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Uga la Tortuga ¡Caramba, todo me sale mal! se lamenta constantemente Uga, la tortuga. Y es que no es para menos: siempre llega tarde, es la última en acabar sus tareas, casi nunca consigue premios a la rapidez y, para colmo es una dormilona. ¡Esto tiene que cambiar! se propuso un buen día, harta de que sus compañeros del bosque le recriminaran por su poco esfuerzo al realizar sus tareas. Y es que había optado por no intentar siquiera realizar actividades tan sencillas como amontonar hojitas secas caídas de los árboles en otoño, o quitar piedrecitas de camino hacia la charca donde chapoteaban los calurosos días de verano. -¿Para qué preocuparme en hacer un trabajo que luego acaban haciendo mis compañeros? Mejor es dedicarme a jugar y a descansar. - No es una gran idea, dijo una hormiguita. Lo que verdaderamente cuenta no es hacer el trabajo en un tiempo récord; lo importante es acabarlo realizándolo lo mejor que sabes,

Cuentos para niños

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Uga la Tortuga¡Caramba, todo me sale mal! se lamenta constantemente

Uga, la tortuga. Y es que no es para menos: siempre llega tarde, es la última en acabar sus tareas, casi nunca consigue premios a la

rapidez y, para colmo es una dormilona.¡Esto tiene que cambiar! se propuso un buen día, harta de que sus compañeros del bosque le recriminaran por su poco esfuerzo al realizar sus tareas.Y es que había optado por no intentar siquiera realizar actividades tan sencillas como amontonar hojitas secas caídas de los árboles en otoño, o quitar piedrecitas de camino hacia la charca donde chapoteaban los calurosos días de verano.-¿Para qué preocuparme en hacer un trabajo que luego acaban haciendo mis compañeros? Mejor es dedicarme a jugar y a descansar.- No es una gran idea, dijo una hormiguita. Lo que verdaderamente cuenta no es hacer el trabajo en un tiempo récord; lo importante es acabarlo realizándolo lo mejor que sabes, pues siempre te quedará la recompensa de haberlo conseguido.No todos los trabajos necesitan de obreros rápidos. Hay labores que requieren tiempo y esfuerzo. Si no lo intentas nunca sabrás lo que eres capaz de hacer, y siempre te quedarás con la duda de si lo hubieras logrados alguna vez.Por ello, es mejor intentarlo y no conseguirlo que no probar y vivir con la duda. La constancia y la perseverancia son buenas aliadas para conseguir lo que nos proponemos; por ello yo te aconsejo que lo intentes. Hasta te puede sorprender de lo que eres capaz.

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- ¡Caramba, hormiguita, me has tocado las fibras! Esto es lo que yo necesitaba: alguien que me ayudara a comprender el valor del esfuerzo; te prometo que lo intentaré.Pasaron unos días y Uga, la tortuga, se esforzaba en sus quehaceres.

Se sentía feliz consigo misma pues cada día conseguía lo poquito que se proponía porque era consciente de que había hecho todo lo posible por lograrlo.- He encontrado mi felicidad: lo que importa no es marcarse grandes e imposibles metas, sino acabar todas las pequeñas tareas que contribuyen a lograr grandes fines.

Las Moscas

En un frondoso bosque, de un panal se derramó una rica y deliciosa miel, y las moscas

acudieron rápidamente y ansiosas a devorarla. Y la miel era tan dulce y exquisita que las moscas no podían dejar de comerlas.

Lo que no se dieron cuenta las moscas es que sus patas se fueron prendiendo en la miel y que ya no podían alzar el vuelo de nuevo.A punto de ahogarse en su exquisito tesoro, las moscas exclamaron:

- ¡Nos morimos, desgraciadas nosotras, por quererlo tomar todo en un instante de placer!

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El niño y los clavosHabía un niño que tenía muy, pero que muy mal carácter. Un día, su padre le dio una bolsa con clavos y le dijo que cada vez que perdiera la calma, que él clavase un clavo en la cerca de detrás de la casa.

El primer día, el niño clavó 37 clavos en la cerca. Al día siguiente, menos, y así con los días posteriores. Él niño se iba dando cuenta que era más fácil controlar su genio y su mal carácter, que clavar los clavos en la cerca.Finalmente llegó el día en que el niño no perdió la calma ni una sola vez y se lo dijo a su padre que no tenía que clavar ni un clavo en la cerca. Él había conseguido, por fin,

controlar su mal temperamento.

Su padre, muy contento y satisfecho, sugirió entonces a su hijo que por cada día que controlase su carácter, que sacase un clavo de la cerca.

Los días se pasaron y el niño pudo finalmente decir a su padre que ya había sacado todos los clavos de la cerca. Entonces el padre llevó a su hijo, de la mano, hasta la cerca de detrás de la casa y le dijo:

- Mira, hijo, has trabajo duro para clavar y quitar los clavos de esta cerca, pero fíjate en todos los agujeros que quedaron en la cerca. Jamás será la misma.

Lo que quiero decir es que cuando dices o haces cosas con mal genio, enfado y mal carácter, dejas una cicatriz, como estos agujeros en la cerca. Ya no importa tanto que pidas perdón. La herida estará siempre allí. Y una herida física es igual que una herida verbal.

Los amigos, así como los padres y toda la familia, son verdaderas joyas a quienes hay que valorar. Ellos te

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sonríen y te animan a mejorar. Te escuchan, comparten una palabra de aliento y siempre tienen su corazón abierto para recibirte.

Las palabras de su padre, así como la experiencia vivida con los clavos, hicieron con que el niño reflexionase sobre las consecuencias de su carácter. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

Daniel y las palabras mágicas

Daniel juega muy contento en su habitación, monta y desmonta palabras sin cesar.

Hay veces que las letras se unen solas para formar palabras fantásticas, imaginarias, y es que Daniel es mágico, es un mago de las palabras.Lleva unos días preparando un regalo muy especial para aquellos que más quiere.

Es muy divertido ver la cara de mamá cuando descubre por la mañana un buenos días, preciosa debajo de la almohada; o cuando papá encuentra en su coche un te quiero de color azul.Sus palabras son amables y bonitas, cortas, largas, que suenan bien y hacen sentir bien:gracias, te quiero, buenos días, por favor, lo siento, me gustas.Daniel sabe que las palabras son poderosas y a él le gusta jugar con ellas y ver la cara de felicidad de la gente cuando las oye.

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Sabe bien que las palabras amables son mágicas, son como llaves que te abren la puerta de los demás.

Porque si tú eres amable, todo es amable contigo. Y Daniel te pregunta: ¿quieres intentarlo tú y ser un mago de las palabras amables?

La Liebre y la Tortuga

En el mundo de los animales vivía una liebre muy orgullosa y vanidosa, que no cesaba de pregonar que ella era la más veloz y se burlaba de ello ante la lentitud de la tortuga.

- ¡Eh, tortuga, no corras tanto que nunca vas a llegar a tu meta! Decía la liebre riéndose de la tortuga.Un día, a la tortuga se le ocurrió hacerle una inusual apuesta a la

liebre:

- Estoy segura de poder ganarte una carrera.

- ¿A mí? Preguntó asombrada la liebre.

- Sí, sí, a ti, dijo la tortuga. Pongamos nuestras apuestas y veamos quién gana la carrera.

La liebre, muy ingreída, aceptó la apuesta.

Así que todos los animales se reunieron para presenciar la carrera. El búho señaló los puntos de partida y de llegada, y sin más preámbulos comenzó la carrera en medio de la incredulidad de los asistentes.

Astuta y muy confiada en si misma, la liebre dejó coger ventaja a la tortuga y se quedó haciendo burla de ella. Luego, empezó a correr velozmente y sobrepasó a la tortuga que caminaba despacio, pero sin parar. Sólo se detuvo a mitad del camino ante un prado verde y frondoso,

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donde se dispuso a descansar antes de concluir la carrera. Allí se quedó dormida, mientras la tortuga siguió caminando, paso tras paso, lentamente, pero sin detenerse.

Cuando la liebre se despertó, vio con pavor que la tortuga se encontraba a una corta distancia de la meta. En un sobresalto, salió corriendo con todas sus fuerzas, pero ya era muy tarde: ¡la tortuga había alcanzado la meta y ganado la carrera!

Ese día la liebre aprendió, en medio de una gran humillación, que no hay que burlarse jamás de los demás. También aprendió que el exceso de confianza es un obstáculo para alcanzar nuestros objetivos. Y que nadie, absolutamente nadie, es mejor que nadieEsta fábula enseña a los niños que no hay que burlarse jamás de los demás y que el exceso de confianza puede ser un obstáculo para alcanzar nuestros objetivos.

Si conoces alguna otra fábula para niños y quieres compartirla con nosotros y los demás padres, estaremos encantados de recibirla.

Carrera de Zapatillas

Había llegado por fin el gran día. Todos los animales del bosque se levantaron temprano porque

¡era el día de la gran carrera de zapatillas! A las nueve ya estaban todos reunidos junto al lago.

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También estaba la jirafa, la más alta y hermosa del bosque. Pero era tan presumida que no quería ser amiga de los demás animales.La jiraba comenzó a burlarse de sus amigos:

- Ja, ja, ja, ja, se reía de la tortuga que era tan bajita y tan lenta.

- Jo, jo, jo, jo, se reía del rinoceronte que era tan gordo.

- Je, je, je, je, se reía del elefante por su trompa tan larga.

Y entonces, llegó la hora de la largada.

El zorro llevaba unas zapatillas a rayas amarillas y rojas. La cebra, unas rosadas con moños muy grandes. El mono llevaba unas zapatillas verdes con lunares anaranjados.

La tortuga se puso unas zapatillas blancas como las nubes. Y cuando estaban a punto de comenzar la carrera, la jirafa se puso a llorar desesperada.Es que era tan alta, que ¡no podía atarse los cordones de sus zapatillas!

- Ahhh, ahhhh, ¡qué alguien me ayude! - gritó la jirafa.

Y todos los animales se quedaron mirándola. Pero el zorro fue a hablar con ella y le dijo:

- Tú te reías de los demás animales porque eran diferentes. Es cierto, todos somos diferentes, pero todos tenemos algo bueno y todos podemos ser amigos y ayudarnos cuando lo necesitamos.Entonces la jirafa pidió perdón a todos por haberse reído de ellos. Y vinieron las hormigas, que rápidamente treparon por sus zapatillas para atarle los cordones.

Y por fin se pusieron todos los animales en la línea de partida. En sus marcas, preparados, listos, ¡YA!

Cuando terminó la carrera, todos festejaron porque habían ganado una nueva amiga que además había aprendido lo que significaba la amistad.

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Colorín, colorón, si quieres tener muchos amigos, acéptalos como son.

Sara y LucíaÉrase una vez dos niñas muy amigas llamadas Sara y Lucía. Se conocían desde que eran muy pequeñas y compartían siempre todo la una con la otra.

Un día Sara y Lucía salieron de compras. Sara se probó una camiseta y le pidió a su amiga Lucía su opinión. Lucía, sin dudarlos dos veces, le dijo que no le gustaba cómo le quedaba y le aconsejó buscar otro modelo.Entonces Sara se sintió ofendida y se marchó llorando de la tienda, dejando allí a su amiga.Lucía se quedó muy triste y apenada por la reacción de su amiga.No entendía su enfado ya que ella sólo le había dicho la verdad.Al llegar a casa, Sara le contó a su madre lo sucedido y su madre le hizo ver que su amiga sólo había sido sincera con ella y no tenía que molestarse por ello.Sara reflexionó y se dio cuenta de que su madre tenía razón.

Al día siguiente fue corriendo a disculparse con Lucía, que la perdonó de inmediato con una gran sonrisa.

Desde entonces, las dos amigas entendieron que la verdadera amistad se basa en la sinceridad.Y colorín colorado este cuento se ha acabado, y el que se enfade se quedará sentado.

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Un Conejo en la Vía

Daniel se reía dentro del auto por las gracias que hacía su hermano menor, Carlos. Iban de paseo con sus padres al Lago Rosado. Allí irían a nadar en sus tibias aguas y elevarían sus nuevas cometas. Sería un día de paseo inolvidable. De pronto el coche se detuvo con un brusco frenazo. Daniel oyó a su padre exclamar con voz ronca:

- ¡Oh, mi Dios, lo he atropellado!

- ¿A quién, a quién?, le preguntó Daniel.

- No se preocupen, respondió su padre-. No es nada.El auto inició su marcha de nuevo y la madre de los chicos encendió la radio, empezó a sonar una canción de moda en los altavoces.- Cantemos esta canción, dijo mirando a los niños en el asiento de atrás. La mamá comenzó a tararear una canción. Pero Daniel miró por la ventana trasera y vio tendido sobre la carretera el cuerpo de un conejo.

- Para el coche papi, gritó Daniel. Por favor, detente.

- ¿Para qué?, responde su padre.

- ¡El conejo, le dice, el conejo allí en la carretera, herido!

- Dejémoslo, dice la madre, es sólo un animal.

- No, no, para, para.

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- Sí papi, no sigas - añade Carlitos-. Debemos recogerlo y llevarlo al hospital de animales. Los dos niños estaban muy preocupados y tristes.- Bueno, está bien- dijo el padre dándose cuenta de su error. Y dando vuelta recogieron al conejo herido.

Pero al reiniciar su viaje fueron detenidos un poco más adelante por una patrulla de la policía, que les informó de que una gran roca había caído sobre la carretera por donde iban, cerrando el paso. Al enterarse de la emergencia, todos ayudaron a los policías a retirar la roca.

Gracias a la solidaridad de todos pudieron dejar el camino libre y llegar a tiempo al veterinario, que curó la pata al conejo. Los papás de Daniel y carlos aceptaron a llevarlo a su casa hasta que se curara

Unas semanas después toda la familia fue a dejar al conejito de nuevo en el bosque. Carlos y Daniel le dijeron adiós con pena, pero sabiendo que sería más feliz en libertad

El caballo y el asno

Un hombre tenía un caballo y un asno.

Un día que ambos iban camino a la ciudad, el asno, sintiéndose cansado, le dijo al caballo:- Toma una parte de mi carga si te interesa mi vida.

El caballo haciéndose el sordo no dijo nada y el asno cayó víctima de la fatiga, y murió

allí mismo.

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Entonces el dueño echó toda la carga encima del caballo, incluso la piel del asno. Y el caballo, suspirando dijo:

- ¡Qué mala suerte tengo! ¡Por no haber querido cargar con un ligero fardo ahora tengo que cargar con todo, y hasta con la piel del asno encima!

Cada vez que no tiendes tu mano para ayudar a tu prójimo que honestamente te lo pide, sin que lo notes en ese momento, en realidad te estás perjudicando a ti mismo. 

Santilín

Santilin es un osito muy inteligente, bueno y respetuoso. Todos lo quieren mucho, y sus amiguitos disfrutan jugando con él porque es muy divertido.Le gusta dar largos paseos con su compañero, el elefantito. Después de la merienda se reúnen y emprenden una larga caminata charlando y saludando a las mariposas que revolotean coquetas, desplegando sus coloridas alitas.Siempre está atento a los juegos de los otros animalitos. Con mucha paciencia trata de enseñarles que pueden entretenerse sin dañar las plantas, sin pisotear el césped, sin destruir lo hermoso que la naturaleza nos regala.Un domingo llegaron vecinos nuevos. Santilin se apresuró a darles la bienvenida y enseguida invitó a jugar al puercoespín más pequeño.

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Lo aceptaron contentos hasta que la ardillita, llorando, advierte:

- Ay, cuidado, no se acerquen, esas púas lastiman.

El puercoespín pidió disculpas y triste regresó a su casa. Los demás se quedaron afligidos, menos Santilin, que estaba seguro de encontrar una solución.

Pensó y pensó, hasta que, risueño, dijo:

- Esperen, ya vuelvo.

Santilin regresó con la gorra de su papá y llamó al puercoespín.

Le colocaron la gorra sobre el lomo y, de esta forma tan sencilla, taparon las púas para que no los pinchara y así pudieran compartir los juegos.

Tan contentos estaban que, tomados de las manos, formaron una gran ronda y cantaron felices.

Fábula de la lechera

La hija de un granjero llevaba un recipiente lleno de leche a vender al pueblo, y empezó a hacer planes futuros:

- Cuando venda esta leche, compraré trescientos huevos. Los huevos, descartando los que no nazcan, me darán al menos doscientos pollos.

Los pollos estarán listos para mercadearlos cuando los precios de ellos estén en lo más alto, de modo que para fin de año tendré suficiente dinero para comprarme el mejor vestido para asistir a las fiestas.

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Cuando esté en el baile todos los muchachos me pretenderán, y yo los valoraré uno a uno.

Pero en ese momento tropezó con una piedra, cayendo junto con la vasija de leche al suelo, regando su contenido.

Y así todos sus planes acabaron en un instante.

Moraleja:No seas ambiciosa de mejor y más próspera fortuna,

Patito feo

Una pata tiene varios patitos, pero uno de ellos es mucho más feo, tosco y torpe que el resto, por lo que todos le dan de lado y se burlan de él. El patito decide huir de allí y se enfrenta solo y triste a los problemas del invierno. Al llegar la primavera, encuentra un grupo de cisnes que, para su

sorpresa, son amables con él. Estos le hacen ver su reflejo en el estanque, y así descubrir que en realidad él era un bello cisne y no un pato desgarbado.

Tres cerditos

Tres cerditos hacen sus casas, pero para tardar menos y jugar, los dos primeros las hacen de paja y maderas, mientras el

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mayor se esfuerza más y la hace de ladrillo. Cuando llega el lobo, soplando tira las casas del primero y luego del segundo, que se refugian en la del tercero. Como no puede tirar la última casa soplando, trata de entrar por la chimenea, pero los cerditos preparan un caldero y el lobo huye abrasado.

Hansel y Gretel

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Hansel y Gretel son dos hermanos que son abandonados en el bosque.

Perdidos, encuentran una casita de chocolate y dulces en la que vive una ancianita que les invita a pasar. Los niños se quedan, pero la ancianita resulta ser una bruja que encierra al niño en una jaula y lo engorda para comérselo, mientras la niña tiene que hacer tareas. Consiguen aplazar que la bruja se lo coma haciéndola creer que no engorda, mostrándole un hueso de pollo como si fuera el dedo del niño, pero la bruja se harta y decide comérselo igual. Le pide a la niña que prepare el horno, pero esta hace como que no sabe, y cuando la bruja se asoma para enseñarle, la empuja dentro y se quema. Los niños consiguen huir y encontrar el camino a casa con su padre.

Blanca Nieves

Una reina muy bella siente envidia de su hijastra

Blancanieves cuando su espejo mágico le dice que al

crecer Blancanieves ha pasado a ser la más bella del reino,

y ordena a un soldado que la mate. El soldado se apiada y

la deja libre en el bosque, donde encuentra cobijo en una

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pequeña casita habitada por siete enanitos. Ella se queda a

vivir con ellos, a cambio de ayudarles limpiando y

cocinando. Pero la marastra se entera por el espejo de que

sigue viva, y prepara una manzana envenenada, que le da

a probar haciéndose pasar por una anciana vendedora.

Entonces Blancanieves cae muerta, y los enanitos la

encierran en un ataúd de cristal. Un príncipe que pasaba

por ahí, se enamora al verla tan bella, y les pide que se la

den. En una sacudida del ataúd, Blancanieves expulsa el

trozo de

manzana de su

garganta y

revive,

enamorándose

del príncipe con

quien se casa.

La Cenicienta

El padre de Cenicienta, viudo, se casó con una mujer con dos hijas. Al morir él, llenas de envidia por su dulzura y belleza, la tratan con gran desprecio y le obligan a hacer las tareas más sucias; pero ella sigue manteniéndose dulce y serena. El príncipe organiza un baile para buscar esposa pero a pesar de ser su mayor ilusión, la madrastra impide asistir a Cenicienta. Mientras llora aparece su hada madrina, que la transforma en una princesa para ir al baile, advirtiendo que el hechizo se deshará a medianoche. Cenicienta y el príncipe se enamoran y bailan sin parar,

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pero al dar la medianoche Cenicienta sale corriendo, perdiendo uno de sus zapato.

El príncipe decide probárselo a todas las jóvenes y casarse con aquella a quien le sirva. Y a pesar de los malvados intentos de la madrastra y sus hijas, finalmente el zapato le sirve a Cenicienta, que se casa con el príncipe.

Caperucita rojaUna niña recibe de su madre el encargo de llevar una cesta a su abuela enferma que vive en el bosque, advirtiéndole que no hable con desconocidos. Pero por el

camino se encuentra un lobo y se para a hablar con él, dándole detalles de lo que va a hacer. El lobo aprovecha para engañar a caperucita y llegar antes a casa de la abuelita, a quien se come, y luego ocupa su lugar para engañar a caperucita y comérsela también. Afortunadamente, un leñador que andaba por allí descubre al lobo durmiendo tras su comida, y rescata a caperucita y su abuelita de la tripa del lobo, sustituyéndolas por piedras que hacen que el lobo se ahoge al ir a beber al río.

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PinochoGepetto, el viejo carpintero, deseaba que su última creación, “Pinocho”, una bonita marioneta de madera, pudiera convertirse en un niño de verdad.

El Hada Azul le concedió el deseo, no sin antes advertir a Pinocho que para ser un niño de verdad, debería demostrar que era generoso, obediente y sincero. Pepito Grillo le ayudaría en esta labor, él sería su conciencia. Los días siguientes, en vez de ir al colegio, Pinocho se verá envuelto en una serie de malas aventuras llenas de desobediencias y mentiras, sufriendo el castigo de ver crecer su nariz de madera cada vez que miente. Pero en el fondo Pinocho tiene un buen corazón y gracias a Pepito Grillo se dará cuenta de todos sus errores. Al fin Gepetto consigue su anhelado deseo, que Pinocho se convierta en niño y Pinocho no vuelve a ser desobediente ni a portarse mal, ni a decir mentiras.

Soldadito de Plomo

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Un soldadito de plomo mutilado, se enamora de una bailarina.

Después de pasar por muchas desgracias; el diablo de la caja de sorpresa, de marinero por las alcantarillas, se le come un pez...al final, gracias a su empeño y a su fuerza de voluntad, consigue estar unido a su bailarina, ya que debido a una caida fortuita en el fuego de la chimenea de la casa, sus peanas se fundirán y se uniran para siempre formando un bonito corazón.

Gato con Botas

El molinero del reino, deja únicamente en herencia al pequeño de sus hijos uno gato. Los otro dos hermanos corren mejor suerte, pero

éste lejos de abandonar al gato, le escucha. El gato le dice que si confia en él, le consigue un par de botas y un saco, saldrán de la pobreza. La valentia y astucia, bien entendida, del gato le llevará a conocer al rey , y el hijo pequeño del molinero, a partir de ahora será llamado

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Marqués de Carabás, conocerá a la princesa y se casará con ella

La Bella y la Bestia

Durante un viaje un hombre acaba en un castillo mágico habitado por una bestia, que termina encerrándolo. Para salvarlo, su hija menor se ofrece para quedar con la bestia a cambio de la libertad de su padre. En el palacio, la Bestia trata a Bella con grandes atenciones y comienzan a hacerse amigos, hasta que Bella abandona el castillo para ir a visitar a su padre enfermo, prometiendo regresar. Al retrasarse a su vuelta, la Bestia está a punto de morir de tristeza, y cuando Bella le encuentra así le confiesa su amor, deshaciendo el encantamiento que encerraba a un príncipe bajo la forma de bestia,

Peter Pan

Page 21: Cuentos para niños

Peter Pan es un niño volador que, acompañado del hada Campanilla, invita a la niña Wendy y a sus dos hermanos a visitar volando la isla de Nunca Jamás y conocer a los Niños Perdidos que viven con él, con la intención de que Wendy sea la mamá de todos ellos. En la isla también viven los piratas liderados por el Capitán Garfio, a quien Peter cortó la mano y se la dio a comer a un cocodrilo que lo persigue desde entonces. Al llegar, los niños construyen encantados una casa para Wendy, que ejerce su papel de madre amorosa, contando cuentos, dando medicinas y poniendo normas. Tras varias aventuras en la isla, Garfio captura a los niños justo cuando Wendy los había convencido, con el enfado de Peter, para volver y ser adoptados por su familia. Al enterarse del rapto, Peter acude a rescatarlos y vence a Garfio en la lucha final, entregándoselo al cocodrilo. Después vuelven todos a casa, donde son adoptados, excepto Peter, que no quiere crecer y decide regresar a la isla, prometiendo volver para llevarse a Wendy cada primavera.

La Bella durmiente

Page 22: Cuentos para niños

La fiesta por el nacimiento de una princesa fueron invitadas las hadas del reino para ofrecerle sus dones, excepto una, que en venganza por no haber sido invitada, apareció para hechizar a la princesa, que el día que cumpliera 15 años moriría tras pincharse con el uso de una rueca. Pero faltaba una hada por darle su regalo, y transformó el hechizo para que en lugar de morir, cayera dormida por 100 años. A pesar del esfuerzo de los reyes por eliminar todas las máquinas de hilar del reino, todo se cumplió y a los 15 años la princesa se pinchó y cayó dormida, junto con todos los que estaban en el palacio. El palacio quedó oculto por espinos hasta que pasados 100 años, un príncipe pudo llegar hasta él, y encontrar a la princesa, a la que despertó con un beso, y con ella a todos los que allí dormían. Al poco se celebró la boda y vivieron felices para siempre.

El Traje nuevo del emperador

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Había una vez un Emperador al que tanto importaban sus vestidos, que encargó un traje nuevo a dos bribones que prometieron hacerle un traje con una tela tan especial que

solo podrían ver quienes no fueran tontos o indignos de su cargo. Pero solo acumulaban el oro y los ricos materiales que recibían, mientras hacían como que tejían. Cuando los asesores del Emperador fueron a ver a los sastres tuvieron

miedo de ser tomados por tontos, y regresaron alabando grandemente el traje. Lo mismo ocurrió con cuantos los visitaron, y con el propio Emperador, quien, cuando el traje estuvo listo, no dudó en quitarse sus ropas. Y fue al desfile vestido con sus invisibles telas, que también eran alabadas por todo el pueblo. Hasta que un niño gritó entre risas "El emperador está desnudo" y todos, incluido el Emperador, se dieron cuenta del engaño y del ridículo que habían hecho.

El Sastrecillo valienteTras matar a 7 moscas de un golpe, un pequeño sastre se sintió muy orgulloso e hizo saber a todos que había matado

"a 7 de un golpe". Pensando que serían personas, la gente comenzó a creer que era un gran guerrero. Aprovechando su ingenio, consiguió impresionar primero a un gigante y sus amigos, y luego al propio rey, quien, con grandes promesas, le sometió a distintas pruebas para librar al reino de dos gigantes, un unicornio y un jabalí. El sastrecillo las superó todas gracias a su ingenio, lo que confirmó a todos

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que era un temible guerrero. Y de esta forma, consiguió la mitad del reino y la mano de la princesa.

EL Flautiste de Hamelin

La ciudad de Hamelin estaba infestada de ratas y todos hicieron grandes promesas a un flautista que se ofreció a librarles de ellas. Él tocó la flauta y todas las ratas le siguieron hasta morir en el río. Pero cuando el flautista regresó para recoger su dinero, lo prometido les pareció mucho, y se negaron a pagarle. Entonces el flautista tocó de nuevo su flauta, y esta vez los niños le siguieron hasta una gran cueva en una montaña, de la que no regresaron jamás.

La Sirenita

Page 25: Cuentos para niños

El día en que la menor de las princesas sirenas salió a la superficie, vio un barco donde viajaba el príncipe, del que se enamoró. El barco naufragó, y la sirena salvó al príncipe de morir ahogado, dejándolo en la playa. Como solo pensaba en regresar con el príncipe, recurrió a la bruja del mar para transformar su cola en un par de piernas. Esta le concedió la más bella figura a cambio de su magnífica voz, y le advirtió de que si el príncipe se casaba con otra mujer, la sirena moriría a la mañana siguiente. La sirenita volvió así junto al príncipe y se ganó su afecto con su gracia y sus bailes, pero él en secreto estaba enamorado de la primera joven que había visto al despertar en la playa, quien creía era su salvadora. Esta resultó ser la princesa del reino vecino con quien los reyes habían acordado casarlo, y el príncipe celebró su boda feliz, acompañado por toda la corte, incluída la muda sirenita, que no tenía voz para explicar la verdad. En una última oportunidad, antes de salir el sol, sus hermanas aparecieron con un cuchillo que habían conseguido de la bruja a cambio de sus preciosas cabelleras. Solo tenía que matar al príncipe mientras dormía para recuperar su cola. Pero la sirenita no quiso hacerlo, y se lanzó al agua, donde se convirtió en espuma.

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Los Musicos de BremenUn burro maltratado que iba a ser sacrificado por ser viejo decide escapar y se dirige a vivir como músico callejero en Bremen. Por el camino va encontrando sucesivamente a un perro, un gato y un gallo que han huido de sus casas en situaciones parecidas, y todos se van uniendo al grupo con la intención de crear un conjunto musical. Al caer la noche, los animales ven la luz de una casa y al acercarse descubren que es la guarida de unos ladrones, a quienes asustan haciéndoles creer que son un fantasma, subiéndose unos encima de otros y cantando todos a la vez. Después de que el grupo cena y se echa a dormir, uno de los ladrones regresa, pero al ser atacado por todos los animales a la vez, huye despavorido creyendo que allí viven brujas y más seres peligrosos. Y los animales, felices, se quedaron a vivir en la casa.

Ricitos de Oro

Page 27: Cuentos para niños

Paseando por el bosque Ricitos de Oro encuentra una casita abierta y entra. Es la casa de papá y mamá osos, y su hijo el osito. En ella cada uno tiene su plato de la cena, su silla y su cama. Ricitos va probando cada una de estas cosas, para terminar eligiendo siempre las del osito. Así, se come su cenita, rompe su sillita y se

queda dormida en su camita. Al llegar los osos, van descubriendo los cambios con enfado y sorpresa, hasta encontrar a Ricitos, quien se despierta con un terrible susto y sale corriendo por la ventana.

PulgarcitoPulgarcito era un niño del tamaño de un pulgar. Era el menor de los 7 hijos de unos leñadores tan pobres que decidieron abandonar a sus hijos en el bosque. Pulgarcito los escuchó, y se preparó para ir dejando caer piedras por

el camino y guiar a sus hermanos de vuelta. Aunque inicialmente sus padres se alegraron del regreso, tiempo después volvieron a intentarlo. Esta vez Pulgarcito arrojó las migas de su pan para marcar el camino, pero los pájaros se las comieron y resultaron perdidos. Tras muchas vueltas encontraron la casa de un ogro, aficionado a comer niños, que vivía con su mujer y sus siete hijas. El ogro, al descubrir a los

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niños, quiso matarlos, pero la mujer le convenció para reservarlos para mejor ocasión. Aquella noche Pulgarcito cambió su gorro y el de sus hermanos por las coronas de las hijas del ogro y, cuando el ogro despertó a oscuras y pensó de nuevo en matarlos, fue a sus hijas a quienes mató, mientras Pulgarcito y sus hermanos huían. Al descubrir lo ocurrido el ogro persiguió a los niños calzando sus botas de siete leguas, capaces de avanzar esa distancia tanto a cada paso. El ogro buscó largo rato y acabó dormido sin saber que Pulgarcito lo vigilaba. Este le robó las botas y las usó para llegar hasta el palacio del rey y ponerse a su servicio como mensajero, lo que le hizo enriquecerse de tal modo que ni él ni su familia volvieron a pasar hambre.

Cuento de Navidad

El señor Scrooge es un hombre avaro, tacaño y solitario, que no celebra la Navidad, y solo piensa en ganar dinero. Una víspera de Navidad, Scrooge recibe la visita del fantasma de su

antiguo socio, muerto años atrás. Este le cuenta que, por haber sido avaro en vida, toda su maldad se ha convertido en una larga y pesada cadena que debe arrastrar por toda la eternidad. Le anuncia que a él le espera un destino aún peor, y le avisa de que tendrá una última oportunidad de cambiar cuando reciba la visita de los tres espíritus de la Navidad. Scrooge no se asusta y desafía la predicción. Esa noche aparecen los tres espíritus navideños: el del Pasado, que le hace recordar a Scrooge su vida infantil y juvenil llena de melancolía y añoranza antes de su adicción por el trabajo y su desmedido afán de dinero. El del Presente hace ver al avaro la actual situación de la familia de su

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empleado Bob, que a pesar de su pobreza y de la enfermedad de su hijo Tim, celebra la navidad. También le muestra cómo todas las personas celebran la Navidad; incluso su propio sobrino, Fred, quien lo hace de una manera irónica pero alegre, ya que nadie quiere la presencia del avaro. Antes de desaparecer a medianoche, el espíritu muestra a un par de niños de origen trágicamente humano: la Ignorancia y la Necesidad. El terrible y sombrío Espíritu del Futuro le muestra el destino de los avaros. Su casa saqueada por los pobres, el recuerdo gris de sus amigos de la Bolsa de Valores, la muerte del pequeño Tim y lo más espantoso: su propia tumba, ante la cual Scrooge se horroriza de tal forma que suplica una nueva oportunidad para cambiar. Entonces, el avaro despierta de su pesadilla y se convierte en un hombre generoso y amable, que celebra la Navidad y ayuda a quienes le rodean.

Simbad el Marino

Simbad el cargador, cansado de llevar mercancías, se sienta para descansar en un banco a las puertas de la casa de un rico comerciante. Allí se

queja a Alá por la injusticia de un mundo que permite a los ricos a vivir en la facilidad mientras que él debe trabajar y, sin embargo, sigue siendo pobre. El propietario de la casa, que resulta ser Simbad el marino, lo escucha, y decidido a explicarle que no todo fue tan fácil, empieza a contarle cómo se hizo rico en el curso de siete extraordinarios viajes donde sufrió todo tipo de calamidades y fortunas. Al terminar cada narración, Simbad entrega a su pobre invitado varias monedas de oro y le anima a volver al día siguiente para escuchar el siguiente viaje.

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Caracolillo GustavilloGustavillo era un caracolillo que vivía feliz en el fondo del mar; se mecía al ritmo de las corrientes marinas, reposaba en la arena, buscando algún rayo de sol y de vez en cuando daba sus paseos.Un día un cangrejo le vio y le dijo:

- ¿Puedo vivir contigo?

Gustavillo se lo pensó dos veces y al final decidió ser, como un antepasado suyo un cangrejo ermitaño.

Cuento sobre la conviviencia

Empezaron a vivir juntos el cangrejo dentro del caracol y al poco comenzaron los problemas: el cangrejo se metía las pinzas en la nariz, hacía ruidos cuando comía, no ayudaba en la limpieza...Una mañana Gustavillo le dijo al cangrejo todo lo que no se debía hacer, con paciencia , explicándole que:

- Hurgarse en la nariz, es de mala educación y además puede hacer daño

- Se mastica siempre con la boca cerrada

- Hay siempre que colaborar en la limpieza y orden de dónde se vive

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El cangrejo se quedó callado, salió de la casa y se perdió durante varios días.

Cuando volvió habló con Gustavillo y entre los dos juntitos hicieron una lista de las cosas que, para estar juntos, debían hacer para que todo funcionara bien.

A partir de ese momento se acoplaron a convivir juntos y fueron muy, muy felices, el cangrejo, daba a Gustavillo largos paseos y el caracolillo arropaba al cangrejo cuando había marea.

El gigante tragónÉrase una vez una abuelita que vivía con sus tres nietas. Las tres niñas ayudaban en las tareas del hogar por el cariño que sentían a su abuela.Un día la abuelita les dijo que en cuanto acabaran cada una de ellas su faena de la casa, podían bajar a la bodega a merendar pan con miel. Al poco rato la pequeña de las tres hermanas acabó su labor y marchó a la bodega.

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Nada más llegar, en la puerta y sin llegar a entrar, escuchó una voz que cantaba:

- Pequeña, pequeñita, no vengas acá, tralará, tralará...-¿De dónde ha salido esa voz?, se preguntó la pequeña, y decidió entrar. Zas!! en ese mismo momento el gigante Tragón la metió en un saco y la cerró.

Al cabo de media hora, la hermanamediana acabó su labor y le dijo a su abuelita que marchaba a merendar pan con miel a la bodega.-Está bien - le dijo la abuelita- y de paso dile a tu hermana que está tardando demasiado en volver a casa.

-Muy bien abuela, se lo diré. En cuanto llegó a la puerta de la bodega, justo antes de entrar, escuchó una voz que cantaba:

-Mediana, medianita, no vengas acá, tralará, tralará...

-¿Quién anda ahí? Preguntó la niña, y aunque no escuchó respuesta, decidió entrar. Zas!! De nuevo el gigante Tragón encerró a la hermana mediana en el saco junto a la pequeña.

Pasado ya mediodía, la abuela se acercó a la hermana mayor y le preguntó-¿Todavía no has acabado?

-Me falta poco abuelita, ya voy.

-Hazme un favor, déjalo ya, acércate a la bodega a ver que hacen tus hermanas, se está haciendo muy tarde... Y así lo hizo, pero cuando llegó a la puerta de la bodega pudo oír a alguien cantar:

-Mayor, mayorcita, no vengas acá, tralará, tralará... Con toda curiosidad se acercó y Zas!!! Las tres hermanas acabaron en el saco del gigante Tragón.

Con toda la preocupación del mundo la abuelita salió a buscar a sus nietas, y al llegar a la puerta de la bodega escuchó cantar:

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-Abuela, abuelita, no vengas acá, tralará, tralará...

-Ay Dios mío, mis niñas, seguro que ese gigante Tragón las ha cogido... Pues la abuelita ya conocía al malvado gigante.

Corrió y corrió en busca de ayuda pero no encontró a nadie, y sentada en una rocallorando por sus nietas, se le acercó una avispa a preguntar:-Ancianita, ¿qué le sucede? ¿Se encuentra usted bien?

-Mis nietas, las ha raptado el gigante Tragón, pobrecitas mías.

-No se preocupe abuelita, ese malvado tendrá su merecido. Enseguida la avispa avisó a todas sus amigas del enjambre, y con voz de ataque gritaron:

-Vamos a por ese gigante malvado, hay que darle su merecido, ¡¡¡adelante compañeras!!!!

En el momento que el gigante Tragón salía de la bodega camino al bosque, todas las avispas empezaron a picotearle sin parar. Éste salió corriendo temeroso de los picotazos y olvidándose allá mismo del saco con las tres pequeñas.

Las niñas pudieron salvarse de las garras del gigante Tragón gracias a unas avispas muy avispadas. Finalmente, la abuelita y sus tres adorables nietas marcharon a casa para merendar un rico pan con miel.

El raton enriquetoEnriqueto era un ratoncito tímido, de pelaje negro, dientes torcidos, ojos bizcos y oreja maltrecha. Se quedó huérfano de padre y madre y creció en compañía de otros ratones que hacían lo que podían para sobrevivir en un mercado de la ciudad de Guatemala.El día de Nochebuena, como de costumbre tenían hambre y decidieron salir a buscar comida entre los desperdicios de los contenedores que la gente iba llenando alrededor del mercado.

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Cuento que previene la obesidad infantil

Nuestro amigo Enriqueto, que era muy hábil para detectar olores y sabores, era el jefe de la cuadrilla de buscadores y el que más y mejor comida conseguía para la familia ratonil. Esa mañana logró reunir trozos de jamón, pizza, chorizo, frijoles volteados, nachos, platanitos cocidos, pan francés y unas cuantas galletas navideñas.- ¡Qué placer!, dijo Enriqueto. Todos sus amigos se reunieron y empezaron su banquete navideño. Comieron hasta que casi reventaban sus panzas rechonchas y peludas.Al filo de las 8 de la noche, ya ni se movieron en sus cuevas de lo llenos que estaban. Sin embargo, Enriqueto decidió salir a ver si conseguía algo depostre. Cuando estaba por allí merodeando… ¡¡¡PUM!!!... lo atropelló un coche.Salió disparado al otro lado de la carretera y notó que algo caliente le salía del cuerpo. Tiene que ser sangre. Dios mío...me estoy muriendo... a donde iré a ir a parar: al cielo de los ratones o allí abajo ¿donde se asan?..., empezó a

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pensar Enriqueto. En esas estaba cuando ya no sintió nada más y desfalleció....

Cuando por fin abrió sus ojos, se vio rodeado de ratones vestidos de blanco, y dijo: "Entonces sí me morí y debo estar en el cielo". De pronto uno de ellos le habló, diciendo:

- ¡¡Manito Enriqueto...por fin abriste tus ojos...estás vivo!! Un buen susto fue el que se llevó Enriqueto.

Y lo que realmente había pasado fue que cuando sus compañeros oyeron que un coche se había estrellado contra el contenedor de basura que registraba Enriqueto, le vieron tendido en la acera. Inmediatamente lo cogieron y se lo llevaron a su cueva, le frotaron con alcohol el pecho, le estiraron las piernas y lo calentaron con mentol y candelas para que entrara en calor. Enriqueto, al verse vivo, no paraba de llorar de la alegría y juró no volver a portarse mal y ser tan glotón y comilón.

El huevo que Pía

Un cuento infantil que habla de la curiosidad de un niño y del cariño con que es tratado por sus abuelos. Muestra lo sencillo y rico que puede representar el nacimiento de un pollito para un niño. Y que en el campo ocurren muchas cosas nuevas a los ojos de los más pequeños.

La gallina de plumaje dorado se levantó del escondite donde empollaba sus huevos. Llevaba días debajo de un frondoso helecho del jardín. Mientras escarbaba buscando

gusanos en la tierra, cantaba como si se sintiera feliz.- Ca-ca-ca-ca-ca, ca-ca-ca-ca-ca… Adrién aguzó el oído para escuchar el canto monótono de la gallina. Aquello era nuevo para él.

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- Abuelita, ¿qué es eso?- Es la gallina cantando.

- Quiero verla.

- Te la mostraré de lejos, porque te puede picar.

- ¿Por qué?

- Porque está echada.

- ¿Por qué? Adrién continuó haciendo preguntas.La abuela ya no sabía cómo satisfacer su curiosidad. Lo llevó al patio. Tan pronto vio la gallina, quiso acercarse para cogerla, pero ésta erizó el plumaje y corrió hacia él, amenazante.

Adrién se protegió, asustado y lloroso, en los brazos de la abuela. Fue sólo un susto. Era la primera vez que pasaba unos días en la finca de la abuela. Había vivido sus escasoscuatro años en la ciudad y las visitas al campo habían sido breves.Los días en el campo eran fascinantes para él. Que su abuela hiciera tostones de un plátano verde que cogió de una de sus matas, lo dejó embelesado. Su madre también hacía tostones, pero los sacaba de una bolsa del congelador.

Que su abuela abriera una vaina y muchos granos de gandules, cayeran en sus manos, le parecía un cuento. Su madre abría una lata y allí estaban los gandules. En el campo ocurrían muchas cosas nuevas a los ojos de Adrién.

Al día siguiente, la abuela se acercó al helecho donde la gallina se ocultaba y vio gozosa algunos cascarones esparcidos por el nido y unos polluelos aún mojados y cegatos.

Le pareció un espectáculo para su nietecito. Subió corriendo hasta la sala donde el niñocoloreaba con su abuelo.- Ven, quiero mostrarte algo.

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- ¿Qué?

- Vamos para que veas los pollitos que tuvo la gallina.

- ¿Y si me pica?

- No dejaré que te pique.

Adrién estaba maravillado, ya había tres pollitos con la gallina que los paseaba orgullosa.

- Pío- pío-pío, decían los pollitos, siguiendo a la madre. De pronto, la abuela escuchó un piar profundo dentro de uno de los huevos que aún quedaban.

Lo cogió con extremo cuidado. Mientras el niño miraba embelesado, la abuela iba rompiendo el cascarón. Primero apareció un diminuto pico, después la cabeza y luego el resto del cuerpo pequeño, amarillo y mojado.

Minutos después, el pollito corría con la madre y piaba feliz.

- Ese pollito es mío.- Dijo con seguridad.

- Sí, mi amor, ese es tu pollito.

- Quiero cogerlo.

- No puedes cogerlo hasta que esté grande.

- ¿Por qué? - Porque la gallina no quiere que lo cojan.

- ¿Por qué? Antes de ella alcanzar a contestar, la gallina se acercó con su hermosa cría. Sus cánticos distrajeron a Adrién, y la abuela creyó que se habían acabado las preguntas.

- Pío-pío-pío.

- Abuela, ¿quién les enseñó a cantar?

Irene quiere ser Brujaada mañana, Irene, arrastraba su pesada mochila y su mirada triste por delante de la tienda de disfraces antes de ir a la escuela. Cada mañana, Irene se paraba a observar el maniquí vestido de bruja que, con mirada amenazante, le

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devolvía la mirada al otro lado del escaparate. Y cada mañana suspiraba antes de volver a arrastrar su pesada mochila en dirección a la escuela.Irene soñaba con convertirse en una bruja. Lo deseaba cada día, cada noche antes de dormir, cada mañana antes de entrar en clase con la mirada baja. Irene quería ser una bruja mala, de las de verruga en la nariz y melena alborotada, para asustar a los niños que no la entendían.

Irene sueña con ser una bruja para espantar sus miedos

Irene quería tener un libro lleno de encantamientos. Si lo tuviera, Irene haría lo siguiente:

1. Siempre sería verano, para no tener así que ir al colegio (Irene se acababa de cambiar de país y no terminaba de adaptarse al nuevo idioma, el francés).2. Convertiría a los niños en gatos (le encantaban los gatos).3. Conseguiría que el pescado supiera a chocolate (Y es que a Irene no le gustaba nada el pescado).Un día como otro cualquiera, Irene se paró delante del escaparate de la tienda de disfraces y formuló su deseo: quiero ser una bruja. Y justo cuando iba a marcharse, escuchó una risa. No era una risa cualquiera, era una verdadera y auténtica risa de bruja mala.

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- Sí, sí, no me mires así. Soy yo la que me he reído – habló la bruja con voz grave – Vaya, con que quieres ser como yo...

La bruja le preguntó por qué quería ser como ella e Irene le contó todo: lo poco que le gustaba ir al colegio, lo mal que se entendía con sus compañeros de clase, lo desagradable que le parecía el sabor del pescado…- ¡Pues vaya una cosa! Esto no es motivo para convertirse en una bruja mala para toda la vida…

Y terminó su frase con unas palabras extrañas que Irene no llegó a comprender. Lo que sí supo enseguida es que algo había cambiado. ¡La bruja la había convertido en una gata!

- No, no, no, no…lo gatos tienen que ser ellos…¡no yo! – se quejó a la bruja.

- ¡Bah! Soy una bruja mala y hago lo que me da la gana. ¿O qué creías? ¿Qué iba a ayudarte? Para eso haberte buscado un hada. Serás una gata hasta que se rompa el maleficio.

Irene aprende una lección sobre la importancia de enfrentarse a los problemas

Irene la gata se dirigió hacia el colegio. Nada más verla, un par de compañeros de clase se acercaron a ella…

- Fijaros que gata más bonita. ¿Qué hará aquí en la escuela?

Al poco rato, todos los niños de su clase rodeaban a Irene, la llenaban de carantoñas y querían jugar con ella. La llevaron a clase y la dejaron en un rincón, rodeada de cómodos cojines. ¡Era tan agradable estar medio dormida allí, mientras la profesora enseñaba matemáticas. A la niña le extrañó que ahora, como gata, todos le hicieran caso. Incluso le trajeron pescado.. ¡y le gustómás que el chocolate! Eso sí que era raro. Realmente se estaba muy bien de gata.

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Pero cuando estaba pensando aquello, Irene-gata, que paseaba tranquilamente por el patio del colegio, escuchó unos gruñidos y a lo lejos vio un enorme pastor alemán que corría hacia ella. Muy asustada se subió a lo alto de un árbol. Irene-gata sintió más miedo que nunca en su vida. Aún así, consiguió librarse del perro.Irene-gata comenzó a vagar por las calles y sin darse cuenta, acabó haciendo el camino de siempre y plantándose delante del escaparate de la tienda de disfraces. Allí seguía el maniquí vestido de bruja.

- ¡Bruja mala! ¡Mira lo que has conseguido! Casi acabo en las garras de un perro…

Irene-gata volvió a escuchar la risa maléfica de la bruja y su voz grave.

- Pero lo has superado, igual que superarás tus problemas con los niños del colegio. No sirve de nada huir, ni querer ser una bruja mala. Para solucionar un problema solo hay una solución: enfrentarse a ellos. Así que, no quiero volverte a escuchar quejándote delante de este escaparate. Demuestra a esos niños que eres una niña tan interesante y divertida como ellos (o más). Y terminó su frase con unas palabras extrañas que Irene no llegó a comprender. Lo que sí supo enseguida es que algo había cambiado. ¡Volvía a ser una niña!Y la bruja volvía a ser un simple maniquí al otro lado del escaparate. Irene se fue a casa pensativa. No contó a nadie su experiencia como gata, pero esa noche, cuando mamá puso el pescado sobre la mesa, Irene se lo comió con ganas. ¡Estaba rico!

David y la Ballena

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Llevaba cuatro días lloviendo sin parar. Los cuatro días que David y su familia llevaban de vacaciones.

Llovía con fuerza sobre la playa vacía, llovía sin tregua sobre el techo de la caravana en la que el niño David y su familia inventaban maneras de pasar el tiempo, de esperar a que aquella lluvia interminable se tomara un descanso.

Jugaron a las cartas.Jugaron a la oca y al parchís.

Jugaron al ajedrez, a las damas y también al dominó.

Pero el tiempo no pasaba. La lluvia tampoco.

El niño David miraba por la ventana y suspiraba. Él tenía tantos proyectos para aquellas vacaciones en el mar... Quería construir un castillo de arena e invitar a su princesa a jugar a las palas. Quería bucear entre las olas y que las sirenas le enseñaran a respirar bajo el agua. Quería después nadar y nadar y nadar. Llegar a alta mar y encontrarse con unos piratas de los de parche en el ojo y pata de palo. Quería navegar con ellos por mil mares, de punta a punta del planeta, por cada continente y cada océano. Después, cuando decidiera volver a casa, cansado de tanto conocer mundo, lo haría subido a una enorme ballena.Sería una ballena de piel brillante, que siempre le daría

conversación, y siempre sería de lo más interesante. Ella le contaría lo que era ser una ballena, y el niño David que no siempre le gustaba ir a la escuela. Ella le hablaría de los cazadores furtivos, y él de lo que era ser un pirata fugitivo. Ella, que como todas las ballenas sería vegetariana, le enseñaría a comer placton y otras plantas, y el niño David,

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muy sorprendido, se lo comería como si fuera el mejor de

los bocadillos. Luego, cuando llegaran de vuelta a la playa, ella se despediría soltando por sus pulmones un chorro de agua. Y David saldría despedido hasta la playa, a donde llegaría hecho todo un pirata... - David, David...¡deja de dormir! Ponte el bañador que ha salido el sol... Así que por fin se fueron a la playa...

¿Cumpliría el niño David sus propósitos de pirata?

El astrónomo

Tenía un astrónomo la costumbre de pasear todas las noches estudiando los astros. Un día que vagaba por las afueras de la ciudad, absorto en la contemplación del cielo, cayó inopinadamente en un pozo.

Estando lamentándose y dando voces, acertó a pasar un hombre, que oyendo sus lamentos se le acercó para saber su motivo; enterado de lo sucedido, dijo:-¡Amigo mío! ¿quieres ver lo que hay en el cielo y no ves lo que hay en la tierra?

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Moraleja: Está bien mirar y conocer  a nuestro alrededor, pero antes hay que saber donde se está.

Una lechuga no es un plato

¡Hay un gusano en mi plato!, dijo Matías haciendo gestitos con la mano como para ahuyentarlo. El gusano primero miró el plato, después miró a Matías y luego dijo:- ¡Glup!, parece que me equivoqué. Esta no es una hoja de lechuga.

Cuando se le pasó un poquito el miedo, Matías, que era muy curioso, se acercó a observar muy bien a don Gusano.

- ¡Vaya! -pensó- No sólo es bastante extraño y bonitos sus colores, sino que también tiene muchas patitas. Debe estar desorientado.- Desorientado no, apenas un pococegato –corrigió el gusano- pero en voz tan bajita que nadie lo escuchó.Por un instante el gusanito detuvo su marcha, encorvó su lomo verde y miró a Matías con sus ojitos finitos de gusano perdido.

Sonrieron cada uno a su manera. Matías, entonces, trajo una hoja de lechuga, que con mamá sacó de la heladera.

Lo cargó sobre ella y la llevó al jardín. Don Gusano sintió el airecito y fue feliz.Entretanto, Matías lo miraba divertido.

Pasito a paso el gusano se fue perdiendo entre las rosas con un buen bocado de lechuga entre las mandíbulas.

Pero eso sí ¡lechuga sin condimentar!

FIN

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