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Mes del padre «El sueño del héroe, es ser grande en todas partes y pequeño al lado de su padre». Víctor Hugo

Mes del padre

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Mes del padre

«El sueño del héroe, es ser grande en todas partes y pequeño al lado de su padre».

Víctor Hugo

Pablo Neruda (1904 – 1973)

Padre tus ojos dulces nada pueden,como nada pudieron las estrellasque me abrasan los ojos y las sienes.

Crepusculario , 1923

Ciro Alegría ( 1909 – 1967)

Mi padre se llamaba Calixto. Oía de lo que se trataba, si le parecía bien aceptaba y salía a la cabeza de la gente, que daba vivas y metía harta bulla, para hacer el reclamo. Hablaba con buena palabra. A veces, hacía ganar a los reclamadores y otras perdía, pero el pueblo siempre le tenía confianza. Abuso que se cometía, ahí estaba mi padre para reclamar al frente de los perjudicados. Las autoridades y los ricos del pueblo, dueños de haciendas y fundos, le tenían echado el ojo para partirlo en la primera ocasión. Consideraban altanero a mi padre, quien no los dejaba tranquilos. Él ni se daba cuenta y vivía como si nada le pudiera pasar. Había hecho un sillón grande, que ponía en el corredor. Ahí solía sentarse, por las tardes, a conversar con los amigos. «Lo que necesitamos es justicia», decía. «El día que el Perú tenga justicia, será grande».

Lázaro, 1973

José Agustín Goytisolo (1928- 1999)

Olegario Lazo ( 1878 -1964)

Mi padreEl viejecito, deslumbrado con los honores que le hacían a su hijo, sin acordarse del canasto y de la gallina, con los brazos extendidos, salió a su encuentro. Sonreía con su cara de piel quebrada como corteza de árbol viejo. Temblando de placer, gritó:-¡Mañungo!, ¡Mañunguito…!El oficial lo saludó fríamente.Al campesino se le cayeron los brazos. Le palpitaban los músculos de la cara.El teniente lo sacó con disimulo del cuartel. En la calle le sopló al oído:-¡Qué ocurrencia la suya…! ¡Venir a verme…! Tengo servicio… No puedo salir.Y se entró bruscamente.Yl campesino volvió a la guardia, desconcertado, tembloroso.Hizo un esfuerzo, sacó la gallina del canasto y se la dio al sargento.-Tome: para ustedes, para ustedes solos.Dijo adiós y se fue arrastrando los pies, pesados por el desengaño. Pero desde la puerta se volvió para agregar, con lágrimas en los ojos:-Al niño le gusta mucho la pechuga. ¡Denle un pedacito…!.

Nuevos cuentos militares , 1924

Pablo Guevara (1930 – 2006)