Upload
cepermotril1
View
303
Download
0
Embed Size (px)
Citation preview
Grupo PCAMA3
Tutora: Regina Vigo López
Febrero 2016
Motril, 10 de febrero de 2016
Amor, querido Amor:
Esta carta nunca verá estafeta de correos ni destinatario
alguno; sólo responde a la necesidad de expresar y plasmar
sobre el papel un sentimiento o forma de vivir: AMOR o AMAR,
para mí es lo mismo.
Busco en mi memoria cuando te conocí, Amor, y no hallo
respuesta, porque naciste conmigo. Desde entonces, todo lo
que hago es Amar: vivo con intensidad cada día como si fuera el
último de mi vida, y disfruto de cada amanecer como si fuera el
primero de mi vida. Siento que vivir es un regalo y me creo
afortunada por eso. El día que emprenda el último viaje lo haré
agradecida de haber vivido y de haberlo hecho contigo.
Y sin nada más que decirte, esperando que me acompañes
siempre, me “despido” de ti, Amor, dulce Amor.
Berta
(Berta López Martín)
Motril, 15-2-2016
Querido amigo Manuel:
Te extrañará que me dirija a ti como amigo, pero en este momento te
siento como amigo, no más. Nos conocimos, nos amamos (¡y mucho!) y
no sé cómo ha sucedido. No sé si ha sido la distancia, o la frialdad con
que me tratas, o el destino…El caso es que ya no siento amor, ni te deseo
como hombre. Te quiero mucho como amigo.
Perdóname si te causo dolor, no es mi intención; solo quiero que sepas lo
que siento, de otra manera sería una ingrata. Tal vez a ti te pase lo
mismo y no hayas tenido el valor de decírmelo. Hace tiempo que tú no
eres aquel muchacho que conocí. Ahora te veo frío y distante.
Espero que no pienses que hay otra persona y que comprendas que he
hecho lo correcto, oyendo mi corazón. Insisto en querer ser tu amiga.
Hasta ese momento, te deseo que seas muy feliz.
Victoria
(Victoria Flores Barros)
CARTA PARA ALGUIEN QUE SIEMPRE ME ESCUCHA
Señor, tú sabes mejor que yo que me estoy poniendo vieja:
Hazme aceptar esa realidad. No permitas que me vuelva demasiado
locuaz, no me dejes caer en la tentación de creer que siempre tengo
algo que decir sobre cada tema y en cada ocasión.
Líbrame del antojo de creer que puedo arreglar los asuntos de los
demás.
Ilumíname para que sepa contar las cosas con sencillez y sin lujo de
detalles. Dame alas para llegar pronto al grano del asunto.
Concédeme el don de saber escuchar el relato de las desdichas de los
demás, y la fortaleza para soportarlo con paciencia, pero sella mis
labios para que no agobie a los demás con mis propios dolores y
malestares. Sé que estos irán en aumento con el paso de los años y
estoy dispuesta a aceptarlos.
Dame, Señor; la gracia de comprender a los demás y enséñame la
lección magnífica de reconocer, que a veces, yo también puedo
equivocarme.
Ayúdame, Señor, para que no me convierta en una “vieja agria” y
rezongona, ni tampoco en una de esas “santas” con las que la
convivencia se hace poco menos que imposible. Dame, te pido, una
prudente dulzura.
Hazme precavida, pero no susceptible; dispuesta y comedida, pero no
entrometida y mandona.
Te pido, Señor, que mi presencia no sea estorbo, sino agradable
compañía.
Señor, tú que nos hiciste seres sociables y que ensalzaste el valor de
la amistad, que sufriste en tu paso por la tierra el abandono de tus
amigos, haz que se cumpla mi deseo de saber conservar algunos de
los míos en los últimos años de mi vida terrenal.
P.D. Esta carta me la encontré entre las cosas de mi madre, aunque
no sé si es original suya o no, pero veo en ella su manera de ser y de
pensar y me parece que debe conocerse.
Carmen Rodríguez Rodríguez
Motril, 12 de febrero de 2016
Amadísimo Enrique:
Te escribo esta carta en agradecimiento por los maravillosos años que
estuvimos juntos.
Te he querido, te quiero y te querré aunque no estés conmigo. ¿Te
acuerdas que tú no podías estar sin tu Solita ni yo sin ti? ¡Cuánto te echo
de menos! ¡No sabes lo sola que me has dejado!
¿Sabes el tiempo que hace que te fuiste? Pues nada menos que 28
años; sí, ya… ya sé que ahí donde estás no se mide el tiempo y también sé
que me estás esperando.
¡Si me vieras! Estoy hecha una abuelita arrugada, los ojos secos de tanto
llorar por añorarte mucho, la enfermedad… Los años pasan y una se
gasta también. ¿Sabes? De vez en cuando sueño contigo y los amigos
que… Sí, sí los veo que pasan por mi lado y espero que pases tú; veo tu
cuerpo pero no logro verte la cara; me quedo extrañada mirándote y al
final cojo una foto de cuando estábamos juntos, para recordarte. Sí…
también recuerdo los viajes que hacíamos: lo pasábamos bomba.
¡Éramos muy jóvenes! ¡Qué años! Me acuerdo que en Nochebuena te
vestías de mujer, nos íbamos por las calles de Granada, familia y amigos,
cantando, dando gritos de alegría. ¿Y cuando nos montábamos en la
Vespa para ir a Sierra Nevada y se salían las cadenas? ¡Qué latazo!
También fuimos a Covadonga a ver a la Virgencita primero y después, a
tomar sidra ¡Qué rica! Y tantas y tantas cosas que pasábamos juntos.
Mira, te cuento: Cuando te fuiste, para no estar sola, me apunté en la
Escuela de Adultos y no sabes lo bien que me acogieron, con mucho
cariño; por más que te cuente no es bastante. Fui para sacarme el
Graduado Escolar y me lo saqué. También me apunté a teatro:
ensayando me lo pasaba estupendamente; a manualidades, a telares,…,
¡y a más! Fui muy feliz esos años porque mis maestros y maestras eran y
son una maravilla.¡¡Buenísima gente!!
¿Te gusta que te cuente mis cosas? ¿Sí? Te escribiré de vez en cuando,
pero hoy no puedo seguir porque las lágrimas no me dejan escribirte, me
brotan sin querer, pensando en ti. Y además ya tengo que dormir para
mañana estar bien.
Te quiero, mi amor.
Tu Solita
(Soledad Rodríguez IIlescas)
Motril, 12 de enero de 2016
Querida hija:
Con motivo de tu cumpleaños te escribo unas letras para desearte que
te lo pases muy bien con toda tu familia y tus amigos. Hoy, 12 de enero,
este poema mío es para ti. Te deseo que sigas cumpliendo años y que
puedas ser muy feliz. Ahí va mi poesía:
Con mucho amor te alumbré
y te estrechaba en mis brazos.
¡Qué feliz era, Dios mío!
Era tan fuerte el abrazo
que hasta te fundía conmigo.
Recordando qué es vivir,
me encuentro en tu compañía
porque me hiciste muy feliz
con tu llegada tardía y…
¡cuánto te disfruté, cuánto tus gracias reía!
Años después, con amarte ya me basta.
Yo quiero decirte, mi hija querida,
que nunca la vida a ti te acobarde,
y no des por perdida ninguna batalla,
que para ayudarte ,aquí está tu madre.
¡Te quiero!
Mamá
(Loli Muñoz Romero)
Toulouse, 12/05/1991
AMOR:
¡Esta noche soñé contigo! ¡Qué decepción al despertar y encontrarme
un día más con tu ausencia a mi lado! Añoro tu presencia, tu risa, tu
alegría…, que son vitales para mí.
Me siento vacía, te necesito; sin ti mi vida carece de sentido. Eres el
aliento que me da fuerza, esperando tu retorno. Anhelo que se produzca
prontamente. Te deseo con todo mi ser: me faltan tus caricias, tus
susurros, tu cariñosas palabras…
Te quiero, te espero con ansia y deseo. Recibe un beso de tu amor.
Te anhela,
MERCHI
(Mercedes Saravia Fernández)
Motril, 9-2-2016
Mi querido X:
Espero que a la llegada de estas líneas estés bien.
Te habrá sorprendido mi carta, pero tenía que decirte todo lo que no fui
capaz de expresarte estando en tus brazos; temía que me convencieras
y no poder salir de la red en la que me sentía atrapada; era tanta mi
confusión que me ahogaba a tu lado, pues si no lo hubiera hecho no
habría tenido el valor de marcharme. Hoy puedo decir lo que siento por
ti, no me dejo llevar por la cabeza sino por el corazón. La lejanía, el
tiempo transcurrido en el espacio ha roto la red y puedo nadar con
libertad. No era tu trabajo lo que que tanto nos aportaba; comprendí que
entre ambos existía un universo por explorar. Cuando tú recorrías con
tus dedos mi piel suave, caliente y tersa, era tu cuerpo sexi el que me
embriagaba y con solo tocarme me transportabas a otro universo.
Fueron días inolvidables; ahora sé que ha merecido la pena haber
esperado tanto tiempo para reencontrarnos, y si tú sigues amándome,
yo echo mi ancla en ti y nos fundimos en uno. Te amo, te necesito y te
deseo.
Mari Carmen Prados (Charo)
Madrid, a 16 de Septiembre de 1964
Querida María:
Me entristece pensar en el daño y el sufrimiento que he podido causarte por no
haber contestado a tus cartas durante todo este tiempo. No sé cómo voy a poder
disculparme, pero a veces las cosas no siempre son lo que parecen y por ello te pido
que intentes perdonarme.
Hace algunas semanas cuando nos dirigíamos al campo de tiro para hacer las
prácticas, al bajar del camión me mareé y caí inerte al suelo; un baño de sudor frío
inundó mi cuerpo; mareado y dando tumbos me volví a subir al camión. Los
compañeros, asustados, me tendieron en el asiento trasero y me taparon con una
manta. Al llegar a la entrada del cuartel el camión paró y me bajé, caminé unos
pasos, y sin aliento y desfallecido, volví a caer al suelo, inerte. Mis compañeros se
arremolinaron todos a mi alrededor sin saber qué hacer; uno de ellos llamó a la
ambulancia, que no tardó en llegar; ya dentro de la ambulancia me intubaron, me
conectaron una vía y con gran rapidez me trasladaron al hospital, donde aún me
encuentro bastante mal y muy preocupado, ya que los médicos no encuentran el
motivo de estos síntomas. Sospecho que algo va mal; después del intenso
tratamiento no encuentro ninguna mejoría e intuyo que puede tratarse de algo muy
grave, ya que no se deciden a comunicármelo.
Las noches son largas, oscuras y silenciosas, con un silencio sepulcral roto a veces
por algún quejido de angustia y desespero de algunos de los que se encuentran en
esta inhóspita habitación…, presente en todo momento el pestilente olor a éter.
Presiento que mi vida se encuentra en grave peligro.
¡Cómo desearía poder tenerte a mi lado en estos momentos tan duros! Espero verte
pronto. Mi vida sin ti no vale nada.
Con todo mi amor,
Carlos
(Maruja Jiménez Galeote)
Motril, 9 de febrero de 2016
Querido Miguel:
Digo querido como fórmula epistolar, porque tristemente, aquel cariño que siempre
te profesé, con el paso del tiempo, se ha ido deteriorando muy a mi pesar. Tú sabes
que eres el culpable de ello, por lo que en mi conciencia no existe remordimiento
alguno. No has sabido cultivar el cariño que nos unía, dejándolo secar y al
final, extinguirlo para siempre.
Para que quede constancia, te voy a enumerar las causas que me han llevado a
tomar esta determinación de ruptura:
Tus desplantes, tu desprecio, tu incomprensión, tu violencia verbal y, por último, tu
infidelidad flagrante. Todas estas causas han hecho que por fin me decida a
escribirte esta carta de despedida, de punto y final, porque ya, tristemente, no te
quiero, y deseo con todo mi ser estar alejada de ti.
Finalmente, te comunico que no quiero nada material; puedes quedarte con todo.
Solo anhelo una cosa: MI LIBERTAD Y PAZ.
Carmen
(Mª Carmen Barthe García)
Motril, 16 de febrero de 2016
Querido Julio:
Cuando recibas esta carta yo ya estaré muy lejos. Perdóname por el
daño que te pueda estar haciendo; nunca fue mi intención esta huida. Tú
sabes que siempre te llevaré en mi corazón, pero la rutina en la que se
habían convertido nuestras vidas nos estaba matando a los dos.
No sé el tiempo que estaré fuera, ni siquiera sé si volveré. Ninguno de
los dos hemos puesto nada de nuestra parte para reavivar esa llama que
se apagaba un poquito cada día; la hemos dejado que se extinguiera sin
echar una rama, por pequeña que fuera, al fuego del amor que un día
sentimos. Los dos creímos que nos bastaría con los rescoldos, cuando
en el fondo sabíamos que no sería así.
He escuchado muchas veces decir que quien deja, sufre menos que a
quien han dejado. No lo creas, pues mi sufrimiento es infinito.
Deseo que encuentres el amor que yo no te he sabido dar y que tus días
y tus noches se colmen de dicha.
Te quiso,
Mª Adela
(Mª Adela Muñoz Lorenzo)
Motril, 14 de febrero de 2016
Mi querido “Donnadie”:
Debido a la distancia que hay entre los dos y a las circunstancias en las que nos
vemos inmersos, he decidido dar un gran paso, y así te lo comunico:
Mi amor por ti se ha ido enfriando de a poquito
( puede que haya influido el país en el que vivo ahora), hasta llegar al punto gélido en
que se encuentra en estos momentos. Así que visto lo visto, me atrevo a darte el
siguiente notición: rompo nuestra relación desde ya, pues no nos iba a llevar a
ningún lado, al menos a mí. A ti sí que te ha llevado a otra cama. ¿Acaso pensabas
que no me enteraría? ¡Pobre iluso!!
A pesar de los kilómetros que nos separan me ha llegado la noticia. Es lo que tiene la
globalización. Por ese motivo son estas letras, que certificaré para asegurarme que
las recibes. Quizás sea una liberación para ti.
En fin, aunque te considero cobarde y mentiroso no te deseo nada malo; espero que
tú no tengas malos deseos para mi persona.
¡Ah!, mis enseres los puedes usar, tirar o quemar, tú decides; a mí me da igual.
Y sin más peroratas me despido de ti: ¡hasta nunca!
Susana
P.D. Ten cuidado con lo que “cuelgas” en las redes sociales.
(Susana Rubio Sabio)