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Dentro de las conferencias Diálogo fe y cultura [30 de septiembre de 2010. Video conferencia originada en ITESO para el Sistema Universitario Jesuita] Material extraído de la video conferencia y adaptado para su publicación en el Centro de Comunicación Educativa de la Universidad Iberoamericana Torreón. [Los jesuitas y la formación de la nacionalidad] [Impartida por el Doctor Alfonso Alfaro] Sobre el conferencista. Alfonso Alfaro es director del instituto de investigación de arte de México desde 1998. Doctor en antropología por la universidad de París. Profesor residente en el departamento de historia de la Universidad Iberoamericana ciudad de México. Articulista de la revista artes de México desde 1990. Sus publicaciones abarcan temas como el arte y la historia, el pensamiento religioso y el espiritual, la sociología y la filosofía entre otros.

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Dentro de las conferencias Diálogo fe y

cultura

[30 de septiembre de 2010. Video conferencia originada en ITESO

para el Sistema Universitario Jesuita]

Material extraído de la video conferencia y adaptado para su

publicación en el Centro de Comunicación Educativa de la

Universidad Iberoamericana Torreón.

[Los jesuitas y la formación de la

nacionalidad]

[Impartida por el Doctor Alfonso Alfaro]

Sobre el conferencista.

Alfonso Alfaro es director

del instituto de

investigación de arte de

México desde 1998.

Doctor en antropología por

la universidad de París.

Profesor residente en el

departamento de historia

de la Universidad

Iberoamericana ciudad de

México. Articulista de la

revista artes de México

desde 1990. Sus

publicaciones abarcan

temas como el arte y la

historia, el pensamiento

religioso y el espiritual, la

sociología y la filosofía

entre otros.

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LOS JESUITAS Y LA FORMACIÓN DE LA NACIONALIDAD

El proceso de independencia fue un fenómeno global

Como saben, muchos países conmemoran el día de su independencia en 2010, 2011 y 2012. ¿Qué significa esto?

Algo muy simple. Este es un fenómeno global, que terminó por desintegrar un espacio social enorme,

refiriéndome al imperio español en su época. Si observáramos país por país, estos procesos de independencia,

entenderíamos muy poco finalmente. El hecho de que España esté festejando su propia independencia respecto a

Francia, nos hace caer en la cuenta de lo que significó este movimiento, visto aquí o visto en otro país

independizado.

Entre 1804 y 1821 hubo un hueco social y cultural, debido al colapso político en España, provocando brotes y

rebeliones en diferentes geografías que trataron de hacer frente a ese evento. De hecho, los personajes y los

protagonistas son mucho menos relevantes cuando tomamos en consideración que fue un fenómeno global.

La noción de desintegración, misma que permitió el colapso, podemos ubicarla en 1767. ¿Qué es lo que se

destruyó a partir de 1767? Existía un sistema imperial muy complejo para gobernar por sus relaciones sociales.

Muy difícil en cuanto a la colaboración y competencia entre etnias, grupos y clases; pero que habían logrado

construir un proyecto y un orden, que abarcaba desde las Filipinas hasta el corazón de Europa, prácticamente

durante tres siglos. ¿En qué consistió ese orden? ¿Cómo estaba estructurado y articulado?

Para entenderlo utilizaré un hilo conductor cercano: La Compañía de Jesús.

Contribuyeron en tres tareas fundamentales

¿De qué forma la Compañía contribuyó a construir ese orden en la sociedad virreinal? Ubico algunos datos… En

el año de 1521 cuando San Ignacio de Loyola se encontraba herido en Pamplona, Hernán Cortés conquistaba

México.

La Orden de San Ignacio llegaba a México en 1572, medio siglo después de

la conquista, como parte de este gran movimiento de expansión cultural y

religiosa del renacimiento. Con el impulso de ir a cada lugar de la tierra,

fortalecidos en las obras de misericordia, según los tiempos,

lugares y personas, adaptándose a las diferentes

circunstancias y concentrándose en tres tareas

fundamentales: Las misiones (El servicio a las poblaciones

indígenas más alejadas, especialmente las del norte, donde

no había presencia misionera). La educación (para todos los sectores de la

población— los indígenas, los niños de la calle, el clero, la nobleza criolla). Y

la formación espiritual de todas las poblaciones del país por igual.

Construcción de terri torio y capita l humano,

consciencia del entorno y de la sociedad novohispana

Esta triple función de la Compañía de Jesús, tendría efectos en la sociedad —independientemente de los efectos

de evangelización— que contribuirían a la construcción social del virreinato por cuatro caminos particulares. El

primero es la construcción del territorio.

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El territorio útil de la Nueva España, no rebasaba con mucho los linderos de la antigua Mesoamérica y las

exploraciones de los jesuitas ampliaron este territorio hacia el norte (Lo que ahora es Arizona, Texas, Nuevo

México, California) podemos decir que la Congregación de San Ignacio contribuye a construir el territorio, a darle

su dimensión geográfica a la sociedad virreinal.

En segundo lugar contribuye significativamente a la construcción de su capital humano, formando a todos

los sectores de la población, educándolos y organizándolos (por estamentos, por clase y por grupos) como se

acostumbraba en esas sociedades. Las cofradías y congregaciones se articulaban en torno a sus diferentes sectores

sociales. De esta forma la Compañía de Jesús comienza a formar una dirigencia social, y no sólo a educarla, sino a

construirla en términos de vínculos, de lazos, de conocimientos, de afectos, pero sobre todo de formación e

investigación (astronómica, botánica, cartográfica, etc.), así como en la tecnología (farmacopea, agricultura,

botánica también…). Como saben, el primer libro de administración que se escribió en nuestro país, se llama

“Instrucción a los hermanos jesuitas administradores de haciendas”, haciendo un trabajo notable en la construcción

de la ciencia, la tecnología y la formación del capital humano. Muy claramente podemos darnos cuenta sobre el

nivel de conocimiento del país, antes y después del arribo de la Compañía a la nueva España.

Otra contribución en ese período fue la creación de un sistema estético, que pudo ser utilizado, comprendido y

asumido como propio por todos los grupos étnicos y sociales del país, permitiendo que estos grupos se

comunicaran con el mundo. Siendo el arte barroco la aportación más importante de la hermandad de Jesús, con su

aspecto plástico, festivo y litúrgico, permitiendo a los indígenas y españoles rezar ante la misma imagen; construir

un nuevo “nosotros” hermanado en un mismo lenguaje, unidos en el gozo (el arte como placer) permitiendo la

fusión de la sociedad virreinal para que funcionara como un todo orgánico, y poder establecer comunicación con

espacios culturales del mundo.

La siguiente contribución de la Compañía fue, la ubicación en el entorno. Refiriéndonos a las exploraciones

hacia el norte hechas por los jesuitas, ya que siendo una Orden religiosa con presencia importante en el mundo,

tenían una consciencia muy clara de su ubicación en el contexto geopolítico.

Uno de los principales protagonistas de la extensión hacia el norte — el padre Salvatierra— impulsó a la colonia

virreinal a expandir su territorio, consciente de la presencia rusa y británica en el pacífico norte, ya que fueron

una amenaza para el virreinato. Llamo a esto “consciencia de la ubicación del entorno” importantísima para

reconocer el contexto mundial; sin embargo es algo que el país perdió más tarde.

La cuarta contribución fue la sociedad novohispana, como parte de un conjunto universal de la cristiandad, de

la primera gran globalización del renacimiento, siendo la Compañía de Jesús un artífice muy importante para esto.

El sistema en que la orden de San Ignacio habían actuado en el virreinato, era parte de un esquema que podríamos

llamar tripartito. Refiriéndonos a la corona, la iglesia y —lo que podríamos llamar—la sociedad civil (los

ayuntamientos, las corporaciones, las agrupaciones de personas). En el contexto del s. XVIII hay un cambio en el

que los estados católicos de Europa, deciden hacer frente a las complicaciones geopolíticas de su momento,

buscando consolidar su poder. Comenzando un proceso de recomposición respecto a los otros dos poderes (la

corona y la sociedad civil) que lo habían acompañado hasta ese momento, buscando minimizar su poder respecto a

este estado católico.

Cómo crear el vínculo ante el nuevo gran proyecto cultural del estado

Sitúo. En 1712 la corona española cambia de manos, pasa de la dinastía Habsburgo a la dinastía de los borbones.

¿Qué sucede con España? Es un espacio gigantesco, desarticulado, con cientos de etnias y de lenguas, y menos

consistente y apto en términos de política europea, para enfrentarse a Francia o Inglaterra —enemigos

tradicionales en ese tiempo— y una vez que la guerra de sucesión de España es ganada por los franceses, se intenta

imponer un modelo francés de organización del estado.

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Francia, una nación homogénea, centralizada, estructurada, con una sola lengua y con un lenguaje estético propio

que obedecía los intereses del estado francés, era totalmente distinto al lenguaje estético barroco creado por la

congregación de Íñigo de Loyola (surgido de la iglesia).

Los monarcas españoles intentan inspirarse en este modelo francés, pero también intentan adaptarse al modelo

inglés. Esta doble mezcla sería lo que los nuevos monarcas de la casa de Borbón intentarían aplicar en el imperio

español, buscando acercarse lo más posible a la nueva gran revolución cultural de la ilustración con los efectos

siguientes: Por una parte intentan modernizar la ciudad y los asuntos de higiene pública y el orden (alumbrado,

empedrado, etc.). Por otra parte intentan impulsar la cultura de la razón y de la ilustración, ambos buscando

cambiar el sistema (lenguaje) estético de la iglesia (jesuitas), por el sistema francés o neoclásico.

Los efectos de este impulso fue una ofensiva clara de cambio (arrancar los altares barrocos y sustituirlos por los

altares modernos). Mientras que el lenguaje barroco en términos expresivos permitían mejor lectura emocional.

El arte neoclásico, frío, racional e inteligente (que uno puede analizar) provocaba menor emoción.

Al destruir el modelo de comunicación plástica entre las poblaciones del país, comenzó a crearse una zanja entre

lo que estaba unido (por medio del lenguaje barroco) para caminar por separado — las culturas populares por un

lado y las culturas cultas por otro —.

Las festividades populares donde participaban los caballeros y los indígenas (fiestas que hermanaban) fueron

rechazadas por esta ofensiva cultural neoclásica, fortaleciendo las diferencias —que las había— y poco a poco

estos grupos antes unidos por los canales que habían sido construidos por la orden de San Ignacio, comenzaron a

darse la espalda.

¿Cómo crear el vínculo entre este nuevo gran proyecto cultural del estado, con la tradición de la cultura católica y

de la fe? La Compañía de Jesús durante este período —los profesores de los colegios jesuitas y en caso concreto,

el padre Clavijero— trabajaban en la posibilidad de acercar la cultura de la iglesia a la nueva cultura científica de la

ilustración, acercar la fe y la ciencia. Pero la corona borbónica, no advirtió las cosas de esa manera e incluso

expulsaron a la Orden, y posteriormente propugnaron por su supresión que fue también lograda.

La expulsión de la orden, un año emblemático

Es por eso que el año de 1767 (año de la expulsión) podría ser

el año emblemático de ese proceso de desintegración que provocó

cuarenta años después el colapso en el sistema virreinal. En 1804

cuando vino la primera gran crisis económica en el virreinato;

pudo colapsar porque medio siglo antes casi, había comenzado a

desarticularse en términos de comunicación entre sus poblaciones,

en los puentes culturales que las unían, en términos del capital

humano que habían construido.

¿Cuáles fueron los efectos de la expulsión de la Compañía de

Jesús?:

Quienes seguían a los jesuitas en el norte fueron

abandonados.

Una madrugada fueron

aprehendidos todos los jesuitas del

país y fueron llevados de manera

violenta hacia Veracruz y

embarcados; algunos tardaron más

de dos años en hacer el periplo por

la distancia en la que se

encontraban, murieron en el camino

muchísimos. Pero a pesar de la

violencia y el secreto con el que fue

ejecutada la orden, no hubo

absolutamente ningún caso de

violencia por parte de la Compañía,

incluso los intentos de

levantamiento provocados por el

malestar de la expulsión, fueron

sofocados por la participación de los

mismos hermanos jesuitas para

calmar a la población.

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Se cooptaron las opciones educativas del país. El país se quedó sin sistema educativo (una treintena de

colegios desaparecieron, sobreviviendo sólo los seminarios y la universidad —la pontificia Universidad de

México— que poco tiempo después languideció, pues se alimentaba también por el nuevo lenguaje estético) No

se pudo reemplazar la labor educativa de la Compañía y mucho menos de las misiones.

Prácticamente en el siglo XVIII el país no tuvo ninguna universidad. El país se quedó sin élites, sin dirigencia

social incluso la línea científica y la línea cultural; los que sobrevivieron fueron muy pocos, los nexos con el

mundo desaparecieron. Y algo muy importante, el país se quedó sin un proyecto geopolítico; no hay una

consciencia de la ubicación del país, cuando los mexicanos del siglo XIX hablan o escriben al respecto.

El país comenzó a construirse sin lazos internos entre sus poblaciones, por haber desaparecido el lenguaje estético

que les unía y con pérdidas impresionantes de patrimonio (destrucción de edificios, bibliotecas, etc.) sólo

comparables con la pérdida que hubo en la conquista de México. Todo esto debido a la supresión de la Compañía

de Jesús.

Los personajes de la histor ia en la memoria anal ít ica

Si los ministros de la corona española intentaban consolidar el imperio para hacer frente a Francia y Gran Bretaña,

el resultado fue exactamente opuesto, porque cuando vino una crisis política importante, fue el único imperio

que desapareció del todo; otros países de alguna u otra forma lograron sobrevivir, adaptarse, transformarse.

En cuanto a los personajes centrales de la historia—para la memoria afectiva—son Hidalgo, Morelos, etc. — para

la memoria analítica lo son Salvatierra, Clavijero entre otros jesuitas que intervinieron permitiendo la

construcción de una nación, muy específicamente Campomanes, el Marquez de Pombal como ideólogo de la

modernización, los pontífices Clemente XIII y XIV que defendieron en un principio los embates de la supresión.

Teniendo de esta manera, otra visión (que ya no sólo es “independencia”) y otros protagonistas. La

descomposición del imperio español, podemos verlo con y sin Miguel Hidalgo.

Llegaría el colapso (de lo que patrióticamente llamamos “independencia”) dado entre 1804 y 1821, siendo el

protagonista principal Napoleón, el primer ministro Godoy, el rey Carlos IV y el rey Fernando VII.

En 1804 el gobierno español (ministro Godoy y el rey Carlos IV) ofrecen apoyo económico al gobierno de

Napoleón para no participar en las guerras napoleónicas (Francia contra Inglaterra). Esto provoca la

desarticulación económica de los reinos y en particular de la Nueva España, dada la irritación de la población

novohispana frente a un gobierno, sin ninguna otra preocupación que operar dinero para impedir que una guerra

tenga lugar.

Pero en 1808, la descomposición interna en la familia real —el rey Carlos IV y su hijo Fernando VII— se ponen

en manos de Napoleón y la corona prácticamente desaparece, habiendo una ausencia total de poder. Sin autoridad

legítima, se generan en todo el imperio, movimientos cívicos, políticos y armados de toda naturaleza, incluyendo

el que tuvo lugar en nuestro país en 1810.

Después de la supresión, los jesuitas seguían trabajando

Si pudiéramos resumir todo esto, señalaríamos: En 1767 la sociedad y la

cultura fueron rotas. En 1804 la economía se desarticuló. En 1808 el

estado aun fuerte, ha fragilizado a la iglesia y a la sociedad civil, pero

queda a merced de sus enemigos y se desploma en un instante. Entonces

el levantamiento de 1810 es como una consecuencia inevitable de todos

estos procesos. Es importante recordar que fue un movimiento sin

proyecto social y geopolítico, y lo más dramático por comentar es que

fue el movimiento más violento en términos inter-étnicos que haya

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vivido este país. Es decir, todo lo que los constructores del s. XVIII se habían empeñado en unir, el movimiento

de 1810 lo destruye. La violencia contra los españoles —especialmente en Guanajuato y en Guadalajara—

provocó una herida étnica nunca antes vivida en este territorio.

La contribución de los jesuitas—exiliados— ante el resquebrajamiento de la sociedad novohispana y en la

búsqueda de la construcción de la sociedad moderna fue —con las únicas armas que tenían — la investigación

científica y la escritura. Continuaron trabajando (durante cuarenta años, después de la supresión de la Compañía)

a pesar de que ya no tenían votos ni superiores, ya no podían vivir en común, pero mantenían el mismo nivel de

observancia, dedicándose a escribir, para fincar una consciencia de pertenencia común, para unir lo que los

borbones habían roto. Una matriz cultural del mestizaje para formar un “nosotros cultural”, distinto del español,

pero sin romper con él.

Todo esto se intentaba edificar en los siguientes pilares. El primer pilar es el reconocimiento del pasado

indígena, como polo de referencia hereditaria de la especificidad de la nueva sociedad (Una parte de España con

la herencia directa de una serie de grandes civilizaciones prehispánicas, lo cual le da su motivo de orgullo).

El segundo pilar es darle a los mexicanos una imagen positiva y admirable del territorio (Incluyendo una

serie de propuestas precisas para desarrollarlos en términos tecnológicos y económicos).

El tercer pilar fue, proponer al país una conciencia de inclusión de todas las poblaciones —aun los

indígenas con vida y la grandeza de sus pueblos extintos. La Compañía de Jesús en el lenguaje de la ciencia

moderna, muestra al mundo la nueva matriz hereditaria, el mestizaje cultural construido entre todos. Al defender

a los indios desplazan hacia los mestizos el polo de gravedad de la nueva sociedad, con la necesidad de ubicar la

herencia indígena dentro de la universalidad, de la catolicidad y de la hispanidad.

En la “Historia antigua de México” un libro de

Francisco Javier Clavijero SJ, plasmó por primera

vez una imagen científica, moderna pero al mismo

tiempo muy positiva de las culturas prehispánicas

en diálogo con la cultura europea. Podríamos

hablar incluso de uno de los grandes hitos culturales

de México por considerarlo “el acta de nacimiento

cultural de la nación” (no de la nación en términos

políticos sino en términos sociales y de cultura) un

texto sobre el cual se fundó poco a poco la

consciencia que tenemos los mexicanos ahora, de

formar parte de un solo conjunto y de referirnos al

pasado indígena como una parte esencial de nuestro

proyecto distintivo de nación.

Después de todo esto ¿Cuál sería la memoria propositiva? ¿Cómo usar todas estas reflexiones para pensar en el

futuro?

El gran regalo que los reyes de la casa de Borbón hicieron a la Orden de San Ignacio al expulsarla, fue reconocer

públicamente que no tenían nada de qué acusarla. Tanto el decreto de acusación del rey, como el decreto del

Marquez de Croix (Carlos Francisco de Croix) que acompañó el decreto de expulsión, quedan explícitos que no

hay ninguna razón para expulsarlos.

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Reconocer que el país tiene más héroes de los que sabemos, puede ser muy inspirador. Personajes como Hidalgo

pueden ser útiles para la memoria afectiva, pero son poco útiles para la inspiración. Nadie puede intentar pensar

que puede ser una buena acción salir a “matar gachupines”. Por el contrario trabajando desde la miseria, sin

desanimarse, con pocos recursos para darle al país lo que necesitaba, es “admirable”.

Este es el tamaño de la empresa intelectual de la Compañía de Jesús, capaces de estar conectados con el pasado,

con el presente, con los movimientos científicos más significativos y en contacto con los sectores sociales más

vulnerables, más sencillos y más necesitados del país.

¿Qué tareas nos queda construir, en las que podríamos utilizar su ejemplo?

Continuar construyendo la nación, ya que nunca termina de construirse y consolidase.

Volver funcionales los canales de comunicación que se han ido atrofiando en diversos niveles de la nación.

Construir una dirigencia social —el país nació sin elites y todavía no las tiene— capaces de poder comunicarnos

con el pasado, con la ciencia contemporánea, con el mundo y las bases sociales; incluso en su lengua original

(habilidad que desarrollaban los jesuitas en lenguas científicas de su momento, al igual que en diferentes dialectos,

tanto para la investigación como para la publicación).

Pensar que estos personajes y su herencia son parte importante de nuestro capital como sociedad

contemporánea.

Reconocer quienes fueron los héroes de la Compañía de Jesús, en términos del legado tan valioso que nos han

dejado.