifacética de este excepcional mexicano.

En este sentido, no pretende sumarse a la ya rica y explorada corrientebiográfica, el sentido de este trabajo es acreditar que todas y cada una de las

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aristas de tan recia e imponente personalidad, permitieron siempre teneruna congruencia (por lo general ausente en personajes de esta talla), porsupuesto que es el destinatario natural del reconocimiento de “JURISTA

NACIONAL Y FORJADOR DE LA REPÚBLICA”.La conclusión natural se da en el sentido de que es por mucho el

prohombre que ocupa los niveles más altos del cielo patrio, ilustración deello es que en el concierto internacional, aun a pesar de que ha transcurrido más de una centuria, sigue vigente la filosofía juarista, pues la convivenciaentre los integrantes del conglomerado humano, y de los propios estados ynaciones, sigue dándose sobre la base irrestricta del respeto al derechoajeno.

Tal es el legado imperecedero que a la posteridad dio el próceroaxaqueño: la fórmula para que la convivencia humana se genere con unmínimo de concordia y con el presupuesto indispensable de la toleranciarecíproca, sólo de esta manera puede lograrse la verdadera paz.

II. LOS PRIMEROS AÑOS

Un personaje de la talla de Benito Juárez, no podría tener cabida en lahistoria en un ámbito que no fuera el Siglo XIX, marcado por la existenciade un pléyade de personajes; así, en los albores de esa centuria ocurre elnacimiento en nuestro país del jurista, forjador y Padre de la República.

Su llegada a este mundo, se da en un paralelo histórico con la creacióndel ordenamiento jurídico que habrá de marcar prácticamente a todos losestatutos nacionales que rigen la vida civil de aquellos países con tradiciónromanista.

En efecto, el Código Civil francés se promulgó en el año de 1804, misma anualidad en la que Napoleón es declarado emperador. Es precisamenteen este contexto, que se da el nacimiento de Juárez en el año de 1806.

El ámbito social, geográfico y cultural en los cuales se desarrolla supersona tienen como característica común las carencias y adversidades. Afin de no desviar el desarrollo de este trabajo, bástenos por ahora señalarque las raíces étnicas del patricio oaxaqueño tienen profundos elementosde la cultura zapoteca, la cual en su época de esplendor, fue señorío y nogrupo sometido.

Es preciso señalar que algunas plumas que han abanderado la delicadatarea de transmitir de generación en generación los hechos más

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representativos del acontecer patrio, quizá incluso de manera inconsciente, han acabado planteando un esquema en el cual a las culturas conquistadasde este lado del planeta, se les asigna una semblanza de atraso y barbarie.

Sin embargo, sabemos que la historia debe asumirse desde laperspectiva que Cicerón le concedía como: “luz de la verdad, memoria dela vida, vida de la memoria, maestra de los que viven y mensajera delpasado”.

Eso es a nuestro juicio, lo que marcó la diferencia de carácter ypersonalidad de nuestro pro-hombre, la pertenencia de raigambre a una de las culturas más espléndidas de la época prehispánica: la cultura zapoteca;es decir, lejos de que esta circunstancia imperante en su natalicio se debaconsiderar como una desventaja, por el contrario, ello le permitió que deorigen, en su sangre hiciera ebullición permanente el orgullo de pertenecera tan magnífica cultura, y por supuesto, tener de suyo una mayorsensibilidad vital, que al paso de los años, habría de aplicar en los diversosórdenes de su vida; sólo de esta manera podemos explicarnos la firmeza,reciedumbre, voluntad férrea y capacidad de decisión que asumió siemprecomo hombre íntegro.

La magnificencia del valle de Oaxaca, decorado por la majestuosidad de la Sierra Madre del Sur, fueron la cuna del insigne mexicano, y el colormoreno de las tierras de San Pablo Guelatao, impregnaron la tez del serque el mundo honraría inmortalizándolo como Benemérito.

La misma naturaleza fue cómplice de la historia, pues los husos horariosen esta latitud, indican que dentro de ese maravilloso invento del hombreque se llama tiempo, corresponde al 21 de marzo, la oportunidad derenovación de la vida, pues con esa fecha arriba la primavera, que secaracteriza por la multiplicidad de elementos que fortalecen la esperanza, y representan una nueva oportunidad de cubrir un ciclo vital; elementostodos que en forma generosa obsequió la naturaleza a nuestra nación,precisamente con el nacimiento de Benito, un 21 de marzo.

Pocas culturas en el mundo, como lo es el caso de la mexicana, porrazones de tradición y costumbre, han establecido que los padres habránde dar cobijo a sus hijos, hasta en tanto se valgan por sí mismos. Sinembargo, la muerte, que era considerada como parte de la vida por lasculturas antiguas, fue conocida a muy temprana edad por el ilustreoaxaqueño, a través de uno de los dolores mayores que puede deparar lavida al humano: la muerte de los padres.

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En efecto, don Marcelino Juárez y doña Brígida García dejaron en laorfandad a nuestro personaje, cuando apenas despertaba a la vida ysumaba tres años de edad.

La sociedad mexicana desde siempre (regla general), suple esto a travésde los abuelos, los cuales infortunadamente al poco tiempo tambiéngenerarían una segunda orfandad a Juárez; a la cual habría de sumarse una tercera obligada, pues la especulación histórica enseña que más adelante,se separaría de su tío Bernardino, por malos tratos.

Es indudable que lo que nos arraiga al terruño es la propia familia, porello, ante la ausencia de ésta, no queda sino andar los caminos paraencontrar el propio, por eso inició su peregrinar. Sabido es que un pueblosin muertos, es un pueblo sin memoria, esto lo conocía Benito, pues en sumemoria siempre estuvo presente la imagen de los padres que apenasconoció, así como la de los abuelos; y el destino se esmeró en hacerlepatente, que el sendero vital lo habría de andar sin la compañía de ellos.

Así como la legislación vigente establece que la ignorancia de la ley noexime de su cumplimiento, podemos hacer un parangón en el sentido deque la ignorancia de la historia no justifica las posturas radicales; esto es asípues se ha difundido la idea de que el antirreligioso por antonomasia esBenito Juárez, nada más alejado de la verdad que esto, y la razón es simple:en los albores del siglo XIX si alguien tenía el monopolio de la educaciónera precisamente la iglesia, por supuesto que esto además se medía con dosraseros diferentes, según se tratara de las áreas rurales o del campo, o bien,de las ciudades.

La educación laica por lo tanto no dejaba de ser sino una quimera, pueslas diversas órdenes religiosas eran quienes tenían en sus manos laformación académica de los hombres. La primera barrera que hubo devencer nuestro personaje fue justamente la de aprender una forma de expresión distinta a su lengua madre, pues era condición indispensable si quería irmás allá, aprender “la castilla”: el español.

Esta circunstancia no era novedosa, debemos recordar que los próceresdel movimiento de independencia habían tenido también una formacióneminentemente eclesiástica, pues normalmente aquellos que se ordenabanen algún grupo religioso, eran por definición los hombres más cultos.

No cabe duda que este ser venía ya predestinado a cumplir con unafunción extraordinaria, pues los primeros años de su vida coincidenigualmente con las primeras intentonas de cortar todo vínculo con la

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Corona española, entre los cuales se cuenta el movimiento de 1808 queinvolucró al Ayuntamiento de la ciudad de México, y por supuesto, niqué decir del encabezado por el padre Hidalgo en septiembre de 1810. Esdecir, la vida misma le permitió que su infancia transcurriera respirandoaires de libertad y de independencia, los cuales sin duda, fortalecieron elespíritu que medio siglo después habría de necesitar para poner los sólidoscimientos de la República.

Cuando el destino llama hay que acudir por todos los medios, pero paraello primero se debe tener la certeza de ese llamado; quizá por eso elasombro que a sus biógrafos despertó el hecho de que emprendiera su rutacaminando hasta la ciudad capital, carece de razón alguna, pues esevidente que lo verdaderamente relevante de este episodio lo constituye laconvicción de que para ser, Benito sabía que tenía la imperiosa necesidadde desplazarse.

Los clásicos de la ciencia política enseñaban que las verdaderaslecciones que inicialmente debían impartirse a quienes algún díagobernarían, eran ni más ni menos que las de aprender a obedecer y atrabajar; pues en este caso tal condición se cumplió a cabalidad, ya que lascrónicas narran que fue justamente su hermana, quien se dedicaba alabores domésticas y lo arropó a su llegada a la capital, y por lo tanto,Juárez tuvo como primera actividad compartir esa tarea.

Jorge Luis Borges asegura que la vida es el jardín de los senderos que sebifurcan, y precisamente la vida de Benito es testimonio fehaciente de ello,pues en la casa a la que llegó y en la cual recibió las trascendentaleslecciones de aprender a servir, no sólo le significó alivio en su peregrinar,sino además (caprichos de la vida), la hija de su patrón habría de ser ladestinataria de la expresión de los más nobles sentimientos que sepueden despertar en un hombre con motivo del amor. En efecto, AntonioMaza era el patrón de la hermana y por consiguiente, lo fue de Juárez, pero al mismo tiempo, era padre de la persona que sería su cobijo espiritual:Margarita Maza.

Aprendidas las lecciones del servicio, quedaba pendiente conocer elmétodo para descifrar las ideas plasmadas en la escritura; por ello Benitobuscó satisfacer su avidez retomando los caminos que la pauta de la vida lemarcó y que para entonces, en su existir, parecían infinitos; así llegó con elpadre franciscano que le enseño “la castilla” y lo alentó a acudir a la

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entonces llamada “Escuela Real”, para su primer encuentro formal conla magia de la lengua escrita.

La agudeza demostrada y la habilidad desarrollada para superar lasprimeras lecciones lo condujo de manera natural al seminario de SantaCruz. Por eso decimos que sus detractores se equivocan, pues la enseñanzainicial del prócer se dio al cobijo de la educación de corte religioso, primero con don Antonio Salanueva y luego en las escuelas referidas. En lo queparecía una trayectoria de su destino vertical y sin accidentes, quiso eltiempo y las circunstancias que éste diera un vuelco y truncara laposibilidad de que tomando en consideración su formación básica, seordenara en alguno de los seminarios.

Estos primeros años los habría de recordar Juárez, el hombre, de lasiguiente manera:

Por otra parte, yo también sentía repugnancia de separarme de sulado, dejar la casa que había amparado mi niñez y mi orfandad, yabandonar a mis tiernos compañeros de infancia con quienes siempre se contraen relaciones y simpatías profundas que la ausencia lastima,marchitando el corazón.1

III. LA PREPARACIÓN DEL ABOGADO

Y POLÍTICO

Las circunstancias imperantes en la época posibilitaron que en 1826 sefundara el Instituto de Ciencias y Artes de la ciudad de Oaxaca; por ellocuando de decidir la vida se trató, el joven Benito no tuvo la menor duda de gestionar lo necesario para acceder a tan novedosa institución, en la cualencontró la actividad que compilaba el desiderátum de sus ideales y anhelos:la carrera de abogado.

Conocedor profundo de la educación religiosa, ahora incursionaba en el laicicismo, y ambos elementos generaron en este personaje una dualidadúnica para su época: por un lado, los valores morales, la misericordia, lahumildad, que quiérase o no, había asimilado en su formación eclesiástica;

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1 Henestrosa, Andrés, “Flor y látigo”, Apuntes para mis hijos. Recopilación del ideario de Benito Juárez, México, Comisión Nacional para la Conmemoración del Centenario delfallecimiento de don Benito Juárez, 1972, p. 44.

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mientras que por el otro lado se acercaba a los conceptos de derecho yjusticia, pilares indisolubles de la ciencia jurídica que ahora aprendía.

La pasión por esto último, le permitió ser un alumno adelantado quecristalizó convirtiéndose en el primer abogado titulado en el propioInstituto de Ciencias y Artes.

Los abogados de antaño, forjados en el conocimiento de las ideasclásicas, afirmaban que el verdadero conocimiento de la ciencia jurídicasólo se tendría, cuando se aceptara ser evaluado todos los días por alumnos, es decir, cuando se abrazara el apostolado de la docencia. Pues dentro de la impresionante currícula de Juárez, encontramos que no sólo fue alumnodestacado del Instituto, sino que escaló la estructura jerárquica de suerte tal que se desempeñó como maestro, secretario y director de esa prestigiadaInstitución.

Paradójicamente en su labor como maestro, tuvo la oportunidad deforjar en sus aulas a otro personaje registrado en la historia patria por sucélebre expresión: “... que nadie se perpetúe en el ejercicio del poder, y éstaserá la última de las revoluciones. Sufragio Efectivo y No Reelección”, quetal fue el lema empleado para lanzar el famoso Plan de Tuxtepec, estamoshablando entonces de don Porfirio Díaz, quien a la postre había dedestacar como uno de los soldados con mayor sentido patriótico, y luegocomo un estadista ambicioso de poder.

La formación como abogado, maestro y director de tan importante casade estudios, le permitió a Juárez alcanzar la madurez intelectualindispensable para desempeñar de manera brillante las tareas que a lolargo de su vida la República le encomendó.

Hoy se habla con insistencia de establecer el servicio civil de carrera enel servicio público; sin estar reglamentado en la época, podemos afirmarcategóricamente que Benito cumplió con todos y cada uno de los diversosniveles del ejercicio público, de esta manera en su Estado natal fuediputado local, regidor del Ayuntamiento, juez y magistrado y porsupuesto, gobernador en diversas ocasiones. En el ámbito federal fuediputado, ministro de negocios e instrucción pública, ministro de gobiernoy presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Mientras esto sucedía en la vida de este personaje, y se iba forjando día adía el estadista ejemplar e impasible que habría de imprimir su sellopersonal a la época histórica a la cual perteneció, en el exterior del país sehabían generado ya las revoluciones de Independencia en Caracas,

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Bogotá, Santiago de Chile y Buenos Aires; habían surgido Simón Bolívar y José de San Martín; tenido lugar la batalla de Waterloo; surgido JamesMonroe como presidente de los Estados Unidos; Bolívar había alcanzadola presidencia; muerto Napoleón; generado la Doctrina Monroe;consolidado la Independencia de Colombia, Perú y Venezuela; acaecidola muerte de Bolívar; y dado la división en América central en cincopequeñas repúblicas, entre otros muchos sucesos relevantes.

Entre tanto, en nuestro país, se inició el movimiento de Independencia,habían sido apresados y ejecutados los precursores; repercutido lapromulgación de la Constitución de Cádiz; en el Congreso deChilpancingo proclamado la Independencia de México; surgido elimperio de Iturbide; iniciado y consolidado las logias masónicas deyorquinos y escoceses en nuestro país; surgido los movimientos reformistasde Valentín Gómez Farías y José María Luis Mora; acaecido la separaciónde Texas y se generaba el bombardeo a San Juan de Ulúa de la escuadrafrancesa; el país había experimentado el proyecto federal en 1824 ypadecido el centralista en 1836 con la correspondiente dictadura deAntonio López de Santa Anna, y los excesos del Supremo PoderConservador, así como la tristemente célebre denominación que seadjudicó esta persona al llamarse “su Alteza Serenísima”.

Los cargos públicos desempeñados por Benito Juárez fueron marcadossiempre por una sensibilidad extraordinaria para atender las necesidadesde la población; en su oportunidad apostó a la educación, entendiéndolacomo el único medio que tenía la sociedad para una mejoría y desarrollointegral; esto lo planteó con pleno conocimiento de causa, pues en suoportunidad había tenido la posibilidad de conocer la educación religiosa,que se impartía bajo viejos formulismos carentes de sustento, muchos delos cuales incluso atentaban contra la dignidad de la persona, sobre todo en lo tocante a correctivos y medidas disciplinarias.

Nuestro personaje tuvo la oportunidad de recibir educación laica,además de ejercitar la docencia desde esta perspectiva, todo lo cual lepermitía concluir en la imperiosa urgencia de superar atavismos y resabiosen los moldes educativos, máxime que también en él se conjugaban lasexperiencias vividas en el ámbito rural y en la ciudad; es decir, habíatomado plena conciencia de la necesidad de un proyecto educativo decarácter nacional, que abarcara hasta los lugares más recónditos del territorionacional.

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La docencia entonces le permitió conocer en la práctica las verdaderascarencias de la educación, por ello alentó siempre la formación de docentes y la necesidad de que su labor no se centrara sólo en la ciudad.

Habiendo abrazado con verdadera convicción la carrera de abogado, se convirtió de manera natural en un incansable defensor de la justicia y delderecho, y con fervor creía que sólo respetando la ley sería posible realizara cabalidad las tareas de gobierno.

Todos y cada uno de estos aspectos de su formación, le permitieron quellegado el momento de encumbrarse y consolidarse como figura política yestadista, habían permeado su ser, profundos sentimientos de solidaridadcon sus congéneres, patriotismo y lealtad para el desempeño de cualquiercargo público; contaba con los elementos suficientes para saber que el finúltimo del poder era el servicio a los demás; que la política no era sino unaoportunidad de multiplicar acciones en beneficio del interés general y quetodo cuanto hiciera, no era sino dar debido cumplimiento al mandato legalque había suscrito.

IV. BENITO JUÁREZ EL ESTADISTA

Y FORJADOR DE LA REPÚBLICA

La historia enseña que los hombres al llegar a la cúspide del poder,inician de manera simultánea un periodo de capacitación intensiva paracumplir con su cometido, es decir, la improvisación y la inexperiencia lasmás de las veces acompañan a quienes alcanzan los más altos niveles en ladelicada tarea del servicio público.

Por eso es excepcional el patricio oaxaqueño, pues llegado el momentode ocupar la máxima magistratura del país, contaba con los elementosnecesarios para su leal y patriótico desempeño. Tenía plena conciencia deestadista, sabía de su tiempo y circunstancia, conocía sus límites ycapacidades, y ello fue guía y luz en su camino. Así, afirmaba:

Los elogios con que ensalzan mi conducta no me envanecen. Tengo laconvicción de no haber más que llenado los deberes de cualquier ciudadanoque hubiera estado en mi puesto al ser agredida la nación por un ejércitoextranjero. Cumplía a mi deber resistir sin descanso hasta salvar lasinstituciones y la independencia que el pueblo mexicano había confiado ami custodia. Hoy, de vuelta a la capital, tengo el placer de comunicarles queni la Constitución ni la Independencia, han sufrido menoscabo a pesar de

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haber sido terriblemente combatidas. No llego a México comoconquistador; le traigo, no el terror, sino la libertad y la paz que deseocomiencen a gozar desde hoy todos los habitantes del país sin distinciónalguna. Espero que este deseo será cumplido con el concurso de la nación, ala cual se debe el triunfo que hoy celebramos.2

Conocedor de las tesis esgrimidas por los pioneros de la ciencia política,respetaba el principio de la voluntad general, a la cual denominaba“voluntad nacional”, y le daba preeminencia sobre cualquier interésparticular.

Cuantas veces tenía la oportunidad, expresaba su respeto irrestricto alpueblo, comprendía que los héroes no esgrimen pretextos; su existencia semovía por una verdadera pasión hacia el país, el pueblo y los suyos, por esono tenía empacho en afirmar que su única aspiración era servir a losintereses del pueblo y respetar su verdadera voluntad, procurando hacertodo cuanto fuera posible para sostener las instituciones, pues decía:

... He demostrado en mi vida pública que sirvo lealmente a mi patria y queamo la libertad. Ha sido mi único fin proponeros lo que creo mejor paravuestros más caros intereses, que son afianzar la paz en el porvenir yconsolidar nuestras instituciones. ¡Sería yo feliz si antes de morir pudieraverlas para siempre consolidadas!3

Debe decirse que ya desde el momento en que el estado de Oaxaca fuehonrado con su designación como gobernador, puso en práctica lahabilidad política y la experiencia acumulada, para celebrar convenios defacto con los grupos de poder, de los cuales el que tenía un mayor pesoespecífico era por supuesto el poder eclesiástico.

Agradecido por su formación en el Instituto de Ciencias y Artes y comoun gesto de lealtad a esa institución que lo formó, le otorgó un amplioapoyo e incluso gestionó lo necesario para que la estructura y sistemaseducativos de esa institución, fueran rediseñados en aras de conservar elprestigio ganado y darle una mayor proyección; estas acciones en pro de laeducación se hicieron extensivas a prácticamente todas las escuelas delEstado.

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2 Do cu men tos, dis cur sos y co rres pon den cia, se lec ción y no tas de Jor ge L. Ta ma yo, Mé xi co,Se cre ta ría del Pa tri mo nio Na cio nal, 1964-1970, t.12, p. 248.

3 He nes tro sa, Andrés, op. cit., p. 16.

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Destacó también en su gestión la creación de la Casa de Moneda, asícomo la institucionalización de un cuerpo militar dentro del propioejército, al que denominó Guardia Nacional. Esto es una prueba más de lacapacidad visionaria de Benito Juárez.

Conocedor de las penurias que para la vida de los soldados generabanlas épocas de guerra, pero sobre todo las posteriores a ella, se preocupósiempre porque aquellos que habían participado en algún conflictointestino en nuestro país, recibieran las pensiones correspondientes yfueran tratados como veteranos de guerra, disponiendo además que dadasu calidad de héroes nacionales, debían también recibir atención médicaespecífica, por lo que dispuso la creación de un nosocomio militar; es decir,la evaluación que al final obtuvo en esta etapa de estadista, fue sin duda laaprobación unánime de la población de su propio Estado.

Existe un dato curioso en este periodo como gobernador, pues habiendo sido notificado de que se acercaba el general Santa Anna al estado quegobernaba, ordenó se impidiera el paso a la capital de Oaxaca, aduciendopara ello un interés general, consistente en preservar las condiciones deconvivencia pacífica y armónica en la entidad; cara tuvo que pagar suosadía el prócer oaxaqueño, pues como veremos más adelante fueperseguido ferozmente por Santa Anna.

El amor a su alma mater, y la circunstancia de ser nuevamentegobernador en el año de 1856, le permitieron abrir de nueva cuenta laspuertas del Instituto de Ciencias y Artes, que había sido destinatario de losataques de los conservadores, al grado incluso de llegar al extremo de sucierre, con la novedad de que incorporó materias relativas a la preparación y adiestramiento militares, pues dados los tiempos convulsos que vivía elpaís, sostenía la tesis de que el dedicarse solamente a actividadesacadémicas inutilizaba a los alumnos para afrontar adecuadamente lascontingencias que pudieran surgir, por lo que la educación yadiestramiento militar, los tendría prestos para toda eventualidad. Debedecirse que este modelo educativo fue adoptado por un sinnúmero deinstituciones que posteriormente fueron surgiendo, las cuales lograronalcanzar un prestigio sólido, tal fue la modalidad de los internados que seestablecieron en diversas ciudades del país, o bien, como el prestigiado“Instituto Patria”, que en la capital del país cumplió con su función deforjar a varias generaciones de mexicanos, que en el desempeño del servicio

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público dieron siempre muestras de poseer un sentido patriótico ynacionalista.

Conocedor de los actos litúrgicos religiosos, y al mismo tiempo con unfervor a las incipientes instituciones del país, ya desde el gobierno deOaxaca, modificó las prácticas y costumbres imperantes en la época, pueslas ideas que había forjado, le permitieron vislumbrar que los ámbitosreligioso y civil debían permanecer estrictamente separados.

De esta manera le correspondió ser el primer gobernador que desistiócumplir con el ritual de que una vez que se tomaba posesión en lagubernatura, se acudía a dar gracias a la Catedral. Como sabemos ennuestra época se ha dado un severo retroceso en este sentido, pues lapráctica republicana inaugurada por Juárez, fue incumplida sin razónalguna en la actualidad. Las razones esgrimidas por Benito fueron en elsentido de que al ser representantes los funcionarios del pueblo, lescorrespondía conocer todo lo relativo a la cosa pública, y por lo tanto,debían de abstenerse de realizar acciones que mezclaran esasjurisdicciones; esto constituyó el más importante precedente para elapartado respectivo de las Leyes de Reforma.

Tal y como acontecería al desempeñarse como presidente de laRepública, en su labor como gobernador, la austeridad personal, la lealtad, la sencillez en su persona y bienes y la humildad, habrían de constituir lascaracterísticas de su gestión, la cual tuvo siempre como fin último la ayudaa los más necesitados. Esto nadie tuvo que enseñárselo, pues la vida mismale había recetado una serie de duras lecciones, pues su origen, según se dijoanteriormente, fue justamente en medio de la abundancia de las carencias.

No debemos pasar por alto que el Benemérito asumió una actitud de unverdadero patriota, cuando habiendo sido asesinado el general VicenteGuerrero, dentro del gobierno de Anastasio Bustamante, Juárez pidió quesus restos fueran velados en Oaxaca, lo que le causó que fuera hechoprisionero durante varios meses y desterrado a la ciudad de Tehuacán.

Igualmente, y luego de haber sido gobernador y director del Instituto deCiencias y Artes, fue nuevamente hecho prisionero por órdenes de Antonio López de Santa Anna, quien cobraba así la cuenta pendiente, cuandoJuárez le impidió acceder a la ciudad capital de su Estado; este sucesoconcluyó con su reclusión en las tinajas de San Juan de Ulúa, sin que ellohaya sido suficiente para satisfacer a su Alteza Serenísima, pues luego fue

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deportado a La Habana, Cuba, y de ahí se trasladó a Nueva Orléans,Estados Unidos de América.

Es precisamente en la ciudad de Nueva Orléans donde se encontró conlos liberales Ocampo, Mata, Arriaga y Montenegro, con quienes comienza a planear lo necesario para preparar el regreso a la patria, así como laestrategia y la lucha que habrían de seguir para conquistar el poderpúblico.

Para tener una idea de la talla de estos patriotas mexicanos, baste decirque una de las mentes más lúcidas fue precisamente la de PoncianoArriaga, hombre preclaro del Congreso Constituyente de su época, quecompartía con Benito Juárez la preocupación porque la justicia alcanzarasobre todo a los marginados, y cuya obra se concretó, entre otras muchascosas, con la creación de la Procuraduría de los Pobres, lo que loconvertiría en un hombre ejemplar en este sentido, según magistraldescripción de Humberto Benitez Treviño, en su obra: “Ponciano Arriaga: Defensor paradigmático de los pobres”, amén de haberse convertido en elliberal estratega del pensamiento revolucionario de Benito Juárez.

No obstante la riqueza intelectual de este grupo de liberales que sesumaron a la causa juarista, sin duda quien logró tener mayor ascendenciasobre el Benemérito fue Melchor Ocampo, quien había abrevado en laslecturas de quienes para esos años sostenían como las mejores, las tesisrelativas al socialismo, y que ante la improbabilidad de concretarlas,fueron registrados como los socialistas utópicos.

De manera paralela en nuestro país, en marzo de 1854, se proclamabael Plan de Ayutla, alentado por Comonfort y encabezado en la luchaarmada por Juan Alvarez; Juárez consideró que era el momento oportunopara incorporarse a ese frente; este movimiento se inició en el Estado deGuerrero y alcanzó a extenderse en la mayor parte del territorio nacional;compartían un sentimiento común: la oposición directa al gobierno deSanta Anna.

El papel que asumió Juárez fue el de convertirse en el consejero de JuanAlvarez, para ello llegó a Acapulco a incorporarse a esas fuerzas militares,no sin antes fundar en el estado de Texas, la Junta RevolucionariaMexicana.

Este movimiento triunfó y Juárez fue designado Ministro de Justicia yNegocios Eclesiásticos, aunque algunos historiadores señalan que el cargose denominaba Ministro de Justicia e Instrucción Pública; compartió la

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estructura de gobierno con ministros como el propio Melchor Ocampo,Guillermo Prieto, Ignacio Comonfort y Miguel Lerdo de Tejada. Desdeesa posición Juárez dictó varias medidas tendentes a reducir y desaparecerlos privilegios del clero y del ejército, lo que motivó que su ministeriodesapareciera, refugiándose de nueva cuenta en el gobierno de Oaxaca.

A esta época entonces pertenece la que históricamente es conocidacomo la Ley Juárez, que data de noviembre de 1855, la cual por sí solaprovocó un severo conflicto del gobierno con las autoridades eclesiásticas yla clase conservadora. Entre otras cuestiones, esta ley dispuso ladesaparición de los tribunales especiales, tal y como sucede hasta nuestrosdías; sabemos que éstos son los que se crean para resolver casos específicos,que no existen con anterioridad a que suceda el hecho que se va a juzgar, yademás que una vez resuelto el asunto en concreto, desaparecen; es decir,se trata de tribunales que se alejan del respeto a las mínimas garantías algobernado.

Sin embargo, se dejaron a salvo los tribunales eclesiásticos y militares,solamente que con una jurisdicción limitada y específica, pues ahora suámbito de acción se reduciría a resolver cuestiones propias, sin conocer deasuntos de carácter civil, ni a juzgar a paisanos que se vieran involucradosen ellos. Esto despertó enconos que para esa época se considerabansuperados y que se habían generado con motivo del actuar, entre otrospersonajes, del doctor José María Luis Mora.

La presión en contra del gobierno de Juan Álvarez fue creciendo,aunado al hecho de que se generaron divisiones entre sus propioscolaboradores, lo cual orilló al propio Alvarez a dimitir, es entoncescuando Juárez se retira a su Estado. Sin embargo, Comonfort que habíarelevado a Álvarez en la primera magistratura, lo invitó a fungir comoministro de Gobernación.

Al igual que otros gobernadores, Juárez se opuso enérgicamente alproyecto centralista de Ignacio Comonfort, quien finalmente fuederrocado por la revuelta del Plan de la Ciudadela, el 19 de noviembre de1857, abandonando la capital dos meses después; no obstante, antes de suretiro la legislación reformista fue prolífica y se expidieron, entre otras, laley que decretaba la desamortización de los bienes eclesiásticos, conocidacomo Ley Lerdo, que tenía el inconveniente a juicio de los historiadores deque alentaba el latifundismo, pues convirtió a los campesinos en carnede cañón.

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De la misma manera don José María Iglesias logró también que la leyque propuso relativa a la supresión del pago de diezmos y serviciosobligatorios parroquiales fuera aprobada, y se conoció precisamente comoLey Iglesias; y se sumó a éstas la Ley Lafragua que otorgó la libertad deprensa que había sido suprimida por Antonio López de Santa Anna.

Esto marcó el inicio del largo tiempo de Juárez como presidente, cargoque habría de retener durante siete periodos. Desde julio de 1859 se inicióla expedición de las Leyes de Reforma, entre tanto, nuestro país era testigode la enconada lucha por ocupar la primera magistratura, y así se generóun largo desfile en el cual participaron entre otros, los conservadoresZuloaga, Robles Pezuela, Salas, Miramón, Pavón, e incluso el propioMaximiliano de Habsburgo.

En el Congreso de 1856-1857, tuvieron lugar acaloradas discusiones enrelación con el artículo 15 del proyecto de Constitución, pues por primeravez se había propuesto establecer la libertad para todos los mexicanos deprofesar la religión de su preferencia; sin embargo, luego se agregó elpárrafo relativo a que considerando que de manera tradicional lapoblación de nuestro país había venido profesando la religión católica, elEstado haría lo necesario para preservar esta costumbre, sin generar dañoalguno a terceros, lo cual desató acalorados debates.

La búsqueda de una solución ecléctica a la controversia, no logró que sealcanzara acuerdo alguno y tuvo el funesto resultado de la Guerra deReforma o Guerra de los Tres Años. Es aquí donde Juárez asumió el PoderEjecutivo, sólo que ante la problemática existente se vio en la imperiosanecesidad de establecer la sede del gobierno en el Estado de Veracruz, nosin antes sortear una serie de viscicitudes, entre las que se cuenta el episodio protagonizado por Don Guillermo Prieto, en el Palacio de Gobierno de laciudad de Guadalajara, donde se interpuso ante un pelotón que pretendíaaprehender y agredir a Benito Juárez, con el sólido argumento que lahistoria registró: “¡Los valientes no asesinan!”.

De la ciudad de Guadalajara encaminó sus pasos hacia Colima yManzanillo y de ahí, su gobierno trashumante embarcó a Panamá y LaHabana, llegando como ya se dijo con anterioridad, al puerto de Veracruzen 1858, donde ya lo aguardaban Ignacio Ramírez, Ignacio de la Llave,Ponciano Arriaga, Miguel Lerdo de Tejada, entre otros.

Es aquí donde se suscita uno de los episodios que más le es criticado aBenito Juárez, pues bajo la presión de don Miguel Lerdo, firmó el Tratado

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Mac Lane-Ocampo, que a todas luces resultaba lesivo para la soberaníanacional y debe decirse que sólo por las pugnas internas que se daban en elpaís del Norte, el Senado americano no ratificó el Tratado.

La llamada Guerra de Reforma terminó con la batalla de Calpulalpan,donde fueron vencidos Miramón, Márquez y los restos del viejo ejércitovirreinal; ante la huida del presidente conservador, por fin pudo retornar elpresidente Juárez a la ciudad de México el 11 de enero de 1861.

Al expedirse la Ley de Moratoria de Pagos a los países extranjeros, éstase tomó como pretexto en la Convención de Londres, para intervenir enMéxico, por lo que tres países: España, Inglaterra y Francia, enviaron sustropas a nuestro país, y haciendo caso omiso de la derogación del decretode moratoria del presidente Juárez, Napoleón III decidió continuar con laintervención francesa y el imperio de Maximiliano. Para hacer frente ala contingencia se nombró Jefe del Ejército al General Ignacio Zaragoza,quien suplió al héroe de Calpulalpan, Jesús González Ortega.

Juárez reorganizó su gobierno y no obstante la victoria del 5 de Mayo,finalmente Puebla cayó en manos del invasor, por lo que el gobierno de laRepública comenzó nuevamente un itinerario galopante, y se encaminó ala ciudad de San Luis Potosí, para posteriormente ir a Saltillo y terminar superegrinar en Paso del Norte, hoy ciudad Juárez, lugar estratégicamenteelegido por el Benemérito, pues sabía que las tropas americanasimpondrían respeto a los franceses.

Para beneplácito de nuestro país, la unión americana protestó contra laintervención y reconoció a Benito Juárez como el representante único delGobierno Nacional Mexicano, y si bien este hecho coadyuvó para larestauración de la República, de ninguna manera puede considerarsecomo determinante para la victoria final republicana, pues es evidente quetal y como lo afirma Daniel Moreno Díaz en su obra “Los hombres de laReforma”, la ayuda del gobierno estadounidense fue básicamente suactividad diplomática, una vez concluida su Guerra Civil.

A la par se dio la pérdida del apoyo del gobierno francés, motivada porel rompimiento de Napoleón a los compromisos de los Tratados deMiramar, lo que debilitó enormemente al gobierno de Maximiliano, quienpara sostenerse buscó aliarse a la Iglesia. Muy conocido es el episodiohistórico en el cual su esposa Carlota gestionó apoyos en Europa para sumarido, y sin haber logrado nada su desesperación desembocó en la locura,

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lo que motivó que el declarado emperador asumiera la decisión derenunciar al imperio y abandonar de inmediato el país.

Sin embargo, convencido de lo contrario por quienes lo habían invitadoa gobernar, pretendió reorganizar su ejército y regresó a la capital en 1867; ya el temor se había apoderado de las fuerzas invasoras, quienesabandonaban el país en forma desesperada. Maximiliano se empecinó enrecuperar el terreno perdido y para tal efecto se hizo acompañar deMárquez, Tomás Mejía y Miguel Miramón, quienes por estrategia leaconsejaron cubrir la plaza de Querétaro, para evitar el avance de lastropas liberales.

En marzo de 1867 Benito Juárez ordenó que la ciudad de Querétarofuera sitiada y las fuerzas republicanas lograron aprehender aMaximiliano, Márquez, Miramón y Mejía, a quienes les fue aplicada laLey del 25 de enero de 1862, que con toda claridad establecía que debía ser condenado a muerte todo aquel que atentara contra la independencianacional.

Destacados historiadores, entre ellos Patricia Galeana de Valadés, en suobra “Benito Juárez. El indio zapoteca que reformó México”, consignanque fue numeroso el grupo de personajes que abogaron porque serespetara la vida al Archiduque de Habsburgo; sin embargo, en todomomento Juárez mantuvo presente que no era tan sólo su persona quienasumía la decisión, sino que la nación entera y la República, eran quieneshistóricamente asumían la decisión de dar una lección a la humanidad, enel sentido de que nadie está legitimado para gobernar a un pueblo ajeno,mucho menos aún mediante el uso de la fuerza.

Por ello, Maximiliano, Miramón y Mejía vieron desvanecerse, lossueños por establecer un imperio mexicano,al igual que en la aventuraimperial anterior lo había hecho en 1822 Agustín de Iturbide, y la ciudadde Querétaro, cuna del constitucionalismo mexicano, tuvo la oportunidadhistórica de convertirse en la sede donde se dio cumplimiento al actabautismal de la República, que se tradujo en la orden inexorable de que el19 de junio de 1867, el Cerro de las Campanas fuera el sitio elegido por laNación, para dejar constancia al mundo de que se había adquirido la madurezsuficiente, para de una vez por todas convertirnos en una República.

Es este el hecho singular que nos permite afirmar de maneracontundente que don Benito Juárez García, debe ser considerado como el“Forjador de la República”.

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V. EL LIBRE PENSADOR BENITO JUÁREZ

El siglo XIX marcó el origen y destino de las logias masónicas ennuestro país; tanto los ritos yorquino como escocés, buscaron su carta denaturalización en este territorio, y en esa búsqueda, intentaron expanderseen forma pronta y certera, alcanzando una gran influencia.

Benito Juárez buscó el mayor número de acercamientos posibles a estosgrupos; ya desde su Estado natal se había incorporado al rito yorquino, através de la Logia denominada “Esfuerzo a la virtud”, fundada en la ciudad de Oaxaca en el año de 1829, iniciándose por supuesto como aprendiz.

Años después buscó su ingreso a la “Logia Independencia”, que era lanúmero dos del Rito Nacional Mexicano, consiguiendo incorporarse el 15de enero de 1847.

Su formación e incorporación a las logias, fue lo que le permitió contarcon el apoyo de los masones en el destierro de 1853, y fueron ellosprecisamente quienes lo acompañaron hasta Nueva Orléans,principalmente Melchor Ocampo, quien como ya se dijo, habría de teneruna gran influencia intelectual en Juárez; Guillermo Prieto, LeónGuzmán, José María Mata, Francisco de P. Zendejas y Manuel CepedaPeraza, entre otros.

Si bien la mayor parte de sus biógrafos hacen recurrente referencia a suactitud siempre humilde y sencilla, poco señalan que en el destierro su ocupaciónfue la de torcedor en una fábrica de puros.

Algunos otros precisan que el conflicto más grave al que se enfrentó, fuejustamente el mantenerse en la decisión de aplicar la Ley del 25 de enero de 1862 a Maximiliano y sus lugartenientes, dado el carácter de masón delpropio archiduque.

El conflicto consistía en que al ser ambos integrantes de logiasmasónicas, de ahí le venía el mandato de no dañar a un par, a un igual, sinembargo, esta circunstancia se afirma fue resuelta, actuando no comohermano masón, sino asumiendo la investidura como PresidenteConstitucional de los Estados Unidos Mexicanos, y por lo tanto,representante de la voluntad de nuestra nación, lo que le permitió dejar asalvo el conflicto que entrañaba su faceta de masón.

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VI. LA PERSONA, EL ESPOSO Y EL PADRE

LLAMADO BENITO JUÁREZ

A este preclaro hombre se le conoce sobre todo por su gestión en lospuestos públicos, sin embargo, es indudable que ello sólo es parte de supersonalidad, ya que la faceta más importante, la humana, es posibleconocerla mediante las expresiones que quedaron registradas en susdiscursos, manifiestos y correspondencia, en las cuales se aprecia a unhombre de una férrea disciplina, así señalaba: “Hay hombres que sonincorregibles por más que uno se empeñe en hacerlos buenos, elevándolospara su propio bien”.4

El arrojo con serenidad que siempre lo caracterizó, lo refleja en laexpresión siguiente: “Hay circunstancias en la vida en que es precisoaventurarlo todo si se quiere seguir viviendo física y moralmente”.5

Y parte de los secretos que rigieron su formación, los compartió así:“Nunca se olvide que la constancia y el estudio hacen a los hombresgrandes, y que los hombres grandes son el porvenir de su patria.”6

Existe entre su ideario, una expresión que resulta singular, sobre todoconsiderando el contexto en el cual se generó, pues no debemos perder devista que se trata del decimonónico. Tal expresión es la siguiente: “Formara la mujer con todas las recomendaciones que exige su necesaria y elevadamisión, es formar el germen fecundo de regeneración y mejora social. Poresto es que su educación jamás debe descuidarse”.7

Por cuanto a la honestidad y el honor, virtudes y valores que con elavance de los tiempos han perdido vigencia, el Benemérito señalaba: “Nodeshonra a un hombre equivocarse. Lo que deshonra es la perseveranciaen el error”.8

Por otra parte, pareciera regla general que todo aquel que alcancedeterminada posición dentro de la jerarquía del servicio público, habrá derenunciar necesariamente a tener sentimientos y expresiones de afecto ycariño hacia los suyos; no es el caso del patricio oaxaqueño, quien noobstante la árida época que le tocó vivir en la historia nacional, nunca dejó

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4 Ibi dem,. p. 12.5 Ibi dem, p. 13.6 Ibi dem, p. 16.7 Ibi dem, p. 24.8 Ibi dem, p. 32.

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de ver a su propio interior y de expresar lo que ahí había, nobleza desentimientos, amor a la familia y los amigos; al respecto expresó:

Yo aún sufro y seguiré sufriendo, porque los sentimientos naturalesdel corazón no pueden extinguirse, por mucho que nos empeñemosen sofocarlos con la reflexión y con la energía de nuestra voluntad.Sólo la familia y la amistad pueden mitigarlos algún tanto, sintiendocon nosotros nuestras penas y fortaleciéndonos con sus palabrasde consuelo. Es todo lo que puede endulzarnos esta vida tan llena deamargos sufrimientos.

Y más adelante, en otra de sus cartas establecía: “Yo no he sufridomenos por la ausencia de ustedes; sin embargo, la fortuna todavía no nosha abandonado del todo, supuesto que hasta ahora no se ha desgraciadoninguno de nuestra numerosa familia, que cuento con usted que la cuidará. Ese es mi mayor consuelo”.9

Pero acaso una de las expresiones que lo pinta de cuerpo entero, puespor un lado refleja el alto sentido de patriotismo que siempre derrochó,y por otro el dolor natural que agobia a cualquier humano en una situación de ese tipo, es la siguiente:

“Es mucho lo que sufre mi espíritu, y apenas tengo energía parasobrellevar esta desgracia que me agobia y que casi no me deja respirar.Murió mi adorado hijo, y con él murió también una de mis más bellasesperanzas. Esto es horrible, pero ya no tiene remedio”.10

Y ni qué decir del lugar privilegiado que siempre dio a sus amigos, pueses el único prócer nacional que nunca, en ninguno de los episodios que lahistoria registra, aparece solo, por el contrario, siempre figuran a su ladoun buen número de amigos, y además, hay que atender a la talla de éstos, es decir, ser el líder natural de mentes tan brillantes que siempre estuvieroncerca de él, requiere cuando menos tener el pleno conocimiento y valorque los griegos otorgaban a la virtud de la amistad, lo cual se encierra en suexpresión en el sentido de: “Para todos, justicia; para los amigos, favor yjusticia”.11

En otro orden de ideas, debe decirse que no pueden alcanzarse lasinmarcecibles alturas que escaló Benito Juárez, si no se tiene el temple y

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9 Ibi dem, p. 35.10 Idem.11 Ibi dem, p. 30.

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rectitud necesarios que sólo adquiere el hombre, con la compañía de lamujer, el complemento recíproco natural. Por ello, no puede soslayarse elaspecto poco explorado del hombre como tal, de la gama de sentimientosque estuvieron siempre cerca de él, impulsándolo día a día en la titánicalabor de construir una República.

Decíamos que el destino al encaminarlo a la ciudad de Oaxaca, loacercó también a quien habría de ser su fortaleza en las difíciles jornadasque lo aguardaban, a la mujer que habría de prodigarle el cariño necesariopara que nunca se viera en riesgo de perder la dimensión humana, noobstante la magnitud que su figura alcanzó al paso de los años.

Así, Benito Juárez no perdió la noción de su circunstancia gracias aMargarita Maza, la constante compañera, la tierna amiga, la mujer fuertey la acertada consejera de su marido. No obstante que el origen de su mujer disentía del suyo propio, sobre todo por cuestiones de caráctersocioeconómicas, bien pronto asumió su papel de compañera, esposa ymadre, y se adaptó a la vida de austeridad y humildad que tuvo siempre elinsigne Benemérito.

Los biógrafos llegan a afirmar que incluso siendo gobernador deOaxaca, hubo días en que al llegar a su casa no había qué comer,consecuencia del rigor en su honestidad, pues se sabe también que endiversas ocasiones desempeñó cargos públicos, sin remuneración alguna,debido a la raquítica hacienda pública.

Casos como éste son excepcionales en la vida nacional, solamentetenemos conocimiento de uno similar personificado por don MiguelBarragán, así se dice de este personaje que ocupó la presidencia de laRepública de enero de 1835 a marzo de 1836, lo siguiente: “Para donMiguel y su familia, la austeridad republicana no era una frase retórica, fueuna forma de vida. Al morir, su hija tuvo que ganarse la vidaestableciendo un modesto expendio de tabacos. No cabe duda, eran otrostiempos”.12

Por su parte, en relación con don Benito Juárez, su forma de sertrascendió aún después de que físicamente dejó de existir, así la destacadahistoriadora Patricia Galeana de Valadés señala que:

Cuando murió, el Congreso otorgó una pensión a sus descendientes,pues nunca hizo fortuna en los cargos políticos que ocupó. Como

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12 Ro sas, Ale jan dro, Re li ca rio me xi ca no, Mé xi co, Pla ne ta, 2001, p. 55.

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muestra cabe citar su estado financiero hacia 1865. En esos años, sucapital ascendía a diez mil pesos, el cual estaba en manos de sumujer… La situación caótica en las arcas nacionales le impedíanrecibir sueldo alguno con su puesto de Presidente. Con la intenciónde ayudar al mandatario, uno de los generales entregó a su familiacierta cantidad en documentos cobrables. De inmediato Don Benitomandó que fueran devueltos, pues consideró que una operacióncomo aquella había de resultar ruinosa para el erario.13

No quiero dejar de mencionar una expresión que describe el amor deBenito Juárez hacia este país y sus habitantes, en el sentido siguiente:“Cada mexicano muerto por la patria es para mí un hermano a quien oigoconstantemente pidiéndome, desde la eternidad, un consuelo para laspersonas a quienes amaba en la tierra”.14

Se señala insistentemente que la adustez e inexpresión del rostro delBenemérito muestran a una persona inflexible y tosuda, sin embargo,considero que es ni más ni menos el rostro de la historia de nuestro país,pues al mismo tiempo que implica rasgos que denotan el origen indígena,también recuerdan las dolorosas batallas internas que se han librado enbúsqueda de la identidad nacional, y es por supuesto paradigma aalcanzar, pues como nación nos falta aún lograr la serenidad y templanzaque el rostro del patricio refleja.

Finalmente, debo decir que superadas las viscicitudes y sobresaltos a loscuales la República se vio expuesta, don benito Juárez García desempeñóla primera magistratura del país, hasta el día 18 de julio de 1872, fechaseñalada por quienes desconocen su existencia, como aquella en la cualfalleció.

Sin embargo, ese dato es incorrecto, pues no es la fecha del fallecimiento del Benemérito; en efecto, los antiguos decían que las personas muerencuando ya nadie las recuerda, por ello, para ser precisos, el 18 de julio de1872, en realidad corresponde al ingreso a la inmortalidad del másnacionalista de los mexicanos.

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13 Galeana, Patricia, Benito Juárez. El indio zapoteca que reformó México, España, BibliotecaIberoamericana, 1998, pp. 27 y 28.

14 He nes tro sa, Andrés, op. cit., p. 15.

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VII. EPÍLOGO

Deseo parafrasear a uno de los pro-hombres de la Reforma másdestacados, a don ignacio Ramírez “El Nigromante”, quien al pronunciarun discurso en memoria de don José Joaquín Fernández de Lizardi, señalóque no se trataba sino de la realización de un homenaje “de un hombre delpueblo a otro hombre del pueblo”.

Tal es la pretensión de este ensayo, pues la calidad de hombre del pueblo no la da sino la fe en los destinos de la nación, la creencia en la democracia,la confianza en que un día, todo mexicano gozará de las instituciones libresy de las prerrogativas que la ley le otorga; pues sin duda ayer y hoy la causade nuestra cotidiana brega sigue siendo la misma que la abrazada por elinsigne Juárez: un México libre y con igualdad de oportunidades paratodos su hijos, y una causa única: la causa del pueblo mexicano.

Por ello, el homenaje a don Benito Juárez no puede ser otro que elmantener vigentes sus principios, lealtad a las instituciones y a la patria, sulibre pensamiento, y su nacionalismo a ultranza.

Las épocas convulsas que parecieran amenazar a la nación hoy día, noson sino manifestaciones de desconcierto de aquellos que al asumir el poder público, se han percatado que es el instrumento idóneo para servir, y desesperanal no poder degenerarlo en un instrumento para servirse.

Seguramente continuarán las burdas actitudes de retirar bustos ycuadros de don Benito Juárez de lugares públicos y oficiales, por parte deaquellos que se dicen agraviados tan sólo por la presencia del Benemérito,pues ello basta para sentir que reprueba su actuación y desempeño.

Sin embargo, don Benito Juárez no está en pedazos de metal o lienzospolicromados, pues ocupa un lugar sublime: la memoria de la naciónmexicana; jamás podrá ser separado del corazón de todos y cada uno de los mexicanos, que aprendimos a amar nuestra nación, justamente a travésdel patriotismo que nos enseñó a profesarle el Benemérito de las Américas.

Don Benito Juárez García desaparecerá sólo cuando desaparezca laRepública, y ésta cuando ya no existan mexicanos nacionalistas y librepensadores, tiempos que apreciados por un sano juicio, se ven remotos yacaso imposibles.

Con independencia del apotegma juarista en el sentido de que “Entrelos individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es lapaz”, deseo concluir el ensayo con la mención a la siguiente expresión,

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también producto del intelecto de don Benito Juárez García, que resultaríade suma utilidad para quienes se ostentan hoy como los líderes del mundo:

“EL PRINCIPIO DE NO INTERVENCIÓN ES UNA DE LAS PRIMERAS

OBLIGACIONES DE LOS GOBIERNOS, EN EL RESPETO DEBIDO A LA

LIBERTAD DE LOS PUEBLOS Y A LOS DERECHOS DE LAS NACIONES”. El padre Cronos, a quien respetaban y guardaban temor aún los dioses

que se creían los más poderosos, nos ha obsequiado una oportunidadinvaluable; la coincidencia del Bicentenario del Natalicio del Beneméritode las Américas, con la renovación de los cargos de representación popularfederal, ambos hechos acontecerán en el año 2006; resta aún tiemposuficiente para que se diseñen, instrumenten y ejecuten las jornadasnacionales conmemorativas de tan importante evento para la nación.

VIII. BIBLIOGRAFÍA

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