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Trabajo realizado por los alumnos de 1° año de Educación Media General de la U.E.P. JUANA DE ARCO
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LA QUINTA ANAUCOINTEGRANTES:
ABREU SAMUEL
FERNANDEZ JULIAN
OLMOS TOMAS
RODRIGUEZ , SSAMIR
INTRODUCCIÓN
La Quinta de Anauco es una estancia construida a finales del siglo XVIII en la cual
funciona, desde 1961, el Museo de Arte Colonial que preserva y exhibe una impecable
colección de las artes decorativas en el país durante ese período histórico. Sus jardines,
diseñados y construidos en la década de los 60 a propósito de la restauración y adecuación
de la casa como museo, habían sufrido los embates del tiempo y lo más grave, de las buenas
intenciones de los encargados de su mantenimiento, que a lo largo de 30 años habían ido
sembrando plantas inadecuadas de forma arbitraria, ocasionando que en muchos casos éstas
llegaran a representar una seria amenaza a la estructura de la casa.
HISTORIA
La Quinta de Anauco es una estancia construida a finales del siglo XVIII en la cual
funciona, desde 1961, el Museo de Arte Colonial que preserva y exhibe una impecable
colección de las artes decorativas en el país durante ese período histórico.
Funciona como sede de un museo donde se sacia la curiosidad por saber acerca de la
sociedad hispánica, sus costumbres y tradiciones durante un recorrido por esta casa, que en
1978 fue decretada Monumento Histórico Nacional por la Junta Protectora y Conservadora
del Patrimonio Histórico y Artístico de la Nación.
El Museo funciona bajo la dirección y cuidado de la Asociación Venezolana Amigos del
Arte Colonial (Avaac), organización que preside Juan Carlos Sosa Azpúrua, quien en sus
11 años de gestión logró transformar a la Quinta Anauco en un centro cultural
activo, presente en el venezolano contemporáneo.
LA QUINTA ANAUCO CENTRO
CULTURAL
Este centro cultural recibe 3.500 visitas mensuales de un universo variado: estudiantes,
turistas, diplomáticos oficiales.
En los espacios abiertos y en la Sala Carlos Rodríguez Landaeta se organizan actividades,
conciertos, obras de teatro y conferencias con personajes importantes que despiertan el
interés del público en general.“La intención es promover la cultura de la manera más
amplia, conectarla con el presente y no limitarla sólo a la enseñanza histórica, para ser
referencia de lo que somos hoy”, enfatiza el presidente de Avaac. Un camino empedrado
conduce hacia el interior de esta casa colonial.
ARQUITECTURA
La arquitectura de esa residencia es un reflejo de la estructura de las viviendas de campo en
la época hispánica. Sus jardines están cubiertos por una vegetación que ilumina los
alrededores con sus tonalidades de verde. En los patios internos se conservan plantas de la
época; entre éstos, está el llamado Patio de Los Granados, porque tiene cuatro plantas de
ese tipo, una en cada esquina. Hay rosas silvestres y el Araguaney, el árbol nacional. El
recorrido se realiza con un guía, para que los visitantes reciban la orientación acerca del
legado artístico presente en cada sala. Esta variedad evidencia que la cultura venezolana es
un compendio de influencias de España, la Iglesia católica y Latinoamérica. Ingresamos por
la puerta lateral. Es ancha y larga, pues los residentes ingresaban con sus caballos.
RECORRIDO POR LA QUINTA
ANAUCO
La guía Milagros Cabrera comienza su exposición: “Vamos a entrar por la Sala de Uso
Social. No pueden tomar fotos con flash, ni tocar los objetos, ni pisar las alfombras”.
La Sala de Entrada tiene 12 pinturas de motivos religiosos que provienen de escuelas
populares del interior de Venezuela: Quíbor, Mérida, El Tocuyo y Trujillo. La pieza
extravagante de esta sala es el baúl de cedro laqueado, traído de México por los fundadores
del Hospital y Hospicio San Juan de Dios de La Guaira. “Pasemos a la Sala de Recibo
Informal que funcionaba para recibir a las personas de confianza”. Sin protocolo, se
conversaba, se tocaba un instrumento musical, se cantaba o se compartía jugando a los
naipes, damas o billar. Entre las piezas exhibidas esta el llamado escritorio biblioteca,
diseñado por la Escuela de Marquetería de Caracas. Perteneció a Francisco Rodríguez del
Toro, marqués del Toro, quien fue dueño de la casa. El lugar más íntimo era el Estrado,
destinado al esparcimiento. En esta tarima de madera de poca altura, cubierta de alfombras,
las mujeres recibían a sus visitas, tomaban café, chocolate, tocaban guitarra o leían poesía.
Las paredes de este sitio están llenas de cuadros: en total suman 19 pinturas entre lienzos
religiosos y retratos de la realeza. Algunos de ellos son internacionales y otros son
venezolanos: entre éstos, destaca el de Francisco José de Lerma y Villegas: Virgen de la
Merced. En las casas de campo, el Escritorio se ubicaba arquitectónicamente al frente, a
fin de preservar la privacidad del hogar. La butaca que allí se exhibe es una pieza creada por
RECORRIDO POR LA QUINTA
ANAUCO
RECORRIDO POR LA QUINTA
ANAUCO
los ebanistas caraqueños y representó un avance en el mobiliario. La palabra butaca proviene
de la tribu indígena Cumanagotos y significa asiento cómodo. Anteriormente, las sillas se
hacían con el espaldar recto, pero en el país se le dio la variante de inclinar tanto el espaldar
como el asiento. Se usaba para las personas convalecientes, embarazadas o de la tercera
edad.
Dos muebles de pata de lira y par de bancos eran el mobiliario típico que se utilizaba en el
corredor exterior, que permitía la entrada independiente a la Sala, Escritorio y Oratorio.
La pila bautismal que está en el jardín era de la iglesia San José de Chacao y reza: “Si alguno
no renaciere del agua del Espíritu Santo, no puede entrar en el reino de Dios”.
SALA PRINCIPAL Y ALCOBA
DE PARADA
Cabrera enfatiza que no se tiene acceso a la Sala Principal, debido a que hay objetos muy
delicados, pero se puede ver desde varios ángulos. Es el lugar formal y más elegante de la
casa. Los espejos eran colgados altos para que se reflejaran las arañas -que es lo que ahora
se le llama lámparas-, iluminadas con velas. Los muebles están adosados a la pared para
permitir el libre paso de las personas, debido a lo anchos de los vestidos. Al lado de la Sala
Principal está la Alcoba de Parada, reservada para dos eventos importantes: el nacimiento
y la muerte. Allí se presentaba el recién nacido a la sociedad y también se velaba al cadáver
familiar, para lo cual las cortinas y la lámpara se cubrían con una tela negra. En esta sala
existe el Tabernáculo de Los Evangelistas con Crucifijo, pintado por Juan Pedro López.
EL CUARTO DE LOS
ESCAPARATES
Para preservar la lencería estaba El Cuarto de los Escaparates. Como su nombre lo indica
posee, además de ese tipo de mueble, cajas habaneras. En el campo visual están cinco
cuadros, de los cuales cuatro están relacionados con el Convento de Carmelitas. El que resta
es también de carácter religioso. El arte de la platería fue la manifestación artística de mayor
importancia durante la época en Venezuela. Estos objetos son expuestos en la Sala de
Orfebrería. Eran hechos en el país con plata traída de México, que era intercambiada por
cacao o café.
LA CABALLERIZA
La caballeriza era un sitio indispensable para alojar y alimentar. Era además donde bebían
agua de los abrevaderos el caballo y la mula, que constituían los medios principales de
transporte.
Allí también se resguardaban los instrumentos de carpintería y de herrería que servían para
el mantenimiento de la casa, las carretas de campo y los elementos para la construcción y la
siembra.
LA REALEZA Y LO SAGRADO EN
LA VENEZUELA COLONIAL
La cultura española influenció la historia del país. Las evidencias existen en cada rincón de
la casa. Las partes más representativas están a continuación:
En honor al rey que decretó la Capitanía General de Venezuela en 1777, se bautiza la Sala
de Carlos III. La pieza del mobiliario más importante es el sofá de la Hacienda Blandín —
ahora Country Club de Caracas-: allí se bebieron las primeras tazas de café, cosechado en la
ciudad. Algunas muestras de pintura, escultura y mobiliario de uso religioso de las iglesias
se encuentran en la Sala Religiosa. La pieza más importante es la del Niño Jesús, escultura
española del siglo XVI que fue hallada en el estado Falcón y es un santo para vestir, porque
sólo tiene sandalias.
RECORRIDO POR LA QUINTA
ANAUCO
Esta sala era donde las señoritas y niñas de la casa se dedicaban a la tarea de vestir las
figuras religiosas. En una alacena se colocaban a los santos, a los que se les colocaba ropas
de tela para que se vieran más reales. Las chicas dejaban de vestir santos en cuanto se
casaban. De allí proviene la expresión que dice que, cuando una joven no conseguía
esposo, se quedaba para vestir santos. Cuatro paredes forman la Sala de los Murales. El
pintor fue el caraqueño José Hilarión Ibarra y la obra fue encomendada por el General
Francisco Rodríguez del Toro. Cuatro murales son paisajes que simbolizan la lucha por la
independencia.
LA HORA DE DORMIR
Los dormitorios de la casa estaban diseñados para el bienestar: disponían de cómoda,
escaparate, mesas y una butaca. En el primer dormitorio, la mueblería fue producto de la
Escuela de Marquetería de Caracas. Una de las cinco pinturas allí colgadas es de Juan Pedro
López. Se usaban las cortinas para la privacidad y contra el frío. Esa decoración es parecida
a la del segundo dormitorio, que era de uso de la señora. Las pinturas en esa alcoba son del
siglo XVIII. Resalta la importancia de la alfombra de pared que viene de los telares de
Mérida, prominentes en la época.
LA HORA DE DORMIR
En el Cuarto del Infante, la cama era semejante a la de los adultos y no tenía barandas,
pues el bebé se envolvía en sábanas para inmovilizarlo y evitar que se pudiese caer. Los
muebles y los baúles son chiquitos. El cuarto funcionaba además como el vestidor de la
señora de la casa: hay un guardarropa donde podía vestirse, maquillarse, agregarse el lunar,
peluca o sombrero.
LA HORA DE COMER
La frase “poner la mesa” se origina por el funcionamiento en la época de El Comedor,
porque literalmente se ponía la mesa. Las mesas eran plegables o de alas y se colocaban
individualmente donde cada persona quería comer. Reunirse en familia para una comida fue
una actividad que sólo tuvo sentido hasta finales de 1700. En los Escaparates de
Comedor se resguarda la vajilla, traída de la Hacienda El Blandín. Allí se puede observar el
tenedor de postre de José Antonio Páez y el plato que perteneció a la loza de Simón Bolívar.
La cocina estaba en un lugar abierto donde circulaba el aire y alejada de los cuartos, para
evitar que el humo de los fogones de leña molestara. Los elementos típicos son el pilón, el
moledor y el tinajero, que servía para filtrar el agua.
EL BAÑO
Las personas, en esa época, se bañaban aproximadamente una vez a la semana. En esta casa,
el proceso consistía en cerrar el canal de la quebrada Anauco que pasaba cerca y entraba por
el conducto de la bañera, para así traer agua caliente desde la cocina. Esto tenía lugar en
el Baño de la Marquesa, que consta, entre otras cosas, de una bañera de piedra empotrada
en el piso.
Para las necesidades fisiológicas se usaban bacinillas, de plata o de cerámica, colocadas en
cada cuarto.
REFERENCIA CULTURAL DE
AYER…
La expresión artística en el campo visual está presente en 97 pinturas. Predominan en los
cuadros nacionales los temas cristianos: santos, figuras religiosas y motivos bíblicos. Los
pintores venezolanos, por falta de academias de aprendizaje, fueron autodidactas y se
moldearon al estilo de las escuelas europeas, especialmente la española en sus versiones
sevillanas, pues es de aquellos lugares de donde procedían los cuadros importados en la
época colonial. De esos autores destacan Francisco José de Lerma y Villegas, nombrado
como maestro del arte de la pintura; José Lorenzo Zurita, pintor y dorador caraqueño quien,
según los críticos, utilizaba tonalidades fuertes con efecto cromático y Juan Pedro López,
abuelo de Andrés Bello. Dijo el crítico de arte Alfredo Boulton: “Su lenguaje pictórico
denota soltura en el dibujo, elegancia de composición y armonía de valores”.
REFERENCIA CULTURAL DE
HOY…
Restaurador de pinturas e historiador, Carlos Duarte es director, museógrafo e investigador
del Museo de Arte Colonial y Vicepresidente de la Junta que lo dirige (Avaac). En 1998
obtuvo el Distintivo al mérito en Primera Clase de la Asociación Venezolana de Amigos del
Arte Colonial. Es miembro de la Junta Nacional, Protectora y Conservadora del Patrimonio
Artístico de la Nación.
Ha publicado más de 30 libros referentes a la historia del país y en especial a la etapa
hispánica, entre los que podemos destacar: Período Hispánico Venezolano; Catálogo de obras
artísticas mexicanas en Venezuela. El Museo de Arte Colonial de Caracas, entre otros. Además de
escribir artículos especializados en el tema, su vocación es cuidar y preservar la colección
museográfica presente en la Quinta de Anauco.
HORARIOS DE VISITA
Horario:
Martes a viernes, de 9:00 a 11:30 am y de 2:00 a 4:30 pm.
Fines de semana, de 10:00 am a 4:00 pm.
Duración de la visita guiada: 30 — 45 minutos.
Valor de la entrada: Adultos: 30 Bs. F. Estudiantes y niños: 20 Bs. F.
Teléfonos: (0212) 551.42.56 / 85.17 / 81.90 / 86.50.
Hombres de ayer y hoy en la Quinta Anauco
CONCLUSIÓN
La investigación histórica desarrollada en el presente trabajo permitió conocer la evolución
del jardín de la Quinta de Anauco desde su tímida aparición en documentos del siglo XVIII
hasta nuestros días, validando la opción de "recrearlo" ante la imposibilidad de
"restaurarlo", o volverlo a su estado original. Si bien las decisiones de diseño son el aporte
del proyectista, y por tanto susceptibles de todo tipo de cuestionamiento estético, los
criterios en los cuales se sustentaron están validados con el soporte que representa la
investigación. El proceso seguido en la elaboración de este proyecto surgió precisamente de
la necesidad de sustentar la actuación profesional en criterios distintos a los puramente
estéticos.
IMÁGENES DE LA QUINTA
ANAUCO
IMÁGENES DE LA QUINTA
ANAUCO
IMÁGENES DE LA QUINTA
ANAUCO
IMÁGENES DE LA QUINTA
ANAUCO
VALS A LA QUINTA ANAUCO
POR: ALDEMARO ROMERO
VALS A LA QUINTA ANAUCO
POR: ALDEMARO ROMERO