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Año 11, nº 550 - 24 de mayo de 2015 “Recibid el Espíritu Santo” EL PÚLPITO PARROQUIA DE NTRA. SRA. DE LA MEDALLA MILAGROSA EL PUERTO DE SANTA MARÍA (CÁDIZ) Domingo 8º de Pascua SOLEMNIDAD DE PENTECOSTÉS “Echa leña, sopla y el fuego jamás se apagará”, dice el v i e j o p r o v e r b i o . L a culminación de la Pascua no es la Ascensión del Señor. Se marchó y nos dejó un sugerente y difícil encargo: “id por el mundo”. Y el tesoro de la fe, llevado en nuestras manos de barro (como dice San Pablo) necesita de una fuerza que lo sostenga; un ánimo que lo empuje; una presencia que lo haga más vigoroso y fuerte. Aquel testigo, que Jesús dejó a sus apóstoles, ha ido pasando de mano en mano, de continente en continente, de pueblo en pueblo, de parroquia en parroquia, a través de los siglos. Y, un buen día, llegó hasta nosotros (parroquia, ciudad, comunidad). ¡Cómo no agradecer en este día del Espíritu Santo, esa acogida, a nuestros antepasados! Lo que, Cristo confió a aquellos primeros seguidores, n u e s t r o s p a d r e s l o adoptaron, lo vivieron y nos lo dejaron como el mejor testamento para nuestra existencia: ¡Vivid según Dios y no os faltará su espíritu! Hoy no podemos quedarnos absortos en un Cristo crucificado; no podemos complacernos por haber cumplido –más o menos- con la Pascua. El Espíritu Santo baja, viene y se mete en el meollo de lo que somos y realizamos para que n u e s t r a f e , l e j o s d e debilitarse, se fortalezca y sea más auténtica. ¿Quién es esa fuerza misteriosa- invisible pero sensible- que habla en el corazón? Es el Espíritu Santo quien, con soplo del cielo, nos estimula para no renunciar a lo que bebimos en la fuente del Bautismo: la gracia de ser Hijos de Dios. ¿Quién es Ese que, como fuerza transformadora, muda un pedazo de pan en cuerpo de Cristo; una copa de vino en sangre de Jesús? ¿Quién es Ese que, para asombro de todos nosotros, nos hace Hijos de Dios por el Bautismo; sacerdotes al desparramarse en nuestras cabezas y manos; limpios cuando necesitamos volver al buen camino; saludables cuando estamos enfermos; sólidos y convencidos en la confirmación; fieles en el amor, cuando dos personas, delante del altar, se dicen “te quiero”? Es el Espíritu Santo que, en un acto de confianza por parte de Dios, viene para que no desfallezcamos y caminemos con la cabeza bien alta proclamando: ¡Somos cristianos, el Espíritu nos acompaña! Hoy, es Pentecostés. ¡Todos los días son Pentecostés! C u a n d o c a n t a m o s y celebramos la alegría de pertenecer al Pueblo de Dios. Cuando anunciamos sin temblor ni vergüenza que Dios sigue siendo el tejedor de nuestra vida. Cuando revisamos nuestros caminos y, de ellos, vamos vedando las piedras que nos impiden alcanzar los dones que Dios desde el cielo tantas veces nos consigna. Hoy, es Pentecostés. ¡Todos los días son Pentecostés! Cuando trabajamos por la paz en nuestras propias casas; cuando damos y recibimos el perdón de los que nos rodean; cuando contribuimos –con palabra y obra- a una realidad más pacífica, serena y habitable. Y hoy, PENTECOSTÉS, es el día de la Iglesia. Un momento en el que, lejos de sentir miedo, sabemos que hay una fuerza poderosa que nunca le faltará ni le fallará hasta la vuelta definitiva de Jesús. Sí, el Espíritu Santo acampa entre nosotros, ¡adelante! El futuro, aunque sea incierto, seguirá contando con hombres y mujeres que p r o p o n g a n , v i v a n y anuncien lo que Jesús nos dejó: ¡Id y anunciad! Javier Leoz, sacerdote ¡No estamos solos! VIVIR PENTECOSTÉS es pedirle a Dios que nos ayude a construir la gran familia de la Iglesia. Es orar a Dios, para sacar de cada uno lo mejor de nosotros mismos. Es leer la Palabra y pensar “esto lo dice Jesús para mí”. Es comer la Eucaristía, y sentir el milagro de la presencia real de Cristo. Es rezar y palpar con escalofríos el rostro de un Dios que nos ama. ¡Pentecostés es el Dios invisible! El Dios que camina hasta el día en que nos llame a su presencia. El Dios que nos da nuevos bríos e ilusiones. El Dios que nos levanta, cuando caemos. El Dios que nos une, cuando estamos dispersos. El Dios que nos atrae, cuando nos divorciamos de Él. ¡Pentecostés es el Dios de la brisa! El Dios que nos rodea con su silencio. El Dios que nos indica con su consejo. El Dios que nos alza con su fortaleza. El Dios que nos hace grandes con su sabiduría. El Dios que nos hace felices con su entendimiento. El Dios que nos hace reflexivos con su santo temor. El Dios que nos hace comprometidos con el don de piedad. El Dios que nos hace expertos, por el don de la ciencia. Pentecostés, entre otras cosas, es valorar, vivir, comprender y estar orgullosos de todo lo que nos prometió Jesús deNazaret.

Pulpito 24 mayo 2015

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Page 1: Pulpito 24 mayo 2015

Año 11, nº 550 - 24 de mayo de 2015

“Recibid el Espíritu Santo”

EL PÚLPITO PARROQUIA DE NTRA. SRA. DE LA MEDALLA MILAGROSA

EL PUERTO DE SANTA MARÍA (CÁDIZ)

Domingo 8º de Pascua SOLEMNIDAD DE PENTECOSTÉS

“Echa leña, sopla y el fuego jamás se apagará”, dice el v i e j o p r o v e r b i o . L a culminación de la Pascua no es la Ascensión del Señor. Se marchó y nos dejó un sugerente y difícil encargo: “id por el mundo”. Y el tesoro de la fe, llevado en nuestras manos de barro (como dice San Pablo) necesita de una fuerza que lo sostenga; un ánimo que lo empuje; una presencia que lo haga más vigoroso y fuerte. Aquel testigo, que Jesús dejó a sus apóstoles, ha ido pasando de mano en mano, de continente en continente, de pueblo en pueblo, de parroquia en parroquia, a través de los siglos. Y, un buen día, llegó hasta nosotros (parroquia, ciudad, comunidad). ¡Cómo no agradecer en este día del Espíritu Santo, esa acogida, a nuestros antepasados! Lo que, Cristo confió a aquellos p r i m e r o s s e g u i d o r e s , n u e s t r o s p a d r e s l o adoptaron, lo vivieron y nos

lo dejaron como el mejor testamento para nuestra existencia: ¡Vivid según Dios y no os faltará su espíritu! Hoy no podemos quedarnos absor tos en un Cristo crucificado; no podemos complacernos por haber cumplido –más o menos- con la Pascua. El Espíritu Santo baja, viene y se mete en el meollo de lo que somos y realizamos para que n u e s t r a f e , l e j o s d e debilitarse, se fortalezca y sea más auténtica. ¿ Q u i é n e s e s a f u e r z a misteriosa- invisible pero sensible- que habla en el corazón? Es el Espíritu Santo quien, con soplo del cielo, nos estimula para no renunciar a lo que bebimos en la fuente del Bautismo: la gracia de ser Hijos de Dios. ¿Quién es Ese que, como fuerza transformadora, muda un pedazo de pan en cuerpo de Cristo; una copa de vino en sangre de Jesús? ¿Quién es Ese que, para

asombro de todos nosotros, nos hace Hijos de Dios por el Bautismo; sacerdotes al desparramarse en nuestras cabezas y manos; limpios cuando necesitamos volver al buen camino; saludables cuando estamos enfermos; sólidos y convencidos en la confirmación; fieles en el amor, cuando dos personas, delante del altar, se dicen “te quiero”? Es el Espíritu Santo que, en un acto de confianza por parte de Dios, v i e n e p a r a q u e n o d e s f a l l e z c a m o s y caminemos con la cabeza bien alta proclamando: ¡ S o m o s c r i s t i a n o s , e l Espíritu nos acompaña! Hoy, es Pentecostés. ¡Todos los días son Pentecostés! C u a n d o c a n t a m o s y celebramos la alegría de pertenecer al Pueblo de Dios. Cuando anunciamos sin temblor ni vergüenza que Dios sigue siendo el tejedor de nuestra vida. Cuando revisamos nuestros caminos y, de ellos, vamos vedando las piedras que nos impiden alcanzar los dones que Dios desde el cielo tantas veces nos consigna. Hoy, es Pentecostés. ¡Todos los días son Pentecostés! Cuando trabajamos por la paz en nuestras propias casas; cuando damos y recibimos el perdón de los que nos rodean; cuando contribuimos –con palabra y obra- a una realidad más pacífica, serena y habitable. Y hoy, PENTECOSTÉS, es el d í a d e l a I g l e s i a . U n momento en el que, lejos de sentir miedo, sabemos que hay una fuerza poderosa que nunca le faltará ni le fallará hasta la vuelta definitiva de Jesús. Sí, el Espíritu Santo acampa entre nosotros, ¡adelante! El futuro, aunque sea incierto, seguirá contando con hombres y mujeres que p r o p o n g a n , v i v a n y anuncien lo que Jesús nos dejó: ¡Id y anunciad!

Javier  Leoz,  sacerdote

¡No estamos solos! VIVIR PENTECOSTÉS es pedirle a Dios que nos ayude a construir la gran

familia de la Iglesia. Es orar a Dios, para sacar de

cada uno lo mejor de nosotros mismos. Es leer la Palabra y

pensar “esto lo dice Jesús para mí”. Es comer la Eucaristía, y

sentir el milagro de la presencia real de Cristo. Es

rezar y palpar con escalofríos el rostro de un Dios que nos

ama.  

¡Pentecostés es el Dios invisible! El Dios que camina

hasta el día en que nos llame a su presencia. El Dios que nos da nuevos bríos e ilusiones. El Dios que nos levanta, cuando caemos. El Dios que nos une, cuando estamos dispersos. El Dios que nos atrae, cuando

nos divorciamos de Él.  

¡Pentecostés es el Dios de la brisa! El Dios que nos rodea con su silencio. El Dios que nos indica con su consejo.

El Dios que nos alza con su fortaleza. El Dios que nos

hace grandes con su sabiduría. El Dios que nos

hace felices con su entendimiento. El Dios que nos hace reflexivos con su

santo temor. El Dios que nos hace comprometidos con el don de piedad. El Dios que

nos hace expertos, por el don de la ciencia. Pentecostés,

entre otras cosas, es valorar, vivir, comprender y estar

orgullosos de todo lo que nos prometió Jesús deNazaret.

Page 2: Pulpito 24 mayo 2015

PRIMERA LECTURA (Hch 2, 1-11)

“Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar”

Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De repente, un ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa donde se encontraban. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían, posándose encima de cada uno. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras, cada uno en la lengua que el Espíritu le sugería. S e e n c o n t r a b a n e n t o n c e s e n Jerusalén judíos devotos de todas las naciones de la tierra. Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma. E n o r m e m e n t e s o r p r e n d i d o s preguntaban: “¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es que cada uno los oímos hablar en nuestra lengua nativa? Entre nosotros hay partos, medos y e l a m i t a s , o t r o s v i v i m o s e n Mesopotamia, Judea, Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia o en Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que limita con Cirene; algunos somos forasteros de Roma, otros judíos o prosélitos; también hay cretenses y árabes; y cada uno los

oímos hablar de las maravillas de Dios en nuestra propia lengua”.

SALMO RESPONSORIAL (Sal 103)

R: Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.

Bendice, alma mía, al Señor: ¡Dios mío, qué grande eres!

Cuántas son tus obras, Señor; la tierra está llena de tus criaturas. R.

Les retiras el aliento, y expiran y vuelven a ser polvo;

envías tu aliento, y los creas, y repueblas la faz de la tierra. R.

Gloria a Dios para siempre, goce el Señor con sus obras.

Que le sea agradable mi poema, y yo me alegraré con el Señor. R.

SEGUNDA LECTURA (1Co 12, 3b-7.12-13)

“Hemos sido bautizados en un mismo Espíritu,

para formar un solo cuerpo” Hermanos: Nadie puede decir “Jesús es Señor”, si no es bajo la acción del Espíritu Santo. Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de

funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común. Porque, lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo. Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.

SANTO EVANGELIO (Jn 20, 19-23)

“Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado,

así también os envió yo” Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en su casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: “Paz a vosotros”. Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: “Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envió yo”. Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos”.

“Recibid el Espíritu Santo”

Parroquia de Ntra. Sra. de la Medalla Milagrosa. C/Federico García Lorca, s/n. Apdo. de correos, 164. 11.500 El Puerto de Santa María. Tlfno: 956 85 65 61.

Envíe sus aportaciones a [email protected]

Tiempo de oración Lecturas de la próxima semana

(4ª semana del salterio)

Lunes 25: Santa Beda Ec 17, 20-28; Sal 31, 1-2.5-7; Mc 10, 17-27

Martes 26: San Felipe Neri Ec 35, 1-15; Sal 49, 5-8.14.23; Mc 10, 28-31 Miércoles 27: San Agustín de Canterbury

Ec 36, 1-2a.5-6.13-19; Sal 78, 8-13; Mc 10, 33-35.37-45

Jueves 28: FIESTA DE JESUCRISTO SUMO Y ETERNO SACERDOTE Is 52, 13 - 53, 12; Sal 39, 6-11;

Heb 10, 12-23; Lc 22, 14-20 Viernes 29: San Gerardo

Ec 44, 1.9-12; Sal 149, 1-6.9; Mc 11, 12-17.19-26 Sábado 30: Santa Juana de Arco

Ec 51, 12-20; Sal 18, 8-11; Mc 11, 27-33 Domingo 31: SOLEMNIDAD DE

LA SANTÍSIMA TRINIDAD Dt 4, 32-34.39-40; Sal 32, 4-9.18-22;

Ro 8, 14-17; Mt 28, 16-20