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Parapsicología exteriorización de la motilidad - alberto de rochas

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Catedrittico de Medicina de la Universidad Central, etc.

LO MARAVILLOSO POSITIVO

EXTERIORIZACIÓN DE LA

OBSERVACIONES Y EXPERIENCIAS

RECOPILADAS POR EL CONDE

ALBERTO DE ROCHASCoronel de Ingenieros,

Administrador de la ellecuela Politécnica» de Parisy Miembro honorario del Comité de trabajos Históricos y Cientlficos del

Ministerio de Instrucción pública

VERSIÓN ESPAÑOLAPOR

VÍCTOR MELCIOR Y FARRÉMédico Cirujano,

Académico corresponsal de la Real Academia de Medicina de Barcelona

CON UN PRÓLOGO DEL

DR. D. ABDÖN SÁNCHEZ HERRERO

BARCELONA

IMPRENTA DE PUJOI.. Y O.'CALLE DE TALLERS, NÚM. 45

1897

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1XTU111011IZACIÓN DU LA ICTIIdIDAD

OBSERVACIONES Y EXPERIENCIAS

RECOPILADAS POR EL CONDE

ALBERTO DE ROCHASCoronel de Ingenieros,

Administrador de la «Escuela Politécnica.)y Miembro honorario del Comité de trabajos Históricos y Cientiflcos del

Ministerio de Instrucción pública

VERSIÓN ESPAÑOLA

POR

VÍCTOR MELCIOR Y FARRAMedico Cirujano,

Académico corresponsal de la Real Academia de Medicina de Barcelona

CON UN PRÓLOGO DEL

DR. D. ABDÖN SÁNCHEZ HERREROCatedrätico de Medicina de la Universidad Central, etc.

BARCELONA—

IMPRENTA DE PITJOI, "Y C.CALLE DE TALLERS, NÚM. 45

1897

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9"T

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Alberto de Roeluls

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AL CONDE

Alberto g e ZocizaaCoronel de Ingenieros, Administrador de la Escuela Politécnica

de Paris, miembro honorario del Comité de trabajos históricosy científicos en el Ministerio de Instrucción publica, de la Aca-demia del Delfinado, de la de Saboya, Oficial de la legión de ho-nor, etc., etc.

Sois el heraldo de la ciencia futura que hade establecer la fraternidad entre los humanos.

Habeis encendido la antorcha que guía á losestudiosos por la senda de la Verdad.

Planteais y resolveis el transcendental proble-ma del SER á del NO SER.

C.ái7/0, pues, no admiraros y estimaros?Permitid que me declare defensor de la noble

causa que patrocinais, y que cí la veç, os el é una

insignificante nzuestra de consideración, dediccin-doos la labor que tengo puesta en este libro.

VÍCTOR MELC1OR.

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PROLOGO

Mi excelente amigo el Dr. Melcior, al traducir este libro,el una prueba concluyente de la independencia de su es-píritu, y se afirma en el puesto de honor á la vanguardia,tan reducida como heróica, de la falange indagadora de laverdad; puesto bien conquistado por anteriores merecimien-tos. Porque no se traduce un libro de esta clase sin compar-tir la responsabilidad de su publicación con el autor, ni sinaceptar la realidad de los hechos que refiere, aunque en lainterpretación racional de los mismos se mantenga distintocriterio.

Y compartir la responsabilidad de un tal libro, y aceptarla realidad de tales hechos ante la sociedad española, esafrontar el aterrador fantasma de sonrisa desdeñosa y es-tñpida, que los niega por sistema, formado por las fuerzaspsíquicas esclavas de la ignorante rutina: y es además de-safiar al peligro de un estigma estampado por los domi-nadores representantes de la falsa ciencia, materialista y-atea unas veces, y otras panteista y fanática, en el rostro delos que pelean en primera fila y ä pecho descubierto, por la;santa causa de la razón y de la dignidad humanas: el estig-ma de la incurable locura.

La valentía con que mi amigo ha arremetido contra elenemigo, es prenda segura de su triunfo, y hace mi concur-so innecesario. Pero es que yo tengo singular placer enprestárselo, valga lo que valiere, diciéndole A los lectoresde este lihro: los fenómenos que Bochas ha visto, yo los hevisto.; los que otros observadores declaran, yo los declaro, larealidad de los hechos proclamada tácitamente por Melcior

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VIII

PIt1;LOGO

al traducir la obra que los consigna, yo la proclamo de un.modo expreso y terminante.

Ahora: que los hechos en cuestión sean realizados por-exteriorizaciones del alma ú de las almas, de la energía 6de las energías de los seres humanos vivos; que lo sean por-una especial supervivencia y ayuda de los muertos, 6 por laintervención del diablo, eso ya lo veremos A, su tiempo y sa-zón. En el primer caso, aprenderemos a exteriorizamos y äseñorear los espacios infinitos; en el segundo, nuestras sú-plicas y conjuros obligaran a los difuntos a descorrer los.negros velos del ignoto ultratumba; y en el tercero, cojere-mos al diablo por los cuernos, y quieras que no, le haremosser buena persona á fuerza de preces al Dios Grande, de-mandando su redención, 6 cuando menos, pidiéndole quenos conceda, juntamente con la Gracia, el permiso paraaprovechar la diabólica sabiduría.

Mientras llega el momento de indagar las causas y losmecanismos de semejantes fenómenos, hagamos su resnmeny discurramos un poco sobre la categoría lógica que les co-rresponde, porque se inicia la tendencia a considerarlos pro-ducto de fuerzas físicas brutas, y es menester oponerse des-de luego á esta irracional dirección de las investigaciones..

Hay sujetos, llamados mMiums. que, sin averiguadasseñales objetivas de un cambio del estado ordinario de suvida, ó con previa autoprovocaciún de. un estado de semi-inconsciencia (5 de inconsciencia completa, frecuentementedoloroso, y siempre agotador de sus fuerzas, al cual se nom-bra trance; unas veces con intervención de su voluntadotras sin que esta facultad intervenga, y aun otras á despe-cho de la misma, dan lugar á fenómenos fisicos, químicos,.fisiológicos y psicológicos, contrarios a las leyes conocidas.de la estática y de la dinámica de los cuerpos inanimados,.éter inclusive, contrarios'a las leyes . conocidas del funcio-namiento fisiológico de los seres vivientes, y contrarios ä.las leyes conocidas tlel funcionamiento psicológico de loaseres humanos. La facultad de provocación ó de realización,voluntaria ó involuntaria de dichos fenómenos, se denomi-na mediumnidad.

Esta facultad, que aparece expontáneamente en tales su-jetos, parece desarrollable en muchos y acaso en todos loa

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PRÓLOGO IX

individuos de nuestra especie, sufre intermitencias de ac-tividad y descenso, desaparece en algunos, y puede mani-festarse en todas las edades del médium, sin relación nin-guna con su cultura ni con sus creencias.

Los fenómenos físicos que provocan ó realizan volunta-ria 6 involuntariamente, contrarios ü las leyes conocidas dela estática y de la dinamica de los cuerpos inanimados, son:

1." La variación del peso de estos cuerpos, aumentan—dolo (') disminuyéndolo, sin contacto material averiguado,ni por el presente averiguable.

2." Movimientos ordenados é inteligentes de los mismoscuerpos, también sin contacto apreciable, obedeciendo a undeseo mental ó expreso de cualquier persona presente. ó sinfinalidad conocida.

3." La escritura directa en condiciones absolutamenteinexplicables sin la admisión de un ser racional invisible éimpalpable que la realice, y para el cual no sean obstaculos,los obstäculos materiales que ó su realización se opongan.

4." La impresión de huellas humanas sobre arcilla tíotra substancia apropiada, aunque esté encerrada en unacaja clavada y sellada, sin detrimento del cierre ni (le lossellos.

5." Producción de sonidos sin significación precisa, ycon significación intelectiva, estableciendo una comunica-ción psíquica con el experimentador 6 experimentadores ycbn la propia ordinaria conciencia del sujeto, unas veces enforma de golpes, cuyo agente no se descubre, en los mue-bles, paredes, techo ó suelo (le la habitación. otras veces enforma de ruidos en el espacio. sin cuervos visibles ni palpa-bles que choquen, otras haciendo sonar instrumentos demúsica con tí sin acordes armónicos, siempre sin contactode ser perceptible.

6." Desarrollo de calor y de frío sin substancias Morí-genas ni frigoríficas conocidas.

7." Desarrollo de luz sin cuerpos luminosos averigua-dos, y con las cualidades y acciones (le la luz sobre las pla-cas fotogrófica s.

8." Desarrollo de electricidad positiva y negativa ac-tuante sobre el electróscopo, sin auxilio de ninguna de lasfuentes conocidas de electricidad.

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X PRÓLOGO

9.° Desarrollo de magnetismo positivo y negativo ac-tuante sobre la aguja imantada.

10.0 Desagregación y reag,regación de los cuerpos, ha-ciéndolos penetrables sin detrimento de su constitución fí-sica.

Los fenómenos químicos de la mediumnidad contrarioslt las leyes conocidas de la génesis, composición y descom-posición de los cuerpos inanimados, son:

I.° Aparición de estos cuerpos donde no pueden descu-brirse substancias tomadoras.

2.° Composiciones químicas con falta absoluta de suscondiciones conocidas.

3•0 Descomposiciones químicas sin influencia directani indirecta perceptible.

Los fenómenos fisiológicos de la mediumnidad, contra-rios lt las leyes conocidas de la generación, de la vida, y dela muerte, son:

1. 0 La percepción de contactos, dolorosos ó no, sin agen-te visible que los cause.

2.° Formación momentánea de fantasmas visibles yfo-tografiables, aunque impalpables, dotados de movimientosintencionales.

3 •" Formación de seres humanos, ó de alguna de suspartes, visibles, palpables y fotografiables, que se muevencon inteligencia, que hablan racionalmente, que tocan, aca-rician y castigan, que significan por boca del médium, yecontactos, movimientos mímicos. ó sonidos inarticulados,sus temores y deseos, nombrándose representaciones depersonas difuntas. discilviéndose y evaporándose de la mis-ma inexplicable manera como aparecieron.

4. 0 Aceleración de la germinación, crecimiento, flores-cencia y fructificación de las plantas.

5.0 Auto-supresión del dolor y de todas las sensibili-dades.

6.° Auto-exaltación de todas las sensibilidades, hastaver á través de los cuerpos opacos, oir lo inaudito, oler loinodoro, gustar lo insípido. y tactar lo intangible.

7.° Auto-supresión casi completa de las funciones denutrición, consintiendo la permanencia del médium ente-rrado por algunos meses.

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PRÓLOGO

8.° Auto-mantenimiento del modo nutritivo, con retar-do de su evolución hacia la senilidad, consintiendo unalongevidad extraordinaria.

9. 0 Auto-exaltación nutritiva, hasta reparar instantá-neamente lesiones considerables.

10." La escritura automática.11." El cambio de personalidad, hasta representar va-

rias personas completamente diferentes, por muchos carac-teres tisio-psicológicos.

12." Ascensiones del mismo médium ó de otras perso-nas, por impulso ignorado.

Y por último; los fenómenos psicológicos de la medium-nidad, contrarios ä las leyes conocidas de la percepción,memoria, pensamiento, juicio, afecto, volición y determi-nación, son:

1." Percepción y diferenciación de impresiones sin con-tacto directo 6 inmediato del agente impresionante, con elorganismo del médium.

2." Percepción distinta del pensamiento de las personaspróximas, y de personas alejadas hasta por miles de leguas.

3." Recuerdos inverosímiles de la propia existencia yde otras pretendidas existencias anteriores.

4.0 Clarividencia ä través del tiempo y del espacio.5." Manifestación de conocimientos no adquiridos.6." Resolución de problemas sin base matemática apren-

dida.7." Juicios exactos sin elementos averiguables de cono-

cimiento.8.° Simpatías y antipatías inexplicables.9." Voluntad férrea, é hipobulia extrema.10." Valor heróico y pusilanimidad cobarde.Me parece que con solo este resúmen, se dä cuenta cual-

quiera de que los que andamos en semejantes pesquisas yaveriguaciones, y además lo declaramos urbi el orbi, co-rremos el peligro de la sonrisa burlona de los positivistasequilibrados, y de que nos vean con un pié en el manico-mio.

No todos los hechos resumidos se atestiguan en el pre-sente libro: pero quien desee ámplias enseñanzas sobreellos, lea la ya numerosa biblioteca, desde Jacolliot y Wi-

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XII

PRÓLOGO

lliams Crookes, hasta Otero Acevedo, y los otros libros delinsigne Bochas; y si no le hasta con tantos testimonios, ex-perimente y vea por sus propios ojos, y luego vayase äIndia ä completar su instrucción relativa al para nosotrosnuevo inundo fenomenal, que es tan viejo, como el univer-so. Y de todas suertes, con los en este libro atestiguados,bastan para informarle, de que las existencias comportanmisterios fuera del alcance de esos topos materialistas, queestän alpiste de lo que es materia, y que son, sin embargo,los maestros prestigiosos de la actual generación pseudocientifica.

Es tan poderoso todavía el vendabal levantado por losenciclopedistas del siglo último. que hasta inteligencias deprimer orden, creyentes allá en el Punto de sus conciencias,en el hecho de que tras el fenómeno se oculta un noumeao,tras de la substancia tangible. una energía intangible y se-ñora de útomos y 'moléculas, y tras las apariencias físico-químicas de los seres vivos, un alma libre y creadora, sonarrastradas. en sus publicaciones, al pensar limitadísimo, yal decir grosero del infecundo y desolador materialismo.«¡Por qué la célula medular produce movimientos y la célu-la cerebral elabora ideas?», pregunta una eminencia espa-fiola en cierto prólogo ó libro todavía non nato sobre amito-mía (le la médula, de un su colega. Y quiere contestar conconjeturas basadas en las relaciones anótomo-sensoriales (lecada foco gangliónico; pero manteniendo el'error, de que enlas sensaciones celulares, estón las ideas simples, luegocombinailas y elaboradas para formar las complejas por lascélulas materialmente relacionadas, y llegando así ó la con-ciencia cerebral ó de conjunto, ignorante de las concienciasganylidnicas subordinadas. Es decir, que entre el movi-miento signo, única cosa que puede (lar de si una célula,aunque tenga inAs células conexas por sus patas de arafut

que arenas tienen las playas. y la interpretación de estemovimiento signo, no hay puente, y la célula cerebral esterreno y planta al mismo tiempo del hecho de conciencia,y el hecho de conciencia, algo resulta`nte por modo directode la asimilación y desasimilación celular, sin mils substra-tum, que el substratinn anatómico, ni müs formas, que lasanatómicas, que se suponen iguales en el vivo y en el ca-

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PitóLocto xut

dáver, puesto que del cadáver nacen tan extrañas e irracio-nales inducciones y conclusiones.

Nada más cómodo, ni elemental, ni inocente en presen-cia de un fenómeno, que atribuirlo a cuerpo ponderableen que se realiza; y para atribuir la vida y la conciencia alorganismo ponderable (le los seres vivos, no han necesita-do ciertamente los materialistas, calentarse los easeos. Lás-tima grande es. que los mismos fenómenos del mundo físi-co les hayan impuesto. con imposición incontrastable la ad-misión (le algo imponderable ä que llaman éter. necesariopara darse cuenta del calor, de la luz. de la electricidad,del magnetismo, y hasta (le la atracción universal, y de laarmonia dinámica de los mundos.

Más hasta aquí llegan sus concesiones. y todo lo que nosea materia ponderable 1') éter, no es, y todo lo que no seatransformación de substancia ponderable regida por inmu-tables leyes, ó movimientos del éter. sujetos ä leyes mecá-nicas subordinadas ä la primordial de la conservación yequivalencia de la fuerza, y de la eternidad y eterna cuan-tía de la materia ponderable y conocida ó cognoscible, noes tampoco; la libertad humana queda reducida á la excla-vitud del mundo físico; la conciencia, ä mero movimientodel éter circulante por los nervios y las células nerviosas,en virtud del impulso cósmico; la vida. ä resultancias decambios químicos; la muerte, al acabamiento y al no ser.La misma exisfencia de Dios es un sueño de los ignorantes,que ignoran que con materia ponderable y éter, Dios notoca ningún pito en el universo; y el alma humana, otrailusión de los mentecatos que no han llegado ä descubrirciertas fibras colaterales de comunicación celular, en lascuales reside, y cuyo conjunto enmarañado, es la esenciade esto qué llamamos yo. El universo viene á ser una nubede agua turbia, sin límites ni contornos, sembrada de pun-tos brillantes donde no hay ni puede haber más que atrac-ciones y repulsiones atómicas, bodas y divorcios continuospor apetitos y hartazgos intermitentes, sin expontáneidad,con la fatalidad por ley, sin moralidad ni finalidad, ni otrorégimen que el derivado de las intrínsecas propiedades ató-micas 1, moleculares. En suma: una podredumbre de ce-menterio iluminada por fuegos fatuos.

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XIV PRÓLOGO

Para combatir esas tristezas desoladoras, y esas mentirasdesfachatadas del materialismo, vamos A razonar en su mis-mo terreno. A la constitución de todo cuerpo, dicen, concu-rren dos substancias: la ponderable, específica ó especifica-da, y la imponderable 1) éter, idéntica ä si misma, y en lacual no se dan mAs que diversas condensaciones ó intensi-dades de movimiento. La primera se limita para formar loscuerpos, la segunda es continua en el universo, y así llenalos espacios interatómicos. como los interplanetarios, esta-bleciendo las relaciones universales intercorpóreas, cuyamanifestación mAs evidente, es la atracción recíproca en ra-zón directa de las masas, A inversa (lel cuadrado de las dis-thcias.

El éter es una substancia en movimiento, y la materiaponderable otra substancia la mbien en movimiento, los dosdiferentes, y el de la materia ponderable. diferente en cadacuerpo simple, segän la naturaleza ó la forma de sus tito—mos. A partir de estas verdddex fundamentales, todos 'losfenómenos del inundo fisico-quimico, forma de los cuerpos,densidad. gravedad, transformaciones, calor, luz, electrici-dad. magnetismo, atracciones y repulsiones, dependen delas condiciones de conflicto de las substancias en movi-miento, ó sea del modo de relación de estas substancias,siendo. por tanto, el fenómeno, un movimiento resultante, enel cual el etéreo, que se supone de expansión, artim en fun-ción de causa influyente, rel material, que se supone de

. concentración y tendencia A la n'acidez y al reposo, actnaen función de causa influida.

Con estos elementos, surgentes de la eternidad y delcaos, se explicaría el momento creador de los cuerpos físi-cos, el orden universal (') coste de conflagraciones inmensas,pero nada mAs. Establecidas las relaciones definitivas, ven-drían las diferenciaciones corpóreas permanentes, las rota-ciones uniformes, las órbitas invariables, la imposibilidadde todo cambio y de toda evolución, el absurdo de toda ex-pontaneidad y de toda nueva variación.

Es así que se descubre una evolución en el universo yun cambiar continuo: luego ä esa evolución y esos cam-bios, los preside una Idea. Es así que surgen continuamente,hasta en nuestro misérrimo planeta, por procedimientos es-

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PRÓLOGO Ycvpecialísimos, cuerpos dotados de expontäneidad, capaces decrear nuevos movimientos, cambiando la disposición de lassubstancias y determinando nuevos conflictos; cuerpos do-tados de percepción, de conciencia, de pensamiento, de afec-tos y de voluntad, que ya no son solamente cuerpos, sinotambién séres dros dominadores de las substancias materialy etérea: luego en estos cuerpos, hay algo más que materiay éter.

Es una inconsecuencia lógica, el que porque aparezcanfenómenos calóricos, lumínicos, eléctricos y magnéticos, seadmita para ellos, un éter-substratum, y cuando aparecenlos fenómenos de conciencia y de volición, se niegue elalma-substratum de los mismos, y cuando se presencia lavida y la evolución universal, se niegue ñ Dios omnisciente'y omnipotente; que se admita el éter que alumbra, y no elalma que lo enciende y que lo apaga cuando quiere, el éterque se repele A sí mismo. y no el Dios que lo sujeta al cum-plimiento de sus inescrutables designios.

De otra parté, suponer que entre los Atomos etéreos se-parados por repulsión esencial, no hay nada, es el colmo delas suposiciones brutales.

De manera que ä la constitución de los seres vivos, con-curren, citando menos, tres substancias: la corpórea ó pon-derable. substratum de los cambios nutritivos: la etérea,substratum de los fenómenos calóricos. lumínicos, eléctricosy magnéticos; y la anímica. substratum de los fenómenosmentales. Y si la concurrencia de las tres es necesaria !paraformar un ser humano, la relación .de dependencia resultabien evidente. Jamás el étery la materia podrán formar másque un cuerpo físico, y si concurren ä formar los seres vivos,es que el alma coje y domina al éter y A la materia, apro-vecha ó contraría A sus propiedades, y les obliga al concur-so, hasta que cansada de la lucha ó perfeccionada en fuerzade dolores, abandona en detritus aquellas substancias quele sirvieron para vivir esta vida terrenal.

Una cosa es que durante su encarnación no tenga con-ciencia de todo lo que hace, y otra cosa es que deje de ha-cerlo; con conciencia y sin conciencia lo hace, como lo prue-ban los hechos enumerados antes, y los que en este libroaprenderá el lector.

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XVI pitóL000

Y si la materia y el éter proceden de la creación ó de laeternidad, de la creación ó de la eternidad procede la subs-tancia anímico., que es de seguro universal y forma las al-mas, como el éter forma los cuerpos físicos con el concursodel éter mismo, acaso con el concurso de otros éteres, diri-gida ella misma y sus congéneres, por la dominación emi-nente del Dios creador. La supremacía de los fenómenosanímicos sobre los materiales y etéreos, hasta el punto dedeterminarlos, acredita su distinta y superior categoría ló-gica, y toda explicación de los primeros por los segundos, esirracional ad absurdum.

Probado esto, no hay más que hacer que continuar laindagación fenomenal en el inundo psicológico, no parademostrar la inmortalidad de las almas, hecho en que co-mulgan los mismos ateos y los materialistas más empeder-nidos—siendo, por tanto, su campaña una campaña de bi-

pocresía,—sino para averiguar los destinos de nuestras al-mas y de nuestra personalidad psíquica, en el tiempo y enel espacio, para convertir nuestras creencias en conocimien-tos positivos, para admirar más de cerca y , más pronto, lamagnificencia de Dios.

A. SÁNCHEZ HERRERO.

Madrid, Diciembre 1896.

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PREFACIO

En 1837, al recibir, Guizot en la Academia Francesa hJ. B. Blut, le felicitó por haber sabido hacer admitir algu-nos años antes en la Academia de Cieneias, la realidad dela existencia de los aerolitos, deserhada hasta entonces comoun prejuicio popular en virtud (lel siguiente razonamientoatribuido t Lavoisier: No pueden caer piedras del cielo puestoque alli no existen.

«La Academia, decía Guizot, os designó para dictaminarsi efectivamente era cierto, según se aseguraba, que en eldepartamento del Orne, en los alrededores de Laigle hubie-se caldo una lluvia de piedras, y en caso afirmativo, estu-diar la autenticidad y naturaleza del fenómeno. Extrañoparece que del seno de una Asamblea tan familiar con lasnovedades de la ciencia, surjieran muchos miembros opo-niéndose ä ocuparse públicamente de este asunto, por temorde Comprometer su dignidad. La sabia é independiente cu-riosidad de Laplace decidió ä la Academia a. pasar por enci-ma de estas indecisiones, y el dictamen que distéis dosmeses después, demostró plenamente la eficacia y oportu-nidad de la misión que se os encargó. Este dictamen es tmmodelo de sagacidad ingeniosa y prudente en la investiga-ción de un hecho. Ninguno de nuestros mas habiles jueces .de instrucción ha puesto jamäs mayor penetración, finura,y paciencia en desentrañar un crimen, que vos pusistéis enesta circunstancia en la averiguación de un trastorno apa-rente de la naturaleza.»

Me propongo demostrar en este libro la realidad de unhecho que se separa de los (latos de la ciencia oficial, peroque tiene la ventaja, sobre la lluvia de piedras, de poder ob-

2

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18 PREFACIO

servarse y experimentarse. Este hecho es el de poner enmovimiento, SIN CONTACTO, objetos inertes, por medio deuna fuerza que emana del organismo de ciertas personas.

En un libro precedente he desarrollo la Exteriorizaciónde la sensibilidad. Este fenómeno puede asimismo experi-

mentarse; mas, por desgracia, el experimentador no siemprees capaz de percibir las sensaciones descritas, debiendo, porlo tanto, referirse al testimonio (le un sujeto.

Aquí no ocurre lo mismo; puesto que cualquiera personaque desee tomarse el trabajo de investigar, si encuentra fa-vorables ocasiones, se convencerá por el testimonio concor-dante de todos los sentidos, que el fenómeno de la Exterio-rkaCühl de la motilidad presenta igual grado de certitud queuno cualquiera de los fenómenos sobre que se apoyan lasciencias físicas.

Si todo el mundo no lo ha admitido ya. es porque es re-lativamente raro y de una observación difícil. El dominiode la ciencia. Hin itado en su origen A hechos groseros y cons-tantes, se ha. ido agrandando paulatinamente por medio (lelestudio de aquellos que por su delicadeza é instabilidad,escaparon á nuestros predecesores. Pero digamos como Karlde Prel. «Las fuerzas de la Naturaleza no esperan, para en-trar en actividad, que se las descubra y dé nombre; ellasactúan desde mucho tiempo antes, dando lugar á fenómenosde una física desconocida, que se niega durante muchos si-glos, hasta el momento en que se imponen por la frecuen-cia de sus manifestaciones.»

La antigüedad conocía ya las mesas giratorias, las vari-llas adivinatorias y los péndulos exploradores. En tanto es-tos fenómenos no pudieron ser observados más que al con-tacto, y empleando las fuerzas reunidas de muchos experi-mentadores, la hipótesis de la superchería se presentabanaturalmente A la inteligencia, y en otros casos, sobre todocuando los movimientos eran muy pequeños, era permitidoatribuirles ä causas accidentales, como la trepidación delsuelo, la corriente de aire que partía de la nariz, etc.

Cuando la fuerza desarrollada ha sido muy grande paraobrar it distancia y producir movimientos considerables, en-tonces, ó se ha negado el hecho, A se ha atribuido al dia-blo, e) se ha ensayado un estudio de , los fenómenos; pero

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-

PREFACIO 19

-como se ignoraban las circunstancias favorables A su pro-ducción, se detuvieron los observadores por no querer so-meterse ä condicione:4 que parecían favorecer el fraude.

Desde cuarenta años ä esta parte se han hecho esfuer-zos considerables, tanto en el antiguo como en el nuevomundo, A fin de ventilar estas cuestiones que tienen el pri-vilegio de apasionar los espíritus independientes y Av hlosde verdad. No haré aquí mío.; que un resumen de los prin-cipales trabajos verificados acerca del asunto, refiriendo,sobre todo, aquellos que parten de autores cuyo nombreocupa eminente lugar en la ciencia ortodi n xa.

A fin de no asustar demasiado ä iiiiiIios lectores no ini-ciados en estos estudios. sobre los que se np(tyarit la cienciadel siglo XX (1), hubiera preferido limitarme á exponer fe-nómenos específicos por su título; pero ya se veril que sialguna vez se producen sólos, lo mits frecuente es que va-yan acompañados ile man i l'estaciones todavía mas extrañas,

qiw según teorías que aquí no inc parece oportuno des-arrollar, sido serían la ctnisecuencia normal de un aumentoen intensidad. Dejar de hacer estas manifestaciones y em-peñarse el experimentzubir en recorrer nuevos carainos,.hubiera sido muy expuesto A críticas.

Ruego, pues. ä mis lectores, que sólo consideren comosimples noticias las menciones que acabo de hacer. hasta quellegue el día en que pueda discutirlas ilota adamente. Porel momento, solicito que concentren toda su atención en elhecho, relativamente simple, de poner en moviniiento, sincontacto, un cuerpo inerte, lo cual he podido establecer conpruebas de toda índole, y que no podrän dejar ningún gé-nero de duda en el Animo de las personas que no se hallencegadas por prejuicios.

En estas experiencias inc he limitado mäs ä demostrarlas suspicacias de que han sido objeto. de que manera sellega . A imitarlas, qué clase de circunstancias pueden hacerpresumir injustamente que existe fraude, y de cuAntas ma-neras han sido comprobadas, que no circunscribirme ú pre-sentar los hechos haciendo resaltar su encadenamiento.

(1) Los que deseen ponerse al corriente de estas investigacio-nes, deben leer el notable libro de M. Alisaliof, titulado Animis-mo et Spiritisme.

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20 PREFACIO

Por esto he procurado reproducir con la mayor exacti-tud los procesos verbales extendidos por testimonios ocula-res, llamando, seguramente, la atención, la similitud conque todos los médiums llegan á cumplir los mismos actos

' bajo la influencia de igual impulsión física.Habría podido multiplicar los argumentos en apoyo de

mi tesis, sobre todo por los fenómenos de levitación y casasencantadas, apelando ä la historia de todos los tiempos ylugares; pero he preferido limitarme á los hechos más re-cientes, que son los más apropiados para llevar la convicciónä los espíritus amoldados á la ciencia actual. Así es cuino labalanza ha permitido demostrar el enunento ó disminuciónde peso en los cuerpos sometidos la influencia de una fuer-za emanada del organismo humano; y hasta las variacionesde esta fuerza han sido inscritas en aparatos registradores,de tal manera, que cualquier explicación basada sobre laalucinación, debe ser desechada.

Rehusar creer en afirmaciones tan numerosas, tan cla-ras y precisas, sería convertir en imposible el estableci-miento de una ciencia física cualquiera, pues el estudianteno puede exijir ser testigo de cuantos hechos se le enseñan,y cuya‘ observación es con frecuencia difícil.

Rehusar ocuparse de ciertos fenómenos, cuando se estáconvencido de su realidad, por temor al qué dirdn, es de-mostrar una debilidad le carácter despreciable, y traicionarlos intereses de lit humanidad.

Nadie puede, en efecto, prever las consecuencias de undescubrimiento, cuando se trata de fuerzas nuevas; lo quehace cien años se manifestaba por la contracción de losmuslos de la rana suspendidos en el balcón de Galvani, ¿noes el maravilloso manantial de movimiento y de luz quehoy anima nuestras más poderosas locomotoras 6 iluminaambos continentes?

ALBERTO DE BOCHAS.

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Prirriera, parte

LA UXTE1110111212 DE LA 111122Y'A-4

CAPITULO PRIMERO

Eusapia Paladino

L SUS «DEBUTS»

El gran público fué puesto al corriente por primera vezde las maravilloMs facultades de Eusapia, en virtud de unacarta inserta en un periódico de Roma el 9 de Agosto de1888. Esta carta iba dirigida al profesor Lombroso. Véase latraducción.

Sefior:En vuestro articulo Influencia de la cieilizacicign sobre el Genio

publicado en el número 20 de la Fanfulla della Dominica, entreincontestables bellezas de estilo y lógica, he visto una frase feliz,que me parece la síntesis del movimiento científico (a partir delmomento en que el hombre inventó el rompe-cabezas llamado al-fabeto) hasta nuestra epoca. He aquí la frase:

«Cada siglo es precoz por los descubrimientos que no vé nacer,porque no se apercibe de su propia incapacidad y de los medios

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22 PRIMERA PART E

que le faltan para hacer los demás descubrimientos. La repetición• de una misma manifestación, imprimiéndose en los cérebros, pre-

para los espíritus y los hace cada día más capaces de descubrirlas leyes ä las cuales esta manifestación va sometida. Quince óveinte arios bastan para hacer admirar por todo el mundo un des-cubrimiento calificado de locura en el momento en que fué hecho;al presente, las sociedades académicas se ríen del hipnotismo yde la homeopatía; quién sabe si mis amigos y yo, que nos reímosdel espiritismo, no nos encontramos en el error, precisamentecomo ocurre en los hipnotizados? Gracias á la ilusión que nos en-vuelve, tal vez somos incapaces de reconocer nuestro engaño, ycomo muchos alienados, colocándonos en el lado opuesto de laverdad, nos reímos de los que no están con nosotros.»

Impresionado de esta frase espiritual y que por azar hallo apro-piada á un hecho del que hace algún tiempo vengo ocupándome,la recojí con gozo y sin comentario, y conformándome ä las re-glas caballerescas, me serví de ella como de un reto.

Las consecuencias de este desafío no serán ni peligrosas nisangrientas; combatiremos lealmente, y sean los que fueren losresultados del encuentro, tanto si sucumbo, como si rindo al ad-versario, habrá de ser con benevolencia; el final llevará consigola enmienda de uno de am4os adversarios, y será de todos modosútil á la gran causa de la verdad.

Actualmente se habla mucho de una enfermedad particular,que se encuentra en el organismo humano; se la observa cada día,aunque ignorando la causa y sin saber qué nombre darle. Estaenfermedad es evidente; sus efectos sensibles se prueban por laexperiencia, relacionándose, sobre todo, con el sentido del tacto,es decir, con la inspección general de todo conocimiento.

A su sujeto, se le reclama encarecidamente • un examen porparte de la ciencia contemporánea, mas ésta, por única respues-ta, se mofa con la risa irónica de Pyrron, precisamente porque,según se ha dicho, el siglo no está dispuesto.

Mas el autor de la frase citada más arriba, seguramente no laha escrito por el placer de escribirla; pues me parece que no son-reirá desdeñosamente si se le invita ä observar un caso particular,digno de atraer la atención y de ocupar seriamente el espíritu deu n Lo m broso.

Me refiero á una enferma de unos 311 años de edad que perte-nece a la clase más humilde de la sociedad, y que es bastante ig-norante. Su mirada no es ni fascinadora, ni dotada de aquellafuerza que los criminalistas modernos denominan irresistible; pe-ro en virtud de fenómenos sorprendentes propios de su enferme-dad, puede, si es que lo desea, divertir durante una hora, tanto de

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IIUSAPIA PALADINO 23

noche como de dia, ä un grupo de curiosos más ó menos escépti-cos, más 6 menos fáciles de contentar.

Atada ä una silla, 6 sostenida con fuerza por los brazos delos curiosos, atrae los muebles que le rodean, los levanta, los sos-tiene en el aire como el sepulcro de Mahoma, y los hace descen-der con movimientos ondulatorios cual si obedecieran á una vo-luntad extraña; aumenta 6 disminuye su peso; golpea las paredes,el techo y el suelo, con ritmo y cadencia, respondiendo á las invi-taciones de los asistentes; resplandores parecidos á los de la elec-tricidad salen de su cuerpo, la envuelven 6 rodean á los asistentesä estas escenas maravillosas; dibuja lo que se desee sobre el pa-pel, cifras, firmas, nombres, frases, extendiendo sólo la mano ha-cia el sitio indicado; si se coloca en un rincón de la habitación unvaso con arcilla húmeda, se encuentra después de algunos instan-tes la impresión de una mano, grande 6 pequeña, la impresión deun rostro de admirable precisión, visto de frente 6 de perfil, y delcual puede sacarse una mascarilla.

Esta mujer se eleva en el aire, sean los que fueren los lazosque la retengan, quedando como acostada en el vacío, contrarian-do todas las leyes de la estática, y pareciendo franquear las de lagravedad; hace sonar instrumentos de música, órganos, campa-nas, tambores, cual si estuvieran tocados por manos, Ó agitadospor el soplo de gnomos invisibles.

Vos denominareis á esto un caso particular de hipnotismo; di-reis que esta enferma es un fakir con enaguas, que lo encerraríaisen un hospital... Os ruego, eminente profesor, que no cambieis lacuestión.

El hipnotismo no causa más que la ilusión de un momento;desput"..s de la sesión, todo adquiere su forma primitiva. Más aquiel caso es diferente: durante los días que siguen á estas escenasmaravillosas, quedan rastros, documentos dignos de conside-ración.. ¡Qué pensais de todo esto?

Pero permitidme continuar; esta mujer, en ciertas condiciones,puede agrandarse más de diez centímetros; es como una muñecade gutapercha, como un autómata de nuevo género; adquiere for-mas raras; ¡cuántas piernas y brazos tiene? no lo sabemos.

En tanto sus miembros están retenidos por los asistentes másincrédulos, vemos aparecer otros sin saber de dónde salen. Sucalzado es muy pequeño para contener los pies hechizados, y estacircunstancia hace suponer la intervención de un poder miste-rioso.

No riáis porque diga hace suponer. Yo nada afirmo. Vos, entodo caso, Podréis reir cuando llegue la ocasión.

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24 PRIMERA PARTE

Cuando se ata ä esta mujer, vese aparecer un tercer brazo, que-nadie sabe de dónde viene, el cual quita sombreros, relojes, dine-ro y demás joyas, devolviéndolas con alegre familiaridad.

Algunas piezas de la indumentaria de los concurrentes lascambia de lugar, acaricia y retuerce los bigotes, dando ocasión äque reparta algún puñetazo, pues también tiene sus momentos demal humor.

Es siempre una mano grosera y callosa (ya se ha dicho que lade Eusapia es pequeña), con largas uñas y humedecida, haciendo.estremecer su contacto, porque pasa del calor natural al frío glacialdel cadáver. Esta mano se deja apretar y observar con atención,tanto como lo permite la luz de la estancia, y acaba por elevarse,quedando suspendida en el aire, cual si estuviera amputada ä raízdel antebrazo, pareciendo ä las manos de madera que están ex-puestas en los escaparates de las guanterías.

Os juro que salgo con el espíritu tranquilo del antro de Circé;,una vez liberado de sus encantos, paso revista á mis impresionesy acabo por no creer en mi mismo, aunque el testimonio de lossentidos me acusa no haber sido víctima de un error ó ilusión.

Un montón de volúmenes compuestos por los mas ilustres ex-perimentadores antiguos y modernos, atestiguan la verdad de es-ta paradógica charlatanería.

En estas experiencias se presentan siempre cosas nuevas 6inesperadas. Se cambian saludos y apretones de manos entre per-sonajes vestidos de ropajes, que se presentan y desaparecen comosombras en el espacio de algunos instantes.

No se pueden atribuir á la prestidigitación estas maniobras ex-traordinarias. Vos diréis que es preciso estar en guardia contra.toda superchería, hacer una indaghción escrupulosa sobre la per-sona de que hablo, ä fin de impedir el engaño. Sabed que los hechosno responden siempre ä la atención inquieta de los concurrentes,lo que por otra parte es un misterio, y que bien considerado, de-muestra que el individuo que opera no procede arbitrariamente.Sin duda el sujeto posee la exclusiva facultad de estos actos pro-digiosos, pero ellos no pueden producirse más que con el con-curso de un agente ignorado, un ser que denominamos el Deus exmciehina.

De cuanto se ha dicho, resulta la gran dificultad de estudiar elfondo de esta cuestión, y la necesidad de verificar una serie deexperiencias hasta reunir un número que sea capaz de aclarar lasdudas y vencer las suposiciones de los pendencieros, los cuales,como es sabido, niegan el privilegio de I os espíritus observadores.Esos pendencieros, á partir de un indicio, descubren la eviden-cia de las fuerzas ocultas en la naturaleza; de la caída de una

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EUSAPIA PALADINO

25

manzana, del movimiento de un péndulo, deducen las grandes le-yes que gobiernan el universo.

He aquí mi provocación. Si vos no habeis escrito la frase cita-da por el sólo placer de escribirla, si teneis verdadero amor ä laciencia, si estais desposeído de prejuicios, vos, el primer alienistade Italia, teneis obligación de acudir al terreno en que se os invi-ta, y estad persuadido que medireis las fuerzas con un hombrehonrado.

Cuando dispongais de una semana de licencia, dejad vuestrosestudios, y en lugar de dirijiros al campo, designadme un sitio enque nos podamos encontrar, escojed el momento que os Plazca, yos presentaré mi maga.

Tendréis á vuestra disposición un gabinete donde entraréis an-tes de la experiencia. Colocaréis los muebles y los instrumentosde música del modo que os agrade, y cerraréis la puerta con llave.Creo inútil presentaros la dama siguiendo la costumbre adoptadaen el paraíso terrenal, porque esta nueva Eva, es incapaz de to-mar revancha sobre la serpiente.

Cuatro señores nos acompatiarán, tal como se hace en los en-cuentros caballerescos; vos elejiréis dos, que sólo podré ver en elmomento del encuentro, y yo llevaré los dos restantes.

Jamäs en mejores condiciones habrán podido reunirse los Ca-balleros de la mesa redonda. Es evidente que si la experiencia nodé resultado, sólo podré acusar ä los rigores del destino; pudien-do entonces juzgarme por vuestra parle como un alucinado queanhela curarse de sus extravagancias. Más si el éxito corona laobra, la lealtad os impondrä el deber de escribir un at líenlo, en elcual, sin circunloquios, reticencias, ni errores, atestiguaréis larealidad de los misteriosos fenómenos, prometiendo inquirir lascausas.

Si rehusais el encuentro, servíos explicarme esta frase: el siglono está dispuesto. Sin duda que esto puede aplicarse ä las inteli-gencias vulgares, pero no á un Lombroso, al cual se dirije esteconsejo del Dante: Con la verdad, el honor debe cerrar los labiosal error. ••

Vuestro dedicado y respetuoso, Profesor ERCOLE CIIIAIA.

Esta brillante introducción, destinada á despertar la cu-riosidad del lector, parece una exposición más ó menosfantástica de lo que la imaginación puede atribuir ä las fa-cultades de Eusapia, exaltadas hasta el supremo grado;muchos de los hechos extraordinarios que se han relatado,no han podido ser observados por los sabios cuyas experien-.

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26 PRIMERA PARTE

.cias voy á exponer. Sin embargo, antes de formar un juiciodefinitivo, es preciso hacer notar que la inspección rigurosaä la que se sometió la médium, le imponía una sujeciónfísica y moral que podía perjudicar al desarrollo de los fe-nómenos.

Sea lo que fuere, Lombroso no aceptó este ruidoso reto,y algunos meses después (junio 1889), M. Chinin dirigió alCongreso espiritista de París la siguiente comunicación, to-davía más maravillosa, pero cuya forma propende á ins-pirar mas confianza al lector.

Nos reunimos cuatro amigos alrededor de la mesa de ri-gor, junto ä la médium Eusapia Paladino. Los asientos de honorestaban repartidos de este modo: á la izquierda de la médium,M. Tassi de Pérouze; ä la derecha, el Dr. D. Manuel Otero Ace-vedo,de Madrid, quien vino expresamente á Nápoles para estudiarde risu los fenómenos que he mencionado en otras ocasiones.

El Dr. Otero estaba acorazado de incredulidad, pero es un ob-servador escrupuloso, y casi tengo el derecho de suponer que esla reencarnación de un inquisidor de los tiempos de Torquemada,á juzgar por la manera de atar á la médium y ponerla en la imposi-bilidad de hacer el menor movimiento. Debo añadir que para con-vencerle de la sinceridad de los fenómenos, exiil practicar laexperiencia, no en mi casa, sino en la habitación que aquél ocu-paba en la fonda.

Después de los habituales preludios, tales como levantamientode la mesa, golpes en el centro de ésta, cambios de saludos y re-verencias dirigidas al Dr. Otero, el espíritu familiar, que siemprese ha revelado bajo el nombre de John King, se manifestó muydichoso de liabérsele Presentado la ocasión de convertir ä un ma-terialista de tan buen temple.

Fiel ä su promesa, empezó por aproximar las sillas (t la mesa,imprimiéndoles diversos movimientos. Se dejó entrever algunasveces un brazo mistericw que salía por debajo de la ropa de lamédium, brazo que se podía tocar ä fin de asegurarse no ser vio-tima de una alucinación. Este fenómeno, que se produjo hasta enplena luz, fud uno de los más evidentes, bastando por sí sólo ádestrozar la coraza del más obstinado Santo Tomás.

El espíritu de John nos rogó bajásemos la luz de la lámpara.Esta orden (que siempre es sospechosa para el que asiste por pri-mera vez á las experiencias) di() motivo á esperar que los fenóme-nos que vendrían, serian extraordinarios. Al cabo de pocos mo-mentos, durante los cuales n3 se oía más que el rechinar de los

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ECTSAPIA PALADINO 2'7

dientes de la médium, que se hallaba en letargia, empezó á ha-blar en puro italiano, en vez del mal patué napolitano que ha-bitualmente habla, y rogó ä las personas sentadas ä ambos lados,que le sostuvieran las manos y pies. Luego, y sin percibirse elmenor frote, ni movimiento rápido de su persona, ni la más lijeraondulación de la mesa, los Sres. Otero y Tassi se sintieron levan-tar muy dulcemente los brazos, y no queriendo abandonar las ma-nos de la médium, tuvieron que acompañarla en su ascensión. Este.explendido caso de levitación, es más digno de notar porque tuvolugar bajo la más rigurosa vigilancia, y con tal ligereza, que pare-cía levantarse una pluma. Lo que más sorprendió ä dichos seño-res, fué sentir ambos pies de la médium aplicados sobre la peque-ña superficie de la mesa (O rn 80 por O na 60) ya en parte cubiertapor las manos de cuatro concurrentes, sin que ninguna de estasmanos fuese tocada, ä pesar de hallarnos en la obscuridad más

• ompleta.Aunque aturdidos por un hecho tan extraordinario é imprevis-

to, uno de nosotros preguntó ä John si sería posible levantar unpoco á la médium desde la mesa y ä pies juntillas, de manera quenos fuera permitido cerciorarnos mejor del ascenso. Seguida-mente, y sin discutir la demanda exigente y maliciosa, fue levan-tada Eusapia de 10 ä 15 centímetros, pudiendo cada uno de nos-otros pasar con toda libertad la mano por debajo de los pies de lamaga suspendida en el aire.

Al l'aceros esta relación, yo no sé cuál sentimiento me domi-na; ¿es la satisfacción de haber obtenido un fenómeno tan magni-fico, tan maravilloso, ó es la penosa suposición de ser tenido porvisionario, aun entre mis íntimos amigos? Por fortuna éramoscuatro, comprendiendo al español, siempre desconfiado, y dos se-micreyentes, dispuestos ä aceptar la evidencia de los hechos.

Cuando nuestra maga quiso descender de la mesa sin nuestraayuda, con una destreza no menos admirable que la empleada paraascender, fuimos nuevamente asombrados. Encontramos ä lamédium extendida, apoyando la cabeza 'y una pequeña parte deldorso sobre el borde de la mesa, el resto del cuerpo horizontal-mente recto como una barra y sin apoyo, en la parte inferior; entanto que la ropa estaba adherida á las piernas cual si estuvieseatada ó cosida. Aunque este importante hecho fué producido en laobscuridad, no obstante, estuvo escrupulosamente vigilado por to-dos, de manera ä hacerlo más evidente que si hubiese tenidoefecto en pleno día.

Además; he tenido ocasión de ser testigo de una cosa más ex-traordinaria. Una tarde ví ä la médium en completo estado decatalepsia, sosteniendose en posición horizontal, con sólo la cabeza

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28 PRIMERA PARTE

apoyada en el borde de la mesa, por espacio de cinco minutos y äla luz del gas, en presencia de los profesores de Cintiés, Dr. Ca-puano, escritor bien conocido, D. Federico Verdinois y otraspersonas.

Lo que aumentó nuestra sorpresa después de habernos reunidaalrededor de la mesa y haber dejado la habitación ä obscuras, se-gún orden de John, fue encontrar debajo la cabeza de la médium,un colchón arrollado, que antes estaba en un rincón del cuarto.Menos asombroso nos pareció hallar el colchón en este sitio, trans-portado por un invisible, que pensar en que dicha voluminosamasa pudiera pasar entre nuestros brazos sin tocarlos.

Después de haber colocado las cosas en su sitio, y encendidonuevamente el gas, nos reunimos alrededor de la mesa Muypronto vimos emanar del cuerpo de Eusapia una porción de chis-pas azuladas, que eran lanzadas por el aire en diferentes direccio-nes, llegando algunas ä crecida altura, y separándose en trescuatro más pequeñas. Presa de profunda emoción, el profesorespañol tuvo la idea de pedir ä John si quería iluminar con aque-llas llamas el cuadrante de su reloj colocado encima de la mesa.De repente Eusapia se puso ä soplar con toda la fuerza de suspulmones hacia el reloj, y después de algunos segundos, un discode luz, largo como el cristal del reloj, se puso encima de éste, per-mitiendo ver claramente la hora; y en seguida, el reloj iluminadodió una vuelta en el aire, colocándose de nuevo sobre la mesa.

Animado por esta complacencia, el profesor español tuvo otraidea: «Puedes, estimado John, ensayar de !multar mi reloj.» Ape-nas dijo estas palabras, la cadena y el reloj se elevaron con ciertoestrépito hasta tocar el techo, y entendimos perfectamente elruido que se produce cuando una mano experta dä cuerda ä unremontoir.

Pero, ¡euäl era esa mano misteriosa que verificaba dicha ope-ración? Este problema, asaz dificil, trastornará, sobre todo, el espí-ritu de aquel que con malicia lo habrá planteado. El hecho es quedebían existir, cuando menos, dos manos en el aire, ayudándosemútuamente para aquella maniobra, puesto que el invisible opera-dor respondió ä nuestra aclamación, aplaudiendo con ambas ma-nos fuertemente, repitiéndose este hecho muchas veces y con unarapidez que debla apartar la duda al escéptico más contumaz.

Después de esto, Eusapia dijo que se hallaba fatigada, pare-ciéndonos esto muy verosímil, ya que con la llama aplicada areloj, pudimos ver que eran las dos de la madrugada. Tan sóloDr. Otero, tan exigente y atento, como difícil ,de contentar, recordóá John una promesa hecha al iniciar la sesión, es decir, una im-presión sobre la arcilla ya preparada en un vaso situado en un

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ELSAPIA PALADINO 29rincón de la habitación. Se le contestó que le atendería otra no-che, pues la médium había gastado mucho fluido.

Mientras la mesa contestaba tiptológicamente de este modo yen plena luz, Eusapia, sugerida de improviso, dijo á Otero:«Toma ese caso lleno de arcilla; colócale enfrente de mi, sobre estasilla, é indica la dirección donde quieres que el fenómeno se pro-duzca.» La arcilla fue situada á unos dos metros de la médium, elDr. Otero la examinó, cubriéndola luego con un pañuelo blanco,e indicó el sitio donde deseaba se produjese el fenómeno. Miramostodos á Ensapia, que, con el brazo derecho convulso, volvió lamano Inicia la arcilla, extendió tres dedos, e imprimiendo un inde-finible movimiento, dijo: «Ya esta.»

Quitado el pañuelo, encontramos la impresión de tres dedos enel precisó punto indicado por el Dr. Otero (1).

A esta prueba evidente de una potencia sobrenatural, de unafuerza duidica invisible que emana de esta mujer, que se despren-de de todos sus poros y de sus dedos de maga, pero que se hallasometida a. una voluntad extraña á nuestra humanidad, el doctorOtero, el Sr. Tassi y el ingeniero Agrise, quedaron estupefactos, ydieron respetuosamente las gracias al invisible John, que respon-dió al instante saludando por medio de cuatro golpes muy fuertesen la mesa que estaba aislada en medio del cuarto. As( terminóla sesión.

Antes de empezar la exposición (le las experiencias he-chas con Ensapia por otros sabios, me parece útil dar algu-nos detalles referentes á su persona.

II. SU HISTOMA, SU PERSONA

M. de Kranz, ponente de la comisión que ha estudiado äEusapia en Varsovia durante el invierno de 1893 ä 94, hareasumido los documentos que diferentes observadores lehan suminiStrado, y especialmente el Dr. Harusewicz. Aña-do á este trabajo mis propias observaciones hechas en Agné-las en septiembre de 1895, cuyo proceso verbal se consignamás adelante.

(1) M. Alisakof, que relata esta experiencia en su libro A ni-misme et Spiriasme (p. 509) dice que el Dr. Otero le aseguró queno conservaba ninguna duda acerca de la realidad de los hechos,por mas que abordé estas sesiones con las ideas preconcebidas deun materialista enrayó, según su propia expresión.

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30 PRIMERA PARTE

Eusapia se aproxima A los cuarenta arios, y según pue-de verse en la fido,tira fía adjunta, no estä envejecida. Su

cabellera espesa y negra, presenta en la parte anterior dela región temporal izquierda, una banda blanca, que cubreuna cicatriz procedente de una herida que se produjo en unacceso de delirio, cuando tuvo el tifus. Los brazos y piernasson mas desarrollad.ls que lo que de ordinario se observa enlas mujeres de la misma complexión. La talla es baja, lagordura bastante considerable, y como las piernas son rela-tivamente cortas, aparenta ser pesada y torpe en sus movi-mientos, pero desde el instante que se anima durante las-sesiones, su cuerpo y extremidades se mueven con mayorflexibilidad y soltura.

A pesar de su aspecto sano, algunos médicos que la hanexaminado con detención, le han diagnosticado la histeriacon tendencia erótica. Por lo denlas, tina ligera paresia de lamitad derecha del cuerpo, explica la superioridad muscularde las extremidades izquierdas sobre las derechas (la manoderecha desarrolla en el (linamómetro 45, la izquierda 50)sin que Eusapia sea zurda. La sensibilidad al dolor es nor-mal. Con frecuencia dice que experimenta constricciones as-

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EISAPIA PALADINO 31cendentes del esófago (bola histérica). A pesar de lo dicho,las funciones fisiológicas son regulares, aunque las fuertesemociones le provocan trastornos 'n'opios de la histeria eró-tica.

«Eusapia, dice el Dr. Harusewicz, produce la impresiónde una mujer dotada de una i nteligencia notable. aunquepoco desarrollada y aun desviada por malas influencias; seorienta : con facilidad aun desconociendo nuestra lengua;comprende muchas veces de lo que se le habla fijändose enla gesticulación y los rasgos fisiognomónicos del interlocu-tor (1). Ailädase á esto un temperamento variable é irrita-ble, una desmesurada ambición, una cierta embriaguez de«gloria medianímica», un gran desinterés, y tendremos unaidea del caräcter de esta italiana, mezcla curiosa de fran-queza y de disimulación.

Nació cerca de Nirpoles en una obscura familia de campe-sinos, habiendo sido testigo de escenas terroríficas ó partirde su infancia. Su padre murió asesinado por los ladrones.Al regresar de sus viajes por Varsovia, le robaron el dineroy los numerosos regalos que consigo llevaba, volviéndosedesde entonces muy temerosa.

En Agnélas dejaba todas las noches la puerta de su ha-bitación abierta, ä fin de que se la pudiera auxiliar inme-diatamente en caso de apuro. Desde 'la edad de ocho añosestuvo sujeta ä una alucinación obsesora en estado de vigi-lia; dos ojos expresivos la miraban desde detrús de un.

de piedras ú de un iirbol, fijändole la vista hacia su ladoderecho. También tuvo frecuentes sueños.

Las primeras manifestaciones medianimicas coincidieroncon la aparición de la menstruación, hacia la edad de 13 ó 14hilos, y esta concordancia, se encuentra en casi todos los ca-sos que han poseído la singular propiedad de producir mo-vimientos ä distancia.

En este momento de su vida pudo notar que su presen-cia en las sesiones espiritas favorecía el éxito de las mis-mas. A causa de desagradarle esta clase de reuniones, se

(1) Imita admirablemente á los sabios italianos, franceses,ingleses, alemanes y poloneses que la han estudiado„y dice con'cierto gracejo que tiene amigos de toda especie: en sí, en <mi, en,yes, en ia y en tac.

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32 Humille. PARTE

abstuvo de concurrir, y aun de someterse ä la experimenta-ción durante un plazo de 8 ó 9 años. Hasta la edad de 22 623 arios no empezó la cultura espirita de Eusapia, dirijidapor M. Damiani, espiritista ferviente. En esta época apare-ció la personalidad de John King que se poseía de ella cuan-do estaba en «trance.»

Este John King decía ser el hermano de la Katja King deCrookes y padre de Eusapia en otra existencia. Al encon-trarse Eusapia en «trance,» John la alude, llamándola suhija, y da consejos acerca del modo de tratarla. M. Ochorowiczcree que este John es una personalidad creada en el espíri-tu de Eusapia por la reunión de un cierto ntimero de im-presiones recogidas en diversos sitios. Esta seria, poco másó menos, la misma explicación que se da para las personali-dades sujeridas, que han sido estudiadas sucesivamente porM. Richet y.por mi, y para las variaciones expontimeas depersonalidad observadas por MM. Azam, Bourrn, Burot, etc.

Ensapia ha sido magnetizada con frecuencia por 'el doc-tor Ochorowicz. Al someterse ä mi influencia magnética pormedio (1( • pases que di sobre su mano, logré determinar laexteriorización de la sensibilidad; pero al reconocer la exis-tencia de una primera capa sensible sobre la piel, alejé misdedos para buscar otra capa, y entonces su mano_seguia äla mía.

El fenómeno de la sensibilidad se transformó en el deatracción pasiva. Esta suerte de atracción, estaba en ellamuy desarrollada hasta en estado de vigilia. Alguna vez meocurrió aplicar mi pie junto al suyo sin tocarle, mientrasestaba sentada con las piernas cruzadas y un pie en el aire;y aprovechando su distracción, conseguía atraerme una desus extremidades inferiores con sólo separar mi pié.

A pesar de lo temerosa que esta desde que los sabios lahan martirizado tanto, un día accedió á que se le magneti-zara en presencia de la Sra. Rochas. Rápidamente llegó álos estados profundos de la hipnosis, viendo aparecer, congran asombro de su parte, un fantasma azul ä su derecha.Yo le pregunté si era John, contestándome que no, peroque era esto lo que John utilizaba. Luego tuvo miedo, y mepidió qué' la despertasJ, lo cual hice enseguida, aunque sin-tiendo no haber podido continuar esta experiencia.

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EUSAPIA PALADINO :33El día 24 de septiembre se quejaba de hemicränea el

'conde de Gramont, y yo le rogué que cogiera ambas manosde Eusapia. Hice algunos pases desde el conde â ella, ylos breves segundos se latnentaba Eusapia que yo le dabadolor de cabeza, añadiendo que el dolor le venía desdeM. de Gramont por la mano y el brazo, «como por ondas su-cesivas.»

El mismo día, deseando asegurarme si era sujestible, ysi la sujestibilidad obedecía en ella a las mismas leyes queen los (lemas sujetos, la conduje al vestíbulo, cerca de lapuerta de entrada de la casa, en aquel entonces al n ierta, yapretando en su frente el punto de la memoria sonambóli-ca, le (lije que M. Richet, á quien tanto quiere, acababa (lellegar, y se encontraba en la gradería exterior. Inmediata-mente se precipitó con violencia hacia la puerta, con losojos fijos cual si le estuviese viendo, eostAndome muchotrabajo persuadirla de que había sido juguete de una alu-cinación.

Algunos instantes después, M. de Gramont puso en ca-talepsia el brazo de Eusapia por medio de algunos paseslongitudidales, de lo cual pareció quedar muy sorprendida.La insuflación y algunos pases laterales volvieron el brazoal estado normal.

Se ha creído notar que Eusapia se preparaba conscienteó inconscientemente para las sesiones, moderando su respi-ración, mientras el pulso se eleva gradualmente de 88 á 120pulsaciones por minuto, y aumenta también en vigor. ¿Esuna practica imaloga k la que emplean los fakires (le la In-dia, ó un simple efecto de la emoción, por no estar jamas se-gura de la producción de los fenómenos?

Estos fenómenos estan unidos a los síntomas convulsivoshistéricos, y guardan con ellos una proporcionalidad tantocuantitativa como cualitativa; aparecen im intervalos que va-rían entre tres y diez minutos ó mas, y tan pronto dejan laconciencia intacta como la trastornan ó anulan.

A Ensapia no se la duerme en las sesiones; es ella mismala que entra en «trance» cuando forma parte de la cadenamagnética. Luego empieza a suspirar profundamente, bos-teza y tiene hipo. El rostro pasa enseguida por una serie deexpresiones diferentes. Tan pronto adquiere tina expresión

3

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34 PRIME R A PARTE

demoníaca, acompañada de una risa áspera como la queGounod da Mefistófeles en el Faust, y que por lo regularprecede á fenómenos importantes, como se enciende su ros-tro, los ojos se ponen brillantes, húmedos y muy abiertos;la sonrisa y los movimientos caracterizan el éxtasis erótico,dice «nzio caro», se apoya en la espalda de su vecino, y buscacaricias cuando le cree simpático. Entonces .es cuando alproducirse los fenómenos, le causan extremecimientos agra-dables, voluptuosos. Durante ese tiempo, las piernas y bra-zos se hallan en estado de fuerte tensión, casi ríjidos, 6 bienexperimentan contracciones convulsivas, y á veces una tre-pidación que se propaga ä todo el cuerpo.

A los mencionados estados de sobreactividad nerviosa,sucede un período de depresión caracterizadò por la palidezcasi cadavérica del rostro, que se cubre de sudor, y la iner-

s cia casi completa de los miembros. Si se le levanta una ma-no, le cae por su propio peso.

Estos síntomas, se reproducen alternativamente muchasveces durante las sesiones, después de las cuales quedaEusapia completamente agotada, casi inconsciente, y aunparece envejecida. Apenas puede sostenerse, y ilresenta laapatía más completa, de modo que para trasladarla al co-medor, es preciso conducirla apoyada del brazo.

Mientras se celebran las sesiones, pide con insistenciaagua pura, que se rehusa darle, porque John King habíaprescrito no darle más que vino mientras se halla en «tran-ce.» En las comidas bebe ordinariamente vino puro. El doc-tor Haruzewicz, el Dr. Higier y M. Siemiradki han observa-do que en aquel estado presenta el fenómeno del tacto Tidistancia, es decir, la exteriorización de la sensibilidad.

Yo no he tenido ocasión de demostrarlo, aunque en otrascircunstancias lo he podido reconocer. El agotamiento duradesde 10 minutos ä un cuarto de hora, Y luego se desvanecegradualmente. Cuando se intenta despejarla por medio depases transversales ó soplos, apenas se consigue el intento.

Después de las sesiones con buen éxito, tiene el sueñotranquilo; después de las sesiones difíciles 6 negativas,duerme mal.

Durante el «trance,» ofrece los ojos convulsos y mirandohacia arriba. La presencia de espíritu y la conciencia en

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EUSAPIA PA LADINO • 35

general están disminuidas (') anuladas, no contestando it laspreguntas ó haciéndolo con retardo. El recuerdo de las se-siones únicamente lo conserva para aquellas escenas veci-nas al estado normal.

Con frecuencia, para ayudar si las manifestaciones, pidese le proporcione fuerza, añadiendo con ese objeto una per-sona más á la cadena. Alguna vez ha ocurrido que al noformar yo parte de ella, me ha llamado, y luego apretabamis dedos como si quisiera extraer algo, y it continuaciónlos repelía bruscamente diciendo que tenia demasiada fuer-za «magnètica» y que lo que deseaba era fuerza «mediani-mica.» En una de las sesiones de levitación, uno de los con-currentes se encontró sumamente desfallecido.

A medida que se acentúa el granee, la sensibilidad í).luz aumenta. El paso de una liimpara encendida por unahabitación contigua y cuya puerta esté abierta, llega aprovocar en Eusapia verdaderos espasmos de todo el cuer-po, vuelve la cabeza gimiendo, y su rostro expresa el sufri-miento. Dice que la luz súbita le causa dificultad de respi-rar, palpitacione's cardíacas, sensación de bola histérica,irritación generable los nervios, dolor en la cabeza y en losojos, temblor general en el cuerpo, y convulsiones, excep-tuando cuando ella pide la luz (lo que sucede cuando haynecesidad de verificar comprobaciones interesantes), en cuyocaso su atención se dirije con fuerza hacia la experiencia.

Durante el período activo de hs sesiones, se agita cons-tantemente, lo que podría atribuirse ü las crisis histéricas;pero yo entiendo que son necesarias á la producción de losfenómenos. Ya veremos en el proceso verbal de las expe-riencias de Agnelas, que cuantas veces debía producirse unmovimiento ú distincia, ella lo simulaba, bien con las ma-nos ó con los pies, desarrollando mayor fuerza que la nece-saria para producir el movimiento al contacto.

He aquí lo que hace (según ella nos dice) cuando quiereproducir un movimiento ú distancia.

«Por de pronto, desea ardientemente ejecutar el fenó-meno; después experimenta obtusión y horripilación en losdedos. Estas sensaciones van en aumento, ñ la vez que notaen la región inferior de la columna vertebral, como una co-rriente que se extiende con rapidez por el brerio, hasta Ile-

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36 PRIMERA PARTE

gar al codo, donde se detiene dulcemente. En este caso escuando se produce el fenómeno.»

Durante la levitación, y después de ella, siente dolor enlas rodillas; cuando se producen otros fenómenos, el dolores en los codos y brazos. _

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CAPITULO II

Las experiencias de Nápoles en 189 1

A últimos de febrero de 1891, el profesor Lombroso, excitadovivamente en su curiosidad, se decidió á ir á Näpoles con objetode ver á Eusapia Paladino, de quien todo Italia hablaba.

En ausencia del caballero Chiaia, le p.resent6 a. la médiumM. Ciolfi, verificándose dos sesiones en el hotel de Génova, dondese hospedaba Lombroso, y teniendo aquéllas lugar el sábado 28de febrero y el lunes 2 de marzo.

Algún tiempo después, M. Ciolti publicó en un periódico deNápoles las dos cartas que escribió á M. Chiaia, á fin de darlecuenta de las experiencias.

I. RELACIÓN PRESENTADA POR M. CIOLFI

PRIMERA SESIÓN

Lombroso y los amigos que le acompañaban elijieron unvasto salón en el primer piso del hotel, y después de exa-minar con detenimiento á la médium, nos colocamos alre-dedor de una mesa, Mme. Paladino, á un extremo; å suizquierda, los Sres. Lombroso y Gigli; yo, enfrente de lamédium, entre MM. Gigli y Vizioli, viniendo luego MM. As-censi y Tamburini, que cerraban el circule, habiéndose co-locado el último á la derecha de la médium.

Dos bujías colocadas sobre un mueble situado detrás deMme. Paladino, iluminaban la habitación; MM. Tamburiniy Lombroso sostenían una mano de la médium cada uno;sus rodillas contactaban con las de Eusapia, y los pies deaquellos señores se apoyaban en los de la médium.

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38 PRIMERA PARTE

Después de largo rato, la mesa empezó á moverse, pri-mero, con lentitud, lo que explica el escepticismo, ó la opo-sición declarada de los que componen el círculo por la pri-mera vez; luego fueron aumentando los movimientos enintensidad.

El Dr. Lombroso se cercioró del levantamiento de lamesa, y evaluó en 5 tí 6 kilógramos la resistencia á la pre-sión que oponía la mesa. Este fenómeno de un cuerpo pesa-do que se sostiene en el aire por fuera de su centro de gra-vedad, y resiste á una presión de cinco á seis kilógramos,sorprendió Mucho ä los doctos asistentes, que hy atribuyeroná una fuerza magnética desconocida.

A petición mía se produjeron varios golpes y otros rui-dos ' sobre la mesa, asombrando de nuevo á los concurrentes,quienes pidieron se apagasen las luces.

En medio de una:obscuridad que no impedía vigilar aten-tamente, se oyeron primero golpes violentos en el centro dela mesa, y después sonó una campanilla que estaba situadasobre un trípode ä un metro de distancia de la médium, ydetrás y á la derecha del Dr. Lombroso. Dicha campanillase elevó en el aire, tocando poi ; encima de la cabeza de losconcurrentes, describiendo un círculo alrededor de nuestramesa y acabando por situarse encima de ella.

En me;dio de las frases de estupor profundo proferidaspor estos sabios testigos, el Dr. Lombroso, muy impresiona-do, manifestó el vivo deseo de observar una vez más esteextraordinario suceso, repitiéndose de idéntica manera, yaun golpeando fuertemente la mesa, hasta el punto queM. Ascensi, dominado por el asombro y el Miedo de que nose le lastimaran los dedos (pues la campanilla pesaba unos300 gramos), se levantó rápidamente, yendo á sentarse enun sofá situado detrás de mí.

No temo en afirmar que nada debíamos -temer, puestoque las maniobraS eran producidas por una fuerza inteli-gente. M. Ascensi rehusó ocupar el sitio que tenía designa-do. Entonces manifesté que el círculo quedaba roto, puestoque uno de los experimentadores se había separado, y quesi se deseaba observar los fenómenos con seriedad, precisoera que guardase M. Ascensi el mayor silencio é inmovili-dad. Entonces este señor manifestó deseos de agregarse.

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Apagada la luz y reconstituida la cadena, se reanudaronlas experiencias, quedando M. Ascensi sentado en el diván.

En tanto la campanilla se agitaba en el aire describien-do círculos. M. Ascensi, avisado por Teunburini, se puso enpié á la derecha de la méditun, sin que lo notáramos, á cau-sa de la obscuridad, y en esta situación surgió rápidamenteuna luz que iluminó la campanilla mientras se agitaba enel aire, cayendo bruscamente sobre una cama situada dosmetros detrás de la Paladino.

Después de mis observaciones acerca de la intervenciónde M. Ascensi, que era muy á propósito para trastornar se-riamente el organismo de la médium, se apagó la luz, con-tinuando las experiencias.

En un principio se puso en movimiento una mesa peque-ña, aunque pesada, situada á la izquierda de Wiapia. Dichomueble tropezó con la silla del Dr. Lombroso, y ensayó su-bir hasta nuestra mesa.

En presencia de este nuevo fenómeno, M. Vizioli se hizoreemplazar por M. Ascensi, yendo aquél á colocarse, de es-paldas y de pie, entre la mesa y Eusapia. Esto resulta de susdeclaraciones, pues la obscuridad no permitía que lo vié-ramos.

Cojiú el Sr. Vizioli la mesa con sus dos manos, esforzán-dose por retenerla; mas á pesar de sus esfuerzos, la mesa sedesprendió, rodando por el suelo á unos tres metros de dis-tancia.

Punto importante que notar. A pesar que los Sres. Lom-broso y Tamburini no cesaron de retener las manos deEusapia, el profesor Vizioli manifestó que le pellizcaban enel dorso. Una risa general acojile esta declaración.

M. Vizioli añadió que bajo su manera de ver, la hipóte-sis de la corriente magnética no bastaba á explicar el movi-miento de la mesa, que, aunque pequeña, era pesada, y pormás esfuerzos que hizo para retenerla, no lo pudo conseguir.

Lombroso, por su parte, hizo constar que sintió elevarsesu silla, por lo cual se vió obligado á sostenerse en pie, yque después de haberse fijado nuevamente, el asiento, sesentó otra vez. También sintió que le tiraban de la ropa, asícomo experimentó el contacto de una mano invisible sobresus dedos y mejillas. Lo propio le ocurrió á Tamburini.

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40 PRIMERA PARTE

No han creído tomar por lo serio estos contactos, atribu-yéndolos sólo ä movimientos voluntarios, por más que afir-man no haberse desprendido ni un momento de la cadena.

En definitiva: lo que atrae la atención de todos, y en par-ticular de Lombroso, son los hechos relativos ä la mesa y äla campanilla. El célebre profesor los ha juzgado tan impor-tantes, que ha demorado un día más la partida de Nápoles.Accediendo á su invitación, convenimos en celebrar otrasesión el lunes, en el hotel de Génova.

SEGUNDA SESIÓN

El lunes 2 del corriente, ä las ocho de la noche, llegué alhotel de Génova, acompañado de Eusapia Paladino. Nos re-cibieron en él peristilo los Sres. Lumbroso, Taniburini, As-censi, Gigli, Limoncelli, Vizioli Bianchi, director del mani-comio de Sales, el Dr. Penta y un sobrino de Lumbroso, quehabita en Nápoles.

Después de las presentaciones de rtíbrica, nos dirigimos.al piso mas elevado del hotel, haciéndonos entrar en unaespaciosa habitación con alcoba.

Por la mañana ya había sido examinada la médium porel Dr. Lombroso, pero se repitió un nuevo examen psiquiá-trico en unión de sus colegas y amigos.

Terminado el examen y antes de sentarse al rededor deuna pesada mesa situada en la habitación, se bajaron losgrandes cortinajes de tela que tapaban la alcoba, y ä ladistancia de un metro detrás de los cortinajes, se colocó untrípode con un platito de porcelana lleno de harina, con laesperanza de conseguir impresiones, una trompetilla de es-taño, papel y un sobre cerrado conteniendo una hoja de papelblanco, por si acaso se produjera la. escritura directa. Des-pués de estos preliminares, todos los asistentes (excepto yo)visitaron minuciosamente la alcoba, ä fin de asegurarse queno existía ninguna preparación.

Eusapia se sentó al rededor de la mesa, ä cincuenta cen-tímetros de los cortinajes y de espalda ä ellos, y luego, ä,petición suya, se le ató el cuerpo y los pies á la silla pormedio de vendas aplicadas por tres profesores, dejándolesólo los brazos en libertad. Hecho lo que se acaba (le decir,

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EXP. DE NÁPOLES. -1891 41

nos sentamos á la mesa por el orden siguiente: ä la izquier-da de Eusapia, el Dr. Lombroso, al que seguían MM. Vi-zioli, yo, el sobrino de Lombroso, MM. Gigli, Limoncelli,Tamburini, y por último el Dr. Penta, que completaba elcírculo y se encontraba ä la derecha de la médium.

A petición mía, los señores concurrentes se daban mú-tuamente las manos, contactándose además por los pies y las

MM. Ascensi y Bianchi rehusaron formar parte delcírculo, y se quedaron en pie, detrás de Tamburini y Penta.

Yo dejé hacer, porque supuse se trataba de una combi-nación premeditada á fin de redoblar la vigilancia. Limite-me ä aconsejar la mayor tranquilidad.

Las experiencias dieron principio (i la luz de variasbujías, algunas de las cuales se apagaron por creer inútiltanta iluminación.

Después de largo tiempo de espera, empezó la mesa ámoverse, primero con lentitud, después con más energía;sin embargo, los movimientos fueron más intermitentes ylaboriosos que en la sesión del sábado.

La mesa reclamó espontáneamente, por medio de unalfabeto convencional representado por golpes dados conuna pata, que los Sres. Limoncelli y Penta variasen res-pectivamente de sitio. Hecha esta mutación, indicó la mesaque se apagasen las luces.

Un instante después, se reanudaron los movimientos dela mesa, oyéndose golpes violentos en medio de la misma.Una silla, colocada á la derecha de Lombroso, intentó ascen-der, y quedó suspendida en el brazo del sabio profesor. Derepente las cortinas de la alcoba se agitaron y fueron pro-yectadas sobre la mesa, envolviendo ä Lombroso, que ,seemocionó vivamente, según declaración propia.

Todos estos fenómenos, ocurridos ä largos intervalos, enla obscuridad y en medio del ruido de la conversación, nofueron tomados s en serio. Se creían efectos del azar ö juga-rretas de alguno de los asistentes.

Mientras se estaba ä la espectativa discutiendo el valorde los fenómenos, se percibió el ruido de la caída de unobjeto. Encendida la luz, se encontró it nuestros pies latrompetilla que se colocó encima del trípode situado en laalcoba.

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42 PRIMERA PARTE

Este hecho, que hizo reir mucho á los Sres. Bianchi yAscensi, sorprendió ä los experimentadores, haciéndoles fijarmucho la atención. Se apagó nuevamente la luz, y pudimosver algunos resplandores fujitivos que aparecían á largosintervalos. Este fenómeno impresionó ä los Sres. Bianchi yAscensi, y puso término ä sus chanzas incesantes, agregán-dose entonces á la cadena.

En el momento de la aparición de los resplandores ydespués de haberse manifestado, los Sres. Limoncelli yTamburini dijeron queZuna mano les había tocado en di-ferentes puntos. El sobrino del Dr. Lombroso, absolutamen-te exceptico, declaró que sentía el contacto de una mano decarne, y preguntó con insistencia quién era el que le toca-ba. Olvidaba, en medio de su duda: ingenua, que todos lospresentes, incluso él, se hallaban en 'contacto recíproco. •

En virtud de la hora avanzada y que la poca homogenei-dad del círculo estorbaba la realización de fenómenos, creíprudente levantar la sesión é iluminar la estancia.

Mientras los Sres. Limonelli y Vizioli descansaban, lamédium permanecía sentada y atada, y los demás estába-mos en pié al rededor de la mesa, hablando de los fenóme-nos luminosos y comparando los efectos producidos con losque se desarrollaron el precedente sábado; oímos ruido enla alcoba, los cortinajes se agitaron fuertemente, y el trípo-de se dirigió hacia Eusapia, que continuaba sentada y ata-da. 'Enfrente de este fenómeno extraño, inesperado y enplena luz, se apoderó de todos el estupor. El Sr. Bianchi y elsobrino del Dr. Lombroso še precipitaron hacia la alcoba conla idea de encontrar oculta alguna persona. Su asombro notuvo límites después de cerciorarse que no había nadie, yque ante sus ojos el trípode continuaba avanzando en direc-ción de la médium. No pararon aquí las cosas. El Dr. Lom-broso hizo notar que sobre el trípode en movimiento, estabavolcado el platito, sin que de la harina que contenía se hu-biese escapado ni una partícula siquiera, añadiendo queningtín prestidigitador sería capaz de hacer semejantejuego.

En presencia de tales fenómenos, ocurridos después deromper la cadena, el profesor Bianchi, obedeciendo al amorä la verdad y ä la ciencia, confesó que él fue quien había

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EXP. DE NÁPOLES. -1891 43tirado la trompetilla para bromear; pero que ante los 'hechosde que acababa de ser testigo, ya no podía negar su eviden-cia, prometiendo estudiarlos con objeto de averiguar suscausas.

El profesor Lombroso se lamentó de semejante proceder,é lizo observar al Sr. Bianchi que entre profesores reuni-dos para hacer investigaciones científicas„una mistificación,partiendo de un colega como él, no podia por menos quelastimar el respeto que se debe á la ciencia.

' El Dr. Lombroso, torturado en su espíritu por lo que aca-baba de ocurrir, prometió volver ä Nápoles el próximo ve-rano, para asistir á nuevas reuniones espiritas.

Más tarde líe visto al profe gor Bianchi, quien demostróvivos deseos de asistir ä otra sesión con la Paladino, asícomo de examinarla con detención en el manicomio quedirije.

M. Ciolfi envió al Dr. Lombroso las actas do estas sesiones re-dactadas en los mismos terminos que se han descrito, y el emi-nente profesor Turines le contestó con la siguiente carta, fecha-da en 25 de junio de 1891:

Muy señor mío: Las dos actas que me envía son comple-tamente exactas. A ellas debe añadirse, que antés de habervisto volcada la harina, la médium anunció que con ellanos salpicaría la cara, y es de creer que era ésta su inten-ción y que no pudo realizar miis que en parte, lo cual prue-ba, en mi concepto, la honradez de la sujeto y su estado desemi-inconsciencia.

Me hallo confundido de haber combatido con tanta per-sistencia la posibilidad de los hechos espiritistas, y digo delos hechos, porque todavía me opongo it la teoría.

Ruego saludeis ä M. E. Chiaia, y haced examinar, si esposible, por M. Albini, el campo visual y fondo del ojo de lamédium, agradeciendo inc comuniqueis el resultado.

Vuestro dedicadoC. LOMBROSO.

El eminente italiano no tardó en publicar sus experiencias yreflexiones en un artículo que voy á reproducir de los Annalesdes Sciences physiques.

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44 raimmtA. l'A ItTE

II. RELATO DEL DR. LOMBROSO

Pocos sabios han sido más incrédulos que yo en asuntosde espiritismo. Para convencerse de ello, basta consultarmi obra Pazzi ed Anomali (Los locos y los anormales) comotambién mis Studi.sull' Ipnolismo (Estudios sobre el hipno-tismo), en cuyas producciones casi llegué á insultará los es-piritistas. Encontraba: en éstos muchas aserciones inadmi-sibles; así, por ejemplo, la posibilidad de hacer hab laremover ä los muertos, ya que no siendo el cadáver más queun conjunto de substancias inorgánicas, era como pretenderque las piedras hablen y piensen.

Otro motivo (le mi incredulidad era debido á que estaclase de experiencias requieren casi siempre la obscuridad,y un fisiólogo no admite más que los hechos de que 'puededarse cuenta en plena luz. Pero después de haber oído ne-gar á algunos sabios los hechos de hipnotismo, tales comotransmisión del pensamiento y transposición de los sentidos,que no por ser raros dejan de ser positivos, según he com-probado de visu, tuve necesidad (le preguntarme si el ex-cepticismo que yo poseía sobre los fenómenos espiritas, noera de la misma índole que el de algunos sabios acerca delos fenómenos hipnóticos.

Habiendöseme ofrecido ocasión (le estudiar los hechosproducidos por la extraordinaria médium Eusapia, aceptéla invitación, con tanto mayor gusto cuanto podía hacerloacompañado de distingüidos alienistas (Tamburini, Virgi-lio, Bianchi, Vizcoli), tan escépticos como yo.

Tomamos las mayores precauciones. Se exam i it la su-jeto según el método de la psiquiátria moderna, hallándoleuna notable obtusión del tacto, (3, 6) trastornos histéricos ytal vez epilépticos, y una cicatriz muy marcada en el parie-tal izquierdo.

Los pies y manos de Eusapia fueron inmovilizados porel Dr. Tamburini y por mí, con ayuda de nuestros pies • ymanos.

Las experiencias comenzaron y terminaron con la luzencendida, y durante el curso de ellas, se iluminaba el gru-po de vez en cuando con una cerilla, para evitar el fraude.

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EXP. DE NIPOLES. - 1891

Los hechos observados fueron muy singulares; vimos enplena luz levantarse una mesa y nuestras sillas, teniendonecesidad de hacer un esfuerzo de 5 â 6 kilógramos parahacerlas descender. A petición de M. Ciolfi, que conoce á lamédium desde hace tiempo, se produjeron varios golpesencima de la mesa. Estos golpes respondían, por medio deun alfabeto convencional, á las preguntas que hacíamos re-ferentes ã la edad .de los allí reunidos.

Con la luz apagada oímos fuertes golpes dados en mitaddse la mesa, y poco después una campanilla, colocada sobreun trípode, se agitó en el aire pasando por encima de la ca-beza de los reunidos, yendo después á colocarse sobre lamesa. A los pocos momentos fué á parar sobre una camasituada 2 metrgs de la médium. Mientras se verificaba elfenómeno, el Dr. Ascensi se colocó detrás de Eusapia, y en-cendiendo una cerilla, vió á la campanilla suspendida en elaire y caer poro después sobre una cama situada detrás delas cortinas. Luego oímos el movimiento de una mesa, y elDr. Vizioli sintió que le tiraban (lel bigote, y una mano pe-queria y fria le tocaba las rodillas. A todo esto, las manosde la médium estaban retenidas por mí y por el Dr. Tam-burini. Al propio tiempo percibí que mi silla se elevaba.

Un pesado cortinaje colocado en la aicoba á más de unmetro de In médium, se transportó de repente hasta mi, en-volviéndome del todo. Traté de librarme del embozo, y sólopude lograrlo con dificultad.

Los demás concurrentes percibieron á diez centímetrospor encima de mi cabeza y la del Dr. Tamburini, varias lu-cecitas amarillas.

Pero lo que mayor asombro me produjo, fue el transpor-te de un plato lleno de harina desde la alcoba, la que quedócoagulada como gelatina. La médium había pensado espol-voreamos el rostro, y lo manifestó durante las convulsionescon las siguientes palabras: «Estad alerta, pues quiero sal-picaros la cara con la harina que se encuentra aquí.» Ilu-minada la estancia, encontramos el_plato .y la harina trans-portados.

Poco después, vimos aproximarse un pesado mueble queparecía un gigantesco paquidermo.

Recientemente he visto, en unión de los profesores de

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46 PRIMERA PARTE

Amicis, Chiaia y Verdinois, saltar un taburete desde el . sue-lo ó la mesa y vice-versa.

Hice sostener ä Eusapia dos dinamómetros que marcaron37 y 36 kilógramos. Durante la sesión, ascendii3 esta cifra ä42 kilógramos.

Ana logas experiencias han hecho los Dres. Barth y De-fiosa, quienes me han escrito haber visto y oído muchasveces, una campanilla que se agitaba en el aire sin ser toca-da por nadie. El banquero Hirch, que se encontraba entreellos, pidió hablar con una persona que le fue, muy querida,y llegó it ver su imagen, oyéndola hablar en francés (dichapersona era francesa y murió hace 20 años). (1) Del mismomudo el Dr. Barth vió it su padre muerto, y sintió que leabrazó dos veces consecutivas.

Ninguno de estos hechos, que es preciso admitir, porquese han visto, implica la necesidad de explicarlos por unmundo diferente que el admitido por los neuropatólogos.

Ante todo, no se pierda de vista que Eusapia es neuró-pata, que durante su infancia recibió un golpe en el parie-tal izquierdo que le produjo una herida profunda, despuésde lo cual estuvo sujeta it ataques de epilepsia, catalepsia éhisteria, que se manifiestan, sobre todo, durante los fenóme-nos medianímicos, y por último, que presenta una notableobtusión del tacto.

Los admirables médiums Hume, Slade, etc., eran tam-bién neurópatas.

1Qué se deduce de ello? Yo sno veo nada de inadmisibleen que las histéricas y los hipnotizados presenten una exci-tación poderosa en ciertos centros ä causa de la paralisis deotros, ocurriendo una transposición y transmisión de fuerzaspsíquicas que de lugar it fuerza luminosa ó motriz. Se com-prende asimismo que la fuerza que denominaré corticalcerebral de un médium, pueda, por ejemplo, levantar unamesa, tirar la barba ä alguno, acariciarle, etc.

Cuando en el hipnotismo se realiza el fenómeno de trans-

(1) Eusapia ha permanecido doce dias en mi casa, y jamás haconseguido hablarme en franc4 á pesar del deseo evidente quetenia de hablar conmigo, que t omprendo difícilmente el italia-no —A. R.

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posición de los sentidos, y se llega ä rer por la nariz y elmentón (hecho que he comprobado), los demiis sentidos separalizan, y en cambio el :centro cortical de la visión, quetiene su asiento en el cérebro, adquiere una energía tal, (1110

viene ä sustituir al ojo.Esta comprobación la hice con Ottolenglii en tres hipno-

tizados, sirviéndonos de la lente y del prisma.

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48 PRIMERA PARTE

CAPITULO III

Las experiencias de Milán en Octubre

de 1 8 9 2

I DICTAMEN DE LA COMISIÓN

PRIUMBULO

Tomando en consideración el testimonio del profesor Lombro-so A propósito de los fenómenos medianimicos que se prodtcenpor intermed•iación de Eusapia Paladino, los que suscriben se hanreunido en Milän al objeto de estudiar dichos fenómenos con lamayor escrupulosidad. Las diecisiete sesiones que se han celebra•do' han tenido lugar en casa de M. Finzi (calle del Monte de Pie-dad), entre nueve y doce de la noche.

Invitada la médium á estas sesiones por M. Aksakof, se encargóde presentarla el Sr. Chiaia, quien asistió únicamente ä las prime-ras sesiones. •

En vista de la emoción que produjo entre la prensa el anunciode estas sesiones, y las variadas opiniones emitidas ä propósito deEusapia y de Chiaia, creemos un deber dar pronta publicacióneste informe.

Antes de entrar en materia, debemos hacer notar que los re-sultados obtenidos no correspondieron siempre ä lo que esperá-bamos, no porque dejasen de producirse fenómenos muy impor-tantes, sino porque en la mayoría de casos, no fuó posible aplicarlas reglas del arte experimental, que en otros campos de observa-ción son miradas como indispensables para llegar ä resultadospositivos.

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EXP. DE MILÁN. - 1892 49

La mas importante de estas reglas consiste en variar continua-mente los modos de experimentación, hasta llegará poseer la cau-sa, ó ä lo menos las verdaderas condiciones de todos lis hechos.

Bien es verdad que la médium, para acreditar su buena fe,propone tt veces cambiar alguna particularidad de las experiencias;pero esto se relaciona á circunstancias que á nuestro modo de verson indiferentes. Los cambios que creemos necesarios para apar-tar dudas, ó no fueron aceptados como posibles por la médium,si se realizaron, llegaron á influir en el desarrollo de las expe-riencias, obscureciéndolas sobradamente.

No nos hallamos poseídos del derecho de atribuir estas de-ficencias á suposiciones injuriosas, según han 'lecho algunosperiódicos. Nosotros, por el contrario, creemos que aquí se tratade fenómenos de naturaleza desconocida, cuyas condiciones deproducción ignoramos por completo. Querer fijar, por nuestraparte, estas condiciones, seria tan extravagante como pretenderhacer la experiencia del barómetro de Torricelli con un tubo ce-rrado por abajo, las experiencias electroestáticas en una atmósferasaturada de humedad, ó las pruebas fotográficas exponiendo laplaca sensible en plena luz antes de situarla en la cámara obscura.Admitiendo todo esto. que es muy de razOii, precisa también ad-mitir que la imposibilidad de poder variar las experiencias á nues-tro modo, ha disminuido el valor é inter n :Is de los resultados obte-nidos, quitándoles ese rigor de demostración que,estamos en elcaso de exijir, 6 siquiera de aspirar, para hechos de esta natu-raleza.

Por estos motivos, entre las itinúmeras experiencias verificadas,dejaremos de mencionar, 6 sólo lo haremos rápidamente, aque-llas que nos parecen poco evidentes, consignando con los mayoresdetalles las que alcanzaron un grado suficiente de probabilidad (1).

(1) A esta relación se han afiadido algunas observaciones en-viadas posteriormente por M. Alzsaliof.

4

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50 PRIMERA PARTE

DESCRIPCIÓN DE LAS EXPERIENCIAS

§ A

FENÓMENOS OBSERVADOS EN PLENA LUZ

Art. 1." Movimientos mecánicos no explicables por el sólocontacto de las manos.

a) Elevación lateral de la mesa bajo las manos del mé-dium sentado en una de sus cabeceras.

Para esta experiencia nos servimos de una mesa de abetoconstruida expresamente por el Sr. Finzi, de 1 . 10 largo por.Om 70 ancho, 0. 80 alto y de 8 kilógramos de peso. Entre losdiversos movimientos producidos por la mesa, llamaron par-ticularmente la atención los golpes dados por dos de sus pa-tas para contestar ñ la pregunta, sin que fueran precedidos de •

niejlín movimiento lateral, cuyos golpes los daba con fuerzay rapidez; y resultaban más notables, porque la médiumjamas se movía de su asiento, ni dejábamos de sostenerlelas manos y los pies. Como estos fenómenos se producensiempre con la mayor facilidad, en la sesión del 3 de Octu-bre dejamos á la médium sola en la mesa, con las mangasalzadas hasta los codos, siéndonos así posible una mejorvigilancia. Nos colocamos en pié formando círculo, y la mesase levantó, inclinandose con un angulo de 30 i 40 grados,manteniéndose en esta situación algunos minutos, mien-tras la médium, con las piernas . extendidas, golpeaba unpié contra otro. Ejerciendo presión con la-mano sobre elextremo levantado de la ine a. sentimos una resistenciaconsiderable.

h) Medida de la frier -a aplicada á la elevación lateral dela mesa.

En esta experiencia, la mesa fué suspendida por uno desus extremos á un dinainómetro atado it una cuerda, y éstase hallaba fijada en un poste apoyado por dos armarios. Enestas condiciones quedó la mesa levantada a 15 centímetrosdel suelo, señalando el dinainómetro 35 kilos. Sentada lamédium cerca de la mesa, corocó las palmas de las manos

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EXP. DE M1LN. - 1892 51 .

encima de ella y en ambos lados del dinamúmetro, mientrasnosotros formalamos cadena aplicando nuestras manos enla mesa sin hacer presión. En el supuesto de haberla ejer-cido, se habría contribuido ä hacer descender la mesa. Alpoco rato, fue elevändose hasta el punto que el señor Gero-sa, que vigilaba el aparato, indicó la disminución de pre-sión por las sucesivas cifras de 3. 2, 1 0 kilógramos. siendotal la elevación, que el dinamómetro quedó lignizontalmentesobre la mesa.

Entonces pusimos las manos debajo de g licho mueble. y lamédium, en particular. las situó en el punto de arranque delas patas, aplicando dichas manos por la región dorsal, antecuya disposición debíamos favorecer la disminución de trac-ción en el diniunómetro: mas al breve rato anunció el señorGerosa. que las indicaciones crecían desde 3" 5 a 5" 6.

Durante estas experiencias se vigilaron rigurosamentelos pies de la medium.

Elerachin completa de la mesa.

Era 'natural concluir, que si la mesa podía levantarse enparte. tambien podría hacerlo en su totalidad: y efectiva-mente, fue así.

Este fenómeno se jira ltfre habitualmente del lindo quesigue: sentadas las personas alrededor de la mesa, formancadena, dándose mutuamente las manos. Cada mano de lamedium es sujetada por la mano adyacente de los vecinos,y cada pie bajo el de estos, que juntan. ademas. sus rodillasCali las de aquélla. A los pocos minutos la mesa se ladea,tan pronto á la derecha como á la izquierda. y luego se le-vanta horizontalmente, sosteniéndose en el aire como siflotase en un liquido.

De ordinario asciende a una altura g le 10 a 20 centíme-tros, aunque excepcionalmente llega hasta 60 ó 70, y des-

pués, cae simultaneamente sobre sus cuatro patas. (Véaseel grabado número 1.)

Con frecuencia se sostiene en el aire durante brevessegundos, verificando algunos movimientos ondulangriosque permiten examinar los pies de la mesa. Durante la as-censión; la meditnn separa alguna vez su mano y la de suvecino, y las mantiene en el aire.

Mientras se realiza el experimento, el rostro de 1;1 me-

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. 52 PRIMERA PARTE

dill111 se pone convulso, sus manos se contraen, gime, yparece sufrir.

Al objeto de examinar mejor el hecho en cuestión, he-mos eliminado poco â poco las personas que rodeaban lamesa, habiendo reconocido que no precisaba mucho núme-mero de personas para realizar este fenómeno y los demás.Por este motivo, dejamos al lado izquierdo de la médium unsólo individuo, quien, mientras apoyaba una mano sobre lasrodillas de aquélla, sostenía con la otra la izquierda de En-sapia. cuya derecha se apoyaba en la mesa, ó la tenía en elaire durante la ascensión (lel mueble (Grabado número 3.)

Como este permanecía muchos segundos en el aire, fuéposible sacar algunas fotografías del fenómeno, lo cual cons-tituye una novedad (Grabado número 2.)

En todas las experiencias que preceden, dirijimos prin-cipalmente nuestra atención á vigilar la posición de lasmanos y los pies de la medium, y bajo este punto de vista,creemos hallarnos al abrigo de toda objeción.

Sin embargo; por escrúpulo de sinceridad, no podernospasar en silencio un hecho que empezó â llamarnos la aten-ción el día 5 de octubre, pero que probablemente debió pro-ducirse en las experiencias precedentes. El hecho consisteen que los cuatro pies de la mesa no podían considerarsecomo perfectamente aislados, porque uno de ellos, cuandomenos, estaba en contacto con el borde inferior (lel vestidode la médium. Aquella noche se hizo observar que pocoantes de levantarse la mesa, la falda del lado izquierdo delvestido de Eusapia, se hinchaba hasta venir á tocar el piévecino de la mesa. Habiéndose encargado uno de nosotrosde impedir el contacto, la mesa no pudo levantarse comootras veces, y sólo tuvo lugar cuando el observador dejóproducir intencionalmente el contacto, que es manifiesto enIns fotografías sacadas de esta experiencia, y también enaquellas que resulta visible el pié en cuestión.

Se observó igualmente que la médium tenía apoyada so-bre la mesa la mano del mismo lado, de suerte que el piéestaba bajo la influencia de la médium, tanto en su partesuperior como en la inferior.

No se pudo .averiguar el grado de 'presión ejercida eneste momento por la médium, así como tampoco se deter-

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EXP. DE MILÁN. - 1892 53

minó el influjo que pudo tener el contacto de la ropa parahacer contrapeso ä la mesa (1).

Para evitar este contacto, se propuso verificar la levi-tación mientras la médium y sus cooperadores permanecie-ran en pié, pero no dió resultados la prueba (2). Se intentósituar ü la médium en uno de los mayores Angulos de lamesa, pero se opuso ü ello, diciendo que era iimp),silde. Nosencontramos, por consiguiente, obligados ü declarar que nohemos conseguido una levitación completa de la mesa. conlos cuatro pies absolutamente libres de todo contacto) porparte de la médium.

Ahora bien: ¿cómo puede contribuir A la levitación el con-tacto de una tela ligera con la extremidad inferior del piéde la mesa? Esto es lo que ignoramos. La hipótesis de quela tela puede ocultar un apoyo sólido, es poco aceptable.

Cuando Eusapia levanta la mesa, lo hace de un modo sui-generis, que jamás he visto repetir en los diferentes médiumsque he observado. Para estudiar debidamente el hecho, in-vité en 1876 ü Mary Marshall (St. Clair), quien obtuvo confacilidad y en plena luz la levitación de la mesa. Para darü este fenómeno la más absoluta validez, hice construir untablero de madera, ä fin de cubrir las rodillas y los pies de lamédium; era como una caja abierta por uno de sus lados, yen el momento de la experiencia, venia A cubrir los pies,los guardapiés, las rodillas y la silla. En la parte anteriordel guarda-pies dejé una abertura de dos pulgadas, para

(1) Por mi parte debo advertir que en toda la primera sesión,cuando la mesa permanecía completamente elevada, las dos ma-nos de Eusapia permanecieron elevadas ), extendidas por encimade la mesa, SIN TOCARLA; y á una altura de mas de 5 centímetros,podían verse sus pufios convulsivamente cerrados, y los brazosen torsiAn. Recalco bien estas particularidades, porque jamás ha-bía visto una levitación de mesa en estas condiciones. Por otrapule, en la sesión de 1.° de Octubre, según me afirmó el doctorRiehet, la médium Eusapia apenas tocó la mesa en la primera ex-periencia de levitación, y a partir de la segunda, puede afirmarque no la tocó.—A. AKSAROF.

(2) Preguntando á Eusapia por qué la levitación de la mesa notenía efecto cuando trabajaba de pié, contestóme que mientras seproduce este fenómeno, no puede sostenerse derecha, causa deltemblor que agita sus piernas y pies.

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54 PRIMERA PARTE

que la supuesta acción fluídica pudiera quedar libre. Enambos lados de la caja, y al nivel del suelo, descansabandos planchas para que las personas inmediatas al médiumapoyasen sus piés, y así evitar cualquier movimiento. Enestas condiciones obtuvimos muchas veces la levitacióncompleta de la mesa. Son testigos de ello los doctores Bout-le ro ff y Wagn e r.

Debo añadir todavía que *en una de las sesiones á queasistió el doctor Richet, se produjo la levitación completade la mesa, hallándose sujetos con cuerdas ambos piés dela médium, y los extremos de las cuerdas, pegados con la-cre al pavimento.

Los únicos movimientos de la mesa exentos de esta cau-sa de incertitud, serían aquellos que se producen cuando lamédium levanta los . piés, pero esta suerte de levitación esfácil de producir por medio de una ligera presión de lamano del médium sobre la mesa. Lo mismo decimos por loque se refiere á los movimientos laterales.

d) Sentada la médium en una bal«nza, hace variar lapresión.

Esta experiencia presenta mucho interés y dificultad,porque, como se comprende, cualquier movimiento, volun-tario ó no, por parte de la médium, puede causar oscilacionesen la balanza. Para lograr una buena conclusión, es indlis-pensable que la palanca, una vez en su llueva posición, per-manezca fija durante algunos segundos, á fin de medir elpeso por desplazamiento del contrapeso.

Sentada la médium sobre una silla, y descansando Astaen la báscula, dió el indicador un peso total de 62 kilógra-mos. Después de algunas oscilaciones, descendió a 32 kiló-gramos, ó sea una disminución de presión equivalente á 10kilos.

Deseando nosotros obtener el fenómeno inverso, no tar-dó mucho en elevarse la palanca, señalando un aumento de10 kilos.

Esta experiencia se repitió muchas veces en el trans-curso de cinco sesiones. Una vez no dió resultado, y en laúltima experiencia, se registraron, por medio de un aparato,dos curvas del fenómeno.

Intentamos reproducir por nosotros mismos semejantes

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EX -P. DE MILÁN. - 1892 55

depresiones, sin conseguirlo; solamente pudimos lograr eldescenso colocándonos de pie sobre la plataforma, é impri-miendo movimientos ä nuestro cuerpo, tan pronto de un lado-como de otro. Sin embargo, no quedando completamentesatisfechos de estas experimicias, las completamos • con loque se describe en el art. 3.°

Algünos de los observadores manifestaron que el éxitodel experimento tal vez dependia del contacto del vestido dela médium sobre la plataforma. Esta hipótesis fué demos-trada en la sesión (lel 9 de Octubre.

Situada la médium sobre la báscula, y vigilada atenta-mente por uno de nosotros, vióse que la parte inferior delvestido se hinchaba con rapidez hasta tocar la plataforma.En tanto nos opusimos ä este movimiento, la levitación notuvo lugar; pero desde el instante que el vestido de Eusapiatocaba it la plataforma, se verificó la levitación, repetida yevidente.

En otra ocasión ensayamos obtener la levitación de lamédium, colocando á ésta sobre una larga tabla descansan-do en la plataforma. La tabla impedía el contacto del vesti-do sobre la plataforma, y la levitación no tuvo lugar.

Por Ultimo, el día 12 de Octubre se preparó otra balanzaromana con una plataforma bien aislada del suelo y distantede éste unos 30 centímetros. Al realizar este experimento, setuvo buen cuidado de impedir que rozase el suelo, tanto laplataforma como el vestido de Eusapia, y la experiencia notuvo éxito. En esta situación esperábamos los resultados dela sesión del 18 de Octubre, para sentar conclusiones; mastampoco esta sesión nos alejó la duda, toda vez que Eusapiallevaba mantilla, y estamos en la incertidumbre de si tocó-con ella el extremo de la balanza.

En resumen: podemos decir que no hemos conseguido elfenómeno de la levitación. cuando la médium estaba per-fectamente aislada de la plataforma.

Art. 2.° Movimientos mecdnicos C011 contacto indirecto delmédium, y en condiciones tales, que era imposible su acción,mecdnica..

a) Movimiento fiorizontal de la mesa, te)tiendo la médium•plicadas sus manos sobre una tablilla que se apoyaba en tresbolas 6 cuatro ruedas.

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56 PRIMERA PARTE

Para verificar este experimento, tan dificil como conclu-3-ente, se colocaron pequeñas ruedas en los piés de la mesa_Encima de ésta, se dispuso una tablilla de 42 centímetros delargo por 32 de ancho, que se apoyaba en tres bolas de ma-dera de cuatro centímetros de diámetro. A invitación de losconcurrentes, la médium aplicó las manos en medio de latablilla, después de haberle levantado las mangas del ves-tido hasta los codos. Tanto los piés como las rodillas de lamédium, contactaban con las rodillas y piés de las personasinmediatas, y en esta disposición se movió diferentes vecesla mesa en todas direcciones, sin que la tablilla se apar-tara en lo más mínimo de su sitio.

En una segunda experiencia fueron reemplazadas las-bolas por cuatro ruedecitas móviles, unidas por medio deejes ä los cuatro ángulos de la tablilla. El resultado fué elmismo que en el caso anterior.

b) Elevación lateral de la mesa con las manos de la médiu rnaplicadas d una tablilla, con tres bolas 6 cuatro ruedas.

Este fenómeno, ya descrito anteriormente, se repitió conla tablilla de ruedas, en las condiciones mencionadas másarriba. La mesa se levantó completamente del lado de lamédium, á una altura de 10 ä 15 centímetros, sin la menorseparación de la tablilla.

Con este experimento adquirimos la prueba incontestable'de la posibilidad de obtener movimientos laterales y verti-cales de la mesa, independientemente de los esfuerzos delmédium.

En este caso la vigilancia se ejercía únicamente sobrelas manos de la médium; pero como la mesa estaba rodeadade varias personas, no era fácil comprobar si entre los piésde la mesa y el vestido de la médium se producía algúncontacto. La misma observadön se aplica å la experienciadescrita en el art. 3 °

Al objeto de alejar cualquiera duda, se dispuso un aparat &de cartón para envolver á la médium y su silla, y de estemodo quedaba protejida de todo contacto exterior; mas tanpronto como la médium viö el 'aparato, dijo que la sujeciónque trataban de imponerle quitaríale todo poder. Solamentese hizo uso del aparato una vez, pero en circunstancias ta-les, que hicieron su empleo casi supérfluo.

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EXP. DE MILÁN. - 1892 57'

Art. 3.° Movimientos de objetos d distancia, sin ningúncontacto con las personas presentes.

a) Movimientos expon tdneos de objetos.Estos fenómenos se han repetido muchas veces en nues-

tras sesiones.Con gran frecuencia hemos visto ponerse en movimien-

to una silla separada de la mesa, y aproximarse á ella. Enla sesión segunda vimos aproximarse, hacia I. Schiaparelli,una pesada silla (10 kilogr.) que estaba situada á un metrode la mesa y detrás de la médium.

Dicho señor se levantó con ánimo de retirarla al sitio dedonde partía, y en el instante continuó la silla el movimien-to de avance. Este fenómeno se obtuvo en plena luz.

b) Movimientos de la mesa sin contacto.Se colocaron ruedecitas en los piés de la mesa, y todos

los asistentes formaron la cadena, comprendiendo en ella ä'la médium, que fué vigilada atentamente.

Cuando la mesa empezó ä moverse, levantamos todoslas manos sin romper la cadena, continuando aquella sumovimiento, á pesar de hallarse aislada de todo conteicto.Este fenómeno se repitió varias veces.

c) Movimiento del brazo de la bdscula.Este experimento se hizo por primera vez en la sesión

del 21 de septiembre.Después de haber comprobado la influencia que el peso

de la médium ejercía sobre la báscula, quedaba por de-mostrar si dicha influencia podía ejercerse á distancia. Paraesto se situó la médium de espaldas á la báscula, de suerteque la silla en que estaba sentada, se hallaba A 10 centíme-tros de la platafórma.

Primeramente dejóse rozar el borde de su vestido sobrela plataforma, y en el instante empezó im moverse la palanca.Entonces M. Brofferio sostuvo el vestido con la mano, perose le volvía á su sitio primitivo; y como los movimientoscontinuaban siendo intensos, se colocó M. Aksakoff detrásde la médium, y después de separarle perfectamente elvestido de todo contacto con la báscula, continuó movién-dose la palanca, golpeando seguidamente im la vista detodos.

Esta experiencia se repitió el día 26 de septiembre en pre-

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58 PRIMERA PARTE

sencia del doctor Richet, quien se convenció de que el fenó-meno estaba libre de todo artificio.

Art. 4. Golpes y rtproducción de sonidos et la mesa.Estos golpes han sido producidos en las sesiones para

expresar si ó no; alguna vez se han desarrollado con fuerzay limpieza, pareciendo resonar en el interior de la mesa.

§ B.

FENÓMENOS OBSERVADOS EN LA OBSCURIDAD

Estos fenómenos se producían mientras permanecíamossentados alrededor de la mesa formando cadena (a, lo me-nos en los primeros minutos). Las manos y piés de la mé-dium quedaban sostenidos por las personas inmediatas á.ella.

La obscuridad aumenta evidentemente la facilidad de es-tas manifestaciones, que pueden clasificarse como sigue:

1. Golpes sobre la mesa, sensiblemente mas fuertes quelos que se perciben en plena luz.

2. Golpes y repiqueteo contra las sillas próximas á lamédium, a veces tan fuertes, que llegan á derribar la silla,con la persona que en ella está sentada.

3. Transporte sobre la mesa de objetos que pesabanmuchos kilógramos, y que se hallaban situados it la distan-cia de algunos metros.

4. Transporte en el aire de diversos objetos, instrumen-tos de música, por ejemplo. Percusiones y sonidos produci-dos por estos objetos.

5. Transporte de la médium sobre la mesa, junto conla silla en que estaba sentada.

6. Aparición de puntos fosforescentes de corta dura-ción (una fracción de segundo), y resplandores, que confrecuencia se desdoblan.

7. Ruido de dos manos que aplauden por'encima de lascabezas.

8. Soplos sensibles.9. Contactos producidos sobre distintos sitios del cuer-

po, por una mano misteriosa. Cuando tienen lugar directa-

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~17trr-72:';'. 774), ev•

EXD. DE MILiN. - 1892 59mente sobre la piel. se experimenta una sensación de con-tacto y calor, como el producido por una mano humana.

10. Visión de una ó dos manos proyectadas sobre unpapel fosforescente, ó sobre una ventana débilmente ilu-minada.

11. Dichas manos dejan impresiones sobre una hoja depapel ennegrecido, hacen y deshacen nudos, y según todaapariencia, rasguean con el lapiz sobre el papel, dejandotrazos persistentes.

12. Contacto de nuestras manos con una figura miste-riosa, «que con seguridad no es la médium.»

Cuantos niegan la posibilidad de los fenómenos media-nímicos, tratan de explicarlos suponiendo que la médiumtiene la facultad (declarada imposible por el Dr. IticheD dever en la obscuridad mas completa, y que por un habil arti-ficio, se desprende una de las manos que tiene sujetas. que-dando libre la otra para los contactos.

Cuantos hemos tenido ocasión de vigilarle las manos,debemos decir que en el acto de producir los fenómenos, laagitación de la médium es mucha, y no siempre permiteque sus manos queden cuidadosamente vigiladas entre lasnuestras. Por esta razón, muchos de los fenómenos observa-dos en la obscuridad han sido considerados de un valor in-suficiente, aunque de probable realidad. y por lo mismo,sólo nos ocuparemos de aquellos que no dejan lugar a duda,sea porque han podido comprobarse rigurosamente, (") por laimposibilidad manifiesta de poderlos achacar ir obra de lamédium.

a) Aportes de diferentes objetos, mientras bis manos dela médium quedaban unidas (i las de las personas inmedia-tas.

Con objeto de asegurarnos de que no éramos víctimas deuna ilusión, se ataron las manos de la médium:y las de susvecinos, con un bramante de tres milímetros de diametro.Nos sentamos alrededor de la mesa formando cadena, despuésde haber situado una campanilla sobre una silla, im la dere-cha de la médium. Apagada la luz, expresamos el deseo deque la campanilla tocara inmediatamente, y al instanteOímos desplazarse la silla, 'describir una 'curva en el suelo,aproximarse á.la mesa y subir hasta ella. En esta situación,

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60 PRIMERA PARTE

empezó la campanilla ä agitarse, cayendo luego sobre la-mesa.

Habiendo iluminado instantáneamente la habitación, noscercioramos de que los nudos de la atadura de la médiumse conservaban intactos, por lo cual deducimos que este fe-nómeno, cuya duración fué tan sólo de diez minutos, no po-día haber sido producido por la médium (1).

b) Impresiones de dedos obtenidas sobre papel ahumado.A fin de asegurarnos que no intervenía una mano.

humana en la producción del hecho, fijamos sobre la mesa,y en el lado opuesto al de la médium, una hoja de papelennegrecida con negro de humo, expresando el deseó deque la mano se imprimiera en el papel, que la de la médiumquedase intacta, y que el negro de humo se transportase änuestras manos.

Los Dres. Schiaparelli y Prel sostenían las manos de lamédium-. Se apagó la luz, formamos cadena, y ä los brevesmomentos oímos el ligero golpear (le una mano sobre lamesa, anunciando el Dr. Prel que le habían rozado los dedosde la mano con la que estaba unida al Dr. Finzi.

Iluminada la estancia, encontramos algunas impresionesde dedos sobre el papel, y el dorso de la mano del Dr. Prelapareció teñido (le negro de humo, no existiendo ningunamancha en las manos de la médium.

Se insistió en la experiencia durante tres veces conse-cutivas, obteniéndose, en la segunda, la impresión de tresdedos sobre el papel, y en la tercera, la impresión de unamano izquierda.

(1) Como ejemplo de aporte á distancia, desarrollado en con-diciones las mas justificadas, mencionaré el hecho siguiente:

En la sesión del 26-de septiembre. primera á la cual asistió elDr. Riehet, tenia la médium el mayor empeño en acreditar subuena fe en estos trabajos. La sesión era á obscuras, y al empezar,se quitó la médium sus zapatos, apoyó los pies sobre las rodillasdel Dr. Riehet, y las manos quedaron sujetas entre las de este se-ñor. En estas condiciones se obtuvieron, entre otras cosas, movi-mientos de sillas, contactos, etc. Un tamboril, situado sobre unasilla detrás de la médium y a. unos 75 centimetros, fué elevado enel aire, y después de Pecorrer el circulo. tocando por encima denuestras cabezas, se situé un momento sobre la del Dr. Richet,cayendo luego sobre la mesa.—A. A KSAKOF.

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Tanto en las últimas experiencias como en las primeras,-aparecieron las manos de la médium completamente limpias,y las del Dr. Prel, ennegrecidas.

cl Aparición de manos sobre un fondo ligeramente ilumi-nado.

Situamos encima de la mesa un cartón revestido de unasubstancia fosforescente (sulfuro de calcio), y nos sentamosen sillas, distribuidos por diferentes puntos de la habitación.En esta actitud, vimos el perfil de una mano que se coloca-ba sobre el cartón de la mesa; y en el fondo, constituido porotros cartones, se vi6 la sombra de la mano, pasando y vol-viendo ä pasar por delante de nosotros.

En la sesión del 21 de septiembre, uno de los concurren-tes vió, en diversas ocasiones, dos manos d un tiempo, que se

' proyectaban sobre la mortecina luz que entraba por una-ventana, cerrada sólo con cristales.

Dichas manos se movían con rapidez y eran completa-mente opacas (1), no pudiendo precisar nada los observado-res tocante ä los brazos que correspondían á dichas manos.

Estos fenómenos de aparición simultánea de dos manos,son muy significativos, porque no se les puede atribuir A su-perchería por parte de la médium, pOr hallarse cohibida su.libertad de acción. La misma conclusión se aplica á las pal-

(1) En la sesión á obscuras celebrada el día 23 de septiembre,.sostenía el doctor Schiaparelli la mano izquierda de la médium,mientras yo sujetaba con mi izquierda la mano derecha de dichamédium. La mano misteriosa me colocó en la extremidad queme unía con la médium, un reloj, y al tratar de recojerlo, se esta-bleció una lucha interesante entre mis dedos que sujetaban el re-loj, y los dedos de aquella mano. Al contacto, parecióme que setrataba del doble de la mano de la médium, lo que pareció con-firmarlo la aparición de dicha extremidad en plena luz, ocurridaen la sesión del 6 de octubre. Mientras se sostenía la mencionadalucha, interrogué diversas veces al doctor Schiaparelli por si con-tinuaba sujetando la mano de la médium, á lo que me contestóafirmativamente; y noté, á la luz de la ventana, algo así como unbrazo que bajaba hacia la mesa, y luego una cosa grande y redon-da como una cabeza, preguntándome la médium frecuentemente:¿Lo vé Vd.? Pero lo curioso del caso es que este cayo no era negroni opaco, sino senzi-transparente, vaporoso, ó apropiándonos laterminología espirita, diremos que era lluídico con colores indo-

.finidos.—A. AKSAKOF.

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62 PRIMERA PARTE

madas que se oyeron varias veces por encima de nuestrascabezas.

d) Levitación de la médium sobre la mesa.Colocamos este fenómeno entre los más importantes y

significativos,- y tuvo realización el dia 23 de septiembre y el3 de octubre, ascendiendo la médium, sentada en la silla,hasta la parte superior de la mesa, y sin desprender sus.manos de las manos de las personas inmediatas.

En la sesión del 28 de septiembre, mientras los doctores-Richet y Lombroso sujetaban las manos de la médium, dijoésta, con la voz peculiar que acostumbra cuando se hallaen trance: «Ahora pondré mi médium sobre la mesa.» A losdos 6 tres segundos fué levantada con precaución la mé-dium y la silla en que estaba sentada, quedando colocadassobre la mesa. Los doctores Richet y Lombroso aseguraronno haber contribuido con la menor parte á esta ascensión.Luego anunció su descenso, verificándose éste con la ma-yor seguridad y precisión.

Los doctores Richet y Finzi (éste sustituyendo á Lom-broso), vigilaron todos sus movimientos, y arribos sintieronel contacto de una mano que les tocaba en la cabeza.

El dia 3 de octubre se produjo nuevamente el fenómenocon circunstancias análogas.

e) Contactos.Algunos merecen. ser notados particularmente, á causa

de una circunstancia capaz de suministrar alguna nocióninteresante acerca de su posible origen.

En la sesión del 6 de octubre, hallándose M. Gerosaun 1 in 20 de la médium, sintió que le tocaban repetidas ve-ces su mano, tratando de apartársela de la mesa; y como in-sistiera en mantenerla en su sitio, recibió algan golpe conuna trompetilla que momentos antes había sonado en elaire. Estos contactos, realizados en la obscuridad, constitu-yen operaciones delicadas por la precisión con que se veri-fican.

En las sesiones del 16 y 21 septiembre, le quitaron aldoctor Schiaparelli sus anteojos, colocándolos sobre la mesay enfrente de otra persona. Dichos anteojos se manteníanfijos en ambas orejas por medio de dos resortes, precisand o .mucha atención para quitarlos, aunque fuere en plena luz.

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EXP. DE MILÁN. — 1892 63

Al mencionar dicho fenómeno, decía que no se apercibióde la falta de los anteojos más que por la ausencia de loshabituales contactos s'obre la nariz, oreja y temporales; peroque en cuanto al acto de la sustracción, debió ser sumamen-te' pronto y delicado, para no darse cuenta del mismo.

En tmlas las innumerables maniobras ejecutadas por lasmanos misteriosas, no podría consignarse ni un solo acto detorpeza,-que por otra parte resulta casi inevitable para ekque trabaja en, la obscuridad.

A lo dicho puede agregarse, que cuantas veces fuerondepositados vasos llenos de arcilla y sillas sobre la mesa,jamás tropezar(-,n con ninguna de las numerosas manos allíapoyadas.

79 Contactos con una figura humana.Habiendo expresado, uno de los concurrentes, el deseo de

recibir un abrazo, sintió ante su propia boca el ruido de unbeso, sin acompañarle el contacto de los labios. Esto s7e pro-dujo en la sesión del 21 (le septiembre y en la (lel 1." de oc-tubre.

En tres ocasiones diferentes tocó, uno de los allí reuni-dos, 1111£1 figura humana con barba y cabellos.

El contactoide la piel era idéntico al de una figura hu-mana, con los cabellos algo más ásperos que los de la mé-dium y con la s barba algo más fina (1).

t» Sonidos de trompeta.• En la sesión del 6 de Octubre, colocamos una cornetadetrás de la médium y de la cortina. A los breves momen-tos se oyeron algunas notas en la inmediación de nuestrascabezas, asegurando, los que estaban al lado de la méditun,que el sonido no se percibió desde el sitio en que estabansituados. La corneta se encontr6 transportada sobre la mesa,en lugar opuesto al (le la médium.

II) Experiencias de Zöllner acerca la penetración de unsólido d través de otro sólido.

Conocidas son las experiencias por medio de las cuales

(1) La mano del observador, que lo era el doctor Schiaparelli,fue levantada en el aire por la mano misteriosa, habiendome co-municado dicho serio, el detalle interesante de que aquella mano,vibró continuamente mientras le tuvo asido.

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.64 PRIMERA PARTE

ha intentado demostrar experimentalmente el astrónomo.Zöllner, la existencia de una cuarta dimensión del espacio,y que en su concepto, puede servir de base para estableceruna teoría aceptable que explique muchos fenómenos me-dianímicos.

Aunque, segán una opinión muy difundida, sabemosque Zöllner pudo ser víctima de una mistificación muy há-bil, liemos creído de utilidad ensayar una parte de sus ex-periencias con la médium Eusapia.

Las experiencias de Zöllner, que sucesivamente liemosensayado, fueron las siguientes:

l. El entrecruzamiento de dos anillos sólidos ((le ma-dera ó cartón) antes separados.

2.' La formación de un sencillo nudo en una cuerdasin fin.

3. La penetración de un objeto sólido desde el exterior-al interior de una caja cerrada, cuya llave estaba guardadaen lugar seguro.

Ninguna de estas tentativas dió resultados eficaces, comotampoco logramos el molde de la mano misteriosa, hechocon parafina fundida. Unicamente podemos dar cuenta deun hecho, que, ä resultar cierto, se podría colocar entreaquella categoría de fenómenos; pero su obtención se rea-lizó sin previo aviso, y de ahí que la vigilancia no fueratodo lo continua y escrupulosa que es de rigor en casostales.

El hecho se desari.olló del modo que vamos á expresar.Al empezar la sesión, uno de los concurrentes dejó el

pardessus encima de una silla, lejos del alcance de la mé-dium; y cuando llegäbamos al final de nuestros trabajos,vimos aportar sobre un cartón fosforescente, que se colocóencima de la • mesa, diversos objetos, que el propietario delpardessus reconoció conyi suyos y procedentes del bolsillointerior de aquella prenda de vestir.

Inmediatamente empezó la médium .á quejarse, diciendoque le habían puesto un objeto al cuello que le extrangula-ba. Se encendió la luz, y encontramos it la médium de muymal humor, con el pardessus en cuestión colgado sobre sushombros, llevando metidos los brazos en las mangas delmismo.

Page 73: Parapsicología   exteriorización de la motilidad - alberto de rochas

EXP. DE MILÁN. - 1892 65Mientras duró la sesión, no 'se dejó de vigilar ni un sólo

-instante las manos y piés de la médium.Lo inesperado del fenómeno hizo que lo admitiéramos

-como posibk, pero no como probable, puesto que, apesar dela vigilancia que se ejerció, cabe admitir una distracción porparte de los encargados de vigilar á la médium (1).

§ C

-FENÓMENOS PRECEDENTEMENTE OBSERVADOS EN . LA OBSCURIDAD

Y OBTENIDOS MIS TARDE EN PLENA LUZ Y EN PRESENCIA DE

LA 1\IDIUM.

Para llegar ä una entera convicción, precisaba obtenerIos fenómenos importantes desarrollados en la obscuridad,sin perder de vista á la médium. Puesto que la obscuridad.según parece, resulta muy favorable á los fenómenos, con-venía dejar á éstos en la obscuridad, y conservar la luzpara nosotros y para la médium.

Véase cómo procedimos en la sesión del 6 de octubre.Dividimos la habitación en (los partes por medio de una'cortina. Uno de los compartimentos quedaba á obscuras, y lamédium se colocó de espaldas al sitio obscuro, mientras laparte anterior del cuerpo estaba iluminada por la luz de unalinterna con cristales rojos, situada encima de una mesa.

Detrás de la cortina, y :I 50 centímetros de la médium,'colocamos una silla pequeña con una campanilla, y en otra'silla más lejana, un vaso lleno de arcilla humedecida. Situa-mos delante de la médium una mesa, y á su derredor for-mamos circulo. La médium daba sus manos á los doctoresSchiaparelli y Prel.

Era la primera vez que la mülium se sometía á tales con-diciones.

Pronto se desarrollaron los fenómenos. A la luz de una'bujía sin pantalla, vimos hincharse la cortina, dirigiéndose

(1) Es algo más que improbable que las dos manos de la mé-dium fueran abandonadas ä un tiempo por los encargados de vi-gilar, y esta improbabilidad aumenta, teniendo presente que lamédium debla levantarse de su silla para ir en busca del pardessus.—A. AKSAKOF.

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66. PRIMERA PARTE

hacia el círculo. Las personas inmediatas á la médium opo-nían sus manos á la cortina, sintiendo una marcada resisten-cia. La silla de uno de ellos, fué echada al suelo con violen-cia, dando cinco golpes, que significaban haber exceso de luz.Entonces cambiamos la bujía por la linterna, prótejiéndolaen parte con una pantalla, y quitando luego ésta, dejamosla linterna sobre la mesa enfrente de la médium. Los bordesde la cortina se fijaron en los ángulos de la mesa, y ä peti-ción de la médium, se les aproximó encima de su cabeza pormedio de pinzas. Muy pronto apareció en este sitio una cosa.que llamó la atención de todos. Levantóse el Sr. Aksakof,puso la mano en la hendidura de la cortina, y dijo que unosdedos le tocaban repetidamente. Insistió en esta situación,y su mano fué atraída á través de la hendidura, sintiendoun contacto duro, que resultó ser la silla pequeña; la sostu-vo un momento, y se separó cayendo al suelo.

Todos los concurrentes • dirigieron la mano á la hendi-dura, percibiendo el contacto de unas manos. En el fondo ne-gro de la abertura de la cortina, por encima de la cabeza de,la médium, aparecieron los habituales resplandores azula-dos. El Sr. Schiaparelli fue tocado con firmeza en el dorso yun Costado: su cabeza estaba atrafda hacia la parte obscura,y durante los sucesos que se mencionan, no abandonó ni lamano derecha de la médium, ni la izquierda del Sr. Finzi.

En esta posición se sintió tocado por unos dedos desnu-dos y calientes, vió las luces describiendo curvas en el airey alumbrando un poco la mano ó el cuerpo que las trans-portaba.. Al recobrar su asiento, apareció en la hendidura de lacortina una mano que fué vista con bastante claridad; ycomo la médium levántase la cabeza ä fin de observar el fe-nómeno, la mano misteriosa le tocó la cara. El doctor Prel,sin soltar la mano de Eusapia, pasó la cabeza por la abertu-ra de la cortina, y al instante sintió que le tocaban variasmanos en diversos puntos del cuerpo. Durante esta manio-bra de contactos, continuó haciéndose visible la mano, quese manifestó encima de la cabeza de là médium.

El doctor Prel volvió'á, sentarse, y entonces Aksakof pre-sentó un lápiz en la hendidura, que de momento fué atraí-do, y después fué proyectado sobre la mesa.

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EXP. DE MIL.N. - 1892

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Grabado núm. 2

LEVITACIÓN DE LA MESA EN MII:ÁN “O 1892

SEGÚN UNA FOTOGRAFÍA INSTANTÁNEA.

Médium: EusapiaCeladores: los profesores Lombroso y Richet.

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68 PRIMERA PARTE

Una vez apareció una mano • cerrada sobre la cabeza dela médium, y paulatinamente se abrió hasta presentar losdedos bien separados. Es imposible manifestar el númerode veces que esta mano apareció y fué tocada por algunode nosotros; basta decir que toda posibilidad de duda que-dó descartada. Era una mano lítunana y viviente, que veía-mos y toeábamos, mientras el cuerpo y las extremidades dela médium, quedaban retenidas por las personas inme-diatas.

Al terminar la sesión, el doctor Prel fué el primero queentró en el compartimento obscuro, y nos anunció una im-presión en la arcilla; en efecto: observamos que estaba de-formada por un profundo arañazo de cinco dedos, pertene-cientes á la mano derecha. Este hecho, y el de que al finalde la sesión fué proyectado sobre la mesa un pedazo de ar-cilla por la hendidura de la cortina, demuestra que no fui-mos juguetes de una alucinación.

Los hechos que acabamos de mencionar se repitieronmuchas veces en las sesiones de los días 9, 13, 15, 17 y 18de octubre.

Aunque la posición de la mano misteriosa no permitíasuponer que perteneciera ä la médium, á pesar de ello, enla sesión del día 15 fijamos por separado los dedos de lamano izquierda de la médium por medio de una cinta degoma elástica.

Las apariciones se produjeron en el curso de las sesionesdel 15 y del 18 (aunque con menor intensidad), siendo vigi-ladas rigurosamente por los doctores Richet y Schiaparelli.

CONCLUSIÓN.

Los maravillosos fenómenos observados en la obscuridadmás completa ó casi completa (sillas atraídas con la perso-na que en ella descansaba, contacto de manos, luces, im-presión de dedos, etc.), los hemos obtenido sin perder ni unmomento de vista'á la médium. La sesión del 6 de octubre,fué para nosotros la comprobación evidente y absoluta dela justicia de nuestras 'observaciones verificadas anterior-mente en la obscuridad. Fué la prueba incontestable que noshizo rechazar la hipótesis de una superchería por parte de

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EXP. DE MILÁN. - 1892 69

In médium, probándonos que dichos fenómenos podían re-sultar de idéntica causa ä la que deben atribuirse cuandose desarrollan en plena luz y con la médium en nuestrapresencia.

Al publicar este corto é incompleto dictamen, tenemosel deber de decir, que nuestras convicciones son las si-guientes:

1.° Que en las circunstancias mencionadas, ninguno delos fenómenos obtenidos en plena luz podía desato dlarsepor medio de artificio.

2.° Que la misma opinión tenemos formada por lo querespecta á la mayoría de los fenómenos obtenidos en la máscompleta obscuridad. Para un cierto número de ellos, podría-mos admitir (extremando el rigor de la duda) la posibilidadde una imitación, aunque esta hipótesis no solamente esimprobable, sino

Reconocemos, sin embargo, que bajo el punto de vistade las ciencias exactas, nuestras experiencias no satisfarándel todo, pero cuando menos probarán que son dignas de laatención de los hombrés de ciencia.

Consideramos como un deber expresar públicamentenuestro profundo agradecimiento hacia el señor ErcoJeChiaia, quien ha estudiado largos años con el mayor celo ypaciencia la facultad medianímica, á pesar del clamoreo yla denigración levantada contra él.

A lejandro Aksakof, Consejero de Estado de S. M. el Em-perador de Rusia, Director del periódico Eludes pyckiguesde Leipzig.

Juan Schiaparelli, Director del Observatorio Astronómi-co de Milán.

Carlos de Prel, Doctor en filosofía por la Universidad deMunich.

. Angel Brofferio, profesor de filosofía.José Gerosa, Catedrático de física en la Real escuela su-

perior de agricultura de Portici.G. B. Ermacora, doctor en física.El doctor Carlos Richet, Catedrático dé Medicina en Pa-

rís, y Director de la Revue scientlfigue, asistió á cinco sesio-nes, y el doctor César Lombroso, Catedrático de Medicina enTurín, ä dos sesiones.

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70 ' PRIMERA PARTE

II. NOTAS DEL DOCTOR CÁRLÓS RICHET

No sin cierta indecisión voy ä dar cuenta de las experienciasque, gracias ä los Sres. Al(saliof, E. Chiaia, y Finzi, he podidopresenciar en Milán, pues aunque el ilustre colega doctor Lom-broso nos ha dado á todos un ejemplo de valor científico, al mani-festar su opinión, sin embargo, yo no puedo ser tan categórico enmis afirmaciones como él; así es, que mencionaré los hechos pormi presenciados, á la vez que las conclusiones que de los mismospuedo deducir.

Cuantos me conocen, saben que al dar mi opinión, lo haré deun modo sincero y completo, sin dejarme intimidar por el temordel ridículo, ó por cualquier otro motivo extra-científico.

§ A

Las experiencias que realiza Eusapia Paladino, son muy sen-cillas.

Véase en que consisten:A media luz, en plena luz, ó en la mayor obscuridad, se sienta

delante de una mesa; luego esta mesa (que toca ligeramente) seentrega ä una suerte de gimnasia extravagante, que nada tiene deanómalo para cuantos conocen esta suerte de ejercicios, debidossin duda, ä movimientos musculares inconscientes. Algunas ve-ces la mesa se levanta por sus cuatro piés. En algunos momentosde la experiencia, Eusapia cambia de tono y de acento (en estadonormal se expresa en un patué napolitano muy pronunciado), yentonces ya no es Eusapia quien habla, es su yttia, según la ex-presión corriente, un cierto John, quien parece que puede dis-minuir el peso de Eusapia, levantarla y llevarla hasta una mesa,aportar diversos objetos, y á veces, aparecer parcialmente bajola forma de una mano. Esta mano ha sido sentida en la obscuri-dad, por los individuos del círculo.

Estos son hechos que no temería calificar de absurdos, comolo mas absurdo que se pueda sofíar. Pero la cuestión no estriba ensaber si estos hechos son absurdos, lo cual no es dudoso; lo quese trata de saber es, si los hechos existen, y si pueden explicarsepor el fraude 6 la superchería.

Estudiemos primeramente la levitación total de la mesa. Elpunto interesante de este experimento es que se realiza en plenaluz. La mesa que se eleva no tiene ningún artificio. Es sencilla-

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EXP. DE MIL.N. - 1892 71mente una vulgar mesa, de madera blanca con cuatro piés. Enninguna parte se observan ranuras, tornillos ni marcas. Pesa 8kilógramos y tiene 0 1E170 de latitud por I n110 de altura

Las personas que han asistido conmigo ä las experiencias, son,el doctor Brofferio, el doctor Gerosa, el doctor Schiaparelli, ilus-tre director del Observatorio de Milán, y el doctor Finzi. Hablotan sólo de las personas que han asistido á todas las sesiones,pues algunas veces han concurrido los seilores siguientes: Solo-vovo, á la primera y décima; Chiaia Lt la primera y quinta; Alcsa-liof, á la primera, y- Ermacora á las cuatro primeras.

El fenómeno que he presenciado una docena de veces, se pro-duce de la manera siguiente: Sentada Eusapia delante del ladoestrecho de la mesa, dä respectivamente sus manos ä la personamás inmediata á su lado izquierdo y derecho. Generalmente en lamayoría de las experiencias en que he tomado parte, el doctorSchiaparelli sostenía la mano derecha de la médium y yo la iz-<pierda. Las demás personas quedaban más ó meno alejadas deda mesa, de suerte que se podían vigilar muy bien los dos piés dela mesa más distantes de la médium, y en la mayor parte de lasveces, hasta los más inmediatos.

Después de algunos movimientos parciales, tan pronto sobreun pié como sobre otro, se elevaba bruscamente por sus cuatropiés á una altura de 8 ä 12 centímetros del suelo. En ciertos casosme ha parecido que alcanzaba una altura de 20 á 25 centímetros,permaneciendo en el aire uno ó dos segundos. Sin embargo, en lasegunda sesión, y habiendo luz en la estancia, la duración del fe-nómeno fué de unos tres segundos, balanceándose la mesa enel aire.

Procuremos ahora explicar el fenómeno:Un periodista italiano, el Sr. Torelli, en unos ruidosos artícu-

los publicados en el Corriere della sera de los días 7,9 y 11 Octubre1892, declaró sin poderlo afirmar, que la mesa se levantaba ä cau-sa del movimiento de uno de los pies . de Eusapia. Examinemosesta suposición, y otras que haremos por nuestra cuenta.

1.° La mesa es levantada por medio de aparatos sostenidos enlas manos.

He aquí una hipótesis que no puede aceptarse, por las siguien-tes razones: porque las manos de Eusapia se hallan en plena luz;porque las mangas de su vestido las tiene vueltas hasta los codos,y por último, porque no existe ningún aparato en la mesa. Ade-más, en el instante que asciende «la mesa, las manos de Eusapiaapenas llegan ä tocarla, limitándose ä apretar con fuerza las ma-nos de sus vecinos.

Acuérdome muy bien que en la tercera sesión, y en el momen-

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'72 PRIMERA PARTE

IO que se producía la levitación de la mesa, abandonó Eusapiamano de la persona situada ä la derecha, cojiendo mi izquierda,.y hallándose por consiguiente sus dos manos entre las mías. Enesta disposición, una de sus manos no tocaba la mesa, y la otra.mano contactaba el mueble con dificultad.

Me parece (aunque no estoy muy seguro), que la levitación de-is mesa ha tenido lugar algunas veces, mientras Eusapia perma-necía con las manos levantadas, sin contactar con la mesa.

La hipótesis de que la levitación se realiza con las manos, eacompletamente absurda, porque la fuerza muscular es impotente-para levantar una mesa por su reborde lateral.

2.° La levitación de la mesa se verifica por medio de las ro-dillas.

Nos hallamos enfrente de una hipótesis insostenible, porque.Eusapia es de pequeña estatura, y al sentarse en una silla, quedansus rodillas muy lejos de la mesa Además, existe el comprobantede la inspección ocular, y el testimonio de la palpación, pues yo.estoy completamente seguro, que una de mis manos, apoyada en.sus rodillas, no se ha separado ni un momento de esta posición. ypuedo asegurar por lo mismo, que ni los muslos, ni las rodillas,han contribuido en nada ä la levitación de la mesa.

3.0 La mesa es levantada por uno de los pit,s de Eusapia.Esta es la única explicación mecánica, racional, que presenta

alguna verosimilitud. Y no obstante debe rechazarse, después de.maduras reflexiones.

Recordemos que durante la experiencia, cada una de las per-sonas inmediatas á Eusapia le sostiene uno ó dos piés; por con-siguiente, es imposible que mueva dichas extremidades sin que se-den cuenta. Sin embargo, la vigilancia de los piés de Eusapia es.más ó menos ilusoria, pues ä través de la suela de nuestros zapa-tos, es imposible reconocer si es el pié derecho, ó el izquierdo,.acrbel que sujetamos.

Hacemos esta observación porque no podemos afirmar si seproduce la sustitución del pié un momento antes de la levitación,y si vuelve ä su posición primera cuando el fenómeno ha ter-minado.

A fin de ir borrando dudas, sujeté con mis manos los piés de.Eusapia mientras se celebró la sesión, y á pesar de esto, la mesase elevó por sus cuatro pies. Comprobaron el fenómeno los doc-tores Scliiaparelli y Finzi, no pudiendo hacerlo yo por hallarmeocupado en la vigilancia de los piés.

Todavía existen otros motivos para considerar como de escaso.valor la hipótesis de que uno de los piés de Eusapia produce la le-vitación de la mesa. En efecto: ni el Sr. Torelli, ni yo, ni nadie, ha

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podido sorprender ningún movimiento sospechoso en los pies dela médium cuando se ha desarrollado el fenómeno en plena luz.Ademäs, las rodillas de Eusapia quedan muy por delante de lospies de la mesa, y suponiendo que tratase de hacer una patrafiasemejante, habría de mover indefectiblemente una de sus rodi-llas, pudiendo yo afirmar, que en la segunda sesión, la mesa as-cendió á una notable altura, sin que las rodillas de la médium hi-cieran ningún movimiento apreciable.

Y aun suponiendo que uno de los pies de Eusapia se deslizasehasta una de las patas de la mesa, fuera preciso desarrollar unafuerza muscular muy considerable, no solamente en el pié quelevanta, sino en la mano que debería apoyarse en la mesa parahacer la contrapresión, y según hemos visto, las manos de Eusa-pia apenas rozan la mesa. ¿Cómo conciliar este débil contacto, conla vigorosa contra-presión que fuera necesaria para levantar, poruna extremidad, una mesa de li t3 50 y 8 Izilegramos de peso?

Debo, sin embargo, mencionar un experimento que resulta unpoco contradictorio (á lo menos en apariencia), con lo que acabode decir. Preocupado, lo mismo que el Sr. Finzi, con la hipótesisde sí podría levantar Eusapia la mesa con uno de sus pies, to-mamos el partido de observar los pies de la mesa sin dar cuentade nuestros propósitos á la médium, y desentendiéndonos de vi-gilar las manos, rodillas y el resto del fenómeno. En estas condi-ciones, la mesa no se levantó, quedando reducidos sus movimien-tos ä los habituales de oscilación.

A decir verdad, yo no creo que pueda sentarse la conclusiónde que la levitación de la mesa se debe ä un fraude (consciente óinconsciente) por parte de Eusapia. En opinión de todos los ex-perimentadores que se han ocupado de Eusapia, l a obscuridad esun factor de monta para la producción de cualquier ; fenómeno. Elresto del cuerpo y de la habitación, pueden estar iluminados, peroel sitio en que actúa la fuerza desconocida (si es que hay alguna)debe quedar en la sombra. Este es uno de los datos del proble-ma que debemos aceptar, por más absurdo e incómodo que nosparezca.

Lo que me hace admitir, aunque con cierta reserva, esta nece-sidad de la sombra, tiene por fundamento la observación silencio-sa que verifiqué en la primera y segunda sesión.

Me hallaba ä la izquierda de Eusapia, sosteniendo su manohomóloga y apoyando mi pié sobre los suyos; y en esta situación,me di cuenta de que las puntas de sus pies se introducían debajode su vestido, creyendo haber visto como aquel se henchía, cualsi tuviera tendencia A dirigirse hacia el pié izquierdo de la mesa,situado muy atrás de las rodillas y pies de Eusapia, pareciendo

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74 PRIMERA PARTE

que en los movimientos de oscilación preliminares, la mesa teníatendencia á aproximarse al vestido, y éste por su parte se hen-chía, tratando de aproximarse al pié de la mesa, rodeándole desombra.

Después de algunos días, hablé de este fenómeno al Sr. Chiaia,quien me contestó haber comprobado, que cuantas veces se reali-zaba la levitación del cuarto pié de la mesa, la ropa se henchía.

Digamos, en resúmen:1." Que la hipótesis de una maquinación ó complicidad cual-

quiera, debe ser absolutamente rechazada.2.° La hipótesis de la levitacrón producida con las manos , 6 las

rodillas de Eusapia, es absolutamente absurda.3.° La hipótesis de la levitación por medio de los piés, no es

absurda, y aunque resulta inverosímil, siempre tiene más valorque la conclusión absurda de que una mesa se eleva sin la inter-vención de una fuerza mecánica que lo justifique.

En efecto; yo no he visto elevarse la mesa por sus cuatro pies,cuando las extremidades inferiores de Eusapia se mantenían enuna situación irreprochable, esto es, cuando los piés de Eusapiapodían verse libres de todo contacto con los piés de la mesa.

Mencionaré otras experiencias verificadas en plena luz. Llamoplena luz, á la claridad que permite leer fácilmente.

Se colocó Eusapia sentada en una silla, en la plataforma de unabáscula, sujetos ambos pies con > un pañuelo. El Dr. Finzi estabaencargado de anotar el peso. El Dr. Schiaparelli y yo vigilábamoslos contornos de la balanza, á fin de cerciorarnos que la médiumno tocaba ningún punto del suelo, ni los objetos vecinos.

Habiendo alcanzado su peso la cifra de 58 kilógramos, se colo-caron en el platillo 500 gramos, equivalentes al peso de 50 kilógra-mos, situándose el travesaño de contención en la cifra 8. En estemomento la bascula estaba equilibrada. Seguidamente, y sin queEusapia abandonase la silla, se tuvo que cambiar el travesaño decontención, primero á 6, y sucesivamente á 4, 2 y 0, siendo aunpreciso quitar algo de los 500 gramos, que representaban 50gramos.

Por consiguiente hay que advertir, que en esta experienciadisminuyó Eusapia 8 liilógramos.

Estamos seguros qne la médium no lanzó nada desde la báscu-la, ni se apoyó en parte alguna; pero a. pesar de la evidencia delhecho, no lo dimos por concluyente. Fundábase nuestro recelo en

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las variaciones de que es susceptible el peso en la báscula (aun-que ciertamente en limite más restringido) según la dirección pordonde pasa el centro de gravedad. A fin de orillar este inconve-niente, utilizamos una balanza de un solo platillo suspendilo porsus cuatro ängulos. Las variaciones de peso se registraban pormedio de un aparato gráfico construido por el Dr. Finzi.

A la quinta sesión, se realizó esta experiencia, habiendo que-dado encargados de la vigilancia el Dr. Schiaparelli y yo. El pla.-tillo se elevó ligeramente, y aunque el indicador señaló una dis-minución notable por espacio de 15 segundos, no me atrevo aasegurar que esta oscilación pudiera responder al momento enque Eusapia, para tener mas fuerza, dió la mano á uno de los pre-sentes, dejándola poco después.

En el caso de intentarse la experiencia de la levitación parcial,convendría realizarla con la balanza que acabo de mencionar, yno con una bascula.

Una tercera prueba del mismo género se realizó en plena luz.Situada la médium de espaldas, it 25 centímetros de la báscula,

me coloqué it su derecha, disponiendo mi pié entre sus doa pies, ymi rodilla entre las suyas. El Dr. Schiaparelli le sostenía confuerza la mano derecha, y yo, de igual manera, le sujetaba la iz-quierda. A una contracción enérgica de sus dos manos, vi clara-mente oscilar y caer con ruido el travesaño de contención de labalanza, como si un objeto pesado hubiera sido echado sobre laplataforma. Se repitió el fenómeno por segunda vez con más lim-pieza y fuerza que la primera. En esta segunda sesión, mientrasoscilaba todavía el travesaño, desprendí rápidamente mi mano,y comprobé tentando el suelo y la bascula, que entre ésta y lamédium no existía ningún artificio. Esta experiencia me parecemuy notable; sólo tiene la desgracia de ser única. Si se la agregaá los demás fenómenos de levitación parcial, nos permitirá teneruna presunción en favor de la realidad de estos fenómenos.

§ D

Las experiencias de la segunda serie, se realizaron en la obscu-ridad, y por eso no dejan de ser tan curiosas como las verificadasen plena luz. Algunas de ellas se desarrollaron en medio de la luzdébil que da una linterna con cristal encarnado, idéntica á la queutilizan los fotógrafos en el desarrollo de sus clichés.

Dividiré las experiencias realizadas en la obscuridad, en tresgrupos: experiencias de contacto de la mano, de aparición de lamano, y de movimiento de objetos.

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76 PRIMERA PARTE

Las sesiones en que se verifican contactos de una mano, sonmuy notables. Cuando todos los que constituyen el circulo hanformado la cadena, con la buena fe que no admite recelos, y mien-tras los que están mas próximos Ét Eusapia le sujetan las manos,percibense contactos de una mano viviente, dotada de calor y hu-medad. Para darse cuenta del fenómeno, cabe apelará las siguien-tes hipótesis. ¿Es la mano de uno de los concurrentes? ¿Es la ma-no de Eusapia? 6 bien ges la mano de un ser sobrenatural?

Desde luego no puedo aceptar que la mano misteriosa perte-nezca á uno de los presentes, porque, entre otros motivos, re-cuerdo las circunstancias que concurrieron en la cuarta sesión, yellas me dan la seguridad de quo los experimentadores no pro-ducen los contactos.

En la sesión á que me refiero, sentí muy bien los contactos, yme hallaba con suficiente luz en la estancia para ser posible ob-servar cualquier movimiento. Ademas, ¿puede admitirse por par-te de hombres tan eminentes como los que me rodeaban, la supo-sición de que pudieran cometer un tan infame fraude?

Estó es inadmisible, y su buena t'e debe ser aceptada et priori.Analicemos el delicado punto referente á si es la mano de Eu-

sapia quien produce los contactos.Durante las sesiones de experimentación, Eusapia no presen-

ta sus manos en idéntica actitud, puesto que mientras permiteque una de dichas manos se le sostenga con fuerza, se limitadejar que la mano opuesta contacte suavemente con la de su veci-no, lo cual permite distinguir con que mano nos relacionamos.

Esta extremidad que queda más libre (siempre la derecha), semuestra movible en extremo, separándose á cada instante de suposición, y transcurriendo fracciones minúsculas de segundo sinpercibir su contacto.

¿Qué puede ocurrir durante esta fracción de segundo? Qué lamano derecha de Eusapia, hallándose en libertad, toque á los con-currentes.

Además, también es posible que la mano izquierda contactocon el dorso de la mano de la persona situada a la derecha, quienpuede continuar creyendo que se halla en relación con la manoderecha, cuando en realidad seria la izquierda la que tocara, que-dando perfectamente libre la mano opuesta.

Del mismo modo que al hablar de la levitación de la mesa, lle-gué 6. convencerme que el único artificio posible deberla ser pro-ducido por el pié de Eusapia, así también, para el contacto de unamano humana, el único secreto posible es, que Eusapia desprendeuna de sus manos, y toca á los concurrentes.

Me parece inútil discutir cualquiera otra hipótesis, como la de

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compradazgo entre los reunidos 6 con una persona introducidaen la habitación.

Antes de entrar en el detalle de las experiencias, debo hacermención de una advertencia que nos hizo el Sr. Chiaia, y es, quefrecuentemente la mano que toca la espalda 6 las mejillas de losconcurrentes, es la propia mano de Eusapia. Sin embargo de seresto así, existiria materialización de una mano, quedando libre lade Eusapia, porque ' la mano de John materializada, ocuparía ellugar de la de Eusapia.

Me abstengo de juzgar esta interpretación, limitándome sóloá dar cuenta de ella.

Voy ahora á exponer las razones que me colocan entre la afir-mación y la negación, y asi podrá darse cuenta cada uno delmotivo de mis dudas.

Dejo á un lado las experiencias ordinarias verificadas en laobscuridad completa, y daré cuenta de aquellas que se han reali-zado con exquisita vigilancia por nuestra parte.

Núm. 1. En completa obscuridad. Después de una tentaciónque no describiré, se encuentra á Eusapia con su silla sobre lamesa y en estado de trance. A fin de comprobar este fenómeno,se iluminó debidamente el circulo para no provocar una crisispeligrosa. El Dr. Finzi se encontraba á su derecha, y yo á su iz-quierda. Nos dice la médium que le ayudemos á bajar, y volvemosä apagar la luz.

Le sostengo con fuerza su mano izquierda con mi homónima,mientras paso mi derecha sobre el dorso de la médium, como paraayudarla á descender de la mesa. Repetidamente pregunto al se-flor Finzi: «Sostiene V. la mano derecha?» y me contesta afirmati-vamente. Mientras responde á mi pregunta, siento una mano quese pasea por mi cabeza y me coje los cabellos (que llevo muy cortos)como si intentara levantarme, aunque sin hacerme darlo. Casi enel mismo instante, una mano que me pareció muy caliente y másgrande que la mano de Eusapia, acaricióme el dorso de la manoderecha que tenía situada detrás de la médium.

La mano izquierda de Eusapia, que está junto á la mía, se hallamuy distanciada del Dr. Finzi, y como la sostengo con fuerza, escasi imposible que aquél perciba uni contacto de esta mano de lamédium, sin que simultáneamente sienta el contacto de la mía.

Núm. 2. Copio textualmente las notas que redacté algunashoras después de las sesión. Mientras duró ésta, hubo luz roja dela lámpara fotográfica, que permitía distinguir los movimientosgenerales de Eusapia, la que se colocó enfrente de la hendidurade una cortina, que separaba á la pieza principal de una alcoba endonde me situé o. La médium tenia sus manos debajo de la mesa.

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78 PRIMERA PARTE

«Se atan mis manos con un pañuelo, y se coloca mi silla adosa-da á la de Eusapia. Los Sres. Brotferio y Gerosa se hallan casi enplena luz; el último toma notas. El Sr. Schiaparelli, situado á la de-recha, sostiene la mano derecha de la, médium, y el Dr. Finzi, co-locado A la i zquierda, sostiene la mano izquierda. Este ha tenidola precaución de pasar un hilo de cobre alrededor de tres dedos deEusapia, para hallarse seguro de que la mano que tiene cojida essiempre la misma. Su pié, descalzo, se coloca entre ambos pies dela médium, y esta, que lleva calzado con lacones, golpea constan-temente el pavimento para indicar qne se halla en el mismo sitio.

»En estas condiciones, fué tocado tres veces; dos en el codo,y una en la región renal.

»Repentinamente se puso ríjida la médium, y dijo: «iTenedmefuerte, tenedme fuerte!»

Entonces los Dies. Schiaparelli y Finzi la sostuvieron con to-das sus fuerzas, mientras el Sr. Gerosa contaba los minutos y to-maba notas. Al preguntar al Dr. Finzi si tiene la mano izquierda ytoca ambos piés de la médium, me contesta afirmativamente, y enigual sentido lo hace el Dr. Schiaparelli cuando le interrogo sisostiene la mano derecha.

«Entonces veo henchirse la cortina, pareciendo aproximarseá Eusapia como para hacer más profunda la sombra. Enseguidafui tocado en la espalda derecha por una mano que me pareciócorrespondía á un brazo derecho, y casi en el mismo instante, dosdedos me tiraron con fuerza de los cabellos, aunque sin hacerme.daño; de suerte que me convencí, de que una mano había tocadomi espalda y la nuca.

('Al mismo tiempo, el Dr. Finzi fué tocado en la frente, oreja yregión temporal, por unos dedos que salían de detrás de la corti-na, en tanto que la mano que me tocaba, estaba apartada de aquélla.

Los concurrentes no vieron producir á Eusapia ningún movi-miento anormal. Yo que me encontraba detrás de ella, sólo seniluna contorsión general en el momento de aquel ataque, por elcual pidió auxilio la médium.»

Esta experiencia parece de todo punto excelente, no viendo pormi parte lo que se le pueda reprochar. En efecto: el doctor Schia-parelli no abandonó la mano derecha de Eusapia, y el Dr. Finzino pudo abandonar la izquierda, porque al arrollar el hilo de co-bre en los dedos de Eusapia, fijó también uno de los suyos con elmencionado hilo. Y aun admitiendo que el doctor Schiaparelliabandonara la mano de Eusapia. es casi imposible que esta manopudiera tocar al Dr. Finzi pasando por detrás de la cortina, puesyo tenia aplicadas mis espaldas junto ä las espaldas de la médium,y el complicado movimiento que habría tenido que hacer, para Ile-

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EXP. DE MILÁN. - 1892 79var dicha mano hacia atrás, era casi del todo impracticable. Porotra parte, Eusapia no podía dirijir la mano hacia delante sin quelos concurrentes distinguiéramos este movimiento.

Tal es el hecho, que me parece demostrativo, de la existenciade la materialización de una mano, á menos que se trate de atri-buir á los Dres. Schiaparelli, Finzi, y á mi, un grande error expe-rimental.

Sin embargo, ciertas observaciones que voy a. hacer, sin queprueben la menor dosis de superchería, nos incitan á ciertas re-servas en las conclusiones.

1.0 Jamas se ha sentido contacto de una mano cuando las ma-nos de Eusapia estaban á la vista de todos; siempre ha sido preci-sa la obscuridad mas completa, 6 que las manos estuviesen ocul-tas debajo de la mesa.

Se responde á esto que la obscuridad es una de las condicionesprincipales para producirse el fenómeno. Esto será cierto, perodisminuye el valor del mismo.

En una de las experiencias me hallaba al lado de Eusapia,quien tenía las manos en plena luz, y en esta situación, sentí doscontactos que no pude apreciar fuesen producidos por una mano.

Eran contactos ligeros, semejantes á una sensación de presiónsobre la pelvis y parte inferior de la región renal, de suerte, queadmitiendo una intervención directa por parte de Eusapia, éstadebía tocarme con sus pies.

2.° Habiendo propuesto ti la médium atar cada uno de sus pu-fios al de la persona mas inmediata, contestó hallándose en tran-ce, que esta doble ligadura haría imposible el experimento. Estarestricción nos pareció evidentemente desfavorable, porque ex-tremando la sospecha, vendríamos ti parar en que la libertad de lasmanos es una condición necesaria para realizar el fenómeno.

3. 0 Propusímosle asimismo reemplazar la cadena (constituidapor los concurrentes dándose las manos) por una cadena formadapor un sólo individtio, el cual apoyaría recíprocamente sus manosti las opuestas manos de la médium. También rehusó esta propo-sición.

En la segunda sesión de estudio, me coloqué en la disposiciónmencionada, para estar á solas con la médium en /a estancia;pero no percibí ningún contacto de la mano de John.

Bien es verdad que en esta misma Sesión, y cuando se encon-traban reunidas algunas personas en la habitación, creí muy biensentir el contacto de una mano, apesar de sostener las manos dela médium entre las mias; pero no estoy tan seguro que puedasentar una afirmación.

4 •" Una de las manos de Eusapia, en lugar de ser aprisiona-

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80 PRIMERA PARTE

da con fuerza é inmovilizada, descansa suavemente sobre el dor-so de la mano de su vecino, separándose sin cesar, y haciendodificil la distinción entre ambas manos. Apesar de todo, debo afir-mar, que ni Finzi, ni Schiaparelli, ni yo, hemos observado nunca,ningún cambio de mano.

Por otra parte, debo señalar un carácter muy importante en elmomento de estas experiencias.

Los mediaras fraudulentos y los prestidigitadores, distraen laaleación del público, y realizan el juego cuando menos se vigilan.Mas aquí sucede todo lo contrario. Cuando Eusapia se contraefuertemente y lanza profundos gemidos, entonces se produce elfenómeno, lo cual es motivo de que en estos instantes, se active engran manera la vigilancia. Podrá esto no ser una prueba absolutaen favor de su autenticidad, pero habrá que convenir, en que estaparticularidad, hace muy difícil toda superchería.

En todo caso, las malas experiencias no deben hacernos injus-tos para las experiencias que han dado certeza. De ests últimasno hay muchas; pero cuando menos existe una, cuya importanciaprimordial de ningún modo puedo ocultar.

Tampoco pasaré en silencio que jamás he sentido el contacto deuna mano citando las de Eusapia se hallaban en plena luz, asidaspor un hilo, () sostenidas por la misma persona.

§ E

He insistido tal vez demasiado acerca de las experiencias decontactos, pero procuraré ser breve al tratar del fenómeno de apa-rición de una mano.

La habitación se hallaba ä media luz. Yo sostenia con fuerza lamano derecha de Eusapia, mientras que su izquierda se apoyabaen la del Dr. Finzi. Por mi parte estoy seguro que la mano dere-cha de Eusapia no se ha separado de mi, y el Sr. Finzi tiene la casiabsoluta seguridad de que la mano izquierda de la médium, tam-poco ha abandonado la suya.

En un momento de la experiencia, nos dice Eusapia que apre-temos sus manos con fuerza, y miremos por encima de su cabeza.Apenas acabó de hablar, cuando vimos una mano que se abría ycerraba por encima de la cabeza de la médium, sin que á ésta lesorprendiéramos ningún movimiento.

Al abrirse y cerrarse aquella mano, lo hizo con gran rapidez,por todo lo cual nos es imposible decir si se trataba de una manoderecha ó izquierda, pudiendo, en cambio, afirmar, tanto el doctorSchiaparelli como el Dr. Gerosa y yo, que la mentada m Lao era

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EXP. DE MILÁN. - 1892 81muy diferente de la de Eusapia. Esta, tiene las manos pequeñas,finas y gruesas, en tanto que la mano que creímos ver sobre su.cabeza, nos pareció mucho más larga y adelgazada.

La cuestión aquí estriba en saber si en el momento de realizar-se el fenómeno, el Dr. Finzi está seguro de no haber abandonadola mano de Eusapia.

Durante la misma sesión volvimos ä ver por dos veces conse-cutivas aquella mano. En una de ellas, fue la visión tau rápida.como un relámpago. La última vez ocurrió el fenómeno en con-diciones muy interesantes.

Me hallaba situado á la derecha de Eusapia, y el Dr. Finzi ä suizquierda; pero en este momento mi mano no sostenía la de lamédium con la fuerza de otras veces, lo cual despertó en mí laduda de si pudo escapárseme sin que me diera cuenta. De repen-te empieza Eusapia ti gemir y se pone convulsa, y en el mismomomento, aparece una mano por la hendidura de la cortina, y conla velocidad de una flecha, se dirijo hacia mí como si intentaratocarme, retirándose enseguida sin haberlo realizado.

El fenómeno fue tan rápido, que escasamente duraría mediosegundo. A pesar de su manifestación instantánea, parechime di-cha mano más larga y adelgazada que la primera vez, dirigiendosus movimientos en sentido rectilíneo y como partiendo de lasombra de la alcoba.

Dicha mano estaba unida á un brazo que no pude distinguirbien, aunque me pareció muy prolongado, casi interminable, comoenvuelto de un velo blanco ó de an resplandor blanquizco (estosúltimos detalles son inciertos). Durante el movimiento rectilíneode aquella mano, no he podido descubrir ningún movimientoanormal en Eusapia.

A la quinta sesión, tuvimos asimismo la aparición de una mano,análoga ä la de la médium.

Esto confirmaría la opinión del Sr. Chiaia, fundada en una lar-ga serie de experiencias con la médium, el cual dice, que en cier-tos casos, la mano que toca y aparece, es la verdadera mano deEusapia; en tanto que la mano sostenida por los concurrentes en-cargados de vigilar á la médium, es la mano materializada deJohn.

Por absurda que sea esta interpretación, me parece que expli-ca la gran diferencia que existe entre ambas manos.

§

Debemos hacer mención de algunas experiencias referentes ámovimientos de objetos, porque permiten conclusiones más posi-tivas que las experiencias de contactos y apariciones de manos.

6

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82 PRIMERA PARTE

En la segunda sesión, apagamos la luz é. hicimos cadena. Mien-tras yo sostenía la mano izquierda de Eusapia y el doctor Schia-parelli la mano derecha, nos dice la médium que apretemos fuer-te. Esto fué motivo para que redobláramos la atención, siendotestigos del transporte de un tamboril que se hallaba ä medio me-tro de la mesa, y fué depositado encima de ella, segun pudimosapreciar ä la luz de una cerilla. Pocos instantes después de apa-gar la luz, vino el tamboril ä golpearme ligeramente sobre la ca-beza, siendo después echado con violencia en la habitación.

Yo creo que en aquel momento la cadena se interrumpió, ymientras el tamboril me tocaba n la cabeza, ambos piés de lamédium se apoyaban sobre mis rodillas, mientras Con las manos.sosteníalas manos opuestas de Eusapia.

El mismo día se produjo otro fenómeno en condiciones quepuedo precisar mejor. Mientras hacíamos la cadena alrededorde la mesa, sentí el peso de un objeto que se apoyaba suavementesobre mi brazo derecho.

Al comprobar de qué se trataba, vimos que era una silla que-vino ä colocarse entre la mesa y mi brazo.

Apagada de nuevo la luz, hecha la cadena, y sujetada la manoderecha de la médium pór el Dr. Finzi, y la izquierda por mí, atra-vesó violentamente por encima de nuestras cabezas una silla, que-fué á parar á dos metros de la mesa sin tocar á nadie.

Por importante que parezca esta experiencia, todavía me pare-ce menos decisiva que la que referiré enseguida, y casi la consi-dero como el famoso experimentum crucis, en pos del cual hace-mucho tiempo que voy.

Dicha experiencia tuvo lugar el lunes 17 Octubre. 11 las 11 ho-ras y media de la noche, en presencia del doctor Schiaparelli,J. Gerosa, Finzi, Brofferio y yo.

La habitación estaba á media luz. El Dr. Finzi sostenía laman°.izquierda de Eusapia, que podía identificarla continuamente, por-que situó un hilo de cobre alrededor de tres dedos de aquéllamano. Yo tenía asida con fuerza la mano derecha de la médium,estando seguro de que no se podía desprender. La luz de la estan-cia iluminaba débilmente ä Eusapia, y en mayor grado ä los seño-res Schiaparelli, Brofferio y Gerosa, que estaban colocados alre-dedor de la mesa. Una cortina espesa, rígida y tendida como unvelo, nos separaba de una alcoba estrecha, con una puerta en elfondo, cerrada con cadenas y perfectamente sellada.

De 9 á 10 y permanecí sentado en este pequeño comparti-mento, en el cual había una silla que pesaba unos 4 kilogramos, yestaba oculta detrás de la cortina, ä medio metro de la silla de Eu-sapia. El Dr. Finzi sostenía sobre sus rodillas ambos piés de Eusa-

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EXP. DE MILIN. - 1892 83pia, y las manos de esta quedaron situadas debajo de la mesa. Enesta disposición empezó la médium á gemir y contraerse. Todosredoblarnos la atención, y vimos henchirse la cortina en direcciónal Sr. Finzi, á la vez que un objeto se dirigía con lentitud hacia lamesa. El objeto aludido era la silla que se encontraba detrás de lacortina, la cual vino á colocarse encima de la mesa, apoyándoseentre el brazo izquierdo de Eusapia, y la mano derecha del doctorFinzi. Una observación notable tenemos que hacer, y es que lasilla fué colocada de tal man e ra, que hacia sombra á las manos deEusapia. En efecto: el respaldo estaba situado de plano sobre lamesa, y el asiento interceptaba la luz 15, modo de pantalla, entre lalámpara y el rostro de la médium.

¡Cómo se explica este fenómeno?Es absurdo suponer la presencia de una persona extraña en la

habitación. Esta es reducida, completamente cerrada, y con luzsuficiente para inspeccionar debidamente. Por lo mismo, y tenien-do en cuenta todas las circunstancias que concurrieron en el he-cho que se acaba de mencionar, no puede atribuirse á Eusapia laatracción de la silla.

Nos hallamos pues, en presencia de un hecho absolutamenteinexplicable, y que apenas admite restricciones.

Digo apenas, por un extremo escrúpulo.Mientras tuvo lugar la experiencia, se limitó el Dr. Finzi á to-

car y sentir el hilo de cobre arrollado en los dedos de Eusapia, loque en rigor podía permitir á esta, verificar algunos movimientos.

De todos modos, si la experiencia que acabamos de relatar serepitiera con éxito, bastaría por si sola á desvanecer toda clase dedudas.

§ G

Todavía podría hacer mención de algunas experiencias, comoaportes de flores, levitación de Eusapia con su silla hasta la mesa,fenómenos luminosos, etc.; pero la relación de estos hechos nollevaría la convicción, porque sus causas podrían atribuirse á unaextrema destreza. Creo por lo mismo inútil, insistir en ello.

CONCLUSIÓN

¡Qué conclusión podemos hacer?Si en todos los casos se hubiese obtenido un resultado absolu-

tamente decisivo, no experimentaría ninguna dificultad en emitiraltamente mi opinión.

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84 PRIMERA PARTE

El desaire público no me inquieta mucho, puesto que no serála primera vez que me encuentre en desacuerdo con la mayoría.Las dudas que yo experimento, no son dudas de timidez 6 de in-coherencia en mi pensamiento; son dudas reales.

Si se tratase de probar algún hecho simple y natural, casi evi-dente a priori, 6 que no resultase en contradicción con las vulga-res nociones científicas, me encontraría plenamente satisfecho;pero se trata de demostrar /a realidad de fenómenos absurdos,contrarios ä cuanto el vulgo y los sabios han admitido desdemillares de arios. Se trata de un radical trastorno del pensamientoy de la experiencia humana; es un mundo nuevo que se nos abre,y por consiguiente, no es posible mostrarse demasiado afirmativoen la conclusión de estos extrafios y sorprendentes fenómenos.

Sé muy bien que los mentados hechos, en el supuesto de quese justifiquen, podrán hallarse de acuerdo con algunas verdadesque ya son patrimonio de la ciencia; pero entretanto, debemos serprudentes no aceptando estas novedades sin venir precedidas deun escrupuloso examen.

En el terreno de las pruebas, se aceptarán con menos dificul-tad los fenómenos químicos, fisiológicos y astronómicos, que losespiritas, pues para estos últimos, habrán muchas más exigenciaspara su admisión.

Sentados estos precedentes, veamos las pruebas que puedeninvocarse en favor de la realidad de los fenómenos, juzgándolasen su estricto valor.

Consignemos de momento la evidente sencillez de la experi-mentación. Es manifiesto que la médium usapia, no se halla alcorriente de todas las supercherías que han realizado con granperfección los médiums de más allá del Atlántico. Dicha Eusapiaes de una inteligencia ordinaria, apenas sabe leer, y su culturamanual parece muy mediana. Afiadamos que el provecho que sacade estas experiencias es insignificante, y que en resumen de cuen-tas, ha sacado más inconvenientes que ventajas. Jamás la liemossorprendido en ninguna contradicción, y después de semejantesantecedentes, preciso es confesar, que sería necesaria una mara-villosa dosis de astucia y habilidad para mantenerse ä tan buenaaltura durante ocho afios.

Además, consiente con corta diferencia, cuantas experienciasse le proponen; acepta que se ilumine la habitación sin prevenir-la, y admite 6 poco menos, ä cuantos:desean concurrirá las sesio-nes, incluso algunos observadores severos, dotados de muy malavoluntad.

Los fenómenos que produce son sencillos, y ofrecen poca di-versidad. Si estos fenómenos fueran pura superchería, ¿por qué

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EXP. DE MILÁN. - 1892 85

limitar el espectáculo? Con la habilidad que supondría un fraudesemejante. podría aumentar el repertorio, asombrándonos cadadía mas.

Por último, ciertas personas de indiscutible honradez, estánplenamente convencidas de la sinceridad de Eusapia, y se hallanprontas en atestiguar las irreprochables demostraciones que hanpresenciado.

La psicología de estos médiums, no es la psicología del hombrenormal, y es posible que actúen en ellos ciertas fuerzas que nos-otros conocemos con imperfección. Por otra parte, existe en laproducción de estos fenómenos, una parte de inconsciencia suma-mente notable. En mi concepto, aun suponiendo que Eusapiapropusiera engañar, lo haría sin saberlo.

En cuanto ä la opinión de las personas que han estudiadoEusapia durante varios arios, entiendo 'que podría apreciarse enmucho si se tratase de fenómenos vulgares; pero tratándose de he-chos tan sorprendentes como los que se mencionan, no puedo con-tentarme con su afirmación, y poi . lo mismo, necesito conocer losprocedimientos adoptados en las experiencias. De ningún modopuedo dudar de la buena fe del Sr. Chiaia y otros distinguidos se-ñores que han estudiado á Eusapia por espacio de meses y años;más sin ánimo de ofenderles, debo decir, que su perspicacia no seme ha demostrado; y hablo en este sentido, porque desconfío demi propia agudeza, y aun trato de eliminar mis razonamientos,dejando que los fenómenos se produzcan por sí mismos. En unapalabra, desde el momento que se analiza la experiencia, olvidohechos anteriores y me atengo al presente, estudiándolo con de-tención.

Reanudando mis conclusiones, manifestaré, que la hipótesis deun compadrazgo, debe desecharse, no por absurda, sino porque noexiste. En todo caso seríamos compadres Alzsalzof, Chiaia, Schia-parelli, Finzi, Brofferio, Gerosa y yo, que hemos asistido cons-tantemente á las sesiones.

He dicho en otro lugar que no es posible demostrar por A + Bla buena fe de una persona. Preciso es admitirla sin pruebas, ycuando un sabio afirma un hecho, se puede tener la seguridad deque no miente. Podrá engañarse, pero no tratará de engañar.

En cuanto It la intervención de una persona extraña, es igual-mente imposible. Las puertas estaban cerradas con llave; la luzse daba inopinadamente; y muchas veces se celebraron sesionescon luz, que permitía distinguir bien las personas y objetos situa-dos en la habitación.

Admitiendo que existe superchería, hay que convenir que serealiza por medios muy isencillos, casi infantiles. Eusapia no Ile-

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86 PRIMERA PARTE

va ningún objeto en los bolsillos, ni en el vestido. Cuando se ex-perimenta en plena ó media luz, se comprueba que Eusapia noutiliza ningún artificio. Queda solamente en pié la hipótesis deque Eusapia engaña á los circunstantes moviendo los objetos consus pies 6 con sus manos, después de haber conseguido separarsede los pies y manos de las personas que le vigilan; pero tamañaexplicación es poco satisfactoria.

En algunas experiencias, como por ejemplo, en la de la balan-za movida Ii distancia, 6 en la de la silla que desde la alcoba vienesituarse en el brazo del Dr. Finzi, y en otros experimentos de

que hemos dado cuenta, no comprendo cómo la mano de Eusapiaha podido separarse y realizar los movimientos en cuestión. Máspor otra parte, se trata de hechos tan absurdos, que no puedenconvencer con facilidad. Las pruebas que menciono serían muysatisfactorias er. asuntos de química; pero no lo son tanto en ma-teria de espiritismo.

En efecto: en las experiencias de espiritismo no puede repe-tirse el fenómeno á voluntad, y'esto origina en nuestra alma unaduda, ligera si se quiere, pero que al proponernos desvanecerlapor medio de una comprobación rigurosa, no nos es dable realizar-la, porque el fenómeno deja de producirse.

A medida que las condiciones se hacen más precisas, los resul-tados son más medianos.

Aquí sucede todo lo contrario que en la verdadera experimen-tación científica, y por mi parte, no encuentro otra comparaciónpara explicar la incertidumbre del que observa esta clase de fe-nómenos, que lo que ocurre al químico cuando supone haber en-contrado un nuevo cuerpo en una mezcla, y proponiéndose eli-minar todos los cuerpos extraños por medio de la purificación,vé desaparecer las propiedades del cuerpo que creyó encontrar.De purificación en purificación, se ha quedado con nada.

Yo no quiero decir que el resultado de las experiencias sea nulo,porque cometería una injusticia al expresarme así. Lo que deboafirmar es, que para admitir como un hecho científico indiscutibleel movimiento de objetos sin contacto, materializaciones, aportes,etc., precisan pruebas sin réplica, repetidas por millares de veces.

En resumen:Por absurdas é ineptas que sean las experiencias realimdas con

Eusapia, me es muy dificil atribuirlas á una superchería conscien-te 6 inconsciente, ó á una serie de supercherías. Sin embargo; haceJalea la prueba formal, irrecusable, de que no existe fraude porparte de Eusapia, ó ilusión por nuestra parte.

Precisa pues, que busquemos esta prueba irrecusable.CA RLOS RICHET.

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CAPITULO IV

Las experiencias de Nápoles en Enero de

1893

RELACIÓN HECHA POR EL DR. WAGNER

Catedralico de Zoología en el Instituto anabíntico de SanPetersburgo.

Con objeto de restablecer mi salud, tuve necesidad depasar el invierno de 1893 en Näpoles. Ningún deseo me ani-maba por ver á la famosa médium napolitana Eusapia Pa-ladino, limitándome á dejar una carta al Sr. Chiaia, que seencontraba en aquella fecha en Milán. La suerte quiso, noobstante, que asistiera ä las sesiones, y aceptando la invi-tación de una señora rusa domiciliada en Nápoles, me tras-ladé ä su casa el día 24 de febrero.

Allí nos reunimos 10 personas en heterogéneo círculo.Entre ellas existían espiritistas convencidos, incrédulos yexcépticos.

La casa tenía doš pisos que se comunicaban por una es-calera de piedra, inclinada y estrecha. Las sesiones tuvie-ron lugar en una habitación del segundo piso, pequeña,obscura y sin ventanas, aunque con una abertura en la bó-veda, que comunicaba con una estancia igualmente exi-gua. Este departamento estaba iluminado por una linternacon cristales rojos pendiente del techo, mientras que la ha-bitación primeramente descrita, lo estaba por una linternaexin cristales verdes. La escalera conducía directamente h

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88 PRIMERA PARTE

esta habitación por medio de"una puerta con cristales, fil-trándose ä través de los mismos mientras se celebraban lassesiones, una débil claridad. Ambas lámparas permanecíanapagadas durante las experiencias.

A izquierda de la puerta con cristales, existía otra queconducía å un pequeño corredor, desde el cual se penetra-ba ó un gabinete reducido, que no tenia otra salida que lacocina.

La dueña de la casa invitó á dos de sus huéspedes (losmás excépticos) á reconocer el departamento en que se ha-bían de celebrar las sesiones. Yo propuse que el círculo fue-se constituido en un principio, por un número restringidode personas elejidas entre las que creen en los fenómenosmedianímicos, ó á lo menos, en la existencia de otro mun-do. Los demás miembros debían quedar provisionalmenteen espectación. La propuesta fuée aceptada.

Eusapia Paladino entró acompañada de cuatro personas>las cuales tomaron asiento alrededor de una mesa de ma-dera en forma cuadrada. He aquí algunos detalles de la per-sona de Eusapia Paladino.

De cuantos médiums he conocido en mi vida, ninguno.me ha sido tan simpático como Eusapia. Su mirada es la deuna buena campesina, sencilla y franca; durante las sesio-nes, se coloca enteramente á la disposición de lbs concu-rrentes, esforzándose en convencerles de que su voluntadno interviene para nada en las manifestaciones que se pro-ducen.

Durante los fenómenos de materialización, sufre visible-mente, y no rechaza de ningún modo las comprobaciones yregistros que se practican.

Cuando le pregunté qué cosa sentía cuan

d

o afectada deconvulsiones se ponía ä gemir,.contestöme: Oppresione.

Nos colocamos alrededor de la mesa formando cadena,correspondiendo mi asiento al lado de la médium. En la ha-qitación existía luz suficiente para distinguir todos los ob-retos; además de las linternas roja y verde, se colocó una.bujía encendida sobre un pequeño armario próximo á lamesa.

En el momento de .quedar sentados y formar cadena, lamesa empezó å moverse, elevándose con facilidad y fuerza

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EXP. DE NÁPOLES. - 1893 89.

los dos pies del mueble mas inmediatos á Eusapia. Esta, le-vantó las manos, rogandonos que apoyóramos las nuestrascon toda suavidad, y pocos minutos después, rf anudó la me-sa sus movimientos, inclinändose tan pronto de un ladocomode otro, llegando por fin ä elevarse por sus cuatro piés conun movimiento pausado y regular. En el mismo instanteentró en la sala de experiencias la dut Ña de la casa con cua-tro personas mas, y examinaron toda la habitación con unabujía, sin descuidarse de inspecciGnar los piés y vestido dela médium.

En su misma presencia se elevó nuevamente la mesabasta la altura de un pié, y después de sostenerse un se-gundo en el aire, descendió bruscamente hasta chocar confuerza en el suelo. Después de este fenómeno, que se repitiódos veces, sucedió un momento de calma, durante el cual

'sufría Eusapia visiblemente.AcordAndome de las condiciones en que se realizaron

laS sesiones de Eusapia en 111i lAn, en presencia del Sr. Aksa-kof y vatios sabios italianos y franceses, propuse transpor-tar la mesa hasta la puerta que comunicaba con el corre-dor, ó fin de que le médium pudiera hallarse ä la vista detodos.

Yo me coloqué junto A la mesa con dos personas mas, ylas restantes, se situaron al lado de la médium por el ordenque se les indicó.

Esta disposición duró poco, pues desde el instante quelos fenÓMenos se reanudaron, cuantos se hallaban presentesse aproximaron á la mesa. Enfrente de mí se situó el señorPessino, hijo de un renombrado abogado de Näpoles.

Al poco rato, empezaron las cortinas ó henchirse y sepa-rarse, de un modo visible para todos. Los concurrentes pi-dieron que los fenómenos se acentuasen. El espíritu guía,que dijo llamarse ' John-King (antiguo conocido mío), hizosaber por medio de cinco golpes, que precisaba disminuir laluz. Se apagaron las lAmparas, y casi en el preciso instante,vimos desprenderse de Eusapia una masa obscura que separecía vagamente i una mano. Yo vi con gran precisiónesta forma, que se destacaba sobre el fondo iluminado de lapuerta..

Encima de la.mcsa existía una trompetilla y un cuerno

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• 90 PRIMERA PARTE

de Caza, previamente colocados por mí antes de principiarla seSión. John-King cogió el cuerno sin que nos apercibié-ramos, y produjo algunas notas; sopló luego suavementeen la trompetilla, y depositó ambos objetos sobre la mesa.

Después de las manifestaciones que se acaban de relatar,sentí sobre mi mano izquierda el contacto de dedos perte-necientes ä una mano pequeña., Este incidente ocurriómientras sostenía la mano de mi vecino de la izquierda, nopudiendo atribuirse dicho contacto á la mano de Eusapia,por cuanto sus manos, estaban retenidas por dos de las per-sonas más inmediatas.

Poco después, , sentí de nuevo el contacto de la pequeñamano, aunque en sentido inverso, es decir, como si vinieraen dirección de mi vecino de la derecha. Me di perfectacuenta de que el mencionado contacto no pudo realizarlomi vecino, porque éste era hombre de talla alta y manosvigorosas. Con todo, esta suposición es puramente subjeti-va, y me atengo á la observación del Sr. Aksakof.

Además de estos contactos superficiales, John Fing meapretó suavemente el brazo, golpeándome asimismo en laespalda.

Seguramente el invisible no resultó simpático á mi ve-cino de enfrente, porque se levantó súbitamente diciendo,que no podía permanecer más tiempo en el lugar que ocu-paba. Interrogado acerca de los motivos que tenía para se-mejante decisión, contestó que alguien le había tocado. Vi-siblemente aturdido, cambió de sitio, colocándose á mi lado;pero muy pronto se separó del círculo donde se daban losgolpes medianímicos. Entonces se colocaron ä la izquierdade Eusapia dos de los concurrentes, excépticos implacables.El más inmediato á la médium, podemos decir que sufrió laprueba del martirio. Cuanto más apretaba la mano de Eusa-pia y con mayor fuerza comprimía su pié, mayores eran losgolpes que le propinaba John King. No queriendo darsepor vencido, soportaba valerosamente el ataque. Aquelloparecía el juego del gana-pierde.

Serían próximamente las 9 cuando la atención de losconcurrentes converji6 hacia uno de los pliegues de la cor-tina inmediato ä la médium. En el obscuro espacio situadodetrás del cortinaje, se producía la materialización de una

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E XP. ÐI N ÁPOL ES - 1893 91

mano. Dicha mano empujó la cortina hacia adelante, mien-tras las manos de la Paladino eran visibles para todos. Unapersona sujirió . la idea de que uno de los presentes pasasela mano por detrás de la cortina â fin de tocar la mano ma-terializada, pero nadie se atrevió á realizar la experiencia.

Conviene hacer observar, que John King, se comportasiempre de un modo correcto comm aquellos que en el tie-nen fe.

Se pidió al invisible que diera algunos golpes sobre lapuerta del armario, y el invisible satisfizo los deseos de losreunidos, .echando la cortina sobre el tablero derecho deaquel mueble, y abriéndolo y cerrándolo con violencia actoseguido.

Esta fue la última manifestación que se obtuvo en mipresencia. Las exigencias del público que concurrió á estassesiones, trajeron á mi memoria las severas condicionesimpuestas á los hermanos Eddys, médiums americanos, äquienes se les ataban las manos á una cruz, ó ä sus pies.

Aunque en la sesión de que acabo de ocuparme no seemplearon ligaduras de ninguna clase, es preciso convenir,que Eusapia, con su carácter meridional, tuvo que sufrirmucho con las violentas fantasías de los incrédulos.

Abandoné la sesión, porque me lastimaba ver tanta exi-gencia partiendo de personas incompetentes. Después (lemi partida, continuaron todavía los fenómenos. John Kingcubrió la cabeza de dos excépticos, con, endebles sillas dejunco, no pudiendo decir si este fenómeno ha hecho bam-bolear su incredulidad.

Uno de los motivos que particularmente me indujo t'tpresenciar alguna sesión con Eusapia, fué la cuestión desaber, si un médium de efectos físicos, podía ser méditun dematerialización. En San Petersburgo conozco un médiumescribiente que se transforma en notable médium de mate-rializaciön.,Esta facultad, es evidentemente la más elevadaá que puede llegar todo médium de efectos físicos. Otro delos motivos porque deseaba ver trabajar ä Eusapia, era paraconvencer al Profesor K. de la realidad de los hechos me-dianímicos. El mencionado Profesor residía en Nápoles ocu-pando dos habitaciones inmediatas á la mía.

Antes de pasar adelante en mi relación, debo confesar,

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92 PRIMERA PARTE

aunque con pena, que en el curso de la segunda sesión meconvencí una vez más, de que la creencia en el hombre, esindependiente de su razonamiento.

Bajo este punto de vista, fué la mentada sesión una ex-celente materia de estudio. Tuvo aquélla lugar el día 2 deMarzo en un espacioso salón provisto de anchurosa ventana,que se cerró herméticamente. Los concurrentes éramos seis:La señora P., mi esposa, el Profesor K..., el Doctor B., lamédium, y yo. Siguiendo mi colega las indicaciones que ledi, situóse ä la derecha de la médium, en tanto que yo mecoloqué á la izquierda de la misma. La mesa alrededor dela cual nos sentamos, era redonda, de un solo pié, y muyincómoda para las experiencias.

Al dar principio ä la sesión, iluminaba la estancia unabujía con pantalla encarnada, que se situó encima de lamesa redonda; y una lámpara, que descansaba en una mesainmediata; pero habiendo pedido John King que se dismi-nuyese la luz, trasladamos la bujía á la otra mesa, y apaga-mos la luz de la lámpara.

Pocos minutos después, se puso la mesa en movimiento,balanceándose y elevándose por el extremo opuesto al sitioque ocupaba la médium. Reconociendo que la mesa resul-taba incómoda, la reemplazamos por una mesa de juego queestaba situada en una habitación inmediata. Esta mesa, seelevó completamente en el aire, más el Profesor K... no sedió por satisfecho, por no haberle sido posible observar lospies de la médium, á pesar de que en el transcurso del ex-perimento, los piés del Profesor contactaron siempre con losde Eusapia.

Entonces propuse utilizar un trípode, pero los continua-dos cambios que realizamos, y el desacuerdo que reinabaentre el grupo. dieron por resultado la interrupción de losfenómenos. Por último; impacientada Eusapia por nuestraincredulidad, se levantó, y cogiendo la mano del ProfesorK...,:le dijo: ¡Cuándo los verdaderos experimentadores selimitarán ä estudiar en un medio homogéneo, sin la intru-sión de personas que traten de someter el fenómeno ä suscaprichos? ¡No quereis creereues bien; vais á ver una ma-nifestación Medianimica y os convenceréis. Y conduciéndo-le hacia la ventana cerrada, plegó la mano como el que

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EXP. DE NÁPOLES. - 1893 93

trata de escribir, y la apoyó contra el postigo. A. los brevessegundos, tomó Eusapia la mano del Profesor K..., con lacual trazó un rasgo bastante extenso, que, comprobado it laluz de la bujía, resultó un dibujo hecho con lápiz, imitandola letra C.

De la forma del rasgo se deducía, 6 bien que había sidotrazado en dos veces, ó realizado simultáneamente por dosmanos.

Interrogué al Profesor K... acerca de lo que pensaba deeste hecho, contestándome, que no habiendo examinado pre-viamente la ventana, cabía la suposición de admitir que eldibujo ya estaba trazado.

Desmenuzando la idea, cree el Profesor K... que en laventana, existía una señal conocida por la médium, y que alacompañarle la mano, quedó ennegrecido uno de los dedosdel Profesor, y con este (ledo habría trazado la línea suple-mentaria. Esta suposición cree poder fundarla en el hecho,de que la línea trazada con el dedo, borraba por abajo la lí-nea dibujada con el lápiz, que terminaba con un rasgo des-cendente.

Sin embargo, resulta muy difícil admitir que el dedo delProfesor K..., conducido por la mano de Eusapia, siguieracorrectamente la línea dibujada previamente por ésta.

Así que la médium se hubo enterado de esta opinión, nosrogó que examináramos el otro postigo.

Nada encontramos de particular.Entonces se sirvió de mi mano como antes se sirvió de

la del Profesor K..., y después de algunos segundos, quedómarcada una línea con lápiz, imitando la letra C.

Solicitando del Profesor K... una explicación de lo queacababa de obtenerse, manifestó éste, que la línea no que-dó dibujada en la misma dirección que teníamos aplicadaslas manos, sino un poco más abajo, dejando por resolver elpunto concerniente al autor de la línea, y el momento enque se dibujó.

El Profesor K... manifestó claramente su incredulidadrespecto á las manifestaciones medianímicas, así como ladesconfianza que le merecía la médium.

Con ánimo de desvanecer sus dudas, le propuse que seretirara por unos momentos en unión del doctor B...,. hasta

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94 PRIMERA PARTE

que las manifestaciones adquiriesen un marcado desarrollo.Ambos consintieron gustosamente.

Al reanudarse la sesión, se elevó la mesa pequefia hastala altura de un pié. Mi mujer suplicó Eusapia que se co-locara de lado, apoyando ambos piés sobre una silla. En es-tas condiciones, se repitió el fenómeno de levitación de lamesa. Entonces invite al Profesor K... para que fuese testi-go del fenómeno, y en su presencia, continuaron las mani-festationes. A pesar de cuanto se desarrollaba ante sus ojos,no se (lió por convencido, alegando que los piés de la mesaquedaban envueltas en el vestido de Eusapia. Este detalle,le hizo concebir como es natural, ciertas sospechas, pero,reflexionando detenidamente debía comprender, que aunseparando la médium sus piés de la silla, había de serleimposible levantar ta mesa.

Los investigadores que en el año 1872 estudiaron en Mi-län estos fenómenos, ya notaron la particularidad de hin-charse el vestido de la médium cada vez que se desarrolla-ba una manifestación del género que acabamos de referir,sin que se pueda atribuir ä intervención voluntaria por par-te de aquélla.

Bajo el punto de vista medianimico, puede esto explicar-se por la emanación de los flúidos del cuerpo (lela médium,los cuales se materializan. Pero si debemos aceptar los ar-gumentos del buen sentido, es decir, los que proceden deideas materialistas, no nos queda otro recurso que aceptarla combinación de resortes ocultos que se ponen en activi-dad cuando se opera el fenómeno. Probablemente el Profe-sor K... llegó ä esta conclusión, por mäs que sus deseos noeran (según manifestó), los de entregarse ä ninguna conje-tura.

La manifestación que acabo de referir, fué la última queobservó el Profesor pues ä pesar de que los fenómenoscontinuaban, se levantó bruscamente, y se marchó sin des-pedirse.

Este extraño proceder, dä cuenta de la extrema irritacióndel sabio excéptico que se vé encerrado en el siguiente di-lema: ó admitir que los fenómenos de que acaba de ser tes-tigo son tan notables, que necesariamente han de convertirä cuantas personas los ven, ó suponer que se trata de jue-

r%

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EXP. DE ÁPOLIS. - 1893 95

gos de prestidigitación, para los que es inútil y estúpido de-tenerse.

Probablemente la segunda alternativa se ofreció A suespíritu, y prefirió huir la tentación.

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CAPITULO V

Las experiencias de Roma en 1893 y 94

El Sr. Enrique de Siemiradski (1) que ha asistido en Romay Varsovia á unas 50 sesiones, es una de las personas quemejor han podido observar los fenómenos que produce Eu-sapia. El resúmen de las experiencias que ha realizado enRoma, y de las que no ha dado cuenta en público, es un do-cumento precioso, porque nos presenta una revista de con-junto de los fenómenos comprobados por él, y por diversosobservadores.

A continuación lo reproducimos íntegramente.

EXPERIENCIAS EN MAYO DE .1893

A. PRIMER GRUP0. —Movimieitlo de objetos C011, ó Silt con-tacto por parle dejas manos de la médium.

Una pequeña mesa de madera blanca, sin bordes salientes,se levanta sobre sus dos piés, tan pronto del lado de la mé-dium, como del opuesto, y luego se balancea acompasada-mente. A medida que se prolonga la sesión, los movimientos

(1) El Sr. de Siemiradslii, miembro correspondiente de nues-tro Instituto, y de las Academias de Bellas Artes de San Peters-burgo, Berlín, Roma, Stolzolnao, etc., es no solamente un granpintor que obtuvo medalla de honor en la Exposición Universalde París del año 1878. sino un gran experimentador habituado alos mötodos precisos de investigación, en virtud de los estudiosque tiene realizados con gran brillantez en la Facultad de CienciasNaturales de Kliarliof.

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EXP. DE ROMA. — 189344 978e acentúan, elevándose la mesa y sosteniéndose en el airedurante 2 ó 3 segundos. Tanto durante la levitación como.en el curso de las experiencias, las manos y pies de Eusapiase apoyan en nuestros pies y manos. Esta es la regla.

El grado de luz varía, desde la obscuridad más completa,hasta la luz de dos bujías ó de una lámpara de petróleo.

La obscuridad facilita á la médium entrar en trance.Una vez en dicho estado, se producen los fenómenos

-aunque sea en plena luz. En estas condiciones, puede com-probarse la imposibilidad en que se encuentra la médium.de producir mecánicamente los mencionados movimientos.

A la luz del magnesio, hemos obtenido tres fotografíasinstantáneas que reproducen la levitación de la mesa. Enuna de ellas, se puede observar que ninguno de los concu-rrentes contacta con dicho mueble (Véase la lámina IV).

Se ha notado, con gran frecuencia, que al producirse lalevitación, se henchían los bajos del vestido de Ensapia,dirigiéndose hacia el pié de la mesa. Este relieve del vesti-• do produce al tacto una impresión como el de la tela hen-chida por el viento. Jamás se ha encontrado entre lospliegues de la ropa ningún objeto sólido. Tampoco ha sidoposible sorprender (ä, pesar de minuciosos registros), movi-miento alguno en los pies y rodillas de la médium.

En diferentes ocasiones se les quitaron ä los concurrentes• sus sillas, y fueron colocadas encima de la mesa. General-mente ocurría esto, ä la persona situada en el lado izquierdode Eusapia. Dicho lado es asiento de mayor irritabilidadnerviosa que el lado opuesto, y de la extensa cicatriz queradica en la región temporal, se desprende un intenso soplo

.en ciertas ocasiones'.Ordinariamente se producen las manifestaciones bajo el

'siguiente orden: Mi mano derecha mantiene asida la manoizquierda de la médium, y ésta, apoya el pié izquierdo sobreel mío, rozándose su pierna Con la mía. El celador de la de-recha hace lo propio en su correspondiente lago.

En tales condiciones, sentí uno ó dos golpes en el pié demi silla, la cual empezó ä moverse. Me levanté del asientosin dejar de vigilar los movimientos de la médium, y á, todoesto, la silla parecía esforzarse por ascender hasta mi brazoy el de Eusapia, rozando Mi espalda y la cabeza, y situä,n-

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98 PRIMERA PARTE

dose por último, encima de la mesa. Comprobamos su pre-sencia, ä la luz de una cerilla que encendió uno de los pre-sentes, y al quedarnos nuevamente ä obscuras, descendió.la silla por el mismo camino.

En cierta ocasión asistió mi primo L. Proszynski á unade estas sesiones experimentales, viéndose sorprendido por-el peso de una silla que le subió hasta la cabeza. Dicha silladescendió de la misma manera, sin que en el transcurso delfenómeno, las manos de la médium cambiaran de posición.

Una noche se me ocurrió la idea de dejar sobre la Mesaun pequeño herófono y una diminuta caja de música. Alcabo de breves minutos de espera, el herófono empezó ä to-car, dando vueltas sobre nuestras cabezas. Palpando encimade la mesa, nos aseguramos que el instrumento había des-aparecido. Pocos instantes después, apareció en el mismositio, oyéndose un ruido sordo, como si manosearan el he-rófono, subsiguiéndole otró ruido parecido al de un cuerposólido que cayera de plano sobre el pavimento. Breves se-gundos después, se oía un ronquido sordo como si partiesedel instrumento. Iluminamos la habitación, sin 'cine los en-cargados de vigilar ä la médium abandonasen su puesto, ycontemplamos, á un metro de distancia, el disco de cartónagujereado que determina en el herófono el aire musical.

' Dando vueltas al manubrio del órgano, obtuvimos los soni-dos monótonos que antes habían llamado nuestra atención.La cajita de música fue objeto de una manifestación análo-ga. Volteó alrededor de la mesa, dejando oir los sonidosargentinos de un aire escocés, y apoyándose de vez en cuan-do en la frente de los 'concurrentes.

Al examinar poco después la cajita, vimos alrededor dela manivela, algunos cabellos de señora, que indudablemen-te se desprendieron al rozar contra su frente.

Voy ahora á dar cuentá de algunos experimentos que-presencié en unión de Ochorówicz.

1. 0 Una balanza de resorte fué situada sobre la mesa, yencima del platillo, colocamos un electroscopio compuestode dos bolas de saúco Unidas por hilos de seda á una co-lumna de cristal.

Pocos minutos después de apagar las luces, se oyó unformidable ruido procedente de la balanza, y comprobamos

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que el electroscopio había desaparecido de su sitio, yendoColocarse encima (le!

Repetimos la experiencia, y esta vez, el instrumento,con los hilos de seda arrollados en el soporte, Vi l o á colo-carse entre las manos del doctor Ochorowicz. Parecía queuna fuerza oculta quería mofarse . del sabio, y le sus instru-mentos de precisión.

2." Las experiencias se realizaban en mi comedor, en elque había una lámpara apagada, suspendida en el techopor encima (le una grande y pesada mesa. Eusapia. Ocho-rowicz, algunos amigos, y yo, estábamos sentados junto e'tuna mesa de madera blanca que se dispuso en un extremodel comedor. Ente todos formamos la cadena, siendo im-posible alcanzar la lámpara desde el sitio que ocupábamos.

Un ruido bastante perceptible nos avisó de que algo serealizaba, y después de un breve rato de espera, se nos ad-virtió por medio de golpecitos dados en la mesa, que el ex-perimento estaba terminado. Encendimos una bujía, y vi-mos que se había hecho descender la lámpara (que era (lecontrapeso) hasta hacerla apoyar en una pesada silla trans-portada sobre la mesa.

3•0 En un ángulo del comedor que correspondía algodetrás y ä la izquierda de Ochorowicz y Eusapia, existía unpiano, y como manifestásemos deseos de oirlo tocar, nos fuéatendida la súplica.

Antes (le producir ningún sonido, oímos perfectamentecómo el piano cambiaba de sitio, y aun el Dr. Ochorowiczviö el fenómeno, gracias á un rayo de luz, que partiendo (leuna rendija (le la ventana, se reflejó en la superficie bruñi-da del instrumento.

Este fué abierto, y empezaron ä °irse algunas notas gra-ves„pero en el instante expresé en voz alta el deseo de quese tocaran á la vez las notas graves y agudas, lo cual fuéinmediatamente ejecutado. Terminado este número de lasesión, púsose el instrumento en marcha rozando con nues-tros asientos; y acompañando ä nuestra mesa de experien-cias, que también se puso en movimiento, recorrimos algu-nos metros de la estancia.

4.° Un vaso conteniendo agua hasta su mitad, y quese hallaba sobre al bufet, lejos del alcance de nuestras ma-

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loo PRIMERA PARTE

nos, fué llevado por una fuerza desconocida hasta los labiosdel Dr. Ochorowicz.

La operación tuvo lugar en plena obscuridad, con unaprecisión prodigiosa.

B. SEGUNDO GRUPO. —Contacto de manos invisibles.

Estos contactos que se perciben con gran limpieza, pare-cen ser producidos por una mano humana, que tan prontoroza suavemente la cabeza, cara y extremidades de las per-sonas inmediatas ä la médium, como les sujeta las manos,llevändolas hasta el borde superior de la mesa.

Alguna vez ha ocurrido que dicha mano misteriosa ha de-jado sobre nuestros brazos y espaldas, trazos blancos hechoscon tiza, como si tratase de apartarnos la idea de una sujes-tión ó alucinación colectiva.

La demostración de la objetividad del fenómeno, ha idotodavía mäs lejos. La misteriosa mano, ha dejado impresio-nes de dedos con su epidermis sobre superficies cubiertasde negro de humo.

Por medio del moldaje, heillos conseguido comprobar laexistencia de una mano que no pertenece ä ninguno de losreunidos. Para ello colocamos encima de la mesa gran-de del comedor, una pesada vasija llena de tierra de mo-delar, sentändon,os todos, incluso Eusapia, alrededor deotra mesa situada ä un metro de distancia. Después de es-perar unos minutos, la vasija fué ä colocarse sobre nuestramesa.

A todo esto, no abandonamos ni un momento las manosde la médium, y después de un corto periodo de convulsio-nes y gemidos, dijo: «E falto» (ya estä hecho). Encendimosla bujía, y encontramos dentro de la vasija una cavidadirregular, que, después de haberla llenado de yeso, nos dióun molde perfecto de dedos crispados y como envueltos deuna tela fina, por entre cuyos pliegues se veía con la mayorclaridad la epidermis. (Lamina V). Dos moldes menos per-fectos se obtuvieron en las mismas condiciones.

Seguidamente intentamos obtener el moldaje de JohnKing, pero no obtuvimos mäs que la impresión de una su-perficie ligeramente ondulada y envuelta de tela, opinando

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que se trata del rostro del personaje invisible, á juzgar porlos moldajes que otros experimentadores han obtenido.

Tengo en mi poder algunas muestras de moldajes deesta índole, obtenidos por el señor Chiaia con ayuda de lamédium Eusapia. Los más perfectos, presentan una singularparticularidad; el rostro se halla envuelto de un velo, soste-nido por encima de la cabeza por una mano crispada. Dichamano parece pertenecer al fantasma.

Recientemente, el doctor Vizani Scozzi, de Florencia,- que era muy escéptico al principiar esta clase de estudios,obtuvo en Nápoles un moldaje análogo al que hemos dicho.y cuya fotografía conserva el Sr. Hoffmann, de Roma.

C. TERCER ORUP0.—Apariciones luminosas.

Se forman en la más completa obscuridad, y consistenen pequeños globos luminosos, fosforecescentes, que revo-lotean por encima de nuestras cabezas. El mencionado fe-nómeno acompaña de ordinario ä los contactos de manos,aunque se trata de un orden distinto.

D. CUARTO GRUP0. —Fenómenos auditivos.

El fenómeno más común, es el de ligeros crujidos en lamadera de la mesa, 6 bien se trata de golpes que puedenser muy débiles ó sumamente intensos. Otras veces, se oyealrededor de los concurrentes, chasquido de dedos, aplau-sos, ó ruido de pasos, como si alguien nadase por la habi-tación.

Una noche percibimos el sonido de una voz hueca quehacía esfuerzos por formular una palabra; en otra sesión,estalló sobre nuestras cabezas una carcajada festiva.

EXPERIENCIAS DE 1894

En la primavera de 1894 tuve ocasión de tomar parte enuna nueva serie de experiencias con Eusapia, en colabo-ración con los Doctores Richet, Schrenck-Notzing ((le Mu-nich), Lombroso (que asistió ä una sesión), Danilewski ((le

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102 PRIMERA PARTE

la Facultad ile• Medicina •(le San Petersburgo) y Dobrzycki(redactor de . La Gaceta de Medicina, de Varsovia.)r Los resultados fueron poco más (5 , • menos los mismos, ysiempre -muy concluyentes. .

• He aquí algunas experiencias que merecen consignarse.Con objeto de hacer mover un cuerpo sin tocarlo, encon-

trándose aislado, se .colocó • un trocito de papel plegado enforma de choza A , sobre un trozo de cartulina que se cortóde una tarjeta del doctor Dobrzycki, cubriendo ambos cuer-pos con un vaso invertido. Al observar que la médium se fati-gaba inútilmente, decidimos abandonar sobre la mesa gran-de, dicho aparato, trasladándonos los concurrentes ä la mesapequeña. Después de haber cerrado cuidadosamente conllave las puertas de la sala, rogué ä mis huéspedes queguardaran en sus bolsillos las llaves, ä fin de que no pu-diera acusárseme de poco previsor.

Apagamos la bujía, y á los pocos momentos, percibimossobre nuestra mesa el ruido (lel vaso. Inmediatamente en-cendimos la luz, viendo con sorpresa, que el vaso se hallabasobre nuestra mesa, guardando la misma disposición conque lo dejamos en la mesa grande, aunque faltaba el dis-co de cartulina. Cuantas pesquisas hicimos para encontrar-lo, resultaron vanas.

Terminada la sesión, hice pasar ä mis huéspedes ä laantecámara. El doctor Richet estuvo encargado de abrir lapuerta de entrada, que fué cerrada por dentro durantela sesión, viéndose sorprendido sobremanera al encontraren la parte exterior de la puerta, junto ä la escalera, el dis-co de cartulina que inútilmente habíamos buscado.

En otra sesión colocamos sobre la mesa un plato llenode negro de humo, y la mano misteriosa dejó allí la impre-sión de sus dedos. Habiendo reconocido inmediatamentelas manos de los concurrentes, incluso las de Eusapia, seencontraron con el color normal. Invitada entonces la mé-dium ä reproducir con su mano, una impresión idéntica enotro plato lleno de igual substancia, quedó con los dedosennegrecidos. Comparando ambas impresiones, observamosuna semejanza notable, ó por mejor decir, una completaidentidad en la disposición de las espirales epidérmicas, que,como es sabido, varían en cada invidividuo. La particula-

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lidad mencionada, habla de una manera elocuente en favor dela hipótesis del desdoblamiento del médium.

También obtuvimos el moldaje de la mano fluídica en-vuelta con su velo. He aquí las particularidades de la expe-riencia.

Las manos de Eusapia se hallaban aprisionadas como deostumbre, no quedändole en libertad niós que la punta de

los dedos, que estaban envueltos con el pañuelo del doctor.Schrenck-NOtzing. Ei plato de arcilla se hallaba fuera de sualcance. En un momento dado, empezó la médium ä gemir,-apoyando entre tanto las puntas de sus dedos sobre el dorsode mi mano. Parecía sufrir mucho, y se lamentaba de que laarcilla era. muy dura, pareciendo evidente que su sensibili-dad estaba exteriorizada con el doble de su mano; afectán-dose dolorosamente la médium, por la resistencia que ofre-cía la greda ä la mano (le! fantasma.

Antes de terminar, debo hacer mención (le! «soplo frío»'que sienten muchas veces los concurrentes durante lassesiones. Este soplo es muy sensible cuando se desprendede la cabeza de la médium, y corresponde precisamente ä laregión temporal izquierda, en donde tiene una extensa ci-c atriz.

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CAPITULO VI

Las experiencias de Varsovia desde el 25Noviembre al 15 Enero de 1894

Al asistir el doctor Ochorowicz ä las experiencias que severificaron en Roma, obtuvo de Eusapia la promesa de queiría unas cuantas semanas ä Varsovia para someterse á lasobservaciones del doctor polonés y de sus amigos. El día 25de Noviembre de 1893 cumplió Eusapia la promesa, llegan-do ä Varsovia y alojándose en casa del doctor Ochorowicz,donde podía ser examinada á cada momento, no tan sólopor el doctor, si que también por su señora. La médium Eu-sapia permaneció en la capital de Polonia hasta el día 15 deEnero de 1894.

Durante estos 52 días, diö 40 sesiones, en las cuales toma-ron parte alternativamente de 120 ä 25 personas elejidas en-tre las más notables de la ciudad, como el general SócratesStarynkiewcz, antiguo presidente de Varsovia, y los señores.Watraszewski,,Héring, Higier, Harusewicz, doctores en me—:(Reina, Swiencicki, Glovacki Prus, Matuszewski (1), célebres.literatos, y el señor Bronislas Reichman, ingeniero elec-tricista.

Otros experimentadores combatieron semejantes asercio-nes en una serie de artículos diseminados en diferentes.periódicos. Don Casimir° de Kranz redactó una declaración

(1) El sefior Matuszewski ha publicado recientemente un li-bro muy interesante titulado La módiumnité et la sorcellerie,el cual expone las experiencias realizadas con Eusapia.

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de cuanto había observado en las sesiones, la que se tradujoal francés, siendo publicada en la Rente d'Hypnotisme, co-rrespondiente ä los meses de Julio ä Diciembre de 1894. Conlos datos que me he proporcionado leyendo dicha traducción,y algunas notas que se ha servido remitirme el señor Sie-miradzki, he compuesto el siguiente resUmen, fijándomeprincipalmente en los fenómenos físicos, y dejando apartelos fenómenos inteligentes.

I. ANÁLISIS DE LA DECLARACIÓN DEL SR: DE KRANZ

A. Clasificación de los fenómenos.El señor de Kranz lía clasificado en diez categorías, los

fenómenos obtenidos, ä saber:

1.0 Elevación total ó parcial de una mesa. Disminución 6 au-mento de peso en una mesa suspendida en un dinam6metro.

2.' Movimiento de objetos no tocados por la médium.a) de tablillas. Observado por 5 personas.b) de una campanilla suspendida en un arco iluminado; 14

personas.c) de la misma campanilla cubierta por una delgada red me-

tálica; 3 personas.d) de una cortina. A media luz; 15 personas.e) de una mesa pe(lueiia colocada detrás de la cortina; 13

personas.f) de un tamboril y de una campanilla sonando en el aire por

encima de la cabeza de los concurrentes: en la obscuridad; 10personas.

g) de una mesa grande; a. la luz, 8 personas.h) de sillas y otros objetos elevados hasta la mesa, y descen-

didos al suelo: en la obscuridad; 10 personas.i) de anteojos sustraídos á las personas presentes: en la obs-

curidad; 8 personas.k) de una mesa muy pequetia: á la luz; 6 personas. "1) de una campanilla detrás de la cortina; 14 personas.In) Encender una 'ampara eléctrica á distancia.n) Elevación de una tablilla situada sobre la mesa.o) de dos tablillas unidas por medio de una visagra.3. 0 Contactos á las personas reunidas, que pudieron observarse

en la obscuridad por 15 personas, y á la luz por 9 personas. Visión.de una mano materializada que no era la de la médium.

4.0 Sonidos diversos no producidos por la médium.

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106 PRIMERA PARTE

a) Castafieteos, ruido de papirotes y besos. Percibidos por 10personas.

1)) Fuertes golpes sobre la mesa en que estaba sentada la mé-diunn; 8 personas.

c) Idénticos golpes sobre una puerta y mesa alejadas de lamédium; 10 personas.

d) Sonidos de un instrumento á embocadura; 4 personas.f) voces, ronquidos; 6 personas.y) Sonido de un acordeón; 4 personas.5.° Levitación de la médium sobre la mesa; 5 personas.6.° Fenómenos luminosos; 13 personas.7.° Signos que aparecen de una manera anormal:a) sobre el papel; 6 personas.1)) sobre una tablilla 6 dos tablillas selladas; 7 personas.c) en los puiios de la camisa de los concurrentes; 7 personas.8.° Soplo frío; 10 personas.9.0 Exteriorización de la sensibilidad.10. Adivinación de números por la médium.

B.—LEVITACION DE LA MESA

La levitación de la mesa y los contactos, son dos fenó-menos típicos de la médiumnidad.

La levitación empieza y termina siempre la série de fe-nómenos que se desarrollan en las sesiones; habiéndosemanifestado alguna vez en plena luz, sin tocar Eusapia ä lamesa, y ä presencia de 12 personas.

El doctor Ochorowicz mandó construir exprofeso unamesa de madera sin pintar, oblonga, de una altura ordina-ria, y capaz para 6 personas. La tabla no ofrecía ningúnborde saliente, y descansaba sobre cuatro patas unidas portravesaños. Su peso era de 25 libras.

Al principiar la sesión, se sentaba la médium casi siem-pre, frente al ángulo estrecho de la mesa, con las manosapoyadas en ella, aunque aprisionadas por las de las per-sonas inmediatas. Los demás, cierran el círculo formandocadena, y Eusapia apoya sus pies sobre los pies de los cela-dores.

En esta disposición, se permanece unos 15 ó 30 minutosy ä veces más, durante cuyo intérvalo, y ä petición de la

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médium , se habla, se canta un aire popular napolitano(Santa Lucía) etc. Mientras esto ocurre, permanece Eusapiaen continua agitación. Luego se desarrollan los síntomashistéricos.

Después de algunas oscilaciones realizadas por la mesa,ésta se eleva á una altura de :30 ó 40 centímetros, balan-ceándose en el aire durante algunos segundos, .y cayendocon estrépito sobre sus cuatro pies. Su posición en el aire escasi horizontal, aunque los piés opuestos á la médium seelevan visiblemente algunos centímetros más.

Antes, durante, 6 después de las oscilaciones de la mesa,frecuentemente se vé henchirse el vestido de Eusapia (cuan-(lo está sentada) prolongándose hasta llegar it cubrir un piéde la mesa.

Sin embargo, no siempre las cosas ocurren de idénticomodo, según podrá verse por el relato que hace el señorMathuszewski y que vamos á copiar:

«He visto más de diez veces sostenerse la mesa en el aire,sin que la médium la tocase, ni con los pies, ni con las ma-nos. Comprobando con mis manos los pies de Eusapia, siem-pre he sentido en ellos una fuerte tensión y como un es-

fuerzo violento aunque reprimido, por efectuar el movi-miento necesario para levantar la mesa por el procedimien-to usual, aunque jamás se ha valido de él. Dicho esfuerzoparece proporcional ä la intensidad del fenómeno.» El doc-tor Higier tratando del mismo asunto, dice así: «Una solavez he visto la levitación de la mesa» habiendo concurridolas circunstancias siguientes: escasa luz; la médium lleva-ba puestas enaguas blancas; estaba sentada enfrente del ladoancho de la mesa; los censores apoyaban sus manos sobrelas rodillas de la médium, y yo me hallaba sentado vis á visde ella.» Por último, el doctor Ochorowicz se expresa deeste modo:

«En la sesión del día 20 Diciembre, se sentó Ensapia so-bre un diván acolchonado, teniendo enfrente uno de loscostados más largos de la mesa. Llevaba la médium unasenaguas de mi mujer, é iba descalza. Sus. rodillas juntas,distaban unos 25 centímetros de los inmediatos pies de lamesa. Yo me senté á la izquierda de la médium, Swiencicki,á la derecha, y los demás concurrentes, formaron una cade-

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108 PRIMERA PARTE

na en forma de semi-círculo, dejando enteramente al des-cubierto, uno de los lados más extensos de la mesa.

Las menos de Eusapia descansaban sobre sus rodillas, ycada uno de los censores (Swiencicki y yo,) se encargó devigilar con atención, la mano, rodilla y pié correspon-diente.

Nadie (y especialmente Eusapia), tocó la mesa; y en estascondiciones, se elevó dicho mueble por sus cuatro piés, sinoscilaciones prévias. El fenómeno se repitió tres veces con-secutivas.

«En la misma sesión nos dijo, Eusapia que realizaría lalevitación con'ayuda de la rodilla izquierda; y poniendo enpráctica sus propósitos, adelantó la pierna por debajo de lamesa, elevando la rodilla hasta aproximarse ä un palmo dela tabla, y verificándose la elevación de la mesa ä una altu-ra de 20 centímetros. Animada por el éxito, quiso probarcon ambas rodillas, y extendiendo las dos piernas hasta sa-lirse del otro extremo de la mesa, inclinó su cuerpo haciaatrás, verificando un movimiento de ascenso con ambaspiernas, que estaban totalmente rígidas. Este movimiento,fué acompañado de la levitación de la mesa, pudiendo ase-gurar que nadie absolutamente tocó el mueble mientras sedesarrolló la experiencia. De cuanto ocurrió en esto g mo-mentos, Eusapia no conservó ningún recuerdo ä causa dehallarse en estado hipnótico.»

A fin (le comprobar los movimientos de los piés de Eu-sepia, empleó el doctor Ochorowicz ei siguiente aparato. De-bajo de la mesa de experiencias, se colocaron dos cajas gran-des con doble fondo, en las que situaba la médium sus piésdescalzos. La anchura de las cajas permitíale mover en to-das direcciones ambos piés, pero desde el instante que tra-taba de levantarlos, un aparato eléctrico se encargaba dedenunciar el hecho, haciendo vibrar un timbre, que no ce-saba de tocar, hasta haber situado los piés en el lugar debi-do. De esta manera quedaba imposibilitada de servirse delas piernas para levantar la mesa.

En estas condiciones, se levantó dos veces la mesa, cuyopeso era de 25 libras, sin que en los dos actos de levitaciónel timbre se dejase oir.

En el momento de elevarse por segunda vez, se sacó

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77:19717.-'17731r; Iffr.,77Z7e7 7 ,

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una fotografía instantánea del fenómeno, quedando visibles1oš cuatro piés del mueble; el pié izquierdo está en contactodel vestido de Eusapia, según es costumbre cuando la luz esmuy viva; pero tanto las cajas, como los pies de la médium,ocupan su verdadero lugar.

Inmediatamente después de la experiencia, los concu-rrentes probaron el aparato eléctrico, convenciéndose de laimposibilidad de levantar los piés de las cajas sin que eltimbre diera aviso.

El doctor Ochorowicz menciona algunas levitacione's demesa obtenidas por Eusapia, hallándose con los piés atadosy sostenidos por una persona.

Otra de las variantes del fenómeno se produjo estando lamédium de pié, y en tanto, se elevaban las dos patas de lamesa inmediatas ä Eusapia, llegando á describir con el sue-lo un ángulo de 450 . Durante la elevación, las manos de losconcurrentes no tocaban la mesa, á excepción de los cen-sores y la médium, que las apoyaban muy cerca de losbordes.

Con objeto de medir el aumento ó disminución de pdso. en la mesa bajo la influencia de la médium, se suspendió elmueble á un dinantómetro fijado en el techo por medio deuna cuerda. Con dicho aparato, se realizaron dos clases deexperiencias. En una de ellas, se relacionaba la mesa al di-namómetro, por medio de un gancho que quedaba fijo enuno de los bordes de la mesa, y en la otra experiencia, la va-riación consistía en fijar el gancho en el centro de la mesa.En el primer caso, los dos pies de la mesa opuestos al dina-mómetro, se apoyaban en el suelo, y la médium, de pié, juntoal borde levantado, aplicaba sus dedos por debajo del trave-saño.

Al empezar la experiencia, verifica la mesa algunos mo-vimientos, después de lo cual, acusa el dinamúmetro unaumento de peso de 7 ä 8 libras. Igual resultado se obtienecuando Eusapia apoya los dedos en la parte superior deltravesaño; aunque su vestido no roce con el mueble, y laestancia esté iluminada con suficiencia.

También se ha obtenido un aumento en 6 ó 7 librascuando la médium coloca su mano sobre la mesa; mas en-tonces se observa, que el vestido se desliza por debajo de

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110 . PRIMERA PARTE

uno de los pies del mueble. Esta categoría dé fenómenoslos han presenciado 8 personas. (1)

En el caso de suspender la„ mesa por el centro, se obtie-nen levitaciónes y gravitaciones que han sido presenciadaspor siete personas. Esta experiencia, ha dado lugar á la si-guiente observación por parte del señor Reichman.

« Eusapia coloca las manos sobre la mesa. Después demucho rato de esperar, la mesa se eleva, y el dinamömetroindica una disminución de peso. Situándome en el ladoopuesto, y mirando debajo de la mesa, comprobé que la mé-dium ejecutaba algunos movimientos involuntarios, seme-jantes al que busca el equilibrio, notando además que elvestido contactaba con dicho mueble.))

El señor Matuszewski menciona algunas variaciones depeso que tuvieron lugar sin que el mueble fuese tocado.Con relación ä estos hechos, el doctor Ochorowicz se expresadel modo siguiente:

« La sesión del 31 de Diciembre se celebró con luz en lahabitación.

Se ataron con un bramante blanco los pies de la mé-dium, á través de sus botas completamente desabrochadas,quedando el extremo libre del bramante en poder de uncensor, quien impedía que los piés de la médium, se diri-giesen hacia la pata izquierda de la mesa.

En estas condiciones, y sin que la mesa verificase ningúnmovimiento previo, la presión en el dinamömetio disminu-yó desde 7'5 hasta 0, luego volvió ä ascender, llegando ä6'5; permaneció estacionaria algunos instantes, para termi-nar remontándose hasta 9'5 y 10.

Durante la experiencia, permaneció Eusapia con las ma-

(1) Hä aquí como me describe esta experiencia el seijor Sie-mi

Previamente iluminada la habitación por medio de dos bujíasque se colocaron en el suelo, Eusapia se adelantó repetidas veceshacia la mesa, como para comunicarle su flúido. Levantó sus ma-nos ä una altura de 10 ä 15 centímetros, y la mesa empezó ä ba-lancearse siguiendo el movimiento de sus manos. Quedamos su-mamente convencidos de que entre las manos de la médium, y lamesa, no existía ningún lazo material (hilo, cabellos, etc.) Cuandola operación se veritica en sentido inverso, dä igualmente buenosresultados.

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nos levantadas sin tocar á la mesa, y entretanto, los bajosde su vestido se henchían en dirección â la mesa." El doctor Ochorowicz, depositó encima de ella un (tina-

mómetro registrador elíptico, con el cual midieron su fuerzatodos los espectadores, incluso Eusapia.

A los pocos instantes rechinó intensamente el aparato, ycomprobamos, que la fuerza desplegada para situar la saetaal punto indicado, era muy superior ä la que anteriormen-te había desarrollado Eusapia, y más considerable que ladel doctor Ochorowitz, ó sea el mit,s fuerte de los concur-rentes.

C. Experiencias con la campanilla y el arco.Este experimento tuvo lugar á la sombra del cuerpo de

Eusapia, detrás de la cual (á unos 2 ó 3 metros), ardía unabujía. Se utilizó una campanilla ordinaria. de 35 milímetrosde altura, que suspendimos por el mango, en un arco dealambre de 10 centímetros de altura, montado en un zócalo.de madera.

« Previamente, examiné varias veces este instrumento(dice el doctor Harusewicz), convenciéndome de que no erafácil ponerle en movimiento, y mucho menos, si se tratabade hacerlo soplando, sin darse cuenta los concurrentes.Después que la médium hubo exhalado algunos suspirosprofundos y un ligero hipo, adquirió su rostro nna expresiónmeditabunda. Enseguida aproximó los dedos reunidos encono, ä la distancia de tres centimetros de cada lado delarco, y los mantuvo inmóviles en semejante disposición du-rante un minuto. A continuación, apoyó los codos encimade la mesa, y paseó horizontalmente las manos sobre la cam-panilla, la que se puso ä tocar débilmente, siguiendo losmovimientos de la mano de Eusapia, como si un hilo invisi-ble la atrajera.

Esta experiencia duró de 15 ä 20 segundos, y al quedarterminada, empezó la médium it frotarse los dedos, diciendoque los tenía entumecidos y le dolían. Examinando de nue-vo sus manos, nada se encontró de anormal.

En otra ocasión vi realizar ä Eusapia la misma experien-cia ít la luz de una 'lámpara; y en otras cuatro veces, ä pesarde los esfuerzos de contracción que hizo, no lo pudo con-seguir. »

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112 PRIMERA PARTE

D. Fenómenos realizados detrás de la cortina.En el segundo piso de la casa del doctor Ochorowicz se

improvisó un departamento obscuro en el alféizar de unaventana de Om 75 de profundidad, cerrándolo Con pesadoscortinajes de color negruzco.

Los concurrentes comprobaron que la ventana era doble,que estaba bien cerrada, y que nadie, por consiguiente, po-día entrar por dicho sitio.

Se colocó en el departamento una mesita, y encima deella, una campanilla; además, dos sillas y una mesita de es-cribir.

Después de que la médium hubo arreglado la hendidurade la cortina en la forma que juzgó conveniente para elcaso, se sentó delante de una mesa y de espaldas al corti-naje.

Al poco rato se levantó para cambiarse la ropa, que en-contraba pesada. Los doctores Heryng y Watraszewski laregistraron y desnudaron completamente, volviendo despuéstodos ä su respectivo asiento.

La médium tenía unidas las manos con una venda elás-tica, á las de los doctores Watraszewski y Heryng, y anibospiés, apoyados en los de dichos señores. Una bujía provistade pantalla, y situada en una mesa ä tres metros de distan-cia, iluminaba el cuadro.

Después de media hora de espera, y de haber ejecutado lamesa diversos movimientos, fué atacada la médium de unacceso de risa espasmódica, ofreciendo su rostro los carac-teres del éxtasis. Coincidiendo con semejante cuadro histé-rico, se manifestó en .el lado izquierdo de la cortina unahinchazón, que se dirigió hacia el doctor Watraszewski, ydespués de tocarle rápidamente, volvió á su sitio.

Este fenómeno, se repitió cuatro veces en el lado derecho,y tres en el izquierdo.

El doctor Heryng, observando el departamento obscuro,anunció, que la mesita se había caído, y la campanilla ro-daba por el suelo.

Una de las sillas de detrás de la cortina se aproximóhacia el doctor Watraszewski, la otra se inclinába, y la me-sita de escribir se levantó, apoyándose por uno de sus bor-des en el muro. -

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Los censores aseguraron no haber dejado ni un momento-II la médium (1).

En otra sesión la luz era algo más débil, pero las condi-ciones de investigación fueron las mismas.

Sentada Eusapia de espaldas al departamento, situó el'doctor Ha rusewicz un trípode (letras de la cortina y á 50 cen-tímetros de la médium, asegurandose de que ésta no podía'de ningan modo tocar la mesita con sus piernas.

« Después de largo tiempo de esperar (dice el doctor), ypor más que los espasmos histéricos se manifestaron osten-siblemente, ningan fenómeno se realizó. Entonces me su-plicó Eusapia que durante unos instantes, pusiera mi manoen la mesa que se hallaba muy lejos. Realizado su deseo,cogió convulsivamente mi mano, estalló en risa espasmó-dica, y gritando, dijo: « ;Por fin vienes, John! », y poniendo

,e1 rostro en tensión acentuada, percibimos la aproximacióndel trípode. Un momento de calina, un profundo suspiro, elhipo, la tos histérica y la elevación del brazo en dirección ala sombra del departamento, fueron las señales que prece-'dieron á la reproducción del movimiento del trípode.

En cinco veces que se repitieron estas fases de la sesión,cada una de las cuales duró de 15 á 20 minutos, el trípodese aproximó tanto, que pude apoyarme en el á través de la'cortina y sin adelantarme un paso.

En este momento se leía en el rostro de Eusapia el ago-tamiento de que estaba poseída.

Después de unos minutos de reposo, se repitió la risa es-pasmódica, y enseguida cogió Eusapia mi mano y la del'compañero que me auxiliaba en la vigilancia, haciéndolas-verificar ciertos movimientos cual si intentara repeler algo,lo que efectivamente resultó así, puesto que la mesa se di-rigió hacia atrás. Esta maniobra se repitió tres veces conse--cutivas, apartándose cada vez unos 10 centímetros. Al rea-lizar la mesa uno de sus movimientos, cayó al suelo la.campanilla, no llegando a sonar, a pesar de los esfuerzos que

(1) En este momento hizo retirar Eusapia ä uno de los con-currentes (que estaba colocado muy cerca de la cortina, ä fin deobservar la pierna izquierda de la médium) diciéndole, que con sucuerpo, le cortaba la corriente.

8

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114 PRIMERA PARTE

hizo la médium para conseguirlo, y encontrándola ä los po-cos momentos encima de su silla.»

En una nueva sesión, se sentaron alrededor de la mesaunas 12 personas, y Eusapia, que estaba vigilada por los:doctores Starynkiewicz y Watrasewski, se situó de espaldasä la cortina.

«Yo me hallaba sentado (escribe el señor Glowacki-Prus).vis-á-vis de la médium é inmediato á la señorita X.., personamuy nerviosa y fácil de hipnotizar. La sesión duró aproxi-madamente una hora, y en el transcurso de ella, se desper-tó de improviso la médium, y la señorita X... lanzó un _gri-to. Sabiendo lo que esto significaba, le apreté con fuerza lamano izquierda, mientras con la otra mano le sujetaba la,cintura. Cada vez que los músculos de la señorita X... secontraían con más fuerza, la cortina, que distaba de dos äcuatro metros, verificaba un movimiento.

Hé aquí los detalles de semejante correlación observada,en plena luz.

Débil tensión muscular.—La cortina se extremece.Tensión fuerte.—La cortina se hincha como una cela.Mayor tensión, gritos.—La hinchazón de la cortina es tan

acentuada, que los celadores de Eusapia se cen cubiertos por sus.pliegues.

Reposo.—Reposo.Tensión muscular.— Movimiento de la cortina.Fuerte tensión.—Gran hinchazón de la cortina, etc.

»Según hemos observado, existe una marcada proporción.entre la tensión muscular (le la médium (que en este caso.fué la señorita X), y el trahajo mecánico de la cortina pues-ta en movimiento.

»El general Starynkiewcz me (lijo al siguiente día, que.los movimientos de la cortina le hacían experimentar unasensación de corriente eléctrica.»

El doctor Ochorowicz describe el siguiente fenómeno:

El día 3 de Enero nos aentamos ä la mesa los íntimos de lacasa. Eusapia daba sus espaldas ä la cortina, detrás de la cual, yä una distancia no accesible por la médium, coloqué en el suelouna batería con cuatro elementos, conteniendo solución de bicro-

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mato potásico y ácido sulfúrico. La caja era alta y estrecha, loevasos estaban abiertos y llenos de liquido, de suerte que al trans-portarlos, debía hacerse con muchas precauciones ä fin de no de-rramar liquido.

En la cubierta de la caja había una lámpara eléctrica con re-flector (que se podía quitar ä voluntad) y muy cerca de ella, unaespiga vertical terminada por un botón. Al comprimir éste confuerza suficiente, se hundía la espiga en la caja, sumerjiendo el zincen los cuatro recipientes de la solución. En el instante se encen-día la lámpara y continuaba brillando en tanto se apretaba el bo-tón. En la parte exterior de la cortina y lado opuesto á la batería,situamos en el suelo una lámpara de petróleo con la mecha baja.

Después de sentarnos, quedó encargado de vigilar, el lado de-recho de Eusapia, el doctor Swiencicki, y yo me encargué dellado izquierdo.

Al poco rato fue poniéndose rígida la médium.Oyöse un ruido misterioso cual si rascasen en la caja de las

pilas. Mi mano y mi pie no abandonaron á la médium. Swiencicldvigiló también con gran cuidado. Se percibieron tres golpes en lamadera de la caja, Eusapia gimió, y la lámpara continué ilumi-nando.

Breves instantes transcurrieron, y el ruido de una cosa que sedeslizaba por el suelo, traspasando de izquierda ä derecha, desper-tó nuestra atención. La médium hizo un nuevo esfuerzo, y en elinstante salió la caja de detrás de la cortina, aproximándose á lalámpara de petróleo.

Todos los presentes nos inclinamos á aceptar la manipulaciónsiguiente: una mano desconocida eleva la cortina por dentro, y laatrae hasta cubrir el botón, dejando la lámpara al descubierto,instantáneamente brilla con fuerza la luz eléctrica iluminando átodos.

Medi la distancia que existía desde Eusapia al botón de la lám-para, y encontré que ascendía á un metro 16 centimetro3, y desdela punta del pié dirigido todo lo posible hacia atrás, hasta la cajade la lámpara, todavía distaba 38 centímetros.

Repèti ei, ta experiencia en dos nuevas sesiones, y en tina deellas fue transportada la caja hasta la mesa de experiencias, pa-sando por sobre la cabeza de Eusapia.

La presión del botón la realizó una mano que procedía del si-tio próximo á Eusapia, aunque descendiendo de mayor altura.»

El día 7 de Enero de 1894, organizó el doctor Ochorowiczuna sesión sin mesa para que la fuerza de la médium no sedispersase en fenómenos mecánicos. Eusapia, que estaba

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116 PRIMERA PARTE

sentada de espaldas A la cortina, pareció quedar contrariadade semejante novedad, y á los pocos momentos de quedar entrance, (lijo en tono irónico y á nombre de John. «Habeisquitado la mesa para descubrir las piernas de la médium,pues bien; voy á demostraros que todo lo hago con ayudade dichas piernas.»

Y así diciendo, extendió sus piernas, apoyando los piésen las rodillas del señor Prus-Glowacki, exclamando: «Mi-rad como golpeo la mesa con mi pierna izquierda,» y efec-tivamente; ä compas que golpeaba la rodilla del señorPrus-Glowacki, se producían fuertes golpes en la mesa quese hallaba detrás de la cortina, a dos metros de la médium.

E. Transporte de una mesa en el aire.

RELACIÓN DEL SESOR TILOVACKI-PRUS

Componíamos el círculo unas diez personas. A la izquierda, ydetrás de Eusapia, colocamos una mesa de 28 libras de peso, pro-vista de un gran barrerlo con arcilla, y una campanilla.

Después de las levitaciones y algunos golpes en la mesa, Eu-sepia pidió: «meno luce.»

Se bajaron tanto las luces, que yo no distinguía ningún objeto.A los pocos minutos, el barrejlo y la campanilla de la otra mesapasaron ä la nuestra. La señora Szadkowslia, que estaba junto ämi, fué tocada ligeramente, y en el momento que extendí la manopara averiguar el origen del contacto, pude reconocer que entrela señora Szadkowslia y yo, se deslizaban en el aire los piés de lamesa situada detrás de la médium al empezar la sesión, según yaliemos dicho. Al poco rato, la mesa ä que nos referimos invirtiósu posición, apoyándose el tablero sobre el barrerla y la campani-lla, permaneciendo algunos minutos así, y volviendo ä su primiti-vo lugar.

Es imposible que una persona sentada pudiera practicar seme-jantes ejercicios, ä pesar de tener las manos libres; y debo hacerconstar, que mientras se realizó el fenómeno, nadie de nosotrosvarió de posición.

F. Levitación de la médium.

Se han publicado algunos casos de levitación, cuyo rela-to no siempre ha sido hecho con claridad.

El que refiere el señor Matuzewski, es bastante preciso.

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«Una vez fui testigo de la levitación de la médium en medio dela habitación. Se hallaba en . ¿mitre y fué elevándose lenta y gra-dualmente en el aire (estando de pié) bajando con idéntica lenti-tud y graduación, hasta apoyarse en el suelo. Eusapia quedóalgunos segundos en el aire, llegando á ascender algunas pul ga-das. El fenómeno se repitió cuatro veces.»

He aquí en qué términos describe Ochorowicz, en laIlustración de Varsovia, una de estas levitaciones:

«Otro de los hechos sorprendentes y extraordinarios, fué lalevitación completa de la Médium, la cual, aprisionada de manosy de piés, fué elevada con su silla hasta encima de la mesa en es-tado de catalepsia.

... «Yo levantaré mi médium en el aire», (lijo Eusapia en fran-cés muy correcto (idioma que en estado normal no conoce), y,efectivamente, fué levantada. Al pasar mi mano por debajo de susbotas, comprobé, que entre éstas y la mesa, había una distancia decuatro ä cinco pulgadas.»

'En otra ocasión fijé leva nimia bruscamente estando depié, y el doctor Ochorowiez tuvo tiempo de pasar su manoentre los piés de Eusapia y el pavimento. Una vez termina-da la levitación, la médium, semi-inconsciente, se dirigióla mesa, y apoyando sus manos en ella, ensayó levantarla.

«Conviene anotar esta particularidad, dice el señor Sie-miradski, porque ä análogos movimientos automäticos, fit-cilmente distinguibles de los verdaderos fenómenos, es ä lo

que en muchos casos debe atribuirse el fraude aparente deque tanto se ha acusado ä Eusapia.»

G. Fenómenos luminosos.Los resplandores han aparecido bajo las mäs diversas

formas, sea porque éstas cambien con frecuencia, sea por ladiferente descripOión que cada cual hace de ellas.

La Mayoría de los observadores las comparan h chispasdoradas.

El general Starynkiewics dice que ha visto en la obscu-ridad, y contemplado durante algunos segundos, un círcu-lo luciente del tamaño de un ojo humano. (En las experien-cias de Mac-Nah, volveremos ä encontrar dicha comparación).

H. Contactog.Los contactos tuvieron lugar varias veces ä través de la

cortina, que en estos casos se hincha.

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118 PRIMERA PARTE

Cuando los asistentes eran tocados directamente, expe-rimentaban, ó la impresión de una horquilla que les asieraentre sus puntas, ó la de una mano ligera y fina.

El doctor Harusewicz dice, que en la sesión del 14 de Di-ciembre, se tenían muy vigilados los pies y manos de Eusa-pie, y que á pesar del rigor de observación, sintió simultá-neamente los contactos, en unión del doctor Matuzewski.

La primera vez fué una mano grande que le tocó en elespinazo, pero al poco rato le golpearon entre las espaldas,oyendo los golpes todos los concurrentes, aunque el contac-to de los dedos fué apenas sensible.

Compara ;ficho doctor los cofitactos medianimicos, á laimpresión que produciría la planta de un pié descalzo.

El señor Glowacki fue tocado en el espinazo mientrassostenía las manos de Eusapia con las suyas.

El señor Loth hace mención de que cada vez que sentíaun contacto, Eusepia le contraía con fuerza la mano.

El doctor Ochorowicz ha imaginado un aparato eléctricoprovisto de un timbre, que se pone á tocar desde el momentoque las .manos de Eusapia dejan de contactar con las de suscensores.

El timbre también entra en vibración cuando es tan solouna mano la que se desprende.

En estas condiciones, los observadores sintieron varioscontactos y el timbre eléctrico no se dejó oir.

I. Materialización de manos.

Cinco personas han visto con luz suficiente, una granmano izquierda, mientras cojía la mano dl señor Prus-Glo-waki, quien ä la vez sostenía la mano izquierda de Eaisapia.

La mano misteriosa era blanca con tinte azulado, emitíaun cierto resplandor, y pasaba por encima de la cabeza dela médium. En una de las sesiones celebradas en Milán, sevió una mano parecida.

El señor Prus refiere que en la sesión del 7 Enero de 1894,desempeñaban el cargo de censores de Eusapia los señoresOchorowicz y Swiencicki.

La médium se sentó de espaldas ä la cortina, y enfrentede aquélla tomaron asiento tres señoras, entre las cuales se

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•encontraba la señorita X..., médium también. El señor Pruspermaneció de pié.

En tal situación, la lámpara eléctrica se encendió dosveces consecutivas, y al poco rato, apareció por entre laabertura de la cortina y algo por encima de la cabeza deEusapia, una mano confusa, que fué distinguiéndose gra-dualmente con más claridad, hasta reconocerse una granmano de hombre.

Un instante después, apareció otra mano mucho más pe-queña, y blanca como la nieve. El señor Prous, à causa desu miopía, fué el único de los concurrentes que nada vió,por lo cual se decidió â colocarse cerca de la cortina, apo-

.yando las manos en las espaldas del doctor Ochorowicz. Alcambiar de puesto, dice que reconoció las dos piernas deEusapia, con los piés descalzos, que se apoyaban en las ro-dillas del doctor Ochorowicz. A los pocos minutos salió de de-trás de la cortina, á un metro por encima y á la derecha dela cabeza de Eusapia, un objeto de color claro, semejanteuna mano cerrada cubierta de un velo blanco y con el an-tebrazo desnudo. La aparición de este objeto duró pocos se-gundos, y se retiró hacia atrás. Sumamente emocionado elseñor Prus, pidió se le concediera tocar dicha mano, res-pondiéndose afirmativamente á su petición, por medio detres golpes convencionales producidos en la mesa situadadetrás de la cortina. El momento era extraordinario. Depronto sintió el ruido característico de los dedos detrás dela cabeza de Eusapia, y medio minuto después, sintió junto.4 su oído derecho, un ruido como si restregaran papel.

Transcurrido medio minuto, una mano izquierda de hom-bre salió, lenta y horizontalmente, del lado derecho de Eusa-pia, apretó la mano del mencionado señor Prus, tiró ligera-mente de sus dedos, y se retiró con lentitud. Los concurren--tes gritaron: «¡Una mano, una mano grande!»

Era una mano completamente viva, de forma oblonga, decolor algo obscuro, y de una temperatura y densidad nor-males.

• 1. Signos que aparecen de una manera anormal.

«Entre ei número de los fenómenos producidos por Eusapiaen un grado de luz que permite ver (aunque no distintamente) su

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120 PRIMERA PARTE

rostro y manos, se encuentra el de escribir sobre un papel, puño.tablilla, sin auxilio de lápiz, sirviéndose tan sólo de uno de sus.

dedos, de alguno de los dedos de los concurrentes, ó de un porta-lápiz en cuyo extremo vá adicionada una goma. En mi presencia,y en plena luz, no se ha producido jamás el fenómeno, A pesar de-las muchas tentativas que se han hecho para conseguirlo.

Desde la antepenúltima sesión, he observado los detalles delhecho, el cual se realiza del siguiente modo: uno de los mèdiumstoma un lápiz con borrador, y sirviéndose del lado de la goma,.traza algunos signos sobre una hoja de papel blanco puesto á la.sombra de algunas personas que cubren ligeramente la lámpara.

El resultado fué nulo; mas desde el instante que Eusapia apo-yó su mano izquierda sobre la del médium que escribía, sin tocarel papel con los dedos, aparecieron algunos signos visibles traza-dos con lápiz.» (Dr. Harusiemicz. —La Vos.)

«En algunas sesiones se colocaron no lejos de la médium dos.pizarras, atadas entre si, esperando que en el interior aparecieranalgunas inscripciones. La experiencia no dió resultado.» (B. Reich-man.—El Correo de Varsocia.)

Sentado en la obscuridad al lado de Eusapia y tocando sumano y pierna izquierda, sentí (Inc rascaban mi manga, y habién-dome levantado de la mesa, vi trazados sobre el puño derecho de-mi camisa, algunos informes zig-zags, hechos seguramente, por"medio del lápiz que salió del bolsillo de mi chaleco sin darmecuenta de ello.» (Matuzewski).

«En mi presencia trazó la médium algunas líneas gruesas, pa-sando los dedos de los doctores 1-1. y D. sobre los puños de la ,camisa del doctor M. Liì otra ocasión produjo Eusapia un signorojo en el puño de la camisa de uno de los concurrentes, practi-cando un movimiento con la mano, á la distancia de más de dos.metros.

El doctor Ochorowicz y yo, presenciamos en Roma y Varsoviael fenómeno de la escritura directa, que puede considerarse como.un desarrollo de las seriales impresas por los contactos en el ves-tido de los concurrentes.

La médium traza en plena luz (Eusapia no sabe'escribir)signo que dirije con su dedo sobre ulk pizarra 6 papel, sin tocar-los; y el signo aparece escrito en dichos objetos con caracteres.blancos 6 rojos. Esta experiencia no dä siempre buen resultado,

En cierta ocasión hizo aparecer Eusapia, en plena luz, un signo.de color rojo sobre el puño de la camisa de uno de los concurren-tes, situado S. un metro de distancia » (H. de Sierniradld, carta afcoronel de Rochas).

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L. El soplo /*n'o

«Conviene distinguir aquí.El enfriamiento general de la atmósfera que frecuentemente

se observa en las acciones medianimicas, y que parece ser unatransformación del calor ambiente en movimiento, y el soplo quese escapa por la cicatriz de la región temporal izquierda de Eusa-pia cuando ésta se halla en tronce.

En las observaciones de Varsovia se han confundido ambos.El doctor Higier ha sentido tres veces un soplo frío, y cada vez,

á una distancia que excluye la suposición del soplo mecánico. Encierta ocasión lo sintió en ambos lados, otra vez en la mano de-recha, y la última, al mismo tiempo que lo experimentaba el se-ñor Matuzewsld.

El señor Siemiradslii lo ha sentido con más frecuencia en elrostro que en las mano, y como si partiera de la cicatriz de lacabeza de Eusapia.

En cierta ocasión levantó la médium mi mano por encima dela reiión temporal izquierda de su cabeza, y entonces sentí un so-plo frío que partía de la cabeza de Eusapia dirigiéndose haciaam riba.» (Doctor Watraszenslii).

«Eusapia paseé uni mano, que estaba caliente y sudorosa, porencima de su cabeza, produciéndome una impresión idéntica ä ladel soplo eléctrico. A l in de examinar este soplo, me proveí enla siguiente sesión de una hoja de latón con punta, creyendo quesi se trataba de un soplo eléctrico, se produciría alguna chispa;pero no obtuve ningún resultado. En la misma noche aplicó Eu-sepia mi mano por encima de su cabeza; prodújome sensación defrío, pero no sentí el soplo de otras veces.» (Reichmann. —El Cor-reo tic Varsocia.)

M. Una sesión improvisada.

En los intervalos de las sesiones oficiales, que causan fatiga yexasperación ä la médium por causa de que urna gran »arte de losconcurrentes son absolutarnente extraños á este género de estu-dios, se propuso hacer alguna sesión en familia.

El excelente resultado de estas sesiones levanta su estado mo-ral y le restaura las fuerzas.

«Durante una de las mencionadas sesiones improvisadas quese celebraron en una pequeña estancia separada del salón por unapuerta, llegamos á encontrarnos frente ä frente de una verdade-ra barricada erigida sobre nuestra mesa. Allí había otra mesa conlas patas al aire, un trípode, una silla, una campanilla, etc., y toda

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122 PRIMERA PARTE

esta aglomeración de muebles se verificó en sitio de tal manera es-trecho, que á una persona de carne y hueso había de serle absolu-tamente imposible hacerlo, sin tropezar ó desarreglar el grupo. Lamesa que formaba parte de la barricada, se encontraba detrás deEusapia y junto al alféizar de una ventana separada de la estanciapor un portier muy pesado.» (H. de Siemiradslti, carta al coronelde Rochas).

II. CONCLUSIONES DEL DOCTOR OCHOROWICZ

Habiendo escrito al doctor Ochorowicz rogándole me co-municara su opinión respecto ä las experiencias celebradascon Eusapia, contestóme el día 15 de Noviembre de 1895,que su opinión, escrita en polonés, todavía estaba sin publi-car; pero tuvo la deferencia de remitirme las conclusionesde su trabajo, las cuales insertamos ä continuación, talcomo las formuló el eminente Doctor:

1.° No he hallado pruebas en favor de la hipótesis espirita, 6sea de la intervención de una inteligencia extraña.

«John» no es para mí otra cosa, que un desdoblamiento psíquicode la médium. Por consiguiente, yo soy «mediumnista» y no «espi-ritista.»

2.° Los fenómenos medianímicos confirman el magnetismocontra el hipnotismo; es decir, implican la existencia de una ac-ción fluidica aparte de la sujestión.

3.° Sin embargo: la sujestión desempeña un papel importante,y el médium no es más que un espejo que refleja las fuerzas y lasideas de los asistentes, poseyendo igualmente la facultad de reali-zar, por medio de la exteriorización, sus propios sueños sonam-búlicos, 6 los sujeridos por los asistentes.

4.° Ninguna fuerza puramente física es capaz de explicarestos fenómenos, que siempre son de naturaleza psico-física, te-niendo un cen1 ro de acción en el espíritu del médium.

5.° Los fenómenos comprobados no contradicen la mecánicaen general, ni la ley de conservación de las fuerzas en particular.El.médium obra á expensas de sus propias fuerzas y de las de losconcurrentes.

6 ° Existe una serie de transiciones entre la mediumnidad deorden inferior (automatismo, fraude inconsciente) y la mediumni-dad de orden superior ó exteriorización de la motilidad (acción ádistancia, sin lazo visible y palpable\.

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EXP. DE VARSOVIA. - 1894 123

7•° La hipótesis de un doble fluídico (cuerpo astral) que en.ciertas condiciones se separa del cuerpo del médium, parece nece-saria para la explicación de la mayoría de los fenómenos. Confor-me á esta concepción, el movimiento de objetos sin contacto seríaproducido por los miembros fluídicos del médium.

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CAP ITU LO VII

Las experiencias realizadas el año 1894en Carqueiranne y en la isla Roubaud

Estas experiencias han durado dos meses y medio, du-rante cuyo tiempo se han celebrado 35 sesiones que tuvie-ron gran importancia, tanto ä causa de las eminenciascientíficas que en ellas tomaron parte, como por las exce-lentes condiciones en que se realizaron.

El doctor D. Carlos Richet, catedrätico de fisiología en laFacultad de Medicina de París, posee cerca de Tolón dospropiedades; una de ellas es el castillo de Carqueiranne, yla otra es la isla Roubaud, una de las islas Hieres.

Durante las vacaciones del ario 1894 reunió en dichaspropiedades ä Eusapia, y ä varios amigos, tales como al se-ñor Sigdwick y su esposa, al doctor J. Ochorowicz, al señorFr. Myers, al señor O. Lodge y su esposa, al barón deSchrenck-Notzing ((le Munich), y por último, al doctor Sé-gard, -médico primero de la Armada.

Eusapia produjo fenómenos notables en dichas sesiones,probablemente favorecidos por el medio simpätico en quese encontraba. El resultado de las mismas no se ha publi-cado detalladamente en ninguna parte. Unicamente el se-ñor Lodge leyó en la 68.' reunión general de la Sociedad deEstudios psíquicos de Londres un informe basado en lasobservaciones que realizó personalmente, y además, un ar-tículo del señor Hodgson, doctor en derecho y miembro dela misma Sociedad, quien sin haber asistido ä ninguna delas experiencias, trata de probar que todos los fenómenos

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EXP. D CARQUEIRANNE. - 1894 125

producidos por Eusapia, no son más que juegos de prestidi-gitación.

Los doctores Richet, Myers y Ochorowicz replicaron.Mas como la polémica se sostuvo en un periódico destinadoexclusivamente ä los miembros de la sociedad, y no estabapermitida su reproducción, hemos tenido que limitarnos demomento á extractar lo esencial que sobre dicho asunto sepublicó en otras revistas, dando cuenta, en el capítulo si-guiente, de las notables experiencias realizadas en Cama-bridge por el doctor Ochorowicz, las cuales vienen ä ilustrarmuchos conceptos tan sólo bosquejados de momento.

I. ANÁLISIS DE LA COMUNICACIÓN DEL SR. LODGE

El Sr. Lodge declara, que invitado por el profesor Carlos Ri-. chet, ha pasado seis días en su casa, en las Islas Hyeres, á fin deser testigo de fenómenos físicos que aseguran realizarse en pre-sencia de una mujer de Nápoles, sin instrucción, llamada EusapiaPaladino.

Los Sres. Richet, Myers, y Ochorowicz, estuvieron presentes,como igualmente el Sr. Bellier, secretario del profesor Richet. Elmencionado Bellier tornaba nota de las sesiones á medida que sele dictaban por la ventana, pues no estaba dentro de la habitación

• en que se celebraban. Tres 6 cuatro horas antes de celebrarse lasdos últimas, el mismo profesor Lodge arregló los müebles delcuarto, y es positico, que nadie los tocó después.

Mas tarde, el profesor tuvo otra serie de diez sesiones con elmismo médium, el profesor Richet, profesor Sidwick y su esposa,doctores Ochorowicz, y el baron Schrenk Motzing de Munich.

El profesor .declaró que había estado en duda, y muy escépticopropósito de los movimientos psíquicos sin contacto: pero que la

realidad de los hechos se ha impuesto á sus dudas, y que los fenó-menos de este género pueden en ciertas condiciones tener una.existencia real y objetiva.

DETALLES PRELIMINARES

Las sesiones tuvieron efecto por la noche desde las 10 á la unade la madrugada, en una habitación del piso bajo de la casa delDr. Riehet, única que hay en la Isla, además del faro.

A un colgadizo daban las dos ventanas y la única puerta, cuyallave se entregó al profesor Lodge.

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126 PRIMERA PARTE

Por fuera y cerca de una de estas ventanas, que estaban casicerradas, estaba sentado el Si . . Bellier, tornando á la luz de unalámpara las notas que se le daban.

Hablaba de tiempo en tiempo con los asistentes, quienes deeste modo podían observar su posición.

En la habitación, alumbrada en plena luz, estaba Eusapia y losasistentes sentados alrededor de una mesa.

Pr-nrto empezó la mesa á moverse: habiendo disminuido la luz,la médium pareció entrar en trance. y como media hora después,fueron presentándose fenómenos más marcados.

Cada marrana, después de la sesión, se consignaba cuanto ha-bía sucedido, sirviendo de base las notas, pero examinando y dis-cutiendo cuidadosamente cada detalle, y no dejando sin absoluta yy perfecta aclaración cualquier punto dudoso.

Había en el cuarto una mesa grande, de sencilla fabricación,sin tableros; una especie de mesa de cocina de campo, pesando 22kilos (I). Otra más pequefia que nos servia para las sesiones, be-saba 9 kilos. Sobre una tercera mesa de caoba, estaban colocadoslos objetos que nos servían para las experiencias.

En trance, la médium respondía con preferencia al nombre deJohn, pero hablaba italiano solamente; cuando el estado de tranceno era completo, los fenómenos eran elementales y poco satisfac-torios.

Había en la habitación un juguete mecánico, una cajita de mú-sica con resorte; dando vueltas á la chimenea, se abría la puertay tocaba la música.

Había también un acordeón ordinario perteneciente al Dr. Ri-ehet. Al breve rato de estar sentados dice el profesor Lodge quele han empujado y pellizcado: que se han apoyado en su cabeza,en su espalda, en sus brazos y en sus rodillas, mientras tenia lasmanos del médium en las suyas y sigilados los pies y la cabeza deEusapia.

En estas condiciones, su mano ha sido aprisionada momentá-neamente por algo que se parecía á una mano humana, sintiendo

la impresión de dedos con ufias.Ha visto una mano grande, y más vagamente, sombras que pa-

saban, destacándose en la débil claridad del cielo. La médium se-guía vigilada y completamente sujeta.

Ha visto una silla, colocada cerca de la ventana a algunos pies

(1) Esta mesa fué construida expresamente para las experien-cias: era cuadrada y sin rebordes, los pies tenían Om 75 de alturay terminaban en punta, de modo que se hacía imposible levantarla mesa ejerciendo presión sobre dichas puntas.

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EXP. CARQUEIRANNE. - 1894 127

de distancia de la medium, deslizarse sobre el pavimento varias ve-ces, horizontalmente, y por fin, levantarse perpendicularmente,golpeando el suelo al caer.

No había nadie cerca de la silla.A pesar de no entrar ninguna brisa del exterior, hinchó:se una

pesada cortina, como si hubiese alguien detrás, y así permaneciódurante un buen rato.

Sin embargo, nadie había detrás, y el médium estaba it más dedos metros de distancia.

Otra vez, la cortina cayó encima de la mesa y de los asistentes:vióse el contorno de una cara destacarse sobre la ventana, y algocomo una mano levantarse hacia ella.

Quizás, dice el profesor, la explicación más simple en este caso,es que las apariciones visibles, son arreglos de materiales ya exis_tentes, pero es indudable que son precedidos de un fin precon-cebido.

La pesada mesa, it cuyo lado no había nadie, era á veces nosólo movida, sino vuelta del revés y volcada en el suelo, y esto erahecho con cuidado, para no romper una batería voltaica y otrosobjetos que estaban encima de ella. El Dr. Ochorowicz ha podidover desde su sitio, la mesa, en el momento de ser vuelta.

Se ha visto varias veces el juguete mecánico atravesar el cuar-to, oyéndose claramente dar cuerda á la música, y it ésta, tocar endiferentes sitios de la habitación, y algunas veces, ti dos metros dedistancia del médium.

He oído, dice el profesor Lodge, algunas notas de acordeón,lejos de nosotros, apesar de estar el instrumento sobre la mesa, ylas manos del médium it la vista. En otra sesión ha oído los acor-des de un piano estando el médium lejos de él y 'completamentesujeto.

Veíase el teclado, pero no lo bastante para poder apreciar elmovimiento de las teclas.

Esta experiencia tia muy interesante. Tuvo realización enCarqueiranne, estando sujeta la médium por sus piés y ma-nos. En vista de lo irreprochable del fenómeno, , declaró elSr. Sidgwick que únicamente le faltaba desvaner una duda,cual era, la de que la médium podía producir los sonidospor medio de un pequeño aparato contenido en la boca. En-tonces el Dr. Richet, contuvo con su mano la boca de Eusa-pia, y á pesar de esta precaución, se repitieron por dos vecesy con fuerza, los sonidos en el piano.

Lodge ha oído no solamente golpes en una mesa lejana,

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128 PRIMEKA PARTE

sino golpes fuertísimos como si fuesen dados con una maza.Ha visto con otros asistentes, luces que atravesaban rá-

pidamente el cuarto; ha oído el ruido de una llave en lacerradura de una puerta (1), cual llave, fué á colocarse en lamesa de sesiones, donde pudo tocarse, volviéndose despuésä la puerta, y entrando en la cerradura, dió vuelta al pesti-llo, concluyendo por ir ä ponerse en manos del profesor.

Ha visto producirse la escritura directa con la uña de undedo, visible A la luz de una bujía, y dejando trazos azulessobre un papel blanco.

La mesa grande fué levantada completamente del suélounos 20 centímetros de altura; los asistentes estaban de

pié alrededor, el médium sujetado, apoyaba sus dos manosligeramente sobre ella, y aun cuando hubiera estado libre,no le habría sido posible levantar la mesa en la posición queocupaba, aun admitiendo que su fuerza fuera diez vecesmayor en aquel momento, debido á un estado anormal his-térico.

El Sr. Lodge ha oído el ruido que producía la médiummientras bebía agua ä sorbo, de una botella que había de-jado anticipadamente en el bufes, cuya botella pasó luego äla mesa de sesiones, mientras los concurrentes estaban sen-tados á su derredor formando cadena.

En resumen; los hechos de que sale garante, y que pue-den comprobarse fácilmente, son:

1.° Los movimientos de unwsilla lejana, visibles ä la luzde la luna, y en circunstancias tales, que alejan toda supo-sición de intervención mecánica.

2.° La hinchazón y movimiento de una cortina, sin me-diar el viento ú otra causa ostensible.

3.° La levitación y locomoCión sin contacto, de una ca-jita de música.

4.° Producción de sonidos sin contacto, en un piano yacordeón.

5. 0 Introducción de una llave en la cerradura, la cual

(1) No se ha comprobado si la médium podía alcanzar la puer-ta extendiendo el brazo, pero á simple vista parec e cosa muy difi-cil. El cuarto estaba iluminado por un rayo de luna que atravesabalas hendiduras de las persianas.—A. R.

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EXP. DE CALIQUEIRAXNE. - 1894 129

.. se situó sobre la mesa, y volvió ñ introducirse en la cerra-dura.

6.° Movimientos é inversión por medio de evolucioneslentas y correctas, de una mesa bastante pesada.

7.° Levitación de una mesa muy pesada, que en las con-diciones ordinarias no se había podido levantar.

8.° Aparición de señales azules sobre una mesa que an-tes no tenia ninguna marca ni señal, cuyo fenómeno serealizó sin el ausilio de los medios ordinarios (1).

9. 0 La sensación de golpes dados en diversas partes del, cuerpo, mientras la médium permanece vigilada junto ä los.asistentes.

El Sr. Lodge expone enseguida los fenómenos que seatribuyen ä Eusapia, y que divide en tres clases, lt saber:

Clase A; operaciones que resultan fitriles dentro los limi-tes ordinarios del cuerpo humano, siempre y cuando lt estecuerpo, se le conceda la mayor libertad de acción.

Clase B; operaciones que apesar de hallarse dentro loslimites del cuerpo humano, no pueden tener lugar sin quese realicen algunas preparaciones ó manipulaciones espe-ciales.

Clase C; operaciones que ti juicio del entendimiento hu-mano, son imposibles.

Así, dentro la clase A, pueden incluirse: la levitación ytransporte de algunos objetos ligeros, tales como sillas, lla-ves, candeleros, botas, botellas, etr., producir sonidos enacordeones sin tocarlos, palpar it los concurrentes, haceraparecer manos y cabezas.

En la clase B, pueden comprenderse; la levitación de ob-jetos muy pesados que exijan mayor fuerza que la que deordinario posee el hombre; la producción de luces y olores;mostrar manos más fuertes que las del médium; escribir sinlapiz sobre objetos lejanos; hacer salir objetos de una cajacerrada con llave.

(l) El Dr. Ségard en una carta (fue se ha dignado enviarme,insiste en reconocer como admirable, el fenómeno de escritura

• directa con rasgos azules que se obtuvo en las experiencias conEusapia. Esta experiencia se realizó en plena luz, sin pluma ni¿api;, y de igual manera sobre una hoja de papel, cuino ä travésde muchas hojas superpuestas.

9

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130 PRIMERA PARTE •

En la clase C, se incluyen; la suspensión de la accióecomburente de cuerpos calentados al rojo; hacer salir obje-tos de una caja ó de un tubo cerrados herméticamente; ha-cer nudos en una cuerda sin fin; producir un cambio de-temperatura sin causa artificial y visible; separar en susdiversos componentes, una solución perfectamente hecha,y cerrada herméticamente.

Dice el Sr. Lodge, que como no ha podido comprobar to-dos estos fenómenos, tampoco puede salir garante de su rea-lidad, así p. e. no puede afirmar de un modo absoluto, quelas manos misteriosas fuesen mds grandes que las de la mé-dium, toda vez que no las midió, añadiendo, que cuanto sehizo con ayuda de la médium, podía realizarlo un ser hu-mano libre de toda traba (1).

La primera hipótesis que puede sentar el observador, es,.que dicho ser humano se hallara presente. Siendo esto así,existiría fraude por parte de la médium, de uno ó varios de,los asistentes, ó de una persona extraña, introducida en lahabitación para dicho objeto.

Para precaverse del fraude por parte de la médium, sehan tomado siempre las mayores precauciones; así, sus pie s .se hacen descansar sobre un aparato que hace vibrar untimbre eléctrico en el instante que una de dichas extremi-dades se levanta; y muchas veces, se sostienen las rodillas,manos, pies y cabeza, mientras duran las experiencias.

Todas estas precauciones fueron tomadas para avalorarlos fenómenos, pues aunque no había ningún motivo parasospechar de la buena fé de la médium, se creyeron necesa-rias, porque una persona en estado de trance, debe vigilarsemucho.

En cuanto ä la connivencia por parte de los asistentes,dice con razón el Sr. Lodge:

«En los círculos frecuentados por personas que se desco-nocen entre sí, una semejante hipótesis puede bastar para

(1) Riehet opina también, que todos los fenómenos que hapresenciado estudiando á Ensapia, podrian explicarse, admitiendoque aquella hubiese tenido libres las manos. En esta explicación,no involucra el fenómeno de la escritura directa con lapiz azul.Esto prueba sencillamente que la acción de la fuerza que se des-prende de Eusapia, no llega más allá de un metro.

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EXP. DE CARQUEIRANNE. 1894 131

destruir el valor de la evidencia, más en nuestro círculocompuesto de 4 personas, cada cual tenía á 10 menos unamigo presente, y los cuatro, estábamos seriamente oculta-dos en el estudio de estos fenómenos. En semejante caso,es absurda la hipótesis de fraude.»

Además; el mencionado profesor asegura que ha com-probado fenómenos en ciertos momentos que se hallaba solocon la médium, habiendo ocurrido lo propio ä sus compa-ñeros de estudio.

Queda por analizar la hipótesis grotesca (le que el doctorRichet hubiese preparado el engaño; pero los Dres. Lom-broso, Schiaparelli, Finzi y otros, han observado los mismosfenómenos en Polonia é Italia, :Tesar de no hallarse pre-sente el Dr. Hieltet.

Ante la hipótesis de fraude, habría que sospechar de todoel mundo, y suponer que toda la humanidad se halla deacuerdo para engañar. El profesor Lodge hace observar, queen este caso, su propia reläción formaría parte del plan (lefraude, y en consecuencia, no trata de buscar defensa res-pecto ä este punto.

Más admitiendo que los asistentes sean honrados é inte-ligentes, y que la médium esté cohibida en su libertad deacción ¿qué debemos pensar apropósito de la posibilidad dedichos fenómenos?

So se olvide que estas sesiones tuvieron lugar en unaisla casi inhabitada, donde no había otras personas que losexperimentadores, el guarda del faro con su familia, y loscriados del Dr. Hieltet.

El faro se encuentra it 500 metros de la casa del Dr. Ri-chet, y los criados se retiraban en las lloras de las sesiones,en una quinta separada de nuestro punto de reunión.

En la sala de experiencias existía una sola puerta que elSr. Lodge cerraba con llave, y la guardaba en su bolsillo.Antes de empezar las sesiones, se separaba el sofá, para ase-gurarse de que nadie permanecía allí oculto, y siempre se(lió principio ä los trabajos de investigación, helándose bieniluminada la estancia, terminando el Sr. Lodge por declararfirmemente, que nadie entró en el lugar de experimenta-ción, porque de haber ocurrido, lo ha bría visto y sabido.

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132 • PRIMERA PARTE

II. EXTRACTOS DE LA REPLICA POR EL DR. RICHET

AL DR. HODGSON

El Dr. Richel hace observar, que toda la argumentación delDr. Ilodyson estd basada sobre la hipótesis de que Los CONCU-

RRENTES CREÍAN SOSTENER LAS M4NOS DE ECSAPIA, PER FUE-

RON VÍCTIMAS DE UNA ILUSIÓN. A semejante salida, contesta elcatedrético francés en los siguientes términos:

Las manos de la médium testaban bien cógidas por las nuestras?El Dr. Hodgson no lo cree así, mas en cambio los Sres. Lodge.

Myers, Ochorowicz y yo, estamos bien persuadidos de ello.Analicemos este punto.Por de pronto parece que el Dr. Hodgson comete una injusti-

cia, reprochando al Sr. Lodge de no (lar más detalles. Es evidenteque cuando decimos, la mano esta bien sujeta, cualquier detallemás circunstanciado resulta inútil. Como esto se repite cien vecesen cada sesión, creemos, que par» dar cuenta del hecho de suje-tar las manos, basta mencionarlo con las palabras antedichas.Si mientras se produce un fenómeno, no estoy absolutamente se-guro de que sostengo la mano derecha del médium (suponiendoque se me haya impuesto la vigilancia de dicha mano) entoncesdigo en alta voz «he soltado la mano» y los demás experimentado-res, suspenden de momento los trabajos.

Además; en todas las sesiones hemos procurado que los dedosde las manos de Eusapia, é• el puño y parte de los dedos, se apoya-sen en las palmas de sus censores.

Con mucha frecuencia contactaba mi antebrazo con el de Eu-sapia, á la vez que una de mis manos, se hallaba estrechamenteunida con una de las suyas. Y por último; durante el curso de lassesiones, dábamos cuenta de nuestras relaciones de contacto, conuna constancia casi insoportable, repitiendo constantemente «yotengo la mano derecha» «yo tengo la mano izquierda.»

Si se hubiese tratado de experimentadores novicios, asombra-dos por la novedad de los fenómenos, comprendería las dudas delDr. Hodgson, pero se trata de experimentadores que han sabidoconservar su serenidad, y que no sueñan mas que en realizar ex-periencias en buenas condiciones.

Si me es permitido hablar de lo que personalmente me atarle,diré; que he estudiado ä Eusapia, 5 veces en Milán, lo en Roma, y

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EXP. DE CARQUE1RANNE. - 1894 133

40 en Carqueiranne é isla Roubaud, donde ha permanecido tresmeses.

Durante estos tres meses, prepanado como estaba por las expe-riencias de Roma y Milán, no sofid en otra cosa que en el puntoimportante de sujetar bien la mano, de modo que no pudiera des-prenderse, y por lo mismo, (Ttjer objetos y realizar contactos. ElDr. Ochorowicz tampoco tenía otra preocupación que evitar se es-capase la mano de la médium.

Pues bien; esta constante preocupación, esta idea fija, pareceque debe garantimos de haber procedido ligeramente.

Creo que con tres meses de ejercicio y meditaciones, hay tiem-po mas que suficiente para asegurarse de si se ha cojido el no scha cojido, una mano humana.

En una de las sesiones (creo que fué la última) sostenía la manoizquierda de Ensapia la Sra. Sidgwick, mientras que mi sabioamigo el Dr. Ségard que ya había asistido A muchas sesiones, te-nia cojida la mano derecha de dicha médium. En el curso de lasesión, les interrogué lo menos quince veces acerca de si teníanasidas las manos de Eusapia, contestándome siempre de un modoafirmativo.

Al objeto de reemplazar el proceder elemental de sujetar lasmanos de la médium entre las nuestras, imaginamos con el doctorOchorowicz, diversos aparatos eléctricos, de cuya descripción harégracia al lector. Aunque resultaban muy ingeniosos, no me inspi-raban ninguna confianza. por lo cual di siempre la preferenciami mano.

También tratamos de apoyar nuestros pies descalzos sobre lospies de la medium igualmente desprovistos de calzado, pero estedetalle, no llega á proporcionar una seguridad absoluta, toda vezque la sensibilidad tactil de los pies, es bastante grosera.

Las continuadas observaciones nos revelaron, que el mejormedio de comprobación, era sostener los pies de Eusapia con lasmanos de uno de los asistentes, y á este propósito, se colocaba unode nosotros en el suelo, con el exclusivo objeto de vigilar los ex-tremos inferiores.

El método que acabo de mencionar, me parece preferiblecualquier otro, y estoy convencido, que si el Dr. Hodgson se en-conträra en parecidas circunstancias, le reconocería superior á

•cualquier otro.

Sentados estos precedentes, conviene digamos, que no siemprese obtiene el fenómeno, y que precisa ä veces mucha pacienciapara lograr resultados provechosos.

Se trata de sostener ambas manos de la médium, y ser tocadopor una mano muy distinta de las de aquélla.

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134 PRIMERA PART

Es natural que al referirme á una mano muy distinta, descartotoda suposición de superchería. Así, un contacto vago, no es unamano; la sensación de un muñón ó de una palma, tampoco es su-ficiente. Una mano bien distinta, es una mano perfectamente for-mada, y que es capaz de pellizcar, de tirar los pelos de la cabezade la barba, de hacer sentir el contacto de sus dedos, de produciren una palabra la sensación que una mano viva, humana, es capazde ocasionar.

Pues bien; esta experiencia yo la he realizado cuatro veces enla isla de Roubaud.

Una vez, entre otras, sostenía con una de mis manos las dosde Eusapia, mientras la que me quedaba libre, la levante tanto comome fue posible. Esta mano que sostenía en el aire, fue cojida vi-gorosamente por una mano que tiró con fuerza de mis dedos, yluego me die, un golpe bastante fuerte sobre el dorso de ella, golpeque fue percibido por todos los circunstantes.

Desgraciadamente, según he dicho, esta experiencia esencial,importante, fundamental, no puede obtenerse siempre. Se logramuy raras veces, y esta misma rareza, es una causa de duda de-masiado grave.

Porque es más fácil obtener un contacto cuando cada manodel médium se halla sujeta por diferente persona, que cuando esla misma persona la que sostiene ambos manos?

No obstante, ha ocurrido en diversas ocasiones, que ä pesar deser una sola persona la que sostenía las manos de la médium, losdemás asistentes han sentido los toques de la mano misteriosa.

El día 9 Julio fue tocado en la espalda el Dr. Ochorowicz unen-sujetaba ambas manos de Eusapia.

El 21 Julio, experimentó el Dr. Lodge igual fenómeno, concu-rriendo las mismas condiciones, y el 26 de Julio, mientras yosostenía ambas manos de la medium, una mano grande me tocó äla cabeza.

Lo que hace muy instructiva esta experiencia y le dá en miconcepto un carácter absolutamente decisivo, es, que para expli-carla, debemos apelar ö á la alucinación tactil, lo cual me pareceabsurdo, ó á una pesada broma de parte de uno de los concurren-tes, lo que resulta imposible admitir, 6 á la materialización de unamano viva; concldsión que admito, y ä la cual no me resigno sindolor.

Son muy numerosos los casos en que mientras un experimen-tador sostiene las manos de la médium, otro experimentador sientealgunos contactos.

El 1.° Julio fui tocado por una mano, en los momentos que elDr. Ochorowicz sujetaba ambas manos de la médium. El mismo

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EXP. DE CARQUEIRANNE. - 1894 '135

alfa sustuve un rato las manos de Eusapia; el Dr. Ochorowicz, co-locado de rodillas debajo de la mesa, mantenía fijos los pies de lamédium, y á pesar de tantas precauciones, percibía el doctor po l o-nés sobre su cabeza, el contacto de cinco dedos.

El 9 de Julio sujetaba yo las manos, y Ochorowicz fué tocadopor la mano misteriosa.

El :28 Julio, sostenía Lodge las manos, y Myers fué tocado porotra, etc.

En cuanto á los casos en que intervienen dos experimentadorespara sujetar las manos de Eusapia, y en tales condiciones se pro-duce movimiento de objetos en la habitaeión, al mismo tiempo quese ve, y se siente, el contacto de una mano, debo manifestar: quetales casos han sido muy numerosos.

Sé perfectamente, que la atención no puede prolongarse másallá de una hora si se desea que aquel poder resulte muy eficazen su ejercicio.

Mas en nuestros estudios, hemos tenido muy presente esta par-ticularidad.

Según han hecho notar los Sres. Lodge y Myers, y saben muy-bien cuantas personas han asistido á las experiencias de Eusapia,los fenómenos no se producen por sorpresa.

Todos se hallan prevenidos por la agitación, por la tensión vi-bratoria de todo el cuerpo de la médium. Es por consiguiente eneste momento, cuando se redobla la atención y se sujetan con más'fuerza las manos de Eusapia.

A menos de ser un detestable experimentador, nadie escojeráel decisivo momento de la experiencia para soltar las manos.

Y aún en el supuesto de que la mano quedase libre (lo cual nopuedo creer) sería preciso que volviese á su lugar primitivo, y alhacerlo, necesariamente habríamos de darnos cuenta de su susti-tución, ä menos de suponer una dösis de perturbación y negligen-cia, que me parece un poquito crecida.

Podría admitir que he cometido esta negligencia una, dos, diez,'veinte veces, pero lo que no puedo admitir es, que dominado porla preocupación única de no abandonar la mano, haya sido dostres cientas veces tan ligero, que no me haya advertido el momen-to de escapárseme la mano de Eusapia, y el de volver á su primiti-va posición. Y esta ligereza imperdonable, no seria yo solo quienla hubiese cometido. Los Sres. Aksaliof, Schiaparelli, G. Finzi,Siemiradsky, Schrencli-Notzing, Ochorowicz, Ségard, Lodge,Myers, y la Sra. Sidgwicli, todos habrían dejado sustituirse su.mano más de 40 veces, precisamente en los momentos en que sumtención se hallaba más despierta.

Además; cuando un hábil prestidigitador ha hecho un juego

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136 PRIMERA PARTE

ingenioso, no trata de volverlo It hacer, porque sabe que al repe-tirlo por segunda, tercera ó cuarta vez, se expone á que el público.descubra el amarto.

Aquí ocurre todo lo contrario, puesto que Eusapia consienteen procurar que los mismos fenómenos se reproduzcan, ante unpúblico que sigue minuciosamente la marcha de la experiencia.

Numerosas fotografías obtenidas á la luz del magnesio, objeti-van la levitación de la mesa. (1)

La única hipótesis discutible entre las que se han enunciadopara dar explicación del fenómeno, consiste, en que Eusapia colo-ca su pié derecho por debajo de la pata izquierda de la mesa, yverifica contrapresión con la mano, para conseguir que la mesa selevante. Pero según demuestra el testimonio fotográfico, semejantehipótesis no puede admitirse; por ejemplo, cuando la mesa se le-vanta hallándose sentada la médium en el costado largo, ó cuando.descansasus manos sobre las.rodillas que se le mantienen sujetas,

por último, cuando se realiza el fenómeno mientras Eusapiapermanece en pié.

Recuérdese que en las condiciones que se acaban de exponer,se ha realizado la levitación de una mesa cuyo peso ascendía ä22 kilos, y esto tiene un valor preponderante para el observador.

Las experiencias de que acabamos de dar cuenta, son las mascomunes, aunque se realizan muchas mas que resultan inexplica-bles con la hipótesis de la prestidigitación.

Por ejemplo; iluminada la habitación lo bastante, para llegar ádistinguir los objetos que en ella había, apoyó Eusapia sus dosmanos sobre la mesa, en presencia del Sr. Sidgwick y de su espo-sa. Uno de los concurrentes vigilaba la cabeza y boca de la mé-dium, y otro se encargó de sostenerle los pies, situándose de ro-dillas en el suelo para cumplir con mas escrupulosidad su misión.

A pesar del lujo de precauciones adoptadas. se produjeron al-gunos sonidos en un piano inmediato, y un objeto voluminoso.(un melón) cuyo peso era de 7 kilos 200 gramos, y que ocupabaparte del asiento de una silla colocada detrás de Eusapia, fué á pa-rar encima de la mesa.

(1) Ademas de las fotografías obtenidas á la luz del magnesio,el Dr. Ségard ha logrado reproducir la levitación de una mesa pormedio de fotografía que se obtuvo á la luz del día entre 4 y 5 ho-ras de la tarde, en la terraza del chalet de la isla de Rouhatid.

En todas estas fotografías, se ven las manos y pies de Eusapiacontenidas por los asistentes.

Las dos fotografías que contiene la lámina núm. VI obtenidas.en el intervalo de algunos segundos, ponen en evidencia la movi-lidad de las actitudes de Eusapia en estado de trance.

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EXP. DE CARQUEIRANNE. — 1894 137

Se dispuso el aparato eléctrico en los pies de la médium, demodo, que al tratar de levantarlos, el timbre debía tocar, y ä pesarde que el aparato funcionaba con regularidad, y ambas manos dela médium estaban sostenidas en el aire ä la vista de todos, seprodujo el fenómeno de producir notas aisladas un armonium in-mediato, percibiendo los concurrentes el chasquido de las teclas,sin que á todo esto el timbre eléctrico diera señal.

También se adaptó un aparato eléctrico ä una báscula, de modoque al romper su estabilidad (era necesario el peso de 8 kilos paraconseguirlo) el aparato eléctrico produjese una luz intensa. Vimosla báscula como se movía, y la relación con el aparato eléctrico nose estableció.

Y por ultimo, en medio de tantas cosas sorprendentes, debemosmencionar los rasgos hechos al lápiz, que aparecieron en la man-ga de la camisa de uno de los concurrentes mientras llevabapuesto el vestido, y lo que es más extraordinario aún, la una denuestro dedo, trazó en plena luz y sobre una página ell blanco,.algunas seriales que parecían hechas con lápiz.

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CAPITULO VIII

Las experiencias de Cambridge en 1895

L-ANÁLISIS DE UNA COMUNICACIÓN REMITIDA LA 75* ASAM-

BLEA GENERAL DE LA SOCIEDAD DE INVESTIGACIONES PSÍ-

QUICAS DE LONDRES.

En el mes de Agosto del año 1895 llegó Eusapia Paladi-no ä Cambridge, permaneciendo muchas semanas en la casadel señor Myers con objeto de ser estudiada por varios miem-bros de la Sociedad de investigaciones psíquicas de Lon-dres.

Eusapia estuvo enferma, y las experiencias dieron malresultado. •

Los señores Sidgwig y Hodgson, insistieron acerca dela posibilidad de reproducir por medio de ciertos recursos,algunos de los fenómenos observados con Eusapia, consi-derando como uno de los principales secretos, la liberaciónde una de las manos que los censores creen sujetar.

A este propósito el señor Sidgwig presentó una comuni-cación el 11 Octubre de 1895 ä la Asamblea general de la so-ciedad de investigaciones psíquicas, afirmando que la mé-dium, había empleado ó intentado emplear estos diversos re-cursos en las experiencias de Cambridge, que debían serconsideradas como fraudulentas, y que por lo mismo, nohabía lugar ä que se insertasen entre las Memorias de laSociedad.

El señor Myers confirmó las apreciaciones del señor Sidg-wig, aunque añadiendo:

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EXP. DE CAMBRIDGE. - 1895 139

Por lo que se refiere á las manifestaciones más notables que he-visto en la isla de Roubaud el ario 1894, son en mi opinión inex-plicables, atendiendo á los procederes empleados en Cambridge.Sin embargo, conviene manifestar, que el doctor Richet cuya es-crupulosidad en las comprobaciones es muy notoria, observó enlas experiencias de Milán esta clase de secretos. Por mi parte nollevo intención de utilizar como armas de defensa, ninguno de loshechos realizados anteriormente por Eusapia, y que resultan con-cluyentes.

La confianza que tienen la mayoría de los principales experi-mentadores del continente, en la autenticidad de los fenómenosproducidos con Eusapia, no Ita sido destruida.

Un grupo francés, cerca del cual ha trabajado Eusapia despuésde nuestras últimas experiencias, me participa haber obtenido al-gunos fenómenos que consideran aun:m.ticos. En tanto se vayanrealizando. nuevos experimentos por personas de competenciacientífica reconocida, las personas no iniciadas en estos estudios,-deberán atenderse á los informes proporcionados por aquellos, quehabiendo estudiado detenidamente los fenómenos, gozan en la es-fera científica de justa reputación.

El doctor Myers procedió ä dar lectura de la siguiente.carta del doctor Lodge que se viö privado de asistir 2 '1 la reu-nión.

No asistí en Cambridge mas que á dos sesiones que tuvieronlugar después del descubrimiento del fraude. En la primera, hecreído ver algunos fenómenos de buena ley; la segunda, ha sido-completamente fraudulenta.

He procurado examinar con la mayor atención dicho fraude, yestoy convencido de su existencia, aunque no puedo determinarsi Eusapia procede consciente 45 inconscientemente.

Sean las que fueren las condiciones fisiológicas en que la mé-dium se encuentra, el hecho material es, que en la sesión que nosocupa, quedó en libertad una de sus manos. •

Queda ahora por examinar hasta que punto puede modificarsemi primera comunicación inserta en el Journal Soc. Ps. Res. delmes de Noviembre de 1894. A los ojos del público (si es que el pit-blico lo ha leído) parecerá una nota de descrédito, pero ante eljuicio de todo hombre prudente é investigador de la verdad, losprincipales hechos determinados en dicho documento, no puedenaparecer como fantasías de mi espíritu. Hasta me atrevo á decir,que algunos de los fenómenos observados en Cambridge, no creo

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140 PRIMERA PARTE

puedan explicarse científicamente por una hipótesis tan sencilla.como la de una mano libre, desposeída de algún mecanismo. Ad-mito sin embargo la conveniencia de apurar hasta lo último cual-quier explicación normal, y por esta razón, considero que la deci-sión más prudente, es dejar en el abandono muchos hechos queno pueden explicarse racionalmente.

Probablemente el mejor partido, sería colocar en esta categoríacuantos fenómenos se producen, cuando intervienen dos personaspara sujetar las manos de la médium.

Sin embargo; si olvidamos las condiciones en que se colocabaEusapia en la isla de Roubaud, dentro de las cuales resultaba di-ficilísima la sustitución de manos, nos expondremos ä sacrificarmuchos hechos auténticos.

Y cuando me acuerdo del hecho de la llave metida en la cerra-dura, de la cantidad de luz que penetraba por la ventana, y de laatención con que todos dirigíamos las miradas en P I espacio quequedaba libre entre la puerta y Eusapia; cuando acude á mi menteel transporte de la llave desde la puerta á la mesa y vice-versa, nopuedo menos que considerar muy absurda, la suposición de queEusapia llegase á realizar estos transportes, sin que ninguno denosotros se diera cuenta.

Cuando recuerdo la levitación de la cajita de música mientrasEusapia se apoyaba en mí, hallándose fuera de alcance del instru-mento; cuando pienso en los movimientos de aquella silla percep-tibles å la luz de la luna; la hinchazón de la cortina, el tintero quese apartaba gradualmente de nuestro circulo, etc., no puedo verde ningún modo semejanza alguna, entre las miserables sesionesfraudulentas de Cambridge, y las manifestaciones de la isla deBou band.

gY la personalidad nombrada John, que se revela en el trancede la médium? En la sesión de Cambridge apenas se manifestó,mientras que en la isla de Roubaud tuvimos ocasión de reconoceruna dirección invisible que daba testimonio de su celo, haciendoque se repitieran los fenómenos, cuando alguno de los concurren-tes expresaba sus dudas.

En la isla de Roubaud senti diferentes veces el contacto de unamano, mientras tenía cojidas las de la médium.

La comprobación de los pies, no se ha realizado siempre apli-cando uno de los observadores su pié sobre el de Eusapia, sinoque se ha.titilizado un procedimiento, que permite estar seguro deque los piés de la médium no pueden moverse de su sitio.

Mi té para los fenómenos que se obtuvieron en la isla, no hasufrido el menor golpe.

He considerado detenidamente las criticas que pueden recaer-

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EXP. DE CAMBRIDGE. - 1895 141

sobre mi, por virtud de la posición que adopto, pero del mismomodo que doy como auténticos los fenómenos producidos en laisla de Roubaud, considero fraudulentas las últimas sesiones á que•asistí en Cambridge.

El orden con que se manifestaron los hechos, pareciórne ex-travagante, aunque es justo consignar, que la observación que seacaba de hacer respecto ä tentativas de fraude por parte de Eusa-pia, no resulta una novedad. La posibilidad de este género de en-gafo, ha sido perfectamente indicada por el doctor Richet; lacomprobación de un fraude en el transcurso de malas sesiones,ha sido igualmente sefialada por el doctor Ochorowicz, por no ci-tar al sefior Torelli, testimonio más hostil. Yo espero, por consi-guiente, que el estado de decadencia actual de la médiumnidad deF.usapia, será pasajero, y que testigos competentes y me¡or [pre-parados, podrán certificar más adelante, la continuación de loshechos extraordinarios que produce dicha mujer, por medio de susanormales poderes.

II. LA CUESTION DEL FRAUDE EN LAS EXPERIENCIAS CON Eu-SANA PALADINO, por J. Ochoroiricz.

( Docnmento inédito)

§ 1.°—Buenas y malas sesiones.

Los experimentadores de Cambridge han llegado ä laconclusión de que «todo era fraude.»Esta afirmación la hi-cieron después de veinte sesiones de estudio con Eusapia.

Es cierto que semejante noticia propagada por la prensainglesa y continental con lujo de falsos detalles, podía de-tener el estudio apenas empezado de los fenómenos media-nimicos, y desilusionar ä muchos hombres que estaban envísperas de abordarlos, mäxime si se tiene en cuenta, quetanto las experiencias de Varsovia (1893) como las de la islade Roubaud (1894) están por publicar, y que el protocolo deMilán (1892) no hace mención del fraude.

Habiendo tomado parte en las experiencias de Varsoviay de la isla de Roubaud, sin contar con algunas sesionespreparatorias celebradas en Roma (1893), y habiendo estu-diado especialmente la cuestión del fraude en los fenóme-nos medianímicos, me propongo comentar el resultado ne-

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s

142 PRIMERA PARTE

gativo de Cambridge, con ayuda de los (latos adquiridos enprecedentes experimentos.

De momento, procuremos entendernos con respecto alpunto capital. Los experimentadores de Cambridge hablande un descubrimiento. M. F. W. H. Myers ha tenido la ga-lantería de enviarme las principales actas, de las que sola-mente se han publicado algunos extractos en el periódicode la S. P. R. correspondiente al mes de Noviembre. Los heleído con gran atención, y en ellos encontré muchos hechosinteresantes, aunque ningún descubrimiento. Por esta razónempiezo á creer, que los experimentadores de Cambridge,no tenían conocimiento ni de descubrimientos semejantesá los que había realizado el señor Torelli en Milán, (1892) nide las observaciones y detalladas discusiones sostenidascon el sefibr Bronislas Reichman en Varsovia (1893-94) quecontienen todo, absolutamente todo lo que ha sido descu-bierto en Cambridge, desde la sustitución de manos y piés,hasta el pequeño aparato «con una preparación fosforescente»de que habla todavía el doctor Hodgson.

Solamente existe la diferencia, de que en Cambridge, nose contesta ä la suposición del doctor sin comprobar prévia-mente lo supuesto, en tanto que en Varsovia, el doctorReichman se tomó la molestia (le registrar concienzuda-mente ñ la médium, comprobando la ausencia del aparato.

Por consiguiente, no hay tal descubrimiento, y en el su-puesto de haberlo, sería (lel todo inconsciente según másadelante probaremos. Entre tanto pasemos A las sesiones.

Contestando al doctor Hodgson ( Journal of tue S. P. R.Marzo y Abril 1895) ya manifesté, que con la médium E. P.se habían obtenido, buenas y malas sesiones, es decir, más.

menos fraudulentas.Los tres siguientes ejemplos aclararán la cuestión.

A. —Una mala sesión.

(La XXIII en la isla de Roubau del día 4 Agosto 1894).

Desde hace algunos días que se encuentra la médium:visiblemente agotada. Las tres últimas sesiones han sidodébiles y en gran parte fraudulentas. El excepticismo se

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EXP. DE CAMBRIDGE. - 1895 143

apodera de nosotros, aunque ocultando nuestros sentimientos,delante de E. P.

Esta tarde se encontraba de mal humor y enfadada conel doctor Richét (esta mañana envió la médium una cestade frutas ä la hija del guardian de la isla, s„in autorizacióndel doctor, el cual le hizo con este motivo una pequeña ob-servación).

A una advertencia mía, se retiró pa ra quitarse el corsé,volviendo vestida con una bata blanca, contrariando lasprescripciones dadas por John, que parece tener mucha afi-ción al color negro (1).

Estamos en guardia por lo que pueda ocurrir, y nuestradesconfianza se refleja visiblemente sobre la médium.

Habiendo observado que al tomar una silla, la eligia depreferencia con el respaldo abierto, lo cual permitía alargarinsensiblemente el brazo hacia aträs, se la cambié por otraque tenía el respaldo cubierto, y la aceptó sin protesta.

Formamos cadena, y ca.si instantäneamente quedó E. P.en trance.

E La luz de la habitación era suficiente.«John» comenzó por lamentarse, de que dosconcurrentes (estäbamos solos con el doctor

II

O Richet) son pocos para darle fuerza «Pocoforza ;Poco forza» repetía ä cada instante.

Pocos minutos después, observé una hin-chazón de la parte izquierda del vestido de E. P.

Rompí la cadena con R., puse en relación mi mano iz-quierda con la homóloga de la médium, y alargué mi brazoderecho hasta el borde inferior de su vestido. Casi inmedia-mente, fui tocado cerca del suelo y ti través de la ropa, poruna cosa que me pareció un dedo. En este momento vi congran claridad sus dos piés debajo de la mesa, descansandoseparadamente sobre nuestros piés. Permanecí atento en lamisma posición, y dije en voz alta, ä fin de calmar ä la mé-dium que lloriqueaba:

«Procuremos que no se fatigue, y dejemos ä John la li-bertad de hacer lo que pueda.»

(1) Cuantas veces mencionaré el nombre de John, deberá en-tenderse que me refiero ä un estado psíquico especial del médium.

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144 PRIMERA PARTE

Al terminar estas palabras, sentí nuevamente un con-tacto como de una mano sin consistencia, que se insinuara altravés de -su ropa. Este contacto, en el lenguaje de John,significaba Si, contestando ä mis palabras.

Después de este interesante intermedio, E. P. nos invitaá inspeccionar las posiciones, preguntando así mismo, si noshallaríamos satisfechos de que se realizara la levitación dela mesa, situando encima de ella las manos; como al princi-pio de la sesión. Contestamos afirmativamente.

Entonces, bajo la presión automática de sus manos, lamesa se inclinó un poco hacia la derecha é izquierda, levan-tándose luego lateralmente del lado de E. P.

En aquel momento, vi y sentí cerca de mi pantorrilladerecha, algo que ú través del vestido de E. venía aproxi-mándose hacia el pié izquierdo de la mesa; diríase que setrataba de una mano impotente que deseaba cojer dicho piéy levantar el mueble, pero no fué posible conseguirlo.

En aquel momento, se escapó el pié izquierdo de la mé-dium de debajo de mi pié derecho, dirigiéndose hacia lapata izquierda de la mesa que estaba un poco levantada, almismo tiempo que con el tacón de su pié derecho, vino äreemplazar el contacto que ejercía con el pié que se habíaescapado. Entonces practiqué un movimiento con mi piéderecho, para indicar que el pié izquierdo de la médium,había desaparecido de su sitio, y én el instante, volvió esteä su primitivo sitio, no teniendo efecto la levitación prome-tida.

John pidió que se disminuyese la luz de E la estancia. Accedimos ä la petición, aunquecambiándonos de lugar.

La habitación quedó excasamente ilurni- Onada, y E. pidió que se examinasen sus bol-sillos y vestidos. Con este objeto se levantó y sostuvo en pié, y. entre tanto, le registré atentamente, noencontrando nada que pudiera infundir sospechas; pero enel instante que E. P. tomaba asiento (siempre en trance)aproximó bruscamente con su codo derecho un abanico que seencontraba sobre una mesa inmediata.

La dejé hacer sin decirle nada. Breves segundos después,alargó su mano derecha junto con la mía que la sujeta-

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EXP. Di: CAMBRIDGE. - 1895 145

ha 1 /, (1) y entonces sentí perfectamente que con los extre-mos libres de sus dedos, cofia el abanico y lo tiraba sobrenuestra mesa.

Era un aporte realizado con ingénito descaro. Yo nada.dije, y el fraude continuó

M. R. sintió que le tocaban en el costado, al parecer con umpid. observando que el contacto coincidió con la desaparicióndel pié izquierdo de la médium, de cuya vigilancia estabaencargado.

Oyese golpear el pavimento con una doble escalera de manosituada detrás y á la izquierda de la médiunt.

Observo que el pié izquierdo de la médium que se habíaseparado antes de ce irse el ruido, vuelve á su primitivo lugar.

«Me tocan en la espalda derecha con un cuerpo bastantevoluminoso» dijo IL, y corno yo estaba sentado casi de frentea la ventana, pude ver, ó mejor diré, pude sentir, que elcontacto se realizó con la cabeza de la médium que se bajóen aquella dirección.

Algunos minutos después dijo R. que alguien rodeaba sumano derecha con un cordón. En este momento, tenía lt. deuna parte, la mano izquierda de la médium, y de otra, lapalma de la mano derecha, cuyo puño yo sujetaba. En estadisposición, sentí los movimientos que realizaban los tendo-nes, correspondiendo ä la acción de enrollar algo. Esto noera una prueba de fraude, porque los movimientos simpäticosacompañan con frecuencia al fenómeno puro; pero de todosmodos, resultaba un hecho sospechoso.

Comuniqué mis impresiones ä R., mas E. P. adivinó mipensamiento y demostró estar enfadada, tirando el cordónpor el suelo, y declarando que ya no quería servir mas deinstrumento de experimentación.

Entonces le declaramos que cuanto había hecho era jraude.De repente se animó, haciéndose mas sensible ä las ob-

jeciones, mäs ambiciosa, mäs dueña de si misma, y en estascondiciones obtuvimos algunos fenómenos cOrrectos. Se ha-

(1) Convenimos en designar por medio de fracciones, el gene-ro de vigilancia que se ejercía en las manos y pies; asi 3/,, signi-ficaba: sostengo el puño y la palma de la mano con las puntas delos dedos.

'10

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146 PRIMERA PARTE

brin dicho que la excitación determinó el despertamiento desus fuerzas soñolientas, de idéntica manera que el látigoexcita al caballo perezoso.

Antes de la sesión y sin saberlo la médium, colocó eldoctor Richet sobre una silla situada detrás de la cortina yä espaldas de la médium, ocho piezas de 5 francos apiladas.Cada una de ellas pertenecía á diferente año y estaban co-colocadas por orden de antigüedad.

En estado de profundo trance E. exclama retorciéndose:«Jo prendero! lo prendero! ...» y luego con cólera «Non

posso prenderle!»Por último; vigilada con especial cuidado, y apoyada en

nuestros brazos, diö un grito, después del cual una pieza de5 francos (la de la cúspide de la columna) vino d caer encimade nuestra mesa.

Repetimos el experimento aplicando la frente de la mé-dium en contacto de la mía; una de sus manos la sujeté en-teramente, é hice lo propio con las rodillas por medio de lamano que me quedaba libre.

Su pierna derecha rozaba con la mía, y de la vigilanciade la pierna opuesta, quedó encargado el señor R. En seme-jante disposición, fué transportada sobre la mesa otra mone-da de 5 francos.

Por tercera vez se repitió la experiencia, no sin haberexaminado préviamente y con la mayor atención las man-gas del vestido y las manos de la médium, levantando éstas.ä mayor altura que su cabeza, y sosteniéndolas R. y yo enactitud de plegaria. La moneda fue transportada por el airellegando caliente d la mesa.

Otras dos monedas fueron transportadas de un modo se-mejante, guardando el orden con que fueron apiladas. Lue-go después, E. hizo caer con un rápido movimiento ejecuta-do con su mano izquierda sostenida por el doctor Richet,cuantas monedas quedaban sobre la silla. Mas esto se veri-ficó cuando la médium había agotado visiblemente susfuerzas, por cuyo motivo aconsejé interrumpir la sesión queduró hora y media.

Antes de terminar, pidió John que diera á E. la sujestiónde que se mantuviera más calmosa, y que procurase domi-nar sus impulsos, así como olvidar los resentimientos.

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Así lo hice, imponiéndole las manos sobre la cabeza.Al despertar, se mostró afectuosa con R. asombrandose

de semejante cambio, y cumpliéndose en todas sus partesla sugestión impuesta.

'A pesar de algunos fenómenos auténticos realizados alprincipio y fin de la sesión, todo lo demäs fué falso, y comola série hacía mas de una semana que duraba, anoté en midiario de observaciones:

«Estoy tan lleno de vacilaciones por la frecuencia conque se repiten los fraudes, que empiezo ä dudar de todo;tengo gran necesidad de una prueba irreprochable paradestruir el e7(cepticismo que inc obsesa.»

Opino que el doctor Richét pensaba de idéntico modo.

B.— Una buena sesión.

(La XXIV en la isla, el día 6 de Agosto 1894).

Tiempo bello. E. P. se halla bien dispuesta después dedos días de reposo y distracciones (1). El señor Bellier debíapermanecer entre nosotros, pero ú última hora acordamosque se fuera ä colocar deträs de la ventana para tomarnotas.

Semejante acuerdo me causó satisfacción, porque de ha-ber permanecido en nuestra compañía, hubiera inducido,que el favorable cambio en las sesiones, lo producía el nú-mero de concurrentes.

(1) El día 6 de Agosto, dejamos ä E. en reposo, y ä fin de dis-traerla, 4. le dió 10 francos para que se dirigiera ä ilyeres dondedebía celebrarse una fiesta. Regresó sumamente contenta, dán-donos detalles infantiles de la sala de baile en la que fué muy aga-sajada

7 de Agosto. Teníamos la costumbre de ir todas las mañanas äpescar en una barca, pero E. no venia porque se mareaba con fa-cilidad. No obstante; dicho día la invitamos, porque además de es-tar el mar muy tranquilo, nos convenía disponerla en favor nues-tro, pues la experiencia nos tiene enseñado, que sienipre son ma-las las sesiones, cuando ella se enfada. La satisfacción de podernosacompañar, la hizo refractaria á los balanceos de la barca, y quedóalegre por el resto del dia. R. le perdonó sus pequeños excesospara evitar un choque, é impedir que pudiera desmerecer la se-sión que tu yo lugar por la noche.

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148 PRIMERA PARTE

Se vistió ä E. P. toda de blanco, lo cual permitía distin-guirla en medio de la relativa obscuridad en que nos ha-llábamos.

Aprovechando su ausencia, construimos un aparato parailuminar eléctricamente en un instante la habitación, si-tuando el aparato detrüs de la cortina. y no dando cuentade estos preparativos ü E. Le ofrecí para tomar asiento unasilla de madera con el respaldo lleno, y la aceptó sin murmurar, pero una vez en trance, John pidió que se-cambiara,fundündose en que el cuerpo de la 'médium debía estar lodolo posible al descubierto. Nada dijo con referencia ä la ropablanca.

9 h. 33.—E. P. se sienta ä 10 ó 15 centime-E tros de la cortina, descansando los pies en un

aparato registrador. Este consiste en unacaja eléctrica de doble fondo, dividida en

O 11 dos compartimentos por medio de un tabi-que sólido que rebaja sensiblemente los bor-

des ä fin de impedir toda comunicación mecánica entre ambas mitades de la caja, y los dos pedales.Ambos piés (descalzos) de E. P., se lían situado por separa-do en ambos compartimentos de la caja. Cada pedal se poneen comunicación eléctrica con el fondo de la caja, y con untimbre eléctrico colocado á distancia. Para cerrar la corrien-te en derivación, y evitar que el timbre suene, precisa unafuerte presión sobre los pedales, más desde el instante quese trata de levantar uno A ambos piés encerrados en la caja,el timbre no deja de sonar hasta que- los piés han vuelto ásu sitio. La inspección por medio del tacto, hecha de vez encuando, completa las indicaciones del aparato.

Las manos de la médium quedan sujetas por lós puños.Este es un medio muy.sencillo y cómodo, que ä la vez queimpide cualquier sustitución de manos, dit una relativa li-bertad al médium. Si ä esto se agrega el roce suave entrelos codos del celador y los de la médium, se podrá estar altanto de todos los movimientos que aquella verifique, sinllegar A irritarla, en los momentos de hiperestesia (que semanifiesta sobre todo en la región dorsal de las manos ydedos).

Una lámpara de petróleo cubierta con una pantalla de

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papel blanco, ilumina la estancia. La tinica puerta que enella existe, está cerrada con llave, y ä través de la hendidu-ra de la ventana, óyese preparar ul señor Bellier sus uten-silios de secretario. Se ensaya el aparato de los piés, obser-vando que funciona bien.

A las 9 y 57, ó sea á los 4 minutos de espera, la mesa em-pieza ä inclinarse hacia la derecha é izquierda, bajo la pre-sión mecánica (seguramente inconsciente) de las manos dela médium que están visibles. Dichos movimientos son los«saludos de John». La mesa empieza por saludar primera-mente al doctor Richét, después ä mi, y por último it lamédium.

9 h. 39. Decimos en alta voz que por esta noche dejamosen libertad á John para que dirija la sesión, manifestandoque hemos preparado alguna cosa detrás de la cortina, quepuede utilizarse para las manifestaciones.

10 h. Verificación del aparato registrador para los piés.10 h. 2. La mesa se [nueve ligeramente. Levantamos

las manos junto con las de la médium, y la mesa se muevesin tocarla. R. inspecciona las rodillas de la médium conuna mano y una rodilla. No hacemos cadena.

10 h. 3. Se producen dos movimientos de la mesa sin con-tacto. Todo es visible. La mesa se eleva lateralmente del ladode E. y queda suspendida en el aire. Se comprueba que no serealiza contacto ni con las manos, ni con los piés, ni con el ves-tido de la médium.

E. P. coje mi mano derecha, y simula un movimiento deatracción en el aire; la mesa se aproxima.

El experimento de los movimientos y levitaciones de lamesa, se repite lo menos una docena de veces, siempre con luzsuficiente, y comprobando que nadie loca la mesa.

10 h 10. La luz está muy baja. Se reconoce el aparato delos piés, y funciona bien.

10 h 12. Como los brazos de la médium (sostenidos sepa-radamente en el aire) demuestran cierta tendencia á di-rigirse hacia delante, estamos en acecho por si se realizaun transporte de objetos.

Después de examinar atentamente las-manos de la médium,las sujetamos enteramente con las nuestras.

En estas condiciones, un gran mazo do-madera que pesaba

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150 PRIMERA PARTE

muchas libras, cayó sobre nuestra mesa. Este mazo se hallabaen una mesa situada ä O m 60 de distancia de la silla de E. yá su lado derecho. El doctor Richet, dictó las siguientes pa-labras á su secretario: «Antes que el mazo se desplomase,habíamos inspeccionado rigurosamente las manos, antebra-zos, etc. Mientras duró la experiencia estuvieron las manosadmirablemente sostenidas, sin ningún esfuerzo.»

Hasta este momento E. P. se encontró en un estado detrance superficial, que se declaró gradual é insensiblemente.

El trance profundo empezó en el momento que la cabezade E. vino ü apoyarse sobre mi frente, y una de sus manossobre la cabeza de R.

Hasta aquí, no hemos hecho la cadena, así es que siemprenos ha quedado libre una mano para completar los registros.(La cadena solo es necesaria cuando concurren á la sesiónpersonas nuevas, ó en el momento de realizarse fenómenosexcepcionalmente difíciles, y aún así, caben algunas excep-ciones, pues en Varsovia ;e produjo la levitación de la mé-dium en medio de la estancia, en presencia (lel señor Ma-tuszewski y sin formar cadena.)

10 h 20. E. ensaya de dirigir sus esfuerzos hacia atrás, ynos pide permiso de tocar la cortina, lo cual realiza sin queabandonemos sus manos. (Es un häbito de la médium quese presta ä suposiciones no muy favorables; antes de produ-cir un movimiento á distancia, toca el sitio en cuestión,tanto para medir las distancias, como por «magnetizar» elobjeto, que su mano dinámica (la de John) debe cojer.)

Es evidente que la mano que debe ponerse en juego, hade ser la derecha, porque hacomuchos esfuerzos por liberar-se. De pronto, se desprende, quedando asida por el índice äla mano izquierda del doctor Richet.

Este incidente nó nos causa ninguna inquietud, porquemantengo bien aprisionada la mano izquierda de E.

Sin embargo; para alejar todo indicio de sospecha, medirijo hacia la cortina, y paso entre ella y la médium, á finde cerciorarme de que no existe ningún hilo ó cosa se-mejante.

Mientras dura esta comprobación, mi compañero sostie-ne ambas manos de la médium.

10 h 24. Vuelvo-á mi sitio. R. no ha abandonado las dos

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manos de E. El aparato de los pies funciona bien, y en lamesa no se encuentra nada de particular.

10 h 26. E. dirije su mano derecha acompañada de laizquierda del doctor Richet lateralmente hacia arriba. R.observa que ningún objeto trae en dicha mano, y breves,segundos después, recibe un martillo por el mango como siuna persona se lo entregara.

Durante este incidente, la mano izquierda de E. P. per-manece alejada, descansando, unas veces sobre mi hombroy otras veces, en una de mis manos. (Antes de principiar lasesión, el martillo estaba situado en la mesa grande, ú laderecha de la médium y junto al mazo). Enseguida sintió R.durante seis segundos, el contacto de unos dedos gruesos, peroeste fenómeno no nos pareció bastante evidente, porque enaquel momento, aunque yo sostenía la mano izquierda deE. P. no tenía aprisionados sus dedos por los extremos.

10 h 34. E. P. aplica mi mano izquierda sobre el lado iz-quierdo de su cabeza que dice dolerle. (Esto significaba queno debíamos esperar ningún fenómeno de momento, porqueen el supuesto de realizarse, no habría permitido John se-mejante contacto). En el período álgido de la realización delos fenómenos, aquella región de la cabeza de E. P. es asien-to de vivo dolor, y tan pronto como se aproxima una mano,percíbese con gran precisión un soplo frío. Solamente en losintérvalos de las manifestaciones, permite John que se leaplique una mano en aquel sitio, con objeto de calmarle elsufrimient9.

10 h 37. E. P. dice ha comprendido una Aujestión men-tal que le he dado. (Esto era exacto; se trataba de ordenaráE. P. para que, å pesar de sus protestas, almorzase en lacocina). John dice que E. P. se encuentra hoy en buenadisposición, y anuncia que cuando el señor Sidgwick y su se-ñora lleguen, las experiencias darán resultado, porque«cambiará el tipo de su hija.» (Quería significar con estaspalabras, que E. P. ya no se portaría como niña mimada,-sino que se presentaría séria, y con las apariencias de unagran señora). Aunque no se cumplió el vaticinio en todasus partes, justo es decir que durante las sesiones, E. P. es-

-tuvo seria y tranquila.10 h 44. Verificación del aparato.

,

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152 PRIMERA PARTE

10 h 47. E. P. levanta un poco su vestido. R. ha investi-gado el brazo derecho de E. para cerciorarse de si llevabaalgún objeto oculto. Ambas manos quedan bien separadasy sujetas, E. P. gime, y se contrae. (Verificación del aparatode los piés). Hacemos cadena. Siento que me tocan en elcostado, é inmediatamente averiguo si los piés de la médiumse hallan en su sitio, encontrándolos en perfecta disposición,así como el aparato registrador. -

10 h 54. R. sostiene la mano derecha y la cabeza de lamédium, yo la mano izquierda y ambas piernas. En estaposición, se enciende la lampara eléctrica colocada detras dela cortina, llegando d nuestros ()idos el choque de la balanzaque ocasiond este fenómeno.

En vista (le la importancia de esta manifestación que ca-lificamos de excelente, vengo obligado ä indicar las condi-ciones en que se realizó:

R. sostenía la mano derecha de E. P. ä la vez que apoyabasu frente con fuerza, á la frente de aquélla.

Yo me encargué de sujetar con la mano izquierda, lahomónima de E. P., en tanto que con la derecha, recogía suvestido por detrás de las pantorrillas, haciendo de manera,que tanto los talones, como las rodillas, quedasen envuel tos-y apretados con los pliegues de la ropa.

Con semejantes precauciones, desearía saber como se lascompondría el doctor Hodgson para sujestionar á sus cole-gas de Cambridge. Por desgracia resulta cierto que em-pleando su sistema, jamás puede haber ninguna experiencia.decisiva.

La fuerza desarrollada detrás de la cortina, ascendió á800 gramos, y como la lámpara no cesó de iluminar el cua-dro, nos hallábamos en disposición de averiguar ä cadamomento las posiciones.

En una experiencia semejante realizada en Varsovia, fué-posible medir exactamente las distancias.

Se trataba de encender una lámpara ejerciendo presiónsobre un botón movido por un resorte. El aparato estaba co-locado en el suelo y detrás de la cortina. La experiencia serealizaba con luz suficiente. (Una lámpara de petróleo cu-bierta de una gran pantallas descansaba en el suelo al ladode la cortina).

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EXP. DE CAMBRIDGE. - 1895 153

El resorte del botón descendió, y la lämpara eléctricafué encendida. (Desde el botón, hasta la cintura de Eusapia,mediaba, 1 ni 16; y hasta la punta de su pié derecho 1 in 32).Estirando cuanto fué posible la pierna de Eusapia, todavíafaltaban 38 centímetros para alcanzar el botón.

Si en Cembridge se hubiesen tomado la molestia de ins-peccionar ä cada momento los piés y manos de la médium,de medir las distancias y la longitud de sus miembros, po-siblemente habría variado la manera de apreciar las cosas.Mas no se procedió así. Los experimentadores se limitaronä determinar que la médium había liberado una de sus ma-nos, ó uno de sus piés. No se olvide que E. P. es gruesa y deestatura baja; su talla no pasa de P u 55; la longitud de suspiernas es de 85 centímetros; la de sus brazos 62, y la de suspiés 22. (El método seguido en la isla Roubaud, ofrece sobreel de Varsovia, la ventaja, de que en Roubaud, se trabajócon la lámpara encendida, en tanto que en Varsovia, la läm-para se apagaba desde el instante que cesaba la presión.)

Sería interesante saber como se las habría arregladoJohn para apagar la luz. Hubiera sido preciso arrancar unapequeña placa en hierro dulce, adherida a su imán. En di-versas ocasiones oímos crujir la placa, pero como la atrac-ción era fuerte, la distancia muy pequeña, y la placa móvil,y suspendida por su parte media, ocurría, que al despren-derla de un lado, se adhería del lado opuesto, acabandoJohn por reconocer su incapacidad, no sin dejarnos algunaspruebas de su fuerza.

11 h 3. R. es tocado ligeramente d través de la cortina comopara atraer la atención. La cortina se entreabre afrontando laluz. A la médium la tenemos enteramente sujeta. La lám-para eléctrica continua encendida.

11 h 5. Las mismas condiciones.De nuevo vuelve d separarse la cortina.11 h 8. John disminuye la luz cerrando la cortina,y ä todo

esto, sigue la médium perfectamente sujetada por nos-otros.

11 h 10. Dice E. P. que vé las monedas de 5 francos so-bre la balanza. Se engaña en parte, porque las monedas seencuentran en el suelo muy cerca de la balanza. Es sin em-bargo un curioso ejemplo de visión «sin el auxilio de los

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154 PRIMEHA PARTE

ojos» pues las monedas se colocaron en un rincón obscurode la cortina, sin saberlo la médium. (1)

En los intérvalos de esta sesión, John nos dice que si sehan obtenido buenos resultados en estas experiencias, esdebido, ä que «en la hora del almuerzo, hizo que su hija (lamédium) comiera en abundancia, puesto que "tes de lassesiones, tiene por costumbre no comer nada». En efecto;tengo observado que las sesiones celebradas después de co-mer, y cuando la médium ha tomado solamente bebidas,han sido medianas y trabajosas.

Esta sesión ha durado 1 h. 30. John se hallaba dispuestoä continuar, pero nosotros no hemos accedido, porque laexperiencia nos ha enseñado, que las sesiones muy largasdisminuyen el valor de los fenómenos. Ignoro la duración delas sesiones de Cambridge, pero la única que se ha des-crito con detalles, encuentro que principió ä las 6 h. 30, yduró hasta las 9 h. 8.

Es cierto que en la isla de Roubaud nos habernos permi-tido prolongar alguna vez las sesiones (sobre todo durantela permanencia de los miembros de la S. P. R.) pero enton-ces, ó se dejaba en descanso ä la médium por espacio dedos días, ó bien la dormía hipnóticamente durante variashoras.

(1) En Varsovia realicé con E. P., tapada de ojos y en la obs-curidad, muchas experiencias de visión de letras y números, ha-biendo obtenido buen resultado en muchas de ellas.

La sujestión mental no intervino para nada en varios casos.Es evidente para los que se dan cuenta del conjunto de sesiones

ordinarias celebradas con E. P., que aún considerándolas comoenteramente fraudulentas, hay que reconocer en aquélla. una ex-traña y «anormal» facultad de ver en la obscuridad. Si la mitad delos juegos de destreza que le reprocha el doctor Hodgson fueraverdad, subsistiría el hecho de que dicha médium, vé á obscuras.No me cansaré de decir que esta facultad se halla muy lejos deposeerla en estado normal, y que no aparece mas que en el trance,tomando dos formas diferentes; 1. 0 una simple hiperestesia visual,y 2.° una hiperestesia tactil que hace sensible por un momento supiel, á la acción de la luz. Para demostrar algún vestigio de estafacultad durante las sesiones, basta cubrirle los ojos y dirigir unrayo de luz sobre su piel para excitada, con lo que se consigueprovocarle muchas veces vivo dolor.—J. O.

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EXP. DE CAMISHIDGE. — 1895 155

Siempre que termina una buena sesión, queda E. P. sen-tada en su silla y presa del mayor abatimiento (1).

Deseando el doctor Richet hacerla respirar el aire fres-co, la tomó por las manos y la condujo hacia la galería ex-terior. Mientras atravesábamos la ante-camara, pasó ~pie-dra por enCiiila de nuestras cabauts, rebotando contra una ces-ta, y cayendo por último en el suelo. Estoy seguro que eneste momento no ha realizado la médium ningún movi-miento sospechoso y en la casa no había nadie más que no-sotros.

C.—Una sesión de iniitaciún.

('7 Agosto 1894).

Al día siguiente, mientras E. P. se dirigía it acostarse ensu habitación del piso primero, quedamos nosotros discu-tiendo en los bajos de la casa la cuestión del fraude. El se-ñor Bellier quedó asombrado al oir hablar tan fríamente defraude, ä pesar de que admitíamos la realidad (le los fenó-menos, así es, que emitió sus (ludas con respecto ä la posi-bilidad de producir fraudulentamente unas manifestacionestan brillantes.

Yo le contesté que lodo depende de las condiciones. Y comoel señor-B. debía tomar parte en las sucesivas sesiones, äfin de aumentar el número de los concurrentes, le propuseiniciarle con objeto de hacerlo más apto en los experimen-tos, determinando celebrar una sesión de imitación, en lacual, yo desempeñaría el papel de médium, el señor B. se-ria el censor de la izquierda, y R. el de la derecha.

Empecé por una levitación de mesa ä media luz. Des-pués de haber sustituido los piés sin que el señor B. se däsecuenta, y que R. toleró sonriendo, basculé la mesa hacia laderecha por medio de una presión lateral, deslicé mi pié

(1) Su fuerza muscular que normalmente es de 20 kilos á laderecha, y de 25 a la izquierda, y que durante las experiencias«ayudada de John» aumenta considerablemente, desciende des-pués casi A O. para reconstituirse gradualmente al cabo de uncuarto de hora ó media hora.—J. O.

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156 PRIMERA PA RTE

libre por debajo (le la pata izquierda y con ayuda de unacontra-presión con la mano izquierda por encima de la mesa,quedó realizada la levitación.

Pedí «Meno luce» dando primeramente cuatro «golpesíntimos» sobre la mesa con las puntas de los dedos, y gol-peando luego con más fuerza por medio de mi pié libre. Enla oscuridad cojí el martillo que retuve entre los dientes, ydejé caer luego sobre la mesa, después de haber tocado tresveces en el costado ä B., con mi pié libre. Por último, cono-ciendo bien la situación de los objetos colocados detrás dela cortina, y habiéndome aproximado algo hacia dicho sitio,moví la balanza y encendí la luz eléctrica...

En este momento, un ruido formidable procedente delprimer piso, nos estremeció á los tres.

Dicho ruido era comparable al producido por una perso-na colérica que diera puñetazos en una puerta. Esto ocurríaen medio del silencio de la noche.

Subimos precipitadamente; entramos en la habitación deE. P. y vimos que dormía tranquilamente en la 'cama. A losbreves momentos se volvió un poco en dirección é nosotrosy en voz (le trance, dijo:

Sono io... (esto es, John).Después pareció despertarse, aunque sólo pasó al estada

de sonambulismo ordinario, y nos rogó que dejásemos unabujía encendida «porque tenía miedo». En este nuevo esta-do de hipnösis, ya no interviene John, y tampoco se acuerdade lo ocurrido.

¿Se trató de un puro fenómeno medianimico, ó bien fuéella misma quien en estado de noctambulismo había gol-peado la puerta, acostándose enseguida antes de que tuvié-ramos tiempo de llegar?

¿Sintió realmente por telepatía, el choque moral de lachanza que verificábamos en la sesión de imitación, ó fuéuna casualidad?

En Varsovia tuvimos muchos hechos expontäneos de estegénero, dando cuenta de alguno de ellos cuando trate delfraude inconsciente.

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§I1.—Las dos mediumnidades y los orígenes del fraude.

Los experimentadores de Cambridge no admiten en suinforme más que dos alternativas; el verdadero /enrimeno, yel 'mude consc?enle.

Esto es muy sencillo, aunque para el vulgo es suficiente,pero en una asamblea científica, debería saberse que la cosaes más complicada.

Ante semejante negligencia de los sabios de Cambridge,me permitirá el lector que precise algunas nociones funda-mentales.

En el vasto campo de los fenómenos denominados espi-ritas, es preciso distinguir las categorías siguientes:

a) Fraude consciente ä la William.h) Fraude inconsciente al estado de vil Media anidad de orden

gilia en estado de trance . . inferior.c) Fraude parcial, automático. ) Mediumnidad de ordenfl) El fenómeno puro 1superior.

Los experimentadores de Cambridge no han encontradoen E. P. más que la primera categoría. Yo opino muy alcontrario, ó sea, que en E. P. han concurrido todas las cate-gorías, excepto la primera. Entremos en detalles.

(a El fraude consciente no pertenece á, la ciencia, ycuando no se trata de un espectáculo público que deba mi-rarse de léjos, es fácil de comprobar. Basta para ello prac-ticar un buen registro antes y después de la sesión, no ad-mitir compadres, y vigilar atentamente los movimientos delpr3stidigitador.

En los casos sencillos (sin aparatos) puede sin embargoconfundirse con el fraude inconsciente.

b) ¿El fraude inconsciente puede hacerse con astucia aligual que la simulación premeditada? Sí.

El señor Hartmamn al decir que el inconsciente no seengaña, ha proferido una gran verdad. Y realmente; la pre-cisión, la destreza, la finura, la misma previsión de las ac-ciones inStintivas, revisten en general triiis perfección quelas de las acciones conscientes. Y aun pretendiendo que E. P.engañe â sabiendas ¿se ha dado una prueba cualquiera deesta acusación?

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158 PRIMERA PARTE

Ninguna. En las decraraciones publicadas por el Journalof Me S. P. R. (Octubre y Noviembre de 1895), solamenteencuentro en materia de pruebas, la siguiente observación:

«El fraude ha sido empleado tanto antes, como despuésdel trance (verdadero ó simulado) haciéndolo con tanta des-treza, que seguramente la pobre mujer habrá tenido nece-sidad de muchos ensayos.»

Los experimentadores no saben si el trance fué verdadero6 simulado, lo cual no es asombroso, toda vez que no hanhecho ningún estudio médico de la médium, y si no me en-gaño, tampoco había entre ellos ninguna persona habituadaä las prácticas del hipnotismo.

Pero desde el instante que admiten la posibilidad (teltrance verdadero, deberán calcular asimismo, que es ilógicosuponer el fraude consciente en estado de trance.

El fraude inconsciente ofrece la particularidad de no de-jar ningún recuerdo en el estado normal? Se ha ensayadoen Cambridge de averiguar si E. P. conservaba después delas sesiones algún recuerdo de los fenómenos? No. Puesbien; aunque así fuera, no podría aceptarse como prueba depremeditación, porque la médium puede acordarse de losefectos producidos, y olvidar completamente las causas quelos originaron.

Cuando varias personas se sientan alrededor de unamesa y tienen la paciencia de esperar ä que las manos apli-cadas sobre la misma se fatiguen, teniendo además la ideafija de obtener el movimiento del mueble, acabarán siemprepor obtener una danza completa de la mesa, en razón de lascontracciones involuntarias é inconscientes de sus múscu-los. Los concurrentes se acusarán recíprocamente de fraude,y es posible que todos vayan de buena t'A. En la experienciadel péndulo sostenido entre los dedos, es el mismo sujetoquien se engaña, creyendo que el péndulo oscila por sísolo. (1)

En las interesantes experiencias de Cumberlandismo 6

(1) El doctor Ochorowicz tal vez se muestra aquí un tanto ex-clusivo.

El lector que sea amante de profundizar esta cuestión. deberáleer los trabajos de Reichembach, los cuales he traducido y vapublicar el editor Carré.—A. R.

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adivinación aparente del pensamiento, no es el mago quienengaña. Este adivina la dirección, ó la persona, según lasindicaciones inconscientes de nuestros músculos. Esta in-consciencia vá algunas veces más lejos. Una señora que mehabía jurado no hacer el menor signo inconsciente, mien-tras realizábamos experimentos de Cumberlandismo, inc in-dicó con un dedo el sitio donde se escondía el objeto quebuscaba.

Fingí no darme cuenta de la indicacióe, buscando unpoco más arriba, pero su dedo hizo un signo de negación.Me bajé un poco, y la mano dijo Si. Por último, encogióel dedo como si tratase de levantar el vaso bajo el cual seescondía un trocito de papel. Inútil es decir que lo en-contré.

—Esto es extraordinario!—decía la señora,—pues estoycierta de no haber hecho la menor indicación.

Fue una dicha para esta señora, persona inteligente y deconciencia, no' haberse sometido ä un estudio semejante alde Cambridge, porque la habrían calificado de trapacera.

El doctor Lodge recuerda un pequeño incidente ocurridoen la isla de Roubaud acerca del cual daré algunos detalles,pues á pesar de su carácter infantil, es muy instructivo, y nose ha llegado á comprender lo suficiente.

El día siguiente á una sesión pesada (22 Julio) llamó pre-cipitadamente E. P. á los doctores Lodge, Myers y á mí, di-ciéndonos «que había oído golpes en la mesa.» Nos trasla-damos donde estaba la médium, y al llegar allí, se puso allado de una mesa grande invertida, repitiéndose los golpes.Nos fué dificil comprobar si era la misma E. P. quien dabalos golpes con su botina, y cuando la interrogamos acercadel particular, retrocedió un poco, á la vez que negaba élhecho.

«Es extraño, decía; algo conduce mi pié hacia la mesa.Escuchad! Escuchad!...» De tal manera estaba segura del«fenómeno» que insistió para que yo atase mi pié junto alsuyo por medio de un cordón, y tan pronto se hubo realiza-do la atadura, sentí que tiraba del cordón, torciendo su piépara golpear con el tacón en la mesa.

Esto era evidente para todos, menos para ella, y cuandole dije que no tenía importancia, y que apenas valía la pena

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160 PRIMERA EA RT E

de continuar, por toda contestación se encogió de hombroscomo si realizase una broma.

En Varsovia observé por medio de aparatos eléctricos,que cuando E. P. permanece algunos minutos inmóvil,pierde la sensibilidad en sus piés, y en este caso, ejecutadiversos movimientos desarreglados sin que se dé cuenta.

Cuando estos movimientos se verifican en el transcursode una sesión, podrän parecer sospechosos, puesto que sub-siguen d las representaciones motrices que en un momento dadoimperan en la imaginación del médiunt.

He visto algunos médiums (lar puüetazos en la pared,pretendiendo que era el «espíritu» quien los daba.

Un estudiante en derecho, médium de orden inferior, sediö un bofetón A la presencia de varias personas, y se obs-tinó en convencernos que era el espíritu de Xantipa, mujerde Sócrates, el que se lo propinó.

Serän estas cosas muy chuscas si se quiere, pero son he-chos psicológicos que interesa conocer antes de abordar elestudio de la mediumnidad superior.

Una noche dormía E. P. en Varsovia, en una habitacióninmediata ä la nuestra. Yo no dormía aún, y de pronto oí quese levantó, y con los piés descalzos vino hasta la puerta denuestro cuarto. Llamé sigilosamente A, mi señora que estabadormida, y ambos nos pusimos de acecho.

Momentos después, abrió con suavidad la puerta, seaproximó al tocador de mi esposa, abrió un cajón, volvió äcerrarlo, y se marchó sin hacer ruido.

Inmediatamente nos vestimos, y entramos en su habita-ción, hallando ä la médium completamente dormida. Laluz de nuestra bujía pareció despertarla, y entonces le pre-guntamos: «¡Qué lías venido ä. buscar en nuestro cuarto?»conteständonos con aire de sorpresa que no se había movidode su sitio.

Viendo la inutilidad de un inzis largo interrogatorio, nosvolvimos ä la cama, recomendändole que durmiese tran-qbila.

Al día siguiente le planteé la misma cuestión, y con evi-dente asombro y hasta coloreändose sus mejillas contestöme:«¡Cómo he de atreverme á penetrar por la noche en sq,dormitorio!»

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EXP. DE CAMBRIDGE. - 1895 161

Esta acusación le resultó muy penosa, y trató de persua-• dirnos con toda suerte de razones, de que estábamos en un-error. Lo negó todo; y reconozco que ni se acordó de haber-se levantado, ni de haber hablado con nosotros.

Tomé una pequeña mesa, disponiendo que E. P. aplicase• sus manos encima.

—« Está, bien (dijo); John os dirá que no miento. »Las preguntas que hice, fueron las siguientes:—«¡Fuíste tú, John, quien penetró la noche pasada en

nuestro dormitorio?—No.— Fué /a camarera? (Sujerí expresamente esta idea para

:poner A prueba la veracidad de Johni.—No; (repitió).—Jué la médium?—Si; (dijo la mesa). «•No, esto no es verdad:» exclamó E.

P. viendo defraudadas sus esperanzas.—« ¡Sí!» respondió•-con fuerza la mesa.

--iYué en estado de trance?—No.—.En su estado normal?—No.- estado de sonambulismo expontäneo?

—;.Con qué objeto?—Para ir (i buscar cerillas, pues tenia miedo mientras so-

;7aba, y no quería dormir sin luz.Y en efecto; en el cajón que E. P. abrió, sien) pie había

una caja de cerillas, excepto dicha noche, por Clly0 motivotuvo que salirse del cuarto sin conseguir su objeto.

A las explicaciones que diö la msa, E. P. no protestó.Hé ahí pues una mujer que es capaz de encontrarse de

un momento ä otro, en un estado psíquico del todo diferente.justo acusar á una semejante criatura, de haber co-

metido fraude premeditado, sin hacer antes un exiimenmédico y psicológico de la misma?

e) Veamos ahora una categoría que nos debe interesar-especialmente. Trátase del fraude aparente, parcial 6 in-completo, de los movimientos automáticos sospechosos aun--que no fraudulentos.

11

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162 PRIMERA PARTE

En Cambridge comprobaron, que cuando se deja hacer ä.E. P., ésta procura liberar su mano. Esto era conocido ya,_por más que no se la dejó usar de semejante libertad du-rante mucho tiempo.

Después de haber liberado su mano ¡hace siempre de•ella un uso fraudulento? Los experimentadores de Cambrid-ge tratan de hacérnoslo creer, aunque sin darnos suficientes..pruebas, y sufriendo así mismo un engaño.

Así, algunas veces, la mano liberada llega hasta el objeto •que tiene en mira, el cual toca, levanta ó transporta previa-mente, pero wo siempre. En el primer caso, es el fraudeinconsciente completo, en el segundo, es el fraude incons-ciente incompleto, comprobado en Varsovia, en la isla deRoubaud y desconocido en Cambridge. Véanse algunosejemplos:

1.0 En la sesión celebrada en Varsovia el 17 Diciembrede 1893, se le quitaron al doctor Mayzel, sus anteojos, mien-tras celaba á la médium por el lado izquierdo. Dichos anteo-jos llegaron hasta el doctor Dunin, sentado igualmente äla izquierda, aunque un poco mes distante que aquél. En elmomento que el doctor Dunin trató de cojer los anteojos,alargó su m'ano, y atrapó la izquierda de E. P. Esta, sin dis-cutir, pidió luz, y una vez encendida, se averiguó lo si-guiente:

Que el doctor Dunin, sostenía la mano izquierda de E. P.con la derecha del doctor Mayzel, quien no la separó uninstante.

Que la mano derecha estaba muy separada y sujeta porel celador de la derecha, doctor Harusewicz.

Que en el momento de quitar los anteojos, hizo la manode E. P. un pequeño movimiento hacia arriba, aunque SIN

ABANDONAR LA MESA y sin dejar á su celador.• Que en el momento de pasar los anteojos al doctor Du-nin, avanzó la mano izquierda de la meditun en dicha direc-ción, aunque sin alcanzar al doctor D. ni dejar al doctor M.En esta ocasión fue atrapada por el doctor D.

Por consiguiente, ha existido aproximación dé la mano dela médium hacia el objeto de mira, aunque sin posibilidad deun contacto inmediato.

2.° El 27 Diciembre me tendí debajo de la mesa y sos-

o

Page 171: Parapsicología   exteriorización de la motilidad - alberto de rochas

EXP. DE CAMBRIDGE. - 1895 163tuve ambos piés de E. P. Momentos antes de la levitación dela mesa, el pié realizó un movimiento para liberarse. Loapreté algo más, y se detuvo, demostrando hallarse hipe-restesiado. Se alejó nuevamente sin que yo lo impidiera, yal llegar á la pata izquierda de la mesa, regresó inmediata-mente á su primitivo lugar, produciéndose entonces la levi-tación. El pié de la médium estaba frío.

3.° En la sesión celebrada el 25 Septiembre en Carquei-ranne me situé igualmente debajo -de la mesa. El piano es-taba colocado detrás y á la izquierda de la médium. En unmomento dado, ensayó de liberarse el pié izquierdo, y aun-que no puse á ello obstáculo, continué sujetandolemente. Recorrió el pié algunos centímetros en di rerción alpiano, y al volver ä su sitio, estaba frío (anuncié entoncesun fenómeno a la izquierda). El pié se contrajo con fuerza;y á cada movimiento del talón, correspondió una nota emi-tida por el piano. Si yo hubiese dejado en libertad el pié,tal como hacían en Cambridge, podía creer que E. P. era laque golpeaba con el mismo las teclas.

Existe todavía en E. P. otro género de fraude inconscien-te parcial y es, el desdoblamiento de su mano, entendiendocon ésto, que la mano que actúa en los fenómenos, es sumano material, mientras que su mano medianímica, es laque está en relación con su celador.

En cierta ocasión, el doctor Riehet y yo, estuvimos encontacto prolongado con tres manos de la médium. John sepuso ä reir, significando, que lo que habíamos tomado por latercera mano de la médium, era una mano suya. Este he-cho fué observado una vez en Varsovia, y mas tarde se re-pitió en Näpoles, en presencia del señor Chitan.

Hé aquí lo que dicho señor me ha escrito: «En 10 añosde experiencias realizadas casi diariamente con E., he obte-nido algunas veces resultados nulos y aun contradictorios.En el principio de mis estudios, sufrió mi fe duras pruebas,hasta que pude convencerme de la buena fé de E. que no esmás que un instrumento absolutamente pasivo de la fuerzaoculta é inteligente que le asiste, y que se hace llamarJohn (1).

(1) En mi concepto no es ni una persona extraña al médium,ni una fuerza independiente, nueva y oculta, sino un estado psi—

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164 PRIMERA PARTE.

Esta fuerza ó espíritu, llamadla como queráis, puedeproducir directamente los diversos fenómenos físicos, tanpronto halla las condiciones median/micas favorables: en casocontrario, se sirve ä veces de los brazos y manos de la mé-dium d fin de no cansarla demasiado.»

El señor Chiaia cita entre varios hechos, el siguiente:Creyendo sentir la mano de E. P. entre la suya, viú el

brazo de la médium en libertad. Lo coje; y en el instante,sufre E. una sacudida momentánea, pero queda enseguida,

é impasible, pretendiendo hacer creer que no se hamovido.

El señor Chiaia le dirije algunos reproches, amenaza conabandonarla, etc., entonces cae eln. trance, y John explicaque fue su mano tluídica la que estaba en contacto de la delseñor Chiaia, en tanto que la mano material de la médium,le sirvió para producir los contactos, ahorrandose asi el irti-bajo de materializar sic mano. Entonces me propuso (diceChiaia) sostener ambas manos de E. entre una de las mías,y levantar mi brazo en el aire, más tan pronto lo realicé,senti que una mano tiraba con fuerza por las puntas de misdedos atrayéndolos hacia arriba. (Escrito el 2 Octubre 1895).

La declaración franca del señor Chiaia, excitó la ambi-ción de la médium, impidiendo que John produjese un fe-m'alieno correcto.

Precisemos ahora la cuestión esencial? Porqué el médiumtrata alguna vez de desprender su mano?

En opinión de los experimentadores de Cambridge, lacausa es muy sencilla y siempre la misma; desprende sumano para hacer trampas, más en realidad, las causas sonmültiples y complicadas:

1. 0 Digamos en primer lugar, que E. P. pone algunasveces en libertad su mano, para tocar su cabeza, que en losmomentos de las manifestaciones, es asiento de dolor. Di-cho movimiento que es un reflejo natural, constituye en E.un hábito inveterado.

2.° Inmediatamente antes del desdoblamiento media-

quico especial que permite al dinamismo vital de la médium (cuer-po astral de los ocultistas) obrar á distancia en condiciones excep-cionales. Esta es la única hipótesis que me parece necesaria, enel estado actual de u5 conocimientos. —J. O.

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• EXP. D CAMBRIDGE. - 1895 165

nímico, su mano se pone hiperestésica, y por consiguiente,: la presión de una mano extraña, le causa dolor, sobretodoen la región dorsal. Por lo mismo, procura situar la manoque medianímicamente ha de ser activa, por encima de ladel celador, evitando todo lo posible el contacto. Cuando eldesdoblamiento es completo, y la mano dinamica se ha ma-terializado más ó menos, la del médium se crispa y apoyacon fuerza sobre la del celador, hasta que llega el momentodel fenómeno.

En este caso, queda casi insensible y contract tirada Cua !i-do concurren buenas condiciones medianímicas, el desdo-blamiento es fácil, y la hiperestesia inicial, de corta dura-ción, eft cuya circunstancia permite la médium que su manoy pies, queden por entero sujetos.

3.° Conforme á las leyes psicológicas, la mano va siem-pre automáticamente en la dirección de nuestros pensa-mientos (Cumberlandismo). El médium obra por auto-suges-tión, y la orden de dirigirla hacia un punto determinado, lacomunica su cerebro, tanto á la mano dinamica, como a lacorporal, puesto que en estado normal, ambas manos noforman más que una.

Y como inmediatamente después de la hiperestesia ini-cial, su sentido muscular se entumece, y la mano queda em-botada, sucede, que la mano dinámica queda en su sitio,mientras que la mano corporal va en dirección al objeto deIn ira.

Como la primera mano no está materializada, solo pro-duce un simulacro de presión, y cualquier persona distin-guirá por medio del tacto, la ausencia de la mano del mé-dium junto a la del celador. Al propio tiempo, la mano delMédium vä en dirección al objeto, y aunque realmente no lle-gue 4 tocarlo, podrá actuar 4 distancia por medio de una pro-longación dinámica.

Es así como me explico los casos en que habiendo que-dado libre la mano, no ha podido llegar hasta el objeto demira, porque resultaba físicamente inaccesible, y sin em-

• bargo, se realizaba el fenómeno, pareciendo que su brazose prolongaba obrando invisible y mecánicamente.

Las numerosas experiencias hechas en Varsovia, en ple-na luz, con una campanilla suspendida, con brújula de for-

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166 PRIMERA PARTE •mas diferentes, con una mesita de algunos centímetros,etcétera, se realizaron teniendo la médium separadas lasmanos de aquellos objetos, habiéndose probado, que no in-tervino ni corriente eléctrica, ni cabellos, ni hilos, ni nadaque pudiese dar una explicación mecánica del hecho.

Aproximar la mano hacia el punto indicado con el pen-samiento, es todavía una acción refleja, instintiva é inevita-ble, si no existen obstáculos. Para lograr detenerla, es ne-cesario; ó un obstáculo mecánico (el celador), ó una barrerapsíquica (la atención del médium suficientemente exci-tada).

4.0 Independiente de la hiperestesia cutánea inicial, elproceso de desdoblamiento se acompaña de dolor, y exije uncierto acúmulo de fuerzas nerviosas. Cuando el médiumestá aniquilado, ó tan solo si está negligente, es decir, cuan-do no verifica un esjuerzo especial con su voluntad sonam-bälica, procurará poner su mano en libertad haciéndolo conla mayor destreza, y cometerá fraude, porque este Ze ocasionamenos fatiga, y porqué se le permite.

Puesto que el verdadero fenómeno se acompaña de do-lor, ¿porqué no evitarlo, cuando existen celadores tan com-placientes como el doctor Hodgson?

Tal es la lógica del inconsciente del médium, que aun-que no es moral, se halla de acuerdo con la fisiología. Con-viene digamos de una vez para siempre, que, sin una exci-tación especial contraria, propia ó agena, el médium engaíiardsiempre, automáticamente, lo mismo en estado de vigilia,que en un estado mixto:

Cuando en Varsovia seguimos los consejos de nuestroamigo el doctor Glowacki que se propuso dejar en libertadä la médium para mejor descubrirla, perdimos inútilmenteel tiempo; y en la isla de Roubaud obtuvimos buenos fenó-menos después de haber declarado á E. que nos engañaba.

§ 111.—De que depende el valor de las sesiones.

Es imposible analizar en un estudio relativamente suma-rio, las influencias que pueden modificar la acción de unmédium. Espero no obstante poner en evidencia los princi-pales agentes que á ello contribuyen.

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EXP. DE CAMBRIDGE.- 1895 167

A) Los concurrentes.

1) El mejor número de concurrentes en las sesiones deE., es de 5 á 8. Si mis ensayos dinamométricos no me enga-ñan, la razón consiste en que en toda sesión, los concurren-tes pierden una parte de su fuerza. La suma de las pérdidasindividuales, corresponde poco nuis ó menos d la fuerza media.de un hombre, creándose de este modo a expensas de los con-currentes y de la médium, un organismo dinámico aparte..Con una sola persona, apenas se obtiene ningún resultado(en Eusapia), dos se fatigan mucho, y fatigan igualmente ala médium; con 5-8 la pérdida se reparte moderadamente yla médium se agota menos. Un número mayor, es perjudi-cial, por las dificultades en lograr una cierta armonía entrelos concurrentes (6 lo que los magnetiza(lores denominan,estado de relación). Un grupo numeroso, dificulta la unidaden la comprobación.

En las sesiones medianímicas, la persona más experi-mentada debe convertirse en director de los estudios.

2) Los concurrentes no deben estar enfermos, fatiga-dos, soñolientos, etc. Una persona débil 6 agotada, se apro-pia energía de los que forman la cadena, en vez de sumi-nistrarla á John para producir fenómenos. Este acostumbraeliminar a aquellas personas que tienen sueño, y, sin em-bargo, bajo el punto de vista del fraude, debería convenirle

•su presencia.Una actividad moderada (hablar) favorece las manifesta-

ciones. Se pueden evitar las exclamaciones, las discusionesvivas, y cuanto pueda trastornar el estado psíquico del iné-•dium por virtud de elementos emotivos. En general no con-viene dirigir la palabrK al médium, ä menos que no sea porhechos importantes de investigación.

3) La fé no es de todo punto necesaria. Lo que es indis-pensble, es una cierta benevolencia, y sobre todo la im-parcialidad (1). No puede negarse por eso, que la fé favorez-ca las manifestaciones.

(1) Durante los varios arios qne venimos dedicándonos á losestudios teórico-prácticos de psicología trascendental, hemos teni-

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168 PRIMERA PARTE

Me acuerdo de los resultados obtenidos en dos sesiones:consecutivas celebradas en Varsovia; en la una concurriúun grupo (le médicos excépticos, en la otra, una agrupa-ción de espiritistas. -

La última, sobresalió por la riqueza, fuerza y evidencia.de los fenómenos.

El médium exclama con frecuencia «gyudadmel» y es.preciso ser muy débil observador para dudar de la sinceri --dad de este grito. Y ¡cómo (lebe ayudärsele? Por medio delpensamiento y sentimiento benévolos, unificando los esfuer-zos mentales hacia un mismo objeto. ¿La mediumnidad su-perior, es otra cosa que una creación psicofisica colectiva?

4) Un punto muy importante que conviene tener pre-sente en las sesiones, es que no conviene forzar demasiado lainvestigación en los primeros momentos. El médiurn tiene ne-cesidad de cierta libertad para entrar en trance y desarro-llar su acción. Si desde los comienzos se le inmoviliza de-masiado, si se le sitia con miradas, siguiendo sus menoresmovimientos, córrese el riesgo de perder el tiempo, porqueel médium se asusta y enerva inútilmente. Por otra parte;.semejante modo de obrar, prueba la completa ignorancia dela médiumnidad, pues los primeros fenómenos inedianiniicos,.son siempre de orden inferior, es decir, no consisten liáis queen contracciones inconscientes de los músculos. Convienepor lo mismo otorgar al médium todo el tiempo necesario.

do ocasión de observar, que el medio moral que se respira en el•círculo, influye sobremanera en la producción de fenómenos.

Un grupo exento de prejuicios, amante de la verdad ante todo,.y dispuesto ä practicar observaciones de buena fé, se halla en muybuenas condiciones para obtener sorprendentes manifestaciones,Esto en el supuesto de que el instrumento (médium) no resulte de.cuerdafloja.

Conviene que los que se dediquen ä esta clase de esiudios,.no rindan culto ä la egolatría, se acoracen de sencillez y jmodes-tia, y no abandonen jamäs el libro de la lógica.

Aunque los fenómenos revisten algunas veces un aspecto físi-co, el motor que los produce es de orden moral. Búsquese la gé-nesis de estas manifestaciones, y se encontrará en la energía ra-diante que no siempre pertenece a los asistentes, sino que ä veces.demuestra ser patrimonio de un invisible, quien se hace visible,.tangible, y experimentable, con sus admirables testimonios de su-.perior inteligencia.—V. MELciort.

Page 177: Parapsicología   exteriorización de la motilidad - alberto de rochas

EXP. DE CAMBRIDGE. — 1895 169• para atravesar las diversas fases de desdoblamiento fisioló-gico, que constituyen el proceso de la mediumnidad y son:

a) Desdoblamiento entre el cerebro y los centros auto-mäticos.

b) Desdoblamiento entre la conciencia y las represen-taciones ó auto-sugestiones sonamlnilicas.

e) Desdoblamiento entre sus miembros y el dinamismocorrespondiente.

Antes de llegar á este último punto que constituye elnudo de la médiumnidad superior, debe el médium necesa-riamente engañar, puesto que ni se dá cuenta de sus miem-bros, tan pronto hiperestésicos, como insensibles, ni de ladiferencia que existe entre un movimiento ejecutado á dis-tancia, y un movimiento directo. Poco ä poco aumenta eldesdoblamiento, las diferencias sul)jetivas se acentúan, yentonces, ya se pueden vigilar los reflejos y las extremida-des. Cuando se procede así, el desarrollo de los fenómenosse produce con mäs limpieza.

En el instante qué aparecen los verdaderos fenómenos, elmédium aprieta convulsivamente la mano de su celador äfin de que no se le escape. Sin embargo; alguna vez se hallasu atención distraída en la producción del fenómeno, y So-lamente ejerce presión después, para demostrar que su manose halla en su verdadero lugar, pero esto, no es una pruebade sustitución.

Desde que parece que han dado principio las verdaderas.manifestaciones medianímicas no es prudente soltar la Ilia910.porque además de exponerse 4 no obtener ningún resulta-do serio, se favorece en la médium el desarrollo de ciertascostumbres que tienden á repetirse indefinidamente.

Es asi como se ha procedido en Cambridge. Después dehaberla viciado por una larga aplicación del método de losseñores Torelli, Reichmann y Hodgson, se asombran de queno se obtengan felices resultados poniendo en práctica losmétodos sérios de investigación.

Ciertos médicos de los que en Varsovia sujetaron las ma-nos de E. P. lo hicieron con tanto rigor, que al día siguien-te de la sesión, tenía aquella estampados en su mano loscinco dedos del celador. Semejante . exageración, además de.brutal, es inútil. .

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170 PRIMERA PARTE

5) Después de haber viciado ä la médium concediéndo-le un permiso sistemático de hacer trampas, todavía se les

• ocurrió á los sabios de Cambridge un medio de elevar el ni-vel de los fenómenos. Este medio era la franquezcz. Desgra-ciadamente no pudieron aprovecharse, y E. P. abandonóCambridge.

Dije ya, al tratar de las experiencias de Varsovia y de laisla de Roubaud, que si después de una mala série, tuvi-mos sesiones excelentes, fué debido á !a llaneza que usa-mos con E. P. diciéndole que hacía trampas. Esta sinceridadde parte nuestra, fué el aguijón que despertó su ambicióny celo, y• desde entonces, estuvo más alerta para con susmovimientos reflejos.

No debe olvidarse que hasta estos momentos, no hemostenido médiums educados ó dirigidos de un modo científicopor personas competentes y de reconocida probidad. Todoslos médiums se han desarrollado en los círculos espiritistas,más 6 menos crédulos, y los procedimientos de observaciónr,empleados en aquetlas asambleas, no se han acreditado por-su severidad.

No tiene por lo mismo nada de extraño, que la medium-nidad de orden inferior, es decir, el fraude inconsciente,domine en el repertorio y en los hábitos del sistema nervio-so de los médiums. Extirpar estos malos hábitos, cultivarel sentimiento de probidad y exactitud, tales son los finesque deben proponerse los hombres sérios que traten de ocu-parse de la meditnnnidad. Pero semejantes fines no podránnunca obtenerse con el método empleado en Cambridge.

6) Después de reconocer que el médium no es más queun espejo que refleja y dirige las ideas y fgerzas nerviosasde los concurrentes hacia un fin ideo-plástico, nadie podráasombrarse de que la sugestión desempeñe en este asunto unpapel de importancia. No es dudoso que los concurrentespuedan sujerir al médium el acto deseado, y tampoco esdifícil que las manifestaciones tomen el carácter de las-creencias que dominan en el círculo.

He visto á «John» en una sociedad de materialistas, di-solverse en una fuerza impersonal que la médium llamabasencillamente «esta fuerza», en tanto que en los círculosespiritistas íntimos, tomaba la forma de personas difuntas.

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EXP. DE CAMBRIDGE. - 1895 171

De igual manera, en medio de investigadores imbuidos de laidea de fraude, tales como los señores Hodgson y Maskelyne,

médium,se hallara sometido al imperio de una sugestión defraude. J. Page Hopps que ya había entrevisto esta influen-cia, no se hallaba léjos de la verdad.

Por las razones que preceden, podemos explicarnos en.gran parte las desgraciadas sesiones de Cambridge.

Al leer el famoso protocolo del doctor Hodgson, quedéimpresionado por la regularidad mecánica de su contenido.He relebrado 80 sesiones con E. P. y jamás he visto en nin-zuna de ellas, cosa parecida.

El doctor Hodgson dice, que al sentir escapársele la mano,de la médium, anunciaba el fenómeno, y que este se pro-ducía inmediatamente, volviendo luego la mano ú su pri-mitivo lugar. Lo mismo ocurría con el pié.

Más es preciso decir, que las profecías del doctor Hodg-son iban acompañadas de complicidad; en primer lugar,porque toleraba el fraude, y luego después, porque lo suje-ria con sus ideas preconcebidas.

Pero ¡se puede admitir que E. P. sea capaz de sentir lainfluencia de la sugestión mental?

Indudablemente que sí, y los sabios de Cambridge per-dieron una magnífica ocasión de experimentar en un inte-resante sujeto.

Véanse entre otras, las siguientes pruebas que anoté enmis apuntes de Varsovia.

6 Diciembre 1893.

Después de la sesión celebrada ayer por la noche, diceE. P. que se halla muy rendida. «Me hacen daño hasta los'cabellos» repetía, y con objeto de darle algún reposo, traté'de dormirla en un sillón.

Mientras una de mis manos se apoyaba en su cabeza, sen-tí un soplo frío. Igual impresión me produjo la aproxima-ción de una de mis manos en sus rodillas. (Signo de agota-miento).

A los 10 minutos quedó tranquilamente dormida, aun-,que mostrándose muy sensible ä la luz, según es propio delestado mixto.

—Habeis tenido un disgusto, me dijo. (Era exacto).

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172 PRIMERA PARTE

Entonces pasé mis mans por detrás de su cabeza, apro-ximándose, esta hacia el sitio que las tenía colocadas. Dis-minuí la luz, y cubrí los ojos de la médium con un pañue-lo. Cuantos movimientos hice, fueron reproducidos por E. P.

a) Apoyé mi mano sobre la frente (E. repitió el movi-miento).

b) Crucé los brazos. (Igual imitación).c) Separé los brazos, y la médium realizó lo propio, en

el preciso momento que acababa de formular este acto en mi• espirito.

d) Golpeé suavemente el dorso de mi mano con un (ledo.de la opuesta. No hubo imitación -completa, pero su manosiguió los movimientos de la mía.

— «Ya es lo bastante, (dijo), despertadme, porqué me en-cuentro bien.»

La desperté, dándole pases transversales por encima dela cabeza. No conservó ninglin recuerdo de las experiencias-

' practicadas, ignorando que se la hubiese dormido. Creía sola-mente que había tenido aplicada s'obre su cabeza una de mis.manos para calmarle el dolor.

24 Diciembre.

La duermo, y entretanto pienso «dentro de algunos mi-nutos le ordenaré mentalmente que se levante, pero de mo-

%mento conviene ocuparse de su salud.» Al breve rato decontinuar con los pases, E. P. se levanta y dice: Bario... algofrío... 16.° 17.° (cuenta con los dedos)... 15 minutos; despuésfrotar muy bien el cuerpo... bien... contenta... dormir...

Sigo pensando. «¿Puedes levantar una mesa en ese es-tado?

Pocos minutos después extiende su brazo y aproxima unpequeño trípode; aplica su mano encima, provoca algunos.movimientos por presión mecánica inconsciente, y rechazacon disgusto el trípode.

Sabiendo lo fácil que es provocar el fraude por sujestiónen la mediumnidad de orden inferior, me preguntó el señorAksakof si creía posible que le pudiesen realizar los fenó-menos puros por igual mecanismo. Le respondí que en esteúltimo caso, la sujestión directa y particular es peligrosa, yque los resultados positivos que he obtenido, han sido en et

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EXP. DE CAMBRIDGE. - 1895 173sentido defraude. Obligada la médium por sujestión, enga-ña. Sin embargo; cuando se la sujestiona para una futurasesión, sin precisar la época que ha de tener lugar el fenó-meno, la experiencia da casi siempre buen resultado.

7) Una vez formado y harmonizado el círculo de con-currentes, no debe sufrir variacirin alguna durante una seriede sesiones. Siguiendo este método, las manifestaciones sedesarrollan cada día más, progresando en fuerza é intensi-dad. Por consiguiente; si los individuos que componen elcírculo tienen la paciencia de esperar, podrán ahorrarseuna porción de medidas que resultan penosas para ellos, ypara la médium.

Hice ya esta observación, primeramente en Roma, y des-pués en Varsovia, aunque los experimentadores de Milán(1892) ya notaron, que persistiendo las mismas personas enel círculo, se obtenían fenómenos en plena luz, mientrasque en el principio de las sesiones, solo era dable obtenerlosen la oscuridad.

Cuando se introduce una nueva persona en el círculo,ha de procurarse, que cuando se aproxima al médium, lohaga gradualmente, porqué de otro modo, se corre el riesgode que los fenómenos disminuyan en importancia.

Si se introduce con frecuencia algún nuevo concurrenteen el círculo, en lugar de adelantar desde A. á Z., se repiteel A. B. C. etc.

En Cambridge se varió diferentes veces la composicióndel círculo.

8) Considero que en estas sesiones, constituye una me-dida muy acertada la de averiguar si entre los asistentes,.existe alguno que sea sensible al hipnoscopo. Procediendode este modo, se elimina la posibilidad de las alucinaciones,y se tiene buen criterio para juzgar del valor relativo de lassensaciones experimentadas en el círculo.

Así p. e.; en Varsovia se comprobó que las personas hip-notizables, sintieron el contacto de una mano, allí donde nose realizó más que un contacto indefinido, y vice-versa, se-gún las sujestiones ambientes ó las auto-sujestiones. Cuan-do en el círculo domina una idea preconcebida, la persona.sujestible, vera y sentirá conforme á esta idea.

Si uno de los concurrentes es fácilmente hipnotizable,

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174 PRIMERA PARTE

gará con frecuencia it, dormirse, y entonces será convenien-te eliminarlo de la cadena, Ò. menos que se trate de hacerloun auxiliar sensitivo, en cuyo caso no debe permanecer cercadel médium más que momentáneamente, porqué absorve-ría las fuerzas destinadas al último (1). Cuando la asistenciaes muy numerosa (6-8) se le puede colocar al otro extremode la cadena vis-á-vis del médium.

Dos mediums no deben permanecer jamás uno al lado delotro, porqué seguramente engairiarian.

Conviene notar que los sensitivos tienen mucha aptitudpara los contactos medianímicos, y que entre los refracta-rios', existen algunos que aparte de su buena ó mala dispo-sición teórica, no han experimentado ningún contacto.

B.—El niédim.

1) El desarrollo de los fenómenos superiores, exije bue-na salud por parte (lel médium.

La menstruación es causa de retardo en la aparición delos fenómenos, y de gran laxitud una vez se han obtenido.

2) Lo mismo debe decirse de la fatiga muscular.3) El agotamiento nervioso, suprime los fenómenos pu-

ros y predispone al fraude reflejo. Las sesiones no debendurar mäs allá de hora y inedia ä dos horas, dejando entresesión y sesión, un intérvalo•de 1 á 3 días.

4) El fastidio provoca el fraude por negligencia, y de

ahí la necesidad de procurar distracciones que pongan enbuena disposición el espíritu.

5) Inmediatamente antes de una sesión, parece que es.perjudicial dormir con sueño natural. El sueño hipnóticodispone bien. No se confunda la hipnósis con el trance, por-que son diferentes.

6) La dieta. Antes de una sesión, el médium no debe.comer ni beber nada. Todas las sesiones continuadas des-pués de un intermedio consagrado ä la comida, fueron tansolo medianas.

(1) Esta afirmación no la creo completamente exacta puestoque he observado muchas veces lo contrario.—A. R.

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EXP. DE CAMBRIDGE. - 1895 • 1757) El vestido debe ser ligero y cómodo. Conviene supri-

mir todo lo que constriñe la piel (corsé, botinas abrocha-das, etc.) porqué en el momento de las hiperestesias, el mé-dium sufre, y para disminuir el sufrimiento, engaña instin-tivamente.

C.—Condiciones exteriores.

1) Tanto la temperatura, como las condiciones atmos-féricas, no parece que influyan más que en los casos extre-mos, ó bien, indirectamente por la influencia psíquica. Laluna llena, parece que es favorable.

2) La influencia de la luz roja ó amarilla sobre la me-diumnidad, es nula ó poco menos.

En Varsovia se realizaron experiencias con la luz azulobteniéndose buenos resultados.

§ IV.— La obra de Cambridge.

Analizando las condiciones indicadas, inc parece impo-sible qne no se obtengan buenas sesiones con E. P.

Más no debe olvidarse, que el fraude es tan anejo d lamediuntnidad, como la simulación lo es al hipnotismo.

Para dormirse, es preciso en primer lugar, simular elsueño, y tanto en las alucinaciones provocadas, positivas ynegativas, como en los cambios de personalidad y crímenesde laboratorio, existe una gran parte de simulación.

Las parálisis y anestesias sujeridas, en tanto que psiqui-cas ¿no son en el fondo simuladas?

Esto no obsta para que exista gran diferencia entre la—simulación inconsciente y la—consciente.

Del mismo modo, la médiumnidad de orden inferior no.es más que una manera de engañarse á sí mismo, y â losdemás. En la escritura automática p. e., una parte de nues-tra conciencia propone las cuestiones, y la otra, contesta;una parte de nuestro entendimiento pide un movimiento, yla otra lo ejecuta; la una es alegre, la otra melancólica; launa cree en todo; la otra se burla de todo; la una engañay simula, más la otra permanece sincera.

Esta mezcla, aparece lo mismo en las manifestaciones

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176 PRIMERA PARTE

-elevadas del hipnotismo que en las de la rnédiumnidad,pero esto no impide que al lado de la Rujeslión, mental apa-rente, figure la sujestión mental verdadera, y al lado de la.escritura automdlica, su grado más elevado, ó sea la escrituradirecia.

Saber descomponer los elementos; tal es el problema delobservador que asiste ä sesiones medianímicas.

¡Han realizado en Camtridge algún esfuerzo en este sen-tido?

No por desgracia, pues mientras que en Milán, Varsovia'A isla de Roubaud se procuró introducir algún perfecciona-miento en el estudio de estos difíciles problemas, en Cam-bridge se encontró solamente el medio de tener con E. P.una série de sesiones fraudulentas «desde el principio hastael fin» y este desgraciado resultado, no ha sido obtenido nipor sus predecesores, ni por los sucesores.

Sin embargo; si los informes que poseo son exactos, al-gunas de las primeras sesiones (antes de la llegada del (loc-tor Hodgson) fueron en apariencia buenas, llegando ä pro-vocar el entusiasmo (le cierto número de concurrentes.¡Porqué el informe no hace mención (le esta circunstancia?

Por otra parte; el doctor Lodge que estuvo presente ä dos(le las sesiones subsiguientes al descubrimiento del doctorHodgson, declaró, que en una de ellas, le pareció comprobar

• algún fenómeno verdadero. ¡Porqué no se han comunicado'detalles de la experiencia?

¡Misterios de la sujestión! La sujestión del doctor Hodg-son es de tal manera fuerte, que no vé, no piensa, ni re-cuerda, más que aquello que viene confirmado por ella.

Véanse algunos ejemplos:1) Se situa una cajita de música en el suelo, detrás de

E. P. y muy cerca de uno de sus talones (aporqué muy cer-ca?) Las manos de la médium, quedan sujetas por el doctorHodgson ä la derecha, ypor et doctor Sidgwick ä la izquier-da. Este último sostiene además, la cabeza de E. P., y la es-posa, del doctor Sidgwick colocada en el suelo, le sujeta am-bos piés con las manos.

La cajita empieza d tocar, y la señora Sidgwick anunciaque percibe la mano de «John» mientras dit vueltas al ma-nubrio.

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Hasta aquí todo resulta claro, pero desgraciadamente'esta relación consignada en el documento primitivo, con-tradice la teoría del doctor Hodgson.

Al día siguiente (en la introducción del artículo constaque los paréntesis han sido adicionados uno y dos días des-pués) el doctor Hodgson agrega el siguiente paréntesis:

«(aller 1/te phenomenon.)»

Este paréntesis fué añadido después de una frase quehace creer al lector, que la mano derecha de E. P. no se mo-vió de sitio, mas con esta adición, sujiere que la mano de-recluí de E. P. no ocupó su verdadero lugar mientras severificó el fenómeno, sino que la ocupó después de haberserealizado.

Inmediatamente, la señora S. añade una nota en la que'supone que fué tocada accidentalmente por una mano, (ya nomenciona la mano de John).

Y en una tercera nota (ift los dos (lías?) el doctor Hodg-• son declara, que se viú inclinarse á E. P., y como si fuera sumano derecha la que daba vueltas al manubrio.

Se han olvidado que el documento primitivo dictadomientras se celebraba la sesión, decía: «Las manos bien so-jetas. (Hands vell hell) y que si E. P. inclinaba su cabezahacia el doctor Sidgwick situado á la izquierda, no era po-sible que al mismo tiempo se inclinase hacia la derecha. (1)

2) Inmediatamente después: «9, 8.—La señora S. quepermanecía debajo de la mesa, sintió el conducto de dos manossobre su cabeza.»

Pero como la sujestión del doctor Hodgson no habla mas, que de una mano libre, añade:

«Puede que no fuera mas que una sola mano,» y al día'siguiente, explica que la tocaron en ambos lados de la cabe-

(1) No se tomaron la molestia de medir las distancias y expli-.carnos como podía la médium alcanzar el manubrio. En general,el señor 1-1. que ha sido muy severo para los demäs, lo es pocoPara si mismo, y nos obliga ä pedirle con frecuencia «the di}Gails

theses holdings.» La misma confusión se observa ä propósito'del caoutchou que se utilizO para atar una de las manos de E. P.lile aun se ignora si fué la derecha ò si fué la izquierda. Tampocose dice en que momento de lasesión fue aplicado. Para el señor H.este detalle no tiene importancia.

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178 PRIMERA PARTE

za ä la vez, aunque la sensación no se parecía completamen-te ä la de un contacto de dos manos.

3) « Una mano enorme (enormous hand» ) movió la cabezade la seüora M. Era efectivamente una mano (hand clearlyJ'ele) pág. 153.

Pero el doctor Hodgson sujiere que la mano derecha de.E. P. se ausentaba por momentos._ é inmediatamente s e .ponen de acuerdo ambos sexos de Cambridge para recono— •cer que el «enormons hand» fue la pequeña mano de E..P. (1)

4) La seiiorita Alicia .1. sintió el contacto como de unamano, en el costado izquierdo (pág. 158). Dicha »tano parecía.irregular, con dedos incompletos, y tocaba (i la vez en tres.puntos diferentes.

Como las manos de E. P. estaban en aquel momento co--jidas por dos de los concurrentes, la señorita A. J. vino âconcluir, que el contacto, fue realizado con la planta del piéderecho de E. P., recubierto de un modo especial, formando.tres puntos distintos de contacto; el dedo gordo, el talón, ylos demás dedos...

5) La señorita A. J. (pág. 158) 'rió la cabeza de «John», enitno de los extremos de la mesa opuesto al sitio que ocupaba la •médium...

A fin de no oponerse á las sujestiones del doctor Hodg-son, y quedar á la vez en paz con su conciencia, la señoritaA. J. añade modestamente:

«Yo no me explico esta curiosa ilusión.»Por último; cuando alguien no se apresura mi determinar

las condiciones del documento primitivo en sentido de lasujestión dominante, el doctor Hodgson añade al día si-guiente ó á los dos días, su pequeño paréntesis («afier phe-nomenon») y el asunto queda arreglado.

No es mi ánimo ofender im ninguna de las personas queintervinieron en las sesiones de Cambridge, pero interesahacer constar la atmósfera que se respiró en tan desgracia-das experiendias, y bendigo al cielo porque ha proporciona-do ä mis amigos y á mí, las ocasiones de reconocer fraudes.

(1) La longitud de la mano derecha de E. P. es de 15 centíme-tros. No pod rá. decirse que sea enorme.

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inconscientes en E. P., pues de otro modo, era muy posibleque también nosotros hubiésemos dudado de una p ihrecriatura que no habría tenido medios i le defensa ante losataques injustos que se la dirijieran.

§ .— Un método por descubrir

Los sabios de Cambridge pueden alegar una excusa, yde ella me voy ä ocupar.

No han reflexionado que para el estudio de una nuevaclase de fenómenos, es preciso emplear 1111 nuevo métodode observación. En semejantes circunstancias, se intentaaplicar el método del sentido común, y así viene el engaño,puesto que el sentido común de nuestra épo ( a. no tienenada que ver con la médiumnidad. ( El doetor Hieltet nosha recordado, que el sentido común, `111 . 1 .e transformaeionescon el tiempo).

Conviene por lo mismo emplear un método cientificoapropiado á la naturaleza de los fenOmettos, y como esta nose revela más que gradualmente, de ahí que el método queposeemos, no esté lo suficiente adecuado it las circunstan-cias.

Cuando se descubrió el Galbanismo, no se estuvo en po-sesión de métodos y aparatos para estudiarlo, hasta quehubo transcurrido algún tiempo. Hoy mismo. el que em-plea un galvanómetro, ha de saberlo equilibrar y regular.separando todo motivo de error, y si el que experimentatrae consigo algún fragmento de hierro, no tiene razOn endecir que el aparato le engaña.

La experiencia de Galvani, que había de demostrar mástarde la existencia de la «electricidad animal» no fué másque una ilusión, ya que para evidenciar las corrientes de losnervios y músculos, han tenido que inventarse nuevos apa-ratos.

Si se hubiera hecho aplicación de los aparatos antiguos,insuficientemente sensibles, habríase llegado ii la conclu-sión fatal, de que las corrientes en los nervios y músculos,no existían.

Después del descubrimiento del hipnotismo, ha sido pre-ciso cambiar completamente el método de observación fisio-

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180 PRIMERA PARTE

lógica para este dominio especial. Utilizando el método delsentido común, habríase llegado ä suponer que todo era si-mulación. Hoy sabemos que experimentando en sujetosmuy sensibles, conviene ponerse en guardia, no solamentepara con la sujestión involuntariamente expresada, sinocon la sujestión mental, y el que se halla poseído de pre-concebidos sistemas concernientes ti diferentes estados, comola polaridad, hipno-frenolOgia, etc., correrá el riesgo de en-contrarlos artificialmente, en las reacciones del sujeto.

Reconocida la complexidad y extrañeza de los fenóme-nos medianímicos, es preciso admitir la necesidad de cam-biar los procederes de observación.

Con el sentido común de nuestra época, llegaremos ne-cesariamente ä concluir que todo es fraude.

En la médiumnidad de orden superior, no basta observar,sino que es preciso ayudar ä crear el objeto de observacion.El médium no es un profesor que nos enseña sus conoci-mientos; es un instrumento, é instrumento delicado queconviene saber equilibrar y regular, separando cualquierinfluencia que podría viciar su manera de funcionar.

§ VI.— Conclusiones

1.0 No solamente no se ha. probado en Cambridge elfraude consciente de E. P., sino que no se ha hecho el menoresfuerzo en aquel sentido.

2." Han probado que el fraude inconsciente, se ha produ-cido en mayor escala que en las precedentes sesiones.

3.° Este resultado negativo, queda justificado por haberempleado un método torpe, y poco apropiado á la naturale-za de los fenómenos.

4.0 El único resultado positivo de esta série de expe-riencias, será el de atraer la atención de los sabios acercala cuestión del fraude en los fenómenos medianímicos.

JULIÁN OCHOROWICZ.

Varsovia 12 de Diciembre de 1895.

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CAPITULO IN

Las experiencias de A.gnélas en 1895

INroitmE DE L. COMISIDN

Desde el día 20 (le Septiembre de 1895 hasta el 29 (lelpropio mes, permaneció una comisión en li casa que el co-ronel de Rochas posee en la villa de AgnMas. Su objeto alreunirse, era para estudiar los fenómenos producidos por laMehre mli um Eusapia Paladino.

La comisión se componía (le los señores siguientes:Doctor Dariex, director de los A nnales des Scicnces psychiques.El conde Arnaldo de Gramola, doctor en ciencias jisicas.Maxwell, sustituto del procurador general en la Ccimara

apelación de Limo,yes.El coronel de Rochas, antiguo discipulo de la escuela politc-

nica, miembro honorario del Comitó de trabajos históricos y cien-gijicos en el Ministerio de Instrucción pública.

Sabatier, Catedrático de zooloyia y anatomia comparadas en laFacultad de ciencias de Montpeller.

El barón C. de Watteville, licenciado en derecho y ciencias

Además, tomaron partó excepcionalmente en estas experien-cias, tres individuos de la familia de Bochas.

Obsérvese la gran semejanza que existe entre las consideracio-nes hechas por el doctor Ochorowicz en el precedente articulo, ylas que hacemos en el presente informe, ä pesar de que ambos do-cumentos fueron redactados antes de que sus autores se pusieranen comunicación Para que el lector pueda explicarse la mayoríade los movimientos sospechosos realizados en las sesiones deAgnélas, remitímosle ä las observaciones del doctor Ochorowicz,consignadas anteriormente.

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182 PRIMERA PARTE

Antes de dar cuenta de las experiencias realizadas, con-viene indicar cual fué el punto de vista en que se colocaronlos observadores, la intención que á presidió sus trabajos, lasdisposiciones mentales que aportaron, y por último, los me-dios de que hicieron uso para evitar los fraudes y superche-rías, sin poner un notable obstáculo á la producción de losfenómenos.

Los miembros de la Comisión admiten la posibilidad delos fenómenos obtenidos por Eusapia ante las agrupaciones(le sabios que han estudiado á dicha médium, pero ningunade las personas que componen la comisión citada, ha sidotestigo de semejantes experiencias. Todos desean asegurarsede si la producción de aquellos fenómenos, corresponde äuna realidad fisiológica desprovista de fraude.

Con marcada intención, hablamos de realidad fisiológica,pues los individuos de la Comisión se hallan completamenteagenos á toda preocupación de orden oculto ó espirita, ydesean estudiar los fenómenos extraordinarios que se atri-buyen á Eusapia, como hechos psico-fisiológicos.

Para (lar comienzo á este género de estudios, la Comisiónha debido elejir uno de los varios procedimientos de inves-tigación, optando por el que ha juzgado mejor, bajo todoslos puntos de vista.

Podía manifestar confin liza ó desconfianza hacia lamédi um.

Podía tenderle algunos lazos relajando la vigilancia, óbien podía observarla valiéndose de procedimientos de in-vestigación mas ó menos rigurosos; pero existían funda-dos motivos para no decidirse á admitir ciertos procederes.Así p. e., si desde el primer momento se hubiese manifes-tado gran desconfianza hacia la médium, necesariamentese habría resentido su estado mental, y nos exponíamos áperder una parte de sus medios naturales, mientras queotorgándole excesiva confianza, favorecíamos la introduc-ción de la superchería en la producción de los fenómenos.

Relajando la vigilancia se corría igual peligro, y hacién-dola muy rigurosa, se llegaba á cohibir con exceso ä lamédium, impidiendo realizar ciertas manifestaciones que,aunque exijen cierta libertad de movimientos, en nadacomprometen el valor de los fenómenos.

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EXP. DE AGNELAS. - 1895 183

La Comisión ha procurado asociarse de una manera le-gítima y lógica á las exigencias del sujeto y á las de los-observadores. En cuanto ä lo que se refiere al sujeto, se ha

-procurado no olvidar que se trata de un ser fisiológico ymoral, y por consiguiente sensible; que la parte moral ejer-ce gran influencia sobre la parte fisiológica, y que conviene,no tan sólo dejar al sujeto en posesión de sus energías, sí'que también acrecentarlas por medio de testimonios de.confianza, de gratitud, y benevolencia.

Aun orador se le acrecentan sus recursos oratorios cuan-do un auditorio simpótico, y se vé deprimido y para-lizado, cuando existe hostilidad por parte de los que le escu--chan, y ä pesar de todo, el valor virtual de su talento,oratorio, no ha cambiado.

Un soldado, un artesano ó un lidiador, tienen un poderproporcional ä su estado moral, y de ahí que todo autorice

• ít pensar, que semejantes influencias, desempeñan un papel.importante en los fenómenos que se atribuyen ó Eusapia.

En el caso actual, se trata de una médium de educación'sencilla, pero de una susceptibilidad bravía que e pone derelieve almenor signo de desconfianza. Su situaciótl de mé-dium pagada (que no deja de humillarla) es una eircuns-

' tancia suficiente para mantener su susceptibilidad, parahacerla huraña, y tal vez para arrastrarla ó realizar por cual-quier medio, los fenómenos esperados, cuando las circuns-tancias no favorecen su manifestación por las vías le-

Eusapia es además sensitiva, y como tal, eminentemente• sujestible. Esta sujestibilidad que se aumenta en el estado'de trance, puede ser motivo para que su voluntad esté in-fluenciada por los deseos, prevenciones, y suspicacias delos experimentadores. ¿No es cierto que un grupo de expe-rimentadores puede modificar la voluntad y el poder de un'médium?

Teniendo en cuenta los antecedentes que se acaban demencionar, se ha procurado evitar toda causa que impidala buena marcha de las experiencias, suprimiendo así Mis-mo, cualquier posibilidad de fraude 1) superchería.

La Comisión no ignora que cualquier sujeto llamado ä-producir fenómenos que exijan de su parte dolorosos esfuer-

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184 PRIMERA PARTE

zos, puede ser tentado consciente ó inconscientemente ä hacer --uso de medios que faciliten sus propósitos. Es una disposi-ción esencialmente humana y natural, con la que hay quecontar desde-el instante que nos encontramos en presenciade personas habituadas desde larga fecha, ä servir de suje-tos de experiencia. Son häbitos de pensar y obrar, que pocoä poco llegan ä arraigarse en el sujeto, y que con el tiempo..y la repetición, pueden originar tentativas inconscientes ycasi inocentes de engallo.

Esta consideración tiene suma importancia, porque enel supuesto de sorprender á un médium en tentativa defraude, debemos acordarnos que existen causas que en de-terminados momentos, impiden la realización de un fenó-meno auténtico, y una sorpresa de fraude, no acredita paranegar la existencia de fenómenos positivos.

Al lado de estos ensayos de superchería, pueden real-mente existir los fenómenos sinceros y positivos, y cuando.se quiere observar en el orden de hechos que nos ocupa,conviene no olvidar, que un fenómeno obtenido por vía ile-gítima, puede ir á veces asociado á hechos serios y dignosde crédito.

Importa por consiguiente, que los experimentadores pro-.curen distinguir las observaciones dudosas ó sospechosas,'de aquéllas que están hechas con la limpieza y rigor de unbuen método científico.

Inspirändonos en estas consideraciones que derivan ló-gicamente de la naturaleza física, fisiológica y moral delasunto en estudio, la Comisión ha creído deber adoptar laactitud moral, y las precauciones que vamos á exponer. Así,„la Comisión ha dicho ä Eusapia:

«Sabemos que por vuestra mediación se producen fenó-menos extraordinarios, que algunos hombres de ciencia hanobservado y comprobado. Nosotros estamos animados de losmejores deseos para estudiarlos, agradeciendo infinito queprocuréis reproducirlos ä nuestra presencia. Somos perso-nas de buena fe, y deseamos conocer la verdad, para pro-pagarla. El caräcter sorprendente de los hechos que reali-.zäis, el respeto que la verdad nos merece, así como nuestradignidad, y la situación científica que ocupamos, exijen de,nuestra parte el mayor cuidado en las observaciones que-

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EXP. D AGNALAS. - 1895 185

liaremos, â fin de que no se nos califique de superficiales enla manera de estudiar los fenómenos.

Un celo moderado en la investigación de los hechos, po-dría no satisfacer á cuantos se enteren de cuanto aquí seproduzca. Por este motivo deseamos tomar las mayores pre-cauciones, debiendo participaros, que solo adm itiremos comohechos probados, aquellos que Labran pasad(( por el tamizde una buena investigación.»

A las palabras de benevolencia que dirigimos á Eusapia,agregamos los testimonios de consideración, por cuya vir-tud su serenidad moral, fue afirmándose de día en día.

Apesar de esta actitud, jamás hicimos renuncia de nues-tros derechos de experimentador, teniendo constantementefija la atención en la posibilidad de una superchería.

Antes de terminar estas consideraciones preliminaresdebemos hacer constar, que en medio de las experiencias.realizadas, la mayoría complexas y difíciles de observar,consideramos de importancia capital la obtención de unhecho simple, demostrativo, que pueda comprobarse contodo rigor, y que de ningún modo pueda atribuirse ä frau-de; hecho que sea posible observar individualMente y sin elconcurso de los demás experimentadores. Este hecho, se haobtenido y repetido muchas veces ante los ojos de muchosobservadores, sin que hayamos tenido el menor motivo paradudar de su legitimidad. ,S'u certitud nos autoriza á admitirla posibilidad de hechos del mismo género, en los cuales no hasido posible una comprobación tan segura:

Más adelante describiremos con todos sus detalles elmodo como se obtuvo esta manifestación, que se realizó conun pesa-cartas.

Durante el curso de los experimentos, un individuo de.la Coinisión que se relevaba según los días, y ít veces en lamisma sesión, se instalaba en el vestíbulo que precedía alsalón, y cuya puerta permanecía siempre entreabierta.

El secretario nada veía de cuanto se desarrollaba en ellugar de experiencias, limitándose ä escribir el relato que.se le hacía de las manifestaciones, ä medida que se desa-rrollaban, comprendiéndose también en el relato, todos losdetalles del. fenómeno, y los medios de comprobación pues-tos en práctica. Cuando terminaban las sesiones, se leían

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186 ii 'ERA PARTE

las cuartillas ä presencia de todos, con objeto de comprobarsi se habían consignado todos los pormenores, y ä continua-ción, se redactaba un informe que era leído al día siguien-te por cada uno de los miembros de la Comisión, anotandóen el márgen, todas las observaciones y reflexiones que secreían necesarias. Reunidos de nuevo los comisionados, seprocedía ä la redacción definitiva del informe.

Con este conjunto de precauciones, hemos creído asegu-rar la sinceridad y el valor del relato que sigue:

II

Se celebraron seis sesiones de experimentación que du-raron de dos ä tres horas cada una, excepto la penúltimaque solamente duró media hora.

Dichas sesiones tuvieron lugar en la casa de campo deD. Alberto de Bochas, situada en Agnélas, ä 3 kilómetros de-Voiron (Isére), y separada de las demás casas por muchoscentenares de metros.

Alrededor de la tinca existe una valla que la aisla com-pletamente.

Eusapia llegó ú Agnélas procedente de Paris, el 21 deSeptiembre , acompañada por el doctor Dariex, individuo dela Comisión.

El día 22 de Septiembre tuvo lugar la primera sesión, enpresenria de los señores de Bochas, Ditriex y Watteville. Ala segunda sesión celebrada el día siguiente, se agregó eldoctor Sabatier que llegó por la túrde. Todas las sesionesprincipiaron de 8 á 9 de la noche.

Las dos prhneras, á pesar de su importancia, no se con-signaron en el informe, porque la Comisión no quedabacompleta.

La lámina número VII reproduce en fotografía obtenidaú la luz del magnesio, dos escenas de la segunda sesión. Endicha fotografía se manifiesta it Ensapia en trance, y se indi-ca la disposición de los celadores. El primero, sostenía lamano derecha de la médium; el segundo, la mano izquierda,y el tercero, sentado en un pequeño taburete, estrechabaentre sus piernas las piernas de Eusapia, sosteniéndole los

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EXP. DE AGNELAS. - 1893 187

pies descalzos, con la mano izquierda, vigilandole al mismotiempo la cabeza.

En el grupo de la parte superior, se ha retirado el cuartoexperimentador con objeto de dejar ver á la médium.

Para obtener la fotografía de la parte inferior, se quitóla mesa a fin de poner de manifiesto el modo como se veri-ficaba la vigilancia de los piés.

III

3. sesión. — 25 Septiembre 1895

Principia la sesión ii las ocho y media.Los experimentadores toman asiento alrededor de una

.sencilla mesa de cocina, cuyo cajón se quitó previamente.La mesa es de forma rectangular, y sus I limensiones son:O m 80 de longitud, O m 53 de latitud y wh 75 de altura. Supeso es de 10 kilos.

Dicha mesa se ha colocado enfrente de una ventanaprovista de dos pares de cortinas, las unas son en reps delana, muy pesadas y resistentes, forradas de tela, y llevandouna franja de arambeles en madera.

Detras de estas cortinas óportieres, existen otras de en-caje, blancas y muy ligeras.

Unos y otros cortinajes se hallan desprendidos de susabrazaderas, y lo suficiente entreabiertos para permitir ob-servar los postigos que se hallan sólidamente cerrados, detal suerte, que toda comunicación con el exterior es imposi-ble. Por lo demüs, se hallan igualmente cerradas todas las

- puertas y ventanas del salón. a excepción de la puerta quecomunica con el vestíbulo. en el que se encuentra el se-cretario.

En el espacio comprendido entre la ventana y las corti-nas, se ha colocado un sillón ron ruedecitas y de mucho peso.

Sobre el mismo, se ha ilepositado un piano de juguete,-de 900 gramos de peso, con un teclado de doce notas. Sulongitud es de 0". :34, la altura 0", 2115 y la lalitud 0". 11.

Examinado atentamente el hueco de la ventana, 210 se en-«entra ningún otro objeto.

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188 PRIME HA PARTE

A 2 m 50 ó 3 m de la mesa de experiencias, se encuentraotra mesa mas grande, sobre la cual descansa una lámpara

-Ver 9,n cl

MIIMMIMMEL•

Y_i hle ron (1)5

A. Mesa sobre la cual descansa la lampara L. al principio de,las experiencias.

B. Mesa ligera que se utiliza para los experimentos.C. Mesa del secretario situada en el vestíbulo.I). Silla de Eusapia. En el alféizar de la ventana y detrás de

las cortinas, se encuentra el sillón sobre el cual se colocan los pe-querios objetos que . han de servir durante las sesiones.

F.

de petróleo con pantalla de muselina blanca y transparente.En un ángulo del salón y próximo ó la mesa, se encuentra.un bau!. (2)

La mMium se sienta en uno de los extremos de la mesa,correspondiendo el dorso de su silla á la linea de unión delos dos pares de cortinajes.

(1) La explicación del adjunto grabado está hecha en francéspesar nuestro. Cuando recibimos de Paris los clichés, se hallaba

muy adelantada la impresión de esta obra y ya no era posible laenmienda. Esperamos que el buen sentido de • nuestros lectores_subsanara este pequen° defecto.—V. NIELCIOR

(2) Véase el anterior grabado.

Page 197: Parapsicología   exteriorización de la motilidad - alberto de rochas

EXP. DE AGNELAS. - 1895 189En este momento queda iluminada la habitación por una

lámpara de petróleo situada á unos tres metros de los obser-vadores, habiendo luz suficiente para poder distinguir cual-quier movimiento realizado por los concurrentes, ó por lamédium. Esta lleva un vestido negro y liso que dibuja conexactitud sus formas. El doctor Sabatier se sienta ä su de-

recha, sujetando con la mano izquier-da la derecha de la médium; el señorMaxwell toma asiento ä la izquierdade la médium, y ron su mano dere-cha, sostiene la izquierda de E. P.; elseñor Gramont se sitúa al otro extre-mo de la mesa, enfrente de la mé-dium. El doctor Dariex se coloca en

Dar.Eus.

'Maxw.

Gram.el suelo, al lado derecho de E., con objeto de vigilar suspiés y rodillas, aSi como tres patas de la mesa, corriendo lavigilancia de la cuarta pata A cargo del señor Maxwell.Tanto las manos de E. como las de los observadores, semantienen levantadas, procurando no rozar de ningún modocon la mesa.

La médium entra en trance, gime, se contrae, y parecesufrir dolores análogos ä los del parto.

A medida que se acentúa el trance, pide que se baje gra-dualmente la luz, hasta distinguir tan sólo la silueta de losobjetos. En este momento la mesa se inclina, elevándoselas dos patas del lado izquierdo, y rapidamente, se despren-den sus cuatro patas del suelo permaneciendo tres segundosen posición horizontal, ä la altura de O in 30, y cayendo brus-camente hasta dtscansar en el suelo.

Mientras permanecía en el aire, los señores Maxwell, Sa-batier y Dariex, comprobaron, que las manos y piés de lamédium permanecieron en su sitio, sin rozar ni aún lige-ramente los bordes de la mesa.

Al realizarse las primeras levitaciones de la mesa, lamédium apoyó respectivamente sus pies derecho é izquier-do, en el izquierdo del señor Sabatier, y en el derecho del'señor Maxwell. Ambos señores aseguran haber comprobadocon la vista y el tacto, que los pies de la médium no se mo-vieron de su sitio.

En este momento el doctor Dariex pasa á la izquierda

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190 PRIMERA PARTE

de la médium, y torna asiento en un taburete de O m 20 de-altura.. A petición de la médium bajamos la luz, vigilando,los piés y las manos (lel modo que precedentemente se haconsignado. Eusapia sujeta con fuerza la mano derecha delseñor Maxwell, aplicando la palma de su mano por debajode la del observador. Este se muestra muy atento en vigilarla posición del pulgar de la médium. Cada vez que se pro-duce un fenómeno, la presión de la mano de Eusapia au-menta considerablemente.

El doctor Dariex aplica su mano derecha sobre ambasrodillas de la médium, mientras la palma de su mano iz-quierda la tiene colocada sobre el dorso de los piés de aque-lla. En estas condiciones, se produce la levitación horizontalde la mesa prévias ligeras oscilaciones, situándose las patas(lel mueble A una altura de O in 25 â O n1 30 del suelo. Nadasospechoso se ha observado.

A indicación de la médium, transportamos el quinquéhacia el vestíbulo, y aunque solamente recibimos la luz porreflexión, la tenemos en cantidad suficiente para poderapreciar Cuantos movimientos realice la médium.

El sillón colocado detras de las cortinas, es separado conruido. El piano produce tres notas sucesivas, mientras elpié izquierdo de la médium realiza movimientos . que corres-ponden A los golpes dados en el piano. Hemos comprobadoque entre la médium y el piano, no existe ninguna comuni-cación tangible.

A las 8 h. '/, vuelve el doctor Dariex å ocupar su primi-tivo sitio. invitado por la médium, y toma asiento en un pe-queño taburete situado en el angulo formado por la médiumy el señor Sabatier. Tan pronto como el doctor Dariex que-dó sentado, Eusapia colocó sus piernas entre las de este,apoyando los piés sobre el taburete. El brazo y mano dere-chos del citado doctor, sostenían la rodilla y muslos de lamédium, pudiendo darnos cuenta entre todos, de cualquiermovimiento que aquella trate de hacer, pues por una parteel señor Dariex, â la vez que sostiene con su cabeza la ca-beza de la médium, esta encargado ademas, de la vigilanciade los miembros inferiores, brazo, y mano derecha; el señorMaxwell sostiene la mano izquierda de Eusapia, y el señorSabatier, la derecha.

Page 199: Parapsicología   exteriorización de la motilidad - alberto de rochas

EXP. DE AGNELAS. - 1895 191Apesar de hallarse la habitación tan ä oscuras que sol o .

pueden distinguirse los objetos voluminosos ó de colorblanco, la médium se lamenta de que hay mucha luz.

El sillón es cambiado con rapidez del sitio que ocupa,según deducimos (lel ruido intenso que producen sus rue-das al deslizarse por el pavimento. El porlier se hincha ä laaltura de o m 95 por encima de la cabeza de Eusapia, y lue-go es arrojado con violencia sobre la mesa.

El señor Maxwell siente que dicho porlier le roza la cara,semejando su contacto, al de un cuerpo duro recubierto porla tela del cortinaje. Al mismo tiempo recibe tres golpesperfectamente localizados en el lado derecho (lel pecho; elpié del sillón golpea por tres veces el suelo; y se realiza eltransporte del piano sobre la mesa, después de haber pro-ducido algunas notas räpidas.

El sefun. Gramola ha visto un objeto blanco que acom-paiinbit al piano en su transporte, pareciéndole que se tra-taba del cortinaje blanco. Ha visto como el piano adelanta-ba entre Eusapia y el señor Maxwell, pareciendo como siuna mano lo sostuviera envuelto entre los pliegues del cor-tinaje, y lo depositara encima (le la mesa. El señor Sabatierha visto igualmente esta última parte del fenómeno, distin-guiendo el piano por el color blanco de sus teclas. El señorDariex solamente percibió el rindo (lel piano en el instan-te de colocarse en la mesa, pues absorvido como estaba enla vigilancia de los piés de la médium, no le fué posibleprecisar mäs detalles. El señor Maxwell vió ademüs lo si-guiente: cuando el piano fué colocado sobre la mesa, unaforma blanca semejante ä una mano, apareció en la oscuri-dad, retirändose con rapidez hacia el alfeizar de la ventana.

¡Era el cortinaje blanco?El señor Maxwell que no abandonó ni un momento la

mano de Eusapia, no lo cree así.A las 9 11.—E1 señor Sabatier sujeta la mano derecha de

la médium. Esta apoya con fuerza la mano derecha del se-ñor Maxwell sobre su muslo izquierdo, y así puede vigilar-se la mano y rodilla izquierda de Eusapia.

Apesar de ser escasa la luz, el doctor Dariex distinguela cabeza de la médium, y estä en condiciones (le precisarcuantos movimientos realice aquella.

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192 PRIMERA PARTE

De pronto las patas de la mesa golpean el suelo tres ve-ces con fuerza; y el sillón cambia de lugar sin que las ma-nos, cabeza, y miembros inferiores de Eusapia, realicen nin-gún movimiento.

El señor Maxwell investiga las relaciones de contacto'que tiene con la médium, y comprueba que son las mismasque al principiar la experiencia. El señor Sabatier se hallamuy seguro de que la mano derecha de Eusapia, no se ha

•separado un momento de su lugar.9 h. 10. Con las mismas condiciones de vigilancia, el

señor Maxwell sintió un golpe seco y brusco en el espinazocomo si fuera producido por una mano que presentase los

•dedos de punta y separados.El doctor Dariex siente sobre la cabeza el contacto de

una mano con los dedos separados.No puede establecer diferencia entre este contacto y el

•que produciría la mano de la médium.Las manos de la médium, según expresan los observa-

dores, no han cambiado de sitio.El doctor Dariex declara por su parte, que las extremida-

des de la médium que estuvo encargado de vigilar, hanpermanecido en su sitio durante la experiencia.

El señor Sabatier, siente que le pellizcan en la espaldaizquierda por dos veces consecutivas. En todos estos casosde pellizcamiento, la acción es viva, directa, y ä pesar derealizarse en la obscuridad, no se demuestra por ningúnsigno de perplejidad.

Los señores Dariex, Maxwell y Sabatier, sienten que les•cojen con decisión y destreza.

El señor Maxwell percibe el roce del por lier sobre sumano.

Sigue la vigilancia de la médium sin haberse comproba-do ningún movimiento sospechoso.

Con motivo de encontrarse el señor Maxwell un tantofatigado, invita al señor de Rochas para que se una al cír-culo, y aceptada por éste la invitación, se coloca entreaquél, y el señor de Gramont. Siguen las mismas condicio-nes de vigilancia de la méditun.

El piano que estaba sobre la mesa, se levanta de impro-viso y cae otra vez con estrépito como si lo hubiera lanzado

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EXP. DE AGNELAS. - 1893 193

un brazo vigoroso. Enseguida se pone ä tocar un aire de 10-ä 12 notas representando un tema sencillo y repetido comoel de Au clair de la lune mon ami Pierrot. El señor de Gra-mont vé moverse las teclas, sin distinguir mano alguna quelas haga mover. Luego se levanta, el piano, y después deun pequeño balanceo, va ä colocarse sobre la mano izquier-da del señor Dariex, y por consiguiente, muy inmediato al'cuello de Eusapia.

Durante el desarrollo del fenómeno que se acaba demencionar, Eusapia no ha realizado ningtin movimiento, ni-tampoco se ha visto ninguna mano ni cuerpo extraño sobrelas teclas del piano, ä pesar de que la atención de los asis-tentes estaba muy despierta, y la luz de la estancia era su-ficiente.

Dar. A petición de la nit'di u in, los se_• Eus. ores Sabatier y Gramont cambianrespectivamente de sitio, quedan-do organizado el grupo en la dis-

Gram. Maxw. posición que se observa en el ad-junto dibujo.

Sab. Roch. Los primeros fenómenos se ob-tuvieron sin formar cadena, pero poco después, pidió lamédium que se le diera fuerza, uniéndose todos por mediode las manos.

Dijo que en ciertos momentos, sentíase llegar como un-fluido que procedía, primero del señor Maxwell, y mits tardedel señor de Rochas cuando aquél se encontraba fatigado.

El señor de Gramont sujeta la mano derecha de lamédium con su mano izquierda dirigida hacia arriba por su.cara palmar, y apretando bien durante el curso de los ex-perimentos. El señor Maxwell declara asimismo, que lavigilancia ejercida sobre la mano izquierda de Eusapia, esirreprochable. El señor Dariex dice lo mismo por lo querespecta ä las extremidades inferiores y ä la cabeza de lamédium, que se mantiene apoyada entre la espalda del se-ñor de Gramont, y la del señor Dariex. (1)

(1) Eusapia pidió que se la dejara apoyar su cabeza sobre ladel seflor de Gramont, con objeto de ser más completa la vigi-lancia.

13

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194 PRIMERA PARTE

En este momento, el señor de Gramont que tiene la manoderecha de la médium, siente que una cosa semejante äuna mano, le dä un fuerte tirón en la parte derecha delvestido, ó sea en el sitio mds lejano de la médium.

El piano le golpea en su cabeza y espalda derecha, pro-duciéndose algunas notas musicales. Afanoso de saber.quien es el causante de este fenómeno, desprende el señorde Gramont la mano que le une al señor Sabatier, y trata dealcanzar la mano ó el cuerpo material que toca el instru-mento, pero sus pesquisas resultan infructuosas.

No se ha producido alteración en la actitud de la mé-dium. Esta acompaña la mano del señor de Gramont hastados centímetros por encima de su cabeza, y el mencionadoobservador siente la impresión de una corriente fria queparte de los cabellos de Eusapia, cuya corriente es semejan-te ä la que produce una máquina eléctrica de inducción.

9 h. 45.—«Contintian las mismas condiciones de situacióny vigilancia. A petición de Eusapia se disminuye la luz dela habitación, entornando la puerta del vestibulo. No se per-ciben mas que los objetos blancos, tales como las teclas y losdibujos que de aquel color existen en el piano.

El señor Sabatier ha sentido el roce del instrumento con-tra su indice, en el momento que aquél se ha elevado.

El señor do Gramont experimenta durante breves segun-dos la impresión de tener apoyado el piano sobre su mano,aunque sin sentir peso.

En esta posición sonaron varias notas, y el señor de-Gramont rechaza el instrumento hilcia la mesa.

En el brazo izquierdo siente un contacto, y por dos vecesconsecutivas, le tiran con suavidad de la manga por laparte anterior del brazo.

Los tres experimentadores encargados de celar ä la mé-dium, están plenamente convencidos de haber desempeña-do bien su misión, como están igualmente persuadidos deque ninguna de las extremidades de Eusapia se ha sépara-do de su sitio.

El doctor Dariex es tocado en la nariz, y acariciado en labarba y mentón por unos dedos misteriosos. Al señor Max-well le pellizcan suavemente, y hacen cosquillas en la axiladerecha.

Page 203: Parapsicología   exteriorización de la motilidad - alberto de rochas

EXP. DE AGNELAS. - 1895 195A continuación se le aproxima el porlier, y su contacto

le desarrolla una sensación parecida a la de un suave pe-llizco.

El pesado sillón situado detrás de los cortinajes. viene áchocar diferentes veces junto á la silla del señor Maxwell,y este comprueba, que en el momento de producirse el re-nómeno, la mano izquierda n le Eusapia queda como helada,agitándose sincrónicamente con los movimientos del sillón.

En el momento que el señor Maxwell ha notado que latemperatura de la mano de Eusapia descendía notaldemen-te, la ha comprimido con el pulgar, observando que rapi-(lamente adquiría su calor habitual. Por este motivo puedeasegurar, que fué la mano izquierda de la médium la querealizó semejantes variaciones de temperatura.

El piano se levanta, y va ä situarse sobre la mano delseñor de Gramont sin ejercer apenas peso. y se producenalgunos sonidos. Luego es transportado sobre la cabeza deldoctor Dariex, y á continuación cae sobre la mesa.

Todos los observadores convienen en que la vigilanviaha ' sido rigurosa mientras se han verificado los fenóme-nos.

Eusapia inclina la cabeza hacia delante con objeto desoplar en el piano, y este se separa de su sitio como si fue-ra impulsado por el soplo. Enseguida levanta la mano (14.1señor de Gramont por encima de su cabeza, y el observadorpercibe el contacto de una tercera mano que tiene gran pa-recido con la de una mujer.

Al mismo tiempo, el portier s agita por encima de lacabeza de la médium.

Algunos experimentadores cambian de sitio, quedandoconstituido el círculo „del modo que expresa el adjunto di-bujo, y estando la médium de pié.

Dar. Después que la médium liubo le-

• Eus. vantado por encima del piano la ma-no del señor de Gramont, despren-diOse de ella por un momento, a fin

Gr. Roch. de tomar el pañuelo que llevaba ensu bolsillo y secarse el sudor que le

Sal). Maxw- inundaba el rostro, más en el ins-tante que hubo concluido, volvió el señor Gramont ä cojer

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196 PRIMERA PARTE

de nuevo la mano de la médium, inclinando esta su cabezasobre la de (helio observador.

En este momento, ambos cortinajes del lado izquierdo41e la médium son proyectados violentamente contra la mesa,cubriendo una parte de ella, y la cabeza y espalda derechadel señor do ;ramont.

La médium en trance profundo, sejretuerce, gime, y em-puja hacia aträs y ä la izquierda la silla (ni que estä senta-da. Esta silla que pesa 2 kil., 500 se eleva con leo litad, pa-sando im la izquierda de su cabeza y por encima de la espal-da izquierda, l'As luego es dirigida hacia la parte anterior,y realizando movimientos de bäsrula, se invierte su situa-ción colocändose patas arriba, apoyando el asiento en elbrazo derecho del señor de Gramont, y el travesaño superior(1e1 respaldo, sobre las rodillas del señor Sabatier (1).

Los cortinajes son agitados nuevamente, viniendo ä cu-brir la cabeza y espalda derecha del señor de (;ramont, elvital siente que le tocan al través de ellas, sin dejar de agi-tarse.

Se trae por un momento el quinqué en la sala de sesio-nes, al objeto de darnos cuenta de la situación que ocupanlas cosas. Al propio tiempo tomamos una fotografía ä la luzdel magnesio, en la que aparecen los observadores guar-dando rigurosamente las mismas posiciones que en el trans-curso de las últimas experiencias. Solamente se ha elimi-nado del grupo al señor Sabatier, porque con la situaciónque ocupaba ä la derecha del señor de Gramont, quedabanocultos una porción de detalles.

No se ha descubierto ningún artifició, y la médium esta-ba debidamente relacionada con sus celadores. Se ha dichoque en las últimas experiencias permaneció la médium depié, y por consiguiente, la observación directa de la cabezano pudo hacerse, pero de todos modos, se ha realizado indi-rectamente ó por continuidad de brazos y piernas, los cua-les no han revelado ningún movimiento general é impor-

(1) La médium hizo reemplazar antes de !a experiencia, la pe-sada silla en que tenía costumbre de sentarse, por otra silla Illä2ligera. Se debe suponer que teniendo intención de producir el fe-nómeno, quiso disminuir e! esfuerzo que tenla necesidad de ha-cer.

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EXP. DE AGNELAS. - 1895 197

tante de la cabeza • y del tronco, como necesariamente ha-bría ocurrido si Eusapia hubiese tenido que levantar y trans-portar la mesa con la boca.

Igual consideración debemos hacer con respeto al movi-miento de los cortinajes. Por otra parte; la vi•gilanciii se harealizado en excelentes condiciones, facilitatolola la mismaEusapia, puesto que antes de producirse un fenómeno, siem-pre ha veo ido anunciándolo con la palabra, y con las ma-nifestaciones de un doloroso trance (suspiros, gemidos, con-tracciones musculares, sudor abundante , tos espasmódi-ca, etc.)

Conviene no se olvide, que antes de producirse ciertosfenómenos, la médium los esboza; más este esta izo, se reali-za solamente con movimientos de poca amplitud. y vial loscuales seria imposible transportar los objetos, ni a un si-quiera darles alcance. Son movimientos que recuerdan losque instintivamente realizamos cuando observamos á unapersona que desarrolla un gran esfuerzo. Asi, cuando Eu-sapia quiere atraer y poner en movimiento un sillón inme-diato, conduce su mano ó aun mejor el puño, hacia dichosillón, retirándolo enseguida como si lo atrajera con un lazomaterial.

En ninguna ocasión se ha podido comprobar la existen-cia del mencionado lazo.

En el curso de las experiencias, se ha separado un mo-mento la mano de Ensapia de la del observador de la dere-cha y ha probado de tocar el piano que estaba encima (lo lamesa, previniendo ü los experimentadores que ha procedi(lode este modo ä fin de saber donde debia obrar.

4. sesión.-27 Septiembre.

Empezó la sesión â las 811. 58'La mesa que pesa 10 kilógramos, está situada en el mis-

mo lugar que en la precedente sesión. El sillón se encuen-tra detrás de la mesa, junto al alféizar de la ventana; y elpequeño piano, descansa sobre el sillón. Eusapia se sientaen una silla, y toma la misma posición.

El señor Sabatier, sujeta su mano derecha. El señorMaxwell la izquierda. El doctor Dariex se sienta en el suelo

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198 PRIMERA PARTE

ä la derecha de Eusapia, mientras que el coronel de Rochasy su hijo Carlos, se sitúan en el opuesto extremo de la mesaformando la cadena con los señores Sabatier, Maxwell yEusapia. Li habitación queda bien iluminada por una lam-

Da r. para de petróleo colocada en unaEus. mesa inmediata.

A las 9.—Eusapia aprieta con

Sal). Max. fuerza las manos de los señoresMaxwell y Sabatier, pasándolas

Cor. de Carl. de de izquierda ä derecha y vice-ver-Roch. Roch. sa, á 10 centímetros por encima

de la mesa, y por consiguiente, sin rozarla. La mesa se di-rijo con fuerza en el sentido que se realizan dichos movi-mientos. Durante esta experiencia, el pié izquierdo de lamédium, se apoya sobre el pié derecho del señor Maxwell, ysu pié derecho, sobre el izquierdo (le! señor Sabatier. Laspiernas contactan con las de los observadores. Ademas deesto, nos hallamos en plena luz, lo cual permite vigilar devisu las extremidades inferiores de la médium, que no ve-rifican ningún movimiento, ni tocan á la mesa.

Eusapia dirije la mano del señor Maxwell, á O m 30 porencima de la mesa, y después de una pequeña oscilación,se produjo la levitación por dicho lado. El señor Maxwell,comprime la mesa con su mano izquierda para hacerla des-cender, pero las tentativas resultan inútiles.

9 h. 3'.—La mesa se eleva horizontalmente por sus cuatropies, y permanece así, durante algunos segundos. No se ob-serva ninguna señal sospechosa por parte de la médium.Mientras se verificaba la levitación que ha sido en plena luz,Eusapia dió muestras de hacer penosos esfuerzos, y tan pron-to como el mueble cayó bruscamente, expresó la médiumpor medio de un profundo suspiro, el alivio que sentía.

9 h. 6".—Se repite la levitación horizontal de la mesa, enlas mismas condiciones, y sosteniendo las manos de la mé-dium á O m 10 por encima de la mesa.

La lámpara que ilumina el circulo, es trasladada juntoá la puerta del vestíbulo, dejándola en el suelo. Queda luzsuficiente para distinguir las personas que componen lacadena.

Se oyen tres golpes en el baúl situado detrás del señor

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EXP. DE AGNaA.S. - 1895 199

-Maxwell, y separado de Eusapia por el mencionado obser-vador.

A cada golpe, corresponde un ligero movimiento sincró-nico de la mano izquierda de Eusapia, que es sujetada porel señor Maxwell. Este, siente algunos contactos en el cos-tado izquierdo. Se djsminuye la cantidad de luz entornando

• un poco la puerta, hasta quedar una abertura de 0 25, sien-do aún posible distinguir las siluetas de los objetos, y de laspersonas.

De pronto la médium se pone en pM, acompañándole enla misma posición los señores Maxwell y Sabatier que le:sujetan las manos, las cuales descansan en uno de los bor-des de la mesa. Se verifica la levitación del mueble, empe-zando por el lado en que se encuentra Eusapia, y luegodespués, asciende horizontalmente hasta 0' 90 del suelo.Los señores Sabatier y de Bochas se apoyan con fuerza enla mesa para hacerla descender, pero sus esfuerzos resultanestériles. Breves segundos después, desciende por sí sola.

Vuelven á sentarse todos, ocupando los mismos puestosde antes, y sometiendo la médium á las mismas condicio-nes de vigilancia.

A 30 centímetros por encima de la mesa, sei7ala Eusapiaalgunos golpes en el aire con su mano izquierda sujetadapor el señor Maxwell, cuyos golpes repercuten simultánea-mente en la mesa con bastante intensidad.

Después dirige dicha mano siempre acompañada de ladel señor Maxwell, hacia detrás del porfi r sin tocar al si-llón, y tan pronto como se puso ä retirarla, el sillón siguiólos movimientos de la mano, de igual manera que si fueseatraído por un imán.

9 h. 15'.—Eusapia se quita el calzado y coloca cada uno de.sus piés sobre el pié inmediato de los celadores. Se despren-de de las manos de estos, y toma de nuevo la mano derecha-del señor Maxwell frotándola entre las suyas. A continua-ción realiza la misma maniobra con la mano izquierda delpropio observador, y los movimientos del sillón se reprodu-cen sin que dicho señor experimente la menor resistencia.

El señor Sabatier sujeta de nuevo la mano derecha deEusapia con su mano izquierda, y apoya la derecha sobrelas rodillas de la médium. Vé perfectamente la mano dere-

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200 PRIMERA PARTE

cha de Eusapia sobre la mesa, y está seguro de que no ha,cambiado de lugar.

Los movimientos del sillón echan al piano por el suelo,.y el doctor Dariex lo recoje, volviendo á colocarle sobre el.sillón.

9 h. 20'—Eusapia frota vigorosamente la mano del se-ñor Maxwell entre las suyas, y el sillón se precipita contra. .la mesa.

La médium se une de nuevo á los señores Maxwell y Sa-batier por medio de las manos, y descansa sus piés sobre los.del señor Maxwell; pero este último, no se dd por satisfechade la actitud en, que aquella ha colocado sus pies.

9 h. 25'—A petición de la médium se quita la lámpara delsuelo, de modo que la habitación se halla casi á oscuras,Continúa relacionada la médium con sus celadores del mo-do que ha venido haciéndose en el principio de la sesión..De pronto la silla en que estaba sentado el señor Sabatier,describe bruscamente un arco horizontal de 45 0, que ha he--cho caer en el suelo á dicho observador, quien ha sentido almismo tiempo un pellizco en la espalda.

9 h. 30'.—El señor Sabatier ha sentido tres contactos y.tres violentos tirones, On el faldón izquierdo de su levita.

A cada uno de dichos contactos, correspondió un movi-miento sincrónico del pié izquierdo de la médium, cuyo piésujetaba el señor de Bochas por debajo de la mesa. El señor'Sabatier, ha sentido durante tres veces el frote como de una.mano que le pasara por la región occipital, notando igual-mente que le tiraban con fuerza de su silla. El porlier es.lanzado con violencia sobre la mesa, pasando por encimade los observadores.

Se ilumina por un momento la habitación al objeto de-darnos cuenta de las posiciones y de los hechos, no habien-do observado ninguna señal sospechosa.

9 h. 40'.—En este momento el señor de Gramont reem-plaza al coronel de Emitas en la cadena, y se sitúa, entre elseñor Maxwell, y don Carlos de Bochas.

La mano derecha de la médium es sujetada por el señorSabätier, y la izquierda, por el señor Maxwell. Los piés de.Eusapia los vigila el doctor Dariex que se halla sentado enun pequeño taburete á la derecha del señor Sabatier.

Page 209: Parapsicología   exteriorización de la motilidad - alberto de rochas

EXP. DE AGNliLAS. - 1895 201Los observadores han colocado un plato de arcilla Mime-

da sobre la mesa, con el objeto de recojer alguna impresión.Al breve rato, se levanta la cortina y cubre al señor Max-

well.Se oyen varios ruidos sobre la mesa, y el señor Maxwell

es tocado once veces seguidas en el 'vértice de la cabeza. Losgolpes son reproducidos sincrónicamente por el pié izquier-do de la médium. La silla en que está sentado el señor Sa-batier, es separada con violencia de su sitio, y dicho señorcae al suelo.

La vigilancia es rigurosa, y ninguno de los miembrosde la médium ha realizado un movimiento capaz de justifi-car tal efecto.

9 11. 50'.—La silla del señor Sabatier se levanta, yendocolocarse, primero, sobre su cabeza, y después, sobre erbrazo.

El señor de Bochas (Eduardo) reemplaza en la cadena adon Carlos de.Rochas.

El piano abandona el sillón colocado detrás de Eusapia,y viene it situarse encima de la mesa.

Para hacer este camit, ha pasado por entre Eusapia yel señor Maxwell, habiéndose dado cuenta este último, deltransporte. El señor Maxwell puede asegurar que el pianoguardaba una posición horizontal cuando fue transportadosobre la mesa, no teniendo por lo mismo ninguna semejan-za con la posición que habría guardado un objeto movido porun bramante ó alambre.

El señor Maxwell ve las teclas blancas del piano, mien-tras dicho instrumento emite dos notas acompañadas demovimientos sincrónicos de los piés de Eusapia. Esta reco-mienda que miremos el piano, y en el instante que ponemosen práctica este encargo, vemos aproximarse el instrumentohacia el señor Sabatier, y después de haber dado dos saltos,cae de nuevo sobre la mesa. Al poco rato se eleva, pasandopor delante del rostro del señor Sabatier.

La médium hace algunos movimientos con la mano quele sujeta el señor Maxwell, y á compás que va moviéndose,el piano produce sonidos.

10 h. 5'.—Los señores Maxwell, de Gramont y Dariex,sienten diversos contactos en varios puntos de su cuerpo.

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202 PRIMERA PARTE

10 h. 10'.—Eusapia aconseja que miremos el piano. Este.salta dos veces seguidas sobre la mesa; desde aquí se elevahasta encima de la cabeza del señor Sabatier, y suenan al-gunas . notas.

El señor Sabatier declara, que desde hace algunos mo-mentos, viene observando en las manos de la médium algúncambio de situación que le obliga á manifestarse reservadorespecto d garantizar la vigilancia de las manos. Explicarásus dudas cuando termine la sesión.

El plato lleno de arcilla vá á situarse sobre la cabeza delseñor 3.1axwell, pero antes de llegar, cae y se rompe. Al se-ñor Sabatier se le acentúan las dudas respecto á las manosde la médium.

10 h. 15'.—Eusapia anuncia que vä á formar una cabeza.«Mirad (dice) vais ä ver la cabeza.» El señor Maxwell mira;y á la distancia de O m 10 ha visto una silueta negra quese delinea sobre la pared del salón, y está iluminada por unafaja de luz qne entra por la hendidura de la puerta. Parecela silueta de un cráneo llevando una masa de cabellos riza-dos. Proyectada en un principi9 hacia la derecha, estuvobreve rato en reposo, y luego pasó hacia la izquierda conmovimiento rápido.

A una nueva indicación de Eusapia, el señor Maxwelldirige una mirada hacia el señor Sabatier, y vé la silueta deuna mano y un antebrazo largo y delgado, por encima de sucabeza.

El mencionado señor Sabatier ha sentido diversos contac-tos que coinciden con los movimientos de descenso y eleva-ción de la mano misteriosa. Nadie más que el señor Maxwellha podido observar este hecho, si bien es verdad que por ellugar que ocupaba en el círculo, era la única persona quepodía percibir la mencionada silueta sobre fondo iluminado.

10 h. 20'.—El señor de Gramont se sienta en el pequeñotaburete, entre el señor Sabatier y Eusapia.

Encargado de vigilar los piés de la médium, los sostiene(mientras dura la experiencia) entre sus piernas entrecru-zadas, en, tanto que con una de sus manos, los mantieneunidos, y con la otra mano, se apoya sobre las rodillas deEusapia. Esta tiene apoyada su cabeza sobre la del citadoseñor de Gramont.

Page 211: Parapsicología   exteriorización de la motilidad - alberto de rochas

EXP. DE AGNhAS. - 1895 203Durante el tiempo que ha durado la experiencia, ha ob-

servado el señor de Gramont, que cada vez que se producíauna manifestación, venía precedida ó acompañada de unmovimiento correlativo del pié de la médium, correspon-diente al lado que debía producirse el fenómeno. Dicho mo-vimiento vit acompañado de un esfuerzo muscular violento,que se revela por el endurecimiento de 11)s, músculos queentran en función. Así p. e., cuando Eusapia agita la pierna6 el pié izquierdo, éstos se contraen, y al mismo tiempo sesepara acompasadamente el sillón colocado detrás de la cor-tina, cual si fuera mecanicamente solidario del pié izquierdotiue el 'señor de Grramont retiene con una de $us 11111110S. Porlo demás se ha comprobado con toda exactitud, no haberningún lazo material entre la médium y el sillón.

Empleando la rigurosa vigilancia de siempre, se handejado oir algunos intensos golpes sobre la mesa, acompa-ñados de movimientos sincrónicos de la pierna izquierda.Varios concurrentes experimentan contactos en las manos.El sillón se mueve, y el porlier es proyectado sobre lamesa.

10 h. 35'.—Bajo las mismas condicionesje vigilancia quehemos manifestado anteriormente, se produce el transportede un plato de harina.

Desde encima de la mesa en que estaba colocado, fijéit rozar la barba del señor Sabatier, y desde allí, pasó it tocarla cabeza del señor de Gramont. El señor Maxwell percibióla silueta blanca del plato de harina, que después de haberpermanecido algún tiempo debajo de su mentín, fue trans-portado en dirección al señor Sabatier. Al pasar por entreeste experimentador y Eusapia, lo perdió de vista.

El señor Sabatier continúa receloso respecto a los movi-mientos de las manos de la médium. Mas tarde dará unaexplicación.

10 h. 50'.—Los señores deEus.

Ed. de Roch.

Maxw.

Gram.

Sab.

Gramont, Sabatier y de Ro-chas, son tocados sucesiva-mente en la cabeza, espalda,espinazo y brazo. En este mo-mento el doctor Dariex presode fatiga, abandona la sesión.

Eduardo de Rochas ocupa

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204 PRIMERA PARTE

el puesto del señor Maxwell, y el señor de Gramont reem-plaza al señor Sabatier.

Eusapia pide que la mesa de sesiones se aparte de la ven-tana y se sittie en medio del salón. El pié derecho de lamédium, descansa sobre el pié izquierdo del señor de Gra-mont, y el izquierdo de aquella, sobre el derecho del señorEduardo de Rochas.

Estos contactos son insuficientes.Eusapia repite varias veces. «Aliare, Aliare» es decir.

«Elevarse elevarse», como indicando que intenta una levi-tación.

Acompañada de las manos de sus celadores, epite el,movimiento de acompaZarlas en el aire, aunque sin operartracción ó resistencia notable.

A los pocos minutos, en medio de una obscuridad casicompleta, y sin apoyarse en parle alguna, Eusapia se elevó,como si estuviera en un ascensor.

A la vez que la médium, se elevó la silla en que perma-necía sentada, llegando sus piés casi á la altura de la mesa.Los observadores se levantaron al mismo tiempo, para acom-pañarla en su ascensión.

A partir de este momento, se desprende de las manos delos observadores.

El señor Sabatier intenta _darse cuenta por medio deltacto, de si Eusapia mientras se eleva, coloca una rodillasobre la mesa para utilizarla como palanca, pero nada hapodido comprobar con exactitud.

Los señores de Gr'ramont y Eduardo de Rochas afirman,.que Eusapia se ha elevado con su silla casi it la altura de lamesa, sin hacer presión en ellos.

Este fenómeno extraordinario nos causa tanta sorpresa,que solamente podemos comprobar que Eusapia se encuen-tra en pié sobre la mesa, al lado de su silla. .

Todavía ensaya de elevarse verticalmente. El señor Sa-batier pasa con rapidez la mano por debajo de la planta delos piés de Eusapia, y comprueba que los talones estén le-vantados, pero que la médium se apoya sobre la extremi-dad . de los dedos.

La médium se desploma; y enseguida se la recibe enbrazos sentándola en el suelo.

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EXP. DE AGNhAS. - 1895 205

Respecto á esta sesión, merece que demos las explicacio-nes que ya hemos hecho presentir.

Así resulta, que la vigilancia de las extremidades infe-riores de Eusapia, ha dejado que desear, siempre y cuandose ha limitado á tener apoyados respectivamente sus piés,sobre los inmediatos piés de los celadores, encargados igual-mente de sujetarle las manos.

No puede deducirse de esto, que cuantos fenómenos sehan producido mientras resultó defectuosa la vigilancia delas extremidades inferiores, deben ser tachados de fraudu-lentos. Muy léjos de eso. Existen un cierto niimero, que nopodia realizarlos la médium con sus piés, á pesar de quedarenteramente libres.

Por otra parte: la vigilancia de las manos no se ha podi-do ejercer con gran exactitud en aquellos momentos quepermanecimos del todo á oscuras. Al señor Sabatier que su-jetaba la mano derecha de Etsapia, le han llamado la aten-ción los siguientes hechos:

1." Que la médium rehusaba dejarse cojer la mano de-recha con toda la inane de dicho observador: 2.° Que poco ä

poco iba retirándola hasta dejar tan solo sujetos, la palma yel puño. 3." Qué dicha mano la movía constantemente, diri-giéndola hacia su izquierda y 4.", que con frecuencia dirigíala extremidad de los dedos de la mano derecha, hacia sumano izquierda sostenida por el señor Maxwell.

Estas maniobras le han inducido ä pensar, que Eusapiapodía obrar de este modo, al objeto de reemplazar la manoizquierda, con las puntas de los dedos de la mano derecha,y una vez conseguido esto, realizar los movimientos delpiano, del plato de arcilla, de los contactos, del plato de ha-rina, etc.

Suponiendo cierta esta superchería, no seria bastantepara explicar el resto de fenómenos, puesto que con la manoizquierda, no se podría alcanzar el faldón de la levita del se-ñor Sabatier colocado ä la derecha, ni aun menos separar desu sitio la silla del mencionado observador, etc. Por todo lo•cual debemos deducir, que en medio de hechos fraudulen-tos, existen otros hechos de notoria sinceridad.

Es posible que deseando la médium producir un efecto,.y teniendo á su disposición medios fáciles y medios difíci-

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les para conseguirlo, utiliceconsciente, ó inconscientemenle,aquellos medios que exijen me-nos esfuerzos.

Sin embargo: el resultado ge-neral de esta sesión, ha sidopara nosotros menos afirmativoy satisfactorio que el de la se-sión precedente, en la que la vi-gilancia fué- correcta, por cuyomotivo la Comisión ha he—

206

PRIMERA PARTE

(1) La presente lämina que representa ä Eusapia en sus diver-sas posiciones de manos, demuestra de que modo ä beneficio dela obscuridad y de una serie de moviwientos häbilmente combi-nados, puede el celador de la derecha seguir creyendo que estásujetando la mano derecha de la médium, cuando en realidad loque siente, es el contacto de la mano izquierda de la sujeto, soste-nida por el celador de la izquierda. Una vez en libertad la manoderecha, puede producir una série de movimientos que tienencomo es consiguiente, su limitación.

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EXP. DE AGNELAS. - 1895 207

cho el propósito de mostrarse más exigente en la sesión in-mediata.

6. Sesión (1).-28 Septiembre 1895.

Tuvo lugar á las 8 '1, de la noche en el local de siempre,asistiendo los mismos observadores, excepto el señor Max-well que tuvo necesidad de ausentarse.

Se ha prevenido á Eusapia, que aunque no tenemos sos-pecha de que verifique fraude, deseamos con todo que lavigilancia pueda hacerse con mayor escrupulosidad que enla sesión precedente, conceptuando que es necesario un ma-yor grado de luz en el salón de experiencias.

La médium promete hacer cuanto pueda á fin de obte-ner buenos resultados, autorizando á sus celadores, paraque la vigilen con el mayor rigor.

Se observa en ella muy buenos deseos, y verdadero afánde que los trabajos vayan coronados de éxito.

A las 6 de la tarde, antes de comer, en estado natural yá la luz de una lámpara de petróleo, nos ha producido mani-festaciones notables, tuyo relato reservamos para la últimaparte de esta memoria.

Eusapia se sitúa en el extremo de la mesa inmediato äla ventana. Para, ofrecer una prueba demostrativa de quesus manos no tocan á la mesa, pide dos vasos llenos de agua,que se sitúan encima de dicho mueble.

A la distancia de 2' 50 existe otra mesa, sobre la cualdescansa una lámpara de petróleo con pantalla de museli-na blanca, cuyo foco brilla con todo su esplendor. Eusapiasumerje cada una de sus manos en el correspondiente vasolleno de agua (2).

El coronel de Rochas mantiene aplicada una de sus ma-nos sobre las rodillas de Eusapia, para asegurarse de queesta no ejerce ninguna presión hacia arriba de la mesa. Los.

(1) Esta sesión fué precedida de otra que se celebró á las seisde la tarde y de la cual nos ocuparemos mas adelante.

(2) Desde el primer instante trató de producir la levitación dela mesa, elevando sencillamente las manos que tenia sumergidasen el liquido, pero no pudo conseguir su intento, por mas que se-gún ella dice, consiguió producir este fenómeno en Italia.

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208 PRIMERA PARTE

señores Sabatier y de Gramont, se aseguran de que los piésde la médium no contactan con las patas de la mesa.

Eusapia ejerce una presión excéntrica con las manos in-troducidas en los vasos, y ä beneficio de esta presión, tras-lada ambos recipientes por fuera del perímetro de la mesa,tan pronto hacia la derecha, como ä la izquierda, sin ejercerel menor contacto con dicho mueble. Este ejecuta movi-mientos laterales siguiendo la dirección de las manos.

Déjanse oir algunos golpes en la mesa.Eusapia levanta las manos que tiene sumergidas en los

vasos, sin que llegue ñ rozar en lo mäs mínimo la mesa.El señor de Watteville sujeta las rodillas de la médium,

quedando los piés ó la vista de los observadores. En las con-diciones descritas, la mesa se eleva horizontalmente ä 0" 25del suelo, siguiendo el movimiento de elevación de las ma-nos de Eusapia.

Permanece en el aire durante algunos segundos, y des-ciende con rapidez hasta el suelo.

Al repetir esta experiencia, la mesa se ha elevado ä la'altura de O m 30, con la particularidad, de que ambas levita-ciones se han producido en plena luz.

9 h. 30'.—Trasladamos la lámpara fuera del salón, peroá través de la puerta penetra luz suficiente para distinguirlos objetos. Las manos de Easapia continúan dentro de losvasos sin haber vertido una gota de agua, lo que demues-tra que las ha mantenido en posición constantemente ver-tical, posición que no le permite obrar por prehensión.

El señor Sabatier se acuesta en el suelo y mantiene fir-memente sujetos entre sus brazos, los piés y piernas de lamédium.

A continuación de un movimiento hecho por Eusapiacon las manos introducidas en los vasos, la mesa es derri-bada junto ä las piernas del señor Sabatier. En este mo-mento la médium se desprende de los vasos, y sus manosquedan sujetadas por el coronel de Rochas ä la derecha, ypor el señor Watteville ä la izquierda. El señor Sabatier secoloca de nuevo debajo de la mesa, después de situar dichomueble en su posición natural.

Eusapia vä vestida con sayas negras muy sencillas, ju-bón claro, y sin corsé. Antes de empezar la sesión, la señora

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EXP. DE AGNELAS. - 1895 209•de Rochas ha inspeccionado minuciosamente y con toda aten-.Ción it la médium mientras se vestía, habiendo comprobado,.que ni en su traje ni en su cuerpo, llevaba objeto alguno

• sospechoso.Por otra parte; el señor Sabatier ha palpado con tiran li-

bertad it la médium antes de la sesión, compréndiendo enel reconocimiento, el tronco y las extremidades en casi (1)toda su extensión, y tampoco ha podido comprobar la pre-sencia de artificio alguno. Esta inspección se había reali-zado ya en las precedentes sesiones, pero no con tanto ri-gor y libertad como en la de hoy.

A petición de la médium, se sitíta la lámpara en el ves-tíbulo, y como la puerta estjt cerrada, reina la mayor obs-curidad en la sala de sesiones. Eusapia apoya su cabeza enel codo del coronel de Hochas; su mano izquierda la man-tiene inmóvil sobre la mesa el señor de Watteville, y con lamano derecha que sostiene el mencionado señor de Rodios,empieza it palpar el brazo derecho del mismo, diciendo enidioma italiano. «Yo busco, yo busco», y después de un rato.«He encontrado».

Mientras tanto, la mano izquierda de la médium per-manece sujeta sobre la mesa con la mano del señor Watte—vil le.

Eus•,apia gime, y se agita mucho. A los pocos instantesse deja oir un golpe muy violento sobre la mesa, que retum-ba con fuerza en la cabeza (lel señor Sabatier, quien conti-núa acostado en el suelo, manteniendo inmovilizados losextremos inferiores de la médium.

Transportamos por un instante la !ampara en el salón, yencontramos en medio de la mesa, un voluminoso guijarrocalcare°, mamelonado de una parte, y hendido por la otra,de unos 500 gramos de peso, y muy semejante it los que se

(1) El serior Sabatier dice casi, porque naturalmente ha sen-tido cierta perplejidad en llevar la mano a ciertos sitios, como porejemplo, en la fosa inter-mamaria, donde en rigor podria haberseocultado algún objeto, pero conviene advertir, que Eusapia no lle-vaba corsé, y que la seiiora. de Rochas la inspeccionó cuidadosa-mente en todas las regiones del cuerpo, mien t ras aquella se vestía.

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210 PRIMERA PARTE

encuentran en las murallas donde está edificada la casa de-Agnélas. (1)

Retiramos de nuevo la lámpara dejando entreabierta lapuerta, y de esta manera' conseguimos distinguir con cla-ridad los objetos, hasta a fin de la sesión.

Los miembros inferiores de la médium están sujetados.con ambas manos por el señor Wattewille.

El señor Sabatier le reemplaza para sostener la mano de-recha de Eusapia.

El sillón que se encuentra â un metro de distancia de-.trás de la médium, se eleva varias veces, y golpea conviveza el suelo.

A un ademán hecho por la médium con su mano derechaque en este momento sostiene el señor (le Bochas, el sillónrealiza violentos saltos.

Por indicación (le Eusapia, el señor Sabatier abandonóel contacto de la mano derecha, situándose á la derecha delseñor de Rochas.

El señor Sabatier levanta la pierna derecha de la mé-dium hasta hacerla descansar en su rodilla, sujetando elpié con su mano derecha. El señor de Wattewille sostienela mano izquierda de la médium con su derecha, y la piernaizquierda, con su mano homónima.

Se ven claramente las manos y cabeza de Eusapia.El sillón se eleva, y ä continuación, golpea varias veces

el pavimento.9 h. 40'.—Eusapia pide que se forme cadena al objeto de

comunicarle fuerza. El señor Carlos de Rochas se colocaentre los señores Sabatier y Wattewille, constituyéndose lacadena. El pié derecho de Eusapia es visto y sujetado porel señor Sabatier, mientras que de la sujeción del izquierdo,queda encargado el señor Wattewille.

El sillón se levanta por sus dos piés, y se inclina. El se-ñor Wattewille siente un contacto.

Eusapia se inclina un poco hacia adelante y á la dere-cha, es decir, del lado opuesto al que ocupa el sillón, y pre-viene al señor Sabatier que le tirará con suavidad de los.

(1) El doctor Dariex se retira en este momento porque se en-cuentra fatigado.

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EXP. DE AGNELAS. — 1895 211cabellos, y que mientras esto se realice, el sillón que perma-nece ä nn maro de distancia, avanzará con lentitud.

El fenómeno se opera con toda exactitud.Seguidamente la médium aparta la cabeza del señor

Sabatier, y el sillón acompaña este acto dirigiéndose haciaatrás. La luz es del todo suficiente para que los observado-res se den exacta cuenta de todo lo que ocurre.

A continuación nos dice la médium que va ó sacar 11 llavedel baúl, que se encuentra bastante separado de su asiento.

Las condiciones de iluminación y vigilancia son lasmismas de antes. De repente se oye rechinar con gran cla-ridad la llave en la cerradura, pero á causa de estar malcolocada, no se llega á desprender.

Eusapia coje con una de SUS manos el puño izquierdo(lel señor Sabatier, y con dos dedos de la mano opuesta, lerodea el indice, produciendo movimientos alternativos derotación, á los que corresponden rechinamientos sincróni-cos de la llave dando vueltas, tan pronto en uno, como enotro sentido.

9 h. 45'.—La señora de linchas entra á formar parte dela cadena, situándose entre los señores de liochas y Sa-batier.

La vigilancia se realiza elidas mismas condiciones.De pronto Eusapia desprende sus manos de las de sus

celadores, y leranliindol«s por encima de la mesa la vistade todos, empieza ä frotarlas con actividad. A la mímica delas mantos de Eusapia, corresponde sincrónictunente el si-llón por medio de golpes y saltos.

A continuación coje la médium con sus dos manos, lamano del señor Sabatier, y verifica una serie de gestos deva-y-ven, como si quiera abrir el baúl situado ó un metro dedistancia. De repente la tapa del baúl empieza ñ agitarse,produciendo un ruido tumultuoso comparable al de unapuerta que se intenta abrir, pero que ofrece marcada re-sistencia.

En este momento el señor de Wattewille se dirige algrupo, manifestando; que toda vez que la médium ha hechodar vueltas á la llave sin conseguir abrir el baúl, es de opi-nión que uno de los presentes lo abra, aunque sin levantarla tapa.

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212 PRIMERA PARTE

Estando conformes los observadores con la proposiciónde Wattewille, procede éste ä (lar vuelta ä la cerradura.

Repite Eusapia la mímica anterior, y la tapa del baúl selevanta por completo. Enseguida inclina su cabeza hacia elseñor Sabatier colocado ä su derecha, y aplica cada una desus manos sobre la correspondiente mejilla del mencionadoobservador, dAndole cadenciosos golpes que se relacionancon los movimientos (le la tapa del cofre. Un golpe sobre lasmejillas, levanta la tapa; el golpe siguiente la cierra.

Este fenómeno es completamente auténtico, y todos losconcurrentes lo han visto y oído con suma exactitud. La vi-vacidad de los movimientos de la tapa, guarda proporcióncon la de los golpes. Después que estos se han reproducidovarias veces, Eusapia empuja con energía la cabeza del se-ñor Sabatier en dirección al baúl, y la tapa del mismo secierra con estrépito.

El desarrollo de estos fenómenos Até anunciado con anti-cipación por la médium, así es que las observaciones pudie-ron realizarse con precisión. No puede caber la menor som-bra de duda respecto ä los hechos que se acaban de expo-ner, porque ademäs de que la vigilancia se hizo con granescrupulosidad, el fraude hubiera sido imposible, porquedesde el sitio que ocupaba Eusapia, no se podía llegar hastael baúl, habiéndose comprobado, que entre ella y dicho mue-ble, no existía ningún medio de transmisión.

Los concurrentes han quedado excelentemente impre-sionados de los resultados que se han obtenido.' Sin embargo; la médium ha sacudido alguna vez susmanos, intentando ejecutar movimientos semejantes d los queen la sesión precedente nos hicieron pensar en maniobras frau-dulentas. -

Estos movimientos pueden dar lugar ä dos explicacionesdiferentes; ó bien son tentativas de fraude ejecutadas incons-cientemente por la médium después de estar habituada ärealizarlas siempre que las condiciones le resultan favora-bles, ó son movimientos inocentes que el estado de trance,sufrimiento, y esfuerzo, provoca involuntariamente en lamédium yendo en busca de un alivio fisiológico.

La sesión última presenta sobre las anteriores, la singu-lar ventaja de haber obtenido variados fenómenos produ-.

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EXT. D AGN1:LAS. - 1895 213

ciclos con diversos objetos que estaban situados en direc-ciones muy diferentes. Es evidente que si intentáramos ad-mitir el fraude para todos los fenómenos, sería preciso ad-mitir así mismo una combinación de procederes muy varia-dos, y una maquinaria muy complicada y múltiple, todo locual había de ser difícil que pasase desapercibido á la des-pierta atención de los observadores.

En cuanto al único hecho producido en la obscuridad,es decir, al aporte del guijarro de 500 gramos sobre la mesa,la Comisión se reserva emitir juicio respecto al mismo, pormás que no tiene ningún motivo para atribuirlo h. super-chería.

Con todo: la explicación del mencionado hecho, vi com-.prendida en una de las hipótesis siguientes:

1. El guijarro lo llevaba oculto la médium y fué hábil-mente lanzado por ella, sobre la mesa. Pero el exitmen aten-to que la señora de Rochas y el señor Sabatier hicieron so-bre Eusapia antes de principiar la sesión, no puso en evi-dencia semejante cuerpo, y después de todo, quedaría sinexplicación el mnodo como Eusapia habría conseguido pro-yectar el guijarro sobre la mesa, si II darse cuenta las per-sonas que le sujetaban las milanos. Sin embargo; es precisoinsistir en los tanteos ejecutados por Eusapia con la manoque sostenía el señor de Bochas, y que la obscuridad no per-mitió precisar á que iban encaminados, pero sea como fue-re, es muy difícil comprender como esos tanteos realizadossobre el brazo derecho de dicho señor de Huchas, podían per-,mitir á Eusapia cojer una voluminosa piedra disimulada-mente oculta entre sus vestidos.

2.° El guijarro fué traído desde el exterior, en virtud deuna fuerza propia de Eusapia. La Comisión no niega la po-sibilidad de que el aporte se haya producido de esta mane-ra, pero antes de formular opinión, es indispensable que elhecho esté mejor establecido.

3.° Por último; Eusapia podía guardar el guijarro en elsalón desde el día antes, y haberlo tirado sobre la mesacon ayuda del ntismo agente que le permite levantar me-sas, etc.

Tal vez sea esta la explicación más racional, pero la Co-misión se limita ä registrar el hecho sin apreciarlo; espe-

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214 • PRIMERA PA RT E

mido nuevas experiencias para salir de una reserva que lacree muy justificada y legítima.

En cuanto á los demás fenómenos, y en particular ä losmovimientos realizados por la mesa, mientras las manos deEusapia permanecían dentro de los vasos llenos de agua, yä los hechos concernientes al baúl, todos los observadorespresentes, los consideran perfectamente auténticos.

Semejantes fenómenos demuestran que Eusapia puedeobrar sobre los cuerpos materiales, á distancia, y sin ningúncontacto.

5. sesión.-28 Septiembre d las 6 de la tarde.

En uno de los extremos de la pesada mesa de 1 metro delargo que se encuentra en el salón, colocamos una potentelámpara de petróleo con pantalla de muselina blanca, queilumina brillantemente el grupo.

Son las 6 y media de la tarde. Eusapia se halla en su es-tado normal. Se hallan presentes los señores de Rochas, Sa-batier, de Gramont, de Watteville, y la señora y señorita deRochas. El doctor Dariex presenció la 2.' experiencia hechacon el pesa-cartas, y de la cual vamos ä dar cuenta.

El señor de Gramont pregunta á Eusapia si en estadonormal y plena luz, se siente capaz de actuar por simpleimposición de manos sobre una pesa-cartas que trae en sumaletín de viaje. Eusapia contesta que se halla dispuesta ä

, ensayarlo, y los miembros de la Comisión son de parecerque se realice inmediatamente semejante experiencia, por-que su carácter improvisado, alejará toda hipótesis de pre-paración.

El señor de Crramont se dirije á buscar el pesa-cartas ensu habitación, y una vez el instrumento en su poder, se leha colocado encima de la mesa, ä O na 60 de la lámpara, y äla vista de los concurrentes. Dicho pesa-cartas, se halla pro-visto de un platillo y de un contrapeso situado al extremode una palanca acodada. El peso correspondiente al descen-so del platillo, viene indicado por una larga aguja que re-corre un cuadrante. El limite mayor de descenso del platillo,corresponde A, un peso de 50 gramos.

(Véase la lámina correspondiente).

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EXP. DE AGN1n:LAS. - 1895 215

La médium se pone en pié delante del pesa-cartas, cuya-aguja señala el O. Los concurrentes se sitúan _alrededor dela mesa, vigilando con la mayor atención las manos de Eu-sapia y el instrumento. De pronto ensaya aquélla de hacerdescender el platillo, situando una de sus manos á pocoscentímetros por encima del mismo, pero el experimento noda resultado. Entonces reune ambas manos en forma decono, situändolas una á la izquierda, y otra ä la derecha delplatillo, concentrando su voluntad hacia aquel punto.

Las puntas de los dedos se hallan ú 3 6 -1 centimetros delpesa-cartas, y por consiguiente no contactan lo mas mínimócon él.

Eusapia diseña algunos movimientos con las manos, di-rigiéndolas hacia arriba y hacia abajo, y ä los pocos minu-tos, el platillo empieza á oscilar sincrónicamente con lasmanos. Por último, el descenso del platillo se realiza hasta.su límite iriaximo, y en seguida vuelve a ascender.

Este experhnento se ha realizado estando la mesa com-,pletamente fija.

Breves momentos después, repetimos la experiencia enlas mismas condiciones de luz y vigilancia que antes.

Eusapia se coloca cerca de un angulo de la mesa, y alcabo de algunos instantes de preludiar los movimientos con

sus manos, pide al co—ronel de Bochas y alseñor de Gramont, quele toquen las espaldas.En el mismo instanteque se realizan los con-tactos, el platillo des-dende al O.

Todos los observa—dores han reconocido

Sab.Q • que los dedos de la-méditun estaban distanciados del pesa-cartas por lo menostres centímetros, y que con una iluminación tan perfecta, el'engaño había de resultar muy difícil. .

Por otra parte, el experimento se ha repetido en presencia.de los mismos concurrentes y empleando si aabe, un mayorrigor en la observación. Así p. e., para asegurar el movi-

Wat .*

(ira,•

Eus.•

Hoch•

•Pesa-cartas

411Lampara

Dar.

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216 PRIMERA PARTE

miento de las manos y mantenerlas ä distancia del pesa-cartas, el señor Sabatier se colocó deträs de la médium, ypasando los brazos por los lados de su talle, le tomó las ma-nos entre las suyas, no dejándole libres mas que sus ex-tremos.

En estas condiciones acompañaba los movimientos de-las manos de la médium, y pudo comprobar que aquéllas,.no tocaron el pesa-cartas.

La experiencia fué coronada de éxito, llegando el plati-llo á su límite de descenso.

Por último; habiéndose disuelto la reunión, quedaron encompañía de Eusapia, los señores Sabatier, y el coronel de-Rochas con su esposa é hija. En presencia de estas personasrealizó Eusapia la siguiente experiencia:

En primer lugar se situó el pesa-cartas á O m 30 (lel bordede la mesa perfectamente iluminada. El señor Sabatiercolocó enfrente, con objeto de abrazar con una mirada, el.pesa-cartas, y las manos de Eusapia.

A petición de dicho señor Sabatier, colocó la médium sus,manos abiertas en dirección de los planos verticales de am-bos lados del pesa-cartas, practicando movimientos en di-rección horizontal, cual si quisiera imprimir al instrumento.un movimiento total de progresión.

Después de uno ó dos movimientos realizados por lasmanos en aquel sentido, distanciadas 50 centímetros delpesa-cartas, fué deslizándose éste sobre la mesa, primero conlentitud, y después con bastante rapidez, hasta caer en el.suelo á regular distancia del pié de la mesa. El peso deaquel instrumento era de 125 gramos.

Termina aquí la relación de nuestras experiencias.Tal vez se nos reproche no haber descrito con gran mi-

nuciosidad todas las circunstancias que han concurrido enla producción (le los fenómenos; pero ¿cómo es posible com-placer en un todo á un espíritu fértil en objeciones?

Las discusiones que fueron promovidas acerca la vigi-lancia de los piés y manos de la médium, después de lasexperiencias de Milán, Carqueiranne, Varsovia y Cambrid-ge, no han cambiado la opinión de nadie, puesto que unasy otras partes se apoyan en afirmaciones que no puedenprobarse de un modo absoluto.

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EXP. DE AGNELAS. - 1895 217

Por nuestra parte no tenemos la pretensión de suponer.que no hayamos podido ser engañados, ni tratar de llevarun juicio definitivo sobre cuestiones tan vastas y delicadas,pero debemos declarar; que â pesar de los antecedentes queposeemos respecto á supuestos fraudes, y haber tenido siem-pre la atención muy despierta, jamas hemos cojido á la mé-dium en fragante delito de engaño.

Nuestras conclusiones resaltan, de la exposición mismade los hechos. Su concordancia con las de los numerosos yeminentes experimentadores que nos han precedido, ope-rando con métodos diferentes, y ausiliados de aparatos re-gistradores, contribuirá seguramente á formar opinión enaquella parte del público que se toma el trabajo de ir enbusca de la verdad.

A. Sabatier; A. de Bochas; A. de Grp.mont; Maxwell; X.Dariex; C. de Wattewille. (1)

(1) Lös sefiores de Rochas, de Gramont y de Wattewille, sehan reunido de nuevo este afio (1896) para estudiar ä EusapiaPaladino en el castillo de Choisy, propiedad del sefior Maxwell,sustituto del Procurador general de Burdeos.

Desde el día 1.° al 15 de Octubre, tuvieron lugar seis segiones,durante las cuales se realizaron un gran número de veces los dossiguientes fenómenos, mientras las manos de Eusapia estaban su-jetadas y eran cistas por los concurrentes.

1. 0 Producción de movimientos sin contacto.2 0 Formación de manos fluídicas que se pudieron tocar y ver

durante algunos segundos.Los experimentadores están de acuerdo en afirmar del modo

más absoluto los hechos percibidos por sus sentidos, pero nada delo que ellos han observado les permite decidir, si las manos fluídi-cas, son sierrrpre debidas al cuerpo astral de Eusapia y dirigidaspor su espíritu, ó si la materia astral desprendida de la médium,adquiere forMas y movimientos bajo la acción de una inteligenciaindependiente, según lo pretende Ettsapia cuando se halla entrance.

Esta inteligencia independiente ¿será la de John King que an-tiguamente habría vivido en Egipto?

La explicación más sencilla y conforme ä los datos proporcio-nados ä la ciencia por los experimentos de los seriores Richet yRochas, consistía en desechar toda intervención extra-humana, yno ver en esta especie de posesión, mäs que un cambio de perso-nalidad debido ä la anto-sugestión, después de haber pasado Eusa-pia por varios grupos espiritas. A pesar de todo, ciertos fenóme-nos se explican difícilmente con ayuda de esta hipótesis, y seríamuy interesante hacer la historia de la entidad enigmática que.partir de 50 afíos atrás, interviene en los fenómenos de materiali-

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218 PRIMERA PARTE

.zación bajo el nombre John King, pero con historias difigrentes,otorgandose tan pronto el titulo de reg de los elementales, comopasando por un inglés, un indio, ó un egipcio.

(Comun icación enviada por D. Alberto de Rochas á L'H UM A NITINTÉGRALE. Decionbre, 189( .)

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Saguricia, parte

CAPITULO PRIMERO

:Experiencias del Conde de G-asparinen 1854

En 1854, el Conde Agénor de Gasparín publicó (1) el re-sultado de las experiencias que realizó en Suiza por espaciode cinco meses y en compañia de doce personas, ä propósi-to de los movimientos que se pueden imprimir ä los objetosinanimados por medio de la cadena magnética.

HA aquí del modo que el señor de Clasparin describe laprimera manifestación que se obtuvo, de movimiento ä

La mesa se separó de nosotros por medio de una rotación enér-gica, en el momento que ä una serial convenida levantamos todoslas manos, continuando después formando cadena por encima dela mesa sin tocarla, y dando vueltas ä su derredor. Mientras con-tinuamos en esta posición, todavía dió la mesa tres ó cuatro vuel-tas. Una ó dos veces se suspendió el movimiento de dicho mueble,porque en los accidentes de la marcha, desprendimos las manos desu regular posición, ó sea de encima de los bordes de la mesa, con-tinuando el movimiento, desde el instante que la cadena quedó si-tuada en el lugar conveniente. Todos los concurrentes estábamos

(1) Des Tables tournantes. Paris 1854; 2 vol. En 1888 se pu-blicó la 3. a edición.

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220 SEGUNDA PARTE

persuadidos de que cada mano ejercía una suerte de atracciónrsobre la porción de mesa con que estaba relacionada. (Sesión del26 Diciembre).

Sentíamos como es natural, una cierta impaciencia por some-ter de nuevo la mesa ä la prueba de rotación sin contacto, así esque ni siquiera soñamos en variar el procedimiento, por más quereconocíamos la necesidad de repetir la experiencia con más aten-ción, y en presencia de menos testigos...

Puedo asegurar que una vez puesta en movimiento la mesa,conservaba una cierta impulsión, á la cual obedecía mecánicamen-te. Convenía por lo mismo producir la rotación partiendo de uncompleto reposo, y esto es lo que realizamos.

Estando" la mesa inmóvil al igual que nosotros, constituimos lacadena separándonos algunas líneas por encima de los bordes delmueble, y á los pocos instantes, empezarnos ä dar vueltas con len-titud alrededor del mismo.

Transcurrido un momento, realizó aquél un ligero movimien-to, y entonces procuramos atraernos con la fuerza de la voluntad,la porción de mesa que teníamos delante de la mano, consiguiendonuestros propósitos.

A causa de la dificultad que existe en mantener la cadena en elaire, sin romperla, y sobre todo, sin que se suprima la relación es-tablecida, ocurre alguna vez que la rotación se detiene. (Sesióndel 29 Septiembre)

Hemos conseguido producir y continuar la rotación, partiendode un estado de reposo. A impulso de nuestra voluntad y hallán-donos enteramente inmóviles, liemos logrado hacer dar ä la mesauna cuarta parte de vuelta. (Sesión del 6 de Octubre). . . .

Del interior- de una cubeta llena de agua parte un eje sobre elcual gira un platillo. Dos observadores y yo sumerjimos las ma-nos en el agua de la cubeta, y luego formamos cadena, dando vuel-tas alrededor de la misma, aunque sin tocarla.

Al poco rato se puso á voltear, acompañando nuestros movi-mientos. Esta experiencia se repitió varias veces. . . .

Como podría suponerse que la impulsión comunicada al agua,habría sido capaz de propagar el movimiento ä la cubeta, proce-dimos inmediatamente á la contraprueba.

Agitamos circularmente el agua con más rapidez que antes, yni pesar de ello, la cubeta no se movió

Volvamos ä la demostración por excelencia, á la levitación sincontacto.

Con el fin de ejercer una vigilancia bien rigurosa, decidimosemplear un trípode de abeto, el cual pusimos en movimiento cincopersonas reunidas en cadena.

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EXP. DEL C. DE GASPARÍN. - 1854 221

Luego después, lo hicimos levantar hasta siete veces, por mediode esfuerzos de voluntad y sin tocarlo. (Sesión del 7 Octubre). .

Entre las nuevas tentativas que se han hecho, citare la quetenía por objeto suspender por completo en el aire una mesa, col-gada ä una polea, y equilibrada por un contrapeso. Solamentetocaba en el suelo uno de sus pies, y tan pronto como constituimos.cadena, se 'produjo la levitación.

La obra del señor de Gasparin escrita hace 40 años, noha envejecido aún, por lo cual aconsejo su lectura laspersonas amantes del buen sentido, pues en ella se flajelanlos prejuicios de los pedantes y necios, en un estilo elegante.é ingenioso.

En el momento, dice, (1) que el orgullo de las ciencias exactasestalla como jamás haya hocho; en el momento en que aquellasmultiplican sus descubrimientos y pueden haber penetrado todoslos secretos de la creación, sobreviene una pequefia observación,impertinente é imprevista, que no se deja clasificar en ninguna.de las categorías oficiales. i, Se volverán á hacer las categorías portan poca cosa? Es posible que los sabios renuncien ä su infali-bilidad? gConfesarán su ignorancia y sus limites?

No. Es más sencillo negar por anticipado la realidad del he-cho. No debe existir; por consiguiente no existe. Para él, no haysitio en este mundo. Las academias que todo lo saben y compren-den, no sabrían que hacer con el hecho nuevo. ¡Juzgad cuán dificiles pedir auxilio para él, y amotinar la masa de ignorantes que os-tentan la pretensión de ser «personas sensatas» por excelencia;gente cuya profesión consiste en «no andarse por las ramas» se-gún la expresión de Bassompiúrre, y no abandonar jamás susopiniones ortodoxas, afirmando más, cuanto menos piensan, ymanifestando su superioridad por medio de un arrogante rigoris-mo con respecto á las ideas sospechosas!

II. —LOS COMENTARIOS DEL DR. THURY

.E1 doctor Thury, catedrAtico en la Universidad de Géno-va, y uno de los observadores que concürriö á las experien-cias del señor de Gasparín en Valleyres, publicó el ario 1855un folleto de 64 páginas, in. 8.° con el titulo:

Les rabies tournantes, considérées au point de vue de laquestion de ph,ysique générale qui s'y rattacke.

(1) 3.' edición, pág. 262.

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222 SEGUNDA PARTE

Este folleto es muy dificil de encontiar, pero el doctorThury ha reasumido los puntos principales en un anexo ála 3. edición de la obra de Gasparin, impresa en 1888.

Durante los 33 arios (dice) que nos separan del tiempo de laepidemia de las mesas giratorias, y de la primera publicación delconcienzudo libro de' señor Afjénor de Gasparin, no se ha ade-lantado nada respecto al conocimiento de los fenómenos sobre loscuales se esforzó aquél, en llamar la atención de los físicos. Sinembargo, la cuestión está palpitante aún.

Su hora no ha llegado, porque en la ciencia actual no existenhechos que puedan servir de puntos de apoyo para aquellos fenó-menos. Llegará un tiempo en que se construirá el edificio con lasadarajas puestas en 1854.

Treinta arios son un corto espacio; otros descubrimientos hantardado más, en ser desarrollados con toda su plenitud.

Thury pasa enseguida ä la descripción de gran númerode experiencias, entre las cuales solo reproduzco las refe-rentes á movimientos sin contacto.

El señor Figuier se cree autorizado á negar á priori la posibi-lidad del resultado principal de las experiencias de Valleyres. Elmovimiento de los cuerpos inertes sin el contacto de las manos,es en su concepto, una manifiesta imposibilidad.

Pero á nosotros se nos ocurre una pregunta. ¿No es cierto quelos hechos nuevos se muestran siempre con el carácter de unaimposibilidad aparente, y sin que tengan evidente conexión conhechos anteriores? Esta pregunta merece ser meditada por el se-ñor Figuier, que tan impuesto se halla en la historia de lasciencias.

Por otra parte, ignoramos cual es el verdadero criterio quepermite reconocer la imposibilidad de una cosa, y Como la impo-sibilidad no se puede demostrar, es preciso reconocer que soloes un simple prejuicio.

En el caso actual ¿dónde estaria la demostración de la imposi-bilidad de los movimientos sin contacto? Existen fuerzas que mtie-ven los cuerpos ä distancia (lo que no equivale á decir, sin inter-mediarios), tales son la electricidad y el magnetismo. La voluntadque es una fuerza de determinación, actúa sobre algunas partesdel sistema nervioso, sin que se sepa su manera de obrar.

Como consecuencia de la ignorancia en que nos hallamos res-pecto al modo de obrar de la voluntad, nadie puede afirmar laimposibilidad de que dicha fuerza actúe sobre la materia, en de-•

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EXP. DEL C. DE GASPARÍN. - 1854 223

terminadas condiciones. Se podrá objetar que esta acción nopuede comprobarse de una manera cierta, pero ¿estamos autori-zados ä negar la posibilidad de un hecho que no ha podido obser-varse con toda evidencia? Semejante proceder, sería la muerte detodo progreso científico.

Si se afirmára que es posible el movimiento sin contacto, ajenoä toda fuerza, habría razón para considerar imposible el hecho;pero la fatiga que experimentan los operadores cuando producenaquel fenómeno, fatiga que es mucho mayor que la que se producecuando tan solo interviene la acción muscular, es ya una demos-tración de que se exterioriza la energía.- Los nervios y los músculos, que por otra parte no existen en losanimales muy inferiores, representan sencillamente la materiaespecializada, en espectatica de la mejor utilización posible de lafuerza.

Admito que los hechos nuevos deben establecerse del modomás claro que sea posible; y dado el supuesto que en el caso actualno se hubiese llenado aquella condición, estaría justificado unexamen atento, científico é inteligente, pero nunca un lacónicodesdén.

La investigación científica es siempre gradual, y de ahí que elconocimiento perfecto no se alcance en el primer salto.

Las condiciones precisas, necesarias, y suficientes, en que seproduce un fenómeno, tal vez no se sepan hasta llegar al últimoresultado de las investigaciones. No es por consiguiente razonableexigir, bajo el pretexto de determinismo, que todo hecho nuevopueda ser dirigido ä voluntad por el experimentador. Cuando elhecho se produce, se le comprueba y estudia. Si no se tuviera encuenta el resultado de las primeras observaciones, cualquier in-vestigación ulterior seria imposible, y las ciencias de observaciónno existirían.

Es por lo mismo injustificado el reproche que dirige el sefiorFiguier al sefior de Gasparín, por no haber podido reproducir enciertas circunstancias, el fenómeno del movimiento de cuerposinertes sin el contacto de las manos.

Dos factores importantes podían impedir su reproducción; elconocimiento exacto de las condiciones del fenómeno, y la fuerzanecesaria para producirlo.

Pero estos resultados negativos, dejan intactos los hechos po-sitivos anteriormente comprobados.

Mas ¿son realmente ciertos semejantes hechos?Séame permitido consignar solamente tres experiencias, que

me parecen bastante suficientes para establecer el hecho del mo...vimiento de los cuerpos inertes, sin el contacto de las manos.

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224 SEGUNDA PARTE

Las experiencias en que la acción de las manos se ejerce ädistancia, y las de levitación, son muy difíciles de producir. Siem-pre deben estar precedidas de ejercicios preparatorios, en los quese hace intervenir el contacto de las manos sobre la mesa, puestoque así, se desarrolla cierto estado particular, que es una de lascondiciones de aparición del fenómeno. Por otra parte, es indife-rente que la preparación se haga sobre cualquier mesa.

Primera experiencia. —Trípode de 82 centímetros de diámetro,con plataforma poco lisa y sin ruedecitas. Para imprimir á estemueble un movimiento de rotación, es preciso desarrollar sobreuno de sus bordes un esfuerzo de 2 á 3.1:ilógramos•

Reunidas 8 ó 10 personas, sostienen sus manos ä dos ó trescentímetros de la superficie de la mesa. Yo me encargo de vigilarsus movimientos, y el señor Edmundo Boissier, vigila las patas dela mesa y la superficie inferior de la tabla.

No hemos sorprendido ningún contacto de los operadores so-bre la mesa, la cual tan pronto se balanceaba, como daba media,una, y hasta dos vueltas sobre sí misma. Sin embargo; hemosroconocido alguna dificultad en vigilar un número tan crecido deoperadores. Este inconveniente lo hemos zanjado en la siguienteexperiencia.

Seyunda experiencia.—Dos solas personas, la señora de Gas-

parin y la de Doxat, atraen un pequeño trípode sin tocarlo. Colo-cando su manos á dos ó tres centímetros por encima de la mesa,consiguen hacerla girar y balancearse.

Esta experiencia me ha impresionado tanto, que aún despuésde haber transcurrido 33 arios, conservo el recuerdo tan vivo,como el día que la presencié. La duda ya no es posible; el movi-miento de los cuerpos'inertes por efecto de la voluntad humana ysin acción mecánica directa, es un hecho. Y puesto que el hechoexiste,l es posible, ä pesar de cuantas objeciones se hagan a priori.

Tercera experiencia. Se ha extendido una delgada capa deharina sobre la mesa, en estado de reposo. La acción de las manoscolocadas á distancia, ha logrado atraer ei mueble. Inmediatamen-

te se ha inspeccionado la capa de harina, no encontrando en ellael menor vestigio.

Hemos comprobado que el más insignificante contacto, dejahuellas visibles sobre la harina, y que las sacudidas que se impri-men á la mesa durante el curso del experimento, no son bastantespara que aquéllas desaparezcan. Esta tercera experiencia fué pre-

senciada por el Conde de Gasparin, miembro de la Academia deciencias de Paris, y ex-ministro.

En diferentes ocasiones intentó reproducir el fenómeno, ysiempre dió los mismos resultados

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P. DEL C. DE GASPARÍN. - 1854 225

El seilor de Rougemont (Federico), obtuvo semejantes efectos-durante los meses de Mayo y Junio de 1853. En Valentin, locali-dad inmediata á Iverdön, se situaron cinco personas alrededor deuna mesa, formando cadena ã tres cuartos de pulgada sobre lamisma.

El mueble did vueltas, mientras los operadores permartecianinmóciles. Se repitió la experiencia diferentes veces, y siemprefue seguida de éxito.

El seiior de Rougemont era un hombre de gran valía intelec-cual y moral, y una de las mejores glorias de la Suiza, siendo porlo mismo de gran peso sus afirmaciones.

Por otra parte, el autor de estas líneas que jamas Jiu explotadopor ningún concepto la buena fe de nadie, se cree obligado á de-clarar, que es cierto el fenómeno del movimiento sin contacto, yhace esta declaración expontänea, porque reconoce que el primerdeber de un hombre de ciencia, es el de rendir testimonio á laverdad.

15

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CAPITULO Il

Informe de la Sociedad Dialéctica deLondres en 1869

En el mes de Agosto del ario 1855, el doctor Hare Cate-drático de Química en la Universidad de Pensilvania, ma-nifestó al Congreso de la Asociación americana para eladelanto de las ciencias, la manera como se originó unapresión de 18 libras sobre una balanza de resorte, con lacual comunicaba un médium á través del agua.

El dibujo del aparato y su descripción, se encuentran enla obra que el doctor Hare publicó el ario siguiente en New-

York bajo el título Expérimental investigation. Me limito tansolo á citarla, porque en el capítulo III la volveremos á en-contrar perfeccionada por el doctor Crookes.

El ario 1868 y en ocasión de encontrarse en Londres elmédium Home, estudiaron los fenómenos que éste producía,varias eminencias científicas, y en especial, el doctor Crom—

well Fleewod Varley, hoy miembro de la Sociedad real deLondres.

El señor Varley escribió al doctor Tyndall una extensacarta abierta ä propósito de los hechos estudiados, de cuyacarta copio los siguientes párrafos:

Deseoso de corresponder á sus solicitaciones, le haré una bre-ve descripción de los fenómenos físicos que he presenciado endos diferentes ocasiones delante de Dome, así como de las pre-cauciones que tomé para evitar toda superchería.

Algunas personas bien informadas, me hablaron de las mani-festaciones extraordinarias que se producían con el mencionado

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INFORME DE LA S. D. DE LONDRES. — 1869 227

sujeto, y esta fue la causa de haberme decidido ä explorar perso-nalmente la naturaleza de aquellas manifestaciones. . . .

segunda sesión tuvo lugar en mi casa, donde Home jamáshabía estado.

Se produjeron un gran número de fenórnenodsemejantes ä losdescritos. Durante el transcurso de la sesión, el sefior Home.sepuso nervioso, rogándome que le sujetara las manos y diciendo enalta vor: «10111 vuelva usted hacia aträs la mirada.» Enseguida co-locó ambas piernas sobre mí rodilla izquierda, y sus manos que-daron asidas entre las mfas.

Dirigiendo una mirada hacia el sitio designado por Home, vi-mos aproximarse como movida por fuerza invisible, una mesitacon ruedas que al principiar la sesión ocupaba un sitio inmediatoä la ventana.

Un largo sofá capaz para ocho personas, atravesé de parte äparte la habitación en que nos hallältamos reunidos.

El engarzo era imposible Tal vez se oš ocurra preguntarme por qué no he dado antes

cuenta de estos hechos, mas la respuesta es sencilla.Sabeis perfectamente de que manera son acogidos en este

mundo de discordia, los nuevos descubrimientos.He trabajado todo lo que me han permitido las ocasiones, mi

salud, y mis quehaceres, ä fin de investigar la naturaleza de lafuerza que dä lugar ä dichos fenómenos, mas hasta el presente,sólo he podido descubrir, que el manantial de donde parte estafuerzafisica, hay que buscarlo en los sistemas vitales de los con-currentes, y sobre todo del médium.

El día 6 de Eneró de 1869, la Sociedad dialéctica de Lan-dres constituida hacía dos años bajo la presidencia del se-ñor John Lubbock, y compuesta de los principales sabiosingleses, decidió, que «Conforme al artículo VII, procedieseel Consejo al nombramiento de un comité para examinarpretendidos fenómenos espiritas, y redactar un informe res-pecto lt dicha cuestión.

Véase cual fué el informe del Comité.Se flores:«El Comité designado por vosotros para investigar los fenóme-

nos atribuidos ä manifestaciones de espíritus, informa sobre esteasunto lo que sigue:

Vuestro comité ha celebrado 50 sesiones, durante las cualesrecibió pruebas de treinta y tres personas, que describieron los fe-nómenos ocurridos en sus propios experimentos.

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SEGUNDA PARTE

Vuestro comité ha recibido documentos escritos relativos äesos hechos, de treinta y una personas.

Vuestro comité pidió también la asistencia de personas quehan atribuído esos fenómenos ä fraudes 6 engaños.

Por lo mismo, vuestro comité, en tanto que obtenía buen éxi-to.en las pruebas de los fenómenos y de su origen espiritual, casinunca pudo lograr que concurrieran á ellas los partidarios del úl-timo sistema.

Como pareció á vuestro comité ser de la mayor importancia elinvestigar los fenómenos en cuestión, por medio de experimentosy pruebas personales, se dividió en sub-comités para la mejorconsecución del objeto, distribuyéndose de Común acuerdo, enseis fracciones.

Cada uno de estos sub-comités ha enviado informes, de loscuales resulta, que una gran mayoría de los miembros de vuestrocomité, son actualmente testigos de varias clases de fenómenos,«sin ayuda ni presencia de médiums de profesión,» aunque casitodos hayan comenzado sus investigaciones llenos de las más ex-cépticas ideas.

Estos informes, que os adjuntamos. se corroboran en el fondomútuamente, y parecen establecer las siguientes proposiciones:

La Que ocurren sonidos de muy diverso carácter, procedentesen apariencia de los muebles, el piso, y las paredes de las habita-ciones, sin que sean producidos por acción muscular alguna, 6 ar-tificio mecánico; siendo las vibraciones que acompañan ä los soni-dos, muy perceptibles con frecuencia, al tacto.

2.' Que tienen lugar movimientos de cuerpos pesados, sinartificio mecánico de ningún género, ni ejercicio de fuerza muscu-lar alguna de parte de los circunstantes, y á menudo sin contacto

eni proximidad de persona alguna.

3. a Que estos sonidos y movimientos, ocurren frecuentementeen el tiempo y de la manera pedidos por los experimentadores, yque por medio de un sencillo código de señales, responden á laspreguntas, y deletrean comúnicaciones coherentes.

4. Que las respuestas y comunicaciones obtenidas, ofrecenpor lo general un lenguaje corriente; pero ä veces son tan extra-ñas, que solo una de las personas presentes sabe á lo que se re-fieren.

5 • a Que las circunstancias en que estos fenómenos se veri-fican, son invariables, y es de notarse que parece necesaria lapresencia de ciertas personas para su producción, y que la deotras, es generalmente desfavorable; pero esta diferencia, no pare-ce depender de la fe ô de la incredulidad en los fenómenos.

6.a Que ä pesar de esto, no está garantizada la manifestación

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INFORME DE LA S. D. DE LONDR. S. - 1869 229

de los fenómenos por la presencia 6 ausencia de personas deter-minadas.

Las pruebas verbales y escritas recibidas por el comité, nosolamente se refieren ä fenómenos de naturaleza igual ä los ates-tiguados por los sub-comités, sino ä otros de más diverso y extraor-dinario carácter.

Trece testigos afirman haber visto cuerpos pesados (algunasveces hombres), elevarse lentamente en el aire, y permanecer al-gún tiempo en dicha situación, sin utilizar soporte alguno, visible6 palpable.

Catorce testigos aseguran haber visto manos 6 rostros, no per-tenecientes ä sér humano alguno, pero vivientes por su aparien-cia y movilidad, y que ä veces los han tocado 6 rozado, estandoperfectamente seguros de que no eran resultado de imposturasalucinaciones.

Cinco testigos afirman que han sido tocados por algunos agen-tes invisibles en varias partes del cuerpo, y amenudo donde pedían,estando visibles las manos de todos los presentes.

Trece testigos dicen que han oído piezas de música bien toca-das. en . instrumentos que ningún agente visible 6 tangible ma-nejaba

Cinco testigos declaran que han visto carbones incandescentesaplicados ä las manos 6 cabezas de varias personas, sin sufrir és-tas dolor ó quemaduras; y otros tres testifican, que han hechoigual experiencia sobre sí mismos con la propia impunidad.

Ocho testigos certifican que han recibido informes precisos pormedio de golpes, escrituras, ü otras vías de comunicación, sobrehechos desconocidos para todos, inclusos ellos mismos, y que lassubsecuentes averiguaciones confirmaron plenamente.

Un testigo declara haber tenido una información precisa y de-tallada, que resultó enteramente errónea.

Tres testigos aseguran haber estado presentes ä la producciónde unos dibujos al lápiz y con colores, obtenidos en tan cortotiempo y bajo tales condiciones, que haciAn imposible la inter-vención humana.

Seis testigos declaran haber recibido informes sobre aconteci-mientos futuros, y que en muchos casos, la hora y el minuto de suocurrencia fueron predichos con excrupulosa exactitud, días y aúnsemanas antes.

AdernAs de todo lo anterior, se han recibido pruebas de discur-sos en estado de éxtasis, de audiciones, de escrituras automáticas,introducción de flores 6 frutos en aposentos herméticamente cer-rados, voces en el aire, visiones en cristales y vasos, y de la trans-figuración del cuerpo humano.

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230 SEGUNDA PARTE.

Muchos de los testigos han dado su opiniOn respecto del ori-gen de esos fenómenos. Algunos los atribuyen á la intervenciónde seres humanos deser.carnados, otros á la influencia satánico,otros ä causas psicológicas, etc.

La literatura del espiritismo ha merecido también la atenciónde vuestro comité, y adjunta vä una lista de obras, para conoci-miento ó servicio de los que en adelante estudien el asunto.

Al presentar su informe vuestro comité, teniendo en conside-ración el alto carácter y grande inteligencia de muchos de lostestigos presenciales de tan extraordinarios hechos, la circunstan-cia de que sus testimonios son confirmados por los informes delos subcómités, y la ausencia de toda prueba de impostura ó aluci-nación en esos fenómenos; considerando el carácter excepcionalde dichos efectos, el gran número de personas que en todos losrangos de la sociedad, y por todo el orbe civilizado, están más 6menos influidos por una fé viva en su origen extra-humano; y elhecho de que hasta aquí, no ha sido dada oficialmente ningunaexplicación científica, ha creído oportuno afirmar su convicción,de que el asunto, es digno de más seria atención y mas cuidadosasinvestigaciones, que las que hasta hoy se le han consagrado.

Memoria del sub-comité núm. 1

Desde su creación, es decir, desde el 11 de Febrero do 1869,vuestro subcomité ha celebrado cuarenta sesiones, con objeto dehacer experiencias y pruebas rigurosas.

Todas estas reuniones se han verificado en los domicilios pri-vados de los miembros del comité, á fin de excluir toda posibilidadde mecanismo dispuesto con antelación, ó de artificio de cualquierclase que fuese.

El mueblaje de las habitaciones en que se han hecho las expe-riencias, ha sido en cada circunstancia, su mueblaje ordinario.

Las mesas de que itrio hemos servido, han sido siempre mesasde comedor, pesadas, que exigían un esfuerzo considerable paraser puestas en movimiento. La mas pequeña tenía 5 piés, 9 pulga-das de largo, por 4 piés de ancho, y la ,mayor, 9 pies 3 pulgadas delargo, por 4 y med:o piés de ancho; su peso era proporcional.

Las habitaciones, las mesas, y todos los muebles en general, hansido examinados cuidadosamente muchas veces, antes y despuésde las experiencias, para obtener la certeza de que no existía nin-gún artificio, .instrumento, ó cualquier aparato, con cuya ayuda,los sonidos 6 los movimientos más ade'ante mencionados, pudie-sen ser producidos.

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INFORME DE LA S. D. DE LONDRES. - 1869 231

Las experiencias han sido hechas con luz de gas, exceptuandomuy contadas ocasiones, especialmente anotadas en las minutas.

Vuestro comité ha evitado servirse de mediums de profesiónmédiums pagados, siendo el médium, uno de los miembros de vues-tro subcomité, persona que goza de buena posición social, de inte-gridad perfecta, que no tiene objetivo alguno pecuniario, y no po-dría sacar provecho alguno de una superchería

Vuestro comité ha celebrado algunas reuniones sin la presenciade ningún médium (bien entendido, que en esta Memoria, la pala-bra «médium» se emplea sencillamente para designar un individuosin cuya presencia los fenómenos descritos no se verifican, ó seproducen con menos intensidad y frecuencia), para intentar obte-ner por cualquier medio, efectos semejantes á los que se observancuando está presente un médium.

Ningún esfuerzo fué capaz de obtener nada semejante á lasmanifestaciones que tienen lugar en presencia del médium.

Cada una de las pruebas que la inteligencia combinada de losmiembros de vuestro comité podía imaginar, ha sido hecha conpaciencia y perseverancia. Las experiencias han sido dirigidas congran variedad de condiciones, y todo el ingenio posible ha sidopuesto en tortura, para inventar medios que permitiesen á vuestrocomité comprobar sus observaciones, y descartar toda posibilidadde impostura ó de ilusión.

Próximamente los cuatro quintos de los miembros de vuestrosubcomité, han debutado en la via de las investigaciones por el ex-cepticismo mas completo referente á la realidad de los fenómenosanunciados, con la firme creencia de que eran resultado, ya de laimpostura, ya de la ilusión, ya de una acción involuntaria de losmúsculos. Sólo después de irresistible evidencia, en condiciones-que excluían una ú otra hipótesis, y después de experiencias ypruebas rigurosas frecuentemente repetidas, fué cuando los miem-bros de vuestro subcomité, á la larga y a. pesar suyo, quedaronconvencidos de que los fenómenos que se hablan producido du-rante esta prolongada investigación, eran verdaderamente tales.

El resultado de sus experiencias, largo tiempo continuadas ydirigidas con cuidado, ha permitido después de multitud de prue-bas comprobadas bajo todas las formas posibles, establecer las-conclusiones siguientes:

Primera: En ciertas disposiciones de cuerpo ó de espirito en.que se encuentran una 6 muchas personas presentes, se produceuna fuerza suficiente para poner en movimiento objetos pesados,sin el empleo de ningún esfuerzo muscular, sin contacto, ni cone-xión material de ninguna clase, entre dichos objetos, y el cuerpo dealguna persona presente.

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' -73

232 SEGUNDA PARTE

Segunda: Esta fuerza puede hacer producir sonidos que todospueden oir distintamente, á objetos sólidos que no tienen ningúncontacto ni conexión visible ó material con el cuerpo de algunapersona presente; y está demostrado, que dichos sonidos provie-nen de estos objetos, por vibraciones que son perfectamente distin-guidas por el tacto.

Tercera: La fuerza en cuestión, está frecuentemente dirigidacon inteligencia.

Algunos de estos fenómenos se han producido en treinta y cua-tro sesiones, de las cuarenta que vuestro subcomité ha celebrado..La descripción de una de estas experiencias, y la manera cómo hasido dirigida, demostrarán mejor el cuidado y la circunspeccióncon que se han realizado las investigaciones.

Mientras que había contacto ó posibilidad de contacto por lasmanos 45 por los piés, 6 siquiera por los vestidos de una de las per-sonas que estaban en la habitación, con el objeto puesto en movi-miento, ó dando sonidos, no se podía estar perfectamente seguro-de que estos movimientos 6 sonidos, no eran producidos por la pe>sona puesta en contacto. La experiencia siguiente, fué pues, in-tentada:

En una ocasión en que once miembros de vuestro subcomité,estaban sentados desde hacía cuarenta minutos alrededor de unade las mesas de comedor descritas precedentemente, y cuando yase habían producido movimientos y sonidos varios, volvieron (conel objeto de hacer la investigación más rigurosa) los respaldos de-las sillas hacia la mesa, ä nueve pulgadas próximamente de ésta;después se arrodillaron sobre las sillas, colocando sus brazos so-bre el respaldo de éstas.

En esta posición, sus pies estaban necesariamente vueltos ha-cia atrás, lejos de la mesa, y, por consiguiente, ni podían colocar-se debajo, ni tocar el suelo. Las manos de todos, estaban extendidas.por encima de la mesa ä unas cuatro pulgadas de su superficie..Ningún contacto con parte alguna de la mesa podía realizarse sil}ser apercibido.

En menos de un minuto, la mesa, sin haber sido tocada, sedes-plazó cuatro veces; la primera vez, unas cinco pulgadas por un lado;.después, doce pulgadas por el costado opues t.o; luego. de igual ma-nera y respectivamente, cuatro y seis pulgadas.

Las manos de todas las personas presentes, se colocaron des-pués sobre los respaldos de las sillas, ä un pié cerca de la mesa,que fué puesta en movimiento como anteriormente, cinco veces,.con desplazamientos que variaron, entre cuatro y seis pulgadas.

En fin, todas las sillas fueron separadas de la mesa á la distan-cia de doce pulgadas, y cada uno se arrodilló sobre su silla como.

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INFORME DE LA S. D. DE LONDIUS. - 1869 233 -

anteriormente, pero esta vez, teniendo las manos a. la espalda, ypor consiguiente, el cuerpo estaba situado próximamente á diez yocho pulgadas de la mesa, encontrándose el respaldo de la silla,entre el experimentador, y la mesa. Esta se desplazó cuatro vecesen direcciones variadas.

Durante esta experiencia decisiva, y en menos de media hora,la mesa se movió trece veces, sin contacto ti posibilidad de contac-to con alguna persona presente, habiendo tenido lugar los mo-vimientos, en direcciones diferentes, y algunos de éstos, respon-diendo á la petición de diversos miembros de vuestro comité.

La mesa ha sido examinada con cuidado, vuelta en todos senti-dos, y escrutada pieza por pieza; pero nada se ha descubierto quepueda explicar los fenómenos. La experiencia se ha hecho en ple-na luz de gas, colgada encima de la mesa.

En resümen; vuestro subcomité ha sido testigo más de cin •

cuenta veces, de movimientos semejantes sin contacto, en ocho tar-des diferentes, en las casas de los miembros de vuestro subcomi-té, y cada vez, se ha apelado á las pruebas mas rigurosas.

En todas estas experiencias, se ha descartado completamentela hipótesis de un movimiento mecánico ü otro cualquiera, por elhecho de que los movimientos, han tenido lugar en muchas direc-ciones, tan pronto hacia un lado, como á otro, ya remontando ha-cia lo alto de la sala, ya descendiendo; movimientos que habríanexigido la cooperación de grao número de manos r de pies, y quoen razón de su volúmen considerable, y de la pesadez de las me-sas, no hubieran podido producirse sin el empleo visible de un es.fuerzo muscular.

Cada mano y cada pié, estaban perfectamente á la vista, y nin-guno hubiera podido estremecerse sin que inmediatamente hu-biera sido percibido.

La ilusión ha sido descartada. Los movimientos han tenido lu-gar en diferentes direcciones, y todas las personas presentes hansido testigos simultáneamente. Es asunto de medida y no de opi-nión ó de imaginación.

Estos movimientos se han reproducido tantas veces, en condi-ciones tau diversas y numerosas, con tantas garantías contra elerror 6 la superchería,. y con resultados tan variables, que losmiembros de vuestro subcomité, que habían comenzado estas ex-periencias después de haber sido en su mayoría, anteriormenteescépticos, al final de sus investigaciones han quedado convenci-dos, de que existe una fuerza capaz de mover cuerpos pesados, sincontacto materialdnerza que depende, de modo desconocido, de lapresencia de seres humanos.

Vuestro subcomité no ha podido obtener colectivamente nin-

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234 SEGUNDA PARTE

guna certidumbre relativa á la naturaleza y origen de esta fuerza,sino que sencillamente ha adquirido la prueba del hecho de suexistencia.

Vuestro subcomité opina, que no tiene fundamento alguno lacreencia popular que pretende, que la presencia de personas es-cépticas, contraría la producción 6 la acción de esa fuerza.

En resúmen: vuestro subcomité expresa unánimemente la opi-nión de que la existencia de un hecho físico importante, queda asídemostrada, á saber: que pueden producirse movimientos encuerpos sólidos, sin contacto material, por una fuerza desconoci-da hasta el presente, actuando ä distancia indeterminada del or-ganismo humano, y completamente independiente de la acciónmuscular. fuerza que debe someterse á un examen científico másprofundo, con objeto de descubrir su verdadero origen, su natu-raleza y su potencia.»

Informe del segundo sub-comité

Este informe comprende 41 párrafos, de los que reproducire-mos lo más esencial.

Tuvieron lugar las sesiones en casa de los señores A... y B...miembros de la Sociedad dialéctica, agregándose al Comité, lasseñoras de los individuos que componían aquél, y el hermano deuno de los miembros.

La luz del gas fue siempre suficiente, permitiendo leer y es-cribir con facilidad. Se obtuvieron movimientos y golpes en lamesa, á partir do la primera sesión. La mesa oscilaba, se elevaba,y daba golpes en el suelo con una de sus patas.

Mientras la mesa se movía, levantamos las manos en alto paraevitar todo contacto, y á pesar de ello, la mesa continuó mo-viéndose.

Después de transcurrir algunas sesiones, cesaron los movi-mientos de la mesa, siendo reemplazados por golpes, que tanpronto partían de la mesa, como de las paredes, del techo, 6 delsuelo. Alguna vez se produjeron en sitios designados de antema-no por nosotros. Tenían un sonido especial, pareciendo que seproducían en el interior de la materia, y en alguna ocasión, teníansemejanza con una detonación.

Una vez ensayamos de golpear ritmicamente sobre la mesa,solicitando que se imitaran nuestros golpes, siendo atendida nues-tra demanda con la mayor exactitud.

Estos fenómenos creemos que tienen por base una inteligen-cia, y la prueba de ello existe en las contestaciones pertinentes é

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-INFORME DE LA S. D. DE LONDRES. - 1869 233

inesperadas, y aún en las comunicaciones originales que se noshan dado.

El alfabeto de que nos valíamos era convencional, y cada letrase significaba por un número determinado de golpes. Tres golpessignificaban «sí» dos golpes «dudoso» un solo golpe «no». Algunavez cambiamos expresamente estas convenciones sin salir per-judicadas por esto läs respuestas. De esta manera conseguimos(según parece) establecer comunicación con varios espíritusinteligencias, algunas de las cuales, manifiestan haber estadorelacionados con vínculos de parentesco con alguno de los reu-nidos.

Cada titulado espíritu, demostraba una individualidad distinta,tenla su manera de golpear, ya delicada, ya fuerte ó con decisión,cual si quisiera expresar de esta manera el estado de su ánimo.

Cuando ensayábamos de terminar las frases que habían sidoempezadas con el alfabeto tiptológico, se de isechaban con bastantefrecuencia nuestras explicaciones, sustituyéndolas la mesa conpalabras más adecuadas 6 de significación muy distinta.

La introducción de una persona extraña mientras se desarro-llaban los fenómenos, en nada perjudicaba las manifestaciones, yesta persona no sujestionada, veía, lo que veíamos nosotros.

En cierta ocasión, tratábamos de los golpes que se produjeronsobre un piano en una sesión que asistió la señora Marshall, y dereper.te, en medio de la conversación, oímos producirse varios so-nidos en un piano inmediato, sin que ninguna persona se hallasepróxima al instrumento. Los sonidos se repitieron dos 6 tres ve-ces con bastante intensidad. Examinamos el piano por dentro ypor fuera, y riada encontrarnos en él de particular. Esta manifes-tación no se repitió por segunda vez.

. En otra ocasión nos hallábamos tomando un refresco despuésde terminar las experiencias, y de pronto, se oyeron fuertes y re-petidos golpes en diversos puntos de la habitación.

Interrogadas las «supuestas» inteligencias, contestaron; queaquellos golpes, eran producidos por los espíritus que se acaba-ban de comunicar, los cuales evidenciaban de este modo su buenhumor. Uno de los concurrentes bebió ä la salud de los invisibles,y éstos contestaron batiendo palmas en el aire, indicando su deseode fraternizar.

No hemos conseguido descubrir las condiciones que resultanfavorables á la producción de los fenómenos. Todo lo que pode-mos decir es, que el desarrollo de los fenómenos, es favorecido,a) por la regularidad en la manera de dirigir las sesiones, b) poruna conversación tranquila y sostenida, c) por la calma que reineen la casa donde se celebre la sesión, d) por una luz débil.

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236 SEGUNDA PARTE

A pesar de lo dicho, se realizaron sorprendentes manifestacio-nes sin concurrir las condiciones precitadas.

Hemos observado que en la obscuridad completa, las experien-cias no 1/an tenido mejor éxito que en plena luz del día; que hasido indispensable la presencia de dos sefioras en la reunión, y porúltimo, que cuantas veces nos liemos conformado con las iiidica-ciones de los supuestos espíritus, han sido . más sorprendentes lasmanifestaciones. (1)

(1) No quedaría tranquila mi conciencia si dejase de referiralgunos fenómenos que he presenciado. y que pueden clasiticarse•entre los más colosales que han tenido lugar dentro el género deobservaciones que se mencionan en este libro.

Afronto con la mayor tranquilidad las críticas que puedan ha-cérseme, y me someto gustoso al tribunal de la opinión, ä pesarde correr gran riesgo en no sei'comprelidido, pues la ignoranciaen que nos hallamos acerca de las leyes que presiden al desarrollode ciertos fenómenos, me colocan en la situación del exploradorque se ha internado en las profundidades del mar, y ha contem-plado misteriosas escenas que no puede explicar con las nocionesque posee.

La historia de los hechos á que aludo, es la siguiente:Después de algunos meses de experiencias con el médium J. y

haber éste demostrado con múltiples manifestaciones, que su po-der medianimico se extendía lo mismo ä la comunicación inteli-gente, que al desarrollo de fenómenos de orden físico, el gulainvisible de las sesiones nos anunció, que deseaba darnos unaprueba evidente del poder que dimana del mundo espiritual, ácuyo efecto, anulará la fuerza expansiva de la pólvora. Nos acon-seja construyamos en sitio apartado de la Ciudad, algún barreno,y prácticamente se harán las demostraciones.

Provistos de un paquete de pólvora que se adquirió en la acre-ditada casa Tarruella y Berch, nos dirigimos ä la vecina poblaciónde Moncada, y al llegar allí, elegimos como laboratorio de expe-riencias, la cima del montículo en donde \liben las ruinas del quefué castillo de la noble familia que d'i nombre á esta población. Elgrupo de observadores To constituían cinco personas. Todos está-bamos dispuestos ä trabajar y estudiar de buena té, aunque some-tiendo las experiencias ä la más rigurosa investigación. Hablandocon franiueza, diré; que considerabamos bastante dificil que elguía invisible saliese airoso en su promesa.

Primeramente se constru y eron sobre dura roca. dos barrenosde treinta centímetros de profundidad por dos de diámetro, diri-gidos por persona entendida en esta clase de trabajos. La cargade cada uno de dichos barrenos consistió, en seis centlmetros cú-bicos de pólvora perfectamente atacada con el polvo procedentedel hoyo. Encendimos la mecha, y nos retiramos á la distancia deunos veinte pasos. Al breve rato se dejó oir una trepidación sorda,indicio de y ue la sustancia explosiva se había inflamado.

Nos dirigimos al sirio de las experiencias, quedando sorpren-didos al ver que la explosión no habla arrancado la menor piedra,ni resquebrajado la roca, ni el terreno inmediato.

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INFORME DE LA S. D. DE LONDRES. - 1869 237

Nada liemos visto que tenga analogía con los fenómenos elec-tro-biológicos ú mesméricos.

Asi, el deseo de que se produzca un fenómeno, es más perju-dicial que útil á su producción, y las mejores sesiones, son lasque debutan por fenómenos inmediatos ó casi inmediatos.

Nuestra facultad de observar y juzgar no se ha perturbado unsolo instante, puesto que los recuerdos que hemos conservado delas sesiones, concuerdan con las notas tomadas en el momento derealizarse un hecho, y además, están aseveradas por testigos ex-trarlos.

Seguidamente construimos un nuevo barreno, cargándolo conocho centímetros cúbicos de pólvora, y esta vez, la detonación fue-como de un disparo de Lscopeta, sin arrancar piedra alguna niagrietar el terreno limítrofe.

Por comunicación escrita que nos diö el invisible valiéndosedel médium, dijo, que ya teníamos realizada la promesa, faltandoúnicamente comprobar, si la pólvora era excelente, y los barre-nos estaban bien fabricados, á cuy" fin nos invita ä cargar denuevo el segúndo hoyo, participándonos, que esta vez, se realizaráuna explosión Armal. Efectivamente; a los pocos segundos de ha-ber encendido la mecha, percibimos una intensa detonación acom-paliada de un levantamiento de cascotes de piedra y considerablemasa de tierra, que fueron proyectados á más de tres metros sobreel nivel del suelo. Reconocido el terreno debidamente, encontra-mos varias grietas esquirlas, y muchas piedras arrancadas.

Estas experiencias tuvieron lugar el (hit 10 de Mayo de 1893 älas tres de la tarde.

Un sentimiento de curiosidad nos impulsé á preguntar si tam-bién surtirían efecto estas experiencias utilizande la dinamita,contestando el guía, que de igual manera aniquilarían la dinamita,que la melinita

Puestos de acuerdo, me dirigí á la casa Tarruella y Berch, yadquirí dos paquetes de dinamita, de la que se emplea en las can-teras.

Allí mismo compré los indispensables pistones y mecha.Reunido de nuevo el grupo en Moncada el dia 17 Mayo 1893,

construimos un hoyo de cuarenta y cinco centímetros de profun-didad por dos de diámetro, empleando en la carga ciento veintegramos de dinamita. A los breves seguridos de encender la me-cha, se produjo una pequefia detonación semejante ä la de un dis-paro de fusil, pero el agujero en que se depositó la carga, así comoel terreno inmediato, estaban intactos.

Se prepara un nuevo barreno en idénticas condiciones, y suce-de lo mismo de antes.

No habla para qué insistir ante pruebas tan convincentes, sopena de declararse imbécil de solemnidad.

Termino haciendo constar, que el químico invisible nos parti-cipó que podían haber evitado la pequefia detonación, pero que nolo hicieron, porque así anunciaban la conclusión del experimento.—V. MELCIOR.

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238 SEGUNDA PARTE

Sea la que fuere la fuerza manifestada, ea notorio, que estafuerza, tiene tendencia á economizarse.

Eii resümen:a) Sería dificil obtener una repetición de los mismos hechos

empezando por la primera sesión.b) Las comunicaciones estaban hechas en términos concisos,

no empleando en ellas palabras supérfluas:c) Con dificultad e produjo un golpe inútil. Todos tenían un

objeto determinado, ó expresaban comunicaciones originales, 6

contestaban á preguntas.La salud, el tiempo, y la temperatura, no han ejercido ninguna

influencia.

Informe del sub-comité tercero (1)

Las personas que se unieron á nosotros, salvo en un solo caso,las conocéis muy bien; por consiguiente, no podemos dudar de laprovidad y buena fé de los asistentes... Nos hemos concretado äestablecer una comparación, entre la fuerza de origen desconocidoque se necesita para producir los movimientos, y la fuerza mus-

co,nsciente que se ha de desarrollar para obtener idénticosresultados...—

Después de algunas experiencias realizadas con la mayor aten-ción, liemos comprobado, que para lograr que la mesa más peque-fía (2) llegue á inclinase en la dirección más favorable, 6 sea for-mando con las patas un ángulo de 900, precisa desarrollar unafuerza de 21 libras y inedia. Aún así, es de todo punto indispen-sable que exista algo que sujete las patas, pues de otro modo, lamesa resbalará facilmente.

Aunque el ángulo formado, sea de 45°, todavía existirá mástendencia ä resbalar, que ä inclinarse y volcar, y en el supuestode que se desee obtener el último efecto, deberá ejercerse unapresión de 43 libras y media, sin que el ángulo que forme la mesa,rebase los 300 .

Un hombre dotado de una fuerza ordinaria y que tenga sus

(1) Este sub-comité no pudo celebrar más que 10 sesiones.Sus resultados no fueron tan importantes como en las preceden-tes. Sin embargo, algunas de las circunstancias que en ellas con-currieron, han sido estudiadas ccln gran cuidado Nos limitamosá dar un extracto del informe.

(2) Sus dimensiones son: 3 piés, 9 pulgadas y media de longi-tud; 2 pies de ancho; pesa de 50 ä 60 libras; es de roble, y descansasobre cuatro patas desprovistas de ruedas.

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INFORME DE LA S. D. DE LONDRES. - 1869 239

manos aplicadas sobre la mesa, podrá dar impulso ä dicho mueblehaciéndolo deslizar sobre el pavimento; pero desde el instante quetrate de imprimirle un movimiento de atracción, ya no le será tanfácil conseguir su propósito, y la dificultad irá en aumento, si sepropone hacer mover la mesa de derecha á izquierda. y en sentidolongitudinal. Si coloca sus-manos en un extremo de la mesa, tam-poco conseguirá que se levante por la extremidad opuesta. Doshombres podrán lograrlo, pero su acción quedara paralizada des-de el momento que en el extremo contrario se haga una ligerapresión con la mano.

Cuando los lados de la mesa están ocupados por tres personassegún venia ocurriendo en las sesiones, entonces existirá un im-pedimento considerable para lograr que la mesa .se mueva, y paravencerlo, será preciso verificar un esfuerzo extraordinario y vi-sible.

Y no obstante; mientras tenían lugar las sesiones, se meneabala mesa en todos sentidos, y tan pronto el movimiento era dulce yregular, como precipitado y brusco. Algunas veces los movimien-tos se producen con tanta facilidad, que parecen indicar la existen-cia de mucha fuerza latente. Otras al contrario, apenas eran per-ceptibles. Al producirse los movimientos, se dejaba oir alguna vezun ruido especial como si las patas de la mesa rozaran y se des-prendieran del suelo. Los concurrentes supusieron que semejanteruido era debido ä una presión inconsciente que desarrollaban losmódiums, pero más tarde comprobamos, que si al apoyar nuestrasmanos sobre la mesa ejercíamos presión hacia abajo, el muebleresbalaba sin ruido, y se producía este, cuando la mesa iba ä larastra con movimiento agitado. Esto nos demostró, que las fuerzasen acción, deben aplicárse para levantar y conducir la mesa haciadelante; en tanto que las fuerzas que podían proceder de los mús-culos de los mÓdiums, no podían ser dirigidas más que hacia abajoy adelante.

La más grande manifestación de fuerza que se produjo por me-dio de la mesa, tuvo lugar un dia en que estaban sentadas tres personas ä su derredor, según indica la figura siguiente:

Caballero (3)Señora (1)

Señora (2)

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240 SEGUNDA PARTE

El señor Myers se sentó enfrente de la. Señora (2) sin tocar äla mesa, y con el exclusivo obieto de observar lo que pudiera ocu-rrir.

Los movimientos de báscula producidos por el mueble, fueronmuy violentos, y la calda era de tal modo brusca, que el pavimen-to se extremecia intensamente, percibiéndose el ruido en toda lacasa y aun fuera de ella.

La sesión del dia 8 de Abril fue muy notable. La mesa de expe-riencias pesaba más de 90 libras, no siendo fácil evaluar con exac-titud el esfuerzo necesario para producir el rápido movimiento derotación de que fue animada. Si por medio de la fuerza muscularse hubiese tratado de volcar la mesa, no s e. habría conseguido sindesarrollar un considerable esfuerzo, pero tratándose de situar lamesa en equilibrio, apoyándola Con uno de sus bordes (como en lasesión se realizó dos veces) sin resbalar en el pavimento, la fuerzadesplegada para lograr este efecto, no bajarla de 85 libras. Aplica-da con precaución la fuerza en el ángulo derecho, para evitar eldeslizamiento, solamente habría tenido que desarrollarse en can-tidad de 42 libras.

En la experiencia de imitación del fenómeno, encontramos serprecisa, además de la fuerza para levantar, una gran atención yfuerza considerable para guardar el equilibrio sobre un punto delborde de la mesa, á fin de que esta no resbale ú se derriba.

Durante la sesión, y ä pesar de los variados movimientos delmueble, se mantuvo este en perfecto estado de equilibrio. Ningu-no de los concurrentes cree haber contribuido con Aus fuerzas ásemejantes manifestaciones, habiéndose limitado á tener aplicadasligeramente sus manos sobre el mueble.

Creemos así mismo haber comprobado, que la fuerza que ac-túa en estas experiencias, está dirigida por una inteligencia.

La presencia de ciertas personas fue necesaria, particularmen-te la de dos amigos nuestros.

Los informes de los comités 4.°, 5." y 6.° nada ofrecen deinteresante. El médium Home se puso enfermo, y los fenó-menos resultaban débiles 6 incompletos.

Después de haber publicado estos informes, las personasque tomaron parte en las experiencias manifestaron parti-cularmente y por escrito sus impresiones. Así el . doctorAugusto de Morgän, Presidente de la Sociedad matemäticade Londres y secretario de la Real Sociedad Astronómica,decía en un libro titulado. From master of

«Estay perfectamente convencido de cuanto he visto y

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INFORME DE LA S. D. DE LONDRES. - 1869 241

.oído. La duda seria imposible. Los espiritualistas se hallanen el camino que conduce al progreso de las ciencias fisi-eas; los contrarios, son los representantes de aquellos que hanpuesto trabas 4 todo adelanto.»

16

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CAPITULO III

Las' experiencias del Dr. Crookes

Son tan conocidos los experimentos del doctor Crookessobre lo que el ha denominado fuerza psiquica, que melimitaré ä hacer una simple mención de ellos (I).

I—ALTERACIÓN DE PESO EN LOS CUERPOS.

En diversas ocasiones había sido solicitado el eminentequímico para que estudiara los fenómenos atribuidos A al-gunas personas que residían accidentalmente en Londres.En el mes de Julio del año 1870, contestó á tales demandaspor medio de un artículo que se insertó en el Quaterl y jour-nal of seience (2), y del que voy ä copiar algunos párrafosque demuestran la desconfianza que le merecían esta clasede estudios:

He leido la relación de un gran número de observaciones, ypor lo que se desprende de su contenido, deduzco, que existenpocos ejemplos de reuniones en que se hayan sometido los fenó-menos lt una comprobación inteligente lt imparcial (3).

(1) El lector que desee conocer en detalle dichos estudios,puede consultar el libro «Recherches sur les phénomenes du spiri-tualisme» por William Croolics. J. R. S. miembro de la SociedadReal de Londres.—París, libia tríe des Sciences psycholeiques,14, rue du Sommerard.

(2) Vol. 7. pág. 316.—Julio de 1870.(3) En esta época no se habían publicado aun las experiencias

de la Sociedad dialéctica de Londres.

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EXP. DEL DR. CROOKES 243

Las únicas experiencias bien justificadas y de que yo tengo no-ticia, han sido intentadas por el conde de Gasparín, quien apesarde admitir la realidad de los fenómenos, llegó a la conclusión deque no eran debidos á causas sobrenaturales.

«El espiritualista habla de cuerpos que pesan 50 ó 100 libras,que son levantados en el aire sin la intervención de fuerza cono-cida; pero el sabio químico está acostumbrado á usar una balanzasensible A un peso tan pequerio, que se necesitarían diez mil comoél para hacer un grano. Está pues en razón al pedir que ese po-der, que se dice guiado por una inteligencia que eleva hasta el te-cho un cuerpo pesado, haga mover en determinadas condicionessu balanza tan delicadamente equilibrada.

»El espiritualista habla de habitaciones y de casas sacudidas,hasta el punto de producir desperfectos, por un poder sobrehuma-no. El hombre de ciencia pide sencillamente que un péndulo, co-locado bajo una campana de vidrio y descansando sobre una sóli-da mamposteria, sea puesto en vibración.

»El espiritualista habla de pesados muebles que se trasladan deuna habitación A otra sin la acción del hombre. Pero el sabio haconstruido instrumentos que dividirán una pulgada en un millónde partes, y tiene fundamento para dudar de la exactitud de las ob-servaciones efectuadas, si la misma fuerza, es impotente para ha-cer mover en un simple grado, el indicador de su instrumento.

»El espiritualista habla de flores humedecidas por fresco rocío,de frutos y también de seres vivientes aportados á través de sóli-dos muros de ladrillo. El investigador científico pide naturalmen-te que un peso adicional (aunque sólo fuese la milésima parte deun grano) sea depositado en uno de los platillos de su balanzacuando la caja esté cerrada con llave; y el químico pide, que se in-troduzca la milésima parte de un grano de arsénico á través de lasparedes de un tubo de vidrio, en el que esté herméticamente en-cerrada agua pura.

»El espiritualista habla de manifestaciones de una potenciaequivalente á millares de libras, y que se producen sin causa co-nocida. El hombre de ciencia que cree firmemente en la conser-vación de la fuerza, y que piensa que jamás se produce sin unagotamiento de algo que la reemplaza, pide que dichas manifesta-ciones se produzcan en su laboratorio, donde podrá pesarlas, me-dirlas, y someterlasá sus propios ensayos.

Fundado en las razones antedichas, voy A principiar mis tra-bajos de investigación, cuya idea me ha sido sujerida por algunoshombres eminentes que ejercen marcada influencia en el movi-miento intelectual de su país.

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244 SEGUNDA PARTE

Antes de disponer de instrumentos especiales, quiso eldoctor Crookes ponerse en relacióh con cierto número desujetos, y asegurarse de la naturaleza y realidad de los fe-nómenos que iba ä estudiar.

He visto, (1) (dice) en cinco diferentes ocasiones, ser influen-ciados varios objetos cuyo peso era de 25 á 100 libras, y deseandoestablecer de modo inconcuso si el fenómeno era debido á un he-cho fleje°, 6 á influencia de la imaginación, le sometí por dos veces

la prueba de una balanza. La primera vez probé sucesivamentecon pesos de 36, 48, y 46 libras, y en cada ensayo aumentó el pesoocho libras.

Quince días más tarde, y en presencia de nuevos observadores,se hicieron tres experiencias sucesivas con pesos de 23, 43, y 27libras, y cada vez el aumento de peso fué de ocho libras. Para rea-lizar estos experimentos me procuré un instrumento de granexactitud, evitando con el mayor cuidado todos los incidentes quepudieran enmastarar la verdad.

Durante los dos años que el sabio inglés dedicó á estaclase de estudios, se ha relacionado con nueve ó diez per-sonas dotadas de lo que él denomina poder psíquico, com-prendiendo en dicho número al médium Home, y á la señoraX... con quienes ejecutó en su laboratorio las experienciasde que vamos á hacer mención.

PRIMERA DISPOSICIÓN

El aparato destinado it experimentar la alteración de pesode un cuerpo, consistía en una tabla caoba de O"' 90 de lon-gitud, por 0' 24 de ancho, y dos centímetros y medio degrueso. (Fig.

A cada extremo de la tabla existía un listón de la mismamadera, de cuatro centímetros de largo, y formando pié.Uno de los extremos de la tabla descansaba sobre una mesamuy sólida, en tanto que el otro extremo, se hallaba en re-lación con un dinamömetro de resorte suspendido en untrípode. Dicho dinamömetro estaba provisto de un indice re-gistrador-automotor que señalaba el máximum de peso ano-

(1) Recherches sur les phénoménes du spiritualisme, pág. 37.

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B1.

Flg 1

A

Fig. 1.'

"ffli»121111111~, ,./230/

EXP. DEL DR. CROOKES 245

tado por el fiel. (Fig. 2.). Cuando el aparato estaba bienajustado, el indice de la balanza sefialaba tres libras in-glesas.

En presencia del doctor Crookes, de su hermano, delayudante de química, y de los doctores Williammiembro de la Sociedad real de Londres, y Sergeant CoxDoctor en derecho, se sentó el médium en una silla, y apli-có ligeramente la punta de sus dedos en A, ó sea en el ex-tremo de la tabla de caoba opuesta al dinamómetro; räpida-mente el fiel descendió en presencia de los observadores,

Fi g. 2

volviendo ä ascender ä los pocos segundos. Este movimientose repitió varias veces como obedeciendo ä sucesivas ema-

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246 SEGUNDA PARTE

naciones de fue'rza psíquica, y se percibió con claridad elmovimiento de oscilación de la extremidad B, de la tabla,correspondiente al dinamómetro.

En seguida colocó el médium en A, una campanilla yuna caja de cerillas ordinaria, aplicando log dedos encima,para demostrar que no ejercía ninguna presión. Al breverato, indicó el dinamómetro que la presión habla sufrido unaumento de seis libras.

El doctor Crookes quiso entonces probar si era posibleProducir un efecto análogo al que se acababa de obtener,ejerciendo una intensa presión en el sitio que el médiumaplicó sus dedos, y It este propósito, subió sobre la mesa, yapoyó uno de sus piés en la extremidad de la tabla. El doc-tor Huggins, encargado de vigilar el índice del instrumento,manifestó que la gravitación del cuerpo del doctor Crookessobre la tabla (cuyo peso era de 140 libras), hacía descenderel índice tan solo una libra y media, ó dos, y aún para lograr .este resultado, era preciso que diese una sacudida.

SEGUNDA DISPOSICIÓN

El doctor Crookes quiso comprobar con mas rigurosidadel fenómeno, y á este efecto, tomó una tabla de caoba A, B,semejante á la del precedente aparato, aunque desprovistade los listones situados en ambas puntas. Cerca de la extre-midad A, fijó un apéndice F, cortado, de modo que venía

, desempeñar la función de un cuchillo de balanza, descan-sando sobre sólido sustentáculo H, G:, (Fig. 3.). La extremi-dad B. pendía de un dinamúmetro, cuyo índice móvil ter-minaba en punta afilada, trazando ésta sobre un cristalahumado, las variaciones de presión del instrumento. Dichocristal venía á situarse horizontalmente delante del dina-mómetro, bajo la acción de un mecanismo de relojería.

Cuando ese mecanismo se pone en marcha, prodúceseen la placa de cristal una raya blanca, perfectamente hori-zontal.

Si el movimiento se detiene y se colocan pesos en laextremidad de la tabla, se producirá una línea vertical, cuyalongitud dependerá del peso que en ella se aplique. Si en elmomento que el mecanismo de relojería arrastra la placa,

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EXP. DEL DR. CROOKES 247

sufre alguna variante la tensión de la balanza, quedará tra-zada en el cristal una linea curva; que permitirá calcular latensión en gramos.

• Fig.

En la extremidad A, se colocó (Fig. 4?) un gran barreñolleno de agua E, de modo que su centro de gravedad estabasituado en el plano vertical que pasa por la arista del cuchi-

Fig 4.

lbo F. En dicho barreño se introdujo un recipiente de cobreN, de forma hemisférica, agujereado en su fondo, y unido

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'

248 SEGUNDA PARTE

á un soporte inmóvil, por medio de un brazo rígido M. Entrelos bordes del barreño y el recipiente de cobre, había un -espacio de cinco centímetros por lo menos.

Tales disposiciones tenían por objeto, evitar que el mé-dium pudiera ejercer influencia mecánica sobre el dinamó-metro, al sumergir la mano en el recipiente de cobre.

Dispuesto de este modo el aparato, fué introducido Home-en la habitación, y una vez allí, le rogamos que sumergierauna mano en el• recipiente N. Mientras el médium llevabaä la práctica nuestro ruego, mantuvimos sujeta la otra ma-no y los piés, y en el preciso momento que dijo sentir quese le escapaba una influencia de su mano, el doctor Croo-kes puso en marcha el aparato de relojería, y casi instantá-neamente, se viö oscilar la extremidad (le la tabla, y elindice del dinamömetro trazó sobre la placa de cristal lacurva siguiente. (Fig. 5.).

Fig

TERCERA DISPOSICIÓN

Habiéndose demostrado que el contacto por medio detagua resultaba tan eficaz como el Contacto directo, quiso eldoctor Crookes probar, si la fuerza en cuestión, era capaz deejercer influencia en el dinamómetro, ya sea tocando unode los objetos que forma parte del aparato, ó bien colocán-dose el médium en su proximidad.

Se conservó la disposición precedente, suprimiendo elbarreño y el recipiente de cobre.

Home aplicó sus manos sobre el soporte fijo, á unos diez.centímetros del aparato móvil. Uno de los concurrentes seencargó de sujetarle las manos, y de apoyar uno de sus pié&sobre ambos piés del médium.

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en

10

EXP. DEL DR. CROOKES 249

Al poco rato, quede) trazada sobre la placa, la curva de lafigura 62.

. lo 10

6.•

En cierta ocasión que Home se encontraba mejor dis-puesto que de Costumbre, se colocó á la distancia de trespiés del aparato, teniendo sólidamente sujetas las manos ypies.

Tan pronto como el médium dió la señal, puse el meca-nismo en marcha, y rápidamente descendió la extremidadde la tabla, remontando enseguida de un modo irregular

'como_ lo demuestra la figura V.

Fig. I.'

Las curvas de las figuras 5', 6", y 7, están ligeramentereducidas; la escala vertical que las acompaña, representala tensión en granos; (1) y la escala horizontal, el tiempo ensegundos.

Según puede verse, las tensiones máximas han sido res-pectivamente en cada experiencia, de 5,500 granos (33 gra-mos), 9,000 granos (58 gramos) y 10,000 granos (64 gramos).

(1) Cada división corresponde á mil granos, es decir, á 6 gra-mos 4 decfgramos.

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250

SEGUNDA PARTE

CUARTA DISPOSICIÓN

Convencido el doctor Crookes que la fuerza psíquica existemás 6 menos desarrollada en todos los sujetos, imaginó unaparato mucho más sensible, á fin de comprobar sus mani-festaciones.

Fig. 8..—E1 sparato visto de frente.

Fig. S. —Plano del mismo.

El aparato se componía de un aro de madera, dentro delcual estaba colocado un delgado trozo de pergamino suma-mente tenso (Fig. 8.' A.). Una ligera palanca B, C, perfec-tamente equilibrada, daba vueltas en D, alrededor de un ejehorizontal.

En el punto B. había un indicador vertical en forma desaetilla de reloj, tocando a la membrana A; en .el punto C.

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EXP. DEL DR. CROOKES 2Mexistía otro indicador formando relieve, y en contacto conuna lámina de cristal ahumado. Este cristal es llevado pa-ralelamente hacia el plano vertical, por medio de un meca-nismo de relojería K. En la parte superior del aro se prac-ticaron algunos agujeros, con objeto de que el aire pudiesecircular libremente por la parte inferior de la membrana.

Algunas personas verificaron experiencias prévias, lasque permitieron comprobar, que los choques impresos en elsoporte fijo, no se comunicaban ti la palanca, y las líneastrazadas por el indicador, eran rectas á pesar de golpear elpavimento con el pié, y sacudir el soporte.

La señora X... fué introdiicida en el laboratorio. Sin dar-le explicación del aparato que acabamos de reseñar, se lerogó que aplicase las manos sobre el soporte que estaba fijoen el punto ML. de la figura 8. y en el N O., de la figurainferior.

Hízolo así dicha señora, y entretanto, el doctor Crookes lesujetaba las manos, reproduciéndose al breve rato, curvasanálogas ä las obtenidas en precedentes experimentos. Alpropio tiempo partían del pergamino, ruidos semejantes âlos que producirían algunos granos de arena que se arroja-sen sobre su superficie. A cada golpe, vejase proyectar en elaire un fragmento del grafito colocado sobre la membrana,y la extremidad de la palanca, realizaba un ligero movi-miento de descenso. Alguna vez los ruidos se sucedían rá-pidamente como los de una máquina de inducción, mientrasque otras veces, existía más de un segundo de intérvalo.

Pocos días después se probó el aparato con Home.La experiencia tuvo lugar, tomando el doctor Crookes el

brazo derecho del médium, por la muñeca, y sosteniendo sumano por encima de la membrana, á unos 20 centímetrosde su superficie. Otro testigo sujetaba el brazo izquierdodel médium.

Después de permanecer cerca de medio minuto en estaposición, dijo Home que sentía pasar el fluido. Entonces sepuso en marcha el aparato de relojería, y todos los concu-rrentes vieron subir y bajar el índice. Los movimientos eranmucho más. lentos que en el caso precedente, y no todosestaban acompañados de los golpes vibrantes de que se hahablado.

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252 SEGUNDA PARTE

El doctor Crookes hizo observar, que los fenómenos deesta índole, van generalmente precedidos de un enfria-miento particular del aire.

Bajo su influencia (dice) he visto moverse las hojas de papel,y descender el termómetro algunos grados. En otras ocasiones nohe notado ningún movimiento real del aire, pero el frío ha sidotan intenso, que solo puedo compararlo al que se siente cuando sesumerje la mano er) un recipiente que contenga mercurio he-lado. (1)

Después de haber sido testigo del penoso estado de postraciónnerviosa en que quedó Home después de haber realizado algunade estas experiencias; después de haberle visto en un estado dedesfallecimiento casi completo, pálido, y sin voz, ya no me cabeduda, de que la emisión de la tuerza psíquica, va acomparlada deun agotamiento correspondiente de la fuerza vital. (21

Es posible que ä algún lector se le ocurra preguntar, por-que otros hombres de ciencia no han realizado experienciasanälogas.

A semejante pregunta, aontestaré; que además de misobservaciones, existen las del doctor Boutlerow, catedräticode química en la Universidad de San Petersburgo. (3)

En estas experiencias, la tensión del dinamtímetro quenormalmente era de 100 libras, ascendió ä 150 libras, des-pués de haber aplicado Home sus manos junto al instru-mento, con la circustancia, que toda tentativa de esfuerzopor parte del médium, habría disminuido la tensión en lu-gar de aumentarla.

La facultad de que nos ocupamos, es una rareza que semanifieste en grado muy elevado.

Es asimismo muy; variable en sus efectos, y resulta di-ficil, no sólo de encontrar sujetos que la tengan muy des-arrollada, si qué también de lograr la ocasión de expe-rimentar en ellos con los aparatos preparados de antemano,que se hacen necesarios si se quieren obtener los fenóme-nos con limpieza; y por último; que los que poseen un buenlaboratorio gracias ä la munificencia del Estado, ó no se

(1) Reck. sur le spirit... pág. 151.(2) L. e , pág. 67.(3) Croolces.—Recherches sur le spiritualisme, pág. 32.

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EXP. DEL DR. citooKEs 253atreven á emprender estos delicados estudios, ó se ven obli-gados á interrumpirlos.

Y no obstante, como ha dicho Crookes, «esta fuerza laposeen con toda probabilidad todos los seres humanos, aun-que sean raros los individuos que están dotados de extraor-dinaria energia. Durante el año último encontré en laintimidad de algunas familias, cinco ó seis personas queposeen esta fuerza en grado suficiente para inspirarme con-fianza á obtener por su mediación, algunos de los fenómenosque acaban de ser descritos, pero deberían utilizarse comocomprobantes, aparatos muy delicados y susceptibles deseñalar hasta una fracción de grano.» (1)

H.—FENÓMENOS DIVERSOS

El doctor Crookes relata en el precitado libro (2) las ob-servaciones que ha hecho acerca de otros fenómenos, entrelos cuales existen algunos que tienen gran similitud con losque se obtuvieron en Agnélas.

Dichos fenómenos son los siguientes:a) Movimientos de objetos colocados d cierta distancia del

médium.Muy numerosos son los ejemplos, de haberse puesto en movi-

miento sin el contacto del médium, cuerpos pesados, tales comomesas, sillas, canapés, etc ; indicaré sucintamente algunos de losmás sorprendentes. Mi propia silla describió en parte un círculo,sin que mis piès tocasen el suelo. A la vista de todos los asisten-tes, una silla vino lentamente desde un rincón apartado de la ha-bitación; y en otra circunstancia, un sillón llegó hasta el sitiodonde estábamos sentados, y ä petición mía, se volvió lentamentetí una distancia de unos tres pies. (3)

(1) Véase á propósito de estos pequeflos movimientos, la obrade Reichenbach, titulada Les effittoes ()diques, de cuya obra el edi-tor Carré (Paris, Ruc Hacine 5), hace imprimir actualmente laprimera traducción francesa

(2) Recherches, págs. 150 á 173(3) Este párrafo recuerda los siguientes versos de Homero

(Iliada, canto XVIII).«Entretanto Thétis llega al palacio de Vulcano, vivienda de

bronce, indestructible, centelleante, suntuosa entre las de los in-mortales y obra del Dios disforme. Thétis le encuentra activo, cu-bierto de sudor, y moviéndose alrededor de sus fuelles. Ha fabri-.

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254 SEGUNDA PARTE

Durante tres veladas consecutivas, una mesita se movió lenta-mente ä través de la habitación, en condiciones que de antemanohabía yo preparado, con objeto de contestar ä cualquier objeciónque se hubiera podido llevar contra aquel hecho.

Varias veces he obtenido la repetición de un experimento queel Comité de la Sociedad Dialéctica ha considerado como conclu-yente, ä saber: el movimiento de una pesada mesa, en plena luz,con todas las sillas colocadas de espaldas ä la misma, y estandocada persona arrodillada encima de una de dichas sillas, con lasmanos apoyadas en el respaldo, pero sin tocar ä la mesa. Este he-cho se produjo mientras yo iba y venía por la habitación exami-nando la disposición de los concurrentes.

b) Mesa y sillas levantadas del suelo sin el contacto denadie.

Cuando se exponen manifestaciones de este género, se hacegeneralmente esta observación. «gPorqué no hay más que lasmesas y las sillas que produzcan estos efectos? ¿Cómo es que estapropiedad es peculiar ä los muebles?» (1)

cado veinte trípodes que ha colocado alrededor de la muralla desu sólido palacio, los cuales van provistos de ruedas de oro paraque por si solos cosa maravillosa) asistan <1 la Asamblea de losDioses, y regresen, por si mismos á su sitio.

(1) Cuando el doctor Pares, hoy Jefe del Hospital militar deFigueras, residía en Barcelona durante los años 1890 y 91, orga-nizamos en su domicilio varias sesiones de experimentación quedieron lugar ä trascendentales manifestaciones.

El número (le concurrentes que tomaron parte en dichas se-siones, estaba reducido, al Vizconde de Torres Solanot. espososGrau, doctor Baratau, doctor Pares, y el que suscribe. Alguna vezdejó de asistir alguno de dichos señores. Actuaron de médiums, laesposa del doctor Pares, y un hijo de los esposos Grau, llamadoJuanito.

La personalidad de los médiums se separaba por aquel enton-ces del común de las gentes. Ambos eran sensitivos hasta el extre-mo, con filiación histero•epiléptica, y dotados de un grado deidealismo, que pugnaba con el medio ambiente positivista en quevivimos.

Se realizaron las observaciones con suma imparcialidad, sinque deba ocultar, que por mi parte, existía gran dósis de descon-fianza en la producción de los fenómenos. Entré en el grupo royendo mi alma la incredulidad, y salí del grupo, convencido de laautenticidad de las manifestaciones

La relación de los hechos que allí se produjeron, quedó cuida-dosamente escrita en una serie de actas que en la fecha actual sepublican en el periódico La Estrella Polar de Mahón.

La síntesis de los fenómenos obtenidos se reduce ä lo siguien-te: chispas, lucecitas, vapores luminosos como nubes (corrientes

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EXP. DEL DR. CROOKES 255

Yo podría contestar que no hago mas que observar y relatarlos hechos, y que no he de entrar en el cómo, ni en el porque deellos, pero claro está que si en un comedor habitual tiene que le-.vantarse del suelo un cuerpo pesado é inanimado, este no puede casiser otro, que una mesa ó una silla. Tengo numerosas pruebas deque esta propiedad no es exclusiva de los muebles; pero como paralas otras demostraciones experimentales, la inteligencia ó la fuer-za, (sea la que fuere) que produce estos fenómenos, no puede ser-virse más que de los objetos que encuentra apropiados á suobjeto.

En cinco ocasiones distintas, una pesada mesa de comedor selevantó del suelo, desde algunas pulgadas, á pié y medio, y encondiciones especiales que hacían imposible el fraude.

En otra circunstancia se levantó del suelo en plena luz, mien-tras yo retenía las manos y los pies del médium.

Repetida la experiencia, la mesa se levank, del suelo, no sola-mente sin que nadie la tocase, sino también en condiciones que yohabía arreglado de antemano, de modo que venían á demostrarpalmariamente la autenticidad del hecho. (1)

ödicas) y luces del tamailo de una cabeza humana. que poseían lacaracterística de no proyectarse sobre los objetos de la sala deestudios.—Bicorporeidad probada (salida del cuerpo astral). —Cuerpo fantásmico materializado que se comprobó en innumera-bles ataduras.—Desatomización del cuerpo de tela interior quellevaba la médium, precisamente imposibilitada por las ataduras,así como en otra ocasión, por pase de las enaguas sobre el vestido.—Ruidos muy variados, golpes fuertes, campanilla agitada en elaire, ruido especialísimo como el de rasgar una pieza de seda enla porción de un metro de largo.- Dibujos sorprendentes hechosen un par de minutos, hallándose el médium J. en el periodo con-vulsivo.—Comunicación precipitada sobre un papel, en plena luz,y en un abrir y cerrar de ojos, resultando un trascendental pen-samiento (místico) en nueve idiomas distintos.— Escritura directa,aportes, transportes, visiones de manos grandes y pequerias, tiro-nes del pelo y las sillas de los asistentes, y otros fenómenos degran significación.—y. MELCIOR.

(I) El barón de Guldenstubbé (Pneurnatoloyie positive. pág. 83)manifiesta, que ha hecho varias experiencias con mesas, en uniónde su anfitrión, el conde de Ourches. «Conseguimos (dice) poneren movimiento las mesas sin tocarlas.»

El Conde de Ourches llegó á levantarlas sin realizar ningúncontacto.

El serior de Guldenstubbé hizo correr las mesas con gran velo-cidad, sin realizar ningún contacto, ni apelar al auxilio de la cade-na magnética. Asimismo consiguió producir vibraciones en lascuerdas de un piano, el día 20 Enero 1856, en presencia de los con-des de Szapary y de Ourches.

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256 SEGUNDA PARTE

e) Movimiento de diversos objetos pequetios, sin el contac-to de nadie.

Bajo este título me propongo describir algunos fenómenos es-peciales de que he sido testigo.

Apenas si puedo indicar algunos de los hechos mas salientes,todos los cuales, téngase bien presente, han tenido lugar et, con-diciones tales, que hacían imposible toda superchería. Atribuirestos resultados al fraude, es absurdo, pues recordaré todavía a.mis lectores, que todo lo que aquí refiero, no se ha verificado en eldomicilio de un médium, sino en mi propio domicilio, donde hasido totalmente imposible hacer preparativo alguno.

Un médium discurriendo por mi comedor, no podía (cuandoyo estaba sentado en otro lado de la pieza con varias personas quele observaban atentamente) hacer tocar por trampa un acordeónque yo tenía et) mis manos con las teclas abajo, ni hacer flotarese mismo acordeón de un lado para otro en la habitación, tocan-do durante mucho tiempo. No podía traer consigo un aparato paraagitar las cortinas de la ventana, ó elevar celosías venecianashasta una altura de ocho piés; hacer un nudo en un pañuelo, y po-nerlo en un rincón apartado de la habitación; hacer resonar notasdesde lejos, enun piano: hacer volar un tarjetero por la habitación;levantar una botella y un vaso, A un pié por encima de la mesa;hacer levantar un collar de coral apoyándole en uno de sus extre-mos; hacer mover un abanico y abanicar á los concurrentes, ó bienponer en movimiento un reloj encer r ado en un escaparate sólida-mente adherido á la pared.

El doctor Crookes, describe (1) ademäs de esto, una ex-periencia del mismo género realizada en el comedor de sucasa, iluminado con luz de gas, y ä la que asistieron, su ayu-dante, un doctor en derecho muy conocido en Londres, yun eminente físico de la 'ociedad Real. El médium que seutilizó para la experiencia fué Daniel D. Home.

Se tomaron dos aros de madera, el uno de O m 55, y elotro de O m 60 de diämetro; y con doce tablas estrechas, y deo 55 de longitud, se formó el armazón de una especie detambor, abierto por ambos extremos. Alrededor de este ar-mazón, se dispusieron 50 metros de alambre en 24 vueltas,cada una de las cuales distaba dos centímetros de su inme-diata. Las vueltas del alambre fueron sólidamente unidas

(1) Recherches pp. 15 y sig.

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EXP. DEL DR. CROOKr.S 257centre sí por medio de un hilo de callana°, que venía lt for-mar unas mallas de cinco centímetros de largo, por dos de;alto.

Home tomó el acordeón con la punta (le los dedos porel lado opuesto a las teclas (1), y . lo iutro n lujo con una ma-no en el armazón, mientras que la mano libre descansaba

• sobre la mesa.No tardaron los que estaban lt cada lado de Home en

ver balancearse el acordeón de un modo curioso, después• salieron sonidos de él. y por último, se dejaron oir sucesiva-mente varias notas.

Al poco rato se vió al acordeón. moverse, oscilar, girarpor todo el rededor de la jaula, y ponerse a tocar mientrasrealizaba dichas evoluciones. El doctor Crookes quiso pro-bar el efecto que se produciría haciendo pasar una corriente

(1) Dicho instrumento fue adquirido por el doctor Crookes un'día antes de realizarse el experimento.

17

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258 SEGUNDA PARTE

eléctrica alrededor del hilo aislado de la jaula. En su con-secuencia, se estableció la comunicación con la batería si--tuada en la inmediata habitación. Home sostuvo de nuevo.el instrumento en la jaula, del mismo modo que antes, éinmediatamente resonó y se agitó vigorosamente de unootro lado, pero no fue posible comprobar si la corriente eléc-trica que pasó alrededor de la jaula, vino en auxilio de l a .fuerza que se manifestaba en el interior de la misma, sin.conductor visible.

d) Levitación de cuerpos humanos.

Estos hechos los he presenciado cuatro veces en la obscuridad..La comprobación fijé completamente satisfactoria, pero es tan:necesaria la demostración de un hecho semejante por medio dela vista, para destruir ideas preconcebidas sobre lo que es natural-.mente posible, u lo que no lo es, que no mencionare aquí más quelos casos en que las deducciones de la razón fueron con firmadas.por el sentido de la vista.

En cierta ocasión vi elevarse ä cuatro pulgadas del suelo, unasilla en la cual estaba seotada una sefiora. Otra vez, para alejar •toda sospecha de que fuese ella misma la que producía esta ele-vación, se arrodilló encima de la silla, de manera que quedasenvisibles para nosotros, los cuatro piés de la mencionada silla. En-tonces se elevó tres pulgadas, permaneció en el aire durante unos.diez segundos, y luego descendió lentamente. En otra ocasión dos.;tinos en circunstancias distintas, se elevaron del suelo con sus.respectivas sillas, en plena luz. y bajo las condiciones para mi mássatisfactorias, pues yo estaba arrodillado y no perdía de vista los.pies de la silla, procurando que nadie los tocase.

Los casos más sorprendentes de levitación de que he sido tes-tigo, han tenido lugar con el médium Home. En tres circunstan-cias distintas le he visto elevarse completamente por encima del'pavimento de la habitación. La primera vez estaba sentado en unasilla alta; la segunda, estaba arrodillado encima de su silla, y la,tercera, estaba de pié. En cada ocasión pude perfectamente obser-var el hecho, en el momento en que se producía.

Cien casos hay por lo menos bien comprobados de la ascensión.de Home, producidos en presencia de muchas personas; y por con-dueto (lel conde de Dunraven, del lord Lindsay, y del capitán C.Wynne, he tenido detalles de los más sorprendentes hechos de-este género.

Rechazar la evidencia de estas manifestaciones, equivale á re--

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EXP.. DEL DR. CROOKES 259chazar todo testimonio humano, sea el que sea, incluso el de lahistoria sagrada y el de la profana.

La acumulación de pruebas testimoniales que establecen lasascensiones de Home, es enorme.

Mucho sería de desear que älguien, cuyo testimonio fuera re-conocido como concluyente por el mundo científico. (si es que exis-te una persona cuyo testimonio en pró de semejantes fenómenospueda ser admitido) quisiera estudiar concienzuda y pacientemen-te esta clase de hechos.

Muchos testigos 'oculares de estas ascensiones viven todavía,y de seguro que no se negarían á atestiguarlas; pero dentro de al-gunos arios, será muy difícil, si no imposible, obtener directamen-te estas pruebas.

Hé aquí como describe Home sus impresiones (1):Durante estas levitaciones, nada experimentaba de particular,

excepto una sensación ordinaria que atribuyo á una gran abun-dancia de electricidad en mis piés; no sentía ninguna mano queme aguantase, y desde mi primera ascensión citada más arriba, (2)ya no experimenté ningún temor.

En general asciendo perpendicularmente, con los brazos rígi-dos y recogidos sobre mi cabeza, cual si quisieran cojer al ser in-visible que me levanta. Con frecuencia hie permanecido suspen-dido durante cuatro (5 cinco minutos. En una relación de las se-siones que tuvieron lugar el ario 1857 en un castillo inmediato áBurdeos, se encuentra un ejemplo de lo que acabo de mencionar.Una sola vez se verificó mi ascensión en pleno dia, y tuvo lugaren América. En Londres realicé una levitación en presencia decinco personas que se hallan prontas á atestiguar el hecho, ha-llándose iluminada por cuatro mecheros de gas, la habitación enque se produjo el fenómeno.

(1) Itecelations sur n1a eje surnaturelle. Paris, 186-1 p. 52-53.(2) Tuvo lugar en América patria de Heme, en la obscuridad,

y al terminar la sesión del día 8 de Agosto 1852 en la que se obtu-vieron movimientos de mesas, y otras marsilestaciones espiritas.(Home tenía en aquella fecha 18 anos.) Uno de los testigos presen-ciales se expi esa del siguiente modo. «De repente, y con gran sor-presa por parte de la Asamblea, vimos elevarse ä Home en el aire.E.'n aquel momento sujetaba yo una de sus manos, y pude distin-guir, así como mis compañeros, que los pies del médium estabansuspendidos á doce pulgadas del suelo. Todo su cuerpo se estre-mecía, seguramente debido á las contrarias emociones de gozo ytemor.

Dos veces más repitió la levitación, y en la última, llegó á to-car el techo con la cabeza y la mano.» (Revel. pág. 52).

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260 SEGUNDA PARTE

En algunas ocasiones cede la rigidez de mis brazos, y enton-ces he producido algunos signos y letras con lápiz, en el techo,conservándose todavía estas inscripciones en algunas casas deLondres.

El señor Stainton Moses (1) cita igualmente sus impre-siones de la primera vez que realizó la levitación.

Un día (el 30 Agosto 1870)... sentí que la silla en que estabasentado iba alejándose de la mesa, y despues de dar una vuelta,me colocó de espaldas á los concurrentes. Enseguida fue eleván-dose ä una altura de 30 6 40 centímetros, permaneciendo suspen-dida algunos instantes, y entonces sentí que se separaba. á la vezque yo seguía ascendiendo con un movimiento suave y lento. Ape-sar de tener perfecta noción de lo que ocurría, no experimenteninguna aprensión. Al hallarme cer3a de la pared, hice en ellatina señal con el lápiz apoyado contra mi pecho, serial que despuesdi . haberse medido, resultó estar á 1 tu 80 del suelo.

No sentí ninguna presión sobre el cuerpo, y mientras me ele-N. alta, parecía que estaba en un ascensor..

Riecuerdo solamente haber tenido una ligera dificultad de res-pirar, y luego descendí suavemente hasta colocarme en la silla

ne ya halda recobrado su posición primitiva. Dijeronme que mi-s ö'. resonaba como si procediera de un ángulo del techo.

Esta experiencia se repitió con más 6 menos exito durantettueve veces.

e) Apariciones luminosas.

Estas manifestaciones siendo algo débiles, exijen en generalque la habitación no tenga luz. Apenas tengo necesidad de recor-dar ä mis lectores, que en semejantes condiciones, tome todas lasprecauciones convenientes para evitar que se me sorprendiera pormedio del aceite fosforado, 6 por algún otro medio. Más aun; mu-

(1) M. William Stainton Moses nació en LinconIshire el día 5Noviembre 1839, y murió en 5 Septiembre 1892. Desempeñaba unacátedra en la Untrersity Collüge School. Estudió seis meses teolo-gía en un monasterio del Monte Athos. A partir del afro 1870, fuéobjeto de fenómenos extraordinarios, de los que ha dado cuentaen los A nnales (les sciences psychiques, Fr. Myers (de Cambridge),

miembro de la Sociedad de investigaciones psíquicas de Londres.El señor Myers fue su amigo intimo por espacio de 17 años, y ma-nifiesta, que dicho señor Stainton Moses, era persona honorabi-I isima. El señor Moses ha publicado la mayoría de sus libros bajoel pseudónimo de Oxon, que significa, agregado á la Universidadde Oxford.

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EXP. DEL DR. CROOKES 261

chas de esas luces eran de una naturaleza tal, que no he podidollegar á imitarlas por medios artificiales

Bajo las condiciones de la comprobación más rigurosa, he rie:toun cuerpo sólido, luminoso por si propio, del grueso y forma apro-ximadamente de un huevo de pava, flotar sin ruido por la habita-ción, elevarse por momentos, más de lo que habría podido ha-cer ninguno de los asistentes sosteniéndose sobre la punta de lospis, y luego descender suavemente hasta volver á tocar el suelo.Este objeto fue visible durante más de 10 minutos, y antes de des-vanecerse, golpeó tres veces la mesa con un ruido parecido al deun cuerpo duro.

Durante'este tiempo, el médium estaba tendido en un silla alta,y parecía completamente insensible.

He visto brotar puntos luminosos de uno y otro lado, é ir á po-sarse encima de la cabeza de varias personas; he recibido contes-tación por medio de destellos de luz brillante, á preguntas que ha-bía hecho, cuyos destellos se produjeron ante mis ojos el númerode veces que yo había fijado. He visto chispas de luz lanzarse dela mesa al techo, y volver luego á caer encima de la mesa, con unroído muy perceptible He obtenido una comunicación alfitbéticapor medio de destellos luminosos, n t ue se producían en. el aire,ante mis ojos, y por enmedio de los cuales paseaba yo mi mano.He visto una nube luminosa flotar por encima de un cuadro. Siem-pre bajo las condiciones de la más rigurosa comprobación, me haSucedido más de una vez, que un cuerpo sólido, cristalino, fosfo-rescente, ha sido puesto en mi mano por otra mano que no perte-necía ä ninguna de las personas presentes. En plena luz he vistouna nube luminosa cernerse sobre un heliótropo colocado encimade una mesa,á nuestro lado, romper una rama de aquel, y traérselaá una sefiora; y en algunas circunstancias, he visto una nube pare-cida, condensarse á nuestra vista tomando la forma de una mano,y trasportar objetos pequefíos. Pero esto más bien pertenece á laclase de los fenómenos que siguen.

O Apariciones de manos luminosas por si mismas,d la luz común.

Durante las sesiones negras, ó en condiciones que no se pue-de ver lo que se produce, siéntese con frecuencia el contacto demanos; dichas manos yo las he visto, aun cuando muy raras ve-ces. No presentare aquí ejemplos de ocasiones et) loe ,se han pro-ducido los fenómenos en la obscuridad, sino que escojeré simple-mente algunos de los numerosos casos en que he visto estas manosen plena luz.

Una manecita de muy bonita forma, elevóse de una mesa del

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262 SEGUNDA PARTE

comedor, y me dió una flor; apareció y desapareció por tres vecesconsecutivas, facilitándome la ocasión de convencerme, de queaquella aparición, era tan real como mi propia mano. Esto tuvolugar en plena luz, en mi habitación, mientras tenia sujetos entremis manos, las manos y pies del médium.

En otra circunstancia aparecieron una mano y un brazo peque-fiitos, pareciendo los de un niño, y jugueteando encima de unaseñora que estaba sentada á mi lado. Después vino hacia mi laaparición, diöme un golpe en el brazo, y tiró varias veces de mitraje. Otra vez viéronse un índice y un pulgar que arrancaban lospétalos de una flor que Home traía en el ojal de su levita, y losdejaban enfrente de varias personas sentadas junto al mismo.

Numerosas veces he visto en unión de varias personas, unamano que apretaba las teclas de un acordeón, mientras teníamostk la vista las manos del médium, que á veces eran sostenidas porlos que se hallaban A su lado.

Las manos y los dedos no siempre me han parecido sólidos y do-tados de vida. Algunas veces ofrecían más bien la apariencia deuna vaporosa nube, en parte condensada bajo la forma de una ma-no. De todos los presentes, no había uno que la viese distintamente.

Por ejemplo; se vé moverse una flor ü otro pequeño objeto cual-quiera, y uno de los presentes verá cernerse encima de afitiel ob-jeto, un vapor luminoso; otro descubrirá una mano de apariencialuminosa, mientras que otros, no verán otra cosa más que el obje-to ó la flor que se mueven. Yo he visto más de una vez, primeromoverse el objeto, después una nube luminosa que parecía for-marse en torno de él, y por último, condensarse la nube, tomaruna forma, y convertirse en una mano perfectamente hecha. Enaquel momento, todos los asistentes podían ver aquella mano. Aveces no es una simple forma, sino que está perfectamente anima-da y es sumamente graciosa; los dedos se mueven, y la piel parecetan humana como la de todos los circunstantes; en la muñeca ó enel brazo se vuelve vaporosa, y se pierde en una nube luminosa.

Al tacto, esas manos parecen it veces frias como el hielo, ymuertas; otras veces me han parecido calientes y vivas, y hanapretado la mía con el firme apretón de un amigo antiguo.

He retenido una de estas manos entre las mías, bien resueltono dejarla escapar.

Ninguna tentativa ni esfuerzo alguno se hizo para obligarme ásoltar mi presa, más paulatinamente, aquella mano pareció redu-cirse ä vapor, y así fué como se desprendió de la mía.

g) Formas y figuras de fantasmas.Estos fenómenos son los más raros de todos los que he sido tes-

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ligo. Las condiciones necesarias para su aparición demuestran ser, tan delicadas, y se necesita tan poca cosa para contrariar su ma-nifestación, que solo he tenido muy raras ocasiones de verlos, en-condiciones satisfactorias de comprobación. Citaré dos de estos-casos. A la caída de la tarde, durante una sesión dada por Home.en mi casa, vi agitarse las cortinas de una ventana que estabaunos ocho pies de distancia del médium. Todos los asistentes dis-tinguieron una forma sombría, obscura y semi-transparente, pare--cida á una forma humana que se hallaba de pié junto á la venta-na, y agitando con su mano la cortina. Mientras la estábamos mi-•'ando, se desvaneció, y las corlinas cesaron de moverse.

Mas sorprendente es aun el caso que sigue. Con la interven-ción del mismo médium Home, una forma fantástica se adelantó

, desde un ángulo de la habitación, fm á cojer un acordeón, y ense-guida se deslizó por la pieza, tocando aquel instrumento. Aquellaforma fué visible para todos los concurrentes durante muchos mi-nutos, viéndose al mismo tiempo el médium. El fantasma se apro-ximó A una señora que estaba sentada ä cierta distancia de los de-más concurrentes; aquella señora lanzó un pequeño grito, A con-

secuencia del cual, la sombra desapareció.

In-ALGUNAS DIFERENCIAS ENTRE LOS FENÓMENOS PRODUCI-

DOS POR LA MEDIUMNIDAD DE DANIEL D. HOME, Y LOS QUE

SE HAN OBTENIDO CON EuexPIA PALADINO. (1)

En primer lugar Eusapia Paladino ha producido casi todos losfenómenos en estado de sonambulismo, siendo aquéllos mas nota-bles, cuanto mas profundo era el sueño. No sucedía de igual ma-nera con Horne, pues su mediumnidad era tan original, que no erafácil distinguir cuando se hallaba en estado soaambúlico. Sin em-bargo, se ha podido observar que desde el momento que entrabaen alguna de las fases de la hipnosis, tenía mas decisión, se ex-presaba con mas solemnidad, y cuando hablaba de el, lo hacia.siempre en tercera persona.

Antes de ir A Francia, había observado que en diferentes oca-•iones, algunos de los objetos que existían en la habitación semovían, y alguna vez vió diferentes manos que llevaban flores.

Un día me invitó á mirar un acordeón que tocaba solo, debajo.cle la mesa, hallándose la habitación A media luz. Vi una mano de

(1) Articulo del doctor Crookes publicado el ano 1890 en el:periódico Lux, y traducido por el señor Descombes.

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aspecto delicado, que levantaba el instrumento, en tanto que las:teclas situadas en la parte inferior, se levantaban y descendíancomo movidas por unos dedos invisibles. La mano que sujetaba etinstrumento parecióme identica . á la de tina persona de mjefamilia,que asistía ä la sesión, pero me asegure enseguida de que mi su-posición eim, infundada, por cuanto las manos de las persona alu-dida, continuaban encima de la mesa.

Los más sorprendentes casos de levitación que realizó Home,_tuvieron lugar en mi casa. Una vez entre varias, se situó en laparte más visible del salón, y al cabo de un minuto, dijo que s e .sentía elevarse. Yo presencie peefectamente esta levitación que.fué muy pausada, y con un movitniento continuo en sentido obli-cuo. Permaneció algunos segundos á seis pulgadas del suelo, ydescendió lentamente. Ninguno de los concurrentes . se movió d e .su sitio.

Este poder de elevarse, apenas se comunica á las personas pró-ximas al médium; sin embargo, una vez fue elevada mi esposa.junto con la silla en que estaba sentada.

Home sentía gran aversión ä la obscuridad.En las experiencias que realicé con luces especiales, ninguna

dió tan buenos resultados como la que se verificó á la luz de la.luna.

Los tubos de Geissler obraron mal, y la llama de alcohol consosa, que dä color amarillo, permitió obtener fenómenos inten-sos. (1)

Una de las cosas más sorprendentes que he visto en Materiade movimiento de objetos pequeños, fué la levitación de un jarro.y un vaso llenos de agua.

La habitación estaba intensamente iluminada por dos grandes.llamas de alcohol sudado, y las manos de Homo estaban bastante.alejadas de aquellos objetos.

Pregunte si era posible obtener contestación ä algunas pre-.guntas utilizando el choque del jarro y el vaso, é inmediatamente.chocaron ambos objetos por tres veces consecutivas, lo que en el

(1) El doctor Croolies trató en sus Recherches (pág. 149) delimportante asunto de la iluminación.

«He dicho que la obscuridad no es esencial Sin embargo, es.un hecho reconocido, que cuando la fuerza es debil, una luz vivaejerce acción contraria en la producción de los fenómenos.

El poder de Home es bastante intenso para sobreponerse ä estainfluencia contraria, así es. que ä excepción de dos sesiones, entodas las demás se han producido los fenómenos en plena luz. Los.rayos que parecen más contrarios ä las manifestaciones, son los.de la extremidad del espectro.»

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lenguaje convenido significaba «Si». Vaso y jarro permanecieronstispendidos ä unas seis ú ocho pulgadas por encima de la mesa,situándose enfrente de los concurrentes, y contestando ä las pre-guntas que se hacían.

Este fenómeno duró cinco minutos, siendo reconocido comoauténtico por todos los concurrentes.

Jamás he podido comprobar en Home, ninguno de los movi-mientos sospechosos que el Profesor Lodge ha observado en Eusa-pia, y ese seguro, que cuando Home no se halla en trance, igno-ra al igual que los asistentes cuanto vä ä ocurrir.

Frecuentemente se producían los primeros movimientos deobjetos, cuando el médium se hallaba conversando animosamentecon su vecino.

En cuanto á las personas extrafias ä la reunión, soy del mismoparecer que el doctor Lodge.

Algunas sesione*: han fracasado, por causa de las evidentes yfútiles tentativas de engallo producidas por algunas personas quesolicitaron una invitación.

Un distinguido caballero asistía ä una de estas sesiones queprometía ser muy buena; al cabo de una hora de esperar, aún nose había producido ninguna manifestación, excepto diversos mo-vimientos y ruidos causados evidentemente por mi huésped. Porúltimo , dicho caballero se marchó, é inmediatamente obtuvimosuna comunicación en la que se nos decía, que ellos (los agentes),esperaban ä que M. X... acabase de hacer el necio. La continua-.ción de la sesión fué excelente.

La poca luz con que debían celebrarse las sesiones con Eusa-pia, parece que ha sido el motivo de la dificultad en la observaciónde los fenómenos. Si la luz hubiese sido más intensa, podía pres-cindirse de la vigilancia de las manos y pies, y por consiguiente,se evitaban las suposiciones que más tarde se forjaron.

Home rehusaba siempre las sesiones ä obscuras. Decíanuecon voluntad y perseverancia, podían obtenerse los fenómenos enplena luz, y que si algunos no se producen con tanta intensidadcorno en las sesiones ä obscuras, la comprobación más exacta vie-ne á compensar este pequefio inconveniente.

Era tal el deseo que Home tenia por convencer ä los concu-rrentes, que con mucha frecuencia se dirigía ä los incrédulosrogándoles sujetasen sus manos y pies, aunque esto perjucleca casisiempre el desarrollo de los fenómenos.

Durante mis relaciones con Home, que duraron varios arios,jamás vi ningún hecho que pudiera hacerme sospechar en unfraude. Home era concienzudo hasta el escrúpulo , y jamás seofendía por las precauciones que se tomaban. En los últimos días

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266 SEGUNDA PARTE

acostumbraba á decirle en broma: «Sentémonos cerca del fuego,y hablando tranquilamente esperaremos si nuestros amigos estánallá, y quieren dar alguna manifestación. No exigimos ningunaprueba, ni vamos á tomar ninguna precaución.»

En estas ocasiones, cuando me hallaba solo ó acompaiiado demi familia junto al médium. se producian los fenómenos másconvincentes.

Creemos que bien vale la pena ocuparsede la demostración dela verdad ó falsedad de estos hechos, y á pesar de que Home havivido muchos afios en Londres, y se ha mostrado siempre leal ycomplaciente en la manifestación de sus extraordinarias faculta-des, pocos han sido los que las han estudiado.

A los convencidos, se les ha tratado de locos ó poco menos.

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CAPITULO IV

Experiencias con Enrique Slade

Slade nació el afio 1836 en la América del Norte. Desdela infancia se observó, que en distintas ocasiones crujían losmuebles situados á su derredor. En 1860 obtuvo por prime-ra vez el fenómeno de la escritura directa entre dos piza-rras. A partir de esta época realizó varios viajes por Améri-ca, Inglaterra y Rusia, con objeto de demostrar sus faculta-des extraordinarias. En 1877 hallándose en Berlín. le fue ex-pedido el siguiente certificado por el prestidigitador de lacorte alemana:

Hecho en Berlin, el dia 6 Diciembre 1877, inscrito en los re -gistros de la oficina, con el número 482 de dicho arlo, firmado yrubricado por Gustavo Hargen consejero y notario.

A instancia de muchos gentiles hombres, altamente considera-dos por su rango y posición, procedí á estudiar con la mayor atención la médiumnidad física de don Enrique Slade en una série desesiones realizadas á diferentes horas del día y de la noche; y eninterés de la verdad, certifico; que en los fenómenos producidos porSlade, no interviene ningún aparato ni artificio de los que se em-plean en los juegos de manos, y por consiguiente, debe descartar-se toda suposición que tienda á incluir estas experiencias, entre lasque realizan los prestidigitadores.

He aquí mi deelaración escrita y firmada ante notario y testi-gos, el día 6 de Diciembre de 1877.—SAMUEL BELLACHINI.

Desde Berlín, pasó Slade á Leipzig, donde fué estudiadopor el doctor Zcellner, Catedrático de astronomía en la Uni-versidad de dicha capital. quien publicó detalles de sus ex-

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periencias, en el segundo volúmen de sus WissenschaftlicheAbhandlungen del cual copio algunos párrafos (1).

El 15 Noviembre 1877 vino Slade á Leipzig. Después de los es-tudios hechos por Crookes y Wallace, no podía desperdiciar unaocasión tan favorable para convencerme de cuanto se decía. Medirigí en compafiía de dos amigos, hacia la casa del médium, sinintención de preparar sesión alguna.

La impresión que me hizo Slade fué favorable. Su actitud eramodesta aunque reservada, y su conversación, pausada y discreta,en correcto inglés, que es el único idioma que posee... Le preguntési había influenciado alguna vez una aguja imantada (hecho que loconsidero de gran interés para todo hombre de ciencia) respon-diéndome Slade negativamente.

Un día que estábamos reunidos varios amigos. invité á Stadetomar el thé con nosotros, y le dije, que nos daríamos por muysatisfechos si conseguía desviar una aguja imantada en condicio-nes que no dieran lugar á duda.

Traje un globo celeste provisto de brújula. y lo situé sobre lamesa. A una indicación nuestra, Slade paseé horizontalmente sumano por encima del cristal que cubría la brújula, y al cabo de unsegundo, empezó dicha brújula á agitarse con violencia, cual siestuviera bajo la acción de un poder magnético. Reconocí hasta lapiel del médium, y me convencí que no traía consigo ningún imán.Semejante fenómeno confirmaba los experimentos verificados porel Catedrático Fechner.

A la noche siguiente, (viernes 16 de Noviembre de 1877) coloquéuna mesita de juego con cuatrd sillas, en una habitación queSlade no había entrAo todavía. Después que Fechner, el profesorBraune, Slade, y yo, nos hubimos colocado con las manos unidassobre la mesa, se oyeron golpes en este mueble.

Había yo comprado una pizarra que habíamos marcado; se pusosobre ella un trozo de lápiz, y Slade la colocó parcialmente bajo elborde de la mesa; mi cortaplumas fué súbitamente proyectado á laaltura de un pié, y volvió á caer después sobre la mesa... Repi-tiendo la experiencia, se vió que el fragmento de lápiz cuya posi-ción habíamos marcado con una seftal, permanecía en su sitio, so-bre la pizarra. Después de haber limpiado bien la d:ble pizarra,y haberle puesto dentro, un trozo de lápiz, fué sostenida por Sladesobre la cabeza del profesor Braune. Se oyó el 4irrido, y, cuandose abrió la pizarra, se encontraron en ella muchas lineas de escri-tura.

(1) M. E. Nus. Choses de I' atare monde pp. 335 y sigs.

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EXP. CON E. SLADE 269

Inopinadamente un lecho situado en la habitación, detrás deun biombo, se transportó á dos piés de la pared. empujando elbiombo hacia afuera. Slade estaba léjos del lecho, al que daba la.espatda, teniendo además las piernas cruzadas; siendo esto visi-ble por todos.

Inmediatamente se organizó en mi casa una segunda sesióncon los profesores Weber, Schreibner y yo. Una vez allí, oímos un.crujido violento, tal como si fuera la descarga de una fuerte bateríade botellas de Leyden; al volvernos, bastante alarmados, el biombomencionado se abrió en dos piezas; la armadura de madera, grue-sa de media pulgada, estaba desgarrada de alto a bajo, sin contac-to alguno visible de Slade con el biombo. Los trozos rotos estaban

• '1 cinco piés del médium, colocado de espaldas al biombo.Todos nos asombramos de esta manifestación inesperada de

una fuerza mecánica enorme, y yo pregunti á Slade que signifi-caba todo aquello. Me respondió, que este fenómeno sucedía mu-ellas veces en su presencia.

Permaneciendo el médium de pié, colocó un trozo de pizarrínsobre la superficie lisa de la mesa, lo cubrió con una pizarra quefué comprada y limpiada por mí, y oprimió la superficie con los-cinco dedos abiertos de la mano derecha, mientras que su iz-quier4la continuaba en el centro de la mesa. Comenzó la escriturasobre la superficie interior, y cuando Slade la volvió, se encontróescrita en inglés la frase siguiente: «No es nuestra intención ha-cer dailo; perdonad lo que ha sucedido.» La producción de la es-critura en estas condiciones, se realizó mientras las dos manos deSlade permanecían inmóviles.

Los fenómenos obtenidos nos parecieron tan extraordinarios,que resolvimos invitar para una sesión inmediata ã nuestros co-legas los seflores C. Ludwig, Fiersch y Wundt.

A las tres de la tarde del domingo 18 de Noviembre, estábamosya reunidos para celebrar sesión. Yo habla comprado una mesita

,de nogal y algunas pizarras que fueron marcadas por mis amigos.El médium sostuvo las pizarras por encima de la mesa, á la vistade todos, y muy pronto quedaron escritas tres frases en inglés,francés y alemán, cada una con diferente escritura.

Todavía relata el doctor Zoiffiner un mayor número de.experiencias, de las que daremos solo un extracto.

De un cordón: de seda, se suspendió una bola de metal,en el interior d'e un globo de vidrio; colocado bajo la mesa,se le iluminó por encima por medio de bujías preparadas al.efecto, y mientras los profesores Weber y Schreiber, lomisme, que el profesor Zofflner, observaban atentamente, la

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e

270 SEGUNDA PARTE

bola comenzó ä oscilar y golpear ä intérvalos regularescontra las paredes interiores del globo de vidrio.

Dos brújulas, una grande y otra pequeña, fueron cu-biertas respectivamente por un vaso de cristal y colocadasdelante del doctor Weber. Las manos del médium entrela-zadas con las de los profesores, fueron situadas encima de lamesa, ä un pié de distancia de las brújulas. Súbitamenteempezó la pequeña por balancearse, y terminó por adquirirun movimiento constante.

La brújula mayor solamente produjo algunas oscila-ciones.

Realizado este fenómeno, preguntó el doctor Zoellner, äSlade, si quería probar con una aguja no imantada, y ha-llándose conforme, se le presentó una de dichas agujas.Entonces el médium colocó la mencionada aguja sobre unapizarra, situándola contra la parte inferior de la mesa. Cua-tro minutos después, la dispuso de nuevo sobre la mesa, yse pudo probar que estaba imantada, porque atraía las li-maduras de hierro, alfileres, etc. La punta imantada era unpolo sud.

En un vaso lleno de flor de harina, se encontró la impre-sión de una mano, con todas las sinuosidades de la epider-mis perfectamente visibles. Al propio tiempo apareció enel pantalón del doctor ZoMlner, y en el sitio inmediato ä larodilla, la huella de min mano grande, impresa igualmenteen harina.

Un minuto antes habia sentido dicho doctor la presiónde una mano en el mencionado sitio. Las manos de Sla-de no se apartaron de la mesa, y al examinarlas, no seles encontró rastro alguno de la harina. La huella era deuna mano más grande que la de Slade.

Se obtuvo una huella más duradera, por medio de papelennegrecido con el humo de una lámpara de petróleo sujetoä una tablilla, y sobre el cual apareció la huella de un piédescalzo; ä petición de los concurrentes, Slade se levantó,descalzóse, enserió sus piés, y no se encontró rastro algunode negro de humo. Su pié una vez medido, tenía cuatrocentímetros menos que la huella.

En otra ocasión el doctor Zu-Ilner situó en el interior deuna pizarra plegable, algunas hojas de papel ennegrecidas

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EXP. CON E. SLADE 271

con negro de humo. Inmediatamente apoyó la pizarra con-tra sus rodillas, vigilándola con el mayor cuidado. Cincominutos más tarde experimentó dos presiones sucesivas so-bre la pizarra, y ä continuación, se dejaron oir tres golpessobre la mesa en serial de haberse terminado el fenómeno.Se abrió la pizarra, y en dos de las hojas de papel Cnnegre-cido, se encontró respectivamente la huella del pié derechoy la del izquierdo.

Pasaré en silencio los fenómenos todavía más incompren-sibles, de nudos practicados en nna cuerda sellada por am-bos extremos, â lo cual ha aludido el señor Lodge en suinforme acerca las experiencias de Carqueiranne, limitán-dome á citar, que se han comunicado reacciones acidaslas sales neutras, reproduciendo los experimentos que tie-nen semejanza con la luz polarizada, tal y conforme los hadescrito Zeellner en el 2." volúmen de los Tri.s.senchalllieheAbhandbungen,

... Sentía vivos deseos de reatizar las experiencias fundadas enmis investigaciones sobre la teoria de un espacio de cuatro di-mensiones.

Las experiencias magnéticas habían demostrado, que bajo laacción de las influencias invisibles de que Stade estaba rodeado,las corrientes moleculares que existen en el interior de los cuer-pos, podían invertirse; tenia por lo mismo la esperanza de lograrque el ácido tartárico que hace girar hacia la derecha el plano depolarización de la luz, podría cambiarse en ácido paratártrico le-vógiro (que desvía á la izquierda la luz polarizada) por una inver-sión molecular operada en la cuarta dimensión del espacio.

A este fin preparé un pequeño sacarimetro polarizador deMitscherlich, cuyo tubo contenía una solución concentrada deácido tartárico dextrógiro. La rotación del plano de polarización •era de unos cinco grados.

Yo llevaba el propósito de colocar el tubo de cristal (1) con lasolución concentrada, sobre una pizarra, y hacerla sostener porStade sobre la mesa; mas antes de realizar el experimento, quiseexplicarle su significación. En primer lugar le enseñé la acción delos dos prismas cruzados de nicol, después de haber separado eltubo de cristal con la solución, y enseguida le invité á que se fija-ra en el nicol anterior, y que mirase hacia el cielo á través del

(1) Dicho tubo tenia 200 milímetros de largo, por 15 milíme-tros de ancho.

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272 SEGUNDA PARTE

instrumento. Hice girar lentamente el nicol anterior, hallándoseambos nicols en sus planos perpendiculares, y pregunté á Stade sinotaba un obscurecimiento gradual del campo visual. y con asom-bro de mi parte, contestó negativamente. Yo creí que este resul-tado era debido á que el médium habría sido engañado por la luzlateral, así es que situé en el ángulo derecho ambos prismas, demanera que ni mis amigos ni yo, los pudiésemos distinguir.

Slade repetía que seguía viendo la bóveda celeste con la mismaclaridad de antes, y para probárnoslo, se tapó el ojo izquierdo, yleyó con el derecho ä través de ambos nicols, unos párrafos deuna obra inglesa que estaba en su inmediación

Este hecho no me pareció suficiente probatorio.Esta experiencia tuvo lugar en mi casa el día 14 de Diciembre

de 1877, ä las 11 horas y 3/, de la mañana.Al día siguiente tuve preparados dos grandes prismas de nicol

á fin de tener un campo visual mayor, cuyos prismas estaban tau!'aproximados, y podían girar «no sobre otro.

Los envolví con una pantalla circular que venía ä cubrir ente-ramente los ojos del observador.

Esta pantalla se hallaba estrechamente unida á los prismas, deinanera que el observador no podia ver los objetos exteriores masque ä través de aquéllos. Enseguida tomé el libro inglés «Faraday«s a Discorerer» por Tyndall, y cuando Slade estaba ausente, sub-rayé las palabras de la página 81 que dicen así:

«The barst of potcer utrich had tillad the Azar precediny yearswith an anzount o/ experimental work anparalleled in the historyof science...»

Terminados estos preparativos, hice mirar ä Slade ä través delos prismas cruzados, á los que imprimí un movimiento de rota-.ción, y al igual que el día anterior, no sufrió alteración el campovisual. Entonces invité al médium á sentarse en una silla, y leer ádos pies de distancia y ä través de los prismas, el párrafo que sub-rayé. Slade leyó sin la menor interrupción las frases señaladas.

Entonces hice notar con satisfacción á mis amigos, que la ob-servación que acabábamos de hacer, podía utilizarse como reactivoóptico jara reconocer á los verdaderos médiums.

Diez minutos después se repitió el experimento, y ya no lefue posible distinguir los objetos ä través de los prismas. Tampocole fue posible apreciarlos por la noche, ä la luz de una bujía.

Dijóme, que por la mañana, y en la hora que se realizaban lospreparativos del experimento, se sintió poseído de una «influenciasá la cual atribuye el cambio producido en su personalidad.

Junto á las observaciones del doctor Fechner sobre la variabi-lidad del estado magnético de un sensitivo, debe colocarse esta

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EXP. CON E. SLADE 273'modificación de las facultades ópticas de Slade, constituyendo,ambas, una prueba del carácter transitorio de estas funciones or-gánicas anormales. Las observaciones extraordinarias que hice,fueron la causa de que abandonase la proyectada experiencia conel acido tartárico, proponiéndome hacerla más tarde.

Desde Alemania se dirigió Slade hacia Australia, y des-pués ä Francia, donde el doctor Gibier lo estudió atenta-mente por espacio de :33 sesiones.

Mfts de la mitad de estas, dieron resultados nulos; enalgunas se obtuvieron fenómenos de poca monta, y en unpequeño nnmero, los resultados fueron muy brillantes. (1)Todas estas sesiones h excepción de tres, se celebraronde día, y en la habitación que ocupaba Slade frente al Arcode Triunfo.

Las tres sesiones restantes tuvieron lugar en casa deldoctor Gibier.

El médium Slade presenta en el estado de vigilia, unahiperestesia cuthnea muy acentuada, quedando casi insen-sible cuando entra en trance.

El doctor Gibier comprobó, que en esta situación, lamano derecha del médium hace descender el dinamómetroä 63 kilos, y la izquierda h 50, en lugar de 27 y 33 kilos queseñala el instrumento cuando el médium hace la prueba enestado de vigilia.

Slade solo entra en trance cuando va ä producir fenóme-nos muy intensos.

Dejaré h un lado los fenómenos de escritura directa quellenaron el mayor tiempo de las sesiones, para no ocuparmemas que de los fenómenos puramente físicos. (2)

(1) En una de estas sesiones celebrada en casa de S'arte,las once de la maiiana, y con luz natural, fui testigo de ia escrituraproducida entre dos pizarras. Percibí con gran claridad el contac-lo de una mano suave que acariciaba el dorso de la mía; vi apro-ximarse un sillón que estaba á 1 in 50 del médium, llegando á cho-car c,on tra mi silla; con la particularidad, que este fenómeno, se pro-dujo algunos instantes después de haber yo manifestado el deseode comprobar el movimiento expontáneo de un mueble, y por úl-timo, recibí una pizarra por debajo de la mesa en condiciones quemás adelante diremos.—A. R.

(2) El doctor Gibier ha dado extensa cuenta de aquellos fenó-menos en Le spiritisme.—París, 1882; p. 313 y siguientes.

18

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274 SEGUNDA PARTE

A) Fenómenos de percusión.

Sonidos diversos.

En la mayoría de experiencias que hemos practicado con dife-rentes médiums. se han dejado oir ligeros crujidos y pequeñosgolpes secos en el mueble que aplicábamos las manos, 6 en otrosmuebles próximos. Algunas veces se producían á petición nuestra,siendo muy intensos en ciertos casos. En la actualidad seria pue-ril, atribuir estos ruidos á la contracción de los músculos peróneosde Slade.

Cuando nuestras manos se hallaban aplicadas sobre la mesa, seoían y sentían en ella algunos golpes sordos.

Dichos golpes se percibían también en la silla de Slade, y al-gunas veces les oímos en nuestra propia silla, como si alguien,dara puñetazos en el respaldo.

Frecuentemente se produjeron estos golpes á petición nuestra,habiéndonos cerciorado que no medió contacto entre nosotros, y elmédium.

En la sesión que se celebró el dia 11 Mayo 1886 á las 10 y me-dia de la mañana, se produjo un violento golpe en medio de lamesa, estando el médium completamente quieto.

En la misma sesión, y it petición de los asistentes, se produjoun ruido que imitaba á un lápiz escribiendo debajo de la mesa.

El dia 27 de Mayo los fenómenos de percusión fueron mas cu-riosos. Parecía que en el pavimento del comedor en que nos ha-llábamos, y en el cual entraba Slade por primera vez, picoteaba un •grupo de pollos, y algunos de los concurrentes sintieron golpes nomuy agradables en la suela de los zapatos. El comedor estaba ilu-minado por dos lámparas, y el médium, sentado y aislado.

B) Movimiento de cuerpos con contacto del medium.

El fenómeno más curioso de este grupo, fué la levitación com-pleta de la mesa que utilizamos en las sesiones (1). Con la simpleimposición de las manos, la mesa se levantó por encima de nues-tras cabezas, volviendo después á su sitio en menos tiempo delque se emplea para contarlo. Sin tratar de hacer ostentación defuerza y destreza, diremos; que hallándonos mejor dotados que elmédium, nos fué imposible imitar el mismo fenómeno.

(1) Era una mesa de abeto, pintada de negro, de O in 74 de al-tura, por 1 In 08 y 1 in 02 de superficie, y sin ningún mecanismo.

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C) Movimiento de cuerpos mas ó menos pesados, sin con-tacto con el médium.

Hemos presenciado este fenómeno diferentes veces. El dia 29Abril 1886 por la mañana, estaba sentado Slade frente á una ven-tana con los piés dirigidos hacia nosotros. De repente, una sillasituada á 1 In 20 de distancia, die) media vuelta, y vino ä echarsesobre la mesa como atraída por un imán.

El 11 de Mayo del mismo ario, á las 3 y media de la tarde, ha-llándose sentado Slade en su posición ordinaria, se desplazó unbaúl colocado á 75 centímetros de su silla, con movimiento lento alprincipio, viniendo luego hasta la mesa que rodeábamos, golpeán-dola con violencia. Stade estaba sentado de espaldas al baúl, mien-tras que M. A. y yo, nos hallábamos de frente al mismo.

El mismo día, una silla colocada al lado del mueble en cues-tión, fué volcada á más de dos metros del médium.

Al día siguiente, una silla fue lanzada como por un resorte, á1 rn 50 de altura.

Inmediatamente de haberse realizado el fenómeno, examina-mos detenidamente los muebles, paredes y suelo, y nos convenci-mos, de que ninguna hipótesis física podia dar de él una explica-ción satisfactoria.

En varias sesiones hemos visto separarse de la mano de Stadeuna pizarra encuadrada (modelo Faber número 7) y venir ä colo-carse en nuestra mano, después de haber recorrido la mesa pordebajo, y en toda su longitud (1 tn , 08). En el instante que tratába-mos de cojerla, experimentábamos una sensación de resistencia,como si älguien sujetase la pizarra entre sus manos. Mientras te-nía lugar esta manifestación, el médium mantenía quietas sus ma-nos y extremidades inferiores. Teniendo Stade un lápiz apoyadosobre la pizarra, hemos visto en diversas ocasiones corno el lápizdescribía un semi-circulo, que iba á parar en la parte inferior delcentro de la mesa, y por último, venía á caer en medio de la pi-zarra.

En muchas circunstancias vimos, que la pizarra, antes de colo-carse directamente en la mano de la persona que estaba enfrentede Slade, se manifestaba en la extremidad opuesta de la mesa,la cual el médium daba la espalda, y una vez en dicho sitio, pro-ducía algunos golpes como si quisiera llamar la atención; de talmodo, que parecía sostenerla una mano invisible por la extremi-dad superior.

En estas diversas experiencias, no solamente no ha producidoel médium movimiento alguno sospechoso, sino que ha procurado

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276 SEGUNDA PARTE

reprimir sus movimientos reflejos, á los que se halla muy predis-puesto.

Entre el género de fenómenos comprendidos en este articulo,puede incluirse el hecho siguiente que hemos observado en mediode toda clase de precauciones. Slade pasó la mano por encima deuna cajita cubierta de cristal, que contenía una aguja imantada.En la primera tentativa, nada se produjo, pero al repetir la manio-bra por segunda vez, pronunció en inglés las siguientes palabras.«¡Queréis hacer el obsequio de hacer dar vueltas a la brújula?» yen el momento que acabó de pronunciar dichas palabras, la brú-jula se agitó violentamente, dando varias vueltas sobre su eje.

Este fenómeno tuvo lugar en un entresuelo que no tenia nin-guna instalación eléctrica, y sabemos, que las habitaciones situadaspor encima del piso en que se realizó la experiencia, no estabanalquiladas por el médium.

Por otra parte, esta manifestación que fué intentada otras ve-ces aünque sin resultado, no podía tener preparación, porque Sta-

de ¿y iteraba nuestros propósitos.

D) Objetos que se rompen al simple contacto del médium.

En seis ocasiones diferentes, hemos presenciado la rotura envarios pedazos, de una pizarra en que Slade aplicó su mano. Estefenómeno, iba precedido de una sensación de dolor, en el brazo co-rrespondiente ú la mano que contactaba con la pizarra.

En este momento tenemos ante nuestros ojos cuatro de estaspizarras rotas, con sus correspondientes marcos de boj. Variasveces hemos intentado romper pizarras análogas, dando muchosgolpes sobre la mesa, ó tratando de doblarlas, y nunca lo pudimosconseguir.

E) Materializaciones. Aparición de manos visibles d laluz natural. Contactos.

El día 12 Mayo 1886 lt las 11 de la mañana, asistimos á una se-sión en casa de Slade. Mientras este y nosotros teníamos lasmanos sobre la mesa, vimos con toda claridad los dedos y la par-te anterior de una mano, que avanzaba hácia nosotros. No cree-mos haber sido víctimas de una alucinación, porque permaneci-mos tan serenos, como si nos halláramos en una sesión de patolo-gía experimental. M. N. que asistía lt la sesión, vió así mismo estefenómeno.

Slade nos invitó entonces It colocar la mano encima de la mesa,para sentir un contacto, pero no sentimos nada.

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EXP. CON E. SLADE 277Enseguida tomó el médium una pizarra, y nos invitó á sujetarla

por uno de sus extremos; de repente sentirnos el contacto de unamano fría que paseó sus dedos sobre la parte anterior de nuestroantebrazo derecho. Dejamos la pizarra, y cogiendo la mano de Sla-de nos convencimos, de que la misteriosa extremidad no pertene-cía al médium, porque las manos de este, tenían la temperaturanormal. Miramos debajo de la mesa, y nada encontramos que pu-diera explicarnos el hecho.

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CAPITULO y

Experiencias de Donald Mac-Nab, realiza-

das el ario 1888, en París.

(Extraet. del «Lotus rouge.»—Oct. y Noviembr. 1888).

I.—CONDICIONES DE EXPERIMENTACIÓN

Mis observaciones abrazan un período de tres meses, durantelos cuales apenas realicé una sesión semanal. Siempre he opera-do en el mismo local, y en todas las sesiones, han asistido casi losmismos concurrentes. En una sesión que se celebró fuera de micasa y ä la que concurrieron 15 personas, no se obtuvo ningún fe-nómeno; otra sesión celebrada en mi casa con asistencia de 14 per-sonas, también dió nulos resultados, yen una tercera ä la que asis-tieron 5 ó 6 personas, los resultados fueron bastante medianos.

Regularmente asistían en las sesiones de mi casa, cinco 6 seispersonas, y en todas, salvo en una, se realizó alguna manifes-tación.

Atribuyo esta falta de éxito, á un tiempo frío y lluvioso.... Siempre me serví del mismo médium, excepto en dos sesio-

nes, habiendo obtenido los mismos efectos ä pesar de la sustitu-ción que hubo de hacerse.

Se denomina módittni, aquella persona por cuya mediación seproducen los fenómenos. Su papel estriba en suministrar la fuerzanéurica, ó psíquica. Con frecuencia es un instrumento completa-mente pasivo. Aquel de que me serví, (M. F.) no es pasivo; su vo-luntad entra en función, y difícilmente se pone cataléptico. Sialguna vez ocurre esto, suspendo la experimentación; de manera,que cuantos fenómenos se han producido, han tenido lugar, ha-llándose, 6 pareciendo hallarse el médium en estado de vigilia, asíes que se comporta como cualquiera de los concurrentes.

El médium es un histérico bien caracterizado y profundamente

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EXP. DE DONALD MAC-NAH. - 1888 279meurósico; se duerme expontátteamente cuando quiere, y después.de corta letargia, alcanza rápidamente el estado que los psicólogosdenominan, de percepción transcendente, y que el señor de Ro.chas llama estado de relación. Alguna vez es objeto de incarna-ciones, aunque procuro evitar tanto como es posible este peligroso•estado. El médium es músico y tiene excelente temperamento deartista, reuniendo esta última cualidad casi todos los médiums que.que conozco.

Apesar de que por su mediación se ha hecho mucho espiritismofenomenal, no cree en el espiritismo, y está persuadido que lacausa de los fenómenos, es debida á fluidos ó esencias que salen de.él, y que un teósofo llamaría su cuerpo astral. Con todo: es presa.de entidades vampíricas que viven á sus expensas, absorviéndolela fuerza vital que evoluciona en su organismo, y le sugieren ideas.de suicidio. De ahí el estar enfermo física y moralmente. Se ponemuy nervioso cuando hace música. He visto salir con frecuencia.chispas de sus dedos, cuando toca el piano en la obscuridad, y cu-brirse las teclas de nubes luminosas. Jamás le he sorprendido enfraude, aunque ningún interés podría tener en ello. Es amigomío; desde hace algunos meses vivo íntimamente con él, y me'hallo completamente seguro de que procede con la mayor buena

(1) Por último; en su ausencia he obtenido los mismos fenóme-nos con uno de mis amigos (M. C.) que por primera vez asistíala sesión, y estaba ignorante de mis propósitos.

Nótese que algunos fenómenos parecen juegos de prestidigita-ción, lo cual no debe asombrar, toda vez que los prestidigitadoresprocuran imitar los fenómenos reales, pero basta asistir á una deestas sesiones, para convencerse de que en ellas no intervienepara nada el artificio.

He carecido de los medios necesarios para experimentar en las.condiciones rigurosas que exige la ciencia moderna, habiendoprocurado sobre todo, darme cuenta de los hechos, esperando quelos sabios harán más adelante experiencias definitivas.

Estas investigaciones aprovecharán ä la ciencia positiva ha-ciéndole conocer nuevas leyes, dándole bases más extensas, ysobre todo, evidenciando que los hechosadmitidos como sobrena-turales, son del dominio de la naturaleza.

(1) Después de haber escrito Mac-Nab este artículo, encontró'en su habitación una figura de cartón que no podía haber sidoaportada mas que por el médium, aunque éste pareció quedar sor-prendido así que la viö. ¿Se trataría de un ensayo de fraude másmenos consciente, del que la mayoría de los médiums suministranejemplos?—A. R.

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280 SEGUNDA PARTE

Los fenómenos producidos, pueden clasificarse de la manerasiguiente:

1.° Movimientos expontáneos de objetos, sin contacto; levita-ción; escritura directa.

2.° Huidos y golpes.3. 0 Fenómenos luminosos.4.' Transporte de objetos.5.° Aporte de objetos por desintegración.6.° Materialización de fantasmas.7.° Comunicación de pensamientos en estado de vigilia.

II. —MOVIMIENTOS EXPONTÄNEOS DE OBJETOS, SIN

CONTACTO.

El fenómeno de la cana me parece de los más curiosos, tantaporque resulta fácil de comprobar ä causa de realizarse en plena.luz, como por dar la clave de todos los movimientos de objetos sin.contacto.

Sentado el médium, sostiene una caña entre sus piernas. ALpoco rato las separa con lentitud, y la caña permanece en su sitiaaunque inclinada un poco hacia el pecho del médium, y movién-dose como lo hacen las agujas imantadas.

El médium estaba completamente inmóvil, y ä impulso de su,voluntad hacía inclinar fa caña en todas direcciones, llegando atocarle el pecho, su extremidad superior, y en esta situación, for-maba con el suelo un ángulo de unos 60". A impulso de la volun-tad del médium, volvía la caña ä su posición primitiva.

Le hice repetir muchas veces la misma expe.riencia con tres.cartas diferentes; una muy ligera, otra conteniendo un espigón,de acero, y la última era un junco algo pesado. Esta diö los mejo-res resultados.

Sabiendo que este fenómeno puede imitarse por medio de un,cabello ó de un hilo muy fino, mis primeros cuidados fueron de-asegurarme si existia semejante amaño, habiendo comprobado,.que el fenómeno era completamente auténtico.

Coloqué luego á 10 centimetros de aquella carta, otra de bam-bú muy ligera, y al instante fué avanzando hasta tocar con la pri-mera.

Mientras se realizaba esta experiencia, el médium permaneció.del todo inmóvil.

En virtud de lo que acababa de observar, hice las siguientesconclusiones que las creo muy legítimas:

El equilibrio instantáneo que guardaba la caria durante su mo-

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EXP. DE DONALD MAC-NAB. - 1888 281

vimiento, estaba mantenido; 1.° por la acción de la gravedad. 2."por las fuerzas magnéticas del campo neurico del médium, ypor la voluntad consciente. En otros términos; las líneas de fuer-za del campo neúrico, actuaban como un mecanismo de unión, en-tre la caria, y la voluntad localizada en el cerebro.

Entre las muchas veces que se ha repetido la experiencia, ca-sos ha habido en los que no (lió resultado.

Los señores Montorgueil, redactor del periódico Paris; de Ra-chas comandante de Ingenieros; Gaboriati, director del Lotus, yFroment, secretario del antiguo Isis, han sido testigos presencialesde los fenómenos que acabo de reseñar. Esta experiencia es rigu-rosamente científica, porque se produce siempre que se llenanlas condiciones requeridas.

Cuantas veces el médium exterioriza su campo néurico con unesfuerzo de voluntad, siente enorme fatiga. Un hecho idénticoocurre en física.

Una máquina que desarrolla electricidad por el frote, no siem-pre está en condiciones de desprender flúido; para que funcionecon regularidad, precisa que el disco de vueltas, que las superfi-cies receptoras estén aisladas, que el aire no esté húmedo, etc.

El equilibrio de la caria tiene gran parecido con el equilibrio deuna muñeca de médula de saúco en un campo eléctrico, con lasola diferencia, de que aquella, es impulsada en sus movimientospor la voluntad.

Generalizando estas consideraciones se puede decir, que la vo-luntad es una fuerza mngnética que actúa expontáneamente en tresdirecciones del espacio, en tanto que los centros de fuerza eléctri-ca, obran solamente en una dirección.

Cuando la física y la química salgan de su peculiar rutina, con-sideraran los centros de fuerza molecular, como expontaneidadesde grado 1, y las voluntades libres, como expontaneidades de ungrado 3.

Continuemos generalizando. Hemos visto como una caña semovía expontäneamente en un campo psíquico, bajo la influenciade una voluntad. Parece evidente que el mismo efecto deberíaproducirse con cualquier otro objeto, una mesa por ejemplo, uti-lizando la voluntad de una persona que no fuera el médium, todavez que este, no hace otra cosa que suministrar el campo néu-rico (1).

(1) Véase como se expresaba seis años más tarde, en mediodel sueño magnético, una señora amiga mía que jamás había leídoni visto á Mac-Nab.

Un animal se compone de tres partes: el cuerpo material, el

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282 SEGUNDA. PA RT E

gCuáles son las demás voluntades que pueden actuar? Parecedemostrado después de las experiencias realizadas por los señoresJanet, de Bochas, etc., acerca del segundo estado, que en el hom-bre existe cuando menos, una doble personalidad (1). Buscandobien, encontraremos un gran número. Basta interrogar al sentidoíntimo, para asegurarse de que somos una colección de volunta-des diferentes en lucha continua. Cada deseo que reprimimos, esuna voluntad reconocida; algunas veces forma parte del incons-ciente. Cada una de estas voluntades puede desarrollarse momen-táneamente de una manera anormal, y obrar en nuestro puesto sise le deja el campo libre. Esto ocurre en los sonámbulos, y en elestado segundo. Puede ocurrir que los movimientos expontäneosdel objeto, estén guiados por una voluntad que nos parece exterior,y que momentáneamente adquiere un alto grado de conciencia.Dicha voluntad, debidamente exteriorizada, constituye una partede nosotros mismos.

Todo el mundo sabe que una corriente eléctrica puede ser pro-ducida sin aparato ad hoc, tal como pila, 6 maquina dinamo. A estaclase de corrientes se las denomina inducidas, porque representanun movimiento inducido por otro movimiento, en un medio apro-piado.

Es así como puede entenderse una conversación telefónica enun hilo, en cuyo extremo no existe ningún teléfono.

espíritu, y el flúido nervioso, que relaciona el espíritu con el cuer-po. Para que el animal pueda moverse, es preciso que la materiaesté impregnada de una cantidad suficiente de flúido, para triunfarde su inercia.

Cuando un médium se exterioriza, y carga con su flúido uncuerpo exterior, una mesa p. e., constituye en esta mesa, una pro-longación artificial de su cuerpo, que obedecerá á su espíritu, tanpronto como esté lo suficiente vivificada. Mientras esto no ocurra,la mesa no obedecerá mejor que un brazo más 6 menos parali-zado.

La mesa no podrá ejecutar más que los movimientos compati-bles con su estructura, pero si en lugar de una mesa, el médiumsatura una inufieca articulada p. e., podrá hacer ejecutár ti estamuñeca, todos los movimientos que toleran sus articulaciones. Sise tratase de un cadáver, podría hacerle mover cual se mueve unhombre vivo. La experiencia se ha realizado con éxito satisfacto-rio por Horacio Pelletier, sobre un insecto muerto.

Por último; puede suceder que al espíritu del médium le sus-tituya otra entidad inteligente 6 invisible.—A. R.

(1) Del resultado de mis experiencias, 'he venido á concluirsencillamente la posibilidad de crear en un mismo sujeto diversaspersonalidades ficticias, suprimiendo por un momento algunos re-cuerdos, y exaltando otros.—A. R.

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Si el pensamiento es un movimiento, no deberá sorprendernosque doquier se produce este movimiento, allí debe existir el pen-samiento y la conciencia.

Para que se desarrolle una conciencia inducida, es preciso quela conciencia inductiva dirigida por un ser vivo, ponga en movi-miento dentro de un medio especial que es el campo neurico, loscentros de energía potencial. Si el movimiento inductor es muyintenso, no deberá sorprendernos que el movimiento inducidosubsista más tiempo que la causa inductora, porque las pérdidasde energía por inercia y resistencia pasivas, son casi nulas. Lacausa inductora es por otra parte, una voluntad libre, y lo induci-do, lo es también. Los centros de energía sobre los cuales actúa lainducción, son llamados elementales por los teósofos.

Todavía existen otros centros de energia que podemos conver-tir momentáneamente en centros conscientes é inteligentes. Estosson, los residuos vitales de los difuntos, cuya potencia viva todavíano se ha anulado. Llevan el nombre de elemen,tatios, y aportan enla conciencia que momentáneamente les damos, cie' rtos elemen-tos, tendencias, instintos propios ä los que han pertenecido, ycuya interpretación irreflexiva, ha dado lugar al formidable errorde los espiritistas.

Ahora nadie debe asombrarse si digo que un objeto, una mesa,en movimiento al parecer expontáneo, dé lugar ä manifestacionesintelectuales, exteriores ä los asistentes, aunque sin serles deltodo extrañas.

He observado un gran número de veces estos movimientos, yme limitaré ä citar algunos. -

En la primera sesión á que asistí, hice colocar al médium en-tre M. R. y yo, porque á decir verdad, me hallaba dominado porun gran excepticismo. La habitación en que estábamos reunidos,se hallaba ä obscuras, y en tales condiciones, un velador situadoenfrente de nosotros aunque bastante alejado, se deslizó por el sue-lo, contestando por medio de golpes, á muchas preguntas que ledirigimos.

En otra ocasión y en presencia del ingeniero seruir Labro, sereprodujo el mismo fenómeno en la obscuridad, y se agitaron ade-más todos los muebles de la estancia. El velador se precipitó haciael suelo, la cama fue arrastrada, y todas las sillas que amueblabanla habitación, fueron trasladadas de sitio y derribadas. Todo estose realizó en un momento, y en medio de una zambra espantosa.

Encendí la luz, y rápidamente cesó la agitación de los muebles.Mientras tenían lugar dichas manifestaciones, el médium per-

maneció inmóvil y sentado en el sofá, entre M. Ft. y yo.Apagada de nuevo la luz, oímos algunos golpes fuertes que

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284 SEGUNDA PARTE

partían del piano, y á los breves instantes tocó este instrumento-una melodía.

La obscuridad es una condición favorable á la producción delos fenómenos, aunque suprime el testimonio de los sentidos.

Mucho deseaba obtener estos moyimientos en plena luz, y unatarde, mientras nos hallábamos conversando enfrente de una ven-tana, M. R., el médium y yo, oímos algunos golpes que partíandel piano. Dirigimos la vista hacia aquel sitio, y vimos con todaclaridad, que un trozo de bujía introducida en una palmatoria,saltó como movida por un resorte hacia detrás del piano, de cuyopunto la retiramos.

La experiencia que sigue, la verifiqué al resplandor de una!ampara de fotografía, cuya luz roja permite distinguir bastantebien los objetos. La primera vez tuvo lugar en presencia y con lacooperación de los señores Labro y Geffroy, ingenieros de artes ymanufacturas, y la segunda, con los señores Labro y M... Th...también ingenieros.

Nos colocarnos en pié alrededor de un velador, contactandomútuamente los pies; apoyando la mano izquierda sobre el hombrodel vecino, y teniendo reunidas en paquete las manos derechas, enun borde de la mesa. A una señal convenida, elevamos á un tiem-po dichas manos a. la altura de 40 centímetros, y el velador seelevó hasta tocarlas, cayendo nuevamente al suelo.

De nuevo colocamos las manos derechas en paquete, á 40 cen-tímetros del velador, y á petición nuestra, se elevó hasta tocarnoslas manos, descendiendo enseguida con lentitud hasta descansaren el suelo sin hacer ruido.

He sido testigo de muchos más movimientos de objetos, aun-que se realizaron en la obscuridad.

Sin embargo; los concurrentes teníamos la costumbre de estarrelacionados por contactos; estábamos atentos al menor ruido, yencendía la luz cuando lo creía conveniente, sin prevenir á nadie.

Un día fué desenvainado un sable de caballería que estaba enun rincón de la estancia, y se encontró luego á mis pies; en otraocasión fué una campanilla...

Otro día fué levantada la cama á la altura de 50 centímetros,permaneciendo suspendida durante medio minuto, con la particu-laridad, de que el médium y yo, estábamos sentados en ella.

En casi todas las sesiones, el velador se eleva y queda suspen-dido en el aire durante mucho tiempo. Su construcción es muysencilla, de suerte que al menor movimiento, cruje por encimade nuestras cabezas.

Una vez se elevó, y percibimos el ruido de un lápiz que previa-mente habíamos colocado sobre la tabla. Esta se hallaba rodeada

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de una pequeña galería, que era un obstáculo para que el 'lápiz ca-yera. Cuando el velador llegó al techo, el lápiz escribió en él, es-tas palabras; la muerte. En la actualidad todavía pueden leérse.

... No quise encender la luz mientras el velador estaba en eltecho, porque temía que se desprendiese sobre la cabeza de algu-no de los concurrentes, mas á falta de una prueba de risa, empleéel tacto como medio de comprobación.

Así, en una sesión ä obscuras, y cuando el velador estaba eleva--do hasta la altura- de mi pecho, lo palpé en toda.s direcciones sinencontrar ninguna mano. Después traté de aproximarlo junto ámí, experimentando gran resistencia. La fuerza no estaba aplica-da en el eje, sino en el borde superior opuesto ä mi.

Una tarde se realizó en plEna luz la levitación del velador, per-maneciendo suspendido algunos segundos, á la altura de 20 á :30centímetros. El médium y yo teníamos aplicadas las manos enci-ma del mueble, pero tengo la seguridad de que nuestros piés no‚ejercieron el menor contacto.

II "—LAS LUCES

En todas las sesiones un poco notables, he observado siemprealgunos puntos luminosos semejantes á fuegos fatuos.

Se les vé aparecer en diversos sitios, como en el aire, en el sue-lo, en las inmediaciones del médium, etc.

Algunas veces están dotados de vivo explendor, con cierto tinteblanquizco semejante á la luz del magnesio. No iluminan los cuer-pos que le rodean, pasan de un punto á otro corno pequeños co-metas, y corren cual si fueran mariposas.

El día 8 Julio 1888, en presencia de los señores Gaboriau, La-bro, Picard, y R... coloqué en la obscuridad tres placas gelatino-bromuradas, sobre la mesa, y junto á mi. A petición mia, uno delos resplandores vino ä colocarse de repente sobre una placa. Di-cho resplandor era muy vivo, de color blanco, y corton9do por unpenacho semejante ä un remolino de humo blanquizco.

Tenía la forma de una pequeña lengua, y se dirigió á la placadescribiendo un zig-zag en forma de M, y al retirarse, aun ofrecíamucho brillo.

Otra llama menos brillante se depositó por un momento en lasdos restantes placas.

Al desarrollar los clichés por medio del oxalato de hierro, pre-sentaron la particularidad de cubrirse de efluvios análogos á losque se obtienen con las descargas obscuras de electricidad. (Expe-riencias del doctor Boudet de París) manifestándose de color vio-

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286 SEGUNDA PARTE

leta, en lugar de los trazos negros que deja una simple impresión.luminosa.

Como en las sucesivas placas que impresioné, siempre he en-contrado trazos violetas, llego á suponer que independientementede la acción luminosa, se produjo en las placas una alteraciónanormal de la sal de plata, debida á la acción química de aquellasustancia luminosa.

Con objeto de asegurarme de que dichos efluvios no procedíande una mala composición del bafio revelador, desarrollé al mismotiempo una placa nueva, que resultó absolutamente transparentedespués de haberla fijado. Accidentalmente se me rompió una deaquellas placas, pero aun conservo las dos restantes, en las que seve el zig-zag trazado por el pincel luminoso.

En una sesión hice llegar una de estas luces junto á mi nariz,y senti un fuerte olor de ozono.

Las numerosas observaciones que tengo hechas acerca de esteparticular, me permiten dividir estas luces en dos categorías.

Las unas son algo amarillas, y presentan un humo fosforescente bastante parecido al que emite el fósforo durante su oxidaciónlenta.

La substancia de estas luces, ni es fósforo, ni ácido fosfórico.Es lo que se denomina en química un estado naciente.

Otras luces, son blancas, no emiten humo, y tienen contornosbien definidos.

En las condiciones con que yo las he observado, resulta impo-sible imitarlas, puesto que se producen simultáneamente en di-versos puntos bastante separados entre sf, cambian deforma, setrasladan de un sitio á otro, y se manifiestan ante los ojos de losasistentes.

Las formas que pude ver con limpieza, fueron; un ojo luminosocoronado de un penacho; la mitad de una cara, y dedos lumi-nosos.

Muchos indicios me obligan á pensar, que estos resplandores,sirven para hacer visibles las formas que se materializan en laobscuridad.

Una tarde hallándome alejado del médium, vi dos dedos; uníndice y un pulgar, amasando un cilindro luminoso.

En la sesión del 20 de Julio á la que concurrieron los señoresLabro, Th... y M... impresioné diferentes placas hallándome ale-jado del médium. Este se sentó al piano, nosotros en el canapé, te-niendo el velador enfrente, y la placa se colocó encima del vela-dor. Las luces vinieron hasta la placa, retirándose inmediatamen-te, y á continuación, se derribó la placa y el velador. Un poco mástarde observamos que las luces revoloteaban á nuestro derredor.

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Suponiendo que se había roto el cliché, expresé mi disgusto porsemejante acontecimiento, y en el mismo instante que esto hacia,una mano comprimió con fuerza mi hombro derecho, y el vela-dor, con la placa intacta, se colocaron ä mi lado sin•hacer el me-nor ruido.

Al desarrollar el cliché, se manifestaron efluvios violáceos éimpresiones negras, debidas seguramente ä dedos luminosos. Laslíneas dela mano quedaron perfectamente grabadas, tanto las quecorresponden ä los dedos, como á la palma.

Cuántas veces he intentado tocar estos resplandores, siempresenti el contacto de dedos. En diferentes ocasiones he visto salirmanchas luminosas de los dedos del médium, por cuyo motivo nopuedo atribuir importancia ä las que se manifestaban léjos delmismo, lo cual ha ocurrido innúmeras veces.

Con frecuencia he visto manchas fosforescentes en el suelo dela habitación, persistiendo su presencia ä pesar de encontrarme enuna semi-obscuridad, y cuando trataba de tocarlas, huían delantede mis dedos.

En los clichés que he conservado, se observa alrededor de lahuella de los dedos, una auréola especial que no existiría si setratase sencillamente de vestigios de dedos súcios. Por otra parte;al examinar las placas antes de su desarrollo, siempre las encon-tré muy limpias.

Aunque las mencionadas luces pueden ser imitadas frotándoselos dedos con fósforo, no es posible imitar sus cambios de forma y debrillo, ni producirlas artificialmente en tan crecido número comoaparecen en las sesiones. Estas observaciones las he realizado concuatro médiums diferentes, y en condiciones de hallarnos ocupa-dos en la obtención de fenómenos, interesantes por otros concep-tos. No se trató pues de una alucinación, ya que además de nohaber sido yo solo quien presenció los hechos que acabo de na-rrar, queda corno testimonio permanente, la impresión de misplacas.

IV.—LA LEVITACIÓN DEL 'MÉDIUM.

Con frecuencia se produce la levitación del médium durantelas sesiones.

A uno de mis amigos, escultor de profesión que también esmédium, le ha ocurrido varias veces este fenómeno. Una vez nosdijo que se sentía ascender junto con la silla en que estaba senta-do. En efecto; el cambio de voz nos indicaba que iba separandosede nuestro lado, y al encender la luz, le encontramos sentado enla silla, encima de la cama.

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17,

288 SEGUNDA PARTE

En otra ocasión quise iluminar la estancia en el momento quese elevaba, sentado en el taburete del piano, pero inmediatamentecayó al suelo desde unos 50 ó 60 centímetros de altura, rompiéndo-se una pata del taburete. Presenciaron el hecho, los tres ingenie-ros, señores Labro, Th. y M.

Conceptuando de mocita importancia poseer una prueba palpa-ble de la levitación, pude conseguirlo colocando en el suelo untrozo de tela indiana poco resistente, y en el centro de ella, situa-mos una silla en la que se sentó M. C. El otro médium M. F. no

estaba presente.Cada uno de los concurrentes cogió un ángulo de la tela, y

como éramos cinco, se situaran dos personas en uno de dichosángulos. Apagamos la luz, y casi en el instante percibimos que lasilla se elevaba, volviendo luego á descender con lentitud.

La tela no estaba tirante, y al menor esfuerzo se habría rasgado.Esta experiencia dejó estupefacto á M. C., y la presenciaron

M. R., dos señoras, y yo.No creo que pueda objetarse nada á esta experiencia, porque

del modo que estábamos colocados, era imposible nos pasara des-apercibido el curso de esta manifestación.

La levitación no es precisamente según algunos creen, la mani-festación de una fuerza que actúa en sentido vertical.

En presencia del señor de Rochas se produjo el hecho siguiente,que he observado en casi todas las sesiones.

«M. C. estaba sentado de espaldas á la ventana, hallándose la

habitación á obscuras. De repente fué trasladado con su silla cerca

.del piano, en donde permanecía el señor Gaboriau. 1) El acto fuétan rápido, que el roído que hizo la silla al elevarse y descender,fué casi simultáneo, inclinándose la silla durante el transporte,unos 180°.

Los señores Montorgueil y de Rochas, comprobaron en diferen-tes sesiones, que el médium, no empleaba ningún proceder gim-nástico en su ascensión.

(1) El señor Gaboriau, dice lo siguiente ä propósito de estehecho: «Habiendo el señor Mac-Nah iluminado de improviso lahabitación, vi al médium fatigado y cubierto de sudor, como siacabase de levantar un gran peso. Estoy persuadido de que pasópor encima de la mesa con su silla, puesto que la habitación eramuy reducida, y casi la ocupábamos por completo. En el supuestode que hubiese pasado por detrás de nosotros, debía forzosamenterozarnos, máxime hallándonos ä obscuras.

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y .—MATERIALIZACIÖN DE FORMAS HUMANAS

Con bastante frecuencia, han recibido los médiums fuertes'bofetones, en plena luz.

Se oye el ruido, queda impresa en el rostro la forma de los de--dos y el aumento de coloración, pero nada más se observa...

Cuando los toques y contactos se producen en la obscuridad,.es dificil decir á quien pertenecen las manos que tocan. En dife-rentes ocasiones hallándome solo con el médium y sentado en suinmediación, he sentido contactos de cabezas encubiertas, y toquesde manos, cabellos, y velos de gasa, que no podían ser producidospär el médium ; dada la posición que ocupaba.

En lascondicionesde mediumnidad débil en que he operado, noduran mucho tiempo los contactos, siendo éstos de corta duración'y ligeros, como sucede al tocar un objeto que quemat Cuando hayinterposición de ropa, el contacto es mas prolongado, y en el ins-tante que se enciende la luz, desaparecen las incompletas formasque producen las manifestaciones, sea porqué la luz las disuelvainstantáneamente, ó bien porque la materia de que se componen,no proyecte elementos visibles,..

Hallándonos en una habitación cerrada con llave, sentados ensemicírculo enfrente del médium, y éste con las manos apoyadas.en las rodillas, vimos a media luz como se materialiM una mano,sobre el hombro del mediata.

Se bajó de nuevo la luz, y apareció una mano pequefia, calien-'te y húmeda, que no tenía ningún parecido con las manos de los.concurrentes.

En el momento que se retiraba, toqué por tut instante un pe-dazo de gasa blanca, que probablemente envolvía la parte superiordel antebrazo. (1)

(1) El artículo de Mac-Nah contiene muchas mas experienciasreferenles a materializaciones completas, aportes, y escritura di-recta, así como un interesante ensayo de explicación de estosfenómenos.—A.

19

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CAPITULO VI

Experiencias del senor F'elletier

(Extracto„cle la relación inserta en L'Initiation de Julio 1891,por el señor Lernerle, ingeniero y antiguo discípulo de la Escuelapolitécnica).

... En una pintoresca aldea de las márgenes del Loire, realizóel señor Pelletier sus pacientes estudio, rodeado de sencillos yhonrados labradores...

A pesar de que no contaba más que con tres sensitivos, y lassesiones tuvieron que realizarse al mediodía, acompañándolasintenso calor, se llegó á obtener resultados muy notables.

El primer fenómeno que se produjo fué el siguiente:Se situó encima de una mesa, un recipiente con agua; varios

sensitivos pasaban sus manos á la distancia de 5 6 10 centnnentrosde la superficie, evitando el menor contacto con el mueble. Alpoco rato, el líquido empezó ä dar sacudidas, según ocurre cuandoun pez salta fuera del agua. Todos los concurrentes estaban in-móviles, quedando, persuadidos de que era preciso golpear confuerza en el suelo, para conseguir un efecto análogo al menciona-do. El movimiento impreso al agua por medio del soplo, dä lugar

ondas que no tienen este carácter de impulsión brusca. Estoshechos, se producen algunas veces ä un mandato del señor Pelle-tier, y en otras ocasiones, tienen efecto en medio del más absolutosilencio.

Dichas sacudidas se presentan por intérvalos, habiendo obser-vado, que entre la extremidad de las manos y el agua, se producíauna corriente que daba la sensacióu muy limpia de un aire fresco.En ciertos momentos los sensitivos decían tener frío, lo cualcontrastaba cop el intenso calor de la estancia. Creyendo aumen-tar la intensidad del fenómeno, dispusimos que los sensitivos se-

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colocaran uno detrás de otro, en isónomo, y el resultado fué con-traproducente.

Enseguida experimentamos sobre una aguja imantada, de unosdoce centímetros de longitud, y colocada sobre un eje vertical.

Tan pronto como la aguja estuvo orientada, pasaron los sensi-tivos sus manos, juntos y aisladamente, por diversos puntos de laaguja, y ésta ejecutó algunos movimientos que no dejaron satisfe-chos ä los concurrentes, porque sospechábamos que podían serdebidos á la agitación de las capas de aire, provocada por los mo-vimientos de las manos.

Para solventar esta duda, tomamos un hilo de plomo montadosobre un poste metálico, el cual situamos en el meridiano magné-tico, ä fin de determinar exactamente el plano de este meridiano,con el eje de la aguja. Estando las manos completamente inmóvi-les, comprobamos algunas desviaciones en declinación, aunque noconstantes, pues se trataba de impulsiones, después de las cualesrenacía el equilibrio, 41ue iba precedido de las oscilaciones ordi»a-rias.

A falta de aparato para medir el valor de estas impulsiones, es-timamos en 20" cuando menos, la amplitud de la desviación, ä par-tir del equilibrio.

Inútil es decir, que el fenómeno se produjo de igual maneracuando la mano se hallaba en el meridiano, que al hallarse perpen-dicular á este plano. Hemos observado que durante el ex perimen-to, las oscilaciones hechas por la aguja al recobrar su equilibrioestaban como amortiguadas, pareciendo que se movía en un mediomás resistente.

Lo que precede solo concierne á los movimientos en declina-ción, por más que la aguja puede adquirir algunos movimientosen inclinación, según el modo de suspensión; pero aquellos, no loshemos creído lo suficiente precisos, toda vez que la movilidad enel piano vertical era mucho mayor, y podían zttribuirse al sitnplemovimiento respiratorio de un concurrente inmediato.

Con el péndulo de médula de saúco, las manifestaciones no fue-ron muy caracterizadas.

Más tarde situamos sobre el velador, dos porta-läpiz; uno deplata, bastante pesado, y otro de aluminio muy ligero. Los sensi-tivos permanecían sentados enfrente de la mesa sin tocarla, y álos pocos minutos, dió el portalapiz de aluminio diferentes vuel-tas sobre sí mismo, inclinándose tan pronto en un sentido, comoen otro. Un porta-plumas de madera ordinaria, y una caja redon-da de tres centímetros de diámetro, fueron trasladadas por la fuer-za invisible, desde un borde de la mesa, hasta el opuesto.

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292 SEGUNDA PARTE

Unos tapones colocados en el mismo sitio, realizaron de igualmanera los diversos movimientos mencionados en las comunica-ciones del señor Pelletier, excepto saltar por fuera del velador, ysepararse una vez estaban juntos.

Estos movimientos ya habían sido obtenidos el día anterior, yno debe causar asombro que no se haya repetido la serie, si seatiende ä las muchas horas que duraba la sesión, y hallarse bajola acción de un calor sofocante.

La manera de ser de estos fenómenos, conduce ä asignarlesuna causa de naturaleza intermitente, y que procede como poremisiones separadas. Ningún hecho de los que se han observadoviene en apoyo de la existencia de una fuerza continua, por débilque sea. Todo se realiza como por choques. El señor Pelletier hanotado, que cuando se dirije ä los sensitivos con voz fuerte y man-dato brusco, la emisión del flujo de fuerza psíquica es mayor. Estonos ha hecho pensar, que si el mandato brusco aumenta el flujo defuerza, es ä causa de la conmoción que experimenta el médium, ypara probarlo, rogamos en voz baja al experimentador para quediese un mandato en cierto modo negativo, y en el instante queen el tono que tenía por costumbre usar, dijo, «No se mueve», elsujeto tuvo un sobresalto, y el objeto se movió.

Por lo que se refiere ä los movimientos de objetos muy ligeros,nos permitiremos formular un deseo, y es el de que se hagan lasexperiencias absolutamente concluyentes, tomando para ello lasmayores precauciones contra la acción del soplo, ó de la simplerespiración de los sujetos. Esta es la primera idea que acude ätoda persona que presencia estos movimientos.

Estamos completamente seguros que la mayoría de los fenó-menos que acabamos de mencionar, eran completamente inde-pendientes de esta causa, pero muchos otros que hemos pasado ensilencio, podían en rigor haberse atribuído ä ella.

Antes de terminar estos apuntes, daremos cuenta del movi-miento de la mesa, sin contacto.

Sentados los sensitivos alrededor del velador, (1) apoyaron susmanos encima con objeto .de saturarlo, y ä los pocos minutos laslevantaron ó la altura de 10 centímetros. En tal situación, y com-pletamente aislados de la mesa, esta se elevó algunos centímetros,volviendo enseguida ä descender (2).

(1) Estaba construido de madera de encina, y pesaba 10 kiló-gramos.

(2) En un articulo publicado en la Initiation (marzo de 1893),el señor Lemerle vuelve ä tratar de esta experiencia, apropósitode los estudios hechos en Milän, por los señores Richet y Aksakof,

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EXP. DEL SEÑOR PELLETIER 293

Esta experiencia se reprodujo 4 ó 5 veces en idénticas condi-ciones, es decir, recargando cada vez el mueble por medio delcontacto, pues el serior-Pelletief opinaba, que en cada movimien-to obtenido, se producía una suerte de descarga. Con todo; des-pués de haberse producido un movimiento, quedamos con lasmanos en el aire, reproduciéndose aquel por dos veces, sin nuevocontacto.

Es imposible ver nada más limpio y cierto.

con Eusapia, y dice; que en su producción concurrieron todas lascircunstancias que dichos sertores juzgan necesarias para estable-cer la certitud del fenómeno. En electo' , este se produjo á las 3 (lela tarde de un dia del mes de Junio.

El velador pesaba 12 kilógramos, y rué proyectado diversas ve-' ces á unos 7 ú 8 centímetros del suelo.

«Los sujetos estaban de pié, y yo me hallaba ii 2 m 50 del grupo,con objeto de tener en mi campo visual, las patas del velador, y lossensitivos. Nadie más había próximo al grupo. Este se hallaba si-tuado enfrente de la ventana, lo cual me permitía asegurarme deque no realizaba ningún contacto con el mueble, . tti con las ma-nos, que estaban colocadas en un plano horizontal á 10 centíme-tros del velador, ni con el cuerpo de los sujetos, que estaba lo me-nos á 20 centímetros del borde de la mesa, ni menos con los piésy piernas, que todavía estaban mas separados Entre los 3 sujetos,había dos hombres, cuyos pantalones no podían henchi rse, y unaseñora, a, la que se le separó hacia atrás, la falda de su vestido. Nin-guno de estos sujetos entró en trance y tampoco presentaban laagitación acusada por Eusaida. Todos estuvieron absolutamenteinmóviles durante el experimento.»

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CAPITULO VII

Experiencias del doctor Pablo Joire

(Extrac(o de la Tfl:vw im HYPNOTISN1E Octubre de 1895.)

I.—Estado primitivo

Para producir el estado medianimico pasivo ó inducido, (1)pongo en práctica habitualmente los procedimientos que siguen.

Hago colocar de pie al sujeto, y después de vendarle los ojoscon un pariuelo, le aconsejo que cierre los párpados, y procureaislarse de toda preocupación. Enseguida empiezo á darle pases,desde la cabeza å lo largo de los brazos, y á los pocos minutos ob-servo un cambio en la fisonomía del sujeto, en la que se refleja laimpasibilidad. Muy pronto se nota un ligero parpadeo, menos pro-nunciado y convulsivo que el que caracteriza la letargia.

En la actitud general del cuerpo del sujeto se observan ligerasoscilaciones, pareciendo que guarda un equilibrio instable, cuyasoscilaciones se asemejan it las que produce un arbusto cuando esimpelido por una brisa ligera.

Durante este tiempo, los reflejos no son abolidos ni modificados;la hiperexcitabilidad neuro-muscular no existe; la sensibilidad cu-tánea es normal, tanto al tacto, como al dolor, y temperatura.

Las funciones de los sentidos no están abolidas, pero su sensi-bilidad, á la vez que está muy desarrollada para todo lo que proce-de del hipnotizador, es al contrario aminorada para las impresiones

(1) El doctor Joire, distingue el estado medianimieo pasivoen que el sujeto es movido por una acción exterior, del estadomedianímico activo, en que el sujeto actúa sobre los objetos exte-riores.—A. R.

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EXP. DEL Dit. PABL9 JUME 295

-exteriores. Los movimientos del corazón no se modifican; la res-piración es lenta y profunda.

Las extremidades no se hallan relajadas como en la letargia.Cuando se trata de cambiarlas de sitio, no ofrecen ninguna resis-tencia. Si se levanta una mano y luego se la abandona, cae por supropio peso.

En este estado, el sujeto no es sujestible, ni por la palabra, nipor intermedio del sentido muscular.

Si los fenómenos somáticos son negativos y revisten poco in-terés, no sucede así con los de otra categoría. Esta categoría defenómenos se distingue particularmente, por impulsos de un ca-rácter especial que los comunica ä voluntad el hipnotizador, sobreel sujeto.

Los más sencillos se obtienen, dando pases magnéticos conlentitud ä lo largo de un miembro, sin tocarlo. Con este procedi-miento se obtiene la elevación, movimiento, y flexión de una extre-midad, la que obedece duna manera absoluta á los movimientosde la mano directriz, hasta provocar los más complicadcs ac-tos. (p

...Cuando se produce la elevación de un miembro por medio-de este proceder. y luego se le abandona ä la posición que Acabade adoptar, permanecerá en dicha actitud durante largo rato, sin.que el sujeto experimente la menor fatiga...

El esto de una extremidad, puesta en movimiento por medio.cle los pases hechos á distancia, no es el mismo que cuando aqué-lla se levanta con la mano.

Estos movimientos de traslación se pueden obtener, lo mismopara la totalidad del cuerpo de un sujeto, que para un miembro'en particular. Así, cuando me sitúo ä cierta distancia del sujeto,puedo hacer inclittar su cuerpo ä la derecha ó á la izquierda, hacia'delante, ó hacia atrás, según la ruta que le indico por medio demis manos en el aire...

Devuelvo el individuo ä su estado normal. dándole pases trans-versales delante de su cara, y soplándole los ojos. Con frecuenciarecuerda el sujeto cuantos actos ha verificado durante el estadomedian ímico pasivo. (2)

(1) En concepto del sefior Joire, se obtienen en este estadornedianímico, los fenómenos de transmisión del pensamiento y.sujestión mental.—A. R.

(2) Tanto esta clase de memoria, como la conservación de la.sensibilidad cutánea y ausencia de sujestibilidad, parecen indicarun estado más próximo ä la vigilia, que el designado por mi, con..el nombre de estado de credulidad.—A. R.

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296 SEGUNDA PARTE

Con el fin de conocer las impresiones que sentia el sujeto du-rante semejante estado, y saber el cómo y por qué obedecía äórdenes que se le comunicaban, le desperté algunas veces brus-camente, en el instante que acababa de cumplir un acto deter-minado.

... Los sujetos se muestran unánimes en declarar, que antes de-

realizar el acto, sienten una impulsión muy bien determinada que-les obliga A cumplirlo.

«Experimentamos (decían) una sensación indefinible. como.jamás hemos sentido en ninguna circunstancia.-«Yo sentí (dijouno de ellos) una ligereza extraordinaria en los brazos, que pare-cía habían perdido su pesantez; después sentí que in i brazo se se-paraba de mi cuerpo, y se elevaba en el aire A pesar mío.»

Otro me dijo que sus brazos se dirigían hacia delante, contrasu voluntad, y de un modo irresistible, y efectivamente, al princi-cio de la experiencia, dirigí sus brazos hacia delante, cruzándolos.sobre el pecho. •

Otros sujetos me han dicho, que la impulsión era tan fuerte,que parecía les tiraban por la manga de su vestido.

En los movimientos de locomoción total, todos afirman que sesienten atraídos hacia delante, de un modo irresistible.

... Todas estas experiencias las he realizado en medio de dis-cípulos desprovistos de prejuicios, aunque algo excépticos, pero.que sin embargo estaban animados de los mejores desees de estu-diar y analizar los fenómenos.

Por otra parte, se trataba de jóvenes inteligentes, elegidos entre.los que estaban acostumbrados ä las observaciones fisiológicas.

He experimentado con sujetos de ambos sexos, y los resultados.que he obtenido, han sido absolutamente idénticos.

El estado de la temperatura y las variacienes atmosféricas,ejercen una influeneia considerable en los resultados que se pue-dan obtener.

Una temperatura elevada, con tiempo claro y apacible, facilita.el desarrollo de los fenómenos, en tanto que un tiempo frío, hú-medo y agitado, lo dificulta.

1 1—Estado activo

... Por de pronto (1) se observa una moderación en los movi-mientos respiratorios, los que asimismo se hacen más profundos,el pulso es más fuerte y rápido.

(1) Dice el doctor Joire, que el estado en que se producen es-tos fenómenos y que denomina estado medianinitco inductor,

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texT. DEL DB. PABLO JOIRE

De vez en cuando, después de algunos suspiros, aparece el,bostezo, al que acompaiía el hipo, y éste es reemplazado con fre-cuencia por simples contracciones de la faringe, 6 por espasmos derisa. La mirada expresa el éxtasis, y el rostro cubierto de sudor,tan pronto adquiere el color encarnado, como se vuelve Olido.

Poco ä poco los ojos se ponen brillantes, húmedos, y muyabiertos, los labios se animan con una sonrisa especial, y la fisio-nomía expresa el éxtasis voluptuoso.

Durante estas crisis, se observa una hiperestesia general muypronunciada, sobre todo, una sensibilidad muy viva para la luz.

Una luz viva tí que se produzca bruscamente, ocasiona profun-dos trastornos en el sujeto, tales como palpitaciones, respiraciónacelerada, temblor general, y á veces convulsiones.

Cuando el sujeto se encuentra en el estado medianimico activo,ejerce una influencia sobre los seres que le rodean, tanto animados,como inanimados.

Nos limitaremos it enumerar los principales fenómenos quedicha influencia puede producir, los cuales pueden ser infinita-mente variados en sus combinaciones.

1." El sujeto puede hacer sentir su influencia sobre las per-sonas inmediatas, atrayeadolas, repeliéndolas, ó tocándolas ádistancia.

2.° Sobre los objetos inanimados, produce movimientos deatracción, repulsión, y levitación.

Conviene hacer notar, que al producirse estos últimos fenóme-nos, las extremidades del sujeto se ponen rígidas, y el cuerpo con-vulso.

Aún tratando de producir un movimiento á distancia, el sujetose inclina hacia dicho objeto, colocándose en la posición más fa-vorable al desarrollo de todas las potencias de su organismo, y por

puede determinarse expontäneamente bajo la influencia de unamagnetización, que lleva al sujeto á lo qué yo denomino 3." esta-do, en mi libro sobre la exteriorización de la sensibilidad. El autorafIade, que los sujetos que poseen la propiedad de actuar á distan-cia sobre objetos inanimados, es muy rara. A pesar de ello, hapodido encontrar algunos sujetos que tienen semejante poder.

La mayoría pertenecen al sexo femenino, tienen trazas de his-téricos, y se hallan entre las personas de 18 á 40 arios de edad. «Congran frecuencia se observa, que la histeria que padecen estos su-jetos, es de forma erótica, y en todas ocasiones se puede observarla preponderancia más 6 menos grande de las funciones de la mé-dula espinal, sobre las del cerebro, es decir, de la esfera de loscentros nerviosos de automatismo, sobre la esfera de los centrosnerviosos de la voluntfol y de la conciencia.—A. R.

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298 SEGUNDA PA RT E

ultimo, gasta en realidad una suma de fuerzas más considerables,que la que exige el efecto producido de una manera normal.

3." También puede actuar el sujeto por medio de la sujestiónmental, sobre las personas que le rodean, provocando en ellasverdaderas alucinaciones, y estando relacionada su intensidad,con la disposición particular de las personas que reciben la sujes-tión. Estos diferentes fenómenos pueden combinarse de muchasmaneras, y ocasionar fenómenos complexo.

Al terminar la crisis, el estado del sujeto cambia completamen-te; la excitación es reemplazada por un agotamiento considera-ble del sistema nervioso; el rostro adquiere una expresión de•sufrimiento y fatiga, existe gran decaimiento, del que logra resta-blecerse el sujeto, después de un sueño más 6 menos profundo. Lasensibilidad de la vista y del tacto, se conserva, pero el recuerdo-de cuanto ocurrió durante la crisis, generalmente se borra ..

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CAPITULO VIII

Las mujeres eléctricas

Un estudio más profundo de la electricideul animal, yuna comparación entre sus efectos y los de la electricidadatmosférica, permitirá algún día que nos demos en partecuenta, de los hechos extraordinarios expuestos en capítu-los precedentes.

He verificado algunas investigaciones y experiencias to-cante á este asunto, pero todavía no he conseguido resulta-dos precisos. Entretanto referiré algunos hechos notablescitados por testimonios de valía.

En las Experiences sur le Galvanisme de Humbold (1), secita el nombre de varios individuos cuyo cuerpo despren-día fuego, al andar.

Mussey (2) refiere el hecho de una mujer de :30 años, deun temperamento nervioso, quien durante una aurora bo-real se cargó súbitamente de electricidad, y cuya presenciase manifestó por medio de chispas, en un momento que porcasualidad tocó con un dedo el rostro de su hermaño. Estefenómeno persistió durante dos meses y medio, con inten-sidad variable.

Cuando 'se encontraba en las condiciones más favorablesy dirigía su dedo hacia una bola de cobre, entonces llegabaä despedir cuatro chispas de 3 centímetros de largo, cadaminuto.

(1) París, 1799, pág. 428.(2) Extraordinari, case of Yntnial electricety (American jouru.

of. med. Sc. 1837. T. XXI p 377 )

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300 SEGUNDA PARTE

• En el Libéral du Nord (lel día 4 Abril 1837, apareció lasiguiente noticia que fué reproducida más tarde por variosperiódicos.

Una mujer parió ayer un nino, que produce descargas eléctri-cas como un torpedo.

Dicho niño es de constitución robusta, y en el momento denacer, ha sido colocado en una cuna de mimbre, aislada por mediade piés de cristal. Por espacio de 24 horas ha conservado esta no-table propiedad, hasta el punto, que el médico que asistió al parto,pudo cargar una botella de Leyden y.realizar una porción de ex-periencias.

El Pelil Moniteur unirersel du soir, del 8 de Marzo 1869,relata un hecho análogo, segän el Memorial de la Loire.

Se trata de un niño que nació en el pueblo de Saint-Urbain,íluien parecía rodeado de un resplandor blanquizco. Los objetosde pequeño volúmen, tales como cucharas, cuchillos, etc., se po-nían ä vibrar en el momento de situarlas en las inmediaciones,delos pies ó manos del mencionado niño, quien murió ä los 9 meses.desprendiendo efluvios luminosos (1).

En 1839, dos muchabhas de 18 á 20 anos que se hallabanen el pleno goce de su salud, producían en Smirna fenó-menos extraordinarios, de los cuales dä cuenta en el «Echode l' Orina» correspondiente al 9 de Marzo, un escritor pocofamiliarizado con el lenguaje científico.

Colocadas en el centro de una mesa recubierta de cera, se per-cibían inmediatamente una série de crujidos semejantes ä un mo-vimiento de dislocación; ä estos crujidos seguían vivas conmocio-nes y sensibles detonaciones, estando las puertas de la habitaciónperfectamente cerradas. Se ha visto moverse sola, la tabla encues-

, tión, ä pesar de estar separada de todo contacto, y recorrer asícerca de un paso, como impulsada por pequeñas sacudidas. Cuan-do una de dichas jóvenes cambiaba de sitio, la mesa adquiría unadirección análoga.

Una vez separada la tela encerada que recubria la mesa, elmovimiento moderó sensiblemente.

Todo esto se produjo en presencia de muchos médicos respe-tables, y de personas recomendables por su elevado grado de ins-trucción. Tratando de explicar estos hechos se ba creído recono-cer, que las dos jóvenes están dotados de fluido eléctrico expon-

(1) L' Act dc magnHiser.—Paris 1886 p. 270.

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LAS MUJERES ELECTRICAS 301

. täneo, en un grado desconocid0 hasta hoy, y que pueden compa-rarse ä una botella de Leyden. En la una, su flúido elActrico seriapositivo, y en la otra negativo.

El célebre magnetizador Ch. Lafontaine dice, (1) que en1833 ó 1834, uno de sus amigos se di rigió it Carcasonne encompañía del señor Berthe, profesor de física en el semina-rio de esta villa, con objeto de ver á una muchacha de 8 ä9 años, que en ciertas ocasiones, por su sola presencia en la

,cocina hacía danzar las Cacerolas, badilas y tenazas. Trata-ron de experimentar el hecho, y 1Ì pesar de haber permane-cido con ella durante 6 ú 8 horas, nada ocurrió. Se marcha-ron creyendo en una mistificación, pero aun no habían (ladocien pasos, cuando la muchacha les llamó: . regresaron inme-diatamente, y la vieron en el cent ro de la cocina, y todas lascacerolas, tenazas, palas y cuanto era de metal, saltaba ydanzaba por el departamento.

El día 15 Enero dr 1846, se observó por primera vez enel pueblo de Bouvigny, que una pequeña y robusta joven de13 años llamada Angela Cottin, apática, física y moralmen-te, presentaba de improviso fenómenos muy extraños; cuan-tos objetos tocaba directamente, 1, por medio de sus vesti-dos, eran violentamente rechazados. Algunas veces produ-cía conmociones intensas en las personas que le rodeaban,conservando esta propiedad con más ó menos intensidad,durante un mes, ofreciendo intermitencias de 2 1) 3 días.

Este fenómeno fué'comprobado por grah número de per-sonas, habiéndose realizado algunas experiencias, de cuyoresultado ha dado cuenta el doctor Tauchon, (2). Dicho se-flor vió por primera vez á Angela Cottin, el 12 Febrero, enParís, donde se la exhibía como una curiosidad.

En una nota que se leyó en la Academia de Ciencias, el17 Febrero, el doctor Tauchou decía lo siguiente:

(1) Cornetio Agrippa (Epistol. XLIV. liv. II) mencioni unaobservación hecha por uno de sus amigos, cura párroco de Sain-le-Croix en Metz, acerca de un nulo sobrino suyo, que aparecióde repente envuelto en llamas, mientras que el seno de su madreestaba cubierto de una auróola de fuego. Estas llamas no produ-clan ninguna quemadura.

(2) Enquüte sur l' authentieW des phünoménes ele ,ctriques (1'Anoelique Cottin.—París.—Germer Bailliere 1845. Folleto de 54páginas.

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7177'91"

302 SEGUNDA PAUTE

En las dos veces que vi ä la niffa eléctrica, produjo algunos fe-nómenos que merecen consignarse.

Asi, una silla que yo sujetaba fuertemente con las dos manos yun pie, fue 'Tila, en el instante que la niña tomó asiento en ella.

Una tirilla de papel que situé, en equilibrio sobre uno de misdedos, fue llevada como por una racha de viento.

Una mesa de mediano grandor, y bastante pesada, fue cambia-da de lugar diferentes veces, ;il solo contacto de sus vestidos,

Una pequeña rueda de papel colocada vertical it horizontal-mente sobre su ej(,, recibió un movimiento rápido, á causa de lasemanaciones desprendidas del puño y pliegue del brazo, de la niñaeléctrica (1).

Un sofá grande y pesado, sobre el cual me hallaba tendido,fué llevado violentamente contra la pared, en el momento que laniña vino ä mi lado.

Una silla fijada en el suelo por robustos brazos, y en la que yoestaba sentado no ocupando más que la mitad, me fue arrancadacon violencia en el instante que la jóven se sentó en el sitio libre,y cosa singular; cada vez que se separaba la silla, parecia adherir-se á los vestidos de la jöven, siguiéndola por un instante.

Dos pequeñas bolas de corcho ó pluma, suspendidas por un hilode seda, son agitadas, atraídas, y ä veces separadas una de otra.

Las emanaciones de esta niña no son continuas, mostrándoseespecialmente de 7 á 9 de la noche.

El punto de partida de estos eflubios, es la parte anterior delcuerpo, y en particular, el puño y pliegue del brazo. Solo tienenlugar en el lado izquierdo, apareciendo el brazo de este lado, bas-tante caliente y tembloroso.

Durante el tiempo que observé ä la mencionada joven, su pulsovarié, desde 105, á 120 Pulsaciones por minuto, notándose ademásalguna irregulafoidad en el mismo.

Cuando se la hace sentar en una silla sin tocar con los pies enel suelo, ti bien cuando apoya los pies en alguna persona inmedia-ta, el fenómeno deja de producirse. Tampoco se produce, cuandosus pies se apoyan sobre un pavimento encerado, una lámina d e .cristal, ó un pedazo de tafetán engomado. (2)

(1) Lafontaine que también fue uno de los observadores, dice,(«pie cuando la niña eléctrica aproximaba su puño izquierdo áuna bujía encendida, la llama se ponia horizomal, como si la hu-bieran soplado continuamente » (L' avt de matineti&u . p. 273).

El señor Pelletier ha observado el mismo fenómeno con al-gunos de sus sujetos.

(2) El doctor Lemonier, médico en Saint Maurice (Orne), in-siste en su informe, acerca de lo mismo.

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LAS MUJERES F.Li:urateAs 303

Durante el paroxismo, d cha joven no puede ejercer con-tactos con la mano izquierda, teniendo que dirigir el brazo ädistancia, como si el cuerpo ardiera; cuando sus cestidos tocan losmuebles, los atrae, desplaza y cuelca. A cada descarga eléctrica,procura huir, porque le ocasiona dolor, y dice sentir picor en elpuño y pliegue del codo. Buscando el pulso en la arteria temporal,no pudiéndole apreciar en el brazo izquierdo, mis dedos tocaronpor azar la nuca, y en el instante, (lió la jöven un grito, y se alejó

'de mi.... En la región del cerebelo y en el sitio de inserción superior

de los músculos del cuello, existe un punto tan sensible, que nopermite se le toque, y en el cual repercuten las sensaciones delbrazo izquierdo. Las emanaciones eléctricas de esta niña pareceque tienen lugar por ondas, de una manera intermitente, y proce-diendo de la parte anterior de su cuerpo, siendo ä la altura de lapelvis el sitio de mayor potencia.

Estas emanaciones se manifiestan como una corriente gaseoa,produciendo una sensaciön de/rio en la mano, cuando la aproxi-mamos ä la piel

La irregularidad que se observa en la emisión del flúido. parece •depender de varias causas; en primer lugar. de las continuaspreocupaciones de esta niña, quien siempre mira hacia 'aträs porver si alguien la toca; en segundo lugar, n le la fatiga. y luego, dela atención.

Cuando está distraída. el fenómeno se realiza con mayor in-tensidad

Cada fenómeno que produce, le ocasiona espanto. Cuando apro-xima el extremo de un dedo hacia el polo norte de un hierroimantado, recibe una fuerte sacudida; el polo sur, no le produceningún efecto.

Aunque sabe leer y escribir, su inteligencia es poco desarrolla-da, habiendose dedicado ä la confección de guantes de hilo paralas señoras.

No ha experiment«do ningún sintoma de menstruación, tenien-do en la actualidad 13 arios.

Voy it dar cuenta de algunos detalles miis, consignadosen otros informes.

El 17 Enero, 6 sea en el segundo día de aparición de los fenó-menos, le fueron arrancadas las tijeras que llevaba pendientes de

«Colocada sobre una silla, aislada del suelo por cuatro vasos decristal, y situando sus pies encima de dichos vasos, no produceningún fenómeno. Puesta en contacto con el depósito común, vuel-ve ä adquirir la propiedad eléctrica, partiendo del lado izquierdo.»

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304 SEGUNDA PARTE

su cintura por medio de un cordón, sin que este sufriera el menorquebranto. Este hecho, el mas increíble por su analogía con loseftctos del rayo, ha hecho pensar; en que la electricidad debíadesempeñar un gran papel en la producción de estos fenómenos.Mas esta via de observación no pudo seguirse mucho tiempo, pues-to que el fenómeno solamente se produjo dos veces; la una, enpresencia de un cura, quien me garantió la autenticidad, bajo pa-labra de honor.

Los efectos, casi nulos en mitad del día, redoblaron su activi-dad por la noche, y ä la hora de costumbre. Se produjo la acciónsin contacto, sobre cuerpos organizados vivos, debutando por vio-lentas sacudidas impresas ä la parte posterior de la rodilla de una-obrera que se hallaba enfrente de Angélica, y á la distancia de undecímetro. Los mismos objetos que eran repelidos por la mañanaä beneficio del simplo contacto, lo eran entonces ä la sola aproxi-

mación del vestido.(Informe del señor Hebert).

El informe suministrado por el doctor Beamont Chardon, mé-

dico en Mortagne, dice así:I.° Repulsión, atracción y traslación de varias mesas bastan-

te pesadas, y un sillón de caoba muy sólido. El movimiento de

estos objetos tuvo Jugar por medio del contacto voluntario 6 invo-

luntario de dos vestidos de la .joven Cottin. sobre dichos muebles.

2.° Al sentarse en una silla, ésta es repelida instantáneamente,no ocurriendo así, cuando los pies del asiento descansan sobrecristal ó tela encerada, ó cuando los piés de la jóven no descansan

en el suelo. Diferentes reces se ha observado una suerte de adhe-

rencia, entre la silla, y sus vestidos.

3 •0 En el momento que se . aproxima ä su columna vertebral,un pedazo de madera, un bastón, (f) unas tenacitas de hierro, sucuerpo experimenta una conmoción que recuerda la que produceuna descarga eléctrica. El mismo efecto produce la aplicación deun dedo sobre su frente, en el vértiee de la cabeza, en la región

occipital, 6 bien en la flexura del brazo izquierdo.4." Poniendo en contacto, 6 aproximando ä pequeña distancia

-de la cabeza, 6 de la flexura del brazo, una barra de lacre 6 untubo de cristal convenientemente frotados, se producen en la su-jeto de que nos ocupamos; varias sensaciones de violentas pica-duras. Dichos efectos no tienen lugar cuando el lacre ó el cristal

están humedecidos.5 •° Cuando se aproxima cualquier polo de un imán, ä algunos

centímetros de su cabeza 6 mano izquierda, experimenta una pe-

nosa é insoportable sensación de picor.Una aguja imantada suspendida horizontalmente del techo, por

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LAS MUJERES ELRCTRICAS 305

medio de un hilo, ha sido desviada de la dirección magnética te-rrestre, tan pronto corno la sujeto aproximó su brazo izquierdo.

Tengo observado, que cuando se hulla libre de cualquier preocu-pación, y está alegre, su poder eléctrico aumenta.

El señor de Farémont, hombre inteligente y respetado'que habitaba en "un castillo inmediato ä la choza de Angé-lica, de cuya jöven era protector, fué testigo de hechos to-davía más extraordinarios, cuando estaban en su apogeolas facultades de la mencionada jóven.

Renovando mis experiencias (escribe á un amigo , las badilas ymorrillos del hogar, fueron A su vez proyectados, y lo mas sor-prendente del caso, fue lo que se obtuvo con una artesa que pesabalo menos ciento cincuenta libras. En uno de sus extremos, se in-trodujo un clavo en el que fijó la jöven su seda, y tan pronto comolas sayas tocaban la artesa, ,ésta se elevaba instantáneamente a.tres 6 cuatro pulgadas del suelo, renovándose esta manifestación-de Cuatro á cinco veces por minuto, y luego descansaba.

Yo me coloqué sobre la artesa, y fui levantado con la misma-violencia y regularidad: tres personas hicieron lo mismo, y deigual manera fueron levantadas, debiendo manifestar, que tres-de los concurrentes, no eran capaces de levantar dicha artesa

pesar de sus esfuerzos.¿Podrá suponerse que la muchacha levantaba el mueble con

sus rodillas?No cabe tal suposición, pues aparte de su enorme peso, con

dificultad quedaba espacio para deslizar el pié entre la artesa, y-el suelo, y ademas, yo sostenía sus sayas y vigilaba sus pies, loscuales estaban separados de la artesa.

No acaba aquí la narración de los fenómenos asombrosos pro-. ducidos por mediación de dicha jóven.

En los momentos que estaba muy saturada, no podía permane-cer sentada en una silla, porque en el instante se le escapabaperdiendo su centro de gravedad.

Cuando trataba de acostarse en una pesada cama, cuyo pesosería de unas trescientas > libras, se meneaba dicho mueble deuna manera increíble, no existiendo otra fuerza capaz de producireste movimiento.

Al aproximarse fi otra cama, que estaba montada sobre ruedas-de madera, de seis pulgadas de elevación, realizó dicha cama unvuelco completo.

Palpando ti esta muchacha, se nota una pulsación interna entodas las partes de su cuerpo. Su pulso no es regular, pues llevael ritmo de las pulsaciones nerviosas.

29

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306 SEGUNDA PARTE

Cuando la llevé ä Marners en cuyo punto entró por la tarde, to--dos los muebles que estaban impregnados de su flúido, parecíanformar una misma agrupación con ella; tan pronto como los toca-ba, empezaban por estremecerse, y seguían moviéndose con vive-za, cual si se alegrasen de tenerla ä su lado.

El señor 011ivier, antiguo discípulo de la Escuela Poli-técnica, é ingeniero de puentes y caminos en Mortagne, hasido testigo de la mayoria de fenómenos relatados más arri-ba, habiendo experimentado especialmente las que teníanrelación con la electricidad y el magnetismo.

Aproximando nuestra mano junto tI brazo de la joven, sentía-mos horripilación.

Las cuatro patas de una silla fueron situadas dentro de vasos.de cristal muy secos, y la joven Cottin, ha conseguido sentarsesin experimentar la menor sacudida, quedando del todo trauquilacuando descansó los piés sobre una botella. Después de haberladejado en esta posición durante algún tiempo, aproximamos la.mano junto ä su codo, y entonces experimentó una sacudida.

Sentada en la silla aislada, se colocó delante un velador, conlos útiles necesarios para confeccionar guantes de hilo. El vela-.dor se aisló igualmente por medio de vasos de cristal, y en tal si-.tuación, consiguió trabajar, aunque doliéndole algo una muela ...

El señor Beautnont se trajo una brújula de bolsillo con la cualtratamos de hacer alguna experiencia con el brazo de Angélica,pero nada conseguimos En cambio, al presentar su codo junto äuna gran aguja suspendida de un hilo, esta se desvió por repul-.sión hasta unos 900 .

El eminente físico Aragó en unión de los señores Ma-thieu Laugier y Guyón, obtuvieron en el Observatorio losfenómenos siguientes. Habiendo presentado Angélica unade sus manos frente ä una hoja de papel colocada en el bor-de de una mesa, fué atraído dicho papel por su mano. Unvelador al que se le raspó la tabla, fue repelido ä los brevesinstantes. Habiéndose sentado en una silla tocando el suelocon los pies, fué proyectado violentamente el asiento poruna parte, y la jöven por otra. Esta última experiencia fuérepetida muchas veces, y siempre díö resultado, ä pesar deque los señores Aragó, Guyón, y Laugier, se propusieronmantener inmóvil la silla.

El señor Guyön se sentó en la mitad de la silla, y en el.

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LAS MUJERES ELECTRWAS 307

preciso instante que Angélica se sentaba en la otra mitad,fué lanzado del asiento.

Después de un favorable informe del ilustre secretariode la Academia de Ciencias, se nombró una comisión de suseno para examinar á Angélica. Esta comisión se ocupó casiexclusivamente en averiguar la analogía que pudiera exis-tir, entre la electricidad de dicha jóven. y la de las mitquinas,

del torpedo.Noese pudo llegar â ningún resultado, probablemente

por la emoción desarrollada en Angélica cuando estuvo enpresencia de los aparatos de física, y posiblemente contri-buyó al fracaso, la circunstancia de hallarse en declinaciónlas facultades de dicha jóven. En su virtud, la Academiadeclaró nulas cuantas comunicaciones se le habían hechoprecedentemente, y apropósito de este asunto.

De ahi surgió viva polémica y grande emoción entre losque declaraban haber visto, y los que les trataban de ne-cios.

El día 4 Marzo del mismo ano, apareció en el ASiécle el si-guiente artículo.

Debemos citar un hecho reciente y todavía inédito, que tienenotable analogia con la historia de la joven Angélica, y cuyas par-ticularidades reales, se resuelven con toda probabilidad en unaafección nerviosa, tal como la del baile de San Vito.

Este hecho se halla atestiguado por un distinguido profesor deenseñanza superior, en uno de los colegios reales de Paris.

Préviamente autorizados, vamos á reproducir una síntesis delo ocurrido. «El día 2 de Diciembre último, una jóven de unos 14años poco menos, aprendiz colorista, se hallaba ocupada en su ta-ller de la calle Descartes, cuando inesperadamente, • la mesa detrabajo produjo ruidos insólitos y variables, que causaron asom-bro á cuantas personas se hallaban en su inmediación. Muy lue-go se le escapó el pincel que tenia entre sus dedos, y en el ins-tante que trató de cojerlo. huyó ante ella.

El pupitre sobre el cual trabajaba, retrocedia ó se levantaba ensu presencia, siendo tan riotalde el movimiento de retroceso, quedicho mueble llegó á chocar contra una mesa próxima. Igual mo-vimiento de retroceso verificó la silla en que estaba sentada.

El simple roce de su vestido, era siViciente para atraer, repeler

leeantar una tiesa. El testigo que suscribe esta relación, dice;que habiéndose sentado en la proximidad de dicha jöven, fué le-vantado junto con la silla en que descansaba..

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308 SEGUNDA PARTE

Algunas veces exclama que le tiran de las medias, y efectiva-mente, se ha comprobado que sus ligas se desprendían expontä-neamente, y las medias estaban prontas á salirse de sus pies, hastaque por una reacción súbita, volvían por si mismas ä su sitio. Es-tos fenómenos se han reproducido constantemente durante una -docena de días.

En el momento presente, experimenta violentas sacudidas in-teriores que no le permiten permanecer sentada. A cada momen-to se levanta y vuelve á tornar asiento, semejándose en eus mo-vimientos, á un caballero montado á la inglesa, y marchando altrote »

En 1858, el doctor Pineau, médico ien Péluies (Cher) tuvoocasión de ver ä una jöven de trece anos y medio, habitanteen La Haya (Indre-et Loire), cuya »ven se llamaba Hono-rina Seguin, y estaba dotada de análogas propiedades.

Al igual que Angélica Cottin, los fenómenos se iniciaroninopinadamente al principio del mes de Diciembre de 1857,aumentaron de intensidad durante algún tiempo, y á losdos ó tres meses, desaparecieron. El señor Figuier dá unarelación de este caso en la Hisloire du merveilleux (tomo IV,p. 211-214) la cual dice así:

Al Pegar el doctor, tomó asiento en una silla al lado de la jó-ven, colocando enseguida otra silla, en contacto con el borde in-ferior del vestido de aquell.

Después de transcurrir media hora, vióse que el mencionadoborde del vestido se hinchaba, dirigiéndose hacia uno de los trave-saños de la silla vacía, el que muy pronto verificó un movimientode rotación, acompafiado de un crujido característico. A partir deeste momento, la silla obedeció cuantas órdenes le comunicabaHonorina. así es, que á una indicación de esta jóven, la silla sedeslizó por el pavimento, golpeaba, elevaba dos de sus patas per-maneciendo en equilibrio, llevaba el compás mientras Honorinacantaba, y por último, se invertía con violencia.

Si en aquellos momentos se aproximaba una mano hacia elpunto hinchado del vestido, este perdía rápidamente su estado derigidez, pero un instante después se le vela hinchar de nueco,aproximarse á la silla, y adherirse ci la misma, como si estuvieseatraído por una fuerza análoga á la de la electricidad. Durantelas dos horas que duró la experiencia, los piés y manos de la j6-ven permanecieron inmóviles y visibles, lo cual aleja toda hipóte-sis de superchería.

Cuando el doctor Pineau se decidió á estudiar las facul-

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LAS MUJERES Et.k .raicAs 309

tades de Honorina Seguín, el día 10 Febrero 1858, hallA-banse ya en declinación, pues hacía 13 días que no se habíanmanifestado, y para hacerlas reaparecer, habría sido precisoun esfuerzo prolohgado departe de la sujeto.

Un aparato compuesto de dos bolas de corcho suspendi-das de un hilo de seda, no fue influenciado, y no obstante,en el preciso momento, acababa de derribar con sus ena-guas, una silla muy pesada.

Otro ejemplo curioso de la mediumnidad que nos ocu-pa, fué observado durante los años 1852 y 1853 en la Bavie-ra rlténana por los doctores Beutner, Depping y Franken-thal. Tratäbase de una jöven de 11 ä 12 años llamada Sin-ger, la que producía movimientos expontäneos de objetospesados, y realizaba ademäs un fenómeno de atracción su-mamente original.

El día 26 Octubre de 1852, se entreluvo en adherir un trozo depapel á sus dedos, y luego á la pared. haciéndolo desprender sincausa aparente.

Al día siguiente por la tarde, se le proporcionaron llaves, mo-nedas, relojes, sortijas de oro y de plata, y todos estos objetos sinexcepción, quedaron suspendidos en su mano; con la particulari-dad, que los objetos de plata se adherían mucho mas que los com-puestos de otras materias, y le causaban dolor cuando se tratabade desprenderlos.

El sábado, día 11 Noviembre, un oficial del ejército que se ha-llaba presente, le entregó su sable con el cinturon, que pesaba enconjunto 4 libras, y la jóven Singer lo adhirió al dedo medio de sumano, y lo mantuvo suspendido durante mucho rato. Lo singulardel caso, es, que todos los objetos quedaban adheridos á pesar deestar formados de diferente materia.

Esta propiedad magnética, se comunicaba por el simple contac-to de las manos, á aquellas personas que eran susceptibles de trans-mitir el flúido.

El capitán caballero de Zentner, que en esta época se encon-traba de guarnición en Bergzabern, y fue testigo de estos fenóme-nos, tuvo la idea de situar un brújula cerça de la »ven.

Al primer ensayo, se desvió 150 , pero al repetirse la experiencia,permaneció la aguja inmóvil, á pesar de que la jöven Singer sos-tenía el estuche con la brújula, en una mano, mientras con la otrale acariciaba.

Habitualmente cuando la pequeña sonámbula se disponecomenzar la sesión, llama á todas las personas que se hallan en su

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310 SEGUNDA PARTE

casa para que pasen ä su habitaciOn. No está tranquila hasta quelogra tenerlas junto ä su cama, y entonces pide con impacienciaun objeto cualquiera, que fija en sus dedos tan pronto como se leacaba de entregar. Con frecuencia han estado presentes más dedoce personas, cada una de las cuales le ha hecho entrega de va-rios objetos, que indefectiblemente lia adherido en su mano. Alterminar la sesión, examina los objetos con los ojos cerrados, ylos devuelve ä sus propietarios sin equivocarse nunca. (1)

Aunque se le quite de las manos alguno de los objetos que lehan entregado, no por eso experimenta sufrimiento.

... Mientras verifica las experiencias, no tolera que nadie sesitúe ä los piés de la cama, junto á un armario distante un pié dela misma. En cierta ocasión recomendó á los concurrentes quejamás se colocasen en el sitio prohibido, pues no quería que lesocurriese alguna desgracia.

En el presente caso, el armario viene á desempeñar elpapel de gabinete obscuro, como ocurría en las sesiones conEusapia y demás médiums de materialización. Parece queen estos sitios se condensan los efltivios del sujeto, al abri-go de la luz, y de ahí que eviten cuanto puedan, ä que seles corte la comunicación.

Es injusto por lo mismo considerar ä este procedimientocomo un medio de favorecer el fraude, que por otra partesería imposible de explicar. (2)

El doctor Feré (médico-director de Bicétre), asistió á unaseñora de 29 años que presentaba análogas propiedades,aunque en menor grado.

Los dedos de la señora N... (nos dice (3), atraen los cuerpos lige-

(1) La mayor parte de sujetos magnéticos presentan fenóme-nos análogos. Cuando en estado de vigilia se les entrega un objeto,y lo han apretado con fuerza en su mano, como para impregnarlode flúido, experimentan cierta dificultad en desprenderlo, así quelo intentan. Parece que al cojerlo han absorvido flúido, y estaabsorción, ha producido una adherencia. Cuando ä estos sujetos seles conduce al quinto estado de la hipnosis (estado de lucidez) re-conocen palpando á las personas presentes, la pertenencia de losobjetos, suponiendo desde luego que los propietarios estén entrelos reunidos.

(2) A falta de espacio me limitaré ä citar tan solo la videntede Prévorst, cuya historia ha sido escrita por el doctor Kerner,ilustre poeta y médico. Esta mujer presentaba reunidas en gradomuy elevado, todas las facultades que hemos encontrado disemi-nadas entre diferentes sujetos.

(3) Le Proyrc,s médical, 1884.

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LAS MUJERES ELECTRICAS 311

TOS, tales como fragmentos de tela, de papel, etc. Sus cabellos des-piden chispas al contacto del peine, y cuando se aproxima la ropainterior a. su piel, se adhiere intensamente y produce una crepita-ción luminosa. Cuando la señora N... frota una docena de vecescon ambas manos, un tejido de lana, ó simplemente una serville-ta extendida sobre un mueble de madera (cuerpo aislador imper-fecto), el tejido se satura de electricidad, y se adhiere con fuerzala madera, pudiendo sacar chispas de un centímetro de longitud.

Esta aparente producción anormal de electricidad, varia segúnlos casos. La señora N... produce descargas mas intensas después.de sufrir emociones morales muy vivas. Ha observado que despuésde oir un trozo de música que la haya conmovido, la crepitaciónaumenta, manifestándose en todo el cuerpo y particularmente enlas piernas, en cuyos sitios le ocasiona una desagradable sensaciónde picor.

El tiempo seco favorece el desarrollo de estos fenómenos eléc-tricos, los que se hacen particularmente intensos en épocas deriguroso frío. Los tiempos húmedos y brumosos producen un efec-to contrario, así es que esta señora, anuncia las variaciones at-mosféricas con algunos días de anticipación, por medio de sutensión eléctrica, que es nula en épocas lluviosas y de viento Sur.

La tensión extrema, coincide con un estado de excitabilidad, yla disminución de tensión, con un estado de laxitud general,Cuando se le descarga por medio del frote una parte de su cuerpo,experimenta una fatiga penosa de dicha parte.

Diferentes veces hemos observado con el electrómetro de bolade sanco, que la señora N... estaba cargada de electricidad po-sitiva.

La piel de esta enferma es extremadamente seca, por cuyomotivo se le agrietan fácilmente las piernas.

Las propiedades anormales de que acabamos de hacermención, se manifiestan casi siempre en el momento que elorganismo se prepara á la crisis menstrual. Por lo demás, seha observado en varias mujeres, que cuando se les presentael flujo menstrual, rompen las agujas mientras trabajan, yesto lo realizan sin choque, y de un modo involuntario.

La época de la menopausia desarrolla manifestacioneseléctricas de género diferente.

Una amiga mia, señora de 53 años, experimentó por pri-mera vez hace dos años, el fenómeno siguiente. En el ins-tante de separar las cubiertas de la cama para levantarse,se apercibió que las sábanas presentaban una adherencia

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312 SEGUNDA PARTE

extraordinaria, y al hacer un esfuerzo para desprenderse deellas, vióse envuelta en una red de fuego que le causó granespanto. Algunos meses más tarde se repitió el mismo fenó-meno á bordo del buque en que viajaba, en dirección a.Algeria.

Un hecho semejante se consigna en la obra (Acl. phys_med. germ., vol. III, obs. 3).

«Una señora habitante en Milán, dormía una noche tran-quilamente, cuando de repente la despertó un dolor fuerte-en el puño. Al abrir los ojos, se apercibió de que sobre sucama y su cuerpo, se desprendia una llama,; á los gritos.que dió, despertöse su marido, quien al ver una llama tanintensa que con su resplandor iluminaba los objetos de laestancia, dirigió kt mano hacia aquélla, observando que seaproximaba y separaba, ä compás de los movimientos de sumano.

Repitió la maniobra durante seis ó siete minutos; al cabode los cuales, desapareció el fuego.»

A los hechos relativos ä la electricidad animal citadosal principio de este capitulo, todavla pueden agregarse al-gunos más.

En América, tierra clásica de los médiums, es tal el esta-do del aire, que en ciertas ocasiones consiguen aquéllos des-prender chispas de sus dedos, con sólo frotar un rato suspies en la alfombra de una habitación, siendo aquéllas losuficiente intensas, para encender un mechero de gas. (I>

... El Journal économigue, correspondiente á Julio de 1753,.menciona el hecho de una sirvienta que durante la épocade frío, veía salir de sus enaguas gran cantidad de chispassemejantes ä las que parten de los carbones cuando se en-cienden, y una luz semejante á la de una llama cuandose apaga.

El abate Bertholon en su EleclriciM animale, refiere laobservación de un sacerdote florentino, que inopinadamenteexperimentó una conmoción eléctrica expontánea, y se vióenvuelto de una llama que quemó su traje y aún dejó rastroen la piel. «Sus padres y sirvientes, acudieron en su auxilio, •

(1) Guillemin.—Le nutgnélisme et l'éle.ctricité, pág. 555.

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LAS MUJERES ELÜCTIIICAS 313

pero murió al cabo de tres días, después de una progresivadisminución de fuerzas.»

En las Mémoires de l' Acadéntie des sciences de Ponis (año1777, pág. 538), existe una nota de Cassini, apropósito de unseñor ruso que encontró en Florencia, el cual durante mu-chos [dios «estuvo dotado de un poder eléctrico parecido aldel torpedo.»

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CAPITULO IX

Las casas encantadas

Todo el mundo ha oído hablar de casas encantadas, en las quese producen movimientos expontäneos de objetos, ruidos, y demásmanifestaciones desagradables para los habitantes, y en particularpara el que está dotado de facultades medianímicas.

Generalmente, la policía practica algunos registros que no danresultado; y como al cabo de poco tiempo cesan los fenómenos, elpúblico supone que ha existido algún hábil mistificador, y ya no seocupa mas de ello.

Que la mistificación puede desempefiar un papel importante enesta clase de hechos, no hay que ponerlo en duda; pero con fre-cuencia se trata de fenómenos reales, que se presentan bajo formade una verdadera epidemia.

Esto es lo que ocurrió en América el ario 1850, por cuyo motivose elevó al Congreso de los Estados Unidos una solicitud redac-tada por el senador Tallmadge, ex-gobernador de Visconsin, y fir-mada por catorce mil personas algunas de ellas muy eminentes,pidiendo que se nombrase una comisión compuesta de personascompetentes para que estudiasen el caso.

Los hechos de este género son tan numerosos, que surelación llenaría de sobras un volúmen. Las personas quedeseen estudiar zi fondo la cuestión, pueden consultar laHistoire dit merveilleux, por Luis Figuier; Animisme et spi-ritisme, por. Aksakof, y los Annales des Sciences Ps gchiques,en los que el doctor Dariex consignó en 1892, algunas obser-vaciones muy precisas.

Me limitaré aquí á dar cuenta, de una reciente é inéditainvestigación practicada en Limoges.

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LAS CASAS ENCANTADAS 315

EL CASO DE LA CONSTANTINIA

(Carta del señor Maxwell, sustituto del procurador general.)

Mi estimado coronel: Cumplo gustoso la petición que mehabeis hecho con referencia á los extraños fenómenos de queha sido teatro una casa de éampo situada en el departamen-to de Objat (Coréze), i cuyo objeto os envio cuantos datosme he podido proporcionar.

La Constantinia es una propiedad muy importante. Lacasa destinada para habitación, se halla edificada en la la-dera de un ribazo, y se compone de construcciones en formade escuadra.

El piso bajo contiene una gran cocina E. (1) que abrazatoda la longitud del edificio; á la derecha de la cocina existeun salón F. y un dormitorio G. A la izquierda se encuentrael ala del edificio que comprende el piso bajo, y un graneromansarda. El piso bajo de esta parte de la casa, es mas ele-vado que el suelo de la cocina y las demás piezas.

En la mencionada ala existen cuatro habitaciones; undormitorio D. con dos camas, iluminado por dos ventanas;una antecámara 6 corredor C.; otro dormitorio B. mas pe-queño, conocido por el aposento de la señora • Faure, y porúltimo, una habitación A., iluminada por cuatro ventanas.Esta habitación contiene dos camas, y comunica con elpatio que ocupa la servidumbre.

El personal de la Constantinia comprende ademas decierto número de criados para las labores del campo, la se-ñora Faure, su suegra de 85 arios, y una pequeña criadade 17 años, llamada María Paseare'.

La señora Faure es una mujer bien educada, inteligente,enérgica, y está encargada de dirigir la explotación.

(1) Véase el plano.

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316 si.:GunNA PARTE

Su familia es de las ms honorables.La suegra de la señora Faure se halla atontada, por razón

de los años.La joven María Pascarel es inteligente, animosa, y de

ademanes algo libres, ä pesar de que bajo el punto de vista(le la probidad, no se le puede dirigir el menor reproche. Esde estatura baja y de apariencia delicada, y al producirselos hechos de que voy ä hacer mención, todavía era impú-ber. Tiene una hermana sonámbula, y á su familia se letiene en el concepto de extravagante.

Los criados de la Constantinia comen en la cocina senta-dos junto ä una sólida mesa de madera, de tres metros de lar-go por uno de ancho. La cocina tiene adernits un hornillo,algunos aparadores, y una inmensa chimenea cuya campanaabriga un pequeño banco situado ä la izquierda, y dos sillasá la derecha.

Los fenómenos debutaron en la segunda quincena delmes de Mayo de 1895, por medio de golpes en la pared quesepara el comedor, del dormitorio que ocupa la suegra dela señora Faure. (Estas habitaciones van señaladas en elplano, con las letras F. y G.).

El día 21 Mayo ä las nueve de la mañana, la ancianaFaure dijo ä su nuera, que la cama de su dormitorio, golpea-ba contra el tabique, pero la señora Faure (joven) no (liógran importancia al hecho, atribuyéndolo ä un error. Eldía siguiente A. la misma hora, se reprodujo el ruido en elmismo sitio, pero esta vez, la nuera de la anciana Faure lopercibió con gran claridad. El dia 23 de Mayo, nada de par-ticular observaron. El viernes día 24 se repitió el ruido conmás intensidad. Una hora después entró la señora Faureen la habitación de donde partía el ruido, ó sea la que estáseñalada en el plano con la letra G., encontrando en el sueloy en la mayor confusión, el plumón, las sábanas, el almoha-dón, y las cubiertas de la cama.

Otros desórdenes ocurrieron en la casa. Tres toneles va-cíos situados en la bodega, estaban cambiados de lugar. Lacama de la habitación señalada con la letra B., estaba des-hecha; las cubiertas por el suelo, una estätua pequeña de lavirgen, y un bote de café lleno hasta los bordes, habían sidotransportados desde la cómoda, hasta el centro de la habi-

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LAS CASAS HNCANTA DAS 317tación. Al lado de estos objetos yacía un Cristo que fué des-colgado de la pared.

Estos hechos asustaron mucho ä la señora Faure. Er lanoche. (lel viernes al sábado, se quedó ä descansar en el dor-mitorio A., con su suegra y María Pasea rel, y como de cos-tumbre, pasaron la noche (en la mayor tranquilidad; peroen la mañana del sábado, se oyeron tres fuertes golpes comosi partieran de la puerta del granero. (La escalera que it Al

conduce, estaba cerrada por medio de una puerta que comu-nica con el vestíbulo C.).

Las señoras Faure y su sirvienta se dirigieron enseguidaen el dormitorio B., encontrando revueltos por el suelo, lascubiertas de la cama, y roto el bote de cate. Incontinentipasaron á la cocina, y en el preciso momento que acababande llegar, oyeron en el dormitorio B. una zambra espantosa.

Pasaron de nuevo á esta habitación, encontrando por elsuelo y hechos añicos, tres azucareros, una docena de ta-zas, y algunos cuadros de retratos y grabados. El espanto delas tres mujeres no tuvo límite, hallándose persuadidas quelos hechos producidos eran sobrenaturales, y aunque lasvisitas que les hicieron sus vecinos calmaron algo su exal-tación, esta calma duró poco, porque al breve rato se repro-dujeron las manifestaciones en presencia de los mismosvecinos.

Amelia Bayle, esposa de Madrias, mujer de 30 años, in-teligente y razonable, estuvo ,en casa de las señoras Faureá las siete y media de la mañana. En su presencia, la tapade una sopera que se hallaba junio al hogar, fué proyectadacon violencia en medio de la cocina.

La señora Madrias ' se encontraba en aquel momentosentada delante de la chimenea, y de espaldas al fuego; laseñora Faure, María Pascarel, y un pequeño pastor, se ha-llaban en la cocina; por consiguiente, la señora IvIadrias es-taba colocada entre la sopera, y las demás personas pre-sentes.

Este fenómeno la extremeció, por cuyo motivo se marchóenseguida, pero ä las once y media estaba (le vuelta, en-contrando ä María Pascarel recogiendo los pedazos de vajillaque había en el suelo, pues ä cada instante eran lanzadoscomo por manos invisibles, botellas, platos, etc. La señora

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318 SEGUNDA PARTE

Madrias vió proyectarse con violencia á. sus pies, una botellade madera que estaba colocada en un aparador.

Dicha señora podía distinguir perfectamente todos losmovimientos realizados por las personas que se hallaban enla cocina, de modo que no puede explicarse como fue lanza-da la botella.

Otros desórdenes se comprobaron en la habitación A. Lacama de la señora Faure estaba revuelta; un espejo descol-gado; varios periódicos colocados sobre un aparador (3) quedescansaba en una mesa inmediata á la pared (2), estabanesparcidos por el suelo, y en uno de est -)s periódicos. titn-

Plano de la Constantinia

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LAS CASAS ENCANTADAS 319

Explicación del plazo de la Conslanlinia

A.—Habitación en que duermen la señora Faure y María Pas-carel.

1. Cama de la señora Faure.2. Mesa.3. Aparador.4. Cama de Maria Pascarel.5. 6 y.7. Baúles.9. Lugar en que fueron encontrados los periódicos mancha-

dos de sangre.B.—Habitación de la señora Faure.1. Cama.2. Guardaropa.3. Baúl.4. Lugar en donde fué trasladado el bote de café.C.—Vestibulo.1. Armario.D.—Dormitorio habitualmente desocupado.E.—Cocina.1. Chimenea.2. Banco pequeño sobre el cual se deslizó el fuelle.3. Sillas.4. Armario.5. Mesa.6. Hornillo.7. Sitio en el cual se rompió el vaso arrojado desde el arma-

rio 4.8. Lugar en que cayó el fuelle, procedente del banco 2.9 y 10. Sillas en que estaban sentados el alcalde de Objat y la

señora Faure.11. Lugar en que cayó el bastón lanzado sobre Marta Pascarel.12. Parte de la habitación en que se hallaba Maria Pascarel

durante la visita del alcalde.13. Sitio que ocupaba la sopera.14. Silla en que estaba sentada la señora Madrias cuando fué

lanzada la tapa de la sopera.15. Morrillos del hogar.16. Eminencias formadas sobre el banco, por la prolongación

de las patas; el fuelle deslizó entre aquéllas.F.—Salón.G.—Habitación de la anciana Faure.1. Cama.

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320 SEGUNDA PARTE• •lado Le poli( centre de Linuves, existían dos gotas de sangrehúmeda. Cinco minutos después, entró de nuevo en la habi-tación María Paseare', quien observó que las gotas de san-gre se elevaban al número de seis.

Por último, fité rota una marmita de fundición, y ä la sir-vienta le quitaron un plato de las manos. A las 3 de la tar-de cesaron los desórdenes.

Desde el domingo 26, al miércoles 29 inclusive, no se pro-dujo ningún fenómeno; más el jueves 30, se repitieron losdesórdenes con intensidad creciente.

Las marmitas colgadas en las cremalleras de la cocina,fueron lanzadas al suelo con violencia.

A las 6 de la tarde la anciana Faure rió como su camase movía sola; la silla en que estaba sentada, fué retirada unpoco, y en el momento que trató de levantarse, dicha sillafué derribada. María Pascarel estaba con la anciana Faureen la habitación. Entre 7 y 8 de la noche, hora en que da-ban principio á la cena, cayeron sobre las señoras Faure,dos troncos de madera que estaban en la cocina. Además; äla anciana Faure le echaron un libro á la cara, y el criadoBosche recibió un golpe mientras estaba cenando.

El espanto de los habitantes de la casa creció hasta talpunto, que las señoras Faure, y María Pascarel, decidieronirse ä descansar en casa de unos vecinos.

El viernes 31 Mayo decidieron comunicar lo que ocurríaal Alcalde de Objat señor Delmas, persona de muy buenareputación. El señor Delmas quiso darse cuenta de los acon-tecimientos, procurando estudiar sus causas, aunque en prin-cipio se resistía å creer que ningún (Neto pudiera ser tras-ladado de sitio, sin contacto aparente. Entró en la cocina, ydispuso encima de la mesa algunos platos al lado de unapequeña escoba, tomando enseguida asiento delante de lachimenea, á la derecha de la señora Faure.

La joven sirvienta andaba de un sitio ä otro, ocupada ensus faenas. De pronto, y ä la presencia del señor Delmas,Até lanzada con gran violencia la escoba hasta la chimenea.La sirvienta estaba en aquel momento bastante alejada dela mesa, y por consiguiente no podía alcanzar la escoba.

Poco tiempo después, se dispuso que la sirvienta sacaramanteca de un armario situado ä la derecha de la chime-

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LAS CASAS EscANTADAs 321nea (E. 4.) Apenas lo hubo abierto, vino A romperse en mi-tad de la cocina, un cristal que se hallaba situado en unode los estantes del armario. El señor 'Minas se convenció-de que María Pascarel no lanzó el cristal, ya que la vigiló.en todos sus movimientos.

Las ideas del honorable alcalde de ()Wat, se encontraronä partir de entonces completamente modificadas, pues an-tes creía que se trataba de algún amaño, creciendo su asom-bro al ver como se deslizaba un fuelle por enciina de un-banco de cocina, (E. 2.) hasta vunir A caer en el centro de lamisma con gran ruido, debiendo hacer constar. ( i le mien-tras se deslizaba por el banco, procuraba evitar los relieves

• constituidos por el extremo superior de las patas.El alcalde hizo desalojar inmediatamente la casa, y en

el preciso momento que se cumplía la orden, fin' lanzado.con fuerza contra las espaldas de María Pasearel, ulli bastónde 0'40 centímetros de largo.

Apenas acabó de llegar A Objat el señor Debitas, fueron: {1, participarle que en la Constantinia estallaba un incendio.La jóven Maria Paseare' observó que salía una espesa co-lumna de humo de la habitación utilizada como dormitorio,por ella, y la señora Faure.

Al penetrar en dicha habitación se comprobó, que 1 humosalía de la ruina de la señora Faure (jóven), sin poder reco-nocer la existencia de llamas ni de Ascuas (sic). La misma

. señora Faure empleó en su relato esta singular expresión,«el fuego entraba en la cama,» En diversas ocasiones yahabían observado, tanto Maria Pascarel, como la ancianaFaure, que de las enaguas de esta, parecía salir espeso!Huno.

Al día siguiente, María Pascarel abandonó el servicio delas señoras Faure sin darles el menor aviso; estas volvieronA ocupar su casa, y la calma reinó ó partir le aquel mo-mento.

Estos datos me los proporcionó M. de N. empleado delBanco de Francia en Limoges, quien forma parte de una fa-,milia que tiene propiedades en ()Wat.

Por otra parte; uno de mis amigos, M. B. juez de paz deD. y amigo del alcalde de Objat, inc dió imlicaciones tan in-teresantes acerca de lo ocurrido, que las considero suticien-

21

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322 SEGUNDA PA RTE

tes para decidirme ú ir A Constantinia, á fin estudiar los fe-nómenos, acompañándome el mencionado magistrado, y elalcalde de Objat.

Antes me dirijí iL casa de María Pascarel, logrando deesta y de su hermano y tutor, que me acompañarían en lavisita que iba á emprender.

Efectivamente, así lo hicieron, pero al llegar A Constan—.tinia y después que hube explicado á las señoras Faure elmotivo de mi viaje, manifestaron algunos escrúpulos enaceptar de nuevo A su antigua sirviente, accediendo por úl-timo ä mis ruegos, y dändome todas las facilidades para quepudiera hacer las experiencias que creyese oportunas. Re-corrí la casa, me informé de todos los detalles ocurridos, y .levanté un plano de las habitaciones. El resultado de misestudios ha sido compendiado en el precedente capítulo, no.mencionando mAs que los principales hechos, pues durantemuchos días, se produjeron A, cada instante movimientos deobjetos, sin contacto aparente.

El gato de la casa fue lanzado un día sobre la ancianaFaure, y en otra ocasión, fué ligeramente herida en la ca-beza por uno de los ganchos de lacremallera.

¿La circunstancia de tratarse de fenómenos singular-mente extraños, es motivo bastante para desecharlos?

La prudencia aconseja que nunca se nieguen las cosasti priori, aunque le momento resulten inexplicables.

Todavía conocemos de modo insuficiente las fuerzas na-turales que hemos puesto A nuestro servicio. ¿Podemos porventura afirmar, que en el laboratorio de la naturaleza noexisten otra clase fuerzas que aun ignoramos? Yo me incli-no ä creer en su existencia, y espero que el porvenir nosrevelará muchos secretos. La naturaleza es infinita, y noso-tros apenas la conocemos.

Bajo este punto de vista, el estudio de los fenómenos dela Constantinia ofrece un interés considerable. He creído,útil describirlos, pero opino que no e menos útil discutirsu realidad. Esta discusión puede teducirse al exämen de,

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LAS CASAS ENCANTADAS 323

las hipótesis siguientes: ¿Hubo fraude? Existió error de ob-servación por parte de los testigos?

La segunda hipótesis es inadmisible. porque las compro-baciones materiales son irrefutables. Los objetos se destro-zaron ante los ojos de los testigos; han quedado restos deaquellos, en la inmediación del sitio en que cayeron, y porúltimo, al caer en el suelo, produjeron ruido bastante fuer-te para .con ti lunar el hecho.

Estas circunstaneias no permiten suponer que los testi-gos estaban alucinados.

Queda la hipótesis del fraude, más en el supuesto de ha-ber existido, ¿A quién podía atribuirse?

Unicamente á. las señoras Fatuo y ä María Pascarel. Enefecto; la mayoría de fenómenos han tenido luffitr en pre-sencia de estas tres personas. Se han comprobado un granm'ollero de casos de movimientos de objetos sin contacto,cuando los demás habitantes de la Constantinia se hallabanausentes, y no podían por lo mismo, pensionarios; tales sonlos fenómenos observados por el Alcalde de Objat, los rui-dos, el desórden en las camas, etc, y que se produjeron es-tando en la casa las señoras Faure y su sirvienta. pero si setiene en cuenta la excelente reputación de las señoras nut-re, el espanto de que estabekri poseídas cada vez que ocurríaalguna manifestación. la enfermedad física de la ancianaFaure, y la ausencia completa de relación entre ellas y losfenómenos, debemos forzosamente deseartarlas de toda su-puesta intervención. Por otra parte, las manifestaciones ce-saron desde la partida de Maria Paseare], y en cambio, notuvo lugar ninguna manifestación, sin que se hallara pre-sente dicha jóven.

Razonablemente debería atribuirse el fraude ó María Pas-carel. Sin embargo; esta hipótesis es difícil de admitir, puessi por una parte existen circunstancias que la hacen posible,en cambio otras, alejan semejante suposición.

Las primeras pueden reasumirse del modo siguiente:Siempre que se ha producido un fenómeno inexplicable,

ha estado María Pascarel en la Constantinin.El carácter de dicha YA-en deja algo que desear, pues

aunque es inteligente y honrada, no se muestra siemprecortés con la señora Faure y ä veces se mezcla en asuntos

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324 SEGUNDA PARTE

que no le conciernen, y por último; ella es quien anunció elincendio.

1,0s motivos que alejan In hipótesis de fraude son los si-guientes:

1." Ausencia de móvil . intelAsí resulta, que María Pasea rel desempeñaba en la Cons-

tantinia un cargo con el que podía atender a sus necesida-des, habiéndole P.ido dificil encontrar colocación en otraspartes. dadas las costumbres que dominan en la campiña delLimousin. Por lo mismo es de suponer, que no estaría dis-,puesta a jugar semejantes bromas.

Tampoco es probable que obrara instigada jro la male-volencia, puesto que jamas demostró tener sentimientos per-versos, y aun aceptando que sus intenciones fueran enca-minadas A perjudicar A las señoras Faure, no se concibe quediera el grito de alarma en el momento que se apercibió delincendio. Si sus deseos eran de perjudicar ¿porqué pedir au-xilio en el instante mas favorable para ella?

Por lo denlas; habría sido una temeridad muy grandepegar fuego a la cama de la señora Faure, en el momentoque la atención de todos se hallaba mas despierta, y cuandorecaían sobre la Pascarel algunas suposiciones de participa-ción directa ó indirecta, en los hechos que mencionamos.

A fiadese ä estas consideraciones la de que los fenómenossolo tenían lugar de día, y se deducirá fácilmente, que siuna persona estuviera animada de malas intenciones ó dedeseos de mistificación, habría elegido de preferencia la no-che. para poner en obra sus propósitos, pues sabido es quelas tinieblas, predisponen al miedo y a la credulidad, y esto

Arda seguridad al actor.;.Es qué su intención iba encaminada ir mistificar, ó bien

A hacer suponer que poseía poderes sobrenaturales? En elprimer caso, las mistificaciones le habrían dado por resul-tado 1111 aumento sensible de trabajo, pues estaba obligadaA recojer los restos de objetos quebrados, ä rehacer las ca-mas. y por fin, ä reparar el desórden causado en los depar-tamentos donde tenían lugar los fenómenos, exponiéndoseA ser descubierta y despedida de la Constantinia, en condi-ciones que habrían herido su reputaciÓn, y dificultándole deencontrar nueva casa para servir.

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LAS CASAS ENCANTADAS 325

En el segundo caso se la habría tenido como hechicera,y esto no podía desearlo la Pascarel, porque los campesinosIhnosinos sienten verdadera repugnancia hacia los hechi-ceros.

2.° Necesidad de una destreza poco común.Esta circunstancia es indispensable para hacer el fraude

admisible. Recuérdese que durante muchos días y itrialainstante, se producían movimientos de objetos sin contactoaparente, en presencia de numerosos testigos.

Un fraude grosero habría sido descubierto en el acto,máxime si se tiene en cuenta la prevención que sentían al-gunas personas, y en particular el alcalde de ()Wat.

El testimonio de este magistrado, el de las señoras Fan-re, de. la señora Madrias, y del criado Hasche, son justi-ficados.

El alcalde situó algunos objetos encima de la mesa, yjunto á ellos, una pequeña escoba. Esta fué proyectada conviolencia hacia la chimenea.

¿Pudo lanzarla María Pascarel, que estaba muy vigilada?¿Puede suponerse que en el acto de abrir un armario de

la cocina, y cuando el alcalde vigilaba los menores movi-mientos de la Pascarel, fuese esta quien lanzase un vaso (lecristal situado dentro de aquel armario?¿Cómo puede expli-carse que fliese la autora (lel lanzamiento del fuelle, desdeun banco de la chimenea, hasta el centro de la cocina? Esteúltimo hecho se realizó encontrándose la Pascarel ú muchosmetros de distancia, mientras que el alcalde estaba situadoentre aquélla, y el fuelle. ;Yudo lanzarlo por medio de unhilo? No, porque se habría vista.

Es inverosímil, por lo demás, que una jóven campesinade 16 años de edad, realice en pleno día y en presencia demuchas personas, tan hábiles juegos de manos, que el pres-tidigitador mas hábil no podría realizar durante tres vecesconsecutivas, sin ser descubierto.

El examen de las circunstancias en que se han produci-do los fenómenos relatados por la señora Madrias, confirmaeste punto de vista especial.

La noche del 30 de Mayo, mientras se hallaban cenandoen la cocina, le fue quitado bruscamente el plato ú MariaPascarel, y la misma fuerza se lo lanzó en medio de la es-

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326 SEGUNDA PARTE

tancia. Cuanto había encima de la mesa, alrededor de lacual estaban sentadas las señoras Faure y los criados, fueigualmente derribado.

Una canasta llena de astillas de madera que estaba si-tuada en un ángulo del hogar, también fué derribada, ylas astillas empezaron á voltear por la habitación, cayendosobre las señoras Faure y los domésticos, y aún llegando áherir ligeramente en la cabeza de un tal Bosche. ¡,Cabe enesto, engaño posible?

Sin entrar en mayores detalles es preciso reconocer, quela hipótesis del fraude es inadmisible, y que si el testimo-nio humano merece algún crédito, débense aceptar comociertos, los fenómenos que se acaban de mencionar. Las de-claraciones de tantos testigos sinceros, y que gozan de exce-lente reputación, seguramente llevarían el convencimientoä un jurado, y á los magistrados de un Tribunal supremo.

En restimen; ó se ha de admitir la realidad de estos fe-nómenos inexplicables, ó bien se ha de declarar, que siendoimposibles a priori, necesariamente ha existido el fraudeque los testigos no han sabido ver.

Por mi parte creo haber dado suficientes razones, de-mostrando la improbabilidad de la existencia del fraude.

III

Si el caso de la Constantinia fuera un caso aislado, yosería el primero en considerarlo indigno de atención, perono es así, puesto que hechos de la misma índole han sidoobservados por múltiples personas, y en diferentes parajes.Sin embargo; el caso de la Constantinia lo he conceptuadode gran interés, por la variación y complexidad de los fenó-menos ocurridos.

Nuestros lectores podrán hacer una distinción entre lasmanifestaciones ocurridas en presencia de testigos tan for-males como el alcalde de Objat, las señoras Faure, y la serio-ra Madrias, y las que tuvieron lugar en ausencia de testi-gos, según ocurrió con las manchas de sangre y el incendio.

En esta segunda parte de mis observaciones, me ocuparésolamente de la comparación general, entre los hechos

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LAS CASAS ENCAN rADAS 327

.ocurridos en la Constantinia, y otros hechos análogos quehe seüalado.

Los fenómenos comprobados en la Constantinia, han sidolos siguientes:

1. 0 Golpes repetidos.2.° Desórden en las camas y en el mobiliario.3•0 Transporte de diversos objetos.4." Movimiento de objetos, sin contacto aparente.5 •" Rotura de dichos objetos.6." Manchas de sangre.7." Incendio.No conozco la literatura que se ocupa especialmente de

este asunto, y por lo mismo no hart una historia completa-de los casos análogos al de Constantinia, por lo que me li-mitaré á exponer algunas observaciones de género idéntico.

Antes de dar cuenta de dichas observaciones, convienerecordar, que los caracteres clásicos que se encuentran enlas demás casas encantadas, no han concurrido en la Cons-tantinia.

Aquí las manifestaciones tuvieron casi siempre lugarde día, y revistieron un aspecto puramente físico, (1) mien-tras que en las demás casas encantadas, se producen losfenómenos por la noche, y se complican con ruidos de pasos,y de cerrojos, movimientos de puertas que se abren y cie-rran, y sonidos de voces humanas.

1.0 GOLPES REPdfIDOS. —En la habitación de la ancianaFaure se percibió un ruido semejante al que haría la camagolpeando el tabique, y además se produjeron algunosgolpes en los postigos. También resonaron algunos, en lapuerta del granero.

Este fenómeno es el más frecuentemente observado.Las compilaciones especiales abundan en hechos de este

género. (Véanse en los Psychische S'Urdiera, de 1889, las no-tas apropósito del caso de Resau).

2.° DESORDEN EN LA. CAMA Y EN EL MOBILI ARIO. —Este fe-

(1) En el Pechische Studien. 1881, pg. .1, el proresor Bout-Ierow, miembro de la Academia de Ciencias de San Petersburgo.refiere un caso observado en 188U, el cual presentaba idénticloscaracteres.

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328 SEGUNDA PARTE

nömeno es ya mas raro. M. d'Assier en su Runianilé pos-thume cita varios casos recientes que le han comunicadopersonas dignas de todo crédito. Véase en particular el casode la Bastida de Sérou. (Cap. I, ',ag. 30) y el relato de losfenómenos comprobados en el castillo de T. (Anuales des-sciences psychiques, 1892 y 1893).

3.0 TkZANSPORTE DE D n VERSOS OBJETOS.—El doctor Dariexcita un ejemplo en los Annales des sciences psychigues 1893,.pág. 32, y 1892, pag. 192. Casos del mismo género han sidocomprobados en el castillo de T. (Anna/es des scieuces psy-guigues, 1892 et 1893).

4.0 MOVIMIENTO DE OBJr;TOS SIN coNrAc ro ArA RENTE.—Eneste grupo incluyo el transporte de objetos sin contactoaparente, y en presencia de testigos. Se han comprobado,este género de manifestaciones, en el castillo de T. (Ännalesdes seien ces psychignes, 1892 y 1893). En los Proceedings de,la Sociedad de investigaciones psíquicas de Londres (vol. VII„pag. 384), se da cuenta del extraordihario hecho ocurrido.en un taller de carpintería, en el que las virutas y astillasdispersadas por el suelo, se trasladaban de uu sitio á otrosin contacto aparente, y en presencia de los obreros.

5•0 ROTURA DE VARluS OBJöTOS. —Existen varios ejem-

plos. Véanse los fenómenos ocuridos en el castillo T.6.° MANCHAS DE SANGitE. — Esta manifestación no es.

frecuente. D'Assier (Humanité poslhume, chap. 1.1, dice,que fué comprobada el año 1830 en la Bastida de Sérou.Consúltese también el Conde de Larmandié en su obra.Eoraha, pág. 137, y Bodisco, Trails de Luntière, pág. 40.

7.° INchrado k;XPONTÄNE0.—También es un fenómeno.raro. En el Pychische Studien he leído una observación de,este género hecha en Holanda hace pocos años.

El señor Aksakof (Animisme et spirilisme, pag. 298), cita.segan el Modern spiritnalisme, (le! señor Capron, el caso de,una combustión expontänea que se produjo el año 1850 enStratfort (Estados Unidos). Un caso semejante tuvo lugar.dentro de un cajón cerrado con llave, propiedad del directorde uno de los principales establecimientos de instrucciónen Paris. (1)

(1) Entre los varios casos de producción expontänea de luces.

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LAS CASAS ENCANTADAS 329

IV

Los fenómenos comprobados en Objat, no son pues úni-cos en su género, toda vez que se citan numerosos ejemplosde hechos idénticos.

¿Qué conclusión cabe hacer?Después de las observaciones que se han realizado, en-

tiendo que podemos deducir las circunstancias siguientes:1.° Relación entre los fenómenos y Maria Paseare!.2.° Los objetos se dirigen con frecuencia aunque no

siempre, hacia el sitio en que ella se encuentra.3.° El movimiento que desarrollan, es sumamente rá-

pido; «eléctrico» dicen los observadores.4 •* El ruido que hacen al caer, no guarda generalmente

proporción con su masa. Este fenómeno impresionó bastanteal alcalde de Objat.

Por lo demás, la dirección de estos movimientos no pa-rece que esté presidida por una inteligencia. Tienen máscarácter de travesura, que de maldad, excepción sea hechadel incendio. (Véase en el Sphynx un articulo de Kieseieeller,titulado Der Spirk im Munehenkon.

Podriase suponer que existe algún enlace entre los mo-vimientos de la Pascarel, y los fenómenos, ya que solamentetienen lugar cuando se halla en estado de vigilia.

Para terminar debo anadir, que en el viaje que he rea-lizado ä la Constantinia, he ensayado de celebrar una sesiónen el aposento donde se desarrollaron los fenómenos más

y llamas mencionados por el sefior Aksakof (A nimisme et spiri-t¡ätne), referiré el de unan mujer del distrito de Ouralsk, quien du-lente el periodo de seis meses, fué objeto de diferentes manifesta-ciones, tales como repetidos golpes, transporte de objetos, apariciónde globos luminosos (págs. 301, 309 y 310) y principio de incendio(págs. 309 y 310).

El 25 Julio 1853 estalló un incendio en la villa de Lipzy, el cualfué precedido de análogas manifestaciones, y dando lugar á unainvestigación administrativa y judicial, de la cual conserva la do-cumentación auténtica, el señor Aksakof.

El estudio de semejantes hechos tiene gran importancia bajoel punto de vista de las investigaciones judiciales.—A. R.

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."''',"-','7,'"."--77r.rer •

330 ' SEGUNDA PARTE

notables. (Habitación A.; manchas de sangre é incendio).Hallábanse presentes, el alcalde y Juez municipal de Objat,María Paseare' y otra persona. Ninguna manifestación evi-dente se obtuvo; oyéronse algunos crujidos, y pequeñosgolpes que partían de la mesa (1), siendo fácilmente expli-cables por la presión que ejercían nuestros dedos, sobre lavetusta y desunida tabla del mueble.

Las experiencias tuvieron que interrumpirse, porque elhermano de María Paseare' quiso agregarse al grupo, y muypronto lo desarmonizó. Reanudadas las sesiones en el de-partamento D., tampoco dieron resultado.

Previa autorización del hermano y tutor de la Paseare',intenté dormirla, más al cabo de un cuarto de hora, tuveque suspender mi trabajo de hipnotización, porque el herma-no de María se colocó detrás de mí, y distraía continuamenteä dicha jóven. Ni uno ni otro accedieron en dejarme emplearel método de Braid, habiendo tenido que limitarme á la fija-ción de la mirada, y al contacto de las manos.

María Pascarel me pareció muy fácil de hipnotizar, ycreo que á partir del primer ensayo se hubiese logrado elsueño, ä no haberse prestado de tan mala gana ä esta clasede experiencias.

(I) Nos servimos de un antiguo trípode, de Om 80 de alto, contabla circular de Oin 50 de diametro.

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CONCLUSIONES

De lo que precede se pueden deducir las siguientes con-clusiones:

1." Los fenómenos observados en los diferentes mé-diums, presentan gran semejanza con los producidos porlos místicos de todos los tiempos y países. La única diferen-cia que existe, depende del grado de intensidad, y del obs-táculo más ó menos grande que la luz opone h su produc-ción. Se puede observar la progresión continua, partiendode la atracción de los sujetos por el magnetizador ó la ac-ción de los efluvios digitales (1) sobre los cuerpos muy lige-ros, hasta los más estupendos milagros.

2.° Algunos de estos fenómenos, tales como globos lu-minosos, guardan cierta analogía con las manifestacionestodavía inexplicadas de la electricidad atmosférica (relám-pagos en bola); otros parecen debidos ä Un desarrollo anor-mal de electricidad en el organismo, desarrollo que se pro-duce de un modo expontäneo en algunas jóvenes, y en laépoca de la pubertad (2).

3." Todos tienen su origen en unos eflúvios que se des-prenden de ciertas partes del cuerpo de algunas personas,

(1) Véase «Les Chives °diques de Reichenbach. —París, Carré1896.

(2) Estos fenómenos son muy complexos, y aunque parece quela electricidad desempefia un importante papel en los más senci-llos, no sucede así en los más trascendentales.

El célebre electricista inglés Varley, ha realizado varias expe-riencias que la Sociedad dialéctica de Londres dió á conocer en1871, pero la cuestión dista. mucho de estar dilucidada. y es degran necesidad que los esfuerzos de los hombres de ciencia, serealicen en este sentido.

e

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332 SEGUNDA ¡'ARTE

de preferencia en ciertas horas, bajo una forma comparableá un viento eléctrico. Estos ethivios pueden ser dirigidospor la voluntad del sujeto. hacia el punto que tratan de pro-ducir algún efecto, y se escapan por ondas, cuya intensi-dad corresponde al esfuerzo que las produce. Su emisión seacompaña de dolores más ó menos violentos que el sujetoprocura mitigar, disminuyendo el esfuerzo, y aproximándo-se hacia el objeto con el que trata de relacionarse. La luzejerce una acción disolvente, y parece que los fenómenosresultan más intensos, cuando el sujeto estä directamenteen contacto , con el suelo, sin interposición de substanciasaisladoras de la electricidad.

Hé ahí una fuerza no estudiada, pero en parte definidapor las propiedades que acabo de indicar.

¿Qué acciones recíprocas se ejercen entre esta fuerza, ylas fuerzas antiguamente conocidas? Qué relación hay en-tre estas, y el efltivio cuya existencia he demostrado en misexperiencias acerca la exteriorización de la sensibilidad?¿De qué manera se aumenta y transforma esta fuerza, paradar nacimiento ä las manifestaciones trascendentales quetanto objetivas, como subjetivas, constituyen un problemade tanto interés (I)?

Tales son las cuestiones que me propongo estudiar en unpróximo libro titulado. «Fantontes des vivants» en el cual ex-pondré la teoría del cuerpo t'indico, teoría que admitida yapor los filósofos de Oriente, "y por los Padres de la Iglesia,parece confirmarse hoy con pruebas.

No me olvido que voy alejandome del dominio en el cual

M. Pouchet, profeeor del Museo, y uno de los más encar-nizados adversarios de nuestras ideas, escribía en «Le Teles» deldia 12 Agosto 1993.

«Demostrar que un cerebro, por una suerte de gravitación,obra ä distancia sobre otro cerebro, como el imán sobre el imán,el sol sobre los planetas, la tierra sobre el cuerpo que cae. ;Llegaral descubrimiento de una influencia, de una eibractön nerviosa quese propaga sin conductor material.... ¡El prodigio es que muchosde los que creen en esto, no zareceit de ningún modo ignoran-tes!... Pero demostrádnoslo. y vuestro nombre figurará en la in-mortalidad, mucho más que el de Newton, y yo os respondo, quelos Berthelot y los Pasteur, echarán su sombrero á vuestras plan-tas!»

No pedimos tanto.

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CONCLUSIONES 333

un espíritu POSITIVO debería encerrarse, según los escolás-ticos que tienen la pretensión de limitar la ciencia ä los he-chos que estudian, y ä los 'métodos que emplean, pero estaciencia, no es la Ciencia por excelencia, aquella hacia la cualse dirijen cuantos han entrevisto, que del cuerpo del hom-bre, puede desprenderse ALGO que piensa y siente. Por esto,cuando se han llevado las investigaciones hacia estas fuer-zas sútiles, se llega ä concluir, que aquel ALGO, puede so-brevivir ä la destrucción de la carne, y ya en este terrenocolocados, reemplazamos el vacilante acto de , fe de las reli-giones positivas, por una inquebrantable convicción en lavida futura.

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INDICE

PÁG1Ne8.

Dedicatoria 5Prólogo. 7Prefacio 17

PRIMERA PARTE

Experiencias con Eusapia

CAPÍTULO PHIMER0. — Eusapia Paladino.I.—Sus debuts. . . . .. 2111.—Su historia y su persona. 29CAriTut.o_IL-----Llas experiencias de Nápoles en 1891.1.—Relación presentada por el señor Ciolfi . , . 37II.— Relato del doctor Lombroso. 44CAPÍTULO 111.—Las experiencias de Milán en Octubre

de 1892.I —Dictamen de la Comisión. . . 48II.—Notas del doctor Carlos Richet 70CAPÍTULO IV.—Las experiencias de Nápoles en Enero de

1893.1.— Relación hecha por el doctor Wagner, Catedrático

de Zoología en la Universidad de S. Petersburgo. .CAPÍTULO V.—Les experiencias de Roma rit 1893-94.I.—Experiencias de Mayo de 1893. . . 9611.—Experiencias de 1894. 0 101CAPÍTULO VI.—Las experiencias de Varsovia, realiza-

das desde el 25 Noviembre 1893 al 15 Enero 1894.1. —Análisis de la declaración del señor de Kranz. . . 105II.—Conclusiones del doctor Ochorowicz. . . . 122

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1159777fre,7717,757-

PÁGINAS.

CAPÍTULO VII. -Las experiencias de 1894 en Carquei-lnnne y la isla de 1?onbaud

1.-4-Analis' is de la comunicación del señor Lodge. . . 12511.-Extractos de la réplica por el doctor Richet, al doc-

tor Hodgson 132CAPÍTULO VIII.- Las experiencias de Cambriee en

1895.1.-Analisis de una comunicación remitida Ét la 75.'

Asamblea Ceneral de la Sociedad de investigacionespsíquicas de Londres 133

11.-La cuestión del fraude en las experiencias con Eu-sapia Paladino (por J. Ochorowicz). 141

CAPÍTULO IX.-Las experiencias de Aunélas en 1895.1.-Informe de la Comisión 181

SEGUNDA PARTE

Experiencias y observaciones diversasCAPÍTULO PFUME110.—Las experiencias de Gasparin

1854.1. -Experiencias del conde de Gasparin. 21911.-Los comentarios del doctor Thury 221CAPÍTULO II -Informe de la Sociedad Dialéctica de Lon-

dres en 1869 226CAPÍTULO 111.-Las experiencias del doctor Croo/ces. 242CAPÍTULO IV. -Las experiencias con Enrique Slade. 267CAPÍTULO V. — Experiencias de Donald Mac-Na!) realiza-

das en Paris, el año 1888 278CAPÍTULO VI.-Experiencias del señor Pelletier. . 290CAPÍTULO VII.-Experiencias del doctor Pablo Joire en

1895. 214CAPÍTULO V111.-Las mujeres elc;.ctricas 299CAPÍTULO IX. -Las casas encantadas. 314CONCLUSIONES 331

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Lev itacion de la mesa.

192.

Medium : EUSAPIA.

Celador : Sr AKSAKOF.

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Levitation de la mesaMit in

Mediotoj:,ErsAPIA.

Colador : D r Karl de Pm 1.Contun'tontes : D'' Bimill .:lall (en prié).

[jr SCHIAPARELLI (sentado en el suelo).

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Ii

Levitacion de la inua sin contacto por parle de 1s cuiv• [in oir • luna 1

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Moldaje de manos. liorna 1831

Moldaje de la mano ihndie:1 ile Ensaph. Nloldaje de la mann ealual d EusapiaNotese la longittill anormal de la uiri del previamente envuelta con su pannelo. Com-pulgar. con Cl moldaje de la 111:1110 iill;diCa.

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Levitzwirn' de la iisa('arqueirnnno l89')

Niedirne : PIA .

Celador de la derecha : Dr J. OCHOROWICZ.

Celador de la irquierda :Dr Sia;m11).

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;.N.

)::.••••'«,

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Disposicion de los celadores.r_rtul as 1895 .

Medium : Eu:Acht.

Celador de la derecha : RounAs.

Celador de irquierda : D r SABATIER.

Celador de los pies : D r DARIEX.

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AguMas 1895.—

Transporte sobre litmesa de objetos que es-taban colocados de trasde la medium.

—Celadores

Esta situado de perfil,El Sr MAXWELL.

De trente,El S r DE RoCHAS,

Sortiene el brazo debajode la villa.

El 1) r DE GRAmosT,Esta colocado de tras

t le la cortina,El D r DAmEx.

—La medium EISAPIA

se halla completamenteoculta por la cortina.

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r

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.1guélas 1895.

El pesa-cartas en tama im natural.

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11

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