El gato Milo

Un día de otoño Toia se puso a hacer un hermoso dibujo, ya que el día estaba gris, pero a su vez se iluminaba con las luces de los relámpagos.

Una vez que terminó su dibujo su mamá se dio cuenta que era tarde y le dijo que era hora de ir a dormir.

Junto a su dibujo se quedó dormida

A este hermoso gatito Toia le puso de nombre Milo.

Durante la noche la hoja empezó a moverse despacito, el gato Milo se había escapado del dibujo.

A la mañana siguiente, cuando salió el sol, mientras la niña se desperezaba observaba su dibujo.

Pero algo había pasado, Toia estaba muy sorprendida porque el gatito ya no estaba en el dibujo.

Ella vio pasar al gatito por al lado de su cama.

La nena se puso sus botas y empezó a perseguir a Milo por toda la casa

Lo ve en la escalera, casi lo atrapa, pero Milo se escapó

Luego lo vio en el living, al lado del sillón, pero tampoco lo pudo atrapar.

Lo busca a bajo del auto, pero no lo encuentra.

Milo estaba escondido a tras de una planta, no quería que nadie lo vea, porque era un gatito que no tenía colores.

Toia pensó y pensó para ver que podía hacer.

Cuando ya había encontrado una solución, los dos juntos fueron caminando al comedor de la casa.

Toia pudo agarrar a Milo, ponerlo nuevamente en el dibujo y empezó a colorearlo, le puso muchos colores, naranja, verde rojo…

Finalmente así quedó el dibujo, a Milo le encantaban sus colores, así que nunca tuvo que esconderse, ni escaparse…. Todos los que querían podían mirarlo