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¡¡¡Huellas doradas!!!

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Page 2: ¡¡¡Huellas doradas!!!

Martín puso unas pocas cosas en su mochila y partió en dirección al

monte.

Page 3: ¡¡¡Huellas doradas!!!

Le habían hablado del silencio de la cima y de cómo la vista del valle fértil ayudaba a

poner en orden los pensamientos de quien llegaba hasta allí.

Page 5: ¡¡¡Huellas doradas!!!

Quizá debía irse. Dejar en manos de los demás lo que tenía. Repartir la cosecha de toda su vida y a pesar de su ausencia, dejarla como legado, como un buen

recuerdo para los demás. En otro país, en otro pueblo, en otro lugar, con otra gente, podría empezar de

nuevo. Una vida diferente, una vida de servicio a los demás, una vida solidaria. Estaba decidido: arreglaría las cosas y antes de Nochebuena, partiría para

siempre.

Page 6: ¡¡¡Huellas doradas!!!

"¡Por una moneda te alquilo el catalejo!".

Page 9: ¡¡¡Huellas doradas!!!

¡Qué

raro!

¿Qué es

lo raro?

Page 11: ¡¡¡Huellas doradas!!!

Martín tendió el telescopio al viejo

para que viera lo que él veía.

Son huellas.

Page 12: ¡¡¡Huellas doradas!!!

Tuyas. ¿Te acuerdas de aquel día...? Debías de tener siete años. Tu amigo de

la infancia, Antonio, lloraba desconsolado en el patio de la escuela. Su madre le había dado unas monedas

para comprar un lápiz para el primer día de clase. ¿Recuerdas? Él había perdido

el dinero y lloraba a mares.

Page 13: ¡¡¡Huellas doradas!!!

Martín buscó infructuosamente en su memoria. El viejo, después de una pausa, siguió:

Page 14: ¡¡¡Huellas doradas!!!

¿Te acuerdas de lo que hiciste? Tú tenías un lápiz nuevo que ibas a estrenar aquel día. Pero te acercaste al portón de entrada y

cerrando la puerta sobre el trozo de madera, cortaste el lápiz en dos partes iguales. Luego le sacaste punta a la mitad cortada y le

diste el medio lápiz nuevo a Antonio.

Page 15: ¡¡¡Huellas doradas!!!

No me acordaba, dijo Martín. Pero eso, ¿qué tiene que ver con el punto

brillante?

Page 21: ¡¡¡Huellas doradas!!!

Ese que está ahí, en el centro, es el trabajo que le conseguiste a don Pedro

cuando lo despidieron de la fábrica... Y el otro, el de la derecha, es la huella de

aquella vez que reuniste el dinero que hacía falta para la operación del hijo de

Ramírez... Las huellas que salen a la izquierda son de cuando interrumpiste tu viaje porque la madre de tu amigo Juan

había muerto y querías estar con él.

Page 24: ¡¡¡Huellas doradas!!!

Martín dio las gracias al viejo y volvió al pueblo. Este año, la fiesta iba a ser en su casa. Había muchos amigos a quienes quería volver a ver. Sobre todo a aquellos que habían dejado huella en su vida.

Jorge Bucay, psicoterapeuta.