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El caso Genie: la niña salvaje y la No Socialización. agosto 28, 2014 de MissTSocial El ser humano es un ser social por naturaleza. Sabemos que necesitamos de la ayuda y el contacto con otros para poder sobrevivir en sociedad. Sobre todo tenemos esa necesidad de establecer un apego afectivo con los miembros más cercanos a nosotr@s, como es la familia o nuestros cuidadores, a medida que nos vamos desarrollando. Recibir afecto como un abrazo, un beso, aprender a reconocer y devolver una sonrisa, contagiarse de una carcajada, cruzar miradas, aspectos que ayudan a nuestro correcto desarrollo social y emocional… ¿Y si nos hubieran obligado a permanecer aisladas, atadas a una silla en soledad, en la lejanía de todo contacto social por más de una década sin mantener comunicación alguna con ningún progenitor o cuidador? ¿Podríamos desarrollar nuestro lenguaje a pesar de no ser estimulado en nuestra infancia? Estas y otras cuestiones se plantearon psicólogos, psiquiatras, trabajadores sociales cuando conocieron el espeluznante caso de “Genie: la niña salvaje”.

EL CASO DE JENNY

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El caso Genie: la niña salvaje y la No Socialización.agosto 28, 2014 de MissTSocial

El ser humano es un ser social por naturaleza. Sabemos que necesitamos de la ayuda y el contacto con otros para poder sobrevivir en sociedad. Sobre todo tenemos esa necesidad de establecer un apego afectivo con los miembros más cercanos a nosotr@s, como es la familia o nuestros cuidadores, a medida que nos vamos desarrollando.

Recibir afecto como un abrazo, un beso, aprender a reconocer y devolver una sonrisa, contagiarse de una carcajada, cruzar miradas, aspectos que ayudan a nuestro correcto desarrollo social y emocional…

¿Y si nos hubieran obligado a permanecer aisladas, atadas a una silla en soledad, en la lejanía de todo contacto social por más de una década sin mantener comunicación alguna con ningún progenitor o cuidador?

¿Podríamos desarrollar nuestro lenguaje a pesar de no ser estimulado en nuestra infancia?

Estas y otras cuestiones se plantearon psicólogos, psiquiatras, trabajadores sociales cuando conocieron el espeluznante caso de “Genie: la niña salvaje”.

Antecedentes de GenieLa historia de Genie salió a la luz el 4 de noviembre de 1970 en Los Angeles, California, cuando un trabajador social descubrió el caso de maltrato que sufría una niña de 13-años de edad, después de que su madre (cansada del sometimiento que tenía su marido sobre ella y sus hijos) acudiera a los servicios sociales buscando ayuda.

El trabajador social no tardó en descubrir que la niña había sido confinada en una pequeña habitación y una investigación por las autoridades rápidamente

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revelaron que esta pequeña había pasado la mayor parte de su vida en esta sala, a menudo atada a una silla con un orinal.

Genie, a pesar de tener cumplidos los 13 años de edad, todavía usaba pañales. No sabía hablar, a penas podía caminar por su propio pie, presentaba un estado grave de malnutrición y abandono por lo que fue trasladada de inmediato al Hospital Infantil de la zona.

Ambos padres fueron acusados de abuso, pero el padre de Genie se suicidó el día antes en que debía comparecer ante el tribunal de justicia, dejando tras de sí una nota indicando que: “el mundo nunca lo va a entender.”

La vida de GenieGenie era una niña sana a la que se le diagnosticó una dislocación congénita de la cadera para la que necesitaría una prótesis para sostener ambas piernas con tratamiento fisioterapéutico, el cual su padre se negaría a dárselo. Tardó bastante en hablar, hacia los 20 meses, y fue entonces un médico el que alertó a sus padres de un posible retraso mental. Su padre, por miedo a tener a las autoridades en su casa decidió recluir a su hija privándola de la sociedad.

Genie lloraba como cualquier infante a edades tan tempranas para poder expresarse, solo que su padre se negaba a escucharla decidiendo un día encerrarla a los 20 meses de vida en una pequeña habitación, atada de día a una silla y en una cuna cerrada con una rejilla a la noche. Viviría así hasta los 13 años y siete meses de edad.

Durante todo su cautiverio, el padre de la pequeña negaba a su propia familia a que se comunicara con ella a pesar de que la madre intentaba pasar un rato con ella todos los días hasta que fue perdiendo la vista y ya no pudo cuidarla.

Genie recibió palizas y todo tipo de maltrato físico y psicológico cada vez que emitía un sonido o llamaba la atención de su padre.

El caso de esta niña era tan terrible que los expertos dudaban de si podía sufrir una deficiencia congénita o fruto del abandono de su familia al mantenerla aislada del mundo.

Un equipo de psicólogos y expertos en idiomas inició el proceso de rehabilitación de Genie y anotaron las siguientes evaluaciones:

Respuestas retardadas: cuando se le formulaba una pregunta a Genie o tardaba en contestar o directamente no contestaba a la persona en cuestión. En ocasiones también actuaba conforme a lo que se le había pedido aunque se hubieran intercalado conversaciones pasadas.

Comportamiento perezoso: trataba de realizar el mínimo esfuerzo al igual que ocurría a la hora de hablar pues solo pronunciaba palabras con una o dos sílabas.

Uso de gestos y aprendizaje del habla: debido a su falta de desarrollo de lenguaje, se comunicaba con gestos faciales o corporales aunque años más

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tarde, Genie comenzó a utilizar el lenguaje para hacer referencia a su pasado aprendiendo también a mentir y a encubrir la realidad.

Afecto y desarrollo social: Genie aprendió de manera progresiva a controlar mejor sus sentimientos, a tomar noción de sí misma y a expresarse mejor.

Entrevistas con la madre de Genie: un trabajador social del hospital realizó una serie de entrevistas a la madre para descubrir las condiciones en las que estaba antes de alertar a los servicios sociales pero la madre contestaba con respuestas contradictorias y no resultaron fiables.

Como resumen, el equipo de investigación solo sacó en claro que, efectivamente, existe un periodo crítico en todos los seres humanos para la adquisición del lenguaje. Este periodo crítico necesita dos condiciones:

-tener un cerebro humano (lo que implica, socialización, comunicación y afecto desde el nacimiento)

– estimulación lingüística.

Aún así, resultó tan estremecedor este caso para los investigadores en la materia humana que se acabó utilizando a la pequeña Genie como objeto de investigación y no como ser humano para comprobar si a pesar de sus privaciones durante su niñez sería capaz de aprender a hablar si se le proporcionaba un ambiente de aprendizaje enriquecido . Este hecho fue denunciado a través de la madre de Genie y se acusó a los principales investigadores de abuso de excesivas pruebas y querer conseguir la fama.

Por otro lado, Genie acabó siendo adoptada por al menos 6 familias de las cuales, en alguna de ellas volvió a ser víctima de malos tratos hecho que le provocó un retraso en los pocos conocimientos que había adquirido y una ausencia total al lenguaje tras haber sigo castigada por una de estas familias.

Actualmente, vive en un centro de acogida para personas mayores con problemas de autismo y otros trastornos, en Los Ángeles.

ConclusionesEn respuesta a preguntas planteadas sobre este caso en base a si el lenguaje es innato o requiere de una socialización para poder desarrollarse, años de estudio parecen demostrar que la construcción del habla en el ser humano es producto de la combinación de ambas opciones.

Por un lado, nacemos preparados para desarrollar esta capacidad en una fase llamada: “crítica” que se estima entre los dos años y la pubertad, pero esto sólo ocurre si recibimos la estimulación cognitiva adecuada y nos relacionamos en un contexto y con un entorno social. Eso quiere decir que, a pesar de nuestras capacidades innatas, el contexto social es determinante a la hora de desarrollar la capacidad del lenguaje.

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Fuente:

Moñivas Lázaro, A; San Carrión, C; Rodriguez Fernandez, Mª C.(2002). Genie:la niña salvaje.Elexperimento prohibido (un caso de maltrato familiar y profesional). E.U. Trabajo Social. Universidad Complutense. Madrid.

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