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Situaciones en familia Selección de OrienTapas con artículos de la orientadora Ana Torres Jack http://anatorresjack.weebly.com/ Ana Torres Jack - @anatjack Licenciada en Psicología, Orientadora Educativa y Comunicadora https://orientapas.blogspot.com/

Situaciones en familia

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Situaciones

en familia

Selección de OrienTapas

con artículos de la orientadora

Ana Torres Jack

http://anatorresjack.weebly.com/

Ana Torres Jack - @anatjack

Licenciada en Psicología, Orientadora Educativa y Comunicadora

https://orientapas.blogspot.com/

miércoles, 11 de abril del 2012 | la voz de la escuela orientación educativa >> 3

Ya somos una familia Adoptar a un menor implica enfrentarse a algunos retos específicos

«Fue uno de los peores momentos de mi vida. No me lo había imaginado así.

Vino una cuidadora y nos dejó en brazos una criatura aterrorizada que lloraba des-consoladamente y que para nada quería estar con nosotros. No paró de gritar y de patalear hasta que cayó rendida de cansancio». Así describe una madre su primer encuentro con su hija adoptiva cuando fue a recogerla a Ucrania, su país de origen. Aunque también hay primeros encuentros de lo más felices. Por ejemplo, el de estos padres que viajaron hasta Etio-pía para encontrarse con su hijo: «Cuando lo vimos por primera vez, el corazón nos dio un vuelco. Nos miró, nos sonrió, nos dio la mano y al poco rato estaba jugando con nosotros como si nos conociera de toda la vida, fue increíble».

A partir de ese inolvidable momento, estos padres comparten con todos los de-más las mismas funciones, tareas y retos educativos. Pero al mismo tiempo nunca dejan de tener presente que sus hijos lle-garon con su propia historia. Conocer y anticiparse a la aparición de situaciones confl ictivas que refl ejen esas vivencias personales previas, casi siempre desco-nocidas y a menudo traumáticas, será de gran ayuda para responder de forma efi caz y positiva a sus necesidades edu-cativas específi cas.

> ADOPCIÓN

HOW HWEE YOUNG / EFE

Los hijos deben conocer su historia, para saber quiénes son> Ana T. Jack

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■ TEMA DEL MES: Familias adoptivas.

■ ETAPA: Educación infantil y primaria.

■ LA FRASE: «La resiliencia es la capa-cidad de una persona para desarrollar-se bien, para seguir proyectándose en el futuro a pesar de los acontecimien-tos desestabilizadores, de condiciones de vida difíciles y de traumas a veces graves» (Manciaux y otros, 2.003).

■ COMPORTAMIENTOS QUE SE DEBEN EVITAR: Exigirles más de lo que pueden dar.

■ ALGUNAS CLAVES: Decirles la verdad y explicarles con naturalidad su ori-gen, evitando los detalles dolorosos.

■ PARA SABER MÁS: «Adoptia. Guía de postadopción para familias. Y ahora que ya ha venido, ¿qué hacemos?». Esta publicación, editada por el Servi-cio Central de Publicaciones del Go-bierno Vasco, plantea de forma realis-ta y sintética los retos a los que se de-ben enfrentar las familias que deciden adoptar un hijo. Desde la recogida y el encuentro con el niño en su país de origen hasta las primeras reacciones de padres e hijos, la fase de adapta-ción o el período de la adolescencia, esta guía ofrece orientaciones claras para hacer frente a las situaciones que plantea. Se descarga en: ■ http://www.educacion.navarra.es/portal/digitalAs-sets/49/49388_20110647.pdf

ESCUELA DE PADRES

¿Qué sabemos de su pasado? En el siguiente cuadro se recoge una síntesis de las orientaciones ofrecidas en la guía «Adoptia», que responde a dudas y situaciones frecuentes en familias adoptivas.

■ No tenemos ninguna información del niño que hemos adoptado.■ Tan solo nos dieron un informe médico con datos que no concuerdan.■ Tal vez sea lo mejor, ¡total para lo que hay que saber!

■ Al principio contaba cosas, pero ahora ya no habla del tema.■ No se acuerda de nada...■ Aunque sus recuerdos son vagos, a ve-ces cuenta cosas terribles de su pasado.

■ Era un encanto de criatura.■ Impresionaba por lo autónomo que era.■ Antes era más obediente y no tenía las rabietas de ahora.

■ En poco tiempo ha aprendido el caste-llano y el gallego.■ Es muy observador y espabilado. ■ Enseguida se gana a la gente y consi-gue ser el centro.■ Tiene una capacidad enorme de apren-dizaje.

■ Privar al niño adoptado y a su familia de los datos más relevantes de su historia es una práctica habitual pero errónea de la adopción.■ Los niños tienen derecho a conocer su pasado. Hay que preservar su historia para ayudarlos posteriormente a saber quiénes son, de dónde vienen y por qué fueron adoptados.■ En algunos casos, los menores son abandonados sin ninguna información a la puerta de orfanatos o en lugares públicos. En estos casos se puede recurrir a supuestos y ayudarlos a componer su propia historia.

■ Son historias marcadas por el abandono, la institucionalización y, con frecuencia, los malos tratos. ■ Estas experiencias repercuten en su personalidad, en su comportamiento y en su desarrollo.■ La reparación de las secuelas de su historia previa va a suponer un enorme consumo de energía vital para el niño y la familia.■ La gestión de la historia previa es un elemento fundamental para llevar a efecto la tarea reparadora.■ El olvido no resuelve los problemas. Crea impotencia y vulnerabilidad.

■ Durante la «luna de miel» la relación es dulce. El niño quiere agradar y recibir aceptación de su nueva familia.■ El niño necesita explorar y comprobar si está en un sitio seguro. Al principio no se fía y piensa que a la mínima habrá otro abandono. Por eso intenta «ser bueno» y agradar.■ Cuando la relación se consolida y crece la confianza, muestra su auténtico bagaje: el niño emocionalmente herido por el abandono.■ Aparecen los comportamientos inmaduros y las regresiones como forma de reparar las vivencias traumáticas.

■ La capacidad de adaptación de los niños que son adoptados es muy grande, pero no infinita ni ilimitada.■ La necesidad de integrarse y adaptarse a una nueva vida los hace ser muy permeables y en poco tiempo aprenden muchas cosas.■ En su desarrollo se ven obligados a realizar de forma simultánea tres tareas: ■ Crecer, desarrollarse y aprender como los demás. ■ Adaptarse e integrarse a una nueva cultura y familia. ■ Reparar los posibles daños, retrasos y trastornos emocionales, cognitivos y sociales.■ Se trata, en resumen, de ayudarlos a ordenar y reparar «la mochila» que se han traído de su pasado.

miércoles, 18 de abril del 2012 | la voz de la escuela orientación educativa >> 3

Remontar el pasadoPautas para ayudar a superar las carencias emocionales de los menores adoptados

Ojalá todos sus problemas se solu-cionaran con un gran abrazo. Pero

no es sufi ciente... aunque sí de enorme ayuda. Hablamos de esos niños que arrastran el dolor y la vergüenza de haber sido rechazados, abandonados y quizá maltratados por sus propias familias. De menores con heridas emo-cionales, en apariencia olvidadas, que fueron testigos de cómo cambiaba su destino el día en que sus padres adop-tivos los recibían, ilusionados, con los brazos abiertos. Fue un giro en sus vi-das. Pero siguen llevando a su espalda la mochila de su pasado, en unos más pesada, en otros más ligera.

Por eso es muy probable que en algún momento, a lo largo de su infancia o adolescencia, salgan a fl ote esas caren-cias emocionales iniciales en forma de problemas de conducta. No es esto, por supuesto, algo que se dé en todos los menores adoptados, ni en igual intensi-

dad. Pero hay una serie de indicadores típicos sobre los que conviene estar alerta a fi n de detectarlos y actuar a tiempo. Son los siguientes: ■ Défi cit en la atención y en la con-centración.■ Difi cultades de autocontrol y baja tolerancia a la frustración. ■ Difi cultades para interiorizar las normas. No dar valor a mentir, agredir...■ Desapego inusual por las cosas. Se cansan rápidamente de ellas.■ Dureza emocional ante el dolor o, por el contrario, hipersensibilidad.■ Escaso sentido de la realidad, que se malinterpreta: no se entienden los dobles sentidos y se toman con poco sentido del humor. ■ Mentiras o fantasías sobre la realidad.■ Miedo a lo desconocido, a lo nuevo, a lo imprevisto.■ Llamadas de atención de forma con-tinua para ser el centro.

■ Aparición de comportamientos re-gresivos, inmaduros...

Además, también es habitual que, pasada la primera fase de adaptación, los padres observen un retroceso o empeoramiento del comportamiento (rabietas, agresiones, desobediencia, negativismo...). A esta fase los expertos la llaman empeoramiento como señal de mejora, porque signifi ca que todo va bien: gracias al clima de confi anza que se ha generado, el menor expresa toda su rabia y frustración acumulada para que sus seres queridos lo ayuden a canalizarla.

En defi nitiva: paciencia, fi rmeza y grandes dosis de cariño por parte de la familia conforman la fórmula del éxito para ayudarlo a superar las difi cultades del pasado y crecer en total armonía.

> ADOPCIÓN

PACO RODRÍGUEZ

Todos los hijos necesitan grandes dosis de cariño para superar las dificultades que se puedan presentar

> Ana T. Jack

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■ TEMA DEL MES: Familias adopti-vas.

■ ETAPA: Educación obligatoria.

■ LA FRASE: «La decisión de adop-tar a un niño supone tener que asu-mir su pasado, algo que ya no se puede cambiar, y crear una nueva historia y un futuro en común. Esto no implica que se deba olvidar su pasado, pero tampoco que los pa-dres deban revivirlo con rencor y miedo. Saber compartir su verda-dera historia, en función de su edad y capacidad de comprensión, será lo que dé sentido a la relación pa-ternofilial» (José Manuel Suárez Sandomingo).

■ COMPORTAMIENTOS QUE SE DEBEN EVITAR: Que su origen bioló-gico sea vivido como un lastre. Los padres son los primeros que tienen que reconciliarse con sus orígenes para favorecer una adecuada iden-tidad.

■ ALGUNAS CLAVES: Las asociacio-nes de familias adoptivas son un recurso de autoayuda muy valioso para orientar el proceso educativo, resolver dudas y formar grupos de intercambio de experiencias.

■ PARA SABER MÁS: «La interven-ción pedagógica en la adopción». Colección Perspectiva Pedagógica. Coordinadora: Elena Rivas Vieites. Este libro reúne las aportaciones de destacados profesionales de la edu-cación realizadas en el marco de las terceras jornadas de la asociación Apega (Asociación Profesional de Pedagogos e Pedagogas de Galicia) en A Coruña en el 2007 y dedicadas en su totalidad a aspectos educati-vos y familiares de menores adopta-dos. Se puede descargar de: http://www.apega.org/attachments/arti-cle/278/laintervencion.pdf

ESCUELA DE PADRES

¿Cómo actuamos?

Las reglas y las normas deben ser claras y bre-ves. Los «sermones», a lo sumo de tres frases, porque a la cuarta se habrá desatado la into-lerancia a la frustración y a la crítica. Hay que dejar bien claras las prioridades, en qué se va a ser flexible y en qué firmes. Ser conse-cuentes con las normas

y mantener la calma ante los conflictos.

Comentar el aspecto concreto que provoca enfado sin descalificar a la persona. En lugar de decir «eres incorre-gible», mejor «esto que acabas de hacer está mal». Y evitar la ironía: no se entiende y resulta muy dolorosa.

Deben conocer su condición de perso-na adoptada. Para ello, sus padres adoptivos tienen que saber su histo-ria, investigarla o tratar de reconstruir un pasado verosí-mil.

Preguntar, recla-mar información…

pero, sobre todo, hablar de su adop-ción con naturali-dad, de forma con-tinuada, adaptando el discurso a la edad evolutiva del hijo y ayudándolo a entender por qué sus padres no pu-dieron hacerse car-go de él de forma adecuada.

■ PARA LA AUTOESTIMA

Necesitan más protección y control que otros niños de su edad. Hay que alabar sus pequeños logros y de-mostrar de forma constan-te que se les valora.

Es necesario aceptar que el comportamiento provo-cativo y disruptivo es algo circunstancial que no im-plica maldad o falta de agradecimiento.

■ PARA EL AUTOCONTROL

Necesitan que se les recuerden las cosas todo el tiempo y que día tras día se les dirija desde el exterior, sin esperar muchas iniciativas de su parte. Los adultos son los porta-dores de su autocontrol, que adqui-rirán con el tiempo.

Es importante tener cuidado con los imprevistos. Informar y preparar al niño con antelación ante los acontecimientos, haciéndolo partí-cipe de las cosas que le conciernen.

■ PARA LA DISCIPLINA ■ PARA ACEPTAR SU HISTORIA PERSONAL

miércoles, 25 de enero del 2012 | la voz de la escuela orientación educativa >> 3

Mi hermano es diferente¿Qué se siente cuando tu hermano tiene una discapacidad?

Mateo ya había cumplido 5 años cuando nació Nicolás. Le hacía mu-

cha ilusión tener un hermanito, aun-que sabía que tendría que esperar unos cuantos años para poder jugar con él al fútbol. Desde el principio se le hizo raro ver cómo sus padres, en vez de estar contentos, ponían cara de pre-ocupación todo el tiempo. También se dio cuenta de que ya no se reían tanto con sus payasadas. Le explicaron que, como Nicolás estaba un poco enfermi-to, él tendría que pasarse las tardes en casa de los abuelos. Así ellos podrían ir con el bebé a las sesiones de esti-mulación temprana. Pasó todo un año y las cosas seguían más o menos igual. Mateo se sentía cada vez más descolo-cado. «¿Por qué tuvo que nacer ese?», pensaba. Solo nos ha traído problemas. Aunque nadie le había explicado con claridad que su hermano había nacido con una lesión cerebral con graves consecuencias para su desarrollo, in-tuía que este acontecimiento había cambiado de alguna manera su vida.

La vivencia de un niño con un her-mano con discapacidad depende de muchos factores, entre ellos: ■ El tipo de dinámica familiar, como el nivel de comunicación entre padres e hijos o el estilo educativo. En defi ni-tiva, todo aquello que hace que cada familia sea un mundo. ■ La posición que ocupa el hermano con necesidades especiales. Es muy diferente hacerse mayor al lado de una persona que siempre ha tenido una discapacidad (en cierta forma, se asume que el ritmo ya está marcado) a ver cómo el nuevo hermanito cambia el tipo de vida ya establecido. ■ Si es chico o chica. Hasta hace muy poco, el rol de una hermana era muy diferente al de un hermano, en el sentido de que se daba por hecho que las mujeres debían asumir más su cuidado, sobre todo en la edad adulta. En la actualidad esta variable no está tan presente.■ El tipo de discapacidad y las difi -cultades asociadas: nivel de comu-nicación, problemas de conducta, de salud...

En todo caso, las emociones que pue-de vivir un niño o adolescente con un hermano con necesidades especiales deben ser tenidas en cuenta por parte de los padres. Estas son algunas de las emociones más comunes:

■ Desconcierto. «¿Por qué mis pa-dres ya no se ocupan tanto de mí?»: esta sensación de confusión puede ser aún mayor si, a partir del nacimiento del hermano, los padres abandonan algunas de las rutinas familiares que ya estaban establecidas (como leer un cuento antes de dormir) o no dan información clara sobre la discapaci-dad: ¿Por qué no camina?, ¿por qué se comporta así?■ Vergüenza. El niño puede querer ocultar la existencia de un hermano

con discapacidad por el miedo a la reacción de los otros (burlas, incom-prensión, lástima...). ■ Celos. Debido a la mayor atención que recibe por parte de sus padres. Y, a la vez, sentimientos de culpa por ha-berse permitido envidiar la situación de su hermano.■ Angustia. Puede ser transmitida de forma inconsciente por los padres, sobre todo si existen problemas de salud graves. También puede provo-carla ciertos pensamientos, como el de quién se va a hacer cargo del hermano cuando falten sus padres ■ Rabia. El hecho de verse obligado a asumir algunas responsabilidades (que sus amigos no tienen) le puede provocar malestar y rabia. ■ Soledad. Puede sentirse con la eti-

> EDUCACIÓN ESPECIAL

ÓSCAR VÁZQUEZ

Ser el mayor o no condiciona la forma de vivir con un hermano con necesidades especiales

Cada hijo debe desarrollarse como individuo

> Ana T. Jack

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queta «el hermano de». Y sufrir sen-timientos de soledad e incomprensión.■ Instinto de protección. Algunos reaccionan protegiendo a su hermano de las burlas de otros hasta el pun-to de enfrentarse a ellos con peleas. También puede sentir un gran orgullo por los esfuerzos de su hermano para conseguir pequeños logros. ■ Reconocimiento de los valores que ha adquirido gracias a tener un hermano con discapacidad. Este sen-timiento se alcanza cuando existe un mayor grado de madurez para valorar de forma positiva los aprendizajes im-portantes que le ha supuesto vivir con un hermano diferente.

■ TEMA DEL MES: Hijos con disca-pacidad.

■ LA FRASE: «Recuerdo que una evaluación saqué todo notables y sobresalientes, así que entré co-rriendo en casa para enseñarles las notas a mis padres. En ese momen-to estaban felices porque Lucas había conseguido escribir su nom-bre. Apenas me hicieron caso» (Martina, hermana de un niño con discapacidad)

■ COMPORTAMIENTOS QUE SE DEBEN EVITAR: Olvidar las necesi-dades educativas y emocionales del hijo sin discapacidad.

■ ALGUNAS CLAVES: Fomentar la comunicación, evitar la sobrepro-tección y facilitar el desarrollo in-dividual de cada uno de los hijos.

■ PARA SABER MÁS: «Los hermanos opinan». Editada por FEAPS, esta guía recoge las reflexiones extraí-das en los Grupos de Apoyo a Her-manos puestos en marcha por este movimiento asociativo. Resulta muy interesante para comprender las emociones de los familiares de las personas con discapacidad.Se puede descargar en PDF de http://www.feaps.org/biblioteca/documentos/hermanos_opinan.pdf

ESCUELA DE PADRES

Lo que pueden hacer los padres1. Mantener, en la medida de lo posible, las rutinas establecidas con los otros hi-

jos: si todos los sábados se iba a comer fuera, continuar haciéndolo.2. No dejar la atención de los hermanos ex-clusivamente en manos de otros familiares, como abuelos, tíos...3. Facilitar la comunicación para responder

a preguntas sobre la discapacidad del her-mano y dejar expresar las emociones con total libertad, sin censura. Los padres de-ben hablar con normalidad y con la mayor claridad posible. 4. Animar al niño a que traiga a sus amigos a casa a merendar, a jugar... para que vivan con naturalidad la relación con su hermano.

5. Evitar que un exceso de responsabilidad sobre el cuidado de su hermano le obligue a renunciar a sus propias necesidades (sa-lir con los amigos, hacer deporte...).6. Permitirle un nivel de independencia acorde a su grado de madurez, aceptando que cada hijo debe desarrollarse como indi-viduo.

miércoles, 11 de febrero del 2015 | la voz de la escuela orientación educativa >> 3

TEMA DEL MES: Enfrentarse a si-tuaciones traumáticas.

ETAPA: Infancia y adolescencia.

EL DATO: «Ningún regalo, viaje o capricho puede sustituir a la nece-sidad que tiene el niño de sentirse cerca de sus padres» (Arturo Ca-nalda, defensor del menor de Ma-drid).

COMPORTAMIENTOS QUE SE DEBEN EVITAR: Descalificar a la ex-pareja, obligar al hijo a ponerse del lado de uno de los progenitores...

ALGUNAS CLAVES: Los hijos no son propiedad del padre o de la madre. Aunque uno de los dos ten-ga la tutela, ambos (salvo casos de negligencia, violencia o abandono) son imprescindibles para el creci-miento y desarrollo equilibrado de los hijos.

PARA SABER MÁS: http://bit.ly/1F7gucN

ESCUELA DE PADRES

Papá y mamá se odianLos divorcios y separaciones mal llevados tienen efectos nefastos sobre los hijos

La teoría de «es mejor seguir juntos por el bien de los hijos» no suele

funcionar cuando la pareja tiene claro que la relación sentimental ha llegado a su fin. De hecho las separaciones y divorcios, en muchas ocasiones, llegan demasiado tarde. Las discusiones, las tensiones y los enfrentamientos que se ven obligados a presenciar los niños pueden llegar a ser bastante más per-judiciales que lo que supone asimilar la separación de los padres. Sobre todo cuando este proceso se consigue hacer de forma civilizada. En este caso, la teoría de «hagamos un esfuerzo por llevarnos lo mejor posible por el bien de los niños», sí funciona.

Un divorcio mal llevado puede pro-vocar un alto grado de ansiedad y es-trés en los hijos, con consecuencias negativas para su desarrollo y equili-brio personal. Hay muchas más posi-bilidades de vivir este proceso como

traumático si se dan una o varias de las siguientes variables:

■ La pareja no es capaz de llegar a un acuerdo amistoso, por lo que la se-paración se resuelve en los tribunales.

■ El niño presencia discusiones con faltas de respeto e insultos entre los padres por obtener su custodia o por modificar el régimen de visitas.

■ Alguno de los progenitores ex-presa odio hacia la expareja o intenta convencer al hijo de que el otro es incapaz de comportarse como un buen padre o madre.

■ Alguno de ellos hace interrogato-rios policiales cada vez que viene de estar con el otro progenitor para ob-tener información acerca de su estilo de vida o nuevas relaciones personales.

■ Se utiliza a los niños para perju-dicar al contrario: «El niño se viene conmigo y lo llevo a ese bar que no te gusta, para que te fastidies».

■ Hay desacuerdo en las normas educativas básicas: «Ya sé que a tu ma-dre no le gusta que estés tantas horas con la pantallita, pero en mi casa yo te dejo el tiempo que quieras».

■ Se utiliza a los hijos como mensa-jeros de las disputas entre los padres: «Pues le dices a tu padre de mi parte que si no le gusta la ropa que te pongo que te la compre él».

■ El padre o la madre, tras la sepa-ración, se sume en una depresión o un estado de desvalimiento que obliga al hijo a ocuparse del adulto en una inversión de roles.

■ Se incumple el régimen de visitas o no se ajusta a los tiempos pacta-dos y la entrega o cambio de turnos se realizan en un clima de tensión y crispación.

■ El padre o la madre se lanzan a una búsqueda precipitada de nuevas parejas, desconectando emocional-

> Ana T. Jack

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PACO RODRÍGUEZ

Lo que todo niño necesita es sentirse cerca de sus padres

mente de los hijos.■ Se permite, o incluso se fomenta,

la ruptura total con la parte materna o paterna de la familia.

Las consecuencias en los hijos de una separación conflictiva se suelen observar a nivel físico, psicológico y emocional, siendo las más frecuen-tes las siguientes: depresión, ansie-dad, insomnio, problemas de conduc-ta, falta de atención, disminución del rendimiento escolar, baja autoestima e inadaptación social. En definitiva, el problema no es el divorcio en sí, sino el mal divorcio, que es aquel que se caracteriza por el rencor y la falta de comunicación con la expareja y olvida el bienestar emocional de los hijos. Deberían tener presente que, de mutuo acuerdo, todos ganan.

Decálogo del buen divorcio

1Informar de forma conjunta, pa-dre y madre, de la decisión que

se ha tomado. Sin buscar culpables. Aunque la decisión de la separación la suele tomar uno de los progenitores, es mejor decir que es una decisión conjunta, muy meditada y pensada, por el bien de todos.

2Transmitir que cada uno de los pro-genitores va a seguir estando ahí,

para lo que necesiten. Y, ante todo, dejar claro que los hijos no son culpa-bles de nada. No es necesario ofrecer excesiva información o detalles que solo incumben a los adultos.

3Aclarar desde el principio las dudas sobre datos prácticos a partir de la

ruptura: con quién van a vivir, dónde, régimen de visitas, vacaciones... In-cluso un horario colgado en la pared, con los días que toca estar con uno u otro, puede ayudar a tener las cosas más claras.

4Mostrar acuerdo, tranquilidad y hasta afecto por la expareja. Y si

esto no es posible, al menos no expre-sar hostilidad o rencor delante de los hijos. Hay que animarles a que pre-gunten y expresen sus pensamientos, dudas y sentimientos, aceptando sus

emociones negativas como rabia, mie-do o ira.

5Informar al resto de la familia de la ruptura y de la situación en que

quedan los niños. Es importante pe-dirles colaboración y la mayor neu-tralidad posible.

6Comunicar al colegio o instituto la nueva situación y el régimen de

guarda y custodia que se ha acordado (con documentación oficial).

7Definir las mismas normas y cri-terios educativos para cuando el

menor esté en el hogar paterno o en el materno.

8No caer en los excesos económicos (compra de regalos, juguetes o ropa

de moda) como supuesta compensa-ción por la difícil situación por la que están pasando. Mejor ofrecer tiempo de dedicación.

9No perder el contacto con la fami-lia paterna o materna, ni tampoco

romper las principales relaciones so-ciales que se mantenían antes de la ruptura.

10Mantener una actitud de respeto hacia la expareja. Este objetivo es

la clave para consolidar sin traumas la nueva organización familiar.

miércoles, 25 de febrero del 2015 | la voz de la escuela orientación educativa >> 3

TEMA DEL MES: Enfrentarse a si-tuaciones traumáticas.

ETAPA: Infancia y adolescencia.

EL DATO: Los menores sometidos a violencia doméstica en la infancia pueden tener mayor predisposición en la edad adulta a convertirse en posibles víctimas o a desarrollar conductas de maltrato.

COMPORTAMIENTOS QUE SE DEBEN EVITAR: Prolongar la situa-ción de violencia para dar una se-gunda oportunidad a la pareja cuando existen menores de por medio.

ALGUNAS CLAVES: Rodearse de apoyos en los ámbitos familiar, le-gal, asistencial y psicológico. Teléfono gratuito de información sobre violencia doméstica las 24 horas del día: 016.

PARA SABER MÁS: «Menores ex-puestos a la violencia de género. Guía informativa y de consulta». Diputación de Alicante:http://bit.ly/1zMe0vm

ESCUELA DE PADRES

Papá es muy malo con mamá Los hijos también sufren los efectos de la violencia doméstica

«Mi marido me maltrata, pero es un buen padre para sus hijos». Esta

frase es una falacia. Un maltratador, un violento, nunca es un buen modelo para sus hijos. Además, está demos-trado que los niños, ya sean víctimas directas o indirectas, padecen terri-bles consecuencias que afectan a su desarrollo físico y psicológico a corto y a largo plazo.

De hecho, los trastornos emocio-nales y sociales que tienen estos pe-queños son similares a los que pre-sentan sus madres como víctimas de la violencia machista. Es posible que estos menores no reciban el puñetazo directo en la cara, pero también están siendo agredidos y así lo manifiestan en diferentes ámbitos.

Por ejemplo, pueden tener conduc-tas agresivas, antisociales o desafian-tes con sus compañeros de colegio o incluso en su relación con los profeso-res. También pueden mostrarse inhi-bidos, miedosos, con baja autoestima,

mucha ansiedad e incluso depresión. Las dificultades escolares (déficit de atención, desorganización...) y los sín-tomas somáticos (enuresis nocturna, dolor de barriga...) son otras de las consecuencias negativas más frecuen-tes. Por otro lado se sabe que estos niños tienen más riesgo de reproducir en el futuro conductas violentas con sus parejas, y las niñas de convertirse a su vez en víctimas en la edad adulta.

Hablamos de maltrato cuando una persona (pareja, marido o familiar), a través de su comportamiento, provoca daño físico o psicológico a una mujer.

Los malos tratos pueden ser de tipo:■ Físico: desde un empujón intencio-nado o una bofetada hasta el extremo de intentar acabar con su vida.

■ Psicológico: son los insultos, los desprecios y las ridiculizaciones. Este tipo de violencia, que es más difícil de delimitar, busca la anulación de la personalidad de la víctima.

■ Sexual: cualquier contacto sexual no deseado o un trato degradante de su sexo.

■ Social: el agresor intenta controlar la relación de su pareja con los ami-gos y con la familia. Puede llegar un momento en el que la víctima decida aislarse para no enfurecer al que la maltrata y no ponerse en evidencia delante de los demás.

Estos casos de violencia no siempre salen a la luz. Son varias las razones que llevan a una mujer maltratada a esconder esta situación que sufre:■ La vergüenza de admitir frente a la familia que existe un problema del que posiblemente le alertaron.

■ El miedo a la presión para que se aleje del agresor cuando ella aún pien-sa que le quiere y que «sabe llevarlo».

■ El miedo a tener que iniciar una > Ana T. Jack

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Fotograma de la película «Ladybird, Ladybird», que narra un caso de malos tratos que presencian los hijos de la víctima

acción judicial cuando «no es para tanto».

■ El miedo a la reacción violenta del agresor contra ella o contra sus hijos.

■ La falsa creencia de que cuando hay niños, es preferible aguantar hasta que los hijos crezcan.

En esta última razón nos detenemos: está claro que, ante la violencia, la opción más responsable es alejar a los hijos de esa situación.

Factores agravantes y factores protectoresNo es lo mismo un niño que ha presenciado un único episodio

de violencia doméstica entre sus padres que otro que la lleva

sufriendo desde que tiene uso de razón, incluso por parte de

distintas parejas de la madre. El pronóstico de superación de

una situación traumática asociada a la violencia doméstica

depende de una serie de factores agravantes o protectores.

Estas son algunas de las fuentes poten-ciales de daños físicos y psicológicos (cuantas más se produzcan, mayor será el daño):

■ Cuando el niño o la niña reproduce el modelo machista del padre y colabora en la desvalorización de la madre («Papá tiene razón: no vales para nada»).

■ Cuando presencia conversaciones violentas entre los adultos.

■ Cuando escucha la agresión desde otra habitación.

■ Cuando presencia la agresión.

■ Cuando ve a su madre herida, lloran-do, y llegar a la policía o una ambulancia al lugar de los hechos.

■ Cuando el menor también sufre abuso por parte de su padre.

■ Cuando escucha las amenazas de su padre con respecto a la integridad de su madre y la suya propia («Te mataré», «Voy a prender fuego a esta casa...»).

■ Cuando el menor sufre una reexpo-sición a la violencia doméstica con las nuevas relaciones de pareja del padre o de la madre.

Por el contrario, estos son alguno de los factores protectores posi-tivos para superar las vivencias traumáticas asociadas a la vio-lencia doméstica:

■ Se pone fin con rapidez a la si-tuación de violencia (con la co-rrespondiente denuncia, cambio de residencia...).

■ Existe un vínculo fuerte entre la madre y el hijo.

■ Se continúa con rutinas, límites y normas coherentes, en un clima de afecto y comunicación.

■ Hay un vínculo estrecho entre los hermanos.

■ Existe un entorno de protección legal, asistencial y familiar.

■ Los contactos con el agresor se dan en un contexto de extrema pre-caución para mantener la seguri-dad física y emocional del niño.

■ Hay apoyo psicológico por par-te de un profesional y se vigila el rendimiento escolar, el bienestar emocional y las relaciones sociales del menor.

miércoles, 27 de febrero del 2013 | la voz de la escuela orientación educativa >> 3

Cómo dar las peores noticiasRecomendaciones para cuando hay que comunicar a un niño la muerte de un ser querido

«Raquel, ya sabes que la abuelita es-taba muy viejecita y muy enferma...

Esta noche pasada se murió, no volverá a estar con nosotros». «Ah, vale, ¿puedo irme ya a jugar?».

A veces los niños, cuando se les co-munica la pérdida de un ser querido, reaccionan ignorando la noticia, como si no hubieran oído lo que se les acaba de decir. Esta reacción defensiva no significa que no hayan entendido lo ocurrido o que no les haya afectado. Indica, más bien, una dificultad para asimilar unos hechos que les desbor-dan. En estos casos es preferible ir poco a poco, ayudándoles a enfrentar-se a la pérdida y a salir de ese choque emocional: «Luego hablamos de lo que le ha pasado a la abuelita, es im-portante que te lo cuente porque sé que la querías mucho y ella a ti. Pero ahora, si quieres, puedes ir a jugar».

Pasar por el trance de comunicar a un menor la muerte de un ser querido es un proceso delicado al que no es fácil enfrentarse con seguridad. ¿De-bemos utilizar metáforas o decimos las cosas como son? ¿Lo comunicamos de forma gradual o de golpe? ¿Se nos permite llorar y expresar nuestros sen-timientos o es mejor mostrar entereza y esconder nuestras lágrimas? ¿Debe-mos dejarles ir a funerales y entierros o mejor les evitamos el mal trago? Son muchas las dudas que se nos plantean ante situaciones que, aunque excep-cionales y muchas veces inesperadas, debemos resolver de la mejor forma posible. Revisamos algunas cuestiones.

1. ¿Quién debe dar la noticia?Alguien en quien el niño confíe ple-namente y con quien vaya a seguir te-niendo una relación segura. Lo ideal: el padre, la madre o un familiar cercano. Si es el médico o un vecino el que da la noticia, el menor sufre una mayor sensación de pérdida y desamparo.

2. ¿Cuándo debemos decírselo?■ Lo antes posible: los niños enseguida perciben que algo no va bien. Si lo re-trasamos, solo conseguiremos crear un mayor estado de confusión y ansiedad.■ No debemos tener miedo de mostrar-le al niño nuestro dolor. Debe entender que es normal sentirse triste y expresar nuestras emociones.■ Si la persona que debe dar la noticia esté demasiado afectada, es bueno que se apoye en un allegado para hacerlo.

3. ¿Qué decir?■ La verdad. Cuanto más clara y di-recta sea la información, mejor. Eso no significa que haya que darle la noticia «de golpe». La información se puede ir dosificando y completándola con las preguntas que el niño vaya haciendo.■ Hay que explicar la muerte en térmi-nos reales, en lo que tiene de irreversi-ble, definitiva y final de las funciones vi-tales. Pero diciéndoles que no significa que nos vamos a olvidar de esa persona.

Siempre estará en nuestro corazón y en nuestra memoria. ■ Debemos asegurarnos de que no tie-ne sentimientos de culpa («¿Se murió porque me porté mal?») ni de angustia ante la posibilidad de que enfermen o mueran otros familiares. ■ Hay que poner nombre a las emo-ciones (rabia, tristeza...) para ayudarles a expresarse y reconocer sus propios sentimientos.

4. ¿Cómo pueden reaccionar?■ Sin creerse lo sucedido. Igual que nos ocurre a los adultos, al principio puede predominar la incredulidad. Aceptar la muerte requiere un tiempo, la reacción inmediata es negarla. En esta fase de confusión es posible que pregunten, al cabo de un rato de ex-plicarles lo sucedido, cuándo volverá la persona muerta. ■ Sin parar de preguntar, buscando respuestas. «¿Hace frío en la tumba?», «Si se ha ido al cielo, ¿por qué está en-

terrado bajo tierra?», «¿Lo podemos ver desde un avión?».■ Con enfados y agresividad. Es nor-mal que tengan sensación de injusticia, rabia y frustración. Pueden aumentar las rabietas, las peleas, los insultos o las malas contestaciones.■ Sintiéndose culpables. Pueden pensar que lo sucedido es culpa suya porque un día hicieron algo indebido. También pueden sentirse culpables por no estar lo suficientemente tristes.■ Con actitudes regresivas. Es decir, volviendo a etapas del desarrollo an-teriores donde se sienten más seguros (vuelven a hacerse pis en la cama, a ser más infantiles...).

5. ¿Debemos permitirles que vayan al funeral o no?■ Que vayan o no al velatorio, fune-ral o entierro es algo que debe decidir cada familia teniendo en cuenta la edad, nivel de desarrollo, creencias y, sobre todo, disposición del niño a acudir a estas ceremonias.■ En general, se les debe dejar ir a par-tir de los 6 años, nunca forzándolos, y explicándoles en qué va a consistir el acto. Participar en estos ritos les ayuda a asimilar el cambio.

6. ¿Cómo les podemos facilitar el duelo?■ Ofreciéndole compañía y protección familiar.■ Procurar que su día a día siga siendo el mismo. Cuanto antes se restablezcan las rutinas, mejor. Les dará seguridad y les ayudará a recuperar la estabilidad personal. ■ Animándolos a expresar lo que pien-san o sienten sobre lo sucedido.■ Recordando con cariño anécdotas, historias vividas, fotos...

BENITO ORDÓÑEZ

¿Debemos dejarles ir a funerales y entierros o mejor les evitamos el mal trago? Es una de las dudas que se nos pueden plantear ante situaciones como la muerte de un ser querido

> Ana T. Jack

[email protected]

TEMA DEL MES: La muerte y el duelo.

ETAPA: Infancia y adolescencia.

EL DATO: Uno de cada diez menores no consiguen superar el fallecimiento de un familiar cercano y el 42 % necesitan asistencia terapéutica (datos de la Fundación Mario Losantos del Campo).

COMPORTAMIENTOS QUE SE DEBEN EVITAR: Pensar que los niños pequeños no han sufrido la muerte de un familiar solo porque no quieren hablar del tema o en apariencia se muestran alegres y distraídos.

ALGUNAS CLAVES: A veces en el contexto escolar pueden mostrar una disminu-ción del rendimiento, problemas de atención y concentración, conductas de tipo an-sioso o arranques repentinos de llanto.

PARA SABER MÁS: www.guiadelduelo.com

ESCUELA DE PADRES