7
1 IES SIERRA DE GUADARRAMA DEPARTAMENTO DE CIENCIAS SOCIALES 1º ESO UNIDAD 3: EL PROCESO DE HOMINIZACIÓN. A lo largo de este tema vamos a analizar cómo se produjo la aparición de la especie humana y como ha ido evolucionando hasta nosotros, el hombre actual. Para lograrlo realizaremos un análisis exhaustivo de las diferentes circunstancias y cambios morfológicos que permiten su aparición y su extensión desde la sabana africana al resto del planeta. I - La evolución humana. El hombre en su medio Entendemos por hominización el proceso evolutivo que lleva desde nuestros ancestros hasta el hombre actual. Esta idea sobre el origen del hombre no fue posible hasta finales del siglo XIX, cuando la Teoría de la Evolución de las Especies del naturalista Charles Darwin, contó con el respaldo de la mayor parte del los científicos de su época. Tradicionalmente la idea del origen del hombre había estado vinculada a las tradiciones religiosas, Dios había creado el mundo y en la cúspide de su obra había puesto al hombre. Evidentemente la idea de que una evolución natural de especie en especie hubiera llevado hasta el hombre moderno rompía con las creencias de la mayor parte de la humanidad hasta ese momento. La idea de evolución de las especies había sido ya apuntada por otros científicos antes de Darwin. Lamark, por ejemplo, había planteado a finales del siglo XVIII que las especies se adaptaban a los medios y de alguna manera se transformaban a partir de esto en especies distintas. Las gacelas que a lo largo de generaciones iban estirando el cuello hasta convertirse en Jirafas. Cuando Darwin a la vuelta de su viaje en el Beagle (un barco científico inglés) y tras el estudio de las especies de lugares como las islas Galápagos, comprobó que las especies habían evolucionado de manera diferente en cada una de las islas. Para Darwin, las especies sufrían transformaciones espontáneas que resultaban en ocasiones favorables para las circunstancias dadas y que de ese modo se producía una selección natural. Más allá del debate de cómo se produce esta evolución, que aun se mantiene hoy en día, la idea de que las especies derivasen unas de otras puso al hombre en un lugar muy diferente al que había ocupado en las mitologías religiosas de la creación. De repente el hombre formaba parte de la naturaleza y había evolucionado del mismo modo que el resto de las especies, por lo tanto si buscábamos nuestro pariente más cercano parecía claro que este era el “mono”. No tardó mucho el debate en simplificarse en ese “ el hombre viene del mono”, que a menudo hemos escuchado y que sirvió para hacer burla del propio Darwin, representando en su época como un simio, tal y como le podemos ver aun hoy en las etiquetas de “Anís del Mono”. Hoy en día parece claro que los gorilas de las selvas africanas y nosotros tenemos un origen común. El estudio genético de las especies nos ha permitido comprobar estas similitudes y esos orígenes y nos permite afirmar que el 96% de nuestros genes son idénticos a los de los chimpancés.

Hominización

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: Hominización

1

IES SIERRA DE GUADARRAMA

DEPARTAMENTO DE CIENCIAS SOCIALES

1º ESO

UNIDAD 3:

EL PROCESO DE HOMINIZACIÓN.

A lo largo de este tema vamos a analizar cómo se produjo la aparición de la especie humana y como

ha ido evolucionando hasta nosotros, el hombre actual. Para lograrlo realizaremos un análisis exhaustivo

de las diferentes circunstancias y cambios morfológicos que permiten su aparición y su extensión desde la

sabana africana al resto del planeta.

I - La evolución humana. El hombre en su medio

Entendemos por hominización el proceso evolutivo que lleva desde nuestros ancestros hasta el

hombre actual. Esta idea sobre el origen del hombre no fue posible hasta finales del siglo XIX, cuando la

Teoría de la Evolución de las Especies del naturalista Charles Darwin, contó con el respaldo de la mayor

parte del los científicos de su época. Tradicionalmente la idea del origen del hombre había estado

vinculada a las tradiciones religiosas, Dios había creado el mundo y en la cúspide de su obra había puesto

al hombre. Evidentemente la idea de que una evolución natural de especie en especie hubiera llevado

hasta el hombre moderno rompía con las creencias de la mayor parte de la humanidad hasta ese

momento.

La idea de evolución de las especies había sido ya apuntada por otros científicos antes de Darwin.

Lamark, por ejemplo, había planteado a finales del siglo XVIII que las especies se adaptaban a los medios y

de alguna manera se transformaban a partir de esto en especies distintas. Las gacelas que a lo largo de

generaciones iban estirando el cuello hasta convertirse en Jirafas. Cuando Darwin a la vuelta de su viaje en

el Beagle (un barco científico inglés) y tras el estudio de las especies de lugares como las islas Galápagos,

comprobó que las especies habían evolucionado de manera diferente en cada una de las islas. Para

Darwin, las especies sufrían transformaciones espontáneas que resultaban en ocasiones favorables para

las circunstancias dadas y que de ese modo se producía una selección natural.

Más allá del debate de cómo se produce esta evolución, que aun se mantiene hoy en día, la idea de

que las especies derivasen unas de otras puso al hombre en un lugar muy diferente al que había ocupado

en las mitologías religiosas de la creación. De repente el hombre formaba parte de la naturaleza y había

evolucionado del mismo modo que el resto de las especies, por lo tanto si buscábamos nuestro pariente

más cercano parecía claro que este era el “mono”. No tardó mucho el debate en simplificarse en ese “el

hombre viene del mono”, que a menudo hemos escuchado y que sirvió para hacer

burla del propio Darwin, representando en su época como un simio, tal y como le

podemos ver aun hoy en las etiquetas de “Anís del Mono”.

Hoy en día parece claro que los gorilas de las selvas africanas y nosotros tenemos un

origen común. El estudio genético de las especies nos ha permitido comprobar estas

similitudes y esos orígenes y nos permite afirmar que el 96% de nuestros genes son

idénticos a los de los chimpancés.

Page 2: Hominización

2

La cuestión que se plantea entonces es ¿cuándo se produjo la desviación que mantuvo a los gorilas

en la selva y a nosotros nos convirtió en la especie que somos?. Parece que alrededor de hace seis

millones de años la región del sudeste de África estaba sufriendo un cambio climático. La apertura del

Rift Valley y las cadenas montañosas de su cabecera, habían provocado que una parte de la región sufriera

un descenso de precipitaciones y las antiguas selvas tropicales se aclararán y se convirtieran en un

hábitat más parecido a la sabana. En estas circunstancias vivía la especie con la que hoy los

prehistoriadores abren la serie de especies de pre-homínidos que llevan al hombre moderno. Esta especie

nueva recibe el nombre de OrrorínTurgenensis (Orrorín) y es la primera especie que a través de los restos

de un húmero fósil podemos deducir que caminaba sobre dos piernas, que tenía marcha bípeda como

nosotros. Las ventajas sobre las especies de los bosques (como el chimpancé o el gorila) en aquel hábitat

eran evidentes, la marcha bípeda les permitiría mayor velocidad, les servía también para poder llevar cosas

en las manos sin problemas además ayudarles a descubrir a sus enemigos antes precisamente por esa

posición erguida que les permitía ver más lejos y sobre las altas hierbas de la sabana.

Conviene no olvidar que la mayor parte de las conclusiones que podemos sacar de aquellos tiempos

y aquellas especies están sacadas de restos muy reducidos y en muy corto número. Para esta época de la

humanidad nuestras fuentes son por desgracia, aun muy poco generosas.

II-Rasgos morfológicos de la evolución humana. Orígenes de la sociabilidad.

La evolución de la especie humana comenzó con la marcha bípeda, esta característica que nos

distingue de otros primates y del resto de los mamíferos, es el primer elemento que parece conducir hacia

nuestra especie. Sin embargo el elemento más relevante de nuestra naturaleza humana es nuestra

capacidad de pensamiento, nuestra capacidad para razonar, para imaginar y para crear. De todos los

órganos que han sufrido transformaciones a lo largo de esa larga evolución humana, evidentemente es el

cerebro el que ha transformado nuestra especie de una manera más profunda. En primer lugar por una

evidente evolución en el tamaño de nuestro cerebro, que ha ido ganando centímetros cúbicos según nos

acercamos a nuestra especie. En segundo lugar por la evolución también de sus capacidades, quizás mucho

más importante que el volumen, pues capacidades como la del pensamiento simbólico parecen sólo al

alcance de nuestra especie y son las que marcan en buena medida las diferencias en nuestra forma de

pensar.

La evolución del cráneo de los homínidos pasó por varias evoluciones que conviene destacar. La

primera la pérdida de la cresta sagital, que aparecía en algunas especies de prehomínidos; la cresta es esa

especie de quilla que hace la bóveda del cráneo en especies como los gorilas. También es notable la

progresiva evolución de la frente, cada vez más alta

correspondiendo esto al crecimiento de la capacidad craneal. Muy

destacable también es la suavización de los arcos supraciliares (el

borde por encima del hueco de los ojos). La tercera característica

y muy importante por lo mucho que nos dice de las costumbres

de nuestros antepasados es la evolución de la mandíbula,

progresivamente más débil, de dientes más pequeños y que

pierde la proyección hacia delante que tienen las especies más

primitivas. En definitiva, en la evolución hacia nuestra especie, el

Page 3: Hominización

3

cráneo se va haciendo cada vez más redondeado, dando cabida a un cerebro mayor, la cara más plana y la

mandíbula más recta.

La posición erguida permitió dejar libres las manos para poder llevar objetos, algo que sería

también favorecido por una evolución en los huesos de

la mano que hace nuestro pulgar oponible (puede

hacer pinza con cualquiera de los otros dedos y

especialmente con el índice), esto nos permite coger y

utilizar herramientas con gran precisión. Además de

esta ventaja (y las que comentamos a propósito de

Orrorín) el bipedismo supuso una evolución de la

estructura de la cadera que provocó un estrechamiento

del canal del parto. Esto dificultaba el nacimiento y

parece que tuvo mucho que ver con las adaptaciones

sociales que nuestra especie hizo desde hace cientos de

miles de años. La estrechez del canal provoca un parto

difícil y lleva a que las hembras necesiten de la ayuda

de otros miembros del grupo para dar a luz. Se supone que esta labor la hacían las madres y las abuelas y

que de ese modo se estrechaban los lazos familiares y grupales. Otro elemento importante es que las crías

debían nacer en un estado de “cierta inmadurez”, para que sus cráneos puedan salir por el estrecho canal

del parto. En nuestra especie los bebés nacen muy inmaduros, con los huesos del cráneo sin cerrar (lo que

llamamos fontanelas) y esa inmadurez con la que nacen (comparad una cría humana con otras especies

que son capaces de ponerse de pie, alimentarse por sí solas o desplazarse con toda la manada,

inmediatamente o a las pocas horas del parto) hace que la especie humana tenga una infancia

extremadamente larga. La maduración de nuestro cerebro se produce después del nacimiento y la enorme

plasticidad de este órgano en esa primera infancia, parece estar detrás en parte de nuestra extraordinaria

capacidad de aprendizaje. A su vez, el cuidado de madres y de crías, fortaleció los lazos del grupo, que

precisaba de la ayuda mutua para sobrevivir. Algunos antropólogos y pre-historiadores piensan que los

rasgos sociales de nuestra especie, la evolución del lenguaje, los signos y nuestras pautas de

comportamiento tienen como origen la necesidad de “los otros” para sobrevivir.

III- La hominización. Especies y distribución de los primeros homínidos

Estos cambios morfológicos, sociales y culturales se resolvieron en un periodo de tiempo que se

acerca a los seis millones de años. La primera especie que nos pone en la pista, Orrorín, tiene precisamente

esos seis millones de años y parece ser la primera especie bípeda en el camino de nuestra evolución.

Sin embargo las primeras especies de pre-homínidos que relacionamos de una manera más estrecha con

nuestra especie nacerán en torno a los 4.000.000 años en la misma zona sur-oriental de África. Se trata del

genero Austrolopithecus, primero el “Anamensis” del que se hallaron restos en el lago Turkana (en esa

zona de África) y sobre todo de la especie Austrolopithecus Afarensis, a la que pertenecen los restos de

Lucy, la hembra de Austrolopithecus que inició el estudio de esta primitiva especia y que data de alrededor

de 3.000.000 de años. El tamaño craneal de esta especie era un tercio del de nuestra especie y conservaba

numerosos rasgos primitivos como la mandíbula proyectada hacia delante o la frente huidiza como la de

Fuente: Homínidos. Las primeras ocupaciones de los continentes

Page 4: Hominización

4

los chimpancés. A pesar de ello la dentadura es mucho más débil que la de sus antepasados primates. El

descubrimiento de Lucy se produjo a comienzos de los años 70 y el nombre, como hemos comentado en

clase, se debió al éxito de una canción de los Beatles que sonaba en aquella época: Lucy in the sky with

diamonds.

Hace alrededor de 2,5 de años aparece el género al que pertenece nuestra especie, el género

Homo. La definición del género Homo está unida a la idea de que este género tiene características

“humanas”, la más importante de las cuales es su

capacidad para generar las primeras

herramientas. A diferencia de otras especies, el

hombre es capaz de fabricar herramientas, otras

especies utilizan algunos instrumentos obtenidos

de la naturaleza, espinas para obtener gusanos de

las cortezas de los árboles, palos para defenderse o

alcanzar objetos lejanos, …, pero la capacidad de

fabricar utensilios de manera creativa es una

característica específicamente humana.

La primera especie asociada a este género es el

Homo Habilis, precisamente por esa capacidad para fabricar herramientas (de ahí la “habilidad” de su

nombre). La especie aparece en sus restos más antiguos hacia los 2.400.000 años, pero los restos más

abundantes corresponden a los 1.800.000 años de antigüedad. La especie tiene una mayor capacidad

craneal así como un cráneo más redondeado, el arco supraciliar más suave y la cara ancha y plana. En

cualquier caso la característica más importante es la de que es la especie a la que están unidas las primeras

herramientas humanas (Modo I) que se han hallado.

Entre los 1.800.000 y los 1.400.000 años aparece una especie esencial en la especie humana por ser

la primera que sale del continente africano. Se trata del Homo Ergaster, la altura de estos homínidos era

más cercana a la nuestra, con una mayor capacidad craneal y un aspecto más humano (cara más plana,

cráneo más redondeado), que sus antepasados. A los yacimientos de Ergaster están unidos los primero

restos de utilización del fuego y como hemos dicho es la especie que saldrá de África para adentrarse en

Asia y Europa.

A partir de este momento la evolución humana va a seguir un camino dividido, por un lado los

homínidos evolucionan en Europa siguiendo una línea, otra línea siguen en Asia y África determinará una

línea de evolución diferente que será la que conduzca a nuestra especie.

En Asia la especie evoluciona hacia el Homo Erectus, que tiene una larga pervivencia en el continente

asiático. En Europa el homo Ergaster da lugar en torno al 1.500.000 de años a una especie nueva, el Homo

Antecessor. El descubrimiento de esta especie se produce en el importantísimo yacimiento español de

Atapuerca (Burgos) donde encontramos los homínidos más antiguos de Europa occidental. El Homo

Antecessor deriva en otra especie el Homo Heidelbergensis que surge en torno al 500.000 años, la

capacidad craneal de esta especie llega los 1.390 cc, ya cercana a la nuestra y sus características son muy

cercanas a las nuestras, aunque su aspecto sería más parecido a la de nuestros primos más cercanos, la

especie europea más moderna que deriva del Heidelbergensis, el Hombre de Neandertal.

Page 5: Hominización

5

El hombre de Neandertal aparece en torno a los 230.000 años y estará en el continente hasta los

28.000 años, cuando es desplazado por nuestra especie. Se trata de una especia muy evolucionada y

adaptada a las condiciones del clima de su tiempo, las glaciaciones. Los neandertales eran grandes

cazadores, su cuerpo era más fuerte que el nuestro, tenían una altura un poco menor, y algunos rasgos

diferentes, por ejemplo la nariz era muy ancha, tenían un arco supraciliar más destacado que él y su

capacidad craneal (similar e incluso superior a la nuestra) estaba distribuida de manera un poco diferente,

pues tenían el cráneo proyectado hacia atrás, dejando una frente más estrecha que la nuestra.

Curiosamente y a pesar de las imágenes que a menudo se han transmitido sobre esta especie eran rubios y

pelirrojos y de piel clara y estaban lejos de ese aspecto simiesco con el que a menudo se les ha

representado. Dominaron Europa durante 200.000 años, dejando multitud de fósiles y una tecnología (la

musteriense – Levallois) muy sofisticada.

De hecho se considera que si hoy

viéramos un Neandertal entre nosotros no nos

llamaría especialmente la atención, más allá

de que nos pareciera un poco más feo, un

poco más basto o un poco más agreste que

nosotros. Hace 40.000 años irrumpe en

Europa procedente de África nuestra especie,

que había evolucionado en ese continente

desde el antepasado común, el Homo

Ergaster. A lo largo de 10.000 años las dos

especies, Homo Sapiens (el hombre de

Cromañón) y el Hombre de Neandertal,

conviven en Europa. Los científicos siguen

debatiendo si durante ese tiempo se

produjeron hibridaciones (mezclas entre los neandertales y los sapiens), parece que hay algunos rasgos

genéticos apuntan esto, aunque se negó durante muchos años.

Recientemente una película francesa "Ao; Le dernier neandertal" presenta la última versión

cinematográfica de este encuentro. Quienes estéis interesados en estas recreaciones no dejéis de ver "En

busca del fuego", un clásico en este tipo de cine. Aquellos que no os contentéis con la imagen tenéis

también una serie bien conocida de libros de la autora Jean M. Auel, "El Clan del oso cavernario", la

recreación histórica novelada quizás más conocida.

V- Las tecnologías paleolíticas

Nuestros antepasados pasaron de vivir en las selvas tropicales en los abiertos espacios de las

sabanas, al tiempo que su mandíbula se hacía más débil (con dientes más pequeños y perdiendo los

grandes colmillos), lo que tuvo que llevar a una adaptación en su forma de alimentarse. Por otro lado las

oportunidades de alimentarse en la sabana son menos ricas que las que se daban en la selva tropical y esto

llevó a adaptaciones que tendrían importancia en la evolución de nuestra especie.

Pasamos de alimentarnos de tallos y hojas a preferir alimentos más blandos, a raíces, tubérculos,

pequeños animales y muy pronto también a disputarle los restos de cadáveres a otros carroñeros, como

Atlas Histórico Mundial; Georges Duby. Ed: Larousse

Page 6: Hominización

6

los buitres o las hienas. Empezamos siendo recolectores de frutos y raíces y comedores de carne casuales

cuando se daba la oportunidad. Pero la importancia de comer carne se fue haciendo más intensa cuando

otras fuentes de alimentación (los frutos) escaseaban. Para ello tuvimos que convertirnos en cazadores y

en este sentido nuestra inteligencia, que cada vez necesitaba de más calorías, necesitábamos una dieta

más rica para alimentar nuestro gran cerebro, hizo que la caza fuera ganando progresivamente

importancia. Para ello el hombre tuvo que evolucionar no sólo morfológicamente sino en sus capacidades

tecnológicas y fabricar mejores y más especializadas herramientas.

Los primeros utensilios aparecen hace 2.000.000 millones de años vinculados al Homo Habilis, se

trata de lo que conocemos como Modo I (Olduvayense). Se trata de cantos rodados a los que se les ha

golpeado unas cuantas veces hasta lograr un filo o una punta destacada. Estas herramientas servían para

ayudarse en la corta de ramas duras, para romper los huesos de los animales y obtener el tuétano (la parte

de dentro que es muy rica en nutrientes y a la que otros animales no accederían). Los utensilios del Modo I

eran por así decir “universales”, servían para muchas tareas y tenían poca especialización, el filo que

alcanzaban se limitaba a unos pocos centímetros y su tecnología se prolongó durante un millón de años.

En torno a los 800.000 años la tecnología humana evoluciona hacia el Achelense o Modo 2.

Podemos caracterizar estas herramientas por su forma apuntada

y por estar completamente talladas, dejando una forma regular y

triangular con dos lados simétricos, por eso el nombre que recibe

es el de “Bifaz”. Se trata de una herramienta más especializada y

mucho más poderosa. El filo de esta herramienta alcanzaba con

facilidad unos 40 cm.

En torno a los 300.000 años y unido al hombre de Neandertal aparece el Modo 3 (Levallois). El

modo 3 se caracteriza por la utilización de una técnica llamada Levallois, que consiste en sacar un gran

número de utensilios de un núcleo de sílex. De una pieza de piedra de Sílex y siguiendo la técnica Levallois

se obtenían, cuchillas, puntas, raederas, una larga serie de piezas especializadas que servían para

distintas funciones y que se fabricaban a partir de las “lascas” obtenidas. Hacer agujeros, raspar el cuero

de los animales cazados, cortar, zaherir. Al periodo en el que esta técnica se extiende se le conoce con el

nombre de “Musteriense” y a veces se utiliza este nombre para referirse a estas técnicas. Evidentemente

se trata de una técnica muy útil para obtener herramientas para la caza, siendo el hombre de Neandertal,

como dijimos, un extraordinario cazador.

El modo 4 (podemos hablar de diferencias entre tecnologías y épocas, Auriñaciense, Solutrense,

Magdaleniense) está unido a nuestra especie y coincide con su cronología,

en torno a los 30.000 años en adelante. La evolución de la técnica consigue

piezas más pequeñas y super-especializadas. A este modo está asociada

también la fabricación de otras herramientas en materiales distintos a la

piedra, hueso, hasta de animales, como puntas, azagayas, arpones, para

cuya fabricación se utilizaban las pequeñas herramientas, como cuchillos,

buriles, fabricados en sílex. También encontramos abundantes puntas de

flecha y puntas de lanza en forma de hoja de laurel.

Page 7: Hominización

7