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Twittear OEI | Ciencia | Red | Formación | Contactar | Inicio | Opinión | Reportajes | Noticias | Entrevistas | Multimedia Salud | Comunidad Ciencia y enseñanza de la Historia 26 de octubre de 2016 Gerardo Mora (Ciudad de México). IBERCIENCIA. Comunidad de educadores para la cultura científica. Se presenta una experiencia de enseñanza de la Historia en educación básica (secundaria) utilizando principios de la metodología científica. La Doctora Rosaura Ruiz define a la ciencia como: “el conocimiento acerca del universo formulado en forma de conceptos explicativos, sustentados por la observación empírica y sujetos a la posibilidad de refutación empírica o conceptual” (México: El universal, 27/08/2016). Esta definición se debería aplicar a la Historia como asignatura escolar para que cumpliera con sus propósitos curriculares. En principio porque la Historia es una explicación del pasado a partir de evidencias empíricas, aunque poco se practica la refutación aun en la educación superior. Peor aún en la básica, donde se le presenta como un conocimiento cerrado que debe memorizarse y repetirse sin analizar. En la complejidad del aula, los alumnos tienen diferentes conocimientos y actitudes que afectan su aprendizaje. Por esto, es difícil que el profesor pueda adecuar las actividades didácticas a todos los alumnos, especialmente en la escuela secundaria en la que enseña en varios y numerosos grupos. Si consideramos otros factores culturales y sociales, el aprendizaje de la metodología científica como forma de conocimiento escolar resulta casi irrealizable. Considerando que en el currículo de secundaria hay dos cursos anuales de Historia –divididos en 5 bimestres con cuatro sesiones semanales de 50 minutos, es posible iniciar un proceso de “alfabetización” (literacy) científica a partir de la complementación de dos estrategias didácticas: el aprendizaje basado en problemas (ABP) y el aprendizaje por proyectos (AP). Los cursos están divididos en temas que abarcan la Historia moderna del mundo y de México, por lo que los presentamos en cada “clase teórica” como preguntas que impliquen comprender información (datos, conceptos) para responderlas lógicamente (inferencias sujetas a refutación). En efecto, la secuencia didáctica se divide en un inicio “problematizador”, la “esquematización” de datos y conceptos y el cierre evaluativo de los aprendizajes. Al fundamentar su Enseñanza para la comprensión David Perkins señala que los andamios cognitivos suelen ser necesarios para el aprendizaje. En Historia serían los organizadores gráficos o esquemas monográficos (radial, árbol, 5wqué, dónde, cuándo, quién y por qué), cronológicos (proceso y acontecimiento) y analíticos (espina, uve, dilema, situación/problema, evidencias/inferencias). Su uso evita –o al menos limita los dictados y los copiados, permitiendo al alumno analizar la información presentada por el profesor tanto de los libros de texto gratuito como de otras fuentes. En el cierre el estudiante redacta su respuesta y se cuestiona por todo el grupo. Progresivamente, el dominio de estos esquemas se interioriza en el alumno haciendo innecesario al organizador gráfico. En efecto, el alumno ya no lo requerirá para realizar descripciones, narraciones o explicaciones de los temas de cada clase. Cabe mencionar que la “esquematización” la aplicamos exitosamente en las prácticas docentes de la especialidad de Historia (Escuela Normal Superior de México). Este aprendizaje cognitivo lo hacemos integral con los proyectos, similar a los “clubes de ciencia”. Con trabajo colaborativo, los alumnos presentan exposiciones museográficas, dramatizaciones y otras expresiones creativas en las que utilicen sus aprendizajes declarativos. Tanto en las “clases prácticas” como fuera del horario escolar, los equipos elaboran réplicas, cédulas, dioramas, periódicos, guiones, escenarios, vestuarios y otros productos para exponerlos a compañeros, profesores y familiares. Aquí aprenden no sólo procedimientos sino actitudes y valores que también influyen en su medio. El aprendizaje entonces es “situado” (según Frida Díaz) y se torna “significativo”, en el sentido original de Ausubel. Nuestros asesorados realizan esta propuesta didáctica (que denominamos modelo de educación histórica) en escuelas públicas, a las que asiste la mayoría de la población. En ellas, son habituales problemas como el bullying, las adicciones, la pobreza y el desinterés hacia el aprendizaje escolar. Esta situación incrementa los malos “ambientes” y bajos “desempeños”, la reprobación y la deserción, afectando a millones de alumnos en todo el país. Tal problemática requiere modificar los contenidos escolares de Historia. Entre la historia de héroes y villanos, o las cronologías de hechos nacionales, los enfoques tecno científicos y patrimoniales pueden ser más formativos que informativos o dogmáticos. Pero, sobre todo, son más interesantes para los alumnos. Así la motivación no sólo es extrínseca (didáctica) sino también intrínseca (relevancia). Los “ámbitos” económico, social, político y cultural difícilmente se integran en el estudio de los temas, como lo recomienda el programa de estudios. Esto se lograría incluyendo la historia de la ciencia y la tecnología, y la historia patrimonial, con su vertiente natural, o considerando ambos enfoques historiográficos como los “ámbitos” para integrar los temas estudiados. Como miembro de Iberciencia presento esta experiencia como aporte a la educación mexicana. Palabras clave: Diseño curricular Enseñanza de la Historia

Ciencia y enseñanza de la historia

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Ciencia y enseñanza de la Historia26 de octubre de 2016

Gerardo Mora (Ciudad de México). IBERCIENCIA. Comunidad de educadores para la culturacientífica.Se presenta una experiencia de enseñanza de la Historia en educación básica (secundaria)utilizando principios de la metodología científica.

La Doctora Rosaura Ruiz define a la ciencia como: “el conocimiento acerca del universo formulado enforma de conceptos explicativos, sustentados por la observación empírica y sujetos a la posibilidad derefutación empírica o conceptual” (México: El universal, 27/08/2016).

Esta definición se debería aplicar a la Historia como asignatura escolar para que cumpliera con suspropósitos curriculares. En principio porque la Historia es una explicación del pasado a partir deevidencias empíricas, aunque poco se practica la refutación aun en la educación superior. Peor aún enla básica, donde se le presenta como un conocimiento cerrado que debe memorizarse y repetirse sinanalizar.

En la complejidad del aula, los alumnos tienen diferentes conocimientos y actitudes que afectan suaprendizaje. Por esto, es difícil que el profesor pueda adecuar las actividades didácticas a todos losalumnos, especialmente en la escuela secundaria en la que enseña en varios y numerosos grupos. Siconsideramos otros factores culturales y sociales, el aprendizaje de la metodología científica comoforma de conocimiento escolar resulta casi irrealizable.

Considerando que en el currículo de secundaria hay dos cursos anuales de Historia –divididos en 5 bimestres­ con cuatro sesiones semanales de 50 minutos, es posibleiniciar un proceso de “alfabetización” (literacy) científica a partir de la complementación de dos estrategias didácticas: el aprendizaje basado en problemas (ABP) y elaprendizaje por proyectos (AP).

Los cursos están divididos en temas que abarcan la Historia moderna del mundo y de México, por lo que los presentamos en cada “clase teórica” como preguntas queimpliquen comprender información (datos, conceptos) para responderlas lógicamente (inferencias sujetas a refutación). En efecto, la secuencia didáctica se divide en uninicio “problematizador”, la “esquematización” de datos y conceptos y el cierre evaluativo de los aprendizajes.

Al fundamentar su Enseñanza para la comprensión David Perkins señala que los andamios cognitivos suelen ser necesarios para el aprendizaje. En Historia serían losorganizadores gráficos o esquemas monográficos (radial, árbol, 5w­qué, dónde, cuándo, quién y por qué), cronológicos (proceso y acontecimiento) y analíticos (espina, uve,dilema, situación/problema, evidencias/inferencias). Su uso evita –o al menos limita­ los dictados y los copiados, permitiendo al alumno analizar la información presentadapor el profesor tanto de los libros de texto gratuito como de otras fuentes. En el cierre el estudiante redacta su respuesta y se cuestiona por todo el grupo.

Progresivamente, el dominio de estos esquemas se interioriza en el alumno haciendo innecesario al organizador gráfico. En efecto, el alumno ya no lo requerirá para realizardescripciones, narraciones o explicaciones de los temas de cada clase. Cabe mencionar que la “esquematización” la aplicamos exitosamente en las prácticas docentes dela especialidad de Historia (Escuela Normal Superior de México).

Este aprendizaje cognitivo lo hacemos integral con los proyectos, similar a los “clubes de ciencia”. Con trabajo colaborativo, los alumnos presentan exposicionesmuseográficas, dramatizaciones y otras expresiones creativas en las que utilicen sus aprendizajes declarativos. Tanto en las “clases prácticas” como fuera del horarioescolar, los equipos elaboran réplicas, cédulas, dioramas, periódicos, guiones, escenarios, vestuarios y otros productos para exponerlos a compañeros, profesores yfamiliares. Aquí aprenden no sólo procedimientos sino actitudes y valores que también influyen en su medio. El aprendizaje entonces es “situado” (según Frida Díaz) y setorna “significativo”, en el sentido original de Ausubel.

Nuestros asesorados realizan esta propuesta didáctica (que denominamos modelo de educación histórica) en escuelas públicas, a las que asiste la mayoría de lapoblación. En ellas, son habituales problemas como el bullying, las adicciones, la pobreza y el desinterés hacia el aprendizaje escolar. Esta situación incrementa los malos“ambientes” y bajos “desempeños”, la reprobación y la deserción, afectando a millones de alumnos en todo el país.

Tal problemática requiere modificar los contenidos escolares de Historia. Entre la historia de héroes y villanos, o las cronologías de hechos nacionales, los enfoques tecno­científicos y patrimoniales pueden ser más formativos que informativos o dogmáticos. Pero, sobre todo, son más interesantes para los alumnos. Así la motivación no sóloes extrínseca (didáctica) sino también intrínseca (relevancia).

Los “ámbitos” económico, social, político y cultural difícilmente se integran en el estudio de los temas, como lo recomienda el programa de estudios. Esto se lograríaincluyendo la historia de la ciencia y la tecnología, y la historia patrimonial, con su vertiente natural, o considerando ambos enfoques historiográficos como los “ámbitos”para integrar los temas estudiados. Como miembro de Iberciencia presento esta experiencia como aporte a la educación mexicana.

Palabras clave:

Diseño curricularEnseñanza de la Historia