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Un suceso cualquiera de la vida humana es narrado con más fidelidad por sus autores. La tradición conserva la verdad, pero desfigurada; los documentos de referencia posteriores al acto, pueden adolecer de involuntarios errores o de juicios parciales; y los historiadores muchas veces no hacen sino novelas, cuando se empeñan en exarninar los hechos con la inventiva del ingenio. Pero cuando se ha levantado el proceso verbal del acontecimiento;; cuando tenemos escrita la relación sencilla, rápida, llena de las impresiones del momento supremo, por los mismos autores de un drama heroico, de una empresa llevada a la cima con éxito brillante y fechando, por ánimos, por ilustres varones que son fundadores de la Patria, el sentido común solicita con avidez la palabra consagrada…” 1 RESUMEN Es una aproximación a un análisis interdisciplinario, de un problema que ha convocado expectativas, casi desde que somos República, País y Nación. Un conflicto inacabado. Desde lo que se dio en llamar “santanderistas vs., bolivaristas. Incendiarios panfletos erigidos como documentos válidos programáticos. Un fin de Siglo XIX en guerra. Que continúo en primera década de Siglo XX. Y que continuó hasta que, en profundo y borrascoso, se incentivó desde 1940 hasta nuestros días. Eso de “la negociación con la cúpula de las Farc para terminar un conflicto de cincuenta años”; es una afrenta a nuestros campesinos, estudiantes, obreros, desempleados y desempleadas, etc.; que no la han conocido nunca. La negociación es eso. Discusión con quienes han deslegitimado el logro de las marchas campesinas huyendo del exterminio, desde 1945. Y, como contraparte, un gobierno que, simplemente, es extensión de la yunta del Frente Burgués. Y, a la zaga, quienes se consideran herederos vergonzantes de las luchas proletarias en Europa y América Latina. Pero que no son otra cosa que manipuladores de la vedad. Y que, por esto mismo, convocan a “creer en las paz del Presidente Juan Manuel Santos”. Todo lo anterior, presentado con el rigor que exige el futuro de nuestra Nación. Porque, a futuro, vendrán exacerbaciones del conflicto. Porque merecemos un futuro cierto. Con transformaciones reales de esta estructura de Estado caduco y al servicio de los lapidadores de la democracia. Presentado, el análisis, con énfasis doctrinales necesarios. Porque nos han teorizado al revés. Siendo, aquí lo doctrinal, una opción imaginativa y creativa de los postulados que han orientado a las verdaderas revoluciones. 1 Terrero A., Santiago “El 19 de abril de 1810 fue el día en que se inició la independencia sudamericana”, página 101.

Ideario (2)

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“Un suceso cualquiera de la vida humana es narrado con más fidelidad por sus autores. La tradición conserva la verdad, pero desfigurada; los documentos de referencia posteriores al acto, pueden adolecer de involuntarios errores o de juicios parciales; y los historiadores muchas veces no hacen sino novelas, cuando

se empeñan en exarninar los hechos con la inventiva del ingenio. Pero cuando se ha levantado el proceso verbal del acontecimiento;; cuando tenemos escrita la relación sencilla, rápida, llena de las impresiones del momento supremo, por los mismos autores de un drama heroico, de una empresa llevada a la cima con éxito

brillante y fechando, por ánimos, por ilustres varones que son fundadores de la Patria, el sentido común solicita con avidez la palabra consagrada…”1

RESUMEN

Es una aproximación a un análisis interdisciplinario, de un problema que ha convocado expectativas, casi

desde que somos República, País y Nación. Un conflicto inacabado. Desde lo que se dio en llamar

“santanderistas vs., bolivaristas. Incendiarios panfletos erigidos como documentos válidos programáticos.

Un fin de Siglo XIX en guerra. Que continúo en primera década de Siglo XX. Y que continuó hasta que,

en profundo y borrascoso, se incentivó desde 1940 hasta nuestros días. Eso de “la negociación con la

cúpula de las Farc para terminar un conflicto de cincuenta años”; es una afrenta a nuestros campesinos,

estudiantes, obreros, desempleados y desempleadas, etc.; que no la han conocido nunca. La negociación es

eso. Discusión con quienes han deslegitimado el logro de las marchas campesinas huyendo del exterminio,

desde 1945. Y, como contraparte, un gobierno que, simplemente, es extensión de la yunta del Frente

Burgués. Y, a la zaga, quienes se consideran herederos vergonzantes de las luchas proletarias en Europa y

América Latina. Pero que no son otra cosa que manipuladores de la vedad. Y que, por esto mismo,

convocan a “creer en las paz del Presidente Juan Manuel Santos”.

Todo lo anterior, presentado con el rigor que exige el futuro de nuestra Nación. Porque, a futuro, vendrán

exacerbaciones del conflicto. Porque merecemos un futuro cierto. Con transformaciones reales de esta

estructura de Estado caduco y al servicio de los lapidadores de la democracia. Presentado, el análisis, con

énfasis doctrinales necesarios. Porque nos han teorizado al revés. Siendo, aquí lo doctrinal, una opción

imaginativa y creativa de los postulados que han orientado a las verdaderas revoluciones.

Palabras clave: interdisciplinariedad, conflicto, jurídico, negociación, historias de vida, antropológico,

víctimas, restitución, tierras, sociología, país, república, Farc, gobierno.

OVERVIEW Is an approach to an interdisciplinary analysis of a problem that has summoned expectations, almost as long

as we are a Republic, country and nation. An unfinished conflict. From which it came to be called "vs.,

bolivaristas santanderistas. Incendiary pamphlets erected as programmatic valid documents. An end of XIX

century in war. That I am still in first decade of 20th century. And that continued until, in deep and blustery, it

stimulated from 1940 to the present day. That "negotiation with the leadership of the Farc to end a fifty-year

conflict"; It is an affront to our farmers, students, workers, unemployed and unemployed, etc.; that you have 1Terrero A., Santiago “El 19 de abril de 1810 fue el día en que se inició la independencia sudamericana”, página 101.

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not known it never. Negotiation is that. Discussion with who have de-legitimised the achievement of peasant

marches of extermination, since 1945. And, as a counterpart, a Government that is just, the yoke of the

bourgeois front extension. And, behind, who are considered shameful heirs of...

Key words: interdisciplinary, conflict, legal, negotiation, stories of life, anthropological, victims, restitution,

land, sociology, country, Republic, Farc, Government.

Introducción

Sea lo primero un énfasis: nunca he creído en la revolución benévola como opción incierta. Algo parecido a

entender que, una vez iniciada la lucha por la liberación y, como correlato, la instauración de un régimen

socialista, por la vía de un movimiento que sea construido desde abajo que conduzca ese proceso a nombre

quienes han sufrido y sufrimos la devastación de las libertades y la profundización de la violencia .. Por lo

mismo, entonces, asumo la obligación de darle continuidad. A nombre de los valores inherentes. Es decir, la

confrontación radical con la burguesía. No cabe punto de mediación. No se trata, ahora, de ignorar la

necesidad de configurar tránsitos de recomposición. Por lo menos así lo pueden evidenciar momentos

precisos. Como sucede en toda guerra. Posibilitar tácticas, según el comportamiento del frente burgués.

Pero no es lo mismo, tratándose de recomposiciones ideológicas y políticas de largo aliento. Porque, de ser

así, se desemboca en ese tipo de opciones en los cuales lo que cuenta es el juego a la reversa absoluta. Como

si no importara el acumulado de acciones y de convocatorias. Ante todo, tratándose de un proceso como el

nuestro. Un país inmerso, históricamente, en sucesión de guerras. A veces presentadas, por parte de la

burguesía y los terratenientes, como expresiones centradas en desviaciones atípicas respecto a la yunta

propuesta y ejecutada por el poder imperante. Un consecutivo que ha involucrado, siempre, a los nativos, a los

campesinos y campesinas, a los obreros y obreras y al lumpen proletariado; como invitados (as) para que

sirvan de sparring. Todo por la vía de la fuerza. Militares y policías al servicio de la propuesta de

sometimiento constante. Casi como perenne. Una herencia habida, desde los ejecutores de gobiernos como

extensión de la lucha por la libertad. Porque, entre otras razones, ni Santander, ni Bolívar fueron centinelas de

la liberación constante, verdadera. Más bien, las sucesivas divisiones y el surgimiento de los partidos liberal y

conservador, significaron la preclusión de la revolución en contra del poder español.

Visito así, entonces, estuvo y ha estado latente una propuesta libertaria, en contra de ese proceso por medio

del cual se instauró un modelo de Estado y de gobierno, próximos al autoritarismo. Que, aún hoy, azuzan la

violencia, por la vía de decantar sus idearios perversos. Uno a uno, fueron imponiendo roles cada vez más

entrelazados con el dominio punzante; con fisuras propias de sus contradicciones internas. Proclamando

constituciones al vuelo de sus intereses. Nunca ancladas en los derechos de la población, siempre marginada.

Siempre vulnerada. Un horizonte patrio, vergonzosamente modelado, con linderos y mojones construidos a

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partir de sus visiones recortadas. Dejando casi a medio camino, la ruta propuesta en principio. Inclusive,

desde mi interpretación, podría decirse que nunca hubo perspectiva diferente a la de entronizar el culto a la

personalidad. Ya, desde ese entonces, empezaba a prefigurarse el tipo de gobierno y de Estado, en perspectiva

anclado en los conceptos oligárquicos de poder. Tanto como entender que iríamos avanzando con una ruta,

deliberadamente promovida por odios. Por ese tipo de propuestas que desdibujan la razón de ser de la

democracia. Ruta de bárbaros que habían peleado, peleaban y pelearían a partir de construir íconos perversos.

Veámoslo en palabas de Germán Carrera Damas, en su texto “El culto a Bolívar”.

“…Finalizada la guerra de independencia se inicia para Venezuela la experiencia republicana. Hasta ese

momento la República no había sido más que una especie de ensayo general, en cuanto corresponde a la que

existió entre el 5 de julio de 1811 y la firma del armisticio con Domingo de Monteverde (25 de julio de

1812), o un desiderátum siempre propuesto en función dela guerra. Bien puede decirse que la precariedad de

los ensayos republicanos, tanto por la corta duración de los que lograron cuajar, como por las numerosas

limitaciones e incluso suspensiones que se le impuso en razón de la emergencia bélica, reservaron para 2después de la contienda la verdadera confrontación de la experiencia republicana, ya despojado el

panorama del enemigo que la había hecho imposible hasta ahora…”3

Ha sido una constante para los países bolivarianos. Un ir decantando las ilusiones y los programas. Una

asociación contradictoria, con respecto a la herencia colonial, que siempre se ha presentado como la acción de

posponer, corrido el tiempo, la realización de opciones libertarias. Es algo así como asistir a periodos

históricos, unas veces ambiguos. La mayoría de las veces como expresiones autoritarias. Centradas en

posiciones caudillistas. De la mano con intereses que no tenían nada que ver con la liberación. En cambio, si

mucho, de imposiciones de la burguesía agraria.

El texto citado antes, a pesar de una narrativa del caso venezolano, ejerce como insumo común para la

República de Colombia.

“…Las dos fuerzas que hemos delineado (sic), entendidas como las dos corrientes de problemas básicos

presentes en el orden histórico, con imbricaciones de todo género, entran en una nueva etapa de su acción

con el advenimiento de la República. Es la hora de confrontar los resultados con las promesas. Los

sacrificios han sido extremos y prolongados, la impaciencia es mucho. Venezuela aparece en este momento

bajo un curioso aspecto en lo político: el centro o la personificación del poder no solo se halla distante, sino

que se aleja más con las campañas sureñas de Bolívar. Queda libre el terreno para la definición de nuevas

apetencias de mando, y la guerra ha sido un buen semillero de ellas. Para tantas y tan voraces hay solo una

patria que usufructuar….”4

2.1. Carrera Damas G. “El culto a Bolívar”, Editorial Universidad Nacional de Colombia, pp. 43-443

4 Ibíd. , página 45

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Entre otras cosas, porque el oferente de poder no puede sustraerse al lío perverso. Entre estar con lo

conseguido en el campo de batalla, a nombre de la liberación del yugo español. Y estar en interdicción, con

respecto a la perspectiva que se abría. Perspectiva de compromiso con la construcción de una Nación libre.

Por la vía absoluta. Es decir, de plena confluencia con el entendido d libertad. Incluida la liquidación del

racismo. Del esclavismo. De reconocimiento a la libre autonomía de las etnias.

Precisamente, al no resolverlo. Viendo que no había una posición ni latente, ni efectiva en términos de la

libertad. Por esto mismo, nuestra República empezó con soporte endeble. Por la vía de otorgar poderes a los

generales. A un concepto de patria vinculada con demostraciones de fuerza por la vía de imposiciones

autoritarias y, en cuanto juego democrático, manipulaciones en torno al significado de la participación de

campesinos mestizos y las etnias. Y ni que hablar de los negros y las negras en razón que eran sometidos en

peores condiciones que los anteriores.

“…La Campaña de la Nueva Granada, vasta y arriesgada operación que marca una transformación

profunda en la concepción estratégica de la guerra emancipadora, da como resultado no solamente un

cambio en la relación de fuerzas, hasta entonces favorable al eficaz dispositivo montado por Pablo Morillo al

frente del único ejército organizado que había actuado en Venezuela. Produce, lo que no es menos

importante, al Padre de Colombia, al Libertador admirado, temido y acatado. El triunfo magnífico echaba al

olvido una trayectoria militar en la cual no escaseaban, al lado de victorias espléndidas victorias a medias

por mal consolidadas y hasta puras y simples derrotas aparatosas. Poco podía el hiperbolizado brillo de la

Campaña Admirable de 1813 en contraste con el abrumador derrumbe de la Segunda República bajo los

golpes de Tomás Boves. Y este era, hasta el momento, el más notable hecho militar de Bolívar en tierras

venezolanas. Piar y Mariño, entre ellos, no hallaban nada descabellado el equipara sus propios méritos con

los de Bolívar…5

Es una incursión, a propósito, con referentes de la campaña y la posguerra en Venezuela. Un miramiento en

términos de la localización de insumos en perspectiva. Para alcanzar una posición en contravía de los dimes y

diretes, con respecto a la democracia, supuestamente inmersa en los hechos y las acciones santanderistas y

bolivarianas. Por una vía un tanto extraviada; en consideración a la idealización por parte de quienes ejercía

como oligarcas y gamonales. Pidiendo pista para un ensamblaje posterior. De un Estado y una Nación que

dieran cuenta de sus ambiciones.

5 Ibid, páginas 83 y 88

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1. Planteamiento del problema.

El universo y los conceptos.

En comienzo, se trata de asumir que, el conflicto, ha estado ahí. Desde, el momento mismo en que se

concretó nuestra condición de patria libre. En un proceso que comprometió, inclusive, a quienes ejercieron

como conductores libertarios. Por una vía inherente a la discusión política de configuración de país y de

estado. En ejercicios que posicionaban el marco constitucional como soporte fundamental.

Lo que, hoy por hoy, vivimos no es otra cosa que una extensión no formal de las contradicciones. Porque se

replicó en escenarios desde 1830 hasta finales de siglo. Pero que, por esto mismo, se abrió camino,

recorriendo todo el siglo XX.

Ha sido un largo camino. Como laberinto que agobia. Pero que, por lo mismo, ha permitido localizar los

términos de referencia necesarios para enfrentar la soledad del ser que emerge consolidado, a partir de

descifrar los códigos de la vida societaria. Porque viene de esa dispersión que lo había inhibido, para enfrentar

vicisitudes. Hacerlo sólo le había significado, en el tiempo, no entender la dinámica asociada a sentir a los

otros y a las otras. Un estar ahí, situado en su compartimento. Mirándose. Como quien no ha construido el

enlace, entre si mismo y el escenario. Actor cuyo libreto son palabras para sí. Pero que, en perspectiva, se

siente aislado. Avasallado; al límite de su capacidad para discernir acerca de su rol colectivo.

Posicionarse, al margen de lo inhóspito, supone un avance. Es adquirir la noción de estar en otras condiciones.

Diferentes a aquellas en las que prevalecía la zozobra. Lo azaroso. Como cuando se percibe que la

exterioridad acecha, como potencia ajena a cada sujeto. Como incierta posibilidad. Como expectante

gendarme que rodea y asfixia. Una figura parecida a aquellas sombras del inicio; cuando no éramos otra cosa

que expresiones minimizadas, al garete. Próximas al desequilibrio, por la vía de los extravíos propios de la

selección natural.

Sentirse vinculado a un proyecto de la naturaleza. Sin haber sido consultado o consultada; es tanto como una

sumisión indescifrable; como quiera que se da sin que hubiésemos conocido la hoja de ruta inherente a ese

proyecto. Tal vez, por esto mismo, llevamos la marca de la angustia. Porque no entendimos su soporte.

Angustia e inquietud, que se tornan en el hilo conductor de esa sensación de impotencia. Esa misma que ha

estado con nosotros y nosotras, desde el origen. En ese entonces, lo que percibíamos no iba más allá de la

inmediatez que no s envolvía. Como burbuja que asfixia. Y que nos rodeaba y nos colocaba en condiciones de

inferioridad.

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Un choque de expectaciones. Mientras la naturaleza, exhibe una lógica interna. Que va, desde los organismos

simples primarios; hasta las cimas que confirieron las condiciones próximas a la civilización. Todo eso como

una envoltura que nos inhibía. Desde ese tiempo procede nuestra sujeción involuntaria a ese proyecto. Siendo,

este, mucho más amplio en los espacios universales; mucho más complejos. Mucho más ajenos a nuestra

interpretación en esa infancia temprana, como sujetos. Ya, ahí, estaba latente la soledad y sus implicaciones.

Entonces, necesitábamos compañía. Pero no del tipo de compañía en la cual los otros y las otras estaban ahí.

Al alcance físico de cada quien. Pero sin ese hilo de Ariadna que nos permitiera descifrar los códigos

asociados al entorno colectivo, como sujeto en sí. Es decir, en una perspectiva de concretar expresiones

conscientes de organización. No como sumatoria simple de sujetos. Más bien como conciencia que se recrea y

recrea. Una opción en la cual se acumulan saberes. En un concepto de acumulación emparentado con la

vertebración de lo consciente como colectivo. Con todas sus implicaciones. Es decir, siendo conscientes de la

necesidad de crear instituciones, con los insumos de los saberes. Fundamentalmente, con esos que nos otorgan

la vitalidad indispensable para re-conocernos. Como agentes de transformación. Como expresiones hacia el

equilibrio. Desde la soledad inhóspita de lo individual; hasta el acompañamiento en lo colectivo.

Eso de buscar el equilibrio y trascender la soledad; por la vía de sumar opciones de vida. Desde lo primario

individual; hasta lo consciente colectivo; debe ser entendido como esa condición que permite acceder a una

interpretación de los y las sujetos; vinculados y vinculadas a un proyecto; mucho más cercano y comprensible

que aquel que tiene la naturaleza.

Es, entonces, ese proyecto nuestro, el punto de comienzo y soporte de la nueva identidad. Colectiva e

individual. La nueva identidad, así alcanzada, no era otra cosa que la noción de lo humano. Como categoría

propia que nos situaba en el camino habilitado para transitar la vida, la historia. Con referentes definidos a

partir de la necesidad inicial de asociarnos. Transfiriendo, a través de estos referentes, principios y valores.

Son posibles y necesarios; habida cuenta de nuestra condición de animales superiores. Superioridad no

anclada, únicamente, en la capacidad para discernir acerca del reto primario de la naturaleza; sino en nuestra

capacidad para convertir ese discernimiento en, fortaleza latente para trascender la mecánica inherente a la

naturaleza.

En consecuencia no opera ya aquello de la selección natural. Venimos de ahí. Somos resultantes de ese

proceso. Pero no somos simplemente eso. Somos sujetos que alcanzamos la independencia; que trascendimos

aquello de seres naturales específicos, en cadena; para acceder a la condición de sujetos que realizamos

hechos y acciones. En capacidad para entender eso que hacemos. Sujetos de colectivización coherente. No

como manadas que, en el reino animal, simplemente juntan individuos. Lo nuestro es una opción mucho más

compleja; en razón a nuestra capacidad para asumir, direccionar y redefinir objetivos. Un ejercicio consciente

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que nos ha convocado y nos convoca a no erosionar los valores y principios adquiridos. Porque, de no ser así,

volveríamos a la opción de vida de las manadas.

.El poder y su propuesta de regresión.

Una vez logrado el equilibrio, soportado en la opción de vida societaria; que nos ha permitido llegar hasta el

trazo del horizonte de procedimientos e instituciones en función de soportar la civilización. Una vez

adquiridas la noción y la praxis relacionadas con el quehacer colectivo y que devino en la consolidación de

los referentes inherentes a la humanización del consciente individual y colectivo. Por caminos siempre de

dificultad; como quiera que este equilibrio, acceder a él, ha sido una apuesta por la vida. Soportando guerras,

arrasamientos, aniquilaciones, etc. Decantando los logros acumulados. En una constante depuración; en

términos de efectuar una disección precisa de los contenidos de los saberes acumulados. Habiendo soportado

las ofensivas vulneradoras de poderes paralelos asociados a la mixtura religión-conservadurismo. Habiendo

efectuado, como lo hemos hecho, acciones de profundo contenido transformador en casi todos los ámbitos.

Habiendo sufrido la persecución y exterminio, a nombre de la tradición y de la moral.

Nos encontramos con constantes que ejercen y han ejercido posturas y acciones de no reconocimiento de las

opciones de vida; ni de los avances en el proceso de validar insumos mínimos de respeto y tolerancia. Han

aparecido, en ese contexto, personajes perversos absolutos. Sujetos que siguen atados a la prehistoria del

quehacer social. Cuando, cada quien al garete, efectuaba una interpretación individual de sus requerimientos.

Y, posicionaba los mismos como iconos para si. Sin reconocer a los otros y a las otras como sujetos con

derechos. Simplemente, porque la noción de derechos es punto de comienzo de la vida societaria.

Personajes nefandos, que han hecho de los suyos principios preeminentes que deben ser acatados. Los

Césares; los reyes de Occidente; los faraones; los Papas; los Zares, Stalin, Hitler, Mussolini, Franco, Ronald

Reagan; los Bush; Álvaro Uribe, etc. Todos ellos en contravía de los logros alcanzados en incesantes tropeles.

Porque la historia ha conocido del día a día. De esos tejidos sociales, individuales y colectivos, que se han ido

consolidando a pesar de las guerras impulsadas por esos y otros, también como ellos, perversos registradores

de la destrucción de valores.

Construyendo aureolas en su alrededor. Como magos que convocan a la confusión; a la inversión de la noción

de verdad y de justeza. Garantes de la lucha por restaurar lo primario. Como cuando éramos absorbidos por la

dinámica de los proyectos de la naturaleza. En los cuales, ésta, imprimía su marca. Ese tipo de sensación de

impotencia, de temor, de soledad; nos acecha a cada paso; ahora, cuando reviven los piratas vulneradores.

Que imprimen, también, su marca. Chamanes que delinquen con los principios; que convocan a santos oficios

en procura de imponer sus instintos, como figuras y posiciones; a partir de sus esquemas mentales,

enfermizos. Delirantes. Su significante es pariente de la desolación y de la ausencia de posibilidades

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libertarias. Su ética es la barbarie. Su poder es la manipulación. A manera de mercaderes del trueque y la

engañifa. Sin ningún agregado de calidad humano; absolutamente ninguno.

Una escenografía que confunde al público. Como bufos que desorientan. Que crean horizontes enfermizos; a

partir de exhibir niveles de aceptación. En esto, Hitler y Mussolini fueron maestros y a ellos les deben

sucesivos dirigentes panfletarios sus fuentes teóricas. Fundamentalmente aquellos que fueron atizadores de

violencias y que se concretaron, a manera de ejemplo, en lo que se ha denominado, un tanto peyorativamente

“La Guerra de los Mil Días”. Pero que no fue otra cosa que derivación de ese acumulado de odios ya cifrados

antes sus fuentes teóricas y conceptuales. Pueblos enteros confundidos. Masas vergonzantes que han

permitido y permiten justificar todo tipo de tropelías. Ese tipo de franjas de población que han claudicado en

su dignidad; la han endosado a los magos manipuladores

Lo cierto es que tenemos todo el derecho, quienes no hemos claudicado, a convocar a la acción consciente.

Que nos permita acceder a la derrota del Emperador Pigmeo; que es esto en razón a su incapacidad para

percibir la vida a través del día a día que junta quehaceres. Todos ellos emparentados con la vulneración de la

vida y con sus soportes. Pigmeos intelectuales que saldaron su deuda con la vida y con la dignidad inherente,

por la vía de refrendar su compromiso con la muerte; por la vía de cambiar la lógica que conduce a la verdad

y venderla, ofrecerla y postularla como referente único para la vigencia de su visión de democracia. Que es a

la mentira, como el Sol es a las mañanas.

1.2Justificación:

Trato de proponer un referente alrededor de la interpretación y posibles soluciones al conflicto (…o

conflictos) e nuestro país. Porque se trata, de asumir retos que permitan acceder a una opción de paz, en la

cual sea plenamente identificado el derrotero a seguir. Por una vía no especulativa formal y contestataria. Por

el contrario, en una visón y acción construida a partir de los insumos propios de la interdisciplinariedad

1.3 Antecedentes..

Uno de ellos y, tal vez, el fundamental, tiene que ver con su coincidencia con lo que se ha definido como “la

guerra de baja intensidad”; orientada desde el Imperio y aplicada con todo el rigor en Argentina, Chile, El

Salvador; Guatemala. Él, además del presidente, Julio César Turbay Ayala, Belisario Betancur (a pesar de su

aparente posición de mano tendida, que se expresó en ese remedo de proceso de paz serio y humano).

Particularmente, el doctor Uribe Vélez, incursionó en ese ámbito con su propuesta y programa de gobierno en

la gobernación de Antioquia, por la vía de la promoción y concreción de las Convivir; que no fueron otra cosa

que el inicio del exterminio a cargo de los grupos paramilitares. Paramilitarismo que ya tenían, en

Centroamérica, ejemplos plenos. Un experto defensor de ese proceso y de esa noción de apaciguamiento.

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Como diría, aplicando una expresión de lugar común: a sangre y fuego. Y ahí reside la motivación del

exterminio de contradictores. Por ejemplo, en el caso, de la UP y de los desmovilizados del EPL, la aplicación

de plan fue tan profunda que se convirtió en el mayor proceso de acallar voces, por la vía de la matanza y del

amedrentamiento. Leamos, al respecto, lo que dice Rosendo Payares, en su autobiografía “4710”

“…Y es que corría el año 1954. Coincidieron hechos. El militar ya estaba ahí. Venía de rapar el poder.

Siendo el cuadro político antecedente una heredad vinculada con el genocidio auspiciado desde ahí. Desde

ese centro-poder conservador. Ya casi olvidadas las reformas de López Pumarejo y su Revolución en

Marcha. Todavía cercana, en el tiempo, la muerte de Jorge Eliécer Gaitán. El sargento (¿…o cuál era su

grado?), ya jugaba a ser prócer. A ser libertador. A ser guerrero guiando a un pueblo famélico y agarrotado.

Nuestra familia era una de tantas miles sin horizontes gratificantes.

La heredad, provenía de dos íconos perversos. Mariano Ospina Pérez y Laureano Gómez; “el divino

Laureano”. El perdulario que encendía el Congreso, a viva voz. Voz transmisora de ideas achatadas. Con

una sola perspectiva: justificar la matanza. A viva voz. Voz de pigmeo intelectual. Hacedora de fetiches. Voz,

mirada, cuerpo, de aprendiz de ideólogo. Ese que pretendía pasar a la historia como héroe. En una

Colombia desagarrada por él, y por Ospina Pérez, y por Marco Fidel Suárez y por los azuzadores perennes.

Un fascismo inveterado. Héroe de la miseria que auspiciaron él y ellos. De la tragedia de un pueblo inerme.

Pero, asimismo, heredad de los Lleras y de Eduardo Santos, y de Olaya Herrera y…del mismo Alfonso

López, que se arredró ante la infamia.

…Y corrió la voz de que algo estaba sucediendo. Venía desde muy atrás. El método había sido perfeccionado.

Desde Núñez, el trasgresor. El sujeto cambiante; según las circunstancias. Método aplicado. Con ese mismo

se justificó la Guerra de comienzos del siglo XX. Método soportado en el manejo solapado de las verdades.

O, a decir verdad, las casi verdades. En recintos cerrados, a prueba de filtraciones plenas. Solo el gota a

gota. Para potenciar las repercusiones. Se dice y se desdice, al mismo tiempo. Entonces, se embauca y se

extiende la sensación de que algo está pasando. Aquí y allá.

Y, en verdad, algo estaba pasando. El militar todavía estaba ahí. Pero, quienes lo adularon y lo felicitaron

por su desprendido amor a la patria; ya tejían otra red. Otra, porque, a pesar de ser la misma; era otro

tiempo. Estábamos en 1956. Y, ya, el ceremonial estaba en curso. Ya estaban los contactos. Que si en

España, en Benidorm. Que si en Londres o en Washington. Que más daba. Siendo lo único cierto, el

programa. Primero se auspiciaría la presencia de una Junta Militar politizada. Que si el General París. Que

si ahora. Que si el plan incluiría allanar el camino para que volvieran los de siempre. Liberales y

Conservadores, sus cúpulas. Las mismas que sembraban el odio entre los de la periferia. Y que, una vez

empezaba la barbarie, en cualquiera de sus versiones periódicas, convocaban al buen sentido. Al

entendimiento. A la paz. No importaba si por fuera de ella quedaba los más afectados. Los desarraigados y

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las desarraigadas. Los y las caminantes, en travesía. Buscando refugio. Aquí y allá. Y, en ninguna parte

donde pasar la noche y ver amanecer el otro día.

Y se reunieron. Y acordaron. Usted y yo. Yo y usted. Primero usted, después yo. Amarremos el pacto a doce o

más años. Qué más da. Primero usted, luego yo. Y todo volverá a empezar. Hagamos borrón y abramos

nueva cuenta. No importa lo de atrás. El perdón suyo, lo avalo yo. El perdón mío, lo avala usted. Y así,

saldamos cuentas, por ahora.

Eso sí, quienes no regresen. Quienes no acepten lo que usted y yo hacemos; están al margen de la ley. Y

serán perseguidos y serán matados y serán olvidados. Queda claro, entre nosotros, que hemos sacrificado

nuestro tiempo por este país. Y, por lo mismo merecemos ser recompensados. Y qué mejor recompensa que

primero usted y después yo. Y después usted y luego yo.

Y, ahora lo entiendo, era eso lo que se estaba urdiendo. Era eso. Y los periféricos, los sin nada, ahí; sin saber

qué hacer ni para dónde coger. Y se extendía la penuria. Y ya se había agotado el modelo de sustitución de

importaciones. Modelo económico restringido. En el cual la variable más dinámica era crecer, sin crecer.

Quedar flotando entre los imperios; entre sus intereses y los nuestros (¿…nuestros?). Y, entonces se acumuló

capital. Para los terratenientes, para los comerciantes, para la naciente burguesía bastarda. Sí; esa que

conoció de las libertades democráticas y de las reformas y de los derechos y los deberes; como quien

aprende a nadar por correspondencia.

Así fue, por ejemplo, como accedí a entender todo lo relacionado con la continuación del exterminio. Veía, a

ráfagas, lo sucedido con quienes no accedieron al pacto bochornoso. A ese pacto entre los mismos. Pacto que

avasallaba a la democracia. Convertía en delito el solo hecho de aspirar a una alternativa diferente. Y, sin

saberlo, iba profundizando, todas las noches. Veía a los campesinos y campesinas. Niños y niñas. En las

travesías. Solo ahora, después de haber leído al maestro Alfredo Molano, en su trilogía “Siguiendo el corte”,

“Aguas arriba” y “Selva adentro”, he podido descifrar esos mensajes de mis sueños. He podido dilucidar el

significado de esas imágenes. Los sin tierra; los desarrapados; tratando de arrancarle aliento a la vida.

Como si esta estuviera flotando ahí. Y ellos y ellas, tratando de asirla. Mientras tanto los aviones y la tropa

de los jerarcas. Apuntándoles. Matándolos. Y los gritos de rabia y las lágrimas y la ternura invitando a

resistir. Y los jerarcas riendo en las ciudades. Invitándonos a reconocerlos como voceros válidos. Como

convocantes ciertos a la paz. Y, nosotros, en las ciudades sin arriesgar nada. Solo consumiendo los discursos

ampulosos. Y llegó el segundo de la lista. El hijo del poeta. El mismo de la sagrada ciudad blanca. Impoluto.

Hijo de poeta que no sabe nada de la vida de los y las demás. Que mantuvo la línea de acción. Con los

chafarotes a la ofensiva. Limpiando el campo. Siendo, esa limpieza, un concepto asociado a la matanza.

Generalizada y selectiva. E inundaban los campos de panfletos. Convocando a la rendición. Expresando que

los bandidos eran quienes reclamaban justicia. Bandidos eran quienes no se dejaban acribillar y respondían

Page 11: Ideario (2)

a los vejámenes, con la fuerza de la dignidad y, porque no, con las armas que habían logrado salvar. Y los

niños ahí. Y las niñas también. Muriendo ellos y ellas. Y sus madres. Y sus padres…y todos y todas.

Y, así, fui desenvolviendo el ovillo, similar al nudo de Ariadna. Y reconozco, en esos contextos enunciados, la

posición alusiva al desarrollo capitalista tardío. Como el nuestro. Ya no era, simplemente, el modelo de

sustitución de importaciones. Ya era, todo un modelo de amplio espectro. Pero no autónomo. Simplemente

vinculado a los condiciones que imponía el Imperio. Fue, entonces, cuando conocí las propuestas puntuales

de Joaquín Vallejo Arbeláez, a la sazón ministro en el gobierno de la tercera cuota del pacto (Carlos Lleras

Restrepo). Y leí, ávidamente, todo el texto sustentatorio de El Pacto Andino. Y lo cotejé con las propuestas de

la CEPAL (Comisión económica para América Latina). Y encontré las coincidencias. Algo así como un

proyecto en el cual cabían las opciones políticas y económicas, por la vía de entender una forma de la

división del trabajo. Obviamente a países como el nuestro, como Venezuela, como Ecuador, como Argentina,

Brasil, etc., nos correspondía la parte de lo accesorio. No podíamos acceder a la tecnología necesaria para

implementar un proyecto de industria pesada. Solo lo periférico; y eso sí, con limitaciones.

Y, a partir de ahí, se entiende la teoría del desarrollo desigual y combinado; lo cual no es otra cosa que la

implementación de los modelos precarios, súbditos. Y, por esa misma vía, conocí la teoría de Celso Furtado,

expresando la opción clásica del desarrollismo económico. Y, además, las teorías de Samir Amín (en la

misma perspectiva del modelo de desarrollo desigual y combinado). Y, de manera apenas obvia, profundicé

los textos económicos de Marx, y de Rosa Luxemburgo. Y leí el texto económico de Lenin “El desarrollo del

capitalismo en Rusia”. Y conocí las teorías de partido de Lenin, en lucha en contra de las postulaciones

socialdemócratas en Rusia (Los Mencheviques) y en Alemania (Rosa Luxemburgo).La teoría del Programa

de Transición de León Trotsky.

Entonces, estamos ante la necesidad de ofertar un concepto preciso en lo que respecta al significado que

tiene eso de conocer el pasado. Pero, más allá de esto, el relacionado con su dilucidación; estableciendo

tipos de referentes soportados en el conocimiento y la interpretación. Estos son elementos imprescindibles;

como quiera que si son construidos de manera deficiente, no serán otra cosa que extravíos. Y, como todo

extravío, no será otra cosa que ejercicio diletante. Con un agravante centrado en la consolidación de la

sumatoria de hechos y de narraciones, como simple amalgama a partir de la cual se construyen (a manera de

deducciones y conclusiones), instrumentos que distorsionan y derivan en mera perspectiva, cuando no etérea,

alusiva a interpretaciones de la realidad sesgada y, por esto mismo, de utilización impropia e impertinente.

Lo cierto es, en consecuencia, que estamos en la obligación de cuestionar esos insumos metodológicos, por

cuanto la búsqueda de hilos conductores de los procesos sociales e individuales, constituye un imperativo. No

solo por las implicaciones que tienen los hechos y su registro, en el diseño y concreción de propuestas para

asumir los retos del futuro, en lo que este tiene escenario próximo en el cual, la realidad, ejercerá bien como

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hechos y acciones en las cuales los conceptos pueden ser prefigurados y utilizados como referentes válidos; o

bien como expresiones de distorsión.

Por lo mismo, la decisión de realizar este escrito, se origina en la lectura de algunos documentos

relacionados con la interpretación del quehacer político y social, soportados en la narración oral. Pero no

tanto porque el método sea inválido, de por sí; sino porque esas narraciones son utilizadas y articuladas, sin

el filtro conceptual necesario al momento de escucharlas y transcribirlas. Filtro conceptual, absolutamente

indispensable, en razón a que la psicología del actuante y narrador, su visión e interpretación de los hechos,

son vertidas a partir del ejercicio memorístico; pero también a partir de su noción de la vivencia como

realidad derivada del tipo de aprehensión lograda. Y ya, ahí, se supone la existencia de una posición proclive

a la distorsión. Siendo así, el sesgo está presente y la interpretación del historiador, simplemente estará

afectada, casi como acto reflejo, por ese sesgo. Inclusive, como lo demostraré más adelante, muchos de los

pasajes narrados, no son otra cosa que alucinaciones o giros sustanciadores, utilizados por el o la sujeto

para reafirmarse como leyenda; o como héroe…o heroína. O, como también lo demostraré, porque el (la)

entrevistador (a) e historiador (a); desemboca en postulaciones, a manera de verdad, construidas de tal

manera que expresen sus propósitos, tanto en lo circunstancial, como en lo trascendental. Todo a la manera

de sujeto (a) que se explaya, magnificándolos, en los hechos narrados.

Veámoslo en estos términos:

“…El automatismo de la escritura me ha compelido hasta aquí. Sigo aferrado al impulso de continuar,

sabiendo sólo que he arribado hasta un punto imprevisto en el inicio. Algo me dice que voy bien. La fractura

persiste, pues estoy seguro de no ser yo quien sólo escribe. El saber que voy bien se me antoja como una

simple forma, como un cierto sabor o como una entonación peculiar de lo hasta aquí escrito. Ello me induce a

esa secreta corroboración del voy bien. La escritura pareciera ser una especie de emanación corporal: hay

ciertas manifestaciones del automatismo que escapan a la sola conciencia, enmarcándose en un más allá de

pura racionalidad. Los escritores pueden ser una forma de catadores sui generis, adheridos a un paladar

peculiar que discrimina o destila signos, frases y contextos, en una palabra, todo aquello que convenimos en

llamar ideas…”6

Es, ante todo, la búsqueda de elementos que me permitan proponer alternativas. No solo en lo que hace

referencia a la interpretación; sino también en lo que compromete a lo metodológico. Porque, eso lo tengo

bien claro, no pretendo una argumentación a la manera contestataria, insípida y/o tendenciosa.

Ahora bien, como es en realidad, una posición a partir de la lectura de algunos de los escritos del maestro

Alfredo Molano; tiene un asidero en el hecho mismo de la importancia que ha adquirido toda su labor

investigativa, apuntándole a la presentación de opciones de interpretación; con un horizonte que compromete

a la gestión por alcanzar una tipificación de lo vivido por los y las personajes, en el contexto del conflicto

6 Téllez, Freddy. “Palimpsestos. Los rostros de la escritura”. Publicada por Centro Editorial de la Universidad Nacional de Colombia. Primera edición, 1990/1991, página 80.

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armado y no armado que ha estado en la base de la construcción de Nación, de País y de Estado…”(Rosendo

Payares, “4710”, edición digital, Universia)

“…Las historias de vida sobre las cuales Alfredo Molano ha centrado la mayor parte de su actividad

intelectual, son un producto cuya docilidad de interpretación puede provocar equívocas conclusiones. Son

ellas una forma testimonial que funde una o varias percepciones individuales con la elección particular del

escritor que selecciona la experiencia y la describe según un prisma valorativo propio. Resulta difícil , por lo

tanto, discernir en este tipo de trabajos cuál es el propósito del autor al optar por unas y no otras historias, qué

afinidades ideológicas trascienden los niveles de empatía entre testimoniante e interlocutor y, en fin, qué

grados de transformación ha provocado en la materia prima del relato el corazón y la pluma del escritor…”7

Siendo el objeto de este trabajo, abordar la reflexión en torno a los instrumentos jurídicos, políticos y

antropológicos. En términos de la metodología y la lógica argumental; considero conveniente expresar

algunos aspectos, a manera de preludio. Uno de ellos tiene que ver con la noción de concepto, en el

contexto de la lógica. El otro tiene que ver con una opción teórica más vasta, en razón a que involucra a la

filosofía y su desarrollo como proceso de interpretación de la vida y de la naturaleza.

En relación a la primera reflexión, fundamentado en el texto indicado para el análisis; está soportada, en el

texto Introducción a la Lógica, escrito por Irving M. Copi. Un soporte teórico que me remite al análisis

conceptual, en torno a la construcción e interpretación de postulados necesarios para interactuar, en

procesos concernientes a la teoría del conocimiento y sus especificidades. Y, esto, nos conduce también a

entender la dinámica de procesos en nexo con la ciencia, la historia de la humanidad y la naturaleza.

Es en ese contexto, dentro del cual considero pertinente realizar un recorrido conceptual, teniendo como

referentes algunos escritos que han abordado el análisis del conflicto en nuestro país, por la vía de

interpretaciones a partir de sucesivos eventos históricos.

La segunda reflexión, permite profundizar acerca de los contenidos filosóficos. Tanto en lo que tiene que

ver con los desarrollos expresados por las diferentes escuelas; como también en el significado que

adquieren al momento de cotejarlos con la realidad y/o con las narraciones mitológicas o cuasi mitológicas.

Lo que pretendo, entonces, (así como en el trabajo precedente en torno a la tríada “Siguiendo el corte”;

“Aguas arriba” y “Selva Adentro”) es dilucidar el mensaje que el profesor Molano, transmite y su

verdadera dimensión en lo que respecta al relato histórico como aporte efectivo a la interpretación del

proceso que ha vivido nuestra gente a causa de las violencias oficiales y no oficiales; así como las

7 Ramírez T., William. Prólogo a la obra “Trochas y Fusiles”, primera edición (Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Colombia), escrita por Alfredo Molano B. Ed. El áncora; página 13.

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sucesivas respuestas que se han ensayado por parte de quienes (querámoslo o no) han ejercido como

sujetos individuales y colectivos, contestatarios.

2.2 Marco Conceptual

2.2.1 El conocimiento y la verdad.

Sócrates confrontó con firmeza las posiciones vigentes. Podría decirse que, esa confrontación, estuvo anclada

en la reivindicación de la gestión individual de cada sujeto, basada en la indagación y la reflexión. A partir de

ahí, postular nuevas interpretaciones. Así, entonces, el conocimiento no puede ser una dádiva. Tampoco es un

privilegio heredado. Se adquiere con el esfuerzo individual, ligado a la participación en escenarios concretos

que convocan a la discusión y el intercambio. Solo así puede entenderse la magnitud de los retos que tiene la

humanidad. Sócrates, entonces, realiza un ejercicio individual y lo conecta con un ejercicio colectivo, social.

Convoca a unir esfuerzos para acceder a opciones de mayor jerarquía. Entendida, esta última, como mayor

dimensión. La moral, la virtud y la ética, en consecuencia, son realizaciones que se insertan en el cuadro de

valores de la sociedad; a partir de esas acciones vinculadas con el conocimiento y con la asunción de esos

retos.

La visión socrática, en mi interpretación, es una absolutización del esfuerzo individual en la búsqueda de

referentes, a partir del desarrollo del conocimiento. Vista así, esa visión, podría aparecer como la

reivindicación del individualismo, en abstracción del contexto social en que cada individuo intervine. Sin

embargo, efectuado un análisis de conjunto, es posible entrever que él entiende la acción individual como un

punto de partida; como un instrumento con el cual la sociedad puede llegar a alcanzar y realizar postulados

plenos de justicia equidad.

De otra parte, la opción socrática, es una invitación a trabajar por ser consecuentes. Esto traduce, no ejercer

posiciones de desdoblamiento. Cada sujeto debe adquirir conciencia acerca de su rol. Debe esforzarse por

hacer coincidir lo que dice ser de si mismo, con sus intervenciones prácticas, cotidianas.

Veamos esto, en la siguiente reseña.

“…2.1 La tarea moral. Para Sócrates el saber fundamental es el saber acerca del hombre. La tarea más

importante de cada uno es el cuidado del alma, y la del político, hacer mejores a los ciudadanos. El saber

que defiende es, pues, ante todo, moral o práctico y, además, universal. Se trata de conocer para poder obrar

bien. Sostiene que en el conocimiento está el secreto de la actuación moral. El conocimiento es virtud, el

vicio es la ignorancia, y el remedio está en que la virtud puede ser enseñada. Cuando el hombre conoce el

bien, obra con rectitud: nadie se equivoca a sabiendas. La causa de que los hombres obren mal no está en

una debilidad sino en un error intelectual: juzgan como bueno o conveniente lo que no es tal.

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Por esta razón invita a cada uno a preguntarse sobre qué‚ sea el bien, en la confianza de que –sin necesidad

de "molestar a los dioses"– la razón que anida en cada uno puede alumbrar ese conocimiento. Esta búsqueda

le da al hombre su felicidad.

Establece así esta secuencia:

–Conocer. ¿Para qué? –Para obrar bien.

–Obrar bien. ¿Para qué? –Para ser feliz.

–El sabio es feliz.

Superación del relativismo. También Sócrates, como los demás sofistas, es crítico con lo establecido. No se

trata de aceptar los valores tradicionalmente admitidos o las opiniones establecidas aunque sean las de la

mayoría.

Es preciso buscar lo que las cosas son y, en concreto, qué sea la justicia, la virtud o el bien. Paradójicamente

admite con los sofistas que la virtud puede enseñarse, pero no admite que haya maestros, porque el

conocimiento se encuentra en nosotros y sólo se necesita un método adecuado –que desde luego no es la

retórica para sacarlo a luz.

Lo importante es buscar lo auténtico por uno mismo; sólo el individuo autónomo puede dar razón de sus

actos, estableciendo así la prioridad de la "razón" (conciencia) como instancia última moral, culminando y

superando, de esa manera, la crítica sofística y el relativismo moral, porque no se puede separar lo que es

bueno para uno de lo que es bueno sin más.

2.2.2 La virtud es conocimiento. Al considerar que todas las virtudes morales son formas de conocimiento,

Sócrates entiende que seríamos justos si conociéramos la justicia, porque no interesa un saber teórico sino

práctico, porque no queremos, en último término, saber qué es la justicia sino "ser justos", o que cosa sea la

valentía, sino "ser valientes". …”8

2.2.3 Hacia una interpretación de la visión socrática en la actualidad.

El ser individual es, de por sí, complejo. En cuanto logra, aún en su condición de individuo (a) primario (a),

construir su propia visión de la exterioridad. Este proceso está asociado a los sentidos biológicos. La

percepción, como ejercicio inicial que permite acceder a insumos externos, ejerce como instrumento para

recolectar esos datos y procesarlos. Ya ahí, la diferenciación se establece por la vía del seguimiento y

continuidad, originados en la capacidad para retener la información e interpretarla. No es una memoria

simbólica ni formal, como la de los otros animales. Esa memoria trasciende a la repetición simple de lo

aprendido, a manera de expresión espontánea y/o de respuesta instintiva a motivaciones externas. Por el

contrario, es una memoria en constante actividad y que actúa como recurso pleno e intencional, cuando se

hace necesario recordar lo visto antes, lo vivido; a partir de experiencias individuales y colectivas. Así y solo

8 Ibíd..

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así se puede entender la capacidad que adquiere cada sujeto (a), para proponer y desarrollar opciones

dirigidas al proceso de transformación de la exterioridad. Pero también, para entender la construcción de

una simbología para sí; de tal manera que ejerza como instrumento fundamental, a la hora de definir sus

propias perspectivas; en cuanto expectativas originadas en su propia pulsación con respecto a los (as) ) otros

(as). Entonces, la esperanza, la ilusión, los afectos, el placer como elaboración suya; constituyen referentes

en los cuales se cruzan la individualidad y lo colectivo. No como derogación de lo primero en función de lo

segundo; sino como interacción que el (la) sujeto (a) individual acepta, e incluso propone, en el camino hacia

la obtención de un determinado fin. Ya, en esta expresión, es pertinente entrever la influencia (...en esa

memoria individual, como acumulado constante) de las tradiciones aprehendidas por la vía de la imposición

y/o de la experiencia directa, que adquieren determinadas instancias simbólicas; construidas a partir de

procesos individuales y colectivos. Así entonces, a manera de ejemplo, cabe analizar en ese espectro; el rol

de la religión, de los códigos y paradigmas que ejercen como limitaciones al desarrollo pleno de la

individualidad, en cuanto adquieren una significación que trasciende a cada sujeto (a) y lo (a) obliga a un

acatamiento; so pena de quedar por fuera de esa figura de concertación colectiva que lo (a) compromete. No

reconocer la concertación (a la manera de equilibrio); tuvo siempre (...y tiene ahora) para cada sujeto (a)

repercusiones profundas. Inclusive, de su aceptación o no, depende en muchos casos la existencia suya como

sujeto (a) individual vivo, como actor válido.

En este contexto cabe una expresión relacionada con la incidencia que adquieren las opciones propuestas,

por parte de los (a) sujetos (as) individuales; en lo que hace referencia a la interpretación de las pautas,

paradigmas y condiciones vigentes en un determinado período histórico. En sí esas pautas y condiciones, no

son otra cosa que construcciones colectivas que trasciendan a cada individuo (a). Podría aseverarse

inclusive que, en las mismas; cada sujeto se subsume, como quiera que no le está permitido transgredirlas.

Está obligado, en consecuencia, a asumir una interpretación similar a la que realizan los (as) otros (as). Si

su decisión es hacer trasgresión, bien sea por la vía de proponer una interpretación diferente y/o de asumir la

opción directa de cuestionarlas y trabajar por su destrucción; se entiende que asume las consecuencias a que

esto conlleva…Entonces se configura, a partir de esa intervención individual, una confrontación con la

simbología e iconografías colectivas. Aquí, en esa confrontación, se enfrenta la construcción individual con

la construcción colectiva. Esto es válido, como decíamos arriba, tanto para los paradigmas colectivos

asociados a la religión; como para aquellos paradigmas asociados a la noción de ordenamiento y de

jerarquización. Queda claro, asimismo, que estas construcciones colectivas, son posteriores a la apropiación

primigenia de la exterioridad, a la internalización primera realizada por cada sujeto (a) en su contacto

inicial con la naturaleza. Es decir, son elaboraciones, desarrolladas en el tiempo y en el espacio; como

acciones conscientes o inconscientes (...o mediante una interacción entre los dos estados) en donde se aplica

el conocimiento acumulado, a manera de ordenamiento de las percepciones recibidas y almacenadas en la

memoria. Pasa a ser, por esta vía, una memoria de todos y todas. Una memoria colectiva que se construye a

través de la comunicación y de la instauración de códigos e íconos que dan fe de la concertación.

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Toda herejía, en principio, es una acción individual. Compromete a quien realiza una interpretación

diferente y se decide a proponerla como opción. Bien sea como modificación parcial de las pautas,

paradigmas y condiciones instaurados como referentes colectivos; o como alternativa que conlleva a una

modifi9cación total, radical. Algo así como o son esas pautas y paradigmas o son estas pautas y paradigmas

alternativos. Ya ahí, en esa acción de proponer una alternativa, se configura un distanciamiento con respecto

al ordenamiento vigente. Adquiere ese hecho un significado asimilado a la ruptura. En el proceso de

enfrentar esa opción (...u opciones) con las existentes; el (la) sujeto (a) que ejerce como cuestionador (a),

desemboca en una posición herética. A partir de ahí, se trata de definir las condiciones y el tipo de acciones

a realizar, el proceso de difusión de la opción u opciones nuevas. Aquí, condiciones, tienen que ver con los

insumos recaudados para sustentar la nueva opción. Tipo de acciones, tiene que ver con realizar una

confrontación individual absoluta. O la adquisición, mediante el proceso de persuasión o imposición, de una

aceptación de los (as) otros (as). De tal manera que pueda presentarse y desarrollar como opción u opciones

colectivas. Esto no es otra cosa que el comienzo de una sumatoria de acciones diferenciadas; en procura de

lograr la aceptación y acatamiento, bien sea de la modificación parcial o de la erradicación de las anteriores

pautas y paradigmas y, en su reemplazo, erigir las nuevas.

De todas maneras, bien sea que se actúe n un u otro sentido, es evidente la necesidad de cierta subyugación

hacia los otros y las otras. Algo así como entender y aceptar el principio básico relacionado con el

ordenamiento y el equilibrio por la vía de la imposición de pautas y paradigmas: siempre existan referentes

establecidos como condición para el ordenamiento y el equilibrio; habrá unos códigos y obligaciones que

ejercen como limitación a la libertad individual. Alcanzar unos nuevos referentes, unos nuevos códigos y

nuevas obligaciones; supone la realización de acciones que controvierten lo anterior.

Los humanos hemos recorrido un largo camino. A pesar de las vicisitudes, hemos mantenido la esperanza de

alcanzar la justicia; a partir de promover la concreción de valores éticos y morales en nuestra gestión. Esa

esperanza debe permanecer. Por ella debemos luchar. Y, en este proceso, las enseñanzas de Sócrates siguen

siendo un faro.