Informativo Misión Niños - Escuela Sabática Tercer trimestre 2014

División Euroasiática3er trimestre 2014

MISIÓN NIÑOS DIVISIÓN EUROASIÁTICA2

Contenido

KAZÁN, REPÚBLICA DE TARTARISTÁN, RUSIA

5 La Escuela Sabática en un clóset ................................................. 5 de julio

7 El alumno ausente ................................................................. 12 de julio

LUTSK, UCRANIA

9 Salvado gracias a que era sábado ....................................... 19 de julio

BUCHA, UCRANIA

11 De lo malo salió algo bueno – 1ª parte ................................ 26 de julio

13 De lo malo salió algo bueno – 2ª parte .............................. 2 de agosto

15 Alma de misionero .......................................................... 9 de agosto

17 Hambriento por la Palabra ........................................... 16 de agosto

LEÓPOLIS, UCRANIA

19 Me encanta esta escuela ............................................... 23 de agosto

21 Orando por nuestra escuela ............................................ 30 de agosto

23 Buenos amigos .......................................................... 6 de septiembre

VINYTSIA, UCRANIA

25 Los propósitos de Dios ............................................ 13 de septiembre

KRASNODAR, RUSIA

27 Los niños son muy buenos misioneros ..................... 20 de septiembre

RECURSOS

29 Programa del decimotercer sábado ........................ 27 de septiembre

MISIÓN NIÑOS DIVISIÓN EUROASIÁTICA

MISIÓN NIÑOS DIVISIÓN EUROASIÁTICA 3

Este trimestre nuestras ofrendas están destinadas a la División Euroasiática, que ocupa la enorme distancia existente entre las regiones polares del Ártico hasta los territorios mayoritariamente musulmanes del sur. Esta División incluye los países de Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Georgia, Kazajistán, Kirguistán, Moldavia, Rusia, Tayikistán, Turkmenistán, Ucrania y Uzbekistán.

Actualmente, en los países que forman la División Euroasiática viven un total de 316 millones de personas, de las cuales menos de 120.000 son adventistas. Esto significa una proporción de un adventista por cada 2.600 habitantes.

Durante este trimestre nos centraremos en las ciudades de Kazán, en la República de Tataristán, Rusia, donde tenemos una excelente oportunidad de construir una iglesia en el corazón de la ciudad; en Minsk, Bielorrusia, donde también se quiere construir una iglesia. También, intentaremos ayudar a construir nuevas escuelas en Ucrania. El proyecto especial de los niños es la construcción de un parque frente a la nueva iglesia de Kazán.

UN MENSAJE MUY ESPECIAL PARA LOS NIÑOS¿Verdad que es fantástico pertenecer

a esta gran familia de la Iglesia Adventista? No importa cuán pequeña sea tu familia biológica, tú formas parte de una familia enorme, que cuenta con más de 18 millones de miembros que viven en más de 200 países diferentes. Es grande, ¿no crees?

Cada trimestre puedes conocer, a través de los relatos misioneros, a niños y niñas de

distintos países del mundo. Conocerás sus tristezas y sus alegrías, sus luchas, sus sueños y sus esperanzas. No todos los relatos tienen que ver con los proyectos misioneros del trimestre, pero te gustará escucharlos porque hablan de niños como tú. Espero que sus experiencias te conmuevan para que puedas ayudar con tus ofrendas a que sus sueños se hagan realidad.

RECUERDE• El DVD sobre las misiones de este

trimestre presenta relatos relacionados con los proyectos de la ofrenda del decimotercer sábado, así como otras historias de la División Euroasiática, incluyendo una muy especial para los niños. Pídale al director de la Escuela

estimado direCtor de esCuela sabátiCa:

Contenidosdsdsd Misión jóvenes y adultos3 Consejero: Carlyle Bayne. Director: Pablo Marcelo

Claverie. Redactor de la edición castellana: Ekel Collins. MISIÓN ADVENTISTA. NIÑOS (Informe Misionero Mundial) es una publicación trimestral editada por su propietaria, la Asociación Casa Editora Sudamericana, para el Depto. de Escuela Sabática de las divisiones Sudamericana e Inte-ramericana de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Impresa mediante el sistema offset, en talleres propios de Av. San Martín 4555, B1604CDG Florida Oeste, Buenos Aires, República Argentina. Domicilio legal: Uriarte 2429, C1425FNI, Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Tercer trimestre del año 2014 (julio-septiembre de 2014). Año 105, nº 3 –106684–

REGISTRO NACIONAL DE LA PROPIEDAD INTELECTUAL

Nº 5116243

CORREO ARGENTINOSuc. Florida (B) y Central (B)

IMPRESO EN LA ARGENTINA FRANQUEO A PAGARCuenta Nº 10272



Sabática de adultos que permita a los niños ver el DVD.

• Decore el salón con fotos recortadas de revistas o de folletos de turismo. Imprima copias a color de las banderas de los países que forman parte de la División Euroasiática, y guirnaldas de flores de papel.

• Si es posible, invite a alguien que haya vivido o que haya visitado este territorio, para que les hable a los niños. Anímelo a traer objetos apropiados que los niños puedan ver y tocar.

• Más actividades están disponibles en nuestra página www.AdventistMission.org [en inglés]. Seleccione la opción “Resources” y luego “Children’s Activities”. Haga clic en el trimestre actual, si desea utilizar actividades adicionales relacionadas con los idiomas, recetas, o actividades para realizar.

• Diviértase con el idioma. En este folleto podrán encontrar palabras y canciones en ruso.

• Dispositivo para las ofrendas. Dibujen un salón de clases en una cartulina. Dibuje unas mesas sencillas con bancos, para añadirlos a medida que sus clases vayan alcanzando el blanco de ofrendas del trimestre (establezcan su blanco y divídanlo por trece). O usen calcomanías de niños como indicadores de los logros obtenidos con respecto a los blancos.

Su hermana en Cristo,

Gina Wahlen

Kazán, República de Tartaristán, Rusia 5 de julio

la esCuela sabátiCa en un Clóset

Nuestras protagonistas de hoy son Alina, de diez años; Karina, de nueve; Yeva, también de nueve; y Masha, de ocho años. Cada sábado las cuatro asisten a una clase de Escuela Sabática un tanto especial. Se celebra dentro de un gran clóset donde se almacenan muchas cosas. Como los adventistas de la ciudad de Kazán, en Rusia, no tienen templo propio donde reunirse, han rentando un pequeño local de un gran edificio del centro de la ciudad.

En Kazán hay mucha gente que asiste a la Iglesia Adventista, tanta que no caben todos en el local alquilado; por eso, deben realizar dos servicios de culto cada sábado. Durante la Escuela Sabática, que se celebra entre el primer servicio de culto y el segundo, jóvenes y adultos se reúnen en la parte más grande del local, mientras que los niños deben hacerlo dentro del clóset. Aunque están rodeados de abrigos, mesas plegadas, sillas apiladas y colchones, se sienten muy contentos de estar en la Escuela Sabática. Les encanta estudiar juntos la lección y jugar a juegos bíblicos que los ayudan a recordar el versículo para memorizar de cada semana.

PROBLEMAS CON EL SÁBADOAl no haber ninguna escuela adventista en Kazán, tanto Alina como Karina, Yeva y

Masha tienen que asistir a una escuela pública que imparte clases los sábados. Los padres de las cuatro muchachas han explicado a sus maestros por qué sus hijas no van a la escuela los sábados, pero aun así muchas veces las niñas tienen problemas con los maestros. Por eso, les gustaría que hubiera una escuela adventista en su ciudad, a la que pudieran asistir sin tener que preocuparse por guardar el sábado, y con la ventaja de tener maestros que creen en Dios.

Algunos sábados, durante la Escuela Sabática, las cuatro comparten sus experiencias con los demás niños de la iglesia, para que vean cómo Dios contesta sus oraciones. “Un día llevé mi Biblia a la escuela –dice Karina– y le enseñé a mi compañera los Diez Mandamientos. Le leí especialmente el del sábado, y ella se quedó pensativa. Desde que empecé en la guardería y hasta hoy siempre les hablo a mis compañeros sobre la iglesia, y los invito a venir conmigo”. “Yo también –dice Alina–, pero nunca ha venido ninguno”.

Alina desea que Jesús vuelva pronto, por eso le gusta sentarse frente a la ventana y quedarse quieta, observando el paisaje durante un rato, esperando a Jesús. “Quiero verlo venir –dice–, para preguntarle por qué suceden algunas cosas”.

Masha también desea que Jesús venga pronto: “Quiero ver a mi hermanita –dice–. Ahora somos tres hermanos, pero deberíamos ser cuatro”.

OPORTUNIDADESLa ofrenda del decimotercer sábado de este trimestre hará posible:• Construir una iglesia y centro de

influencia en Kazán, República de Tartaristán, Rusia.

• Establecer una iglesia y centro de influencia en Minsk, Bielorrusia.

• Construir o expandir escuelas en Cherkasy, Leópolis, Vinytsia y Ucrania.

• Establecer un complejo educativo en Dnipropetrovsk, Ucrania.

• Proyecto de niños: Construir un parque infantil frente a la iglesia en Kazán.




la esCuela sabátiCa en un Clóset

Nuestras protagonistas de hoy son Alina, de diez años; Karina, de nueve; Yeva, también de nueve; y Masha, de ocho años. Cada sábado las cuatro asisten a una clase de Escuela Sabática un tanto especial. Se celebra dentro de un gran clóset donde se almacenan muchas cosas. Como los adventistas de la ciudad de Kazán, en Rusia, no tienen templo propio donde reunirse, han rentando un pequeño local de un gran edificio del centro de la ciudad.

En Kazán hay mucha gente que asiste a la Iglesia Adventista, tanta que no caben todos en el local alquilado; por eso, deben realizar dos servicios de culto cada sábado. Durante la Escuela Sabática, que se celebra entre el primer servicio de culto y el segundo, jóvenes y adultos se reúnen en la parte más grande del local, mientras que los niños deben hacerlo dentro del clóset. Aunque están rodeados de abrigos, mesas plegadas, sillas apiladas y colchones, se sienten muy contentos de estar en la Escuela Sabática. Les encanta estudiar juntos la lección y jugar a juegos bíblicos que los ayudan a recordar el versículo para memorizar de cada semana.

PROBLEMAS CON EL SÁBADOAl no haber ninguna escuela adventista en Kazán, tanto Alina como Karina, Yeva y

Masha tienen que asistir a una escuela pública que imparte clases los sábados. Los padres de las cuatro muchachas han explicado a sus maestros por qué sus hijas no van a la escuela los sábados, pero aun así muchas veces las niñas tienen problemas con los maestros. Por eso, les gustaría que hubiera una escuela adventista en su ciudad, a la que pudieran asistir sin tener que preocuparse por guardar el sábado, y con la ventaja de tener maestros que creen en Dios.

Algunos sábados, durante la Escuela Sabática, las cuatro comparten sus experiencias con los demás niños de la iglesia, para que vean cómo Dios contesta sus oraciones. “Un día llevé mi Biblia a la escuela –dice Karina– y le enseñé a mi compañera los Diez Mandamientos. Le leí especialmente el del sábado, y ella se quedó pensativa. Desde que empecé en la guardería y hasta hoy siempre les hablo a mis compañeros sobre la iglesia, y los invito a venir conmigo”. “Yo también –dice Alina–, pero nunca ha venido ninguno”.

Alina desea que Jesús vuelva pronto, por eso le gusta sentarse frente a la ventana y quedarse quieta, observando el paisaje durante un rato, esperando a Jesús. “Quiero verlo venir –dice–, para preguntarle por qué suceden algunas cosas”.

Masha también desea que Jesús venga pronto: “Quiero ver a mi hermanita –dice–. Ahora somos tres hermanos, pero deberíamos ser cuatro”.

Alina, Karina, Yeva y Masha


MISIÓN NIÑOS DIVISIÓN EUROASIÁTICA6 MISIÓN NIÑOS DIVISIÓN EUROASIÁTICA

Yeva dice: “Cuando Jesús vuelva, quiero que sepa que llevo esperando mucho tiempo su regreso, y que por fin puedo verlo. Le diré: ‘Gracias, Jesús, por haberme salvado’ ”.

“Yo quiero abrazar a Jesús” dice Alina. “Yo también –añade Karina–. Lo quiero mucho porque contesta nuestras oraciones. Recuerdo cuando mi mamá, mi hermanito

pequeño, Lev, y yo estábamos solos en la casa; papá se había ido a trabajar y soplaba un viento muy fuerte. De pronto, se fue la luz y oramos para que Dios nos ayudara a no tener miedo”.

“Jesús siempre está conmigo en clases –dice Yeva–, y cuando no me siento bien él me ayuda a ponerme mejor”.

NECESITAN UN TEMPLOLos niños adventistas de Kazán desean

tener un templo propio donde puedan reunirse en un lugar más grande. También les gustaría tener un parque frente a la iglesia, para invitar a sus amiguitos los sábados y jugar con ellos.

Tu ofrenda especial del decimotercer sábado de este trimestre ayudará a construir un templo con un parque en el centro de la ciudad de Kazán. Alina, Karina, Yeva y Masha quieren darte las gracias por ayudarlas.


el alumno ausente Artem era un alumno brillante. Le encantaba ir

a la escuela. Allí tenía muchos amigos, y siempre procuraba ayudar a los que iban mal en alguna materia. Pero, algunas veces era él quien tenía problemas, por causa de que algunas materias se impartían en sábado. Algunos de sus profesores entendían que él no fuera a la escuela en sábado, pero a otros no les gustaba para nada.

Hubo un año que fue especialmente duro para Artem. Todos los alumnos debían hacer un examen de inglés al comienzo del curso escolar. Ese examen determinaría en qué nivel de inglés los colocarían. El examen se celebró un sábado, así que Artem no se presentó. El lunes siguiente, el director de la escuela decidió colocar a Artem en el curso de inglés que él quiso, sin saber cuál era el nivel de inglés de Artem.

El curso donde lo destinaron tenía clases de inglés dos veces por semana: los martes y los sábados. Así que, Artem intentó que lo cambiaran de curso y lo pusieran en otro que no tenía ninguna clase en sábado. Pero, cada vez que intentaba explicar a su profesora la razón de su solicitud ni siquiera lo dejaba hablar. Recibía siempre el mismo comentario: “No se puede dejar de ir a la escuela. Tú eres menor de edad; así que, cuando hay clase, tienes que estar en clase. Da igual qué día sea”. Él nunca decía nada; simplemente, se daba media vuelta y se iba cabizbajo.

Artem continuó asistiendo a la escuela todos los martes, pero no iba ningún sábado. Y cuando tenían examen los martes siempre obtenía excelentes calificaciones, pero cuando el examen era en sábado lo suspendían solamente porque no le permitían ser examinado otro día.

DIOS ESCUCHA NUESTRAS ORACIONESAunque la situación era muy difícil, Artem no se rindió. Siguió orando a Dios para que

solucionara la situación y decidió intentar hablar una vez más con su profesora.–Por favor, déjeme explicarle –le dijo.En esa ocasión fue diferente, porque su profesora se mostró dispuesta a escuchar.–De acuerdo, te escucho –dijo ella–. Quiero saber cuál es la razón por la que no asistes a

la escuela los sábados.–Es por mi religión –dijo Artem.–¡Menos mal! Yo creía que no venías porque querías demostrarle a todo el mundo que

eras tan bueno que con asistir a clase solo los martes te bastaba –exclamó la profesora–. En realidad no debería ayudarte, porque no me está permitido –continuó–. Esta escuela es pública, no es una institución religiosa, pero… te haré los exámenes otro día, junto con los alumnos del otro curso.

Artem no podía estar más contento. Por fin podría ser examinado en aquella materia. Y, aunque seguiría asistiendo a clases únicamente los martes, estaba seguro de que Dios lo bendeciría

CÁPSULA INFORMATIVA• Kazán es una ciudad multiétnica famosa

por la convivencia pacífica entre musulmanes y cristianos.

• Kazán está considerada como la “capital deportiva” de Rusia. Del 16 al 23 de julio de 2014 se llevará a cabo en Kazán el Campeonato Mundial de Esgrima; y en 2015, el Campeonato Mundial de Natación. En 2018, la ciudad será sede de partidos de la Copa Mundial de Fútbol.

MISIÓN NIÑOS DIVISIÓN EUROASIÁTICA MISIÓN NIÑOS DIVISIÓN EUROASIÁTICA 7


el alumno ausente Artem era un alumno brillante. Le encantaba ir

a la escuela. Allí tenía muchos amigos, y siempre procuraba ayudar a los que iban mal en alguna materia. Pero, algunas veces era él quien tenía problemas, por causa de que algunas materias se impartían en sábado. Algunos de sus profesores entendían que él no fuera a la escuela en sábado, pero a otros no les gustaba para nada.

Hubo un año que fue especialmente duro para Artem. Todos los alumnos debían hacer un examen de inglés al comienzo del curso escolar. Ese examen determinaría en qué nivel de inglés los colocarían. El examen se celebró un sábado, así que Artem no se presentó. El lunes siguiente, el director de la escuela decidió colocar a Artem en el curso de inglés que él quiso, sin saber cuál era el nivel de inglés de Artem.

El curso donde lo destinaron tenía clases de inglés dos veces por semana: los martes y los sábados. Así que, Artem intentó que lo cambiaran de curso y lo pusieran en otro que no tenía ninguna clase en sábado. Pero, cada vez que intentaba explicar a su profesora la razón de su solicitud ni siquiera lo dejaba hablar. Recibía siempre el mismo comentario: “No se puede dejar de ir a la escuela. Tú eres menor de edad; así que, cuando hay clase, tienes que estar en clase. Da igual qué día sea”. Él nunca decía nada; simplemente, se daba media vuelta y se iba cabizbajo.

Artem continuó asistiendo a la escuela todos los martes, pero no iba ningún sábado. Y cuando tenían examen los martes siempre obtenía excelentes calificaciones, pero cuando el examen era en sábado lo suspendían solamente porque no le permitían ser examinado otro día.

DIOS ESCUCHA NUESTRAS ORACIONESAunque la situación era muy difícil, Artem no se rindió. Siguió orando a Dios para que

solucionara la situación y decidió intentar hablar una vez más con su profesora.–Por favor, déjeme explicarle –le dijo.En esa ocasión fue diferente, porque su profesora se mostró dispuesta a escuchar.–De acuerdo, te escucho –dijo ella–. Quiero saber cuál es la razón por la que no asistes a

la escuela los sábados.–Es por mi religión –dijo Artem.–¡Menos mal! Yo creía que no venías porque querías demostrarle a todo el mundo que

eras tan bueno que con asistir a clase solo los martes te bastaba –exclamó la profesora–. En realidad no debería ayudarte, porque no me está permitido –continuó–. Esta escuela es pública, no es una institución religiosa, pero… te haré los exámenes otro día, junto con los alumnos del otro curso.

Artem no podía estar más contento. Por fin podría ser examinado en aquella materia. Y, aunque seguiría asistiendo a clases únicamente los martes, estaba seguro de que Dios lo bendeciría

Artem


por su fidelidad y lo ayudaría a pasar esa materia con una excelente calificación.

Eso fue ya hace unos años; actualmente, Artem ha terminado sus estudios

universitarios y trabaja como ingeniero de sistemas informáticos en una empresa de cartografía. Los cartógrafos son los que se dedican a hacer mapas.

Lutsk, Ucrania 19 de julio

salvado graCias a que era sábado

Andriy creció en Lutsk, una ciudad de Ucrania. En la escuela se hizo amiguito de un niño llamado Pavlo. Pavlo era diferente a los demás niños de la escuela. Era cristiano, pero no como la mayoría, que eran cristianos ortodoxos que iban a la iglesia los domingos. Pavlo era adventista; iba a la iglesia los sábados.

Como Andriy no era cristiano, no le importaba cuándo ni dónde se reunía la gente para adorar a su Dios. Él y Pavlo eran simplemente amigos.

Andriy y Pavlo fueron juntos a la escuela durante muchos años, y cuando terminaron la secundaria hicieron planes de estudiar Bellas Artes en la Universidad de Leópolis (llamada también Lemberg, Lviv en ucraniano). Para ser admitidos en esa universidad, todos los estudiantes tenían que pasar una prueba, así que ambos fueron juntos a hacer el examen de ingreso. Cuando lo terminaron, decidieron dar un paseo por el campus universitario.

UNA DECISIÓN QUE CAMBIÓ SU VIDAPaseando por la universidad, los muchachos se fijaron en un cartel que anunciaba la

conmemoración del 60º Aniversario del Ala 14 de las Fuerzas Aéreas de Ucrania. El evento se llevaría a cabo a tan solo seis kilómetros de donde vivían ellos. Los dos se entusiasmaron con la idea de ir a ver la exhibición aeronáutica, pues les encantaban las acrobacias aéreas. Pero, de pronto, Pavlo se quedó en silencio. Acababa de darse cuenta de que la fecha de la exhibición, que era el 27 de julio de 2002, era un sábado. Así que, decidió no ir a ver el espectáculo.

Entonces, se giró hacia su amigo y le dijo:–Andriy, el 27 de julio es sábado, así que yo estaré en mi iglesia. ¿Te gustaría venir

conmigo?Ahora fue Andriy el que se quedó pensativo. Él quería ir a la exhibición aérea, pero

también se daba cuenta de que para su amigo ir a la iglesia era muy importante, y sintió curiosidad de saber por qué Pavlo prefería ir a la iglesia antes que a un espectáculo aeronáutico. Así que, decidió aceptar la invitación.

El sábado 27 de julio, ambos amigos pasaron el día con los jóvenes en la iglesia.

UNA GRAN TRAGEDIALo que Pavlo y Andriy no sabían es que mientras ellos estaban en la iglesia se produjo

la peor tragedia de la historia de la aviación de Ucrania. Justo antes de la una de la tarde, un avión militar pilotado por dos pilotos de gran experiencia chocó contra la multitud y explotó. Murieron 77 personas; otras 100 fueron hospitalizadas con heridas muy graves,

Diviértete con el idioma Aprende las siguientes palabras y expresiones rusas. Las sílabas acentuadas están escritas en mayúsculas.

Buenos días DOH-bray U-trahBienvenido dah-BROH pah-ZHAH-loh-vahts a la Escuela Sabática vah su-BOHT-nyu-yu SCHKOH-luFeliz sábado su-BOHT-nyem dihn-YOHMAdiós das-veh-DAHN-yehGracias spah-Si-bah Sí hahNo nietPor favor pah-ZHAL-luh-stah¿Cómo te llamas? kahk vahs zah-VUT?Me llamo… mihn-YAH zah-VUT…

Contando en ruso uno a-DIMdos dvatres tricuatro chih-TI-ricinco pyeh-ts*seis shehstsiete SYEH-mih (meeh se dice en voz muy bajita)ocho VOH-sehmnueve DYEH-vyetsdiez DYEH-syehtonce ah-DI-naht-sehtsdoce dvi-NAH-tsehts

Los días de la semana Domingo Vahs-kri-SEHN-yehLunes Pah-nyeh-DYEL-nikMartes F-TOHR-nikMiércoles Sri-eh-DAHJueves Chit-VYERKViernes PYEHT-ni-tsahSábado so-BOH-tah



Lutsk, Ucrania 19 de julio

salvado graCias a que era sábado

Andriy creció en Lutsk, una ciudad de Ucrania. En la escuela se hizo amiguito de un niño llamado Pavlo. Pavlo era diferente a los demás niños de la escuela. Era cristiano, pero no como la mayoría, que eran cristianos ortodoxos que iban a la iglesia los domingos. Pavlo era adventista; iba a la iglesia los sábados.

Como Andriy no era cristiano, no le importaba cuándo ni dónde se reunía la gente para adorar a su Dios. Él y Pavlo eran simplemente amigos.

Andriy y Pavlo fueron juntos a la escuela durante muchos años, y cuando terminaron la secundaria hicieron planes de estudiar Bellas Artes en la Universidad de Leópolis (llamada también Lemberg, Lviv en ucraniano). Para ser admitidos en esa universidad, todos los estudiantes tenían que pasar una prueba, así que ambos fueron juntos a hacer el examen de ingreso. Cuando lo terminaron, decidieron dar un paseo por el campus universitario.

UNA DECISIÓN QUE CAMBIÓ SU VIDAPaseando por la universidad, los muchachos se fijaron en un cartel que anunciaba la

conmemoración del 60º Aniversario del Ala 14 de las Fuerzas Aéreas de Ucrania. El evento se llevaría a cabo a tan solo seis kilómetros de donde vivían ellos. Los dos se entusiasmaron con la idea de ir a ver la exhibición aeronáutica, pues les encantaban las acrobacias aéreas. Pero, de pronto, Pavlo se quedó en silencio. Acababa de darse cuenta de que la fecha de la exhibición, que era el 27 de julio de 2002, era un sábado. Así que, decidió no ir a ver el espectáculo.

Entonces, se giró hacia su amigo y le dijo:–Andriy, el 27 de julio es sábado, así que yo estaré en mi iglesia. ¿Te gustaría venir

conmigo?Ahora fue Andriy el que se quedó pensativo. Él quería ir a la exhibición aérea, pero

también se daba cuenta de que para su amigo ir a la iglesia era muy importante, y sintió curiosidad de saber por qué Pavlo prefería ir a la iglesia antes que a un espectáculo aeronáutico. Así que, decidió aceptar la invitación.

El sábado 27 de julio, ambos amigos pasaron el día con los jóvenes en la iglesia.

UNA GRAN TRAGEDIALo que Pavlo y Andriy no sabían es que mientras ellos estaban en la iglesia se produjo

la peor tragedia de la historia de la aviación de Ucrania. Justo antes de la una de la tarde, un avión militar pilotado por dos pilotos de gran experiencia chocó contra la multitud y explotó. Murieron 77 personas; otras 100 fueron hospitalizadas con heridas muy graves,

Andriy



y 443 sufrieron heridas leves.Al día siguiente, cuando oyó la noticia,

Andriy apenas podía creerlo. “Si hubiera ido a la exhibición en lugar de a la iglesia con Pavlo, tal vez estaría muerto o malherido”, pensó.

Con el tiempo, Andriy hizo amistad con los jóvenes de la iglesia de Pavlo y, un año después de aquel primer sábado, decidió bautizarse. Después quiso ser pastor para ayudar a otros jóvenes a conocer a Jesús, y ahora es estudiante de Teología en la Universidad Adventista de Bucha.

Bucha, Ucrania 26 de julio

de lo malo salió algo bueno – 1ª parte

Andriy tuvo una infancia muy difícil. Pero, aunque la vida para él y su familia ha sido muy dura, Dios ha permitido que de lo malo resultara algo bueno. Esta es la historia de Andriy en sus propias palabras.

Mi familia está formada por mi madre, mi hermana mayor, mi hermano pequeño y yo. Mi padre murió cuando yo tenía dos meses, así que mi hermanito es hijo del segundo esposo de mi madre. Cuando yo tenía dos años mi madre se casó por segunda vez. En aquel entonces, ninguno de nosotros era creyente.

El nuevo esposo de mi madre era un hombre muy trabajador hasta que comenzó a juntarse con malas compañías. Entonces, empezó a beber alcohol y perdió su trabajo. Desde ese día comenzó a pegarnos con frecuencia, y mi madre lo abandonaba cada vez que nos pegaba. La tercera vez que mi madre lo abandonó, mi padrastro vendió la casa donde vivíamos por muy poquito dinero.

VAGANDO POR LAS CALLESDurante los años siguientes no tuvimos casa propia, así que vivíamos como

vagabundos. Finalmente, mi madre abandonó a mi padrastro de forma definitiva, y rentó un pequeño departamento. Pero él nos encontró, pidió perdón por lo que había hecho y volvió a vivir con nosotros. Por desgracia, la paz no duró mucho tiempo. Él volvió a beber y a pegarnos, tanto a mi madre como a nosotros.

Entonces, cuando yo tenía siete años, mi padrastro intentó matar a mi mamá, pero Dios le salvó la vida. Una amiga de mi mamá nos acogió en su casa en Moldavia, un país que se encuentra entre Ucrania y Rumanía; pero alguien le dijo a mi padrastro dónde estábamos. Tuvimos que huir una vez más, antes de que nos encontrara.

Cuando huíamos, la amiga de mi mamá nos regaló un librito que contenía los Salmos. Era la primera vez que veíamos una Biblia, o parte de la Biblia. La amiga de mi mamá nos dijo que leyéramos el Salmo 91, y que Dios nos protegería.

Decidimos confiar en Dios, porque no teníamos ni un centavo en nuestros bolsillos. No sabíamos adónde ir, pero igualmente nos fuimos, porque queríamos estar lo más lejos posible de aquel hombre tan malo.

VIAJANDO SIN DINEROTomamos un autobús y le explicamos al conductor nuestro problema. Él nos llevó

a la estación de tren sin cobrarnos nada. Durante el trayecto, íbamos leyendo el Salmo 91. Una vez en la estación, mi mamá comenzó a hablar con una mujer ucraniana que la convenció

CÁPSULA INFORMATIVANuestras ofrendas de decimotercer sábado de trimestres anteriores han ayudado a nuestros hermanos y hermanas de la División Euroasiática proveyéndoles:• Un centro de evangelización, una clínica

dental, un hospital y una escuela primaria en Chisináu, Moldavia.

• Un hospital en Kiev, la capital de Ucrania.• Centros de evangelización en Kazajistán,

Bielorrusia, Georgia y Rusia.• Centros juveniles en Podolsk y Krasnoyarsk

(Rusia).• Un edificio de actividades múltiples en el

Seminario Adventista de Zaokski (Rusia).• Varios templos en Moscú, San Petersburgo,

Irkutsk, Krasnodar y Petrapávlovsk-Kamchatski (Rusia); Lujansk y Sumy (Ucrania); Brest (Bielorrusia); y Chisináu (Moldavia).

• Materiales de Escuela Sabática para niños de Armenia, Azerbaiyán y Georgia.



Bucha, Ucrania 26 de julio


Andriy tuvo una infancia muy difícil. Pero, aunque la vida para él y su familia ha sido muy dura, Dios ha permitido que de lo malo resultara algo bueno. Esta es la historia de Andriy en sus propias palabras.

Mi familia está formada por mi madre, mi hermana mayor, mi hermano pequeño y yo. Mi padre murió cuando yo tenía dos meses, así que mi hermanito es hijo del segundo esposo de mi madre. Cuando yo tenía dos años mi madre se casó por segunda vez. En aquel entonces, ninguno de nosotros era creyente.

El nuevo esposo de mi madre era un hombre muy trabajador hasta que comenzó a juntarse con malas compañías. Entonces, empezó a beber alcohol y perdió su trabajo. Desde ese día comenzó a pegarnos con frecuencia, y mi madre lo abandonaba cada vez que nos pegaba. La tercera vez que mi madre lo abandonó, mi padrastro vendió la casa donde vivíamos por muy poquito dinero.

VAGANDO POR LAS CALLESDurante los años siguientes no tuvimos casa propia, así que vivíamos como

vagabundos. Finalmente, mi madre abandonó a mi padrastro de forma definitiva, y rentó un pequeño departamento. Pero él nos encontró, pidió perdón por lo que había hecho y volvió a vivir con nosotros. Por desgracia, la paz no duró mucho tiempo. Él volvió a beber y a pegarnos, tanto a mi madre como a nosotros.

Entonces, cuando yo tenía siete años, mi padrastro intentó matar a mi mamá, pero Dios le salvó la vida. Una amiga de mi mamá nos acogió en su casa en Moldavia, un país que se encuentra entre Ucrania y Rumanía; pero alguien le dijo a mi padrastro dónde estábamos. Tuvimos que huir una vez más, antes de que nos encontrara.

Cuando huíamos, la amiga de mi mamá nos regaló un librito que contenía los Salmos. Era la primera vez que veíamos una Biblia, o parte de la Biblia. La amiga de mi mamá nos dijo que leyéramos el Salmo 91, y que Dios nos protegería.

Decidimos confiar en Dios, porque no teníamos ni un centavo en nuestros bolsillos. No sabíamos adónde ir, pero igualmente nos fuimos, porque queríamos estar lo más lejos posible de aquel hombre tan malo.

VIAJANDO SIN DINEROTomamos un autobús y le explicamos al conductor nuestro problema. Él nos llevó

a la estación de tren sin cobrarnos nada. Durante el trayecto, íbamos leyendo el Salmo 91. Una vez en la estación, mi mamá comenzó a hablar con una mujer ucraniana que la convenció



de que volviéramos a Ucrania, pero mi madre le dijo que no teníamos dinero.

Aquella mujer nos dijo:–No se preocupen. Ustedes suban

conmigo al tren, y verán que todo saldrá bien”.

Y así lo hicimos. Durante el viaje, fuimos leyendo los Salmos. Y así, llegamos a Ucrania sin dinero. Entonces, aquella mujer nos dio cinco grivnas*, con las que pudimos llegar a la casa de mi tía.

No sé cómo, mi padrastro nos encontró de nuevo, y esta vez venía con una Biblia que había robado a una anciana. Quería ganarse la confianza de mi madre haciéndole creer que ya no era el mismo, que había cambiado.

Continuará la próxima semana.

Bucha, Ucrania 2 de agosto


La semana pasada hablamos de Andriy, un joven que pasó su infancia huyendo con su madre y sus hermanos de un padrastro alcohólico que les pegaba. Un día, una amiga les regaló el libro de los Salmos, y les dijo que leyeran el Salmo 91. Dios los ayudó a regresar a su país natal, Ucrania, pero una vez allí su padrastro los encontró de nuevo. Hoy continuaremos escuchando la historia de Andriy, contada por él mismo.

Nuestro padrastro nos dijo que, según la Biblia, no había que trabajar en sábado. Y añadió que, si dejábamos de trabajar en sábado, podríamos ver a los ángeles. Aquello nos llenó de entusiasmo, así que nos esforzamos por cumplir el mandamiento, para poder ver a los ángeles; pero tiempo después nos desanimamos al no ver lo prometido.

Nuestro padrastro volvió a pegarnos de nuevo, así que nos trasladamos a otra ciudad. Pero nos volvió a encontrar, y comenzó a leernos la Biblia. Leyó que no debemos comer carne de cerdo, y decidimos dejar de hacerlo.

Un día, el propietario de la casa donde vivíamos nos preguntó si queríamos carne de cerdo, que él nos la vendía muy barata, pero le dijimos que no porque habíamos decidido guardar lo que la Biblia dice.

UNA VISITA ESPECIALPoco tiempo después, nació mi hermano pequeño. Mi madre estaba convencida de que

por fin su esposo dejaría de pegarnos, pero no fue así. Después de que lo abandonáramos una vez más, varias personas llegaron a visitarnos al departamento donde vivíamos, para hablarnos del Dios de la Biblia. A mi madre no le interesaba para nada lo que decían, pero mi hermana y yo prestábamos mucha atención.

Cuando mi hermana y yo descubrimos que aquella gente no comía carne de cerdo y que guardaba el sábado, nos sorprendimos mucho, y decidimos ir a la iglesia con ellos. Nos llevaron cada semana, y un año más tarde nos bautizamos. Tres años después, nuestra madre también se unió a la Iglesia Adventista.

UNA ORACIÓN CONTESTADAMi hermana y yo llevábamos tiempo orando para que nuestro padrastro desapareciera

de nuestra vida para siempre. Para entonces yo tenía ya trece años; y mi hermana, quince. Durante cuatro años no lo habíamos vuelto a ver; creíamos que tal vez habría muerto. Pero, de repente, un día apareció de nuevo. Parecía un mendigo, pero en aquella ocasión mi madre le dijo que ya no podía vivir con nosotros. Dios respondió así nuestras oraciones. Desde entonces, nunca más lo hemos vuelto a ver.

CÁPSULA INFORMATIVA• De los 140 mil adventistas de

la División Euroasiática, más del 45% vive en Ucrania.

• Ucrania limita con Rusia hacia el este; con Bielorrusia al norte; con Polonia, Eslovaquia y Hungría hacia el oeste; con Rumanía y Moldavia al suroeste; y con el mar Negro y el mar de Azov al sur. La ciudad de Kiev es la capital y la ciudad más grande del país.

• Ucrania tiene una población de 45 millones de habitantes.

* Por aquel entonces, cinco grivnas equivalían a un dólar estadounidense.





La semana pasada hablamos de Andriy, un joven que pasó su infancia huyendo con su madre y sus hermanos de un padrastro alcohólico que les pegaba. Un día, una amiga les regaló el libro de los Salmos, y les dijo que leyeran el Salmo 91. Dios los ayudó a regresar a su país natal, Ucrania, pero una vez allí su padrastro los encontró de nuevo. Hoy continuaremos escuchando la historia de Andriy, contada por él mismo.

Nuestro padrastro nos dijo que, según la Biblia, no había que trabajar en sábado. Y añadió que, si dejábamos de trabajar en sábado, podríamos ver a los ángeles. Aquello nos llenó de entusiasmo, así que nos esforzamos por cumplir el mandamiento, para poder ver a los ángeles; pero tiempo después nos desanimamos al no ver lo prometido.

Nuestro padrastro volvió a pegarnos de nuevo, así que nos trasladamos a otra ciudad. Pero nos volvió a encontrar, y comenzó a leernos la Biblia. Leyó que no debemos comer carne de cerdo, y decidimos dejar de hacerlo.

Un día, el propietario de la casa donde vivíamos nos preguntó si queríamos carne de cerdo, que él nos la vendía muy barata, pero le dijimos que no porque habíamos decidido guardar lo que la Biblia dice.

UNA VISITA ESPECIALPoco tiempo después, nació mi hermano pequeño. Mi madre estaba convencida de que

por fin su esposo dejaría de pegarnos, pero no fue así. Después de que lo abandonáramos una vez más, varias personas llegaron a visitarnos al departamento donde vivíamos, para hablarnos del Dios de la Biblia. A mi madre no le interesaba para nada lo que decían, pero mi hermana y yo prestábamos mucha atención.

Cuando mi hermana y yo descubrimos que aquella gente no comía carne de cerdo y que guardaba el sábado, nos sorprendimos mucho, y decidimos ir a la iglesia con ellos. Nos llevaron cada semana, y un año más tarde nos bautizamos. Tres años después, nuestra madre también se unió a la Iglesia Adventista.

UNA ORACIÓN CONTESTADAMi hermana y yo llevábamos tiempo orando para que nuestro padrastro desapareciera

de nuestra vida para siempre. Para entonces yo tenía ya trece años; y mi hermana, quince. Durante cuatro años no lo habíamos vuelto a ver; creíamos que tal vez habría muerto. Pero, de repente, un día apareció de nuevo. Parecía un mendigo, pero en aquella ocasión mi madre le dijo que ya no podía vivir con nosotros. Dios respondió así nuestras oraciones. Desde entonces, nunca más lo hemos vuelto a ver.

Andriy



El matrimonio que nos dio el mensaje adventista tenía nueve hijos. Ellos llevaban tiempo orando por la ciudad donde nosotros vivíamos, pues en ella no había ningún adventista. Finalmente decidieron irse a vivir allí, y así es como nos llevaron a nosotros y a otra familia a los pies de Jesús.

A LOS PIES DE JESÚSLa iglesia a la que íbamos no era muy

grande, así que tras mi bautismo me nombraron maestro de Escuela Sabática, cuando yo tenía apenas trece años. Al terminar la secundaria me trasladé a Uman,

donde asistí a la universidad y me hice enfermero. En Uman también fui maestro de Escuela Sabática, y después diácono de una de las iglesias de nuestro distrito, que era bastante grande. Un año después me pidieron que predicara con frecuencia; y tiempo después, que trabajara como misionero en el distrito. Mi trabajo fue muy próspero, por lo que la Asociación me pidió que me hiciera pastor.

Actualmente Andriy estudia Teología en la Universidad Adventista de Bocha, Ucrania. Da gracias a Dios por haber hecho que de lo malo saliera algo bueno.


alma de misioneroAntes de cumplir los diez años, Yan, de

Ucrania, se trasladó con sus padres a Silang, en Filipinas, pues su papá estaba estudiando en una institución adventista de allí conocida como AIIAS (Instituto de Estudios Avanzados de Teología).

Un día Yan fue con su papá y con otros estudiantes rusos y ucranianos del AIIAS a un pueblecito muy pobre cerca de allí. “Había alrededor de veinte niños –recuerda Yan–. Apenas tenían qué comer y vivían en unas condiciones muy malas. Les llevamos comida y les contamos historias de la Biblia para niños”.

UN PROGRAMA MISIONEROYan y su papá decidieron iniciar un programa misionero con ayuda de los estudiantes de la

Europa del Este del AIIAS. “Comenzamos a ir a aquel pueblecito todos los sábados –dice Yan–. Les llevábamos comida, les contábamos historias de la Biblia y hacíamos el culto con ellos. Y por las tardes jugábamos con los niños. Todos lo pasábamos muy bien. También hicimos posible que un grupo de médicos visitara el pueblecito, para atender a sus habitantes”.

Aunque el padre de Yan ya ha terminado sus estudios en Silang y su familia ha vuelto a Ucrania, todavía tienen contacto con sus amigos filipinos de aquel pueblecito.

SIGUE SIENDO MISIONEROFélix, el papá de Yan, es ahora profesor de Antiguo y Nuevo Testamento en la

Universidad Adventista de Bocha, cerca de Kiev. Lilia, su mamá, enseña música. Yan, con solo diez años, es ya un excelente violinista. Aunque está de regreso en su país natal, sigue siendo un misionero.

Yan ha tocado el violín en varios concursos, con su madre acompañándolo al piano, y lo ha hecho muy bien. Un día, su profesora de violín lo anotó en un concurso que se celebraba en sábado, y Yan le dijo que no podía participar porque él iba a la iglesia ese día. Pero igualmente ella lo anotó, y no solo eso, sino también hizo todos los arreglos para que una orquesta lo acompañara.

La profesora de Yan pensó que como todo estaba ya dispuesto, Yan no tendría más remedio que participar en el concurso aunque fuera en sábado. Pero Yan no participó. Enfadada, la maestra le dijo:

–Mi mamá también es protestante pero va a la iglesia los domingos; ¿por qué no haces tú lo mismo? Me parece que si sigues siendo tan radical con el sábado te vas a quedar solo contra el mundo.

Con gran serenidad, Yan y su mamá le dijeron a la profesora:–Nosotros tenemos otras prioridades. El sábado es para nosotros un tiempo sagrado que

dedicamos a lo que Dios nos ha pedido que hagamos”.




alma de misioneroAntes de cumplir los diez años, Yan, de

Ucrania, se trasladó con sus padres a Silang, en Filipinas, pues su papá estaba estudiando en una institución adventista de allí conocida como AIIAS (Instituto de Estudios Avanzados de Teología).

Un día Yan fue con su papá y con otros estudiantes rusos y ucranianos del AIIAS a un pueblecito muy pobre cerca de allí. “Había alrededor de veinte niños –recuerda Yan–. Apenas tenían qué comer y vivían en unas condiciones muy malas. Les llevamos comida y les contamos historias de la Biblia para niños”.

UN PROGRAMA MISIONEROYan y su papá decidieron iniciar un programa misionero con ayuda de los estudiantes de la

Europa del Este del AIIAS. “Comenzamos a ir a aquel pueblecito todos los sábados –dice Yan–. Les llevábamos comida, les contábamos historias de la Biblia y hacíamos el culto con ellos. Y por las tardes jugábamos con los niños. Todos lo pasábamos muy bien. También hicimos posible que un grupo de médicos visitara el pueblecito, para atender a sus habitantes”.

Aunque el padre de Yan ya ha terminado sus estudios en Silang y su familia ha vuelto a Ucrania, todavía tienen contacto con sus amigos filipinos de aquel pueblecito.

SIGUE SIENDO MISIONEROFélix, el papá de Yan, es ahora profesor de Antiguo y Nuevo Testamento en la

Universidad Adventista de Bocha, cerca de Kiev. Lilia, su mamá, enseña música. Yan, con solo diez años, es ya un excelente violinista. Aunque está de regreso en su país natal, sigue siendo un misionero.

Yan ha tocado el violín en varios concursos, con su madre acompañándolo al piano, y lo ha hecho muy bien. Un día, su profesora de violín lo anotó en un concurso que se celebraba en sábado, y Yan le dijo que no podía participar porque él iba a la iglesia ese día. Pero igualmente ella lo anotó, y no solo eso, sino también hizo todos los arreglos para que una orquesta lo acompañara.

La profesora de Yan pensó que como todo estaba ya dispuesto, Yan no tendría más remedio que participar en el concurso aunque fuera en sábado. Pero Yan no participó. Enfadada, la maestra le dijo:

–Mi mamá también es protestante pero va a la iglesia los domingos; ¿por qué no haces tú lo mismo? Me parece que si sigues siendo tan radical con el sábado te vas a quedar solo contra el mundo.

Con gran serenidad, Yan y su mamá le dijeron a la profesora:–Nosotros tenemos otras prioridades. El sábado es para nosotros un tiempo sagrado que

dedicamos a lo que Dios nos ha pedido que hagamos”.

Yan



Desde entonces, la maestra de Yan empezó a tratarlo de una manera más distante y fría, pero ya ha vuelto a ser la misma de siempre. Yan sigue siendo muy bueno con el violín, porque estudia todos los días. Por eso, su maestra está muy contenta. Yan espera que algún día ella también disfrute de las bendiciones de conocer a Dios y de guardar el día sagrado de Jesús.

La ofrenda del decimotercer sábado de hace unos años ayudó a construir un dormitorio en la Universidad Adventista de Bocha, en Ucrania. Muchas gracias a todos por haber ayudado a nuestros hermanos y hermanas de la División Euroasiática en aquella ocasión. Este decimotercer sábado también esperamos sus ofrendas.


Hambriento por la palabra

Cuando nací, el cordón umbilical estaba tan enredado alrededor de mi cuello que impedía que me llegara el aire a los pulmones. Afortunadamente, los médicos lograron desenredármelo a tiempo y pude sobrevivir.

Cuando tenía tres años, mis padres se divorciaron y nunca he vuelto a ver a mi papá. La vida se volvió entonces muy difícil para mi mamá y para mí. Ella a menudo estaba triste, con pocas ganas de vivir. A veces, simplemente me abrazaba y se echaba a llorar.

Un día nos cortaron la electricidad de nuestro pequeño departamento, porque no habíamos podido pagarla. Hacía mucho frío, pero sin electricidad no podíamos ni hervir agua. Muchas veces me fui a la escuela con hambre.

EL CONCIERTO Vivimos en esta situación durante varios años, por lo que mi mamá y yo siempre

estábamos tristes. Un día, cuando yo tenía doce años, un amigo de mi mamá la invitó a un concierto en el que se celebraba la Navidad. Tuvo lugar en una iglesia adventista, y a pesar de que mi mamá no sabía nada sobre Jesús decidió asistir.

En aquel concierto, mi mamá escuchó por primera vez la historia del nacimiento de Jesús. Cuando regresó a la casa, me dijo que había un Dios que nos amaba, que quería que viviéramos y que fuéramos felices. Mientras hablaba, su rostro se iluminó y pude ver en ella la alegría de vivir.

Queríamos aprender más de Dios, y especialmente tener nuestra propia Biblia. Pero ¿dónde podíamos conseguir una? A pesar de que esto fue en 1998, varios años después de la caída del Comunismo, aún no era fácil conseguir una Biblia en Ucrania.

¿BIBLIAS O COMIDA? Un día mi mamá se enteró de un lugar donde podíamos comprar una Biblia, pero nos

costaría casi el equivalente al dinero que teníamos para dos semanas. En ese momento mi mamá trabajaba en una cafetería, donde ganaba el equivalente a dos dólares estadounidenses a la semana. Eso apenas nos alcanzaba para comer. Ambos entendíamos que no teníamos dinero suficiente para comer y comprar una Biblia.

–Hijo –me preguntó mi mamá–, ¿estarías dispuesto a pasar un poco de hambre durante dos semanas para tener una Biblia?

Sin titubeos, le dije que sí. Ella compró la Biblia y comenzó a leerla, y me di cuenta de algunos cambios en el

comportamiento de mi mamá. Ahora estaba mucho más feliz. Comenzó a castigarme menos, y a conversar más conmigo, ¡lo cual obviamente me hizo a mí más feliz!

Durante meses, mi mamá asistió a una iglesia adventista, pero entonces unos vecinos comenzaron a extender la noticia de que nos habíamos unido a una secta, y de repente mis

Cantemos en rusoMirad cuál amor

Mirad cuál amor nos ha dado el Padreal hacernos hijos de Dios.Mirad cuál amor nos ha dado el Padreal hacernos hijos de Dios.

Para ser llamados hijos de Dios.Para ser llamados hijos de Dios.

Sma t’ri Kakuyu Lubove

Sma t’ri kakuyu lubovenam dal Otyets Nibyesni nashSma t’ri kakuyu lubovenam dal Otyets Nibyesni nash

Shtob, fsyem nam bit dyetmi YivoShtob, fsyem nam bit dyetmi Yivo.




Hambriento por la palabra

Cuando nací, el cordón umbilical estaba tan enredado alrededor de mi cuello que impedía que me llegara el aire a los pulmones. Afortunadamente, los médicos lograron desenredármelo a tiempo y pude sobrevivir.

Cuando tenía tres años, mis padres se divorciaron y nunca he vuelto a ver a mi papá. La vida se volvió entonces muy difícil para mi mamá y para mí. Ella a menudo estaba triste, con pocas ganas de vivir. A veces, simplemente me abrazaba y se echaba a llorar.

Un día nos cortaron la electricidad de nuestro pequeño departamento, porque no habíamos podido pagarla. Hacía mucho frío, pero sin electricidad no podíamos ni hervir agua. Muchas veces me fui a la escuela con hambre.

EL CONCIERTO Vivimos en esta situación durante varios años, por lo que mi mamá y yo siempre

estábamos tristes. Un día, cuando yo tenía doce años, un amigo de mi mamá la invitó a un concierto en el que se celebraba la Navidad. Tuvo lugar en una iglesia adventista, y a pesar de que mi mamá no sabía nada sobre Jesús decidió asistir.

En aquel concierto, mi mamá escuchó por primera vez la historia del nacimiento de Jesús. Cuando regresó a la casa, me dijo que había un Dios que nos amaba, que quería que viviéramos y que fuéramos felices. Mientras hablaba, su rostro se iluminó y pude ver en ella la alegría de vivir.

Queríamos aprender más de Dios, y especialmente tener nuestra propia Biblia. Pero ¿dónde podíamos conseguir una? A pesar de que esto fue en 1998, varios años después de la caída del Comunismo, aún no era fácil conseguir una Biblia en Ucrania.

¿BIBLIAS O COMIDA? Un día mi mamá se enteró de un lugar donde podíamos comprar una Biblia, pero nos

costaría casi el equivalente al dinero que teníamos para dos semanas. En ese momento mi mamá trabajaba en una cafetería, donde ganaba el equivalente a dos dólares estadounidenses a la semana. Eso apenas nos alcanzaba para comer. Ambos entendíamos que no teníamos dinero suficiente para comer y comprar una Biblia.

–Hijo –me preguntó mi mamá–, ¿estarías dispuesto a pasar un poco de hambre durante dos semanas para tener una Biblia?

Sin titubeos, le dije que sí. Ella compró la Biblia y comenzó a leerla, y me di cuenta de algunos cambios en el

comportamiento de mi mamá. Ahora estaba mucho más feliz. Comenzó a castigarme menos, y a conversar más conmigo, ¡lo cual obviamente me hizo a mí más feliz!

Durante meses, mi mamá asistió a una iglesia adventista, pero entonces unos vecinos comenzaron a extender la noticia de que nos habíamos unido a una secta, y de repente mis



CÁPSULA INFORMATIVA• Más del 97% de las comunidades religiosas

registradas actualmente en Ucrania son cristianas. Cerca de la mitad son ortodoxas. La otra mitad se divide entre católicos y protestantes.

• Ucrania tiene una población de casi 45 millones de habitantes. A los ucranianos les encanta leer, y el país exhibe una tasa de alfabetización de casi el ciento por ciento.

amigos se pusieron en mi contra. Ya no querían jugar al fútbol conmigo. Cuando yo salía a la calle, ellos se iban a sus casas. Intenté comenzar a fumar para ver si regresaban, pero no funcionó. Me sentía muy solo.

LA ORACIÓN LO CAMBIA TODO El pastor adventista nos invitó a

quedarnos un tiempo con su familia. Durante el culto familiar, el pastor oraba por mí, pero en mi corazón había una batalla entre aceptar a Jesús como mi Salvador o ser aceptado por mis viejos amigos. Esa batalla era tan fuerte que, cuando el pastor oraba por mí, yo me iba.

Mientras mi mamá estudiaba para ser bautizada, a menudo compartía conmigo las cosas que aprendía sobre el sábado y sobre la vida cristiana, y muchas veces oraba por mí. Ver el cambio en mi madre, aprender las verdades de la Biblia que ella compartía conmigo, y escuchar sus oraciones y las del pastor, tuvieron un gran efecto en mí. El siguiente año me bauticé.

me enCanta esta esCuela

Olek tiene nueve años y vive en Leópolis, una ciudad muy antigua fundada en 1240. Durante siglos, Leópolis formó parte de Polonia, pero hoy pertenece a Ucrania, aunque está situada a tan solo cincuenta kilómetros de la frontera con Polonia. Los edificios del casco antiguo de la ciudad son muy lindos; de hecho, mucha gente cree que la arquitectura de Leópolis es la más bella de Europa del Este.

Hay muchas escuelas en Leópolis, pero hasta hace muy poquito no había ninguna adventista, a pesar de que la ciudad tiene más de 750.000 habitantes.

A niños como Olek se les hace muy duro ir a una escuela pública, porque en la mayoría se imparten clases los sábados. Si un alumno no asiste a la escuela un sábado, lo más seguro es que tenga problemas el siguiente lunes, y que los maestros le bajen las calificaciones por haberse ausentado.

La mayoría de los maestros y de los alumnos de las escuelas públicas de Leópolis no son cristianos, por eso no pueden entender que alguien como Olek no vaya a la escuela los sábados.

UNA NUEVA ESCUELACuando Olek se enteró de que iban a abrir una escuela adventista en Leópolis, se puso

muy contento. Ahora tiene la suerte de asistir a esa escuela, que no imparte clases los sábados. Cada mañana comienzan la jornada con un devocional, cantando alabanzas a Dios. A Olek le gusta mucho aprender sobre la Biblia, y especialmente se siente muy contento porque todos sus maestros son adventistas.

“Esta es una escuela estupenda –dice Olek–. Todos mis compañeros son muy buenos. Aquí nadie se pelea”.

Las materias favoritas de Olek son Matemáticas, porque le encantan los números, y Educación Física, porque le encanta correr. Después de clases, él y sus amigos siempre juegan un ratito al fútbol.

Andriy, el hermano pequeño de Olek, que tiene seis años, también va a la misma escuela. A los dos les encanta. Pero Olek está preocupado porque la escuela adventista de Leópolis únicamente imparte hasta quinto grado, ya que no tiene espacio suficiente para ofrecer más cursos. Olek no quiere dejar esa escuela y por eso le pide a Dios que puedan ampliarla, para que él y sus compañeros puedan seguir estudiando ahí.

Leópolis, Ucrania 23 de agosto



me enCanta esta esCuela

Olek tiene nueve años y vive en Leópolis, una ciudad muy antigua fundada en 1240. Durante siglos, Leópolis formó parte de Polonia, pero hoy pertenece a Ucrania, aunque está situada a tan solo cincuenta kilómetros de la frontera con Polonia. Los edificios del casco antiguo de la ciudad son muy lindos; de hecho, mucha gente cree que la arquitectura de Leópolis es la más bella de Europa del Este.

Hay muchas escuelas en Leópolis, pero hasta hace muy poquito no había ninguna adventista, a pesar de que la ciudad tiene más de 750.000 habitantes.

A niños como Olek se les hace muy duro ir a una escuela pública, porque en la mayoría se imparten clases los sábados. Si un alumno no asiste a la escuela un sábado, lo más seguro es que tenga problemas el siguiente lunes, y que los maestros le bajen las calificaciones por haberse ausentado.

La mayoría de los maestros y de los alumnos de las escuelas públicas de Leópolis no son cristianos, por eso no pueden entender que alguien como Olek no vaya a la escuela los sábados.

UNA NUEVA ESCUELACuando Olek se enteró de que iban a abrir una escuela adventista en Leópolis, se puso

muy contento. Ahora tiene la suerte de asistir a esa escuela, que no imparte clases los sábados. Cada mañana comienzan la jornada con un devocional, cantando alabanzas a Dios. A Olek le gusta mucho aprender sobre la Biblia, y especialmente se siente muy contento porque todos sus maestros son adventistas.

“Esta es una escuela estupenda –dice Olek–. Todos mis compañeros son muy buenos. Aquí nadie se pelea”.

Las materias favoritas de Olek son Matemáticas, porque le encantan los números, y Educación Física, porque le encanta correr. Después de clases, él y sus amigos siempre juegan un ratito al fútbol.

Andriy, el hermano pequeño de Olek, que tiene seis años, también va a la misma escuela. A los dos les encanta. Pero Olek está preocupado porque la escuela adventista de Leópolis únicamente imparte hasta quinto grado, ya que no tiene espacio suficiente para ofrecer más cursos. Olek no quiere dejar esa escuela y por eso le pide a Dios que puedan ampliarla, para que él y sus compañeros puedan seguir estudiando ahí.


Biblias en ruso



“Si tuviera los materiales, yo mismo ampliaría la escuela”, dice. Ustedes pueden ayudar a Olek para que la escuela adventista de Leópolis amplíe su edificio de manera que pueda albergar a más alumnos. ¿Cómo

pueden ayudar? Trayendo sus ofrendas especiales el decimotercer sábado.

Por favor, recuerden orar por los niños de Leópolis que quieren seguir asistiendo a una escuela adventista.

orando por nuestra esCuela

Leópolis es una preciosa ciudad situada al oeste de Ucrania, muy cerca de la frontera con Polonia. Es muy antigua; de hecho, pronto celebrará el 760 aniversario de su fundación. La población actual de Leópolis es de 725.000 habitantes, de los cuales 99.000 son menores de catorce años. Cuántos niños, ¿verdad?

Hay muchas escuelas en Leópolis, pero hasta hace muy poquito no había ni una sola escuela adventista en toda la ciudad. Hasta que un día, un pastor y dos dirigentes de la iglesia comenzaron a hablar de lo estupendo que sería tener una escuela adventista en Leópolis. Querían construir un lugar donde los niños pudieran aprender de Dios, celebrar el culto cada día, cantar y orar antes de empezar las clases. Una escuela a la que no hubiera que ir en sábado. Así que, oraron, pusieron el plan en manos de Dios y, finalmente, tomaron la decisión de abrir una escuelita de iglesia.

PEQUEÑOS COMIENZOSComenzaron únicamente con tres alumnos de primer grado: Nastia, David y otro

muchachito que desde entonces ya no vive en la ciudad. Los tres estaban muy contentos, y les encantaba su maestra. “Al llegar a la escuela, lo primero que hacíamos cada día era escuchar un relato de la Biblia –dice Nastia–. Después la maestra nos hacía preguntas sobre el relato y orábamos”.

ORANDO POR LOS ALUMNOSAunque a los tres niños les encantaba la escuelita adventista, se sentían muy solos.

“Solo éramos tres –dice Nastia–. No teníamos a nadie más con quien jugar, así que decidimos orar para que Dios enviara más alumnos a nuestra escuela”. Y David añade: “Cada mañana, al llegar, orábamos antes de comenzar las clases, también durante los recreos e incluso en las vacaciones cada uno en su casa. Todos los días orábamos para que Dios nos enviara más niños con los que jugar”.

Hoy, la escuela tiene 48 alumnos y ofrece desde primer grado hasta quinto. Nastia y David dicen que Dios ha respondido sus oraciones. Y todos los alumnos siguen orando, junto con sus padres y maestros, para que lleguen más niños. “Es muy importante estudiar en una escuela adventista –dice David–, porque Dios forma parte de todo lo que aprendemos. Los maestros nos hablan de Dios y de su amor, y eso nos enseña a vivir como él quiere que vivamos”.

SIGAMOS ORANDOLos adventistas de Leópolis esperan que su escuelita siga creciendo, para que pueda

impartir todos los grados de primaria y secundaria. El problema es que no hay suficiente



pueden ayudar? Trayendo sus ofrendas especiales el decimotercer sábado.

Por favor, recuerden orar por los niños de Leópolis que quieren seguir asistiendo a una escuela adventista.


orando por nuestra esCuela

Leópolis es una preciosa ciudad situada al oeste de Ucrania, muy cerca de la frontera con Polonia. Es muy antigua; de hecho, pronto celebrará el 760 aniversario de su fundación. La población actual de Leópolis es de 725.000 habitantes, de los cuales 99.000 son menores de catorce años. Cuántos niños, ¿verdad?

Hay muchas escuelas en Leópolis, pero hasta hace muy poquito no había ni una sola escuela adventista en toda la ciudad. Hasta que un día, un pastor y dos dirigentes de la iglesia comenzaron a hablar de lo estupendo que sería tener una escuela adventista en Leópolis. Querían construir un lugar donde los niños pudieran aprender de Dios, celebrar el culto cada día, cantar y orar antes de empezar las clases. Una escuela a la que no hubiera que ir en sábado. Así que, oraron, pusieron el plan en manos de Dios y, finalmente, tomaron la decisión de abrir una escuelita de iglesia.

PEQUEÑOS COMIENZOSComenzaron únicamente con tres alumnos de primer grado: Nastia, David y otro

muchachito que desde entonces ya no vive en la ciudad. Los tres estaban muy contentos, y les encantaba su maestra. “Al llegar a la escuela, lo primero que hacíamos cada día era escuchar un relato de la Biblia –dice Nastia–. Después la maestra nos hacía preguntas sobre el relato y orábamos”.

ORANDO POR LOS ALUMNOSAunque a los tres niños les encantaba la escuelita adventista, se sentían muy solos.

“Solo éramos tres –dice Nastia–. No teníamos a nadie más con quien jugar, así que decidimos orar para que Dios enviara más alumnos a nuestra escuela”. Y David añade: “Cada mañana, al llegar, orábamos antes de comenzar las clases, también durante los recreos e incluso en las vacaciones cada uno en su casa. Todos los días orábamos para que Dios nos enviara más niños con los que jugar”.

Hoy, la escuela tiene 48 alumnos y ofrece desde primer grado hasta quinto. Nastia y David dicen que Dios ha respondido sus oraciones. Y todos los alumnos siguen orando, junto con sus padres y maestros, para que lleguen más niños. “Es muy importante estudiar en una escuela adventista –dice David–, porque Dios forma parte de todo lo que aprendemos. Los maestros nos hablan de Dios y de su amor, y eso nos enseña a vivir como él quiere que vivamos”.

SIGAMOS ORANDOLos adventistas de Leópolis esperan que su escuelita siga creciendo, para que pueda

impartir todos los grados de primaria y secundaria. El problema es que no hay suficiente

Nastia y David



espacio para tantas aulas, así que necesitan ampliar el edificio que tienen ahora.

Nastia y David oran para que se pueda ampliar su escuela. “Estamos convencidos de que Dios nos escucha y de que nos concederá lo que le pedimos. Ya contestó nuestras oraciones cuando le pedimos que nos enviara más compañeros, así que ¿por

qué no iba a ayudarnos ahora?” Nosotros podemos ayudar a que las oraciones de Nastia y David se hagan realidad, así como las de otros niños que quieren asistir a esta escuela pero aún no hay lugar para ellos. Para eso, hemos de ser generosos con nuestras ofrendas del decimotercer sábado.

buenos amigosTim estudia quinto grado en la escuelita

adventista de Leópolis. Lleva asistiendo a esa misma escuela desde que cursaba tercer grado, pero los dos años anteriores había estudiado en una escuela pública. Aunque aprendió muchas cosas en ella, se alegró de cambiarse a la adventista, porque “aquí todos los niños oran –dice–. A mí me encantan las historias de la Biblia, especialmente las de Jesús, porque es tan bueno y nos ama tanto”.

La escuela comienza para él a las 8:45, y lo primero que hacen es el culto de adoración. A las 9, ya cada niño se va a su aula hasta las 3 de la tarde. Solo tienen un recreo, que es a las 12, y ahí es también cuando almuerzan. Lo que más le gusta comer a Tim es la ensalada, la sopa y la fruta.

La materia favorita de Tim es Inglés, pero también le gustan las ciencias, ya que su maestra, que es su mamá, “nos habla de la naturaleza, y hacemos experimentos muy interesantes”.

Lo que más le gusta de su escuelita adventista es “que todos nos conocemos y somos buenos amigos”. Tim quiere ser arquitecto cuando sea grande, por eso ora para que la escuela pueda ser ampliada. “Queremos seguir viniendo a esta escuela, y que más alumnos puedan conocer a Dios aquí”.

ME ENCANTA MI ESCUELAKarina también asiste a la escuela adventista de Leópolis desde que iba a tercer

grado. “Había oído a mi primo Sasha hablar de la escuela –dice–, y me convenció de que yo también debía venir, porque haría buenos amigos y se estaba muy bien aquí. Tenía razón, esta escuela es muy buena y muy tranquila; nadie se pelea ni dice malas palabras”.

El maestro favorito de Karina es Oleksander Koberniyk, el director de la escuela. Enseña Lengua y Literatura Ucraniana. “Es muy exigente –dice Karina–, porque quiere que sepamos mucho. Pero explica muy bien y nos pone buenas calificaciones cuando estudiamos”.

Karina quiere ser doctora, arquitecta o diseñadora, pero por el momento su único deseo es poder seguir estudiando en la escuela adventista de Leópolis. “Me encanta mi escuela –dice–; los maestros son muy buenos y tengo muchos amigos. No quiero irme de aquí”.

Recordemos ser generosos este decimotercer sábado, para que nuestras ofrendas

Huevos de Pascua decorados

En Rusia, los huevos son un símbolo de hospitalidad. La gente decora huevos de madera para regalarlos a invitados, huéspedes y amigos especiales. En Semana Santa, los rusos se felicitan unos a otros con huevos decorados.

Hagamos huevos de Pascua siguiendo estas sencillas indicaciones.

Necesitarás

Huevo blanco cocidoServilleta de papel decoradaClara de huevoBrocha de cocinaTijeras

Separa las capas de las servilletas y quédate solo con la que está decorada. Corta ahora la capa decorada en cuatro trozos. Toma uno de los trozos de servilleta y ponlo por encima del huevo. Moja ligeramente la brocha de cocina en clara de huevo, escurriendo el exceso de líquido y ve pegando la servilleta al huevo echándole clara por encima de la servilleta, con cuidado de que no queden arrugas. Cuando el huevo esté completamente adherido a la servilleta sobrará un poco de servilleta; córtala con la tijeras y el resto pégalo por detrás al huevo. Déjalo secar.



qué no iba a ayudarnos ahora?” Nosotros podemos ayudar a que las oraciones de Nastia y David se hagan realidad, así como las de otros niños que quieren asistir a esta escuela pero aún no hay lugar para ellos. Para eso, hemos de ser generosos con nuestras ofrendas del decimotercer sábado.

Leópolis, Ucrania 6 de septiembre

buenos amigosTim estudia quinto grado en la escuelita

adventista de Leópolis. Lleva asistiendo a esa misma escuela desde que cursaba tercer grado, pero los dos años anteriores había estudiado en una escuela pública. Aunque aprendió muchas cosas en ella, se alegró de cambiarse a la adventista, porque “aquí todos los niños oran –dice–. A mí me encantan las historias de la Biblia, especialmente las de Jesús, porque es tan bueno y nos ama tanto”.

La escuela comienza para él a las 8:45, y lo primero que hacen es el culto de adoración. A las 9, ya cada niño se va a su aula hasta las 3 de la tarde. Solo tienen un recreo, que es a las 12, y ahí es también cuando almuerzan. Lo que más le gusta comer a Tim es la ensalada, la sopa y la fruta.

La materia favorita de Tim es Inglés, pero también le gustan las ciencias, ya que su maestra, que es su mamá, “nos habla de la naturaleza, y hacemos experimentos muy interesantes”.

Lo que más le gusta de su escuelita adventista es “que todos nos conocemos y somos buenos amigos”. Tim quiere ser arquitecto cuando sea grande, por eso ora para que la escuela pueda ser ampliada. “Queremos seguir viniendo a esta escuela, y que más alumnos puedan conocer a Dios aquí”.

ME ENCANTA MI ESCUELAKarina también asiste a la escuela adventista de Leópolis desde que iba a tercer

grado. “Había oído a mi primo Sasha hablar de la escuela –dice–, y me convenció de que yo también debía venir, porque haría buenos amigos y se estaba muy bien aquí. Tenía razón, esta escuela es muy buena y muy tranquila; nadie se pelea ni dice malas palabras”.

El maestro favorito de Karina es Oleksander Koberniyk, el director de la escuela. Enseña Lengua y Literatura Ucraniana. “Es muy exigente –dice Karina–, porque quiere que sepamos mucho. Pero explica muy bien y nos pone buenas calificaciones cuando estudiamos”.

Karina quiere ser doctora, arquitecta o diseñadora, pero por el momento su único deseo es poder seguir estudiando en la escuela adventista de Leópolis. “Me encanta mi escuela –dice–; los maestros son muy buenos y tengo muchos amigos. No quiero irme de aquí”.

Recordemos ser generosos este decimotercer sábado, para que nuestras ofrendas

Karina


puedan ayudar a niños como Karina y Tim a continuar estudiando en una escuela adventista. Muchas gracias a todos.


EL DESAFÍO• El noventa por ciento de las comunidades

religiosas registradas actualmente en Ucrania son cristianas. Cerca de la mitad de estas comunidades son de la tradición ortodoxa. La otra mitad se divide entre católicos y protestantes [Fuente: RISU– http://risu.org.ua/en/index/reference/major _religions/~Major+Religions]

• Ucrania tiene una población de casi 45 millones de habitantes. A los ucranianos les encanta leer, y el país exhibe una tasa de alfabetización de casi el cien por ciento.

• La moneda ucraniana es la grivna.

Vinytsia, Ucrania 13 de septiembre

los propósitos de diosYaroslav es fruto de un milagro.

Cuando su mamá, la señora Boloban, estaba embarazada de él, se puso muy enferma y tuvieron que llevarla a un hospital. Después de hacerle muchos análisis, el médico tomó la decisión de impedir que el bebé naciera, para que la señora Boloban pudiera vivir. Le comunicó su decisión a la paciente y se fue.

Aquella noche la señora Boloban lloró, lloró y lloró. No quería perder a su bebé, así que le pidió ayuda a Dios: “Querido Jesús –oró–, mi deseo es que este niño llegue algún día a vivir para ti. Si esa es también tu voluntad, por favor ayúdanos”. A la mañana siguiente, muy temprano, el doctor la visitó de nuevo.

“Anoche no pude dormir pensando en usted –le dijo–. He cambiado de opinión y he decidido intentar un tratamiento diferente con usted. Si funciona, salvaremos la vida del bebé”. Aunque la señora Boloban tuvo que quedarse en el hospital durante tres meses, estaba muy contenta porque Dios había respondido sus oraciones y le había permitido tener a su hijito.

DEDICADO A DIOSTras el nacimiento de Yaroslav, la señora Boloban dedicó su hijo a Dios. Todos los

días oraba para que fuera un buen amigo de Jesús. Pronto llegó el día en que Yaroslav debía empezar la escuela, y su mamá no sabía a qué escuela enviarlo. Lo más probable era que tuviera que ir a la que estaba más cerca de su casa.

El 1º de septiembre, que es cuando los niños empiezan la escuela en Ucrania, Yaroslav se lavó la cara y las manos hasta que quedaron más relucientes que nunca. Después se peinó y se puso su mejor ropa. Al igual que los demás alumnos de primer grado, estaba nervioso.

Unas semanas después de haber empezado la escuela, Yaroslav estaba muy triste y no quería seguir asistiendo. Había demasiadas peleas, los niños decían malas palabras, y con frecuencia se referían a él con adjetivos muy feos. Aunque ir a la escuela se le hacía cada vez más difícil, Yaroslav recordaba cómo Dios lo había protegido desde antes de nacer, así que estaba convencido de que el Señor tenía un propósito para su vida.

Un día, cuando Yaroslav iba a segundo grado, su mamá oyó que la Iglesia Adventista tenía el proyecto de abrir una nueva escuela en Vinytsia, pero que únicamente impartiría hasta segundo grado. Yaroslav y su mamá oraron para que la escuela impartiera también tercer grado. Antes de que comenzara el siguiente año escolar, sus oraciones fueron respondidas y Yaroslav pudo estudiar tercer grado en una escuela adventista. Él y su mamá estaban entusiasmados.



Vinytsia, Ucrania 13 de septiembre

los propósitos de diosYaroslav es fruto de un milagro.

Cuando su mamá, la señora Boloban, estaba embarazada de él, se puso muy enferma y tuvieron que llevarla a un hospital. Después de hacerle muchos análisis, el médico tomó la decisión de impedir que el bebé naciera, para que la señora Boloban pudiera vivir. Le comunicó su decisión a la paciente y se fue.

Aquella noche la señora Boloban lloró, lloró y lloró. No quería perder a su bebé, así que le pidió ayuda a Dios: “Querido Jesús –oró–, mi deseo es que este niño llegue algún día a vivir para ti. Si esa es también tu voluntad, por favor ayúdanos”. A la mañana siguiente, muy temprano, el doctor la visitó de nuevo.

“Anoche no pude dormir pensando en usted –le dijo–. He cambiado de opinión y he decidido intentar un tratamiento diferente con usted. Si funciona, salvaremos la vida del bebé”. Aunque la señora Boloban tuvo que quedarse en el hospital durante tres meses, estaba muy contenta porque Dios había respondido sus oraciones y le había permitido tener a su hijito.

DEDICADO A DIOSTras el nacimiento de Yaroslav, la señora Boloban dedicó su hijo a Dios. Todos los

días oraba para que fuera un buen amigo de Jesús. Pronto llegó el día en que Yaroslav debía empezar la escuela, y su mamá no sabía a qué escuela enviarlo. Lo más probable era que tuviera que ir a la que estaba más cerca de su casa.

El 1º de septiembre, que es cuando los niños empiezan la escuela en Ucrania, Yaroslav se lavó la cara y las manos hasta que quedaron más relucientes que nunca. Después se peinó y se puso su mejor ropa. Al igual que los demás alumnos de primer grado, estaba nervioso.

Unas semanas después de haber empezado la escuela, Yaroslav estaba muy triste y no quería seguir asistiendo. Había demasiadas peleas, los niños decían malas palabras, y con frecuencia se referían a él con adjetivos muy feos. Aunque ir a la escuela se le hacía cada vez más difícil, Yaroslav recordaba cómo Dios lo había protegido desde antes de nacer, así que estaba convencido de que el Señor tenía un propósito para su vida.

Un día, cuando Yaroslav iba a segundo grado, su mamá oyó que la Iglesia Adventista tenía el proyecto de abrir una nueva escuela en Vinytsia, pero que únicamente impartiría hasta segundo grado. Yaroslav y su mamá oraron para que la escuela impartiera también tercer grado. Antes de que comenzara el siguiente año escolar, sus oraciones fueron respondidas y Yaroslav pudo estudiar tercer grado en una escuela adventista. Él y su mamá estaban entusiasmados.

Yaroslav y su mamá



UN TERRENO IDEALDesde entonces, la escuela siguió

creciendo y Yaroslav pudo estudiar en ella cuarto grado. Cada vez más niños querían asistir a su escuela, pero ya no había más espacio en las aulas, así que alumnos, padres y maestros se pusieron a orar. Y entonces se produjo el milagro. La iglesia pudo comprar un terreno a las afueras de la ciudad, donde construyeron una escuela más grande.

El terreno tenía muchos árboles y campo abierto, donde los niños podrían jugar. Padres, maestros y dirigentes de iglesia, todos ayudaron a construir la escuela, porque querían que sus hijos pudieran tener una educación adventista lo más completa posible. “Esto era realmente importante para nosotros

–dice la señora Boloban–, porque aquí tratan muy bien a todos nuestros niños, y todo se hace de acuerdo a los principios bíblicos. Se enseña a los alumnos a ser respetuosos y amigables unos con otros”.

A Yaroslav le encanta que su escuela esté en la naturaleza, para poder perderse entre los árboles. “Me gusta que aquí nadie dice malas palabras”, comenta también.

Nosotros podemos ayudar para que la escuela de Yaroslav siga creciendo y pueda recibir a más niños de Vinytsia que también quieren disfrutar de una educación adventista. Por favor, haz planes para que tu ofrenda del decimotercer sábado de este trimestre sea generosa. Muchas gracias.

Krasnodar, Rusia 20 de septiembre

los niños son muy buenos misioneros

Los brazos comenzaron a levantarse en toda la congregación.

–Yo quiero 100 –dijo un hermano.–A mí deme 50 –dijo otro.–¿Puedo llevarme 25, por favor? –preguntó una

hermana.–Pastor, yo quiero algunas también –dijo un muchachito llamado Alexei.El pastor sonrió y le entregó un montón de revistas.–Quiero compartirlas con mis profesores y compañeros de clase –dijo Alexei.Los adventistas de muchos lugares de Rusia regalan literatura todas las semanas.

A veces son pequeños folletos para animar a la gente a confiar en Dios. Pero, una vez al mes, regalan una revista con información sobre los programas de la iglesia y con invitaciones para que la gente asista. A Alexei y a sus amigos les gusta participar de esta actividad de entregar revistas a la gente. Las entregan a sus vecinos, o a la puerta de alguna tienda o algún banco. La gente muy amablemente acepta la publicación de las manos de un niño, mientras que si viniera de un adulto tal vez no la aceptaría.

¿DÓNDE ENTREGARLAS?Alexei llenó su mochila de revistas para sus profesores y compañeros de escuela.

También entregó algunas a sus amigos y vecinos. Sin embargo, aún le quedaban bastantes sin repartir. “¿A quién se las puedo dar?”, se preguntaba. Y entonces se le ocurrió una gran idea: “Las dejaré en los buzones del edificio de al lado”.

Así que, tomó las revistas que le quedaban y se apresuró escaleras abajo. Entró al edificio de al lado y comenzó a insertarlas en los buzones, una a una, de abajo arriba. Al terminar la segunda fila, oyó unos pasos que se acercaban. Era un hombre, que se quedó parado en la puerta de entrada observando a Alexei.

–¿Qué haces? –le preguntó aquel desconocido.Alexei se tragó su miedo y dijo:–Estoy dejando estas revistas en los buzones. Son gratuitas y hablan de Jesús”.Entonces le entregó una al hombre para que le echara un vistazo. Mientras tanto,

Alexei se preguntaba: “¿Me denunciará este señor a los administradores del edificio?”

¿PUEDO AYUDARTE?–¿Puedo ayudarte? –le preguntó entonces el desconocido.Alexei no entendió a qué se refería, así que el desconocido añadió:–Aquellos buzones están demasiado arriba para ti; yo puedo dejar las revistas allí.



Krasnodar, Rusia 20 de septiembre

los niños son muy buenos misioneros

Los brazos comenzaron a levantarse en toda la congregación.

–Yo quiero 100 –dijo un hermano.–A mí deme 50 –dijo otro.–¿Puedo llevarme 25, por favor? –preguntó una

hermana.–Pastor, yo quiero algunas también –dijo un muchachito llamado Alexei.El pastor sonrió y le entregó un montón de revistas.–Quiero compartirlas con mis profesores y compañeros de clase –dijo Alexei.Los adventistas de muchos lugares de Rusia regalan literatura todas las semanas.

A veces son pequeños folletos para animar a la gente a confiar en Dios. Pero, una vez al mes, regalan una revista con información sobre los programas de la iglesia y con invitaciones para que la gente asista. A Alexei y a sus amigos les gusta participar de esta actividad de entregar revistas a la gente. Las entregan a sus vecinos, o a la puerta de alguna tienda o algún banco. La gente muy amablemente acepta la publicación de las manos de un niño, mientras que si viniera de un adulto tal vez no la aceptaría.

¿DÓNDE ENTREGARLAS?Alexei llenó su mochila de revistas para sus profesores y compañeros de escuela.

También entregó algunas a sus amigos y vecinos. Sin embargo, aún le quedaban bastantes sin repartir. “¿A quién se las puedo dar?”, se preguntaba. Y entonces se le ocurrió una gran idea: “Las dejaré en los buzones del edificio de al lado”.

Así que, tomó las revistas que le quedaban y se apresuró escaleras abajo. Entró al edificio de al lado y comenzó a insertarlas en los buzones, una a una, de abajo arriba. Al terminar la segunda fila, oyó unos pasos que se acercaban. Era un hombre, que se quedó parado en la puerta de entrada observando a Alexei.

–¿Qué haces? –le preguntó aquel desconocido.Alexei se tragó su miedo y dijo:–Estoy dejando estas revistas en los buzones. Son gratuitas y hablan de Jesús”.Entonces le entregó una al hombre para que le echara un vistazo. Mientras tanto,

Alexei se preguntaba: “¿Me denunciará este señor a los administradores del edificio?”

¿PUEDO AYUDARTE?–¿Puedo ayudarte? –le preguntó entonces el desconocido.Alexei no entendió a qué se refería, así que el desconocido añadió:–Aquellos buzones están demasiado arriba para ti; yo puedo dejar las revistas allí.

Alexei



CÁPSULA INFORMATIVA• En algunas ciudades de Rusia, cientos de

familias viven en complejos de departamentos de unos diez o doce edificios. Aunque la mayoría no abre la puerta a desconocidos, sí leen lo que llega a sus buzones.

• Los niños que viven en estos complejos de departamentos normalmente juegan en los parques que hay al pie de los edificios.

Alexei sonrió y le dio unas cuantas revistas. Enseguida se quedaron sin ninguna. Alexei le dio las gracias por haberlo ayudado y se fue a su casa. El sábado siguiente, cuando el pastor pidió a la congregación que dieran un informe de cómo había ido la entrega de revistas, Alexei se levantó emocionado para contar cómo Dios había enviado a un extraño para animarlo a él en su trabajo misionero.

27 de septiembre

programa del deCimoterCer sábado

[Pídales a los niños que presenten este programa. No es necesario que memoricen todas sus partes, pero anímelos a leerlas varias veces para que la presentación salga espontánea y fluida. Sería bueno que proyectaran un mapa del territorio, para que puedan ver hacia dónde van destinadas las ofrendas.]

Compartir lo que tenemosNarrador: Hoy es decimotercer

sábado. En este trimestre hemos aprendido muchas cosas sobre los niños que viven en Rusia y Ucrania, dos países que forman parte de la División Euroasiática. [Señale la División Euroasiática en el mapa.] Nos han contado sus experiencias en la escuela, en

Marcador de librosUna de las manualidades favoritas de los niños de la División Euroasiática es hacer marcadores de libros. Anime a los alumnos de su Escuela Sabática para que hagan un marcador y lo regalen a algún adulto de su congregación, preferiblemente a alguien enfermo que no puede asistir a la iglesia.

Materiales necesariosDos tiras de papel o de cartulina de 5 cm de ancho por 15 cm de alto. Preferiblemente de colores diferentes y contrastantes.Tijeras para niños.Cordón de color.Pegamento en barra.

Paso a paso1. Dobla a la mitad, en sentido vertical, el

papel o la cartulina de color más claro.

2. Con mucho cuidado, haz diez cortes hacia arriba sobre la parte doblada de la hoja, en distancias proporcionales. Pero no los cortes rectos sino en ángulo.

3. Desdobla el papel y colócalo abierto sobre la mesa. Empezando desde abajo, dobla un corte sí y otro no.

4. Pega las partes dobladas sobre el papel, para que no se muevan.

5. Dale la vuelta al papel y aplica pegamento en el centro de arriba abajo. Ahora pégalo sobre el papel o cartulina de color más oscuro.

6. Haz un agujero en la parte superior izquierda y ata a él uno de los cordones.

7. Si lo deseas, escribe un mensaje sobre el marcador, como por ejemplo “Gracias por acordarte de la División Euroasiática este trimestre”.



Alexei sonrió y le dio unas cuantas revistas. Enseguida se quedaron sin ninguna. Alexei le dio las gracias por haberlo ayudado y se fue a su casa. El sábado siguiente, cuando el pastor pidió a la congregación que dieran un informe de cómo había ido la entrega de revistas, Alexei se levantó emocionado para contar cómo Dios había enviado a un extraño para animarlo a él en su trabajo misionero.

27 de septiembre

programa del deCimoterCer sábado

[Pídales a los niños que presenten este programa. No es necesario que memoricen todas sus partes, pero anímelos a leerlas varias veces para que la presentación salga espontánea y fluida. Sería bueno que proyectaran un mapa del territorio, para que puedan ver hacia dónde van destinadas las ofrendas.]

Compartir lo que tenemosNarrador: Hoy es decimotercer

sábado. En este trimestre hemos aprendido muchas cosas sobre los niños que viven en Rusia y Ucrania, dos países que forman parte de la División Euroasiática. [Señale la División Euroasiática en el mapa.] Nos han contado sus experiencias en la escuela, en

casa, y lo que Dios significa para ellos. Hoy podemos compartir nuestras ofrendas con esos niños, para que puedan disfrutar de las escuelas adventistas que tanto desean tener, de las iglesias que necesitan, porque las que tienen son muy pequeñas, y de un parque donde puedan jugar con sus amiguitos adventistas y no adventistas.

Participante 1: Rusia es el país más grande del mundo. De hecho, es tan grande que, cuando son las 9 de la mañana en Moscú son las 8 de la tarde en el este. La mayoría de la gente de Rusia vive en la parte occidental del país.

En Rusia hay alrededor de 46.000

Si su clase va a presentar el programa del decimotercer sábado para los adultos:• Practique algunos de los cantos de este

trimestre que aparecen en la página web www.AdventistMission.org [en inglés], para presentarlos durante el programa.

• Recuérdeles a los padres el programa enviándoles una nota, y anime a los niños a que traigan su ofrenda del decimotercer sábado.

• Recuérdeles a todos que las ofrendas misioneras tienen el objetivo de difundir la Palabra de Dios alrededor del mundo, y que una cuarta parte de nuestra ofrenda del decimotercer sábado irá directamente a ayudar a la gente de la División Euroasiática a construir una iglesia en Kazán, República de Tartaristán (Rusia); una iglesia en Minsk, Bielorrusia; y escuelas en Cherkassy, Leópolis y Vinytsia (Ucrania). El proyecto especial de los niños es un parque frente a la iglesia de Kazán.

• Si no ha planificado que su clase se junte con los adultos para un programa especial, presente la siguiente historia promoviendo la ofrenda especial del decimotercer sábado durante el momento dedicado a las misiones.

• Recuerde a los niños que traigan su ofrenda de decimotercer sábado. Hagan de ese día un acontecimiento especial en la Escuela Sabática. Haga saber a los niños cuánto dinero han juntado entre ellos para las misiones durante el trimestre. Agradézcales por su generosidad y hágales saber que sus aportaciones marcarán una gran diferencia en la vida de los niños de la División Euroasiática.

• Invite a alguien especial para que cuente a los niños cómo es la vida en algunos de los países de esta División. Pídale al orador que traiga objetos e imágenes de esos países, para que los niños puedan entender mejor la cultura y los retos que tiene la gente en esos lugares.


MISIÓN NIÑOS DIVISIÓN EUROASIÁTICA30 MISIÓN NIÑOS DIVISIÓN EUROASIÁTICA

adventistas, lo que significa una proporción de 1 adventista por cada 3.000 habitantes. Así que, hay mucho por hacer para que todo el mundo allí pueda oír hablar de Jesús.

Participante 2: Uno de los proyectos de este trimestre consiste en construir una iglesia y centro de influencia en el centro de Kazán. La ciudad de Kazán es la capital de la República de Tartaristán. Es una ciudad muy próspera, en la que conviven en paz musulmanes y cristianos.

Participante 3: En el centro de Kazán hay iglesias ortodoxas y una enorme mezquita, pero no hay ninguna iglesia adventista en esta ciudad tan importante. Sin embargo, tenemos buenas noticias: la Iglesia Adventista en la región ha podido comprar un terreno muy bien situado.

Participante 4: Tienen planes de construir una iglesia en ese terreno. En realidad, será más que una iglesia: será un centro de influencia en la ciudad donde la gente pueda acudir durante la semana y oír hablar de Dios.

Participante 5: Nuestros hermanos y hermanas de Kazán también están haciendo planes de construir un parque frente a la iglesia, para que los niños de la comunidad puedan jugar, y con bancos para que la gente pueda sentarse. La iglesia también quiere poner música ambiental, para que se pueda oír mientras la gente se divierte.

Narrador: ¡Eso suena de maravilla! Me alegra mucho que hoy podamos ayudar a nuestros hermanos de Kazán

mediante nuestras ofrendas del decimotercer sábado.

Narrador: Hablemos ahora de Ucrania, un país al sudeste de Rusia.

Participante 1: Nuestros hermanos y hermanas de Ucrania tienen planes de ampliar cuatro escuelas de iglesia con las ofrendas del decimotercer sábado.

Participante 2: Las escuelas están situadas en distintos lugares de Ucrania. [Si es posible, señale en el mapa los siguientes lugares.]

Dnepropetrovsk, en el este del país. En la actualidad, la escuelita de allí solo tiene dos aulas, y quieren hacer tres más por lo menos, y un comedor-cafetería.

Participante 3: Viajando un poco hacia el noroeste, se llega a una ciudad llamada Cherkassy. Los miembros de iglesia y los niños de allí están deseando tener una escuela adventista, e incluso ya tienen a los maestros preparados para comenzar, pero les falta el edificio.

Participante 4: Al suroeste de Cherkassy está Vinytsia. En septiembre de 2012, se abrió allí una escuela adventista con guardería y primaria. Había tantos alumnos que querían ir a estudiar que no había espacio para todos.

Participante 5: Así que, al mes siguiente compraron un edificio a medio terminar en un terreno muy bonito, cerca de la ciudad. Todos los adventistas de Vinytsia ayudaron dando dinero, y muchos padres y dirigentes de la iglesia participaron en la construcción. Quieren terminar pronto, para que los niños puedan recibir una educación adventista.

Participante 1: Al oeste de Vinytsia

se encuentra Leópolis. Esta ciudad está cerca de la frontera con Polonia; de hecho, antes formaba parte de Polonia. Es una ciudad muy antigua y tiene unos edificios preciosos. La escuelita de la iglesia empezó solo con tres niños. Y, aunque a los tres les encantaba la escuelita, querían que hubiera más alumnos, para que pudieran jugar, y comenzaron a orar para que llegaran nuevos alumnos.

Participante 2: Todos los días los niños oraban por esto. Oraban antes de las clases, durante los recreos e incluso en las vacaciones.

Participante 3: Los niños estaban entusiasmados porque Jesús contestó sus oraciones. La escuelita pasó de tener 3 alumnos a tener 45, y muchos más

MISIÓN NIÑOS DIVISIÓN EUROASIÁTICA MISIÓN NIÑOS DIVISIÓN EUROASIÁTICA 31

mediante nuestras ofrendas del decimotercer sábado.

Narrador: Hablemos ahora de Ucrania, un país al sudeste de Rusia.

Participante 1: Nuestros hermanos y hermanas de Ucrania tienen planes de ampliar cuatro escuelas de iglesia con las ofrendas del decimotercer sábado.

Participante 2: Las escuelas están situadas en distintos lugares de Ucrania. [Si es posible, señale en el mapa los siguientes lugares.]

Dnepropetrovsk, en el este del país. En la actualidad, la escuelita de allí solo tiene dos aulas, y quieren hacer tres más por lo menos, y un comedor-cafetería.

Participante 3: Viajando un poco hacia el noroeste, se llega a una ciudad llamada Cherkassy. Los miembros de iglesia y los niños de allí están deseando tener una escuela adventista, e incluso ya tienen a los maestros preparados para comenzar, pero les falta el edificio.

Participante 4: Al suroeste de Cherkassy está Vinytsia. En septiembre de 2012, se abrió allí una escuela adventista con guardería y primaria. Había tantos alumnos que querían ir a estudiar que no había espacio para todos.

Participante 5: Así que, al mes siguiente compraron un edificio a medio terminar en un terreno muy bonito, cerca de la ciudad. Todos los adventistas de Vinytsia ayudaron dando dinero, y muchos padres y dirigentes de la iglesia participaron en la construcción. Quieren terminar pronto, para que los niños puedan recibir una educación adventista.

Participante 1: Al oeste de Vinytsia

se encuentra Leópolis. Esta ciudad está cerca de la frontera con Polonia; de hecho, antes formaba parte de Polonia. Es una ciudad muy antigua y tiene unos edificios preciosos. La escuelita de la iglesia empezó solo con tres niños. Y, aunque a los tres les encantaba la escuelita, querían que hubiera más alumnos, para que pudieran jugar, y comenzaron a orar para que llegaran nuevos alumnos.

Participante 2: Todos los días los niños oraban por esto. Oraban antes de las clases, durante los recreos e incluso en las vacaciones.

Participante 3: Los niños estaban entusiasmados porque Jesús contestó sus oraciones. La escuelita pasó de tener 3 alumnos a tener 45, y muchos más

queriendo estudiar allí, pero sin poder hacerlo porque no hay espacio para más.

Participante 4: Los adventistas de Leópolis quieren ampliar su escuela, para que puedan asistir más alumnos y también para poder ofrecer más grados.

Narrador: Este trimestre hemos conocido a niños de estos tres países. Los niños adventistas de todo el mundo están dando sus ofrendas para que en Ucrania puedan tener una escuela adventista; y en Kazán, un parquecito frente a la iglesia, al que puedan invitar a sus amiguitos a jugar. Ayudemos a estos niños para que sepan que sus hermanos adventistas de todo el mundo los quieren y quieren ayudarlos.

[Ofrenda.]

Education

Informativo Misión Niños - Escuela Sabática Tercer trimestre 2014