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MOÓ DULO 3. Teorı́as educativas. Siglo XX

1. JOHN DEWEY (1859-1952).

Dewey es un filósofo que hace una especie de tránsito hacia la pedagogía. Con él, vemos cómo un filósofo se convierte en un pedagogo pragmático.

Su pensamiento y sus ideas van a tener una gran importancia en las teorías posteriores.

Podemos decir que era un filósofo comprometido con la democracia y la política.

Dewey tiene la suerte de estudiar en centros universitario jóvenes. Y va a inaugurar departamentos que hasta entonces no existían en las universidades americanas.

Dewey conoce a Darwin y su famosa teoría de la evolución de las especies, así como la filosofía pragmática de William James, y hace un trasvase de todo ese mundo de las ideas, pasando por esas teorías de la evolución humana.

Empezó a desarrollar su teoría del conocimiento, que va a cuestionar los dualismos (dualismo alma-cuerpo...) desde el punto de vista pragmático y educativo. Este dualismo siempre nos ha causado muchos problemas en el ámbito de la educación, ya que una cosa es educar el corazón y otra cosa es educar la mente.

Para Dewey, no existe esa diferencia, sino que todo es un proceso.

Para Dewey, el pensamiento es una función mediadora e instrumental, conocemos para sobrevivir. La cultura, el intelecto... deben estar al servicio de la supervivencia.

Para él, la escuela va a ser una institución social que tiene la misión de la supervivencia de la especie, y la considera clave para el desarrollo de los pueblos humanos.

Dewey traslada el pensamiento teórico a una visión más utilitarista y práctica.

Es decir, la educación solo tiene sentido si sirve para la supervivencia de las especies.

Está claro que su teoría pedagógica está basada en el utilitarismo evolucionista. Esta teoría del conocimiento destacaba la "necesidad de comprobar el pensamiento por medio de la acción si se quiere que este se convierta en conocimiento".

Dewey es el fundador de lo que hoy conocemos como aprendizaje basado en proyectos, aprendizaje basado en problemas.

No hay ningún pensamiento que no se organice a través de la acción.

Según Dewey, cuando un niño comienza su escolaridad, no llega como una tabla rasa, como decía Rousseau, sino que llega con distintos instintos, impulsos innatos.

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El hacer que el niño utilice su instinto innato hace que se genere conocimiento y aprendizaje, conocimiento teórico y práctico, y que el niño pueda resolver problemas de tipo práctico.

Dewey, cuando inaugura esta filosofía pedagógica, piensa en el maestro: para poder interpretar los instintos innatos del niño, el maestro debe saber mucho del niño, debe poder ver el mundo como lo hace el niño. Para ello, para poder formar al niño, el maestro debe formarse en esa visión del niño. Cuando el maestro trabaja con niños, se da cuenta de que su visión del mundo es totalmente diferente a la nuestra.

Para Dewey, un maestro es aquel que tiene esa mirada del niño.

Dewey le da muchísima importancia a los estudios de la psicología del desarrollo.

Estas ideas de Dewey generaron mucho debate en las universidades americanas, entre los que defendían la educación tradicional "centrada en el programa" y los que defendían una educación activa "centrada en el aprendizaje del niño".

Dewey está convencido de que los niños no son seres pasivos (como las mesas o las sillas), sino que son seres activos, que aprenden mediante el enfrentamiento a situaciones problemáticas.

El pensamiento constituye para todos un instrumento destinado a resolver problemas mediante la experiencia. Para Dewey, no aprendemos si no es mediante la acción. La mayoría de los aprendizajes que tenemos es una mezcla de acción e interés.

Los alumnos no son contenedores de contenidos, son activos. El cometido de la educación consiste en tomar esa acción y orientarla.

Dewey piensa que la función de todo docente es la de orientar todos esos impulsos innatos que los niños traen.

Toda la pedagogía de Dewey se basa en ese principio pedagógico fundamental.

Las diferentes escuelas de pensamiento libraban un feroz combate, en el que Dewey participó activamente.

Estos debates aún siguen existiendo en la actualidad. Si rompemos la escuela tradicional, podemos decir que la escuela se vuelve caótica.

Dewey criticaba estas dos posturas radicales: a los tradicionalistas por no relacionar las asignaturas del programa de estudios con los intereses y actividades del niño, y a los partidarios de la educación centrada en el niño por no relacionar los intereses y actividades del niño con las asignaturas del programa.

El niño va a la escuela a hacer cosas, no a recibir y a escuchar.

Dewey establece una especie de sistema de grados para organizar la escuela.

Lo importante de esta propuesta es el interés que Dewey tiene en relacionar las actividades prácticas cotidianas con los contenidos de la enseñanza.