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Sentido catequético de la Cripta de Salesianos Atocha Nosotros somos miembros de una comunidad educativopastoral que es testimonio y anuncio de la fe cristiana en una escuela católica y salesiana, donde educamos evangelizando y evangelizamos educando. En la cripta renovada hay un sentido catequético en los cuadros que adornan las paredes. Está hecho y pensado para todos vosotros y cuantos trabajen en esta casa, en el día a día de cada curso, con los jóvenes y niños de nuestra comunidad educativo pastoral. El Capítulo General XXIII nos marca a los salesianos el camino para “educar a los jóvenes en la fe”. La comunidad salesiana, en cada una de las comunidades educativo pastorales de sus presencias, se siente interpelada por el reto de esta misión recibida y se esfuerza por dar una respuesta, inspirándose en la experiencia de Don Bosco y siguiendo el ejemplo del Señor. El nº 93 del CG XXIII nos propone un modelo para proponer el camino de la fe a los jóvenes con estas palabras: "Todo esto lo hacemos a ejemplo del Señor y siguiendo el método de su caridad de Buen Pastor en el camino de Emaús. Repetimos sus actitudes: tomamos la iniciativa del encuentro y nos ponemos al lado de los jóvenes(1); con ellos hacemos el camino escuchando y compartiendo sus inquietudes y anhelos(2); les explicamos con paciencia el exigente mensaje del evangelio(3); y con ellos nos detenemos para repetir el gesto de partir el pan(4) y suscitar en ellos el ardor de la fe, que los transforma en testigos y anunciadores creíbles(5). " Son los cinco momentos que reflejan los cinco cuadros que decoran de manera esplendorosa –por su luz, color y artela capilla de la cripta, donde rezamos durante el año toda la comunidad educativo pastoral de Atocha. Alumnos, profesores, padres, personal del centro, cada uno desde su función, estamos llamados a encarnar todos y cada uno de estos momentos que se señalan en el camino de Emaús. De este camino de Emaús se señalan cinco escenas: son cinco cuadros, con cinco frases, que son cinco momentos consecutivos de un proceso educativo y evangelizador.

Nuestra cripta

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Colegio Salesianos ATOCHA

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Sentido  catequético de la Cripta de Salesianos Atocha  

  

Nosotros  somos miembros  de  una  comunidad  educativo‐pastoral  que  es  testimonio  y anuncio  de  la  fe  cristiana  en  una  escuela  católica  y  salesiana,  donde  educamos evangelizando y evangelizamos educando.  En  la  cripta  renovada  hay  un  sentido catequético  en  los  cuadros  que  adornan las  paredes.  Está  hecho  y  pensado  para todos vosotros y cuantos trabajen en esta casa, en el día a día de cada curso, con los jóvenes  y  niños  de  nuestra  comunidad educativo pastoral.  El Capítulo General XXIII nos marca a  los salesianos  el  camino  para  “educar  a  los jóvenes  en  la  fe”.  La  comunidad salesiana,  en  cada  una  de  las comunidades educativo pastorales de sus presencias,  se  siente  interpelada  por  el reto de esta misión recibida y se esfuerza por dar una respuesta,  inspirándose en  la experiencia de Don Bosco y  siguiendo el ejemplo del Señor.  El  nº  93  del  CG  XXIII  nos  propone  un modelo para proponer el camino de  la fe a los jóvenes con estas palabras:   "Todo  esto  lo  hacemos  a  ejemplo  del Señor  y  siguiendo  el  método  de  su 

caridad de Buen Pastor en el camino de Emaús.   Repetimos sus actitudes: • tomamos  la  iniciativa del encuentro 

y  nos  ponemos  al  lado  de  los jóvenes(1);  

• con  ellos  hacemos  el  camino escuchando  y  compartiendo  sus inquietudes y anhelos(2);  

• les  explicamos  con  paciencia  el exigente mensaje del evangelio(3);  

• y  con  ellos  nos  detenemos  para repetir el gesto de partir el pan(4)  

• y  suscitar  en  ellos  el  ardor de  la  fe, que  los  transforma  en  testigos  y anunciadores creíbles(5). " 

 Son  los cinco momentos que  reflejan  los cinco  cuadros  que  decoran  de  manera esplendorosa –por su  luz, color y arte‐  la capilla  de  la  cripta,  donde  rezamos durante  el  año  toda  la  comunidad educativo pastoral de Atocha.  

 Alumnos, profesores, padres, personal del  centro,  cada uno desde  su  función, estamos llamados a encarnar todos y cada uno de estos momentos que se señalan en el camino de Emaús. De este camino de Emaús se señalan cinco escenas: son cinco cuadros, con cinco frases, que son cinco momentos consecutivos de un proceso educativo y evangelizador. 

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Aquí,  donde  rezamos  con  nuestros  jóvenes,  está  nuestro  plan  de  trabajo  educativo pastoral.  Requieren  nuestra  clara  identidad  cristiana  y  nuestro  compromiso evangelizador. Os invito a vivir con estas actitudes del estilo salesiano. 

Para animarnos en esta tarea tenemos, también en la cripta, unos recuerdos gozosos de  la tarea educativa y  evangelizadora  de  la misión  salesiana  de  todo  el mundo.   Son la Cruz y la Palabra que presidieron, el pasado 17 de  agosto,  el  encuentro  del  Movimiento  Juvenil Salesiano en medio de la JMJ Madrid 2011.   Nos  recuerdan  que  los  jóvenes  ―aquí  hubo  hasta 8000―  responden a  la  llamada del Señor, que se vale de nosotros para hacerles aquí  la propuesta de la fe cristiana. En  todas  las  paredes de  nuestra  casa,  y  en  éstas de  la  cripta de modo  especial,  todos nuestros alumnos tendrán la ocasión ―y nosotros se lo habremos provocado con nuestro trabajo―  de  descubrir  la  pregunta  de  Jesús  (“¿quién  decís  que  soy  yo”),  y  de  dar  su respuesta personal. 

  Muchos alumnos, como Domingo Savio, Don Rúa…, se fiarán del Señor y pondrán sus vidas en sus manos. Él será  la fuerza que  les  sostiene,  la misericordia que  les perdone y  la alegría más íntima que nunca les abandone.  

Queridos  amigos  todos  (profesores,  personal  de administración  y  servicios,  salesianos),  al  presentaros la  catequesis  de  nuestra  cripta  renovada,  quiero agradeceros  a  todos  y  cada  uno  el  trabajo  educativo pastoral  realizado  cada  día  en  esta Casa  Salesiana;  y quiero, a la vez, animaros para permanecer firmes en la fe  de  Jesucristo,  a  quien  vivimos  y  enseñamos  como centro de nuestras vidas.  En Cuatro Vientos, en la JMJ de Madrid, decía el Papa Benedicto a los jóvenes:   

“Permitidme  que,  como  sucesor  de  Pedro,  os  invite  a  fortalecer  esta  fe  que  se  nos  ha transmitido desde los Apóstoles, a poner a Cristo, el Hijo de Dios, en el centro de nuestra vida. Seguir a Jesús en  la fe es caminar con Él en  la comunión de  la  Iglesia. No se puede seguir a Jesús en solitario. Os pido, queridos amigos, que améis a la Iglesia, que os ha engendrado”. 

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¡Ojalá que nuestros jóvenes descubran a Jesucristo, como Camino, Verdad y Vida,  y sean en la Iglesia, y en nuestra sociedad, los buenos cristianos y honrados ciudadanos con que soñaba Don Bosco, y nosotros  seguimos  soñando con nuestra  tarea aquí en Salesianos Atocha!  

EL CAMINO DE EMAÚS Lucas 24, 13‐35 Dos discípulos de Jesús iban andando aquel mismo día, el primero de la semana, a una aldea llamada Emaús, distante unas dos leguas de Jerusalén; iban comentando todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo. Él les dijo:

― «¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?». Ellos se detuvieron preocupados. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le replicó:

―«¿Eres tú el único forastero en Jerusalén, que no sabes lo que ha pasado allí estos días?». Él les preguntó: ―«¿Qué?». Ellos le contestaron:

―«Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él fuera el futuro liberador de Israel. Y ya ves: hace ya dos días que sucedió esto. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado: pues fueron muy de mañana al sepulcro, no encontraron su cuerpo, e incluso vinieron diciendo que habían visto una aparición de ángeles, que les habían dicho que estaba vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron».

Entonces Jesús les dijo: ―«¡Qué necios y torpes sois para creer lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria?».

Y, comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas, les explicó lo que se refería a él en toda la Escritura. Ya cerca de la aldea donde iban, él hizo ademán de seguir adelante; pero ellos le apremiaron, diciendo:

―«Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída». Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció. Ellos comentaron:

―«¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?». Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo:

―«Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón». Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.