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Protocolo del proyecto de intervención educativa

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Curso: Psicología del Desarrollo Infantil

(0-12 años)

Coordinadora: Giovana Reyna Revuelta

Tema: Protocolo del proyecto de intervención

educativa.

Integrantes del equipo:

Hugo Álvarez Luis

Yesica Yanet Cruz Fabián

Julio Cesar López Santiago

Grado: 1° Grupo: “C”

Lic. En educación Primaria.

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Índice

Nombre de caso…………………………………….1

Portada……………………………………………….2

Índice………………………………………………….3

Introducción…………………………………………..4

Descripción del problema…………………………..4

Elementos del Proyecto……………………………5-24

Conclusión……………………………………………25

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Introducción

La infancia es una etapa por la cual todos los seres humanos debemos pasar,

en la cuestión educativa influyen muchos aspectos en esta etapa ya que el niño

en la infancia va pasando muchas etapas, procesos en la esta etapa de vida.

La infancia es una etapa inicial en el desarrollo humano, en la cual se

manifiesta diversos aspectos físicos, psicológicos, morales, cognitivos y

psicomotriz, dependientes del contexto y de la cultura. (Concepto creado por el

grupo “c” del primer semestre de la licenciatura en educación primaria, ENUFI,

2013)

Durante la jornada de observación encontramos un problema en la escuela

primaria acerca de las conductas disruptivas la cual se quiere resolver

mediante este proyecto de intervención. Este problema se eligio porque

queremos ayudar a un niño que presenta estos trastornos del comportamiento,

que se caracterizan por la falta de atención, de disciplina inquietud

Descripción del problema

Describiremos sobre un problema encontrado durante la jornada de

observación, el caso lo llamaremos alumno A el cual es un niño de 1.17 m

aproximadamente, el contexto en el que se encuentra la escuela es urbana

marginal en la que las aulas de clases se encuentran compartidas con dos

grupos, en nuestro caso primero y segundo grado.

Este niño durante las clases es muy inquieto y algunas veces ruidoso, siempre

se la pasa distraído cuando el docente está explicando de manera individual a

los alumnos, durante los tres días de observación nos dimos cuenta que

siempre salía al baño, durante las clases el niño mantenía algún objeto en la

boca. Un factor que puede incluir sobre esto puede ser un problema cognitivo

como es la etapa oral que nos presenta en la teoría del desarrollo humano de

Piaget.

El niño puede involucrarse en la clase del profesor, pero a la vez puede ser tan

lento o perezoso en la realización de sus trabajos, terminando un ejercicio se

queda un momento y se distrae mucho, haciendo que el maestro siempre le

llame la atención y aun así no hace las actividades hasta que de plano ya se

quede a lo último, pero cuando el niño tiene ganas de hacer las cosas las hace

de lo mejor y de manera rápida.

Este alumno siempre suele burlarse de sus compañeros por cualquier cosa que

le llame la atención haciendo de esto un efecto de risa para algunos. También

presenta un poco de egocentrismo al momento de dar prestado algún objeto de

su propiedad.

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Este niño es el hijo de la maestra de segundo grado, esto podría ser un factor

que influya en el comportamiento del niño.

No obstante el contexto del aula es problemático no solo para el niño si no para

sus demás compañeros y maestro, comparten el aula con el salón de segundo

grado y a raíz de esto muchos estudiantes se distraen mirando la clase de al

lado.

Este alumno siempre lleva un sándwich a la escuela con un bote de agua o

jugo, en la hora de recreo se va a jugar y adquiere comida chatarra como lo

son chicharrones, paletas, etc. Siempre se la pasa corriendo, empujando y

peleando con uno de sus compañeros el cual se sienta cerca de su lugar.

También en la hora de recreo al ir al baño, al terminar su desayuno siempre se

burla de sus compañeros tal vez no aquella físicamente pero llega hacer sentir

mal a sus compañeros.

Este problema que presenta el alumno es una conducta disruptiva, esto se

refiere a una conducta inapropiada que no se ajusta a las normas socialmente

aceptadas, no obedece a su profesor cuando él le indica hacer una actividad.

Esta problemática es un tanto preocupante que implica la interrupción o

desajuste en el desarrollo evolutivo del niño imposibilitándolo para crear y

mantener relaciones sociales saludables, tanto con adultos como con los

miembros de su cohorte. Sin embargo no presenta síntomas de señales

negativas haciendo que su autoestima sea distorsionada y las conductas que

presenta el niño con respecto a las conductas disruptivas son las siguientes:

Mala Educación

Desobediencia

Agresividad

Causa gran estrés al profesor

Elementos del proyecto

La metodología del proyecto de intervención educativa que se llevará acabo es

la siguiente:

Las Conductas disruptivas son un conjunto de comportamientos inapropiados

de alumnos que obstaculizan la marcha normal de la clase en los cuales se

pueden observar las siguientes actitudes:falta de cooperación, mala educación,

insolencia, desobediencia, provocación, agresividad, mostradas a través de

estrategias verbales y no verbales que dificultan el aprendizaje y las relaciones

interpersonales.

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Aunque los factores genéticos pueden contribuir a que un niño manifieste

tendencias agresivas, las conductas disruptivas son aprendidas a temprana

edad.

Tal es el caso del alumno A.C.C. de la escuela primaria “Niños Héroes de

Chapultepec” ubicada en la colonia Candelaria de ciudad Ixtepec, Oaxaca, que

presenta las conductas ya mencionadas.

Mediante la elaboración de este proyecto se quiere atender, disminuir y

posteriormente solucionar las dichas conductas que presenta el alumno en la

escuela primaria.

El proyecto se quiere realizar porque las conductas del niño han afectado a

terceras personas como es el caso del docente en su práctica educativa, sus

compañeros en su rol como estudiantes ya que a raíz de esto afecta a la

atención brindada hacia su maestro

También la prioridad de este proyecto es importante porque el niño aún está en

una etapa de desarrollo donde se pueden corregir dichas conductas fácilmente.

Los objetivos principales de este proyecto son:

Reducir conductas disruptivas y mejorar la convivencia en el aula

implementando actividades extraescolares en donde logren desarrollar

valores con la colaboración de los responsables del proyecto, expertos a

realizar las actividades que demanda el proyecto, personas afectadas

por la conducta, así como el niño que presenta el caso de conductas

disruptivas.

Las metas visualizadas de nuestro proyecto son:

A corto plazo: Atender y disminuir las conductas que presenta el niño

mediante actividades como la tortuga (juego de inducción para la

tranquilidad), una visita a un balneario donde se involucren los padres e

hijos.

A largo plazo: Solucionar las conductas disruptivas presentadas por el

alumno con la ayuda de técnicas (El elogio, ignorar determinados

comportamientos, Reforzar las conductas deseables, uso de la técnica del

disco rayado y dar recompensas) que le serán inducidas a los padres de

familia para que posteriormente ellos se las apliquen al niño.

Las actividades a desarrollar se realizaran en la escuela primaria (patio de la

escuela y en el aula de clases), en el balneario (el ojo del agua, ubicado en

MAgdalena Tlacotepec, Oaxaca.) y hogar del niño que presenta dichas

conductas.

Los Procedimiento a corto plazo serán:

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Juego de inducción a la tranquilidad: “LA TORTUGA

Es un juego colectivo en la clase en el cual los alumnos imaginan que son tortugas que se

esconden en su caparazón, doblando y juntando los brazos a sus cuerpos inclinado la cabeza y

cerrando los ojos.

A través de este juego los alumnos relajan sus músculos para hacer frente a las tensiones

emocionales y buscan respuestas alternativas adecuadas socialmente para solucionar los

problemas.

LA TÉCNICA DE LA TORTUGA

Enseñar al niño a controlar sus propias conductas disruptivas.

De impulsividad: agresiones, conductas disruptivas

Medio natural: AULA.

Por el propio docente

Aproximadamente seis semanas

“TOTUGA – RELAJACIÓN – SOLUCIÓN DE PROBLEMAS”

Esta técnica utiliza la analogía de la tortuga, la cual como bien se sabe, se

repliega dentro de su concha cuando se siente amenazada.

De la misma manera, se le enseña al niño a replegarse dentro de su caparazón

imaginario cuando se sienta amenazado, al no poder controlar sus impulsos y

emociones ante estímulos ambientales, etc... En la práctica:

Se enseña al niño a responder ante la palabra clave “tortuga”, encogiéndose, cerrando su cuerpo, metiendo la cabeza entre sus brazos. Después de que el niño ha aprendido a responder a la tortuga, se le enseña a relajar sus músculos mientras hace la tortuga. La relajación es incompatible con la elevación de la tensión de los músculos necesaria para mostrar una conducta disruptiva/agresiva y por tanto, decrece la probabilidad de la ocurrencia de esa conducta.

Se enseña al niño a utilizar las técnicas de solución de problemas para evaluar las distintas alternativas para manejar la situación que le ha llevado a hacer la tortuga.

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El primer paso en el aprendizaje de la Tortuga es definir específicamente en qué conductas disruptivas objetivo nos gustaría que el niño utilizara la tortuga. Es importante definir las conductas objetivo para que sean fácilmente observables, y se puedan distinguir perfectamente cuales son dentro del repertorio conductual del niño. Por ejemplo, un problema bastante común en clase son las peleas; pelearse es una extensa categoría conductual, que incluye muy diversas manifestaciones: puñetazos con o sin provocación, golpes en respuesta a burlas, empujar, insultar,... Hay que definir operativamente la categoría para saber en qué momentos se debe utilizar la técnica de la Tortuga. Una adecuada definición de “pelearse” podría ser: “dar puñetazos y puntapiés sin sacudidas accidentales”, también sería válida: “dar puñetazos y puntapiés además de sacudidas accidentales” Es necesario tomar de antemano este tipo de decisiones antes de introducir la Tortuga y ser muy consistentes con la definición. Se puede decidir seleccionar unas pocas conductas o elegir muchas, siempre que las definamos operativamente cada una de ellas, siendo recomendable escribir la definición para evitar errores y para facilitar la implantación de la técnica por los distintos agentes, así como para posibles réplicas del programa. III...--- DDDEEESSSAAARRRRRROOOLLLLLLOOO DDDEEE LLLAAA TTTÉÉÉCCCNNNIIICCCAAA

Durante esta primera semana, la técnica de la Tortuga se pone en práctica de

dos formas diferentes:

- periodo de práctica dirigida - periodo de clase normal

Es recomendable dejar un periodo de 15 minutos cada día para la práctica

dirigida, preferiblemente siempre a la misma hora, como un descanso entre las

actividades académicas.

El niño debe responder a la palabra clave “Tortuga”. Esta respuesta se enseña

en tres fases:

- FASE 1: Historia inicial Se empieza contando la historia.

LA TORTUGA

“Antiguamente había una hermosa y joven tortuga, tenía 4 años y acababa de empezar el colegio. Su nombre era Pequeña Tortuga. A ella no le gustaba mucho ir al cole, prefería estar en casa con su hermano menor y con su madre. No le gustaba aprender cosas en el colegio, ella quería correr, jugar,... era demasiado difícil y pesado hacer las fichas y copiar de la pizarra, o participar en algunas de las actividades. No le gustaba escuchar al profesor, era mucho más divertido hacer ruidos de motores de coches que algunas de las cosas que el profesor contaba, y nunca

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recordaba que no los tenía que hacer. A ella lo que le gustaba era ir enredando con los demás niños, meterse con ellos, gastar bromas. Así que el colegio para ella era un poco duro.

Cada día en el camino hacia el colegio se decía a sí misma que lo

haría lo mejor posible para no meterse en líos. Pero a pesar de esto, era

fácil que algo o alguien la descontrolara, y al final siempre acababa

enfadada, o se peleaba o le castigaban. “Siempre metida en líos” pensaba

“como esto siga así voy a odiar el colegio y a todos” y la Tortuga lo

pasaba muy pero que muy mal. Un día de los que peor se sentía, encontró

a la más grande y vieja tortuga que ella hubiera podido imaginar. Era una

vieja tortuga que tenía más de trescientos años y era tan grande como

una montaña. La Pequeña Tortuga le hablaba con una vocecita tímida

porque estaba algo asustada de la enorme tortuga. Pero la vieja tortuga

era tan amable como grande y estaba muy dispuesta a ayudarla “¡Oye!

¡aquí!” dijo con su potente voz, “Te contaré un secreto ¿Tú no te das

cuenta que la solución a todos tus problemas la llevas encima de ti?” La

Pequeña Tortuga no sabía de lo que estaba hablando “¡tu caparazón” ¡tu

caparazón!” le gritaba “¿para qué tienes tu concha? Tú te puedes

esconder en tu concha siempre que tengas sentimientos de rabia, de ira,

siempre que tengas ganas de romper cosas, de gritar, de pegar... Cuando

estés en tu concha puedes descansar un momento, hasta que no te

sientas tan enfadada. Así la próxima vez que te enfades, ¡métete en tu

concha! A la Pequeña Tortuga le gustó la idea y estaba muy contenta de

intentar este nuevo secreto en la escuela.

Al día siguiente lo puso en práctica. De repente un niño que estaba

delante de ella accidentalmente le dio un golpe en la espalda. Empezó a

sentirse enfadada y estuvo a punto de perder sus nervios y devolverle el

golpe, cuando de pronto recordó lo que la vieja tortuga le había dicho. Se

sujetó los brazos, las piernas y cabeza, tan rápido como un rayo, y se

mantuvo quieta hasta que se le pasó el enfado. Le gustó mucho lo bien

que estaba en su concha donde nadie le podía molestar. Cuando salió, se

sorprendió de encontrarse a su profesora sonriéndole, contenta y

orgullosa de ella. Continuó usando su secreto el resto del año. Lo

utilizaba siempre que algo o alguien le molestaba, y también cuando ella

quería pegar o discutir con alguien. Cuando logró actuar de esta forma

tan diferente, se sintió muy contenta en clase, todo el mundo la admiraba

y quería saber cuál era su mágico secreto”

- FASE 2: Práctica en grupo

Después de contar la historia, se pasa a la segunda fase en la que toda la

clase tiene que responder a la Tortuga mirando la actuación de la profesora.

Sentada frente a la clase la profesora dirá algo como:

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“¡Oh! Siento que me estoy enfadando con Juan porque me pegó, pero podría ser lista y fuerte y hacer la Tortuga. Pongo mis brazos y mis piernas cerrando mi cuerpo, y mi cabeza la inclino y apoyo mi barbilla en mi pecho y digo: Tortuga”

En este momento se hace una pausa y se queda sin decir nada y más tarde

estando en la misma postura dice:

“Es tan agradable estar en mi concha que se me pasan las ganas de pegar a Juan”

Se le pide a la clase que imagine escenas parecidas y que todos hagan la

Tortuga; se repiten la secuencia 5 o 10 veces hasta que se verifique que todos

los niños la han aprendido. La enseñanza de esta parte de la prueba se puede

plantear como un juego. La profesora explica a los niños que va a ponerse de

espaldas y que tan pronto como se vuelva hacia la clase y diga “Tortuga” toda

la clase la hará. Inmediatamente tiene que reforzar la ejecución de la misma.

- FASE 3: Práctica individual

Esta es la tercera fase. Si durante la fase anterior la profesora se dirigía a todo

el grupo, poniendo ejemplos, a los que toda la clase debía responder haciendo

la Tortuga, en la práctica individual se va dirigiendo a cada niño por separado

planteándole una o varias situaciones problemáticas de las que habitualmente

se dan en clase. La profesora irá reforzando intensamente y de forma

inmediata las buenas realizaciones. Hay que instruir a la clase para que

refuerce mediante aplausos y/u ovaciones a cada niño que ejecute la respuesta

de la Tortuga.

Es importante animar a la clase a que aplaudan y se pongan contentos cuando

un niño realice la tortuga. Hasta ahora, conseguía atención inmediata por su

conducta impulsiva y disruptiva, a partir de ahora, él conseguirá aprobación y

atención de sus compañeros por controlarse. Sólo a través de este apoyo el

niño se atreverá a hacer la Tortuga con la esperanza de que su nuevo

autocontrol sea aceptado por sus compañeros y no lo percibirá como algo inútil.

Se ha observado que con niños particularmente disruptivos, las alabanzas

algunas veces no funcionan como refuerzo. En estos casos se pueden utilizar

caramelos, gomitas,... La profesora puede coger un montón de estas golosinas

y mientras los niños practican tanto en grupo, como de forma individual, ir

paseándose por la clase y dándolas a quienes responden correctamente.

El resto de días de la semana, durante los 15 o 20 minutos de práctica se

tomarán como conductas objetivo los incidentes que hayan ocurrido durante el

resto del día. Una forma de hacerlo es recordar la historia de la Tortuga e

insertar los nuevos ejemplos en la misma. Hacer ver a los niños como podrían

haber utilizado en esas situaciones el nuevo truco cuando se han pegado, se

han burlado de algún compañero o se han quitado algo. El profesor describirá

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la situación y modelará la respuesta de la Tortuga y pedirá a la clase que le

imite. Se reforzará a los niños por su respuesta inmediata.

Hay que tener presente que fuera del periodo de práctica en esta primera

semana hay que:

Continuar registrando el número de conductas problema

Alabar todas las Tortugas realizadas fuera del periodo de práctica

Animar a los otros niños a que refuercen a sus compañeros cuando hagan la Tortuga

Alabar a aquellos que ya refuercen a los compañeros que ya han hecho la Tortuga.

Estos pasos son cruciales, los niños no utilizarán la técnica si no son recompensados por realizarla. Se refuerza cualquier intento de Tortuga que el niño haga a lo largo de la clase. Cuando se vea al niño realizando alguna de las conductas disruptivas objetivo se le debe dar indicación de realizar la Tortuga. Se le puede decir algo como: “Tortuga” o “Ahora puedes hacer la Tortuga” Se le incita a ello y se le refuerza inmediatamente si la realizan.

No hay que alarmarse por tanto refuerzo a dispensar, ya que más tarde ya no se necesitará este refuerzo tan inmediato.

A lo largo de la segunda semana el objetivo es solidificar las estrategias

aprendidas en la primera semana y poner al niño en disposición para el

entrenamiento en relajación. Se pretende:

ayudar al niño a discriminar entre las situaciones apropiadas de las inapropiadas en la respuesta de la Tortuga.

Incrementar las tortugas espontáneas fuera del periodo de práctica

Sigue manteniéndose los periodos de práctica de 15 minutos de duración.

Se le sigue recordando al niño que tienen que hacer al Tortuga en cualquier

momento a lo largo del día y por supuesto se sigue recompensando

inmediatamente después de que ellos respondan con la Tortuga.

Continuar alentando y reforzando a los compañeros que refuercen las tortugas

- Cómo discriminar respuestas de Tortuga apropiadas de las inapropiadas

Es probable que los algunos niños emitan la respuesta de la Tortuga para

obtener el refuerzo, sobre todo cuando se están utilizando refuerzos externos

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tales como caramelos, golosinas,... Por ello es importante enseñar a los niños a

discriminar entre las situaciones de Tortuga adecuadas de las que no lo son.

Una respuesta apropiada se da cuando un niño es víctima de una conducta agresiva tal como un golpe de otro niño. Si el profesor u otro niño da la clave verbal para hacer la Tortuga, esa respuesta es adecuada.

Una Tortuga inadecuada puede ocurrir en las siguientes situaciones: - cuando dos o más niños hacen un trato entre ellos para hacer la Tortuga

y recibir los refuerzos - cuando un niño emite una conducta de ataque tal como golpear y

después hace la Tortuga - cuando un niño hace la Tortuga para atraer la atención del profesor. El

niño esperará para ver si el profesor le mira y entonces hará la Tortuga.

La Tortuga cuestionable es una tercera categoría. Incluye aquellos casos donde el niño espontáneamente hace la Tortuga sin razón aparente, y es imposible decir si está respondiendo a un impulso de hacer una conducta de ataque o si está tratando de llamar la atención. También se incluirán aquellas en las que un niño comienza a hacer una conducta agresiva pero hace la Tortuga en la mitad del estadillo.

La discriminación se enseñará recompensando las Tortugas apropiadas y/o

cuestionables y no recompensar las inapropiadas durante los periodos

regulares de clase. Se explica a la clase las diferencias entre las tres

respuestas de la Tortuga mediante ejemplos. De este modo el profesor podría

decir algo como:

“Juan pintó un garabato en el papel de María, ésta se enfadó y le pego, pero

de repente María recordó lo que la Tortuga decía y se metió dentro de su

concha. ¿Es ésta una buena Tortuga?”

La forma más efectiva enseñar esta discriminación es reforzando las Tortugas

apropiadas y extinguiendo las inadecuadas.

Al final de la segunda semana se evaluará lo que ha estado sucediendo, para

ello, el profesor examinará los registros de conducta. Si los niños han

empezado a discriminar entre Tortuga apropiadas de las inapropiadas, y si se

empieza a ver una disminución de las conductas disruptivas o un aumento de

Tortugas adecuadas, se puede empezar con el entrenamiento en relajación.

Si ninguno de estos criterios han sido encontrados se deberá continuar con las

mismas actividades de esta segunda semana varios días más.

- Provocación al azar

Cuando los niños ya discriminan situaciones apropiadas para hace la Tortuga,

se pretende enseñarles a usar la técnica espontáneamente, sin incitación del

profesor. En la primera semana, el profesor gritaba “Tortuga” cuando veía una

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situación problemática incipiente entre dos o más niños. Ahora pretende ayudar

a los niños a reconocer por ellos mismos las situaciones sin ninguna incitación.

Para ello se utilizará la técnica de provocación al azar.

El profesor puede incrementar el número de oportunidades que los niños tienen

para emitir respuestas de Tortuga, eligiendo aleatoriamente un niño que esté

muy ocupado en alguna actividad y provocando en él una conducta de ataque;

por ejemplo, ir al pupitre de María y pintarle en su hoja, entonces María haría la

tortuga y el profesor la recompensaría. Si ella no emitiera la tortuga, se le

explicaría que esta hubiera sido una muy buena oportunidad de hacerlo.

Los niños reaccionan con sorpresa la primera vez que el profesor los provoca

pero aprenden rápidamente a considerar estas provocaciones como una clave

para la Tortuga. Estas provocaciones al azar se mantienen durante varios días,

hasta que todos los niños respondan con la tortuga. El paso siguiente consiste

en elegir a un niño para que, sin que lo sepan los demás, sea el que provoque

a los otros niños. Tanto el profesor como el niño que provoca deberán alabar

abundantemente al niño atacado si este hace la Tortuga. Se le corregirá si

devuelve el golpe o realiza cualquier otra conducta inadecuada.

Las provocaciones al azar se repiten dos o tres veces al día cambiando de

niños tanto como sujetos que provocan, como de objeto de provocación. El

profesor debe controlar la actuación del provocador para asegurarse de que las

cosas se realizan correctamente.

III III...--- EEENNNTTTRRREEENNNAAAMMMIIIEEENNNTTTOOO EEENNN RRREEELLLAAAJJJAAACCCIIIÓÓÓNNN

La fase dos del programa de entrenamiento de la Tortuga incluye enseñar a los

niños a relajarse, a soltar sus músculos cuando ellos están realizando la

Tortuga. Durante la práctica de la Tortuga se introduce la relajación con una

explicación a través de la siguiente historia:

“La pequeña Tortuga iba a la escuela cada día más contenta, y se introducía dentro de su concha cada vez que otros niños le pegaban, le insultaban, le rayaban en su hoja, o cundo ella se encontraba rabiosa, enfadada sin saber muy bien el motivo... Su profesora estaba muy contenta y le animaba a que lo siguiera haciendo y a veces le premiaba. Pero la pequeña Tortuga en ocasiones tenía sensaciones de enfado o rabia, o se encontraba mal después de que se metieran en su concha y aunque se quedara allí, no desaparecían. Ella quería ser buena llevarse bien con sus compañeros, obtener el premio que a veces le daban, pero los sentimientos de enfado a veces eran muy fuertes y le tentaban diciéndole “Pequeña Tortuga, por qué no le devuelves el golpe cuando la profesora no te está mirando y te quedas tan tranquila...” La Tortuga no sabía qué hacer, estaba muy desconcentrada, ella quería meterse dentro de su concha pero estos sentimientos de enfado la tentaban para hacerlo mal.

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Entonces recordó a la vieja y sabia Tortuga que la había ayudado hacía

tiempo. Antes de ir a la escuela corrió a la casa de la enorme Tortuga, se

lo contó todo y le preguntó que podía hacer. Le dijo: “Tengo sentimientos

de enfado en mi estómago después de meterme en mi concha. Los

sentimientos me dicen que pegue pero yo no me quiero meter en líos,

¿qué puedo hacer para detener mis sentimientos de enfado?”

La Tortuga más sabia de las sabias, Tortuga de la ciudad, tenía la

respuesta, sacudió por un momento su cabeza, se quedó un rato callada,

y entonces le dijo a la pequeña Tortuga:” Cuando estés dentro de tu

concha, relájate. Suelta todos tus músculos, y ponte en situación como si

te fueras a dormir, deja que tus manos cuelguen, relaja tus pies, no hagas

nada de fuerza con tu tripa, respira lenta y profundamente, deja ir todo tu

cuerpo y los sentimientos de enfado también se irán... piensa en cosas

bonitas y agradables cuando te estés relajando. Si no te sale yo le diré a

tu profesor que te enseñe.”

A la pequeña Tortuga le gustó la idea. Al día siguiente cuando fue a la

escuela se lo contó a su profesor todo lo que la vieja Tortuga le había

enseñado. Cuando un compañero le hizo rabiar se metió en su concha y

se relajó, soltó todos sus músculos y se quedó un ratito fijándose cómo

la tensión y los malos sentimientos desaparecían. La Tortuga se puso

muy contenta, continuó consiguiendo más premios y alabanzas y al

profesor le gustó tanto la idea que le enseñó a toda la clase.”

Con el fin de conseguir una relajación profunda, es preciso comenzar

diferenciando entre estados de tensión y de relajación de cada músculo. Esta

habilidad se puede enseñar en dos fases:

Se practica tensar y relajar grupos de músculos variados en el cuerpo alternativamente y se van dando instrucciones para que se centren en las sensaciones que se tiene si un músculo está tenso o está relajado.

Una vez que sepan relajarse siguiendo estas instrucciones, se les propondrá relajar los músculos sin tensar previamente.

- FASE 1: Tensar y soltar

Tras contar la historia introductoria, se instruye a los niños primero a tensar los músculos lo más fuerte que puedan fijándose en las sensaciones que notan con esos músculos tan tensos, y después que los suelten de repente, y que se fijen bien cómo va desapareciendo la tensión y lo bien que se van quedando esas partes del cuerpo que van relajando. Los músculos se relajan siguiendo el siguiente orden:

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- apretar bien las manos - doblar los brazos en arco en dirección a los hombros para tensar los

brazos - estirar las piernas como si quisieras tocar lo que tienes en frente de ti - apretar firmemente los labios uno contra otro - cerrar los ojos fuertemente - empujar el estómago hacia arriba - coger aire profundamente, llenar los pulmones y retenerlo.

Presentar las instrucciones de relajación, despacio, con voz monótona, y con pocos cambios en la inflexión de la voz. Podría ser algo como: “Haz un puño con cada mano, muy bien, mantenlas apretadas tanto como te sea posible, cuenta hasta diez tensando cada vez más, y luego sueltas ¡Suelta! Y siente lo bien que está, nota como se fue relajando, estate unos segundos fijándote en lo que notas cuando estás relajado. Ahora otra vez, vuelve a cerrar los puños, mantenlos fuertemente cerrados, cuenta hasta diez, 1,2,3, fuerte, 4,5,6, más fuerte, 7,8, tan fuerte como puedas, 9, 10 ¡Suelta!, deja tus puños abrirse muy despacio, dejate ir, suelta y cuenta al revés hasta cero, 9,8,7, fijándote cómo va desapareciendo la tensión, 6,5,4, siente lo agradable que es esto, 3,2,1, relájate y 0. Fíjate en lo que notas cuando estas relajado” El/la profesor/a se pasara por la clase para asegurarse que los niños realmente están tensando y relajando. Les refuerza y les ayuda para que relajen sus músculos. Una forma de comprobar si están tensando es poner la mano encima del músculo y comprobar la tensión. Sólo si experimentan la tensión realmente aprenderán a reconocer el contraste entre el estado de tensión y la relajación. Se repiten varias veces las sesiones de prácticas. Posteriormente se integrará la Tortuga y la relajación de tal forma que cuando estén en posición de Tortuga se les incita a tensar su cuerpo entero, contando el profesor de 1 a 10, después de lo cual los niños deberán relajar de repente todo su cuerpo. Este procedimiento se repite en 3 o 4 sesiones de prácticas.

- FASE 2: Relajando

Se pasa a esta fase cuando se comprueba que han aprendido a relajarse tal y como se ha descrito anteriormente. En esta fase se les instruye para que relajen sus músculos sin la secuencia de tensar – relajar. De nuevo se empieza por los puños para seguir con la secuencia de manos, piernas, labios, ojos, estómago, y pecho. Se podría decir algo así como: “Relaja tus manos. Fíjate en lo a gusto que se está. Siente como se relajan tus manos, en el cosquilleo que notas, lo agradable que es” o “Voy a contar al revés de 10 a 0, con cada número que diga vais a intentar estar cada vez más y más relajados como la pequeña y bonita tortuga”

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Se pueden utilizar también escenas agradables en imaginación mientras van soltando los músculos, por ejemplo: “Imagínate que te estás comiendo un helado muy rico” “ que estás tumbado en un prado verde, con la hierba muy suave y muy fresquita, y hace un sol muy bueno....” (Está demostrado que imaginar este tipo de escenas aumenta la relajación en los niños) El entrenamiento en relajación dura de una a dos semanas completas. El criterio para pasar a la siguiente fase es del programa es el grado de relajación de los músculos. Al finalizar el tratamiento en relajación, los niños han de ser capaces de dar la respuesta de tortuga y asumir inmediatamente la posición de relajación.

Es la última y más importante etapa de La Técnica de la Tortuga. Consiste en cinco pasos:

- PASO 1: Definición muy clara de la situación problemática - PASO 2: Pensar cosas (alternativas) para hacer frente a la situación

problemática - PASO 3: Evaluar las consecuencias de cada una de ellas y seleccionar

la mejor - PASO 4: Poner en práctica la solución elegida - PASO 5: Verificar los resultados

Aunque este procedimiento parece demasiado complicado para los niños pequeños, en la práctica estos pasos son fácilmente comprensibles. El procedimiento a seguir es proponer una historia a modo de dilema y preguntar acerca de su resolución. Para ello se define, en primer lugar, claramente el problema. Sería conveniente utilizar situaciones reales que se hubieran dado en clase, junto a otros ejemplos. Hay que asegurarse que los niños comprenden la naturaleza del problema que se les está planteando. Se continúa con los pasos 2 y 3, en los que se generan soluciones y se evalúan las consecuencias de cada una de ellas. Si en este punto se les pregunta a los niños qué pueden hacer en la historia problemática, la mayoría inmediatamente gritarían “tortuga”. Se acepta la respuesta pero se pregunta qué cosas se podrían hacer después de haber hecho la Tortuga. Se cuestiona a los niños hasta que ellos puedan sugerir caminos de acción alternativos, si no pueden, se les suministra. Cada solución que se proponga se tiene en cuenta y se discute. Se consideran las consecuencias positivas y negativas de cada solución para que ellos puedan ver las diferentes consecuencias, y sólo sugerirlas en último extremo. Tras un periodo de discusión en grupo, hay que intentar conseguir que la clase llegue a un consenso acerca de la mejor elección para resolver la situación problemática. Ejemplo:

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“Miguel tira una silla en mitad de la clase y empieza a arrastrarla. Se da cuenta que el pupitre de Pedro está en su camino y que si sigue arrastrándola la silla tropezará con él. ¿Qué puede hacer Miguel?” Alumno/a: “Miguel tiraría la silla y le daría a Pedro” Profesor/a: “¿qué pasaría?” Alumno/a: “Pedro se pondría furioso y le pegaría a Miguel en la cabeza o discutirían” Alumno/a: “el profesor les castigaría a los dos” Profesor/a: “¿qué otras cosas podría hacer Miguel?” Alumno/a: “pedirle a Pedro que se apartara” Alumno/a: “Pedro no se movería” Alumno/a: “entonces Miguel apartaría a Pedro fuera de su camino” Alumno/a: “Miguel tendría que mover su silla por otro sitio, alrededor de Pedro” Alumno/a: “pero hacer eso es demasiado trabajo” Alumno/a: “pero Miguel no se metería en lios y podría entrar en la lotería de la Tortuga” Profesor/a: “entonces, ¿cuál sería la mejor cosa que Miguel puede hacer para no meterse en líos, y entrar a participar en la tortuga?” Alumno/a: “Miguel debería moverse esquivando a Pedro para no molestarle” Profesor/a: “correcto, de esa forma no se metería en líos, no se pelearían y podría entrar en el juego” Se repiten estos diálogos, intentando entre toda la clase ver las distintas posibilidades que hay a la hora de actuar y las distintas consecuencias que de cada una de ellas se derivan, poniendo numerosas situaciones problemáticas que se den en el aula. Estas situaciones deben ser propuestas tanto por el profesor/a como por los alumnos. Cuando los niños hayan aprendido a generar y evaluar las soluciones en grupo, se repetirán estas situaciones con los niños individualmente, repitiendo cada uno de ellos un secuencia de Soluciones de Problemas entera en voz alta en la clase. La clase evaluará las soluciones propuestas por el niño y alabará las más adecuadas. Para lograr que aprendan el concepto de elección de una solución adecuada, también se puede utilizar la estrategia de hacer la siguiente pregunta: “¿qué necesitas ahora? ¿Cuál es la mejor manera de conseguirlo sin meterte en líos?” Ejemplo: “Juan empieza a chillar porque está teniendo problemas en hacer una construcción de madera. Para y hace la Tortuga.: Profesor/a: “¿qué necesitas Juan?” Juan: “que me ayuden y me digan cómo hacerlo” Profesor/a: “¿cuál es la mejor manera de conseguir esa ayuda?” Juan: “pedirle a alguien por favor que me ayude, ¿me podrías ayudar?” Profesor/a: “muy bien, me gusta mucho ayudarte cuando me lo pides de esa forma.”

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El mantenimiento de la Técnica de la Tortuga en clase a lo largo del tiempo requiere un entorno social que dé refuerzos a los niños por hacer la Tortuga – Relajación – Solución de Problemas. No se debe enseñar ésta técnica y después olvidarse de ella sin que se produzca un decremento. Hay cinco procedimientos que aseguran seguir usando la Tortuga:

1) Continuar registrando el número de conductas objetivo. Este dato nos informará de lo que está pasando con la Técnica. Servirá de refuerzo para usted a los esfuerzos por enseñar la técnica y servirá como evidencia.

2) Continuar alabando al azar todas las tortugas apropiadas que vea y ocasionalmente comprobar en el acto la naturaleza de la solución de problemas en un niño. Animar a los niños a que alaben a otros niños.

3) Continuar utilizando provocaciones al azar una o dos veces por semana. 4) Continuar indicando soluciones y alabar la solución adecuada 5) Continuar teniendo periodos de prácticas de la Tortuga, una o dos veces

por semana.

La segunda actividad que se realizara es la visita al ojo de agua que tendrá como propósito la convivencia entre padres de familia, maestro y alumnos con la finalidad de promover una convivencia sana. Dicha actividad estará dirigida por el docente de base de primer año y los responsables del proyecto.

Técnicas para el control de conductas disruptivas. Especial para padres.

El Elogio

El propósito de elogiar es aumentar conductas deseables, de modo que es

necesario hacer hincapié en qué conducta concreta se persigue. Cuanto más

concreto sea el elogio, mejor comprenderá el niño qué es lo que hace bien y será

más probable que lo repita. Una mañana, por ejemplo, uno se da cuenta de que la

niña se ha hecho la cama. En ese momento se está peinando. Si sólo se le dice,

«Queda muy bien», no sabrá si los padres se refieren a la cama o a su pelo. Es

mejor decir: «Me gusta mucho cómo has hecho la cama esta mañana. Gracias».

Cuando los padres tienen dificultades para manifestar algo positivo de su hijo, se

les pide que mantengan un registro de buenas conductas, donde apuntarán todo lo

que el niño hace correctamente. Algunos padres exclaman: «Las páginas estarán

en blanco!», pero, normalmente, se asombran de ver cuántas conductas positivas

pueden anotar y cuánto les ayuda para aprender a elogiar al niño. Al utilizar esta

técnica, se deben compartir las notas con el niño al final del día. Es una buena

manera de hablar de los acontecimientos del día y hará bien tanto a los padres

como al niño.

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Elogiar los adelantos

Se debe empezar a elogiar cada pequeño paso dado hacia la conducta deseada,

procurando atrapar al niño en un buen comportamiento. Supongamos que le ha

dicho al niño que tiene que recoger sus juguetes cuando haya terminado de jugar

con ellos, aunque nunca lo haya hecho antes. Elogie cada progreso, por pequeño

que sea. Al principio se le elogiará por recoger un juguete aunque los demás sigan

en el suelo. Se podría decir: «Está muy bien que recojas tu camión y lo pongas en

la caja de juguetes. Te voy a ayudar a que recojas los demás». La próxima vez, se

le puede elogiar por recoger dos juguetes, etc.

O supongamos que el niño está acostumbrado a que se le atienda enseguida y no

deja terminar una conversación telefónica sin interrumpir. La primera vez que

espere treinta segundos, es bueno hacer una pausa en la conversación y darle las

gracias por no interrumpir. Hay que responder al niño antes de seguir hablando. A

la siguiente oportunidad, se debería esperar un poco más antes de hacer la pausa

para darle las gracias a fin de que su espera sea «moldeada». Es mejor empezar

con objetivos modestos a fin de alcanzar la meta propuesta.

Cuando el nuevo comportamiento esté bien establecido, se necesitarán menos

elogios para mantenerlo. No es necesario continuar elogiando al niño

constantemente. Es mejor elogiarle de vez en cuando, quizás cada quinta o

décima vez que actúe apropiadamente. Esto será suficiente para ir reforzando la

nueva conducta y pronto se hará natural para ambos. No obstante, no suprima

nunca los elogios de forma radical.

Elogiar adecuadamente Para suscitar la respuesta requerida, el elogio debe ser adecuado. Abrazos, besos y otras señales físicas de afecto junto con las palabras correspondientes son muy eficaces. Sin embargo, a algunos niños un poco más mayores les gusta ser elogiados discretamente y en ese caso es mejor mantener una cuenta silenciosa o usar signos secretos especiales. Un guiño o levantar el pulgar le indicará, sin llamar la atención excesivamente, que se ha notado su comportamiento. Más tarde, hay que manifestarle lo bien que lo ha hecho. Muchos niños mayores aceptan comentarios simpáticos, más que elogios directos. Decir. «Me pregunto qué brigada de limpieza ha pasado por aquí» puede ser mejor acogido por un preadolescente que decir: «Has hecho la cama realmente bien v has limpiado maravillosamente». Deben ustedes juzgar las reacciones de su propio hijo a los elogios para ver si están actuando de la mejor manera posible con él. Si el niño parece no dar importancia a los comentarios paternos pero más adelante repite el buen comportamiento, está usted comprobando que esta forma de elogiar es eficaz.

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Hay que recordar que todo el mundo se cansa de las cosas buenas si se tienen demasiadas. Las mismas frases utilizadas una y otra vez perderán su efecto. Hay que ser creativo. Pequeñas notas dejadas debajo de una almohada o en una cartera pueden ser más especiales. También puede serlo que el niño oiga que usted le elogia delante de un amigo. Para realzarlo más, se pueden acompañar los elogios de un premio. Dígale a su hijo qué es lo que le ha gustado y prémielo con un pequeño regalo, pero reserve las sorpresas para ocasiones especiales para que no se acostumbre. Elogiar inmediatamente Los elogios son más eficaces, especialmente en niños muy pequeños cuando se producen pronto. No debe pasar demasiado tiempo entre el comportamiento positivo del niño y la respuesta paterna, aunque los niños más mayores pueden apreciar el reconocimiento posterior. El espacio entre la acción de un niño y la respuesta del padre se puede llenar con un gesto si es necesario, y si se escribe en el diario de la buena conducta se puede convertir en una señal privada entre ambos. Al anotar lo que el niño está haciendo correctamente y enseñarle el diario, es conveniente decirle algo, como por ejemplo, «Me alegro de ver que estás compartiendo el papel con tu hermana». Más adelante, se puede hacer la cuenta sin largos comentarios escritos, y a la larga la cuenta se puede convertir en una señal de elogio silencioso en el aire, lo que le dará un sentido personal. Combinar elogios con amor incondicional Los niños se vuelven locos por conseguir elogios de sus padres cuando esos son los únicos momentos en los que consiguen que se les preste atención. Algunos padres se preocupan pensando que sus hijos se comportarán bien sólo si reciben el reconocimiento. Cuando se trabaja para establecer un nuevo comportamiento, es necesario elogiar constantemente al principio, y luego reducir los elogios gradualmente. Cuando el niño lo ha aprendido, se debe elogiar sólo de vez en cuando. De todos modos no es posible estar presente cada vez que el niño hace algo correctamente. Cada vez que se hagan comentarios concretos y positivos sobre su conducta, el niño tendrá una visión positiva de sí mismo, y estará así más seguro de si mismo. Al mismo tiempo el niño debe saber que se le valora y se le quiere incondicionalmente. aun cuando no se esté trabajando para mejorar su conducta. Abrácele, préstele atención, escúchele, apréciele. Esto garantiza al niño que no necesita «ganarse» su amor porque ya lo tiene. IGNORAR DETERMINADOS COMPORTAMIENTOS

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Un modo eficaz de eliminar comportamientos específicos que irritan es simplemente ignorarlos. Puede que al aplicar esta técnica le parezca que no está haciendo nada en absoluto para cambiar las cosas, pero comprobará cómo al ignorar sistemáticamente ciertos comportamientos, y actuando como si no existieran, se consiguen resultados asombrosos. Cuando quieren, los niños hacen cualquier cosa para conseguir la atención total e inmediata de sus padres. Saben exactamente lo que más les puede alterar o irritar especialmente en los momentos más delicados, en el recibidor de la casa justamente cuando llegan los invitados, por ejemplo, o cuando se está hablando por teléfono o en la caja del supermercado. Si se puede ignorar el comportamiento irritante cada vez que se produzca, el niño dejará de actuar de ese modo, pues no obtiene los resultados que busca. La ignorancia sistemática es el arte de ignorar los comportamientos que desagradan y prestar atención positiva a los que agradan. Nunca se debe hacer una cosa sin la otra. Sin embargo, antes de intentar esta estrategia, valore usted el comportamiento y decida si se puede ignorar sin problemas. Es evidente que no se pueden ignorar conductas peligrosas como correr por la calzada o subirse al frigorífico y tampoco se pueden ignorar acciones intolerables como pegar y morder. La ignorancia sistemática es una técnica que utilizan sólo algunos padres eficazmente. En otros, sólo se consigue aumentar la tensión porque su capacidad para ignorar es demasiado baja. Si éste es su caso, puede intentar alguna otra de las soluciones que se ofrecen para tratar el problema. Decidir lo que se puede y lo que no se puede ignorar Los padres no deben empezar con algo que no van a ser capaces de ignorar durante mucho rato; es preferible no empezar. La mayoría de los comportamientos empeoran antes que mejorar. Hay que preguntarse:«¿Qué es lo peor que puede ocurrir?» «¿Podré soportarlo?» ¿Podrá la madre aguantar los gritos de su hijo en el supermercado pidiendo donuts mientras cl público se vuelve a mirarla con muestras de indignación ante su dureza? Si el niño dice palabrotas delante de la abuela, ¿será capaz el padre de hacerse el sordo? Si no, es mejor elegir otra opción para hacer frente a este comportamiento. La ignorancia es particularmente eficaz en conductas que han sido previamente alimentadas por la atención del padre y no funcionará bien con aquellas conductas que sean normales a ciertas edades o en etapas de desarrollo. La mayoría de los niños de dos o tres años hacen rabietas, y por mucho que se ignoren, es poco realista esperar que desaparezcan. No obstante. la ignorancia sistemática de las primeras rabietas reducirá su persistencia más tarde. La ignorancia funciona bien normalmente para detener un comportamiento que siempre ha provocado la atención y ha permitido al niño salirse con la suya con anterioridad. Las rabietas son un buen ejemplo. El quiere un caramelo v usted le dice, «No. ahora no». Llora, se cae al suelo, patalea y grita. Usted intenta resistir,

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pero al final no lo soporta más y se rinde. Le da el caramelo para detener la rabieta. Las lágrimas se secan, su táctica ha funcionado. Ha reforzado usted la dependencia del niño en las rabietas para el futuro. La próxima vez, en lugar de esto intente salir de la habitación. Puede resultar sorprendente lo rápidamente que el niño deja de llorar. No prestar atención al comportamiento indeseado No se debe reaccionar al comportamiento indeseado de ninguna manera, verbal o no verbal. No hay que decir nada al respecto. No se debe mirar al niño cuando esté actuando. No hay que mostrar ninguna expresión facial o hacer gestos como reacción a ello. Se debe mirar a otro sitio, hacer como si se estuviera ocupado en otra cosa, salir de la habitación. Si no se puede salir, hay que apartarse disimuladamente todo lo posible. Se debe continuar tanto tiempo como el niño prolongue su comportamiento. Esto no significa tratarlo fríamente, ya que esa es otra forma de atención. Tampoco hay que reírse como si tuviera gracia porque la actitud protectora le hará más desafiante. Simplemente se debe simular que se está tan concentrado en lo que se está haciendo que uno no se da cuenta de nada. Un niño solía meter la cabeza en el plato y llorar cuando no se le servía más de algo que le gustaba. Sus padres aprendieron a hablar entre ellos de lo sucio que estaba el candelabro o de sus planes para la cena, ignorando sus lloriqueos. Con el tiempo, cuando aprendió que no era probable que le dieran más comida en ese momento, el niño cogía su cuchara para comer otra cosa que hubiera en el plato. Actualmente, el hábito ha desaparecido. Considere que cualquier intento del niño para captar su atención es un signo de progreso y redoble los esfuerzos por parecer indiferente. No responder, tararear, subir el volumen de la radio, mirar al techo, hablar con uno mismo de sus cosas, todos son medios eficaces de no prestar atención. Esperar que los comportamientos empeoren antes de mejorar Cuando se empieza ignorando una mala conducta, el niño hará todo lo que pueda para atraer una atención a la que está acostumbrado. Incrementará la intensidad, volumen y frecuencia de sus actos hasta saber que obtendrá respuesta. Pero no hay que abandonar. No le deje dar por sentado que sus travesuras van a llamar la atención como lo habían hecho antes, intente llevar un registro del tiempo que duran, o cuente las ocasiones en que se producen estas conductas para poder superarlas: ello será indicativo de los progresos que se hacen. Aunque las pataletas y las quejas parecen durar una eternidad, se pueden medir en segundos e incluso minutos. En el espacio de pocos días, se podrá comprobar cuándo la conducta se intensifica y cuándo va disminuyendo. Cuando compruebe que los quejidos duran diez minutos el día que no se da al niño una galleta y sólo ocho minutos al día siguiente, se animará a seguir con la táctica. Después de poco tiempo, el patalear porque no ha conseguido una galleta será sólo un recuerdo. Téngase presente que cuanto más firme se haya sido y menos atención se haya prestado a la conducta, menor será su duración. Reforzar las conductas deseables Se puede activar la extinción de las conductas indeseables reforzando las buenas

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conductas con elogios y recompensas. Si se está intentando terminar con los lloriqueos, elogie al niño inmediatamente si se pone a jugar con tranquilidad después de haber dejado de lloriquear. Acérquese a él y demuestre interés en lo que hace. Si el lloriqueo comienza otra vez, ignórelo hasta que pare. Si el niño está jugando con la comida y se ignora lo que está haciendo, préstele atención cuando coja el tenedor. Dígale lo mucho que se aprecia la forma en que está comiendo los guisantes. En ocasiones, se pueden potenciar las conductas positivas dirigiendo la atención hacia el niño que se está portando bien, para que el que se está portando mal quiera imitarle. Por ejemplo, en un hogar en el que un niño se levanta continuamente de la mesa mientras los otros están sentados comiendo correctamente. Lo más apropiado es elogiar la conducta de los niños que están sentados correctamente v hacer caso omiso del ir de aquí para allá del otro. Pero cuidado!. si la táctica anima al que se porta mal, no se debe proseguir. Reserve esta táctica en su archivo de todas formas. En otra ocasión funcionará. USO DE LA TÉCNICA DEL DISCO RAYADO No intente razonar con un niño que rechaza el «no» como respuesta. Este niño ha aprendido que su perseverancia da resultados y que si él persiste los demás ceden al final. El repetir varias veces «Pero. ¿por qué no puedo?» puede convertirse en algo muy molesto, especialmente si ya se le ha contestado varias veces. No hay que enfadarse: esto conduce la mayoría de las veces a un sentimiento de culpa en lugar de al éxito. Tampoco hay que ceder. Si el ignorar no encaja con el carácter de algunos padres o si no es factible en ciertos momentos, hay que intentar la técnica del disco rayado. Esto significa que hay que responder con una versión adulta de la misma conducta. Es el caso de Brian, que está dando la lata porque quiere picar algo antes de la cena. En primer lugar no puede estar demasiado hambriento, y tampoco se le quiere dar nada para no estropear su apetito para la cena. Se le explica la decisión que se ha tomado de forma razonable una vez. Después, como respuesta a sus súplicas adicionales, se le repite lo mismo, de forma corta como, por ejemplo, «No comerás nada antes de la cena». No importa lo creativos que se vuelvan los argumentos de Brian, repita sólo «No comerás nada antes de la cena». Esta técnica es más efectiva cuando se simula prestar poca atención a las quejas. Los padres deben continuar lo que estaban haciendo, cantando la respuesta cada vez que el niño ruegue de nuevo. Se obtienen resultados interesantes. El niño puede reaccionar primero enfadándose. Puede hacer una rabieta, gritar o quejarse. Pero sus peticiones irán disminuyendo porque se cansará de pedir y obtener siempre la misma respuesta. Dar Recompensas. Las recompensas de conductas deseables actúan como refuerzos que hacen que el niño se sienta bien por lo que ha hecho y quiera hacer lo mismo más a menudo. Proporcionan motivación. La primera vez que el niño dijo papá o mamá, usted reforzó la conducta con sonrisas y caricias. El niño comprobó lo agradable que esto era. La primera vez que se encaramó a la mesa de la cocina y alcanzó la caja de galletas, su recompensa fueron las galletas. En ambos casos, su conducta inicial fue recompensada por los resultados.

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No siempre es fácil la elección de una recompensa apropiada para las conductas correctas del niño. Es un tema de una labor detectivesca, sentido común y un poco de imaginación para detectar qué le puede gustar al niño. Se sugiere preguntar a los niños más mayores qué les gustan para así tener la información necesaria, y también para poder seguir manteniendo el control de la selección.

Las actividades estarán dirigidas principalmente al alumno que presenta los

problemas de conductas disruptivas involucrando también a las personas

cercanas a él como maestro, compañeros de clase y familia. Este proyecto

favorecerá a todas las personas afectadas por el comportamiento del niño, del

cual se obtendrá una buena convivencia.

Las personas que intervendrán en el proyecto son:

Responsables del proyecto

Un psicólogo invitado

Docente

Padres de familia

Nuestro proyecto tendrá un costo de $ 2110 gastos que serán gestionados a la

dirección de la escuela primaria.

Pasaje redondo al ojo de agua --------------------------------- $ 450

Entradas para el ojo de agua------------------------------------ $120

4 pollos asados y dos refrescos -------------------------------- $240

Honorarios del psicólogo----------------------------------------- $1000

Técnica o actividad

Fecha y duración Aplicador Escenario

LA TORTUGA Fase 1

1° Semana 3-7 de marzo

Docente de Primer Grado

Aula de clases

LA TORTUGA Fase 2

2° Semana 10-14 de marzo

Docente de Primer Grado

Aula de Clases

Visita al ojo del agua

Dia 15 de marzo Responsables de Proyecto

Balneario “Ojo del Agua”

LA TORTUGA Fase 3

3° Semana 17-21 de marzo

Docente de Primer Grado

Aula de Clases

El Elogio Semana de capacitación a los padres de familia del 24-28 de marzo.

Padres de Familia Aula de Clases

El Elogio Semanas de inducción del 31 de marzo al 30 de mayo

Padres de Familia Hogar del niño

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2 paquetes de agua natural ------------------------------------- $ 60

24 totas--------------------------------------------------------------- $240

Conclusión

Las actividades que se llevaran a cabo durante el proyecto están relacionados

con el contexto de superación del problema dado, serán aptos para realizar de

manera de colaborar en las situaciones o momentos de tensiones que el niño

vive, así mismo enriquecer la participación del niño, colaboración entre

padres e hijos en los diferentes ámbitos tanto educativos como familiar,

Brindarle amor y comprensión.

Los padres deberán de tratar a sus hijos de la mejor manera como guía las

siguientes acciones abrazarlo con frecuencia y mirarlo a los ojos para que

sienta seguridad de nuestro apoyo cambiarle los hábitos en el hogar y la

escuela de estudio, juegos y entretenimiento. Apoyo de los padres y

representantes es fundamental en este proceso. No sea excesivamente severo,

controlador y limitante impidiendo la expresividad del estudiante. O sea

excesivamente frágil en sus determinaciones con respecto al niño. Organizar

hábitos y rutinas de aprendizajes que sean de su interés. Organizar grupos de

trabajo e integrarlo. Los niños con conductas disruptivas deben estar

“ocupados” con actividades de su interés. Los cuenta cuentos y

dramatizaciones, son una actividad que los hacen expresar con intensidad

emocional y acción gestual. Los juegos didácticos, motrices y sociales los

calma y relaja. Es conveniente que tengan en el hogar una mascota que llene

ese espacio de ocio. Aprender a manejar con tolerancia las situaciones que se

presenten en el aula y hogar.

Ante lo anterior expuesto se puede resaltar la importancia del amor hacia

nuestros niños sean hijos o alumnos, esto nos permite tener un acercamiento

que es importante para su desarrollo. De igual manera los niños se sienten más

queridos, sin dejar de ser ” firmes” en caso de situaciones que requieran de

nuestra ” mano dura”.

Este proyecto se hizo en la lógica que como futuros docentes en nuestra

práctica educativa podemos enfrentar a este tipo de situaciones en donde

tendremos la responsabilidad de buscar soluciones a los retos que se nos

presenten.