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PATRIMONO CULTURAL Y LA EXPERIENCIA EDUCATIVA DEL VISITANTE. Lauro Zavala El concepto patrimonio cultural está ligado al concepto de objeto cultural. En la actualidad el visitante a espacios museográficos tiene ante sí una diversidad de opciones en contexto de lo que se podría llamar el sistema de la ecología cultural urbana. Es posible pensar en una diversidad de opciones que podríamos conocer como una opción ritual y una opción lúdica en la que cada una supone en los museos una determinada función en relación con el patrimonio cultural. El museo tradicional y la experiencia ritual. En la actualidad la importancia de los museos trata sobre el aumento de visitantes dejando de lado la importancia la edad, educación, género, teniendo como oportunidad una experiencia en cada visita. Desde esta perspectiva el museo es concebido como educativo. Esta es la naturaleza del discurso museográfico en el ámbito de la modernidad occidental, y las limitaciones se hacen evidentes al poner en el centro las condiciones de la experiencia. La función básica de éste es conservar los valores representados por un determinado patrimonio material y de esta manera mostrar lo ejemplar propiciando por los especialistas publicando el valor de estos acervos. Esto es difundido mediante los cedularios, catálogos, crítica museal, visitas guiadas y servicios educativos. Esta perspectiva genera el sentimiento de lo ritual y supone que los objetos comunican por sí mismos, lo cual forma parte de una metafísica del objeto y de las colecciones. Es posible sostener que solo hay museo donde hay una colección de objetos, independientemente de la lógica. En los museos con lógica ritual se enfatiza el valor que se asigna a los objetos y espacios, y a los discursos autorizados que lo legitiman, bajo el pretexto de tener un carácter didáctico, estos son caracterizados por la

Patrimono cultural y la experiencia educativa del visitante

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PATRIMONO CULTURAL Y LA EXPERIENCIA EDUCATIVA DEL VISITANTE.

Lauro Zavala

El concepto patrimonio cultural está ligado al concepto de objeto cultural. En la actualidad el visitante a espacios museográficos tiene ante sí una diversidad de opciones en contexto de lo que se podría llamar el sistema de la ecología cultural urbana. Es posible pensar en una diversidad de opciones que podríamos conocer como una opción ritual y una opción lúdica en la que cada una supone en los museos una determinada función en relación con el patrimonio cultural.

El museo tradicional y la experiencia ritual.

En la actualidad la importancia de los museos trata sobre el aumento de visitantes dejando de lado la importancia la edad, educación, género, teniendo como oportunidad una experiencia en cada visita. Desde esta perspectiva el museo es concebido como educativo. Esta es la naturaleza del discurso museográfico en el ámbito de la modernidad occidental, y las limitaciones se hacen evidentes al poner en el centro las condiciones de la experiencia.

La función básica de éste es conservar los valores representados por un determinado patrimonio material y de esta manera mostrar lo ejemplar propiciando por los especialistas publicando el valor de estos acervos. Esto es difundido mediante los cedularios, catálogos, crítica museal, visitas guiadas y servicios educativos.

Esta perspectiva genera el sentimiento de lo ritual y supone que los objetos comunican por sí mismos, lo cual forma parte de una metafísica del objeto y de las colecciones. Es posible sostener que solo hay museo donde hay una colección de objetos, independientemente de la lógica. En los museos con lógica ritual se enfatiza el valor que se asigna a los objetos y espacios, y a los discursos autorizados que lo legitiman, bajo el pretexto de tener un carácter didáctico, estos son caracterizados por la legitimación institucionalizada de los criterios de selección y su costo social.

Los nuevos espacios museográficos y la experiencia lúdica

En contraste al tipo anterior se pone en el centro de las técnicas comunicativas y la posibilidad que tiene el visitante de interactuar con los espacios, objetos y conceptos que constituyen el discurso, de tal manera que éste pueda jugar con diversas opciones de conceptualización y construir su propio discurso museográfico. En estos espacios se disuelve el principio de autoridad sustituido por la experimentación. Esta experiencia tiene como presupuesto el interés de la institución y de los visitantes: ejercicio de imaginación, curiosidad y la

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capacidad de asombro. El museo se ha convertido en un espacio recreativo e interactivo y esto consiste en que dentro del lugar “en lugar de haber cosas, ocurran cosas”

El patrimonio cultural y la experiencia educativa.

La experiencia de visita consiste en la interacción en elementos rituales y lúdicos, la museografía contemporánea se inclina cada vez con mayor claridad hacia la interacción equilibrada, según las necesidades de los diferentes públicos, de estrategias lúdicas y rituales para la preservación y difusión del patrimonio cultural. Ahora bien la difusión de la cultura y patrimonio histórico es posible ser obtenida mediante:

El museo como espacio ocupado en la conservación determinado acervo material

El museo como espacio de interacción El museo imaginario, como espacio virtual en el que se ponen en

práctica las técnicas de la nueva museografía.

El patrimonio ante su público y el público como patrimonio.

Es necesario reconocer el visitante como el patrimonio más valioso con el que puede contar cualquier espacio museográfico, todo museo se debe a sus visitantes