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Los mitos de la historia argentina felipe pigna

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Pocos procesos de la historiaargentina despiertan tanto interés,local e internacional, como el quemarca los orígenes, consolidación yperdurabilidad del peronismo. Esseguramente uno de los fenómenoshistóricos de características másparticulares en América latina y elmundo y, sin duda, uno de los quedespierta mayores polémicas,rodeadas aún por pasiones,interpretaciones cruzadas yabundantes mitos, a favor y encontra.

En este nuevo libro de Los mitos de

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la historia argentina, Felipe Pignarecorre el apasionante período de1943 a 1955, para develar losaspectos polémicos del movimientopolítico fundado por Juan DomingoPerón, las transformaciones queimpulsó en el país durante susprimeros gobiernos, y lapersonalidad y la acción de su lídery de la figura mítica por excelenciade esta etapa: Evita, la mujer «másamada y más odiada» de la historiaargentina.

En Mitos 4, Felipe Pigna ofrece unavisión integral de los diversos ycontradictorios aspectos del

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peronismo, sus protagonistas y losdesafíos que enfrentaron: lasrelaciones con los Estados Unidos,la presencia de «refugiados nazis»,los choques con la oposición y laIglesia católica, las pujas por laredistribución del ingreso y laconstrucción de una «nuevaArgentina», las realizaciones y lasfalencias. Logra así desentrañar unaetapa clave de la historia argentina,no sólo para comprender nuestropasado sino para interpretar nuestraactualidad.

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Felipe Pigna

Los mitos de lahistoria

argentina 4La argentina peronista (1943 -

1955)

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ePub r1.0rafcastro 14.09.14

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Título original: Los mitos de la historiaargentina 4Felipe Pigna, 2008Diseño de cubierta: Departamento de Artede Editorial Planeta

Editor digital: rafcastroePub base r1.1

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A Federico Peña, VíctorSokolowicz, Fredy Grunberg,

Guillermo Giambiagi,Ricardo Cárcova, Graciela

Ocampo y Gilda Belatti,amigos de la vida, por orden

de aparición.

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Introducción

El peronismo es, sin dudas, uno delos temas más apasionantes de lahistoria argentina. Y en este caso, eladjetivo se aplica de manera literal,porque sigue despertando pasiones, enun país cada vez menos apasionado porla política. Trabajar el temahistóricamente, desde la perspectiva ycon la metodología con que lo vengohaciendo en esta colección, implica serpolíticamente incorrecto, porque lo queme mueve, como en los tres tomosanteriores, es ayudar a pensar y a

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pensarnos históricamente, sin lapretensión de ser complaciente connadie, ni con unos ni con otros. Pero,además, el peronismo en sí es incorrectopor definición. Llegó para poner unantes y un después en la historiaargentina. Recorrer su historia es unviaje vertiginoso en el que vale la penaembarcarse —y sé que esto es muydifícil— con la menor cantidad deprejuicios posibles. En esto los lectoresmás jóvenes correrán con cierta ventaja.

Juan Domingo Perón fue y siguesiendo el único argentino que llegó tresveces a la presidencia. Surgido a lapolítica en un momento clave de la

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historia nacional y mundial, construyó suplataforma de lanzamiento ubicando enun rol protagónico a un actor socialpostergado históricamente a papeles másque secundarios: el movimiento obreroargentino. Planteó una alianza de clases,imaginando que la burguesía argentinaestaría dispuesta a renunciar a parte desus privilegios para garantizar la pazsocial y el progreso nacional. Intentóseducirla pero fue inútil. La granburguesía argentina, todavía mucho másterrateniente y financiera que industrial,profundamente conservadora y elitista,desconfió de las intenciones de Perón ydejó manca la alianza planteada.

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Perón debió reemplazar a laburguesía por el Estado, con todas lasconsecuencias positivas y negativas delcaso. El Estado peronista, impulsadopor Perón y Evita, significó el momentode la historia argentina de mayortransferencia de ingresos hacia lossectores populares, que accedieron aniveles inéditos de participación en lapolítica, la salud, la educación, elconsumo y la inclusión social. Estecrecimiento geométrico del rol de unEstado que se transformó en benefactory empresario, ampliando y dinamizandolos servicios públicos —como lostransportes, el gas, la electricidad y el

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agua corriente—, tuvo también suaspecto negativo en la imposición de lacensura, la persecución a los opositoresy el culto a la personalidad de la parejagobernante. Son cuestiones queanalizaremos detenidamente a lo largode este trabajo, sin dejar de llamar laatención sobre la autoridad moral deciertos críticos de los rasgosautoritarios del modelo peronista que,cuando lo desplazaron del poder,ejercieron en nombre de la «libertad» undespotismo casi sin precedentes en lahistoria argentina, encarcelando ytorturando a miles y fusilando a decenasde argentinos. Quiero terminar

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agradeciendo a mis lectores, oyentes ytelevidentes —categorías no excluyentessino afortunadamente complementarias— por el afecto permanente que mebrindan en cada charla, en cada firma deejemplares, cuando me los cruzo poralguna calle de nuestra amada Argentinaque tengo la suerte de recorrer porustedes y para ustedes, y me acercandesde un dibujito hasta una carta o unlibro. Conversamos sobre el pasado y elpresente, sobre sus logros, problemas yposibles soluciones, y me brindan un«no aflojes», un «aguante», un «muchasgracias». Este libro pretende ser, entreotras cosas, un reconocimiento a todo lo

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que recibo de ustedes, el fin primero yúltimo de mi trabajo.

Buenos Aires, octubre de 2008.

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Los primerosoctubres de

Perón

Todo lo que hagas, hazlo apropósito, o adecuadamente, paraalcanzar el objetivo; hazloacabadamente, no de manerasuperficial. Ve hasta el fondo de lascosas. Todo lo hecho a medias oconocido a medias no es, en miopinión, ni hecho ni conocido enabsoluto.

Carta de LORD CHESTERFIELD a suhijo [1]

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En 1895 el Estado argentino levantabael segundo Censo de nuestra historia. Lapoblación total alcanzaba casi los cuatromillones de habitantes. En Buenos Airesvivían unas 700.000 personas, de lascuales más de la mitad eran extranjeras.La Argentina se debatía en una nuevacrisis económica que encendía todos losreflejos aprendidos en sus antecesorasde 1873 y 1890. El presidente JoséEvaristo Uriburu estaba gravementeenfermo y el general Julio ArgentinoRoca, «héroe del desierto», presidentedel Senado y número uno en la líneasucesoria, estaba de vacaciones en unade sus estancias en Córdoba. Mientras

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esto ocurría, seguramente ajena a todosestos avatares, y según la versióncanónica, el 8 de octubre de aquel año,doña Juana Sosa Toledo (1875-1953)daba a luz a un niño al que llamó JuanDomingo, en homenaje a sus dosabuelos: Juan Irineo Sosa y DomingaDutey. El General recordaría, muchosaños después, que en realidad habíanacido el 7 de octubre de 1893 y que supadre, Mario Tomás Perón, lo anotócomo «hijo natural del declarante» conuna demora de dos años.

Lo de «hijo natural» no pasarádesapercibido por la vida de Perón y asípensaba al respecto:

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Ese hijo no tenía padre y la leyargentina prohibía hasta investigar lapaternidad del recién nacido. Pero sí secastigaba el adulterio de la mujer y esehijo pasaba a ser un bastardo. Al padrese lo eximía de toda culpa y al hijo se lecerraban las puertas del futuro. ¿Eso erajusto? Nosotros hicimos una ley quedaba al hijo natural los mismosderechos que al hijo legítimo. […] Lasleyes estarán siempre hechas poradúlteros que ignoran que no hay hijosilegítimos sino padres ilegítimos[2].

Don Mario era hijo de TomásLiberato Perón, senador mitrista ymédico destacado durante la Guerra delParaguay. Habría sido el primero enaplicar la vacuna antirrábica en el país y

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llegó a presidir el Consejo Nacional deHigiene. Mario Perón había decididoseguir los pasos de su padre; peroabandonó los estudios de medicina porrazones de salud y se radicó en Lobos,provincia de Buenos Aires, paradedicarse a una pequeña producciónagrícola-ganadera. Tenía 23 añoscuando conoció a Juana, una muchachade 17, «criolla con todas las de la ley»,al decir de Perón, que como muchospaisanos aunaba sangre indígena yespañola. En 1891 nació Mario Avelino,el primer hijo de la pareja que, «noestaba legalmente constituida».

En los últimos años creció la

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polémica sobre el lugar de nacimientode Perón. A la versión tradicional, queubica su casa natal en la calle BuenosAires 1380 de Lobos, se le opuso laafirmación impulsada fundamentalmentepor el doctor Hipólito Barreiro —unode los médicos del General en el exilio—, quien en su libro Juancito Sosa, elIndio que cambió la Historia, sostieneque Juan Domingo nació en RoquePérez. Al trabajo de Barreiro se hasumado últimamente el libro Perón¿cuándo y dónde nació?, de OscarDomínguez Soler y Alberto GómezFarías, publicado por la Universidad deLa Matanza, que aporta un valioso

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material documental en apoyo de estahipótesis.

El acta de bautismo de Perón datadel 14 de enero de 1898. En laceremonia celebrada en la parroquia deLobos, en la que no estuvo presente supadre, fue bautizado como JuanDomingo Sosa, hijo natural de JuanaSosa.

Nuestros paisanos, los indiosEl futuro líder de los trabajadores pasósu infancia como miles de chicos delcampo, montando a caballo ycompartiendo el mate, las anécdotas y

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las fascinantes historias de aparecidos yluces malas con los peones. Su abuelohabía recibido de su amigo, el doctorEulogio del Mármol, el cráneo delfamoso gaucho Juan Moreira[3], ultimadopor el soldado Andrés Chirino el 30 deabril de 1874 contra los tapiales delboliche «La Estrella» en Lobos[4].Cuentan que Juancito asustaba a una delas mucamas corriéndola por la casaportando la célebre calavera que seríadonada finalmente al Museo de Luján.Su primer amigo fue el domador Sixto«el Chino» Magallanes, quien lo inicióen el arte de montar y en la pasión porlos caballos y los perros, que lo

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acompañaría para siempre. Para fines desiglo, la situación económica de losPerón se volvió difícil y don Mariodecidió probar suerte en la Patagonia.Firmó un contrato con la empresaMaupas Hermanos, una administradorade estancias ovejeras, y hacia allímarchó en avanzada con sus peones; él,en barco y sus empleados, en arreo acaballo, recorrieron 2000 kilómetroshasta llegar a la tierra prometida: unaestancia al noroeste de Río Gallegos,Santa Cruz. Doña Juana y los chicos sequedaron en Lobos esperando lallamada de Mario, que llegaría un añomás tarde. La estancia patagónica

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implicó un mundo lleno de aventuraspara los hermanos Perón. Allí Juancito,cuando tenía ocho años, recibió elprimer regalo de su padre: una carabina22 con la que el pequeño aprendió acazar. Aquellas expediciones encompañía de su padre y su hermanofueron el primer contacto con un paisajeque años después describiríaminuciosamente en su libro Toponimiapatagónica de etimología araucana.

Muchos años más tarde, convertidoya por la vida y la historia en un ancianoy exiliado general, rememorará:

Siempre recuerdo un caso que quedógrabado en mi pobre imaginación

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infantil: se trataba de un indio, de losque aún quedaban dispersos yabandonados en la inmensa Patagonia.Un día llegó a mi casa y pidió hablarcon mi padre; él lo atendió como a ungran señor. Le habló en su propioidioma y lo recibió con el usual «Marí-marí». Enseguida entraron enconfianza. El indio se llamaba Nikol-man, que significa Cóndor Volador. Notenía el indio más que unas pocaspilchas y su caballito tordillo.Presencié la entrevista porque mi padreme hizo quedar, tal vez para darme unalección de humanismo sincero. En esaoportunidad mi padre le dijo que podíainstalarse en el campo, y le asignó unpotrero donde le construyó una pequeñavivienda como las que usaban entonceslos indios, media casa y medio toldo.

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Le regaló también una puntita de chivas.Cuando le pregunté a qué venía tantaconsideración con un indio, merespondió: «¿No has visto la dignidad deeste hombre? Es la única herencia queha recibido de sus mayores. Nosotroslos llamamos ahora indios ladrones ynos olvidamos que somos nosotrosquienes les hemos robado todo aellos»[5].

Según Pavón Pereyra, don Mariodaría a sus hijos lúcidas lecciones dehistoria, no exentas de cierta poesía:

«¿Saben por qué en el campo la soledades más grande que el horizonte? Porqueel general Roca asesinó a los únicosseres humanos de esta llanura. Tanto es

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así que entregaron la vida luchando porsu tierra. Los indios pampas, lostehuelches, los pehuenches, fueronmasacrados en nombre de lacivilización. Ahora sus hijos son pariasdel destino. Roca les robó la tierra y larepartió entre sus lugartenientes.Algunos se quedaron con ella, pero lamayoría la vendió a acaudaladosporteños. Así nació la oligarquíaterrateniente, que sumergió aldescendiente del aborigen aún más conel transcurso del tiempo y que limitóposteriormente, el acceso político de lainmigración europea a la propiedad dela tierra. Éste es el origen de la pobrezade la gente», nos decía. «Los pobres dehoy son tratados como extraños, en latierra que fue de sus antepasados»[6].

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El frío y el viento eran doshermanos.Si en Lobos la economía familiar noandaba muy bien, en el sur las cosas nomejoraron, con el agravante de que lavida cotidiana se volvía máscomplicada por un clima hostil y fríosextremos que perjudicaban la salud delos chicos. Todo esto llevó almatrimonio Perón a tomar la decisión demudarse al clima un tanto más benévolode Chubut. La imagen y el espacio queocupaba Doña Juana crece

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proporcionalmente a las dificultades quetiene que afrontar la familia: «Veíamosen ella al jefe de la casa, pero tambiénal médico, al consejero y al amigo detodos los que tenían algunanecesidad»[7], recordará años más tardeel único argentino que llegó tres veces ala presidencia de la República. DoñaJuana tenía un especial don para lascuraciones domésticas, que la llevaría aejercer de comadrona, con el pequeñoJuan Domingo como asistente. Tambiénle gustaba acompañar a sus hijos y a sucompañero, montada a caballo, cuandosalían de cacería. Mario era un hombreduro, al que no le temblaba la mano si

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había que «disciplinar» a los chicos yno le hacía asco al rebenque.

Para servir a la patriaJuancito se trasladó a Buenos Aires y seinstaló en la casa de la abuela paterna,Dominga Dutey, para estudiar en laescuela ubicada en la calle San Martín548 y luego en el Colegio InternacionalPolitécnico de Olivos. No era lo que sedice un buen alumno, pero sí un granapasionado por todos los deportes.Perón recordaba:

A los diez años yo no pensaba como un

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niño sino casi como un hombre. EnBuenos Aires me manejé solo y lasfaldas de mi madre o de mi abuela nome atraían como a otros chicos de miedad. Pretendía ser un hombre yprocedía como tal. Es lógico que a másde dos mil kilómetros de mi casa teníamuchas oportunidades de probarme[8].

Cuando cumplió los 15, comenzó aestudiar las materias para ingresar en laFacultad de Medicina. Parecía dispuestoa seguir la tradición familiar y losdeseos de su padre. Pero muy pronto,influido por varios compañeros de lasecundaria, rindió y aprobó el examende ingreso al Colegio Militar. Por serquinto en el orden de mérito, consiguió

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una beca de apoyo económico. Para1911 el muchacho ya era un flamantecadete que iniciaba una carrera quenadie podía imaginar hasta dóndellegaría. La vida militar no le trajo aljoven Perón mayores dificultades. Eraun muchacho saludable, curtido, quehabía enfrentado los climas patagónicosy había sobrellevado sin problemas elestar lejos de su familia. Era buen jinetey estaba acostumbrado al uso de lasarmas, el esfuerzo físico y lasincomodidades de la vida al «airelibre». La eterna hipótesis de unpotencial conflicto armado con Chilehabía dotado al Ejército Argentino de

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cierto dogma ofensivo, acorde al queimpulsaba la escuela prusiana queformaría en diversas materias a aquellascamadas de cadetes. Uno de losoficiales más influyentes en la formaciónde Perón fue el general Colmar von derGoltz, autor de La Nación en armas(1883), que difundía la teoría delgeneral y teórico prusiano Karl vonClausewitz (1780-1831). A los trestomos de su obra De la guerra,Clausewitz sostenía que losenfrentamientos entre seres humanoseran inevitables, por lo cual lasnaciones debían permanecer en pie deguerra, ya que, según entendía, «la

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guerra no es otra cosa que unaprolongación de la política».

La biblioteca del oficialPerón se recibió de subteniente deinfantería el 13 de diciembre de 1913.Su padre le regaló como tributo degraduación tres libros que lo marcaríanpara siempre: Vidas paralelas, dePlutarco; Martín Fierro, de JoséHernández y Cartas de Lord Chesterfielda su hijo Philip Stanhope. En Vidasparalelas, Plutarco (46-125 de nuestraera) recorre con un innegable afándidáctico y ejemplar la vida de los más

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célebres personajes de la cultura y lapolítica de Grecia y Roma. Se trata deuna serie de biografías comparadas,como las de Teseo y Rómulo, losmíticos fundadores de Atenas y Roma;los generales conquistadores Alejandroy César y los oradores Demóstenes yCicerón, entre otros. El libro influyónotablemente en el pensamientooccidental, le sirvió de base aShakespeare para escribir sus célebresJulio César y Antonio y Cleopatra, y erauno de los preferidos de Napoleón y SanMartín.

La influencia del Martín Fierro enPerón será enorme. Fuente permanente

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de citas para sus escritos y discursos, legustaba recitar frente a sus visitantesvarios de sus octosílabos de memoria.Dirá en una ocasión:

José Hernández cantó las necesidadesdel pueblo que vive adherido a la tierra.Todavía no se ha cumplido para elpueblo argentino la invocación degrandeza y de justicia que el MartínFierro enseña. Nosotros hemos detomar de él ese ideal ya cantado parallevarlo paulatinamente a laejecución[9]…

Pero de los tres libros recibidos desu padre, Perón destacaba siempre el dePhilip Dormer Stanhope (1694-1773).

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Más conocido como Lord Chesterfield,había sido educado en francés y eninglés, fue camarero del Príncipe deGales (el futuro Jorge II), estudió enCambridge y viajó por gran parteEuropa. Con sólo 21 años llegó a sermiembro de la Cámara de los Comunesy en 1728 fue designado embajador enLa Haya. Allí tuvo un cálido e«incorrecto» romance con Elizabeth DuBouchet, fruto del cual nació su hijoPhilip, a quien Lord Chesterfielddestinará a partir de 1737 más de 400cartas. El libro se ubica en las antípodasdel Emilio de Rousseau[10], quereivindicaba la espontaneidad en la

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educación del «buen salvaje». LordChesterfield confía en los valorestradicionales y propicia una educacióndirigida hasta en los más mínimosdetalles. Es un libro absolutamentepragmático, en el que el autor se ocupaobsesivamente de que su hijo vea almundo y a los hombres como son y nocomo deberían ser. He aquí algunos delos consejos de Lord Chesterfield que,según el propio Perón, tanto influirán ensu formación política:

Solamente los locos intentan loimposible; pero si algo es posible,siempre existe una manera deconseguirlo. Si un método fracasa,

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prueba otro. La gente odia a quien lehace sentir su propia inferioridad.Nunca parezcas más sabio que la genteque está contigo. Guarda tuconocimiento como un reloj de bolsilloy mantenlo escondido. No lo saquespara contar las horas, pero da la horacuando te la pregunten. La cultura seadquiere leyendo libros; pero elconocimiento del mundo, que es muchomás necesario, sólo se alcanza leyendoa los hombres y estudiando las diversasediciones que de ellos existen. Laciencia es para nosotros en la vejez uncómodo refugio; pero si no laplantamos de jóvenes, no nos darásombra cuando seamos viejos. Lo únicoque deseo para mi entierro es no serenterrado vivo. Si te propones mandaralgún día con dignidad, debes aprender a

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servir con diligencia. La profundidad delos políticos rara vez pasa de lasuperficie. Habla con tus inferiores sininsolencia. Pese a que estés seguro,muéstrate dudoso[11].

Atravesado por la realidadEl flamante oficial Perón cumplió susprimeros cinco años de servicio en elRegimiento 12 de Infantería de Línea,con asiento en Paraná. Los informessobre su aptitud física lo califican de«muy bueno» y como un «oficial deporvenir». En 1914, su pasión por el

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boxeo lo llevó a fundar el Boxing Clubde Paraná, De aquellos años formativoscontará Perón:

Fue mi primer contacto con unarealidad humana que contemplé conpreocupación no exenta de emoción.Allí vi por primera vez, ya a conciencia,las miserias fisiológicas y sociales. Enun país con 50 millones de vacas, másdel 30% de los conscriptos erarechazado del servicio por debilidadconstitucional, y los que seincorporaban venían semidesnudos,como provenientes de la mayormiseria[12].

El 2 de abril de 1916, en lasprimeras elecciones sin fraude de la

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historia argentina, Perón estrenó sulibreta de enrolamiento votando, comomuchos compatriotas, por HipólitoYrigoyen. Dos años más tarde integróvarias comisiones militares enviadas areprimir las huelgas y conflictossociales en la zona de La Forestal[13].Allí pudo ver la miseria y la explotaciónen su punto más alto y la rapiña de lacompañía británica que deforestabaimpunemente amplias zonas de nuestroterritorio, derribando miles y miles demonumentales y añosos quebrachos sinplantar un solo árbol. La Forestal, quemonopolizaba la extracción ycomercialización del tanino —muy

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demandado entonces por las industriasquímicas y del cuero— llegaba acortarles el agua y el suministro decomida a las familias obreras.Seguramente con otra visión de loshechos que la que tenía mientrastranscurrían, dirá Perón años más tarde:

Si yo hubiera sido uno de esos obrerosy me cortan el agua, los víveres y cuantoresulta indispensable para lasubsistencia de mi familia y de miscompañeros, no hubiera aguantado tantotiempo como los trabajadores de VillaGuillermina. Hubiese asaltado elalmacén y hecho funcionar el agua pormi cuenta. Yo sabía perfectamente cuálera la misión del ejército en ese trance

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y la cumplí cabalmente. Más aún: teníaen cuenta las utilidades escalofriantesque estos monopolios británicos sellevaban del país todos los años, a costade las privaciones y sufrimientos de susobreros ¡y nosotros no podíamos estarde parte de los monopolios quesaqueaban al país[14]!

Pero en otro texto Perón completa elpanorama. Cuenta que un ejecutivo deLa Forestal

insinuó que la empresa podía mostrarsemás generosa si no hubiera tantosanarquistas infiltrados entre los peones.Les pregunté si tenían pruebas… y memostraron unas fichas de la policía de laprovincia. Les ofrecí un trato. Ellos

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aceptaban todas las demandas de losobreros, que me parecían legítimas, y elejército se ocupaba de los ácratas […].Empeñaron su palabra de honor enrespetar el arreglo, por lo menos enTartagal[15]…

En noviembre de 1918, mientras seproduce el desenlace de la PrimeraGuerra Mundial, escribe a sus padresuna curiosa carta. En ella recoge lavisión revisionista de la historiaargentina, que estaba en las antípodas dela recibida en el Colegio Militar, dondehabía tenido como profesor nada menosque a Ricardo Levene, el pope de lahistoria liberal argentina:

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Mis queridos padres: Hoy he recibidocarta y me alegra mucho que esténbuenos y contentos con el triunfo de lasideas aliadas; pero debo hacer presenteque no está bien eso de la lista negra,por cuanto es un atropello a la libertadde comercio y yo la critico desde elpunto de vista puramente neutral yargentino. Por la única que sentísiempre ser germanófilo fue porqueFrancia ha dado ejemplos de guerrera,pero también ha pecado grandemente deingenua y se ha dejado arrastrar a laruina casi, por oír los necios consejosde conquista comercial de la PérfidaAlbión. No olvides papá, que esteespíritu de patriotismo que vos mismosupiste inculcarme brama hoy un odiotremendo a Inglaterra, que se rebeló en1806 y 1807 y con las tristemente

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argentinas Islas Malvinas, donde hastahoy hay gobierno inglés; por eso fuicontrario siempre a lo que fuerabritánico, y después del Brasil a nadie nia nada tengo tanta repulsión. Francia eInglaterra siempre conspiraron contranuestro comercio y nuestro adelanto…Rosas con ser tirano, fue el más grandeargentino de esos años y el mejordiplomático de su época… Rosas antesque todo fue patriota. Imaginas quehabiendo seguido de cerca la historianuestra y la inglesa pudiera tenersimpatías por la Entente; al contrario;en Francia es disculpable porque enrealidad siempre se dejó arrastrar porInglaterra, tuvo esa mala debilidad. Ytodavía ahora hay quien cree que en estaguerra se luchó por la justicia y laigualdad y al cabo de esta quimera los

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ingleses imponen al mundo susupremacía naval y tiranizan los mares;50.000 veces peor que el militarismo y100.000 más sectario que el kaiserismoimperial, porque obstaculizan alcomercio universal; pero nos da unaliciente: Norte-América, que será laterrible enemiga de la Pérfida Albión, apesar de que hoy se tiran con confites.Tiene que venir porque las dos soncrápulas y harán un conflicto porrivalidades de oficio[16].

Perón fue trasladado al ArsenalEsteban de Luca en Buenos Aires y enenero de 1919 le tocó participar en larepresión de la gran huelga obrera quepasará a la historia como la Semana

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Trágica[17]. Mientras algunos autores,como Milcíades Peña[18], sostienen queel joven oficial actuó decididamente dellado de las fuerzas represivas, subiógrafo oficial, Enrique Pavón Pereyra,pone en boca de Perón estas palabras:

Cuando los obreros se declaran enhuelga, reclamando salarios, como en laSemana Trágica, se dijo que erancomunistas, que eran rusos; me inclinoa pensar que eran solamente pobresargentinos azotados por las miseriasfisiológicas y sociales[19].

En 1920 fue transferido a la Escuelade Suboficiales Sargento Cabral en

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Campo de Mayo, donde sobresaliócomo instructor de tropas. Ya entoncesse distinguía entre otros colegas por suespecial interés y trato para con sushombres, lo que prontamente loconvirtió en un militar carismático. Poraquellos años publica sus primerostrabajos en forma de contribucionesgráficas a la traducción del alemán de unlibro de ejercicios para soldados yalgunos capítulos de un manualdestinado a aspirantes a suboficial.

En 1924, mientras el radicalismo seescindía entre los partidarios deYrigoyen, llamados «personalistas», ylos seguidores de Alvear, los

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«antipersonalistas», Perón fue ascendidoa capitán. Por entonces se destacaba envarios deportes, como la esgrima,disciplina en la que llegó a ser elcampeón del Ejército. Su pasión por losdeportes lo impulsó a promoverloscomo una práctica habitual entre sushombres e incorporó institucionalmentela práctica del básquet.

Gardel y Perón…El joven oficial tenía su barra deamigos, con la que transitaba la nocheporteña. Se los conocía como el «clande las cuatro P»: Peluffo, Pirovano,

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Pedernera y Perón. Uno de los lugarespreferidos de los muchachos era elmítico Palais de Glace de la Recoleta.Una de aquellas noches, pudierondisfrutar, desde la mesa más cercana alescenario, de la magia de CarlosGardel. El Zorzal, que jamás podríaimaginarse que estaba viendo de cercaal personaje con el que compartiría ellugar más alto del panteón nacional ypopular, a poco de terminar su primeracanción sorprendió a los miembros delclan con un «araca muchachos, con esapinta, ¿sacaron la grande? ¿Me invitanun faso?». Se fueron del Palaisagrandados por el privilegio de haber

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sido los elegidos por Gardel ydecidieron volver a la semana siguientey reservar la misma mesa. Pero esta vezCarlitos eligió otra mesa para lucir sumágica sonrisa y halagar a sus ocupantescon aquella frase «araca muchachos, conesa pinta…».

A principios de 1926, tendrá unnuevo destino: la Escuela Superior deGuerra. Durante tres años recibirá unaintensa formación en cursillos yconferencias que influirán decisivamenteen definir su interés por la estrategiamilitar, que tan útil le sería en su futurae impensada vida política.

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Un militar en la «décadainfame»Por esos días conoció a Aurelia«Potota» Tizón, una bella maestra de 17años, concertista de piano y guitarra,que hacía trabajos solidarios paraayudar a niños con capacidadesdiferentes. El 5 de enero de 1929, seconvirtió en la primera esposa de Perón.

A los 34 años, Perón era un capitánde muy buena formación profesional,casado con una digna representante de larespetada clase media. Se aprestaba aafrontar una nueva década queencerraría algunos de los

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acontecimientos más importantes delsiglo, y estaba preparado para ser untestigo inteligente.

La vida política nacional se cruzó ensu camino. Durante los meses previos algolpe de Estado que derrocó alpresidente radical Hipólito Yrigoye,Perón trabajó a favor del movimiento.Sus líderes visibles eran los generalesJosé Félix Uriburu[20] y Agustín PedroJusto, que si bien coincidían en lametodología golpista para deponer aYrigoyen, mantenían importantesdiferencias sobre las formas políticas aaplicar a la hora de ejercer el poder.Mientras Uriburu pretendía hacer una

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profunda reforma constitucional queterminara con el régimen democrático yel sistema de partidos para implantar unrégimen de representación corporativa,Justo planteaba un modelo de gobiernoprovisional que convocara a eleccionesen un tiempo prudencial y restablecierael clásico sistema de partidos con lasrestricciones que los dueños del podercreyeran convenientes, o sea, unademocracia de ficción y fraudulenta.Esto llevó a que Justo permaneciera enun segundo plano durante lospreparativos del golpe de Estadoprogramado para el 6 de septiembre de1930, pero no dejó de presionar a

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Uriburu a través de sus oficiales paraintroducir sus puntos de vista. No pocosoficiales y suboficiales se sumaron algolpe sin medir las consecuencias, sintomar conciencia cabal del errorgravísimo que estaban cometiendo. Unode ellos, Perón, comentaba al respecto:

Yo recuerdo que el presidente Yrigoyenfue el primer presidente argentino quedefendió al pueblo, el primero queenfrentó a las fuerzas extranjeras ynacionales de la oligarquía paradefender a su pueblo. Y lo he visto caerignominiosamente por la calumnia y losrumores. Yo, en esa época, era un joveny estaba contra Yrigoyen, porque hastamí habían llegado los rumores, porque

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no había nadie que los desmintiera ydijera la verdad[21].

Perón advierte a la distancia latrascendencia del hecho y su influenciaen el futuro político argentino:

Nosotros sobrellevamos el peso de unerror tremendo. Nosotros contribuimosa reabrir, en 1930, en el país, la era delos cuartelazos victoriosos. El año1930, para salvar al país del desorden ydel desgobierno no necesitamos sacarlas tropas de los cuarteles y enseñar alejército el peligroso camino de losgolpes de Estado. Pudimos, dentro de laley, resolver la crisis. No lo hicimos,apartándonos de las grandes enseñanzasde los próceres conservadores, por

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precipitación, por incontinenciapartidaria, por olvido de la experienciahistórica, por sensualidad de poder. Yahora está sufriendo el país lasconsecuencias de aquel precedentefunesto[22].

Finalmente, en su autobiografíarecopilada por Enrique Pavón Pereyra,Perón concluye:

El 6 de setiembre terminó bruscamentela experiencia radical que había sidopromovida por la ley del sufragiouniversal y por la intenciónparticipativa. Ese día histórico es elcomienzo de una nueva etapa en la cualel gobierno será dirigido por las huestesde la oligarquía conservadora donde

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muchos de los que participaron ycontribuyeron al éxito del golpe lohicieron sin saber exactamente quién semovía detrás de ellos. La proclamaciónde la ley marcial desde el 8 desetiembre de 1930 hasta junio del ’31puso en evidencia que había triunfado lalínea del nacionalismo oligárquico[23].

Por lo pronto, el capitán halló unnuevo e inmediato destino: secretarioprivado del ministro de Guerra, aunquepor sus inclinaciones justistas al pocotiempo fue removido por Uriburu, juntocon todos los sospechados de la mismatendencia, y designado para patrullar lafrontera con Bolivia. A su regreso, ennoviembre de 1930, fue nombrado

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profesor de Historia Militar en laEscuela Superior de Guerra. Ya con elgeneral Justo en la presidencia y juntocon su ascenso a mayor, en 1932 fuedesignado ayudante de campo del nuevoministro de Guerra. Sus años en laEscuela Superior de Guerra lepermitieron profundizar en lainvestigación de la historia militar, unapasión que lo llevaría a publicar Elfrente oriental de la guerra mundial en1914, Apuntes de historia militar y unestudio detallado sobre la guerrarusojaponesa.

En 1936 fue destinado a Chile comoagregado militar argentino y a fin de ese

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año ascendió a teniente coronel.Cumpliendo órdenes superiores,organizó una pequeña red de espionajepara obtener información de las fuerzasarmadas chilenas. La información llegóa conocimiento de las autoridades, perono intentaron detenerlo, probablementeporque el gobierno trasandino nodeseaba dar un motivo a sus propiosmilitares para demandar máspresupuesto. Sin embargo, el escándaloestalló después de que Perón habíadejado la agregaduría, y las acusacionescayeron sobre su sucesor: el mayorEduardo Lonardi. La inteligencia militarchilena, aprovechando que Lonardi era

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un recién llegado, le tendió una «cama»:a través de un contacto le ofreció ciertosdatos secretos, nada menos que losplanes ofensivos y defensivos que elMinisterio de Guerra chileno teníaprevistos en caso de acciones bélicascontra la Argentina. Todo eso por sólo75.000 pesos chilenos. Oficialestrasandinos simularon dejarse reclutarpor un agente que venía operando paraPerón y que siguió trabajando paraLonardi. El 2 de abril de 1938entregaron los documentos falsos en eldepartamento de un matrimonio queformaba parte de la red de agentesargentinos. Lonardi estaba fotografiando

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los documentos y tenía consigo elmaletín con el dinero cuando un grupode integrantes de los servicios chilenosirrumpió en el departamento paraarrestarlo por conspirador. Fuedeclarado persona non grata y debióabandonar Chile. La vida y la política seencargarían de volver a cruzar a Lonardiy Perón.

Para el matrimonio Perón, el regresoa Buenos Aires fue muy duro: a Aureliale detectaron un cáncer de útero. Fueinternada y operada de urgencia en juliode 1938; pero todo fue inútil y murió el10 de septiembre de aquel año.

Mientras tanto, en Munich, el primer

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ministro inglés Arthur NevilleChamberlain, su colega francés EdouardDaladier, Adolf Hitler y BenitoMussolini firmaban el 29 de septiembreun pacto por el cual las potenciasoccidentales aceptaban la cesión de laregión checoslovaca de los Sudetes aAlemania. El pacto, que se demostraríasuicida para Francia y Gran Bretaña,legitimaba a Hitler como gendarme deOccidente frente a la posible expansiónsoviética.

Tras la muerte de su mujer, Peróntrató de distraerse ayudando a su amigo,el padre Antonio D’Alessio, en laorganización de competencias atléticas

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para los niños del vecindario. Pocodespués emprendió un viaje hacia laPatagonia. Recorrió miles de kilómetrosen auto y regresó a principios de 1939.Fruto de aquel viaje y de prolongadascharlas con los caciques mapuchesManuel Llauquín y Pedro Curruhuinca,fue su Toponimia patagónica deetimología araucana.

Europa, EuropaPerón vivirá intensamente la crisispolítica que atravesaba la Europa depreguerra en los mismos escenarios delviejo continente, lo que influiría

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decisivamente en su pensamiento. SegúnPerón, el ministro de Guerra, generalCarlos Márquez, lo llamó a su despachoy le dijo:

Lo considero uno de los oficiales máscapacitados. Quiero que se vaya ustedinmediatamente para Europa. Ledaremos credenciales como agregadomilitar, pero su verdadero trabajo seráestudiar la situación. Queremos saberquién va a ganar la guerra y cuál creeusted que será la actitud de Argentina.Estudie usted el ejército italiano,especialmente sus escuelas dealpinismo; visite Alemania, hable consus amigos de las fuerzas armadas —susantiguos profesores alemanes—, ycuando haya formado una opinión,

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regrese para hacerme un informeexhaustivo[24].

Partió el 17 de febrero de 1939, abordo del transatlántico italiano ConteGrande; iba en una misión deperfeccionamiento. Entre el 1.° de juliode 1939 y el 31 de mayo de 1940, sirvióen unidades alpinas del ejército italianoy asistió a una escuela de infantería demontaña. Los informes de susinstructores hablan de sus magníficasaptitudes. Durante este tiempo, Peróntrató de que lo destinaran a Roma, peroel Servizio di Informazioni Militari deItalia, sospechando que en verdad queríadedicarse al espionaje, interceptó su

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correspondencia para analizar susmotivos. Descartadas las dudas, desdejunio hasta diciembre de 1940 sedesempeñó como asistente del agregadomilitar en la embajada argentina enRoma. Viajó a Budapest, Berlín,Albania y la frontera rusoalemana eingresó brevemente en la URSS, cuandotodavía regía el pacto entre Rusia yAlemania[25]. En Roma escuchó enPiazza Venezia a Benito Mussolinianunciar el ingreso de Italia a la guerracomo aliada de Alemania. Aunque Peróncomenta con entusiasmo su encuentrocon Mussolini, es muy poco probableque éste se haya concretado. A fines de

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1940, la Cancillería argentina ordenó elregreso al país de todo el personalmilitar que permanecía en el exterior.

Las ideas de PerónPerón volvió fascinado de su viaje, yentusiasmado con las movilizacionespopulares y multitudinarias de Hitler yMussolini, que, pensaba, derivarían enuna democracia social. Comprendió porprimera vez, según sus propias palabras,la importancia de los sindicatos en laconstrucción del Estado. Daránumerosas conferencias sobre lasituación europea, en las que dirá

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algunas de las cosas que años más tarderepetiría a sus biógrafos:

El fascismo italiano llevó a lasorganizaciones populares a unaparticipación efectiva en la vidanacional, de la cual había estadosiempre apartado el pueblo. Hasta laascensión de Mussolini al poder, lanación iba por un lado y el trabajadorpor otro, y este último no tenía ningunaparticipación en aquélla. […] EnAlemania ocurría exactamente elmismo fenómeno, o sea, un Estadoorganizado para una comunidadperfectamente ordenada, para un puebloperfectamente ordenado también; unacomunidad donde el Estado era elinstrumento de ese pueblo, cuya

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representación era, a mi juicio, efectiva.Pensé que tal debería ser la formapolítica del futuro, es decir, laverdadera democracia popular, laverdadera democracia social[26].

Textos como el precedente son losque dan lugar a los enemigos de Perón aacusarlo de fascista. Lo curioso es quede este escrito, ya célebre, los oficialesde inteligencia de entonces, de aquelgobierno que lo había enviado a Europa,destacaron no la supuesta admiraciónpor el fascismo y el nazismo, sino sudestacado interés por la movilización demasas, por lo que «decretaron» que eloficial Perón podía ser un comunista

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potencialmente peligroso y lo destinaronal Regimiento de Montaña en Mendoza.

Ninguno de los autores queseriamente han estudiado la ideología dePerón lo califican como fascista. Noconfunden aquellas observaciones,hechas bajo cierto deslumbramiento, conuna adhesión clara al fascismo queterminara por aplicarse en sus políticasde gobierno. Creemos que lo que primóen la ideología de Perón fue un notablepragmatismo que tomaba eclécticamentelo que podía serle útil de los diferentesmodelos. Entre las teorías yexperiencias políticas que influyeron enel pensamiento del fundador del

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peronismo se destacan las teoríaskeynesianas en las que se había basadoFranklin D. Roosevelt en los EstadosUnidos para llevar adelante su políticade ampliación del mercado interno yfomento del empleo y el consumo,conocido como New Deal. Tambiéndeben incluirse los ensayos políticos ysociales del fascismo, por ejemplo en elconcepto de conciliación de clasesfrente a la lucha de clases planteado porel marxismo. Pero de manera similarincidieron la reivindicación delprincipio de «defensa nacional» comovalor político esencial de primer orden,la Doctrina Social de la Iglesia e incluso

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algunos principios socialistas.Tulio Halperín Donghi habla de un

«desapego por la ideología». Señala:

Hay razones que van más allá de susinclinaciones personales para sudesapego por la ideología. La Europaque conoció, en que la etapa en que lasdemocracias en retirada habían venidodejando creciente espacio para lapolarización entre dos solucionesextremas, identificadas con ideologíasantitéticas que ambicionaban imponersu sello en futuro, acababa de cerrarsecon la cuasi alianza entre la Rusiasocialista y la Alemania fascista,invitaba en efecto a dejar de ladocualquier intento de entender en claveideológica el drama que así parecía

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acercarse a su culminación. Y esalección europea se tornaba aún máspersuasiva en cuanto el espectáculo queofrecía la Argentina sugeríaconclusiones parecidas. […] Sin duda suacción política estuvo guiada porconvicciones muy firmes mantenidassin cambios sustanciales a lo largo desu carrera pública, pese a los frecuenteszigzagueos con que supo adaptarse conagilidad en ocasiones deslumbradora alas cambiantes circunstancias, pero esasconvicciones no reflejaban adhesión aninguna corriente ideológica definida[…]; aun su admiración por la Italiafascista, que nunca creyó necesarioocultar […] no logró tampoco inspirarleuna curiosidad demasiado viva[27].

Refiriéndose al mismo tema, afirma

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Arturo Jauretche:

Es muy posible que Perón estuvieseinfluenciado por algunas cosas delfascismo italiano, no del nazismo, perotuvo la habilidad de darse cuenta de queeso no andaba acá y se adaptó al país[…]. Se puso a la cabeza de un hecho,que era el surgimiento de una nuevamasa obrera, el cambio de relacioneseconómicas internacionales, la distintasituación del mercado interno conrespecto al mercado mundial. Todo esoPerón lo vio… y vio la cosa,precisamente porque Perón no erafascista ni antifascista, era realista. […]Él percibió que la guerra habíatransformado totalmente al país y elmundo, y que la presencia de las masasobreras era ya definitiva en los países y

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especialmente en la Argentina […] queel poder de decisión estabaesencialmente en esas masas. Eso lopercibió enseguida, tanto es así quepidió la Secretaría de Trabajo[28].

Resulta también interesante elcomentario que el exembajador inglésDavid Kelly escribió sobre el asunto ensus memorias:

Desde mi primera entrevista con Perónllegué a la conclusión de que erabrillante improvisador, con un fuertesentido político y gran encantopersonal, pero sin interés alguno por laideología nazi ni por ninguna otra.Sentía instintivamente, y estaba en locierto, que la masa desheredada del

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pueblo argentino ansiabainconscientemente tener un caudillo[29].

En las filas del GOUEl 8 de enero de 1941, Perón fuedestinado a una unidad en la provinciade Mendoza, como señalamos, paraalejarlo de los focos conspirativosporteños, que estaban demasiado activosdesde el comienzo de la guerra y habíanacelerado sus actividades al conocerseel carácter terminal de la enfermedaddel presidente Roberto M. Ortiz[30]. EnMendoza, Perón fue ascendido a

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coronel. Allí se fue consolidando unamuy cercana relación con el generalEdelmiro Farrell y con el tenientecoronel Domingo Mercante. Farell fuedesignado al mando de la Inspección deTropas de Montaña con sede en BuenosAires, y el 18 de mayo de 1942 dispusolos traslados de Perón y Mercante a laCapital.

La Argentina de 1943 se preparabapara ver el entierro de aquella nefastarestauración conservadora, de aquella«década infame» empalagada demiseria, represión, negociados y fraudeelectoral que se había iniciado treceaños atrás con el golpe fundacional del

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general Uriburu. Roberto M. Ortiz habíarenunciado por enfermedad a31lapresidencia en junio de 1942. Losucedió su vicepresidente, elconservador Ramón S. Castillo[31],quien retomó las prácticas fraudulentas ytrabajó para asegurar el triunfo deRobustiano Patrón Costas, unterrateniente y prominente conservadorsalteño simpatizante de los aliados, enlas futuras elecciones presidenciales. Laoposición había conformado la UniónDemocrática, una alianza políticaconformada por la Unión Cívica Radicaly los partidos Demócrata Progresista,Socialista y Comunista. En su

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plataforma anunciaba su propósito degarantizar «la libertad de pensamiento yde reunión» y el «respeto por losderechos sindicales», junto con «lasolidaridad activa con los pueblos enlucha contra la agresión nazifascista».Parecía seguro que, de no mediar elfraude, la Unión Democrática seimpondría en los comicios. A losnacionalistas de derecha lespreocupaban tres posibles efectos deeste triunfo: el alineamiento de laArgentina con los aliados, lacontinuación de las políticas liberalesde subordinación económica y lapresencia de socialistas y comunistas en

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el Parlamento nacional.Al conservador Castillo le tocó

enfrentar una situación política muycomplicada. La neutralidad argentinafrente a la Segunda Guerra Mundialsufría el permanente torpedeo de losEstados Unidos que, desde su tardíoingreso en la contienda, buscabanalinear a todo el continente en el bandode los aliados. Esa presión tuvo efectoen algunos sectores de la sociedad civily militar, y contribuyó a que se asociarala neutralidad con ciertas simpatíashacia el Eje nazifascista. A importantessectores del Ejército les comenzó apreocupar la idea de que Castillo

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terminara cediendo a la ofensiva de losEstados Unidos. Como trasfondo, lasociedad argentina se transformabaaceleradamente, en un proceso socialque pasó casi desapercibido para lamayoría de los dirigentes políticos de laépoca, demasiado inmersos en suscuestiones de comité: el proceso demigraciones internas que llevó a casi unmillón de personas a trasladarse delcampo a la ciudad de Buenos Aires ysus alrededores, con todo lo que elloimplicaba política y culturalmente en elnuevo mapa electoral del país.

Para 1943 el bando militar estabadividido entre los que apoyaban a los

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aliados, los que estaban a favor de laneutralidad y los que simpatizaban conel Eje. En Campo de Mayo surgió unalogia militar que sería conocida por sussiglas: el GOU. Su organización fue tansecreta que no se conoce a ciencia ciertaqué significaban esas iniciales: paraalgunos, «Gobierno, Orden, Unidad»;otros la traducen como «Grupo Obra deUnificación» y otros como «Grupo deOficiales Unidos». Los temas másconvocantes para el grupo eran elrepudio al fraude electoral de la décadainfame; la necesidad de resistir laspresiones para salir de la neutralidad yel miedo a la toma del gobierno por un

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«frente popular» dominado por loscomunistas. Pero el GOU tenía unadebilidad: la mayoría de sus miembrosocupaban cargos administrativos y notenían comando de tropa. Esta situaciónmejoró cuando el general Pedro PabloRamírez fue nombrado ministro deGuerra de Castillo; con él losmuchachos del GOU se asegurabanpuestos en el poder y el control de todala estructura castrense. Como seesperaba, Ramírez nombró a miembrosdel grupo en áreas clave. En enero de1943 murió el general Justo. La muertedel viejo caudillo militar dejó huérfanosy debilitados a los sectores aliadófilos

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de las Fuerzas Armadas. Por otro lado,la candidatura a presidente deRobustiano Patrón Costas implicó laadhesión de numerosos oficiales a lasideas del GOU. Mientras tanto, elgobierno naufragaba y su ministro deGuerra participaba en reunionessecretas, pero no tanto, con la oposición.El 3 de junio, el presidente Castillofirmaba, junto con el decreto dedestitución de Ramírez, su partida dedefunción política.

El GOU pensaba velar las armashasta las elecciones, pero eldescabezamiento de Ramírez aceleró susplanes. Salieron a buscar un general

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para encabezar el golpe, lo quesiguiendo el curso de nuestra historiaparece fácil, pero no fue tan así:Ramírez se negó a participar y Farrell sedisculpó diciendo que se estabadivorciando. Ese mismo día, el GOUdestacó a su principal «operador»militar, el teniente coronel Enrique P.González (alias «Gonzalito»), para queconsiguiese el general que necesitabancomo inquilino de la Rosada. Gonzáleztomó contacto con el único que estaba enoferta: don Arturo Rawson, queostentaba el mando de las unidades decaballería de Campo de Mayo.

Esa noche se volvieron a reunir

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Rawson, González y otros oficiales queno pertenecían al GOU, y acordaronderrocar a Castillo. El 4 de junio,Rawson, al frente de 10.000 hombres,salió de Campo de Mayo rumbo a laCasa Rosada. El presidente Castillo seembarcó en el rastreador Drummond eintentó resistir con el apoyo del ministrode Marina. Pero ante la falta de respaldode la Armada, al día siguiente,desembarcó en La Plata y presentó surenuncia. Rawson llegó a la Rosada,apareció en el balcón y anunció que elEjército actuaba en defensa de laConstitución y para preservar la ley y elorden. Farrell fue nombrado comandante

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del Primer Cuerpo del Ejército y Perónquedó bajo su sombra, como suprincipal ayudante.

Pero Rawson seguía vinculado a lavieja política y sus vicios. Armó sugabinete en una de las tradicionalesreuniones de los viernes en el JockeyClub, conformando la lista con viejosfigurones de la oligarquía como elexministro de Hacienda del segundogobierno de Roca. Al comprobar que elgeneral-presidente venía a hacer lomismo que ellos habían repudiado en sucomunicado de presentación ensociedad, los oficiales del GOUdecidieron desalojar a Rawson de

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inmediato, sin darle tiempo ni parahacer el juramento de prática. CuandoRamírez llegó a la Casa Rosada, lecomunicaron que él era el nuevopresidente[32].

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El Premiertrabajador[33]

Ya los timoratos que llegan hastamí, me han dicho sibilinamente aloído: «Tenga cuidado; usted haceun juego peligroso con las masasobreras». Yo les he contestado:«Tengo fe en los hombres quetrabajan, porque no he sido jamásengañado ni defraudado por loshumildes. En cambio, no puedodecir lo mismo de los poderosos».

JUAN DOMINGO PERÓN, julio de1944[34]

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Como señalamos en el tomo anterior deLos mitos de la historia argentina[35],.La brutal crisis del capitalismo mundialdesatada a fines de 1929 en los EstadosUnidos exportó sus efectos másnegativos hacia los países dependientes.Nuestra metrópoli comercial deentonces, Gran Bretaña, decidió que unabuena parte de la crisis la pagáramos losargentinos, al reducir unilateralmente losprecios de nuestras exportaciones(esencialmente granos, lanas y carnes) ysubir el precio de los productosmanufacturados que nos vendía, muchosde los cuales estaban elaborados connuestras materias primas. De esta forma

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comenzó a darse en nuestro país undesordenado proceso de sustitución deimportaciones: había que fabricar aquílo que antes comprábamos en el exteriorporque nuestra balanza comercialdeficitaria hacía imposible disponer dedivisas para importar. Este procesoindustrializador no sólo sirvió paraabastecer nuestro mercado interno, sinoque convirtió a la Argentina enexportador de bienes manufacturadoshacia el mercado latinoamericano. Para1940 el 39,3% del total de nuestrasexportaciones era de origen industrial,mientras que en 1944 esa proporción sehabía elevado al 68,4 por ciento.

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Este proceso aparejó profundasconsecuencias económicas, sociales yfinalmente políticas. La brutal rebaja delvalor de nuestros productosagropecuarios —que en algunos casosllegó al 40%— arruinó a los pequeños ymedianos productores, que se habíanendeudado para sembrar con laesperanza de levantar las hipotecassobre sus campos con la nueva cosecha.Miles de hectáreas fueron rematadas porlos bancos y compradas a precio vil porlos grandes terratenientes y lascompañías ferroviarias y frigoríficasbritánicas que aumentaron la extensiónde sus ya enormes latifundios. Miles de

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chacareros pasaron de pronto depropietarios a proletarios, quedándoseliteralmente «en Pampa y la vía»; juntocon ellos, miles de peones veíanescurrirse sus históricas fuentes detrabajo. Comenzó así un tristeperegrinar, un verdadero éxodo delcampo a las ciudades donde crecía lademanda de mano de obra para lasnacientes industrias. Allí iban dejandoatrás los campos adquiridos con tantosacrificio nuestros paisanos, los hijos dela Pampa gringa, los hijos y nietos delos que habían dado el «Grito deAlcorta»[36]. Familias enteras migrabancon lo puesto, cargadas sobre todo de

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miedos a los fantasmas de la granciudad. Uno de esos paisanos, quellegaría a ser un notable dirigentesindical, recordaba:

Muchos de nosotros hemos llegadodesde nuestras provincias corridos porla miseria y la desocupación, obligadosa desparramarnos por otros campos, porotras estancias, y por cuanta empresaindustrial fuera posible, en procura deuna vida digna. Llegamos con mapas decicatrices producidas por nuestraslabores en el campo; así venimos desdelas chacras y los montes de Entre Ríos,desde los quebrachales y algodonalesdel Chaco, desde las selvas deMisiones, las estancias de Corrientes,desde las sedientas tierras de Santiago

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del Estero, y así desde todos losrincones de nuestro inmenso territoriopatrio, trayendo en nuestras venassangre de charrúa, de araucano, deguaraní, sangre de gringos campesinos ytrabajadores, para mezclarla en losfrigoríficos y así acrisolar la unidadproletaria para lograr una vida mejor[37].

Los descamisados antes dePerónLos trabajadores recién llegados delcampo a las grandes ciudades se fueroninsertando lentamente en el sistemaproductivo. Traían consigo su

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inexperiencia política y sindical, ya quela vida política en el campo estaba muylimitada y se centraba en las peleasentre conservadores y radicales. Ni unosni otros incluían en sus discursos y susprácticas políticas el tema sindical. Engeneral, en aquellos territoriospredominaba una mentalidadconservadora, en la que la religióncatólica cumplía un rol fundamental parael mantenimiento de la obediencia y elmantenimiento de los llamados «valorestradicionales»[38].

Perón señalaba al respecto:

Ciertamente que todos los ciudadanostenían derechos electorales; pero es

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igualmente cierto que las clasestrabajadoras humildes no los podíanejercer porque su falta deindependencia económica los sometía ala voluntad patronal, con lo cual venía aresultar que el patrono, para defendersus intereses frente a los del proletario,contaba con su voto duplicado,triplicado, cuadruplicado ocentuplicado, según el número deasalariados que tuviese a su servicio[39].

El movimiento obrero argentino nonació con el peronismo pero alcanzarácon éste una etapa de enorme desarrolloy, a cambio de perder su históricaautonomía, accederá a ciertos niveles depoder estatal y paraestatal inéditos en la

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historia argentina. Como señalamos enel tomo 2 de esta serie[40], laorganización sindical en nuestro país seremonta al último cuarto del siglo XIX,cuando las crecientes oleadasinmigratorias trajeron consigo las ideasanarquistas y socialistas de lucha por ladignidad de los trabajadores y laconstrucción de una nueva sociedad sinexplotadores ni explotados. Las décadassiguientes estuvieron jalonadas porhistóricas y prolongadas huelgasgenerales, protagonizadas por laFederación Obrera Regional Argentina(FORA), y por la acción moderada delas centrales socialistas, primero la

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Unión General de Trabajadores (UGT) yluego la Confederación ObreraArgentina (COA). A ellas, a partir de1922, se sumó el planteo másnegociador de los sindicalistasorganizados en la Unión SindicalArgentina (USA).

El golpe del ’30 aglutinó a losdistintos nucleamientos obreros paraformar la Confederación General delTrabajo (CGT), de la que seautoexcluyeron los anarquistas quesiguieron respondiendo a la históricaFORA. Los primeros años de la décadafueron muy duros para el accionarsindical. A las feroces persecuciones

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que incluían la cárcel y la tortura, sesumaba un altísimo índice dedesocupación, que reducía notablementelos márgenes de influencia delmovimiento obrero organizado en lasociedad. Pero la combatividad estabalatente y estalló en 1935 —cuando seinsinuaba la salida de la crisis—, en unagran huelga general contra la políticaantinacional y antipopular del régimende Justo. A partir de entonces, elsindicalismo argentino, claramenteizquierdista, aumentó su protagonismovinculado al notable crecimiento de laactividad industrial. Al momento deproducirse el movimiento militar del 4

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de junio de 1943, la FORA seguía en suhistórica intransigencia y la USA sehabía reconstituido, en disidencia con lalínea que entendía demasiado politizadade la CGT. El comienzo de la SegundaGuerra Mundial introdujo un factor dedivisión en el sindicalismo argentino. Enmarzo de 1943, la principal centralobrera se dividió entre las llamadasCGT N.° 1 y CGT N.° 2. La primeraestaba dirigida por el ferroviario yafiliado socialista José Domenech, queproponía adoptar una actitudindependiente de los partidos políticos.Pretendía diferenciar la acción políticade la gremial y se mostraba dispuesta a

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negociar con el nuevo gobierno. En laCGT N.° 2, comandada por el municipaly también socialista Francisco PérezLeirós, se nucleaban los sindicatos máscercanos a los socialistas y comunistas,claramente opositores al gobiernomilitar. Planteaban abiertamente el finde la neutralidad argentina y la rupturade relaciones con el Eje.

Las estadísticas muestran que a lascuatro centrales sindicales en suconjunto sólo estaba afiliado el 20% delos trabajadores en actividad.

Era natural que los trabajadoresrecién llegados[41]; no se sintieran deltodo representados por las dirigencias

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sindicales de izquierda quepredominaban en el movimiento obrero,por el choque cultural que implicaba eltomar contacto con ideas y prácticaspolíticas en las que, por ejemplo, lareligión católica era denostada y losconceptos de patria y nacionalidad eranpuestos en duda como estrategiasburguesas para garantizar la dominaciónde la clase trabajadora. También losalejaba de la conducción sindical laprioridad que particularmente loscomunistas, siguiendo las directivas deMoscú le daban a la políticainternacional[42], muchas vecesponiéndola por encima de las

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reivindicaciones cotidianas. Sinembargo, estas diferencias entre lostrabajadores «nuevos» y «viejos» nodeben confundirse con un enfrentamientoentre los miembro de la clase obrera,que estaba unida de hecho por sufrir ensu conjunto la explotación patronal[43].

Los gobiernos conservadores que sesucedieron desde el ’30, por lo general,adoptaron políticas contrarias a lossectores asalariados. A pesar de lasmúltiples iniciativas de las bancadassocialistas en el Congreso,prácticamente no se sancionaron leyesfavorables a los sectores populares enaquel lamentable período[44]. Esto

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contrastaba notoriamente con la cataratalegislativa y la creación de organismosestatales destinados a la conservación yaun el aumento de la renta de lossectores más concentrados de laeconomía, como fueron de hecho lasjuntas reguladoras. Esta interpretaciónoligárquica del papel del Estado y de suintervención en la economía llevó a quelas demandas irresueltas de la clasetrabajadora se acumularan a lo largo dela década infame.

¿Un solo corazón?Los miembros de las Fuerzas Armadas

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que tomaron el poder en 1943 eranconscientes de la situación de lossectores populares. Pero de ambos ladoshabía reticencias. A los integrantes delmovimiento obrero les costaba, conjusta razón, pensar en los militares comoaliados. Los habían visto siempre desdela vereda de enfrente, encabezandotodas las represiones contra susmovilizaciones y huelgas. Todavíaestaban muy frescas las masacres de laSemana Trágica, la Patagonia[45], losquebrachales santafesinos[46] y laspermanentes intervenciones como«fuerza pretoriana» del podereconómico, como para confiar de pronto

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en la sensibilidad social de losuniformados.

Del lado de los militares tambiénhabía marcados recelos. Su formaciónderechista los hacía desconfiar de laorganización sindical internacionalista,«apátrida» en su lenguaje, y sobre todo,«atea». Sin embargo, en las filas delEjército se venía dando un proceso dediscusión, que si bien no salía de ciertosmarcos conservadores, comenzaba acontemplar el fenómeno social como untema ineludible. Más que una cuestiónde solidaridad social, se lo consideraba,ante todo, un tema estratégico paraevitar que la Argentina cayera «en

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manos del comunismo».Un texto muy revelador en este

sentido es la carta abierta que el generalFasola Castaño le escribiera alpresidente, el también general Justo, en1938:

No se le podrá perdonar a Ud. que nohaya comprendido y ni aprendido nadasobre los movimientos ideológicos que,en estos momentos, embargan a lasmultitudes del mundo entero y hayasido un Presidente de corte antiguo ycapitalista […] y haya ignorado, durantetoda su Presidencia, que existe unpueblo argentino que se debate en lamiseria, en la enfermedad y en eldesamparo moral, social y legislativomás absoluto […]. No se le podrá

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perdonar que haya dejado al puebloargentino bajo un gobierno de derecha,porque poseído de esa doctrina seguirácerrando los ojos a los problemas de lamasa del pueblo y abriéndolosgrandemente ante los de la oligarquíaque lo sostiene; no se le podrá perdonarque Ud. haya sido y sea un enemigomortal del nacionalismo argentinocreyendo que nacionalismo es unalegión que saluda a la fascista […].Compenetrado de esa doctrinanacionalista, Ud. habría viradototalmente de bordo en su acción degobierno y en vez de continuar lashuellas de sus antecesores, la Argentinaes actualmente para los extranjeros, Ud.habría procedido en forma de dejarnosuna Argentina para los argentinos[47]…

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Los oficiales con tropa a cargo,destinados a distintas partes del país, alo largo de su carrera habían podidocomprobar personalmente las terriblescondiciones de miseria de suscompatriotas. Anualmente, en larevisación médica para el serviciomilitar obligatorio, podían comprobarque a muchos convocados no podíansellarles la libreta de enrolamiento conel «apto todo servicio», por estardesnutridos, no dar la talla y el pesomínimos requeridos o padecerenfermedades sociales —es decir,evitables— cuyo agente transmisor erala miseria que incubaba en las políticas

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de exclusión y corrupción imperantes.Un notable documento que describeminuciosamente la situación social delpaís y recuerda las crónicas de AlfredoPalacios que publicamos en el volumenanterior[48], fue redactado por un oficialmédico del Ejército en 1943:

En la Argentina, país del trigo y de lacarne, cuya riqueza agropecuaria lo haceconsiderar el mejor granero y uno delos mejores mercados de carne delmundo, una gran masa de su poblaciónvive permanentemente racionada. Elhambre es un problema nacional […].Puede ser incluida en nuestros cuadrosnosográficos una enfermedad que haceestragos en las provincias del Norte y

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que el doctor Escudero llamasabiamente «el hambre crónico» […].Diversos factores contribuyenpoderosamente a mantener talsituación: la vivienda, el salario, elcosto de la vida, son influidos porcondiciones climáticas adversas quedoblegan al espíritu más batallador […].A estas condiciones ambientales seagrega la acción constante y destructivade enfermedades crónicas como elpaludismo, la enfermedad de Chagas, latuberculosis, anquilostomiasis, etc.[…]. El estado de desnutrición denuestros niños del Norte sigue siendodeplorable. La sed hace más angustiosoel problema[49].

El mismo informe calificaba de

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«aterradoras» las cifras de mortalidadinfantil:

En Jujuy fue, en el año 1941, del 205por mil; en Salta, de 141 por mil; enTucumán, de 133 por mil; en San Juan,de 111 por mil; en Mendoza, de 100 pormil; de 75 por mil en Santiago delEstero […]. Es interesante recalcar queestas cifras constituyen la mortalidadinfantil registrada. Es de imaginar quelas cifras reales serán mucho más altas,si tenemos en cuenta que el número denacimientos ilegítimos registrados enCorrientes es de 56,1% en Jujuy de46,3%, de 44,9% en Salta, de 45,4% enTucumán, de 42,1% en Santiago delEstero, de 40,2 por ciento enCatamarca, etc. […]. El control

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minucioso de anuarios estadísticosestablece que sobre 100 nacidosmueren, antes de los 20 años de edad,un 20% de los mismos. Anualmente yeso se reproduce en forma periódica ycada vez con índices más altos, en elmomento del reconocimiento médicodel 80% restante, no son incorporadospor presentar defectos físicos el 45%de los ciudadanos, lo que hace, sobree18total de la clase, sean declaradosaptos para todo servicio e incorporadossólo un 35 por ciento[50].

Y el médico militar remataba sudocumento con un diagnóstico llamativo:

A toda la gama de enfermedadessociales, de taras humanas, las rige el

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hecho capital de que gran parte de lossalarios de la masa obrera de nuestropaís está por debajo de un mínimoaceptable […]. Cuando tengamos uncódigo sanitario humano, así comotenemos un código sanitario animal;cuando la natalidad sea la expresión deun holgado bienestar económico;cuando los índices de ineptitud en elreconocimiento médico sean mínimos;cuando la vivienda y el salario haganfactible una vida más humana y mejor,recién se podrá hablar de que en nuestropaís, desde el punto de vistaalimenticio, la población ha dejado deestar racionada[51].

Hasta los más insensiblescomenzaron a entender que había dos

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Argentinas: la que se mostraba, el«granero del mundo», y la real, la de losconstructores de la riqueza que vivían,diríamos hoy, bajo los niveles depobreza, sin acceder a serviciosbásicos, como el agua potable, lavivienda digna, la salud y la educación.Y hasta ellos, aunque fuera por el temora que la miseria estallase en rebelión,tuvieron que prestar atención alproblema social sobre el que un jovencoronel del GOU venía poniendo elacento desde las primeras reuniones dela logia militar.

En su primer mes de gobierno, juntocon sus medidas derechistas en el campo

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de la educación y la cultura, losmilitares tomaron algunas decisionesque no dejaban de llamar la atención,como la rebaja de los alquileres en todoel territorio nacional y lasbonificaciones salariales a losempleados públicos que percibíansueldos lindantes con la miseria.

La columna vertebralInicialmente, el gobierno del generalRamírez, imbuido de sus prejuiciosanticomunistas, adoptó una política deenfrentamiento con el movimientoobrero. Dictó un Decreto-Ley de

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Asociaciones Profesionales queprohibía la intervención de los gremiosen política y los sujetaba al control delgobierno. El documento marca laprofunda desconfianza y los prejuiciostípicos de la derecha para con laorganización sindical. Establecía, porejemplo, que para ser reconocidosjurídicamente, en las actas constitutivasde los gremios debía quedar explicitadoque quedaba excluido «todo postulado oideología contrarios a los fundamentosde nuestra nación y al régimenjurídicosocial que establece laConstitución nacional». Ordenaba quesus afiliados «se abstengan en absoluto

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de participar en la acción política».Además le daba al DepartamentoNacional del Trabajo el derecho afiscalizar las elecciones, el manejo delos fondos y los asuntos internos quecreyera conveniente[52].

El gobierno clausuró la CGT N.° 2,con el pretexto de la «infiltracióncomunista». En contraposición a estasmedidas, Perón daba señales distintasdesde el Ministerio de Guerra. La piezaclave en la construcción de su relacióncon los obreros fue Domingo Mercante,quien tenía amistad con muchosgremialistas. Su padre militaba en elhistórico sindicato ferroviario La

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Fraternidad y su hermano estaba afiliadoa la Unión Ferroviaria. Mercante seencargó de establecer lazos entre losdirigentes y el inquieto secretario deGuerra. Así recordaba el estrechocolaborador de Perón aquellos días:

Día tras día, noche tras noche, elMinisterio de Guerra se habría deconvertir en un hervidero desindicalistas. Allí se fueron creando lasbases de la revolución social. Mientrastanto, el Departamento Nacional deTrabajo seguía inerte, en manos delcoronel Carlos M. Gianni, quien habíaasumido sus funciones en él, comopresidente, el 2 de julio de 1943[53].

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La gran oportunidad de «presentarseen sociedad» se le dio a Perón durantela huelga de los frigoríficos de 1943,que fue duramente reprimida. Susdirigentes fueron detenidos y llevados apenales de la Patagonia. Perón pidió queel Ministerio de Guerra interviniera enel conflicto y logró el primer contratocolectivo de la industria de la carne, porel cual los obreros recibieron unpequeño aumento. También logró laliberación de los detenidos, entre ellos,José Peter, un carismático dirigentecomunista que fue traído en avión desdeel penal de Neuquén. El operativoculminó el 3 de octubre en el estadio

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Sportivo Dock Sud, el ámbito propiciopara celebrar el triunfo con la presenciade Mercante y de Peter, que fue paseadoen andas por sus compañeros por toda lacancha, en medio de una lluvia de floresrojas. El 27 de octubre de 1943,paralelamente a su ascenso en el ámbitocastrense, el presidente Ramírez designóa Perón jefe del Departamento Nacionalde Trabajo (DNT), una dependencia delMinisterio del Interior. Desde la décadainfame, los sindicalistas conocían alDNT como «el cementerio deelefantes», por su inutilidad y absolutainoperancia, que era coherente con eldesprecio que sentían por el tema social

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los sucesivos gobiernos fraudulentos.Perón recordará:

Yo me di cuenta que la manija, la granpalanca, estaba en ese momento delmundo y del país en un departamentoolvidado que se llamaba DepartamentoNacional de Trabajo. Cuando lo dije,comentaron: «¡Éste está loco! ¿Para quéquerrá eso?». Y allí empecé[54].

Un empleado de la dependenciacuenta que, al hacerse cargo, Perón dioun breve discurso a los funcionariospresentes. En esa oportunidad sacó arelucir su estilo desacartonado e irónicoque, en poco tiempo, se haría famoso.Les contó que viajando por Europa

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había encontrado un reloj frente a laplaza de un viejo pueblito que cambiabasus figuras cada seis horas. Primeroaparecía un maestro con la leyenda «soyel artífice de vuestra inteligencia»;después, un abogado, «soy el defensorde vuestros intereses»; luego, un cura,«cuido vuestras almas» y finalmente, unafigura con la moraleja «soy un obrero ycon mi trabajo mantengo a los otrostres»[55].

Un mes después, el «Departamento»se convirtió, por el decreto 15.074, en laSecretaría de Trabajo y Previsión, quefuncionaría en el edificio del ConcejoDeliberante, en Perú y la actual Hipólito

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Yrigoyen, a dos cuadras de la CasaRosada. Al adquirir el rango superior deSecretaría de Estado, el organismodejaba de estar en la órbita delMinisterio del Interior y pasaba adepender directamente del presidente.La Secretaría absorbió el viejodepartamento laboral, la ComisiónNacional de Casas Baratas y laDirección Nacional de Inmigración.

Si bien Perón sabía que la base deconstrucción de su apoyo políticopasaba por la Secretaría, no quisoabandonar su cargo en el Ministerio deGuerra, que le permitía manejar losascensos, destinos y retiros en el

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Ejército. De esta forma, tenía cerca asus leales y lejos y sin fuerza a susenemigos, como se lo comentaba a unperiodista del diario chileno ElMercurio:

El Ejército Argentino cuenta con más omenos 3600 oficiales combatientes.Pues bien, todos, con excepción deunos 300 que no nos interesan, estamosunidos y juramentados: todos tenemosfirmadas ante el Ministerio de Guerralas respectivas solicitudes de retiro. Enmi fichero las tengo a todas. Losoficiales que no pertenecen a nuestraunión no nos interesan porque no sonelementos que necesitamos para la obraen que estamos empeñados[56].

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En el mismo reportaje, Perónhablaba de la ideología de la revoluciónen marcha:

Nuestro movimiento es esencialmenteespiritualista. Yo personalmente soysindicalista por antonomasia, y comotal, anticomunista, pero creo que debeorganizarse el trabajo en forma sindical,de modo que el trabajador, y no losdirigentes agitadores, sean los querealmente aprovechen los mayoresbeneficios del esfuerzo que hace. […]He impartido al Departamento unaorganización que responde a lasfinalidades mismas que se persiguenpara mejorar la condición de vida de lostrabajadores, sin que se tolere queprospere ningún conflicto de orden

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social. Así, en los pocos días que estoyallí he podido dar término a conflictosdel trabajo que se arrastraban poralgunos años. No voy a aceptar que semantengan dificultades en el orden deltrabajo, y mediante solucionestransaccionales con los patrones y pormedio de comisiones paritarias mixtas,estoy dispuesto a terminar con todaposible dificultad en eldesenvolvimiento del trabajo en elpaís[57].

Pero el periodista quería saber másy le preguntó si no temía la reacción delos capitalistas frente al avance de laspolíticas adoptadas en beneficio de lostrabajadores:

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Es natural que así sea. Usted sabe loceloso y miedoso que es el dinero. Anosotros, los oficiales argentinos, nosinteresa el progreso de nuestra Patria yen esta labor no permitiremos lainterferencia de la acción capitalista. Enel gabinete anterior había un ministroque representaba genuinamente losgrandes intereses económicos[58],muchos de los cuales son extranjeros.Personalmente, creo que ese caballeroera una correctísima persona, perodebió limitarse a ser ministro deHacienda, y no pretender desviar lalínea internacional de nuestro gobierno.No crea, por lo que digo, que somosanticapitalistas. Por ningún motivo,pero tampoco permitiremos que elcapital, que el dinero, que no nosinteresa, nos venga a dominar. A la

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Argentina no debe dominarla ningúninterés, y el capitalismo internacionalestá equivocado si cree que puededominar el espíritu nacional de laArgentina que el Gobierno encarna[59].

Mejor que prometer…En su discurso de asunción comosecretario de Trabajo y Previsión, Perónseñaló que los objetivos del área a sucargo eran los altos principios de lacolaboración social, con el objeto derobustecer los vínculos de solidaridadhumana, incrementar el progreso de la

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economía nacional, fomentar el acceso ala propiedad privada, acrecer laproducción en todas sus manifestacionesy defender al trabajador, mejorando suscondiciones de trabajo y vida[60].

Pocos días después, Perón refuerzasu teoría de la colaboración de clases yalerta sobre los peligros de la inacciónen la cuestión social:

Se ha hecho urgente la inteligenteintervención del Estado en lasrelaciones del trabajo, a fin de lograr lacolaboración, sin rozamientos,injusticias ni prevalencias inadmisibles,de todos los que contribuyen con sumúsculo, su inteligencia o su capital, ala vida económica de la Nación. El

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supremo interés de la Patria exige alEstado moderno una función rectora yreguladora que nuestra Revolución halocalizado, en lo relativo al trabajo, enla Secretaría que estamosorganizando[61].

Esa referencia a los trabajadoreshoy puede parecer formal y escasa, peroubiquémonos en el tiempo y el espacio:hasta entonces, en la conservadorahistoria de los funcionarios argentinos,nunca un miembro del Poder Ejecutivohabía hablado en esos términos. Los«liberales» argentinos, aunque sedeclaraban opuestos a la intervencióndel Estado, siempre habían recurrido a

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ella en beneficio propio, a través decréditos, exenciones impositivas,subsidios y todo tipo de prebendas.Ahora, Perón les estaba diciendo que elEstado iba a intervenir en un terreno quelos patrones tradicionales considerabanun feudo: las relaciones laborales en susfábricas, campos y empresas.

Perón puso al frente del área dePrevisión Social a Mercante. Tambiéncontó con técnicos como el catalán JoséFiguerola y Tresols, antiguocolaborador del dictador españolMiguel Primo de Rivera y experto enlegislación laboral. Instalado en laSecretaria, Perón convocará a los

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dirigentes gremiales, en buena medidade extracción socialista, sindicalista,comunista y anarquista. Les pediráobediencia a cambio de garantizarlesuna acción en favor de las clases másdesposeídas, que en pocos meses sedevelará tan cierta como efectiva.

En el movimiento obrero seguían losrecelos contra el coronel, como lodemuestra la resolución del CongresoGeneral Ordinario de la CGT reunido enla sede de la Unión Tranviarios. En élfue electo secretario general, por casi118.000 votos, el socialista ÁngelBorlenghi. El texto resolvía «condenarla intromisión de personas extrañas al

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movimiento obrero para la solución delos conflictos entre el capital y eltrabajo», a la vez que proponía«intensificar la campaña contra lacarestía de la vida, a fin de interesar alos poderes públicos de ese grave azotepara la economía del pueblotrabajador»[62].

Perón decidió seguir a la ofensiva:obtuvo la revocación de la irritante Leyde Asociaciones Profesionales y redactóestatutos para reglamentar la previsiónsocial, la vivienda, las vacaciones y eltrabajo rural, que fueron aprobados porel presidente. La Secretaría tomó parteactiva en los conflictos laborales y

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estimuló la agremiación por oficio eindustrias. Esto permitió elacercamiento con la CGT N.° 1comandada por el dirigente de la UniónFerroviaria, José Domenech.

Para efectivizar los beneficiosimpulsados por la Secretaría, lostrabajadores debían constituir susorganizaciones gremiales; comodependían del gobierno para fortalecersu posición, estos nuevos sindicatosnacieron ligados a Perón. Con los yaexistentes, adoptó distintas tácticas.Algunos dirigentes fueron cooptados,como el socialista Juan Bramuglia de laUnión Ferroviaria. Cuando se

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resistieron, como en los casos de lasindustrias textil y frigorífica, alentó a lassegundas filas de dirigentes a rompercon sus líderes y crear sindicatosparalelos que gozaran de los beneficiosque les prometía la Secretaría.

El 9 de diciembre de 1943, Perónparticipa en Rosario de una asamblea dela Unión Ferroviaria en la que eldirigente José Domenech afirma:

El gobierno acaba de tener el acierto decrear la Secretaría de Trabajo yPrevisión. Un militar, el coronel Perón,tiene el honor de ser El PrimerTrabajador Argentino[63].

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Esto daba cuenta de la importanciacreciente de Perón, pero tambiénreflejaba la certeza de que losbeneficios conseguidos corrían peligrosi el coronel desaparecía de la escenapolítica.

Meses más tarde, Perón lanzaría unade sus frases destinadas a quedar en lahistoria:

Creo que las reivindicaciones, como lasrevoluciones, no se proclaman, secumplen sencillamente. Y esecumplimiento que nos llevó siempre apreferir los realizadores a losteorizantes, fue la consigna rígida a queajustamos nuestra acción estatal. Hesido fiel a ella porque entiendo que

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mejor que decir es hacer y mejor queprometer es realizar[64].

El sacudón de la historiaA las 20.45 del 15 de enero de 1944, elpaís se sacudió literalmente: ungravísimo terremoto destrozó la capitalsanjuanina. Murieron 7000 personas,12.000 estaban heridas, muchas degravedad, y el 90% de las edificacionesdel la ciudad cuyana quedaron en ruinas.Las pérdidas se calculaban en más decien millones de dólares. La Secretaríade Trabajo y Previsión se puso al frente

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de coordinación nacional de la ayuda alos sobrevivientes. La tragediasensibilizó al país entero, que pudo vera través de las fotografías de los diarios,y más crudamente a través de losnoticieros cinematográficos, losterribles padecimientos de loscompatriotas que lo habían perdidotodo. Se realizaron centenares decolectas y, como siempre, la solidaridadfue directamente proporcional a lapobreza de los donantes: daban más losque menos tenían. Fue en aquellasparticulares circunstancias cuando Peróny Evita se encontraron para siempre. ElGeneral recordaba décadas después:

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Entre los tantos que pasaron en esosdías por mi despacho, había una mujerjoven de aspecto frágil pero de vozresuelta, de cabellos rubios y de ojosafiebrados. Decía llamarse Eva Duarte,era actriz de teatro y radio y queríaconcurrir de cualquier manera a lasobras de socorro por la desgraciadapoblación de San Juan. Hablabavivamente, tenía ideas claras y precisase insistía para que le asignara unamisión. —Una misión cualquiera—decía. —Deseo hacer cualquier cosapor esa pobre gente que en estemomento es más desgraciada que yo.Yo la miraba y sentía sus palabras queme conquistaban: estaba casi subyugadopor el calor de su voz y de su mirada.Eva era pálida pero mientras hablaba surostro se encendía como una llama.

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Discutimos largamente. […] Vi en Evitaa una mujer excepcional. Una auténticaapasionada, animada de una voluntad yde una fe que se podía parangonar conaquella de los primeros cristianos. Evadebía hacer algo más que ayudar a lagente de San Juan; debía trabajar por losdesheredados argentinos, porque enaquel tiempo, en el plano social, lamayoría de los argentinos podíaequipararse a los sin techo de la ciudadde la cordillera sacudida por elterremoto[65].

Eva Duarte, como muchas artistas ypersonalidades de la época, prestó suapoyo y recorrió las calles con lasalcancías que recaudaban fondos paraaquella gran colecta nacional en pro de

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San Juan. Según Radiolandia, Evitarecolectó 633,10 pesos, muy lejos delrécord de Libertad Lamarque que sumó3802,90.

El encuentro oficial con Perón, quemarcaría la vida de Eva para siempre,se produjo la noche del 22 de enero de1944 en el Luna Park, cuando se realizóun festival artístico a beneficio de lasvíctimas del terremoto.

Aquella noche, Eva actuó junto a sucompañía de radioteatro. Después sesentó al lado de Perón y, terminada lafunción, se fueron juntos. En La razónde mi vida, ella dice que fue su «díamaravilloso». Por entonces, Perón vivía

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en un departamento de Arenales yCoronel Díaz con una joven mendocinade veinte años, llamada María CeciliaYurbel, a la que él había apodado «laPiraña». Evita la echó y la despachó deregreso a Mendoza. A los pocos días,Perón logró alquilar un departamentocontiguo al de su nueva novia en la callePosadas. Ya vivían juntos y losenemigos de la pareja lanzaban uno delos primeros chistes sarcásticos, quereproducía un imaginario diálogo en elque Evita le preguntaba a Perón: «¿Aqué santo le debo tanta felicidad? —ASan Juan, Negrita, a San Juan».

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Mejor que decir…En menos de un año se había avanzadomucho en el campo laboral, como nuncaen nuestra historia, muy modesta enrealizaciones en favor de la clasetrabajadora. Tenía razón, muchos añosdespués, el General al afirmar: «no esque nosotros hayamos sido muy buenos,los otros fueron muy malos». Esto nodebe quitarle mérito a lo hecho en tanpoco tiempo por la Secretaría, como loreconocían los sindicalistas de la época:

En nuestro trabajo sindicaladvertimos a partir de 1944 cosasincreíbles: que se hacían cumplir leyes

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sociales incumplidas hasta entonces; queno había necesidad de recurrir a lajusticia para el otorgamiento devacaciones; otras disposicioneslaborales, tales como el reconocimientode los delegados en las fábricas,garantías de que no serían despedidos,etc., tenían una vigencia inmediata yrigurosa[66].

Entre los múltiples logrosimpulsados por la Secretaría hay quedestacar:

Ley de indemnización pordespidos.El seguro social y la jubilación se

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fueron extendiendo a todos lostrabajadores.La creación de los Tribunales deTrabajo, que le daban un marcolegal a las relaciones laborales ysacaban los litigios de lostribunales civiles y comerciales,que estaban muy vinculados alpoder económico y generalmentefallaban en contra de lostrabajadores.Creación de las Escuelas deOrientación y CapacitaciónProfesional.Cierre de las agencias decolocaciones y creación del

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Registro Nacional de Colocacionesde la Nación.Construcción del PoliclínicoFerroviario, un verdadero modelode asistencia médica sindical.Mejoras salariales sustanciales y,más tarde, la imposición del sueldoanual complementario —elaguinaldo— para todos lostrabajadores.Cumplimiento efectivo de lalegislación protectora de losderechos del trabajador a través deuna red de inspectores de laSecretaría que abarcaba todo elpaís.

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En octubre de 1944, la Secretaríaimpulsó la firma del decreto 28 169, quepasará a la historia como el «Estatutodel Peón de Campo». Muchos añosdespués, en 1973, el General recordarálos conflictos desatados por el Estatuto,incluso uno de índole familiar:

Cuando se hizo el Estatuto del Peón yobligamos a todo el mundo a poner unsalario —porque diez pesos no era unsalario—, se produjo gran alboroto ennuestro campo. La primera carta querecibí fue de mi madre, que tenía unaestancia en la Patagonia, diciéndome:«Si vos crees que les puedo pagarciento cincuenta pesos a los peones, tehas vuelto loco». Naturalmente que,

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reglón seguido, le contesté: «Si nopodés pagar, tenés que dejarlos quevayan a otra parte, donde les paguen; envez de tener veinte, tené diez peones,pero por lo menos pagales». Y lo pagóy, además, quedó conforme[67].

El Estatuto beneficiaba a uno de lossectores más postergados: lostrabajadores rurales que no gozaban dela más mínima protección legal. Hastaese momento, debían regirse por loshorarios y salarios fijados por el patrón,que no incluían descanso ni vacacionespagas. Toda esta ignominia estabajustificada, según la Sociedad Ruralporque

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el trabajo en el campo, trabajo enextensión, por lo general y laintemperie, por su propia índole, fue yes de acción personal del patrón. Ésteactúa, con frecuencia, con los peonesen la labor común, la que acerca a laspersonas y establece una camaradería detrato que algunos pueden confundir conel que da el amo al esclavo, cuando enrealidad, se parece más bien al de unpadre con sus hijos[68].

También se sancionaron por decretonumerosas leyes sociales que losdiputados socialistas habíaninfructuosamente intentado imponer enun Congreso que, dominado porconservadores y radicales,

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invariablemente habían sido vetadas unay otra vez. Lenta pero inexorablemente,la desconfianza de no pocos dirigentesobreros se fue convirtiendo en unreconocimiento pleno de la obra del«coronel del pueblo». Lasconversaciones y el trato informal queles daba Perón, la escucha que hacía delos planteamientos obreros y elcumplimiento de las promesas fueronhaciendo el resto.

Por supuesto que no todas eranflores en el jardín del coronel. Losdirigentes sindicales que se oponían a suobra por considerarla demagógica ocorporativista eran duramente

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perseguidos y encarcelados. Susorganizaciones gremiales no gozaban delreconocimiento legal de la Secretaría, loque las dejaba en una situación muydifícil, en la que prácticamente nopodían operar.

Convocando al capitalPara concretar su plan de «colaboraciónde clases», Perón buscó el apoyo delsector empresario. El 28 de julio de1944 creó la Secretaría de Industria yComercio para promover la actividadindustrial. Tal como se aprecia en eldiscurso dado en la Bolsa de Comercio

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el 25 de agosto de 1944, frente a lalucha de clases planteada por laizquierda, la postura de Perón eraconciliatoria. Pretendía que losempresarios ganaran un poco menos yque los obreros incrementaran sussalarios como estímulo para aumentar laproducción con el apoyo del Estado. Seproponía transformar a los proletariosen propietarios y, en ese sentido, hacíahincapié en la importancia de laspolíticas sociales de previsión ycréditos para la vivienda y en elconsumo.

Decía Perón, siguiendo el conceptode la «rueda virtuosa producción-

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consumo-producción» elaborado por eleconomista británico Keynes[69], que lospatrones terminarían por aceptar unnivel de sueldos más alto que, endefinitiva, recuperarían a través delaumento del consumo. Así formalizaríanfinalmente un pacto entre capital ytrabajo para evitar que los obrerosproletarizados cayeran en la «tentacióncomunista».

Señores capitalistas: no se asusten demi sindicalismo, nunca mejor que ahoraestará seguro el capitalismo, ya que yotambién lo soy, porque tengo estancia, yen ella hay operarios. Lo que quiero esorganizar estatalmente a lostrabajadores para que el Estado los

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dirija y les marque sus rumbos y de estamanera se neutralizarán en su seno lascorrientes ideológicas yrevolucionarias que puedan poner enpeligro nuestra sociedad capitalista deposguerra. La experiencia modernademuestra que las masas obreras mejororganizadas son, sin duda, las quepueden ser dirigidas y mejor conducidasen todos los órdenes. Las masas por síno cuentan, cuentan por sus dirigentes,y yo llamo a la reflexión a los señoresque piensen en manos de quiénesestaban las masas obreras argentinas ycuál podía ser el porvenir de esa masaque, en un crecido porcentaje, seencontraba en manos de dirigentescomunistas, que no tenían ni siquiera lavirtud de ser comunistas argentinos,sino que eran comunistas importados,

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sostenidos y pagados desde el exterior.Hay una sola forma de resolver elproblema de la agitación de las masas, yella es la verdadera justicia social en lamedida de todo aquello que sea posiblea la riqueza del país y a su propiaeconomía […]. Ir más allá, es marcharhacia el cataclismo económico;quedarse muy acá es marchar hacia uncataclismo social […] es mejor dar un30% a tiempo que no perder todo aposteriori. La organización de las masasserá el seguro y el Estado organizará elreaseguro, que es la autoridad necesariapara que, cuando esté en su lugar, nadiepueda salirse de él. Se ha dicho,señores, que soy un enemigo de loscapitales, y si observan lo que les acabode decir, no encontrarán ningúndefensor, diríamos, más decidido que

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yo, porque sé que la defensa de losintereses de los hombres de negocio, delos industriales, de los comerciantes, esla defensa misma del Estado[70].

El debutEl 4 de diciembre de 1944, Perón sedirigió por primera vez a una multitudcompuesta por trabajadores que semovilizaron para apoyar su obra. Laocasión la dio el festejo por la sancióndel régimen jubilatorio para losempleados de comercio. Dijo desde losbalcones de la Secretaría:

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La jubilación no puede ser un privilegio,sino un derecho de todos los quetrabajan. Y al sostenimiento de eseseguro social deben concurrir elEstado, las empresas y el individuo,porque, mientras las primerasprosperan, el hombre que entregó todassus energías para que se engrandecierandeclina, falto de una legislaciónprevisora y humana. Esto es irritante ydebe terminar[71].

Desde la oposición de izquierda eincluso de las propias filas de laderecha «liberal» argentina comenzarona calificar a Perón y al gobierno defascistas. El coronel decidióresponderles, a fines de 1944, a través

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de un documento destinado a la prensa:

¿Por qué el gobierno argentino no esfascista? Tal ideario político, u otro deigual naturaleza, comportanecesariamente el propósito de crear unEstado absoluto en lo político, moral,racial o económico. Es decir, «unEstado absoluto frente al cual elindividuo sería relativo». El GobiernoArgentino, por el contrario, tiene fe enlas instituciones democráticas del paísporque ellas son la resultante de suproceso histórico, y porque nacen y seapoyan en la participación de todos losciudadanos «en la soberanía delEstado». La gestación, el estallido y eldesarrollo revolucionario que forja elgobierno actual, se enciende en idealespuros y renovadores de índole

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popularísima. El país vivía un régimendemocrático aparencial. El gobierno selograba mediante eleccionestorpemente viciadas. […] El gobiernorevolucionario terminó con una épocanefasta para el país y desea: en lopolítico, la aplicación pura y simple delas disposiciones de su CartaFundamental; en lo económico, unrégimen de libertad constitucional queconcluye, como se sabe, donde empiezala libertad de los demás, y que exige elcontrol del Estado; y en lo social, lacreación del Derecho del Trabajo quepermita al ser humano «por el hecho denacer, el derecho de vivir con dignidad».Aspira, en suma, al restablecimiento dela aplicación clara y leal de la ley. Poreso, el ordenamiento jurídico que sebusca rápidamente en el juego normal

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de sus instituciones, o lo que es lomismo, la normalidad constitucional, noimportará jamás volver al engaño de lasmasas, porque el fundamento del Estadoes la felicidad del conjunto, vale decir,la realización integral de la Justicia[72].

Perón expuso sus ideas decenas deveces ante militares y empresarios,insistiendo en que después de la guerrala Argentina debería aumentar elconsumo interno porque lo más probableera que disminuyese nuestro comercioexterior. Por un lado, los paíseseuropeos —nuestros principalescompradores— deberían dedicarse areconstruir sus economías, lo que les

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dejaría poco margen para proveer losproductos elaborados que importaba laArgentina y menos divisas para adquirirnuestras exportaciones. Esto afectaríanuestra balanza comercial y dejaríacomo principal proveedor de bienesindustrializados a los Estados Unidos,que no era comprador de nuestrosproductos agropecuarios. Para evitarque la economía argentina se ahogaseera necesario aumentar la producciónimpulsando el consumo interno yprofundizando el proceso de sustituciónde importaciones iniciado con la crisisde los años 30. Para esto resultabaimprescindible ayudar a los empresarios

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nacionales y aumentar los sueldos de lostrabajadores. En este plan, el rol delEstado era fundamental. Cumpliría unpapel de árbitro supuestamenteimparcial, invertiría en obras deinfraestructura y se haría cargo de losservicios públicos para abaratar loscostos.

La invitación de Perón a loscapitalistas a sumarse a su proyectonacional no fue aceptada por losverdaderos dueños de la Argentina, quecomenzaron a sospechar de los planesdel coronel. No sabían muy bien dóndeubicarlo ideológicamente. Para algunosse trataba de un nazi; otros consideraban

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que era un fascista que le hacía el juegoal comunismo. El conservadurismo denuestra clase dirigente, formalmenteabroquelada en un liberalismo políticoque decía representar y que nuncarespetó, se irá convirtiendo en el escudomás fuerte contra la alianza de clasessoñada por el coronel. Perón tendrá queir pensando en cómo reemplazar, através de un Estado fuertementeinterventor, la deserción de unaburguesía que nunca había sido nacional,apenas había nacido aquí.

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Ni yanguis, nimarxistas

Uno no puede eludir la sensación deque el fascismo del coronel Perón essólo un pretexto para las actualespolíticas del Sr. Braden y suspartidarios en el Departamento deEstado. Su verdadero objetivo eshumillar al único paíslatinoamericano que ha osadoenfrentar sus truenos. Si laArgentina puede ser sometidaefectivamente, el control delDepartamento de Estado sobre elhemisferio occidental será absoluto.Esto contribuirá simultáneamente amitigar los posibles peligros de la

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influencia rusa y europea sobreAmérica latina, y apartará a laArgentina de lo que se supone esnuestra órbita.

Informe de VÍCTOR PEROWNE,funcionario del Foreign Office, 4 de

julio de 1945[73]

Para entender el complejo y fundamentaltema del conflicto entre la Argentina ylos Estados Unidos durante el ascensode Perón al primer plano de la políticanacional, es necesario retroceder unosmeses, hasta finales de 1943. Elsecretario de Estado norteamericano,Cordell Hull, había dicho que después

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del ataque japonés a Pearl Harbour laArgentina se había convertido en un«mal vecino» y en un factor de discordiaentre los Estados Unidos y GranBretaña[74]. Las relaciones entreArgentina y la potencia del Norte teníanuna larga historia de roces yentredichos, por la tradicionalresistencia argentina a aceptar lahegemonía norteamericana en el«sistema panamericano» que sepretendía construir desde Washington.Pero con el trasfondo de la neutralidadde nuestro país en la Segunda GuerraMundial, la tensión fue creciendo antelas acusaciones de «pronazi-fascistas»

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lanzadas desde el Departamento deEstado contra los gobiernos argentinosdesde Castillo en adelante.

Ante todo, carece de racionalidaddarle a la política exteriornorteamericana la categoría moral parajuzgar el carácter democrático oautoritario de tal o cual gobierno. Conuna continuidad apabullante, losocupantes de la Casa Blanca condujeronpermanentes atropellos a las libertadesde nuestros pueblos hermanos,instalando a sangrientos dictadores acosta de la vida de miles delatinoamericanos. Durante la SegundaGuerra Mundial, el presidente de

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Estados Unidos era Franklin DelanoRoosevelt, quien el 26 de diciembre de1933 había firmado, durante la SéptimaConferencia Panamericana, la siguientedeclaración: «Ningún Estado tienederecho a intervenir en los asuntosinternos o externos de otro». Alestampar su firma, el mandatarionorteamericano declaró:

Me permito decir con toda tranquilidadque se ha sugerido el principio generalde nointervención con nuestro apoyo, yque ningún gobierno puede temerninguna clase de intervención de partede los Estados Unidos durante laadministración Roosevelt[75].

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Sobre las relaciones de los EstadosUnidos con el Tercer Reich de Hitlerdurante la presidencia Roosevelt, elinvestigador norteamericano CharlesHigham señala que

empresas como Ford, General Motors,Standard Oil, ITT, el Chase NationalBank y el National City Bankpracticaron la ideología del Business asUsual [negocios como de costumbre].Unidos además por ideas reaccionarias,los miembros de La Fraternidad[76]

veían con agrado un sistema fascistamundial que los tuviera a ellos comolos únicos y excluyentes hombres denegocios. El vuelco del curso de laguerra los tornó más patriotas, pero noevitó que continuaran comerciando con

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el enemigo[77].

Cuando en 1974 comenzó una seriede demandas contra las empresasnorteamericanas que se sirvieron deltrabajo esclavo de los campos deconcentración instalados por los nazis,

el vocero de la Ford, John Spellich,defendió la decisión de la empresa demantener los lazos económicos con losnazis, alegando que el gobiernoestadounidense había continuado,indefinidamente, sus relacionesdiplomáticas con Berlín hasta elbombardeo de Pearl Harbour, endiciembre de 1941[78].

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El fundador de la empresa, el míticoHenry Ford, había escrito un conocidolibro antisemita, El judío universal. Elpropio Hitler reconoció la notableinfluencia de aquel texto en la escriturade su Mein Kampf[79]. En 1938 —cuando las persecuciones del régimen deHitler contra judíos y alemanesopositores ya eran vox pópuli—, en sucumpleaños número 75, el empresariomás emblemático de los Estados Unidosrecibió un regalo muy especial: la GranCruz de la Orden Suprema del ÁguilaAlemana. Obviamente, la condecoraciónno era una bijouterie que se le otorgabaa cualquiera. Había que hacer méritos

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con el Führer y ser una persona quegozara de indiscutible admiración yrespeto por parte del dictador y suséquito. Meses antes, la había recibidoMussolini. Fue el cónsul nazi en Detroit,Karl Kapp, quien estampó en el pechode Ford la condecoración, mientras leentregaba un cariñoso telegrama deHitler deseándole un muy felizcumpleaños[80].

En el período que nos ocupa y hastabien entrada la década de 1960,millones de negros en los EstadosUnidos debían dar el asiento a losblancos en los transportes públicos; nopodían concurrir a los mismos colegios,

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les estaba prohibido acceder a losestudios universitarios y erandiscriminados en todas las formaspensadas e impensadas. ¿Desde quémoral los funcionarios de aquel paíspodían erigirse en los campeonesmundiales de los derechos civiles y delantifascismo?

Por todo lo dicho, las críticas algobierno argentino de entoncesprovenientes del Departamento deEstado no deberían tener el carácter deindiscutibles, ni mucho menos dedesinteresadas. La primera pregunta quesurge, y quizás la más obvia, es por quéel gobierno argentino resumía, según

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Washington, todos los males delfascismo y el autoritarismo, mientrasque el brasileño encarnado por GetúlioVargas —que había proclamado, segúnel lenguaje específico del fascismo, su«Estado Novo» y que permaneció en elpoder durante quince años, muchos deellos con la actividad política opositoracompletamente prohibida— no parecíacuestionable. El gobierno brasileñoaccedió inmediatamente a la calificaciónde «democrático» en el diccionario delDepartamento de Estado al declarar laguerra al Eje, lo que bastó para dejar enel olvido su pasado muy poco afecto alas libertades públicas que los

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«hermanos del norte» siempre dijerondefender.

Por si hace falta aclararlo, loprecedente no opera de ninguna maneracomo justificativo para las actitudesautoritarias del gobierno argentino de laépoca, sino que intenta poner el análisispor fuera de la clásica aceptaciónexplícita o tácita de una parte de nuestraintelectualidad de la probidad delgobierno estadounidense para emitirjuicios en materias en las que un mínimode pudor debió haberlos inhibido.Intentaremos demostrar que la actitudhostil del gobierno norteamericano tuvopoco que ver con la declamada intención

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de combatir al nazifascismo y muchocon aprovechar la coyuntura paradesplazar a la Argentina de su lugarpreponderante en América Latina, paraeliminarla de la competencia por unmercado mundial que Estados Unidosquería monopólico, y para hacerse cargodel papel de potencia hegemónica denuestro país que venía ocupando GranBretaña.

El tiro por la culataHacia fines de 1943, el curso de laguerra comenzó a favorecer a losaliados y, desde entonces, al gobierno

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argentino se le hizo más difícil sostenersu posición de neutralidad. Aumentabanexponencialmente las presionesestadounidenses para que la Argentinarompiese relaciones con el Eje y seintegrase al «sistema panamericano»,alineado con Washington.

El almirante Segundo Storni,ministro de Relaciones Exteriores delgobierno de Ramírez, era un conocidopartidario de los aliados, que habíavivido en los Estados Unidos durante laconstrucción del acorazado Rivadavia.El 5 de agosto de 1943, Storni le envió,a través del embajador norteamericanoArmour, una carta personal y

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confidencial al secretario de Estado,Cordell Hull, diciéndole:

Puedo afirmar, señor secretario, que lospaíses del Eje nada tienen que esperarde nuestro gobierno y que la opiniónpública es cada día más desfavorable.Pero esta evolución podría ser másrápida y eficaz para la americana si elpresidente Roosevelt tuviera un gestode franca amistad hacia nuestro pueblo;tal podría ser el suministro urgente deaviones, repuestos, armamentos ymaquinarias para restituir a la Argentinaen la posición de equilibrio que lecorresponde con respecto a otrospaíses americanos[81].

También le pedía paciencia a Hull

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porque, según Storni, le parecíainoportuno y de poca caballerosidaddeclarar la guerra al Eje cuando laderrota era irreversible. El que teníapoco de caballero era mister Hull, quelejos de mantener en secreto la carta ydarle tiempo a Storni para negociar conel frente interno, decidió darla a conoceral mundo, dejando muy mal parado alalmirante. Además, el Departamento deEstado emitió un durísimo comunicadooficial en el que le quitaba, literalmentede un plumazo, todas las ingenuasilusiones de que los Estados Unidosproveyera de armas y repuestos anuestro país.

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Bajo el influjo de Hull, Washingtonpasó a la ofensiva: suspendió lospermisos de exportación para casi16 000 embarques que estabanacordados con anterioridad al 1.° demayo. La medida privaba a la Argentinade maquinarias, materias primas yartículos manufacturadosimprescindibles. En particular, se veíanafectados los insumos industriales, loque alejaba cada vez más lacompetitividad argentina de la brasileñaen este rubro. La decisión cumplíafielmente el plan estratégico de losEstados Unidos para la región: debilitaral máximo a la Argentina e impulsar el

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desarrollo industrial y militar de suahora incondicional aliado, Brasil.

Decía Hull a fines de 1944:

Argentina es el cuartel del fascismo enel hemisferio occidental. Y un focopotencial de infección. […] Elmovimiento nazifascista atrincheradoen la Argentina requiere una accióneconómica diseñada para ejercer elmáximo de presión sobre la economíaargentina y, de tal modo, privar alpresente régimen del apoyo económicoy financiero que hace posible suexistencia[82].

Pero la opinión de Hull y de loshalcones de la Casa Blanca no era la

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única. Los analistas norteamericanosmás inteligentes ya venían advirtiendosobre los riesgos de la campaña yanqui:

Bien puede imaginarse la risotadapopular con que el argentino comúnrecibe la noticia de que se le va a«proteger» de Hitler con elestablecimiento de bases de los EstadosUnidos en su territorio o en el vecino[…]. Aquí es una broma del peor gusto,porque el argentino dice: «Losnorteamericanos nos protegerán contraHitler en el mar, pero ¿entonces, quiénva a protegernos contra el yanqui en elumbral?». Con razón o sin ella, elargentino entiende que las bases estánapuntando no contra Alemania sinocontra la Argentina. Porque sabe —y es

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su lección cotidiana— que la economíaargentina no es complementaria sinoque está en competencia con laeconomía de los Estados Unidos, quemientras las economías de algunospaíses sudamericanos puedencombinarse con la de los EstadosUnidos con provecho mutuo, todafusión permanente entre las economíasargentina y estadounidense seríasolamente una desventaja para la másdébil. La oposición a las bases, en elpueblo argentino, es universal yunánime[83].

Hull quería presionar al gobierno deRamírez; pero en lo inmediato, con sucarta y sus draconianas medidas,debilitó a los sectores más moderados y

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fortaleció a los más duros. Storni debiórenunciar y los nacionalistas másretrógrados ocuparon espacios clave.

Que Dios y la Patria se losdemandenEn octubre de 1943 hubo un cambio degabinete: asumió como ministro deJusticia e Instrucción Pública elultraconservador y confeso antisemitaGustavo Martínez Zuviría, que comonovelista usaba el seudónimo de HugoWast. El ministro había escrito cosascomo: «El judaísmo es algo indeleble

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como el color de la piel de uno. No esuna religión, es una raza». En aquelcontexto, nuestros autodenominados«nacionalistas» dieron rienda suelta a suculto al hispanismo recalcitrante. Huboque escuchar discursos como elpronunciado por el interventor en laEscuela Superior del Magisterio, JordánBruno Genta, ante miles de maestras queno podían huir despavoridas porquefueron obligadas a concurrir:

es urgente la rehabilitación de lainteligencia en el maestro normal por ladisciplina metafísica y teológica que larestituya al hábito de Dios y de lasesencias. Se trata de que el maestro

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asuma conciencia lúcida y fervorosa detodo lo que concierne a la defensa denuestra soberanía y de que enseñe a susniños que la escuela argentina, antesprepara para saber morir en la horaprecisa, que para asegurar una vidatranquila y confortable y que el aradopueda abrir el surco porque la espadavigila[84].

Acto seguido, se dirigió a laconcurrencia el interventor en elConsejo Nacional de Educación, IgnacioB. Olmedo, quien espetó:

Mujeres para procrear héroes, nomadres de renegados. La mujerargentina debe cumplir celosamentecon sus obligaciones naturales. La

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dignificación de la mujer consiste en nosubstraerla de su menester específico.La Nueva Argentina quiere mujeressanas, fuertes y limpias. Debemosmantener nuestra personalidaddiferenciada, dentro del troncohispánico, católico y romano[85].

Contrariando la histórica Ley 1420de educación laica, gratuita yobligatoria, el gobierno decretó laobligatoriedad de la enseñanza de lareligión católica en las escuelas delEstado.

Entre los nuevos ministros figurabael del Interior, general Luis CésarPerlinger, un confeso admirador del

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nazismo. Bajo su impulso se suspendióla publicación de periódicos judíos, sereprimió a comunistas y a liberales. Porun decreto del 31 de diciembre de 1943,todos los partidos políticos fueronproscriptos, mientras se agudizaba elcontrol sobre los medios decomunicación.

Pero, según la Iglesia, no había porqué preocuparse: «nada hay que tengasabor a totalitarismo en el actualgobierno»[86], escribía monseñorGustavo Franceschi en la revistaCriterio.

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Los mareadosEl fanatismo, como suele ocurrir, diopaso a la ridiculez y se formó unacomisión de defensa de la pureza dellenguaje español, presidida por elmismo monseñor Franceschi, queprohibió la difusión radial de tangos conletras lunfardas. El insólito hechoinspiró inmediatamente al forjistaHomero Manzi[87], que imaginó unprograma de radio en el que nada menosque la «Negra» Sofía Bozán, la máspopular intérprete de tangos reos en los

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teatros de revistas, cantaba:

—No quiere tangos reos el director delcorreo[88] […]. Dame un consejoconcreto, ¿cómo tengo que cantar?—Cambia, altera, disimula. En vez degil di pelmazo. Y di asno en vez demula, y en vez de matón, ¡hombrazo! Encambio de mina, niña. En lugar de araca,eureka. En cambio de broma, riña. Yaves que sin gran dolor, todo se arregla,Sofía.—Bueno. ¡Basta!, conectad, que yatengo lleno el carro, radiólogosescuchad, un tango rudo y bizarro, sellama riñas de barro, lo canta LilyBozán[89].

El genial Homero lo ponía en tono

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de broma, pero la «comisión denotables» se tomó tan en serio suridícula labor que propusieroncambiarle el nombre a varios tangos. Lalista, incompleta y reducida para noaburrirnos, incluía joyitas como: Elciruja pasaría a ser El recolector; Lamaleva, La mala; Quevachaché, Quéhemos de hacerle y Shusheta sería Elaristócrata. Las letras también sufriríanel afán hispanista. El comienzo de Minoche triste, en lugar del célebre«Percanta que me amuraste», diría«Señorita que me hiciste daño». Elhumor popular le sugería a la comisióncambiarle el nombre a la calle «Guardia

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Vieja» por «Cuidado, madre» y al genial«Yira-yira» por «Dad vueltas, dadvueltas».

Perón se despegaTanta exaltación greco-romano-hispánico-católica hizo estallar lapaciencia de los jóvenes de FORJA[90],que emitieron un comunicado firmadopor Arturo Jauretche[91], que decía:

Que la cultura grecoromana salve aEuropa y vengan después sus portavocesa proclamar su vigencia y excelencia[…]. Y aquí, terreno más familiar para

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nosotros y menos conocido para losintelectuales grecoromanos, ¿no es lainteligencia la que ha brillado en elrégimen con sus católicos cultísimos,en sus judíos cultísimos, en sus ateoscultísimos, sus mercaderes ygobernantes cultísimos? ¿Y qué hansignificado? Por sus frutos losconoceréis. En la acción del Estado, ahíestán sus leyes, decretos, sentencias,tratados, en que toda justicia fuesubordinada a los intereses másabyectos. Nadie que no sea meramenteun grecoromano podrá dejar decomprender que el General San Martín,al conciliar a los pueblos, para organizarsus libertades, formar sus ejércitos,conducirlos a la victoria, proclamar yestablecer sucesivamente laindependencia de repúblicas hermanas,

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realice un proceso histórico que nocabe en tradiciones ajenas a la nuestra,argentina, americana[92].

En aquellas circunstancias, Perónfue prudente y sólo se dedicó a apuntalara Farrell para la vicepresidencia, quehabía quedado vacante. Perón eraconsciente de que aquellos«nacionalistas» eran absolutamentepiantavotos y que si quería profundizarsu relación con el movimiento obreroera imprescindible despegarse de estospersonajes que estaban en la vereda deenfrente de cualquier delegado gremial.Su primera reacción fue sondear a lospartidos políticos. Pudo comprobar que,

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entre los radicales de primera línea, sufigura no entusiasmaba; pero logrósumar a su círculo íntimo a losintelectuales de línea nacionalistapopular y antiimperialista del grupoFORJA y a algunos hombresprovenientes del radicalismo alvearistacomo Hortensio Quijano y Juan IgnacioCooke.

El presidente que renunciótres vecesDos episodios derrumbaron al débilpresidente de facto Pedro Pablo

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Ramírez. Por un lado, ante el fracaso delas tratativas para reequipar a lasFuerzas Armadas en Estados Unidos, elcoronel Enrique González, secretariogeneral de la Presidencia, decidióenviar a un oficial argentino a Berlínpara comprar armamento. Luego sesabría que el enviado era, además, unespía nazi. En un episodio digno de unanovela de Graham Green, fue detenidoen el Caribe por autoridades británicas,lo que generó un escándalo internacionalde grandes proporciones. También pesóel contacto de Perón con el generalGualberto Villarroel y Víctor PazEstensoro, la cabeza visible del

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Movimiento NacionalistaRevolucionario que acababa deprotagonizar un golpe de Estado enBolivia contra el presidente EnriquePeñaranda Castillo. Washington dedujoque hubo participación de Buenos Airesen el levantamiento boliviano y alertó alos otros países sobre el«expansionismo argentino».

En ese complicado contexto, elcanciller Alberto Gilbert confirmó queel país declararía la guerra al Eje y elGOU se reunió especialmente para tratarel tema. El coronel González y elgeneral Eduardo Ávalos apoyaron algobierno, frente a una nutrida oposición.

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Perón sacó provecho, al no alinearsecon ninguno de los dos bandos. El 26 deenero de 1944, el gobierno argentinorompía las relaciones diplomáticas conAlemania y Japón (Italia ocupada porlos aliados, ya no integraba el Eje). Tressemanas después de esa ruptura, losmiembros del GOU, muy probablementealentados por Perón, exigieron larenuncia de González y Gilbert.Eliminados ambos, Ramírez quedabasolo a merced de Perón, quien agitó elfantasma de que el gobierno seaprestaba a enviar tropas al Asia contraJapón. Ramírez no supo convencer a losprincipales oficiales del Ejército de la

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falsedad de los rumores. En los díassiguientes, Ramírez lograría un récorddifícil de batir: tendría que presentartres veces su renuncia a la presidencia.

El punto crítico se produjo el 23 defebrero, cuando por las amenazas deRamírez, el GOU se disolvió con eljuramento de sostener al régimen. Al díasiguiente, en un intento desesperado, elpresidente ordenó la destitución deFarrell. Inmediatamente y convocadospor Perón, se reunieron oficiales del exGOU y le bajaron el pulgar a Ramírez.Una delegación militar se trasladó hastala residencia presidencial y le comunicóa Ramírez su destitución, quien a

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regañadientes presentó su primerarenuncia «por la imposición de lafuerza». El texto claramente sugería quese había producido un golpe de Estado.Alertados por un civil sobre laposibilidad de que eso impidiese elreconocimiento del nuevo gobierno porotros países, los militares resolvieronque Farrell visitase a Ramírez paraconvencerlo de que redactase unasegunda nota. En ella, renunciaba«fatigado por las intensas tareas degobierno».

El 29 de febrero, que marcaba elcarácter de bisiesto y, para muchos, defunesto de aquel año que había

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comenzado con el terremoto de SanJuan, el teniente coronel Tomás AdolfoDucó encabezó una sublevación quereclamaba la vuelta de Ramírez, elnombramiento de civiles en el gabinete yelecciones generales. Pero no tuvo elmenor eco y acabó por rendirse[93]. Enmedio de la crisis, el presidenteRamírez presentó su tercera renuncia,esta vez ante la Corte Suprema deJusticia. Al día siguiente asumía lapresidencia el general Edelmiro J.Farrell.

Perón, nombrado ministro deGuerra, decidió enviar de gira a losprincipales cuarteles del interior al

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general Orlando Peluffo, con el objetivode obtener bajo juramento el respaldo aFarrell como nuevo jefe de larevolución y a Perón como ministro, porparte de los más altos oficiales conmando de tropa. Sólo restaba sacarse deencima a Perlinger y la facción pro Ejeque lo apoyaba. En ese momentocirculaban por Buenos Aires los peorescomentarios sobre Farrell: que estabadominado por Perón y que el cargo lequitaba tiempo para sus grandespasiones: los clubes nocturnos y laspeleas.

En el mes de julio de 1944 sediscutió quién debía ocupar la

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vicepresidencia vacante y en unaasamblea de oficiales fue electo Perónpor un estrecho margen de seis votos.Con la ayuda del almirante AlbertoTeissaire, nuevo secretario de Marina yaliado de Perón, exigió la renuncia dePerlinger. Fue reemplazadointerinamente por el propio Teissaire y,con ello, el control de Perón sobre suscamaradas de armas llegaba a suapogeo. Durante los últimos tres mesesdel ’44, Perón promovió reformasinternas en el cuerpo militar que lepermitieron mantener su autoridad y, a lavez, como vimos en el capítulo anterior,comenzar a conquistar el apoyo del

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movimiento obrero.

Cuando casi bombardeanBuenos AiresLa campaña contra nuestro país porparte de los halcones de la Casa Blancaalcanzó tal punto que funcionarios delPentágono llegaron a evaluar muyseriamente, a fines de 1944, elbombardeo de Buenos Aires a través dela Fuerza Aérea Brasileña. El alucinadoproyecto consta en una carta fechada el29 de diciembre de 1944, dirigida por elconsejero de la embajada de Gran

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Bretaña en Washington, R. H. Hadow, aVictor Perowne, del DepartamentoSudamericano del Foreign Office[94]. Eldocumento, rescatado por elinvestigador argentino Carlos Escudé,señala:

En primer lugar, el embajador brasileñoen Washington fue quien me dijo enconfianza que un relevamiento de lasituación llevado a cabo por las FuerzasArmadas norteamericanas enWashington (al cual evidentementehabía tenido acceso) da por descontadoque Buenos Aires puede ser totalmentedestruida por la Fuerza Aérea Brasileña.En segundo lugar, un oficialnorteamericano, altamente ubicado, de

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mi amistad, insinuó que habían sidosostenidas conversaciones con respectoa una acción ofensiva contra BuenosAires, por el Agregado Militar deEstados Unidos y/o el General Brett (oposiblemente por orden del último) enRío de Janeiro, y que la conclusiónhabía sido que Buenos Aires podría serdestruida y la Argentina sometida, sin laintervención abierta del gobiernonorteamericano. Pregunté si estosignificaba usar la técnica usada por losalemanes durante la guerra española: larespuesta fue precisamente. Siemprehay en los Estados Unidos —explicó miamigo— cierto número de jóvenesaventureros listos a enrolarse bajo unabandera extranjera, como lo han hechoen China, España y otros lugares; entreellos hay numerosos pilotos de cazas y

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bombarderos, de primera categoría. Noles faltarían aviones ni bombas, comono les faltaron a los alemanes enEspaña, ya que Brasil estaría ejecutandola tarea de Estados Unidos: destruyendoal fascismo. La opinión pública estaría,por consiguiente, del lado del Brasil.Más aun: la informaciónnorteamericana era suficientementeexacta como para poder afirmar conconfianza que existirían muy pocasprobabilidades de revelacionesinconvenientes en caso dederribamiento de aviones, ya que lasbaterías antiaéreas y hasta los cazasargentinos y sus pilotos son pocos,están desconcentrados y muy pordebajo de sus necesidades mínimas[95].

Lo que los norteamericanos no

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podían imaginarse por aquellos días, eraque Buenos Aires sería bombardeadadiez años y medio después, el 16 dejunio de 1955, pero por las propiasfuerzas armadas argentinas, másprecisamente por la aviación naval.

La treguaNo sabemos si por culpa de la malaonda que le venía de la Argentina, perolo cierto es que Cordell Hull sufrió una«indisposición» —como se decíaentonces— y debió ser reemplazadointerinamente en el cargo por EdwardStettinius, quien se mostró más

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comprensivo con la Argentina. A pocode asumir, le informaba al presidenteRoosevelt:

He revisado cuidadosamente con el FBInuestras acusaciones contra laArgentina y puedo concluir conseguridad que si bien es cierto que hastahace un año hubo indicios sustantivosde ligazones con el Eje, tal situación yano existe. Nuestro antagonismo actualse basa más bien en un sentimientoemocional, presente en nuestro puebloy gobierno. Nos guste o no, Perónpermanecerá en el poder […][96]

Summer Welles, un alto funcionarionorteamericano, traducía en un informe

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la preocupación por las consecuenciasque había provocado en la opiniónpública latinoamericana la ofensivalanzada contra la Argentina porWashington:

Cuando la bandera argentina aparecía enlas pantallas cinematográficas de lospaíses hispanoamericanos era saludadacon vivos aplausos, mientras que seacogía con silbatinas todavía másfuertes las imágenes de las personasconsideradas responsables de la políticade los Estados Unidos[97].

Esta inquietud ya había sidoexpresada por un artículo titulado «ElFracaso», publicado en la influyente

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revista Time:

El entredicho con la Argentina es unode los más tristes fracasos de ladiplomacia de los Estados Unidos. […]la tendencia de la diplomaciaestadounidense a sojuzgar a lasnaciones latinoamericanas y a tratarlascomo a chicos rebeldes, que deben seratraídos con dinero almibarado ogobernados con mano de hierro […] daresultados con algunos de los máspequeños y débiles, aunque nunca enforma completamente satisfactoria,transformándose casi siempre en unenorme perjuicio para el Gran Vecino.Con la Argentina no ha dado ningúnresultado. La Argentina espera sertratada como par. Perdidas lasesperanzas de recibir ese tratamiento,

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sus ciudadanos se han convertido ennuestros enemigos. Su orgullo nacionalherido se convierte en desafiantenacionalismo. […] es un productonacional, no es mera copia inspirada enel nazismo sobre la base de los modeloseuropeos. Los Estados Unidos puedensuspender todo comercio con laArgentina, pero los ingleses no están enla misma situación[98].

Mientras todo esto ocurría, el 4 defebrero de 1945 se reunían en Yalta [99]

los nuevos amos del mundo. Allí estabanRoosevelt, Churchill y Stalin. El tema dela Argentina estuvo presente en lasconversaciones entre los tres «grandes».Según cuenta Stettinius en sus memorias:

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Stalin declaró que la Argentina debía sercastigada y que si se hallara en estecontinente, él mismo se encargaría deque así fuera. Roosevelt agregó que elpueblo argentino era bueno, pero que demomento había hombres equivocadosen el poder. Después de un brindis deChurchill por las masas proletarias delmundo[100], hubo una gran discusiónsobre el derecho de los pueblos agobernarse a sí mismos. […] Stalinpreguntó a Roosevelt sobre la situaciónargentina. El presidente contestó queestábamos en tratos sobre lacelebración de una Conferencia deNaciones Unidas y Asociadas quehabían ayudado en el esfuerzo de guerra.La Argentina, claro, no era una naciónunida ni una nación asociada. Elsecretario Hull había lanzado sus

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invectivas más duras contra la Argentinapor haber persistido esta nación enprestar una ayuda abierta y notoria elEje. Gran Bretaña, sin embargo, pordepender de los suministros de carneque recibía de la Argentina y tenergrandes inversiones hechas en aquelpaís, no deseaba unirse a los EstadosUnidos y participar en una acciónenérgica contra la República Argentina.Stalin dijo al presidente que no sentíaningún afecto hacia la Argentina yañadió que existía una contradicción enla lógica que regía el sistema de admitirnaciones[101].

Como se ve, la actitud para nadadesinteresada de Gran Bretaña fuedecisiva para no excluir a la Argentina

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del sistema internacional.El 21 de febrero de 1945 se reunió

en el Palacio de Chapultepec, en laciudad de México, la «ConferenciaInteramericana Especial sobreProblemas de Guerra y Paz», promovidapor Washington para asegurar supredominio en lo que ellos mismosdenominaban despectivamente «el patiotrasero». La Argentina no asistió perofue claramente protagónica en ausencia,ya que tres artículos de la declaraciónfinal hacían clara referencia a nuestropaís, invitándolo a firmar lasresoluciones e incorporarse al«concierto de las naciones americanas».

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Para no desafinar, el presidente Farrelldecidió, el 27 de marzo de aquel añoclave de la historia argentina, dictar eldecreto-ley 6945 que decía: «Elgobierno de la Nación acepta lainvitación que le ha sido formulada porlas veinte repúblicas americanasparticipantes de la Conferencia yadhiere al Acta final de la misma». Laredacción del artículo 2 del decreto nodeja de sorprender: «Declárase elestado de guerra entre la RepúblicaArgentina y el Imperio del Japón», yrecién en el artículo 3 se le declaraba laguerra a Alemania por caráctertransitivo: «Declárase igualmente el

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estado de guerra entre la RepúblicaArgentina y Alemania, atento al carácterde esta última aliada del Japón».

El Acta de Chapultepec fue firmadapor nuestro embajador en México el 4de abril. Una semana después, losEstados Unidos y las demás nacioneslatinoamericanas normalizaron lasrelaciones con la Argentina.

En retribución, el gobierno argentinotomó medidas tendientes a mejorar suimagen: cese total del intercambiocomercial con los países del Eje, cierrede publicaciones pronazis, intervenciónde empresas alemanas, arresto de unnúmero importante de espías nazis o

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sospechosos de serlo y promesa de unapronta convocatoria a eleccionesnacionales.

Perón le confesaría años más tarde aFélix Luna:

Indudablemente, a fines de febrero de1945, la guerra ya estaba decidida.Nosotros habíamos mantenido laneutralidad pero ya no podíamosmantenerla más. Recuerdo que reuní aalgunos amigos alemanes que tenía, queeran los que dirigían la colectividad, yles dije: —Vean, no tenemos másremedio que ir a la guerra, porque si no,nosotros y también ustedes vamos a ir aNüremberg. Y de acuerdo con elconsenso y la aprobación de ellos,declaramos la guerra a Alemania pero

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¡claro!, fue una cosa puramenteformal[102].

Bienvenido Mister BradenEl 18 de abril del ’45, una flotilla aéreanorteamericana sobrevoló Buenos Airesy aterrizó en la base de El Palomar.Pero venían en son de paz, trayendoabordo a Avra Warren, jefe de ladivisión Asuntos Americanos delDepartamento de Estado. Como sueleocurrir en estos casos, el hombre veníaacompañado por militares de alto rangoy economistas. La «Misión Warren»

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venía con la idea de estrechar contactoscon el gobierno argentino. Perón pusoespecial cuidado en recibirloscordialmente porque esperaba concretarla tan ansiada compra de armamentos.

Todo venía bien, pero la «luna demiel» duró poco. La muerte delpresidente Roosevelt —el 12 de abril de1945— y la asunción de Harry Trumantrajeron aparejados cambios en elgabinete y en el equipo de funcionarios.El conciliador Stettenius fuereemplazado por un enemigo de laArgentina, James Byrnes, quien ainstancias de Nelson Rockefeller —coordinador de la Oficina de Asuntos

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Interamericanos y secretario de Estadoadjunto para la región— designaría alnuevo embajador en nuestro país. Elfuncionario llegó el 19 de mayo de 1945a Buenos Aires procedente de Chile,donde su familia era propietaria de laBraden Copper Mines, una de las másimportantes empresas mineras del paísvecino. Se llamaba Spruille Braden yseguramente nadie sospechaba hasta quépunto protagonizaría la políticaargentina de los meses siguientes.

El americano más famoso¿Quién era este mister Braden? Había

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nacido en Elkhorn, Montana, hacíacincuenta y un años. Era hijo de un ricoempresario minero vinculado a losRockefeller. A la hora de estudiar, eljoven Spruille no tuvo muchas opcionesy se recibió de ingeniero en minas. En1920, gracias a los contactos familiares,ganó la licitación para la electrificaciónde los ferrocarriles chilenos. Pocodespués organizó la CorporaciónBoliviano-Argentina de Exportación, yse fue convirtiendo en consejero, o sealobbysta, de varios gobiernoslatinoamericanos en negociaciones deempréstitos. En la Casa Blanca fueganando fama de hombre conocedor de

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América Latina y en 1933 acompañó alrepresentante norteamericano CordellHull a la Séptima ConferenciaPanamericana de Montevideo. Pero susescarceos diplomáticos no iban endesmedro de sus actividadesempresariales; por el contrario, lascomplementaban perfectamente. En unode sus múltiples viajes por la región,Braden consiguió una concesión quenegoció como testaferro para sus amigoslos Rockefeller y su Standard OilCompany en la cuenca petrolera en lazona del Chaco boreal, disputada porlos gobiernos de Paraguay y Bolivia.Durante la guerra que desangró a los

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países hermanos entre 1932 y 1935,Braden movió los hilos en defensa delos intereses de la Standard Oil yparticipó de la firma del acuerdo de pazque puso fin al dramático conflicto.

En 1939 fue designado embajador enColombia y en 1941 fue trasladado aCuba, donde entabló estrechos vínculoscon Fulgencio Batista[103]. Con esosantecedentes, llegó en 1945 a laArgentina.

La revista más influyente de losEstados Unidos, la famosísima Time,hacía una curiosa referencia a Bradenque incluía una deliciosa confesión departe:

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En viaje a Buenos Aires se encuentra elastuto, alegre y rudo Spruille Braden,designado embajador de los EstadosUnidos en la Argentina. Braden es undiplomático inusitadamentedemocrático[104].

Se ve que lo «inusitado» era que losrepresentantes del imperio no tuviesennada de democráticos. Pero la revista sepodía quedar muy tranquila. Braden nosería la excepción a la regla.

Así recibía La Nación al nuevoembajador:

Hombre de ciencia al mismo tiempoque hombre de ley, hombre de acciónante todo, mister Spruille Braden es un

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prototipo de los estadistas de su país,eminentemente práctico. Su vida es unejemplo de fe apasionada en la energíaque la Democracia encierra comofuerza propulsora de progreso. Desdeque comenzó a señalarse en eldesempeño de misiones en el exterior,ha afirmado el ideal de la confraternidadbasado en la soberanía individual, comola única forma de alcanzar la victoria delespíritu sobre las pasionesobscuras[105].

El «enviado» fue presentado ensociedad el 29 de mayo en el ClubAmericano. Allí Braden se dirigió a la«distinguida» concurrencia con estaspalabras, que serían contrariadas

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inmediatamente por sus actos. Decía quesu misión tenía por objetivo:

proteger y promover todos loslegítimos intereses norteamericanos.Habréis observado que empleo lapalabra legítimo. Lo hago porque sinuestros intereses llegaran alguna vez aser ilegítimos se opondríandirectamente a las normas y principiosque inspiran nuestra política, no podránesperar de nuestra misión diplomáticasino la más obstinada oposición […].Estoy seguro de interpretar bien vuestropensamiento cuando digo que si unaminoría de malintencionados intentarallegar a estas costas, la colectividadnorteamericana y su embajada larechazarían con más indignación que los

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propios argentinos[106]…

Se ve que entre los presentes nohubo nadie que tuviera ganas derecordarle que los Estados Unidos nohabían hecho otra cosa en AméricaLatina que impulsar sus «legítimosintereses», que eran a todas lucesabsolutamente ilegítimos para losverdaderos intereses de nuestrospueblos.

A los pocos días de aquel discurso,Braden enviaba uno de sus primerosinformes a Washington en estos«bienintencionados» términos:

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Si bien la eliminación de Perón y losmilitares sería un gran paso adelante, laseguridad de Estados Unidos yconsecuentemente la de Gran Bretañano quedará asegurada hasta que [los]últimos vestigios de los malignosprincipios y métodos que [el] existentegobierno representa y practica hayansido extirpados y una democraciarazonablemente efectiva reine en laArgentina[107].

No nos queda claro si «unademocracia razonablemente efectiva»era para Braden algo parecido a ladictadura cubana, a la que el embajadorimpulsó tan fervientemente desde susede diplomática en La Habana.

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Es curioso, pero todos coincidían encalificar zoológicamente al corpulentoembajador: mientras para algunos era unnoble búfalo de las praderas, para otrosera un bulldog y para otros, simplementeun cerdo. Lo concreto es que el hombrellegaba a la Argentina como unconquistador, dispuesto a hacercualquier cosa para garantizar lahegemonía norteamericana en nuestropaís y asegurarse el control sobre todoslos negocios que traería la posguerra.Desde Londres las cosas se veían así:

La mayor dificultad enfrentada por elgobierno de Su Majestad [respecto de laArgentina] es la actitud del gobierno

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norteamericano, el cual esfundamentalmente hostil hacia laArgentina por considerar a ese país unfoco de oposición hacia la hegemoníade Estados Unidos en América del Sur.Esta actitud persistiráindependientemente del gobierno queinvista el poder en la Argentina, a no serque el tal gobierno se subordinetotalmente a Estados Unidos[108].

El gobierno de «Su GraciosaMajestad», insospechable de nazi,advertía claramente el carácter de lamisión de Braden y no daba el másmínimo crédito a las virtudes«democráticas» del embajador. Para elForeign Office se trataba de una

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intervención directa del gobierno de losEstados Unidos en los asuntos internosdel país, violatoria del Acta deChapultepec, cuyo celoso cumplimientoreclamaba sin ruborizarse el corpulentodiplomático.

Enemigos íntimosNo pasaron muchos días hasta quefinalmente Braden se vio cara a cara consu archienemigo, el coronel Perón. Fueuna entrevista relativamente cordial. Elvicepresidente le reclamó elcumplimiento de lo acordado por laMisión Warren, o sea el envío de

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equipamiento militar. Braden retó alcoronel diciéndole: «Ustedes tienen unaprensa y una opinión públicaextremadamente malas en el exterior yvan a tener que hacer algo en ese sentidoprimero»[109]. Perón le aseguró que nohabría ningún problema. Pero a lasegunda reunión el embajador fue, noquisiéramos decir con cara de perropara no agregar otro animal a la lista,pero algo así. Le comunicó oficialmentea Perón que el Departamento de Estadohabía decidido no enviar nada a laArgentina a causa de lo que Washingtonentendía como incumplimiento de lasobligaciones acordadas en la

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Conferencia de Chapultepec. Según elhistoriador Robert Potash, lacancelación de los embarquesprometidos por la Misión Warren fueobra de Braden[110].

Hubo un encuentro posterior, el 5 dejulio de 1945. En él, Braden intentóextorsionar a Perón. Le dijo que sitransfería la propiedad de las empresasalemanas y japonesas (incautadas tras ladeclaración de guerra) a firmasnorteamericanas y si abría los cielos alas compañías aerocomercialesestadounidenses, él intercedería ante laCasa Blanca para que revieran supolítica frente a la Argentina y para

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convertirlo en alguien muy popular y conmuy buena imagen en el exterior. Perónle contestó:

A ese precio prefiero ser el más oscuroy desconocido de los argentinos,porque no quiero llegar a ser popular enninguna parte por haber sido un hijo deputa en mi país[111].

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Octubre, mes decambios

Durante 25 años, desde la «SemanaTrágica» de enero de 1919, el paísha vivido una casi perfectatranquilidad.

Solicitada de las autodenominadas«fuerzas vivas». La Nación, 16 de

junio de 1945[112]

El «búfalo» Braden, como le gustabaque lo llamaran, trabajóincansablemente para aislarinternacionalmente al gobierno argentino

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y se dedicó a hacer lobby con todo elarco opositor. En ese tren, dejó de ladotodo lo que podría recordar a la ética.Se instaló en sus oficinas de los altosdel Banco de Boston, a dos cuadras dela Plaza de Mayo. Junto con su estrechocolaborador Gustavo Durán —unexestalinista que había luchado en laGuerra Civil Española enrolado en elQuinto Regimiento y terminó comofuncionario del Departamento de Estado—, el embajador comenzó una intensarueda de entrevistas con los principaleslíderes de la oposición. Encontró unterreno fértil para su cruzada en elrechazo que habían despertado la figura

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de Perón, su innovadora política socialy su estrecha alianza con los sindicatosobreros, en el establishment, comosiempre vinculado a los sectores másreaccionarios de las Fuerzas Armadas,en los partidos políticos y en unaopinión pública hegemonizada por lasclases medias y altas. Braden fue el másdinámico y eficiente promotor de launificación de las fuerzas opositoras enun gran movimiento antiperonista. Estefrente, unido por «el espanto» más quepor el amor, incluyó a los partidosComunista, Socialista, Unión CívicaRadical, Demócrata Progresista yConservador; la Federación

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Universitaria Argentina, la SociedadRural, la Unión Industrial, la Bolsa deComercio y los sindicatos opositores.De manera insólita, un diplomáticoextranjero, y nada menos que de losEstados Unidos, se convertiríarápidamente en el líder más visible eindiscutible de aquel amplio espectroopositor que se fue nucleando en torno alo que terminaría por llamarse, mesesmás tarde, «Unión Democrática».

Yanquis y marxistasLa estrecha alianza que se daría entre laembajada norteamericana y el Partido

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Comunista se explica por el períodohistórico que se vivía a escala mundial.En 1945, todavía las dos superpotenciasemergentes de la guerra aún noconcluida, los Estados Unidos y laUnión Soviética, se veían mutuamentecomo aliados, recelosos pero con unenemigo en común: el nazifascismo. Lacoincidencia en la caracterización dePerón como «nazifascista» movilizó laalianza que hubiera resultado imposibleun año después, con la «guerra fría[113]»desatada entre los dos imperios. Esacaracterización desviaba con ciertaeficacia la discusión sobre la políticasocial de Perón y su creciente

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popularidad: minimizaba sus logros,cubría al coronel de sospechas y loemparentaba con una experiencia nefastade la que cada día se conocían másdetalles al difundirse los testimonios delos sobrevivientes de los campos deexterminio nazis. Plantear la discusiónen esos términos permitía disimular lasdiferencias otrora irreconciliables entre,por ejemplo, el Partido Socialista y laSociedad Rural. Ahora, como por artede magia, los dos aparecíanembanderados en una causa superadoray humanitaria. Estaba claro que setrataba de una militancia «anti» y que aningún componente de la alianza le

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convenía pensar seriamente en la tomadel poder y en cómo sería el primer díade gobierno, cuando cualquier medidaque se tomase perjudicaría a alguno delos sectores representados en laexcesivamente heterogénea agrupación.

¡Un médico, ahí, a laizquierda!Antes de analizar las conductas de lasizquierdas argentinas frente al emergentefenómeno peronista, se hace necesarioprecisar dos cuestiones básicas queapuntan a comprender ciertas actitudes

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de la militancia y que no justifican lalamentable conducta que tendrán lasconducciones de los partidos Socialistay Comunista. La primera tiene que vercon el protagonismo discursivo que labatalla mundial contra el fascismo habíaadquirido en nuestras izquierdas desdelos luchadores antifascistas de la décadadel 20, pasando por la enorme marcadejada en nuestro país por la GuerraCivil Española y la terrible derrota delas fuerzas progresistas a manos delfranquismo. La expansión delnazifascismo y el comienzo de laSegunda Guerra acentuaron elsentimiento de que la prioridad de todo

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militante de izquierda de cualquier partedel mundo era la derrota total de aquelespantoso sistema.

El otro punto era la permanentepersecución sufrida por la militancia deizquierda por parte de la «revolución»iniciada en 1943, tanto en el ámbitogremial como en el universitario. Elelenco policial, heredado sin cambiosde la década infame, hacía uso de losmismos métodos que había implantadoel comisario Leopoldo Lugones (hijo) acomienzos de los 30 y la actividadgremial estaba controlada y cercenadapor el Estado. Era comprensibleentonces que aquella militancia, que

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estaba lejos de ser minoritaria,desconfiara profundamente del procesoque comenzaba a vivirse en laArgentina.

Pero esto no exculpa a lasdirigencias, particularmente a aquellasque deberían saber que su papelconsiste, entre otros aspectos, en estarun paso adelante y, siguiendo a Marx,cambiar la realidad, no sólointerpretarla. El cuestionamiento apuntaa esas dirigencias que no estuvieron a laaltura de la historia y que muchos añosdespués terminaron autocriticándose porsu error fatal de 1945, cuando perdieronpara siempre su liderazgo del

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movimiento obrero argentino.El desvío de todas las líbidos hacia

la derrota total de Perón y de lo que élrepresentaba hizo posibles cosasinsólitas; por ejemplo, que el sindicatode los terratenientes, más conocidocomo la Sociedad Rural, aceptara lainclusión de planteos cercanos a lareforma agraria en la plataforma de laUnión Democrática. Sabía, por supuesto,que si triunfaba la insólita alianza, lapromesa electoral quedaría en la nada.En esta verdadera «cruzada»antiperonista, el entusiasmo por elapoyo tan contundente que brindaba, através de su embajador, la gran

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vencedora de la guerra, hizo perder devista a los componentes de aquel frente—particularmente, a los partidos deizquierda— los costos que tendrían quepagar, tarde o temprano, por dejar elmanejo estratégico de la campaña contraPerón en manos del Departamento deEstado de los Estados Unidos y de unhistriónico e inescrupuloso personajecomo Braden. El Partido Comunista,discursiva e históricamente el másantiyanqui de los partidos argentinos,pareció olvidarse de suscaracterizaciones previas paraproclamar en el Luna Park, por boca deuno de sus máximos dirigentes, Rodolfo

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Ghioldi: «Un ilustre embajador aliadoacaba de ratificar que los EstadosUnidos están dispuestos a ayudar a unaArgentina democrática». El mismoGhioldi proponía:

La conservación de la amistad conGran Bretaña, sin detrimento para eldesarrollo nacional; mejorarlaradicalmente con los Estados Unidos,partiendo de la línea de la «buenavecindad», retomada ahora por elsecretario Byrnes y ratificada con tantocalor por mister Braden[114].

Era el mismo Rodolfo Ghioldi quehabía escrito, el 17 de abril de 1941,cuando la URSS aún no era aliada de

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Estados Unidos:

en los planes norteamericanos, AméricaLatina no saldría de su actualdegradación económica, continuaríasiendo el abastecedor de materiasprimas y alimenticias. Con estadiferencia, sin embargo: que pasaría aser exclusivamente fiscalizada por elimperialismo yanqui. El planeconómico panamericano no es otracosa que el espacio vital exigido por losEstados Unidos. No se trata ya decoparticipación en la explotacióncolonial, sino del monopolionorteamericano sobre América Latina.[…] Nadie deja de ver, en la guerradesatada por el imperialismo, la salidarevolucionaria. Nunca como hoy elfantasma de la revolución atormenta a

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los dirigentes del capitalismo mundial.La combinación de las insurreccionesproletarias en los países avanzados conlos levantamientos nacionalesantiimperialistas en los paísescoloniales y semicoloniales preséntasecomo uno de los más probablescaminos. Precisamente por ello, lossocialistas argentinos, que siemprenegaron la existencia del imperialismo,surgen ahora como sus abanderados, lossocialistas chilenos como susinstrumentos y el aprismo como supuntal. Hay que frenar y evitar elmovimiento antiimperialista de masas, yello puede obtenerse únicamente alprecio de pasar franca y directamente alcampo del imperialismo yanqui. Cuandolas cuestiones de la liberación nacionalse colocan agudamente y con carácter

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de inminencia, hay que despojarse hastade la hipocresía antiimperialista yexhibirse como heraldos delimperialismo norteamericano. Esecamino es el mismo recorrido por elseñor Haya de la Torre desde suconsigna «contra el imperialismoyanqui» a su slogan actual: «Por laalianza con los Estados Unidos». Lasposiciones activas contra elmovimiento de liberación nacionalconducen inevitablemente, como ocurreen Argentina y Chile, a la alianza con laoligarquía[115].

Volviendo al acto del Luna Park, ypara el desconcierto de varios de lospresentes, al referirse a sus históricosenemigos, con los que se habían

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tiroteado durante gran parte de la décadainfame, los que habían llevado el fraudey la corrupción al poder, el dirigente delPC argentino dijo:

Saludamos la reorganización del PartidoConservador, operada en oposición a ladictadura, que sin desmedro de sustradiciones sociales, se apresta alabrazo de la unidad nacional, y que enlas horas sombrías del terror carcelariomantuvo, en la persona de Don AntonioSantamarina, una envidiable conducta dedignidad civil[116].

No sabemos si entre las cosas que leenvidiaba Ghioldi a la conducta deSantamarina estaba la de haber sido uno

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de los señalados como instigador delatentado contra Lisandro de la Torre quele costó la vida al senador EnzoBordabehere[117] y de haber aportado auno de sus estrechos colaboradores,Ramón Valdez Cora, para que ejecutarauno de los crímenes políticos másmiserables de la década infame.Tampoco quedaba muy claro si la«dignidad civil» incluía el haberapoyado explícitamente el golpe deldictador Uriburu, en cuyo gabinete suhermano Enrique ocupó el Ministerio deHacienda. El intelectual y militantecomunista Ernesto Giudici comentarádécadas después:

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El Partido realizó su primer gran actopúblico en el Luna Park y en él RodolfoGhioldi tuvo el mal gusto e imprudencia—aparte del error político— de exaltarla figura del embajador norteamericanoBraden. Fue una definición suicida. Y adestiempo, además. Internacionalmente,según el esquema de los bloques, elenemigo había pasado a ser Inglaterra yEstados Unidos[118]. Esto lo advirtióPrestes[119], reprochando la posturacomunista en la Argentina. Pero aquí nose aceptaban consejos. Prestes tuvorazón. El contacto que yo tuve connumerosos peronistas, al tiempo que elPC los rehusaba, me permitiócomprobar que esa imagen de un Peróndictatorial y despótico no era verdadera.En el PC la incomprensión delperonismo es una especie de culpa que

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no se quiere reconocer[120].

Palabras como las de Ghioldievidenciaban por qué la oposición, altener como blanco de sus ataques alcoronel Perón y en segundo lugar aFarrell, era vista por el movimientoobrero como enemiga de las mejoraseconómicas y sociales, promovidas porPerón, más que como opositora algobierno. Es interesante conocer eltestimonio de un hombre del socialismoque marca el error que comenzaba acometerse:

Los partidos políticos democráticos nose equivocaron respecto del carácter

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fascista que tuvo durante su primeraetapa el gobierno revolucionario, ysobre los propósitos manifiestos de lapolítica social de Perón. Pero nocomprendieron ni adaptaron su tácticaal cambio de frente del gobiernorevolucionario a partir de 1945. Esteerror fue trágico cuando, en conjunciónde fuerzas, aparecieron, ante los ojos dela mayoría de los trabajadores, aliadoscon las fuerzas de la tradicionaloligarquía argentina y los intereses delas fuerzas patronales[121].

El sociólogo Horacio Tarcus amplíael concepto:

Las izquierdas argentinas de los años20, de los años 30 y principios de los

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años 40 se pensaron a sí mismas comoa la izquierda del modelo oligárquicoliberal. Instalados en ese escenario yaceptando una parte de este paradigma,intentaron cuestionar este régimendesde la izquierda, funcionando muchasveces como el lado izquierdo del propiorégimen. Las izquierdas van a pagar muycaro políticamente por estaincomprensión, porque van a perder susposiciones de liderazgo dentro delcampo gremial y dentro del campo de laclase trabajadora. Se va a dar entre 1943y 1946 un cambio en la lealtad demasas, un corte en la historia de lasclases trabajadoras que marca unhito[122].

El cambio operado por el coronel sí

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fue percibido, en cambio, por las fuerzasmás retrógradas de la derecha que alprincipio habían acompañado a la«revolución» con la intención decooptarla y ahora huían despavoridaspara demostrar que no apoyaban lapolítica social de Perón. Lo deja enclaro un manual de contrainsurgencia,muy usado en los 60 y los 70 pornuestros represores, que fue redactadopor Jordán Bruno Genta:

En cuanto al sindicalismo oficial de ladécada peronista, corresponde señalarque la vasta obra social y lamovilización del proletariado argentinorevistieron un carácter netamente

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marxista, clasista y subversivo.Despilfarro, inflación, nivelaciónimproductiva, como consecuencianecesaria de la aplicación de lasconsignas marxistas en la lucha declases: «trabajar cada vez menos, ganarcada vez más»[123].

Hay pocos casos en la HistoriaUniversal en los que un líder de ladimensión de Perón fuera acusado denazi y de marxista al mismo tiempo.Quedan dos alternativas para el debate:o su mensaje era de una ambigüedadsobrenatural o la oposición estabarealmente muy desorientada.

Así, la izquierda fue perdiendo de

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vista elementos clave como el históricosentimiento antiyanqui argentino, quevenía desde el fondo de los tiempos.Resultó un factor definitivo y fatal paraellos a la hora de la alternativa de hierroque la propia oposición al coronel fueayudando a construir con una graninconsciencia y que no podía dejar deser aprovechada por su enemigodeclarado y que acabaría porconstituirse en el mejor eslogan, el quenecesitaba Perón para marcardefinitivamente la cancha para jugarcomo él quería. Todo llevaba hacia«Braden o Perón».

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Nostalgias de la SemanaTrágicaMás allá del embelesamiento queprovocaba en la oposición el «enviado»norteamericano, sus torpezas fueronrápidamente advertidas por elembajador inglés David Kelly querecordará en sus memorias:

Las dificultades empezaron con lallegada del nuevo embajadornorteamericano, Spruille Braden, cuyabreve estada en Buenos Aires fue unode los más curiosos episodios de micarrera diplomática. El señor Bradenllegó a Buenos Aires con la idea fija de

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que la Providencia lo había elegido paraderrocar al régimen Farrell-Perón.Alentado y agasajado por la oposición,en especial por los miembros más ricosde la «sociedad», emprendió una seriede violentos discursos contra elrégimen. Poseía un cierto donmagnético; yo lo apreciaba a élpersonalmente y traté de advertirle quesu campaña acabaría por frustrar susobjetivos pues reuniría alrededor delcoronel Perón las fuerzas delnacionalismo y el sentimientoantinorteamericano[124].

Pero la ofensiva de Braden, o sea elapoyo incondicional de los EstadosUnidos, no fue leída por la oposición enel mismo sentido en que lo hacía el

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embajador británico. La patronal creyóapropiado publicar el 16 de junio de1945 en todos los diarios, en forma desolicitada, un «Manifiesto del Comercioy la Industria», firmado por unas 300entidades. En ella, los empresariosadvertían que se les hacía muy difícilcumplir con las nuevas disposicioneslegales favorables a los trabajadores yque esas medidas abrirían fatalmente lapuerta a la inflación.

Tres días después, la SociedadRural hacía público un comunicadosimilar, en el que defendía activamentela «libertad económica». Era lo quePerón necesitaba: identificar claramente

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a la oposición con las organizacionespatronales. Sin perder tiempo, lescontestó:

Esas fuerzas que firman el manifiestohan representado dentro del país laeterna economía que ha manejado a laoligarquía política, que era suinstrumento y que verdaderamente nogobernaba al país, de acuerdo a lo quenosotros entendemos por democraciaque asegura la justicia igual ydistributiva para todos. […] Pareceríanreclamar una nueva Semana Trágica paraasegurarles otros 25 años detranquilidad. Este gobierno no lo hará.No asegurará ni 25 años ni 25 días detranquilidad a los capitalistas siguiendoel ejemplo doloso de la Semana Trágica

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de enero de 1919, pues la sangre de lostrabajadores sacrificados entonces nodebe refrescarse con nuevos actos deinjustificada violencia oficial. […]Imponer el aumento de salarios, aunquepueda considerarse una solucióncircunstancial para «satisfacerconveniencias del momento», es unacto de estricta justicia que habla muyalto de la tarea de la Secretaría deTrabajo y Previsión[125].

La guerra privada de misterBradenLa Segunda Guerra Mundial llegaba a su

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fin. El saldo en vidas humanas fuetremendo, cerca de 50 millones demuertos. El mapa político europeovolvió a cambiar. Alemania quedódividida en dos Estados: AlemaniaOccidental (bajo la influencianorteamericana) y Alemania Oriental(bajo la influencia soviética). La UniónSoviética compensó con creces suspérdidas de 1917 y aumentó suterritorio. En las conferencias de paz deYalta y Potsdam[126], los dos grandesvencedores del conflicto acordaroncombatir el fascismo y evitar su rebrote.Pero, fundamentalmente, se repartieronlas áreas de poder e influencia en todo

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el mundo.El panorama mundial repercutía

notablemente en el local. La oposiciónvivía como propias las victorias de losaliados y salió a la calle a festejar laderrota del nazifascismo en Europa. Suintención era enviar una señalindisimulable al gobierno, quereaccionó de la manera más torpe yautoritaria, reprimiendo lasmanifestaciones y prohibiendo losfestejos. Pero, como señala TulioHalperín Donghi:

El gobierno […] debe ahora emprenderen la humildad el camino que antes sehabía rehusado altivamente a seguir; le

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es urgente salir del aislamientodiplomático, incorporarse de cualquiermanera a las victoriosas NacionesUnidas. […] En el interior, la salidaconstitucional se hace cada vez másinevitable. Si la mayor parte de loscoroneles encuentran a estas novedadesescasamente gratas, y no encaran sinreticencias el indispensable cambio derumbo, el coronel Perón se revela porlo contrario dispuesto a seguirparticipando con su anterior entusiasmoen un juego político hondamentetransformado[127].

Lentamente el gobierno fue entrandoen razón y se decidió a ir ordenando lascosas para la tan anhelada y necesariasalida democrática. El primer paso fue

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dado el 31 de mayo, cuando sancionó elEstatuto de los Partidos Políticos,redactado por los doctores BenjamínVillegas Basavilbaso, Rodolfo Medina, José M. Astigueta y Segundo V. LinaresQuintana, todos reconocidos juristas. Enlas semanas siguientes los partidosrecuperaron sus locales y, después dequince años de proscripción, fuelegalizado el Partido Comunista. Lamayoría de los presos políticos fueronliberados. Pese a que Farrell ofrecía unaimagen de apertura hacia la democracia,el embajador Braden, fiel a su estrategiade trasladar el conflicto internacional ala Argentina, negó toda importancia a

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estos cambios y al giro que comenzaba adar el gobierno militar. El búfalo seguíabuscando nazis y se ofrecía, en nombrede su «generoso» país, a encabezar la«cruzada libertadora»:

Debemos estar constantemente alertaspara revelar y destruir la propaganda defalsedades y mentiras que aquí, allí y entodas partes difunden como la cosa másnatural nuestros enemigos comunes, susagentes, sus descarriados discípulos ylas víctimas de sus funestaspredicaciones. Mientras quede algunode ellos en cualquier parte del mundocon la posibilidad de proseguir sus vilescampañas, tenemos que seguir luchandohasta disuadirlos. Debemos actuar sindesmayo. Cuando sea necesario

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debemos ser implacables. Hay queeliminarlos de toda actividad. Sutraición y locas ambiciones de poderdeben desaparecer. A sus brutalessecuaces hay que reeducarlos yhacerlos inofensivos […]. La GranBretaña y los Estados Unidos son porobra de las circunstancias que todosconocemos, los dos países mejorequipados para ofrecer a la Argentina laayuda más eficaz para esa tarea deeliminar las nefastas actividades denuestros enemigos comunes[128].

En un cable reservado, dirigido a sugobierno el 27 de junio, el embajadoringlés Kelly reportaba:

El corresponsal de Times me dice que

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todos los corresponsalesnorteamericanos creen que elembajador está obstinado en derrocar algobierno a cualquier costo, y que el Sr.Cortesi[129] dice que siempre lo incitandesde la Embajada de Estados Unidos aenviar historias aún mássensacionalistas de las que él quisieraescribir[130].

Mientras tanto, el 6 de julio de 1945,durante la cena de camaradería de lasFuerzas Armadas, el presidente Farrellanunció la convocatoria a eleccionesgenerales en estos términos:

No estamos fabricando sucesiones […].He de hacer todo cuanto esté a mi

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alcance para asegurar eleccionescompletamente libres, y que ocupe laprimera magistratura el que el puebloelija. Repito: el que el pueblo elija. Yanticipo que no expondré a las FuerzasArmadas a la crítica de haberparticipado en fraude alguno[131].

Éramos pocos y llegaron lossubmarinosComo si todo esto fuera poco, el 10 dejulio emergió de las aguas marplatensesel submarino alemán U-530. El capitánOtto Wermoutt, comandante de aquellamole de 700 toneladas, con sus juveniles

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25 años y sus 53 hombres, veníainoportunamente a rendirse. Lo hicieronante un joven oficial submarinistaargentino, Francisco Manrique. El futuroinventor del Prode fue el encargado deinterrogar al capitán de nombre deaperitivo y a su segundo, el teniente KurtFélix Schüller. Manrique reportó a susuperior, el capitán de navío IsaacFrancisco Rojas, por entonces secretariointerino del ministro de Marina, que lanave tenía como destino final laAntártida y que ni Hitler ni ningúnfuncionario del Reich estuvieron abordoen ningún momento[132].

No hizo falta mucho para que a lo

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largo de la extensa costa argentinacomenzaran a denunciarse avistajes denaves similares. La mayoría de lasdenuncias eran falsas. Pero el episodiono podía pasar inadvertido para Braden,que exigió la inmediata entrega de losprisioneros alemanes al gobierno deEstados Unidos. Un mes más tardellegaría a nuestras costas el U-977, almando del capitán Heinz Schaffer.Según la leyenda, el submarino traíapasajeros demasiado ilustres: nadamenos que Adolf Hitler y Eva Braun. Y,para completarla, se afirmaba que conellos venía lo que habían podidorescatar del fabuloso tesoro del Tercer

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Reich. Todo indicaba que, en realidad,el genocida y su compañera estaban bienmuertos desde el 30 de abril. Ese día sesuicidaron en la Cancillería de Berlín,ante la inminente llegada de las tropassoviéticas que no pensaban perdonarlessus 22 millones de muertos y lespreparaban un final peor del que habíantenido, dos días antes, su colegaMussolini y su amante, capturados por laresistencia italiana[133].

El historiador norteamericano Pagesostiene:

Un artículo reciente […] informa quelas historias de que los altos jefes nazisconvirtieron sus fortunas en oro y se

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fugaron de Europa en submarinos en laspostrimerías de la Segunda GuerraMundial tendría origen en una campañabritánica de desinformación o«propaganda negra», destinada aconvencer a los soldados y civilesalemanes de que sus líderes los estabanabandonando[134].

De todas maneras, parece muyposible que en aquellos submarinosarribaran a nuestras costas algunos delos miles de nazis que llegarán a laArgentina a partir de 1945. Nosocuparemos del tema en otro capítulo.

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Los muchachos peronistas.En los días siguientes, una catarata desolicitadas colmaba los diarios. Lasfirmaban sindicatos y organizacionesgremiales que defendían la política de laSecretaría de Trabajo y acusaban a laspatronales de querer volver losalmanaques para atrás. Preparaban elclima para la convocatoria a un granacto de apoyo al «coronel de lostrabajadores». El 12 de julio seconcentraron frente al despacho dePerón entre ochenta mil y doscientos miltrabajadores, según las fuentes, bajo las

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consignas: «Por la participación activa ydirecta de los trabajadores en lasolución de los problemas sociales,económicos y políticos del país; contrala reacción capitalista; contra laespeculación y el alza de precios».

En medio de consignas como«Muera el chancho Braden», «Ni nazis,ni fascistas, peronistas» y la novedosa«Perón Presidente», Manuel Piche, enrepresentación de la CGT, abrió el acto:«No basta hablar de democracia. Unademocracia defendida por loscapitalistas reaccionarios no laqueremos; una democracia que sea unretorno a la oligarquía, no la

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auspiciamos.»[135]

Frente a la demostración de fuerzas,la oposición, estimulada en más de unsentido por el embajador yanqui, cerrófilas y comenzó a preparar una marcha.Convocaban bajo la amplia consigna«Por la Constitución y la libertad».

La era de la política socialPerón creyó necesario hacer algunasprecisiones ante sus camaradas sobre elmomento que se vivía. Sus palabrasdemuestran que pensaba seriamente ensu futuro político:

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La Revolución Rusa es un hechoconsumado en el mundo. Hay queaceptar esa evolución. Si la RevoluciónFrancesa terminó con el gobierno de lasaristocracias, la Revolución Rusatermina con el gobierno de lasburguesías. Empieza el gobierno de lasmasas populares. Es un hecho que elEjército debe aceptar y colocarsedentro de la evolución. Esto es fatal. Sinosotros no hacemos la revoluciónpacífica, el pueblo hará la revoluciónviolenta[136].

A continuación, describía lacoyuntura, marcada por la ofensiva de laoposición encabezada por Braden y lasalternativas que se le presentaban algobierno y a la Argentina:

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Si yo entregara el país, me dijo unseñor, en una semana sería el hombremás popular en ciertos paísesextranjeros. […] Ésta es la crudarealidad que se nos presenta. Podemossolucionar todos los problemas, notendríamos ningún problema más, perotendríamos que entregar el país. […]Por eso luchamos y seguiremosluchando contra el diablo si fueranecesario. Ésta es la famosa reacciónen la que verán ustedes que están losseñores que han entregado siempre elpaís. Están los grandes capitalistas quehan hecho sus negocios vendiendo alpaís, están los abogados que han servidoa empresas extranjeras para escarnecery vender al país; están algunos señoresdetrás de ciertos embajadores haciendocausa común con ellos para

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combatirnos a nosotros que somos losque estamos defendiendo al país; estánlos diarios pagados, en los que aparecenartículos de fondo, con las mismaspalabras enviadas desde una embajadaextranjera y frente a una página pagadapor la misma embajada. Éstos son losdiarios que nos combaten[137].

Y destinaba un párrafo fundamentalal frente interno:

Afortunadamente [antes] no habíaentrado todavía en las Fuerzas Armadas,pero ya ha entrado en las FuerzasArmadas y tenemos ahora lacontrarrevolución en marcha, a la quedebemos parar haciendo lo que seanecesario hacer[138].

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Años después, comentando estediscurso, Perón señalaría:

Ese día expliqué que el centro degravedad de las actividades de larevolución había tenido tres etapas. Lasdos primeras habían sido la etapaeconómica y luego la social intensa;ahora le tocaba el turno a la política,porque me daba la impresión de luegode otorgadas todas las conquistassociales, éstas no se mantendrían en eltiempo si los trabajadores no tenían unaherramienta idónea que las pudiesecontener, como puede ser un partidopolítico popular. Según mis cálculos,1945 era el tiempo en que lascondiciones objetivas para unafianzamiento de la revolución estaban

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dadas, si quien se piensa conductor de lamasa no lo advertía, estaba perdido[139].

Quedaban claras varias cosas. Enprimer lugar que el coronel se corríadefinitivamente de la visión que la«revolución» había adoptado comopropia en los primeros tiempos, y que sudiscurso se radicalizaba notablemente.A la vez, invitaba a sumarse a su causa alos oficiales allí reunidos. Les advertíaque estaba al tanto de los conciliábulosque, promovidos por Braden, se veníanproduciendo entre empresarios,dirigentes políticos y jefes del Ejército yla Marina para desplazarlo de todos suscargos. El planteo era concreto y no

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dejaba lugar para los neutrales. Laguerra estaba declarada.

Braden go homeEl 6 de agosto de 1945, el mundo seenteró que los Estados Unidos poseíanel arma más mortífera que jamás hubierainventado el hombre y de algo peor: quela acababan de usar contra la poblacióncivil del Japón. Los diarios anunciabanque los norteamericanos habían borradodel mapa a la ciudad de Hiroshima,donde murieron según las cifrasproporcionadas por los asesinos,

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129 558 personas y se destruyeron lasviviendas de 176 987 habitantes. Laexplosión destrozó absolutamente todoen 10 kilómetros cuadrados. Pero eso nofue todo: tres días después, la FuerzaAérea de los Estados Unidos, bajoorden expresa del presidenteTruman[140], destruía la ciudad deNagasaki, donde perdieron la vida66 000 personas.

Cuando había pasado poco más deuna semana de estos terribles hechos, elrepresentante del gobierno que acababade aniquilar en dos ataques a más de200 000 seres humanos se atrevía adecir en Buenos Aires:

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Cualquier ataque, por pequeño que sea,a los derechos del hombre, debe serinmediatamente rechazado […].Dondequiera y cuando quiera que losderechos y libertades sean amenazados,habremos de salir a defenderlos […].Un mundo que respete y defienda losderechos del hombre bajo lademocracia no puede seguir tolerandoque exista un gobierno cuya norma es laviolencia y que humillen al hombre bajola dictadura. Para asegurar la paz en elmundo, nosotros, las democraciasvictoriosas, debemos establecer ¡yestableceremos la única soberaníalegítima!: ¡la inviolable soberanía delpueblo[141]!

Pero la alucinante realidad política

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argentina tenía preparada otra sorpresa:por sus notables servicios a la causa,Braden había sido ascendido asecretario de Asuntos Latinoamericanosdel Departamento de Estado y debíaabandonarnos. La reacción de susamigos no se hizo esperar y estalló en unselecto banquete. Dejemos el relato a lainefable crónica del diario La Prensa,dirigido por un íntimo de Braden:

Una elocuente y significativademostración de simpatía y adhesión ala labor que ha venido desarrollando ennuestro país el embajador de la Unión,el señor Spruille Braden, constituyó elalmuerzo que se sirvió ayer en su honor,en los salones del Plaza Hotel. […]

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Concurrieron en total más de 800personas, entre las cuales se contabanrepresentantes calificados de todos loscírculos culturales, diplomáticos ysociales[142].

Entre aclamaciones del público,Braden comenzó su discurso haciendoreferencia a una manifestación demilitantes nacionalistas frente a laembajada británica en Buenos Aires, enreclamo de la soberanía argentina enMalvinas, para regocijo de los«representantes calificados» de loscírculos que acompañaban su cruzadacontra el «nazifascismo»:

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Hace algún tiempo, cuando el éxitoparecía acompañar de modo fulminantea los ejércitos nazis, el canciller de unode los gobiernos satélites del Eje secreyó en el caso de hacer méritos antesus jefes extranjeros y, de pasada, hacerleña de un árbol caído… A tal objetoorganiza una «espontánea»manifestación (grandes expresiones delpúblico, risas) en contra de lasNaciones Unidas. Seleccionó de entresus huestes dos o tres centenares de«nacionalistas» (risas) ya probados conanterioridad en análogas aventuras(risas), y les dio orden expresa de exigircon gritos, con insultos y con piedras(risas), la inmediata reintegración a lasoberanía patria de cierto famosoterritorio (risas). Inútil es decir que lapolicía limitó su actuación a observar

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complacientemente los desmanes delos que se hacían pasar por patrióticosdefensores de la soberanía nacional.

La anécdota anterior le servía al«búfalo» para arremeter con su caballitode batalla:

El hecho que acabo de relatar presentalas características típicas de lo quepodríamos definir como los modos ymodas del mal vivir de los regímenesfascistas (¡muy bien! Aplausos). Unopor uno, en él aparecen casi todos loselementos de que el fascismo se haservido en sus torpes ardides desde losdías de la llamada «Marcha sobreRoma[143]»: la subversión y el desordenorganizado por el propio gobierno,

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sirviéndose para ello de sicarios asueldo, encubiertos bajo un disfrazhonorable; (¡muy bien!, ¡bravo!Ovación) la utilización de los medioscoercitivos del Estado, no parareprimir, sino para amparar lasubversión; la fanfarronería del cobarde(aplausos) que ataca al que cree caído yse humilla ante el poderoso; el uso de laintimidación y la amenaza precisamentecontra una persona que ese gobiernoestaba en la obligación de proteger yrespetar… Creo que lo dicho basta paracomprender por qué he relatado estesuceso y por qué lo propongo comotérmino de comparación.

Y remataba con una amenaza:

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Que nadie imagine, pues, que mitraslado a Washington significará elabandono de la tarea que estoydesempeñando (ovación). La voz de lalibertad se hace oír en esta tierra y nocreo que nadie consiga acallarla. La oiréyo desde Washington con la mismaclaridad con que la oigo aquí, en BuenosAires (aplausos). Sé que es la voz delpueblo argentino, su auténtica voz. […]Si durante mi permanencia entrevosotros he reflejado fielmente elsentir del pueblo de los Estados Unidos—que no es otro que el de su gobierno— espero poder interpretar con igualfidelidad, cuando me encuentre enWashington, el sentir del pueblo de laRepública Argentina[144].

Al leer este discurso, uno se queda

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pensando en qué fácil sería, según eldiccionario del propio Braden, calificarde fascista al gobierno de los EstadosUnidos, que tantas veces antes deBraden, durante y hasta hoy, sigueusando aquellos métodos descriptos porel embajador como claramente fascistas.

Lo habían despedido cálidamente,pero Braden todavía no se iba. No sequería perder la «Marcha de laConstitución y la Libertad» que contanto empeño había ayudado a preparar.

Silbidos en la Rural

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Durante la segunda semana de agosto,los diarios, particularmente alguno deellos, se ocupaban del «desaire» sufridopor la Sociedad Rural. Era la primeravez en la historia del sindicato de lospatrones del campo que no asistía a laceremonia inaugural de la muestraninguna autoridad nacional. Elpresidente Farrell estaba en Paraguay, elministro de Agricultura sufrió una«indisposición» y al vicepresidentePerón ni se le pasaba por la cabezaasistir a un acto que le sería claramentehostil, con aquel público selecto quenunca le perdonaría el Estatuto del Peónde Campo. No se equivocaba. Cuando

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se avisó por los altoparlantes suausencia «sin excusas», se escuchó unaterrible silbatina, eso sí afinada, comocorresponde a gente tan educada queseguidamente entonó un campestrecantito que decía:

Los caballos al cuartel,me refiero al coronel.Y las mulas al corral,me refiero al general(con perdón del animal)[145].

La «libertad» en marcha

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A pesar del paro decretado por lamayoría de los gremios del transporte,que respondían a Perón, aquel 19 deseptiembre de 1945 marchó, según comose mire, el otro país o el mismo desiempre. Del brazo y por la calle ibanlos carcamanes de la vieja concordanciafraudulenta junto a dirigentes socialistas,comunistas y señoras y señores de la«alta suciedad», todos cantando LaMarsellesa como si festejaran laliberación de París de los nazis, bajocarteles que representaban en uncomplejo panteón a los próceres de laArgentina, juntando para la ocasión adeclarados enemigos en vida como San

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Martín y Rivadavia. Estaban allí muchosjóvenes de clase media con buenasintenciones, que repudiaban las actitudesautoritarias del gobierno militar ygritaban consignas como: «Con tranvía osin tranvía se quedaron en la vía»; «AFarrelll y Perón hoy le hicimos elcajón»; «Juancito, yo te decía, que sintranvía igual se hacía»; «Desde el caboal coronel, que se vayan al cuartel»;«Votos sí, botas no»[146].

Probablemente no advertían que si elgobierno dejaba muchísimo que desearen materia de libertades civiles, nopocos de los convocantes eran los peorcalificados para juzgar en la materia y

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eran los artífices históricos de ladependencia y la miseria nacional. Laconstrucción de la democracia real eraimposible de la mano de la corruptaclase política de la década infame, laSociedad Rural y la embajada de losEstados Unidos. Seguramente, muchosde los que estaban allí no sentíansimpatía por no pocos de los personajesque encabezaban la marcha, peroquerían sobre todo expresar sudescontento con aquel gobierno en elque veían elementos que les recordabana los regímenes que acababan de serdepuestos en Europa.

Muchos estudiantes, profesores e

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intelectuales no olvidaban la fascistoidepolítica cultural y educativa de laprimera etapa de «la revolución dejunio», que no terminaba de sercorregida, a pesar de ser definida porPerón como «intransigentementemedieval». Repudiaban a un gobiernoque cada tanto daba una muestra clara desu enemistad con aquel sector,cometiendo un gravísimo error que seráoportunamente señalado por ArturoJauretche. Sería una torpeza históricasuponer que todos los participantes en lamanifestación eran oligarcas, proyanquisy antiobreros, como también lo sería nodecir que los había muy entusiastas. La

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marcha marcó algo inexorable: lasociedad argentina estaba claramentedividida en una nueva antinomia:peronistas y antiperonistas.

Maniobras en Campo deMayoLa marcha del 19 de septiembre reunió,según las diversas fuentes, entre cien mily trescientas mil personas. Su magnitudanimó a los enemigos civiles y militaresde Perón a intentar un golpe palaciego,con centro en la influyente guarnición deCampo de Mayo. Para algunos

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integrantes de las Fuerzas Armadas,Perón había avanzado «demasiado».Pensaban que no era necesario otorgartantos derechos e intentaban por todoslos medios que la obtención de lasconquistas sociales y laborales no setransformara en una real toma deconciencia por parte de sus principalesbeneficiarios.

A todo esto hay que sumar el hecho,nada menor, del rechazo por parte de unsector importante de la oficialidad delnoviazgo de Perón con Eva Duarte. Unode esos militares confesaba años mástarde:

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Con las actitudes de Perón laRevolución perdía su jerarquía ynosotros no podíamos permitir que enlas resoluciones del gobierno gravitarauna familia como la de los Duarte.Estábamos convencidos de que nuestrodeber era impedir que la Nación cayera,sobre todo, en manos de esa mujer,como sucedió[147].

Esta inquietud le fue transmitida pordistintos camaradas en más de unaoportunidad, a lo que el coronelrespondía:

Yo nunca pensé que un hombre quebusque a una mujer cometa un delito.Solamente a un gobierno de mariconespuede parecerle un defecto que al

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hombre le gusten las mujeres […]. Losconmilitones de la guarnición deCampo de Mayo encomendaron algeneral Virgilio Zucal que me apretaraen nombre del Ejército, pues lainstitución rechazaba a mi pareja,advirtiendo las graves consecuencias dela desobediencia. ¡Había que haber vistola cara del pobre Zucal, cuando lerepliqué!: «¡Vos me querés persuadir deque elija, en vez de una señora actriz, aun señor actor!»[148]

El 24 de septiembre por la noche, elgeneral Rawson, con el apoyo de variosdirigentes opositores, entre ellosAlfredo Palacios, intentó un golpe deEstado que nació muerto. No tuvo

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mayores repercusiones, con excepciónde darle al gobierno la excusa pararestablecer el estado de sitio, detener avarios dirigentes y ocupar policialmentevarias universidades. En ese contexto,militantes de la Alianza LibertadoraNacionalista asesinaron al estudianteAarón Salmún Feijóo por negarse agritar «viva Perón». Su entierro fuemultitudinario.

Los historiadores radicalescoinciden en que fueron sus hombres,que tenían buen diálogo con el generalÁvalos, los que animaron al sectordescontento con Perón a lanzarse a laacción. Particularmente, señalan a una

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de sus figuras más prestigiosas, eldoctor Amadeo Sabattini[149], como unode los ideólogos del putsch. La idea eradestituir a Perón de todos sus cargos,formar un nuevo gabinete armado por elcaudillo cordobés, mantener a Farrell enla presidencia y convocara eleccionesgenerales lo más rápido que lopermitieran las necesidadesorganizativas. Ávalos creyó suficientesestas primeras conversaciones conSabattini, sin esperar un respaldo oficialde la UCR, y puso en marcha el plan.

Éstas son las mañanitas

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La gota que colmó el vaso fue, comosuele ocurrir en los grandes procesoshistóricos, un hecho menor: el 1.° deoctubre Perón designó a Oscar Nicolini,un amigo de la familia Duarte, comodirector de Correos y Telégrafos de laNación[150]. El día 5 se dio a conocer ladesignación en el Boletín Oficial y losmuchachos de Campo de Mayoestallaron: ahora «la señorita Duarte»también nombraba funcionarios, era elcolmo. Llenos de furia, creyeronencontrar en el episodio la excusa parahacerle al coronel todos los planteosque venían acumulando. Le encargaron asu jefe la difícil misión de entrevistarse

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con Perón en su departamento del cuartopiso de la calle Posadas 1567. Comoprimera respuesta a aquel planteo y enperfecto conocimiento del pliego deCampo de Mayo, Perón recibió aÁvalos con Evita a su lado la hizopartícipe del cónclave. El general letransmitió el profundo desagrado de suscolegas. Evita lo interrumpió y mirandofijamente a su compañero le dijo: «Noaflojés, Juan».

Juan no aflojó y Ávalos le pidió unareunión con el resto de los oficiales paratratar, entre otros, el asunto Nicolini.Perón le dijo que no había ningúnproblema: los esperaba el lunes 8 en el

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Ministerio de Guerra y estaban invitadosa la celebración de su cumpleaños queharían allí sus compañeros.

El 8 de octubre de 1945, el coronelcumplía 50 años. Sus servicios deinteligencia lo mantenían informadosobre las maniobras de Campo de Mayo;sabía que sus enemigos le teníanreservado un regalito sorpresa y sedecidió a esperarlos junto a 40 invitadosen el Ministerio, en medio de saladitos ysandwiches.

A eso de las once llegó el convidadode piedra, el general Ávalos,acompañado por un grupo de oficialessuperiores de Campo de Mayo. Ávalos

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reiteró la lista de planteos de suscamaradas, que volvían a expresar su«preocupación» por la designación deOscar Nicolini. Perón, lejos deamilanarse, pasó a la ofensiva: lesreprochó que si él había acumuladocargos y asumido tantasresponsabilidades era porque ningunode ellos había tenido el coraje, lavoluntad ni la capacidad política parahacerlo, y que en cada paso que diohabía contado con el aval del conjuntode las Fuerzas Armadas. También lesdijo que pensaran bien en lo que estabanhaciendo, que él no tenía ningúnproblema en renunciar a todos sus

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cargos, irse a su casa y dejarles la papacaliente a ellos.

La misión volvió enfurecida aCampo de Mayo, donde ya no sereclamaba la renuncia de Nicolini sinola de Perón. Por la tarde se comunicaroncon el presidente Farrell y le pidieronque fuera a la guarnición para palparpersonalmente el «clima».

Entre tanto, la agenda de Peróncontemplaba, para la mañana del 9 deoctubre, una visita a la Escuela Superiorde Guerra; pero la canceló, sin saberque en el lugar lo estaba esperando ungrupo de militares armados hasta losdientes para asesinarlo. La conspiración

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había sido planeada por el tenientecoronel Manuel Mora, profesor deLogística.

Farrell aceptó el convite de Campode Mayo y el 9 de octubre por la tardellegó al cuartel, juntocon el ministroHortensio Quijano. Ávalos fue claro yterminante: le pidió la renuncia dePerón. El presidente preguntó conmolestia: «¿A todos sus cargos?». «Atodos» fue la seca respuesta de sucolega en el generalato. Farrell aceptóel planteo pero trasmitió unapreocupación: cómo se lo iba a informara Perón. Los rebeldes le sacaron esepeso de encima. Le ofrecieron enviar

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una delegación encabezada por JuanPistarini para comunicarle al «coroneldel pueblo» que debía cesar en todossus cargos.

Entre tanto, según cuenta Perón:

En previsión que el Presidente lodispusiera, se había preparado la ordende represión. Disponíamos de tropasleales suficientes para liquidar pronto lasituación y las medidas preparatoriasestaban tomadas, sin contar que laTercera División del Ejército podíaconcurrir en horas desde Paraná, dondeestaba reunida. La aviación habíaabandonado El Palomar por laproximidad de Campo de Mayo y sehabía reunido en el aeródromo deemergencia en Morón. Disponíamos de

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24 Glenn Martin de bombardeo conbombas hasta de 500 kilos, además deotras diez máquinas del mismo tipo dela Armada, que concurrían de PuntaIndio. Con ello, en caso de represión,podíamos reducir Campo de Mayo enpoco tiempo. Todo dependía de ladecisión del Presidente[151].

Volveré y seré millonesPero ni Farrell ni el hasta entoncesministro de Guerra pensaron seriamenteen reprimir. Los hechos siguieron sucurso, como lo relata Perón:

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Hacia las 17 y 30 llegaron alMinisterio, provenientes de Campo deMayo, el general Von der Becke y losministros del Interior [HortensioQuijano] y de Obras Públicas, generalPistarini. Pasó primero el señor generalVon der Becke y comenzó a decirmecuál había sido su actividad, con elevidente propósito de evidenciar supreocupación y para preparar lo que mediría después el general Pistarini. Yo leinterrumpí:—¿Cuál es la decisión del general?—Eso le transmitirá el general Pistarini—me contestó. Se paró y salió deldespacho entrando aquél. El generalPistarini también pretendió entrar encircunloquios y le espeté a boca dejarro—¿Cuál es la decisión del general?

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—Él cree que conviene su renuncia —me contestó. Llamé a mi ayudante decampo y le dije:—Dígale al jefe de operaciones quedetenga todo movimiento de tropas yque retornen a sus cuarteles; tráigamepapel para escribir mi renuncia[152].

Mientras el ayudante salía a cumpliresas órdenes, Pistarini le propuso aPerón que en la renuncia dijese que lohacía para actuar desde fuera delgobierno, por el llamado a elecciones yaanunciado. Perón no estaba dispuesto aque le dijeran qué firmar y le contestó:

—Mi general, no interesa la causa.Y escribí: «Excelentísimo señor

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presidente de la Nación: Renuncio a loscargos de vicepresidente, ministro deGuerra y secretario de Trabajo yPrevisión con que Vuestra Excelenciase ha servido honrarme», y firmé. Laentregué al general Pistarini y le dije:—Se la entrego manuscrita para quevean que no me ha temblado el pulso alescribirla.Se había cerrado un capítulo de mi vida.Di gracias a Dios por habermepermitido hacerlo sin sacrificar unasola vida en el holocausto de lairreflexión o el apasionamiento[153].

La noche anterior les había dicho asus íntimos, en términos mucho menosliterarios: «Todo esto viene del tanitode Villa María, que lo ha catequizado a

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este boludo de Ávalos, ahora me hanhecho la revolución»[154].

A las barricadasLo único que le pidió Perón a Farell fueque lo dejara despedirse de lostrabajadores. El presidente no tuvoinconveniente e incluso le dijo quevendría bien para calmar la inquietudobrera que se venía observando desdeque había estallado la crisis. Peróncuenta que pensó hacerlo a través de unmensaje radial, pero para las siete de latarde la esquina de la Secretaría ardía.No menos de setenta mil obreros estaban

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allí aclamando al coronel. Perón yatenía un balcón y la cadena nacional deradio para contestarles a todos susopositores y no pensaba desaprovecharla oportunidad. Saludó y dijo:

Si la Revolución se conformara con darcomicios libres, no habría realizadosino una gestión a favor de un partidopolítico. Esto no pudo, no puede nipodrá ser la finalidad exclusiva de laRevolución. Eso es lo que queríanalgunos políticos para poder volver;pero la Revolución encarna en sí lasreformas fundamentales que se hapropuesto realizar en lo económico, enlo político y en lo social. Esa trilogíarepresenta las conquistas de estaRevolución que está en marcha, y que

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cualesquiera sean los acontecimientosno podrá ser desvirtuada en sucontenido fundamental. La obra socialcumplida es de una consistencia tanfirme que no cederá ante nada, y laaprecian no los que la denigran, sino losobreros que la sienten. Esta obra social,que sólo los trabajadores valoran en suverdadero alcance, debe ser tambiéndefendida por ellos en todos losterrenos. Calma, trabajadores, calma ytranquilidad. No entremos en ellaberinto de la conspiración, porqueposeemos la fuerza invencible de laverdad y de la razón. Estamosempeñados en una batalla queganaremos porque es el mundo el quemarcha en esa dirección. Hay que tenerfe en esa lucha y en ese futuro.Venceremos en un año o venceremos en

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diez, pero venceremos[155].

Y concluía con un anuncio de graninterés: «Dejo firmado un decreto deaumento de sueldos y salarios, queimplanta, además, el salario móvil, vitaly básico».

El discurso tenía un objetivopreciso: dejarle en claro a su auditorio—los trabajadores de todo el país— quesin él en el gobierno, todas lasconquistas sociales de las que estabancomenzando a disfrutar corrían un seriopeligro y que debían prepararse paraluchas por su retorno, la única garantíade que la obra de la Secretaría no

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quedase en la nada.Perón sabía que le había puesto una

bomba de tiempo al general Ávalos, quese consideraba el nuevo hombre fuertedel gobierno. Ávalos se había hechocargo del Ministerio de Guerra e hizonombrar al almirante Héctor VernengoLima, un declarado opositor a Peróncomo ministro de Marina.

El coronel renunciante sabía que losenemigos que había mencionado en eldiscurso del 7 de agosto no se iban aquedar tranquilos y prefirió tomarprecauciones.

Lo primero que hizo fue pedirle a suestrecho colaborador en la Secretaría de

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Trabajo y Previsión, el coronelDomingo Mercante, que armara unareunión urgente con los sindicatosautónomos y todos los dirigentesgremiales con los que tenía un contactodirecto, para ir pensando en una granmovilización y en cómo responder frentea los hechos que se iban a producir. Enpoco tiempo Mercante reunió arepresentantes de 80 gremios clave quele brindaron su incondicional apoyopara lo que fuera necesario. Allíestuvieron, entre otros, el telefónicoLuis Gay y el dirigente de la carneCipriano Reyes, que le garantizaron aMercante que si algo pasaba,

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independientemente de lo que resolvierala vacilante CGT, los gremiosautónomos pondrían a toda su gente en lacalle para defender a Perón.

Al día siguiente, Perón salió conrumbo a San Nicolás, a la estancia de suamigo Román Subiza; pero paró a pasarla noche en Florida, en la casa delmayor Arrieta, esposo de Elisa Duarte,la hermana de Evita.

En Campo de Mayo seguían lasreuniones para conformar un nuevogabinete. Ávalos se soñaba como elnuevo conductor de la Argentina, con elapoyo de todos los partidos políticosconstituidos, del poder económico, de

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los Estados Unidos y del mundo. En loscálculos del general y de sus asesoresciviles faltó algo. De tanto ignorarla, detanto ningunearla, de tanto negociar ensu nombre, se olvidaron de la Argentinaprofunda, que lógicamente no seolvidaría de ellos y pronto lesdemostraría contundentemente suexistencia.

Un picnic democráticoMientras tanto, muchos hombres dearmas iban perdiendo su compostura yse autoconvocaron en la noche del 11 deoctubre a una especie de asamblea en el

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Círculo Militar. Todos expresaban suindignación con el discurso de«despedida» del coronel. Uno de ellos,el mayor Desiderio FernándezSuárez[156], propuso lisa y llanamentematar a Perón. Obtuvo algunasadhesiones, pero primó cierta cordura.En medio del bullicio militar se hizo unsilencio: había llegado el lídersocialista Alfredo Palacios, que reiteróla propuesta de su partido de entregar elgobierno a la Corte Suprema de Justicia.La mayoría de los presentes se opuso.Lo veían como una derrota, ya queimpedía asumir el poder a uno de lossuyos que garantizara la efectiva

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detención y el procesamiento de Perón yla convocatoria a elecciones. Lesparecía indigno haber dado un golpeinterno para que los laureles se losllevara una clase política de la quedesconfiaban no mucho menos que enjunio de 1943.

En los alrededores del CírculoMilitar, en la Plaza San Martín, se fuedando cita lo más granado de lasociedad porteña a la espera denovedades. Según el diario La Prensa«era un público selecto formado porseñoras y niñas de nuestra sociedad ycaballeros de figuración social, políticay universitaria». Las damas y los

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caballeros lucían sus mejores galas,aunque no sus mejores modales.Protagonizaban episodios como los querecordaba Ernesto Giudici, en aquelmomento un enconado enemigo dePerón:

Ahí, frente al Círculo Militar, estaba lacrema del elitismo reaccionario. En unmomento se acercó un guarda detranvía. Varias decenas de hombres ymujeres se abalanzaron sobre él paragolpearlo, cosa que no sucedió porquenos opusimos unos pocos. Le gritaban,volcando un profundo odio de clases:«Esto es lo que les va a pasar a todoslos obreros que están con Perón»[157].

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Un pobre pibe, un canillita quevendía el diario peronista La Época,también recibió las «atenciones» de la«mejor gente de Buenos Aires». Fuesalvajemente golpeado y todos susdiarios fueron quemados. Las damas ylos caballeros también se la tomaron conalgunos militares que llegaban alCírculo, como el coronel Juan E.Molinuevo que fue agredido a patadas,golpes y carterazos y debió serhospitalizado. Este episodio, que no fueel único, molestó particularmente losuniformados, que comenzaron areplantearse qué estaban haciendo.Algunos comentaron que para frenar al

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pueblo le habían abierto las compuertasal elitismo autodenominado liberal quelos despreciaba profundamente y losconsideraba, como siempre, susmucamos, un simple instrumento paralograr sus fines. No pocos comenzaron amirar con simpatía al coronel que hacíahoras habían derrocado.

El almirante no tiene quien loescucheA las 13.30 del 12 de octubre, amenizóla jornada la aparición de un uniformadopor la ventana del Círculo Militar. La

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primera reacción de la concurrencia fuesilbar e insultar: «No queremos másbotas». Pero el hombre tuvo paciencia einsistió hasta que pudo hacerse oír. Seprodujo el siguiente diálogo con elselecto auditorio:

Yo soy el almirante Vernengo Lima.Por primera vez en mi vida, tengo elhonor de improvisar unas palabras antegente que tiene el corazón en el mismositio que lo tengo yo. Comprendo,señoras y señores, la inquietud detodos. Sin embargo, es necesario quetengan calma. El pueblo sabe muchascosas, pero yo sé más, ya que me halloen una situación que me permite estarmejor informado.

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«Es que el pueblo también debeestarlo», gritó una señora y, como en lasóperas italianas, su frase fue coreadapor la multitud. Pero no habíaproblemas, estaban entre amigos:

Recibo como es debido estasmanifestaciones. La señora que me hainterrumpido, por otra parte, es unaamiga mía, cuyo entusiasmo ypatriotismo me place. Estando con elpresidente…

«¡No hay presidente! ¡No haypresidente!», gritaba afinadamente elcoro, mientras el almirante trataba dehacerse oír:

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Nuestro país tiene una postrera tabla desalvación en la Corte Suprema deJusticia. Pero también tieneinstituciones armadas, y el pueblo tieneobligación de respetarlas, puesto queson suyas. Antes de recurrir a la últimatabla de salvación, el país debe confiaren que el Ejército y la Armada,honestamente, le propicien un gobiernodel pueblo, para el pueblo y por elpueblo…

Alguien que no era tan amigo deVernengo profirió un insulto y señalóque ya no se podía confiar en lasFuerzas Armadas.

Usted no tiene derecho a dudar de la

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palabra del almirante Vernengo Lima.En 1930 el pueblo llevó a la Casa deGobierno a un general…

«¡Muera! ¡Muera!», gritaban algunosingratos, deseándole una muerte, que yase había producido hacía varios años, algeneral que había instaurado un régimenque se había portado muy mal con elpueblo, pero muy bien con algunos delos participantes del picnic.

… quien a su vez llevó al país a unasituación de falsificación de lademocracia, y las Fuerzas Armadas hansalido ahora a poner remedio a tantosmales. La Marina y el Ejército hanresuelto devolver la Nación a su cauce

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normal.

—¡Habla como Perón!

«¡Yo no soy Perón, señora!», aclaró, porsi hacía falta, Vernengo, y tras esperarque se acallaran las risas y los insultos aquien el almirante no era, prosiguió:«Todo el gabinete ha renunciado».

«¡Farrell también!», pedía el coro.

Tengo la palabra del general Farrell.Puedo afirmar que todos los culpablesde este estado de cosas seráncastigados, comenzando por Perón…(Aplausos) El gabinete estará integradopor los mejores hombres del país…

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—¡Civiles!—… por los mejores hombres civilesdel país.—¡El gabinete! ¡Que diga el gabinete!—Solamente puedo adelantarles en esteinstante que yo seré ministro deMarina[158]…

Por supuesto, este último dato no leinteresaba a nadie. Pero el viejo lobo demar siguió:

Yo, que soy el almirante más antiguo dela Armada, con estos galones que hehonrado toda mi vida, les digo a ustedesque garantizo lo que he dicho con minombre y con mis galones de oficial deMarina[159].

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Su voz se fue apagando lentamente. Erala primera y la última vez queimprovisaba.

El gobierno a la cartaLa consigna unificadora de toda laelegante concurrencia era «Gobierno ala Corte». El humor popular satirizabala consigna diciendo que los «pitucos»querían un «gobierno a la carta», o sea asu medida.

Ya desde principios del ’45 lossocialistas pidieron la entrega delgobierno a la Corte Suprema de Justicia.

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A ellos se sumaron los radicales y elresto de la oposición. Resultaba difícilde entender que un partido como elsocialista propusiera ese traspaso delpoder, como si la Corte fuera la tanmentada «reserva moral de la Nación».Por cierto que estaba a años luz deserlo. Sus miembros eran lossobrevivientes de la acordada del 10 deseptiembre de 1930 que sentó el nefastoprecedente del aval jurídico a un golpede Estado; eran los que rechazaron todaslas demandas que pudieran afectar losintereses de los dueños de todo; los quehabían amparado y defendido desde la«Justicia» el histórico régimen de

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injusticia que imperaba en la Argentina.Para ponerle la cereza a la torta, seaprestaban a desconocer la obraemprendida por la Secretaría de Trabajoy Previsión y a negarse a aprobar losnombramientos de los jueces laboralesde los flamantes tribunales de trabajo,que empezaban a darle la razón a losninguneados de la historia y la«justicia».

La llamada Junta de CoordinaciónDemocrática, que reunía a todos lospartidos de la oposición, sereunió conÁvalos. En un alarde de torpeza políticay de falta de conocimiento sobre elclima que se vivía entre los militares,

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dio por descontado que el general y suscompañeros avalarían laentrega delgobierno a la Corte. El diálogo concluyócon estas palabras de Ávalos que dejanen claro su ingenuidad:

Eso no puede ser. No es decoroso parael Ejército. A mí se me dijo que a Perónno lo volteaba nadie. Lo volteé. Ademásno puede entregarse el gobierno a laCorte, pues esto no seríaconstitucional. Recuerden que hay unPresidente. Los argentinos tienen ungobierno y éste puede devolver lanormalidad por medio deelecciones[160].

El general había hablado, como

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antes el almirante al que sólo habíanescuchado su amiga yalgunos más. Laimprovisación de Vernengo y larespuesta de Ávalos, lejos de calmar lasaguas, las embravecieron y el picnicterminó mal. Cuando la cosa les parecióincontrolable a los oficiales reunidos enel Círculo Militar y temieron no podersalir de los elegantes salones delPalacio Paz, pidieron a la policía quelanzara la represión sobre la Plaza SanMartín. El saldo fue gravísimo y diocuenta de que no pocos manifestantesestaban armados: hubo 34 heridos debala, de los cuales 18 eran civiles y 16,policías. En el césped quedó el cuerpo

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del doctor Eugenio Ottolenghi, unmédico de 40 años. La Asociación deMédicos Democráticos declaró unahuelga general por 48 horas en homenajeal colega asesinado.

Adelante, radicalesÁvalos tenía todas sus esperanzaspuestas en una salida electoralhegemonizada por lo que él entendíacomo un nuevo sector de la oficialidad,en alianza con el radicalismo. Lepropuso aAmadeo Sabattini encabezaruna fórmula presidencial, en la queÁvalos soñaba figurar como vice.

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Al enterarse de la oferta, el dirigenteforjista Arturo Jauretche fue a visitar alcaudillo radical al departamento de suyerno, Barón Biza, para tratar deconvencerlo. Cuando don Amadeoestaba entrando en duda, llegaron a lacasa dos altos miembros del ComitéNacional de la UCR. Sabattini sedisculpó con Jauretche y los atendióreservadamente en otro salón. Altérmino del cónclave, le contó quevenían a comunicarle la oposiciónorgánica del partido a su candidatura yplanteaban insistir con la entrega delgobierno a la Corte. Jauretche levantósus tupidas cejas y sentenció: «Sepa,

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doctor, que la historia ha pasado al ladosuyo y usted la ha dejado escapar.Nunca más tendrá esta oportunidad.Usted ha terminado políticamente»[161].

El hecho demostró hasta dóndellegaba la escasa autonomía de Sabattinirespecto de su partido, cuya cúpula yaestaba comprometida con el arcoopositor que terminaría conformando laUnión Democrática. De todos modos,Sabattini mantuvo el contacto conÁvalos y le sugirió la formación de ungabinete de «notables», para no seguirdando esa triste y sospechosa imagen deun gobierno sin vicepresidente y consólo dos ministros: él en Guerra y

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Vernengo Lima en Marina, dos carterasque no eran justamente las mássimpáticas para aquella heterogéneaoposición a Perón que se proponíanhegemonizar y que se mostrabafrancamente antimilitarista. El dirigenteradical cordobés le propuso al generalel nombre del procurador Juan Álvarezpara esa tarea. Ávalos aceptó y Álvarezcomenzó a armar, a su ritmo, demasiadoparsimonioso para los tiempos quecorrían, un gabinete que jamás llegaría aasumir[162].

La propuesta de Sabattini dejaba alas claras la desorientación y laimpotencia de la oposición, que ni

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siquiera podía ponerse de acuerdo enarmar un equipo de gobierno. Tenía queencargarle la tarea a un personajevinculado estrechamente a la CorteSuprema y los sectores másrecalcitrantes del conservadurismo,atrasando los relojes al 3 de junio de1943. Días después, en declaracionespara un diario rosarino, Sabattini dejabaen claro el ninguneo que había sufridopor parte de los capitostes delradicalismo:

Ahora tengo la satisfacción de mi vida,pues mientras creían que yo no hacíanada por el radicalismo, han culminadolos trabajos con haberlo sacado a Perón,

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en compañía de mi amigo Ávalos[163].

LostUno de los problemas del gobiernohegemonizado por Ávalos era qué hacercon Perón. El reclamo de la oposiciónera que se lo detuviera y procesara.Pero a Farrell y los generales lespreocupaba la seguridad del coronel,teniendo en cuenta que se habíanplaneado varios atentados contra suvida. Era obvio que si a Perón lellegaba a pasar algo, estallaría demanera imparable la violencia social

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contenida. Fue sobre todo por esto, másque por cumplir con los reclamos de unaoposición inoperante y muy pocopeligrosa en términos reales, que sedecidió detenerlo y trasladarlo a algunade las unidades de las Fuerzas Armadas.En principio se lo localizó en el Tigre yse le comunicó que quedaría detenido enun centro de la Marina. Perón sabía delodio que le profesaban muchos hombresde esa fuerza y redactó el siguientecomunicado:

Me niego a ser sacado de la jurisdiccióndel Ejército y trasladado a jurisdicciónde la Marina […]. Estoy dispuesto a sertrasladado hasta mi domicilio, en la

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calle Posadas, y esperar allí la decisiónpresidencial. […] Si he cometido algúndelito como funcionario, prefiero quese me traslade a Villa Devoto[164].

Pero Farrell no accedió. Instruyóque, una vez detenido, Perón fuesellevado a la isla que estaba bajo lajurisdicción de la Armada y debía sunombre al despensero de la expediciónde Juan Díaz de Solis, Martín García,cuyo mérito para tal honor fue morirsejusto frente a sus costas y ser enterradoallí[165]. La detención la concretó a lasdos y media de la madrugada el subjefede Policía, mayor Héctor D’Andrea. Asícuenta Perón aquellos momentos:

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En el departamento de la calle Posadas,estuvimos en vigilia esperando unposible ataque militar con el fin dearrestarme. Armados con metralletas,custodiando puertas y ventanas,pasamos la noche dispuestos a resistir.Al otro día, aprovechando la falta dedecisión de mis enemigos, escapamos aun paraje denominado «Tres Bocas», enel delta del Tigre, refugio que nosofreció el industrial Ludovico Freude.Cuando las autoridades advirtieron quehabíamos dejado el domicilio,resolvieron nuestra captura. El hijo deFreude y Juan Duarte fueroninterrogados, al igual que Mercante queprefirió confiar al coronel Mittelbachel lugar donde estábamos, responsablede la policía. Me fueron a buscar encompañía de Duarte, Mercante y

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Freude. Cuando Evita se enteró de laactitud inflexible del presidente y queyo sería trasladado a dependencias de laMarina, lloró y me rogó que no mefuera, pero debía abandonar el lugar encompañía de Mercante y el jefe de lapolicía. Ella permanecía sujeta a mibrazo llorando y un policía debióapartarla[166].

En otras versiones, el propio Perónseñala que fue detenido en sudepartamento de la calle Posadas.

Lo cierto es que D’Andrea entregóel detenido a Caillet-Bois, comandantede la cañonera Independencia, pocodespués de las tres de la madrugada delsábado 13 de octubre de 1945. Por la

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mañana llegó a la prisión militar de laisla Martín García.

El coronel Mercante fue detenidopocas horas después del arresto dePerón. Pero a esa altura los seguidoresdel «coronel del pueblo» eran muchos ylas gestiones comenzadas por Mercantey ordenadas por Perón siguieronininterrumpidamente su curso a cargo deHugo Mercante (sobrino del coronel) yde Isabel Ernst, que con el tiempo seconvertiría en una de las más notablescolaboradoras de Evita en laFundación[167].

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Una Mazza, el doctorAl día siguiente, su médico personal, elcapitán Miguel Ángel Mazza, obtuvopermiso de la Marina para visitarlo enla isla. Mazza se había entrevistadopreviamente con Mercante y el coronelFranklin Lucero. Juntos habíanelaborado un plan para traer a Perón deregreso a Buenos Aires. El médicopresentaría unas viejas placasradiográficas de Perón que daban undiagnóstico de «elevación cupuliformedel hemidiafragma derecho, cuyoprobable origen tumoral debe ser

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imprescindible e impostergablementedilucidado por el examen clínico y delaboratorio en un ambientehospitalario». Mazza agregaba que«efectivamente, el clima húmedo de suactual alojamiento le puede resultarsumamente desfavorable»[168], por locual se hacía urgente el traslado a laCapital.

A poco de llegar, Mazza le dio unefusivo abrazo al coronel y le advirtió aloído que no se dejara tocar por ningúnmédico. El doctor era portador deinformaciones clave; el frente militarestaba francamente dividido, ningunaguarnición del interior apoyaba a

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Ávalos, había tres generales sobre losque se estaba trabajando con buenpronóstico: Sosa Molina, Solari yUrdapilleta; y el movimiento obreropreparaba un paro y una granmovilización para pedir por su libertad.

El coronel tiene a quiénescribirleLa isla Martín García tiene algoespecial que inspira a sus involuntariosocupantes a escribir. Allí don HipólitoYrigoyen, confinado a pesar de su edady su estado de salud por la miserable

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dictadura de Uriburu, escribirá granparte de su defensa ante la CorteSuprema de Justicia, la misma la que enaquellos días del ‘45 suscorreligionarios le querían entregar elgobierno[169]. En esos mismos días deoctubre, Perón escribió varias cartas ycomenzó a redactar lo que se convertiríaen un folleto que venimos citando ycitaremos, al que llamó ¿Dóndeestuvo?, firmado bajo el seudónimo Billde Caledonia, en memoria de uno de susperritos.

Perón le entregó cinco de aquellascartas a su médico. Una, para Ávalos,donde le pedía el traslado a Buenos

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Aires por razones médicas. Otra, para suoperador en Buenos Aires, que conteníauna advertencia a quienes pudiesen leerel texto «de contrabando»:

Mi querido Mercante: Desde que me«encanaron» no hago sino pensar en loque puede producirse si los obreros seproponen parar, en contra de lo que lespedí […] Con todo, estoy contento deno haber hecho matar un solo hombrepor mí, de haber evitado toda violenciaAhora he perdido toda posibilidad deseguir evitándolo y tengo mis grandestemores que se produzca allí algo grave.De cualquier modo, mi conciencia nocargará con culpa alguna, mientras pudeactuar lo evité, hoy anulado no puedohacer nada[170].

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Una tercera carta era para Evita y seconvertiría en la más famosa al cabo delos años. En ella decía:

Mi tesoro adorado: Sólo cuando nosalejamos de las personas queridaspodemos medir el cariño. Desde el díaque te dejé allí con el dolor más grandeque puedas imaginar no he podidotranquilizar mi triste corazón. Hoy sécuánto te quiero y que no puedo vivirsin vos. Esta inmensa soledad está llenade tu recuerdo. Hoy he escrito a Farrellpidiéndole que me acelere el retiro. Encuanto salga nos casamos y nos iremosa cualquier parte a vivir tranquilos. Porcorreo te escribo y te mando una cartapara entregar a Mercante. Ésta te lamando con un muchacho porque es

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probable que me intercepten lacorrespondencia. De casa metrasladaron a Martín García y aquí estoyno sé por qué y sin que me hayan dichonada. ¿Qué me decís de Farrell y deÁvalos? Dos sinvergüenzas con elamigo. Así es la vida.Te encargo que le digas a Mercante quehable con Farrell para ver si me dejantranquilo y nos vamos al Chubut los dos.[…] Debes estar tranquila y cuidar tusalud mientras yo esté lejos para cuandovuelva. Yo estaría tranquilo si supieseque vos no estás en ningún peligro y teencuentras bien. […] Si sale el retiro,nos casamos al día siguiente, y si nosale, yo arreglaré las cosas de otromodo, pero liquidaremos esta situaciónde desamparo que tú tienes ahora.Viejita de mi alma, tengo tus retratitos

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en mi pieza y los miro todo el día, conlágrimas en los ojos. Que no te vaya apasar nada porque entonces habráterminado mi vida. Cuídate mucho y note preocupes por mí; pero quiérememucho que hoy lo necesito más quenunca. Tesoro mío, tené calma yaprende a esperar. Esto terminará y lavida será nuestra. Con lo que yo hehecho estoy justificado ante la historiay sé que el tiempo me dará la razón.Empezaré a escribir un libro sobre estoy lo publicaré cuanto antes; veremosquién tiene razón. El mal de este tiempoy especialmente de este país son losbrutos y tú sabes que es peor un brutoque un malo. Bueno, mi alma, querríaseguir escribiendo todo el día, pero hoyMazza te contará más que yo. Faltamedia hora para que llegue el vapor.

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Mis últimas palabras de esta cartaquiero que sean para recomendartecalma y tranquilidad. Muchos, peromuchos besos y recuerdos para michinita querida. Perón[171].

La otra carta era para el presidenteFarrell. En ella insistía sobre susituación jurídica y la ausencia deacusaciones concretas contra su personay, dramatizando, le decía:

Hubiera preferido ser fusilado porcuatro viejos montañeses y no pasar porlo que estoy pasando. Si aún tengoderecho de gozar de alguna gracia, leruego quiera acelerar mi retiro delejército, que solicité el mismo día de

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mi renuncia.

Y deslizaba, como quien no quierela cosa: «No sé si represento algo paralos trabajadores, para el ejército y laaviación; los años lo dirán»[172].

Como suponía Perón, varias de lascartas, entre ellas la dirigida a su mujer,fueron interceptadas. La estrategia dedespistar a sus enemigos, con su retirode la vida pública y su inminentemudanza a la Patagonia, no dio muchoresultado.

Aquellos días de Evita

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Evita hizo lo poco que estuvo a sualcance para lograr la libertad de sucompañero. Estuvo muy lejos de tenerun papel protagónico en aquellasjornadas que culminarían el 17 deoctubre. No era una figura conocida enel ámbito gremial y faltaban un par deaños de intensa labor para que supalabra adquiriera el valor de una ordenentre los descamisados. Pero nadiepodrá negarle su tesón ni hacer lo queestuvo a su alcance por lograr lalibertad de su compañero. RecordabaPerón:

En aquellas jornadas previas al 17, entre

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otras gestiones, ella deambulóentrevistando a varios letrados,instándolos a prestar un hábeas corpuscon suerte diversa. No es ociosorecordar que entre sus consultadosestuvieron el doctor Bramuglia yRomán Subiza, dirigente este último deSan Nicolás[173].

La actitud de colaboradores muycercanos a Perón, como la de JuanAtilio Bramuglia, de negarse a presentarun hábeas corpus, habla de que todavíaEvita no se había ganado su plenaconfianza. Bramuglia le explicóduramente por qué no presentaría elrecurso:

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A usted lo único que le interesa es irsea vivir con el coronel a otra parte y paraeso apela a los hombres delmovimiento, cuando lo que hay quehacer es retener a Perón y juntar a lagente para defenderlo, antes de dar estabatalla por perdida[174].

Evita le respondió con un saludopoco afectuoso para toda su familia, enespecial para su madre. Años más tardele haría pagar caro al futuro canciller dePerón aquella negativa.

Evita define así su participación enaquellas jornadas:

Poco tendría que decir de mí misma, ysí mucho, en cambio, de aquellos de los

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que hablo siempre, de los que fueronprotagonistas del 17 de octubre, esdecir, del pueblo y de Perón. A ellos vami homenaje, y el homenaje diario detodos los peronistas, en todos losmomentos de nuestra diariaexistencia[175].

A mí no me toqueDe acuerdo a lo prometido a Perón, alllegar a Buenos Aires, Mazza seentrevistó con Farrell y le planteó lanecesidad de sacar al coronel de MartínGarcía por problemas de salud. Elmédico se sorprendió al ver la buena

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disposición de Farrell para con Perón.Pudo advertir que el presidente estabarodeado, que tenía ganas de decirlemuchas más cosas pero temía serescuchado por lagente de Ávalos yVernengo Lima. El doctor tambiéncumplió con la misión encomendada porPerón de transmitir directivas precisas asus hombres en Buenos Aires, quevenían concretando febriles reuniones encontacto permanente con los gremios.Los sindicalistas les transmitían el climade efervescencia que se vivía en todo elámbito laboral por la detención dePerón.

El 15 de octubre, Farrell le

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comunicó a Vernengo Lima que eranecesario traer a Perón porque seencontraba enfermo. El marinodesconfió y sugirió que se enviara unajunta de médicos para guardar lasformas. Farrell aceptó, pero pidió que,de todos modos, trajesen a Perón aBuenos Aires.

Vernengo Lima envió a los doctoresJosé Tobías y Nicolás Romano y alcapitán de corbeta Andrés Tropea.Perón siguió los consejos de Mazza paraevitar que se descubriera su verdaderoestado de salud. Como él mismo locuenta:

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Me habían mandado una junta médica ala isla para ver si era indispensable mitraslado. ¡Eso sí que hubiera estadobueno! No me dejé tocar. ¡Si seavivaban, me dejaban de por vida en laisla[176]!

Se viene el estallidoYa en la tarde del 15 de octubre, lasradios —entre avisos de yerba Salus,fijador Glostora y «entre pecho yespalda, pastillas Valda»— informabanque en el ingenio La Florida deTucumán, los cañeros se habíandeclarado en huelga para pedir la

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libertad del coronel y que en variasfábricas del «Jardín de la República»estaba pasando lo mismo. En los surcosviñateros de San Juan y Mendoza, en losingenios madereros de Santa Fe y elChaco, en las minas y canteras del Norteen el cordón industrial y en el puerto deRosario, en Córdoba, en las estancias dela Pampa húmeda y la Patagonia, en todoel país la huelga se iba generalizando.

En la sede de la Unión Tranviarios,en Moreno 2969 de la Capital, elComité Central Confederal de la CGTestaba trenzado en un acalorado debateque duró más de diez horas. Recién a launa de la madrugada se votó declarar

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una huelga general a partir de la horacero del 18 de octubre, «como medidadefensiva de las conquistas socialesamenazadas por la reacción de laoligarquía y el capitalismo»[177]. Ladiscusión fue durísima hasta que eldelegado de ATE y hombre de FORJA,Libertario Ferrari, inclinó la votaciónfinal hacia el paro. Los gremios quevotaron en contra, los socialistas y loscomunistas llamaron a «unificarse paraterminar de una vez por todas con lasmaniobras del nazifascismo que atentancontra la libertad, la democracia y elprogreso del país»[178].

Pero la iniciativa sindical fue

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ampliamente desbordada por las bases,y ya en la tarde del 16 de octubre losobreros comenzaron a abandonar suslugares de trabajo para dirigirse hacia laPlaza de Mayo, para liberar a Perón.

En las primeras horas de aquel 17,en algunos casos de manera espontáneay en otros organizadamente,respondiendo a los novísimos dirigentesperonistas como el del gremio de lacarne Cipriano Reyes, las columnasobreras partieron desde diversas zonasdel conurbano y la Capital Federal haciala Plaza de Mayo. Reyes recordaríaaños más tarde:

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Salimos de Berisso muy temprano. EnLa Plata nos reunimos con los deEnsenada. Las columnas iban por loscaminos General Belgrano yCentenario. Desde varias empresas delGran Buenos Aires los obrerosiniciaron la marcha. En el puente deBarracas, la gente de los frigoríficos deAvellaneda se concentraba. Desde elnorte, los trabajadores entraban en laCapital por los puentes Saavedra yLiniers, y por la rotonda de avenidaLibertador. Ya en el Riachuelo, comolevantaron los puentes, la gente tomómaderas y troncos de la orilla y se tiróal agua. Fue impresionante ver cómo laplaza se llenaba con el pueblo. Todosgritaban Perón presidente[179].

Los trabajadores se fueron

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acercando a la Capital y alguien,efectivamente, había dado la orden delevantar los puentes que comunicabancon la provincia para impedir quecontinuaran avanzando y se concretarauna manifestación política deinsospechadas consecuencias.

Algunos uniformados se fueronindignando al comprobar no sólo lapasividad sino la franca simpatía de lasfuerzas policiales para con losmanifestantes peronistas. El almiranteVernengo Lima propuso reprimir a lascolumnas obreras que convergían desdeel Gran Buenos Aires hacia la Plaza deMayo. Lo mismo hizo el teniente coronel

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Gerardo Gemetro, jefe del Regimiento10 de Caballería, el mismo cuerpo quedirigido por el teniente coronel HéctorVarela había protagonizado las matanzaspatagónicas a comienzos de los años 20.Pero por orden de Farrell, Ávalos, en sucarácter de ministro de Guerra, emitió elsiguiente comunicado:

Por encargo del Excmo. SeñorPresidente de la Nación, el Ministro deGuerra reitera que el Ejército nointervendrá contra el pueblo en ningunacircunstancia. Solamente procederápara guardar el orden, cuando lagravedad de los hechos así loimponga[180].

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Al mediodía, mientras las columnasiban colmando la Plaza, en la CasaRosada, Farrell y Ávalos seentrevistaban con la cúpula cegetista.Los dirigentes gremiales les llevaban unpetitorio y la resolución del ComitéCentral Confederal convocando a lahuelga para el día siguiente. Eldocumento, en el que no se nombra aPerón en ningún momento, estabarefrendado por los 300 gremiosadheridos y las delegaciones regionales.Se pronunciaba:

1. contra la entrega del Gobierno a laCorte Suprema y contra todo

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gabinete de la oligarquía;2. formación de un Gobierno que sea

una garantía de democracia ylibertad para el país y que consultela opinión de las organizacionessindicales de trabajadores;

3. realización de elecciones libres enla fecha fijada;

4. levantamiento del estado de sitio;por la libertad de todos los presosciviles y militares que se hayandistinguido por sus claras y firmesconvicciones democráticas y por suidentificación con la causa obrera;

5. mantenimiento de las conquistassociales y ampliación de las

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mismas; aplicación de lareglamentación de las asociacionesprofesionales;

6. que se termine de firmar deinmediato el decreto-ley sobreaumento de sueldos y jornales,salario mínimo básico y móvil yparticipación en las ganancias, yque se resuelva el problemaagrario mediante el reparto de latierra al que la trabaje y elcumplimiento integral del Estatutodel Peón[181].

Mientras tanto, aquel «aluviónzoológico» —como lo llamaría años

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más tarde el espantado dirigente radicalErnesto Sanmartino— colmó la Plaza deMayo. Podían contarse por decenas demiles aquellos hombres, mujeres y niñosque venían desde su postergaciónhistórica, desde los arrabales de la vida,a defender sus conquistas. Eran laimagen de la Argentina profunda,aquella que no transitaba por la Plazadel poder. Era un espectáculo jamásvisto en el país y que sumió a las clasesacomodadas en una sensación queoscilaba entre la repulsión y el pánico.Era «un horror» ver a esos «cabecitasnegras» meter sus pies en aquellasfuentes de inspiración francesa. Desde

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el otro lado de la política y la vida,Raúl Scalabrini Ortiz[182] escribía:

Venían de las usinas de Puerto Nuevo,de los talleres de Chacarita y de VillaCrespo, de las fundiciones delRiachuelo, hermanados en el mismogrito y la misma fe. Era el subsuelo dela patria sublevado, era el cimientobásico de la nación que asomaba[183].

Desde el mismo lado, diríaLeopoldo Marechal[184]:

Me uní a la multitud que avanzabarumbo a la Plaza de Mayo. Vi, reconocíy amé los miles de rostros que laintegraban: no había rencor en ellos,

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sino la alegría de salir a la visibilidad enreclamo de su líder. Era la Argentinainvisible que algunos habían anunciadoliterariamente, sin conocer ni amar susmillones de caras concretas, y que nobien las conocieron les dieron laespalda[185].

Un diario católico, al día siguiente,comentará asombrado que lostrabajadores movilizados respetaron elorden establecido y que hasta sesantiguaron al pasar por la Catedral, adiferencia de los ateos anarquistas ysocialistas que acostumbraban «insultary agraviar» cuando pasaban por la «casade Dios». La mayoría de los presentes

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llegaban por primera vez a la históricaPlaza. Miraban asombrados el Cabildo,la Casa Rosada y la Catedral. Loshabían visto en los libros de historia,esa historia que ahora ellos estabanprotagonizando. Mientras tanto, el diarioCrítica adelantaba su edición de la tardepara titular: «Grupos aislados que norepresentan al auténtico proletariadoargentino tratan de intimidar a lapoblación», y bajo una fotografía en laque no se veía a más de diez personasafirmaba:

He aquí una de las columnas que desdeesta mañana se pasean por la ciudad enactitud «revolucionaria». Aparte de

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otros pequeños desmanes, sólocometieron atentados contra el buengusto y contra la estética ciudadanaafeada por su presencia en nuestrascalles. El pueblo los vio pasar, primeroun poco sorprendido y luego con glacialindiferencia[186].

Pero la realidad era bien distinta.Allí estaban los invisibles, haciéndoseruidosamente visibles, ocupando laPlaza, decididos a no moverse hasta quesu nuevo líder apareciera en losbalcones que estaban esperando dueño.

Dentro de la Rosada, ni Ávalos niFarrell sabían qué hacer, rodeados poruna multitud que no paraba de crecer y

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que según los cálculos más seriosllegaba a unas 300 000 personas[187].

El día de PerónEn la madrugada del 17 de octubre sehabía recibido la orden que permitía aPerón embarcarse hacia Buenos Aires.A las 6.33 había arribado al muelle y,tras un breve rodeo, llegó al HospitalMilitar en la avenida Luis MaríaCampos. Así lo cuenta el entoncescoronel:

A las 3 y 30 horas del día 17 de octubre,por orden expresa del presidente de la

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Nación, en contra de la decisión delministro de Marina, fui trasladado alHospital Militar Central, desde dondeasistí al magnífico movimiento popularque dio por tierra con los hombres quepor un golpe de audacia quisieron coparun movimiento que se había enraizadoen la historia argentina y que, por lotanto, no podía ser explotado poraudaces superficiales, incapaces depenetrarlo y menos aún de llevarloadelante. El repudio popular los aplastóen germen y tuvieron la culminaciónque merecían[188].

Instalado en el piso 11 del HospitalMilitar, en el departamento del capellánestableció su cuartel general y sepreparó para la gran batalla. Perón y sus

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allegados seguían los acontecimientospor radio y a través de permanentesllamadas telefónicas. Tenían muy claroque los que estaban desesperados y nosabían cómo manejar la situación eranlos del otro bando. Sí eran un motivoserio de preocupación las informacionesque llegaban desde Campo de Mayo,que daban cuenta de que había 10 000hombres armados hasta los dientesesperando directivas para lanzar larepresión sobre la Plaza.

Entre tanto, en la Casa Rosada sevivían momentos tragicómicos. Elministro de Guerra mandó liberar aMercante y traerlo con urgencia desde

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Campo de Mayo. El coronel liberado sereunió con Ávalos y Farrell y se diocuenta de que la partida estaba ganada,pero que había que manejarse concautela. Si bien la expresión de Farrellera de agobio, cansancio y ganas de quetodo terminara cuanto antes, Mercanteno alcanzaba a leer claramente si elgesto de preocupación de Ávalosterminaría en rendición incondicional oen orden de represión. Mercante pensóque lo mejor sería hablar con Perón ymarchó hacia el Hospital Militar. Trasreunirse con su jefe, regresó a la CasaRosada. Pudo percibir que el clima en laPlaza era peligroso. Al ingresar al

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despacho de Farrell le informaron quealgunos manifestantes habían rotovidrios e intentado forzar una puerta.

Serían las seis de la tarde cuandoÁvalos no tuvo mejor idea que pedirle aMercante que saliera al balcón ycalmara a la multitud. Mercante hizotrampa y dijo «El general Ávalos…»;cuando iba a decir «me ha pedido…»,fue interrumpido con una ensordecedorasilbatina y un grito unívoco: «¡Perón sí,otro no!» Pícaramente y para ratificarleal «otro», al general que estaba perdido,insistió: «El general Ávalos…»; lossilbidos y abucheos fueron todavíapeores. Fue entonces cuando Mercante y

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la realidad convencieron a Ávalos deque se trasladara al Hospital Militar ahablar con Perón. El coronel lo recibiófríamente, haciéndole sentir su bronca.Ávalos le pidió que calmara a lostrabajadores; lo urgió a ir a la CasaRosada y dirigirse a la multitud. Perónse negó: dijo que necesitaba garantías yque antes que nada debía hablar con elpresidente.

Anochecer de un día agitadoPoco después de las nueve de la noche,el coronel se trasladó en un autoconducido por el doctor Mazza hasta la

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residencia presidencial de Agüero y laavenida Alvear (actual Avenida delLibertador) para entrevistarse conFarrell. A las diez menos cuartocomenzó la reunión. El presidente leofreció que volviese a ocupar todos suscargos o, si lo prefería, que ocupase lapresidencia. Perón rechazó ambasofertas y planteó sus condiciones: 1)poder hablar desde el balcón de la CasaRosada y que el discurso fuesetransmitido por la cadena nacional; 2)las renuncias de Ávalos y VernengoLima; 3) que se cubrieran los cargos delgabinete con aliados a su persona, y 4)apoyo para su candidatura a la

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presidencia.Farrell aceptó todas las condiciones

y le transmitió todo su afecto y apoyo.Le dejó muy en claro que había actuadobajo presión y que quería tener el honorde presentarlo ante la multitud reunidaen la Plaza.

Ávalos, al enterarse de lo decididoen la residencia, se comunicó con loshombres de Campo de Mayo. Cuandosonó el teléfono, algunos sonrieron;debía ser la orden que habían esperadotodo el día. En minutos estaríanmarchando como en 1930, a contramanode la historia. Pero lo que Ávalos lesdijo los dejó helados: que no había nada

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que hacer, que vinieran a la Plaza perono en son de golpe de Estado sino aparticipar del acto, a escuchar alvencedor, el coronel Juan DomingoPerón.

El gabinete del doctorÁlvarezMás que recordarnos a la extraordinariapelícula expresionista de Robert Wienerfilmada en 1919, El gabinete del doctorColigan, lo ocurrido con el procuradorgeneral de la Nación remite más alsurrealismo de Buñuel y Dalí en Un

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perro andaluz, estrenada en París en1929. Cuando ya nadiese acordaba deaquel encargo hecho entre gallos ymedianoche, el doctor Juan Álvarez y ungrupo de distinguidos señores sepresentaron a las ocho y media de lanoche en la Casa Rosada con unavoluminosa carpeta que contenía loscurrículos o prontuarios, según como semire, de aquelgabinete de «notables».Álvarez se había nombrado a sí mismoministro del Interior; al doctor JoséFigueroa Alcorta como ministro deJusticia e Instrucción Pública, el mismoque, además de firmar la acordada de laCorte que avalaba el golpe del ’30, fue

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acusado por un escándalo con unoscadetes en el Colegio Militar; IsidoroRuiz Moreno, en Relaciones Exterioresy Culto. En Hacienda, nombró a AlbertoHueyo, que había ocupado la mismacartera durante el gobierno fraudulentodel general Justo y en «cumplimiento desus funciones» les había rebajadosustancialmente el sueldo a losempleados públicos; también había sidodirector de la CHADE en plenoescándalo por las coimas para laextensión de la concesión[189], por loque fue acusado por la comisióninvestigadora del delito de cohecho. EnAgricultura, a Tomás Amadeo, uno de

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los integrantes del círculo íntimo deBraden, organizador de más de una cenaen su honor. En Obras Públicas, aAntonio Vaquer, el mismo que integródurante la presidencia de Ortiz eldirectorio de la «Coordinación deTransportes», el símbolo viviente delodiado Pacto Roca-Runciman, que llevóa los manifestantes que apoyaban la«revolución» del 4 de junio a quemarvarios tranvías de la empresa encuestión, en señal de repudio al régimendepuesto[190].

Farrell se enteró de la insólita«novedad» mientras terminaba sucrucial reunión con Perón en la

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residencia presidencial. Un funcionariode la Casa Rosada lo llamó por teléfonoy entre risotadas pidió instruccionessobre qué hacer con los distinguidosvisitantes que lo estaban aguardandodesde hacía rato. Farrell le contestó quelos despidiera cortésmente y cuidase deque no les pasara nada a sus personas.

Terminado el episodio surrealista,para sellar el acuerdo, Farrell y Perónse estrecharon en un abrazo y subieronal auto oficial. No había tiempo queperder; al coronel lo estaba esperandola historia.

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Vernengo Lima en el planetade los simiosEn medio de la alegría y el desbordepopular, había varios que la pasabanmal. Entre ellos, el inefable VernengoLima. Según Perón, el almirante fueobligado por el pueblo a

vestirse precipitadamente en elcomedor de la Presidencia y aabandonar la Casa de Gobierno vestidode burgués y buscar refugio en unbuque, mientras era perseguido por lamultitud al grito de «la cabeza deVernengo Lima», después de intentar

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infructuosamente que se hiciera fuegosobre la muchedumbre de obreros.Evidentemente él no era el coronelPerón, y quizá los dos estemoscontentos con la suerte[191].

Como si estuviera en otro planeta ysuponiendo vanamente que Ávalos ytodo Campo de Mayo lo acompañarían,se sublevó contra la realidad e intentóun último golpe contra Perón. Lo hizodesde el famoso rastreador Drummond,el mismo que había trasladado aYrigoyen a La Plata el 6 de septiembrede 1930 para presentar su renuncia y alpresidente Castillo el 4 de junio de1943, con el mismo destino, en los dos

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sentidos.Sintiéndose un héroe, quizás

pensando en su amiga de la Plaza SanMartín, el almirante emitió unradiograma «a todas las unidades» paraque se plegaran al golpe. Como sueleocurrir, siempre hay alguien dispuesto aplegarse y ese alguien fue elcontralmirante Ernesto Basílico,comandante de la Escuadra de Río.

El coronel Juan N. Giordano cuenta:

Se hizo saber a los jefes contrarios quesi la marina de río, que estaba ancladafrente a Buenos Aires, disparaba sobrela Capital, se tomarían medidasextremas con sus familiares y con ellos

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mismos; lo mismo sucedería —se lesadvirtió— si algo le pasaba al coronelPerón. Algunos oficiales y suboficialesse entrevistaron con los jefes obreros,haciéndoles saber que las armas estabande su parte[192].

El patético dueto Basílico-VernengoLima terminó por rendirse ante larealidad. Esperarían pacientemente diezaños para tomarse revancha y ver cómosu sublevación de juguete se convertíaen la autodenominada «RevoluciónLibertadora».

La maravillosa música

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Perón partió junto a Farrell desde laresidencia y llegó a la Casa Rosada aeso de las diez y media de la noche. Enel despacho presidencial se escuchabannítidamente los cantitos de la multitud:

¡La Patria sin Perónes un barco sin timón!

Perón no es un comunista,Perón no es un dictador,Perón es hijo del pueblo,del pueblo trabajador[Con la música de La marestaba serena]

Salite de la esquina,oligarca loco,tu madre no te quiere,Perón tampoco.

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Con Perón y con Mercante,la Argentina va adelante.

Aunque caiga un chaparrón,todos, todos con Perón.

¡Aquí están, éstos son,los muchachos de Perón!

¡Vea, vea, vea,qué cosa más bonita,vinimos a la plazaa lavarnos las patitas!

Yo te daré,te daré, patria hermosa,te daré una cosa,una cosa que empieza con P…¡Perón!

Que nadie lo discuta,Braden hijo de puta.

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Los «descamisados», que todavía notenían ese apodo, habían hechoantorchas con papel de diario y la Plazatomaba un color y un calor inusitados.La Nación comentaba, enojada, quehabían «acampado durante un día en laplaza principal, en la cual, a la nocheimprovisaban antorchas sin ningúnobjeto, por el mero placer que lescausaba este procedimiento». Loslectores convendrán que no hay nadamás placentero que improvisarantorchas. Pero como siempre, lahistoria oficial estaba mirando para otrolado y no registró estas crónicas. La luzdejaba ver rostros cansados, marcados

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por el sufrimiento y el trabajo, con unaalegría inédita, con una esperanzaincontenida. Todo ese pueblo, ajeno alos tejes y manejes y a lasespeculaciones que se habían urdido deuno y otro lado, estaba allí para dartestimonio de su definitiva existencia yde que ya nadie podría decidir nada sintenerlo en cuenta. Había aparecidoexasperando a todos los que lo queríandesaparecer.

Unos minutos después de las once deaquella noche destinada a entrar en lahistoria, el nuevo líder de lostrabajadores apareció acompañado porel presidente en los balcones que desde

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entonces serían suyos para siempre. Lamultitud estalló en un solo grito:«Perón». Como lo había prometido, elpresidente se dirigió a la multitud:

Trabajadores, les hablo otra vez con laprofunda emoción que puede sentir elpresidente de la Nación ante unamultitud de trabajo como es ésta que seha congregado hoy en la plaza. Deacuerdo con el pedido que hanformulado, quiero comunicarles que elGabinete actual ha renunciado. El señorteniente coronel Mercante serádesignado secretario de Trabajo yPrevisión (aplausos). Atención,señores: de acuerdo con la voluntad deustedes, el Gobierno no será entregadoa la Corte Suprema de Justicia Nacional

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(aplausos). Se han estudiado y seconsiderarán en la forma más ventajosaposible para los trabajadores las últimaspeticiones presentadas. El Gobiernonecesita tranquilidad[193]…

Y para anunciar al ya indiscutiblelíder de los trabajadores, Farrellrecurrió al estilo de los presentadoresde los cantantes de las orquestas típicas:«Otra vez junto a ustedes, el hombre queha sabido ganar el corazón de todos, elcoronel Perón». El coronel se tomó unrato para mirar el panorama, paraabsorber toda esa energía y les pidió alos miles y miles que cantaran el Himno.Era una manera de ganar unos minutos

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para ordenar sus ideas. En medio de losaplausos finales del Himno, comenzó aescucharse su voz:

Hace casi dos años, desde estosmismos balcones, dije que tenía treshonras en mi vida: la de ser soldado, lade ser un patriota y la de ser el primertrabajador argentino. Hoy, a la tarde, elPoder Ejecutivo ha firmado mi solicitudde retiro del servicio activo delEjército. Con ello he renunciadovoluntariamente al más insigne honor aque puede aspirar un soldado: llevar laspalmas y laureles de general de laNación. Ello lo he hecho porque quieroseguir siendo el coronel Perón, yponerme con este nombre al serviciointegral del auténtico pueblo argentino.

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Dejo el honroso y sagrado uniformeque me entregó la Patria, para vestir lacasaca de civil y mezclarme en esa masasufriente y sudorosa que elabora eltrabajo y la grandeza de la Patria, einvito a todos los argentinos a sumarsepara lograr la ansiada unidad. Estaverdadera fiesta de la democracia,representada por un pueblo que marchaahora también para pedir a susfuncionarios que cumplan con su deberpara llegar al derecho del verdaderopueblo. Muchas veces he asistido areuniones de trabajadores. Siempre hesentido una enorme satisfacción; perodesde hoy sentiré un verdadero orgullode argentino porque interpreto estemovimiento colectivo como elrenacimiento de una conciencia de lostrabajadores, que es lo único que puede

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hacer grande e inmortal a la patria[194].

Pero antes de terminar se quiso darun gusto personal y se lo pidió a sugente:

Pido a todos que nos quedemos por lomenos quince minutos más reunidos,porque quiero estar desde este sitiocontemplando este espectáculo que mesaca de la tristeza que he vivido en estosdías[195].

Fue un discurso pacífico ytranquilizador que bregaba por laconciliación social. Terminada lahistórica jornada, la multitud se retiró

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feliz tras haber logrado su objetivo,dispuesta de todos modos a cumplir lahuelga convocada para el día 18 que yaestaba por empezar. El paro ahora teníaaire de celebración del triunfo.

Perón fue a encontrarse con Eva y noera un secreto para nadie, ni siquierapara Vernengo Lima, que comenzaba unnuevo ciclo histórico en la Argentina.

La pareja vivió su momento degloria y casi como un festejo, como unaratificación de una confianza que habíapasado una prueba de fuego, decidieroncasarse. El 22 se concretó la ceremoniacivil en Junín y el 10 de diciembre lohicieron por iglesia en La Plata. Evita

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recordaría:

Nos casamos porque nos quisimos ynos quisimos porque queríamos lamisma cosa. De distinta manera los doshabíamos deseado hacer lo mismo: élsabiendo bien lo que quería hacer, yo,por sólo presentirlo; él, con lainteligencia; yo, con el corazón; él,preparado para la lucha; yo, dispuesta atodo sin saber nada; él culto y yosencilla; él, enorme, y yo, pequeña; él,maestro, y yo, alumna. Él, la figura y yola sombra. ¡Él, seguro de sí mismo, yyo, únicamente segura de él[196]!

La luna de miel la pasaron en laquinta del amigo de la pareja, RamónSubiza, en San Nicolás. Así la

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recordaba Evita, en un diálogo con VeraPichel:

Fue una etapa lindísima aunque paranosotros no fue novedad estar juntos, yaque lo estuvimos desde el primermomento. Nos levantábamos temprano,tomábamos el desayuno y salíamos acaminar por la quinta. Nunca memaquillé en esos días, andaba a puracara lavada, el pelo suelto, una camisade él y un par de pantalones. Era miatuendo preferido y a él le gustaba queestuviéramos así Algunas veces, de puramandaparte, me metía en la cocina ypreparaba una ensalada para acompañar aun buen bife que preferíamos los dos.Lo que sí hacía era cebar mate por lastardes. Interminables ruedas que

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matizaban nuestras charlas. Mejordicho, las de él. Porque él pensaba envoz alta, hablaba y yo escuchaba,aprendía… Por la noche, algo de músicay a la cama temprano. Fueron realmentedías preciosos[197].

Seguramente, Perón y Evita intuíanque aquellos días plácidos difícilmentevolverían a repetirse.

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Evita[198]

Yo nunca quise que Evita setransformara alguna vez en unamujer «de la política». Ella era mimujer y como tal «hacía» política.Su tarea era realizar y estabaabocada a emprendimientos quedignificaban al hombre. Evitaterminó de una vez y para siemprecon la imagen pasiva de la mujer enla historia argentina, y lo hizodesde el sitio más encumbrado alque puede aspirar una mujer, que esel de primera dama, porquedemostró no sólo que la pasividadno es sinónimo de virtud sino queese puesto de primera dama debe

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ser una extensión de la obrapolítica del gobierno. En esto quizásEvita fue más allá de lo previsto eincomodó a hombres que no podíantolerar que una mujer consolidarasu imagen por mérito propio y a lavez porque consideraban que lapolítica social era sinónimo dedádiva y quienes la otorgaban eranlos únicos dignos y demostrabanserlo mediante la beneficencia.

JUAN PERÓN, en Enrique PavónPereyra, Yo, Perón

La actriz que había flechado al coronel yque era tapa de todas las revistas delcorazón, que molestaba tanto al

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generalato y a las damas y damitas tanpendientes de la «moral», que a falta devidas propias se ocupaban de las vidasajenas, aquella mujer de «dudosoorigen» como les gustaba decir a lasseñoras y los señores enemigos delcoronel, había nacido en la pequeñalocalidad bonaerense de Los Toldos, enel partido de General Viamonte, el 7 demayo de 1919. El pueblo, ubicado aunos 200 kilómetros de la Capital, debíasu nombre a la proximidad con latoldería del cacique Ignacio Coliqueo,instalado en la zona gracias al apoyoque había brindado a las tropas delgeneral Bartolomé Mitre que enfrentaron

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a las de Justo José de Urquiza en labatalla de Pavón en 1861[199].

El acta de matrimonio con JuanDomingo Perón indica que Evita nacióen Junín, el 7 de mayo de 1922, «hijalegítima de doña Juana Ibarguren deDuarte y de su esposo, Juan Duarte».Pero por investigaciones posteriorespudo saberse que la partida denacimiento que consignaba esa fecha erafalsa y que la original, inscripta en elRegistro Civil de General Viamonte,había sido arrancada y destruida. Estaadulteración pretendía reparar sucondición de «hija natural», producto dela negativa de su padre a reconocerla.

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Fue inscripta por su madre como MaríaEva Ibarguren. El cambio de lacondición civil de sus padres, deconcubinos a casados, debía irnecesariamente acompañado de lamodificación de la fecha de nacimientode María Eva, porque Duarte estabacasado, no precisamente con doñaJuana, y recién en 1922 cambió suestado civil por el de viudo. Seeliminaba así la condición de «hijaadulterina» de Evita. La modificación seprodujo en 1945, en los días previos ala boda con Perón, cuando Eva fueanotada, con los datos cambiados, en elacta número 728, que originariamente

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correspondía a un bebé muerto a los dosmeses de vida y llamado Juan JoséUzqueda.

De la naturaleza de los hijosEn aquel pueblo agrícola-ganadero deLos Toldos vivieron doña JuanaIbarguren y sus cinco hijos: Blanca,Elisa, Juan Ramón, Erminda Luján yMaría Eva. Su padre, Juan Duarte, erahijo de una familia acomodada deChivilcoy. Había llegado a GeneralViamonte para administrar la estancia«La Unión», propiedad de los Malcolm,punteros locales del caudillo

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conservador Marcelino Ugarte, quehabía sido gobernador de Buenos Aireshasta que el presidente HipólitoYrigoyen decidió intervenir la provinciaen 1917.

Don Juan, como muchos hombres desu clase y de su tiempo, creía ejercerplenamente su masculinidadmanteniendo las formas que exigían la«moral y las buenas costumbres». En supueblo natal, había formado una familia«legal, respetable y bien constituida»junto a una prima suya, Adela D’Uhart[200], con la que había tenido hijos quegozaban del estatus de legítimos; y unasegunda familia «paralela», junto a doña

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Juana —a la que había conocido en «LaUnión» en 1908—, con la que tuvo sus«otros» hijos, los «naturales». Estabansiempre cercanos a aquel mote debastardos, terriblemente insultante enaquellas épocas en las que la condiciónde «natural» era un pasaporte a ladiscriminación social y jurídica.Aquella doble moral, obscena ymachista, aceptaba y hasta festejaba ensecreto estas dobles vidas, entendiendocomo «necesidades masculinas» elmantenimiento de dos relacionesparalelas. Pero para «la segunda» y sushijos no había piedad. María Eva erauna hija natural. Lo natural no era bueno

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por entonces y los «hijos naturales»quedaban fuera de aquella peculiarnaturaleza humana. Desde chiquita, Evatuvo que ubicarse por ahí, en lossuburbios de la vida.

En 1920, cuando su hija menor «noreconocida» estaba por cumplir un año,Juan Duarte decidió abandonardefinitivamente a su «segunda» familia yregresar a Chivilcoy. Su partida lecomplicó la vida a Juana Ibarguren, quequedó sin recursos y con cinco bocasque alimentar. Pero no era mujer derendirse: se mudó a una casa másmodesta en las afueras, cerca de las víasdel ferrocarril, y trabajó en lo que pudo

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para dar de comer a su prole.

El derecho de llorarLa infancia de «Cholita», como sushermanas llamaban a Eva, no fue muydistinta de la de millones de chicosargentinos, atravesada por lasprivaciones y las ilusiones de salir deesa situación, de soñar con el imposiblejuguete o el viaje a la gran ciudad. ElEstado de entonces estaba muy lejos deser benefactor y para todos regían lasleyes del mercado, con sus pocas ofertasy todas las demandas. La pobreza entoda su dimensión fue una marca

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indeleble para Evita. A ella nadie se lacontó, aprendió muy a su pesar aconvivir con las necesidades, asobrevivirlas:

Para ver la pobreza y la miseria no bastacon asomarse y mirarla. La pobreza y lamiseria no se dejan ver así tanfácilmente en toda la magnitud de sudolor porque aun en la más tristesituación de necesidad el hombre y mástodavía la mujer saben imaginárselaspara disimular, un poco al menos, supropio espectáculo. […] Allí dondecuando hay cama no suele habercolchones, o viceversa; o ¡dóndesimplemente hay una sola cama paratodos…! ¡Y todos suelen ser siete uocho o más personas: padres, hijos,

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abuelos…! Los pisos de los ranchos,casillas y conventillos suelen ser detierra limpia. ¡Por los techos suelenfiltrarse la lluvia y el frío…! ¡Nosolamente la luz de las estrellas, queesto sería lo poético y lo romántico!Allí nacen los hijos y con ellos seagrega a la familia un problema queempieza a crecer. Los ricos todavíacreen que cada hijo trae, según un viejoproverbio, su pan debajo del brazo; yque donde comen tres bocas haytambién para cuatro. ¡Cómo se ve quenunca han visto de cerca la pobreza! Yotambién los he visto volver a casa con elhijo muerto entre los brazos paradejarlo allí sobre una mesa y salir luegoa buscar un ataúd como antes buscaronmédico y remedios desesperadamente.Los ricos suelen decir: —No tienen

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sensibilidad, ¿no ve que ni siquieralloran cuando se les muere un hijo? Yno se dan cuenta que tal vez ellos, losricos, los que todo lo tienen, les hanquitado a los pobres hasta el derecho dellorar[201].

Un velorio de películaEl 8 de enero de 1926, Juan Duartemurió en un accidente automovilístico.Apenas se enteró del hecho a través deuna llamada de un pariente cercano delmuerto, Juana partió hacia Chivilcoy consus cinco hijos en un auto de alquiler yse presentó en el velorio a darle el

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consabido último adiós.Todas las miradas se clavaron en

Juana y su prole. Las señoras y losseñores «respetables» no podían creerlo que veían. «Cómo se atreve», era enaquella tórrida mañana de verano lafrase menos original, que competía con«qué coraje» y «qué descaro».

La familia «legítima» —y no, comose ha dicho erróneamente, su esposa,que había fallecido hacía cuatroaños[202]— no se opuso a tolerar lapresencia de la familia de Los Toldos.Los testimonios coinciden en unpequeño episodio con una de las hijas,que fue superado; los otros Duarte y la

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pequeña Ibarguren pudieron besar a supadre antes de que cerraran el féretro yacompañar el cortejo fúnebre. Esto lequita al episodio el carácter defundamental y predestinante que le da,por ejemplo, la película Evita de AlanParker, que quiere ver en el enojo de esapequeña rebelde, que contra todosconsigue irrumpir en la sala mortuoriapara besar a su padre, un anticipo de lafutura imparable Evita.

La ñata contra el vidrioEvita tuvo que entender pronto asuntosque lleva su tiempo aprender. No iba a

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tener nunca un papá, una familia«legítima», un auto, los elementos queparecían normales y constitutivos de lafelicidad en las familias que ella veía enel cine y escuchaba en los radioteatros.Conoció la humillación, los zapatosapretados y rotos heredados de sushermanas y la mirada para abajo queindefectiblemente lleva a mirar de reojopara arriba. Soportó en varias fiestaspatrias la dádiva de las señoras de la«beneficencia» que le acariciaban lacabeza con cierta prevención mientras ledonaban, a la vista de toda la escuela,unos guardapolvos usados o el vestiditopasado de moda que alguna de sus hijas

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había abandonado. Ahí empezó aodiarlas prolijamente:

Desde que yo me acuerdo, cadainjusticia me hace doler el alma comosi se me clavase algo en ella. De cadaedad guardo un recuerdo de algunainjusticia que me sublevódesgarrándome íntimamente. Lalimosna para mí fue siempre un placerde los ricos; el placer desalmado deexcitar el deseo de los pobres sindejarlo nunca satisfecho. Y para eso,para que la limosna fuera aún másmiserable y más cruel, inventaron labeneficencia y así añadieron al placerperverso de la limosna el placer dedivertirse alegremente con el pretextodel hambre de los pobres. La limosna y

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la beneficencia son, para mí,ostentación de riqueza y de poder parahumillar a los humildes[203].

Las luces de la pequeñaciudadLa Argentina vivía la terrible crisisiniciada en octubre de 1929 en losEstados Unidos y extendida como unapeste por todo el mundo.

A los Ibarguren-Duarte no lesalcanzaba para mudarse a la granciudad. Con gran esfuerzo lograron, acomienzos de 1930, asentarse en Junín

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en busca de una vida mejor.Junín ya era una ciudad importante

de la provincia de Buenos Aires, condos líneas de trenes —el FerrocarrilBuenos Aires al Pacífico y el CentralArgentino— y un inmenso tallerferroviario que daba trabajo a miles deobreros.

La vida de los Ibarguren-Duartesiguió marcada por las privaciones.Juana «cosía para afuera», como sedecía por entonces, en su nueva casa dela calle Winter 90, y recibía la ayuda deBlanca que ya ejercía como maestra.Elisa había logrado el traslado a laoficina de Correos de Junín y Juancito

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trabajaba de mandadero en unafarmacia. Las más chicas, Chicha(Erminda) de catorce y Cholita de once,estudiaban. En la única escuela deGeneral Viamonte habían realizado susprimeros años escolares. El pase deEvita a la Escuela N.° 1 «CatalinaLarralt de Estrugamou» de Junín, lepermitió completar su tercer grado. Noera una buena alumna y sus boletinesdejan ver muchas inasistencias. Suscompañeras destacan que por entoncesera callada y tímida. Una de susmaestras recordaba:

Tuve por alumna a Eva Perón, que poraquel entonces se llamaba Eva

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Ibarguren. Pero no me acuerdo bien deella. Era una chica común, una alumnamás. No se destacaba por nada especial.Repitió segundo grado. Era buena enlabores y canto, pero era muyfaltadora[204].

Otra de sus docentes va un poco másallá:

Recuerdo perfectamente a varios de suscompañeros, pero la figura de estaalumna, por momentos, se medesdibuja, posiblemente porque noterminó su escuela primaria en elpueblo. Sin embargo, recuerdonítidamente la expresión de sus ojos:igual a la que exhibió durante todo elresto de su vida. Era más bien callada y

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no tenía muchos amigos. Me parecerecordar que las madres aconsejaban asus hijos no acercarse mucho a ella y asus hermanas[205].

No son pocos los testimonios quecoinciden en que algunas de susamiguitas eran reprendidas duramentepor sus madres si se juntaban con «esabastarda».

Aquellas señoras de doble moraljustificaban su actitud cruel ydiscriminadora en la defensa de las«buenas familias» que incluían a susmaridos que, como ellas bien sabían,embarazaban a sus amantes fuera de sushogares «bien constituidos», generando

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aquellos niños en los que estas noblesdamas ejercían su venganza.

Por la tarde, Evita jugaba con sushermanos. Le encantaba pintarse la caracon algún maquillaje de su madre o conbarro, vestirse de payaso y haceracrobacias y malabarismos. La plateafamiliar asistía a sus funciones queincluían escenas teatrales. También sedivertía coleccionando fotografías desus actrices preferidas, que atesoraba enun álbum. Al recorrer las páginas deaquellas revistas como El Hogar, seasomaba a un mundo lejano, soñado, alque difícilmente accedería: el mundo delas reinas, las divas, las estrellas de

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Holywood, aquellas mujeres hermosas,brillantes, independientes, que marcabanun estilo.

Tenía pocos juguetes y les pidió alos Reyes Magos una muñeca de«tamaño natural». En la mañana de un 6de enero miró sobre sus zapatos, sinmuchas ilusiones para no sufrir unanueva decepción; pero allí estaba unaenorme muñeca. Cuando la abrazó notóque le faltaba una pierna. Era lo quehabía podido comprar doña Juana, unamuñeca de descarte. A Evita el regalo lellegó con un relato que daba cuenta deque la pierna se había roto al caerse delcamello del rey Baltasar. Cholita estaba

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aprendiendo a dudar de las versiones delos adultos y de la bondad de los reyes.

Tardes de radioA María Eva le encantaba recitar poesíay participó, el 20 de octubre de 1933, enla obra Arriba Estudiantes, gracias aque Erminda pertenecía a un grupoescolar que organizaba representacionesteatrales. Poco después hizo su debutartístico recitando el poema «Unanube», de Gabriel y Galán, frente a unmicrófono de la casa de música dePrimo Arini que transmitía poraltoparlantes el programa La Hora

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Selecta, que alteraba el silencio de Juníntodas las tardes a las siete.

Recuerdo que, siendo una chiquilla,siempre deseaba declamar. Era como siquisiera decir siempre algo a los demás,algo grande, que yo sentía en lo máshondo de mi corazón[206].

La radio la hacía soñar. Seimaginaba triunfando en algún teatro deBuenos Aires, se iba de la miseria deldía a día, hasta que la realidad la volvíaa dejar en su casa.

Había en ella una mezcla interesantede optimismo y rebeldía:

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En el lugar donde pasé mi infancia lospobres eran muchos más que los ricos.Yo sabía que había pobres y que habíaricos; y sabía que los pobres eran másque los ricos y estaban en todas partes.Me faltaba conocer todavía la terceradimensión en la injusticia. Hasta losonce años creí que había pobres comohabía pasto y que había ricos comohabía árboles. Un día oí por primera vezde labios de un hombre de trabajo quehabía pobres porque los ricos erandemasiado ricos; y aquella revelaciónme produjo una impresión muy fuerte.Alguna vez, en una de esas reaccionesmías, recuerdo haber dicho: —Algúndía todo esto cambiará…— y no sé sieso era ruego o maldición o las doscosas juntas. Aunque la frase es comúnen toda rebeldía, yo me reconfortaba en

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ella como si creyese firmemente en loque decía. Tal vez ya entonces creía deverdad que algún día todo sería distinto;pero lógicamente no sabía cómo nicuándo[207].

En 1933 surgió la posibilidad de unaprueba nada menos que en RadioBelgrano, una de las emisoras másimportantes de Buenos Aires. Juntó unospesos, estudió tres poemas y partiócargada de ilusiones, acompañada pordoña Juana, hacia la gran ciudad. Era suprimera vez en la Capital y todo laasombraba.

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Mi Buenos Aires queridoEn la calle y en los cafés porteños secomentaba el vergonzoso tratadofirmado por el vicepresidente argentino,Julio A. Roca hijo, con el ministro deComercio británico, sir WalterRunciman. El Pacto Roca-Runcimanestablecía que a cambio de que elgobierno de Su Majestad mantuviera sucuota de compra de carne enfriada, laArgentina se comprometía a gastar eltotal de sus exportaciones en Inglaterra oa través de ella. Les daba a los inglesesel monopolio de los transportes y una

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notable influencia en un organismo porcrearse: el Banco Central de laRepública Argentina, destinado acontrolar la emisión monetaria y aregular la tasa de interés. El pacto seríadenunciado por el senador demócrataprogresista por Santa Fe, Lisandro de laTorre, y por el grupo FORJA. Uno desus fundadores, Arturo Jauretche, nodudó en calificarlo de «estatuto legal delcoloniaje».

Pero Eva todavía estaba ajena aaquellas cuestiones. Sus pocas horas enBuenos Aires las dedicó a calmar susnervios y ensayar una vez más suspoemas favoritos. La prueba se la tomó

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alguien con quien años más tardellegaría a trabar una sincera amistad, eldueño de la radio, don JaimeYankelevich, quien concluyó la audicióncon lo que para él era un trámite: elconsabido «te vamos a llamar». Evitaregresó a Junín a esperar un llamado quetardaría varios años en llegar.

Vida de puebloLas ciudades agrícola-ganaderas comoJunín sufrían los efectos de la crisis queafectaba todos los rubros de laeconomía. En la casa de Evita, lossueldos de Elisa, Blanca y Juancito no

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alcanzaban, y doña Juana decidió abrirun comedor. La mitología antiperonistaimaginó y trató de imponer la idea deque aquel comedor era en realidad unprostíbulo donde la madre explotaba asus hijas. No hay un solo testimonioserio que pueda avalar esta teoríaelaborada por los «partidarios de lamoral y las buenas costumbres».

Quiso la vida que dos de loscomensales habituales de doña Juana seconvirtieran en sus futuros yernos: elmayor Arrieta se casó con Elisa y elabogado y profesor del ColegioNacional, Justo Álvarez Rodríguez, conBlanca.

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Justo frecuentaba los círculosintelectuales socialistas y anarquistasque confrontaron con el cura Raspuelapor la orientación del monumento a SanMartín. El párroco quería que apuntara ala iglesia y no hacia el oeste, o sea haciala cordillera de los Andes. Losmuchachos decían que el caballo nopodía dar las ancas hacia la cadenamontañosa y le dedicaron al cura elsiguiente versito: «Si el culo tuvieranombre / y el nombre tuviera fin / elculo del mundo sería Junín».

Evita, que había terminado el cicloprimario en 1934, ya estaba lista parabuscar nuevos horizontes.

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Ya se había asomado al amor con unnoviecito llamado Ricardo, un amigo deJuancito algo mayor que ella. Todavíaera muy inocente y junto a una amigaaceptó la propuesta de dos muchachos«bien», hijos de estancieros de la zona,que las invitaron a Mar del Plata enauto. Las chicas notaron conpreocupación que el vehículo sedesviaba de la ruta. Cuando pudieronreaccionar ya tenían encima a dosvioladores, que no pudieron concretarsus intenciones y las abandonarondesnudas a la vera de la ruta. Se diceque cuando Evita tuvo poder, losmuchachos pagaron muy caro su

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«travesura»[208].

Adiós, Pampa míaLa leyenda dice que Evita partió deJunín hacia Buenos Aires a principiosde 1935 acompañada de AgustínMagaldi. Pero lo cierto es que el cantor,que había actuado en la ciudad en 1929,sólo volvió a hacerlo en diciembre de1936, cuando Eva llevaba más de un añode radicación en Buenos Aires. La vidaartística de Magaldi como solistacomienza en enero de 1936, cuandodisuelve su dúo con Pedro Noda y se

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presenta acompañado por losguitarristas Centeno, Ortiz, Francini,Carré y el arpista Félix Pérez Cardoso.

La partida de Evita poco tuvo quever con los mitos que después setejieron y las versiones cinematográficasque los pusieron en pantalla: viajó juntoa su madre desde la estación del tren deJunín y llegó a Buenos Aires, donde laesperaba su hermano Juancito, queestaba cumpliendo el servicio militar.No era una fuga, sino un viaje parabuscar oportunidades que, en esos añosde crisis, los pueblos como Junín noofrecían:

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Yo traté de convencerme de que debíade haber otros lugares de mi país y delmundo en que las cosas ocurriesen deotra manera y fuesen más bien al revés.Me figuraba por ejemplo que lasgrandes ciudades eran lugaresmaravillosos donde no se daba otra cosaque la riqueza; y todo lo que oía yodecir a la gente confirmaba esa creenciamía. Hablaban de la gran ciudad comoun paraíso maravilloso donde todo eralindo y era extraordinario […]. Un día—habría cumplido ya los siete años—visité la ciudad por vez primera.Llegando a ella descubrí que no eracuanto yo había imaginado. De entradavi sus «barrios» de miseria y por suscalles y sus casas supe que en la ciudadtambién había pobres y había ricos.Aquella comprobación debió dolerme

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hondamente porque cada vez que deregreso de mis viajes al interior del paísllego a la ciudad me acuerdo de aquelprimer encuentro con sus grandezas ymiserias, y vuelvo a experimentar lasensación íntima de tristeza que tuveentonces[209].

El 3 de enero de 1935, Eva llegó aBuenos Aires con una pequeña valija yenormes sueños de triunfar, de seractriz, de ser ella la que apareciera enlas tapas de Sintonía y las revistas quealimentaban su fantasía desde que teníauso de ilusión. Tenía quince años y unavida por estrenar. Era flaquita, de unpelo negro muy corto que enmarcaba

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unos bellos ojos negros de mirada tristey curiosa a la vez. Llegaba dispuesta aconquistar la gran ciudad, su fértilimaginación no le alcanzaba parapercibir hasta dónde llegaría aquellaconquista.

En las entrañas del monstruoEvita era una migrante más en BuenosAires. Era parte de un proceso históricoque no la tuvo como protagonista sinocomo víctima. Una entre millones quehabían dejado su tierra empobrecidabuscando un horizonte en la gran ciudadque iba diversificando su economía.

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Gobernaba el país, gracias a unescandaloso y persistente fraudeelectoral, la más rancia oligarquíaganadera que se desentendía de losdramas sociales de la mayoría de lapoblación y se dedicaba prolijamente aaprovechar los beneficios colaterales dela crisis: comprar por monedas camposque antes valían millones; monopolizarpara sí los créditos que los bancosoficiales les negaban a los chacareros,peones y trabajadores; rebajar lossueldos de sus asalariados y aumentarnotablemente sus márgenes de gananciapredicando el sacrificio ajeno «parasalir de la crisis» y practicando el

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despilfarro gracias a aquel sacrificio.Durante los primeros meses de su

residencia en Buenos Aires, Eva vivíaen una humilde pensión de la zona deCongreso. Como millones de argentinosque sobrevivían aquella década infame,su trabajo era buscar trabajo.

Entre bambalinasNo tenía demasiados contactos, así quedebía recorrer los cafés donde paraba lagente del ambiente, ir a los teatros, enfin, el recorrido de los que deben pagarsu derecho de piso. No quería trabajaren otra cosa, quería ser actriz y su

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persistencia rindió sus frutos. Pudoingresar en la Compañía Argentina deComedias, que encabezaba Eva Franco ydirigía Joaquín de Vedia.

Evita había soñado muchas vecescon aquella noche, la de su debut en unteatro porteño. Fue el 28 de marzo de1935 en el Teatro Comedia, de CarlosPellegrini 248. La obra era La señorade Pérez, de Ernesto Marsili. Eva hacíael papel de una mucama y mereció elcomentario de Edmundo «Pucho»Guibourg en el legendario diarioCrítica, donde señaló: «muy correcta ensu breve intervención Eva Duarte»[210].

En Junín ya se hablaba de ella en el

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periódico local:

Nosotros, por nuestra parte, contentosde ver los exquisitos valores artísticosque surgen de nuestro ambiente,auguramos a esta señorita el másflorido triunfo, y esperamos que suelogiosa labor y sus excelentes dotespersonales se vean prontamentecoronadas del meritorio éxito al que sehace acreedora[211].

Evita estudiaba arte dramático en elConsejo de Mujeres y estrenaba Cadahogar es un mundo, de Goicochea yCordone. Trabajó con Eva Franco hastaenero de 1936, aunque no la convocaronpara todas las obras que representó la

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compañía. Tuvo dos pequeños papelese n Madame Sans Gene, de VictorienSardou y Émile Moreau, y en La dama,el caballero y el ladrón, una comediade Mateos Vidal estrenada en el TeatroCómico. Cuenta Eva Franco que Evitarecibía la mayor cantidad de flores alterminar las funciones:

La confusión provocó las bromas detodos los compañeros, que laapabullaron con chanzas de todo tipo. Elincidente trascendió a la prensa y sedijo que yo me enojé y que quisedespedirla de la compañía. No fuecierto pero debo confesar que no salíade mi asombro al ver cómo unajovencita recién iniciada en el teatro

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tenía ya tantos admiradores[212].

Todos los teatros de Buenos Airessuspendieron sus funciones el 6 defebrero de 1936, cuando finalmentellegaron a Buenos Aires los restos deCarlos Gardel y dio comienzo suvelatorio en el Luna Park. Al díasiguiente, el cortejo fúnebre más sentidoy multitudinario visto hasta entonces,acompañó a contramano por la avenidaCorrientes, que empezaba a dejar de serangosta, los restos del Zorzal Criollohasta la Chacarita.

Eva no quería acostumbrarse a lospapeles intrascendentes, aspiraba a más,

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a ser primera actriz, cabeza decompañía; pero sus pequeñasintervenciones le permitían pagar supensión, comer salteado y hacer lo quemás le gustaba en la vida: actuar.

En mayo de 1936, con sus diecisieteaños recién cumplidos, se incorporó a laCompañía de Comedias de PepitaMuñoz, José Franco y Eloy Alfaro, parauna gira por el interior del país, queculminó en septiembre. Evita actuó encasi todas las obras, aunque la mayoríade las críticas la ignoraron. Su vida erala de una actriz de reparto: mal paga, nocobraba si la recaudación era mala, sehospedaba en miserables pensiones,

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comía mal y poco, ensayaba mucho yactuaba en varias funciones por día.

En diciembre de 1936 se incorporóa la Compañía de Pablo Suero, que pusoen escena Los inocentes, de LilianHellman. Viajaron a Montevideo yregresaron en enero del ’37. Tras unnuevo período de inactividad, volvió atrabajar en marzo, dirigida por elnotable Armando Discépolo[213], en Lanueva colonia, de Luigi Pirandello, enel Politeama de Corrientes 1478. Era unhomenaje a Pirandello en el primer añode su fallecimiento; Evita interpretaba aNela, una campesina que decía unaspocas frases en el tercer acto. Pese al

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prestigio de su director, la obra no tuvoéxito y Eva volvió a ser unadesempleada.

El teatro fue la actividad culturalque más se resintió con la crisiseconómica: las compañías duraban unatemporada y sólo estrenaban comediasligeras y sainetes con bajos costos deproducción. El teatro de revistamantenía su éxito en Buenos Aires, perosegún los productores, Eva no reunía lascondiciones exigidas por el género.Vivía con lo justo y se alimentaba amate cocido y bizcochos y algún queotro café con leche con medialunas. Elcine y la radio soportaron mejor la

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crisis y Evita consiguió un pequeñopapel en la película ¡Segundos afuera!,dirigida por Chas de Cruz y AlbertoEchebehere y protagonizada por PedroQuartucci, Pablo Palitos y AmandaVarela. Ese mismo mes de marzo de1937 se incorporó a la compañía«Remembranzas» de radioteatro enRadio Belgrano, en la obra Oro Blanco,de Luis Solá y adaptada por ManuelFerradas Campos. Su tema era lacolonización del Chaco y la lucha de losinmigrantes por la subsistencia contralos atropellos de los terratenientes de lazona.

Mientras Aníbal Troilo

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«Pichuco[214]» debutaba con su orquestaen el Marabú estrenando Mi tangotriste, Evita ingresaba en la compañíade Comedias y Sainetes de LeonorRinaldi y Francisco Chiarmello, quepuso en escena No hay suegra como lamía, de Marcos Bronenberg, todo unéxito de público: permaneció en cartelhasta marzo de 1938. Fue entoncescuando, gracias a su amiga PierinaDealessi, Eva pudo incorporarse alelenco de La gruta de la fortuna,comedia de Ricardo Hicken que seestrenó, en el teatro Liceo, de Rivadaviay Paraná. Pierina recordaba así a la EvaDuarte de aquellos años:

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Evita era una cosita transparente,delgadita, finita, cabello negro, caritaalargada. Tenía un busto divino, comode mármol, pero le caía muy llovido,por su flacura; una vez me sacó lasmedias para abultarse un poco, ¡lapobrecita! Yo siempre le decía:«Aliméntate… No te vayas a acostartarde. No estás en condiciones detrasnochar». […] Le pregunté si habíatrabajado alguna vez y me dijo que veníade una gira con Pepita Muñoz. Lacontratamos con un sueldo mísero: $180 por mes. […] En el teatro no sedescansaba ningún día y los domingoshacíamos cuatro funciones. Eso era locomún en esa época. A la tardetomábamos algo en el camarín. Evitatomaba mate, pero como era muydelicadita de salud yo le ponía leche en

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el mate. Era tan flaquita que no se sabíasi iba o venía… Entre el hambre, lamiseria y el descuido, tenía siempre lasmanos frías y transpiradas. Como actrizera muy floja. Muy fría. Un témpano.No era de esas muchachas quedespiertan pasiones. Era muy sumisa ydaba la sensación de timidez. Lo llevabaadentro. Evita era una triste[215].

El crítico Edmundo Guibourg laconoció por aquellos años:

Evita era una muchacha muy linda,simpática, enfermiza, de piel muyblanca, y ya por entonces había anunciosde leucemia en su físico. Teníamos unainmensa amistad porque ella se sentíaprotegida en un ambiente que no

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solamente la rehuía sino que también laofendía porque había tenido una vidabastante complicada y no se loperdonaban[216].

Todos los que la conocieronelogiaban su cutis, ignorandoseguramente la anécdota que cuenta suhermana Erminda, referida a un graveaccidente. A los cuatro años, Evita sequemó la cara con aceite hirviendo alvolcársele accidentalmente una sartén.Al curarse, la piel de su rostro se tornónotablemente suave y blanca.

Evita pasó a la compañía de CamilaQuiroga y debutó en Mercado de amoren Argelia, donde interpretaba a una

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odalisca.

Nace una estrellaEn aquellos días la revista Sintoníaconvocó un concurso radial al que Evitase presentó con su habitual entusiasmo.Allí conoció al director de lapublicación, el chileno EmilioKartulowicz, con quien viviría uncomplicado romance.

En 1939, finalmente su suertecomenzó a cambiar: encabezó junto aPascual Pelliciotta la Compañía deTeatro del Aire. Debutaron el 1.° demayo en Radio Mitre, con libretos de

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Héctor Pedro Blomberg (el célebreautor de La pulpera de Santa Lucía, Lamazorquera de Monserrat y otrascanciones muy populares entonces), enLos jazmines del ochenta. Por primeravez, la revista Antena publicó su foto: sela veía muy flaca, tenía el rostro pálidopero mantenía su sonrisa entradora. Trasel éxito de Los jazmines del ochenta,Evita pasó con su compañía a RadioPrieto, donde realizó dos ciclos deradioteatro.

Mientras tanto, a comienzos deseptiembre de aquel año ’39, Hitlerinvadía Polonia haciendo estallar laSegunda Guerra Mundial. El presidente

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Ortiz declaraba la neutralidad de laArgentina. Por aquellos días Evitaincursionó nuevamente en el cine con unpapelito en La carga de los valientes,dirigida por Adelqui Millar. Volvió alteatro en agosto de 1940, con lacompañía cómica de Leopoldo y TomásSimari que estrenaba Corazón demanteca, de Hicken, y en la que sería suúltima actuación en un teatro: ¡La platahay que repartirla!

En marzo de 1999 se conoció unanoticia que, casi sesenta años después,se refería a la vida de Eva de aquellosdías en que comenzaba a hacerseconocer como actriz. Nilda Quartucci —

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hija del actor Pedro Quartucci—presentó una demanda de filiación anteel Juzgado 38 de la jueza Mirta Ilundai,donde señalaba haberse enterado a losveintiocho años que Eva Duarte era suverdadera madre. En el escrito, Nilda,nacida en 1940, solicitaba un estudio deADN que permitiera confirmar elvínculo y acceder entonces a susposibles derechos hereditarios.

El asunto terminó el 15 de febrerode 2006 con la resolución de loscamaristas Galmarini, Posse, Saguier yZannoni, que dictaminaron:

Descartado cualquier vínculobiológico entre el Sr. Quartucci y la

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peticionante, se desvirtúa laverosimilitud de la demanda incoada,fundada en la aparente relaciónsentimental del primero con la Sra.Duarte. […] tras reconocer eficaciaprobatoria a los resultados de la pruebagenética y en virtud de los fundamentosdoctrinarios y jurisprudenciales queinvoca, la sentenciante concluyó en lainexistencia del vínculo biológicoalegado entre la actora y la Sra. MaríaEva Duarte[217].

Mientras que su carreracinematográfica continuaba sin éxito, apesar de su noviazgo con OlegarioFerrando, el dueño de Pampa Film, en

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los radioteatros su ascenso fue notable.A mediados de 1941 consiguió uncontrato por cinco años para susprogramas radiales con el auspicio de laempresa Guereño que producía el jabónRadical. El repertorio incluía novelasde Blomberg como Una promesa deamor, Infortunio y Mi amor nace en ti.

En mayo del ’42, Eva es cabeza dela Compañía Candilejas, junto conPablo Racioppi, en Radio El Mundo.Gracias a estos primeros logros, Evitahabía mejorado sensiblemente susituación económica; mandaba más plataa su madre y se mudó a una dignahabitación en el Hotel Savoy de la calle

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Callao.

Un encuentro de novelaEn su libro Mano de obra, el poeta,guionista de cine y periodista CésarTiempo narra la siguiente anécdota:

Yo era cronista teatral de un diario de latarde. Me encontré con [Roberto]Arlt[218], que venía por la calleCorrientes, sonriendo y hablando solo.Era pasada la medianoche. Entramos atomar un café en «La Terraza» y allí nosencontramos con dos actrices muyjóvenes, muy pálidas y muy delgadas…Una se llamaba Helena Zucotti y la otra,

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María Eva Duarte. Nos invitaron asentarnos a su mesa. Arlt no lasconocía, yo sí, pues habían venido a laredacción del diario más de una vez enprocura de un poco de publicidad… Yainstalados, entre café y café, Arlt sepuso a hablar… De pronto, sin quererlo,manoteó bruscamente y volcó la taza decafé con leche que estaba tomando laZucotti sobre el vestido de sucompañera. Arlt exageró suconsternación y en un gesto teatral searrodilló ante la anónima actrizpidiéndole perdón. Ésta, sin escucharlo,se puso de pie y corrió hasta el baño arecomponerse. Cuando volvió tuvo unacceso de tos, como una de esas tiernasy dolorosas heroínas de Mürger. Perosonreía, indulgente.—Me voy a morir pronto —dijo sin

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dejar de sonreír. Y de toser.—No te aflijas, pebeta —intervino Arlt,que tuteaba a todo el mundo—. Yo, queparezco un caballo, me voy a morirantes que vos.—¿Te parece? —preguntó la actricillacon una inocencia que no excluía ciertamalignidad.— ¿Cuánto querés apostar?No apostaron nada. Pero quiero anotareste dato curioso: Roberto Arlt fallecióel 26 de julio de 1942. Y Eva Perón, lahermosa actricilla del episodio, diezaños después, exactamente el 26 dejulio de 1952[219].

43, modelo para armar

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Al comenzar 1943, pasada la euforiainformativa por el nacimiento de losquintillizos Diligenti, las revistasSintonía, Antena y Radiolandia ya seocupaban de Evita. Y como sueleocurrir, se le atribuían romances condistintos actores. Mientras el mundointelectual se sacudía con la publicaciónde El ser y la nada de Jean-Paul Sartre,en el país se había ido creando un climatenso, no justamente por la influencia delexistencialismo naciente sino por laproximidad de las elecciones y susposibles consecuencias.

Pero la población, desencantadaabsolutamente con la política y

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consciente del escandaloso fraude quehacía inútil su participación en laselecciones, prefería dedicarse según sugénero a los entretelones narrados porlas revistas del corazón o a lashabilidades futbolísticas de Pedernera yel chueco García y a recordar la goleadade la selección argentina frente aEcuador 12 a 0, con cinco goles de JoséManuel Moreno y 4 de HerminioMasantonio, ocurrida un año atrás.

A dos meses de producida la«revolución» del 4 de junio, Evitaparticipó en la fundación de laAsociación Radial Argentina, unaentidad gremial que defendía los

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derechos de los trabajadores de laradiofonía. Cuando el nuevo gobiernointervino las emisoras, Eva estabainactiva en busca de un libreto para sucategoría. El coronel Aníbal Imbert,interventor de Correos yTelecomunicaciones, imbuido delespíritu hispanista y católico de lospostulados de la «revolución», intentóprohibir la difusión de los tangos yradioteatros que incluyeran temas«inmorales»[220]. La directiva era tanambigua que obligaba a losperjudicados reales o potenciales apresentarse ante la Secretaría para pedirla autorización correspondiente. En esas

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interminables colas del edificio delCorreo para que se aprobara surepertorio, Eva divisó a Oscar Nicolini,un conocido de Junín, quien para susuerte era el secretario de Imbert. Elinterventor terminó dando su visto buenopara que pudiese firmar un nuevocontrato con Radio Belgrano quemarcaría su vida profesional y política.Comentaba la revista Antena:

La celebrada primera actriz EvitaDuarte, artista que ha adquirido amplioy justificado renombre a través de unalarga y brillante actuación en emisorasimportantes, iniciaría un ciclo diario debiografías de mujeres ilustres[221].

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El ciclo comenzó el 16 de octubrede 1943 y se prolongó, con algunaslargas interrupciones, hasta septiembrede 1945. Por primera vez, Evitatrabajaba con libretos escritosexclusivamente para ella por AlbertoInsúa y Francisco Muñoz Azpiri. Su vozdaría vida a Madame Lynch, la heroicamujer del mariscal paraguayo FranciscoSolano López; Isabel I de Inglaterra; laactriz Sarah Bernhardt; la primera damade Taiwán, Madame Chiang Kai-Shek;Lady Hamilton; la bailarina IsadoraDuncan; la actriz italiana EleonoraDuse; la sobrina y esposa del generalPaz, Margarita Weil de Paz; Ana de

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Austria; Carlota de México, la esposade Maximiliano, y a la zarina Catalina laGrande, entre muchas otras mujeresnotables de la historia.

El programa fue un éxito y pasó alhorario de las 22.30, lo que hoy losmedios llamarían prime time.

Sin dudas, el conocimiento de estasvidas marcadas por la política tendríauna influencia notable en un futuro quepor entonces Eva no imaginaba.Mientras tanto, logró mudarse a unconfortable departamento en el cuartopiso de Posadas 1567, entre Callao yAyacucho, corazón del exclusivo barriode la Recoleta.

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Un futuro mejorPara junio de 1944 Eva, ya compañerade Perón y jugada por su causa, comenzóun programa radial llamado Hacia unfuturo mejor, dedicado a exaltar la obradel gobierno en general y del coronelPerón en particular. Con libretos deFrancisco Muñoz Azpiri (en esemomento, director de la SecciónPropaganda de la Subsecretaría deInformaciones) y Antonio Jiménez, elciclo estaba dirigido al pueblo argentinoy bajaba línea en un lenguaje sencillo,directo y apasionado.

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En una de aquellas emisiones decíaEvita:

Soy una mujer de vosotras, madres,esposas, novias o hermanas… De mísalió el hijo que está en los cuarteles(clarines) o el obrero que forja unaArgentina nueva, en tierra, mar y aire(ruido de trabajo). Veo las gentesmoverse y esa gran ciudad de sangre ycarne, que es un pueblo, echarse a uncamino, bajo la conducción de losnuevos y vigorosos líderes de laRevolución que ha llegado al recintoinviolable del alma… Marchan ya…¡Sí… marchan hacia un futuro mejor!…¡Trabajo y fe hablan ahora! Un pueblofuerte… recio… lleno de las virtudescardinales de todos los pueblos fuertes

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de la tierra[222]…

Los textos interpretados por Eva enese ciclo radial anunciaban frases queen poco tiempo tendrían otra resonancia:

La Revolución no vino porque sí. LaRevolución vino por algo, por algoangustioso y duro que germinabaadentro, en la raíz de las vÍsceras… alládonde está el odio y donde está lapasión y donde está el sentido de lainjusticia, que hace fluir la sangre a lasmanos… La Revolución de Junio, sehizo por los trabajadores explotados…y por la iniquidad comercial, y lainiquidad electoral, y la iniquidadpatriótica de un pueblo y de una nación,próximos al suicidio… Un hombre, el

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que iba a traer al trabajo la noción de laredención, un soldado del pueblo, quesintió dentro la llama de la justiciasocial, fue el que ayudó decisivamente ala estallante revolución del pueblomismo… Aquí está su voz y suconfesión (se intercala un discurso dePerón pronunciado en Berisso). Pero laRevolución redentora vino por muchascausas más, vino por el hambre… y vinopor el alma… vino por la tierra madre,olvidada y sedienta y vino por lainjusticia y la explotación de lostrabajadores[223].

Antes de conocer a Perón, Eva no sesentía muy atraída por la política. Todocomenzó a cambiar cuando junto a supareja participaba callada pero

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atentamente de las reuniones que Perónmantenía en su casa con dirigentes ymilitares. Allí pudo familiarizarse conconceptos y términos políticos, aunquesu principal preocupación por elmomento seguía siendo disfrutar delmejor momento de su carrera artística.

La mejor compañeraEn una carta a sus oyentes, así se definíaEva Duarte, la protagonista de las vidasde mujeres ilustres, que aún no se habíaconvertido en Evita:

Desdeño la frivolidad y me enternezco

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al notar piedad en los hombres y en lascosas. La máxima satisfacción mía —como mujer y como actriz— sería la detender mi mano a todos aquellos quellevan dentro de sí la llama de una fe enalgo o en alguien y en aquellos quealientan una esperanza. Mis heroínasson así, en todo momento, documentosvivos de la realidad. Sobre la faz unpoco absurda de la novela radial,prefiero la biografía donde está eltestimonio de algo que se llamó«mujer» y que amó, sufrió y vivió, noimporta el lugar, ni el tiempo, ni ladistancia. Amigas, he cerrado otrocapítulo de mis confidencias, y esperoque en todas ustedes no habrá caído envano, sabiendo que en Evita Duarte estála mejor compañera de todasustedes[224].

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La cachetada del circoA fines de marzo del ’45, los EstudiosSan Miguel la contrataron para filmar Lacabalgata del circo. Uno de losprotagonistas de la película, Hugo delCarril[225], recordaba así a sucompañera:

Yo la conocí cuando ella iniciaba suactuación cinematográfica y un díaestábamos solos y de repente mepreguntó: —¿Usted recibe muchascartas?; le digo—: Sí, algunas y tal esasí que a veces no tenía tiempo decontestarlas. Me dijo: —Me interesa

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saber qué le dicen en las cartas—. Lascosas más inesperadas. —¿Y pedidos lehacen?—. ¿Y a qué artista no le hacenpedidos? —¿Y usted los cumple?—. Enla medida de lo posible sí, pero tambiénpueden pedir una casa-departamento de20 pisos. —Yo le pido una cosa, en lamedida de lo posible, usted atienda a lagente[226].

Durante la filmación, Evita cambióel color de su pelo. Quien sería de ahíen adelante su peluquero, Julio Alcaraz,la dejaría rubia para siempre.

En aquella película trabajó conLibertad Lamarque y surgieron rocesentre ambas. Dice la leyenda queLibertad le dio un cachetazo por

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«insolente» y por sus permanentesimpuntualidades, que la «estrellita dereparto» justificaba diciendo que erauna colaboradora del coronel Perón. Laexcesiva tolerancia con Evita estabagarantizada por el interés que tenía lafamilia Marchinandiarena, dueña deArgentina Sono Film y productora de lapelícula, en retener la concesión delCasino de Mar del Plata que, suponían,podían conservar consintiendo a lanovia del poderoso militar. LibertadLamarque recuerda en su autobiografíaque, harta de las impuntualidades deEva,

La empresa decidió dar fin a tantos

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inconvenientes, cambiando el horario defilmación. Los llamados ya no fueron alas diez de la mañana, sino a las dos dela tarde. Esto me perjudicó en mistrabajos de la radio y en presentacionespersonales de varieté, que ya no pudehacer. Llegaba a mi casa por la nochecuando el resto de mi familia dormía.[…] No sé cómo era su carácter. Nomantuve jamás una conversación conella; solamente al pasar una vez, oí quele comentaba a alguien: «Tengo lapancita inflamada, pero no hay quepreocuparse, aquí hay un peroncito». Yonovolví a violentarme por nada, dejéque las cosas siguieran su curso. Éstos

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fueron los únicos incidentes que hetenido con Eva Duarte, auténticos,reales, los que no fueron creados pormentes enfermas… ¡Y tendrán quecreerme! Si estoy confesando con totalsinceridad pasajes de mi vida ydeficiencias de mi personalidad que nome favorecen en nada, tendrán quecreerme también si digo que no hubo talcachetada, que las causas que seinventaron para desprestigiarme fueronademás de ineficaces, falsas, fútiles yvulgares[227].

El director Mario Sofficci recordabaasí aquella filmación:

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La cabalgata del circo es una de lasdos películas que hice con Eva Perón;ella no tenía muchas condiciones comoactriz, pero lo bueno era que tenía unentusiasmo increíble por el cine. Y eramuy profesional en ese aspecto. En esemomento hubo algo, que no sé si fueciento por ciento culpa de Libertad, queera una diva, o ciento por ciento culpade Evita. […] Fue aquél un roce que nollegó a mayores (hasta se habló decachetadas). La realidad es que LibertadLamarque siempre tuvo propiedadesaquí, entraba y salía del país; trabajandoafuera se hizo millonaria en dólares. Nohubo impedimentos[228].

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La PródigaEn septiembre de 1945, nuevamentedirigida por Mario Soffici, Evita logrósu primer y único papel protagónico enel cine con La pródiga, una adaptaciónde Alejandro Casona de la novela dePedro Antonio Alarcón. Evainterpretaba a una mujer pecadora que,arrepentida, se dedica a las obras decaridad. Cuenta su director:

La Pródiga nunca la terminé del todo[…]. Se le pasó en privado a Evita yPerón. Entre paréntesis, ella me

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reprochó que la había sacado gorda.«Señora —le dije—, entonces estabagorda, y ahora está delgada». Ella sereía, muy amable. Ese film nunca seestrenó. Creo que los motivos realesfueron que, como en esos momentosasumía el poder como presidente elgeneral Perón, no creyeron oportunoestrenarlo[229].

A partir de aquel momento, sededicó a enterrar su pasado, tandenostado por los «intachables»

Esa mujerNo eran pocos los que por entonces

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afirmaban que la relación de Evita conPerón era claramente oportunista, unescalón más de su carrera. Pero prontotendrían ocasión de demostrar ydemostrarse que la cosa iba en serio.Contaba Evita:

La mayoría de los hombres querodeaban entonces a Perón creyeronque yo no era más que una simpleaventurera. Mediocres al fin… ellos nohabían sabido sentir como yo,quemando mi alma, el fuego de Perón,de su grandeza y de su bondad, de sussueños y de sus ideales. Ellos creyeronque yo «calculaba» con Perón, porquemedían mi vida con la vara pequeña desus almas. Yo los conocí de cerca, unopor uno. Después casi todos ellos lo

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traicionaron a Perón. Algunos enoctubre de 1945; otros, más tarde… yme di el gusto de insultarlos de frente,gritándoles en la cara, la deslealtad y eldeshonor con que procedían ocombatiéndolos hasta probar la falta desus procedimientos y de susintenciones[230].

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Perón al poder

Las elecciones argentinasconstituyen la mayor derrotadiplomática que ha sufrido EstadosUnidos en los últimos tiempos, y leha sido infligida por los electoresargentinos.

South American Journal, 13 de abrilde 1946

Mientras el matrimonio Perón disfrutabade su luna de miel, los oficiales deconfianza del coronel concretaron unaverdadera purga en las tres FuerzasArmadas. Destinaron a tareas

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burocráticas y sin mando de tropas a losjefes uniformados que se habíandemostrado enemigos delexvicepresidente[231].

Con el panorama despejado, Perón yEvita regresaron a Buenos Aires y seinstalaron en la casa de la calle TeodoroGarcía 2106 en Belgrano, que tantoorgullo le daba a la ahora «señora dePerón». La había comprado con sutrabajo y la podían disfrutar juntos,aunque ninguno de los dos disimulabalas ganas de mudarse a una casa másamplia: el Palacio Unzué, la residenciapresidencial de la avenida Alvear[232] yAustria.

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Pero para eso había que trabajarmucho.

En la línea de partidaPor aquellos días primaverales de 1945eran intensas las reuniones entre Perón ydos hombres clave: el empresarioMiguel Miranda y el estadígrafo yestrecho colaborador del coronel en laSecretaría, el catalán José Figuerola.Eran el tipo de hombres que leagradaban, de los que no le molestabaaprender. Lo impresionabaparticularmente el pragmatismo deMiranda, un empresario de la hojalata

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que se había hecho a sí mismoempezando como empleado. Añosdespués, durante su exilio, a Perón legustaba contar anécdotas sobre «DonMiguel». Recordaba que, con orgullo, lepresentó a los equipos técnicos degobierno que lo ayudaban a preparar susplanes antes de asumir. Tras conversarun rato con ellos y analizar suspropuestas, Miranda le regaló a Perónuno de esos comentarios que lofascinaban: «Éstos no son técnicos, nison nada. ¿Usted cree que si supieranalgo de economía se contentarían con unsueldo? ¡Serían multimillonarios! Éstoshan estudiado un poco de Economía, se

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les ha embarullado en la cabeza y ahorano les sirve para nada.» Y frente a unapregunta de Perón, acerca de dóndesacarían el dinero para financiar todoslos proyectos que le proponía, espetó:«Los negocios, sólo los tontos los hacencon dinero propio. Los buenos negociosse hacen con dinero ajeno o sin dinero».Era uno de esos dichos al estiloVizcacha[233]; que podían usarse en másde un sentido.

También admiraba Perón la memoriay la capacidad de Figuerola. Recordaba,por ejemplo, una extensa charla quecomenzó como tantas otras congeneralidades y en la que el coronel

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aprendería a cuidar sus palabras conaquel técnico de las estadísticas. Lehabía dicho al pasar que necesitabasaber lo más certeramente posible elestado ocupacional y sanitario de lapoblación. A las pocas horas, Figuerolalo llenó de carpetas donde se detallabanincluso los déficit vitamínicos poredades y regiones de la Argentina, nosin aclararle que esas cifras eran pococonfiables y que sugería realizar unas15.000 encuestas para tener unpanorama medianamente valedero[234].

Estos dos hombres, que no venían de«la política», serían fundamentales en laelaboración del primer plan sistemático

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de gobierno de Perón, que pasaría a lahistoria como Plan Quinquenal.

Entre laboristas yrenovadoresNadie dudaba de la popularidad dePerón entre los trabajadores y lossectores más postergados de todo elpaís. Pero era evidente que ese apoyoera políticamente inorgánico. Se hacíaimprescindible construir una fuerzapropia para enfrentar al enorme aparatopartidario y los fenomenales recursoseconómicos que los dueños de la

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Argentina pondrían a disposición de lafórmula opositora al «coronel de lostrabajadores».

El primer paso se dio el 24 deoctubre de 1945, cuando unos 50sindicatos que habían apoyadodecididamente a Perón fundaron elPartido Laborista (PL), inspirado en suhomónimo inglés que por aquellos añosgobernaba Gran Bretaña[235]. Laconducción del PL quedó constituidacon el dirigente telefónico Luis Gaycomo presidente y Cipriano Reyes comovice. En uno de los primeroscomunicados públicos, el partido dio aconocer su apoyo a la candidatura de

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Perón y esbozó un programa de gobiernoque incluía la economía planificada, elvoto femenino, el pleno empleo, lareforma agraria, la distribuciónequitativa de la riqueza, el fomentoactivo a la industrialización, lanacionalización de los serviciospúblicos y las riquezas naturales[236]. Lapretensión era clara: apoyar al Coronelpero, al mismo tiempo, como gremios«autónomos», intentar marcarle lacancha. Este recurso se demostraríabastante ineficaz desde los inicios y a lolargo de toda la historia de lasrelaciones entre los distintos sectoresdel movimiento y el líder,

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particularmente cuando esaspretensiones venían desde los sectoresde lo que podría definirse como«izquierda».

Perón buscó desmarcarse y noquedar pegado a un discurso y unaplataforma obrerista, que decía en sudeclaración de principios:

En ningún caso se aceptará el ingresocomo afiliado al Partido Laborista depersonas de ideas reaccionarias ototalitarias, ni de integrantes de laoligarquía[237].

Conociendo la potencialidad delapoyo sindical, pero también

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comprendiendo que era insuficiente,porque la mayoría de los cuadros delnuevo partido eran dirigentes gremialessin experiencia en la política partidaria,Perón decidió entregarle el segundotérmino de la fórmula presidencial alviejo militante radical y exministro delInterior de Farrell, Hortensio Quijano.Su agrupación, la UCR (JuntaRenovadora), logró el reconocimientode la justicia el 7 de diciembre y recibióel apoyo de la mayoría de los militantesde FORJA, que decidieron disolver laagrupación para sumarse a la campaña afavor del Coronel.

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«No nos une el amor sino elespanto»Prácticamente toda la oposiciónpartidaria, desde la izquierda,representada por el PC y el PS, a laderecha expresada por el PartidoConservador, pasando por el centroocupado por radicales y demócratasprogresistas, se nucleó en una alianza,que se formalizó el 8 de diciembre bajoel nombre de Unión Democrática(UD)[238]. Comenzaba la campañaelectoral para los comicios del 24 defebrero de 1946, bajo el lema «por lalibertad, contra el nazismo», en el marco

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de un multitudinario acto en PlazaCongreso. La elección de la fórmulapresidencial, en la que los afiliados delos diferentes partidos habían tenido elmismo nulo protagonismo que en laelección de la fórmula de Perón,demostraba el convencimiento de quepara ellos el Coronel era «invotable» yque no importaba quién encabezara elbinomio. Fueron designados JoséTamborini (médico, exsenador, ministrode Alvear y candidato a presidente en1937) y su correligionario radical yexgobernador de Santa Fe en tiempos dela represión de las huelgas delquebracho en La Forestal, Enrique

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Mosca.Esta displicencia a la hora de elegir

la fórmula era la expresión de unpensamiento peligrosamente optimista,que se basaba en la lectura política quelos opositores hacían de Perón. Loshombres de la UD sostenían que elCoronel era producto de un gobierno defacto, que su obra sindical y social erafruto de la coerción y que, en cuanto elpueblo pudiera expresarse libremente,se demostraría que carecía de realconsenso popular.

Algunas acciones de sectores afinesal candidato oficialista no ayudabanmucho para ensayar un pensamiento

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lateral. En la proclamación de lafórmula de la UD, la multitud sufrió losataques de provocadores de la AlianzaLibertadora Nacionalista, al grito de«Viva Rosas, mueran los judíos» y«Viva Perón», que causaron cuatromuertos (dos radicales, un socialista yun comunista) y más de treinta heridos.Esto aumentaba la convicción opositorade que estaban por la senda correcta,dejando de lado aspectos muyimportantes de aquella coyuntura tanparticular y decisiva para el futuro delpaís.

Perón tuvo que salir a despegarse delos hechos, calificando a los militantes

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nacionalistas de «sujetosirresponsables» que no contaban con subeneplácito.

Una ayudita para mis amigosEl presidente Farrell, de acuerdo con loconversado en la agitada tarde del 17 deoctubre, comenzó a jugar activamente afavor de la candidatura del Coronel. Diovía libre al estrecho colaboradorpolítico de Perón y su heredero en laSecretaría de Trabajo y Previsión, elcoronel Mercante, para reactivar elúltimo decreto que su antecesor habíadejado firmado antes de su forzada

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renuncia en octubre y que ahora llevaríael número 33.302. Instauraba el salariomínimo ajustable según el costo de viday el sueldo anual complementario, másconocido como aguinaldo. El decretofue firmado por Farrell el 20 dediciembre y establecía que las mejorasdebían hacerse efectivas al finalizar elmes en curso.

Las medidas le complicaron la vidaa la oposición, particularmente al alaizquierda de la Unión Democrática quedemoró unos días en reaccionar paramedir sus palabras y no volver a quedarante los trabajadores como propatronal.Los que no tuvieron ninguna duda en

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oponerse fueron los dos mil empresariosasistentes a la asamblea convocada en laBolsa de Comercio el 27 de diciembre.Allí, las «fuerzas vivas» decidieronlanzar un lock out patronal, negarse apagar el aguinaldo, aconsejar la mismamedida a los empleadores grandes,medianos y pequeños de todo el país ydenunciar el decreto por«anticonstitucional».

Los dirigentes sindicales afines aPerón tampoco tuvieron ninguna duda ala hora de defender la medida oficial.Tras el cierre de fábricas y comerciospor varios días, al retomarse las tareaspor motivos tan racionalmente

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capitalistas como que no podían seguirperdiendo ingresos, las patronalesdebieron, a regañadientes, negociar conlos sindicatos respectivos la aceptaciónde las medidas de clara inspiraciónperonista. El Coronel había ganado otrabatalla.

Enero calienteEnero generalmente es un mes tranquiloen Buenos Aires. El intenso calordesalienta las acciones políticas yconspirativas. Antes de 1946, sólo serecordaban algunos pocos enerosactivos, como el de 1905, por la

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revolución radical contra el fraude, elde 1912, por los debates de la LeySáenz Peña y el de 1919, por lasangrienta Semana Trágica.

A ellos había que sumarle ahora elde 1946, que pasaría a integrar laescueta lista de los eneros agitados.Mientras tanto, el mundo se conmovíacon la cotidiana publicación de lassesiones del juicio de Nüremberg, quearrojaba cada día más luz sobre loshorrores del nazismo. Comocontrapartida vital, comenzaba a sonarLa vie en rose que la incomparableEdith Piaf grabaría por aquellos días enun estudio de París.

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El mes político argentino quedabainaugurado, luego de los tradicionalesbrindis de año nuevo y las resacascorrespondientes, con un bautismo: eljueves 3, el vespertino La Época, uno delos pocos medios de prensa que apoyabaal Coronel, titulaba: «El movimientonacional en marcha ha sido bautizadopor el pueblo: Peronismo».

Comenzaba la campaña electoral enla que había que poner en juego todoslos recursos. De un lado, a falta decarisma, contaban con millones depersonas, el apoyo de prácticamentetoda la prensa, todos los partidospolíticos, la embajada norteamericana,

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la mayoría de la intelectualidad, laSociedad Rural, la Unión Industrial, laBolsa de Comercio y la banca privada.Del otro, mucho carisma, pocos recursosy el para nada desdeñable apoyo de lossindicatos autónomos, la mayoría de loscuadros superiores, medios y bajos delEjército, importantes sectoreseclesiásticos, unos pocos empresarios ymillones de trabajadores.

Amistades peligrosasAmbos frentes eran heterogéneos. Enuno parecía imposible conciliar elapoyo simultáneo del PC y de la

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embajada norteamericana y sevislumbraba, como dijimos, la dificultadde llevar adelante una obra de gobiernoque no beneficiase a un sector de laUnión Democrática afectando a otro.

Del lado del peronismo, si bien lacosa parecía un poco más coherente, elfrente conformado esencialmente portrabajadores, Iglesia y Ejército noestaba exento de contradiccionesdifíciles de superar y que apareceríantarde o temprano, en un país con unaIglesia tan conservadora y constituidahistóricamente en ideóloga y reservamoral de las Fuerzas Armadas y losfactores de poder. Más allá del lugar

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destacado que el peronismo le dio a lacorporación eclesiástica en su modelode Estado, en la práctica cotidiana sehizo difícil mantener la preeminencia dela ideología católica reaccionaria comorectora de la política estatal. Llegará unmomento en el que a Perón le resultaráimposible combinar las exigencias de lacorporación espiritual con las justasaspiraciones terrestres de los sectorespopulares. Por convicción o pornecesidades electorales, el gobierno severá llevado a adoptar medidaspolíticas, económicas y culturalesalejadas de las máximas históricas de lajerarquía católica argentina, que incluían

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la sumisión incondicional al patrón, lanegación de la igualdad legal entre loshijos matrimoniales y los «bastardos»,la oposición a la igualdad jurídica entreel hombre y la mujer y la tradicionaldesconfianza que le despertaban laorganización y la movilización obrera.

Muchos de estos puntos de vista erancompartidos por los sectores militaresmás conservadores. Coincidían con losobispos en ver a Perón en todo casocomo el mal menor, el hombre quegarantizaba que la bandera roja noflameara en la Plaza de Mayo y el únicocapaz de vencer a los ateos de la UniónDemocrática.

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Bienvenidos al trenLa campaña electoral de Perón fuebreve pero muy intensa. Primero visitójunto a Evita la mayoría de las capitalesde provincias, no las de los territoriosnacionales, en los que sus más de unmillón de habitantes aún no teníanderecho al voto[239]. La pareja recorrióel país a bordo de un tren a cuyalocomotora llamaron «LaDescamisada». Era la primera vez quela esposa de un candidato loacompañaba en sus giras por el interior.El tren peronista estuvo a punto de volar

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por el aire el 27 de enero. No fue asígracias a la intervención del obreroferroviario Ramón Baigorria, quienpudo retirar de las vías, justo a tiempo,un paquete con más de 500 cartuchos degelinita destinados a Perón y su esposa.

El diario La Prensa daba riendasuelta a su clasismo visceral en lacrónica dedicada al retorno del trenperonista y el público que fue arecibirlo. El cronista se horrorizaba porla falta de «cultura» de aquellosdescamisados que no conocían laestación Retiro y exclamaban: «¡Miracuánta pared!»; pero el «colmo» eraque, ante el agobiante calor,

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Hicieron funcionar los ventiladores y«para estar cómodos» muchos sesacaron los sacos y aun los pantalones.Varios llegaron al extremo de quitarsetoda la ropa e imitar bailes populares deorigen exótico. Todos estos actosfueron recibidos con aplausos. En lospequeños intervalos que se producían,otros se dedicaban a pronunciardiscursos, cuyos conceptos no esposible transcribir[240].

Por su parte, la fórmula opositorarecorrió el país en el llamado «Tren dela Libertad», convencida que el triunfosobre el «candidato imposible», comollamaban a Perón, estaba muy cerca. Eltren sufrió en su recorrido numerosos

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ataques y algún que otrodescarrilamiento, para nada accidental.A su regreso a la estación de Once, loscandidatos fueron recibidos por unaimponente muchedumbre y se produjo unhecho gravísimo: un sector de lamanifestación fue atacado a balazos,quedando sobre el andén tres militantesmuertos y seis heridos.

Aprestos bélicosMientras tanto, y por las dudas, otrosintegrantes de la Unión Democráticapreparaban acciones militares contraPerón y sus aliados. Un memorándum

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del Departamento de Estado, procedentede Uruguay, informaba sobre un«Movimiento Argentino deResistencia». La rama civil de su comitécentral incluía a Tamborini y otrosrepresentantes de partidos políticos dela UD. El comité militar estabaintegrado por tres generales. Losbrasileños los abastecerían de armas —rifles, ametralladoras, granadas,revólveres— que permanecerían endepósito en el sur del Brasil. Una flotade yates estaba alerta, lista paratransportar estas armas a la Argentina.El levantamiento se produciría antes delas elecciones. El 21 de enero, Cabot, el

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encargado de negocios estadounidense,informaba al secretario de EstadoByrnes en un cable ultrasecreto que la«revolución» empezaría el 22 o el 29 deenero[241]. Cuatro días más tarde, leaseguraba que «la posibilidad de [un]temprano movimiento revolucionarioparece ir aumentandoconstantemente»[242].

El historiador Joseph Page concluyeque estos aprestos militares no pasaronde eso por las propias desinteligenciasen las filas de la oposición y que Perónestaba perfectamente al tanto de lospreparativos, como lo señaló en unaentrevista al New York Times del 31 de

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enero.

Libros para colorearA nuestros grandes escritores, Lugones,Borges, Arlt, no se les había ocurridonombrar a sus obras por el color de sutapa. Lo más cerca quizás fue elmaravilloso Cuaderno San Martín deBorges.

Era muy popular sí el Álbum de orode Patoruzú[243], que los chicosesperaban ansiosos cada diciembre.Más o menos en esa línea, y con lamisma seriedad, a un «autor»norteamericano se le ocurrió bautizar a

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su obra como Blue Book on Argentinaque pasaría a la historia —noprecisamente por su calidad literaria—como el Libro Azul. Era nada menos queBraden, quien desde su puesto desecretario adjunto de AsuntosLatinoamericanos del Departamento deEstado en Washington y con el absolutobeneplácito oficial de su gobierno, nosdeleitaba en plena campaña electoralcon una aguda denuncia sobre lacolaboración de Perón con los nazis. Elinforme Braden se titulaba oficialmenteConsulta entre las repúblicasamericanas respecto de la situaciónargentina y afirmaba que miembros del

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gobierno militar argentino habían sidoespías del Eje y seguían colaborandocon la causa nazi con el objetivo deconvertir al país en un Estado nazi-fascista.

El libro de Braden brindaba una muyoriginal interpretación de la jornada del17 de octubre:

El ejemplo más espectacular de losmétodos de fuerza (empleados por laSecretaría de Trabajo y Previsión) seprodujo el 17 de octubre de 1945cuando la Confederación General delTrabajo, con ayuda de la policía, impusoen toda la Nación la huelga de apoyo aPerón. Los trabajadores se hallaronaterrorizados y se cerraron los

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negocios por la intimidación a manoarmada. Las fábricas fueron asaltadasmientras la policía protegía a losmanifestantes. Los testimonios sobreeste asunto son abrumadores[244].

Todo esto se daba en el contexto dela llamada pomposamente «doctrinaRodríguez Larreta», en honor a su autor,el canciller uruguayo que proponía queallí donde se violaran los derechoshumanos, las repúblicas americanasdeberían intervenir incluso por lasarmas. Claro que la «doctrina»,impulsada fervorosamente por Braden yel Departamento de Estado, no seaplicaba a regímenes salvajemente

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dictatoriales y probadamente asesinoscomo el de Somoza[245] en Nicaragua oal de Trujillo en Dominicana, porqueeran violadores de los derechoshumanos amigos, tan amigos que sehabían perfeccionado en violarlos bajola atenta supervisión de los EstadosUnidos.

La campaña había comenzado el 15de enero, cuando la NationalBroadcasting Company (NBC) organizóuna audición radial sobre la política«panamericana» para ser difundida entoda América Latina. En ellaparticiparon parlamentariosnorteamericanos y el secretario adjunto,

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Mr. Braden, quien señaló:

Cuando el secretario de Estado, Mr.Byrnes, prestó al mensaje del cancilleruruguayo su más decidida aprobación,estableció con toda claridad que la«violación de los derechos elementalesdel hombre» por un gobierno de fuerzay el no cumplimiento de susobligaciones por el mismo gobierno esproblema de preocupación común paratodas las repúblicas. Como tal sejustifica una acción colectiva,multilateral, después de consultasformales entre las repúblicas, deacuerdo con los procedimientosestablecidos. Estamos convencidos deque la propuesta uruguaya es atinada y,además, en pleno acuerdo con eldesarrollo del sistema

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panamericano[246].

E l Libro Azul concluía con unagraciosa declaración de humildad y unainvocación a las repúblicas americanas,poniéndolas en un muy poco creíble piede igualdad con Washington, en labúsqueda de compartirresponsabilidades ante una posibleacción militar contra la Argentina:

El gobierno de Estados Unidos esperarecibir de los gobiernos de las demásrepúblicas americanas sus opinionesbasadas en estas premisas.

Los diarios más influyentes de la

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Capi tal , Crítica, La Nación y LaPrensa, reprodujeron en sucesivasediciones la versión completa del LibroAzul. La oposición cometió el errortáctico de tomarlo como uno de suscaballitos de batalla. Así le facilitó lascosas a Perón, quien contraatacó en elacto de proclamación de la fórmulapresidencial:

He dicho que el contuberniooligárquico-comunista no quiereelecciones; he dicho y lo repito, que elcontubernio trae armas de contrabando.Rechazo que en mis declaracionesexista imputación alguna decontrabando a la embajada de EstadosUnidos. Reitero, en cambio, con toda

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energía, que esa representacióndiplomática, o más exactamente elseñor Braden, se halla complicado en elcontubernio. Y más aun denuncio alpueblo de mi Patria que el señorSpruille Braden es el inspirador,creador, organizador y jefe verdaderode la Unión Democrática. […] sepanquienes voten el 24 por la fórmula delcontubernio oligárquico-comunista, quecon este acto entregan el voto al señorBraden. La disyuntiva en esta horatrascendente es ésta: ¡Braden oPerón[247]!

Perón le siguió contestando aBraden, ahora por escrito, desde elLibro Azul y Blanco. Allí aclaraba:

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Cualquiera que lea con cuidado el LibroAzul podrá advertir: 1.°) que la mayorparte de sus denuncias se refieren a laépoca en que gobernaba el país el Dr.Castillo, último representante de laoligarquía fraudulenta; 2.°) que laspersonalidades civiles mencionadaspertenecían al elenco que rodeaba al Dr.Castillo, y 3.°) que, en resumen, dichasdenuncias sólo probarían que algunosallegados al Dr. Castillo teníansimpatías por el Eje y que el Gobiernoargentino, antes de romper relacionescon Alemania, mantenía con ella, comoes obvio, relaciones amistosas y decomercio, tan legítimas como las quemantuvieron los EE. UU. con el Japónhasta el ataque a Pearl Harbour, cuandoya hacía tiempo que ese país estaba enguerra con sus aliados de hecho[248].

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El Foreign Office británicoconcluyó, a su vez, sobre el librito deBraden y el Departamento de Estado:

El documento no hace intento alguno,naturalmente, por presentar un cuadrobalanceado, y omite la mención dehecho tan importante como que, a pesarde los criminales flirteos de variosargentinos prominentes con losalemanes, nunca se pusieron obstáculosa la corriente hacia Europa de productosargentinos esenciales para el esfuerzode guerra; que ningún acto de sabotajecontra los frigoríficos o contra elpuerto fue perpetrado jamás; y que nohay ninguna prueba decisiva quedemuestre que alguna informaciónenviada por agentes alemanes desde la

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Argentina haya conducido alhundimiento de un solo buque aliado.Tampoco menciona el documento queel gabinete original de Ramírez, enjunio de 1943, estaba dividido en partesiguales entre los moderados y losextremistas, y que los moderadosfueron eliminados como resultado detorpes políticas norteamericanasadoptadas sin consultarnos. Ni semenciona que el gobierno de Ramírezintentó obtener armas de EstadosUnidos antes de solicitarlas a Alemaniay ni siquiera le fue permitido enviar unamisión militar a Washington; ni seadmite que, en general, los argentinosestaban movidos por el deseo deproteger lo que ellos estiman aunqueequivocadamente, sus propios intereses,y no los de Alemania. Finalmente, no se

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menciona el hecho de que la Argentinatiene un récord mucho mejor que lamayoría de los países americanos conrespecto al control de intereses yciudadanos alemanes sin excluir elnotoriamente proaliado yprodemocrático Uruguay ni eligualmente «prodemocrático» Chile, elcual nunca le declaró la guerra aAlemania ni realizó intento alguno deencarcelar a japoneses y alemanespeligrosos, lo cual tuvo comoconsecuencia la perpetración dedañosos actos de sabotaje[249].

Vox Dei

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La jerarquía católica argentina emitió undocumento en relación a las próximaselecciones, donde les dejaba muy claroa sus feligreses que no debían votar porcandidatos que incluyeran el divorcio yla separación de la Iglesia y el Estadoen su plataforma electoral y que noratificaran la enseñanza religiosaobligatoria en las escuelas estatales,establecida por el gobierno en curso.Decían los obispos en aquella Pastoral:

Apenas precisa recordar que, según lasenseñanzas de la Iglesia no estáprohibido preferir con moderación, lasformas populares de gobierno, sinperjuicio, empero, de la enseñanza

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católica sobre el origen y uso de laautoridad. [La Iglesia] no desapruebaninguna de las formas de gobierno,siempre que éstas sean conducentes albien común de los ciudadanos. […]Cuando todos los candidatos o listasque se presenten sean inaceptablesdesde el punto de vista católico, se hade votar por los menos inaceptables, decuya actuación se puedan temermenores perjuicios para la religión ypara la patria. […] Ningún católicopuede afiliarse a partidos o votar acandidatos que inscriban en susprogramas los principios siguientes:

1. La separación de la Iglesia y elEstado;

2. la supresión de las disposicioneslegales que reconocen los

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derechos de la religión yparticularmente del juramentoreligioso y de las palabras en quenuestra Constitución invoca «laprotección de Dios, fuente detoda razón y justicia», porque talsupresión equivale a unaprofesión pública y positiva deateísmo nacional;

3. el laicismo escolar;4. el divorcio legal[250].

Era otro asunto caliente para laizquierda, lógicamente atea, de la UniónDemocrática que se preparaba a tragarseotro sapo, esta vez eclesiástico.

Mientras la UD debatía si leimportaba o no el voto católico, Perón,

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que sabía que su electorado lo eramayoritariamente, se apuró a ratificar lareligiosidad de la enseñanza y negó todaposibilidad de separar la Iglesia delEstado o de sancionar la ley dedivorcio, al declarar: «Estamos máscerca de Dios que nuestros opositores».

La derrota de BradenEl 22 de febrero terminaba la campañaelectoral. Tamborini dijo desde elestrado, en su idioma de clase media:

Cerraremos definitivamente el paso alas hordas que agravian la cultura

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convertidos en agentes de una dictaduraimposible. […] A la clase trabajadora leprofeso tanto respeto que meavergonzaría de mí mismo si meacercara a ella para adularla en un plande conquista o de soborno[251].

Entre tanto, en su acto de cierre, enel que la multitud coreaba «Sube lapapa, sube el carbón y el 24 subePerón», el Coronel no hablaba derespeto y elegía dirigirse a lostrabajadores como uno de ellos, en unlenguaje directo y práctico:

Todos deben ir a votar. Rompan, si espreciso, cerraduras y candados, saltentranqueras. No tomen bebidas

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alcohólicas de ninguna clase. Si elpatrón los lleva a votar, acepten y luegohagan su voluntad en el cuarto oscuro.[…] Si por un designio fatal del destinotriunfaran las fuerzas regresivas de laoposición, organizadas, alentadas ydirigidas por Spruille Braden, será unarealidad terrible para los trabajadoresargentinos la situación de angustia,miseria y oprobio que el mencionadoexembajador pretendió imponer sinéxito al pueblo cubano. Pasado mañanase juega el porvenir de los trabajadoresde la Patria: se vota por Braden oPerón[252].

En los últimos minutos de lacampaña, Perón hizo declaraciones a undiario brasileño: «Le agradezco a

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Braden los votos que me ha cedido. Sillego a obtener las dos terceras partesdel electorado, un tercio se lo deberé ala propaganda que me ha hechoBraden»[253].

El embajador inglés Kelly coincidíacon el análisis de Perón:

El odio histérico de los ricos […] y lamal aconsejada campaña del embajadorBraden fortalecieron de tal manera sudominio sobre las masas que pudoprescindir de cualquier otra clase deapoyo. Aún cuando su carta de triunfomás fuerte era su propia popularidadcon las masas, sacó inmensa ventaja delhecho de poder empapelar las paredescon carteles murales cuyo slogan era

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«Braden o Perón», haciendo reaccionarde esta manera la desconfianzaprofundamente arraigada de losargentinos hacia losnorteamericanos[254].

El 24 de febrero hacía un calorterrible en Buenos Aires; era unajornada «bochornosa» como les gustabadecir a los speakers de las radios yescribir a los redactores de los diarios.Pero lo sería en más de un sentido parala oposición que descontaba su triunfo.El escrutinio sería lento, dandomárgenes de error y tiempo paradeclaraciones de las que no se vuelve,como la del candidato a presidente de la

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Unión Democrática, José Tamborini:

La intervención de la Armada, elEjército y la Aviación en el desarrollode los comicios ha determinado,indiscutiblemente, la corrección deestas elecciones. Señalo con vivacomplacencia la simpatía con que losciudadanos han acogido eseresguardo[255].

Por su parte, Alfredo Palaciosdeclaró:

Sobre el resultado, nadie debe tenerdudas; ha sido un triunfo rotundo,aplastante, de la democracia. Resultaríaabsurdo pensar aún en la victoria delcandidato del continuismo[256].

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El vespertino Crítica tituló sintitubear: «Anticípase un aplastantetriunfo de la democracia. En todo elterritorio nacional se impuso la fórmulade la libertad»[257].

La oposición en su conjuntocoincidió en que los comicios podíancalificarse como los más limpios eintachables de la historia.

Finalmente, el 8 de abril sedifundieron los resultados oficiales:había votado el 88% del padrón; Perónhabía triunfado contra todos lospronósticos y con todos los medios decomunicación en contra. Su fórmulahabía obtenido 1.527.231 votos y los

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candidatos Tamborini-Mosca,1.207.155. La diferencia no era muygrande en términos numéricos, sólo280.806 sufragios, pero siguiendo lospostulados de la vigente Ley SáenzPeña, Perón obtuvo 304 votos en elColegio Electoral, y la UD sólo 72[258].

La fórmula peronista había obtenidotodas las gobernaciones menos la deCorrientes, casi todas las bancas delSenado, excepto las dos de esaprovincia mesopotámica[259], y 109diputados. En el bloque peronista sedestacarán John William Cooke, RaúlBustos Fierro, Eduardo Colom. Laoposición obtuvo 49 diputados. De

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ellos, 44 pertenecían al radicalismo ypasarán a la historia como el «bloque delos 44»; entre ellos se destacaríanArturo Frondizi[260], Ricardo Balbín[261]

y Ernesto Sanmartino.

Disparen sobre BradenAl conocerse los resultados, la prensanorteamericana reaccionófuribundamente contra el otrora noble yvaliente embajador Braden. Su excesivoprotagonismo lo había convertido en elpadre de la derrota. La influyente revistaLife, en una extensa nota sobre laselecciones argentinas, decía, entre otras

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cosas:

La Argentina siempre ha sido nuestrorival por el liderazgo en América Latina.[…] Braden parece haberse equivocadohacia Perón en por lo menos dosaspectos. Uno de ellos es que Perón seha apartado bruscamente de la normafascista al celebrar elecciones limpias ylibres fuera de toda cuestión. El otroaspecto es que Perón es mucho másapreciado en la Argentina que lo queBraden o la prensa de los EE. UU.estaban dispuestos a admitir en el otoñopasado. Sus reformas económicas, nomuy distintas de las de la primera épocadel «New Deal», le aseguraron unaenorme masa adicta rural y urbana[262].

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En el Senado norteamericano no leiría mejor al locuaz embajador. Elsenador Kenneth Wherry pidió laformación de una comisión para realizar

una investigación completa en torno a laintervención de algunos funcionariosdel Departamento de Estado en lasrepúblicas latinoamericanas,especialmente en la política interna delas mismas, así como toda acción de loscitados funcionarios que haya tendido adestruir o militar en contra de lapolítica del Buen Vecino en elhemisferio occidental. […] Es hora deque la política peligrosa de los señoresAcheson y Braden termine. La políticabradenista de la intervención por elinsulto, ha sido contra la nación más

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rica y poderosa de Sudamérica: laArgentina. No soy abogado de ese país.Cualquier excusa que haya habido paraseguir una política determinada con laArgentina en la guerra no tiene validezahora.

El senador Wherry terminaba sudiscurso con un contundente juicio sobredon Spruille y su socio:

El curso seguido por los señoresAcheson y Braden en los pasados dosaños es positivamente la aventura másestúpida y escandalosa que se puedaencontrar en toda la historia de nuestradiplomacia[263].

Es muy importante señalar que los

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sectores más lúcidos de la inteligencia yla opinión pública de los EstadosUnidos ya estaban visualizando comopotencial e inmediato enemigo a laUnión Soviética y el grupo de paísessatélites que se estaba conformando ensu órbita. Adelantándose a la inminenteguerra fría, tenían en claro que era horade ganar aliados en el hemisferiooccidental y no de expulsarlos de laórbita norteamericana con impensablesconsecuencias.

Antes de asumir

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De acuerdo con los deseos de Perón deir preparando el terreno y evitardifíciles trámites parlamentarios, Farrellfirmó una serie de decretos de vitalimportancia para el modelo que se iba aponer en marcha el 4 de junio, cuandoasumieran las nuevas autoridades. Elprimero fue el de nacionalización delBanco Central. Desde la época de sucreación, en el marco del Pacto Roca-Runciman, estaba dirigido porbanqueros británicos o nativosvinculados a los intereses de la Citylondinense y cumplía funciones tandeterminantes como la regulación de latasa de interés, el control del tipo de

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cambio y la emisión monetaria. Tambiénse redactaron nuevos regímenes tantopara el Banco Central, como para elNación, el Hipotecario y el de CréditoIndustrial, tendientes a darle un perfil definanciadores del consumo, laconstrucción de viviendas y de laactividad productiva, tanto en el ámbitourbano como en el rural.

También se creó, por el decreto15.253, el Instituto Argentino dePromoción e Intercambio, el IAPI, unorganismo estatal que le compraba lacosecha a los productores, separaba laparte correspondiente al consumointerno y vendía el excedente al exterior.

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Destinaba las ganancias obtenidas alfinanciamiento de la industria y alconsumo urbano, produciendo unaimportante transferencia de ingresosproveniente de la renta agraria. El IAPItambién cumplía la función de subsidiarel mantenimiento de precios bajos enconsumos como la carne, el azúcar, laharina, el aceite, las papas y el carbón ykerosene, combustibles muy usados porlos sectores populares de entonces.

Perón al gobiernoFinalmente había llegado el día. El 4 dejunio de 1946, en el tercer aniversario

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de la «revolución» del ’43, Perónasumía la presidencia de la Naciónestrenando su uniforme y su grado degeneral, acordado con retroactividad adiciembre de 1945 por el Congresoelecto, que había comenzado a sesionarel 29 de abril.

La oposición, en un gesto que nopresagiaba un futuro muy alentador, faltóa la cita y Perón juró ante una asamblealegislativa compuesta casiexclusivamente por sus diputados ysenadores.

El gabinete estaba integrado por elsindicalista del gremio de Comercio,Ángel Borlenghi, en Interior; el abogado

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laboralista Juan Atilio Bramuglia, enRelaciones Exteriores; el doctor enCiencias Económicas Ramón J.Cereijo[264], en Hacienda; el exjuezfederal Belisario Gaché Pirán, enJusticia e Instrucción Pública; el generalJosé Humberto Sosa Molina, en Guerra;el capitán de navío Fidel Anadón, enMarina; el empresario agropecuario Juan C. Picazo Elordy, en Agricultura; elexvicepresidente interino, general JuanPistarini, en Obras Públicas y elsindicalista del Vidrio, José MaríaFreyre, en la Secretaría de Trabajo yPrevisión. También fueron designadosOscar Nicolini como administrador

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general de Correos y Telégrafos; elhermano de Evita, Juan Duarte, comosecretario privado de la Presidencia;Rodolfo Freude, como miembro de laSecretaría de la Presidencia y el cerebroplanificador del peronismo, JoséFiguerola, como secretario de AsuntosTécnicos.

Uno de los primeros actos degobierno de Perón fue establecerrelaciones diplomáticas con la UniónSoviética y lanzar una campaña contra elaumento del costo de vida.

Pasos perdidos

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Si bien la diferencia numérica a favordel oficialismo era abrumadora en elCongreso, la ventaja cualitativa estabaen la experiencia política yparlamentaria de los hombres de laoposición y la inexperiencia de lamayoría de los legisladores peronistas.Así lo reconocía años después elpresidente del bloque de diputadosperonistas, el riojano de origen radicalOscar Albrieu:

La diferente extracción de loslegisladores hacía al bloqueindisciplinado y difícil de manejar.Había de todo. Por el Partido Laboristase había congregado una mezcla de

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sindicalistas y hombres de izquierda detodos los matices: desde socialistasmoderados hasta anarquistas, y algunoque otro conservador. Por parte de losexradicales, los había también de todoslos matices: yrigoyenistas,antipersonalistas, forjistas de la JuntaRenovadora y otras yerbas. Esto noagota el espectro: hay que contartambién a los nacionalistas y clericales.En fin: durante los primeros momentos,el acuerdo parecía realmente milagroso,pero la figura de Perón nos unía atodos[265].

Perón recordaría años más tarde,con su célebre pragmatismo y sulenguaje de profesor militar:

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No estábamos intelectualmentepreparados para afrontar las exigenciasque posee la democracia burguesaparlamentaria, pero conocíamos desdeun principio «la verdad de la milanesa»,entonces la verdad democrática era lanuestra y no la de la partidocracialiberal. Cuando Napoleón era criticadopor los generales austríacos, ellosdecían que ¡cómo podía ser que saliesea dar batalla desconociendo las leyesfundamentales de la guerra! Pero no sedieron cuenta de que era gracias a laviolación de esas leyes que Napoleónlos venció durante treinta años, una yotra vez. El Gran Corso decía alrespecto: «Estos generales sabendemasiado, demasiadas cosas paravencerme a mí». Yo digo lo mismo delos políticos, ¡saben demasiadas cosas

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para vencernos a nosotros[266]!

El bloque opositor en general y losradicales en particular, sabían muchascosas efectivamente, pero parecíanolvidarse de lo que le habían hechopadecer a don Hipólito Yrigoyen losconservadores. Como aquéllos, losradicales se dedicarían a practicar unclaro obstruccionismo a la laborparlamentaria. El bloque planteabafrecuentemente cuestiones de privilegiotan «importantes» como el desacuerdocon su ubicación en el recinto que, comoa los girondinos franceses, los dejaba ala derecha del presidente de la

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Cámara[267]. También llovieron lospedidos de homenajes, entre ellos alpresidente norteamericano Franklin D.Roosevelt y al conservador yfraudulento Ramón Castillo.

Las cuestiones de privilegio tambiénincluían quejas porque los diputados deextracción obrera no se expresaban bien,usaban mal los verbos u omitían alguna«ese». El diputado radical ErnestoSanmartino fue suspendido por tressesiones a comienzos de agosto de 1946cuando dijo que en la bancada peronistahabía «émulos de Gil Blas de Santillanay de Panurgo[268], el personaje queconocía 40 formas de hurto». En

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protesta y en solidaridad por la sancióna Sanmartino, el bloque radical enterofaltó a esas sesiones, que fueronutilizadas por el bloque oficialista paraaprobar la intervención federal aCorrientes, la única provincia que notenía un gobernador peronista. Casi unaño después, en la sesión del 26 dejunio de 1947, el legislador radicalseñaló: «El aluvión zoológico del 24 defebrero arrojó a algunos diputados paraque maullaran a los astros por 2500pesos por mes»[269], lo que le valió porparte del bloque mayoritario laaplicación de una nueva suspensión portres sesiones.

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La respuesta del oficialismo a laschicanas radicales no fue precisamentedemocrática. Las cosas se complicaroncuando a instancias del bloqueoficialista se aprobó la ley de desacato,que condenaba hasta a tres años deprisión efectiva a toda persona quetuviera conceptos agraviantes haciacualquier funcionario del gobierno. Laprimera víctima fue el locuazSanmartino. Fue definitivamenteseparado de la Cámara en 1948 y tuvoque marchar al exilio, como el socialistaAlfredo Palacios y el conservadorVicente Solano Lima. El radical RicardoBalbín fue desaforado y encarcelado.

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Tras cumplir nueve meses de prisión enla cárcel de Olmos, fue indultado porPerón. Las vueltas de la políticahicieron que Solano Lima fueraescogido por Perón para secundar aHéctor Cámpora en la fórmulajusticialista que triunfaría en laselecciones de marzo de 1973 y queRicardo Balbín fuera el encargado, enjulio de 1974, de despedir los restosmortales de Perón en nombre de laoposición con su histórica frase: «unviejo adversario despide a un amigo».

No fue precisamente el CongresoNacional un lugar notable y destacadode producción política en la Argentina

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de aquel período. La mayoría absolutadel oficialismo en ambas cámaras y elliderazgo personal que imponía Perón asu gestión, le quitaron protagonismo, apesar de la calidad de algunoslegisladores de la oposición y deloficialismo.

La disolución del PartidoLaboristaYa durante la campaña electoral, másprecisamente en un discursopronunciado en Rosario el 10 defebrero, Perón había advertido, en un

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tono que a no pocos lectores les sonará«familiar»:

Sabemos que en el movimientoperonista se han infiltrado algunasfuerzas extrañas que tratan de producirdisociación entre sus filas. Cuando ellosuceda, no hay que ser sensible en estatarea de disociación; es menester quelos hombres de este movimiento sepandiscernir por sí y por su propia voluntady no por influencia ajena. Elmovimiento nuestro ha de precaverse decuerpos extraños[270].

Había llegado el momento de ladepuración. Las diferencias entre losdiputados de los distintos sectores que

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conformaban el bloque oficialista ledieron al líder la ocasión de disolvertodos los partidos que habían apoyadosu campaña y de formar una nuevaentidad, a la que daría el nombredePartido Único de la RevoluciónNacional. Los radicales renovadoresacataron la orden sin chistar, pero loslaboristas en general y Cipriano Reyesen particular resistieron la medida. LuisGay renunció a la presidencia delpartido, se sumó al peronismo y pocotiempo después fue proclamadosecretario general de la CGT. Lamayoría de los diputados del PL fueroncooptados por el peronismo puro por

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diferentes medios. Cipriano Reyes, juntocon unos muy pocos laboristas, resistióy decidió enfrentar a Perón. Sufrió seisatentados; uno de ellos le causó gravesheridas y, tras ser acusado de participaren un complot para matar a Perón, fuedetenido el 22 de septiembre de 1948 ysalvajemente torturado. El hombre quese adjudicaba la paternidad del 17 deOctubre recién sería liberado tras lacaída de Perón en septiembre de 1955.

Pe-ro-nis-tasPerón había dicho a La Nación, pocoantes de asumir la presidencia, algo que

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sabía que no iba a cumplir:

Si acepto el peronismo no es porque loconsidere fatal. Es porque deseo que lasmasas se aglutinen en una fuerzaorgánica […]. Tirar a Perón por laventana antes de haber creado laorganización es estúpido. Pero cuandoeste organismo sea constituido tiraré yomismo a Perón por la ventana[271].

Los dirigentes más cercanos lehicieron notar lo inapropiado deltérmino «Partido Único», que remitía al«unicato» de Juárez Celman[272], a losregímenes nazi-fascistas y alestalinismo.

Finalmente, el 14 de enero de 1947,

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Perón y los miembros de la JuntaNacional y del Consejo Superior delPartido Único de la Revolucióndecidieron crear una nueva organizaciónoficial, que se llamaría PartidoPeronista. Esto no implicaba un merocambio de nombre sino también un rasgopersonalista que se acentuaría cada vezmás.

En la carta orgánica, el verticalismoquedaba plasmado en varios artículosque estipulaban que el Partido Peronistaconstituía una unidad doctrinaria, queactuaría dispuesto a sacrificar todo a finde ser útil al general Perón y que en suseno no serían admitidas posiciones o

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banderas atentatorias a esa unidad.Además, se señalaba que Perón, en sucarácter de jefe supremo del peronismo,podía modificar o anular decisiones delas autoridades partidarias, como asítambién inspeccionarlas, intervenirlas osustituirlas.

La autocrítica de losradicales más lúcidosEl Movimiento de Intransigencia yRenovación Radical, expresión dequienes dentro de la UCR se oponían ala vieja dirección alvearista, se reunió

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en Avellaneda los días 11 y 12 deagosto de 1946. En esa oportunidadrealizó una interesante autocrítica yelaboró una propuesta política,económica y social altamenteprogresista, colocándose claramente a laizquierda de la conducción partidaria ydel gobierno peronista. El documentodecía:

El advenimiento de este régimen fueposible por la crisis del radicalismo,que trajo la crisis de nuestrademocracia. Sus direccionesaccidentales habíanse apartado de sudeber histórico. Soslayaron la luchacontra las expresiones nacionales einternacionales del privilegio y

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favorecieron de este modo supredominio en la vida argentina. Lainfiltración de tendenciasconservadoras pospuso la defensacombativa de los derechos vitales delhombre del pueblo y de las exigenciasdel desarrollo nacional, a lasconveniencias particulares de unsistema de intereses creados adueñadosde los resortes de la producción. […].Este sistema jamás reflejó elpensamiento del radicalismo. Pudomantenerse bloqueando la voluntad delos afiliados, a quienes excluyó de lasresoluciones fundamentales […], alejóa la juventud, creó el clima dedecepción popular, desarmó el espíritudel hombre del común y precipitó a lasituación actual.

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Su «diagnóstico» sobre el partidoera contundente:

La UCR enfrenta la última etapa de sucrisis […]. Sólo un radicalismo […]renovado y reestructurado con ideas ynuevos procedimientos, que recoja elaliento de la época […] podrá realizar elpaís del mañana, forjar el progresonacional y el bienestar social y edificarun régimen de verdadera libertad y deverdadera justicia.

Y, yendo más lejos que lospostulados del yrigoyenismo quereivindicaba, proponía para el país:

Organización de una democracia

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económica. Control de la economía enbase a un planteamiento fijado por losórganos representativos de la voluntadpopular, que coloque la riqueza natural,la producción, el crédito, las industrias,el consumo y el intercambiointernacional al servicio del pueblo y node grupos o minorías, para construir unrégimen que subordine la economía alos fines y derechos del hombre de losposeedores, sino del desarrollonacional y el bienestar social. […]Nacionalización de los serviciospúblicos, energía, transporte,combustible de aquellasconcentraciones capitalistas queconstituyen «cárteles» o monopolios,resguardando en tal forma al ámbito dela iniciativa privada en su realidadcreadora. Administración de los

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sectores nacionalizados por entesautárquicos nacionales, provinciales,comunales o cooperativos, con laparticipación de usuarios, productores,técnicos y obreros […]Reforma agraria inmediata y profunda,que coloque a la tierra, que no debe seruna mercancía, al servicio de lasociedad y el trabajo.[…]Reforma social que garantice a loshabitantes: trabajo regido y remuneradocon dignidad, como deber esencial delEstado; nivel de vida decoroso; viviendahigiénica, protección de la salud, comofunción social; acceso a la cultura.Régimen de seguridad social quecomprenda a toda la población duranteel transcurso de la existencia humana:subsidios para la niñez, de educación,enfermedad, invalidez, desocupación y

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nupcialidad; seguro social[273].

Ante la debacle sufrida por la UniónDemocrática, el Movimiento deIntransigencia y Renovación Radical enpoco tiempo pasó a conducir la UCR,convirtiendo a Frondizi y a Balbín enlos dirigentes más reconocidos delradicalismo.

El primer Plan QuinquenalAl asumir la presidencia, Perón encargóa Miranda y Figuerola la elaboración deun plan de gobierno para desarrollar encinco años. El primer Plan Quinquenal

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se fijaba como metas: lograr unaeconomía autosuficiente para 1951,repatriar la deuda externa, reducir lapropiedad extranjera de los serviciospúblicos y aumentar el consumo.

El peronismo se proponía cambiar elperfil de la Argentina, pasando de unaeconomía agroexportadora a otraproductiva de base industrial, apoyadaen la expansión del mercado interno y laincorporación al consumo de lossectores históricamente postergados ymarginados. Durante los años del primerperonismo se produjo un notableaumento de la participación de losasalariados en la renta nacional y un

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cambio radical en las prioridades delpresupuesto nacional, históricamentedestinado a garantizar y aumentar la tasade ganancia de los sectores económicosmás concentrados. El incremento de lainversión en rubros como salud,educación, vivienda y previsión social,conformaban un salario indirecto queevitaba que los trabajadores tuvieranque invertir una buena parte de susingresos en rubros que el Estado debióhaber garantizado siempre. Estoscambios posibilitaron un realmejoramiento de las condiciones devida, liberando recursos familiares parala adquisición de bienes durables como

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cocinas, heladeras, estufas, máquinas decoser, motonetas y bicicletas, y bienesinmuebles.

Eramos tan ricosSe concretaron grandes obras como ladel gasoducto más grande de AméricaLatina y uno de los más extensos delmundo, que a través de más de 1700kilómetros unió Comodoro Rivadaviacon Buenos Aires y permitió que losusuarios del servicio de gas pasaran delos 216.000 que había en 1943 a los400.000 de 1949. También senacionalizaron los principales puertos

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del país, lo que incluyó muelles,embarcaderos, depósitos, elevadores,silos, grúas, locomotoras portuarias,vagones, pontones, vías férreas yguinches[274].

El gobierno peronista logró que laFlota Mercante Argentina fuera una delas diez estatales más importantes delmundo y se creó la empresa AerolíneasArgentinas. Se inauguró el aeropuerto deEzeiza, uno de los más modernos de sutiempo, y se impulsó la construcción deautomotores y aviones. La Argentina fueel tercer país después de los EstadosUnidos y la Unión Soviética en producirun avión a reacción, el Pulqui II, capaz

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de desarrollar una velocidad de 900kilómetros por hora, y comenzaba adesarrollar conjuntamente con laempresa brasileña Embraer el proyectode producción de aviones de pasajeros.En 1955 todos los proyectos aéreos dela Argentina fueron abandonados por lasnuevas autoridades «libertadoras», pororden de la Fuerza Aérea de los EstadosUnidos que ofreció a cambio laprovisión gratuita de 185 aviones caza,de los que sólo llegarían 25 en pésimoestado dos años después. Brasil pudoseguir adelante con el proyecto y hoyexporta aquellos aviones que se soñaronen Córdoba.

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El gobierno peronista llevó adelanteuna importante inversión en el sectorenergético, creando la empresa Gas delEstado y ampliando enormemente lapresencia de YPF en el mercadonacional.

Asado al parquetDesde 1943 se aplicaron medidas decontrol de alquileres y quedaronsuspendidos los desalojos, lo queprovocó que ese mercado perdieraatracción para los inversores. Tambiénperjudicó seriamente a una importantefranja de propietarios de clase media

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que vivían de la renta que lesproporcionaba el alquiler de unasegunda vivienda y dio pie para que seprodujeran no pocos abusos por parte delos inquilinos frente a la imposibilidadde concretar desalojos. Esto hizo quefuera prácticamente imposible alquilaruna vivienda en aquellas condiciones,por el temor de los propietarios a nopoder actualizar el valor de losalquileres, lograr que efectivamente seles pagara y que no se deterioraran suspropiedades.

Frente a esta realidad y negándose amodificar la ley de alquileres, elgobierno peronista aprobó en 1948 la

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Ley de Propiedad Horizontal, paraestimular la construcción de edificios dedepartamentos. En poco tiempo provocóun cambio radical en la proporción entrepropietarios e inquilinos, al ampliarsesignificativamente el número de familiasque tuvieron su propia casa.

A través de créditos hipotecariosblandos y de los planes de vivienda, elgobierno comenzó a encarar la soluciónal problema endémico del déficithabitacional argentino. El Estadoconstruyó más de 300.000 unidadeshabitacionales dignas, que eran pagadaspor los trabajadores en cuotasmensuales descontadas de sus salarios

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según el ingreso familiar.Los nuevos barrios fueron diseñados

con sentido ecológico, con espaciosverdes y con sentido social, con surespectiva sala de atención primaria dela salud, guardería, escuela primaria y,muchas veces, secundaria.

Desde la oposición se echaron acorrer versiones que pasaron a engrosarlas leyendas urbanas, compuestas poresas cosas que nadie vio pero quemuchos aseguran y ratifican. La másfamosa era la que decía que los«cabecitas negras», favorecidos con laadjudicación de las nuevas viviendas,levantaban el parquet de los pisos para

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hacer asados. Por supuesto que no hay elmenor registro de que esto hayaocurrido, pero lo interesante es qué sequería decir con esto. Claramente seexpresaba que era un «gasto» inútil, que«esa gente» no estaba acostumbrada a«esos lujos», que no valía la pena,propiciando obviamente que todosiguiera igual, que así estaba muy bien.

Educando al soberanoEl gobierno peronista dio un fuerteimpulso a la educación públicaconstruyendo miles de edificiosescolares destinados a la educación

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primaria y secundaria. Esto,acompañado por el notable incrementoen la calidad de vida de las familias,llevó al aumento de la matrículaprimaria en el 34% y de la secundaria el134%. Fue notable el crecimiento de lacantidad de estudiantes de las escuelasindustriales, que llegó al 220 por ciento.

En el ámbito universitario seestableció la gratuidad de la enseñanza,lo que permitió el ingreso de jóvenes delas clases media y obrera a laUniversidad. Se promovió el estudio yla investigación de las cienciasrelacionadas con el desarrolloindustrial, a través de la Universidad

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Obrera Nacional, hoy UTN, creada en1949, que contaba con sedes regionalescomo la de San Juan, donde se formabaningenieros de construccionesantisísmicas; la de Córdoba, deaeronáutica y la de Tafí Viejo(Tucumán), especializada enconstrucciones ferroviarias. DecíaPerón: «Hemos de llevar la UniversidadObrera a nuestros muchachos pobres,porque entre ellos hay más inteligencia ymás corazón».

También se creó el ConsejoNacional de Investigaciones Técnicas yCientíficas (Conityc), antecedenteinmediato del actual Conicet.

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Los déficit de la política educativaperonista estaban en sus contenidospersonalistas y autoritarios.

Uno de los primeros actos en estesentido fue el «traslado» sufrido porJorge Luis Borges de bibliotecario ainspector de aves de corral. El propioBorges narraba así el episodio:

Hace pocos días me mandaron llamarpara comunicarme que había sidotrasladado de mi puesto de bibliotecarioal de inspector de aves —léasegallináceas— a un mercado de la calleCórdoba. Aduje que yo sabía muchomenos de gallinas que de libros y que sibien me deleitaba leyendo La serpienteemplumada, de Lawrence, de ello no

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debe sacarse la conclusión que sepa deotras plumas o diferenciar la gallina delos huevos de oro de un gallo de riña. Seme respondió que no se trataba deidoneidad sino de una sanción porandarme haciendo el democráticoostentando mi firma en toda cuantadeclaración salía por ahí. Comprendí,entonces, que se trataba de molestarmeo de humillarme simplemente.Naturalmente que si, como ustedesdicen, me hubieran trasladado a lasfunciones de agente de tránsito, a lomejor me da por calzarme el uniforme,y ya me hubieran visto allá arriba en lagarita armando un verdaderodespatarro[275].

El ministro de Cultura y Educación

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de entonces (que lamentablementevolvería a serlo tras el desplazamientodel doctor Jorge Taiana por la derechaperonista en 1974), Oscar Ivanissevich,decía al dejar inaugurado el XXXIXSalón Nacional de Artes Plásticas, el 21de septiembre de 1949:

Nada de explicaciones retorcidas parajustificar las observaciones de los ojos,del cerebro y del corazón. […] El artemorboso, el arte abstracto, no cabeentre nosotros. […] Entre losperonistas no caben los fauvistas, ymenos los cubistas abstractos,surrealistas. […] Estas manifestacionesanormales de la expresión humanatienen cabida en los libros de patología

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[…]. El arte abstracto, última expresiónde los desorbitados anormales […]

El rígido control de las opinionesexpresadas por docentes y alumnos, y eluso obligatorio de manuales queexaltaban las personalidades de Perón yEvita, deslucían los extraordinarioslogros cuantitativos del peronismo y nopueden ser pasados por alto al revisaraquella historia por el estúpido temor aser estigmatizados como gorilas. Flacofavor le hacen al peronismo, que dicendefender, los que pretenden negar estosaspectos que existieron y dejaron unahuella profunda en una generación depadres de clase media educada en

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manuales tendenciosos que defendíandescaradamente los valores y el statuquo de la Argentina previa al ’46 yejercían también la propaganda, claroque en forma menos explícita que losmanuales peronistas. En uno de estosúltimos podían leerse cuentos como elsiguiente:

Había en cierto país una madre muybuena, que tenía una hija. Vivíanmodestamente, y eran dichosos porquese querían mucho.Una tarde acertó a pasar la carrozadorada de la reina, quien paseaba con lamenor de sus hijas.La niña, que las vio desde la puerta, dijosuspirando:

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—¡Qué feliz ha de ser la princesita conuna madre tan linda y elegante! ¿Por quéno serás tú así, mamá?Ésta se sintió entonces muy triste, puespensó que su hijita la querría menos enadelante, porque no tenía hermosura, nitrajes lujosos.Cierta vez, estando sola, se le presentóel hada del Justicialismo y le dijo:—Sé por qué sufres. Tu hija necesitauna lección. Adórnate y vístete con estetraje de oro y perlas. Lava tu rostro enel agua de esta fuente encantada y sevolverá bello como el de la reina.Así lo hizo, y quedó convertida en unaseñora de figura deslumbrante.Fue en busca de su hijita, a la que ledijo:—¡Nena querida! ¡Fíjate en la madreque tienes ahora!

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Pero la niña la rechazó llorando, ymientras se lamentaba, contestó:—No, señora, no: usted no es mi mamá.Dígame, por favor, si la ha visto en elbosque. Desde el mediodía no ha vuelto.¿Qué haré sin ella?En vano la madre insistía, para que suhija la reconociese. La chica no cesabade llorar. En tanto, se hacía de noche.Junto con las estrellas, apareció el hada,y después de tocar a la señora con suvarita, para devolverle su figura anterior,miró a la niña con dulce severidad,preguntándole:—¿Estás contenta, ahora? La pequeña seinclinó y besó las manos del hada.—Sí, sí, gracias; gracias por habermedevuelto a mi mamá querida.—Bueno, bueno —dijo el hada—. Yaves cómo no debes compararla con

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nadie. El encanto de las madres no estáen los trajes o en el rostro, sino en elcorazón, con que aman a sus hijos[276].

Más de 700 profesores fueroncesanteados por no comulgar con laideología oficial o por no ser losuficientemente obsecuentes según elgusto de los alcahuetes de turno.

En las universidades se vivía unclima opresivo y de absoluta falta delibertad. Eran frecuentes las invasionesde las facultades por miembros de lasfuerzas policiales. La víctima másnotable de esta persecución fue elestudiante de Medicina y militantecomunista Ernesto Mario Bravo,

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secuestrado en junio de 1951 y liberadotras una intensa campaña nacional dedenuncia. Llegó a dárselo por muerto,hasta que el doctor Alberto JuliánCaride denunció desde Montevideo queBravo estaba vivo, pero que había sidohorriblemente torturado por las huestesdel «célebre» comisario CiprianoLombilla[277]. Caride lo había atendidoen una de las cámaras de tortura. Elgobierno optó por liberar a Bravo enuna callejuela de Villa Devoto, dondeapareció con evidentes signos de tortura,argumentando que había participado deun tiroteo.

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Un Estado empresarioPerón profundizó y completó un procesoque había comenzado en 1932, cuandolos gobiernos conservadores estatizaronramales ferroviarios, crearon juntasreguladoras y otorgaron a las FuerzasArmadas un papel protagónico en laactividad industrial.

La diferencia fundamental estuvo enque el Estado peronista intervino paragarantizar la inclusión social y aumentarla participación de los asalariados en larenta nacional. Su meta era integrar a lostrabajadores al sistema comoproductores y consumidores, intentando

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convertirlos —según los postuladosfordistas[278] y keynesianos anunciadostantas veces por Perón cuandopropiciaba su hipotética alianza declases— de proletarios en propietarios,para aumentar su conciencia depertenencia al sistema y alejarlos de unaposible influencia revolucionariaclasista.

El Estado peronista emprendió unaimportante política de estatizaciones,acorde con una corriente mundial en esesentido. La mayoría de los Estadoseuropeos que encaraban susreconstrucciones de posguerra y loslatinoamericanos que iniciaban la

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segunda etapa de su industrialización,creaban o consolidaban empresasestatales de servicios públicos. La ideageneral y común era que no pocas deellas, particularmente las de transporte yservicios, debían cumplir ante todo unafunción social, por sobre la rentabilidad,por lo que debían estar en manos delEstado. A lo que se agregaba, en esaetapa, la concepción de que estosservicios eran estratégicos,particularmente los de transporte ycomunicaciones.

El caso más famoso deestatizaciones fue el de los ferrocarriles.Hacía tiempo que los británicos,

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principales deudores de la Argentina,querían deshacerse de la red ferroviariaargentina, poco rentable. Le habíanencargado al conservador FedericoPinedo, previo pago de 10.000 librasesterlinas, un proyecto para vendérselaal Estado.

Uno de nuestros habituales lugarescomunes, tan transitados, recuerda que«cuando los ferrocarriles eran ingleseseran una maravilla y cumplíanpuntualmente sus servicios». Pero eso,en 1947, no era más que un buenrecuerdo. Hacía décadas que losingleses no invertían una libra en una delas redes más extensas del mundo. Para

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entonces, el estado de las vías y de losmateriales rodantes era lamentable yhasta peligroso. Además,históricamente, el manejo discrecionaldel precio de los fletes habíacontribuido como pocos elementos adistorsionar la economía argentina. Losferrocarriles británicos aplicaban fletesrelativamente bajos a la mercadería quese dirigía de los puntos de producciónhacia el puerto con destino a Londres,fundamentalmente la carne enfriada.Pero cobraban tarifas antieconómicas alas destinadas al mercado internoargentino, lo que aumentabaartificialmente los precios e incluso

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desalentaba algunas produccionesregionales por la inviabilidad del costode traslado a los centros de consumo.Esto había sido magistralmentedenunciado por Raúl Scalabrini Ortizdesde la década de 1930, quienseñalaba:

El ferrocarril extranjero es elinstrumento del antiprogreso. Puedenaislar zonas enteras, como las aislaron.Pueden crear regiones de preferenciacomo las crearon. Pueden aislar puertoscomo los aislaron. Pueden ahogarciertos cultivos, como los ahogaron.Pueden elegir gobernadores, como loseligieron. Detener la industrializaciónde un país es una antigua política

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imperial británica de previsión. Elferrocarril es su arma primordial, puespara eso, ante todo, fueron construidos.Las entradas brutas de los ferrocarrilesargentinos, en conjunto, son iguales alas entradas brutas o rentas generalesdel gobierno nacional. Es decir que losferrocarriles disponen de igualesmedios financieros que los poderespúblicos. Hay años en que los ingresosbrutos ferroviarios superan a las rentasgenerales de la Nación[279].

En un modelo estatal que pretendíamanejar los resortes fundamentales de laeconomía, la estatización de losferrocarriles y el rediseño de su políticade fletes aparecían como

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imprescindibles.Pero la cosa no era tan sencilla. La

Argentina tenía depositados en el Bancode Inglaterra 130 millones de libras. Apoco de terminada la guerra, EstadosUnidos pudo imponerle a su aliadobritánico la convertibilidad de la librapara que los terceros países, como laArgentina, pudieran cambiarlas pordólares y aplicarlas a las urgentescompras de insumos industriales que porentonces sólo proveía Norteamérica.Pero la rápida fuga de capitales y ladebilidad de la economía inglesallevaron a que el gobierno de sugraciosa majestad, por más laborista que

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fuera, decretara nuevamente lainconvertibilidad de sus divisas, esdecir, la imposibilidad de cambiarlas adólares y casi la obligación de gastarlasen el mercado de la libra (el ReinoUnido y sus colonias), que por entoncesno producía prácticamente nada de loque la Argentina necesitaba.

Ante ese panorama y frente a unanueva oferta de los ingleses paradeshacerse de sus ferrocarriles, Perón yMiranda avanzaron en la estatización. Elprecio fue fijado en 150 millones delibras. Se llegó a un acuerdo por el cualInglaterra recibiría 100 millones delibras en exportaciones de carne

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argentina, 40 provendrían de los 130millones bloqueados en Londres y 10millones que el gobierno inglés acreditópor diferencias en la balanza comercial.Quedó acordado que los 90 millonesrestantes depositados en Londrespasarían a ser convertibles.

Estaba muy lejos de ser un grannegocio. La oposición criticó duramenteel convenio, arrojando inclusosospechas de corrupción sobre lasnegociaciones. Una de las críticas eraque el excesivo precio pagado dejaba alEstado sin recursos para encararseriamente la renovación y puesta apunto de los ferrocarriles.

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El 1.° de marzo de 1948, en unamasiva concentración popular a la quePerón no pudo asistir por padecer unarepentina apendicitis, los ferrocarrilesbritánicos pasaron a ser argentinos.

La empresa telefónicanorteamericana ITT también buscabatransferir al Estado su filial argentina, laRiver Plate Telephone Company. Eltraspaso se concretó por 95 millones dedólares y significó un muy buen negociopara la ITT, que siguió siendo la únicaproveedora de repuestos y personaltécnico a la nueva compañía telefónicaestatal, con lo que aumentaba susganancias y eliminaba sus riesgos.

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Al gran pueblo argentino,saludSegún decía Perón, al hacerse cargo delgobierno

Existía un Ministerio de Agricultura quetenía una dirección de sanidad vegetal yanimal. Interesaba más la salud de losanimales porque éstos tenían buenprecio, en cambio el hombre no secotizaba ni en feria ni en mercados. […]Se combatía la garrapata y la langosta enel norte, pero el paludismo quediezmaba su población no había llamadola atención de los poderes públicos. Lalepra en el Litoral era un problema

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serio. La tuberculosis y la sífilis eranverdaderos flagelos nacionales,ayudados por la incuria de lasautoridades[280].

Entre los logros más destacados delprimer peronismo está sin dudas supolítica de salud pública, impulsada porel doctor Ramón Carrillo.

Este notable sanitarista santiagueñoplanteaba la necesidad de invertir en laprevisión y la atención primaria de lasalud:

Es propósito del gobierno responderampliamente a su origen, dedicando suspreocupaciones a la protección delpueblo y planificando la acción médica

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preventiva y la asistencia social, demanera que el problema colectivo de lasalud pueda definirse con el viejoaforismo de que más vale prevenir quecurar, lo cual es, además, sabía políticaeconómica, porque el capital humano eslo que más interesa al Estado.

Hacía hincapié en la necesidad depracticar una medicina claramentesocial:

De qué sirve a la medicina resolverproblemas de un individuo enfermo, sisimultáneamente se producencentenares de casos similares por faltade alimentos, por viviendasantihigiénicas —que a veces son cuevas— o por salarios insuficientes que no

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permiten subvenir debidamente lasnecesidades. Los médicos debemospensar socialmente, debemos pensarque el enfermo es un hombre, que estambién un padre de familia, unindividuo que trabaja y que sufre, y quetodas esas circunstancias influyen aveces mucho más que una determinadacantidad de glucosa en sangre. Asíhumanizaremos la medicina[281].

Carrillo había fundado en 1944 elInstituto Nacional de Neurocirugía y fueel primer presidente de la Escuela dePosgraduados de la Facultad deMedicina con una fuerte orientación a lamedicina social y preventiva.

La obra de Carrillo, actuando en

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combinación con la Fundación EvaPerón, fue enorme. Entre 1946 y 1951 seconstruyeron 21 hospitales con unacapacidad de unas 22.000 camas. LaFundación construyó policlínicos enAvellaneda, Lanús, San Martín, Ezeiza,Catamarca, Salta, Mendoza, Jujuy,Santiago del Estero, San Juan,Corrientes, Entre Ríos y Rosario. Laatención de los pacientes, los estudios,los tratamientos y la provisión demedicamentos eran absolutamentegratuitos. Un novedoso tren sanitariorecorría el país durante cuatro meses alaño, haciendo análisis clínicos yradiografías y ofreciendo asistencia

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médica y odontológica hasta en loslugares más remotos del país, a muchosde los cuales nunca había llegado unmédico.

Se lanzaron planes masivos deeducación sanitaria y campañasintensivas de vacunación, con lo que enpocos años se logró la erradicación deenfermedades sociales endémicas. Lafama de la calidad de la salud públicaargentina trascendió las fronteras y eranfrecuentes los viajes desde losprincipales países europeos y de muchosde Latinoamérica para operarse en losexcelentes hospitales públicosargentinos.

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De la beneficencia de lasdamasLos promotores del modelo peronistasabían que las mejoras sustancialestardarían en llegar a los sectores máspostergados. Seguía habiendo millonesde excluidos, desocupados crónicos enregiones abandonadas por «inviables»por el modelo agroexportador, ancianosa los que no cubría ningún tipo depensión ni jubilación, mujeres y niños ensituación de riesgo.

La acción social atendió laredistribución del ingreso por medio del

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salario indirecto, es decir, lasprestaciones gratuitas brindadas ensalud y educación y subsidios aproductos y servicios de gran consumo,la extensión de la red de seguridadsocial y la educación y la atenciónmaterno-infantil Estos principiosestaban en íntima relación con losobjetivos económicos de aumentar elconsumo y ampliar el mercado interno.Sin duda, dentro del peronismo la figuramás vinculada a la acción social fue EvaPerón.

Tradicionalmente la Primera Damaera designada presidenta honoraria de laSociedad de Beneficencia. Pero las

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damas, bastante mayores y bastanteoligarcas, argumentaron que «la señorade Perón era demasiado joven paraasumir esa responsabilidad». Sin duda,estaban mintiendo descaradamente. Nola querían y no serían ellas las que le«rindieran pleitesía». La Sociedad deBeneficencia de Buenos Aires habíasido fundada en 1823, por un decreto delministro Bernardino Rivadavia durantela gobernación de Martín Rodríguez[282].Por su directorio pasó lo más «granado»de la rama femenina de la sociedadargentina. Allí se las oía nombrar; eranlas Mitre, las Paz, las Santamarina, lasAlvear de Bosch, las Sáenz Peña de

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Saavedra Lamas y las Bunge de Moreno.La imagen histórica que se tiene de

la institución es que ésta era el vehículoeficaz para que los millonarios de laArgentina volcaran una ínfima parte desus incalculables ingresos, que loscolocaban por entonces en la cima delos afortunados del mundo. Pero enrealidad no fue así; los fondos de laSociedad provenían mayoritariamentede las arcas estatales: del presupuestode 1935, que totalizaba 12.018.094pesos, 8.715.750 proveníandirectamente del Tesoro fiscal y2.917.000 de la Lotería Nacional —loque totaliza 11.632.759 de pesos de

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aportes estatales—. Sólo 384.344 pesosprovenían de donaciones privadas departiculares e instituciones como elJockey Club y el Círculo de Armas, quereunían entre sus socios a las fortunasmás grandes de la Argentina. Además,un porcentaje importante de esta últimacifra provenía de las colectas anuales enlas que los humildes trabajadores ymiembros de las clases mediasdepositaban sus monedas en lasalcancías de la institución, llevadas porlas calles del centro y de los barriosporteños por las rapadas niñashuérfanas, vestidas con humillantesuniformes. Según una crónica del diario

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La Nación, recibían «los estímulos delaplauso y la ayuda del óbolo posible lasbeneméritas que han probado saberluchar con heroísmo y sobrellevar conresignación y fe los rigores deldestino»[283].

En 1946, por iniciativa del senadorDiego Luis Molinari, el gobiernoperonista decidió intervenir la entidad.En sus considerandos, Molinari decíaque

la dirección de la Sociedad deBeneficencia se reduce a un estrechocírculo de damas que se consideran dealcurnia, con exclusión total delcoeficiente democrático en todo lo que

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se refiere a su gobierno yadministración[284].

En 1945, de su presupuesto de22.232.280 pesos, 21.889.906 sedestinaban a «sueldos y gastosadministrativos»; sólo quedaban paralas tareas de «beneficencia» 342.374. Ellector podrá pensar que las enfermeras,médicos, mucamas y asistentes de laSociedad cobraban muy buenos sueldosporque a ellos también los alcanzaba la«beneficencia»; pero ésta no fue laexcepción a la regla que dice que el hilose corta por lo más delgado: en junio de1946, el personal de la Sociedad sedeclaró en huelga para reclamar

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aumentos en sus magros ingresos. Porjornadas de trabajo que iban de 10 a 15horas diarias, cobraban entre 45 y 75pesos al mes, cuando el salario mínimorondaba los 120.

La historia oficial, que ha sido tan«piadosa» y «distraída» con la Sociedadde Beneficencia, reservará toda su«agudeza» y «perspicacia» paracuestionar hasta en sus mínimos detallesla monumental obra social de EvaPerón.

Evita se asoma a la política

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Evita decidió cortar por lo sano einiciar la tarea, no de «beneficencia»sino de solidaridad y ayuda social, porsu cuenta. Instalada primero en unaoficina en el Correo Central y despuésen el Ministerio de Trabajo, creó la«Cruzada de Ayuda Social María EvaDuarte de Perón». Su tarea comenzabamuy temprano, recibiendo delegacionesobreras. No sólo participaba en la firmade convenios entre obreros y patrones,sino que era parte activa en lasnegociaciones cuando las circunstanciaslo requerían.

Evita aprendía aceleradamente yseguía el camino marcado por Perón:

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Yo no auspicio la lucha de clases, peroel dilema nuestro es muy claro. Laoligarquía que nos explotó miles deaños en el mundo tratará siempre devencernos. Con ellos no nosentenderemos nunca porque lo únicoque ellos quieren es lo único quenosotros no podremos darle jamás:nuestra libertad. Lo fundamental es quelos hombres del pueblo, los de la claseque trabaja, no se entreguen a la razaoligarca de los explotadores. Todoexplotador es enemigo del pueblo. ¡Lajusticia exige que sea derrotado[285]!

Evita continuó con su febrilactividad, que sólo sería interrumpida amediados de 1947 por su viaje aEuropa, que cambiaría definitivamente

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su vida.

Gira mágica y misteriosaEl gobierno del dictador FranciscoFranco sufría el aislamiento al que losometían los vencedores de la SegundaGuerra Mundial por su excesivacercanía con sus colegas de ideas Hitlery Mussolini. En las Naciones Unidas, lamayoría de los países votaron a fines de1946 retirar sus representacionesdiplomáticas de Madrid. RecordabaPerón:

Ya se habían aplicado las sanciones

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diplomáticas y mi temor era que seaplicaran también a continuación lassanciones económicas, porquehabíamos sido muy pocos los que nospusimos al lado de España. La Argentinamandó medio millón de toneladas detrigo porque en España la penuria eradramática, no había pan, se habíanperdido dos cosechas, el momento eraangustioso. Creo sin hipérbole quenosotros salvamos a España en aquellaocasión crítica[286].Hoy se habla mucho del Plan Marshall[…], pero creo que se puede decir queel primer Plan Marshall, lo pusimos enpráctica nosotros, los argentinos,socorriendo a los hambrientos, sinpedirles nada, sin pretender de ellosninguna compensación de carácterpolítico[287].

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Durante la crisis de 2001, el puebloargentino esperó una actitud dereciprocidad histórica por parte delgobierno español que por entoncesestaba en manos del derechista JoséMaría Aznar. Pero el amigo hispánicode Bush y defensor de las empresasespañolas que habían saqueado laArgentina en los 90, se encogió dehombros y fue el pueblo español y no sugobierno el que transformó el recuerdoen solidaridad.

La España franquista prontoinvitaría al presidente Perón a visitar lapenínsula. Perón decidió enviar enrepresentación de la «Nueva Argentina»

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a la Primera Dama. Eva sería recibidaen España con los honorescorrespondientes a un jefe de Estado. Aesta invitación se sumarían las dePortugal, Francia e Italia.

El viaje de tres meses fue planeadocon la ayuda del padre Hernán Benítez,el confesor de Evita, a quien se le pidióque gestionara una audiencia con el papaPío XII[288] en el Vaticano.

En Buenos Aires, las mujeressocialistas, enteradas de la gira,publicaron en La Vanguardia lasiguiente declaración:

1.-Que las mujeres socialistas no sesienten representadas por esa señora.

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2.-Que deploran y repudian el títuloHonoris Causa conferido por laUniversidad de La Plata. 3.-Quelamentan que el gobierno de Francia,donde se hallan representados tan grannúmero de compañeros socialistas, lahaya invitado oficialmente a visitarFrancia[289].

El 6 de junio de 1947, Evita partió aEuropa con una comitiva integrada, entreotras personas, por su dama decompañía, Lillian Lagomarsino deGuardo, esposa del presidente de laCámara de Diputados; el hermano deEvita, Juan Duarte, el coiffeur JulioAlcaraz, las modistas Juanita y Asunta,el empresario Julio Dodero, el

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periodista Valentín Thiebaud y el autorde los discursos de Evita, FranciscoMuñoz Azpiri.

Una vez en el avión, la PrimeraDama juntó a la heterogénea comitiva ydijo: «Voy a pedirles que se porten bien.En todo el mundo nos están mirando yalgunos esperan que metamos la pata…No vayan a hacer macanas»[290]. Mástarde se retiró a su cuarto y escribió unacarta, una especie de testamento, queexpresaba el temor de sufrir unaccidente y morir durante el viaje. Enella le aconsejaba a Perón:

Cuídate, el gobierno es ingrato, tienesrazón. […] Juan, si yo muriera, a mamá

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cuídala por favor, está sola y sufriómucho. Juan, tené siempre de amigo aMercante porque te adora y que siempresea colaborador por lo fiel que es. DeRudi [Freude], cuidado: le gustan losnegocios[291].

Unas 300.000 personas esperaban enBarajas el 8 de junio la llegada deEvita, la «dama de la esperanza». Fuerecibida por el dictador y su esposa,Carmen Polo de Franco, con una músicade fondo que decía «Franco y Perón, unsolo corazón».

Toda la prensa internacional se hizoeco de la visita. El New York Timestituló en primera página «Madrid

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perteneció a Evita», y la influyenterevista Time del 23 de junio decía:

Desde la bienvenida de Himmler[292] en1940, el régimen franquista no habíaorganizado una recepción tanestruendosa como la que ofreció a lavistosa y rubia esposa del presidenteargentino Juan Perón. […] Elentusiasmo de Madrid fue real y no elespectáculo sintético que losmadrileños están acostumbrados a dar aFranco[293].

El día de gloria llegó en la jornadasiguiente. El gobierno había decretadoferiado en la Capital para que todaMadrid pudiera concurrir a la Plaza de

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Oriente a recibir a Evita. La multitudirrumpió en vítores cuando salió conFranco a los balcones del Palacio Real.

Curiosamente, el representante delas ideas más retrogradas yreaccionarias, el heredero ideológico delos conquistadores y genocidas deAmérica, lucía en su pecho lacondecoración que le otorgó el gobiernoargentino: la Orden del Libertador deAmérica José de San Martín, el hombreque liberó medio continente del dominioabsolutista español. El «generalísimo»la condecoró con la Orden de Isabel laCatólica.

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Malas compañíasTerminado el acto, y con un calorinsoportable, Evita salió a recorrer losbarrios pobres de Madrid junto aCarmen Polo de Franco. Doña Carmenpensó que se trataba de un paseo enautomóvil, pero Evita quiso recorrer apie las callejuelas y entrar a decenas decasas donde se interiorizó de losproblemas de sus habitantes y les dejómiles de pesetas en donaciones.

Evita recordará así el episodio:

Una vez casi nos peleamos con la mujerde Franco. No le gustaba ir a los barriosobreros, y cada vez que podía los tildaba

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de «rojos» porque habían participado enla guerra civil. Yo me aguanté un par deveces hasta que […] le respondí que sumarido no era un gobernante por losvotos del pueblo, sino por imposiciónde una victoria. […] Le comenté cómoganaba Perón las elecciones, porque lamayoría del pueblo así lo habíadeterminado. A la gorda no le gustó paranada, y yo seguí alegremente contandotodo lo bueno que habíamos logrado.[…] Desde ese día, cada vez que podíaeludir un compromiso de acompañarme,lo hacía. Claro que yo, cada vez quepasábamos frente a un palaciocomentaba: «Qué hermoso hospital sepodría hacer aquí para el pueblo»[294].

Los agasajos continuaron. Evita

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asistió a una recepción en el Prado, auna representación de danzas folclóricasespañolas en la Plaza Mayor de Madridy a una corrida de toros.

La gira era un éxito y pronto seríabautizada por la propia Evita: «Se hadicho que vine a formar el eje BuenosAires-Madrid. Es mentira, vine a tenderun arco iris de paz».

Visitó Madrid, Sevilla, Granada,Barcelona y Vigo. Recuerda LillianGuardo:

La parte de Granada fue extraordinaria,porque fuimos de noche y no había luna,pero ellos fabricaron la luna. Habíalugares iluminados por la supuesta luna.

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Y en rincones oscuros, había unaorquesta con violines y una concantores. […] Era un sueño[295].

En cada lugar se reunía con obrerosespañoles, entregaba donaciones yrecibía obsequios y homenajes. Evalogró que el «Caudillo» le perdonara lavida a la militante comunista JuanaDoña, condenada a muerte por arrojarun petardo a la embajada argentina.Durante la visita al palacio de ElEscorial, le sugirió al dictadortransformarlo en un enorme y cómodoasilo para niños huérfanos.

La embajada norteamericanareconocía muy a su pesar: «La señora ha

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tenido un triunfo. […] Ha cumplido unatarea difícil con equilibrio einteligencia»[296]. Mientras que larevista estadounidense World Reportseñalaba:

Es inevitable que la comparemos a laseñora Roosevelt. Rompió la tradiciónde pasividad de las mujeres argentinas;impulsa al movimiento feminista que,seguramente, ha de facilitar laconsecución del voto para la mujer.Lleva un ritmo de trabajo tan intensocomo el de Perón y su obra ha de creceren importancia, extendiendo lainfluencia de su esposo y del país[297].

Tras dieciocho días agotadores en

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España, la comitiva partió hacia Roma.Es probable que la visita al resto depaíses europeos haya sido pactada paracontrarrestar el efecto negativo queprovocaría su adhesión a la España deFranco. Europa, en plena reconstrucciónde posguerra, la recibió con comentariosadversos. En Roma, militantescomunistas gritaron consignas quecatalogaban como fascista al gobiernode Perón. Pero con el correr de los días,su naturalidad y su carisma lograrondoblegar las opiniones contrarias.

¿Qué dirá el Santo Padre?

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En la mañana del 27 de junio, Evaconcurrió al Vaticano para asistir a unaentrevista con el Papa. En unaconversación con la marquesa pontificiaargentina Adelia María Arríalo deOlmos, Evita había preguntado cómohabía que «estimular» la voluntad delEstado Vaticano para conseguir unadistinción papal:

Me contestó que todo el bien que sehabía hecho en la vida era como unantecedente. Que después, si uno queríaque le asignaran un título, debía entregaruna fuerte suma de dinero para caridad.[…] Me dijo que para el título demarquesa pontificia, el donativo nopuede ser menor de ciento cincuenta

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mil pesos. Para la Rosa de Oro, secalcula que no debe ser menor a loscien mil. Pero si es un rosario, eldonativo es mínimo. […] La idea de untítulo me rondó por la cabeza; la Rosade Oro me parecía que era posible. Mela tenía bien ganada[298].

Pero el Papa no pensaba lo mismo.Evita lo sospechaba y combinó conDodero que la donación la harían a lasalida de la entrevista y que ella le haríauna seña por cada condecoración y ungesto negativo si sólo recibía el rosario.Terminada la reunión, Dodero entendiópor el rostro de Evita que tenía quehacer una donación simbólica; y la

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Primera Dama entendió que las damasacostumbradas a ser primeras en su paíshabían hecho su trabajo. Su odio haciaellas cotizó en alza. Durante la reunión,el Papa elogió al gobierno de Perón y,según Jorge Camarasa, «Su Santidad»Pío XII le pidió que la Argentinasiguiera refugiando a criminalesnazis[299].

Según el oficial de inteligencia delos Estados Unidos, William Gowen,Evita se reunió en Roma con elarzobispo croata Draganovich, donde seacordó el refugio en la Argentina decentenares de croatas buscados porcrímenes de lesa humanidad. El primero

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en llegar, con una visa expedida el 5 dejulio de 1947, fue Ante Pavelic, acusadopor la muerte de unos 800.000 croatasen diversos campos de concentración.También ingresaron Vjekoslav Vrancic,Petar Pejacevic, Ivan Herencia y BrancoBenzó, que llegó a ser médico personalde Perón y consejero de la DirecciónNacional de Migraciones[300].

Los homenajes continuaron en Italia.El 28 de julio dijo en la AsociaciónNacional Italiana de Mujeres.

Las mujeres tenemos los mismosdeberes que los hombres y por tanto…también… los mismos derechos… Enla Argentina, la justicia social es ya un

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hecho evidente y el programa delgeneral Perón consiste en llevar a lasmasas a una evolución material y moral,en especial a las mujeres. ¡VivaItalia[301]!

Tuvo un encuentro con el presidenteEnrico De Nicola, pero por consejo desu médico, Eva se trasladó a descansar auna villa en Rapallo.

La comitiva oficial partió luegorumbo a Lisboa y Francia. El presidentegalo Vincent Auriol le ofreció unalmuerzo en el castillo de Rambouillet,el canciller Bidault la condecoró con laLegión de Honor, y el Palacio deVersailles —cerrado desde el comienzo

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de la guerra— fue abierto especialmentepara ella. Evita pasó con sobresalienteel difícil examen de sus modos,vestuarios y estilos en la capital mundialde la elegancia. Christian Dior sucumbióal deseo de vestirla y declaró más tarde:«A la única reina que vestí fue a EvaPerón». Pero no faltaron las visitas ahospitales y centros comunitarios. Seinteresó especialmente por laFederación de Deportados, quetrabajaba con los sobrevivientes de loscampos de Auschwitz y Dachau[302], a laque donó 100.000 francos.

Visitó Notre Dame, donde monseñorAngelo Roncalli, el futuro papa

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Juan XXIII, le comentó: «Señora, sigaen su lucha por los pobres, pero no seolvide que esa lucha, cuando seemprende de veras, termina en la cruz».

Tras un breve paso por Biarritz,Niza y Monaco, Evita partió haciaGinebra. Esta escala dio lugar al rumorde que su visita obedecía a la aperturade una cuenta cifrada en la que habríadepositado una importante suma dedinero. La versión nunca pudo serconfirmada.

En Suiza sufrió dos incidentes: learrojaron tomates y una piedra rompió elparabrisas de su auto.

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Evita no estaba en los planesde MarshallAún le faltaba asistir a la ConferenciaInteramericana para el Mantenimiento dela Paz y la Seguridad del Continente,celebrada en Río de Janeiro. Llegó el 17de agosto. La Cámara de Diputadosbrasileña realizó una sesión en su honory el canciller Raúl Fernández lacondecoró con la Orden de Cruzeiro doSul. Al día siguiente, se reunió con elpresidente Erico Gaspar Dutra yconcurrió a la Conferencia deCancilleres Americanos. Para desgraciadel secretario de Estado de los Estados

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Unidos, George Marshall, mientraslanzaba un discurso furibundamenteanticomunista, llegó Evita acaparandotodas las cámaras, todos los micrófonos,todas las miradas.

Así lo refleja el semanarioNewsweek del 1.° de septiembre:

La aparición de Marshall se transformócasi en un doble sentido cuando laseñora Eva de Perón, esposa delpresidente argentino, llegó a laconferencia a escucharlo. […] CuandoMarshall terminó su discurso, elpresidente de la conferencia, elministro de Relaciones Exteriores RaúlFernández […] pidió un cuartointermedio para que los jefes de las

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delegaciones pudieran tomarchampagne con la señora de Perón. LaPrimera Dama de la Argentinagraciosamente aceptó los brindis de losjefes de delegación y chocó con la deMarshall. Luego se reanudó lasesión[303].

Tras una breve estadía enMontevideo, en la mañana del 23 deagosto llegó a Dársena Norte, donde laesperaban el presidente Perón y decenasde miles de personas.

Después de aquella gira mágica ymisteriosa, Evita ya no sería la misma.

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Has recorrido un largocamino, muchachaDesde fines del siglo XIX, las mujeresargentinas venían luchando por laobtención de sus derechos cívicos.Cecilia Grierson participó en 1889, enLondres, del Segundo CongresoInternacional de Mujeres y enseptiembre de 1900 fundó el Consejo deMujeres. En 1907 Alicia Moreau (queaún no era «de Justo») creó el ComitéPro Sufragio Femenino. En mayo de1910, Buenos Aires fue la sede del

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Primer Congreso FemeninoInternacional, con la participación dedelegadas chilenas, uruguayas yparaguayas y donde se reclamóenérgicamente el derecho de las mujeresa votar.

Otra de las pioneras fue JulietaLanteri, quien tras un sonado juiciologró la carta de ciudadanía y que se lainscribiera en el padrón municipal de laciudad de Buenos Aires en 1911. Fue laprimera mujer de toda Sudamérica enejercer el derecho al voto en laselecciones municipales celebradas el 26de noviembre de aquel año. En marzo de1919 lanzó su candidatura a diputada

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nacional por la Unión FeministaNacional; contó con el apoyo de AliciaMoreau y Elvira Rawson y obtuvo 1730votos.

En 1911 el diputado socialistaAlfredo Palacios había presentado elprimer proyecto de ley de voto femeninoen el Congreso Nacional; faltaba aún unaño para que se sancionara la reformaelectoral conocida como Ley SáenzPeña, de voto secreto, universal (esdecir, masculino) y obligatorio. Elproyecto de Palacios ni siquiera fuetratado sobre tablas. Las mujeres eranconsideradas incapaces por el CódigoCivil de 1871. Recién en 1926, por la

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ley 11.357, alcanzaron la igualdad legalcon los varones, aunque esa igualdad,que estaba muy lejos de ser respetada enlos hechos, era tan relativa que noincluía al derecho al voto. En 1929, elsocialista Mario Bravo presentó unnuevo proyecto que dormiría el sueño delos justos en los cajones de la Cámarapor tres años, hasta que pudo serdebatido a comienzos de septiembre de1932. En apoyo a la ley llegaron alCongreso 95.000 boletas electoralesfirmadas por otras tantas mujeres detodo el país, con la siguiente consigna:«Creo en la conveniencia del votoconsciente de la mujer, mayor de edad y

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argentina. Me comprometo a propendera su mayor cultura». Pocos días después,el 17 de septiembre, la Cámara Baja ledaba media sanción a la ley propuestapor el diputado socialista. Durante eldebate, el diputado derechista Bustillopidió el voto calificado para la mujer,en medio del abucheo generalizado decientos de señoras y señoritas quecolmaban los palcos, mientras que elsocialista Ruggieri celebraba, en mediodel aplauso de las damas presentes, «lacoincidencia de todos los sectores en eldeseo de libertar a la mitad del puebloargentino, la parte más delicada ysufrida, y la más oprimida, dándole

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participación directa en nuestras luchascívicas»[304].

El legislador ultraconservadorFrancisco Uriburu se opuso en estoscavernícolas términos al proyecto:

Cuando veamos a la mujer parada sobreuna mesa o en la murga ruidosa de lasmanifestaciones, habrá perdido todo suencanto. El día que la señora seaconservadora; la cocinera, socialista, yla mucama, socialista independiente,habremos creado el caos en elhogar[305].

La ley no pudo pasar esa defensainfranqueable del pensamientoretrógrado que era el Senado argentino

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de los años 30. Pero la bancadasocialista, la que más hizo por laconcreción del voto femenino a lo largode nuestra historia, acompañada por elimpulso de la mujer del fundador delpartido, Alicia Moreau de Justo, insistiósin éxito con proyectos presentados porel diputado Palacios en 1935 y 1938.Este último fue apoyado por unadeclaración de la Unión de MujeresArgentinas, firmada por Susana Larguíay Victoria Ocampo[306].

Desde aquel proyecto de Palacios de1911 se presentaron otras 22 iniciativaslegislativas, hasta que el 9 deseptiembre de 1947 pudo sancionarse

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finalmente la ley 13.010 que establecíaen su primer artículo: «Las mujeresargentinas tendrán los mismos derechospolíticos y estarán sujetas a las mismasobligaciones que les acuerdan oimponen las leyes a los varonesargentinos».

El 23 de septiembre, Evita debutó enel balcón de la Casa Rosada, al hablarante una multitud convocada por la CGTpara celebrar el voto femenino.Comenzaba a sonar, estridente ymetalizada por los altavoces, una vozenérgica que quedaría para siempre enel recuerdo de todos los argentinos, losque la amaban y los que la odiaban.

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Aquella voz inconfundible dijo:

Mujeres de mi patria: recibo en esteinstante, de manos del gobierno de laNación, la ley que consagra nuestrosderechos cívicos.

Y remarcó que se trataba de una

victoria de la mujer sobre lasincomprensiones, las negaciones y losintereses creados de las castasrepudiadas por nuestro despertarnacional[307].

Lejos de alegrarse, las dirigentesopositoras que venían luchando porlograr el voto femenino y la total

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integración de la mujer a la política,sintieron que Evita les arrebataba unareivindicación histórica y una anheladaconquista.

La FundaciónDe regreso de su viaje, Evita se dedicóde lleno a lo que ella llamaba justiciasocial en contraposición a tanta«beneficencia».

Conocedora de la burocracia y delas urgencias del pueblo, organizó laFundación Eva Perón porque entendióque los trabajadores podían conseguirsus avances sociales a través de la CGT,

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pero el resto del pueblo, los que estabanfuera del circuito regular del trabajodebían tener otro ámbito para canalizarsus pedidos y exigir sus derechos, queya no podían esperar más.

La Fundación nació el 8 de julio de1948, a través del decreto 20.564firmado por Perón, que le otorgabapersonería jurídica a la «FundaciónAyuda Social María Eva Duarte dePerón», que dos años después pasaría allamarse simplemente «Fundación EvaPerón».

La magnitud de la obra a realizar, enuna Argentina donde las injusticiassociales eran crónicas, requería que la

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Fundación tuviera una estructura sólida.Su financiamiento inicial provino de unfondo instituido por el ministro deHacienda, Ramón Cereijo, quien abrióuna cuenta especial en el Banco Central.Su primer depósito fue un donativo de10.000 pesos de la propia Evita. Pocodespués, el gobierno decretó que iríadirectamente a la cuenta de la Fundaciónel aporte obligatorio proveniente de losdescuentos efectuados a todos lostrabajadores del país por los feriadosdel 1.° de Mayo y el 17 de Octubre. Aesto se sumaban los aportes, a vecesvoluntarios y otras no tanto, deindustriales y empresarios que eran

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«invitados» a colaborar.La Fundación contó con expertos en

el área sanitaria, como el prestigiosocirujano Ricardo Finochietto, y unaEscuela de Enfermeras regenteada porTeresa Fiora. La Escuela formó unexcelente cuerpo de profesionales quecumplió funciones en todos loshospitales del país.

La obra de la Fundación fuemonumental: hogares de ancianos,pensiones a la vejez, barrios, la «CiudadInfantil Amanda Alien» y la CiudadEstudiantil en Capital, la República delos Niños de Gonnet, hogares paramadres solteras, colonias de vacaciones,

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campañas intensivas de vacunación,campeonatos deportivos que permitieronelaborar cientos de miles de fichasmédicas de niños de todo el país yatenderlos adecuadamente; reparto deropa, alimentos, juguetes, becas ysubsidios. Los hospitales y los barrioscomo Ciudad Evita fueron construidoscon materiales de primera calidad,basándose en una moderna concepciónarquitectónica.

Para acceder a la ayuda quebrindaba la Fundación, el trámite eramuy sencillo; bastaba con pedir unaaudiencia o enviar una carta para serrecibido personalmente por Evita. Ella

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atendía por largas horas a todos; inclusose preocupaba por si tenían el dinerosuficiente para regresar a sus casas. Evaestaba orgullosa de su obra, peroinsistía en que la Fundación era unpaliativo, que su función terminaríacuando en la Argentina hubiera justiciasocial para todos.

En las sesiones del Primer CongresoAmericano de Medicina del Trabajo,realizado en el país el 5 de diciembre de1949, Eva Perón dejó en claro cuál erasu concepto de ayuda social:

Queremos hacer una diferencia entre loque juzgamos limosna y ayuda. Lalimosna humilla y la ayuda social

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estimula. La limosna no debeorganizarse, la ayuda sí. La limosnadebe desaparecer como fundamento dela asistencia social. La ayuda es undeber y el deber es fundamento de laasistencia. La limosna prolonga lasituación de angustia, la ayuda laresuelve integralmente. La limosna dejaal hombre donde está, la ayuda lorecupera para la sociedad comoelemento digno y no como resentidosocial. Por eso, la Fundación encaminatoda su obra no como limosna sinocomo acción de justicia, de justicia bienganada por el pueblo, y que durantetanto tiempo se le negó[308].

A poco de lanzar su Fundación, lasDamas de Beneficencia pidieron una

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reunión con Evita para que lasinvestigaciones en marcha sobre elmanejo de los fondos de la «Sociedad»no mancharan «su buen nombre yhonor». Le ofrecieron a Evita hacer un«té-bridge» en el Hotel Plaza, «enbeneficio de los pobres». Evita rechazóde plano la oferta y les dijo: «En lanueva Argentina se acabó la diversiónde los ricos a costa del hambre de lospobres».

Atención «excesiva»Sus enemigos se indignaban cuandoveían la magnitud de su obra y decían

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que era «excesiva». Partían delprimitivo y mezquino concepto de quetodo aquello era demasiado para «esagente acostumbrada a conformarse conpoco», por la que sentían unindisimulable desprecio, que se ibatornando cada vez más recíproco.

Esta mentalidad egoísta y clasista seexpresó claramente en el informe hechopor la comisión que investigó a laFundación después del derrocamiento dePerón en 1955. Allí se decía:

Desde el punto de vista material laatención de los menores era múltiple ycasi suntuosa. Puede decirse, incluso,que era excesiva, y nada ajustada a las

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normas de la sobriedad republicana queconvenía, precisamente, para laformación austera de los niños. Aves ypescado se incluían en los variadosmenús diarios. Y en cuanto al vestuario,los equipos mudables, renovados cadaseis meses, se destruían[309].

Evita, que los conocía bien, teníamuy claro lo que estaba haciendo y porqué lo hacía:

Yo no tengo ningún escrúpulo en hacerlas obras que construye la Fundación,incluso con lujo. Tal vez podría cumplirigualmente su misión con menos arte ymenos mármoles, pero yo pienso quepara reparar en el alma de los niños, delos ancianos y de los humildes el siglo

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de humillaciones vividas, sometidos porun sistema sórdido y frío, es necesariotener algo de mármoles y de lujo. Esdecir, pasarse si se quiere un poquito alotro extremo en beneficio del pueblo yde los humildes[310].

Una colaboradora suya recordaba:

Ella pensaba hacer un hogar escuela enSantiago del Estero y nos mandaron, aotra maestra más y a mí, a quetrajéramos a la Capital a doscientoschicos de Santiago, hasta que estuvieralisto el hogar escuela en la provincia.¡Si usted supiera la miseria que yo hevisto en el Barrio Cárcel! Una cola dechicos con un tarrito que esperaban lassobras de la comida de la cárcel. Vivían

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en unos ranchitos que no se podíanconcebir que viviera gente allí. Lostrajimos. Les compramos zapatillasporque estaban descalzos; todos teníanconjuntivitis. Me acuerdo que el doctorBagnati los curaba como podía… Lostuvimos que traer con la ropita quetenían. En Constitución nos esperabaEvita. Fue la primera vez que la vi.Tuvieron que traerle una silla para quese sentara porque casi se desmaya.Lloraba Evita. «¿Cómo puede ser quehaya tanta miseria?», dijo. Y enseguidalos mandó a uno de los hogares demenores para que los bañaran, lospusieran en condiciones y los llevarandespués a Harrod’s para vestirlos con loque los chicos quisieran. Así era Evita:de una sensibilidad exquisita, de muchocarácter, muy temperamental. Y de una

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belleza extraordinaria. Allí la tiene, enesa foto. Era coqueta, pero para estarlinda delante de los pobres[311].

Se inauguraron 170 proveedurías dela Fundación en todo el país, quevendían artículos de primera necesidada precios muy bajos.

Evita monitoreaba personalmentetodas las obras y atendía como se hadicho a centenares de personas por día.Las anécdotas que se recuerdan sobre sutrabajo en la Fundación soninnumerables. Su amiga Vera Pichelcontaba:

Había ido al Chaco para presidir una

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inauguración y en su comitiva estaba elembajador Raúl Margueirat, a cargo dela oficina de ceremonial de la Nación.Eva se había adelantado un poco hacia elpúblico que pugnaba por acercarse y, enese momento, una mujer muy humildese le acercó y la besó en la mejilla.Margueirat pegó un salto, sacó supañuelo e intentó pasarlo por la mejillabesada.—No me toques, hijo de puta —le dijoEva con vehemencia—. ¿Encima queréshumillarla a esa pobre mujer? La habíabesado una mujer con visibles signos delepra, pero Eva lo aceptó con laentereza y la simpatía que sólo ellasembraba a su alrededor. Contrito,Margueirat guardó su pañuelo, dio unpaso atrás y se perdió entre losintegrantes atónitos de la comitiva[312].

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La acción de la Fundación seextendió a Ecuador, Bolivia, Chile,Turquía, Italia, Checoslovaquia y losEstados Unidos, entre otros 80 países deAmérica, Europa, Asia y África querecibieron su ayuda ante catástrofes yemergencias sanitarias.

Evita ayuda a los pobres deEstados UnidosEn 1949, el reverendo RalphFaywatters, presidente de la Children’sAid Society de Washington, le solicitóayuda a la Fundación para los niños

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pobres de su país. Evita respondiórápidamente enviando ropa de abrigo ycalzado para 600 indigentes, habitantesdel país más rico del mundo. La ayudapegó fuerte en la soberbia yaparentemente opulenta sociedadnorteamericana que se sintió, más queagradecida, ofendida. El gobiernoyanqui llegó al absurdo de pedirleexplicaciones a la embajada argentina.En una carta, inédita hasta que lapublicara recientemente Rogelio GarcíaLupo, Evita explicaba.

Sirva de ejemplo este acto y esta ayudaque lo hacemos con todo respeto y todoel cariño por el gran pueblo de los

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Estados Unidos y humildemente lehacemos llegar nuestro granito de arenade ayuda […] este avión argentino quepronto llegará a Estados Unidosrepresenta la bondad de nuestroconductor y lo que somos capaces dehacer por el desposeído, esté dondeesté y se encuentre donde seencuentre[313].

Evita y la CGTLa presencia de Evita ya no erasilenciosa y Perón la dejó que seconvirtiera en su delegada e intérpreteante los trabajadores representados en la

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CGT.Éste fue el segundo y fundamental

papel de Evita en el esquema dedivisión de tareas diseñado por Perón.Terminada su jornada en la Fundaciónse trasladaba a la CGT, donde seinteriorizaba de la marcha de actividadsindical. Todos los miércoles por latarde se reunía en la Casa Rosada conPerón y diferentes delegacionesgremiales de todo el país.

Un tercer papel fue la conducciónindiscutida de la rama femenina delmovimiento. En julio de 1949, en unacto que colmó la capacidad del TeatroNacional Cervantes, creó el Partido

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Peronista Femenino que, a través de susdelegaciones en todo el territorionacional, funcionó rápidamente comocentro de adoctrinamiento y difusióncultural y, por intermedio de susdelegadas y subdelegadas, recabóinformación que luego transmitía a laFundación Eva Perón. Evita controlabacon mano férrea las actividades y nodejó que la rama masculina interfirieraen sus propósitos.

La presencia de Evita en la vidapolítica argentina, su poder e influenciaprovocaron reacciones negativas en elconjunto de la oposición política —ciertamente censurada y limitada en su

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accionar por la política del gobierno—y de dos corporaciones que habían dadosu apoyo incondicional a Perón para sullegada al poder y durante la primeraetapa de su gobierno: la Iglesia y elEjército.

La Constitución peronistaEn general, aun entre los liberales, habíaacuerdo para producir una reforma de laConstitución, ya que los principiosliberales clásicos de 1853 habíancomenzado a ser cuestionados a partirde la crisis de 1929 y el avance delintervencionismo estatal. Los peronistas

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planteaban que la Constitución del 53había sido pensada para abrir el país alas empresas extranjeras y que elcontenido liberal de sus normas chocabacon los preceptos de justicia social quese pensaba incorporar.

Fue así que a fines de 1948,promediando su primera presidencia,Perón convocó a elecciones para unaAsamblea Constituyente.

El 5 de diciembre, los argentinosvolvieron a votar, esta vez para elegir158 convencionales que estudiarían lareforma. El 21 se conocieron loscómputos finales que hablaban de unnotable triunfo del oficialismo con

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1.590.634 votos; 834.436 para losradicales; 85.355 para los comunistas;2109 para los nacionalistas y 180.000en blanco.

Mientras se desarrollaban lassesiones, Perón comentó:

Está reunida una convención que va amodificar la Carta Fundamental quetiene el país. Más del cincuenta porciento de quienes la componen sontrabajadores. Eso, para la oligarquía,resulta una verdadera afrenta al país, queun hombre «de ésos» —según ellos—se pueda sentar en la ConvenciónConstituyente. Lo que más hamortificado a cierta gente es quehayamos metido allí a hombres que,según ellos, no son «decentes». En este

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país, antes, para ser decente había queusar cuello duro, bastón, tener cuatro ocinco apellidos y no haber trabajadonunca[314].

El 11 de marzo, la ConvenciónNacional Constituyente, presidida por elcoronel Mercante y sin la presencia delos constituyentes radicales, aprobó yjuró la reforma.

La Constitución Nacional de 1949no modificó en líneas generales latradicional estructura del texto aprobadoen 1853. Conservó su parte dogmáticade declaraciones, derechos y garantíasindividuales. Mantuvo el Preámbulo,aunque incorporándole la síntesis

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doctrinaria del peronismo, al ratificar«la irrevocable decisión de constituiruna nación socialmente justa,económicamente libre y políticamentesoberana».

Perón se había opuesto en estostérminos a la reforma del artículo 77 y ala consecuente posibilidad de habilitarla reelección inmediata del presidente:

Un punto que resulta indudablementecrítico que el ambiente público hacomenzado a comentar es el referido ala modificación del artículo 77, a fin deque el Presidente pueda ser reelecto sinperíodo intermedio. Mi opinión escontraria a tal reforma y creo que laprescripción existente es una de las más

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sabias y prudentes de cuantas establecenuestra Carta Magna. Restaría observarlo que sucede en los países en que talinmediata reelección es constitucional.No hay recurso al que no se acuda,lícito o ilícito, es escuela de fraude eincitación a la violencia, comoasimismo una tentación a la acciónpolítica por el gobierno y losfuncionarios. Y si bien todo depende delos hombres, la historia demuestra queéstos no han sido siempre honrados niecuánimes para juzgar sus propiosméritos y contemplar la convenienciasgenerales, subordinando a ellas laspersonales o de círculo. En miconcepto tal reelección sería unenorme peligro para el futuro políticode la República y una amenaza de gravesmales que tratamos de eliminar desde

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que actuamos en la función política.

Sin embargo, un año después, suspartidarios impulsaron y lograron lamodificación del artículo 77,habilitándolo para ser electo para unnuevo mandato. También fueronincorporados en el nuevo textoconstitucional, en su artículo 37, losderechos sociales del trabajador, de lafamilia, de los ancianos, a la educaciónpopular, de la función social de lapropiedad. Se propició elintervencionismo del Estado en laeconomía y se convirtieron en bienes dela Nación todas las fuentes de energía,

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estableciéndose la prestación directapor parte del Estado de todos losservicios públicos como los transportes,la salud y las comunicaciones, según lodecía su famoso artículo 40:

La organización de la riqueza y suexplotación tienen por fin el bienestardel pueblo, dentro de un ordeneconómico conforme a los principiosde la justicia social. El Estado,mediante una ley, podrá intervenir en laeconomía y monopolizar determinadaactividad, en salvaguardia de losintereses generales y dentro de loslímites fijados por los derechosfundamentales asegurados en estaConstitución. Salvo la importación yexportación, que estarán a cargo del

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Estado, de acuerdo con las limitacionesy el régimen que se determine por ley,toda actividad económica se organizaráconforme a la libre iniciativa privada,siempre que no tenga por fin ostensibleo encubierto dominar los mercadosnacionales, eliminar la competencia oaumentar usurariamente los beneficios.Los servicios públicos pertenecenoriginariamente al Estado, y bajo ningúnconcepto podrán ser enajenados oconcedidos para su explotación. Losque se hallaran en poder de particularesserán transferidos al Estado, mediantecompra o expropiación conindemnización previa, cuando una leynacional lo determine. El precio por laexpropiación de empresasconcesionarias de servicios públicosserá el del costo de origen de los bienes

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afectados a la explotación, menos lassumas que se hubieren amortizadodurante el lapso cumplido desde elotorgamiento de la concesión y losexcedentes sobre una gananciarazonable que serán consideradostambién como reintegración del capitalinvertido[315].

Tiempos difícilesCuando ese mismo año ’49 comenzarona verse los primeros síntomas de lacrisis, Perón endureció aún más supolítica hacia la oposición y suspublicaciones, en especial hacia La

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Prensa y La Vanguardia . El diarioconservador La Prensa fue cerrado ytransferido a la CGT. El socialista LaVanguardia fue clausurado infinidad deveces por motivos que iban desde lacensura lisa y llana hasta los «ruidosmolestos».

A su vez, el accionarpropagandístico de la Secretaría dePrensa y Difusión en manos del inefableApold, el culto excesivo a la parejapresidencial en monumentos y nombresde calles, y la exclusión absoluta de laoposición de los medios radiales dedifusión completaban un panorama quese iba tornando sombrío para las

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libertades públicas. Paulatinamente,todos los ámbitos de poder fueroncooptados por el peronismo.

Perón destituyó, gracias a la mayoríaparlamentaria, a los miembros de laCorte Suprema de Justicia y alprocurador general de la Nación. Ladecisión tenía que ver con la oposiciónpermanente del máximo tribunal aaceptar la legislación social impulsadapor Perón desde los tiempos de laSecretaría.

Pero además de los opositoreshonestos, sinceros demócratas con unatradición intachable de defensa de lalibertad, aparecieron otros.

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Y es que el peronismo planteó unafractura en la sociedad argentina.Ciertos sectores de las clases medias yaltas no toleraban el ascenso demiembros de la clase trabajadora haciaposiciones de poder que creíanreservadas para ellos. Algunospersonajes que nunca se habíanpreocupado por la democracia, losderechos humanos y las libertadespúblicas, que habían apoyado lasrepresiones conservadorascomplacientemente, aparecían ahoracomo paladines de la libertad,denunciando los atropellos delperonismo. Lamentablemente, este

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ímpetu libertario les desaparecerá conla caída de Perón y no verán comoantidemocráticos ni los fusilamientos nilas detenciones de la llamada«Revolución Libertadora».

La crisis del modeloLos avances alcanzados en materiaeconómica y social no tardarían enhallar un límite que puso freno a latendencia distributiva de los primerosaños. Perón había apostado a unaTercera Guerra Mundial que nunca seprodujo pero como posibilidad estabaen el análisis político de figuras tan

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alejadas del General y entre sí comoWinston Churchill, los principalesasesores militares de la segundapresidencia de Truman (1949-1953) ylos grupos trotskistas de Michel Pablo,Ernst Mandel y Abel Posadas. ElGeneral imaginaba a la Argentina comogran proveedor del mundo en aquellahipotética posguerra. A pesar de sunotable industrialización, la Argentinaseguía dependiendo de las divisas que elsector agroexportador aportaba a travésdel IAPI.

A comienzos de 1948, paraestimular la venta de sus materiasprimas, los Estados Unidos decidieron

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que los dólares que prestaba a través delPlan Marshall a los países europeosdestruidos por la guerra, no podrían serutilizados para comprar productos de suprincipal competidor en el rubroalimentos: la Argentina. A esto se sumóla decisión del gobierno norteamericanode aumentar la producción de cereales,dando subsidios a sus agricultores, y definanciar su venta a Europa que, por suparte, estaba retomando lenta perosostenidamente sus niveles históricos deproducción agrícola.

La situación económica se estabacomplicando. A una mala cosecha,producto de una fuerte sequía, y al

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boicot económico de los Estados Unidoscontra nuestro país, se sumaba un hechoaltamente positivo que traíaconsecuencias que evidenciaban lomucho que quedaba por hacer. Elmejoramiento notable de los nivelessalariales de los sectores populareshabía provocado un sensible aumentodel consumo de bienes de todo tipo, a unritmo que no alcanzaba a ser satisfechopor una industria en expansión peroinsuficiente para abastecer aquelcreciente mercado interno.

Consumos soñados y postergadoscomenzaron a concretarse masivamente,generando una demanda inédita que

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desembocó en inflación ydesabastecimiento de ciertos productos.El país se había pensado durante más deun siglo para pocos y de pronto eranmuchos, millones los que accedían abienes y servicios anteriormentereservados a las clases altas y mediasaltas. Los trabajadores podían ahoracomprar estufas, cocinas y motonetas ypor ende demandaban combustible encantidades inusuales. Se incrementósignificativamente el consumo dealimentos, lo que bajó el volumen de lossaldos exportables. Cada vez eran máslas toneladas de carne y trigo,históricamente destinadas a los

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mercados europeos, que se quedaban enla Argentina. La producción total decereales y carnes entre 1930 y 1950permaneció casi constante, pero elconsumo interno de alimentos aumentómás del 30% y los volúmenes deexportación disminuyeron en el 60 porciento.

Todavía en 1948, con un sueldo de480 pesos un obrero argentino podíacomprar por año 850 kilos de papas,270 de carne vacuna, 425 kilos deazúcar, 936 litros de leche, 1560 kilosde pan y 269 docenas de huevos[316].

Pero el inicio de la crisis llevó aaumentar la exportación de productos

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primarios, a importar más petróleo y ano demorar más el traslado del aumentode los costos al consumidor, lo que lepuso un freno al modelo distribucionistay a la expansión del consumo. Elgobierno hizo lo posible por mantener, apesar de la coyuntura hostil, la alta tasade participación de los trabajadores enla renta nacional, que se mantendrá hasta1955 por encima del 49%. Asimismo, esimportante señalar que se dio un desfaseentre el nivel de ingresos de los sectoresmedios asalariados y los obrerosindustriales, en detrimento de losprimeros. Por ejemplo, entre 1945 y1951, mientras el salario docente se

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duplicó, el sueldo del peón industrial semultiplicó por cinco.

Esto trajo algunas consecuencias quedeben señalarse. En primer lugar, ladificultad para la compra de maquinariaindustrial (impuesta sobre todo por lanegativa norteamericana a favorecer lamodernización de la producción local,en beneficio de su aliado estratégico enla región, Brasil) llevó al uso intensivode la capacidad instalada, exigida almáximo por el aumento de la demanda y,paralelamente, al empleo de unaabundante mano de obra con altosniveles salariales, los más justos deAmérica Latina, para realizar muchas

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tareas que en otras economíascompetitivas ya se realizabanmecánicamente y a mucho menor costo.Esto volvía a la producción industrialargentina poco competitiva a nivelinternacional y la volcabanecesariamente a un mercado internoque sufría en aquellos momentos losprimeros síntomas de una crisis deimpredecibles consecuencias. Estalimitación siguió colocando a laproducción primaria prácticamentecomo el único rubro que aportabadivisas externas. La economía siguiódependiendo de un sector agrario que,políticamente hostil al peronismo,

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redujo el área sembrada y la venta devacunos y comenzó a hacer valer supeso específico. Aunque no impidió,limitó el avance de las políticas socialesdel gobierno. Al respecto, diráHernández Arregui:

El caballo de batalla de la oposición aPerón se centró en la cuestión agraria.El gobierno no resolvió este problema.Y en esta imprevisión habría deencontrar su derrota[317].

La crisis se llevaría puesto al hastaentonces todo poderoso Miguel Miranday daría paso a la llegada del mucho másortodoxo economista de carrera Alfredo

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Gómez Morales.Perón y su equipo económico ya

tenían, para fines de 1950, el borradorde lo que sería el segundo PlanQuinquenal, mucho más austero yconservador que el primero.

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Si Evita viviera

Yo veo no sólo el panorama de mipropia tierra. Veo el panorama delmundo y en todas partes pueblossometidos por gobiernos queexplotan a sus pueblos en beneficiopropio o de lejanos intereses… ydetrás de cada gobierno impopularhe aprendido a ver ya la presenciamilitar, solapada y encubierta odescarada y prepotente. […] Esnecesario que los pueblos destruyanlos altos círculos de sus fuerzasmilitares gobernando a lasnaciones. ¿Cómo? Abriendo alpueblo sus cuadros dirigentes. Losejércitos deben ser del pueblo yservirlo… deben servir a la causa

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de la justicia y de la libertad.

EVA PERÓN, Mi mensaje

La actividad de Evita era cada vez másintensa. No paraba. A sus interminablesjornadas en la Fundación, en las querecibía personalmente a cientos depersonas por día, se sumaba su agendade Primera Dama, acompañando a Perónen los actos oficiales, los encuentros consus compañeras del Partido PeronistaFemenino y sus reuniones diarias consus «muchachos» de la CGT y de losdiversos gremios. De nada servían lasadvertencias ni los consejos de sus

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colaboradores ni del propio Perón paraque descansara. La respuesta erasiempre la misma: «No tengo tiempo.Mis grasitas no pueden esperar más, yaesperaron demasiado».

Pero un día, el 9 de enero de 1950,mientras inauguraba el nuevo local delSindicato de Conductores de Taxis,cerca del puerto, el calor se habíaensañado con Buenos Aires —eltermómetro marcaba 38 grados— ysufrió un desmayo. El diagnóstico parael público fue apendicitis; para Perón ysus allegados, cáncer de útero. Fue elministro de Educación, doctor OscarIvanissevich, quien la atendió y quien

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aconsejó la histerectomía. Pero Evita,cometiendo un error que sería fatal,decía «operaciones, no», repitiéndolo aquien quisiera escucharla. Su salud fueempeorando mientras se obstinaba ennegarse a aceptar lo inevitable: encararseriamente el tratamiento de sugravísima enfermedad.

Evita estaba enferma y enojada. Leparecía absolutamente injusto que lo queno habían podido lograr los «contreras»,lo consiguiera su precaria salud. Nopodía ser que perdiera esta guerra amuerte por culpa de un mal que surgíade ella misma, de algo que la atacabadesde adentro, cuando se sentía tan

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fuerte e invencible para enfrentar yderrotar a todo lo que quisiera destruirladesde afuera.

Ajustando el Plan QuinquenalMientras la salud de Eva Peróncomenzaba, silenciosamente, adeteriorarse, la economía argentinamostraba también síntomaspreocupantes. La Argentina había sidodiseñada para pocos, para que sólo unaselecta minoría accediera a los bienes yal consumo. El «conservadurismoliberal» —aquel engendroesquizofrénico que sinceraba algo que

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en la no menos hipócrita política delresto del mundo occidental y cristianoparecía antagónico: o se eraconservador o se era liberal— habíatenido durante décadas a inmensasmasas de población bajo la línea de lapobreza.

La clave del «éxito» de aquelmodelo perverso era la superproducciónde alimentos destinados en su casitotalidad a la exportación, para lo cualla contención salarial y la permanenteexpulsión de las mayorías populares delconsumo estaban lejos de ser unacontingencia: constituían uno de lospilares de aquella política. Bajísimo

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costo salarial, altísimos volúmenesexportables, escasísima inversión estatalen servicios destinados al bienestargeneral y, por ende, un alto porcentajedel presupuesto nacional destinado agarantizar la renta de los sectoreseconómicos más concentrados a travésde subsidios directos e indirectos y laadjudicación de licitaciones de comprasy de obras públicas. A lo que hay quesumar un Estado atendido por susdueños, que ponía en hipoteca a laArgentina en su conjunto para tomardeuda innecesaria que se volcaba alcircuito especulativo y financiero y sepagaba con el sacrificio de los que

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nunca verían una libra de aquelloshistóricos empréstitos. Como señalamosen el tomo 2 de esta serie, muchas de lasmonumentales mansiones porteñas ymuchas estancias se construyeron através de créditos otorgados por losbancos oficiales a una bajísima tasa deinterés.

Los niveles de marginación ymiseria fueron descriptos por decenasde trabajos desde el inaugural y notablerelevamiento de Bialet Massé[318] aprincipios de siglo, hasta los informesmédicos de los primeros años cuarentaque publicamos en páginas precedentes.

Las políticas sociales y económicas

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implementadas por el peronismoabrieron la compuerta al consumopopular y modificaron radicalmente elpatrón de inversión estatal en beneficiode las mayorías populares. A los queponen el acento en este punto como lacausa de la «decadencia argentina» yalos conocemos de memoria, sabemosquiénes son y para qué interesestrabajan: son los amigos de enfriar laeconomía, de contener los salarios, debajar el consumo para aumentar lossaldos exportables, de aumentar lastarifas y la carga impositiva al consumodel pueblo pero no a la renta financierao agropecuaria.

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Es imprescindible recordar loprecedente para entender que la crisisdesatada a comienzos de los cincuenta yque marcará al segundo gobiernoperonista es original. Difiere de lasotras particularmente en que por primeravez entre sus causas podemos destacarel incremento inédito de los ingresospopulares vía salario directo e indirectoy el subsiguiente aumento del consumo aniveles absolutamente desconocidos ennuestra historia.

Al analizar esta crisis, no hay queapresurarse a suscribir la moraleja queconduce a asegurar que «no hay queaumentar salarios ni fomentar el

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consumo popular», porque a estahistoria le faltan elementos yprotagonistas.

Las sociedades capitalistasmodernas no sólo han «soportado» lapresión del aumento de la demandacomo consecuencia del rápido ysostenido mejoramiento del nivel devida de la segunda posguerra, sino que,siguiendo el modelo keynesiano y«aggiornándolo», basaron durantedécadas en ese esquema de producción,consumo, ahorro interno y crecimiento,la clave de su éxito económico. ¿Qué fuediferente en la Argentina? Cuandohablamos del discurso de Perón en la

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Bolsa de Comercio invitando a laburguesía industrial, financiera ycomercial a sumarse a su proyecto y delclaro rechazo de este sector a conformarla alianza de clases propuesta por elentonces coronel, señalamos laimportancia de aquel desacuerdo. Laburguesía argentina más concentradadesconfió de Perón y su proyecto;mientras muchos lo veían fascista, elloslo percibían como demasiado obrerista.

Eso no fue un obstáculo para queaprovecharan todas las ventajas que lesofrecía el nuevo modelo y tomaran todoslos créditos «blandos» que habíadisponibles para destinarlos, en no

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pocos casos, a fines productivos… paraellos.

La desconfianza manifiesta de estaburguesía prebendaria se materializó enuna baja tasa de inversión industrial, enel incremento poco significativo de lasáreas sembradas y de la tecnificacióndel campo y en un lento ritmo deproducción que llevó a que la demandasuperara claramente a la oferta,generando inflación. El otro elementoobjetivo fue la dificultad cierta dereequipamiento de maquinariaindustrial. Esto complicó lacompetitividad internacional de laArgentina frente al geométrico

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crecimiento del Brasil, al que losEstados Unidos por razones estratégicasdieron todo su apoyo crediticio ytécnico.

A esto se sumaban las dificultadesderivadas del abastecimiento energéticoque, a pesar del enorme esfuerzo hechopor YPF e YCF, no alcanzaba a cubrirlas necesidades industriales ydomiciliarias, que habían crecidoexponencialmente.

Parecían acabarse los tiempos de laeconomía expansiva y se abría una etapaque Perón definía de la siguientemanera:

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El primer gobierno fue el del primerPlan Quinquenal, que era un plan deinversiones. Nosotros teníamos queinvertir, que promover. Entonces ahí sehizo una gran tarea revolucionaria.Porque había que invertir, había quemodificar, reestructurar. Y estuvo todoa cargo de Miranda, lo llevó bien porqueera un hombre de la práctica. No lopodía hacer un burócrata porque notenía coraje. El segundo PlanQuinquenal no podía ser otro plan deinversión. Tuvo que ser un plan derecuperación para empezar a obtenerlos beneficios del primer plan y plantarun poco los frenos. No se podía seguirinvirtiendo porque hubiéramos desatadodesenfrenadamente una inflación muchomayor. Había que aplicar los frenos.Los que vinieron dieron la sensación de

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ser de mentalidad conservadora yburócrata, porque empezaron a actuarcomo auditores, a mirar[319].

El elegido por Perón para aplicarlos frenos, lo que en lenguaje actual sediría «enfriar la economía», fue AlfredoGómez Morales. El nuevo ministroencaró medidas de ajuste del gastopúblico y de endeudamiento e intentódiversificar la explotación petrolíferacon compañías norteamericanas.

Las severas sequías ocurridas entre1951 y 1952 complicaron aún más lascosas, obligando a la formulación de unplan económico de emergencia. DiríaPerón en un discurso:

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La economía justicialista establece quecon la producción del país se satisfaceprimero la necesidad de sus habitantes ysolamente se vende lo que sobra; lo quesobra nada más. Claro que aquí losmuchachos con esa teoría cada díacomen más y consumen más y, comoconsecuencia, cada día sobra menos.Pero han estado sumergidos,pobrecitos, durante cincuenta años; poreso yo los he dejado que gastaran y quecomieran y que derrocharan durantecinco años todo lo que quisieran; sehicieran el guardarropas que no tenían,se compraran las cositas que lesgustaban y se divirtieran también; quetomaran una botella cuando tuvieranganas. […] pero, indudablemente, ahoraempezamos a reordenar para noderrochar más… El justicialismo sólo

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puede asegurar una justicia distributivaen relación con el esfuerzo y laproducción. Las comunidades más ricasy felices no son las que ostentan el máselevado consumo. Son las que producenmás y ahorran sobre la diferencia[320].

Parte del déficit se enfrentó conemisión monetaria, recurso muy usadopor las economías centrales. Como loadmitía Perón, «para pagar nuestrasreformas hicimos, en parte, buenosnegocios; pero en parte, la pagamos conla desvalorización de la moneda, lomismo que hizo el mundo para pagar laguerra, suspendimos el patrón oro»[321].

Comenzaron a escasear algunos

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artículos de primera necesidad y asobrar las quejas de la oposición. Elgenial Discepolín[322], polemizando consu personaje Mordisquito, satirizaba asíla situación:

Resulta que antes no te importaba naday ahora te importa todo. Sobre todo lochiquito. Pasaste de náufrago afinancista sin bajarte del bote. Vos, sívos, que ya estabas acostumbrado asaber que tu patria era la factoría dealguien y te encontraste con el regalode una patria nueva, y entonces, en vezde dar las gracias por el sobretodo devicuña, dijiste que había una pelusa en lamanga y que vos no lo querías derechosino cruzado. ¡Pero con el sobretodo tequedaste! Entonces, ¿qué me vas a

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contar a mí? ¿A quién le llevás lacontra? Antes no te importaba nada yahora te importa todo. Y protestás. ¿Ypor qué protestás? ¡Ah, no hay té deCeylán! Eso es tremendo. Mira quéproblema. Leche hay, leche sobra; tushijos, que alguna vez miraban la nata porturno, ahora pueden irse a la escuelacon la vaca puesta. ¡Pero no hay té deCeylán! Y según vos, no se puede vivirsin té de Ceylán. Te pasaste la vidatomando mate cocido, pero ahora meplanteás un problema de Estado porqueno hay té de Ceylán. Claro, ahora laflota es tuya, ahora los teléfonos sontuyos, ahora los ferrocarriles son tuyos,ahora el gas es tuyo, pero… ¡no hay téde Ceylán!…[323]

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De los Apeninos a los AndesEs un hecho a estas alturas más quecomprobado que entre 1945 y 1950arribaron al país criminales de guerranazis, fascistas y ustashas[324]. Según lasfuentes, se habla de 6000 a 8000«refugiados». Más allá del número, queno es un detalle menor, lo cierto es quese trata de un tema incómodo,«incorrecto», pero que de ningunamanera puede ser pasado por alto niminimizado por el hecho de que lapresencia de estos detestablespersonajes no influyera decisivamente

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en la política peronista.Se trató de un largo proceso de

impunidad que se inició antes delgobierno de Perón y perduró durante losgobiernos subsiguientes, hasta por lomenos el de Menem, cuando fuedetectada la presencia del criminalcroata Dinko Satic y del jerarca naziEric Priebke, cuyo defensor declaró enel juicio que se le inició en Roma tras suextradición:

En 1945 el gobierno nacional negociócon Alemania la entrega dedocumentación que permitió el ingresode nazis… Se distribuyeron unos 2000pasaportes y 8000 cédulas en blanco…

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Con esta modalidad sólo ingresaron enla Argentina unos 2000 nazis, muchosrecibieron la cédula argentina pero seradicaron en otros países, comoBolivia, Brasil y Paraguay[325].

El tema debe ser encarado con laseriedad que merece y como primerelemento evidente hay que señalar queaquel denostable proceso inmigratoriotuvo responsabilidades compartidas quesuelen omitirse. Se habla de laresponsabilidad de Perón, lo que resultaa estas alturas evidente, pero se omiteque la generadora de este particular«movimiento de población» fue ni másni menos que la Iglesia Católica en su

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más alta jerarquía internacional ynacional. No es un dato menor y, porsupuesto, no nos extraña que la historiaoficial se haya encargado de silenciarestas gravísimas responsabilidades.También jugaron un papel clave en estas«fugas consentidas» los Estados Unidosy Gran Bretaña que, ya lanzados a laguerra fría contra el bloque comunista,estrecharon filas con el Vaticano yatendieron sus razones de salvaguardar amiles de criminales de guerra porquehabían sido, y podían volver a serlocuando se los necesitase, «combatientescontra el comunismo ateo».

Señala Horacio Verbitsky:

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El mismo número de 8000 alemanesfue mencionado en una Nota Verbal yun Pro Memoria que el Vaticano hizollegar al embajador argentino, generalNicolás Accame. El Papa habíaconcedido una audiencia personal aljefe de la Delegación Argentina deMigraciones en Europa, Juan NapoleónLucero Schmidt, a quien interesó por loque la Nota Verbal menciona como«algunas categorías de personas» que,por sus «especiales condiciones,difícilmente encuentren ayuda», lo cuallas deja «expuestas a graves peligros».Luego dispuso que la Secretaría deEstado le hiciera llegar a LuceroSchmidt una copia de la Nota Verbal ydel Pro Memoria. Ese último texto diceen forma explícita que se trata depersonas «de raza alemana» (sic), que

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están «recluidos en campos deconcentración» por «causas políticas».Agrega que «En octubre de 1947, elseñor general Perón, con un gestoaltamente humanitario y queriendotributar con ello un homenaje a SuSantidad, permitió que entraran en laRepública 8000 prófugos, dándolestoda clase de facilidades».El Vaticano pedía la repetición de este«generoso y caritativo acto» en 1949 yque se les proporcionara los mediospara los que el embajador Accame eraun interlocutor bien dispuesto. En unaconferencia pronunciada en su sedepocos días después hizo unadescripción idílica de la riquezaargentina y como principal problemaseñaló que antes del golpe de 1943 seapoderaban de esos bienes con avidez

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«grandes consorcios extranjeros,principalmente judíos»[326].

Las recientes investigacionespermiten concluir que hubo unaverdadera red organizada por los nazisderrotados, con la activa participaciónde la Cruz Roja, de la Iglesia Católicaen su más alta jerarquía y los gobiernosde Estados Unidos, Gran Bretaña, Italia,España, Portugal y Argentina. La «redde los cardenales» o «de losconventos», como se la llamó, permitióla fuga de criminales de guerraresponsables de uno de los horrores másgrandes que viviera la humanidad.

El cardenal Antonio Caggiano,

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ordenado oportunamente en enero de1946, fue uno de los hombres clave en laArgentina para la introducción decolaboracionistas franceses de los nazis.

Verbitsky señala como ejemplo que,a su regreso de Roma, el cardenal trajoa uno de ellos en su lujoso camarote yque la Cancillería argentina ordenó alcónsul en Roma extender visados deturistas a tres criminales de guerrafranceses, sin exigirles el certificado debuena salud y otros documentosrequeridos dada «la especialrecomendación de S. E. el cardenalAntonio Caggiano»[327].

El jefe de la red de los conventos

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era el obispo austríaco y miembro delpartido nazi Alois Hudal quien en 1939había escrito:

La Iglesia siempre ha considerado quevivir junto a los judíos, mientras sigansiéndolo, es algo peligroso para la fe yla tranquilidad del pueblo cristiano. Éstaes la razón por la que se puedeencontrar una larga tradición de leyes ynormas eclesiásticas cuyo fin es frenary limitar la actuación y la influencia delos judíos en medio de los cristianos,así como el contacto de los segundoscon los primeros, aislando a los judíossin permitirles ocupar los cargos yprofesiones en los que podrían dominarel espíritu, la educación y lascostumbres cristianas o influir en

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ellos[328].

El mismo Hudal decía:

Doy gracias a Dios de que me abrieralos ojos y me concediera la graciainmerecida de poder visitar y consolar amuchas víctimas en sus cárceles ycampos de concentración en el períodode posguerra, y de haber podidoarrebatar a no pocos de ellos de lasmanos de sus torturadores, ayudándolesa escapar a países más felices condocumentos falsos. A partir de 1945 mesentí obligado a dedicar todo mi trabajobenéfico principalmente a antiguosnacionalsocialistas y fascistas,especialmente a los llamados«criminales de guerra»[329].

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El condecorado aviador nazi Hans-Ulrich Rudel, quien llegó a la Argentinacon un pasaporte falso extendido por elVaticano, declaró públicamente sugratitud a Hudal:

A través de él, Roma se convirtió paramucha gente perseguida después de la«liberación» en un refugio y en lasalvación… Cualquiera sea la posiciónde uno frente al catolicismo, hay quereconocer que gracias a la Iglesia, ysobre todo a algunas personalidades quese destacaron dentro de ella por suhumanitarismo, se pudo salvar unaimportante substancia de nuestropueblo, a menudo de una muerte segura.Lo menos que podemos hacer es noolvidarlo jamás[330].

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Señala el investigador alemánHolger Meding que la financiación deltrabajo de Hudal provenía en parte delos Estados Unidos, más precisamentede la National Catholic WelfareConference (NCWC) que apoyaba a lasorganizaciones católicas europeas desdeel final de la guerra. La filial italiana dela NCWC transfería los fondos a laPontifica Commissione Assistenza.«Para Hudal —señala— se abría unavaliosa fuente de dinero, de la que podíasacar las sumas necesarias para pasajesmarítimos, viajes en tren y manutenciónde sus clientes, por entonces sinrecursos.»[331] Un estrecho colaborador

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de Hudal, monseñor Karl Bayer,admitiría que el financiamiento de la redvenía también de la más alta autoridadde la Iglesia: «El Papa (Pío XII)proporcionaba el dinero para ello; aveces con cuentagotas, perollegaba»[332].

Las «fugas» de criminales de guerracroatas hacia la Argentina se hacían conel visto bueno de los Estados Unidos. Elembajador norteamericano enYugoslavia, John Moores Cabot —quelo había sido en la Argentina—, sequejó a Washington porque «Se haplanteado algún tipo de acuerdo con elVaticano y Argentina. Nos hemos

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confabulado con el Vaticano y Argentinapara dar refugio a personas culpables eneste último país»[333]. El Departamentode Estado le respondió lacónicamente:«Argentina, al acoger a algunosgrises[334], acoge a personas que aYugoslavia le gustaría tener, pero lohace con la aprobación de lasautoridades estadounidenses»[335]. Yfinalmente cita un documento secretoinglés que señala: «El gobierno de SuMajestad ha pedido al Vaticano queayude a llevar a los grises aSudamérica, aunque ciertamente losbuscara el gobierno yugoslavo»[336].

Un informe del agente secreto

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estadounidense Vincent Lavistaconcluye:

El Vaticano es la más vasta organizacióncomprometida en la reexpedición ilegalde emigrantes. […] El Vaticanofundamenta su participación en eltráfico ilegal de personas con su deseode infiltrar personas no sólo a lospaíses europeos sino también a loslatinoamericanos, con independencia desu orientación política y siempre quesean anticomunistas y pro IglesiaCatólica[337].

Como se ve, la cosa es mucho máscompleja de como se la suele plantear ytambién mucho más sucia. En plena

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guerra fría, las potencias occidentalesestaban sembrando de fascistasSudamérica y les «arrebataban» a lospaíses del Este los genocidas que tantodaño habían causado en aquella partedel mundo, evitando así su juicio ycastigo.

El caso del «carnicero de Lyon»,nombre dado por sus víctimas al jefe dela Gestapo[338] Klaus Barbie, habla a lasclaras de la actitud de los EstadosUnidos sobre el tema. En 1947 Barbiefue incorporado a los servicios secretosnorteamericanos y se le asignaron tareasen Sudamérica, sustrayéndolo de lajusticia francesa. Al descubrirse su

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paradero en Bolivia y al concretarse suextradición y juicio, Estados Unidostuvo que pedir públicamente disculpasal gobierno y al pueblo francés e intentódar la imagen de que se trataba de uncaso único.

¿Cómo funcionaba la red de loscardenales? Los nazis, fascistas yustashas tomaban contacto con la Iglesiao la Cruz Roja, que les suministrabandocumentos falsos y los «resguardaban»en conventos, preferentemente italianospero también españoles y portugueses,hasta que estuvieran en condiciones deviajar hacia destinos sudamericanos.Uno de los puertos de embarque

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preferidos era el de Genova (porentonces bajo estricto controlnorteamericano). En Buenos Aires eranrecibidos amistosamente por la gente dela Sociedad Argentina de Recepción deEuropeos (SARE), fundada entre otrospor el criminal de guerra belga PierreDaye, que logró huir de Bruselas justoantes de que se cumpliera su condena amuerte. La SARE tenía su sede en unacasa de propiedad del Arzobispado deBuenos Aires, en la actual ScalabriniOrtiz 1358, donde hoy funciona eltemplo Nuestra Señora del PerpetuoSocorro. Un elemento clave era elfuncionario de inmigraciones germano-

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argentino Carlos Fuldner, excapitán delas SS y agente secreto del serviciosecreto alemán.

La banalidad del malUno de los más importantes criminalesde guerra nazis, Adolf Eichmann, llegó ala Argentina en 1950 luego de pasar porGénova y recibir de un sacerdotefranciscano italiano un pasaporte que lohabilitó para viajar a Buenos Aires.

Eichmann no olvidará el gesto de laIglesia de Roma hacia él: se convertiráal catolicismo, bautizará a uno de sushijos con el nombre de Francisco en

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honor a la orden que lo ayudó y dejaráestas palabras imborrables:

Recuerdo con profunda gratitud la ayudaque me prestaron sacerdotes de laIglesia Católica en mi huida de Europa ydecidí honrar a la fe católicaconvirtiéndome en miembrohonorario[339].

Lo que la mayoría de las crónicasomite, y que afortunadamente remarca lanotable filósofa y ensayista alemanaHannah Arendt, es que el primer refugiodel criminal Eichmann tras la derrotanazi en la Segunda Guerra Mundial nofue un «poco confiable país

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sudamericano» sino la propia Alemaniabajo control de los aliados, dondepermaneció oculto por nada menos quecuatro años, muy cerca de la ciudad deHamburgo. También suele omitirse queEichmann fue detenido por las fuerzasnorteamericanas y encerrado en uncampo de concentración, del que pudofugarse antes de ser identificado. Éste esrelato de Arendt:

Eichmann fue apresado por los soldadosnorteamericanos y confinado en uncampo de concentración destinado a losmiembros de las SS, donde, pese a losnumerosos interrogatorios a que fuesometido y a que algunos de suscompañeros de campo lo conocían, no

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se descubrió su identidad. Eichmann fuemuy cauteloso, se abstuvo de escribir asus familiares, y dejó que lo creyeranmuerto. […] La esposa de Eichmannquedó sin un céntimo, pero la familia deEichmann en Linz se encargó demantenerla, así como a sus tres hijos.En noviembre de 1945 se iniciaron, enNüremberg, los juicios de losprincipales criminales de guerra, y elnombre de Eichmann comenzó a sonarcon inquietante regularidad. En enero de1946, Wisliceny compareció ante eltribunal de Nüremberg, como testigo decargo e hizo su acusadora declaración,ante lo cual Eichmann decidió que másle valdría desaparecer. Con la ayuda deotros internados, escapó del campo deconcentración, y fue a LüneburgerHeide, lugar en un bosque, unas

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cincuenta millas al sur de Hamburgo,donde el hermano de uno de suscompañeros de internamiento leproporcionó trabajo como leñador. Allípermaneció durante cuatro años, ocultobajo el nombre de Otto Heninger, y esde suponer que se aburrió mortalmente.A principios de 1950, logró establecercontacto con la ODESSA, organizaciónclandestina de exmiembros de las SS, ypasó, a través de Austria, a Italia, dondeun franciscano, plenamente conocedorde su identidad, le dio pasaporte derefugiado, en el que constaba el nombrede Richard Klement, y lo embarcó conrumbo a Buenos Aires. Llegó allá amediados de julio, y obtuvo, sindificultades, los precisos documentosde identidad y el correspondientepermiso de trabajo a nombre de Ricardo

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Klement, católico, soltero, apátrida, yde treinta y seis años de edad, sietemenos de los que en realidadcontaba[340].

El jerarca permaneció entre nosotrossin ser molestado hasta 1960,atravesando los gobiernos de Perón,Lonardi, Aramburu[341] y Frondizi, hastaque fue secuestrado por un comandoisraelí para ser juzgado en Jerusalén,donde fue condenado a muerte. Susúltimas palabras fueron: «Dentro de muypoco, caballeros, volveremos aencontrarnos. Tal es el destino de todoslos hombres. ¡Viva Alemania! ¡Viva laArgentina! ¡Viva Austria! Nunca las

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olvidaré»[342].El entonces cardenal primado,

Antonio Caggiano, expresó que eljerarca nazi había llegado «a nuestrapatria en busca de perdón y olvido, y noimporta cómo se llame, RicardoClement o Adolf Eichmann: nuestraobligación de cristianos es perdonar loque hizo»[343].

Lo escalofriante es la continuidad enla pretensión de mantener la impunidadde estos genocidas que se expresa, porejemplo, en declaraciones como las delefímero canciller de la llamada«Revolución Libertadora», MarioAmadeo:

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La Argentina siempre acogiógenerosamente a los refugiados quevienen de todas partes: eso permitió aAdolfo Eichmann ingresar por mediosfraudulentos, así como también lohicieron numerosos refugiadosjudíos[344].

Consultado sobre el tema, elestrecho colaborador de Perón, JorgeAntonio, nos dijo:

Perón no tenía relación con los nazis.Él tenía relación con el embajadoralemán y con los alemanes. Tenía unagran relación con Freude[345]. Y Freudedefendía mucho a los alemanes, en unprincipio defendía a los nazis que veníano que pretendían venir, o que incluso

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habían llegado ya a hacer contacto conla Argentina porque esto habíaempezado mucho antes de queterminara la guerra. Entró a trabajar enmi organización un montón de gente,entre ellos Adolf Eichmann. Todo elmundo sabía perfectamente que eraAdolf Eichmann y figuraba en laMercedes Benz como Eichmann desde1950 hasta que lo detuvieron en 1960.A nadie le molestaba, nadie se ocupó deél. Pero no estaba él solo; había 36alemanes, casi todos ingenieros ocontadores, principalmente ingenieros.Era una de las condiciones que losalemanes me ponían: que tomara elpersonal que ellos me proponían. Todostenían pasaportes españoles oportugueses[346].

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Otro notable criminal de guerra queingresó al país fue el tristemente célebre«ángel de la muerte», Josef Mengele, elmédico que realizó experimentoshorrorosos con seres humanos en elcampo de exterminio de Auschwitz.Llegó en 1949 con un pasaporte emitidopor la Cruz Roja a nombre de HelmutGregor. Según cuenta Tomás EloyMartínez:

Perón me habló con entusiasmo de unespecialista en genética que solíavisitarlo en la residencia presidencial,entreteniéndolo con el relato de susmaravillosos descubrimientos. «Undía», dijo Perón, «el hombre vino a

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despedirse porque un cabañeroparaguayo lo había contratado para quele mejorara el ganado. Le iban a pagaruna fortuna. Me mostró las fotos de unestablo que tenía por allí, cerca deOlivos, donde todas las vacas le paríanmellizos». Pregunté cómo se llamaba eltaumaturgo. «Quién sabe», meneó lacabeza Perón. «Era uno de esos bávarosbien plantados, cultos, orgullosos de sutierra. Espere… Si no me equivoco, sellama Gregor. Eso es. DoctorGregor»[347].Helmut Gregor fue el nombre con queJoseph Mengele buscó asilo en laArgentina, a mediados de 1949[348].

Este documento aportado por TomásEloy Martínez es uno de los pocos

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testimonios que nos han quedado decontactos personales de Perón conjerarcas nazis. No fue así, en cambio,con los ustashas, con quienes el Generalmantuvo un trato más fluido,particularmente con el más destacado deellos, Ante Pavelic.

Richter o el ícaro[349] deHuemul

Los técnicos argentinos trabajaronsobre la base de reaccionestermonucleares que son idénticas aaquellas por medio de las cuales selibera energía atómica en el Sol. Los

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resultados de estos y otros muchosensayos previos condujeron a que el 16de febrero del corriente año seefectuaran con pleno éxito los primerosensayos que llevaron a la liberacióncontrolada de la energía atómica. Seráinteresante que los técnicos de lospaíses extranjeros sepan que en eltranscurso de nuestros trabajos en elreactor termonuclear, los problemas dela llamada bomba de hidrógeno hanpodido ser estudiados intensamente.Con sorpresa, pudimos comprobar quelas publicaciones de los másautorizados científicos extranjerosestán enormemente lejos de larealidad[350].

Con estas palabras, el 24 de marzo

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de 1951, un Perón exultante anunciabacon bombos y platillos que, tras losexperimentos realizados en la islaHuemul, cerca de Bariloche, se habíalogrado el control de las reaccionestermonucleares a escala técnica. A sulado se encontraba Ronald Richter, elcientífico austríaco[351] responsable dellevar adelante tan espectacular logro.

Después de las palabras de Perón selo pudo escuchar a Richter en un tonoque intentó ser didáctico:

Cuando en el Universo las llamadasestrellas novas explotan, aparecenexplosiones de miles de kilómetros porsegundo y éstas pueden fotografiarse

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con un espectógrafo normal. En elreactor hemos fotografiado estasexplosiones también con unespectógrafo normal, sin emplearinterferómetros. Eso quiere decir queen estos reactores se producenexplosiones de la misma índole que lasque ocurren en las estrellas novas, conla misma velocidad de gas. Con estosólo se quiere dar un ejemplo de que seestá recorriendo un nuevo camino y enpublicaciones posteriores se iránprobando estos asuntos. No diremoscómo se efectúan los procesos perocomprobaremos que los llevamos acabo. […] Sé que este cuadro esincompleto y casi incomprensibledebido a los secretos que hay quemantener por razones de seguridad. Porotra parte, no se pueden romper

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convenciones usuales divulgandonuestros secretos. Por eso creopreferible que ustedes formulenpreguntas. Yo responderé en la medidade lo posible[352].

Un periodista de Clarín quisoconocer más detalles sobre el «colosaldescubrimiento» y mantuvo la siguienteentrevista con Richter:

PERIODISTA: Doctor ¿Puede darnosusted […] una explicación de lo queocurrió el 16 de febrero en la isla?RICHTER: Durante un tiempo sebuscaron las reacciones nucleares enlas zonas de altas temperaturas asícomo también hubo otro en el que sólose buscó producir temperaturas altas sin

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reacciones nucleares. El 16 de febrerose reunieron todas las investigacionesparciales en un gran experimento y, porrara coincidencia, éste no falló.PERIODISTA: ¿Hubo explosión?RICHTER: Sí […]PERIODISTA: ¿Hubo un ruido grande?RICHTER: SÍ; hubo un ruido inmenso.PERIODISTA: ¿Se pudo haber oído fuerade la isla?RICHTER: Eso depende de si haytormenta.PERIODISTA: Me refiero a si lopudieron haber oído los pobladores deBariloche.RICHTER: No lo oyeron. Están a unadistancia de seis millas y media.PERIODISTA: Yo deseo preguntarle quérelación existe entre nuestro método yel de la bomba de hidrógeno.

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RICHTER: En la bomba de hidrógenotrata de hacerse explosivo lo quenosotros controlamos. PERIODISTA:¿Cuál es la relación entre los costos delproceso extranjero y el nuestro?RICHTER: Aun cuando todavía no sepuede definir exactamente, estarelación de costos es infinitamenteinferior en nuestro procedimiento, enrazón de que nosotros no utilizamosuranio ni fábricas de uranio, ni senecesitan pilas de uranio o plantas deseparación, como tampoco fábricas deplutonio. También renunciamos a laobtención de tritón.PERIODISTA: ¿Qué tiempo demandaríala aplicación de lo que se ha logrado el16 de febrero?RICHTER: […] Lo seguro es que lareacción termonuclear se ha producido

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y que la evolución necesaria para suaplicación posterior es ya conocida pornosotros. Pero hay que recalcar lasuerte que hemos tenido. Efectivamentese necesita mucha suerte para resolveresta cuestión exitosamente en el plazorelativamente corto de tres años.PERIODISTA: En nuestro país, ¿sepueden producir bombas atómicas?RICHTER: Posible es pero, de acuerdocon lo que yo sé, el señor presidente seopone a eso. Si quisiéramos hacerbombas de hidrógeno tendríamos queinvertir la misma cantidad de capitalescomo se ha hecho en otros países peroqueremos evitar eso.PERIODISTA: Para tener una idea de lostrabajos, ¿es muy grande el lugar dóndese realiza la reacción?RICHTER: No deseo comentarlo, pero

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dentro de breve plazo creo que sepodrán dar a publicidad fotografías quemuestran las instalaciones donde se hatrabajado.PERIODISTA: En la proximidad de lasinstalaciones, ¿existe peligro deradiactividad, como existe en lasinstalaciones de otros países?RICHTER: No, pero en cambio haypeligro de explosiones[353].

El anuncio catapultaba al país a unaposición de vanguardia científica, yaque la Argentina se convertía de prontoen el primer país en el mundo en obtenerenergía nuclear en forma controladamediante el sistema de fusión —la uniónde átomos—, similar a la forma en que

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produce energía el Sol. Sin embargo,todo el asunto no tardaría en convertirseen un verdadero papelón histórico. Paraapreciar la magnitud de tal anuncio bastacon decir que la generación de energíaen forma útil mediante la fusióncontrolada no ha podido conseguirse aúnen nuestros días.

La obtención de energía nuclear pormedio de la fisión —la división delátomo— ya había sido conseguida en1942 por el científico italiano EnricoFermi, y en 1945 el mundo fue testigo dela liberación de este tipo de energía enforma no controlada, tras lasexplosiones de las bombas en Hiroshima

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y Nagasaki[354].Desde finales de la Segunda Guerra

Mundial, los países vencedores selanzaron a una encarnizada disputa poratraer a los afamados cerebrosalemanes, ante la indiscutible maestríatécnica germana en aerodinámica,teledirección, desarrollo submarino yfísica nuclear. Perón procuró nopermanecer ajeno a esta carreratecnológica y armamentista, y noescatimó esfuerzos para lograr nuevosavances científicos.

Sin embargo, al llegar al campo dela física nuclear, el asunto cobró carizde papelón mundial, además de costar al

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país una enorme cantidad de dinero. Elportador de los atómicos cantos desirena fue Ronald Richter, un científicoaustríaco que se había desempeñado enla Luftwaffe[355] durante la SegundaGuerra Mundial. Con unarecomendación del ingenieroaeronáutico Kurt Tank bajo el brazo,Richter llegó al país en agosto de 1948 ypoco después se entrevistó con el líderjusticialista. No fue difícil endulzar losoídos del General, quien de inmediatose entusiasmó con la idea de generarenergía equivalente a la del Sol, peroaquí en la Argentina.

En julio de 1949, Richter consiguió

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que se creara el Centro Huemul, unlaboratorio montado sobre la isla delmismo nombre, en el lago Nahuel Huapi,cerca de Bariloche. En febrero de 1951,el científico austríaco realizó elgrandilocuente anuncio, pero muy prontola imposibilidad de comprobar susresultados desencadenaría el bochorno.A lo largo de 1952, dos comisionesevaluaron los experimentos de Richter.Una de ellas, integrada por el doctorJosé Balseiro, especialmente llamado deInglaterra para investigar el asunto,presentó conclusiones lapidarias.

El informe decía que no habíaelementos que pudieran «justificar en

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modo alguno afirmaciones […], talescomo el haber logrado reaccionestermonucleares, poder mantenerlas ycontrolarlas»[356]. Más aún, la comisiónsostenía que Richter había demostrado«no poseer suficiente criterio críticoexperimental» y que no podía «confiarseen las consecuencias que deduce de susexperimentos». Para que no quedarandudas, el informe establecía que elcientífico había incurrido «en erroresrespecto de conocimientos elementalesde física que no serían excusables en unalumno universitario»[357].

Uno de los más destacadosinvestigadores del tema, el doctor Mario

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Mariscotti, devela el misterio atómicode Huemul a través de una entrevista conHeinz Jaffke, amigo y asistente deRichter:

En aquel tiempo, Richter tenía instaladosu primer reactor, un cilindro de tresmetros de altura y dos de diámetro y unespectógrafo con una placa fotográficasobre la que se registraba el espectro —una secuencia irregular de líneasdelgadas verticales— de los átomos«quemados» en el arco voltaico situadoen el centro del cilindro. A medida quese producía la descarga en el arco, laplaca fotográfica se movía hacia arriba,registrando el espectro emitido en losdistintos instantes de la experiencia. Enestas condiciones, en el supuesto de

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alcanzarse altas temperaturas, la placaregistraría un ensanchamiento de esasdelgadas líneas del espectro. «Elmecanismo de deslizamiento no erabueno —me hizo notar Jaffke aldescribir las características delinstrumento—, a veces se trababa y laplaca al avanzar quedaba inclinada». Laplaca fotográfica obtenida el 16 defebrero de 1951 […] fue examinada porJaffke mientras cruzaba el lago parallevársela a Richter. Se sorprendió; laslíneas no aparecían rectas como erahabitual sino que en una zona de la placamostraban una cierta ondulación. «Alver este extraño efecto, Richter seentusiasmó y dijo que eso era la señaldel éxito —recuerda Jaffke—. Aunqueno soy físico y no podía juzgarenteramente lo que Richter hacía, me

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pareció que la desviación de las líneaspodría deberse al mecanismodefectuoso de deslizamiento de la placadel espectógrafo. Así que le sugerírepetir el experimento, pero Richter senegó». Esta descripción de Jaffke medejó perplejo. Richter —actuandocontrariamente a las normaselementales de la investigacióncientífica— se negó a repetir lamedición cuando todo indicaba que,efectivamente, había habido un errorinstrumental, y el secreto atómico deHuemul quedaba reducido a una falla enel mecanismo de deslizamiento de laplaca del espectógrafo[358].

Hacia fines de 1952, el gobiernodecidió cerrar las instalaciones de

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Huemul y dar por concluida la aventurade la fusión nuclear. Como las alas deÍcaro en su viaje al Sol, las pretensionesdel científico que ambicionó crear unpequeño sol en el sur argentino notardaron en desmoronarse. El lamentablefiasco, sin embargo, le valdría al paísuna sólida plataforma para el futurodesarrollo de la energía atómica, ya queen plena embriaguez nuclear, elgobierno fundó, el 31 de mayo de 1950,mediante decreto 10.936, la ComisiónNacional de Energía Atómica, unainstitución que posicionaría al país en unlugar prominente en la investigación dela energía nuclear.

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La huelga ferroviaria de 1950-1951Con el trasfondo de los problemaseconómicos, algunos reclamossindicales que desbordaron a lasdirecciones encuadradas en la CGTtrajeron un clima de tensión en el frentemenos esperado por el gobierno dePerón: el movimiento obrero.

Los ferroviarios de la línea Roca sedeclararon en huelga a fines de 1950.No era el primer conflicto gremial quedebía afrontar el peronismo en el poderni sería el último, pero resultaría el de

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mayor repercusión política durante elprimer gobierno del General. A Evita lesonaba a traición y recordaba lasconclusiones del congreso de la CGTdel año anterior, donde se decía que «ladoctrina peronista, magistralmenteexpuesta por el general Juan Perón,define y sintetiza las aspiracionesfundamentales de los trabajadoresargentinos» y recomendaba, a lasorganizaciones afiliadas y a lostrabajadores en general «la eliminaciónde los elementos comunistas, francos yencubiertos, y a todos aquellos que sesolidaricen con su acción»[359].

La bronca de Evita tenía que ver con

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la idealización de aquella «nuevaArgentina» —en la que ella mismaadmitía que faltaba tanto por hacer— ycon su manejo personal de lascuestiones sindicales, que la hacíanpensar que los justos reclamosreivindicativos, por condiciones detrabajo, o por aumentos salariales, ibandirigidos contra ella y Perón eimplicaban un desconocimiento de laobra del peronismo y, por lo tanto, unatraición.

Pero no era así. El peronismo estabaoperando una extraordinariatransformación de la Argentina en unsentido progresivo. Pero todo proceso

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de transformación puede sufrirmomentos dinámicos, de estancamientoo aún de retroceso, sobre todo cuando lainiciativa queda limitada a laconducción y se teme o se desalienta,por métodos a veces disuasivos y otrasveces violentos, la participación activade las masas en las decisiones y en laorientación del proceso de cambio. Lacerteza de Evita de que ella interpretabaexactamente el sentir y las aspiracionesde «todos» los trabajadores no podíasino contrastar con la dinámica deconcientización de las masas y de laasunción de los derechos laboralescomo inherentes y naturales a la simple

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condición de trabajador. Esta concienciavenía de una larga tradición combativadel movimiento obrero argentino y sehabía popularizado y extendido inclusoa los trabajadores no sindicalizados detodo el país gracias a la propiapropaganda peronista.

La huelga se extendió a casi todaslas líneas férreas. La reacción delgobierno fue violenta y se concretó en laintervención del gremio y el despido dedelegados y activistas. La consecuenciafue la generalización de las medidas defuerza, que abarcaron a todos losramales, el desconocimiento de laintervención de la Unión Ferroviaria y

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la creación de una Junta Consultiva deEmergencia que decretó un paro generalferroviario por tiempo indeterminado apartir del 7 de enero de 1951.

El gobierno, apoyado por laoficialista CGT, declaró ilegal lamedida de fuerza.

Evita sintió que su papel de nexoentre Perón y los gremios estaba enjuego y decidió pasar a la acción.Recorrió personalmente algunas de lasmás importantes terminales ferroviariaspara hablar con los trabajadores enhuelga.

Cuando llegó a la estación deBanfield, se encontró con una asamblea

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de huelguistas a los que les espetó:«Ustedes le están haciendo el juego alos contreras. Vuelvan al trabajo»[360].

Los obreros trataron de explicarleque la huelga no era contra ella y leexpusieron su lista de reivindicaciones.

El 19 de enero, el diario La Razóndaba cuenta de la intención de Evita deponer paños fríos. El vespertinotitulaba: «Al personal de Ferrocarrilesdel Estado habló la señora Eva Perón».La nota señala que

en una ceremonia realizada en elMinisterio de Trabajo fue firmada elacta por la cual se conceden apreciablesmejoras al personal de la institución

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Cooperativa del Personal de losFerrocarriles del Estado Limitada. Elacto se vio prestigiado con la presenciade la señora Eva Perón y revistió elcarácter de homenaje y agradecimientopor su intervención en la concreción dedichas mejoras[361].

Pero la huelga siguió y se llevópuesto al ministro de Transporte, JuanJosé Castro.

Perón decidió dejar de lado a Evitaen este asunto y ocuparse personalmentedel tema. Declaró ilegal el paro y através de un decreto habilitó al personalmilitar para hacer funcionar los trenes.Centenares de trabajadores ferroviarios

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fueron despedidos y, muchos de ellos,encarcelados y puestos a disposición delPoder Ejecutivo.

Era el primer fracaso político deEvita y una prueba más de que no podíahacer política por su cuenta, que su guía,pero también su límite, seguía siendoPerón.

La EvaSi bien la mayoría de los militares nuncavieron con buenos ojos la relación dePerón con Eva, su amplio consensopopular les tornó imposible oponerseabiertamente a ella. La situación cambió

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tras la crisis económica de 1949, cuandolos factores de poder creyeron ver unagrieta por donde introducir sus planesdesestabilizadores. A partir de allí elpropio ministro de Guerra, HumbertoSosa Molina, fue el portavoz deldescontento de los oficiales jerárquicoshacia la obra de la esposa delpresidente. Para ellos, Perón debíaforzar un imposible: el retiro de Evita ala vida privada. Obviamente, Perón noaceptó; en cierta medida, subestimaronla lealtad de Perón hacia su esposa y susentido de la realidad política. Evita eraa esta altura un elemento estratégicoclave en su relación con las masas y la

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pulseada la ganó Eva: el generalFranklin Lucero reemplazó a SosaMolina, que fue designado ministro deDefensa, un cargo sin mando efectivo deunidades militares, y ella continuó consus funciones habituales.

La cruz y la espadaMientras tanto, la guerra fría lucía suspeores galas y el «héroe del Pacífico»,aquel general McArthur que habíasupervisado la ocupación del Japóndespués de los miles de muertos deHiroshima y Nagasaki, se peleaba con elpresidente Truman por la estrategia a

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seguir en la guerra de Corea. McArthur,emulando al perro de Pavlov[362], pidióque arrojasen la bomba atómica sobre larecientemente proclamada RepúblicaPopular China. Truman no estuvo deacuerdo y McArthur se tuvo que ir consu «heroísmo» a otra parte.

El mundo volvía a estar en guerra ycrecía el protagonismo de los círculoscastrenses. Los camaradas militares dePerón fueron los primeros en expresarsu enojo y preocupación por un rumorque ya ganaba la calle: la candidatura deEvita a la vicepresidencia.

Bajo sus gorras bien calzadas,aquellas mentes machistas no querían

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siquiera imaginarse a una mujer y muchomenos a «esa mujer» presidiendo unaceremonia militar y dando órdenes a losuniformados; ni mucho menos lahipótesis de máxima, la muerte violentade Perón, accidental o natural, y laasunción de «la Eva» a la primeramagistratura y, por lo tanto, al cargoinherente de comandante en jefe de lasFuerzas Armadas de aire, mar y tierra.

También la Iglesia puso, según sucostumbre, el grito en el cielo. Lacúpula católica practicaba en silenciouna fuerte enemistad con Evita. Unía aldesprecio de clase, ya que en su casitotalidad la alta jerarquía del

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episcopado argentino estaba compuestapor miembros de la más ranciaoligarquía, su histórica discriminación,tan anticristiana, por los hijos llamados«naturales» y por las mujerescalificadas como «de la vida», es decir,las prostitutas; incluían a Evita en aquelrubro sin ningún fundamento y olvidabana la primera mujer «de la vida» querescata el Nuevo Testamento como lamás fiel seguidora de Jesús, MaríaMagdalena, últimamente señaladahipotéticamente como su compañerasentimental. Pero además de estasañejas y reaccionarias consideraciones«morales», la Iglesia argentina estaba

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muy dolida porque Evita había ocupadoun espacio público, por ende político,que antes era un monopolio indiscutidosuyo y de sus «damas de beneficencia».Para colmo de males, cada día la obrade Evita —que ella definía como «ayudasocial», caracterizándola como underecho y no como una dádiva—demostraba su rapidez, eficacia yeficiencia y denunciaba la ineficiencia,la lentitud, la oscuridad administrativa yla selectividad de más de un siglo de«caridad» católica en la Argentina. Estaoperación política de Perón y Evita lequitaba protagonismo social a la Iglesia.La relegaba al papel menor y antipático

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de señalar las fallas morales de lasociedad y a predicar su históricodiscurso de resignación ante todas lasinjusticias. Todo esto se daba depatadas con lo que proponía ypracticaba Evita: la dignificación de losdeseos de superación y la didáctica delos derechos adquiridos frente a laprepotencia oligárquica.

No soy antimilitarista ni anticlerical[decía Evita] en el sentido en quequieren hacerme aparecer misenemigos. Lo saben los humildessacerdotes del pueblo que también mecomprenden a despecho de algunosaltos dignatarios del clero rodeados ycegados por la oligarquía. También lo

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saben los hombres honrados que en lasfuerzas armadas no han perdidocontacto con el pueblo. Los que noquieren comprenderme son losenemigos del pueblo metidos amilitares. Éstos no. Ellos desprecian alpueblo y por eso lo desprecian a Perónque siendo militar abrazó la causa delpueblo… aún a costa de abandonar encierto momento su carrera militar[363].

Finalmente, la Sociedad Rural, lascorporaciones económicas y todo elarco partidario opositor se mostrarondecididamente contrarios a lacandidatura de «la Perona», como lallamaban.

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Perón-PerónPara fines de febrero de 1951 ya eranmuchos los gremios de todo el paísmovilizados para solicitarle a la CGTque lanzara la candidatura de Evita a lavicepresidencia de la Nación. El diariooficialista Democracia daba cuenta deque el pedido formal a Perón seconcretó el 24 de febrero, cuando leplantearon «el vehemente anhelo detodos los trabajadores en el sentido deque la señora Eva Perón sea consagradavicepresidenta de la Nación»[364]. A estepedido se sumó el esperado del PartidoPeronista Femenino y de centenares de

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agrupaciones políticas y sindicales detodo el país.

Era evidente que la idea de lacandidatura de Evita les resultó más queatractiva a todos los peronistas, ycomenzó una campaña no oficial paraimpulsar la formula Perón-Perón paralas elecciones del 11 de noviembre de1951. El 6 de agosto, el radicalismodesignó en un congreso partidario lafórmula Ricardo Balbín-Arturo Frondizipara esos comicios.

El renunciamientoDespués de muchas idas y vueltas, la

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CGT decidió que el 22 de agosto de1951 sería el gran día de laproclamación de la fórmula JuanDomingo Perón-Eva Perón frente alMinisterio de Obras Públicas, en laintersección de las avenidas 9 de Julio yBelgrano. Cada gremio mediría su podera través de su capacidad demovilización. No se podía fallarle aEvita. El gobierno puso toda suinfraestructura a disposición del acto.Los trenes y los ómnibus desde todos lospuntos del país fueron gratuitos. A losmanifestantes llegados de todas partesse los alojó, se los proveyó de viandas yse los agasajó con asados, bailes,

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funciones de cine y teatro.Un camarógrafo de la Fox

norteamericana viajó especialmente aBuenos Aires para cubrir en colores laconcentración. El palco era monumentaly estaba coronado con un enorme cartelque decía: «Juan Domingo Perón-EvaPerón - 1952-1958, la fórmula de lapatria».

Se habló de una concurrencia de dosmillones de personas. La PolicíaFederal y las agencias internacionalescoincidieron en bajar la cifra a 250.000presentes. Habían venido de todoslados. Eran familias enteras quepugnaban por ver a Evita. No eran pocas

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las mujeres y los niños que contaban quela habían conocido en persona en laFundación o en alguna de sus giras porel interior, que los había saludado, quelos había besado y que les habíasolucionado algún problema. Allíestaban, con sus mejores ropas o con lasúnicas decentes, como se decíaentonces, con toda su dignidad y suorgullo peronista para ver a la Eva en sudía de gloria, en su merecidaproclamación.

Pero las cosas iban a ser diferentes alo imaginado por la «masa sudorosa» ymuy probablemente lo serían con elconocimiento previo de sus

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protagonistas, que sabían perfectamenteel final de lo que la oposición no dudóen llamar «aquella puesta en escena».No sería la última vez que el puebloperonista se llevaría una decepción, quese juntaría de a cientos de miles con unobjetivo y una certeza y se volvería a sucasa, por lo menos, desconcertado.

La multitud cantaba la marchaperonista y en las pausas que daban losaltoparlantes coreaba insistentemente elnombre de Evita.

Sólo hubo silencio cuando Evitasubió al palco y se acercó al micrófonopara decir: «Es para mí una granemoción encontrarme otra vez con los

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descamisados, como el 17 de octubre ycomo en todas las fechas en que elpueblo estuvo presente»[365]. Hizo unbalance de la obra del gobiernoperonista y fustigó a los oligarcas y a loscontreras. Hasta que comenzó a referirseal tema que había llevado allí a toda esagente, su gente, su pueblo:

Yo les pido a la Confederación Generaldel Trabajo y a ustedes por el cariño quenos profesamos mutuamente, para unadecisión tan trascendental en la vida deesta humilde mujer, me den por lomenos cuatro días[366].

Y allí se escuchó claramente la

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palabra que nadie quería escuchar:«Compañeros. Compañeros…,compañeros. Compañeros: yo norenuncio a mi puesto de lucha, yorenuncio a los honores…». Y agregó:«Yo haré, finalmente, lo que decida elpueblo. ¿Ustedes creen que si el puestode vicepresidenta fuera un cargo y si yohubiera sido una solución no habríacontestado ya que sí?». Pero la gente noquería más evasivas y gritaba:«Contestación, contestación». Y Evitarespondió:

Compañeros: por el cariño que nos une,les pido por favor no me hagan hacer loque no quiero hacer. Se lo pido a

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ustedes como amiga, como compañera.Les pido que se desconcentren.

Nada parecía calmar a la multitud yEvita probó:

Compañeros: ¿Cuándo Evita los hadefraudado? ¿Cuándo Evita no ha hecholo que ustedes desean? Yo les pido unacosa: esperen a mañana[367].

José Espejo[368] no tuvo una muybuena idea cuando dijo por elmicrófono: «Compañeros: Lacompañera Evita nos pide dos horas deespera. Nos vamos a quedar aquí. Nonos moveremos hasta que nos dé la

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respuesta favorable». Se ganó unamirada fulminante de Perón que empezóa repetir insistentemente: «Levanten esteacto, ¡basta ya!»[369]

Pero la voz de Evita no seescucharía hasta nueve días después,nueve largos días cargados deespeculaciones políticas y expectativas.Recién a las 20.30 del 31 de agosto de1951 anunció por la cadena nacional deradiodifusión su «irrevocable decisiónde renunciar al honor que lostrabajadores y el pueblo de mi patriaquisieron conferirme en el históricoCabildo Abierto del 22 de agosto». Yconcluyó pidiendo:

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que de mí se diga, cuando se escriba elcapítulo maravilloso que la historiadedicará seguramente a Perón, que huboal lado de Perón una mujer que sededicó a llevar al Presidente lasesperanzas del pueblo y que, a esamujer, el pueblo la llamabacariñosamente Evita[370].

La idea de promover la fórmulaPerón-Eva Perón, sabiendo que nollegaría a concretarse, le servía a Perónpara obturar el segundo término delbinomio, un lugar conflictivo queparecía ocupado indiscutiblemente porsu mujer y que le permitiría, tras el«renunciamiento», presentar el hechoconsumado de la postulación del

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veterano e inofensivo HortensioQuijano. La inclusión del viejo radicalantipersonalista y vicepresidentedecorativo en ejercicio, desmentía aquien quisiera verlo la versión de queEvita no sería candidata por razones desalud, ya que don Hortensio padecía uncáncer tan fulminante que no lo dejaríallegar vivo a asumir su cargo. Murió el3 de abril de 1952, dos meses antes deque Perón asumiera, sin vice, lapresidencia.

Para golpistas, los MenéndezLa confirmación de la renuncia de Evita

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a la candidatura no logró frenar lainercia de un movimiento militar contraPerón, que se había puesto en marcha apartir de la postulación de su esposa yque ahora encontraba un norte enimpedir la reelección del «tirano».Perón fue informado por sus serviciosde inteligencia que el complot estabaencabezado por el general retirado delservicio activo desde 1942, BenjamínMenéndez[371], acompañado por losoficiales Julio Alsogaray, TomásSánchez de Bustamante, AlejandroAgustín Lanusse[372], Larcher,Guglialmelli, Álzaga y el capitán denavío Vicente Baroja que proponía

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«darle muerte al tirano en su guarida».En medio de los aprestos militares,

el general Menéndez convocó a unareunión secreta para transmitirles aimportantes referentes de la oposiciónlos pasos a seguir. Asistieron ArturoFrondizi de la UCR, Américo Ghioldipor el PS, Reynaldo Pastor por losDemócratas Nacionales o sea losconservadores, y Horacio Thedy enrepresentación de los DemócratasProgresistas. El jefe golpista les dijo asus atentos contertulios que su objetivoera derrocar a Perón antes de loscomicios de noviembre, reimplantar lavigencia de la Constitución de 1853 y

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anular la de 1949[373].Según declaraciones de Menéndez al

d i a r i o La Prensa[374], los políticoscomprometieron su apoyo al golpe. Conese respaldo, el general decidió reunirsecon su colega Lonardi. Pero allíaparecieron las diferencias que semantendrían cuatro años más tarde,cuando le tocase a Lonardi el turno deencabezar el golpe triunfante contraPerón: mientras Menéndez queríadesarmar por completo el Estadoperonista y quitarles todas lasconquistas sociales a los trabajadores,retrotrayéndolos al régimen desemiesclavitud que regía antes de 1943,

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Lonardi sostenía que debía mantenersela legislación social vigente y garantizarlos derechos y mejoras alcanzadas porlos asalariados. Cuando todavía nohabían llegado a un acuerdo y temiendoque Lonardi le arrebatara la conduccióndel golpe, Menéndez se lanzó a laofensiva.

El movimiento estalló en lasprimeras horas del 28 de septiembre.Como corresponde a todo golpista quese precie, Menéndez redactó suproclama, que decía:

He resuelto asumir hoy ante el pueblode mi Patria la extraordinariaresponsabilidad de encabezar un

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movimiento cívico-militar, que porsintetizar un sentimiento casi unánimedeberá conducirnos, indefectiblemente,a dar término a una situación que nopuede ya ser sostenida ni defendida.Cuento para ello con el apoyo de lasfuerzas de tierra, mar y aire, y elrespaldo de la ciudadanía representadapor figuras prominentes de los partidoscomprometidos a una tregua políticaque asegure la más amplia obra deconciliación nacional y el retorno a unavida digna, libre y de verdaderademocracia[375].

El intento de golpe tuvo su tímidoepicentro en Campo de Mayo, donde los«revolucionarios» sólo alcanzaron aponer en marcha dos o tres tanques. El

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presidente declaró el estado de guerrainterno. La CGT dispuso una huelgageneral y el estado de alerta y llamó auna concentración en Plaza de Mayo.

A las tres de la tarde todo habíaterminado y Perón pudo dirigirse a unaPlaza de Mayo colmada desimpatizantes. Fiel a su «terceraposición», Perón culpó a «las oscurasfuerzas del capitalismo y delcomunismo» y agregó:

Un grupo de malos argentinos hadeshonrado el uniforme de la patria[…]. Cuando comenzaron a sonar losprimeros disparos, levantaron la banderablanca para darse por vencidos. Son

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unos cobardes porque no tuvieron elcoraje de morir en el momento en quedebían haber sacrificado sus vidas porsalvaguardar su honor. Por esto sufriránla pena que se debe imponer a loscobardes. El oprobio de serejecutados[376].

La gente gritaba «leña» y «a lahorca», y Perón respondió:

Esto es exactamente lo que haré. Yservirá como ejemplo. Todo el mundodebe saber que los que en el futuro searriesguen a enfrentársenos tendrán quematarnos, porque de otra formanosotros seremos los que losmataremos a ellos[377].

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Pero en este caso, como lerecordaría Evita días más tarde, primómás su pertenencia a la corporaciónmilitar y su temor a las consecuenciasdel anunciado ajusticiamiento de losgolpistas, que su fidelidad a la consigna«Perón cumple».

Evita y las miliciasEvita estuvo al margen de los hechos. Susalud se iba apagando. En su habitacióndel primer piso de la residenciapresidencial —el Palacio Unzué,ubicado donde hoy funciona laBiblioteca Nacional, en Libertador y

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Austria— se montó una clínica con todolo necesario para atenderla, a cargo deldoctor Jorge Albertelli, quien debióinstalarse en la residencia.

Postrada, recibió aquel día una delas tantas aplicaciones de rayos. Reciénal final de la tarde, cuando emergió delos efectos de la anestesia que le habíaaplicado el doctor Roberto Goyenechea,fue informada por Perón de lo ocurridoy pidió que un equipo de radio setrasladara a la residencia para hablarleal país. Su voz se escuchaba firme peroapagada y dolida.

Sin embargo, no había perdido sucapacidad de iniciativa. No habían

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pasado 24 horas del intento golpistacuando Evita, tras insistirle sin éxito aPerón con la pena de muerte para loscomplotados, convocó a la cúpula de laCGT y les encargó la compra de cincomil pistolas automáticas y mil quinientasametralladoras con sus municionescorrespondientes, para formar miliciasobreras de autodefensa. Todos losgastos correrían por cuenta de laFundación. Un grupo selecto de oficialesy suboficiales de comprobada lealtadestaría a cargo del entrenamientomilitar. La operación se concretó através del príncipe Bernardo deHolanda, que había visitado el país

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hacía pocos meses y había probado elPulqui, el primer avión militar areacción producido íntegramente en elpaís. Lo que pocos saben o mencionanes que las milicias se formaron ycomenzaron a entrenar. Una de susintegrantes recuerda:

En el diario La Prensa , controlado poraquel entonces por la central obrera, secreó una comisión de milicias obreras,entre cuyos integrantes figuraba quienesto escribe. Algunos sectores de lasmilicias efectuaron trabajos deadiestramiento con armas, impartidospor suboficiales del Ejército. Esto llegóa conocimiento de Perón, que no ocultósu descontento. Él no era adicto a una

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movilización armada del pueblo. Lascosas siguieron lentamente y sinestridencias, debido a que laenfermedad de Evita se agravaba día adía. La única corazonada de esta granluchadora, que intentó que el pueblotuviera protagonismo real de la formaque fuera, quedó frustrada. Esas armasllegaron al país, pero el mismo Perónordenó, después de su muerte, que searchivaran en el Arsenal Esteban deLuca y se destinaran más tarde parareequipar la Gendarmería Nacional[378].

Santa EvitaEl 15 de octubre de 1951, la editorial

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Peuser publicó la primera edición de Larazón de mi vida, el libro que Evita lehabía dictado a Manuel Penella deSilva, un periodista español que cobró50.000 pesos (unos 4000 dólares a lacotización de entonces). La primeratirada fue de 300.000 ejemplares,divididos en tres subediciones: unaeconómica de 9 pesos (unos 60 centavosde dólar), otra de 16 pesos (1,20 dólar)con tapa dura y una edición de lujodestinada a ser obsequiada a visitantesilustres y miembros del cuerpodiplomático. Su pésimo estado de saludno le permitió a Evita estar presente enla editorial el día del lanzamiento.

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Prefirió guardar sus fuerzas para hablaren la Plaza de Mayo en el acto por elsexto aniversario del 17 de octubre.

Éste sería su último 17. Evaseguramente lo presentía y por eso sudiscurso tuvo tanto sabor a despedida.Su estado era extremadamente delicadoy había discutido fuertemente con susmédicos y enfermeras, que lerecordaban lo imprescindible que era sureposo absoluto. Llegó con dificultad albalcón y tuvo que hacer enormesesfuerzos para mantenerse de piedurante el acto. Antes de que ellacomenzara a hablar a sus descamisados,lo hizo Perón, que la sostuvo durante

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gran parte de la ceremonia desde lacintura, le impuso la gran MedallaJusticialista en Grado Extraordinario ydijo:

Ella, durante estos seis años, me hamantenido informado al día de lasinquietudes del pueblo argentino. Esemaravilloso contacto de todos los díasen la Secretaría de Trabajo y Previsión,donde ha dejado jirones de su vida y desu salud, ha sido un holocausto anuestro pueblo, porque ha permitidoque, a pesar de mis duras tareas degobierno, haya podido vivir todos losdías un largo rato en presencia ycontacto con el pueblo mismo[379].

Cuando Perón terminó de hablar,

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Evita lo abrazó llorando, como puedeverse en las filmaciones de la época yen una foto que ha quedado para lahistoria. La gente cantaba «mañana esSan Perón», reclamando el feriado deldía siguiente, a lo que Perón respondió:«Como este 17 de octubre fue dedicadoa mi esposa, en vez de San Perón,hagamos Santa Evita»[380].

Ese día nacía la televisión en laArgentina. LS82 TV Canal 7 inaugurabasus emisiones con la transmisión, paralos escasísimos televidentes del país,del aniversario del «Día de la Lealtad».Evita comenzó diciendo:

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Yo les aseguro que nada ni nadiehubiera podido impedirme que viniera,porque yo tengo con Perón y conustedes, con los trabajadores, con losmuchachos de la CGT, una deudasagrada: a mí no me importa si parasaldarla tengo que dejar jirones de mivida en el camino. Si este pueblo mepidiese la vida se la daría cantando,porque la felicidad de un solodescamisado vale más que toda mi vida.Tenía que venir para decirles que esnecesario mantener, como dijo elGeneral, bien alerta la guardia de todoslos puestos de nuestra lucha. No hapasado el peligro. Los enemigos delpueblo, de Perón y de la Patria, sabentambién desde hace mucho tiempo quePerón y Eva Perón están dispuestos amorir por este pueblo. Ahora también

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saben que el pueblo está dispuesto amorir por Perón. Yo les pido hoy,compañeros, una sola cosa: quejuremos todos, públicamente, defendera Perón y luchar por él hasta la muerte.Que vengan ahora los enemigos delpueblo, de Perón y de la Patria. Nuncales tuve miedo porque siempre creí enel pueblo. Yo les agradezco, por fin,compañeros, todo lo que ustedes hanrogado por mi salud. Se los agradezcocon el corazón. Espero que Dios oiga alos humildes de mi Patria, para volverpronto a la lucha y poder seguirpeleando con Perón, por ustedes y conustedes, por Perón hasta la muerte. Yono quise ni quiero nada más para mí. Migloria es y será siempre el escudo dePerón y la bandera de mi pueblo yaunque deje en el camino jirones de mi

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vida, yo sé que ustedes recogerán minombre y lo llevarán como bandera a lavictoria. Mis descamisados: yo quisieradecirles muchas cosas, pero losmédicos me han prohibido hablar. Yoles dejo mi corazón y les digo que estoysegura, como es mi deseo, que prontoestaré en la lucha, con más fuerza y conmás amor, para luchar por este pueblo,al que tanto amo, como lo amo a Perón.Yo les pido una sola cosa: estoy seguraque pronto estaré con ustedes, pero sino llegara a estar por mi salud, cuiden alGeneral, sigan fieles a Perón comohasta ahora, porque eso es estar con laPatria y con ustedes mismos. Y a todoslos descamisados del interior, yo losestrecho muy cerca de mi corazón ydeseo que se den cuenta de cuánto losamo[381].

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Evita se fue directamente a la cama.Se aprovechó la presencia en BuenosAires del cancerólogo norteamericanoGeorge Pack para pedirle una opinión.Pack se trasladó a la residencia y,previo pago de 10.000 dólares, revisó aEvita —a la que se la había anestesiadototalmente— junto con los doctoresAlbertelli y Dionisi. El diagnóstico fuecontundente: tumor maligno avanzado encuello uterino[382].

El 3 de noviembre, Evita fueinternada en el Policlínico PresidentePerón ubicado en Avellaneda, quedirigía el doctor Finochietto. Desdeantes de su llegada las calles adyacentes

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habían comenzado a llenarse de gente.Eran mujeres, hombres y niños queportaban carteles que decían «Dios tesalve Evita» e improvisaban cadenas deoraciones que durarían varias semanas.A la mañana siguiente grabó un mensajeproselitista para apoyar la candidaturade Perón. Dos días después fue sometidaa una intervención quirúrgica por losdoctores Pack, Albertelli y su ayudante,el doctor Horacio Mónaco. El quirófanotenía un mirador desde el queobservaban la operación los doctoresFinochietto, Méndez y Dionisi. El diarioDemocracia contaba que, antes de caerbajo los efectos de la anestesia, Evita

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alcanzó a decir «Viva Perón».El doctor Albertelli criticó la

metodología usada por Pack en laintervención:

El Dr. Pack se situó a la derecha de laenferma, los ginecólogos diestros lohacen a la izquierda para poder utilizarla mano hábil en dirección a la pelvis.[…] Utilizó un separador costal,mamotreto gigante que no es apto parauna operación abdominal; ciertamenteincomodó bastante. Se extirparonalgunos ganglios de aparienciainflamatoria[383].

Albertelli señala que Pack tambiénse equivocó en la elección de los hilos

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de sutura, cosiendo con material noreabsorbible, lo que le provocó a Evitauna molesta inflamación que derivó enuna infección.

El comunicado de la Secretaría deInformaciones decía:

Los médicos que asisten desde hacemás de un mes a la señora Eva Perónhan resuelto someterla a un tratamientoquirúrgico. Por tal motivo, la señoraEva Perón fue internada en elPoliclínico Presidente Perón deAvellaneda, que dirige el profesordoctor Ricardo Finochietto. El estadogeneral de la enferma es actualmentebueno y permite esperar quesobrellevará satisfactoriamente el

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riesgo quirúrgico[384].

Durante la operación, que duróvarias horas, los médicos pudieroncomprobar cuán avanzado estaba elcáncer y el estado de extremavulnerabilidad de la paciente, que notenía esperanzas de sobrevida más alláde marzo de 1952.

El doctor Albertelli le envió a suamigo y colega, el patólogo Grato Bur,los elementos extirpados en la operaciónpara que los analizara. La conclusión fueterminante. Los tejidos adyacentes a losganglios determinaban la existencia deuna metástasis a nivel hilo ovárico.

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Albertelli anotó: «Pronóstico sumamentesombrío. Plazo: corto. Tratamiento:utópico»[385].

Evita estaba convaleciente pero nodejaba de pensar en las elecciones deldomingo. Confiaba plenamente en elvoto de las mujeres.

Las elecciones del 51El 11 de noviembre la iba a encontrar ensu lecho del Policlínico que llevaba elnombre de uno de los candidatos apresidente. Evita quería votar, para locual debía conseguir dos cosas de laJunta Electoral: que le autorizaran

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hacerlo en Avellaneda, a pesar de tenerdomicilio en la calle Teodoro García2106 del barrio de Belgrano en laCapital, y que le permitieran hacerlodesde su cama en el sanatorio. Losradicales y los socialistas se opusieron,pero los comunistas estuvieron deacuerdo porque habían hecho igualsolicitud para que su candidato apresidente, Rodolfo Ghioldi, votasedesde la clínica en que se encontrabainternado en Rosario. La Junta aprobóambos pedidos y Evita pudo, comomillones de mujeres argentinas, votarpor primera vez en su vida. El triunfo dePerón fue contundente: obtuvo el 63,9%

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de los sufragios, seguido de lejos por lafórmula Balbín-Frondizi de la UniónCívica Radical con el 30,8 por ciento.

En total habían votado 4.225.467mujeres, que representaban el 48% delpadrón. El entusiasmo de la primera vezse hizo sentir y la concurrencia femeninallegó al 90,32%, mientras que la de losvarones fue del 86,08%. Las mujeres nosólo habían votado sino que por primeravez ingresaban en la actividadparlamentaria 23 diputadas y 6senadoras nacionales y 58 diputadas y19 senadoras provinciales.

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Los últimos adiosesEl 14 de noviembre, Evita fuetrasladada desde el PoliclínicoPresidente Perón a la residenciapresidencial. La ambulancia de laFundación que la transportaba fueescoltada por miles de personas que laacompañaron durante todo su trayecto encamiones, autobuses y automóvilesvivando su nombre.

Dos días después, la CGT organizóuna enorme manifestación popular parafestejar el resultado de las elecciones.El acto culminó con una enorme

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procesión de antorchas que marchó a laresidencia para acompañar a Evita yexpresarle su afecto incondicional.

Evita lo necesitaba. Se reiniciabanlas interminables y desesperanzadassesiones de rayos, aumentaba sudeterioro físico, crecían los doloresinsoportables que le hacían formular laretórica y estremecedora pregunta«¿cómo puede caber tanto dolor en uncuerpo tan chiquito?». Crecía en ella laansiedad, que se iba convirtiendo endesesperación por todo lo que lequedaba por hacer. También sentíabronca por la certeza del inmensoalivio, de la perversa alegría que

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provocaban su sufrimiento y suinevitable final en sus enemigos.

El domingo 2 de diciembre de 1951amaneció soleado en Buenos Aires.Eran los últimos días de una primaveraque Evita no había podido ver más quedesde los ventanales de su habitación.Quería respirar el aire de aquella ciudada la que había llegado para triunfarhacía casi 16 años. Quería recibir sobresu piel otros rayos menos lacerantes ymás vitales. Le pidió a Perón que lallevara a pasear en auto. Los médicosacordaron en que le haría bien la salida,con los permisos que otorga la duda deque aquélla podría ser la última.

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Tomaron por la Avenida del Libertadory Evita miraba todo intensamente, con lamisma duda de los médicos: ¿sería éstala última vez que vería la Plaza Francia,el Palais de Glace, aquellos árboles quele gustaban tanto y los elegantesedificios en cuyos lujososdepartamentos ya se estabanaprovisionando de champagne parafestejar su muerte? ¿Sería ésta la últimavez que les vería las caras a susqueridos descamisados, que al enterarsede su presencia en las callescomenzaron a salir a su paso asaludarla? ¿Qué sería de ellos cuando«la flaca», como le gustaba llamarse, se

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fuera para siempre? ¿Tendría Perón lapaciencia, la constancia paraescucharlos y para solucionarles susproblemas? Siguieron por la Avenida 9de Julio y recorrieron algunas libreríasde Corrientes y de Avenida de Mayopara ver en los anaqueles y en las mesaslos ejemplares nuevitos de La razón demi vida.

Días más tarde Evita grabó unmensaje radial: su último mensaje deNavidad.

Que haya una sola clase de hombres, losque trabajan; que sean todos para uno yuno para todos; que no exista ningúnotro privilegio que el de los niños; que

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nadie se sienta más de lo que es nimenos de lo que puede ser; que losgobiernos de las naciones hagan lo quelos pueblos quieran; que cada día loshombres sean menos pobres y quetodos seamos artífices del destinocomún[386].

En aquella Navidad, como en lasanteriores, la Fundación repartió dosmillones de cajas de pan dulce y debotellas de sidra y cuatro millones dejuguetes que llegaban hasta los últimosrincones del país.

El 4 de enero, volvió a salir de laresidencia para estar presente en unhomenaje que le brindaba la CGT al

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doctor Finochietto, al que se distinguiócon una medalla de oro «por laintervención que realizó para lacuración de la más grande de lasmujeres de nuestra época y de lahistoria: Eva Perón»[387]. En elhomenaje se cometían dos errores: eldoctor Finochietto no había operado aEvita, y «la más grande mujer» noestaba curada, iba camino a la muerte.

Los nostálgicos de CaserosEl estrepitoso fracaso golpista deMenéndez no amilanó a su colega en lamateria, el coronel retirado José

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Francisco Suárez, quien planificó sugolpe para el 3 de febrero de 1952, enhomenaje al centenario de la batalla deCaseros que había derribado a la«primera tiranía», la de Rosas. Suárezno se andaba con chiquitas y se proponíaatacar simultáneamente la Casa Rosada,el Correo Central y el DepartamentoCentral de Policía. La cereza de la tortaera un asalto a la residenciapresidencial con camiones pesados queabrirían el paso a las tropas queasesinarían a Perón en su escritorio y,dando muestras de su coraje, valentía yentrega, terminarían a balazos con lavida de Evita postrada en su lecho de

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muerte.El plan fue descubierto a tiempo y

todos los complotados detenidos. Elepisodio desató también una ola dedetenciones de políticos opositores,muchos de ellos ajenos a laconspiración criminal de Suárez.

Quien quiera oír que oigaEl 3 de abril, Eva asistió al velorio desu reemplazante en el segundo términode la fórmula presidencial, el viejoHortensio Quijano. Todos trataban dedisimular el dolor y de mantener lailusión de su pronta sanación. Pero Eva

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sabía y sentía que su final se acercaba.Ya no la distraían de sus dolores ni losbocetos que le alcanzaba PacoJamandreu de los modelos que nuncaestrenaría ni la visita cotidiana de sumanicura Sara Gatti y su peinador JulioAlcaraz. Tuvo que pelearse con todospara asistir al que sería su últimocontacto directo con sus descamisados,la conmemoración del Primero de Mayode 1952.

El acto estaba enteramente dedicadoa Evita. La Plaza estaba colmada comoen los mejores días, los días peronistas,y la concurrencia era absolutamenteconsciente de que podía ser la última

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vez que viera y escuchara a suabanderada. Tras una cerrada ovaciónse escuchó un ensordecedor «Evita,Evita…» y por los parlantes resonó otravez aquella voz inconfundible:

Quienes quieran oír que oigan; quienesquieran seguir que sigan. Aquí está larespuesta, mi General, es el pueblo, esel pueblo trabajador, es el pueblohumilde de la Patria, que aquí y en todoel país está de pie y lo seguirá a Perón,el líder del pueblo y el líder de lahumanidad, porque ha levantado labandera de la redención y de justicia delas masas trabajadoras. Lo seguirácontra la presión de los traidores deadentro y de afuera, que en la oscuridadde la noche quieren dejar el veneno de

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sus víboras en el alma y en el cuerpo dePerón. Y yo le pido a Dios que no lespermita a esos insensatos levantar lamano contra Perón porque ¡guay de esedía!, ¡guay de ese día! Ese día, miGeneral, yo saldré con las mujeres demi pueblo, yo saldré con losdescamisados de la Patria, muerta oviva, para no dejar en pie ningún ladrilloque no sea peronista. Porque nosotrosno nos vamos a dejar aplastar jamás porla bota oligárquica y traidora de losvendepatrias que han explotado a laclase trabajadora. […] Que sepan lostraidores que ya no vendremos aquí adecirle ¡Presente!, a Perón, como el 28de septiembre, sino que iremos ahacernos justicia por nuestras propiasmanos[388].

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Durante gran parte del discurso,Perón la sostuvo de la cintura y, alfinalizarlo, ella tenía 40 grados defiebre.

Seis días después, el 7 de mayo,cumplía 33 años. Pesaba 37 kilos y lepesaba horriblemente ese saberse morir,esa maldita sensación de irse con tantascosas por hacer, con tantos hospitales,hogares y escuelas por inaugurar. Sepreguntaba y preguntaba: «¿Por qué metengo que morir yo? ¿Por qué me estoymuriendo y no se mueren tantos hijos deputa que no hacen otra cosa que pensaren sí mismos y en cómo joder a losdemás?». Evita sabía que no habría más

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cumpleaños, que aquél sería el último,el número 33, «como Jesús», se atrevióa pensar. Hubo un austero festejo en laresidencia presidencial y quiso tomarsealgunas fotos donde puede verse lahuella que había ido dejando en ella suenemigo interno, aquel «benditocangrejo» como lo llamaban algunos yalgunas exaltados «contreras».

Ese día recibió del Parlamento untítulo que terminaría de enardecer a laIglesia Católica: el de «Jefa Espiritualde la Nación». La iniciativa había sidodel presidente de la Cámara deDiputados, Héctor Cámpora.

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Segundas partes…Nadie se explicó nunca muy bien dedónde sacó fuerzas Evita para asistir ala asunción de su marido a su segundomandato presidencial en aquella gélidamañana del 4 de junio de 1952.Inundada de calmantes, cubierta por ungrueso abrigo de piel y sostenida poruna estructura metálica, Evita recorríaen el auto presidencial descapotable,por última vez, las calles de BuenosAires. No quería fallarle a Perón y a sugente, aunque su cuerpo le fallara a ella.Ahora sí no quedaban dudas: susintensas miradas eran definitivas, eran

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las últimas.Juraban con Perón los integrantes

del nuevo gabinete, que quedóconformado por: Ángel Borlenghi, enInterior; Jerónimo Remorino, enRelaciones Exteriores; José MaríaFreyre, en Trabajo y Previsión; JoséHumberto Sosa Molina, en Defensa;Oscar Nicolini, en Comunicaciones;Román Subiza, en Asuntos Políticos;Franklin Lucero, en Ejército; AníbalOlivieri, en Marina; Juan de San Martín,en Aeronáutica; Raúl Mendé, en AsuntosTécnicos; Juan Maggi, en Transportes;Alfredo Gómez Morales, en AsuntosEconómicos; Miguel Revestido, en

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Finanzas; Pedro Bonani, en Hacienda;Antonio Cañero[389], en ComercioExterior; Rafael Amundanarain, enIndustria y Comercio Interior; CarlosHoggan, en Agricultura y Ganadería;Roberto Dupeyron, en Obras Públicas;Ramón Carrillo, en Asistencia Social ySalud Pública; Natalio CarvajalPalacios, en Justicia, y ArmandoMéndez San Martín, en Educación.

Se habían multiplicado losministerios. Para la oposición era unaevidencia más de la elefantiasisburocrática; para el gobierno, unanecesidad generada por las funcionesasumidas por el Estado en la «Nueva

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Argentina».

El testamentoLa segunda asunción de Perón fue laúltima vez que Evita apareció enpúblico. Semanas después, el 29 dejunio de 1952, redactó su testamento.Allí establecía:

El dinero de La razón de mi vida y deMi mensaje, lo mismo que la venta o elproducido de mis propiedades, deberáser destinado a mis descamisados.Quisiera que se constituya con todosesos bienes un fondo permanente deayuda social para los casos de

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desgracias colectivas que afecten a lospobres y quisiera que ellos lo aceptencomo una prueba más de mi cariño.Deseo que en estos casos, por ejemplo,se entregase a cada familia un subsidioequivalente a los sueldos y salarios deun año, por lo menos. También deseoque, con ese fondo permanente de Evita,se instituyan becas para que estudien loshijos de los trabajadores y sean así losdefensores de la doctrina de Perón porcuya causa gustosa daría mi vida. Misjoyas no me pertenecen. La mayor partefueron regalos de mi pueblo. Pero aúnlas que recibí de mis amigos o de paísesextranjeros, o del General, quiero quevuelvan al pueblo. No quiero que caiganjamás en manos de la oligarquía y poreso deseo que constituyan, en el museodel peronismo, un valor permanente que

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sólo podrá ser utilizado en beneficiodirecto del pueblo. Que así como el ororespalda la moneda de algunos países,mis joyas sean el respaldo de un créditopermanente que abrirán los bancos delpaís en beneficio del pueblo, a fin deque se construyan viviendas para lostrabajadores de mi Patria[390].

En todo el país se multiplicaban losaltares, las capillitas para rezar por susalud. Un ambiente de desolación ytristeza comenzaba a invadir los barriospopulares mientras manos anónimaspintaban sobre una pared «Viva elcáncer». Eran manos que venían de otrosbarrios, donde le deseaban larga vida alcáncer y corta vida a su odiada enemiga.

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Y el cáncer vivió y Evita empezó amorirse aquella fría mañana del 26 dejulio de 1952, cuando le dijo a sumucama Hilda Cabrera de Ferrari: «Mevoy, la flaca se va, Evita se va adescansar». A las cinco de la tarde entróen coma y a las ocho y veinticinco,rodeada de su madre y sus cuatrohermanos, Perón, Orlando Bertolini,Carlos Aloé, Raúl Mendé, ArmandoMéndez San Martín, Oscar Nicolini,Héctor Cámpora, Jerónimo Remorino,Atilio Renzi, su mucama y susenfermeras, y del cardiólogo AlbertoTaquini y del doctor RicardoFinochietto, Evita se fue de este mundo.

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A las 21.36, una voz destinada a pasar ala historia, la del locutor oficial JorgeFurnot, le confirmaba al mundo lanoticia a través de la Cadena Nacional:

Cumple la Subsecretaría deInformaciones de la Nación elpenosísimo deber de informar al pueblode la República que a las 20.25 horas hafallecido la señora Eva Perón, JefaEspiritual de la Nación[391].

Una semana antes de su muerte, loscolaboradores más cercanos de Peróntomaron contacto con el médicoaragonés Pedro Ara, uno de los mayoresexpertos mundiales en

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embalsamamiento. Llegó a la residenciapoco después de las nueve de la nochede aquel 26 de julio, arregló con Perónsus honorarios en 100.000 dólares,pagaderos en diez cuotas, y se encerróen un cuarto a comenzar su tarea, queduraría toda la noche. Ara recordará:

En junio había rumores de que sumuerte era inminente y que mellamarían para conservarla como unaestatua. Ante nosotros yacía la mujermás odiada y más amada de su tiempo,había luchado fieramente contra losgrandes y había caído derrotada por loinfinitamente pequeño. Amaneció; elcadáver ya era incorruptible, perofaltaban muchos meses de trabajo para

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conservarlo intacto[392].

Ara había reemplazado toda lasangre de Evita por alcoholes, paraluego inyectarle glicerina a través dedos cortes que había realizado en eltalón y detrás de una oreja, a unatemperatura promedio de 60 gradoscentígrados.

No fue abierta ninguna cavidad delcuerpo. Conserva por tanto todos susórganos internos sanos o enfermos,excepto los que le fueran extirpados envida en actos quirúrgicos. De todosellos podría hacerse en cualquiertiempo un análisis microscópico contécnica adecuada al caso. No le ha sido

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extirpada la menor partícula de piel nide ningún tejido orgánico; todo se hizosin más mutilación que dos pequeñasincisiones superficiales ahora ocultaspor las sustancias de impregnación[393].

Terminada la tarea de Ara, entraronal salón el peinador Julio Alcaraz y lamanicura Sara Gatti. Evita ya estabalista para ser velada. Se la colocó en unsólido ataúd de la casa Lázaro Costa,que fue cubierto con una tapa que teníaun vidrio blindado en su parte superiorpara que pudiera verse su rostro.

El país quedó paralizado. Elgobierno decretó duelo nacional pordiez días. La CGT dispuso un paro

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general por 72 horas. Aquel sábado 26de julio, la ciudad se vistió de negro.Los faroles fueron encrespados yenlutados, las calles quedaron casidesiertas y recién comenzaron a llenarsecuando se decidió el lugar donde se lavelaría y hacia allí, hacia la«Secretaría»[394], fueron enfilando lasmultitudes.

Comenzaba el velatorio másimponente de la historia argentina y unode los más notables de la universal. Lascolas para acceder a la capilla ardientese contaban por kilómetros y estabanpobladas por hombres, mujeres y niños,abuelos y abuelas. Lloraban como sólo

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se llora ante la muerte de un familiarmuy cercano. No había consuelo. Laszonas aledañas al velatorio se fueroninundando de flores y las florescomenzaron a escasear hasta acabarse.No había más flores en la Argentina yhubo que traerlas de Uruguay y de Chile.No había espectáculos públicos nirestaurantes. Las radios sólo emitíanmúsica sacra. Frente al ataúd de Evitase sucedían los desmayos, la gente caíaentre sollozos y era atendida por lasenfermeras de la Fundación y la CruzRoja. Murieron unas 20 personas poraplastamientos, avalanchas e infartos.

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Noticias del mundoLa prensa de todo el mundo le dedicósus portadas y editoriales a la muerte deEvita. Decía la revista Paris-Match, el2 de agosto de 1952:

La desaparición de esta hermosa mujeres una verdadera catástrofe política.Todos los hombres llevan brazaletes ycorbatas negras. Las mujeres conmantillas llevan un ramito de violetas,que depositan sobre el ataúd. «Hubieradado con gusto mi vida por la de ella»,dice una. La fila interminable semantiene a lo largo de varioskilómetros. Es una fila silenciosa. […]Lo que es extraño y paradojal, en este

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excepcional destino de mujer, es quizáque Evita Perón ha sabido conciliar susgustos de lujo y ostentación, nacidos enel curso de una juventud desdichada,con un irrebatible apostolado.

Para el Diario de Nueva York , del10 de agosto, era «Una mujer que jamásse olvidará: Eva Perón. Acaba de caeren los brazos de la muerte una de lasmujeres más importantes del mundo». Yasí seguían informando los mediosinternacionales:

No ha habido, ni habrá muchas mujeresiguales a ella en el mundo y laArgentina, por todo lo que le debe, no laolvidará jamás. (A Gaceta, Río de

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Janeiro, 29 de julio de 1952).Eva Perón ha sido y seguirá siendo laabanderada de la escuela de la auténticasocialización, sin utopías y sin revueltas(El Futuro del Mediodía, Nápóles, 9 deagosto de 1952).Todo un pueblo ha llorado su muerte yningún sofista nos podrá hacer creerque esas gentes que se han apretujadopara verla una única vez en su féretro,hayan venido por orden o cortesía.Vienen porque la quieren, paramanifestar el amor y el reconocimientoque experimentaban para aquella que, enpocos años, había sabido sacarlos delespantoso abismo donde los habíasumergido y mantenido el reino de los«caciques» apellidados injustamenteliberales (Liége Magazine, Lieja,Bélgica, septiembre de 1952).

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Eva Duarte de Perón, sin dejar de serargentina, pasa a la posteridad como unafigura continental, ingresa al mundo delos inmortales como Eva de América(Economía, La Paz, Bolivia, 5 deseptiembre de 1952). Obtuvo laigualdad jurídica y legal de la mujerargentina, y a pesar de la oposición de laalta burguesía, logró dar a su país unalegislación social femenina, de la cualse inspiran no solamente la AméricaLatina sino muchos otros países delmundo (La Patria, Montreal, Canadá,28 de julio de 1952).Eva de América, tus legiones mundialesde descamisados están en pie, listospara librar las batallas por lasupervivencia del espíritu, por elreinado de la justicia social, seguras deltriunfo porque llevan a Cristo y a ti por

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bandera (Claridad, Bogotá, Colombia,31 de octubre de 1952).Eva Perón era luz que todo lo ilumina,el fuego que todo lo purifica, la bondadque todo lo suaviza y la humildad quetodo lo dignifica; todo eso era EvaPerón, la mujer más buena de este siglo,y por eso su recuerdo día a día seagranda como aquel que amanecesiempre en la cruz («Eva Perón», porLuis Munita Cáceres; La Batalla, Chile,9 de agosto de 1952).El país hermano se ha puesto de luto ytodos los pueblos del mundo se asocianen el duelo de la Argentina, porque elmundo sabe que ha perdido a una mujerextraordinaria, a la mujer que quizá,cuando, pasados unos años, la historiade esta década madure, califiquen comola mujer del siglo. […] Renunció a ser

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una mujer de sociedad para entregarsepor entero a mejorar la sociedad de supaís. Y en su corazón inmenso hallaronacogida todas las pequeñas y grandestragedias de los descamisados. («Unamujer extraordinaria», ¡Hola!,Barcelona, España, 2 de agosto de1952).Se dice que donde entra la política todose corrompe, pero Eva Perón demostróque donde entra el amor la política sesubyuga. Aseguramos que su obra y suamor por el pueblo quebrarán todas lasnormas existentes en esa materia y suobra quedará grabada para siempre entodos los corazones sin distinción decredos, razas o ambiciones. («EvaPerón», Al Amal, Beirut, Líbano, 29 deagosto de 1952)[395].

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Hasta la tradicional enemiga delperonismo, la revista norteamericanaLife, tuvo que admitir que el dolor delos argentinos no podía ser el producto

de las exigencias de ningún dictador,como lo es su marido Juan Perón. Fuegenuino y profundo y reveló que Evita,que contribuyó poderosamente a llevara su pueblo hacia el totalitarismo y labancarrota había ganado también suamor[396].

El ataúd fue trasladado al CongresoNacional el 9 de agosto y de allí partióal día siguiente hacia el edificio de laCGT. La cureña que transportaba los

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restos estaba custodiada por 17.000soldados y era traccionada por 35hombres y 10 mujeres que, a pesar delfrío de agosto, vestían sólo una camisablanca y pantalones negros. Eransecretarios generales de los sindicatosmás importantes y dirigentes del PartidoPeronista Femenino.

Los descamisados que transportabana Evita llevaban sobre sus pechoscrespones negros, que se convirtieron enobligatorios para todos los empleadosde la administración pública y losalumnos, maestros y profesores deescuelas y colegios de todo el país. Nousar el luto les trajo a los distraídos u

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opositores consecuencias que iban de lasanción grave al despido.

Tras un lento recorrido filmadoíntegramente en colores por elcamarógrafo de la Fox, EdgardCronjagar, el cortejo llegó a su destino yel cuerpo de Evita fue depositado en eledificio de la CGT en Azopardo eIndependencia a la espera de lafinalización de la construcción delmonumento funerario que se haría en suhonor.

El monumentoPocos meses después de la muerte de

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Eva Perón se inició una gran colectanacional para reunir los fondosnecesarios para construir un mausoleodonde descansarían sus restos. Seubicaría frente a los jardines de laFacultad de Derecho, en el corazón deuno de los barrios más exclusivos deBuenos Aires. El proyecto le fueconfiado al artista italiano LeoneTommasi, quien diseñó un monumentode 143 metros de altura. El mausoleodemandaría 42.000 toneladas dematerial. La obra estaría coronada conuna estatua de 61 metros, esculpida en elmejor mármol de Carrara, querepresentaba a un descamisado. En su

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parte inferior estaría la tumba-altar deEvita, que descansaría junto al sepulcrode un descamisado anónimo, enrepresentación de todos los caídos en lalucha popular, y junto a los restos dePerón, que deberían ser depositados allícuando «pasara a la inmortalidad».Toda su base estaría cubierta de frisosconmemorativos de los grandesmomentos de la historia peronista y demonumentales bustos de Evita y Perón.El proyecto fue presentado en públicoen una exposición. En ella pudieronverse las maquetas y se le dedicó unaedición especial del noticierocinematográfico «Sucesos Argentinos»,

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en el que se lo describía como elmonumento más alto del mundo,superando ampliamente los 91 metros dela Estatua de la Libertad de Nueva Yorky a los «humildes» 38 metros del Cristodel Corcovado de Río de Janeiro.

Al producirse la llamada«Revolución Libertadora», el proyectoestaba en plena ejecución. En diciembrede 1955, el escultor Tommasi recibióuna visita inesperada: un comando de la«Libertadora» llegaba hasta su atelierdel pequeño pueblo de Pietrasanta, enlos Apeninos, para destruir su obra,emprendiéndola a pico y martillo contralos bustos monumentales de Evita y

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Perón, que quedaron seriamentedañados. Pero no llegaron a ubicar losfrisos que habían sido colocados en lasparedes del comedor de los obreros dela cantera donde trabajaba el escultor.Hoy, los obreros piamonteses de laHenraux almuerzan todos los días bajola mirada protectora de Evita.

Maggi de Magistratis:maestra de maestrosComo se sabe, la «vida» de Evita noterminó con su muerte. No sólo por lanotable persistencia de la memoria sino

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porque su cuerpo embalsamado fuesecuestrado en el primer piso de la CGTpor un comando de la llamada«Revolución Libertadora».

En la noche del 23 de noviembre de1955, el teniente coronel Carlos EugenioMoori Koenig —su apellido significa«rey de la ciénaga»—, jefe del Serviciode Inteligencia del Ejército (SIE), y sulugarteniente el mayor Eduardo AntonioArandía ordenaron a los capitanesLupano, Alemán y Gotten queabandonaran sus puestos de guardia enla CGT sobre la puerta que separaba alcadáver de Eva Perón del mundoexterior. El coronel, el mayor y la patota

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que los acompañaba traían la ordenemanada de las más altas autoridades dela llamada «Revolución Libertadora» desecuestrar el cadáver de la mujer másamada y más odiada —aunque no en lasmismas proporciones— de la Argentina.Y así, por aquellas cosas de la«obediencia debida» y del propio odiode clase, cumplieron acabadamente consu misión ante la mirada atónita deldoctor Pedro Ara, que veía cómo sellevaban junto con Evita a su obra másperfecta.

Las órdenes dadas por los jefesgolpistas, curiosamente denominados«libertadores», al teniente coronel y su

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grupo eran muy precisas: había quedarle al cuerpo «cristiana sepultura». Locual no podía significar otra cosa que unentierro clandestino. Pero el «rey de laciénaga» no era sólo el jefe de aquelservicio de inteligencia, era un fanáticoantiperonista que sentía un particularodio por Evita. Ese odio se fueconvirtiendo en una necrófila obsesiónque lo llevó a desobedecer al propiopresidente Aramburu y a someter elcuerpo a insólitos paseos por la ciudadde Buenos Aires en una furgoneta deflorería. Intentó depositarlo en unaunidad de la Marina y finalmente lo dejóen el altillo de la casa de su compañero

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y confidente, el mayor Arandía. A pesardel hermetismo de la operación, laresistencia peronista parecía seguir lapista del cadáver y por donde pasaba, alas pocas horas aparecían velas y flores.La paranoia no dejaba dormir al mayorArandía. Una noche, escuchó ruidos ensu casa de la Avenida General Paz al500 y, creyendo que se trataba de uncomando peronista que venía a rescatara su abanderada, tomó su 9 milímetros yvació el cargador sobre un bulto que semovía en la oscuridad: era su mujerembarazada, quien cayó muerta en elacto.

Moori Koenig tenía una pasión

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enfermiza por el cadáver. Lostestimonios coinciden en afirmar quecolocaba el cuerpo —guardado dentrode una caja de madera queoriginariamente contenía material pararadiotransmisiones— en posiciónvertical en su despacho del SIE; quemanoseaba y vejaba el cadáver y queexhibía el cuerpo de Evita a sus amigoscomo un trofeo. Una de susdesprevenidas visitantes, la futuracineasta María Luisa Bemberg, no pudocreer lo que vio; azorada por eldesparpajo de Moori Koenig, corrióespantada a comentarle el hecho alamigo de la familia y jefe de la Casa

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Militar, el capitán de navío FranciscoManrique.

Enterado Aramburu del asunto,dispuso el relevo de Moori Koenig, sutraslado a Comodoro Rivadavia y sureemplazo por el coronel HéctorCabanillas, quien propuso sacar elcuerpo del país y organizar un«Operativo Traslado». Allí entró en lahistoria el futuro presidente de facto yentonces jefe del Regimiento deGranaderos a Caballo, teniente coronelAlejandro Lanusse, quien pidió ayuda asu amigo, el capellán Francisco «Paco»Rotger. El plan consistía en trasladar elcuerpo a Italia y enterrarlo en un

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cementerio de Milán con nombre falso.La clave era la participación de laCompañía de San Pablo, comunidadreligiosa de Rotger, que se encargaríade custodiar la tumba. El desafío paraRotger era comprometer la ayuda delsuperior general de los paulinos, elpadre Giovanni Penco, y del propiopapa Pío XII.

Rotger viajó a Italia y finalmentelogró su cometido. A su regreso,Cabanillas puso en práctica elOperativo Traslado. Embarcaron elféretro en el buque Conté Biancamanocon destino a Génova; acompañaban lamisión el oficial Hamilton Díaz y el

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suboficial Manuel Sorolla. En Génovalos esperaba el propio Penco. El cuerpode Evita fue sacado del país bajo elsugestivo nombre de «María Maggi deMagistris».

El pánico de los«libertadores»Evita fue inhumada en el CementerioMayor de Milán en presencia deHamilton Díaz y Sorolla y Sorolla,quien hizo las veces de Cario Maggi,hermano de la fallecida. Una laicaconsagrada de la orden de San Pablo,

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llamada Giuseppina Airoldi, conocidacomo la «Tía Pina», fue la encargada dellevarle flores durante los 14 años queel cuerpo permaneció sepultado enMilán. Pina nunca supo que le estaballevando flores a Eva Perón.

La operación eclesiástico-militar fueun éxito y uno de los secretos de lahistoria argentina mejor guardados.

El asunto volvió a los primerosplanos cuando en 1970 Montonerossecuestró a Pedro Aramburu y exigió elcuerpo de Evita. En los interrogatoriosse le preguntó insistentemente por eldestino del cadáver de Evita. Segúndeclaraciones de Mario Firmenich[397]:

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«Después de dar muchas vueltas, dijoque él no se acordaba bien, pero que delo que se acordaba era de que elcadáver de Evita tenía cristianasepultura y de que toda ladocumentación del caso estaba en manosdel coronel Cabanillas[398]». Aramburuagregó que el cuerpo se encontraba enItalia.

El Comunicado Número 3 deMontoneros, fechado el 31 de mayo de1970, dice que Aramburu se declaróresponsable «de la profanación del lugardonde descansaban los restos de lacompañera Evita y la posteriordesaparición de los mismos para

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quitarle al pueblo hasta el último restomaterial de quien fuera su abanderada».

En 1971, durante su presidencia y enplena formación del Gran AcuerdoNacional[399], Lanusse devolvió elcuerpo de Evita a Perón. Rotger viajó aMilán y obtuvo el cadáver. Cabanillas ySorolla viajaron a Italia para cumplircon el Operativo Devolución. El cuerpofue exhumado el 1.° de septiembre de1971, llevado a España y entregado aPerón en Puerta de Hierro, dos díasdespués, por el embajador RojasSilveyra. Recordaba Jorge Antonio:

Un día viene Perón a mi oficina y medice: «Nos han metido en un lío, Jorge.

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Me ha venido a ver el embajador paradecirme que me entregan el cadáver deEva Perón. ¿Qué vamos a hacer ahoracon el cadáver de Eva Perón? Estoscretinos se acordaron tarde deentregarlo. De todas maneras lo vamosa recibir. Por supuesto, me haemocionado la noticia y me hapreocupado. Vamos a ver cómohacemos para tenerlo y dónde lo vamosa depositar. En principio lo vamos atener en casa[400]».

Por pedido de Perón, Pedro Ararevisó el cadáver y lo encontró intacto;pero para las hermanas de Eva y eldoctor Tellechea, que lo restauró en1974, estaba muy deteriorado. Perón

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regresó al país con Isabel[401] y el«brujo» José López Rega[402], pero sinlos restos de Evita. Ya muerto Perón, laorganización Montoneros secuestró el15 de octubre de 1974 el cadáver deAramburu para exigir la repatriación delde Eva. Isabel accedió al canje ydispuso el traslado, que se concretó el17 de noviembre (día del militanteperonista). El cuerpo de Evita fuedepositado junto al de Perón en unacripta diseñada especialmente en laQuinta de Olivos para que el públicopudiera visitarla.

Tras el golpe de marzo de 1976, losjerarcas de la dictadura tuvieron largos

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conciliábulos sobre qué hacer alrespecto. Según contaría años despuésuna nota publicada en el diario Clarín,el almirante Massera[403], siguiendo sucostumbre, propuso arrojar el cuerpo deEvita al mar, sumándolo a los de tantosdetenidos-desaparecidos[404].Finalmente, los dictadores decidieronacceder al pedido de las hermanas deEva y trasladar los restos a la bóveda dela familia Duarte en la Recoleta. En lanota mencionada, María Seoane ySilvana Boschi le preguntaron a un altojefe de la represión ilegal, muy cercanoa Videla[405], testigo de aquellosconciliábulos: «¿Por qué urgía más a la

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Junta trasladar el cadáver de Evita queel de Perón?». La respuesta del militarno se hizo esperar: «Tal vez porque aella es a la única que siempre, aúndespués de muerta, le tuvimosmiedo[406]».

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El General en sulaberinto

Si cada funcionario público hubiesecumplido leal y honestamente con sudeber, poniendo por encima de sucomodidad los superiores interesesde la patria, jamás habría sidoposible que la antipatria formaseaquí un clima artificial dedesasosiego y un ambiente propiciopara que los malos comerciantesrobasen al pueblo. […] De nadasirve que usted grite ser peronistatodo el día si usted es un ladrón oun coimero, o un perro con la gente,o si se escuda en su peronismo parallegar tarde o salir más temprano,

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con el cuento o el pretexto de quetiene que ir a la Unidad Básica […].Usted no concibe que unfuncionario pueda trabajar encualquier lugar y sin automóvil.Usted tampoco concibe que unfuncionario pueda trabajar sin café,sin una secretaria buena moza y sinatender a sus amigo.

Mundo Peronista, N.° 41, 1.° demayo de 1953

¿Cómo sería la Argentina sin Evita? Lapregunta se la hacían todos,particularmente los más humildes, losgrasitas, los que tanto habían llorado enesos lluviosos días de fines de julio.

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Evita se había muerto cuandocomenzaban a hacerse indisimulableslos signos de la crisis, cuando elSegundo Plan Quinquenal comenzaba aejecutarse.

Los pobres temían. Teníandemasiado fresco el recuerdo de lasoledad de siempre, de aquellainvisibilidad, de esa inexistenciareflejada en las estadísticas mentirosas,en los planes económicos que nunca losincluían, en el ninguneo. Hacía muypoco que habían empezado a existir, aser «alguienes», como le había dichouna abuela emocionada a Evita. ¿Quésería de ellos? ¿Por qué el destino les

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jugaba esta mala pasada; por qué nadabueno podía ser perdurable para ellos?

Las dudas eran válidas. Ya nadasería igual, en más de un sentido; todoslo sabían, empezando por Perón queperdía a su mujer y su «mejorcompañera», un cuadro fundamental eirremplazable. La peor crisis económicaque le tocó enfrentar al peronismocoincidió con la muerte de Evita y laprosperidad parecía irse con laabanderada de los humildes.

Ahora había que enfrentar unarealidad dura, sin la presencia vital deEvita, sin su carisma, sin su llegada alas masas y sin su palabra decidida y sin

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eufemismos.Ese mismo año, 1952, el gobierno

lanzó el Plan de Emergencia Económica,que privilegiaba al campo sobre laactividad urbana. Se intentaba corregiruna situación que se había descuidadoun poco en el primer Plan Quinquenal,de fuerte corte industrialista. La crisisdel ’30 desató, como ya señalamos, unverdadero éxodo del campo a la ciudad.Esta pérdida de brazos en el sectoragrícola no fue reemplazadaoportunamente por la necesariatecnificación del sector y laincorporación de maquinaria agrícola.

Esta necesidad de impulsar el sector

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agropecuario se hizo más evidente conel incremento exponencial del consumointerno de productos primarios. Frente ala crisis, el gobierno se propusoimpulsar enérgicamente la producciónrural, el sector que más rápidamente lepermitiría disponer de divisas. Seencontró entonces con dos problemas: lahostilidad de los más grandespropietarios, que no le perdonabantodavía la sanción del Estatuto del Peón,y las dificultades materialesprovenientes de la falta de elementosimprescindibles, como tractores,cosechadoras y silos, en cantidadsuficiente. El gobierno puso manos a la

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obra y ordenó que se privilegiaran lospréstamos destinados al sector rural.Hasta el Banco Industrial abrió líneas decrédito para la compra de maquinarias,silos y medios de transporte destinadosal campo.

El cambio de política fuereconocido por la Sociedad Rural: «seaumentaron los precios oficiales de losproductos de la cosecha; se dio libertadde precio para la carne; se facilitó yfomentó la compra e importación demaquinaria agrícola; se dieron normassobre trabajo rural[407]». Estereconocimiento se completó con ladonación de cien caballos para la

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escolta presidencial. La vuelta del«campo» a primera fila tendríaimplicancias políticas. Los líderes delsector aprovecharían la situación paratransmitirle al gobierno su propuesta deaprovechar la crisis para adoptar unaorientación más conservadora y dejar delado paulatinamente la política quecalificaban de «obrerista».

La crisis empezaba a hacerse sentircon fuerza y animaba a la oposición aactuar más decididamente, pese a lasduras limitaciones impuestas. Elperonismo en el poder cometió el graveerror de cerrar o dificultar los canalesde comunicación entre los partidos no

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peronistas y la sociedad, negándoles eluso de los medios masivos, censurandosus órganos de prensa. De esta manera,les dio espacio a los más extremistas,que venían trabajando intensamente enfavor de un golpe que será visto comouna salida válida por sectores cada vezmás amplios de la oposición.

El Segundo Plan QuinquenalPara noviembre de 1952, el equipoeconómico compuesto por AlfredoGómez Morales, Antonio Cafiero yPedro José Bonanni, tenía listo elSegundo Plan Quinquenal que sería

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presentado oficialmente por Perón el 1.°de diciembre. Significaba un bruscocambio de rumbo económico, quefavoreció el desarrollo agrícola sobre elurbano, al capital y los beneficios sobreel trabajo y los salarios, la industriapesada sobre la ligera y lasexportaciones sobre el consumo interno.De este modo, se destinaron másrecursos a la agricultura para aumentarlas ganancias por exportaciones y seplanificó un aumento de la superficie detierras sembradas. Para superar laescasez de mano de obra agrícola sepropuso que trabajaran los reclutas delEjército. El Instituto Argentino para la

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Promoción del Intercambio (IAPI)comenzó a comprar productos a preciossuperiores a los del mercado mundial ya hacer campañas para diversificar laeconomía rural. Perón acordó con lossindicatos y con la dirección de lasempresas el control de precios y elaumento de la productividad.

Se preveía una inversión de 33.500millones de pesos, de los cuales el 42%sería destinado a obras y serviciospúblicos y el 33% a diferentes estímulosa la actividad económica pública yprivada. Sólo se asignaba el 4% alrubro acción social y el 9% para losgobiernos provinciales, mientras que las

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fuerzas armadas se llevaban el 12% deltotal. Se invertirían 5000 millones entransporte, 4600 en combustibles, 3500en caminos y 2500 en la producción deenergía eléctrica[408].

Uno de los logros más importantesfue la puesta en marcha de la SociedadMixta Siderurgia Argentina (SOMISA),que permitía por primera vez produciracero en nuestro país, complementandola notable tarea de producción de hierrode los Altos Hornos Zapla.

Estos proyectos se encaminaban asentar las bases para una segunda etapade industrialización, destinada a crearuna industria pesada en Argentina.

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Resultaba difícil, por no decirimposible, el financiamiento local y laimplantación de tecnología de punta sino se facilitaba la instalación de plantasindustriales de capital foráneo. El planpreveía el incremento paulatino de lainversión extranjera en la economíaincluso en los rubros «vedados» por laConstitución justicialista de 1949, comoel de la energía y los combustibles.

El plan de ajuste cumplióinicialmente los objetivos propuestos ylogró contener la inflación. Mientras queen el trienio 1949-1951 el nivel deprecios minoristas había aumentado enun 40%, en el trienio siguiente llegó

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sólo al 19%, a un promedio del 6%anual con tendencia a la baja: en 1953,el 4% y en 1954, el 3,8% anual.También disminuyó la deuda pública,que en 1946 comprometía al 63% de larenta nacional y en 1954 era del57%.[409]

De carnes, hacendados ymatarifesUno de los problemas que tuvo queenfrentar el gobierno fue el del altonivel de consumo de carne alcanzadopor la población argentina a comienzos

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de los años 50. Los ganaderosdestinaban porciones cada vez másimportantes a la mucho más redituableexportación y esto llevó a una fuertesuba de precios, al desabastecimientodel mercado local y a la furia de Perón:

Los precios han subido y el cincuentapor ciento del poder adquisitivo es laalimentación y de ese valor, elveinticinco por ciento lo constituye lacarne […]. Y la carne se va a regularizaren el término de una semana por losmedios ordinarios y si no, la semanaque viene yo, por mediosextraordinarios, la voy a regularizar…Le hemos pedido a los ganaderos quetraigan su hacienda, pero pedirle a esagente es como pedirle a la pared. Como

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no han obedecido al primer pedido,veremos si obedecen a la segundaintimación; a la tercera, los voy a traer aellos junto con las vacas… Vamos aalcanzar una solución justa y rápida. Yde los sectores que incidan en el noabastecimiento, de esos me encargo yo,porque ya he dicho que aunque sea voy acarnear en la avenida General Paz y voya repartir carne gratis, si es necesario.La pagarán, los que no han sabidocumplir con su deber de abastecedores[…]. Cuando en este país uno deja decumplir con su deber, debe cargar conlas consecuencias. Y yo, lasconsecuencias, se las voy a hacer cargaren forma muy pesada, porque se lamerecen[410].

Más allá de la especulación de los

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ganaderos, el gobierno pudo detectar laexistencia de redes de operadoresurbanos que lucraban con la carne através de mataderos clandestinos y laentrada de vacunos en Liniers,incidiendo notablemente sobre la faenaen los frigoríficos y, por lo tanto, en elprecio al consumidor.

Ay, JuancitoLo que Perón no podía imaginar era queentre aquellos especuladores podríaestar su cuñado, Juan Duarte.

Las sospechas devinieron en

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certezas cuando una noche de principiosde abril de 1953 el General salía de unafunción teatral. Entre la gente quehabitualmente se acercaba a saludarlo,notó una cara que lo miraba distinto, conuna mezcla de bronca y necesidad de serescuchada. La muchacha, que se llamabaMalisa Zini y era una conocida actriz, nole dejó mucho tiempo para la duda. Se leacercó y en un tono no muy discreto ledijo que se cuidara mucho porque estabarodeado de ladrones, coimeros ycorruptos. Perón trató de calmarla,mientras que con su rapidez habitualrecorría mentalmente los posiblesorígenes del enojo de la mujer,

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evidentemente despechada. Se acordó,respiró hondo y la citó en la residenciade Olivos.

Allí la Zini se despachó a gustosobre los aspectos más oscuros de lavida y la obra de su expareja, JuanDuarte. Obviamente, no era la primeravez que Perón escuchaba cosasparecidas sobre su «Juancito».Recordaba con una sonrisa lo que lehabía contado Evita sobre la conductade su hermano durante la «gira del arcoiris». Al enterarse de las interminablescaravanas nocturnas de Juan y de ciertos«excesos» que tomaban estado públicoen aquella España franquista de tan

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doble moral, Evita tuvo que levantar elteléfono y amenazarlo: «Una puta más yte volvés a Buenos Aires». Tambiénrecordaba aquella vez que el ministroIvanissevich lo había alertado sobre los«peajes» que, según él, cobraba ahombres de negocios, desde su despachoen la secretaría privada, para otorgarlesentrevistas express con el presidente. Enesa ocasión, Perón lo miró sentenciantey le disparó una de las suyas:

Mira, Iván, el imperio británico selevantó con hombres buenos y conpiratas, y yo voy a levantar un imperioen Argentina, también con hombresbuenos y con piratas[411].

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Pero la denuncia de la actrizdespechada, que hablaba concretamentede la participación de Juancito en elnegociado de la carne que ocupaba porentonces todos los titulares de losdiarios, ponía en evidencia que habíallegado el momento de hacer algo. ElGeneral creó un grupo de investigadorescompuesto por el teniente coronel JorgeGarcía Altabe, el mayor IgnacioCialzetta y el general León JustoBengoa, subjefe del Estado Mayor deCoordinación. Preventivamente, JuanDuarte fue suspendido en su cargo y sudespacho fue precintado para serrevisado meticulosamente. Juancito

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decidió abreviar el trámite y renunciar,a través de una extensa carta dirigida asu jefe:

Señor Presidente, largos años en que hetenido el insigne honor de haber servidoa su lado, han desvirtuado el viejoadagio que dice: No hay hombre grandepara su valet. Yo he sido un poco de esoa su lado, mi querido general, y puedoasegurar que fui un mentís rotundo a esepopularizado decir, pues lo sabíapatriota, puro y grande, y hoy, despuésde casi ocho años, lo admiro aún más ylo veo más inmensamente grande quecuando me acerqué a usted. También escierto que esos largos años han minadomi salud y esta batalla gigante ypatriótica en que usted está empeñado

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permanentemente por su pueblo y por lapatria exige un esfuerzo sin retaceosque yo ya no estoy en condiciones deofrecerle, e inspirado en el ejemplo derenunciamiento y desinterés que miilustre y querida hermana dio alperonismo me dirijo a usted elevándolela indeclinable renuncia al cargo desecretario privado con que usted medistinguiera en oportunidad de ocupar elexcepcional gobierno que preside. Nonecesitaría decirle que usted, migeneral, habrá de contar con mi mássincera y profunda gratitud, pero quierodejar constancia de ello, como tambiénde mi inquebrantable lealtad y de miinconmovible adhesión, que no harávariar nunca ni la distancia ni el tiempo,ni circunstancia alguna que lo intentara.Ruégole tener presente mi cariñoso

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saludo que le transmito, con su respeto,en un estrecho abrazo. Juan Duarte[412].

La carta tomó estado público através de los diarios, y los rumoresinundaron la ciudad. En los mentiderospolíticos y periodísticos no se hablabade otra cosa. La oposición se frotaba lasmanos ante semejante escándalo quevinculaba a alguien tan cercano a Perón,al hermano de «esa mujer». Durante lasegunda semana de abril losinvestigadores le hicieron llegar a Perónsus primeras conclusiones, basadas enlos elementos encontrados en la cajafuerte de Duarte. Allí, entre perfumesfranceses, joyas de Ricciardi, papeles

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de compra y venta de caballos decarrera, títulos de propiedad, zapatos delujo y notas de empresarios pidiendo oagradeciendo favores, estaba lo quebuscaban: documentos que loincriminaban con el mercado negro de lacarne[413].

Pero un dato revelado por Bengoaagotó la paciencia de Perón. Entre lospapeles secuestrados estaba eldiagnóstico médico de la enfermedadvenérea padecida por Juancito queguardaba Perón en su propia caja fuertede la residencia. Tras analizar lasituación, llegó a la conclusión de queJuan había obtenido la llave que abría la

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puerta a los papeles secretos de Perón através de Evita. Quedaba la duda decómo había sido aquel trámite, pero esaviolación de la intimidad del presidenteresultó inadmisible para todos yparticularmente para Perón, que decidióordenarle a Juan que se presentara anteBengoa. En la tarde del 8 de abril Perónse dirigió al país señalando:

He de terminar también con todo aquelque esté coimeando o esté robando enel gobierno. He ordenado unainvestigación en la Presidencia de laRepública para establecer laresponsabilidad de cada uno, empezandopor mí… ¡Ni a mi padre dejaría sincastigo[414]!

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Estaba claro que el problema no lotenía precisamente con su padre.

Juan Duarte, el alma de la nocheporteña, el hombre al que todos queríanacompañar aunque fuese para quedarsecon lo que desechaba, el cuñado quedecidía quién filmaba o no en aquellaArgentina de película, el que se jactabade tener como amantes simultáneas a dosde las más bellas actrices del momento:Fanny Navarro y Elina Colomer, el quedecía «déjalo en mis manos», el quetodo lo podía, estaba acorralado por lasífilis y por algunas verdades que ya nopodía mentir. Quería volver atrás losrelojes y no haberse metido en ciertas

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cosas, pero ya era tarde. Entró en uno deesos estados donde la desesperación lepide pista a la depresión y el suicidio vadejando de ser algo que le pasa a losotros. En ese estado le escribió a FannyNavarro:

Vidita: Le ruego que me perdone, mevoy solo al campo. Esta semana me hanpasado cosas tan terribles que le doy lasgracias a Dios por estar todavía en misano juicio. Por eso quisiera estar soloy si pudiera me iría tan, tan lejos comotan amargado estoy. Mañana cumpleaños mi madre en Mar del Plata. Lehabía prometido ir y tampoco iré. […]sólo quiero que sepa que usted nadatiene que ver en todo esto y que ésta noes pena de amor, es desencanto, es

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terrible desazón, es asco a casi todo,que es mucho más y mucho peor. […]Por momentos, pienso que ya mi cabezano coordina más, que mis piernasaflojan porque también aflojan misfuerzas y me quedo hasta sin alma. Enuna palabra, me muero, pero no terminode morirme. Juan[415].

Hay dos versiones sobre lo que hizoJuan Duarte la noche del 8 de abril de1953. La de su cuñado y colaborador,Orlando Oscar Bertolini, quien le contóa Hugo Gambini:

Esa noche bebimos unos tragos dewhisky, no muchos, y cuando nosdespedimos, a eso de las doce y media,

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me tomó los hombros y me clavó lamirada. «Ándate derecho a tu casa», medijo. Yo no entendía muy bien elsentido de esas palabras. Pero al díasiguiente comprendí todo. Juancitoestaba muerto de un tiro en la sien. ¡Quéespantoso[416]!

La otra versión es la de Perón, quecuenta:

La vida de Juan ya se encaminaba porentonces hacia una pendiente que nopodía remontar. Una enfermedadprohibida, innombrable para la sociedadde aquel tiempo, lo llevaba hacia unaparálisis progresiva. […] Era conocidasu particular actitud frente adeterminadas mujeres con las cuales

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tuvo contacto, y a las que les propinógolpizas que no tenían una explicaciónracional, más bien propias de undemente. Aun sin ser investigado, susperspectivas eran sombrías. Paradecirlo de una vez, estaba ante uncallejón sin salida. […] Todo esto y lascalumnias y la enorme impresión de lamuerte de Evita, fue combinándosehasta producir una depresióninsostenible. La noche anterior cenóconmigo. Luego, en su departamento, setomó un somnífero, se le anuló elsubconsciente, y se mató[417].

La mañana en que Juan Duarte debíacomparecer ante el jefe de losinvestigadores, el mucamo InajuroTashiro entró a la habitación de su

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patrón como todos los días, con eldesayuno, y lo encontró arrodillado,rodeado de sangre, con las manos sobrela cama, como elevando una plegariavaya a saber a quién. Completaban laescena un Smith & Wesson calibre 38 yuna carta manuscrita que ocupabaprolijamente el borde de la mesita denoche. No había desorden sino un ordenmortal.

Juan Duarte, que nunca había escritotanto en tan poco tiempo dejaba alGeneral sus disculpas póstumas. Sabíaque era la última vez que empuñaría unalapicera, la última vez de todo.

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Mi querido general Perón: La maldad dealgunos traidores de Perón, del pueblotrabajador, que es el que lo ama a ustedcon sinceridad, y los enemigos de laPatria, me han querido separar de usted;enconados por saber lo mucho que mequiere y lo leal que le soy. Para ellorecurren a difamarme y lo consiguieron;me llenaron de vergüenza, pero nopudieron separarme de usted: desde mirenuncia, usted fue tan amigo comosiempre, y esta aflicción suya de estosdías por mí me pagó con creces el malque ellos me causaron. He sido honestoy nadie podrá probar lo contrario. Loquiero con el alma y digo una vez másque el hombre más grande que yoconocí es Perón. Sé de su amor por supueblo y la patria, sé como nadie de suhonestidad, y me alejo de este mundo

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asqueado por la canalla, pero feliz yseguro que su pueblo nunca dejará dequererlo y de haber sido su leal amigo.Cumplí con Eva Perón hasta donde medieron las fuerzas. Le pido cuide de miamada madre y de los míos, que medisculpe con ellos que bien lo quieren.Vine con Eva, me voy con ella, gritandoviva Perón, viva la Patria, y que Dios ysu pueblo lo acompañen por siempre.Mi último abrazo para mi madre y parausted.

Juan Ramón DuarteP. D.: Perdón por la letra, perdón portodo[418].

A partir de ese momento comenzó undebate inconcluso sobre si realmente setrató de un suicidio o de un asesinato.

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Abundan los argumentos en uno y otrosentido, las teorías conspirativas, lasfalsas denuncias y, obviamente, lassospechas de muchos y la incomodidadde otros tantos. Los procedimientos delprimer juez de la causa, Raúl PizarroMiguens, abrieron la puerta a las dudas:no se realizó una autopsia, no se le dioimportancia al tema de que la bala quemató a Duarte era de calibre 45 mientrasque el revólver que se encontró junto asu cadáver era un 38, ni a que él mismoapareciera del lado contrario del que seefectuó el disparo.

Era evidente que Juan tenía motivospara suicidarse. Pero el contexto

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político, el discurso de Perón y lasdenuncias anónimas, nunca confirmadas,de que había sido asesinado por ordende Apold y trasladado luego a sudepartamento, complicaban elpanorama. El único que no tuvo dudasfue el juez Pizarro Miguens, que cerró lacausa y abrió todos los interrogantes.Para él y para la Justicia que élrepresentaba, se había tratado de unsuicidio.

Sí Gandhi lo vieraEl tema se convirtió en un asunto deEstado cuando la autodenominada

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«Revolución Libertadora» creó laComisión Investigadora 58. Estaba acargo del capitán de fragata Aldo LuisMolinari y de un personaje digno de unatruculenta novela policial: PrósperoGermán Fernández Alvariño, que usabairónicamente el nombre de guerra de«Capitán Gandhi», aunque durante losinterrogatorios le gustaba que lollamaran «leoncito de Dios». Laseriedad de la Comisión 58, integradapor estos personajes y creada parainstalar definitivamente la hipótesis delhomicidio de Duarte, puede evaluarse apartir de las actitudes de «Gandhi». Elsujeto participó de la autopsia del

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cadáver exhumado y se quedó con dos«souvenirs»: el cráneo y un dedo pulgar.La cabeza de Juancito era esgrimida enlos interrogatorios por este siniestroantecesor de sus colegas de los años 70.Una de las víctimas de esta «gracia» delautotitulado capitán fue Fanny Navarro,quien cayó desmayada tras ser obligadaa ver aquellos despojos mortales. Decíael siniestro «Capitán» en uno de sussoliloquios, refiriéndose a sí mismo:

Pero este hombre que sabe algo defísica, de química, de medicina legal, delaboratorio, de scopometría, deinvestigación científica y tiene a vecesmétodos propios y científicos para

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buscar la verdad o encontrar la mentiraque parece oculta y triunfante, esteleoncito de Dios que pasó horas enterasleyendo el sumario ante la vista mismadel señor Secretario del Juzgado, Dr.Carlos Enrique Malbrán, reemplazandoscopómetros con aparatitos de suconfección e invención y sacó dibujoteniendo poca luz y ningún aparato deprecisión y reprodujo por sus medios laimagen para que mañana la confrontencon las macrofotografías que elgabinete tomará… Ya habrá advertido elSr. Comisario que mi cráneo tienecerebrósidos en cantidad, y que elmetabolismo del fósforo es normal.Por algo dediqué la especialización demi vocación al conocimiento de ladietética. Cuando los forenses sepanque dormía dos horas por día y tomaba

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dos litros de leche, dos yemas de huevo,mucho pan y mucho mate cocido, diránque la dieta era dieta para esfuerzocerebral[419].

Así pensaba y escribía el «Gandhi»de la «Libertadora». Habrá que esperara la aparición del «brujo» López Rega,que escribía sus delirios esotéricos bajoel seudónimo de «Hermano Daniel»,para que en la prosa política argentinaaparezca una pluma de similarescualidades. En estas manos estaba laComisión 58.

La causa fue cerrada en 1958,cuando el juez Jorge Franklin Kentrevisó el expediente y avaló lo actuado

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por el primer juez de la causa,determinando que se trató de unsuicidio. Pero la duda ha logrado eludirtodos los expedientes judiciales.

Primeras bombas en la Plazade MayoPara contrarrestar la ofensiva opositora,que encontraba en la carestía, eldesabastecimiento y el caso Juan Duarteun interesante caldo de cultivo, la CGTconvocó para el 15 de abril a unamovilización. La Plaza de Mayo volvióa llenarse y estaba todo listo para otro

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«día peronista». El General dedicó sudiscurso a vincular la complicadasituación económica con el accionar dela oposición:

He repetido hasta el cansancio que enesta etapa de la economía argentina esindispensable que establezcamos uncontrol de los precios, no sólo por elgobierno y los inspectores, sino porcada uno de los que compran, que es elmejor inspector que defiende subolsillo. Y para los comerciantes quequieren precios libres, he explicadohasta el cansancio que tal libertad deprecios por el momento no puedeestablecerse.

No había terminado aquella frase

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cuando una ensordecedora explosiónhizo volar a todas las palomas de laPlaza. Estaba claro que no era unpetardo, sino una bomba de alto poder.Perón intentó continuar:

Compañeros, éstos, los mismos quehacen circular los rumores todos losdías, parece que hoy se han sentido másrumorosos, queriéndonos colocar unabomba.

Otro explosivo estalló en esemomento y el General, con el rostrosevero, continuó:

Ustedes ven que cuando yo, desde aquí,anuncié que se trataba de un plan

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preparado, no me faltaban razones paraanunciarlo. Compañeros: podrán tirarmuchas bombas y hacer circularmuchos rumores pero lo que nosinteresa a nosotros es que no se salgancon la suya, y de esto, compañeros, yoles aseguro que no se saldrán con lasuya.

La multitud lo interrumpió y seoyeron repetidas claramente dospalabras: «¡Perón! ¡Perón!» y «¡Leña!¡Leña!». El líder no dejó pasar laoportunidad y sin medir demasiado suspalabras dijo:

Eso de leña que ustedes me reclaman,¿por qué no empiezan ustedes a darla?

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Compañeros: estamos en un momentoen que todos debemos de preocuparnosseriamente, porque la canalla nodescansa porque están apoyados desdeel exterior. […] Decía que es menestervelar en cada puesto con el fusil albrazo. Es menester que cada ciudadanose convierta en un observadorminucioso y permanente, porque hoy lalucha es subrepticia. Todo esto nos estádemostrando que se trata de una guerrapsicológica organizada y dirigida desdeel exterior, con agentes en lo interno.Hay que buscar a esos agentes, que sepueden encontrar si uno está atento, ydonde se los encuentre, colgarlos en unárbol. […] Con referencia a losespeculadores, ellos son elementoscoadyuvantes y cooperantes en estaacción. El gobierno está decidido a

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hacer cumplir los precios aunque tengaque colgarlos a todos. Y ustedes venque tan pronto se ha comenzado, y elpueblo ha comenzado a cooperar, losprecios han bajado un 25 por ciento.Eso quiere decir que, por lo menos,estaban robando el 25 por ciento. Hande bajar al precio oficial calculado,porque eso les da los beneficios queellos merecen por su trabajo. Noqueremos nosotros ser injustos connadie. Ellos tienen derecho a ganar perono tienen derecho a robar. […] Si paraterminar con los malos de adentro y conlos malos de afuera, si para terminarcon los deshonestos y con losmalvados, es menester que cargue antela historia con el título de tirano, loharé con mucho gusto. Hasta ahora heempleado la persuasión; en adelante

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emplearé la represión. Y quiera Diosque las circunstancias no me lleven atener que emplear las penas másterribles[420].

En la Plaza quedó el saldo humanode las explosiones: cinco muertos y másde cien heridos de consideración.

Perón no había terminado sudiscurso como solía hacerlo, conpedidos de tranquilidad y la tradicionalinvitación de ir de casa al trabajo y deltrabajo a casa. Los había convocado, encambio, a hacer justicia por manopropia. Algunos grupos, sintiéndoseintérpretes de aquellas palabras, sedirigieron a distintos lugares de la

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ciudad para destruir sedes partidarias ylocales sociales. Así cayó bajo lasllamas la «Casa del Pueblo», lahistórica sede del socialismo ubicada enRivadavia 2150. Entre las brasas quedóhecha cenizas la Biblioteca Obrera JuanB. Justo[421], uno de los archivos máscompletos de la historia del movimientoobrero argentino, que se perdió parasiempre. También fueron quemadas laCasa Radical, de Tucumán 1660; elcomité central del Partido Demócrata,en Rodríguez Peña 525, y la sede socialdel Jockey Club, de Florida 559. Losbomberos llegaron sospechosamentetarde y con sus autobombas sin agua.

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Todo parece indicar que los autoresde los incendios pertenecían a lashuestes de la Alianza LibertadoraNacionalista lideradas por JuanQueraltó, juntamente con hombres queoperaban al mando de Teissaire y el porentonces mayor Jorge Osinde. El futurole tenía reservado a Osinde el tristeprivilegio de pasar a la historia comouno de los responsables de la masacrede Ezeiza aquel inolvidable 20 de juniode 1973[422].

En cuanto a los autores de losatentados con bombas en la Plaza deMayo, algunos de los responsablesseñalados por Félix Luna son

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los hermanos Alberto y ErnestoLanusse y Roque Carranza eran algo asícomo coordinadores del grupo. Teníanun feble contacto con militares de bajagraduación, el capitán Eduardo Tholkeel más importante, que a veces lesproveían de explosivos y los alentaban acontinuar creándole dificultades aPerón[423].

Los hermanos Alberto y ErnestoLanusse eran miembros de una familiavinculada a la oligarquía ganadera, a laque también pertenecía AlejandroAgustín, entonces preso en el Sur porparticipar del intento golpista deMenéndez. Roque Carranza llegaría aser un destacado dirigente radical. Fue

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ministro de Obras y Servicios Públicosdurante la presidencia del doctor ArturoIllia y de Defensa en la administraciónde Alfonsín. Una estación de subte de lalínea D lleva su nombre.

No es bueno que el hombreesté soloEl General haría una autocrítica de estosgravísimos e injustificables hechos,años más tarde, en Madrid:

Mi gobierno no mandó a realizar estasacciones imprudentes, pero esindudable que se realizaron a favor del

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gobierno y como respuesta a la accióncanallesca de la oligarquía. Pero yo noquise que eso pasara, por la sencillarazón de que con eso contribuíamos aechar más leña al fuego. Después detodo había un dato que era indiscutible,los funcionarios públicos dejabanbastante que desear, la corrupción fueuna realidad que nosotros debimosatacar antes que nada, para después síllenarnos la boca contra nuestrosdetractores. Pero con que una sola desus críticas fuese verdadera, nosotrosno teníamos argumentación moral paradiscutir[424].

El texto deja entrever algunos de losproblemas más graves que se planteabanen el movimiento en aquellos momentos

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cruciales. La burocratización, con sucarga casi obvia y mortal deobsecuencia, alejaba a los mejoreshombres y encumbraba a los otros, a losque no les importaban ni Perón ni elmovimiento y que, como Teissaire oBengoa, tendrían ocasión de demostrarsus verdaderas intenciones apenas caídoel peronismo, pasándose inmediatamentea las filas de los «libertadores».

Hubo alejamientos de hombreshonestos que se iban callados porque noquerían tocar la música que tanto legustaba oír a la oposición. Hombrescomo Mercante, Jauretche, Carrillo yScalabrini Ortiz se alejaron sin irse del

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todo, porque sabían muy bien que losotros, los que tomarían el poder tras lacaída de Perón, venían a atrasar losrelojes. Estas ausencias debieron haberencendido una alarma quelamentablemente no se activó. Jauretcheintentó, a través de una sonora metáfora,llamar la atención del líder sobre aquelpersonalismo desbordante que hacía quetodo se llamara Perón o Eva Perón, queen las radios sólo se escuchara lo que elgobierno quería. Dijo entonces, con suhistórica claridad: «Cuidado, quecuando todo suena a Perón, es que suenaPerón[425]».

Scalabrini escribió:

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Me apena pensar todo lo que yo pudehacer en la formación de la conciencianacional en el transcurso de esos diezaños. Con seguridad, la oposiciónradical hubiera cambiado de tono. Esclaro que mi obra tenía un precio: laabsoluta libertad para escribir, y elgobierno de Perón hubiera sidoconstantemente hostigado por mí, parabien de Perón y del país. No le criticosiquiera haberse rodeado de adulones.El hombre de gobierno necesita esacorte de lisonja para sostenerse, paraconfortarse, para continuar esatremenda tarea de conducir al país entrelas tremendas dificultades internas yexternas. Pero debió haber dejado unresquicio, una trinchera, algo desdedonde hubiéramos podido continuaradoctrinando y enseñando[426]…

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Del otro lado de todo, el gobernadorbonaerense Carlos Aloé, a quien susdetractores solían caricaturizar como uncaballo, declaraba:

En el gobierno argentino no hay nadie,ni gobernadores, ni diputados, ni jueces,ni nadie; hay un solo gobierno que esPerón[427].

Se va la terceraEl mundo «civilizado» había inventadouna nueva guerra a la que habíanllamado «fría» porque le faltaba la

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calentura de los combates directos. Encriollo, las dos grandes potencias sepreparaban para hacer pelear a los otrosen su nombre o por sus intereses. En estecontexto, la política de bloques y «áreasde influencia» se tornó fundamental eimplicó un necesario cambio deestrategia por parte de los EstadosUnidos hacia los paíseslatinoamericanos en general y hacia laArgentina en particular. Lapreocupación por los nazis, si es quealguna vez existió sinceramente, habíaquedado atrás. La nueva prioridad deWashington era prevenir el «avancecomunista» en el hemisferio[428].

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Estados Unidos nos enseña«democracia»Suele olvidarse, y no inocentemente, quemientras la prensa del sistema y elgobierno de los Estados Unidos seescandalizaban por la censura ejercidapor el gobierno peronista, en aquel paísse vivía un proceso de persecuciónideológica sin precedentes, que pasó ala historia como el macarthismo.Volvemos a poner seriamente en duda laautoridad moral de algunos medios deprensa y de la clase política de la«mayor democracia del mundo» para

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levantar tribunales acusatorios contraotros países, sobre todo cuando unaparte importante de esa prensa y de esaclase política norteamericana, tansensible a «la falta de libertades en laArgentina», calló, fue cómplice o enmuchos casos alentó aquella «cruzada»de graves consecuencias para todos losque compartían ideas de cooperaciónsocial, de protección a los sectores másnecesitados de la sociedad, o quieneshabían militado o mantenido algún gradode relación con el partido comunistanorteamericano.

Desde el final de la guerra comenzóuna verdadera obsesión por exaltar los

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valores nacionales estadounidenses,sintetizada en el espíritu individualista yaventurero del cowboy del Far West ,difundida a través de innumerablespelículas y series de televisión.

En este contexto comenzó adesarrollarse la llamada caza de brujas.Lo de brujas respondía al recuerdo deun episodio ocurrido en el poblado deSalem, cuando un grupo de mujeresfueron acusadas de brujería poroponerse a las autoridades locales, afines del siglo XVII. Este episodio fuemagistralmente llevado al teatro por eldramaturgo Arthur Miller en su obraCrisol, conocida en el mundo como Las

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brujas de Salem, que se transformó enun duro alegato contra el autoritarismo ylas arbitrariedades de los gobiernos.

En marzo de 1947, el presidenteTruman aprobó el «Programa de Lealtadde Empleados Federales», destinado aexpulsar de sus cargos a losfuncionarios sospechosos de deslealtadpolítica. Todos los empleados estatalesque no pensaran como el gobiernoperdieron sus puestos de trabajo. En estatarea actuó intensamente el Comité deActividades Antinorteamericanas,conformado el 26 de mayo de 1948 pordos comisiones parlamentarias, una enla Cámara de Representantes

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(diputados) y otra en el Senado. A partirde 1950, el Comité del Senado,presidido por el senador republicanopor Wisconsin, Joe McCarthy, comenzóa interrogar a gente que desempeñabaactividades relacionadas con lacinematografía. McCarthy era unpolítico conocido en su distrito por subajo nivel intelectual y sus manerasvulgares, y por haber recibido un«préstamo personal» de un directivo dela Pepsi-Cola para hacer campañacontra los controles de precios despuésde la guerra.

El «Pepsi-Cola Kid», como lollamaba la prensa estadounidense,

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además había tomado el tema delanticomunismo como caballito debatalla para hacerse popular. Las causasde la elección de la industria del cinecomo blanco de la campañaanticomunista fueron, básicamente, tres:en primer lugar, muchos profesionales(directores, guionistas, actores)provenían de la inmigración antifascistade la primera posguerra; por otra parte,había que poner un cuidado especial enel contenido de las películas, por laobvia influencia ideológica que ejerceel cine sobre las masas; y finalmente,por el efecto «ejemplificador» quetendría en el público ver a algunas de

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sus estrellas declarando ante el Comité.Se creó una psicosis colectiva,

basada en el aparato de propaganda.Personas, revistas, radios y canales detelevisión competían en denunciar elpasado dudoso de tal o cual actriz,actor, escritor o director. Así surgieronlas listas negras que impedían a quienesfiguraban en ellas trabajar en losEstados Unidos.

Uno de los interrogatorios deMcCarthy se recordará siempre. Ante laabsurda pregunta del senador: «Si ustedestuviera gastando, como nosotros, másde 100 millones de dólares al año enuna campaña contra el comunismo a

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través de la publicación de libros,¿adquiriría las obras de unos 75 autorescomunistas y las distribuiría?». El másimportante autor norteamericano denovelas policiales, Dashiell Hammett,respondió: «Creo que si luchara contrael comunismo, como ustedes dicen, no ledaría a la gente ninguna clase de libros,ni comunistas ni anticomunistas, porqueyo fui acusado de comunista por escribiry leer libros». Hammett fue condenado aseis meses de prisión, y sus librosfueron retirados de las bibliotecas.

Mirando al patio trasero

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Perón había firmado con ciertareticencia el Tratado Interamericano deAsistencia Recíproca (TIAR) en 1947 yhabía logrado su radicación por elCongreso en 1950, aunque con fuerteoposición en sus propias filas y en lossectores nacionalistas que hastaentonces apoyaban críticamente algobierno.

El TIAR significó, en su conjunto, untriunfo de la diplomacia norteamericana,que imponía a través de este mecanismo,hecho a la medida de sus estrategias, sucriterio en temas decisivos como lautilización de la fuerza en caso deconflictos interhemisféricos[429]. Una de

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las motivaciones de Perón paraestampar su firma fue que en aquelcontexto internacional, donde no parecíadescabellada la posibilidad de unaTercera Guerra Mundial, se hacíanecesario asegurar los mercadosexternos para la Argentina.

Frente a la guerra fría, Perónpropuso su tesis de la «TerceraPosición», poniendo en el terreno de lafilosofía política y económica unrechazo tanto del sistema estatalabsoluto soviético como del liberalismoclásico, y en el campo internacional, unatoma de distancia de los bloquesconducidos por los Estados Unidos y la

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Unión Soviética. Decía Perón:

El mundo entero se halla dividido endos partes: una responde alindividualismo en forma capitalista, otraresponde al colectivismo de formacomunista. El individualista, cuyafilosofía de la acción es netamenteliberal, entiende que en su acción elgobierno debe prescindir de todaintervención en las actividades sociales,económicas y políticas del pueblo. Lasconsecuencias han sido desastrosas: laanarquía política en lo político, elcapitalismo nacional o internacional enlo económico y la explotación delhombre por el hombre en lo social. Elcolectivismo, cuya filosofía de laacción es netamente antiliberal,entiende que en su acción el gobierno

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puede y aun debe asumir la direccióntotal de las actividades políticas,económicas y sociales del pueblo. Lasconsecuencias no han sido menosdesastrosas que el individualismo.Dictadura en lo político,intervencionismo en lo económico,explotación del hombre por el Estadoen lo social. La doctrina justicialistatrae al mundo su propia solución[430].

El gobierno norteamericanodescreyó de esta postura de Perón. En undocumento desclasificado puede leerse:

la tercera posición no es una posiciónde neutralidad pasiva, ya que Perónbusca agresivamente alinear a laAmérica Latina bajo su liderazgo […]

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Dada la limitada influencia que tiene laURSS en la región, esta política es laque atenta directamente contra losintereses norteamericanos[431].

Cuando en 1950 comenzó la guerrade Corea, a pocos meses de lainstalación de la República PopularChina, los Estados Unidos presionaron asus países satélites de América Latina,durante la IV Reunión de Ministros deRelaciones Exteriores, para formar unafuerza «internacional» de defensahemisférica. La delegación argentina,actuando en conjunto con la mexicana yla guatemalteca, hizo fracasar lapropuesta.

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La idea de la Tercera Posición hizoque Perón virase hacia los paísesvecinos en busca de acuerdos bilateralese incentivos comerciales, Su estrategia,que se demostraría correcta con eltiempo, fue aumentar los lazos con lospaíses de la región. Impulsó lainstalación de embajadas donde sólohabía consulados; se difundióbibliografía argentina y justicialista portoda Latinoamérica; el gobiernoperonista compró medios de prensa enalgunos países y creó la Agencia Latinade Prensa, con sede en México, paracontrarrestar el monopolio informativode las agencias norteamericanas. Para

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ella trabajó un médico rosarinodesocupado que hacía sus primerasarmas en la fotografía. Se llamabaErnesto Guevara; después sería parasiempre el «Che».

Unidos o dominadosLa Argentina firmó acuerdos con Chile,Paraguay, Ecuador, Nicaragua y Bolivia.Pero el General soñaba sobre todo conuna sólida alianza con Brasil y Chile, elfamoso ABC. Sin embargo, como élmismo decía,

el ABC sucumbió abatido por los

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trabajos subterráneos del imperialismo,empeñado en dividir e impedir todaunión propiciada o realizada por los«nativos» de estos países «pocodesarrollados» que anhela gobernar yanexar, pero con factorías de «negros ymestizos» […]. Ni la Argentina, niBrasil, ni Chile aisladas pueden soñarcon la unidad económica indispensablepara enfrentar un destino de grandeza.Unidos forman, sin embargo, la másformidable unidad a caballo sobre losdos océanos de la civilización moderna.[…] podría construirse hacia el norte laConfederación Sudamericana,unificando en esa unión a todos lospueblos de raíz latina. […] Sabemos queestas ideas no harán felices a losimperialistas que «dividen para reinar»[…]. Unidos seremos inconquistables;

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separados, indefendibles[432].

Estados Unidos jugó su pieza clavepara hacer fracasar el ABC: su enormeinfluencia sobre el gigante por entoncesnaciente, el Brasil. Sin el apoyodecidido del socio potencial másimportante, cualquier intento de alianzaregional estaba condenado al fracaso.

Perón viajó personalmente alParaguay para devolver los trofeos deguerra capturados durante la guerra de la«Triple Infamia[433]», como la llamabaJuan Bautista Alberdi; entre ellos, unreloj que perteneció al mariscalFrancisco Solano López[434], lo que fue

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aprovechado por el General para decir:«quiera Dios que este reloj marque lashoras felices a que tiene derecho elpueblo paraguayo por sussacrificios[435]».

El General no se cansaba de hablarde la necesaria unidad latinoamericana.Disertando sobre el tema en la EscuelaSuperior de Guerra, Perón lanzó unafrase destinada a pasar a la historia:

Pienso yo que el año 2000 nos va asorprender unidos o dominados; piensotambién que es de gente inteligente noesperar que el año 2000 llegue anosotros, sino hacer un poquito deesfuerzo para llegar un poco antes al2000, y llegar un poco en mejores

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condiciones que aquélla, que nos podrádeparar el destino mientras nosotrosseamos yunque que aguantamos losgolpes y no seamos alguna vez martillo,que también demos algún golpe pornuestra cuenta[436].

Por otro lado, durante los gobiernosperonistas, las relaciones con el resto delas naciones fueron buenas. La Argentinafue uno de los primeros países quereconoció oficialmente al Estado deIsrael y se activaron las relacionescomerciales con la Unión Soviética ylos países del Este. El 5 de agosto de1953 se firmó el primer acuerdocomercial entre la URSS y un Estado

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latinoamericano.

Tras su manto de neblinaPor aquellos años se produjo la agresióninglesa a una base argentina en laAntártida, que fue repelido por lasfuerzas argentinas. Así lo cuenta Perón:

Inglaterra envió una fragata y destruyóuno de nuestros refugios. La guarniciónnuestra era más bien pequeña, peroamenazando con las ametralladorasdieron a los ingleses cinco minutos paraque abandonaran aquella tierra. Losingleses se marcharon pero dejaron subandera izada en el refugio que habían

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destruido y un cabo nuestro la arrancó yse la arrojó al bote que empleaban losingleses para huir. Vino a verme elembajador británico y tuve con él unapequeña conversación más bienamistosa, en el curso de la cual mepreguntó «¿Cómo van a arreglar ustedesese asunto de la Antártida?». Lecontesté: «¿Qué derecho tienen ustedesa la Antártida?» y me replicó: «LaAntártida es una prolongación de lasislas Malvinas». Y fue entonces cuandoyo le dije: «Sí. Eso me recuerda a untipo que me robó un perro y al díasiguiente vino a buscar el collar[437]».

En 1953, en ocasión de lacoronación de su graciosa majestad lare ina Isabel II, en representación del

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gobierno argentino viajó el presidentedel Senado, almirante Alberto Teissaire,con una misión imposible: comprarle lasMalvinas a Gran Bretaña. Como habíaocurrido durante el gobierno de Rosascon la oferta presentada por el enviadoManuel Moreno (el hermano deMariano), el gobierno inglés ni siquieraconsideró la oferta porque haberlohecho hubiera significado reconocerexplícitamente nuestros derechos.

El amigo americanoPero para 1953 la Tercera Posición fuecediendo el lugar a una política de

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acercamiento a los Estados Unidos, quese evidenció durante la visita delhermano del presidente Eisenhower a laArgentina.

La visita, como todas las de suespecie, no era precisamente turística.Mr. Milton, el hermano presidencial,venía a explorar las oportunidades denegocios en el país y a sondear lasposibilidades para concretar acuerdospetroleros con la Argentina. Un añodespués, Perón reconocería este cambiode orientación:

En el orden internacional, doy gracias aDios de que nos haya permitido en esteaño estrechar nuestras relaciones con

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todos los pueblos de la tierra. Unpequeño diferendo, más de forma quede fondo, que existía con los EstadosUnidos, ha sido total y absolutamentesolucionado. Y en ello, haciendo lajusticia a que tengo el deber, deboexaltar la ilustre personalidad delpresidente Eisenhower, quien con ungesto que lo honra y lo enaltece, mandóa su propio hermano para zanjar todaslas dificultades que pudieran existir conla Argentina. Yo soy el más feliz de loshombres al haber podido realizar esteacto que nos une sin reservas mentales alos pueblos hermanos de América[438].

La materialización más concreta deeste cambio fue el impulso y laaprobación de la Ley de Inversiones

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Extranjeras en agosto de 1953. A partirde entonces se concretaron importantesinversiones productivas como lainstalación de la FIAT en Ferreyra y delas Industrias Kaiser Argentina (IKA) enSanta Isabel, ambas muy cerca de lacapital cordobesa. Allí se fueconformando un notable polo industrialque incluía la Fábrica Militar deAviones y las Industrias Mecánicas delEstado, productoras del legendarioRastrojero y de la noble motocicletaPuma, la famosa Pumita.

El Congreso de la

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ProductividadLas reorientaciones económicas,sociales y políticas del Segundo PlanQuinquenal y la recomposición derelaciones con el capital extranjerogeneraron resquebrajamientos en elfrente gubernamental. Una de las señalesfue la dificultad en ponerse de acuerdoentre la central obrera y la flamantecentral empresaria, la ConfederaciónGeneral Económica (CGE), durante lassesiones del «Congreso de laProductividad», realizado en BuenosAires entre el 21 y el 31 de marzo de1955. Uno de los objetivos del gobiernoy de la CGE era imponer la idea de que

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para aumentar la productividad eraimprescindible un mayor esfuerzo porparte de los trabajadores y la concreciónformal de la alianza entre lostrabajadores y la soñada burguesíanacional.

Los empresarios se quejaban por losaltos índices de ausentismo y lo queellos llamaban «abusos» por parte delos trabajadores.

No podemos dejar pasar por altoesta referencia a los «abusos»cometidos por los obreros por unbrevísimo espacio de tiempo enproporción al desarrollo de la injustahistoria de la relación capital-trabajo en

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la Argentina. Es notable el espacio queocupa en los textos de los historiadoresautodenominados «liberales» este tipode menciones, mientras brilla por suausencia más de un siglo de explotacióninhumana, que se mantiene hasta elpresente. Una realidad donde los abusosvienen siempre del mismo lado, noprecisamente de los trabajadores, sobrelos que se cargan las tintas por aquelloscasi diez años durante los cuales semodificó parcialmente la relación defuerzas.

Perón recibía las quejas de losindustriales, pero sabía que elmovimiento obrero era la base de

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sustentación de su movimiento. Estolimitaba claramente su menú dedecisiones políticas.

Cuando le tocó hablar en lassesiones de ese Congreso, el secretariode la CGT, Juan Vuletich, apuntó directoa las falencias del sector empresarial ysu falta de compromiso con el momentohistórico que se estaba viviendo. Señalóque ni siquiera se ocupaban de cumplircon las leyes laborales y previsionales yque, en vez de reinvertir sus gananciasen el sector productivo, lo hacían enbienes suntuarios para marcar su status.El diagnóstico coincidía con el deArturo Jauretche:

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Esta nueva burguesía evadió gran partede sus recursos hacia la construcción depropiedades territoriales y cabañas quele abrieran el status de ascenso al planosocial que buscaba. Fue incapaz decomprender que su lucha con elsindicato era a su vez la garantía delmercado que su industria estabaabasteciendo y que todo el sistemaeconómico que le molestaba era el quele permitía generar los bienes de queestaba disponiendo. Pero ¿cómo iba acomprenderlo si no fue capaz decomprender que los chismes, lasinjurias y los dicterios que repetíacontra los nuevos de la política o delgremio eran también dirigidos contra supropia existencia? Así asimiló todos losprejuicios y todas las consignas de losterratenientes que eran enemigos

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naturales, sin comprender que loschismes, las injurias y los dicteriostambién eran válidos para ella[439].

A su turno, José Gelbard[440] reseñólos que para él constituían losprincipales problemas que dificultabanel aumento de la productividad: elausentismo, la indisciplina, lainterrupción frecuente de las tareas enlas fábricas por las convocatorias aasambleas por parte de las comisionesinternas. No omitió referirse a unacuestión técnica que señalamos enpáginas anteriores: las dificultades paramodernizar las maquinarias obligaban aun uso más intensivo de las mismas pero

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también a una mayor cantidad de horas-hombre si se quería aumentar laproductividad. Propuso un sistema deincentivos por producción que secontradecía con la mayoría de losconvenios colectivos de trabajo de losgremios afiliados a la CGT, que habíandesterrado el trabajo a destajo[441].

La California ArgentinaLos cambios de orientación también seexpresaron en un sector tan sensiblecomo el energético. Para 1953, laArgentina importaba la mitad delpetróleo que consumía y el 25% de lo

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invertido en importaciones correspondíaa los combustibles. Perón, refiriéndose apotenciales convenios con empresasextranjeras, declaró:

Y bueno, si trabajan para YPF, noperderemos absolutamente nada, porquehasta les pagamos con el mismopetróleo que sacan. En buena hora,entonces, que vengan para que nos dentodo el petróleo que necesitamos.Antes no venía ninguna compañía si nole entregaban el subsuelo y todo elpetróleo que producía. Ahora, para quevengan a trabajar, ¡cómo no va a sernegocio, un gran negocio, si nosotrosestamos gastando anualmente en elexterior arriba de 350 millones dedólares para comprar el petróleo que

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necesitamos, que lo tenemos bajo tierray que no nos cuesta un centavo! ¡Cómovamos a seguir pagando eso!… ¿Queellos sacan beneficios? Por supuestoque no van a venir a trabajar por amor alarte. Ellos sacan su ganancia y nosotrosla nuestra; es lo justo[442].

Tras estudiar los proyectos deexplotación petrolera presentados porempresas inglesas y norteamericanas, elgobierno se decidió por una subsidiariade la Standard Oil, la empresaCalifornia Argentina de Petróleo S. A.

El contrato fue firmado el 25 deabril de 1955 por el doctor OrlandoSantos como titular del Ministerio de

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Industrias y en nombre del gobierno, ypor Owen James Haynes enrepresentación de la petrolera, en cuyodirectorio figuraba un viejo «amigo» dela Argentina y un añejo empleado de losRockefeller: Spruille Braden. Elconvenio comercial establecía:

1. La California invertiría 13.500.000dólares en cuatro años paraexplorar y explotar un áreaaproximada a los 50.000 km2 en laprovincia de Santa Cruz.

2. La concesión se otorgaba porcuarenta años, prorrogables porcinco más.

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3. La empresa se comprometía aproducir 200 barriles diarios yentregarle al Estado el 50% de susutilidades, y le vendería a YPF laproducción al precio de Texas.

4. El gobierno le otorgaba a laCalifornia exenciones impositivasy el derecho de importar librementetodos los bienes que consideraranecesarios. La empresa nacionalYPF se comprometía a realizar lascostosas tareas de exploración y aaportar a la California toda lainformación que tuviese sobre lasáreas concesionadas. El contrato nodecía cuál sería la retribución de

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nuestra petrolera por estosservicios.

5. La empresa norteamericana podíarescindir el contrato cuandoquisiera, sin que eso implicaraningún costo; pero si el querescindía era el Estado argentino,tenía que pagar una millonariaindemnización[443].

Perón, un mes antes de la firma delcontrato y conociendo obviamente sucontenido, se atajó: «Sé que ahora losque han vendido el país cuando estabanen el poder, van a decir que somosnosotros los vendidos y que ellos son

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los libertadores[444]». Decidió enviar elcontrato al Congreso para que sedebatiera, dejando la responsabilidad dela aprobación en el Poder Legislativo.

El contrato fue recibido conentusiasmo por The New York Times:

El Presidente Perón opina que elporvenir de su país está estrechamentevinculado con la aceleración deldesarrollo de sus recursos de petróleo yque la experiencia de los últimos veinteaños demuestra que no puede serexplotado sólo por YPF […]. ElDepartamento de Estado ha seguidoatentamente las negociacionespetroleras y entiende que está alentadopor la decisión del Presidente Perón.

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Esta decisión puede ser el retorno delcapital extranjero para explotación deotras empresas en la Argentina […]. Siel nuevo plan petrolero tiene éxito, ypor consiguiente se necesitan menosdivisas para petróleo extranjero, esposible que se supriman en pocos añoslas restricciones al envío de utilidades.El acuerdo petrolero de la Argentinacon el capital extranjero es el primerpaso importante de esta clase que da ungran país en la América Latina desdehace varios años[445].

Los primeros en cuestionar elcontrato fueron los diputados peronistasRaúl Bustos Fierro, Joaquín Díaz deVivar, Alonso y Picerno, querecordaban además que el convenio iba

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en sentido contrario al artículo 40 de laConstitución de 1949.

Los principales cuestionamientostenían que ver con la extensión de laconcesión, tanto en el sentido geográficocomo en el temporal; la obligación depagar el petróleo extraído de nuestroterritorio en dólares, lo que implicabauna innecesaria salida de divisas; ladesigualdad jurídica impuesta a la horade rescindir el contrato, las excesivasconcesiones hechas a la empresa enmateria impositiva y la liberalidad paraingresar material importado y pararemitir ganancias. Los legisladoressabían de las presiones de la empresa

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yanqui por derogar el artículo 40; peroera más que evidente que en aquelcomplejo contexto político Perón nopodía convocar a una asambleareformadora para adecuar laConstitución a la voluntad de unaempresa extranjera.

Algunos sectores de la oposiciónseñalaron entonces que Perón fogoneó elconflicto con la Iglesia —del que nosocuparemos en al capítulo siguiente—para promover una reformaconstitucional que modificara el artículo2o, que establece que la NaciónArgentina sostiene el culto católicoapostólico y romano, concretar la

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separación de la Iglesia y el Estado y,como quien no quiere la cosa, modificarel artículo 40 de la Constituciónperonista. Un panfleto arrojado poraquellos días por la oposición decía:

Podemos afirmar ante el juicio públicoque la cuestión religiosa, tansorpresivamente promovida desde laPresidencia de la República, no es sinola cortina de humo con que se quiereocultar el verdadero objetivo de lareforma constitucional, exigida por laplutocracia yanqui[446].

Y otro, en forma de verso, decía:

Ahijuna a los peronistas

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Qué mal les salió la cuentaY lo que ahora se intentaCon la nueva convenciónEs suprimir de un renglónEl Artículo Cuarenta.

Se trata de enajenarLos bienes de la NaciónY con la separaciónDe la Iglesia y el EstadoZorramente han pretendidoCambiar la Constitución[447].

Es evidente que el conflicto con laIglesia comenzó mucho antes y que tuvo,como se verá, una dinámica propia.

El gobierno nombró defensor oficialdel proyecto al ministro Santos, quien no

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resultó muy convincente, más allá de sushabilidades oratorias, por locuestionable del acuerdo.

El radicalismo, en la persona de unode sus principales referentes, elpresidente del Comité Nacional, ArturoFrondizi, atacó duramente el contratocomo un acto de traición y de entrega alimperialismo. Años más tarde, ya siendopresidente de la República, searrepentiría de estas consideraciones yfirmaría los famosos contratospetroleros tan cuestionados por propiosy extraños. Frondizi admitió que elradicalismo había cometido un error alrechazar el contrato con la California y

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en una carta privada al exministroSantos, reconoció que en esa actitudhabía participado la influencia inglesa,que se oponía a que avanzaran ennuestro país los esfuerzosnorteamericanos para extraer petróleoargentino. En su libro Del poder alexilio, publicado en 1973, Perónmanifestó que él fue víctima delpetróleo y agregó: «El consejerocomercial inglés en Buenos Airesdeclaró un día, con desusada franqueza,que cualquier esfuerzo realizado porquienquiera para asegurarse laproducción petrolífera argentina, seríaconsiderado en Londres como unatentado a los intereses británicos»[448].

El polémico convenio no llegaría a

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concretarse. Otros problemas muchomás graves ocuparían la atención delgobierno y de todos los argentinos enaquellos meses de 1955.

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Vencedores yvencidos

La caída del tirano Perón enArgentina es la mejor reparación alorgullo del Imperio y tiene para mítanta importancia como la victoriade la Segunda Guerra Mundial, ylas fuerzas del Imperio Inglés no ledarán tregua, cuartel ni descansoen vida, ni tampoco después demuerto.

WINSTON CHURCHILL, discurso enla Cámara de los Comunes, octubre

de 1955

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En aquellos días de 1955 podíapercibirse un clima raro. La situaciónpolítica se había ido complicando másde lo deseable. La oposición no lograbaamalgamarse como en 1945, cuandohabía formado la famosa UniónDemocrática.

Curiosamente uno de los máspoderosos factores de unidad era elpadecer por igual la censura oficial, ladificultad para comunicarse con lasociedad y la persecución sufrida porsus militantes. El gobierno parecía notomar debida cuenta de hasta qué punto

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estaba propiciando una alianzaopositora.

Sólo faltaba el factor aglutinante queestuviera en condiciones de ponerse alfrente de aquella alianza con seriasprobabilidades de llevarla a la victoria.La Iglesia Católica surgirá nítidamentecomo la alternativa perfecta, por variasrazones. Era una de las pocascorporaciones que no había sidocopiada por el peronismo; su imagen de«neutralidad» la ponía «por encima delas pasiones», a lo que sumaba sucarácter de fuente ideológica y reservamoral de las fuerzas armadas y suenorme influencia sobre la población

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civil, que por aquellos años era muyimportante. El gobierno estaba a puntode embarcarse en un grave conflicto sinmedir seriamente la relación de fuerzas,que ya no era la de 1946.

A Dios rogando y con el mazodandoSi bien en un principio las relacionesentre el gobierno y la Iglesia parecíanmarcadas por el reconocimiento y eldiálogo, estaba muy claro que losapoyos recíprocos no tenían que verprecisamente con la común admiración y

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el respeto sino con la mutuaconveniencia. Perón tenía una basesocial mayoritariamente católica yobraba en consecuencia, otorgándolenotables privilegios políticos yeconómicos a la corporacióneclesiástica.

Cumpliendo sus promesaselectorales —que llevaron a la jerarquíacatólica a recomendar a sus feligresesvotar por Perón, en la famosa Pastoralde 1945—, el presidente hizo que elCongreso convirtiera en ley el decretoque introducía la enseñanza religiosa enlas escuelas, declarada optativa yextracurricular por la Ley 1420

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sancionada por iniciativa de Sarmientoen 1884.

En 1947, en ocasión del debateparlamentario, el diputado radical LuisDellepiane había dicho, refiriéndose ala Iglesia Católica y sus cuadrospolíticos:

Quienes ahora están a favor de la ley deenseñanza religiosa, terminaránbuscando refugio y amparo en las filasradicales, pues el gobierno totalitario,en el curso del tiempo, terminará porperseguir a la Iglesia que hoy arrancauna ley, más que por la discusión, porimposición de una mayoríaregimentada[449].

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El padre Hernán Benítez recordabaque en una entrevista con el papa PíoXII, el Sumo Pontífice había sido muygeneroso con Perón en sus expresiones:

En audiencia a solas, de una hora, SuSantidad, después de leer el extensodocumento del General Perón que dejéen sus manos, abundó en expresiones degratitud hacia nuestro Presidente y loelogió sin reservas: por haber cortado laracha de sesenta años de laicismo yateísmo escolar; por haber mantenidoen las leyes la indisolubilidad delmatrimonio, contra lo que acaece en lamayoría de los países del mundocatólico; por la eficacia de su acciónobrerista, que conjuró el peligro delcomunismo en la Argentina, señalada

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para cabecera de puente del comunismoamericano […]; por los recursosdistribuidos con mano larga con quesubsidió a los países europeospauperizados por la guerra, incluido elmismo Vaticano[450].

Pero habían pasado los años y aquelromance inicial estaba resquebrajado. Ala jerarquía católica la veníaincomodando el marcado tinte político ypersonalista que el peronismo les daba asus actividades. La acción arrolladorade Evita en pocos años era una denunciamuy evidente de la inacción social desiglos de la Iglesia, y las donaciones ylas limosnas se depositaban cada vez

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menos en los templos y más en lascuentas de la Fundación. La molestiaeclesiástica con «esa mujer» eraindisimulable; si hasta habíareemplazado a las tradicionales monjaspor enfermeras profesionales en loshospitales. Un hecho simbólico nomenor que indignaba a la Iglesia, loconstituía la ocupación del espaciomítico nunca antes disputado. Lossacerdotes señalaban la inconvenienciade que convivieran en las mismasparedes y con la misma jerarquías losretratos de Evita, Perón y Jesús. Estalucha se potenció al morir Evita. Laabanderada de los humildes se convirtió

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automáticamente en santa para el cultopopular, que le levantó altares en todo elpaís sin esperar la aprobación de laSanta Madre Iglesia, porque sabía muybien que eso no pasaría nunca.

Todos estos elementos hacían pensara la corporación eclesiástica que prontose vería en la obligación de cumplir unrol más cercano al sometimiento que a laalianza táctica, y que ese papel incluiríael renunciamiento a sus tradicionalesapoyos a las clases dominantes. Paraque nadie se confunda, por entonces nohabía nada siquiera parecido a lo quecobraría fuerza unos trece años mástarde bajo el nombre de Movimiento de

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Sacerdotes por el Tercer Mundo [451], yfaltaban ocho años para que en elConcilio Vaticano II[452] el papa JuanXXIII[453] intentara hacer optar a laIglesia, que alguna vez había sido deCristo, por los pobres. Por aquellos díasla Iglesia argentina, que ostentaba eldudoso récord de ser una de las másreaccionarias del mundo, optaba sinculpas por los ricos y poderosos ymilitaba fervorosamente —más allá dehonrosas excepciones personales— porel mantenimiento o, en el caso de laArgentina anterior a septiembre de1955, por el retorno del ordenestablecido del privilegio y la exclusión

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y contra todo cambio tendiente alajusticia social. Ésa fue la Iglesia que seconstituiría, con todo lo que elloimplicaba, en el más lúcido,consecuente y consciente punto dereferencia del frente opositor a Perón.Un pionero en la materia fue elsacerdote ultraderechista JulioMeinvielle, quien en 1949 escribió unartículo en el periódico Presencia,titulado «Hacia un nacionalismomarxista». En él decía que

al carecer de una concepción unitaria devalores, el General Perón ha idocayendo en un planteo puramenteeconómico y materialista. Por la fuerza

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de las cosas, su justicialismo habría deconvertirse en un verdaderomarxismo[454].

Perón detallaría en un discursoalgunos hitos de aquel distanciamiento:

Recuerdo, por ejemplo, la luchasistemática contra la persona y contra laobra social de la señora Eva Perón y desu benemérita Fundación; la campaña decalumnias y difamaciones de que fueranobjeto las mujeres del PartidoPeronista Femenino, campaña carentede todo espíritu cristiano y totalmenteinjusta; las actitudes de numerososmiembros del clero que se negaron asatisfacer los deseos del Pueblo cuandoéste trató de realizar oficios religiosos

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por la salud o en memoria de la señoraEva Perón; el desprecio por laorganización obrera que se agrupa en laConfederación General del Trabajo; lascampañas organizadas contra laposición ideológica del MovimientoPeronista, posición de paz para lareconciliación del mundo; la prédica derumores destinados a lograr eldesprestigio de los hombres degobierno mediante las más disparesacusaciones; las campañas tendientes acrear el descrédito del Gobierno en elexterior de la República; los ataquesinjustificados contra las organizacionesjuveniles y las más infames calumniascontra las actividades que ellas realizana puertas abiertas[455].

El General ahora se lamentaba de

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haber impulsado un generoso subsidiodel 75% de los sueldos de los docentesde escuelas privadas, de las cuales el90% eran propiedad de la IglesiaCatólica. Mientras se enteraba por losdiarios de las diatribas de los obisposcontra su gobierno y las calumniascontra su persona, el presidente lesrecordaba a sus colaboradores losabusos a que dio lugar aquel subsidio ydeclaraba:

El peronismo quizás a veces no respetalas formas, pero trata de asimilar y decumplir el fondo. Es una maneraefectiva, real y honrada de hacer elcristianismo, por el que todos nosotros

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sentimos una inmensa admiración[456].

Los argentinos somosdemócratas y cristianosPero lo que más irritó al General fue lacreación, en julio de 1954, de un PartidoDemócrata Cristiano, con el aval de laIglesia. El líder consideraba que sumovimiento era democrático y cristianoy que en la Argentina no era necesariootro partido para frenar el avance delcomunismo, principal objetivo de lademocracia cristiana impulsada por el

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Vaticano y el Departamento de Estadonorteamericano.

La vieja alianza ideológica entre losmilitares y la Curia tornaba máspeligroso el protagonismo de la Iglesia,que contaba ahora con una expresiónpolítica partidaria propia y excelentescontactos con oficiales superiores de lastres armas que parecían dispuestos asalir en defensa de Cristo Rey. Perón nose quedó callado ante la iniciativa ylanzó la piedra; aunque no podríaprecisarse, como es de bíblicoconocimiento, si fue la primera:

¿Qué es el clero? Es una organizacióncomo cualquier otra, donde hay

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hombres buenos, malos y malísimos.[…] La Iglesia no tiene nada que ver eneste asunto… Yo me he reunido conaltos dignatarios de la Iglesia, conobispos y arzobispos… y les dije:«Aquí hay una gran inquietud […] por laintromisión de algunos hombres delclero en las organizacionesprofesionales». Ellos nos dieron toda larazón del mundo y declararon […] queeran los primeros en condenar a esossacerdotes que no sabían cumplir con sudeber. Dijeron que no sólo loscondenaban, sino que los señalabancomo hombres que estaban levantadoscontra el Gobierno y también contra ladignidad eclesiástica. Si losresponsables de la Iglesia argentina […]declaran que condenan a esos curas o aesos otros católicos que están en una

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acción de perturbación, nosotrostenemos que hacer honor a esapalabra[457].

Y, casi a renglón seguido, Perónformulaba una advertencia:

No hay ninguna ley de la República queimpida que se tomen medidas contracualquier ciudadano, sea éste de unaprofesión o de otra, que delinque contralas buenas costumbres o contra lasleyes de la República. […] De maneraque todas esas asociaciones quefuncionen con una finalidad y realicenotra, deben ser intervenidasinmediatamente por la ley, clausuradasde acuerdo con la ley y procesadas porasociación ilícita, pues esa es la

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asociación ilícita: la que se organizacon un fin y luego realiza otro. […] EnCórdoba es donde suceden las cosasmás raras. Este señor, padreBordagaray, asesor del AteneoUniversitario de Córdoba, que es quiendice que debe elegirse entre Cristo oPerón. […] Para nosotros esto no pasade estos individuos. Aquí hay comodieciséis mil integrantes del clero.Cómo vamos a hacer una cuestiónporque haya 20 o 30 que seanopositores. […] Pero detrás de estasmaniobras está lo grave… Aquí no hayconflictos con la Iglesia. […] Lo quehay aquí es la preparación de un climapara la alteración del orden público… Atodo el que no quiera vivir tranquilo yen orden, hay que sacarlo de circulacióny ponerlo en un lugar donde no pueda

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alterar el orden. […] Para eso, tenemosla ley y tenemos la policía. No hemosde hacer nada fuera de la ley. […] Novamos a estar molestando y perturbandoal país por culpa de los que no nosquieren dejar trabajar tranquilos[458].

Pero la cosa no quedó en palabras.El promotor de la fórmula «Cristo oPerón», que ponía a Jesús en el lugarque había ocupado Braden, el padreEladio Bordagaray, y varios colegas desu diócesis fueron detenidos a horas depronunciado el discurso de Perón.

La jerarquía católica respondió conuna pastoral que debía ser leída desde elpúlpito de todos los templos:

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La Iglesia es […] una realidadsobrenatural que tiene un aspectotrascendente, pero también un aspectotemporal. […] A nadie debe sorprenderque, como madre de una gran familia,tenga en su seno justos y pecadores.[…] Ningún sacerdote puede ni debetomar parte en las luchas de partidospolíticos sin comprometer suinvestidura y a la misma Iglesia. […]Frente al comunismo ateo ymaterialista, frente al divorcio absoluto,frente a la escuela laica y obligatoria,como a otras cuestiones esenciales dedoctrina, ningún sacerdote podríapermanecer indiferente, sino quedebería asumir la defensa serena yfirme de los valores eternos. […] Lamisión de la Iglesia no puedecircunscribirse al ámbito de sus

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templos; Ella debe practicar elEvangelio en todas partes, según elmandato de su Divino Fundador. […] Sinosotros, obispos y sacerdotes, que engran parte somos hijos de trabajadores,hemos tenido relaciones, por razonesde nuestro ministerio sacerdotal, conlos trabajadores de nuestro pueblo, elloha sido porque respondimos a su deseoexpreso y formal […]. Hemos cumplidonuestros deberes sagrados ante Dios ynuestro pueblo[459].

El conflicto estaba lanzado y parecíaimparable. El 25 de noviembre, elPartido Peronista y los sindicatosconvocaron a un acto en el Luna Parkbajo la nada metafórica consigna:

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«¡Perón sí, curas no!». Se sucedieron losoradores, entre ellos Delia Parodi, quiendijo: «Compañeros: sabemos quemuchos caminos conducen a Roma, perotodos, todos los caminos, conducen aPerón»[460]. A su turno, el secretariogeneral de la CGT, Vuletich, advirtió:

Ahora dicen que vamos a quemar lostemplos y son mentiras, y nos llamanturbas infernales […]. Lo que sí, lesadvertimos que pongan frenos a lalengua, porque cuando fallan los frenosde la lengua, por lógica consecuenciadel otro lado fallan los frenos de losmanilargas. Entonces sí sabrán quiénessomos, si se lesiona a nuestros seresqueridos, se quiere acabar con nuestra

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tranquilidad y romper las filasaglutinadas de nuestro movimiento […].Si tratan de romper la unidad de losobreros argentinos, entonces sí quevoluntariamente abandonaremos nuestralabor de paz para ser los primeros enlos menesteres de la guerra[461].

La ofensiva gubernamental siguiócon la anulación de la personeríajurídica de la Acción Católica ycontinuó por la vía parlamentaria con elenvío de tres proyectos históricamentepostergados: la ley de divorcio, la leyde hijos naturales y el proyecto paraseparar la Iglesia del Estado. Esteúltimo requería la convocatoria a una

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Constituyente que posibilitase modificarnada menos que el artículo segundo denuestra Constitución. El gobiernotambién prohibió el uso de símbolosreligiosos en público durante las fiestasnavideñas.

La ley de hijos naturales fuedefendida por Perón en estos términos:

El número de hijos naturales […] eramuy grande en la Argentina. La leyprohibía investigar la paternidad de unhijo en estas condiciones.Oficialmente, no tenían padre, carecíande todo derecho: eran muertos civiles.Todavía peor: sus documentos decían:«hijo natural», escrito con tintacolorada, es decir: hijo de madre

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soltera que es casi como decir «hijo deputa» […]. ¿Quién podía oponerse a unaley semejante? No creo que se hayahecho una ley más justa. A pesar deello, muchos sacerdotes se lanzaron auna abierta campaña opositora[462].

La separación de la Iglesia delEstado implicaba para la corporacióneclesiástica un problema político yeconómico, porque el artículo segundode nuestra Constitución, que se proponíaanular, establece que «el Estadoargentino sostiene el culto católico,apostólico y romano», es decir la adoptacomo religión oficial de Estado y lafinancia con sus recursos. La reforma

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constitucional echaría por tierra con lapreeminencia política de la religióncatólica sobre las demás y eliminaría sufinanciamiento por parte del Estado.

También fue enviado el proyecto deley de profilaxis, que legalizaba losprostíbulos, cuya actividad había sidoprohibida en 1936 durante el gobiernodel general Justo. La Iglesia volvió aponer el grito en el cielo y pidió unareunión con Perón. A ella asistió elministro de Salud, Ramón Carrillo,quien le señaló a monseñor AntonioCaggiano: «Pero Eminencia, ¿ustedolvida que [esas casas] existían hasta enlos Estados Pontificios?»[463] El obispo

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guardó un breve silencio y le pidió aPerón que cajoneara el proyecto.

La manifestación de CorpusChristiEn mayo de 1955 se suprimió laobligatoriedad de la enseñanzareligiosa. Para la Iglesia fue la gota quecolmó el vaso de lo que entendía comouna campaña en su contra. De inmediatoconvocó a una gran concentración enconmemoración del Corpus Christi[464],a través de todos sus mediosdisponibles: colegios, púlpitos,

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publicaciones y 500.000 volantesrepartidos en Capital y Gran BuenosAires.

La Iglesia prefirió trocar el jueves,que es cuando corresponde celebrar lafestividad según la liturgia, por elsábado 11 de junio, para garantizar unamayor concurrencia a las inmediacionesde la Catedral metropolitana. Elgobierno autorizó la ceremonia deljueves pero prohibió la marcha delsábado.

La procesión se transformó en unaenorme manifestación opositora. Ateosconfesos marcharon de a miles junto alos católicos, enfurecidos por la sanción

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de las leyes de «hijos naturales» y dedivorcio, que arriaron la banderaargentina del mástil del Congreso eizaron la insignia papal. Era unamultitud calculada en unas cien milpersonas que miraban atentas lasventanas de la Curia, desde donde lossacerdotes Manuel Tato y Ramón Novoalos saludaban y alentaban. Según Perón,

en forma de un verdadero alzamientocontra la autoridad policial, sereunieron en la Plaza de Mayo, dondelos arengó el cura Tato y luego por laAvenida de Mayo se dirigieron hacia elCongreso con la intención de quemarlo,por las leyes que poco antes se habíanvotado allí[465]…

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En esas circunstancias se produjo elconfuso episodio de la quema de unabandera argentina, que como en otrascircunstancias de nuestra historia diolugar a encendidas discusiones sobre loaccesorio y eludió el debate ideológico.Toda la semana del 11 al 16 de junio sefue en dimes y diretes sobre quién habíaquemado la bandera, símbolo sagrado einmaculado para católicos y peronistas,tan católicos como los otros.

Hay varias versiones sobre el hecho.La que recoge Fermín Chávez, da cuentade que un grupo de católicos intentóapagar la lámpara votiva que recordabaa Eva Perón en el frente del Congreso

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con el asta de una bandera y que ésta seprendió fuego; es decir que no hubointencionalidad de quemarla. Otraversión le atribuye directamente alministro del Interior, Ángel Borlenghi,la autoría del hecho y da el detalle deque la bandera se habría quemado enuna comisaría. La tercera, que deslindalas responsabilidades tanto de Peróncomo de los opositores, es la deldiputado y luego ministro peronistaOscar Albrieu, que les contó a losinvestigadores de la Universidad deColumbia:

alguien, por error, transmitió alMinisterio del Interior la información

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de que se había quemado una bandera ytodo el mundo dio por seguro que setrataba de la que había flameado en elmástil del Congreso. Perón al escucharel informe llamó por teléfono al jefe dela policía, quien le prometió investigar.El presidente le dijo que quería labandera quemada. El jefe no pudoencontrar ningún resto porque losmanifestantes se habían llevado consigolos trapos quemados. Como Perónestaba en camino y daba la impresión dequerer ver la enseña patria incinerada, elpolicía ordenó a sus hombres quequemaran algo que se pareciera a unabandera. Prendieron fuego a una camisay se la presentaron a Perón y aBorlenghi[466].

Perón pidió investigar el tema y el

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subinspector Liborio Juan Laperchiadeclaró ante su interrogador, el tenientecoronel Jorge Osinde, quien respondíaante el general Lucero:

el día de la concentración a las 23 hs elsubinspector Giliberti le habíacomunicado que de parte de la jefatura,o sea el comisario inspector Racana,tenía que salir conjuntamente con elinspector Ferrari para quemar la banderaque estaba en el Senado. Que unfotógrafo estaría a una cuadraaproximadamente del lugar para que unavez consumado el hecho de quemar labandera sacara fotos, etc. […] Cuandoiban a cometer esta barbaridad fueronllamados al despacho del comisarioRacana y le dijeron al subinspector

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Giliberti que no había que hacerlo puesya la habían quemado[467]…

En su libro de memorias, redactadopor el periodista Jorge GonzálezCrespo, el almirante Isaac Rojas admite:

evidentemente, y a la luz de losdocumentos de Lucerocorrespondientes a los interrogatoriosde funcionarios policiales, Perón nohabía sabido nada sobre las indicacionesde Borlenghi. En este aspecto, como enotros, había sido «rodeado» por supropio entorno[468].

Lo cierto es que la sociedadargentina fue sometida a campañas

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oficiales y extraoficiales decontrainformación y no a un debate,largamente postergado sobre el rol de laIglesia en nuestra sociedad.

Leyes imprescindibles para un paísque se preciaba de moderno, como la dehijos naturales y el divorcio, aparecensancionadas como provocaciones delgobierno peronista más que comoavances de la civilización.

Condenar es divinoEl domingo 12 se produjeron incidentesen la Catedral cuando grupos deperonistas rodearon el templo y

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chocaron con jóvenes católicos que sehabían citado allí para custodiarlo.Entre ellos estaba Mariano Grondona,quien varios años después le contaríaasí el episodio a Hugo Gambini:

En esos días ya se hablaba de incendiarlas iglesias y por eso, cuando se corrióla voz por teléfono de que iban a atacarla Catedral, fuimos todos a defenderla.Estábamos parados en hileras y alempezar los cascotazos, nos metimosadentro. La verdad es que la Catedral larompimos nosotros, porque en el afánde tener un palo cada uno no dejamos unbanco sano. Hasta los candelabrosservían de armas de defensa. Cuandovino la redada policial, algunos yahabían huido por un pasadizo secreto

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que comunicaba la Catedral con la Curiay ésta con la calle: eran los máscomprometidos, porque estabanhaciendo la conscripción[469].

Ante el cariz que iban tomando losacontecimientos, Perón decidió dirigirsea la población el lunes 13 de junio:

Éstos son, señores, algunos de loshechos que la oligarquía clerical, elclero político y los dirigentes de lasorganizaciones clericales de naturalezacivil produjeron para reconocer contanta ingratitud toda nuestra acciónpositiva de gobierno a favor deldesarrollo espiritual de nuestro pueblo.[…] Si algunas leyes sancionadas por elCongreso de la Nación no satisfacen a

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las minorías, no creemos que el caminode rectificarlas sea precisamente el deprovocar desórdenes y alterar la paz.Desconocer el derecho del Pueblo dedecidir su propia legislación a través desus representantes legales es unalzamiento contra la Constitución y laley que no puede conducir ni a la paz nia la tranquilidad[470].

El 14 de junio fueron exonerados elvicario general, obispo auxiliar ycanónigo Manuel Tato, y el canónigodiácono Ramón Novoa, que habíanoficiado la misa de Corpus Christi. Aldía siguiente partieron desde Ezeizahacia Roma. Así lo contó monseñorTato:

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El lunes y el martes siguientes [a laprocesión de Corpus Christi] lospartidarios del gobierno organizaronviolentas manifestaciones anticlericalesen el curso de las cuales fueronquemados maniquíes vestidos consotanas, con la inscripción: «Unenemigo». Eso tendía a vengar lasupuesta «ofensa hecha a la patria» y apedir reparación por «la banderaentregada a las llamas por elementoscatólicos». El martes 14 el jefe de lapolicía de la sección política nos hizoun proceso verbal de los sucesos delsábado y del domingo. Monseñor Novoay yo fuimos llevados al Departamentode Policía a fin de confirmar lasdeclaraciones hechas al juez deinstrucción. Eran las 17.15 horascuando llegamos al Departamento de

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Policía. No nos imaginábamos que apartir de ese instante seríamosprisioneros, sin posibilidad decomunicarnos con el exterior durantemás de 12 horas.Hacia las 22 horas un empleado nosinformó que «por orden superior»debíamos dejar el país y que podíamoselegir entre Chile y el Uruguay.El miércoles, hacia las 5 horas de lamadrugada, tras una insólita agitación depersonal y de coches, se nos hizo subiren dos camiones de la policía,guardados por agentes armados, unos enuniforme, otros de particular. Nuestroscamiones iban escoltados por ochoautomóviles y motocicletas de lapolicía. Nos dimos cuenta entonces quenos llevaban al aeropuerto de Ezeiza.Allí esperaban numerosos fotógrafos y

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reporteros de la Subsecretaría deInformaciones de la Presidencia, quenos sometieron a un incesantebombardeo de flashes. A las 9 horas senos acompañó a un aparato deAerolíneas Argentinas, y reciénentonces supimos que nuestro destinoera Roma[471].

La Curia local pidió la excomunióndel presidente. La solicitud fue atendidaen forma favorable e inmediata a travésde un decreto de la CongregaciónConsistorial, que excomulgaba a todoslos responsables de haber ordenado yllevado a cabo la expulsión del obispoTato. El texto es el siguiente:

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Dado que en esta última temporada hansido conculcados de muchas maneras enla República Argentina los derechos dela Iglesia y se ha usado violencia hastacontra personas eclesiásticas; además,últimamente algunos no sólo han osadoponer las manos violentamente en lapersona del Excmo. Sr. D. Manuel Tato,Obispo Titular de Aulón, Auxiliar yVicario General de la Arquidiócesis deBuenos Aires y además también le hanimpedido el ejercicio de su jurisdiccióny le han expulsado del territorioargentino, la Sagrada CongregaciónConsistorial declara y advierte quetodos aquellos que han cometido talesdelitos, a saber: los mandatarios de todogénero y grado, los cómplicesnecesarios que hicieron que secometiesen dichos delitos, aquellos que

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han inducido a la realización de losmismos, en el caso de que tales delitosno hubiesen sido cometidos sin suparticipación, han incurrido en laExcomunión latae sententiae reservadade un modo especial a la Santa Sede, atenor de los canónicos, y han contraídolas demás penas según los respectivosdelitos a tenor de los SagradosCánones.

Dado en Roma, en la Sede de laCongregación Consistorial, el 16 de

junio de 1955.Firmado: Cardenal Píazza, secretario;

José Ferreto, Asesor[472].

Es muy importante subrayar la fechadel documento de excomunión, el día 16de junio, previo al episodio de la quema

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de las iglesias ocurrido esa noche y delque nos ocuparemos en las páginassiguientes. La medida se tomó por laexpulsión de los sacerdotes,considerando al hecho como un dañograve.

Los fundamentos de la resolución seencuentran en artículos del derechocanónico que regían hasta 1983, como elinciso 3 del canon 2334, que establecía:«Aquellos que pongan manos violentasen la persona de un Patriarca,Arzobispo, Obispo, también si es titular,incurren en la excomunión lataesententiae»[473]. También en el inciso 2del canon 2334, que rezaba: «Aquellos

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que impidan directa o indirectamente elejercicio de la jurisdicción eclesiástica,apelando, con tal propósito, a cualquierpoder laico, incurren en excomuniónlatae sententiae especialmentereservada a la sede apostólica». Elcanon 2209, párrafo 2, se refería a losprincipales cómplices y otras personasinvolucradas en una ofensa.

Por sus obras los conoceréisPero estos artículos del Código novolverían a ser aplicados con tantadureza ni tenidos siquiera en cuenta conquienes no sólo efectivamente pusieron

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manos violentas sobre sus víctimas, sinoque directamente torturaron y asesinaronen un plan sistemático llevado a cabodesde el Estado a partir de 1976.Ninguno de los miembros de ladictadura cívico-militar autodenominada«Proceso» ha sufrido hasta el presentela excomunión.

Lejos de ello, como se sabe, sumáximo exponente, el general Videla,hasta su condena a reclusióndomiciliaria recibía la comunión diaria,sin que mediara ninguna «ex». Pornombrar sólo a algunas de las víctimasque la Iglesia no consideró de igual«categoría» que Tato y Novoa,

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recordemos a los padres y seminaristaspalotinos[474] asesinados por un grupode tareas en la iglesia de San Patricio; alas monjas francesas Léonie Duquet yAlice Domon[475], torturadas yasesinadas en la ESMA; a lossacerdotes de La Rioja, GabrielLongueville y Carlos de DiosMurías[476], y si eso no alcanzare, a dosobispos: monseñor EnriqueAngelelli[477], de la diócesis de LaRioja, y monseñor Carlos Ponce deLeón[478], de San Nicolás de losArroyos.

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No bombardeen Buenos AiresAquel 16 de junio, Perón llegó comotodos los días muy temprano a la CasaRosada. Comenzó su jornada recibiendoal director de la SIDE, general debrigada Carlos Benito Jáuregui. Lasnoticias que traía el jefe de los espíaseran preocupantes pero no estabanconfirmadas. Perón decidió continuarcon su actividad diaria y estar alertaante cualquier aviso. Al terminar lareunión y mientras esperaba alembajador de los Estados Unidos,Albert Nufer, miró con cierto desgano la

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agenda oficial, sabiendo que según leanticipó Jáuregui todo podía cambiar deun momento a otro. Si no pasaba nadaanormal, tendría que decidir a dóndeiría a las 10.30, cuando se superponíandos actividades que no lo entusiasmabandemasiado: si a la Dirección de SanidadMilitar que conmemoraba su día con unvino de honor ofrecido por su jefe, elgeneral Pedro Eugenio Aramburu, o a ladisertación que daría el vicepresidente,contraalmirante Alberto Teissaire, sobredoctrina nacional en la Escuela deComando y Estado Mayor deAeronáutica[479].

Dudaba todavía cuando llegó el

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embajador y comenzó una cordialentrevista. A eso de las nueve de lamañana, fueron interrumpidos, un pocointempestivamente, por el generalLucero, quien ingresó pidiendodisculpas con un marcado gesto depreocupación. Perón sabía que estabaprogramado un desfile aéreo endesagravio a la bandera nacional y a lamemoria del Libertador por losdestrozos producidos en la Catedraldonde descansan sus restos. Pero Luceroestaba en condiciones de confirmar lassospechas del director de la SIDE: esedesfile podía ser aprovechado parabombardear la Casa de Gobierno y a su

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principal ocupante. Convenció alpresidente de que se trasladara a sudespacho en el Ministerio de Guerra,cruzando la avenida Paseo Colón.

Desde su nueva ubicación, a las12.40 en punto, Perón pudo escuchar elsonido inconfundible de aviones decombate. Luego supo que eran los AvroLincoln y Catalinas de la escuadrilla depatrulleros Espora de la AviaciónNaval, coordinados por el almiranteSamuel Toranzo Calderón y comandadospor el capitán de navío Enrique Noriega.Era un ruido inesperado, nuevo enBuenos Aires que se estrenaba como laprimera capital de Sudamérica en ser

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bombardeada desde el aire por suspropias fuerzas armadas, curiosamentepor la Marina.

El plan de los golpistas eraexhaustivo:

1. El bombardeo de la Casa deGobierno, donde se presumíaestaría el presidente.

2. El copamiento por parte de civilesde edificios públicos y emisorasradiales.

3. El alzamiento de las unidades deEntre Ríos a las órdenes delgeneral León Bengoa.

4. La movilización de las unidades de

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la Escuela de Artillería y deAviación de Córdoba.

5. El bloqueo del Río de la Plata ybombardeo de los puntosprincipales del gobierno, por partede la escuadra de guerra de lanación.

6. El alzamiento de la base naval dePuerto Belgrano; y

7. El despliegue de unidades deInfantería de Marina que atacaríanpor tierra posesionándose deedificios públicos y otras unidadesde Ejército[480].

Los aviones atacantes llevaban

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pintadas en sus colas una «V» y unacruz, que señalaban «Cristo Vence».Curiosamente, los golpistas tomaban la«V» de la victoria, usada como símbolode la resistencia antinazi durante laSegunda Guerra Mundial. En la Plaza,además de los apurados transeúntes,había algunas familias que se disponíana presenciar el desfile aéreo. Nuncaimaginaron que la parada militar tuvieraun carácter tan realista. Las primerasbombas cayeron a pocos metros de laPirámide. Sobre la Casa Rosada losgolpistas arrojaron en total 29 bombas,de entre cincuenta y cien kilos cada una.Otra de ellas destrozó un trolebús

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repleto de pasajeros.Al enterarse de los hechos, la CGT

convocó a la Plaza a defender a Perón.El General trató de parar lamovilización; desde su puesto decomando en el Ministerio de Guerra, leordenó al mayor Cialcetta que le pidieraa la CGT que no movilizara a lostrabajadores para evitar víctimas, peroya era demasiado tarde. Perón teníaclaro algo que los dirigentes cegetistasparecían no ver. Sabía que los atacantes,lejos de conmoverse por la barrerahumana, dispararían criminalmentesobre la multitud sin la menorcontemplación.

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A la tarde eran cientos losdescamisados reunidos para defender sugobierno en la histórica plaza, cuandouna nueva oleada de aviones espantó alas desconcertadas palomas y arrojó sumortífera carga de nueve toneladas ymedia de explosivos sobre la multitud.Así recordaba los hechos, quince añosdespués, Mario Verón, uno de lostrabajadores que fueron a defender aPerón:

Yo de oficio era albañil, pero sabía ir achanguear al puerto. […] Cuandoexplotó la cosa corrimos todos a Plazade Mayo, porque se comentaba quehabía caído una bomba en la oficina de

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Perón. Éramos como cien. No teníamosarmas ni nada para atacar o defendernos.Después fuimos miles que empezamosa pedir armas a los gritos, frente alMinisterio de Guerra. Decían que allíestaba Perón… Cada vez que pasabanlos aviones quedaba el tendal. No tuveni una raspadura. Sólo un gran julepe.Lo que vi esa tarde, se lo juro que jamásme voy a olvidar; y ojalá que no serepita nunca[481].

Otro de los tantos que fueron a laPlaza a parar el golpe era un chico de 15años que por entonces vivía en BuenosAires y se dedicaba a repartir soda.Volvió indignado a su casa porque en laCGT se negaron a entregarle un arma. Se

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llamaba Agustín Tosco[482].En la Plaza de Mayo y sus

alrededores quedaron los cuerpos de355 civiles muertos, y los hospitalescolapsaron por los más de 600 heridos.Se había perpetrado el peor ataqueterrorista de la historia argentina. Susautores eran «respetables» militares yciviles que se frotaban las manosimaginándose el triunfo de un golpemilitar que devolvería a la «negrada», alos «cabecitas», a los lugares de los quenunca debieron haber salido. Entre losautores intelectuales de aquel horror,había varios civiles, unidos noprecisamente por el amor sino por el

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espanto que estaban dispuestos aprovocar. Algunos de ellos eran elsocialdemócrata Américo Ghioldi, elradical unionista Miguel Ángel ZavalaOrtiz, el conservador Oscar Vichi y losnacionalistas católicos Mario Amadeo yLuis María de Pablo Pardo, miembrosfantasmales de una hipotética junta degobierno cívico-militar.

En el Ministerio de Marina, quehabía sido el cuartel general de losgolpistas, uno de los líderes de aquella«revolución», el vicealmirante deinfantería Benjamín Gargiulo, decidiópegarse un tiro, mientras que otro de losconspiradores, el almirante Aníbal

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Olivieri, observaba por las ventanascómo avanzaban sobre el edificiocolumnas de trabajadores enardecidos ydecididos a vengar a sus compañerosasesinados. El marino tomó el teléfonoaterrado y llamó al ministro de Guerra,el general Lucero, y le dijo: «Intervenga.Mande hombres. Nos rendimos, peroevite que la muchedumbre armada yenfurecida penetre en el edificio delMinisterio»[483]. Junto a Olivieri estabansus colaboradores más cercanos, lostenientes Emilio Eduardo Massera yHoracio Mayorga[484], de triste futuro.

Otro almirante y responsable directode la masacre de Plaza de Mayo, Samuel

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Toranzo Calderón, fue degradado ycondenado a prisión por tiempoindeterminado. Al almirante Olivieri selo destituyó y condenó a un año y seismeses de «prisión menor». Su defensoren el juicio fue el contralmirante IsaacFrancisco Rojas. Otros once oficialesfueron condenados a reclusión portiempo indeterminado. Pero el tiempoestaba determinado y todos seríanliberados, junto con sus cómplices, porlos «libertadores».

La versión de los asesinos barre contoda capacidad de asombro. Un volantede la «Marina de Guerra enoperaciones», titulado increíblemente

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«Responsabilidad de Perón y la CGT enla matanza de Plaza de Mayo», decía:

Comparando los acontecimientos conlas declaraciones DEL PROPIO PERÓN,es fácil determinar quiénes son losculpables de la matanza de civiles,durante los bombardeos de la Marina deGuerra. La Marina de Guerra sesublevó, enviando al Gobierno unultimátum de rendición. Al rechazar eseultimátum y apelar al Ejército, elGobierno se colocaba en actitudbeligerante. Desde ese momento dosfuerzas militares lucharían. Perón sabíaque la Marina no salía a «desfilar», sinoa combatir a muerte. ¿Por qué motivo,entonces, Perón permitió que la CGT,con criminal inconsciencia, convocara

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al Pueblo a Plaza de Mayo…? ¿Cómoes posible que un jefe de Estado,sabiendo que su Sede seríabombardeada, no tratara inmediatamentede evacuar la población civil…?¿Cómo es posible que los dirigentes dela CGT hayan sido tan criminales comopara llevar a la gente al matadero,sabiendo que con palos no se puedehacer frente a aviones ni aametralladoras…? Perón mismo lo hadicho: Nosotros tuvimos conocimientode la rebelión y de sus planes unas horasantes… ¡Y conociendo la rebelión y losplanes de bombardeo, Perón hace que laCGT convoque a su querido «pueblo» aPlaza de Mayo para ser quemado! Unasola cosa explica esta infamia: Peróncreyó que a la vista del Pueblo, laMarina de Guerra desistiría de sus

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propósitos. Es decir, que una vez más,Perón utilizó a los trabajadores comoescudo de sus designios…

Si hasta aquí el lector se quedó sinpalabras, prepárese para lo que viene:

Si los radicales o «los clericales»hubieran invadido la Casa de Gobierno,Perón hubiera tenido derecho aconvocar a la CGT: hubieran sido dosfuerzas civiles combatiendo en igualdadde condiciones. Pero, desarrollándosela lucha entre FUERZAS MILITARES,convocar al pueblo indefenso al teatrode las operaciones. ¡¡Es criminal,infame, cobarde y ruin!! Y la CGT quese prestó para esa carnicería es,conjuntamente con Perón, responsable

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de esa canallada ante la clasetrabajadora. No lo olvidará jamás elPueblo[485]…

Perón dirá, a poco de asumir sutercera presidencia:

El 16 de junio la canalla cobarde matódemasiado, pero como siempre pasacon los débiles, mataron a quienes nocorrespondía. Dejaron vivo al perro yencendieron la rabia para siempre, yquizá por eso hubo un 1973, conretorno popular[486].

Tras concretar su masacre, 110tripulantes, entre ellos varios civilescomo Zavala Ortiz, llegaban a

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Montevideo a bordo de los 39 avionescon los cuales habían perpetrado lamasacre. Estos hombres, que habíandemostrado su total desprecio por lavida humana ametrallando a columnasenteras de trabajadores, recordaronrepentinamente en la Banda Oriental queexistían los derechos humanos,particularmente el de asilo.

Perón habló esa noche por la cadenanacional de radio y televisión. En lospocos televisores que había en laArgentina se pudo ver a un Peróndesencajado, dolido, que decía:

lo más indignante es que hayan tirado amansalva contra el pueblo […]. Es

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indudable que pasarán los tiempos, perola Historia no perdonará jamássemejante sacrilegio. […] Nosotros,como pueblo civilizado, no podemostomar medidas que sean aconsejadaspor la pasión, sino por la reflexión […].Para no ser criminales como ellos, lespido que estén tranquilos; que cada unovaya a su casa […] les pido que refrenensu propia ira; que se muerdan, como memuerdo yo, en estos momentos, que nocometan ningún desmán. No nosperdonaríamos nosotros que a lainfamia de nuestros enemigos leagregáramos nuestra propia infamia[…]. Los que tiraron contra el pueblono son ni han sido jamás soldadosargentinos, porque los soldadosargentinos no son traidores ni cobardes,y los que tiraron contra el pueblo son

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traidores y cobardes. La ley caeráinflexiblemente sobre ellos. Yo no hede dar un paso para atemperar su culpani para atemperar la pena que les ha decorresponder. […]. El pueblo no es elencargado de hacer justicia: debeconfiar en mi palabra de soldado […].Sepamos cumplir como pueblocivilizado y dejar que la leycastigue[487]…

El incendio y las vísperasEsa misma noche del 16 de junio, gruposde peronistas, que veían detrás de laintentona el apoyo eclesiástico,

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quemaron las iglesias de SantoDomingo, San Francisco, San Nicolásde Bari, San Miguel Arcángel, laPiedad, la Merced, San Ignacio y laCuria metropolitana.

Un hombre de la «Libertadora»reconoce:

Con todo lo arbitrario que fue eldictador, tengo y he tenido siempre paramí que el incendio de los temploshistóricos de Buenos Aires no fue unaobra que deba considerarse típica de suidiosincrasia. El incendio de lostemplos, absurdo, ilógico e inexplicableen el medio argentino, aun dentro de laaberración de la dictadura, es, encambio, un hecho común como medio

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de acción de los rojos españoles,incendiarios de profesión[488].

La comisión investigadora formada apedido de Perón determinó que losincendios fueron provocados por tresgrupos:

el equipo principal constituido por 65fanáticos que salieron del edificiocentral del Partido Peronista y sedirigieron a la Curia para comenzar laserie de incendios cuya responsabilidadfue atribuida al vicepresidenteTeissaire; el segundo grupo, organizadoen el Ministerio de Salud Pública, quesacó de allí los implementos necesariospara ir a incendiar las iglesias de SantoDomingo, San Francisco, San Ignacio y

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Nuestra Señora de la Merced; el tercerpiquete proveniente del Servicio deInformaciones, preparado para prenderfuego a San Nicolás y Nuestra Señoradel Socorro[489].

Años más tarde, desde el exilio,reflexionaba el General:

El incendio de las iglesias que se limitóa la Capital Federal y el Gran BuenosAires, neutralizó el efecto que lamatanza de Plaza de Mayo habría tenidoen la población. Sobre todo en lossectores medios, más influidos por laprédica opositora[490].

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Médico popular, rosarino ycomunistaNo todos los opositores a Peróncelebraron la masacre de Plaza deMayo. Hubo muchos militantespopulares que estaban lejos desimpatizar con el gobierno pero quevieron en el ataque cívico-militar unanticipo de la barbarie que vendría siderrocaban a Perón. Entre ellos estabael doctor Juan Ingalinella. Había nacidoen Rosario en 1912, en el mismo año enque no muy lejos de allí se hacía oír laprotesta chacarera conocida como el«Grito de Alcorta».

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Estudió medicina, pensándola desdelas ideas sociales que debatíasemanalmente con sus compañeros delgrupo Insurrexit, que había surgido alcalor de la reforma universitaria de1918[491]. Poco después se incorporó ala Federación Juvenil Comunista. Se lopudo escuchar en el Congreso de laJuventud Argentina reunido en Córdobaen 1941. A poco de producida la«revolución» de junio de 1943, montóuna imprenta clandestina en la calleVirasoro al 2000, cerca del ParqueIndependencia. Los agentes de «ordensocial» le siguieron el rastro a losvolantes y periódicos y dieron con el

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estudiante de Medicina. Lo detuvieronen abril de 1944, lo interrogaron, contodo lo que ello implicaba, y lo«depositaron», como decían ellos, en elDepartamento de Contraventores deRosario, donde permaneció más de unaño. Junto con él fueron detenidosvarios militantes comunistas; entre ellos,Luis Liborio Trella, quien murió, añosdespués ser liberado, a consecuencia delas lesiones ocasionadas por las torturasrecibidas en aquella oportunidad.

Ingalinella sintió, al salir de prisión,que era su deber denunciar el atropello ya sus responsables. Formó con las letrasde molde de su imprenta las palabras

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Lozón, Monzón y Santos Barrera; eranlos apellidos de salvajes torturadorescon los que lamentablemente se volveríaa cruzar.

En 1947 pudo rendir las últimasmaterias y obtener finalmente su títulode doctor en Medicina. A partir deentonces, combinó su activa militanciapolítica con una práctica profesionalafectuosamente humana, especializadaen pediatría. El doctor Ingalinella notenía horarios; cualquier madre podíagolpear a cualquier hora la puerta de sucasa de la calle Saavedra 667, delbarrio de Tablada. Pocas veces cobrabasus consultas y en muchas ocasiones les

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compraba los remedios a sus pacientes.Aquel 16 de junio de 1955, su

honestidad lo llevó otra vez a noquedarse callado. No lo dudó; imprimióunos volantes repudiando el golpe yllamando a la unidad popular yconcurrió a la masiva concentración quehabía convocado la CGT de Rosario.

Esa misma noche, la policía rosarinapor orden del comisario Gazcón, lanzóuna verdadera razzia sobre losopositores más notables. Uno de losprimeros de la lista era el doctorIngalinella. Sus compañeros de partido ysu esposa, Rosa Trumper, le advirtieronque no volviera a su casa; pero al otro

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día el médico tenía que ver a unapaciente y pasó por su casa paraentregarle a un colega unos análisisclínicos. Cuando llegó lo estabanesperando viejos conocidos. Frente a ladesgarradora mirada de su mujer y de suhija, Ingalinella «tuvo que acompañar» aaquellos sujetos como otros setentacompañeros.

Sin perder tiempo, los abogadosAlberto Jaime y Guillermo Kehoe sepresentaron ante los Tribunales paratramitar el hábeas corpus por losdetenidos, pero fueron inmediatamentedetenidos.

El doctor Kehoe era el apoderado

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del Partido Comunista en la provinciade Santa Fe y uno de los fundadores dela Liga Argentina por los Derechos delHombre local. Nada de eso importó —oimportó mucho— a la hora detrasladarlo al despacho contiguo delcomisario Lozón, donde funcionaba lasala de torturas. Según pudo narrarKehoe, allí

Se encontraban unas diez personas […].Al centro, una mesa grande, fuerte, alparecer de roble, de unos tres metros delargo por poco más de un metro deancho. Encima, cuatro correas,revestidas en su parte interior de estopao algodón, de las que partían cuatrosogas fuertes y gruesas. Las víctimas

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quedaban amarradas desnudas sobre lamesa, donde se les aplicaba picanaeléctrica. […] el interrogatorio deaquella noche […] giraba en torno a doscuestiones: el lugar donde estaba elmimeógrafo utilizado para imprimir elvolante repartido en la zona sur y «elfichero» de los militantescomunistas[492].

Lozón lo miró fijo y le dijo: «Estono es nada comparado con lo que le va apasar a Ingalinella»[493].

Los detenidos fueron recuperando sulibertad, todos menos el doctorIngalinella.

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Recuerdos del futuroEl calvario de Ingalinella comenzó

en la madrugada del 18 de junio. Quedóen manos de torturadores profesionales:el comisario Francisco Lozón, FélixMonzón, el comisario inspector FermínJ. Lejarza, Rogelio Luis Delfín Tixe, elinspector mayor Gilbert Bermúdez, elsubcomisario Fortunato Desimone y lospolicías Bermúdez, Lleorant, Barrera yRey.

El médico pediatra fue víctima delsalvajismo de estos policías herederosde la Sección Orden Social de la Policía

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de Uriburu, que nunca se habíadesarmado, se había ido «reciclando».Siempre había empleo en la Argentinapara estos siniestros personajes. Seinició una brutal sesión de torturas ypreguntas para obtener la dirección de laimprenta y la entrega del fichero deafiliados comunistas rosarinos.

Ingalinella sólo rompió el silenciopara advertirles que sufría del corazón.Le respondieron:

«Ya no te va a hacer falta la vida. Deaquí no salís; te vamos a machacar en talforma, atorrante, que te podes despedirde la vida […] Te vamos a dar quevengas con comunismos». Según el

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testigo presencial, el Dr. Ingalinella lesdijo a sus verdugos que si Perón supieralo que hacían, no se los permitiría, y larespuesta fue: «Anda, contale cuando teliquidemos… A él nos lo pasamos porel… Como ves, aquí mandamosnosotros…»[494]

Osvaldo Soriano sintetizómagistralmente aquel martirio:

Era lo de siempre: el ensañamientoferoz de un grupo de psicópatas contraun hombre indefenso. Tan indefenso sesintió Ingalinella esa noche que sucorazón no soportó la bajeza y laconvirtió en crimen. La única manera dedar al absurdo una dimensión histórica.Se sabe que en los pasillos del

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Departamento de Policía hubo corridasy búsqueda de un médico[495].

La familia y sus compañeros semovilizaron para obtener su libertad,ignorando que Ingalinella había sidoasesinado. En la mañana del 18, elcuerpo de Ingalinella fue enterradoclandestinamente en un campo ubicadoen Iberlucea, en las afueras de Rosario.Tiempo después los investigadoresencontraron un saco de la víctima, peroconcluyeron que el cuerpo había sidodesenterrado de aquel paraje ytrasladado a otro sitio desconocido. Lafamilia Ingalinella no tendría nunca elmínimo consuelo de enterrarlo

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dignamente.Sospechando de la versión oficial y

temiendo lo peor, sus familiares ycompañeros lanzaron una campañanacional por la aparición con vida deJuan Ingalinella, que incluyó un paronacional de médicos, actos y numerosasdeclaraciones públicas de dirigentes dela oposición y hombres de las ciencias yla cultura. La gravedad de los hechosllevó al gobierno a actuar: ordenó ladetención preventiva de los policíasimplicados en la detención y en los«interrogatorios» del médico. Asícayeron Lozón, Monzón y Rogelio LuisDelfín Tixe, bajo la acusación de

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apremios ilegales, y el inspector mayorGilbert Bermúdez, jefe de la DivisiónInvestigaciones, y su segundo, elcomisario inspector Fermín J. Lejarza.Entre otras irregularidades, loscalígrafos comprobaron la falsificaciónde la firma de Ingalinella al pie de unadeclaración que había surgido de laimaginación de sus torturadores.

El 27 de julio de 1955, el capitán defragata retirado Ricardo Anzorena,ministro de Gobierno de Santa Fe, leíael siguiente comunicado a la prensa:

habiendo llegado a establecerse, en eldía de hoy por manifestaciones deempleados policiales complicados en el

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encubrimiento del delito, y que seencontraban preventivamente detenidose incomunicados, como así también porotros indicios, que desgraciadamente eldoctor Juan Ingalinella habría fallecidoa consecuencia de un síncope cardíacodurante el interrogatorio en el que eraviolentado por empleados policiales dela Sección Orden Social y LeyesEspeciales[496].

Al día siguiente, el doctor OscarAlende[497], que además de diputadoradical era médico, se preguntaba en elParlamento:

Tengo la inquietud de saber cómo laintervención de Santa Fe ha llegado aformular el diagnóstico de síncope

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cardíaco con respecto al fallecimientodel doctor Ingalinella; porque una dedos: o la intervención en Santa Fe hadado fe a las palabras de los propiosdelincuentes, o ha tenido el cadáver deldoctor Ingalinella para realizar elcorrespondiente examen ydiagnóstico[498].

Una semana antes de que estallara laautodenominada «RevoluciónLibertadora», la justicia se expidió através de la sentencia firmada por eljuez Rovere que condenaba a prisiónpreventiva a Lozón, Monzón y Tixe porapremios ilegales, defraudación,falsificación de documento y homicidiocalificado, y a Desimone, Lleorant y

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Barrera, por homicidio calificado yapremios ilegales y participación enapremios ilegales. Pero los jefes de laDivisión Investigaciones fueronabsueltos.

La causa judicial siguió su curso alritmo de la justicia argentina y recién el30 de mayo de 1961, durante el gobiernode Frondizi, el juez Juan Antonio Vitullocondenó en firme a Lozón, Monzón,Tixe, Desimone, Lleonart y Barrera aprisión perpetua; a Rey y Godoy, a seisaños de prisión; a Espíndola y Serrano ados años de prisión; a Bermúdez yGazcón, a multa e inhabilitaciónespecial por un año.

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La cosa no terminó ahí. Frente a laapelación de los condenados, dos añosdespués, el 19 de diciembre de 1963, yadurante la presidencia de Illia, la Sala IIde la Cámara Criminal de Rosario,integrada por Luis P. Laporte, Jorge A.Telleria y Carlos E. Carré, opinó que elasesinato de Ingalinella debía serencuadrado como homicidio simple Loscamaristas sostenían que la intención delos acusados no era matar a Ingalinellasino interrogarlo sobre el paradero de laimprenta. En un párrafo que podríaconstituirse en todo un preámbuloinspirador para la actuación de losjueces cómplices de la dictadura militar,

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los camaristas señalaron, refiriéndose aluso de la picana eléctrica por parte delos victimarios:

no podemos suponer que fueranormalmente peligrosa desde queninguna de las otras víctimas sufrióconsecuencias graves. Más bien, debepensarse en una condición anormalpredisponente del Dr. Ingalinella paraexplicar la diferencia de resultado, sinque nada pruebe que tal condición eraconocida por los procesados […]. Todolo expuesto lleva a descartar el doloeventual y a considerar el hecho, portanto, como homicidiopreterintencional, ya que, como loadmite la sentencia en recurso y lodemuestra el hecho de que se enviase a

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buscar coramina para auxiliar a lavíctima, la circunstancia evidente de quela muerte tomó por sorpresa a losprocesados, que no estaban preparadospara tal eventualidad, y el hecho de que,según lo demuestran todas lasdeclaraciones, se buscafundamentalmente hacer decir a lavíctima dónde estaba el mimeógrafo enque se imprimían volantes[499].

Apelando a la obediencia debida,todavía no legislada en nuestro país, eldictamen agregaba:

No debe olvidarse el sistema dentro delque se movían los procesados, en queprácticamente podían creerseautorizados a proceder de tal manera y

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aún suponer que se esperaba de ellos talconducta[500].

De todo esto concluían que era justocambiar la condena de Lozón, deperpetua a 20 años, y reducir la delresto a 15 años. En menos de dos años,el 11 de agosto de 1965, los asesinos deIngalinella recuperaron su libertad por«buena conducta».

Una breve treguaDespués de los dramáticos hechos del16 de junio y evaluando la relación defuerzas, que a esa altura se mostraba

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desfavorable, Perón decidió bajar losdecibeles y convocar a la oposición, dela que la Iglesia era un componentefundamental, al diálogo. El 5 de juliovolvió a usar la cadena nacional yseñaló, refiriéndose al intento de golpede Estado:

Las fuerzas políticas no han participadoen su condición de tales, aunquealgunos de sus hombres puedan haberlohecho en carácter personal. A través demis largos años de lucha he aprendido aapreciar y juzgar ecuánimemente aun anuestros enemigos, y deseo reconocerlealmente que considero que lospartidos políticos populares no soncapaces de aceptar que se tire

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criminalmente sobre el puebloindefenso. […] Para demostrar nuestrabuena voluntad conjunta y nuestradisciplina partidaria, pido a todosnuestros compañeros una tregua en lalucha política. En ella esperaremos elresultado de este llamado sincero[501]…

La crisis parecía encaminarse por unlaberíntico proceso de diálogo con lasfuerzas de la oposición para impedir unaconfrontación de impredeciblesconsecuencias. La censura parecíaquedar atrás y los más importantesrepresentantes del antiperonismoorganizado vieron abiertos, por primeravez en años, los medios de difusión

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estatales para expresar sus ideas ypropuestas.

Muchos argentinos le conocieron lavoz al presidente del Comité Nacionaldel radicalismo, el doctor ArturoFrondizi, cuando finalmente pudo usar laradio para decir:

Al radicalismo no lo mueven el rencor,el odio ni el deseo de revancha. Noviene a expresar agravios ni a exhibirculpabilidades, sino a exponer lasgrandes ideas en torno de las cualesserá posible el reencuentro de losargentinos. La pacificación no puede nidebe ser una nueva forma desometimientos. Queremos la paz, perono a costa de la libertad ni de la

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renuncia a nuestros idealesdemocráticos. Desde ya afirmamos que,antes de sacrificar una sola de esasreivindicaciones, preferimos serperseguidos por nuestra lealtad a lacausa del pueblo y no gozar de latranquilidad cómplice que pudieraobtenerse traicionándolo. Solamente enla plena vigencia de las garantíasjurídicas y de las condiciones socialesque permitan ejercer —sin temor a larepresión— a todos los hombres ymujeres los derechos de pensar, deprofesar su culto, de reunirse, deasociarse, de publicar y difundir ideas, yde todos aquellos derechos que la letrade la Constitución asegura y la dignidadhumana exige, podrá restablecerse unaconvivencia civilizada[502].

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El cambio de actitud del gobiernotenía que ver con los condicionamientosque le habían impuesto los altos mandosdel Ejército tras repeler el intentogolpista. Perón ofreció a la Iglesia queel Estado costeara la restauración de lostemplos destruidos, a la vez que hacíarodar las cabezas políticas del ministrodel Interior y del de Educación, loshombres sospechados por la Iglesia delanzar la campaña anticlerical. Tambiéndebió dejar el gobierno uno de loshombres más cuestionados, el hastaentonces todopoderoso titular de laSecretaría de Prensa, Raúl Apold.

Pero la Iglesia rechazó el

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acercamiento con el gobierno. El perdóndivino fue reemplazado por una Pastoralmuy dura que se ocupaba de cada uno delos temas que habían llevado a lasrespectivas trincheras al gobierno y a lacorporación eclesiástica.

Perón había señalado por esos díasen un reportaje con France Soir.

Amenazados en su poder temporal y susintereses materiales, los dignatarios dela Iglesia, ayudados por militantes deAcción Católica Argentina, hanintentado emprender, sobre todo en losambientes sindicales y con el apoyo dela oposición, una obra de subversiónpolítica y han predicado desde elpúlpito el recurso de la guerra civil.

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Estas maniobras clandestinas ilegales,promovidas por sacerdotes que sonfuncionarios del Estado, porque elEstado les paga, y que se valen para supropaganda de las facilidades que elEstado les acuerda, no las podemostolerar, como ningún otro que sepreocupe del orden y del respeto de losciudadanos podría tolerar todo lo queno es la expresión legal de la opiniónpública. La Iglesia habrá aceptado elrégimen peronista por razones deoportunidad, pero manteniendo siempreclandestinamente sus relaciones con laoligarquía de la oposición,aprovechando cualquier pretexto endefensa de su privilegios, para transferirla lucha sobre el terreno político[503].

La derecha católica y la

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autodenominada «liberal» coincidían enque los hechos ocurridos erandemasiado graves como para estableceruna línea acuerdista. Estaban indignadospor la política distributiva del gobierno,que recortaba considerablemente su tasade ganancia y cuestionaba su hasta nohacía mucho indiscutible «rol deliderazgo de la sociedad argentina». Latentación de desalojar a Perón de laCasa Rosada era, en esos momentos dedebilidad, una posibilidad real. Laoposición de centroizquierda,obnubilada por la encarnizadapersecución sufrida y por sucaracterización del gobierno como

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fascista, se fue incorporando a losplanes golpistas. El diálogo y la salidanegociada de la crisis fueron quedandoen un intento frustrado y todo seencaminaba hacia un final traumático.

«La revolución peronista hafinalizado»Perón entendió con realismo políticoque la negativa de la Iglesia a acercarposiciones era la señal que estabanesperando los desestabilizadores yvolvió a hablar por cadena, por primeravez en un tono un tanto autocrítico:

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Para lograr nuestros tres grandesobjetivos, la independencia económica,la reforma constitucional y la reformacultural, hemos debido indudablementerecurrir en muchas circunstancias aciertas restricciones que nosotros nonegamos. Con una absoluta licencia paraque todo el mundo hiciera lo quequisiese, nosotros no hubiéramospodido cumplir nuestro objetivo, ycomo dije los objetivos sonirrenunciables. En cambio, los mediosde acción eran libres. Recurrimos porlo tanto a esos medios de acción,limitamos las libertades en cuanto fueindispensable limitarlas para larealización de nuestros objetivos. Nonegamos nosotros que hayamosrestringido algunas libertades: lo hemoshecho siempre de la mejor manera, en

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la manera indispensable y no más allá deello. […] Por eso, terminado eseperíodo en que hemos afirmadonuestros objetivos fundamentales en laacción social, ya en amplia medida, loque queda por hacer será obra de lalegislación empíricamente paulatina ydel propio desenvolvimiento del país.[…] Aquí no se ventila la cuestión de siPerón es valiente, es duro o es flojo. Seventila la necesidad de la nación depacificarse y ponerse a trabajar por sugrandeza. […] Si hubiera llegado elmomento de pelear, resolveríamos locontrario: pelearíamos en lascondiciones que fuese […]. Por ahorase trata de pacificar y no de pelear.Cuando demandó la lucha, nopreguntamos a nadie si había que luchar.Hoy nos demanda la paz y debemos

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trabajar para lograrla, porque solo así sesirve a la República. […] La revoluciónperonista ha finalizado, comienza ahorauna nueva etapa que es de carácterconstitucional, sin revoluciones, porqueel estado permanente de un país nopuede ser la revolución. Yo dejo de serel jefe de una revolución para ser elpresidente de todos los argentinos,amigos o adversarios[504].

Pero en las bases peronistas ya noexistía aquel fervor de otros tiempos yel propio Perón comenzaba a manifestarsus dudas, como lo señalaba ArturoJauretche:

En 1946, cada peronista se sentía un

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conductor de la historia, en 1955 era yaun espectador, un aburrido miembro delcoro de aplaudidores, que concurría alos actos públicos no con la pasión delcombatiente, sino con una merapreocupación ritual. Perón mismo locomprendió. Su renuncia del mes deagosto obedeció a esa comprensión. Lagente creyó que era una comedia más,pero él —en el círculo íntimo— habíaexplicado el sentido de la misma: «Creoque somos mayoría, pero tenemosenfrente a una minoría combativa ydecidida. Si mi renuncia no provoca lareacción de los peronistas y los lleva auna actitud paralela, me iré de lapresidencia»[505].

Para sorpresa de muchos, el 31 de

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agosto por la mañana, Perón amenazócon renunciar. Sin perder tiempo, elaparato sindical y partidario convocó auna movilización en Plaza de Mayo paradefender al presidente.

La peligrosa tabla del cincoEl diario La Prensa publicaba, en suedición del 31 de agosto de 1955:

La Confederación General del Trabajoha convocado al pueblo a una asambleacívica permanente. El pueblo estaráreunido por la voluntad de las masas,por la decisión de los dirigentesobreros, hasta lograr que el Líder de la

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Nueva Argentina desista de su anunciadadecisión de retirarse del gobierno. Elpueblo quiere que Perón siga siendo elpresidente de los argentinos y custodiode sus conquistas sociales. La Asambleaes permanente. ¡Todos a Plaza de Mayo!¡Todos a exigir que no se vaya Perón!Porque no se debe ir[506].

Aquel día, frente a unamultitudinaria concentración popular,Perón que se sabía debilitado, volvió asoñarse fuerte y poderoso. O acasosospechaba que estaba pronunciando elúltimo discurso de aquel tumultuosoperíodo y que pasarían muchos añospara que volviese a dirigirse a su puebloen la que había sido desde siempre su

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Plaza:

Hemos vivido dos meses en una treguaque ellos han roto en actos violentos,aunque esporádicos e inoperantes. Peroello demuestra su voluntad criminal.Han contestado los dirigentes políticoscon discursos tan superficiales comoinsolentes […]. La contestación paranosotros es bien clara: no quieren lapacificación que les hemos ofrecido.[…] quedan solamente dos caminos:para el Gobierno, una represión ajustadaa los procedimientos subversivos, ypara el pueblo, una acción y una luchaque condigan con la violencia a quequieren llevarlo. Por eso, yo contesto aesta presencia popular con las mismaspalabras del ’45: a la violencia le hemosde contestar con una violencia mayor.

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Con nuestra tolerancia exagerada noshemos ganado el derecho dereprimirlos violentamente. Y desde ya,establecemos como una conductapermanente para nuestro movimiento:aquel que en cualquier lugar intentealterar el orden en contra de lasautoridades constituidas o en contra dela ley o de la Constitución, puede sermuerto por cualquier argentino. Estaconducta que ha de seguir todoperonista, no solamente va dirigidacontra los que ejecutan, sino tambiéncontra los que conspiren o inciten. […]La consigna es contestar a una acciónviolenta con otra más violenta. Ycuando uno de los nuestros caiga,caerán cinco de los de ellos. […]Hemos dado suficientes pruebas denuestra prudencia. Daremos ahora

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suficientes pruebas de nuestra energía[…]. Que sepan que hemos de defenderlos derechos y las conquistas del puebloargentino […]. Una sola cosa es lo queellos buscan: retrotraer la situación a1943. Para que ello no suceda, estamostodos nosotros, para oponer a lainfamia, a la insidia y a la traición de susvoluntades, nuestros pechos y nuestrasvoluntades. Hemos ofrecido paz. No lahan querido. Ahora debemos ofrecerlesla lucha y ellos saben que cuandonosotros nos decidimos a luchar,luchamos hasta el final. Que cada unode ustedes recuerde que ahora la palabraes la lucha y la lucha se la vamos a haceren todas partes y en todo lugar. Ytambién que sepan que esta lucha queiniciaremos no ha de terminar hasta queno los hayamos aniquilado y

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aplastado[507]…

Y respondiendo al pedido de queretirara su renuncia, concluyó:

yo he de retirar la nota que he pasado,pero he de poner al pueblo unacondición: que así como antes no mecansé de reclamar prudencia y deaconsejar calma y tranquilidad, ahora ledigo que cada uno se prepare de lamejor manera para luchar. […] NuestraNación necesita paz y tranquilidad parael trabajo… Y eso lo hemos deconseguir persuadiendo, y si no, a palos[…] yo pido al pueblo que sea éltambién su custodio. Si cree que lopuede hacer, que tome las medidas másviolentas contra los alteradores del

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orden. Éste es el último llamado y laúltima advertencia a los enemigos delpueblo. Después de hoy, han de veniracciones y no palabras[508].

La única verdad es larealidadDespués de este discurso, los dosbandos en que a esa altura se encontrabadividida la sociedad argentinacomenzaron a velar sus armas. Aprincipios del mes siguiente, variosmandos militares pasaron a unaclandestinidad preparatoria de un golpe

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de Estado. El 7 de septiembre, la CGTanunciaba formalmente la creación demilicias obreras armadas para defendera su gobierno. Perón, preocupado, ledijo a sus colaboradores más cercanos:«Es fácil entregar armas a lossindicatos; lo difícil es quitárselasdespués»[509].

Perón creía haber sido losuficientemente previsor al reemplazarlos mandos de las principalesguarniciones de Buenos Aires y Campode Mayo, colocando en su lugar a jefesmilitares fieles. Sólo quedaban comoposibles focos de rebelión algunasunidades del interior del país, a las que

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rápidamente pensaba neutralizar.Efectivamente, sería en el interior dondese iniciaría el levantamiento, pero,contrariamente a los cálculos de Perón,las neutralizadas serían las fuerzasleales.

Hacia 1955, la política nacionalistareformista del peronismo, aunqueapaciguada, continuaba molestando adiversos sectores de la sociedadargentina. Afectaba los intereses de losexportadores con el IAPI yobstaculizaba las transferencias deganancias al exterior con una políticaregulatoria de los envíos. Esta políticanacionalista constituía una traba para

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estos sectores. Tanto el desarrollismocomo el liberalismo ortodoxoconsideraban que el concepto de«Estado de los trabajadores», al quesuscribía el peronismo, era inadecuado,y destacaban la importancia deestablecer claramente la diferencia entreel Estado y el movimiento obrero.

El nuevo rumbo adoptado en susegundo gobierno disgustó justamente aaquellos grupos e instituciones que lohabían acompañado en 1946: lasFuerzas Amadas, sectores del clero,intelectuales con tendencia nacionalistay la administración pública. Pero a lavez, como señalaba John William

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Cooke[510],

En 1955, el frente nacionalantiimperialista que había llevado alperonismo al poder en 1945 se habíaroto. Su programa ya no servía a todoslos sectores que en un momento habíancoincidido. Nuestra burguesía aceptó alperonismo mientras cosechóbeneficios. Cuando esto se hizo difícil,se volvió hacia el imperialismo. Lalucha de clases se agudizó. Elperonismo quería consumar suprograma, pero el frente se habíaresquebrajado. Y no se volcaba hacia laderecha, como querían la burguesía y elimperialismo, pero tampoco a laextrema izquierda, como lo reclamabasu base, la clase trabajadora […]. En el’55, Perón ya no podía ser el jefe de un

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frente policlasista y no se decidía a serel jefe del proletariado. Además, elmovimiento estaba burocratizado […].Había perdido el peronismo, en el ’55, alos nacionalistas católicos y burgueses,más católicos y más burgueses quenacionalistas […] y después al Ejército,que coincidía con un programa deindustria pesada y deautodeterminación, pero que no estabadispuesto a seguir la política social yenfrió su entusiasmo […]. Así, elperonismo se quedó en un programaburgués y sin burguesía que loaguantara. La suerte de la clase obrera—que ahí se jugaba— se decidió sin supresencia […]. El peronismo, en 1955,no quería comprender que eraincompatible con el régimenburgués[511].

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Los bombardeos de junio eran sóloel ensayo de un golpe de Estado queaparecía como imparable y continuó sudesarrollo según los planes de susejecutores.

La conspiración se puso en marchaen la Marina y su principal coordinadorfue el director de Institutos Navales,capitán de navío Arturo Rial, encontacto directo con el segundo jefe dela base de Puerto Belgrano, el capitánde navío Jorge Perren, quien llegaría aser uno de los siniestros amos y señoresde la ESMA a partir de 1976.

Un hombre de la Marina recuerdacómo se vivieron en la fuerza los

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preparativos del golpe:

En Puerto Belgrano, si un almirante noestaba de acuerdo con sublevarse, se lollevaba al camarote y se lo encerrababajo llave. Ése fue un alto precio quepagó la Marina. La Marina tiene unaférrea disciplina de fondo, entonces elhaber hecho eso, el haber quebrado esoen la mayor parte de los casos, produjoun daño. Va contra la cultura general. Enlos barcos, en los buques, después deDios venía el comandante. Y hubobuques en donde el segundo se hizocargo del buque, porque el comandanteno quiso sublevarse. Al comandante selo desembarcaba, en algunos casos apunta de pistola. Porque en la Marinaperonistas no había, había indecisos ohabía gente temerosa. Peronistas creo

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que había tres. Con el tiempo se ve quefue un daño el que se hizo a lainstitución, pero no había otra opción.Los comandantes o almirantes que noparticipan, la mayoría pidió el retiro osi no el retiro lo dicta en la Marina laJunta de Calificaciones, pero casi latotalidad de ellos pidió el retiro. Yo eracapitán de fragata, que es tenientecoronel, y la mayor parte fueroncapitanes de fragata para abajo.Capitanes de navío que se sublevaronfueron dos o tres, nada más. De losalmirantes, Rojas fue el único. Habíavarios, pero los tuvieron que encerraren una pieza. Fue una cosa de jóvenesfundamentalmente[512].

En el Ejército, el golpe en marcha

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tenía un líder casi natural, el general alque se le había adelantado Menéndez en1951, el hombre que se la tenía juradadesde aquellos episodios de Chile defines de la década del 30, un fervorosomilitante católico al que el incendio delas iglesias le sonó a una invitacióndivina para ponerse en marcha: elgeneral Eduardo Lonardi. Pero, por elmomento, el nombre que más sonaba erael de Pedro Eugenio Aramburu.

Cuando la «revolución» fue tomandocuerpo, el entonces director de laEscuela Naval de Río Santiago,contraalmirante Isaac Rojas, decidióponerse al frente del brazo naval de la

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conspiración. El general Perón hará esteretrato de uno de sus más persistentesenemigos:

Rojas era un peronista furioso. Le dabarecepciones a la CGT y le entregabamedallas al secretario general, a Espejo.Le regalaba alhajas a la esposa delgobernador de Buenos Aires. Siendoagregado naval en Brasil, le quería daradoctrinamiento peronista al embajadorCooke, por lo cual los dos chocaban amenudo. Este Rojas fue un hombre quese hacía pasar por peronista. Un traidoral movimiento. Un individuo que estuvoemboscado en el movimiento. A ése lepagaron, le dieron dinero[513].

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Sublevación precozTodo se estaba haciendo bien y ensilencio. Los golpistas contaban con eldecidido y militante apoyo de la Iglesiacatólica y de la mayoría de los partidospolíticos, cuando el general DalmiroVidela Balaguer, comandante de laCuarta Región Militar, con asiento enRío Cuarto, Córdoba, sufrió un extrañocuadro de sublevación precoz y casiarruina todos los planes de los«libertadores».

Videla Balaguer, un fanáticocatólico, que no es lo mismo que unbuen cristiano, había recibido en 1951

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la medalla a la Lealtad Justicialista porreprimir el intento golpista deMenéndez. El general decidió actuar porsu cuenta y sublevó a su guarnición el 1.° de septiembre. Esto activó lassospechas del gobierno, que decidióinvestigar qué estaba pasando en laprovincia mediterránea. El generalAramburu se alarmó por estosmovimientos y, en reunión con losconspiradores, sugirió postergar «el díade la liberación» hasta que las cosasmejoraran y se calmara la inquietudgubernamental.

Se sucedieron los conciliábulos ylas reuniones clandestinas. Uno de estos

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encuentros tuvo lugar en Bella Vista, enla casa de un capitán desconocidoentonces pero muy entusiasta; se llamabaJorge Rafael Videla.

En aquellos días decisivos cobró unimportante protagonismo un veterano dela conspiración frustrada de Menéndezque andaba repartiendo invitacionespara sumarse al golpe. Era el coronelretirado Arturo Ossorio Arana, quien,junto a un grupo de colegas en más deuna cosa, le pidió al general Lonardi queno demorara más la sublevación y sepusiera al frente del movimiento.

Lonardi aceptó y el 11 deseptiembre comenzó a planificar sus

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acciones en coordinación con losmarinos de Rojas. La primera acciónmilitar de los «libertadores» sería latoma de Córdoba para expandir elmovimiento hacia Cuyo y el Litoral y, enuna operación de pinzas, atacar laciudad de Buenos Aires, mientras supuerto era bloqueado por la Armada.

Perón, que sabía de conspiraciones ymovimientos militares, le pidió algeneral Lucero que mandara a unhombre de confianza a Córdoba. Eldesignado fue el teniente generalForcher, quien informó desde la capitalcordobesa que se estaba preparando unaacción en gran escala. Lucero desconfió

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y quiso comprobar por su cuenta losdichos de su emisario. Se ve que elfuerte del general no era la inteligencia,en todos los sentidos del término.Cuenta Perón:

Cuando nosotros tuvimos noticias deque en Córdoba, que era la guarniciónmás fuerte del país, se habían producidoalgunas cosas, llamé al ministro deGuerra y le dije: «Mire, váyase aCórdoba, porque la información que nosviene es grave». Era el general Lucero yesto ocurrió el 14 de septiembre de1955. Lucero habló allí con los jefes. Yel día 15 yo recibía un telegrama quedecía: «He estado en la guarnición deCórdoba. Solamente a un loco se lepuede ocurrir que esta gente se

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levante». Lucero vino a Buenos Aires el15 y el 16 se levantó Córdoba. Cuandouno cuenta con tipos así, ¿qué va ahacer? Está perdido[514].

Arturo Jauretche y John WilliamCooke desconfiaron sabiamente deLucero y fueron a la Casa Rosada aadvertirle al ministro del Interior, OscarAlbrieu, que tenían precisiones de queel golpe de Estado comenzaría en pocashoras. Cooke había señalado unos díasantes:

Esas fuerzas no están aliadas contra unhombre; lo están contra el pueblo, alque niegan el derecho de elegir supropio destino y su propio conductor.

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Reniegan de la Argentina nueva, la delas conquistas sociales, económicas ypolíticas, la de los principios de justiciay de la soberanía inmaculada, paraintentar retrotraernos a la vieja factoríacolonial de los estancierosexplotadores, de los comerciantesávidos, de los acaparadores habilidosos,de las ganancias exorbitantes, de lossalarios de hambre, de los gerentesextranjeros y de los traidoresnativos[515].

Si los viera el General SanMartínLa conspiración en marcha fue bautizada

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por sus organizadores como«Revolución Libertadora».

La palabra «libertador» remiteinmediatamente al general San Martín, elhombre que le dio la libertad a mediocontinente y que vivía como pensaba,con aquella coherencia que lo acompañóhasta su muerte. El auténtico libertadorescribió para que nadie en su nombrebastardeara la condición de militar:

La Patria no hace al soldado para que ladeshonre con sus crímenes, ni le daarmas para que cometa la bajeza deabusar de estas ventajas ofendiendo alos ciudadanos con cuyos sacrificios sesostiene. La tropa debe ser tanto más

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virtuosa y honesta, cuanto es creadapara conservar el orden, afianzar elpoder de las leyes y dar fuerza algobierno para ejecutarlas y hacerserespetar de los malvados que serían másinsolentes con el mal ejemplo de losmilitares. La Patria no es abrigadora decrímenes[516].

Muy lejos de estos noblespensamientos, el general Lonardi sehabía trasladado a Córdoba el 14 deseptiembre y, junto con su plana mayor,había decidido que la hora cero del día«D» sería el primer minuto de aquelinolvidable 16 de septiembre. Hastahabía encontrado un eslogan para sugolpe, que sería usado por sus tropas

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como una contraseña: «Dios es justo».Sin que esto le sonara a contradicción,en la primera arenga a sus tropas antesde entrar en combate, les hizo un pedidoque no sonaba muy cristiano: «Señores:vamos a llevar a cabo una empresa degran responsabilidad. La única consignaque les doy es que procedan con lamáxima brutalidad posible»[517].

El primer objetivo, la toma de laEscuela de Infantería de Córdoba, selogró tras una dura lucha de casi ochohoras de combate. Para las primerashoras de la tarde, los insurrectoscontrolaban varias radioemisoras ycomenzaban a difundir por el país sus

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comunicados.Al día siguiente, el comando de

Lonardi emitió una proclama parecida atodas las arengas golpistas precedentes,excepto por un párrafo que ponía eldedo en la llaga sobre un tema muyespinoso para aquel amplio frenteantiperonista hegemonizado por lo peordel pensamiento reaccionario de laArgentina: ¿qué pasaría con lasconquistas sociales logradas por lostrabajadores? Lonardi se animaba aavanzar sobre el tema, obviamente sin elapoyo decidido de los que sepreparaban para ser los verdaderosvencedores de este golpe:

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Sepan los hermanos trabajadores quecomprometemos nuestro honor desoldados en la solemne promesa de quejamás consentiremos que sus derechossean cercenados. Las legítimasconquistas que los amparan, no sóloserán mantenidas sino superadas por elespíritu de solidaridad cristiana ylibertad que impregnará la legislación yporque el orden y la honradezadministrativa a todos beneficiarán. Larevolución no se hace en provecho departidos, clases o tendencias, sino pararestablecer el imperio del derecho[518].

Muy pocos meses después, Lonardisentiría en carne propia que iba a serusado por lo peor de la Argentina paratodo lo contrario de lo que había

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expresado en aquella proclama.Mientras tanto, las guarniciones

cuyanas adhirieron al movimiento yotros alzamientos militares seprodujeron en varias provincias.Algunas fracasaron, como la comandadaen Curuzú Cuatiá por el propioAramburu, quien fue rodeado por tropasleales pero logró huir.

En todo el país los comandosciviles, que venían funcionando desdehacía más de un año, se lanzaron a lalucha. Su tarea principal fue la toma delas radios y las plantas transmisoras.

Las fuerzas leales a Perónresistieron por cinco días, a lo largo de

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los cuales la Armada logró controlar ellitoral marítimo, bombardeó losdepósitos de petróleo de Mar del Plata yamenazó con bombardear las refineríasde La Plata y a la propia ciudad deBuenos Aires si Perón no renunciaba.

Así lo cuenta uno de los hombres dela Marina, Jorge Julio Palma:

bombardeos hubo en Mar del Plata, sebombardeó unos tanques que estabansobre la costa. Fue una demostración defuerza. Esto fue al día siguiente o a losdos días de empezada la revolución.Porque Lonardi había mandado undespacho diciendo que estaba muycomprometido y que hiciéramos unacto de fuerza. Y al crucero Nueve de

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Julio se le ordenó que cañoneara lostanques. Y después los buquestorpederos, también en Mar del Plata,bombardearon el regimiento de Cametque estaba intentando atacar la base deMar del Plata[519].

Meses más tarde, Perón escribirá:

Me preocupaba la amenaza delbombardeo de la población civil, en laque seguramente perderían la vida milesde inocentes que nada tenían que vercon la contienda. Ya Buenos Aires habíapresenciado la masacre del 16 de juniode 1955, cuando la aviación navalbombardeó la Plaza de Mayo yametralló las calles atestadas de gente,matando e hiriendo a mansalva al pueblo

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indefenso […]. Me preocupaba tambiénla destrucción de la destilería depetróleo de Eva Perón, una obra deextraordinario valor para la economíanacional […]. Influenciaba también miespíritu la idea de una posible guerracivil de amplia destrucción y recordabael panorama de una pobre Españadevastada que presencié en 1939.Muchos me aconsejaron abrir losarsenales y entregar las armas ymuniciones a los obreros que estabanansiosos de empuñarlas, pero esohubiera representado una masacre y,probablemente, la destrucción de medioBuenos Aires. Esas cosas uno sabecómo comienzan pero no en quéterminan[520].

El 18 por la noche, Perón se reunió

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en la residencia presidencial con losjefes militares leales. Esto fue lo quesucedió según un testigo presencial delos hechos:

Se saludan amigablemente e inicia laconversación Sosa Molina, y le dice:«Señor presidente, le venimos a pedirque continuemos en la lucha, queremosseguir peleando…». Y el General losmira a todos y les dice: «Señores,ustedes saben perfectamente bien queesta revolución se hace contra JuanDomingo Perón. Y Juan DomingoPerón, por defender su funciónpersonal, no va a llevar al país a laguerra civil. Vayan y hablen con losrevolucionarios, a ver qué es lo quequieren, que yo sé muy bien lo que

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quieren. Vayan, que los espero». Nuncamás volvieron[521].

Al salir de la reunión, los militaresanalizaron el panorama y lo llamaron aRenner, asistente de Perón, y le dijeron:«Tenemos un solo consejo que darle aPerón: abandonar rápidamente el país,de manera que nosotros podamos iniciartratativas investidos de la autoridad delgobierno»[522].

Teniendo en cuenta estos elementos,el 19 de septiembre el General delegóen aquella junta de militares, que ya noeran tan leales, las negociaciones conLonardi. Lo primero que pidieron fue

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que el gobierno declarara una treguaunilateral, lo que efectivamente se hizo.

Los golpistas no querían sólo larenuncia del presidente. Soñaban conuna rendición de Perón como la delJapón ante los Estados Unidos ymontaron un circo parecido. El buqueelegido para la ceremonia fue el cruceroGeneral Belgrano[523]. Allí se reunieronel 20 de septiembre los que ya se sentíanlas nuevas autoridades nacionales y ladelegación compuesta por el tenientegeneral Forcher, los generales dedivisión Manni y José Sampayo, y elauditor general de brigada OscarSacheri, en representación de la junta

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militar en la que Perón había delegadoel mando.

Vencedores y vencidosAquella mañana del último día delinvierno de 1955, el General sintió quetodo había terminado, al menos por elmomento. Buscó algunas cosas, algo dedinero (muchísimo menos del que susenemigos imaginaban), un retrato deEvita y una imagen de la Virgen deLuján. Iba rumbo a la embajada delParaguay. Se despidió del personal de laresidencia y subió junto a sus asistentesRenner y Cialcetta al Cadillac en el que

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el chofer, Isaac Gilaberte[524], lo habíaconducido tantas veces a mejoresdestinos.

El General describirá así aquellosmomentos:

me di vuelta a mirar lo que dejaba a misespaldas. Esa residencia no era mi casa,pero quedaban entre sus muros muchosrecuerdos de años que parecían lejanosy se diría que relegados a la prehistoria.La ciudad era un desierto. La nieblallegaba hasta la parte baja de las casascomo en un bosque se detiene al pie delos árboles. En aquella atmósferaborrosa de lluvia y de niebla todoparecía irreal[525].

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Al embajador paraguayo lepreocupaba muy seriamente laposibilidad de un atentado contra Peróny evaluó que la embajada no era un lugardel todo seguro. Recordó que en eldique A de Puerto Nuevo reposabaamarrada la cañonera Paraguay a laespera de reparaciones mecánicas. Elviaje tuvo sus complicaciones. El motordel Cadillac se detuvo y hubo quehacerlo empujar. Los testimoniosaseguran que el propio Perón bajó delauto para pedirle auxilio al chofer de unómnibus, que no podía creer lo queestaba viendo.

Finalmente llegó a la cañonera,

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donde permaneció varios días en unprecario camarote. Allí pudo escuchar, através de la misma Radio del Estado porla que había hablado tantas veces, la vozde otro general que discurseaba desdelos balcones de la Casa Rosada. Nopudo contener la sensación deusurpación. Sentía como propios aaquellos balcones del 17 de octubre, delúltimo discurso de Evita y de tantos«días peronistas». Ahora estaba en unbarco extranjero, a la espera del destinoy a que los «libertadores» lo autorizarana marchar al exilio, mientras Lonardi lehablaba al país desde una Plaza deMayo repleta de otra gente, argentinos

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también que conformaban un paisajecompletamente distinto a los que élestaba acostumbrado a ver:

Tanto como la de mis compañeros dearmas, deseo la colaboración de losobreros y me atrevo a pedirles queacudan a mí con la misma confianza conque lo hacían con el gobierno anterior.Buscarán en vano al demagogo, perotengan la seguridad de que siempreencontrarán un padre o un hermano. Lalibertad sindical, indispensable a mijuicio para la dignidad del trabajador, deningún modo significará la destrucciónde los instrumentos de derecho públicoo laboral, necesarios para elordenamiento profesional.El pueblo debe aprender a buscar en mis

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actos más que en mis palabras eltestimonio de que estoy exclusivamentea su servicio con toda mi vida, con todaslas energías de mi alma[526].

El jefe golpista terminó su discursohaciendo suya aquella frase que Urquizahabía pronunciado después de Caseros,según la cual no habría «ni vencedores,ni vencidos». Quizás el general Lonardi,intoxicado por la historia oficial, norecordaba los crímenes perpetrados porlos vencedores después de la célebrebatalla del 3 de febrero de 1852 y de laencarnizada y perdurable persecuciónemprendida contra los vencidos. Peroestaba claro que el eslogan elegido era a

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todas luces falso: había vencedores yvencidos.

No faltaba mucho para que todos sedieran por enterados; que quienes noquerían colaborar con los trabajadoreseran los «libertadores», particularmenteel flamante vicepresidente, Isaac Rojas,que no coincidía en absoluto con laspalabras del presidente y se preparabapara derrocarlo e instalardefinitivamente un gobierno antiobrero yantinacional.

Pocos días después, aquel hombreclave del golpe al que le gustaballamarse «Revolución Libertadora», elcontralmirante Rial, le dijo a un grupo

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de trabajadores municipales: «recuerdenque la Revolución Libertadora se hizopara que el hijo del barrendero, muerabarrendero».

El General seguía en la cañonera,pegado a la radio y escribiendo susprimeras impresiones sobre lo que leestaba pasando a él y al país.Finalmente, el 3 de octubre llegó elsalvoconducto que le permitía salir delpaís. Los «libertadores» le prohibieronhacerlo por vía fluvial porque temíanque a su paso por las distintas ciudadesse produjeran manifestacionesperonistas. Le tenían un particularpánico a lo que podía ocurrir en

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Rosario, una de las capitales delperonismo. Combinaron con el gobiernoparaguayo que el traslado se haría en unhidroavión Catalina, llegadoespecialmente de Asunción.

Al mediodía y en compañía delembajador del Paraguay, se traslado alMurature a la espera del aviónparaguayo. También estaba undiplomático perteneciente al círculoíntimo del cardenal Caggiano, queacababa de ser nombrado canciller de la«Libertadora», Mario Amadeo. Teníaorden de asegurarse que la salida dePerón se hiciera como estaba prevista.Cuando el General subía a la máquina,

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perdió estabilidad y le cupo a Amadeola curiosa misión de salvar a Perón.

A la una y diez de la tarde de aquel3 de octubre, Perón marchaba al exilio.Sabía que las cosas no iban a quedarasí, sabía que su pueblo no se iba aquedar mirando desfiles y procesiones.Confiaba profundamente en susdescamisados, aunque desconfiara dealguno de sus dirigentes. Confiabatambién plenamente en sus enemigos, enaquel conglomerado de partidos ycorporaciones a los que sólo los unía lavoluntad de negarlo a él y a sumovimiento. Sabía que muy prontoempezarían las disputas carroñeras por

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el poder y confiaba en que suscompañeros iban a saber aprovechar laoportunidad para comenzar laresistencia.

Al llegar a Asunción se instaló en lacasa de su amigo, el comercianteargentino Ricardo Gayol. Por variosdías guardó silencio hasta que, mástranquilo, decidió dar algunas notas amedios extranjeros.

En la que le brindó a un diario deMontevideo, hizo una especie debalance de su gestión y analizó elpresente argentino:

Cuando llegué al gobierno de mi país,había gente que ganaba 20 centavos por

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día, peones que ganaban 15 pesos almes. Se asesinaba a mansalva en losingenios azucareros y los yerbatales,con regímenes de trabajo criminales. Enun país que poseía 45 millones de vacas,los habitantes se morían de debilidadconstitucional. La previsión social erapoco menos que desconocida y lasjubilaciones insignificantes cubríansólo a los empleados públicos y a losoficiales de las Fuerzas Armadas.Instituimos jubilaciones para todos losque trabajan, incluso para los patrones.Creamos pensiones para la vejez y lainvalidez, desterrando del país el tristeespectáculo de la miseria en medio dela abundancia. […] Cuando llegué algobierno ni alfileres se hacían en elpaís. Lo dejo fabricando camiones,tractores, automóviles, locomotoras,

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etc. Dejo recuperados los teléfonos, losferrocarriles y el gas, para que vuelvan avenderlos otra vez. Les dejo una marinamercante, una flota aérea […]. Estarevolución como la de 1930, tambiénseptembrina, representa la lucha de laclase parasitaria contra la claseproductora. La oligarquía puso eldinero; los curas, la prédica; un sectorde las Fuerzas Armadas, dominado porla ambición, y algunos jefes pusieronlas armas de la República. En el otrobando están los trabajadores, el puebloque sufre y produce. La consecuenciaes una dictadura militar de corteoligárquica clerical[527].

Otro corresponsal le preguntó quépensaba hacer para regresar al poder en

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la Argentina. El General le sonrió y lerespondió. «Nada. Todo lo harán misenemigos».

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FELIPE PIGNA. (Mercedes, BuenosAires, 29 de mayo de 1959). Es unhistoriador y escritor argentinoespecializado en la historia deArgentina. Realiza trabajos en diversosformatos, y es considerado por elprograma Ver para leer como elhistoriador con más difusión en la

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Argentina después de Félix Luna.

Felipe Pigna es un profesor de historiaegresado del Instituto Nacional «Dr. Joaquín V. González». Fue director delp r oyec to Ver la Historia de laUniversidad de Buenos Aires,compuesto por trece capítulos. Esdirector del Centro de Difusión de laHistoria Argentina de la UniversidadNacional de General San Martín yconductor del programa Historias denuestra historia trasmitido por RadioNacional. Además, fue profesor de laEscuela Superior de Comercio CarlosPellegrini.

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Fue columnista de la radio Rock & Pop,labor que le permitió obtener el premioEter 2006, 2007 y 2008 al mejorespecialista temático. Fue conductor delprograma Lo pasado pensado en radioRock & Pop; nombre compartido con unprograma televisivo de documentaleshistóricos que se emitió por Canal 7.También en Canal 7 condujo El espejoretrovisor, programa de entrevistas einformes sobre historia argentina y Quéfue de tu vida, un ciclo de entrevistas aimportantes personalidades de Argentinay el exterior, con reconocida trayectoriaen el ámbito cultural, político y social,programa por el cual obtuvo el premio

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Martín Fierro 2013 al mejor programacultural-educativo. Fue coguionista juntoal equipo de Alejandro Turner del cicloAlgo habrán hecho por la historiaargentina, que condujo en sus dosprimeras temporadas junto a MarioPergolini y junto a Juan Di Natale en latercera. Dicho programa fue emitido porCanal 13 y Telefe, y obtuvo el premioMartín Fierro 2006 y 2007 al mejorprograma cultural y el premio Clarín almejor programa periodístico 2006.Editó en 2009 para Editorial Planeta lacolección de efemérides argentinasHistorias de nuestra historia en «libro+ DVD», sobre la historia de las

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distintas fechas patrias del calendarioescolar.

Ha publicado Historia confidencial(2003), cinco tomos de Los mitos de lahistoria argentina (2004-2013), Lopasado pensado (2006), Evita (2007),1810 (2010), Libertadores de América(2010), Mujeres tenían que ser (2011)y Evita, jirones de su vida (2012), entreotros. Fue guionista, adicionalmente, deuna serie de libros de historietas sobretemas históricos argentinos, como mediode difusión de la historia para niños yadolescentes, incluidos temas talescomo las Invasiones inglesas, laRevolución de Mayo y las biografías de

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Domingo Faustino Sarmiento, MartínMiguel de Güemes, José de San Martín,Manuel Belgrano e Hipólito Bouchard.Es también director de la colecciónBiblioteca Emecé Bicentenario, querescata escritos históricos de personajesde la talla de Manuel Belgrano oMariano Moreno, entre otros.

Es director de la revista Caras yCaretas, del sitio de internetwww.elhistoriador.com.ar y consultorpara América Latina de The HistoryChannel; además para este mismo canalrealizó y animó, junto a Pedro Palou laserie «Unidos por la historia» en el año2010.

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Felipe Pigna describe su estilo comohistoriador como uno orientado a ladivulgación y la desmitificación.Considera que como historiador debeaportar algo nuevo al debate histórico, yque deben emplearse todos los mediosde comunicación disponibles paratrasmitir el conocimiento de la historia.

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COLECCIONES DE DIARIOS YREVISTAS

Anales de la Sociedad Rural

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Antena

Cabildo

Clarín

Criterio

Crítica

Democracia

El Amigo del Pueblo, Junín.

El Líder

El Mercurio, Santiago de Chile

El Periodista de Buenos Aires

Esto es

Futuro

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La Época

La Nación

La Opinión

La Prensa

La Razón

La Tribuna, Rosario

La Vanguardia

Life

Mundo Peronista

Orientación

Página 12

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Panorama

Presencia

Primera Plana

Qué

South American Journal

Time

Todo es Historia

Tribuna

DOCUMENTALES

Testimonio de Hugo del Carril en el

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documental Evita, una vida, dirigidopor Armando Tosin, con libro deRamón Bolla.

Testimonio del doctor Pedro Ara en eldocumental Evita, una tumba sinpaz, dirigido por Tristán Bauer.

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Notas

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[1] Philip Dormer Stanhope, LordChe s te r f i e l d , Cartas de LordChesterfield a su hijo Felipe Stanhope,Barcelona, Acantilado, 2006. <<

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[2] Enrique Pavón Pereyra, Yo Perón ,Buenos Aires, Editorial MILSA, 1993.<<

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[3] Juan Moreira fue un gaucho nacido enLa Matanza, provincia de Buenos Aires,en el siglo XIX, acusado por variosduelos y asesinatos. Su vida fueinmortalizada por el escritor EduardoGutiérrez y, desde entonces, es símbolode las injusticias sufridas por el gauchoargentino. Se enfrentó con la policía ennumerosas ocasiones y fue famoso porsu temeridad y su destreza en el uso delfacón. Fue muerto por el sargento VíctorChirino en 1874. <<

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[4] Escena inmortalizada por la notablepelícula Juan Moreira, de LeonardoFavio, estrenada en 1973. <<

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[5] En Tomás Eloy Martínez, «LasMemorias de Juan Perón», revistaPanorama, 14 de abril de 1970. <<

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[6] Pavón Pereyra, op. cit. <<

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[7] Tomás Eloy Martínez, op. cit. <<

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[8] Ibídem. <<

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[9] Discurso de Perón pronunciado el 22de octubre de 1944, en la Municipalidadde San Isidro. En Anécdotas, recuerdos,conversaciones, citas, relatos, ejemplosde Perón, Buenos Aires, Subsecretaríade Informaciones de la Presidencia de laNación, 1950. <<

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[10] Jean-Jacques Rousseau, escritor yfilósofo nacido en Suiza en 1712, criticólos fundamentos de la sociedad en la quevivió. Afirmaba que el hombre, en suestado «natural», antes de organizarse ensociedad, es bueno y libre, y que esprecisamente cuando se aparta de lanaturaleza para vivir en comunidad,cuando aparecen el ansia de riqueza y lainjusticia. En su concepción, lapropiedad privada es una de las causasprincipales de la infelicidad humana. Enuno de sus ensayos más famosos, Elcontrato social, establecía que todos losciudadanos son iguales en derecho y

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deben participar en el ejercicio delpoder. <<

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[11] Lord Chesterfield, op. cit. <<

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[12] Pavón Pereyra, op. cit. <<

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[13] Véase Los mitos de la historiaargentina 3, Buenos Aires, Planeta,2006, capítulo «La dignidad rebelde».<<

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[14] Enrique Pavón Pereyra, Perón 1895-1942, Buenos Aires, EdicionesEspino, 1952. <<

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[15] Jorge Crespo, El Coronel. Undocumento sobre la vida de Juan Perón1895-1944, Buenos Aires, Ayer y HoyEdiciones, 1988. <<

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[16] Ibídem. <<

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[17] Se conoció como Semana Trágica alconflicto obrero durante la primerapresidencia de Hipólito Yrigoyen, quecomenzó en diciembre de 1918 con unahuelga en los talleres metalúrgicosPedro Vasena e Hijos. La industriametalúrgica se había vistoprofundamente afectada por la PrimeraGuerra Mundial e intentaba bajar costos.Los obreros, por su parte, pretendíanobtener mejoras en sus condiciones detrabajo y en sus salarios. La huelgapronto se convirtió en un conflictosindical generalizado que terminó con700 muertos y cerca de 4000 heridos.

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<<

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[18] Milcíades Peña, Masas, caudillos yelites, Buenos Aires, Fichas, 1971. <<

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[19] Pavón Pereyra, Perón 1895-1942cit. <<

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[20] Junto con Agustín P. Justo, Uriburuencabezó en 1930 el golpe de Estadoque derrocó a Yrigoyen e inauguró la«década infame», un período que secaracterizó por la ausencia de laparticipación popular, la persecución ala oposición, la tortura a los detenidospolíticos, la creciente dependencia denuestro país y la proliferación de losnegociados. Uriburu asumió comopresidente de facto en 1930, pero prontosus planes de instalar una dictaduracorporativista fracasaron y dejó lapresidencia en 1932. <<

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[21] En Félix Luna, Yrigoyen, BuenosAires, Hyspamérica, 1985. <<

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[22] En Roberto Etchepareborda,Yrigoyen, tomos I y II, Buenos Aires,Centro Editor de América Latina, 1983.<<

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[23] Pavón Pereyra, Yo Perón cit. <<

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[24] En Torcuato Luca de Tena, LuisCalvo y Esteban Peicovich, Yo, JuanDomingo Perón, relato autobiográfico,Madrid, Planeta, 1976. <<

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[25] Firmado el 23 de agosto de 1939,por los cancilleres Viacheslav Molótoven representación de la URSS y Joachinvon Ribbentrop, por Alemania,establecía un acuerdo de no agresiónentre ambas potencias. <<

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[26] Luca de Tena y otros, op. cit. <<

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[27] Tulio Halperín Donghi, en Clarín,jueves 26 de agosto de 1993. <<

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[28] Arturo Jauretche, Escritos inéditos,Buenos Aires, Corregidor, 2002. <<

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[29] David Kelly, El poder detrás deltrono, Buenos Aires, Coyoacán, 1962.<<

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[30] Roberto M. Ortiz, radicalantipersonalista, fue ministro de ObrasPúblicas durante la presidencia deldoctor Marcelo T. de Alvear y deHacienda, durante el gobierno delgeneral Agustín P. Justo. Cuando elsector antipersonalista pactó con elrégimen instaurado tras el derrocamientode Irigoyen, se tomó la «Concordancia»,acuerdo mediante el cual Roberto M.Ortiz llegó a la presidencia en 1938.Intentó llevar a cabo una aperturademocrática pero se vio obligado arenunciar por su delicado estado desalud. Lo sucedió el vicepresidente,

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doctor Ramón S. Castillo. <<

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[31] Ramón S. Castillo, políticoconservador catamarqueño, accedió a lavicepresidencia en 1938, en el segundotérmino de la fórmula liderada por Roberto M. Ortiz. Tras la renuncia deOrtiz, Castillo asumió la primeramagistratura en 1942 y reimplantó lasprácticas del fraude electoral. Durantela campaña electoral de 1943, Castilloproclamó la candidatura de RobustianoPatrón Costas, pero fue derrocado el 4de junio de ese año. <<

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[32] Véase Los mitos de la historiaargentina 3 cit. <<

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[33] En la Argentina nunca existió elcargo de Premier, es decir, el primerministro; pero teniendo en cuenta loscargos que llegó a acumular Perón —secretario de Trabajo y Previsión,ministro de Guerra, vicepresidente de laNación y presidente del ConsejoNacional de Posguerra—, bien le cabeel apodo comparativo. <<

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[34] Anécdotas, recuerdos,conversaciones… cit. <<

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[35] Véase Los mitos de la historiaargentina 3 cit. <<

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[36] Se conoce como «Grito de Alcorta»a la rebelión de los chacarerosarrendatarios del sur de Santa Fe, sur deCórdoba y norte de la provincia deBuenos Aires iniciada en junio de 1912en Alcorta (Santa Fe) contra losterratenientes. La protesta se debió a laspésimas condiciones de trabajo, laprecariedad de los arrendamientos y elcarácter leonino de los contratos dealquiler, que dejaban una ganancia tanmínima al colono que apenas le servíapara pagar sus deudas de la cosechaanterior. Como consecuencia de estemovimiento, que logró parcialmente sus

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objetivos, el 15 de agosto de 1912 seconstituyó en Rosario la FederaciónAgraria Argentina, primera entidaddefensora de los pequeños y medianosproductores rurales. <<

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[37] José Peter, Crónicas proletarias,Buenos Aires, Esfera, 1968. <<

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[38] A algunas regiones rurales llegaba laprédica anarquista y socialista, que eraperseguida implacablemente por lospatrones y las «fuerzas del orden». Poreso es tan digna de elogio la labor deaquellos militantes que a riesgo de susvidas recorrían los campos entonandosus «payadas libertarias». En ellasexponían los principios básicos delanarquismo y denunciaban con todas lasletras las injusticias padecidascotidianamente por los trabajadoresrurales. Lo hacían en ritmo de milongapara que los paisanos, muchos de ellosanalfabetos, pudieran escuchar aquellas

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proclamas sociales en un lenguajeaccesible y directo. <<

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[39] «Un texto del líder justicialista sobreel 4 de junio de 1943», La Opinión, 15de junio de 1973. <<

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[40] Véase Los mitos de la historiaargentina 2, Buenos Aires, Planeta,2005. <<

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[41] Desde el clásico trabajo de GinoGermani, Política y sociedad en unaépoca de transición, se los llamótrabajadores «nuevos» paradiferenciarlos de los «viejos», es decir,aquellos ya asentados en los centrosurbanos y con un pasado sindical sólido.<<

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[42] En un principio, de acuerdo con elpacto de no agresión entre la Alemaniade Hitler y la URSS de Stalin, el PartidoComunista argentino apoyó elneutralismo frente a la guerra. Pero apartir de la invasión alemana a la URSS,en junio de 1941, lanzó una duracampaña en la que puso todos susesfuerzos en apoyar a las tropas queluchaban contra el fascismo. Incluso notrepidó, para asombro de muchostrabajadores, en levantar huelgas en losfrigoríficos para no interrumpir el envíode alimentos a las tropas aliadas. <<

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[43] Para profundizar en los temasvinculados con la gestación delperonismo y su relación con la claseobrera «nueva» y «vieja», véanse elexcelente trabajo de Juan CarlosPortantiero y Miguel Murmis, Estudiossobre los orígenes del peronismo ,Buenos Aires, Siglo XXI, 1973, y ellibro de Hugo del Campo, Sindicalismoy peronismo. Los comienzos de unvínculo perdurable, Buenos Aires, Siglo XXI, reedición 2007. <<

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[44] Era tal la ausencia histórica delegislación obrera, convalidada desde elpoder por los gobiernos de la décadainfame, que nuestras leyes socialesanteriores a 1943 pueden reseñarse enpocas líneas: ley de descanso dominical,ley reglamentaria del trabajo de mujeresy niños, declaración de feriadosnacionales, ley de reglamentación deagencias particulares de colocación, leyde inembargabilidad de los sueldosmenores de $100, ley reglamentaria deltrabajo a domicilio, leyes jubilatoriassólo para algunos gremios, ley de lasilla para empleados de comercio y, por

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último, una ley reglamentaria del trabajonocturno. La mayoría de ellas fueronpromovidas por la bancada socialista enel Parlamento. <<

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[45] La masacre de la Patagonia fue larespuesta al conflicto que estalló enSanta Cruz durante la presidencia deHipólito Yrigoyen, cuando los obrerosse enfrentaron a los estancieros y a lassociedades anónimas internacionales. Elgobierno de Yrigoyen decidió interveniry envió al teniente coronel HéctorVarela, quien llevó a cabo una de lasmás sangrientas represiones, que dejómás de dos mil muertos. <<

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[46] En los quebrachales santafesinos, elconflicto obrero surgió en 1921, durantela primera presidencia de HipólitoYrigoyen. Los obreros de la empresainglesa La Forestal, que explotaba elquebracho colorado, iniciaron unahuelga por las condiciones de miseria alas que eran sometidos. Cuando sedesatoran las protestas, fueronreprimido violentamente y perseguidoscon saña. <<

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[47] General Francisco Fasola Castaño,«Carta abierta al Gral. Justo», 1938, enJosé A. Yelpo, Ejército, politica,proyecto alternativo: 1920-1943,Buenos Aires, Editorial GuardiaNacional 1987 <<

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[48] Véase Los mitos de la historiaargentina 3 cit. <<

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[49] Cirujano de brigada, Dr. Carlos A.Bocalandro, documento de 1943, en Yel-po, op. cit. <<

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[50] Ibídem. <<

Page 1258: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[51] Ibídem. <<

Page 1259: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[52] Decreto-Ley de AsociacionesProfesionales, publicado en La Nacióndel 21 de julio de 1943; citado por Hugodel Campo, op. cit. <<

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[53] Domingo Mercante, citado por HugoGambini, «La historia del peronismo»,Primera Plana, 24 de agosto de 1965.<<

Page 1261: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[54] En Esteban Peicovich, Hola, Perón,Buenos Aires, Editorial Jorge Álvarez,1965. <<

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[55] En Enrique Pavón Pereyra, Perón, elhombre del destino, Buenos Aires,Abril Educativa y Cultural, 1973. <<

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[56] Entrevista realizada por elperiodista chileno Abel Valdez ypublicada en El Mercurio de Santiagode Chile, el 8 de noviembre de 1943. Alser reproducida por La Prensa deBuenos Aires en su edición del 11 denoviembre, se generó un gran revuelo.Perón salió a aclarar a través de LaNación, el 13 de noviembre, que no«aceptaba que se nos sindique comoejerciendo funciones ocultas fuera de laórbita que nos fija nuestro jefe, elgeneral Ramírez, por quien somosguiados y dirigidos». <<

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[57] El Mercurio, 8 de noviembre de1943. <<

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[58] Se refiere al estanciero y empresarioJorge Antonio Santamarina, ministro deHacienda de Ramírez entre junio yoctubre de 1943. <<

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[59] El Mercurio, 8 de noviembre de1943. <<

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[60] En Pavón Pereyra, Yo, Perón cit. <<

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[61] En Juan Domingo Perón, ObrasCompletas, Fundación Pro Universidadde la Producción y del Trabajo yFundación Universidad a Distancia«Hernandarias», 1997. <<

Page 1269: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[62] En Rodolfo Puiggrós, Historiacrítica de los partidos políticosargentinos. El peronismo, sus causas ,Buenos Aires, Corregidor, 2006. <<

Page 1270: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[63] Luis Monzalvo, Testigo de laprimera hora del peronismo, BuenosAires, Pleamar, 1974. <<

Page 1271: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[64] Anécdotas, recuerdos,conversaciones… cit. <<

Page 1272: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[65] Juan Domingo Perón, Obrascompletas cit., tomo 20. <<

Page 1273: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[66] Ángel Perelman, Cómo hicimos el17 de octubre, Buenos Aires, Coyoacán,1962. <<

Page 1274: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[67] En Pavón Pereyra, Perón, el hombredel destino cit., tomo 1. <<

Page 1275: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[68] Artículo contra el Estatuto del Peónpublicado en los Anales de la SociedadRural, Buenos Aires, diciembre de1944, citado por Ricardo Sidicaro, Lostres peronismos , Buenos Aires, Siglo XXI, 2002. <<

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[69] John Maynard Keynes (1883-1946)fue un economista inglés que promovióla intervención del Estado a través delgasto y la inversión pública paraincrementar la producción y el consumo,como modo de salir de la crisis de losaños 30. Sus ideas fundamentaron elllamado «Estado de Bienestar» einfluyeron en las políticas adoptadas porel presidente estadounidense FranklinDelano Roosevelt, conocidas como elNew Deal. <<

Page 1277: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[70] Discurso de Perón en la Bolsa deComercio, La Razón, 26 de agosto de1944. <<

Page 1278: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[71] Juan Domingo Perón, El puebloquiere saber de qué se trata, BuenosAires, Secretaría de Trabajo y Previsiónde la Nación, 1944. <<

Page 1279: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[72] Comunicado emitido el 26 dediciembre de 1944, en Juan Perón,Obras Completas cit. <<

Page 1280: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[73] En Carlos Escudé, «Braden, Perón yla diplomacia británica», Todo esHistoria, N.° 138, noviembre de 1978.<<

Page 1281: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[74] En Mario Rapoport, Historiaeconómica, política y social de laArgentina 1880-2000, Buenos Aires,Macchi, 2000. <<

Page 1282: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[75] Periódico Tribuna, Buenos Aires,17 de agosto de 1946. <<

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[76] Higham llama «La Fraternidad» (TheFraternity, en inglés) al acuerdo entrediversos sectores empresarios,institucionales e ideológicos quecontribuyeron financiera y políticamenteal ascenso y consolidación de losregímenes fascistas y nazis en Europa.<<

Page 1284: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[77] Charles Higham, citado por DanielMuc hni k, Negocios son negocios,Buenos Aires, Norma, 1999. <<

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[78] Muchnik, op. cit. <<

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[79] En español, Mi lucha, libro dondeHitler expone su pensamiento político ysocial ultraderechista y antisemita. <<

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[80] Muchnik, op. cit. <<

Page 1288: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[81] En Horacio Casal, La revolución de1943, Buenos Aires, Centro Editor deAmérica Latina, 1971. <<

Page 1289: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[82] En Carlos Escudé, La declinaciónargentina, Buenos Aires, Editorial deBelgrano, 1988. <<

Page 1290: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[83] Sherry Mangan, Fortune, 7 de abrilde 1941, citado por Rogelio GarcíaLupo, La Revolución de los generales,Buenos Aires, Editorial Jamaica, 1963.<<

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[84] Discurso de Jordán Bruno Genta, LaNación, 1.° de junio de 1944. <<

Page 1292: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[85] Discurso del doctor Ignacio B.Olmedo, La Nación, 1.° de junio de1944. <<

Page 1293: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[86] Monseñor Gustavo Francheschi, «Ungrave problema argentino imaginario»,Criterio, N.° 830, 27 de enero de 1944.<<

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[87] Homero Manzi, escritor, poeta yguionista, fue el autor de conocidasletras de tango como Sur y Discepolín.En 1935 participó de la fundación de laFuerza Orientadora Radical de laJuventud Argentina (FORJA). <<

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[88] En aquel entonces el correo y lastelecomunicaciones, que incluían lasradios, estaban a cargo de un mismofuncionario. <<

Page 1296: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[89] En Horacio Salas, Homero Manzi ysu tiempo, Buenos Aires, Vergara, 2001.<<

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[90] En 1935, cuando la UCR decidióabandonar la abstención electoral,último bastión de resistencia paradeslegitimar al régimen de la décadainfame, un grupo de jóvenes radicalesyrigoyenistas decidió apartarse delpartido y formar la Fuerza OrientadoraRadical de la Juventud Argentina(FORJA). Sus más destacadosimpulsores fueron Arturo Jauretche,Raúl Scalabrini Ortiz y Gabriel delMazo. Este movimiento ideológicointentó recuperar las ideas de HipólitoYrigoyen y levantar las banderas de ladefensa de la soberanía nacional. <<

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[91] Arturo Jauretche, pensador,ensayista y político argentino, en 1935fue uno de los fundadores de FORJA ymás tarde adhirió al justicialismo.Durante el gobierno de Perón, fuenombrado presidente del Banco de laProvincia de Buenos Aires. Entre susobras se encuentran: Los profetas delodio y la yapa, Forja y la décadainfame, El medio pelo en la sociedadargentina y Manual de zoncerasargentinas. <<

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[92] Arturo Jauretche, «La falsa opciónnacionalista», en FORJA, Buenos Aires,A. Peña Lillo, 1973. <<

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[93] Años más tarde, Tomás A. Ducótendría más suerte como presidente delClub Huracán, cuyo estadio lleva sunombre. <<

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[94] El Foreign Office es el Ministerio deAsuntos Exteriores británico. <<

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[95] Archivos del Foreign Office, N.° AS396/12/2, en Escudé, «Braden, Perón yla diplomacia británica» cit. <<

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[96] Ibídem. <<

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[97] Ibídem. <<

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[98] Time, 17 enero 17 de 1944, citadopor García Lupo, op. cit. <<

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[99] En este balneario de Crimea (URSS)se reunieron entre el 4 y el 11 de febrerode 1945 Franklin D. Roosevelt, WinstonChurchill y José Stalin. Se conversósobre las esferas de influencia quecorresponderían a los vencedorescuando la guerra finalizase. Rooseveltconvenció a Stalin para que éstedeclarara la guerra a Japón. A cambio,el jefe ruso obtuvo el consentimiento desus aliados para la formación degobiernos prosoviéticos en algunospaíses de Europa central. También setrató sobre el futuro de Alemania y lacreación de la Organización de las

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Naciones Unidas. <<

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[100] Era de una de las clásicas bromasde aquel incorregible conservador quehabía dicho: «El problema delcapitalismo es la desigual distribuciónde la riqueza, mientras que la virtud delsocialismo es la igual distribución de lamiseria». <<

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[101] Edward Stettinius, Roosevelt y losrusos, Barcelona, Plaza y Janes, 1961.<<

Page 1310: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[102] Félix Luna, El ’45, Buenos Aires,Hyspamérica, 1985, declaración delexpresidente Perón al autor en enero de1969. <<

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[103] Fulgencio Batista, político y militarcubano, presidió su país entre 1940 y1944. En 1952 dio un golpe de Estado einstauró una dictadura, que garantizó losintereses de Estados Unidos en Cuba.Fue derrocado por Fidel Castro el 1.° deenero de 1959. <<

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[104] Time, 30 de abril de 1945, citadopor García Lupo, op. cit. <<

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[105] La Nación, 13 de abril de 1945. <<

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[106] La Prensa, 30 de mayo de 1945. <<

Page 1315: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[107] Braden al secretario de Estado,711.35/7-1145, julio 11, 1945, enJoseph Page, Perón. Una biografía.Primera parte (1895-1952), BuenosAires, Javier Vergara, 1984. <<

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[108] Informe del funcionario del ForeignOffice P. J. Hancock, minuta del 26 dejulio (AS 3782/12/2), en Escudé,«Braden, Perón y la diplomaciabritánica» cit. <<

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[109] Braden al secretario de Estado,711.35/5-2345, 23 de mayo de 1945, enPage, op. cit. <<

Page 1318: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[110] Robert A. Potash, El Ejército y lapolítica en la Argentina 1928-1945,Buenos Aires, Sudamericana, 1971. <<

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[111] En Perelman, op. cit. <<

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[112] Citado en Jorge Abelardo Ramos,La era del bonapartismo, Buenos Aires,Ediciones del Mar Dulce, 1970. <<

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[113] Ambas superpotencias, liderandodos grandes bloques de poderconstituidos por países aliados odependientes, iniciaron unaconfrontación que se extendió a losplanos diplomáticos, económicos eideológicos. Estadounidenses ysoviéticos se encontraron en los másvariados frentes militares, apoyando adiferentes bandos, pero evitandosiempre el enfrentamiento directo. Aesta especial forma de convivencia, queera paralela a la rivalidad, se ladenominó guerra fría. <<

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[114] Palabras pronunciadas en el LunaPark por el dirigente comunista RodolfoGhioldi en 1945, en Milcíades Peña, op.cit. <<

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[115] Rodolfo Ghioldi, en Orientación,17 de abril de 1941. <<

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[116] En Milcíades Peña, op. cit. <<

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[117] El senador Enzo Bordabehere fueasesinado en el Senado de la Nación el23 de julio de 1935, en medio deldebate de las carnes liderado por elsenador Lisandro de la Torre, quienhabía denunciado negociados entreempresas inglesas y el gobierno. <<

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[118] Ya a mediados de 1945, tres mesesantes del discurso de Ghioldi, el PCsoviético, consciente de la inferioridadeconómica y militar de la URSS enrelación con los Estados Unidos,comenzó a plantear la teoría del «cercocapitalista», según la cual, los paísesoccidentales, bajo el liderazgo de losnorteamericanos, rodearían y aislarían ala Unión Soviética hasta debilitarla yderrotarla. Este cerco, según el PC deMoscú, era consecuencia del carácteragresivo del capitalismo monopolistaoccidental, que nunca aceptaría laexistencia de un bloque de países

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socialistas. <<

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[119] Se refiere al dirigente comunistabrasileño Luis Carlos Prestes (1898-1990). <<

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[120] Ernesto Giudici, «El surgimiento deuna nueva realidad social argentina (1943-45)», Todo es Historia , N.° 193,junio de 1983. <<

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[121] Carlos Fayt, La naturaleza delperonismo, Buenos Aires, Viracocha,1967. <<

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[122] Horacio Tarcus, entrevista delautor. <<

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[123] Jordán Bruno Genta, Guerracontrarrevolucionaria, Buenos Aires,Nuevo Orden, 1965. Por más quebusquen los lectores en toda labibliografía marxista, no encontraránjamás una cita parecida siquiera a laentrecomillada por Genta. Quizás en sudelirio fascistoide, el teórico de larepresión quiso referirse al famoso textode Marx, Crítica del Programa de Gotha,escrito entre abril y mayo de 1875,donde decía: «En la fase superior de lasociedad comunista, cuando hayadesaparecido la subordinaciónesclavizadora de los individuos a la

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división del trabajo, y con ella, laoposición entre el trabajo intelectual yel trabajo manual; cuando el trabajo nosea solamente un medio de vida, sino laprimera necesidad vital; cuando, con eldesarrollo de los individuos en todossus aspectos, crezcan a chorro lleno losmanantiales de la riqueza colectiva, sóloentonces podrá rebasarse totalmente elestrecho horizonte del derecho burgués,y la sociedad podrá escribir en subandera: ¡De cada cual, según sucapacidad; a cada cual, según susnecesidades!» <<

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[124] David Kelly, El poder detrás deltrono, Buenos Aires, Coyoacán, 1962.<<

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[125] La Nación, 17 de junio de 1945. <<

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[126] En la conferencia celebrada enPotsdam, en el nordeste de Alemania,entre el 17 de julio y el 2 de agosto de1945, la situación era muy diferente a lavivida en Yalta: Alemania se habíarendido incondicionalmente y ahora,derrotado el enemigo común,comenzaban a evidenciarse claramentelas diferencias entre los aliadosoccidentales entre sí y entre éstos y laUnión Soviética. También habíancambiado algunos de los protagonistas:el presidente norteamericano HarryTruman reemplazaba a Roosevelt, quehabía muerto en abril, y el primer

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ministro inglés Atlee reemplazaba aChurchill, que había perdido laselecciones en su país. El único«sobreviviente» de Yalta era Stalin. <<

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[127] Tulio Halperín Donghi, Lademocracia de masas, Buenos Aires,Paidós, 1992. <<

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[128] Discurso del embajador Braden enla Cámara de Comercio Argentino-Británica, el 19 de junio de 1945,enMiguel Ángel Scenna, «Braden yPerón», Todo es Historia , N.° 30,octubre de 1969. <<

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[129] Cortesi era el corresponsal del NewYork Times en Buenos Aires. <<

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[130] Cable AS 3354/12/2 de DavidKelly al Foreign Office, en Escudé,«Braden, Perón y la diplomaciabritánica» cit. <<

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[131] La Prensa, 7 de julio de 1945. <<

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[132] Luis Salinas y Carlos De Napoli,Ultramar Sur, Buenos Aires, Norma,2000. <<

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[133] Cuentan testigos, entre ellos susecretaria Gertraudl Humps Junge y suayudante Otto Gunsche, que Hitler quedóhorrorizado ante las imágenes de loscuerpos del Duce y Claretta Petacciexpuestos al escarnio público en unagasolinera de Milán y que éste fue unode los factores que motivó el suicidioconjunto en el bunker. Tanto Gunschecomo Junge han confirmado ennumerosos reportajes gráficos y fílmicoshaber visto los cadáveres de Hitler y suesposa. <<

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[134] Véase R. Neston, «IndifferentSanctuary: German-Speaking Refugeesand Exiles in Argentina, 1933-1945»,Journal of Ínter-American Studies andWorld Affairs , Vol. 24, noviembre de1982, p. 395, citado por Joseph Page,Perón. Una biografía, Buenos Aires,Grijalbo, 2000. <<

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[135] En Félix Luna, El 45 cit. <<

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[136] Discurso pronunciado por elcoronel Perón en el Colegio Militar el 7de agosto de 1945, en Puiggrós, op. Ct.<<

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[137] Ibídem. <<

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[138] Ibídem. <<

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[139] En Pavón Pereyra, Yo, Perón cit. <<

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[140] Harry Truman fue presidente deEstados Unidos entre 1945 y 1953. En1945 puso fin a la Segunda GuerraMundial al utilizar la bomba atómicacontra Japón. Implementó el PlanMarshall para la reconstrucción de unaEuropa abatida por la guerra, creó laCIA y contribuyó a la fundación de laOrganización del Tratado del AtlánticoNorte (OTAN). <<

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[141] Palabras pronunciadas por elembajador Bramen en el Teatro Óperade Buenos Aires el 17 de agosto de1945, en «homenaje» al LibertadorGeneral San Martín. <<

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[142] La Prensa, 29 de agosto de 1945<<

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[143] «Marcha sobre Roma» es el nombrecon que se conoce el acto que catapultóal poder en Italia a Benito Mussolini.Mussolini marchó sobre Roma enoctubre de 1922. Pocos días después,sería nombrado primer ministro de Italiae impondría un régimen fascista durantedos décadas. <<

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[144] Ibídem. <<

Page 1356: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[145] En Luna, El 45 cit. <<

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[146] Ibídem. <<

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[147] Testimonio del coronel GerardoGemetro, en «La historia del peronismo– XIX» , Primera Plana, 19 de octubrede 1965. <<

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[148] Pavón Pereyra, Yo, Perón cit. <<

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[149] Amadeo Sabattini, médico ypolítico radical, fue gobernador de laprovincia de Córdoba entre 1936 y1940. Durante su gestión, promovióreformas progresistas. Al finalizar sumandato, se estableció en su casa deVilla María, en Córdoba, donde vivióausteramente. <<

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[150] De esa Dirección dependían todaslas radios del país. <<

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[151] Bill de Caledonia (seudónimo dePerón), ¿Dónde estuvo? En JuanDomingo Perón, Obras completas cit.Tomo 7 <<

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[152] Ibídem. <<

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[153] Ibídem. <<

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[154] Citado por Eduardo Colom en «Lahistoria del peronismo», Primera Plana,5 de octubre de 1965. El «tanito de VillaMaría» era Amadeo Sabattini. <<

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[155] Discurso del coronel Perón frente asu despacho de la Secretaría de Trabajoy Previsión, 10 de octubre de 1945, LaÉpoca, 11 de octubre de 1945. <<

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[156] Desiderio Fernández Suárez habíanacido en Villa Mercedes, San Luis, en1908. Fue uno de los cadetes delColegio Militar que marchó bajo lasórdenes de Uriburu hacia la CasaRosada el 6 de septiembre de 1930, tresmeses antes de graduarse. Tuvo a Peróncomo profesor en la Escuela de Guerra yen la de Alta Montana de Mendoza. Enla reunión del Círculo Militar dijo quelo conocía bien a Perón y que era unpeligro para el país. La «RevoluciónLibertadora» lo designó jefe de laPolicía de la Provincia de BuenosAires. Cuando cumplía estas funciones

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fue señalado por Rodolfo Walsh enOperación Masacre como uno de losautores materiales de los fusilamientosde junio de 1956. Murió a los 92 años,en pleno estado de impunidad. <<

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[157] Giudici, op. cit. <<

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[158] Citado en Armando Cascella, Latraición de la oligarquía, Buenos Aires,Ediciones Mundo Peronista, 1953 <<

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[159] Ibídem. <<

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[160] En Félix Luna, El 45 cit. <<

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[161] Testimonio de Arturo Jauretche, enFélix Luna, El 45 cit. <<

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[162] Gabriel del Mazo, El radicalismo:El movimiento de intransigencia yrenovación (1945-1957), Buenos Aires,Raigal, 1957. Félix Luna, en El 45,coincide con del Mazo. <<

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[163] Declaraciones de Amadeo Sabattinial diario La Tribuna, de Rosario, 16 deoctubre de 1945. <<

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[164] En Hugo Gambini, El 17 deOctubre, Buenos Aires, Centro Editorde América Latina, 1971 <<

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[165] Ubicada a unos 37 kilómetros delpuerto de Tigre, la isla Martín Garcíafue desde 1975 una guarnición española.Fue también el centro de operaciones enel Plata de la escuadra francesa en la«intervención» de 1838-1840 y allí sereunió y terminó de organizar el«Ejército Libertador» de Lavalle, que,dinero y buques franceses mediante,invadió Entre Ríos. Sarmiento la soñóe n Argirópolis («Ciudad del Plata»)como la capital de sus «Estados Unidosdel Sur»; pero durante su presidenciaterminó albergando enfermos de laepidemia de fiebre amarilla y un

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crematorio. También fue el primercentro (no clandestino) de detención yexterminio, un verdadero «campo deconcentración» de varios miles dehabitantes originarios capturados en 1879-1880 por las huestes de Roca ensu campaña del desierto. Desde 1886pasó a jurisdicción de la Marina. AllíRubén Darío escribió su «Marchatriunfal» y estuvieron detenidosIrigoyen, Alvear, Perón y Frondizi. FuePerón quien el 19 de noviembre de 1973firmó con su colega uruguayo, JuanMaría Bordaberry, el Tratado del Ríode la Plata que fijó los límites fluvialesentre los dos países y estableció

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definitivamente la jurisdicción argentinasobre Martín García, que debió serdesmilitarizada y destinada a reservanatural. En la casa donde estuvo presoPerón, hoy funciona la única escuela dela isla, que brinda enseñanza primaria ymedia. <<

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[166] En Pavón Pereyra, Yo, Perón cit. <<

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[167] Entrevista con Domingo Mercante,Primera Plana, 12 de octubre de 1965.<<

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[168] Mazza recurrió a la historia clínicae hizo constar el antecedente de unacongestión pulmonar contraída en LaQuiaca en el otoño de 1931, cuandoPerón cumplía funciones en la Comisiónde Límites. El diagnóstico consta en lasmemorias del doctor Mazza,reproducidas parcialmente por EnriquePavón Pereyra en Yo, Perón cit. <<

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[169] Don Hipólito fue confinado dosveces en la isla. La primera vez, llegó aMartín García el 29 de noviembre de1930. Permaneció detenido en elpolvorín conocido como la«cartuchería», un lugar húmedo, lleno deratas, completamente insalubre. Allíestuvo hasta el 19 de febrero de 1932.La segunda vez fue en diciembre de1932, por orden del gobierno delgeneral Justo. En esa ocasión, fuealojado en la comandancia, un lugar másdigno, donde una junta médica militarconfirmó su cáncer de laringe y aconsejósu traslado a Buenos Aires, donde

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moriría poco después, el 3 de julio de1933. La familia del caudillo rechazó elhipócrita duelo nacional decretado porel régimen antinacional de Justo. <<

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[170] Juan Perón, Obras Completas cit.<<

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[171] Ibídem. <<

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[172] Ibídem. <<

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[173] En Pavón Pereyra, Yo, Perón cit. <<

Page 1389: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[174] En Gambini, El 17 de Octubre cit.<<

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[175] Eva Perón, Historia del peronismo,Buenos Aires, Freeland, 1971. <<

Page 1391: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[176] Pavón Pereyra, Yo, Perón cit. <<

Page 1392: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[177] Santiago Senén González, «Los quehicieron el 17 de octubre», en SantiagoSenén González y Gabriel D. Lerman(compiladores), El 17 de octubre de1945. Antes, durante y después, BuenosAires, Lumiére, 2005. <<

Page 1393: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[178] Ibídem. <<

Page 1394: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[179] Entrevista a Cipriano Reyes porRoberto Anselmino, Página/12, 17 deoctubre de 1999. <<

Page 1395: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[180] En Gambini, El 17 de Octubre cit.<<

Page 1396: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[181] Ibídem. <<

Page 1397: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[182] Raúl Scalabrini Ortiz, escritor,periodista y poeta, fue uno de losPereyra, Perón, el hombre delintegrantes de FORJA Entre sus obrasfiguran El hombre que está solo yespera, Política británica en el Río dela Plata e Historia de los ferrocarrilesargentinos. <<

Page 1398: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[183] Raúl Scalabrini Ortiz, Tierra sinnada, tierra de profetas, Buenos Aires,s/e, 1946. <<

Page 1399: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[184] Leopoldo Marechal, poeta,novelista y dramaturgo, fue el autor deEl centauro, Antígona Vélez y AdánBuenosayres, entre otras obras. Suabierta simpatía hacia peronismo levalió la enemistad de los círculosliterarios de su tiempo. <<

Page 1400: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[185] Alfredo Andrés, Palabras conLeopoldo Marechal, Buenos Aires,Carlos Pérez, Editor, 1968 <<

Page 1401: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[186] Crítica, 17 de octubre de 1945. <<

Page 1402: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[187] La cifra fue aceptada incluso, conmucho disgusto, por el corresponsal delNew York Times. <<

Page 1403: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[188] Bill de Caledonia (Juan Perón), op.cit. <<

Page 1404: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[189] Véase Los mitos de la historiaargentina 3 cit. <<

Page 1405: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[190] En Félix Luna, El 45 cit. <<

Page 1406: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[191] Bill de Caledonia (Juan Perón), op.cit. <<

Page 1407: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[192] Testimonio del coronel JuanGiordano en Pavón Pereyra, Perón, elhombre del destino cit., tomo I. <<

Page 1408: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[193] En Gambini, El 17 de Octubre cit.<<

Page 1409: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[194] Ibídem. <<

Page 1410: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[195] Ibídem. <<

Page 1411: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[196] Eva Perón, La razón de mi vida,Buenos Aires, Peuser 1951. <<

Page 1412: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[197] Vera Pichel, Evita íntima, BuenosAires, Planeta, 1993 <<

Page 1413: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[198] Este capítulo reproduce en partecontenidos de algunos capítulos de mil i b r o Evita, Buenos Aires, Planeta,2007. <<

Page 1414: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[199] Esta batalla, librada el 17 deseptiembre de 1861 a orillas del ríoPavón cerca de la actual ciudad de VillaConstitución (provincia de Santa Fe),implicó el sometímiento del interior aBuenos Aires y dio lugar a la etapahistórica conocida como la«Organización Nacional». <<

Page 1415: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[200] El apellido Grisolía,frecuentemente adjudicado a la mujer deDuarte, corresponde en realidad alapellido de casada de una de sus hijas,Adelina D’Uhart de Grisolía. <<

Page 1416: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[201] Eva Perón, La razón de mi vida cit.<<

Page 1417: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[202] El acta de defunción, que puedeverse en el cementerio de Chivilcoy,dice claramente: «Juan D’Uhart Duarte,nacionalidad argentino, 66 años, estadocivil viudo, agricultor, causa defallecimiento hemorragia cerebral». <<

Page 1418: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[203] Eva Perón, La razón de mi vida cit.<<

Page 1419: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[204] En Vera Pichel, op. cit. <<

Page 1420: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[205] Testimonio de Nidia de la Torre deDilagosto, en Otelo Borroni y RobertoVacca, La vida de Eva Perón, BuenosAires, Galerna, 1971. <<

Page 1421: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[206] Eva Perón, La razón de mi vida cit.<<

Page 1422: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[207] Ibídem. <<

Page 1423: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[208] Véase Alicia Dujovne Ortiz, EvaPerón, la biografía, Buenos Aires,Punto de Lectura, 2002. <<

Page 1424: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[209] Eva Perón, La razón de mi vida cit.<<

Page 1425: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[210] Crítica, 29 de marzo de 1935. <<

Page 1426: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[211] Diario El Amigo del Pueblo, Junín,30 de marzo de 1935. <<

Page 1427: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[212] Eva Franco, Cien años de teatro enlos ojos de una dama, Buenos Aires, ElFrancotirador Ediciones, 1963. <<

Page 1428: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[213] Armando Discépolo fue el creadordel «grotesco criollo» teatral y hermanode Enrique Santos Discépolo. <<

Page 1429: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[214] Aníbal Troilo «Pichuco»bandoneonista y director, compuso,entre otros tangos y milongas, Pa' quebailen los muchachos, Garúa, Sur, Che,bandoneón, Responso y La últimacurda. <<

Page 1430: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[215] En José Capsitski, «Prehistoria deEva Perón», Todo es Historia , N.° 14,junio de 1968. <<

Page 1431: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[216] Edmundo Guibourg, Al pasar por eltiempo (Memorias contadas a MarceloBonnin), Buenos Aires, FundaciónBanco Provincia, 1985 <<

Page 1432: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[217] Sentencia del Poder Judicial,facilitada al autor por la familia Duarte.<<

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[218] Roberto Arlt, novelista, cuentista,dramaturgo y periodista, fue autor delibros como Los siete locos, Loslanzallamas y El juguete rabioso, y delas Aguafuertes porteñas. <<

Page 1434: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[219] César Tiempo, Mano de obra,citado por Gerardo Bra, «Eva Duarteactriz», Todo es Historia , N.° 231,agosto de 1986. <<

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[220] Tema que tratamos más en detalleen el capítulo «Ni yanquis ni marxistas».<<

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[221] Antena, 30 de septiembre de 1943.<<

Page 1437: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[222] En Borroni y Vacca, op cit. <<

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[223] Citado por Gerardo Bra, op. cit. <<

Page 1439: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[224] En Borrón y Vacca, op. cit. <<

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[225] Hugo del Carril, nombre artísticode Hugo Piero Fontana, fue cantante ydirector de cine. Su grabación de lamarcha Los muchachos peronistas seconvirtió en la emblemática para lamilitancia. <<

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[226] Testimonio de Hugo del Carril en eldocumental Evita, una vida, dirigidopor Armando Tosin, con libro de RamónBolla. <<

Page 1442: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[227] Libertad Lamarque, Autobiografía,Buenos Aires, Javier Vergara, 1986. <<

Page 1443: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[228] Reportaje a Mario Soffici, deOsvaldo Soriarlo, en el SuplementoCultural de La Opinión, domingo 21 deenero de 1973. <<

Page 1444: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[229] Ibídem. La película se estrenótreinta y nuevo años después, en 1984<<

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[230] Eva Perón, Mi mensaje, BuenosAires, Ediciones del Mundo, 1987 <<

Page 1446: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[231] Véase la revista Primera Plana, 26de octubre de 1965. <<

Page 1447: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[232] El 26 de enero de 1950, año delcentenario del fallecimiento delLibertador, la avenida Alvear pasó allamarse «del Libertador General SanMartín» desde Recoleta al norte. <<

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[233] Los consejos del «Viejo Vizcacha»se encuentran en La vuelta de MartínFierro, de José Hernández. <<

Page 1449: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[234] Véase el testimonio de JoséFiguerola en Hugo Gambini, La primerapresidencia de Perón Testimonios ydocumentos, Buenos Aires, CentroEditor de América Latina, 1983. <<

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[235] El Partido Laborista inglés (LabourParty, «Partido del Trabajo») fuefundado en Plymouth en 1900, en unaasamblea de los principales sindicatosbritánicos. En mayo de 1945, loslaboristas derrotaron a Churchill yllevaron al gobierno a Clement RichardAttlee, quien impulsó una política socialactiva, desarrollando en la cuna delliberalismo un fuerte programa deestatizaciones que incluyó al Banco deInglaterra, los ferrocarriles, las minas decarbón y las industrias del hierro y delacero. El gobierno laborista se destacópor sus innovadores servicios de

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seguridad social, que incluían unrevolucionario y modélico ServicioNacional de Salud. <<

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[236] En Joseph Page, Perón, BuenosAires, Mondadori, 1999. <<

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[237] En Elena Susana Pont, PartidoLaborista, Estado y sindicatos, BuenosAires, Centro Editor de América Latina,1984. <<

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[238] La única excepción fue elderechista Partido Demócrata Nacional,que no se sumó a la Unión Democráticapero ordenó a sus afiliados ysimpatizantes votar por la fórmula de laalianza opositora. <<

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[239] En ese momento, los territoriosnacionales eran Tierra del Fuego, SantaCruz, Chubut, La Pampa, Neuquén,Formosa, Misiones y Chaco. Tambiénexistía la «Zona Militar de ComodoroRivadavia», que ocupaba todo el nortede la actual provincia de Santa Cruzhasta el límite con Chubut. <<

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[240] La Prensa, 21 de febrero de 1946.<<

Page 1457: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[241] Cabot al secretario de Estado,telegrama ultrasecreto, enero 21, 1946,en Page, op, cit. <<

Page 1458: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[242] Cabot al secretario de Estado,telegrama ultrasecreto, enero 25, 1946,ibídem. <<

Page 1459: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[243] Caricatura argentina creada porDante Quinterno, que tiene comoprotagonista al cacique tehuelchePatoruzú. <<

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[244] Citado por Luna, El 45 cit. <<

Page 1461: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[245] Anastasio Somoza García fuepresidente de Nicaragua desde 1937hasta 1947 y entre 1950 y 1956. Fundóla dinastía Somoza que, con el apoyo delos Estados Unidos, dominó de maneradictatorial el país durante 43 años. <<

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[246] Programa emitido por la NBC el 15de enero de 1946, reproducido porArmando Cascella, La traición de laoligarquía, Buenos Aires, EdicionesMundo Peronista, 1953. <<

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[247] En La Época, 13 de febrero de1946. <<

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[248] Coronel Perón, Libro Azul yBlanco, Buenos Aires, s/e, 1946 <<

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[249] Citado en Carlos Escudé, «Braden,Perón y la diplomacia británica» cit. <<

Page 1466: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[250] En Hugo Gambini, El peronismo yla Iglesia, Buenos Aires, Centro Editorde América Latina. <<

Page 1467: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[251] En «La historia del peronismo -XX», Primera Plana, 26 dé octubre de1965. <<

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[252] En Luna, El 45 cit. <<

Page 1469: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[253] Ibídem. <<

Page 1470: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[254] David Kelly, op. cit. <<

Page 1471: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[255] En Pavón Pereyra, Perón, elhombre del destino cit. <<

Page 1472: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[256] Crítica, 25 de febrero de 1946. <<

Page 1473: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[257] Crítica, 24 de febrero de 1946. <<

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[258] La ley 8871, sancionada el 10 defebrero de 1912 y conocida por elnombre del presidente Roque SáenzPeña que la promovió, estableció elsufragio universal, secreto y obligatorio,y el sistema de lista incompleta: laprimera fuerza electoral obtenía dostercios y la segunda, un tercio de loscargos a designar. La elecciónpresidencial (de acuerdo con laConstitución de 1853) era indirecta: elvoto popular consagraba listas deelectores que conformaban el Colegioque, en definitiva, elegía al presidente.Como las listas peronistas ganaron en la

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mayoría de las provincias, la diferenciaa su favor en el Colegio Electoral fueconsiderablemente mayor que en lacantidad de sufragios. <<

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[259] Pocos meses después, Corrientessería intervenida por el gobiernonacional y sus dos senadores no fueronincorporados al Congreso. <<

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[260] Arturo Frondizi era una de lasfiguras más destacadas de la renovaciónradical, enfrentada a la conducciónalvearista de la UCR. En 1958 accedió ala presidencia de la Nación, comoconsecuencia de un pacto celebrado conJuan Domingo Perón. Esto produjo ladivisión de la UCR en dos facciones: laUnión Cívica Radical Intransigente(UCRI), liderada por Frondizi, y la UCRdel Pueblo, conducida por Balbín.Derrocado en 1962, luego fue fundadordel Movimiento de Integración yDesarrollo (MID). <<

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[261] Ricardo Balbín, dirigente de laUnión Cívica Radical, fue uno de losprincipales líderes de la oposición aPerón. Cuando se produjo la escisión dela UCR, Balbín lideró la UCR delPueblo. <<

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[262] Revista Life, abril de 1946 <<

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[263] En Tribuna, Buenos Aires, 17 deagosto de 1946. <<

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[264] Ramón Cereijo fue funcionario dela Dirección General de Impuestos a losRéditos entre 1936 y 1943. Asesor delcoronel Perón en la Secretaría deTrabajo y Previsión en 1944 y miembrode la Comisión Nacional de la Viviendaen 1945, fue secretario y ministro deHacienda de la Nación y presidente delConsejo Económico Nacional. En 1949fue designado administrador de laFundación Eva Perón. 34 RamónCereijo fue funcionario de la DirecciónGeneral de Impuestos a los Réditosentre 1936 y 1943. Asesor del coronelPerón en la Secretaría de Trabajo y

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Previsión en 1944 y miembro de laComisión Nacional de la Vivienda en1945, fue secretario y ministro deHacienda de la Nación y presidente delConsejo Económico Nacional. En 1949fue designado administrador de laFundación Eva Perón. <<

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[265] En Pavón Pereyra, Perón, elhombre del destino cit. <<

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[266] En Pavón Pereyra, Yo, Perón cit. Enno pocos estudios sobre el discursoperonista se ha insistido en estacaracterística de Perón de colocarse porfuera de la política. En el más destacadode ellos, Silvia Sigal y Eliseo Verónsostienen: «la noción de política esasociada a la etapa anterior; [paraPerón] la política es sinónimo dedisociación entre los argentinos,disociación hecha posible por laausencia o la indiferencia del Estado; elproyecto de Perón, que consisteprecisamente en construir un Estadocapaz de definir las reglas del juego

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social, queda automáticamente fuera delcampo de lo político: la redención no esun proyecto político, es un proyectopatriótico». En Sigal y Verón, Perón oMuerte, Buenos Aires, Eu-deba, 2008.<<

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[267] Diario de Sesiones de la H. Cámarade Diputados de la Nación, 28 de juniode 1946. <<

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[268] Referencia al personaje literarioPanurgo, que aparece por primera vez enla novela de Frangois Rabelais,Gargantúa, publicada en 1532. <<

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[269] Diario de Sesiones de la H. Cámarade Diputados de la Nación, 26 de juniode 1947. <<

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[270] En Juán Domingo Perón. ObrasCompletas cit. <<

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[271] La Nación, 1.° de junio de 1946. <<

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[272] En 1886, Miguel Juárez Celmanasumió la presidencia del país. El nuevomandatario asumió también laconducción del Partido AutonomistaNacional (PAN), transformándose enjefe único. A este régimen se lo conocecomo el «unicato». A través de él,Juárez Celman y sus aliados lograroncontrolar todos los resortes del poder.<<

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[273] En Gabriel del Mazo, Elradicalismo: El movimiento deintransigencia y renovación (1945-1957), Buenos Aires, Raigal, 1957. <<

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[274] En Rapoport, op. cit. <<

Page 1494: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[275] Jorge Luis Borges, Textosrecobrados (1931-1955), Buenos Aires,Emecé, 2007. <<

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[276] Véase Emilio Corbiére, Mamá memima, Evita me ama. La educaciónargentina en la encrucijada, BuenosAires, Sudamericana, 1999. <<

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[277] Cipriano Lombilla se había iniciadoen su carrera de torturador a comienzosde los años 30, bajo las órdenes delcomisario Leopoldo Lugones, el hijo delpoeta y jefe de la «Sección Especial» dela Policía Federal. <<

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[278] Se llama «fordismo» al sistema deproducción implementado por HenryFord en su fábrica de automóviles. Fordadoptó el sistema taylorista, queproponía que cada obrero realizara unaparte de una pieza en una cadena demontaje con el objetivo de mecanizar eltrabajo y aumentar la producción. Peroal taylorismo, Ford le incorporó unaspecto social. Decía que cadatrabajador de su fábrica debería ganar losuficiente como para comprarse uno delos autos que fabricaba, para garantizarasí un aumento del consumo y elalejamiento de los obreros de las ideas

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revolucionarias. <<

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[279] Raúl Scalabrini Ortiz, Políticabritánica en el Río de la Plata, BuenosAires, Clarín, 2001. <<

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[280] Juan Domingo Perón, ObrasCompletas cit. <<

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[281] Ramón Carrillo, Teoría delHospital, Buenos Aires, Eudeba, 1973.<<

Page 1502: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[282] Martín Rodríguez gobernó laprovincia de Buenos Aires entre 1820 y1824. <<

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[283] La Nación, 27 de mayo de 1945. <<

Page 1504: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[284] En Marysa Navarro, Evita, BuenosAires, Corregidor, 1981. <<

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[285] Eva Perón, Mi mensaje cit. <<

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[286] En Luca de Tena y otros, op. cit. <<

Page 1507: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[287] Juan Domingo Perón, Obrascompletas cit. <<

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[288] Eugenio Pacelli, que como cardenalhabía visitado la Argentina en elCongreso Eucarístico celebrado enBuenos Aires durante la década infame,adoptó el nombre de Pío XII al serelegido papa en 1939. Su reinadopontificio duró hasta 1958. <<

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[289] La Vanguardia, Buenos Aires, 5 dejunio de 1947. <<

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[290] Citado por Rodolfo Tettamanti enEva Perón, Colección «Los Hombres dela Historia», Buenos Aires, CentroEditor de América Latina, 1968. <<

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[291] Esteban Peicovich, El últimoPerón, Madrid, Cambio 16, 1975. <<

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[292] Heinrich Himmler fue jefe de las SSde Hitler y uno de los principalescreadores de los campos de exterminionazis. Había visitado España, donde fuerecibido con los máximos honores, enrepresentación del «Führer». <<

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[293] Citados por Marysa Navarro, op.cit. <<

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[294] En Vera Pichel, op. cit. <<

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[295] Lillian Guardo, entrevista del autor.<<

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[296] En Page, op. cit. <<

Page 1517: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[297] En Borroni y Vacca, op. cit. <<

Page 1518: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[298] En Vera Pichel, op. cit. <<

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[299] Jorge Camarasa, La Nación,sección «Enfoques», domingo 5 de abrilde 1998. <<

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[300] Ibídem. <<

Page 1521: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[301] En John Barnes, Eva Perón. Lavida legendaria de una mujer —la másamada, la más odiada, Buenos Aires,Ultramar, 1987. <<

Page 1522: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[302] Auschwitz (nombre alemán deOswiécim, ciudad del sur de Polonia)fue el mayor campo de concentracióncreado por los nazis durante la SegundaGuerra Mundial. Dachau era otro campode exterminio situado al norte deMunich, Alemania, que funcionó entre1933 y 1945. <<

Page 1523: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[303] Newsweek, 1.° de septiembre de1947, citada por Borroni y Vacca, op.cit. <<

Page 1524: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[304] Revista ¿Qué?, 29 de agosto de1946. <<

Page 1525: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[305] Ibídem. <<

Page 1526: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[306] Victoria Ocampo, destacadaescritora, fundó la revista Sur y elFondo Nacional de las Artes. Entre susobras se destacan los diez volúmenes desu serie Testimonios y su Autobiografía.<<

Page 1527: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[307] Democracia, 24 de septiembre de1947. <<

Page 1528: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[308] En Vera Pichel, op. cit. <<

Page 1529: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[309] Informe de la ComisiónInvestigadora de la Fundación EvaPerón, en Erminda Duarte, Mi hermanaEvita, Buenos Aires, Ediciones Centrode Estudios Eva Perón, 1973. <<

Page 1530: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[310] Vera Pichel, op. cit. <<

Page 1531: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[311] Testimonio de Olga Vigliogiia deTorres en Siempre Evita, ediciónespecial de Clarín, viernes 26 de juliode 2002. <<

Page 1532: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[312] En Vera Pichel, op. cit. <<

Page 1533: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[313] Rogelio García Lupo, Últimasnoticias de Perón y su tiempo, BuenosAires, Ediciones B, 2006. <<

Page 1534: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[314] Pavón Pereyra, Perón, el hombredel destino cit. <<

Page 1535: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[315] Constitución Nacional de 1949, enArturo Enrique Sampay, Constitucionesde la Argentina (1810-1972), BuenosAires, Eudeba, 1975. <<

Page 1536: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[316] Carlos Russo, «La acción social delperonismo», en Historia IntegralArgentina, tomo 8, Buenos Aires,Centro Editor de América Latina, 1971.<<

Page 1537: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[317] Juan José Hernández Arregui, Laformación de la conciencia nacional,Buenos Aires, Plus Ultra, 2a edición,1973. <<

Page 1538: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[318] Informe elaborado por el abogadocatalán Juan Bialet Massé sobre la claseobrera en la Argentina en 1904. <<

Page 1539: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[319] Luca de Tena y otros, op. cit. <<

Page 1540: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[320] Discurso de Perón a los delegadosobreros del Comité de la UnidadSindical Latinoamericana, 19 de febrerode 1952, en Juan D. Perón, ObrasCompletas cit. <<

Page 1541: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[321] Juan Domingo Perón, ConducciónPolítica, Buenos Aires, 1952. <<

Page 1542: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[322] «Discepolín» era el apodo deEnrique Santos Discépolo, poeta,escritor, dramaturgo y actor. Fue autorde tangos como Cambalache, Yira…Yira…, Cafetín de Buenos Aires y Uno.<<

Page 1543: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[323] Enrique Santos Discépolo,«Mosdisquito», en Liliana Caraballo,Noemí Charlier y Liliana Garulli,Documentos para la HistoriaArgentina, Buenos Aires, Eudeba, 1998.<<

Page 1544: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[324] El término ustasi, en croata«insurrecto», designaba a los miembrosdel Partido Fascista Croata, fundado en1929 por Ante Pavelic. que se convirtióen colaboracionista de Hitler. <<

Page 1545: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[325] Horacio Verbitsky, Cristo Vence ,Buenos Aires, Sudamericana, 2007. <<

Page 1546: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[326] Ibídem. <<

Page 1547: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[327] Ibídem. <<

Page 1548: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[328] Alois Hudal, en Daniel JonahGoldhagen, La Iglesia católica y elHolocausto, una deuda pendiente,Buenos Aires, Taurus, 2003. <<

Page 1549: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[329] En Holger Meding, La ruta de losnazis, Buenos Aires, Emecé, 1999. <<

Page 1550: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[330] Ibídem. <<

Page 1551: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[331] Ibídem. <<

Page 1552: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[332] Uki Goñi, La auténtica Odessa,Buenos Aires, Paidós, 2002. <<

Page 1553: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[333] Ibídem. <<

Page 1554: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[334] «Grises», en el lenguaje de losaliados, eran los colaboracionistas. <<

Page 1555: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[335] Goñi, op. cit. <<

Page 1556: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[336] Ibídem. <<

Page 1557: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[337] Informe Lavista en Holger Meding,op. cit. <<

Page 1558: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[338] Gestapo (acrónimo de GeheimeStaatspolizei) era la policía secreta delrégimen nazi. <<

Page 1559: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[339] Rn Horacio Verbitsky, op. cit. <<

Page 1560: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[340] Hannah Arendt, Eichmann enJerusalén, Barcelona, Lumen, 2000. <<

Page 1561: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[341] Pedro Eugenio Aramburu reemplazócomo presidente de facto a EduardoLonardi el 13 de noviembre de 1955.Representaba al sector liberal delEjército. Tras asumir la primeramagistratura, abandonó la consigna «nivencedores ni vencidos» promovida porLonardi e impulsó firmes medidascontra el peronismo depuesto. Seintervino la CGT y se prohibió todamención de términos, palabras o frasesvinculadas al peronismo. Comorepresalia, fue secuestrado el 29 demayo de 1970 y asesinado por el grupoarmado Montoneros. <<

Page 1562: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[342] Arendt, op. cit. <<

Page 1563: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[343] La Razón, 23 de diciembre de1960; citado por Tomás Eloy Martínezen «Perón y los nazis». (Segunda Parte),El Periodista de Buenos Aires, N.° 49,agosto de 1985. <<

Page 1564: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[344] Tomás Eloy Martínez, «Perón y losnazis» cit. <<

Page 1565: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[345] Ludwig Freude era un empresarioalemán vinculado a los serviciossecretos alemanes. Su hijo Rodolfo fuedesignado por Perón como jefe de laDivisión Informaciones de laPresidencia. <<

Page 1566: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[346] Reportaje del autor a JorgeAntonio. <<

Page 1567: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[347] Entrevista grabada con Perón porTomás Eloy Martínez, 9 de septiembrede 1970. <<

Page 1568: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[348] En Tomás Eloy Martínez, op. cit.<<

Page 1569: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[349] En la mitología griega, Ícaro era elhijo de Dédalo, el arquitecto queconstruyó el laberinto de Creta. Padre ehijo fueron encarcelados en esa isla pororden del rey Minos, luego de la muertedel Minotauro. Para escapar, Dédalologró construir unas alas de plumas quesujetó con cera y le advirtió a su hijoque no volara muy alto porque el calordel sol derretiría la estructura; exultantepor la libertad recobrada, Ícarodesobedeció y voló hacia el sol, pero lacera que sujetaba sus alas se derritió yel joven cayó al mar. <<

Page 1570: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[350] «Proyecto Huemul ¿Una granfarsa?», entrevista con Ronald Richter,por Jorge Camarasa, El Periodista deBuenos Aires, N.° 1,15 al 21 deseptiembre de 1984. <<

Page 1571: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[351] Richter había recibido laciudadanía argentina el 22 de marzo de1950, antes de cumplirse los dos añosde residencia que exigía la ley, debidoal apuro del gobierno por contarlo entresus ciudadanos. <<

Page 1572: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[352] Clarín, 26 de marzo de 1951. <<

Page 1573: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[353] Ibídem. <<

Page 1574: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[354] «El científico loco y la fusión delhidrógeno», entrevista a MarioMariscotti, por Sandra Igelka, ensuplemento Futuro, sábado 18 dediciembre de 1993. <<

Page 1575: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[355] Fuerza aérea alemana. <<

Page 1576: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[356] «Proyecto Huemul ¿Una granfarsa?» cit. <<

Page 1577: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[357] Ibídem. <<

Page 1578: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[358] Mario Mariscotti, El secretoatómico de Huemul. Crónica del origende la energía atómica en la Argentina ,Buenos Aires, Sudamericana-Planeta,1985. <<

Page 1579: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[359] Santiago Senén González, «Laabanderada de los trabajadores»,recuadro «La huelga ferroviaria del 51»,Todo es Historia , N.° 419, junio de2002. <<

Page 1580: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[360] En Borroni y Vacca, op. cit. <<

Page 1581: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[361] La Razón, 19 de enero de 1951,citado por Borroni y Vacca, op. Cit. <<

Page 1582: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[362] Iván Petróvich Pavlov fue uncientífico ruso que descubrió la ley delreflejo condicionado, al observar laconducta de los perros. <<

Page 1583: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[363] En Eva Perón Mi Mensaje cit. <<

Page 1584: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[364] Democracia, 27 de febrero de1951, citado por Marysa Navarro, op.cit. <<

Page 1585: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[365] En Borroni y Vacca, op. cit. <<

Page 1586: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[366] Ibídem. <<

Page 1587: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[367] Ibídem. <<

Page 1588: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[368] José Espejo fue el secretariogeneral de la CGT entre 1947 y 1953.Integró la Convención NacionalConstituyente de 1949. Tras laexpropiación del diario La Prensa y sutraspaso a la CGT, fue presidente deldirectorio del matutino. <<

Page 1589: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[369] En Borroni y Vacca, op. cit. <<

Page 1590: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[370] Ibídem. <<

Page 1591: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[371] Democracia, 1.° de septiembre de1951. <<

Page 1592: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[372] Numen de una estirpe golpista quenos legó a miembros tan «ilustres» comoLuciano Benjamín Menéndez, jefe delEstado terrorista en Córdoba y la zonadel Tercer Cuerpo de Ejército entre1976 y 1983, recientemente condenado acadena perpetua, y el impune MarioBenjamín Menéndez, gobernador militarde Malvinas en 1982. <<

Page 1593: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[373] Alejandro Agustín Lanusse luegofue presidente de facto de la Argentinaentre el 26 de marzo de 1971 y el 25 demayo de 1973. <<

Page 1594: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[374] En Robert Potash, op/fcit. <<

Page 1595: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[375] La Prensa, 28 de septiembre de1961. <<

Page 1596: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[376] Volante arrojado en la mañana del28 de septiembre de 1951, archivo delautor. <<

Page 1597: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[377] Democracia, 29 de septiembre de1951. <<

Page 1598: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[378] Ibídem. <<

Page 1599: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[379] Vera Pichel, Evita íntima cit. 62Ibídem. <<

Page 1600: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[380] Ibídem. <<

Page 1601: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[381] Democracia, 18 de octubre de1951. <<

Page 1602: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[382] Jorge Albertelli, Los 100 días deEva Perón, Buenos Aires, CesariniHnos., 1994. <<

Page 1603: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[383] Ibídem. <<

Page 1604: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[384] Clarín, 3 de noviembre de 1951. <<

Page 1605: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[385] Albertelli, op. cit. <<

Page 1606: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[386] Mensaje de Navidad de Eva Perón,Secretaría de Informaciones de laPresidencia de la Nación, Archivo delautor. <<

Page 1607: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[387] Democracia, 5 de enero de 1952.<<

Page 1608: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[388] En Borrón y Vacca, op. Cit. <<

Page 1609: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[389] Antonio Caffiero fue ministro deComercio Exterior y, luego, deComercio hasta abril de 1955 y,posteriormente, ministro de Economía yembajador ante la Santa Sede durante l̂gobierno de María Estela Martínez dePerón. Hacia finales de la dictaduraformó parte de la Multipartidaria y, enla década de 1980, fue uno de los másimportantes referentes de la renovaciónperonista. Fue legislador y gobernadorde la provincia de Buenos Aires. <<

Page 1610: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[390] Eva Perón, Mi mensaje cit. <<

Page 1611: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[391] En Borroni y Vacca, op. cit. <<

Page 1612: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[392] Testimonio del doctor Pedro Ara enel documental «Evita, una tumba sinpaz» dirigido por Tristán Bauer. <<

Page 1613: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[393] Pedro Ara, Eva Perón. Laverdadera historia contada por elmédico que preservó su cuerpo, BuenosAires, Sudamericana, 1996. <<

Page 1614: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[394] Aunque hacía ya tiempo que habíasido elevada a la categoría deministerio, la gente —y Evita, laprimera— seguía hablando de la«Secretaría» de Trabajo y Previsión,ubicada en el edificio que había sido delConcejo Deliberante y actual Legislaturaporteña. <<

Page 1615: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[395] Citados por Fernando de Virgilio,Eva Perón, heroína y mártir de lapatria, Buenos Aires, s/e, 1974. <<

Page 1616: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

.[396] Life, Vol. 33, N.° 6, 11 de agosto de1952, citado por Vera Pichel, op. cit. <<

Page 1617: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[397] Mario Firmenich fue uno de losprincipales jefes de Montoneros. Militóen la Juventud Estudiantil Católica y en1967 integró el «Comando CamiloTorres». Formó el grupo fundador de laorganización Montoneros. Participó enel «Operativo Pindapoy», que consistióen el secuestro, enjuiciamiento yfusilamiento del expresidente dictatorialgeneral Pedro Eugenio Aramburu.Durante el gobierno de Alfonsín, fue aprisión por cargos de «terrorismo ysubversión». En 1990, fue indultado porel presidente Carlos Menem. <<

Page 1618: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[398] Reportaje a Mario Firmenich enFelipe Pigna, Lo pasado pensado,Buenos Aires, Planeta, 2006. <<

Page 1619: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[399] El Gran Acuerdo Nacional (GAN)fue impulsado por el presidente de factoAlejandro Lanusse en un intento porencontrar una salida para las FuerzasArmadas, con la secreta expectativa deconvertirse en el candidato acordadopor las principales fuerzas políticas.Lanusse pronto anunciaría eleccionespara el 11 de marzo de 1973, dondetriunfaría el candidato peronista HéctorCámpora. <<

Page 1620: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[400] Jorge Antonio, entrevista con elautor. El empresario Jorge Antonio,hombre de confianza del general Perón,tras la autodenominada «RevoluciónLibertadora» fue enviado a prisión, dedonde logró fugarse. Estuvo cerca dePerón en diferentes momentos a lo largode su exilio. <<

Page 1621: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[401] María Estela Martínez de Perón,conocida como Isabelita, fue la terceraesposa de Juan Domingo Perón. Fueelegida vicepresidenta, comocompañera de fórmula de su esposo, y el1.° de julio de 1974 asumió lapresidencia de la Nación, tras la muertede Perón. Se mantuvo en el cargo hastael 24 de marzo de 1976, cuando fuederrocada por una junta militar. <<

Page 1622: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[402] José López Rega fue ministro deBienestar Social y secretario privado deJuan Domingo e Isabel Perón. Eraconocido como «el Brujo» por susconocimientos de esoterismo yocultismo. Tuvo gran influencia sobre elmatrimonio y llegó a manejar los hilosdel país. Creó la Triple A (AlianzaAnticomunista Argentina), organismoencargado de perseguir a militantes,artistas, escritores y periodistas que nogozaran de su simpatía o fueranopositores al gobierno. La Triple Afuncionaba en las oficinas del Ministeriode Bienestar Social. El financiamiento

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de los operativos provenía de fondosestatales y las órdenes eraninvariablemente decididas por LópezRega y miembros de las fuerzas deseguridad. <<

Page 1624: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[403] El almirante Emilio EduardoMassera fue el comandante general de laArmada la Junta Militar presidida porJorge Rafael Videla, que gobernó el paístras el golpe del 24 de marzo de 1976.El autodenominado «Proceso deReorganización Nacional» fue unadictadura de más de siete años que secobró la vida de 30.000 personas ydesmanteló el aparato productivo delpaís. <<

Page 1625: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[404] María Seoane y Silvina Boschi, «Elúltimo viaje de Evita», Clarín, 30 dejulio de 1995. <<

Page 1626: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[405] Jorge Rafael Videla, presidente defacto de la Argentina entre 1976 y 1981.<<

Page 1627: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[406] Seoane y Boschi, «El último viajede Evita» cit. <<

Page 1628: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[407] Anales de la Sociedad Rural, enerode 1953. <<

Page 1629: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[408] Potash, op. cit. <<

Page 1630: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[409] Rapoport, op. cit. <<

Page 1631: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[410] Juan Domingo Perón, discurso del1.° de abril de 1953, en ObrasCompletas cit., tomo XVII. <<

Page 1632: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[411] En Barnes, op. cit. <<

Page 1633: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[412] En Hugo Gambini, Historia delperonismo. La obsecuencia (1952-1955), Buenos Aires, Vergara,2001. <<

Page 1634: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[413] Félix Luna, «Bombas e incendios en1953», adelanto del volumen III dePerón y su tiempo, Todo es Historia , N.° 235, diciembre de 1986. <<

Page 1635: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[414] Félix Luna, Perón y su tiempo,Buenos Aires, Sudamericana, 1986, tomo III, p. 34. <<

Page 1636: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[415] Carta de Juan Duarte a FannyNavarro, en Raúl Pizarra Miguens, LaJusticia Nacional resolvió «el casoDuarte», Buenos Aires, Gure, 1959. <<

Page 1637: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[416] Gambini, Historia del peronismo.La obsecuencia… cit. <<

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[417] En Pavón Pereyra, Yo Perón cit. <<

Page 1639: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[418] En Pizarro Miguens, op. cit. <<

Page 1640: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[419] Ibídem. <<

Page 1641: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[420] El Líder, jueves 16 de abril de1953. <<

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[421] Destacado cirujano, Juan B. Justofue precursor de las ideas de izquierdaen la Argentina y fundador del PartidoSocialista. En 1912, en el marco de lalimpieza electoral impuesta por la LeySáenz Peña, fue electo diputadonacional. En el Congreso se destacócomo orador y por la cantidad deproyectos presentados, casi todos ellosvinculados a los derechos de lostrabajadores. El 23 de enero de 1927,Justo pudo ver cumplido uno de susgrandes sueños: inaugurar la Casa delPueblo, con su gran biblioteca, su salónde conferencias y sus aulas nocturnas

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dedicadas a la enseñanza de los obreros.<<

Page 1644: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[422] Luna, Perón y su tiempo cit. <<

Page 1645: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[423] Luna, «Bombas e incendios en1953» cit. <<

Page 1646: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[424] En Pavón Pereyra, Yo, Perón cit. <<

Page 1647: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[425] Arturo Jauretche, en NorbertoGalasso, Vida de Scalabrini Ortiz ,Buenos Aires, Ediciones del Mar Dulce,1970. <<

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[426] Testimonio de Raúl ScalabriniOrtiz, en Carlos María Quinodoz,Archivo Raúl Scalabrini Ortiz; citado enNorberto Galasso, Perón. Formación,ascenso y caída (1893-1955), BuenosAires, Colihue, 2005. <<

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[427] En Page, op. cit. <<

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[428] Es importante aclarar el alcanceque el término«comunista» tenía para elDepartamento de Estado: todo aquel quese opusiera a los intereses de losEstados Unidos y de los establishmentsasociados a cada uno de los países de laregión. <<

Page 1651: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[429] El TIAR demostrará toda suineficacia y su unilateralidadpronorteamericana durante la guerra delas Malvinas en 1982. <<

Page 1652: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[430] Informe del general Perón alCongreso sobre el Segundo PlanQuinquenal, 1952. <<

Page 1653: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[431] Clarín, 5 de febrero de 1984,citado por Norberto Galasso, Perón…cit. <<

Page 1654: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[432] Juan Domingo Perón, con elseudónimo Descartes, en Democracia,20 de diciembre de 1951. <<

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[433] Alberdi llamó «guerra de la TripleInfamia» a la conocida como la de laTriple Alianza, que enfrentó a laArgentina, Brasil y Uruguay conParaguay, entre 1865 y 1870. Elconflicto respondió más a los interesesbritánicos de acabar con un modeloautónomo de desarrollo como elparaguayo —que podía devenir en un«mal ejemplo» para el resto de AméricaLatina— que a los objetivos deunificación nacional y defensa delterritorio proclamado por suspromotores. <<

Page 1656: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[434] El mariscal Francisco Solano Lópezfue presidente del Paraguay desde 1862hasta 1870; murió enfrentando a lasfuerzas de la Triple Alianza. <<

Page 1657: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[435] «Historia del Peronismo», PrimeraPlana, 12 de noviembre de 1968. <<

Page 1658: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[436] Discurso de Juan Perón en laEscuela Superior de Guerra, 11 denoviembre de 1953, en ObrasCompletas cit. <<

Page 1659: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[437] En Luca de Tena y otros, op. cit. <<

Page 1660: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[438] Juan Domingo Perón, ObrasCompletas cit., tomo XVII. <<

Page 1661: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[439] Arturo Jauretche, El medio pelo enla sociedad argentina, Buenos Aires,Peña Lillo, 1973. <<

Page 1662: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[440] José Ber Gelbard fue el principalimpulsor y secretario general de laConfederación General Económica. Fueministro de Hacienda y Finanzas durantela presidencia de Héctor Cánpora yministro de Economía del gobierno deRaúl Lastiri y de Juan Domingo Perónen su tercera presidencia. <<

Page 1663: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[441] Rapoport, op. cit. <<

Page 1664: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[442] La Nación, 17 de septiembre de1953. <<

Page 1665: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[443] Ministerio de Industria, Contratocon la California Argentina dePetróleo, Buenos Aires, 1955. <<

Page 1666: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[444] Declaraciones de Juan DomingoPerón, del 29 de marzo de 1955, enPedro Santos Martínez, La NuevaArg e n t i n a (1946-1955), colección«Memorial de la Patria», Buenos Aires,La Bastilla, 1976. <<

Page 1667: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[445] The New York Times , citado porNicolás Galano, Historia del petróleoen la Argentina, Buenos Aires, Edhasa,2006. <<

Page 1668: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[446] Los Panfletos, su aporte a laRevolución Libertadora, recopilaciónde Félix Lafiandra (h), Buenos Aires,Itinerarium, 1955. <<

Page 1669: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[447] Ibídem. <<

Page 1670: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[448] Pedro Santos Martínez, op. cit. <<

Page 1671: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[449] En Hugo Gambini, El peronismo yla Iglesia, Buenos Aires, Centro Editorde América Latina, 1971. <<

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[450] Hernán Benítez, La aristocraciafrente a la revolución , Buenos Aires,s/e, 1953. <<

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[451] El Movimiento de Sacerdotes por elTercer Mundo intentó llevar a cabo unarenovación de la Iglesia de acuerdo alConcilio Vaticano II; en la Argentina elmovimiento estaba formadoprincipalmente por sacerdotes que sedesempeñaban en villas miseria ybarrios populares. Su trabajo sacerdotalestaba impregnado de un fuertecontenido social, cercano a lasorganizaciones de la izquierda y alperonismo. <<

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[452] El 21.° Concilio celebrado por laIglesia Católica es recordado comoConcil io Vaticano II. Fue inauguradop o r Juan XXIII y clausurado por susucesor, Paublo VI. Sesionó en Romaentre el 11 de octubre de 1962 y el 8 dediciembre de 1965. Este Conciliomodernizó la Iglesia, proclamó la«opción por los pobres», condenó los«excesos del capitalismo» y promovióla celebración de la misa de frente a losfieles y en idiomas nacionales. <<

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[453] Juan XXIII fue pontífice romanoentre 1958 y 1963; convocó al Concilio Vaticano II y fue beatificado en 2000.<<

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[454] Presencia, 23 de septiembre de1949. <<

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[455] La Prensa, 14 de junio de 1955. <<

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[456] Juan Perón, «El Justicialismo y laDoctrina Social Cristiana», en ObrasCompletas cit. <<

Page 1679: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[457] Declaraciones al diario La Nación,jueves 11 de noviembre de 1954. <<

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[458] Ibídem. <<

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[459] La Nación, miércoles 24 denoviembre de 1954. <<

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[460] Citado por Page, op. cit. <<

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[461] En Hugo Gambini, Historia delperonismo. La obsecuencia… cit. <<

Page 1684: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[462] Luca de Tena y otros, op. cit. <<

Page 1685: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[463] Pavón Pereyra, Yo, Perón cit. <<

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[464] En latín, Corpus Christi significa el«cuerpo de Cristo». Desde 1264, pordisposición del papa Urbano IV, laIglesia celebra ese día la presencia deCristo en el sacramento de la eucaristía.La conmemoración debe realizarse elprimer jueves siguiente al domingo de laSantísima Trinidad. Históricamente, laprocesión terminaba en representacionesteatrales en las que participaban losfeligreses. <<

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[465] Juan Perón, La fuerza es el derechode las bestias, Montevideo, s/e, 1958.<<

Page 1688: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[466] Entrevista con Oscar Albrieu,Columbia Oral History Project;confirmado en entrevista con OscarAlbrieu, Buenos Aires, septiembre20,1977, en Page, op. cit. <<

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[467] En Jorge González Crespo,Memorias del almirante Isaac F. Rojas,Buenos Aires, Planeta, 1993. <<

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[468] Ibídem. <<

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[469] Gambini, Historia del peronismo.La obsecuencia… cit. <<

Page 1692: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[470] La Prensa, 14 de junio de 1955. <<

Page 1693: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[471] Lafiandra (recopilador), áp. cit. <<

Page 1694: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[472] Ibídem. <<

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[473] El Código Canónico reconoce dosformas de excomunión: la que requieredeclaración de un juez eclesiástico(ferendae sententiae) y la automática(latae sententiae), en la que se incurrepor el solo hecho de cometer un delitoprevisto con esa pena. En la actualversión del Código, la excomunión lataesententiae se reserva para pocos casos(apóstatas, herejes y cismáticos;agresión física al Papa, etc.); pero en laversión vigente hasta 1983 incluía bajoesa pena a la agresión física contra otrossacerdotes además del «romanoPontífice». <<

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[474] El 4 de julio de 1976, cincoreligiosos palotinos —los sacerdotesAlfredo Leaden, Pedro Duffau y AlfredoKelly, y los seminaristas SalvadorBarbeito y Emilio Barletti— fueronasesinados, mientras dormían, por ungrupo de tareas de la dictadura militaren la parroquia de San Patricio, en elbarrio porteño de Belgrano. <<

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[475] Léonie Duquet y Alice Domon erandos monjas francesas que en laArgentina se dedicaban a tareas socialesen villas de emergencia y trabajabanjunto a los embrionarios organismos dedefensa de los derechos humanos.Fueron secuestradas el 8 de diciembrede 1977 y llevadas a la ESMA, dondefueron violadas y asesinadas en uno delos vuelos de la muerte. <<

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[476] Gabriel Longueville y Carlos deDios Murías eran sacerdotestercermundistas, secuestrados yasesinados en 1976 en El Chamical,provincia de La Rioja. <<

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[477] Enrique Angelelli nació en Córdobaen 1923. Fue ordenado sacerdote enRoma en 1949 y designado obispoauxiliar de Córdoba en 1961. En 1968fue trasladado a La Rioja y nombradoobispo titular. Fue un valiente defensorde los derechos humanos y uninclaudicable denunciante de loscrímenes de la Triple A y,posteriormente, de la dictadura militar,la que decidió terminar con su vida. El 4de agosto de 1976 fue atropelladomientras viajaba en su automóvil juntoal sacerdote Arturo Pinto. La coartadade la dictadura (un «accidente

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automovilístico»), que nadie creyó, fuedesmentida formal y judicialmente en1986, cuando la Cámara determinó queel obispo había fallecido víctima de un«homicidio fríamente premeditado». <<

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[478] Monseñor Carlos Ponce de Leónera obispo de San Nicolás desde 1966.Fue asesinado en 1977, cuandoinvestigaba las violaciones a losderechos humanos perpetradas en elnorte de la provincia de Buenos Aires.<<

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[479] Véase Pedro Olgo Ochoa, Años defuria y esperanza, Buenos Aires,Corregidor, 1988 <<

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[480] Daniel Rodríguez Lamas, LaRevolución Libertadora, Buenos Aires,Centro Editor de América Latina, 1985.<<

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[481] Ochoa, op. cit. <<

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[482] Ibídem. <<

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[483] Juan Domingo Perón, Del poder alexilio, Buenos Aires, ediciónclandestina, 1956. <<

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[484] Durante la dictadura militariniciada en marzo de 1976, HoracioMayorga se desempeñó como jefe de laAviación Naval. <<

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[485] Lafiandra (recopilador), op. cit. <<

Page 1709: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[486] En Pavón Pereyra, Yo, Perón cit. <<

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[487] La Prensa, 17 de junio de 1955. <<

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[488] Bonifacio del Carril, Crónicainterna de la Revolución Libertadora,Buenos Aires, Emecé, 1959. <<

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[489] En Primera Plana, 14 de enero de1969, citado por Horacio Maceyra, Lasegunda presidencia de Perón, BuenosAires, Centro Editor de América Latina,1984. <<

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[490] En Pavón Pereyra, Yo, Perón cit. <<

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[491] La reforma universitaria fue unmovimiento originado en la Universidadde Córdoba en 1918, que concluyó conla renovación de los programas deestudio, la apertura de la universidad a,un mayor número de estudiantes y laparticipación de éstos en la toma dedecisiones dentro del ámbitouniversitario. Los efectos de la reformapronto se extendieron a toda AméricaLatina. <<

Page 1715: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[492] En Osvaldo Aguirre, «El crimen deIngalinella», Todo es Historia , N.° 455,junio de 2005. <<

Page 1716: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[493] Ibídem. <<

Page 1717: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[494] En Francisca A. De Garibotti, Laodisea de la prensa libre , Gualeguay,Entre Ríos, 1964. <<

Page 1718: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[495] Osvaldo Soriano, en La Opinión,28 de julio de 1972. <<

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[496] Aguirre, op. cit. <<

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[497] Oscar Alende, doctor en Medicina,comenzó a militar en el radicalismo y en1957 integró las huestes que optaron porFrondizi. Fue gobernador de laprovincia de Buenos Aires entre 1958 y1962. Fue candidato a presidente de laNación en 1963, 1973 y 1983. <<

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[498] Aguirre, op. cit. <<

Page 1722: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[499] En La Nación, 20 de diciembre de1963, citado por Alejandro Tarruela,Historias secretas del peronismo ,Buenos Aires, Sudamericana, 2007. <<

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[500] Ibídem. <<

Page 1724: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[501] La Prensa, 6 de julio de 1955. <<

Page 1725: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[502] En Rodríguez Lamas, LaRevolución Libertadora cit. <<

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[503] Declaraciones al periodista deFrance Soir, Pierre Lazareff, 18 dejunio de 1955, en Juan Domingo Perón,Obras Completas cit., tomo XIX. <<

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[504] Palabras de Perón en el SalónBlanco de la Casa de Gobierno, frente alegisladores peronistas de ambasCámaras del Congreso, 15 de julio de1955. <<

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[505] Arturo Jauretche, en El Popular, 27de octubre de 1960, citado por Galasso,Perón. Formación… cit. <<

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[506] La Prensa, 31 de agosto de 1955.<<

Page 1730: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[507] Juan Domingo Perón, ObrasCompletas cit., tomo XIX. <<

Page 1731: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[508] Ibídem. <<

Page 1732: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[509] Citado en Page, op. cit. <<

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[510] John William Cooke, doctor enLeyes de la Universidad de La Plata, fuediputado, profesor universitario einterventor del Partido Peronista de laCapital (1955). Desde el exilio, Perónlo nombró su delegado personal yheredero en la conducción delmovimiento. Vuelto al país en 1958, fueperseguido y debió exiliarse tras elfracaso de la huelga general de enero de1959. En 1960 viajó a Cuba y desdeentonces hasta su muerte en 1968 intentóuna síntesis entre socialismo yperonismo. <<

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[511] John William Cooke, en El Mundo,16 de septiembre de 1965, citado porGalasso, Perón. Formación… cit. <<

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[512] Testimonio de Jorge Julio Palma, enFelipe Pigna, Lo pasado pensado cit. Elcontraalmirante retirado Palma es elúnico sobreviviente de la Marina queencabezó el golpe del ’55. Es presidentede la Comisión de Afirmación de laRevolución Libertadora. <<

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[513] En Luca de Tena y otros, op. cit. <<

Page 1737: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[514] Ibídem. <<

Page 1738: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[515] Declaraciones del diputadoperonista John William Cooke al diarioLa Prensa, 1.° de septiembre de 1955.<<

Page 1739: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[516] José de San Martín, «Código deHonor del Ejército de los Andes», dadoen el Cuartel General de Mendoza, el 4de septiembre de 1816. <<

Page 1740: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[517] Luis Ernesto Lonardi, «Dios esjusto». Lonardi y la revolución , BuenosAires, Editorial Francisco Colombo,1958. <<

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[518] Ibídem. <<

Page 1742: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[519] En Pigna, Lo pasado pensado cit.<<

Page 1743: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[520] Juan Perón, La fuerza es el derechode las bestias cit. <<

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[521] Testimonio de Andrés López, enPigna, Lo pasado pensado cit. AndrésLópez era suboficial del Ejército,encargado de la seguridad de Perón enla residencia presidencial. Participó enel alzamiento del 9 de junio de 1956 yluego fue uno de los responsables de laseguridad de Perón en su exilio. Fue jefede seguridad de Isabel Perón en su girapor lá Argentina en 1965. <<

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[522] Juan Domingo Perón, Del poder alexilio cit. <<

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[523] El ARA General Belgrano era uncrucero que la Argentina habíacomprado a los Estados Unidos despuésde la guerra. Con su nombre anterior,USS Phoenix, fue la única nave de granporte que no sufrió daños durante elataque japonés a Pearl Harbour yatravesó invicta toda la contienda. Losmarinos norteamericanos lo llamabanLucky Phoenix (el «Afortunado Fénix»).El gobierno peronista lo rebautizó 17 deOctubre, y así se llamó hasta que fueuna de las naves insignias del golpe enmarcha y sus nuevos dueños decidieronllamarlo General Belgrano. Su vida

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posterior no sería tan afortunada;acabaría hundido durante la guerra deMalvinas en lo profundo de un marindudablemente argentino, fuera de lazona de exclusión inventada por losingleses, por torpedos disparados pororden de la «señora» Margaret Thatcher.<<

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[524] Isaac Gilaberte era colaboradorcercano de Perón. Junto con AndrésLópez, Pablo Vicente y Ramón Landajo,fue responsable de la seguridad dePerón en su exilio centroamericano. <<

Page 1749: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[525] Juan Domingo Perón, Del poder alexilio cit. <<

Page 1750: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[526] La Nación, 24 de septiembre de1955. <<

Page 1751: Los mitos de la historia argentina   felipe pigna

[527] Declaraciones de Juan Domingo ala agencia United Press, publicadas porel diario El Día de Montevideo, el 5 deoctubre de 1955; en Milcíades Peña, ElPeronismo, Selección de Documentospara su historia, Buenos Aires, Fichas,1971. <<