PASCUA DE RESURRECCIÓN

Los cuatro evangelistas nos narran la Resurrección del Señor, sus apariciones a los discípulos y su ascensión a los cielosLas fuentes históricas sobre su vida afirman que el sepulcro donde Jesús fue enterrado estaba vacío y él mismo fue visto por un grupo significativo de discípulos y seguidores que incluso hablaron con él y lo tocaron.

Se entiende que esta Resurrección no es como una reanimación del cadáver, no es una vuelta a la vida presente, como es el caso de Lázaro; sino una resurrección definitiva, que traspasa los límites de la vida presente, es un comienzo de la vida escatológica, es decir eterna, de glorificación del Hijo de Dios.

Jesucristo Resucitado aparece con su identidad corpóreo-espiritual (es decir el mismo cuerpo y espíritu) que el Jesús que murió en la Cruz. Su naturaleza humana está transformada, está liberada de la sujeción a la muerte,sino que también esta desligadade todas las limitaciones espacio-temporales, es una naturalezahumana espiritualizada, como loexplica Pablo.

Pablo dice: “Lo mismo pasa con la resurrección de los muertos. Lo que se entierra es corruptible; lo que resucita es incorruptible. Lo que se entierra es despreciable; lo que resucita es glorioso. Lo que se entierra es

débil; lo que resucita es fuerte. Lo que se entierra es un cuerpo material; lo que resucita es un cuerpo espiritual. Si hay cuerpo material, también hay cuerpo espiritual.”

Las apariciones de Jesús no son alucinaciones ni visiones celestiales o místicas. Los evangelistas nos hablan de percepciones completamente reales de la persona viviente de Jesucristo Resucitado que se hace realmente presente, que se deja ver y oír.Juan de manera especial, procurará complementar los otros tres Evangelios sinópticos.

El sepulcro vacío, el mensaje del ángel, las apariciones de Jesús a sus discípulos, la predicación de los apóstoles, confirmada con milagros y con su propiamuerte, y la Iglesia en su experiencia vivencial de Cristo a través de los siglos, son los testimonios fieles e infalibles que nos garantizan con plena certeza la Resurrección del Señor Jesús.LA RESURRECCIÓN DE CRISTO ES EL FUNDAMENTO DE NUESTRA FE.

Jesucristo durante su vida pública, se habría manifestado como el verdadero Hijo de Dios, como el Mesías anunciado en el Antiguo Testamento, como el Redentor y Salvador de todos los hombres, como Camino, Verdad y Vida, como juez de vivos y muertos.Su resurrección es una confirmación plena de su persona y de su obra de salvación, es la que da profundo sentido su vida y a su muerte.

La Resurrección del Señor es la prueba más categórica de que el Padre ha aceptado la entrega total que su Hijo llevó a cabo en la cruz por la redención de los hombres. Ya estamos salvados en Cristo Jesús nos dirá Dios por medio del apóstol Pablo en 1° de Corintios 15, 1-4

1ª de Corintios: “… Que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras, que fue sepultado y que resucitó al tercer día según las Escrituras”

“Si con tus labios confiesas que Jesús es el Señor, y con todo tu corazón crees que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás” (Romanos 10,9)

La Resurrección de Cristo es el fundamento de nuestra esperanza cristiana y de nuestra propia resurrección al final de los tiempos. La resurrección de Cristo hace posible la resurrección de todos los hombres; es ejemplo, causa y origen de toda resurrección. Jesucristo había proclamado de sí mismo: “Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera vivirá, y todo el que vive y creen mí, no morirá jamás” (Jn 11, 25-26)

YO SOY LA RESIRRECCIÓN Y LA VIDA

Luego también Jesucristo dirá: “La voluntad del que me ha enviado es que yo no pierda nada de lo que él me dio, sino que lo resucite en el Último Día. La voluntad de mi Padre es que todo hombre, que ve al Hijo y cree en él, tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el Último Día.” (Jn 6,40)Y esta esperanza en nuestra futura resurrección será siempre el objeto de la predicación apostólica.

Pablo nos dirá: “Sabemos que aquel que resucitó a Jesús, nos resucitará también con Jesús, y nos pondrá cerca de él” (2 Cor 4,14)Y de esta fe y esperanza en el Señor Resucitado se deduce la nueva vida que deben llevar los cristianos.

La contemplación de Cristo Resucitado debería ser siempre la fuente de mayor consuelo para nosotros, los seguidores de él, que vivimos nuestra fe fundada en su Resurrección y que debemos hacerlo con alegría unida a un desprendimiento de los bienes de esta tierra y a una constante fortaleza para soportar las molestias y sufrimientos de esta vida.

La semilla sembrada por Jesús, de solidaridad sin límites ni condicionamientos ha fructificado de modo imprevisto y paradójico en su resurrección abriendo un camino más allá de la muerte.Parecía que su proyecto estaba sepultado por un poder de los poderosos, pero se dará un giro inesperado porque el que había muerto en la Cruz ahora vive para siempre.A partir de aquella mañana de Pascua el cuerpo crucificado y gloriosos de Jesús, su persona total, divina y humana, ha pasado a ser el punto central y de partida de nuestra fe.

La Resurrección de Jesús ha sellado la opción de amor que Dios ha tomado a favor de su Hijo Amado y a favor de toda la humanidad. Después de que los discípulos lo han visto libre de los lazos de la muerte, ha quedado claro el núcleo indestructible de su persona y, por tanto, de la fe de los cristianos: Jesús, el Cristo, ha muerto y ha resucitadoVana sería nuestra fe si Jesús no hubiera resucitado.

En un mundo falto de esperanza y de alegría profunda, en un mundo obsesionante de muchos filósofos y novelistas actuales son la angustia y el nihilismo (negación de

todo principio religioso, político y social), el cristiano tiene que ser el testigo de la Resurrección de Cristo.Sólo en Cristo Resucitado puede encontrar el hombre la verdadera y profunda alegría.Tenemos que proclamar que la muerte de Cristo no fue una derrota sino victoria definitiva, la más grande en la historia de la humanidad.

La Resurrección de Jesús es el inicio de una nueva creación traspasada por la belleza. La creación queda transfigurada. El mundo futuro ya ha empezado a manifestarse. Las apariciones del Resucitado son una primicia. La Resurrección de personas y pueblos se reflejan en la sobreabundancia de vida que sale del sepulcro de Jesús.