El título de esta exposición, a cargo de los alumnos de primer curso de Gráfica Publicitaria y de Asistente a Producto Gráfico Impreso, lleva por tí-tulo La Letra Encontrada, y en él es fácil de reconocer un claro referente en la historia de las vanguardias artísticas del siglo pasado; en concreto, en el término francés objet trouvé, que podemos traducir según dos acepciones distintas. La primera alude a lo que, en español, conocemos como “objeto perdido”: aquél que, junto con otros de su misma condi-ción, se apila en un almacén a la espera de la improbable circunstancia de que alguien vaya a recuperarlo (nótese la diferencia con respecto al idioma galo en cuanto a que el término en español se refiere a objetos extraviados, mientras que, en el francés, por el contrario, designa obje-tos encontrados, “rescatados” del olvido). La segunda acepción, deriva-da de la primera (y acuñada por Marcel Duchamp), se refiere al tipo de objeto común, sin valor aparente, que, igualmente rescatado (esta vez por la mirada del artista), adquiere la condición de artístico en un acto de conversión no exento de cierto carácter místico.

Es ese mismo carácter místico (pero también, y fundamentalmente, lúdi-co) el que refleja el proceso perceptivo y creativo que sintetiza la conoci-da frase, atribuida a Picasso, de je ne cherche pas, je trouve (“yo no bus-co: encuentro”). Pues bien, en este mismo sentido en el que hablaba Picasso, en el proyecto “La Letra Encontrada”, los alumnos se han pro-puesto jugar el juego de ejercer, por un día, una mirada nueva, adánica y desautomatizada sobre el entorno, lo que les ha permitido redescubrir (y he aquí la parte mística del juego) los mensajes, habitualmente ocul-tos, que el paisaje visual, en su combinatoria azarosa y entrópica, encie-rra como pequeños destellos de orden primordial.

Wittgenstein, en su Tractatus, afirmaba que el lenguaje y la escritura son el medio de expresión de la realidad, y del pensamiento como tal reali-dad, materializados ambos en el signo (sea lingüístico o matemático). Por ello, las letras y los números que podemos reconocer en cada una de las imágenes presentes en esta exposición constituyen átomos ges-tálticos e indivisibles de la realidad cotidiana; la esencia desvelada del mundo perceptivo como acto lingüístico y matemático, desgranada en treinta y siete fotografías.