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raquelbarquero
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Cuenta la historia que hace ya algún tiempo, concretamente en
el año 1976, vino al mundo un principito, al que sus padres
pusieron por nombre Francisco José. El infante, que gozaba de
una buena salud y poseía un carácter alegre, hizo las delicias
de los más allegados que observaban como iba creciendo en el
principado de Catarroja.
Unos días antes al nacimiento del principito, salió del vientre
de su madre, un 31 de mayo del mismo año, una niña bautizada
con el nombre de Raquel. Este advenimiento en el comienzo de
la historia no revela importancia alguna, pero la unión de
dichas descendencias marcaría el principio de una historia que
poder contar.
El principito solía jugar en las dependencias del castillo con
playmobiles, canicas y puzzles entre otros juguetes. Otras
veces salía a jugar con sus amigos y también leía cuentos.
Cuando cumplió los 8 años, sus padres decidieron que ya era
buen momento para salir de los límites del castillo, visitar otros
pueblos y relacionarse con más personas que sus conocidos
hasta ahora.
Por ello, lo enviaron a un suelo llamado GREAL, sin aventurar
que ese sería el comienzo de un emocionante viaje. Años más
tarde, sería en dicho lugar, donde conocería a la que después
fuera su esposa y un encadenamiento de sucesos
bienaventurados le llevarían a ser padre de dos preciosas niñas.
Pero no nos anticipemos en el tiempo porque antes...antes
sucederían un sinfín de cosas.
El principito Paco, en un primer momento, presentó serias
dudas acerca de visitar la ciudad de Greal, pues desconocía lo
que se iba a encontrar. Sin embargo, sus padres lo alentaron a
emprender el viaje. Sin más dilación y con gran determinación,
tomó su caballo y se dirigió dirección a Greal. El recorrido fue
duro y cansado pues aunque se mostraba decidido, un mar de
dudas lo asaltaban. ¿Gustaré?, ¿me tratarán como el principito
que soy?...Todo esto y más se iba cuestionando de camino.
Pasaron los minutos y de pronto encumbrado en su caballo avistó
la ciudad de Greal. Todos los agobios se desvanecieron
rápidamente pues aquel lugar era una preciosa villa para niños de
todas las edades que se divertían jugando, cantando y charlando.
Eso era Greal, una ciudad pensada para que los niños se
divirtieran.
Ágilmente, se apeó de su bonito corcel, que amarró a un portón
de acero y a continuación se presentó como el principito de la
ciudad de Catarroja. Todos lo acogieron con admiración y
sorpresa pues encontrarse con un recién llegado vinculado a la
realeza, resultó ser fascinante para los demás. Enseguida
olvidaron la condición de noble del compañero y reanudaron el
juego como si de uno más se tratara.
Los años iban pasando y el príncipe Paco acudía puntualmente
todos los sábados tarde a su cita en la ciudad de Greal. Allí
conoció a parte de los que luego serían sus mejores amigos y
tuvo unos monitores excelentes que le aportaron mucho en su
primera etapa de vida.
Sin embargo, una tarde de septiembre cuando las nuevas
promesas reclutadas se presentaron para formar parte del
grupo, el principito clavo sus ojos en una joven de nombre Raquel.
En un primer momento, ella no se fijó en él, pero al paso de unas
horas ya pudo intuir que ese muchacho marcaría su futuro. Nació
entre ambos un sentimiento intenso que se fortaleció con el
tiempo y se prometieron amor eterno un 29 de Septiembre del
2001.
Y como en todos los cuentos de príncipes y princesas y de
castillos encantados apareció un hada madrina que quiso
obsequiar a los novios con un regalo muy especial. Les anunció
que suspenderían temporalmente sus obligaciones como
consortes y viajarían a la región de Méjico, concretamente a
la Rivera Maya, para disfrutar de sus maravillosos parajes.
Pero desafortunadamente, una bruja llamada maléfica quiso
sembrar el mal en muchas regiones y un fatídico 11 de
Septiembre se sucedieron continuos ataques a las torres
gemelas situadas en Estados Unidos. Entonces la princesa
Raquel, con cierta desconfianza y advirtiendo la confusión que
se manifestaba en gran parte de los países, no quiso alejarse
tanto del principado y pidió a su amado el príncipe cambiar el
destino de sus vacaciones por la península itálica.
En Italia tuvieron ocasión de visitar un sinfín de ciudades,
edificios, museos, teatros, templos…. Al príncipe Paco que poseía
los estudios de aparejador le sirvió este periplo por tierras
italianas para afianzar los conocimientos teóricos aprendidos en
la profesión que el mismo eligió.
Por su parte Raquel, además de disfrutar de la arquitectura,
también valoró la gastronomía, concretamente unos helados
exquisitos que no dejaba de degustar. Cucurucho de chocolate,
vainilla, fresa, caramelo, arándanos…
Pasado un tiempo, los príncipes compraron una preciosa casita
en el campo situada en la Comarca de Montserrat. Lo que en un
principio eran caminos rurales con el tiempo se convirtió en un
bonito rincón donde pasar largos veranos y hacer alguna
escapada en invierno.
Un fin de semana en el que los príncipes se desplazaron a
Montserrat, Maléfica, la bruja mala, para demostrar que
todavía podía sembrar el mal, arrojó en la parcela una tonelada
de roedores.
Raquel, a la que los ratones le repugnaban quedó paralizada
pero el príncipe Paco de inmediato se vistió con un equipaje con
el nombre de Serrano y empezó a correr y correr llevando en
sus manos diez kilos de queso.
El tufillo intenso que desprendía el queso de Cabrales, llamó la
atención de los roedores que siguieron al príncipe hasta llegar a
un pozo. El veloz atleta, lanzó el lácteo al pozo y los roedores
que fueron tras él quedaron todos ahogados.
Ya vencida la bruja Maléfica, lo mejor de todo estaba por
llegar. Cuando los príncipes hubieron celebrado sus seis años de
casados anunciaron que para mayo del 2007 nacería una niña a
la que llamarían Blanca.
Días antes de que Blanca naciese, los príncipes cambiaron su
residencia por un tranquilo palacete situado al oeste de la
comarca. En una de las dependencias, ubicaron una preciosa
cuna de un blanco marfil para que Blanca pudiera reposar
plácidamente.
Posteriormente, el 1 de Julio del 2009 llegó Clara, otra
preciosa niña rebosante de vitalidad, la hermanita con la que
Blanca podrá compartir emociones y vivencias. Y sobretodo la
suerte de tener un padre tan maravilloso como lo es el
principito papa Paco.