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Todo lo que debes saber sobre Literatura Infantil 1. ¿Qué es la Literatura Infantil? 2. ¿Cuáles son las características de la Literatura Infantil? 3. ¿Cuáles y cómo son los géneros de la Literatura Infantil? 4. Un poquito de historia… Realizado por: Ainhoa Palomo Pavón 2ºA Educación Infantil

Todo lo que debes saber sobre literatura infantil

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Page 1: Todo lo que debes saber sobre literatura infantil

Todo lo que debes

saber sobre

Literatura Infantil

1. ¿Qué es la Literatura Infantil?

2. ¿Cuáles son las características

de la Literatura Infantil?

3. ¿Cuáles y cómo son los

géneros de la Literatura Infantil?

4. Un poquito de historia…

Realizado por: Ainhoa Palomo Pavón

2ºA Educación Infantil

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1. ¿Qué es la Literatura Infantil?

Como al andar se hace el camino, comenzaremos explicando los términos “literatura” e “infantil”, para finalmente explicar aquello a lo que llamamos Literatura Infantil.

Literatura (a secas): es ‘’el arte de la palabra’’. Proviene del término latino “litterae”. La literatura está formada por tres géneros (épica, lírica y dramática). Su principal intención es la artística y siempre es ficción.

Adentrándonos en el término en sí, para poder reconocerlo mejor, Irune nos nombró la paraliteratura, asique elaboramos un cuadrito como este:

LITERATURA PARALITERATURA TEXTOS NO LITERARIOS

3 géneros (épica, lirica y dramática).

Ficción. Intencionalidad artística.

Función poética o estética.

No No/Sí

No Sí

Ensayo Cartas

Artículos Noticia

Cuando no cumple todos los

requisitos.

La paraliteratura son textos

que se asemejan a la

literatura pero con otras

características. Su

intencionalidad no es

artística.

Por otro lado hablamos también de lo que es la subliteratura, término que no había oído nunca. Y es que la intención literaria de la subliteratura se encuentra supeditada a la intención económica (best seller). Tiene en común con la literatura que son textos de ficción, en ella se pueden encontrar presentes los tres géneros literarios y se pueden identificar las funciones poéticas y expresivas. Por último, dentro de la subliteratura encontramos la “Literatura de genero”.

Ya nos iba quedando más claro, asique ahora teníamos que hacer lo mismo con el termino ‘’infantil’’. En clase debatimos hasta que edad mas o menos podíamos considerar infantil, yo guiándome por mi carrera, pensaba que era hasta los seis años, pero, ¡No! Estaba equivocada. El término infantil, cuando hablamos de literatura es hasta los 12 años. Esta distinción, o tope de edad entre literatura infantil y juvenil lo hizo por primera vez la editorial el Barco de Vapor, y se centró en los intereses y gustos de los niños.

Una vez identificados los términos anteriores, tocaba buscar definiciones de Literatura Infantil y que pensásemos si eran correctas, si les faltaba algo, si estaban mal, de que año eran, etc.

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WIKIPEDIA

“Se entiende por literatura infantil la literatura dirigida hacia el lector infantil, más el conjunto de textos literarios que la sociedad ha considerado aptos para los más pequeños, pero que en origen se escribieron pensando en lectores adultos (por ejemplo: Los viajes de Gulliver, La isla del tesoro o Platero y yo). Podríamos definir entonces la literatura infantil (y juvenil) como aquella que también leen niños (y jóvenes).” Cierto es que esta hecha y dirigida para el publico infantil, pero no se creó pensando en lectores adultos, ya que esta se define como aquella que tiene que ser creada para los más pequeños, y que tiene en cuenta los gustos y las ideas de estos. Además, por norma general los niños y niñas tienen que disfrutar leyendo con ella, sin intentar moralizarles.

MARISSA BORTOLUSSI (1985)

Califica como literatura infantil: “la obra artística destinada a un público infantil”

Sí es verdad que es destinada al público infantil, pero no tiene en cuenta los intereses y gustos de los niños. Marissa entiende al niño como receptor.

JUAN DE CERVERA (1984)

Juan Cervera propone una definición amplia, integradora y global de literatura infantil, y que no niega la naturaleza general de la literatura. Para el, la literatura infantil es aquella en la que “se integran todas las manifestaciones y actividades que tienen como base la palabra con finalidad artística o lúdica que interesan al niño”. Esta definición incorpora lo que la tradición oral ha aportado en el transcurso del tiempo y enfatiza dos elementos fundamentales: el niño y la palabra. Las obras deben interesarle al niño y llenar sus expectativas; los autores requieren y aprovechan al máximo las posibilidades expresivas que el lenguaje le ofrece.

Sin duda, esta es una de las definiciones mejor adaptadas hoy en día para literatura infantil. Por lo tanto, junto a los clásicos géneros de la narrativa, la poesía y el teatro, hay otras manifestaciones que pasan a encuadrarse en la literatura infantil: rimas, adivinanzas, cuantos breves y de nunca acabar, etc. De Cervera me quedo con las últimas palabras de su definición. El niño no tiene que ser simple receptor, si no que hay que hacerle la literatura interesante, incluyendo sus gustos en los textos.

Por lo tanto, la literatura infantil, es una literatura que haga posible la diversión, que lleve en si, posibilidades de producir goce estético; que sea asequible por las estructuras lingüísticas, estilísticas, literarias, psicológicas y socioculturales…; y que tenga en cuenta responder a los centros de interés y a la libre elección de los destinatarios. Esta es una literatura específicamente adecuada para la infancia y la juventud.

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2. ¿Cuáles son las características de la Literatura Infantil?

Ya sabemos lo que es literatura y lo que es literatura infantil. Ahora toca buscar alguna de sus características…

1. Los temas, con los cuales el niño debe estar íntimamente identificado.

- De 0 a 3 años: o Temas monográficos y realistas: casa, escuela y familia. o Libros para manipular, libros de juego visual.

- De 3 a 6 años: o Pequeñas anécdotas correspondientes a experiencias vividas. o Protagonistas que sean animales o niños en quienes se puedan reconocer. o Personajes y situaciones fantásticas: brujas, hadas y gigantes. o Cuentos clásicos y populares. o Textos pensados especialmente para la lectura y la escritura.

- De 6 a 8 años: o Cuentos de fantasía e imaginación con unidad temática.

2. El lenguaje y el estilo: Debe ser asequible pero a le vez mágico. Las descripciones

claras, agiles y cortas. El vocabulario variado, adecuado, preciso e imaginativo. En definitiva, tiene que ser sencillo con frases cortas, y lo más importante, los personajes tienen que hablar como lo harían en la realidad (los personajes papás como papás, los personajes niño como niños, etc.)

3. La estructura tiene que ser simple y lineal, es decir, con planteamiento, nudo y

desenlace. Esta estructura lineal puede ser normal, acumulativa y circular.

Estructura

Lineal

Circular

Acumulativa

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4. Espacio. Este debe ser reconocible para el niño. Tiene que hacer referencia a

aquellos lugares que le resulten familiares. Debe reconocerlos a la perfección.

5. El tiempo debe ser fijo, es decir, no se puede estar saltando de presente a pasado o

futuro. Si esto fuese así, el niño perdería el hilo de la historia.

6. Los personajes deben resultar familiares para el niño y sentirse identificado con el

protagonista.

7. Formato y edición. Los libros deben ser resistentes y flexibles con imágenes y

letras grandes y llamativas. Las páginas pueden tener troquelados, texturas, etc. Poco texto.

8. Valores. Se deben tratar conceptos universales y positivos como el autoconcepto y

la autoestima entre otros.

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3. ¿Cuáles y cómo son los géneros de la Literatura Infantil?

1. La narrativa infantil: EL CUENTO.

La narrativa es todo aquello donde se cuenta la historia de un personaje real o

imaginario. En el ámbito de la infancia elegimos su expresión en forma de cuento.

Y es que el cuento es una relación breve y concentrada. Al contar un cuento, hay que poner

especial énfasis, para hacerlo mas interesante; muy importante es también modular la voz,

según el contenido, así como cambiar el timbre para los diversos personajes.

Si pensamos en los cuentos populares para niños, en un principio no estaban pensados

para un receptor infantil; pero por su temática, su forma de contar, si animismo, sus

personajes… se pueden encajar en la literatura infantil.

En cuento a su definición, podría decirse, que son manifestaciones de narrativa breve,

de origen popular, por tanto, son anónimos y como toda manifestación de literatura popular,

se hicieron para instruir a las generaciones venideras en ideologías, creencias, valores…

GENEROS

Dramatico Teatro, titeres,

marionetas, teatro de sombras.

Narrativo Cuento popular

tradicional, mitos, leyendas, cuentos literarios, novela.

LÍrico

POESIA: Rimas infantiles, trabalenguas, retahilas,

poemas, poesias de cuna.

CANCIONES: Villancicos, rondas, coplas.

Didáctico Adivinanzas, refranes...

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El lenguaje es propio de literatura popular: sencillo, concreto, repetitivo, familiar… hoy

podemos decir, que sirven para distraer y entretener a los más pequeños. Existen tipos de

cuentos, según unos u otros autores.

2. La poesía infantil.

La poesía infantil es heterogénea y reúne una serie de características comunes.

- Están llenas de metáforas, de imágenes (a pesar de su sencillez), porque son

formas de un lenguaje concreto para dar ideas abstractas.

- Hablan de temas que le interesan al niño por su pensamiento egocéntrico, lo que

explica que los temas sean los que le guste: temores, juegos…

- También temas animistas: arboles, luna, estrellas…

- Desde el punto de vista lingüístico o de la forma, es un lenguaje sencillo, de puro

juego fónico, repetitivo… al niño le gusta jugar con el lenguaje, oírse a si mismo

(ecolalia). Esto coincide con la literatura popular: refranes, trabalenguas,

retahílas… por eso, muchos poemas o canciones de la poesía popular, son

utilizadas por los niños.

Dentro de la poesía infantil, se pueden señalar la siguiente tipología:

- Autores cultos que escriben poesía, especialmente hecha para niños, así se puede

señalar a Gloria Fuertes, Mª Luz Uribe, Antonio Gómez Yebra…

- Poesía infantil de origen popular que al principio no era para niños y luego pasan a

ser infantiles. Este tipo de poesía se utiliza en diferentes juegos, para lo que se

utilizan: Los disparates; las retahílas; adivinanzas y todo tipo de canciones

infantiles provenientes de romances antiguos; canciones de corro.

- Poesía hecha por niños, esta relacionada con la didáctica de la poesía infantil. Es

tarea del maestr@ que les lea poesía y que los niños la reformen, la hagan a su

gusto.

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3. El teatro infantil.

Teatro es algo más que un texto verbal, es una suma de signos, algo más que palabras,

no sólo se trabaja el código verbal, sino también el código visual, la expresión corporal,

efectos sonoros, musicales…

El teatro infantil es básicamente espectáculo, los códigos no verbales son lo

prioritario. Además la obra que se represente tiene que ayudarles a descubrir cosas

interesantes al niño, experimentar su realidad, su entorno. Para ello se utiliza mucho el ritmo

en la obra, en todos los sentidos: sonoro, visual, motriz…es un teatro global. En él no hay una

diferencia clara entre espectador-actor, ya que hay una participación directa del espectador

en la obra.

Equivocadamente, cuando se introdujo el teatro en las aulas españolas, se introdujo

mal, ya que se ponía a los niños a representar en Navidad. Esto no es teatro de escuela. Hay

que empezar por un teatro más asequible. Por ello, a continuación vamos a ver los tipos de

teatro más adecuados:

- Juego dramático: es un tipo de teatro natural, espontáneo, basado en el juego, en la

imitación de cosas que interesan a los niños. En este tipo de teatro, no hay ensayos,

preparación del texto, ni de vestuario…así, con este tipo de teatro, elemental y

sencillo, se está iniciando a los niños en el teatro.

- Las “mal” llamadas formas parateatrales. Son las más antiguas y dieron origen al

actual teatro. Son auténticas formas teatrales, entre ellas:

o El mimo: donde es importante el movimiento, cómo está caracterizado el

mimo, cómo se mueve y gesticula, cómo va vestido…

o Las sombras chinescas: de origen oriental, aquí sólo necesitamos un lienzo,

un foco de luz y recortar siluetas.

o El teatro de cámara negra: en este tipo de teatro, el actor se camufla y sólo

se ve el objeto que se mueve.

o El guiñol: es de las más utilizadas. Es un teatro improvisado, con poca

preparación, adecuado a los niños, muy útil para iniciar a los niños en el

teatro. En la época medieval fueron muy importantes.

- Teatro escolar: es un teatro donde se ensaya, hay un reparto de papeles, se prepara

el vestuario, un escenario, hay música… Dentro de él, hay absoluta libertad, puede ser

teatro cómico, teatro-circo, cuentos, comedias de enredo...e incluso se pueden

representar textos escritos para niños.

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4. Un poquito de historia…

La literatura infantil apareció como forma o género independiente de la literatura en la

segunda mitad del siglo XVIII y se ha desarrollado de forma espectacular en el siglo XX.

Edad media y renacimiento. Inicios del libro y didactismo:

En esta época eran pocos los adultos y niños que tenían acceso a los libros y la lectura. Leer era un privilegio. La cultura se hallaba recluida en palacios y monasterios, y los pocos libros a los que se tenía acceso estaban marcados por un gran didactismo que pretendía inculcar buenas costumbres y creencias religiosas. Es de suponer que en esta época los niños oirían con gusto poesías, cuentos y cuentos tradicionales que no estaban, en principio, pensados para el público infantil.

La influencia del mundo antiguo oriental dominó gran parte

de la edad media. Ramón Llull (1232-1316) compuso el Libre de les besties, y, pensando en los niños, un Ars puerilis dedicado a la educación de la infancia.

La invención de la imprenta puso en manos de los niños libros que hasta ese momento

sólo se conocían por versiones orales. Uno de los primeros que se editó en España fue el Isopete historiado, en el año 1489. Se trataba de una traducción al castellano de las fábulas de Esopo, con grabados en madera.

Numerosas cartillas y abecedarios debieron de imprimirse en esta época, así como

adaptaciones de los libros sagrados, como el Antiguo Testamento para los niños, de Hans Holbein (1549).

Siglos XVII y XVIII. Comienza la fantasía:

El descubrimiento del mundo antiguo sacó a la luz numerosas fábulas de la Antigüedad, y junto a traducciones de Esopo, aparecieron nuevos creadores: en España, Sebastián Mey, Fabulario de cuentos antiguos y nuevos (1613), y en Francia Jean de la Fontaine, autor de las Fábulas (1688).

En Alemania se edita en 1658 el Orbis

Sensualium Pictus, del monje y pedagogo Comenio. Este libro en imágenes se considera revolucionario dentro de la literatura infantil. Se trata de un libro de concepción muy moderna que defiende la coeducación y el jardín de infancia.

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Charles Perrault (1628-1703) publicó en Francia sus Cuentos del pasado (1697). Estos cuentos, que subtitula Cuentos de mamá Oca, recogen relatos populares franceses y también la tradición de leyendas célticas y narraciones italianas. Piel de asno, Pulgarcito, El gato con botas, La Cenicienta y Caperucita Roja aparecen en esta obra y al final de cada uno añade una moraleja. Con estos cuentos maravillosos Perrault introdujo y consagró "el mundo de las hadas" en la literatura infantil.

Pero las narraciones que realmente triunfaron en

toda Europa fueron las de Las mil y una noches. En España, la primera revista infantil se publicó en 1798: La Gaceta de los Niños. En Inglaterra aparecieron dos libros de gran trascendencia: el Robinson Crusoe (1719) de Daniel Defoe (1679-1731) y Los viajes de Gulliver (1726), de Jonathan Swift (1667-1745). La intensa actividad intelectual del siglo XVIII benefició también al niño, ya que a partir de este momento, y gracias al pensador francés Jean-Jacques Rousseau, se dejó bien claro en su Emilio (1762) que la mente de un niño no es como la de un adulto en miniatura, sino que debe ser considerada según características propias.

Siglo XIX. Descubrimiento del niño

A comienzos del siglo XIX, el romanticismo y su exaltación del individuo favorecieron el auge de la fantasía. Numerosos autores buscaron en la literatura popular su fuente de inspiración y rastrearon en los lugares más remotos de sus respectivos países antiguas leyendas que recuperaron para los niños. Así surgieron a principios de este siglo grandes escritores que se convertirían con el paso de los años en clásicos de la literatura infantil.

Jacob y Wilhelm Grimm, escribieron sus Cuentos

para la infancia y el hogar (1812-1822), en los que aparecen personajes que se harían famosos en todo el mundo: Pulgarcito, Barba Azul, Blancanieves… o

Cenicienta y Caperucita, que ya se conocían en la versión de Perrault del siglo anterior. Hans Christian Andersen fue el gran continuador de la labor de los hermanos Grimm.

Sus Cuentos para niños (1835) gozaron de un éxito impresionante, y no dejó, durante toda su vida, de publicar cuentos en los que conjugaba su sensibilidad para tratar los sentimientos de los más variados personajes —La sirenita, El patito feo, El soldadito de plomo, La vendedora de fósforos y tantos otros— con la más alta calidad literaria.

España se incorporó algo más tarde a esta corriente de literatura popular. Cecilia Böhl

de Faber, más conocida por su seudónimo de Fernán Caballero (1796-1877), es una de las primeras personas que se preocupa por la literatura infantil en este país. Recogió el folclore infantil y leyendas y cuentos populares y los fue publicando en un periódico para niños. En 1874 publicó la colección completa con el título Cuentos, oraciones, adivinanzas y refranes populares e infantiles. Alentado por Fernán Caballero, el padre Coloma (1851-1915) publicó la

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colección de cuentos para niños Lecturas recreativas (1884); entre ellos se encuentra el famoso Ratón Pérez, que se inspira en la leyenda popular. También escribió una novela histórica muy didáctica e idealizada, dirigida a los niños, Jeromín, sobre la infancia de don Juan de Austria y que supuso una manera nueva de contar la historia con fines claramente didácticos.

En 1876 se creó la editorial de Saturnino Calleja, de fundamental trascendencia para la

literatura infantil española. Calleja editó casi todo lo que se escribía para los niños en el mundo: son los famosos Cuentos de Calleja, en colores, con ilustraciones y a precios muy asequibles. Divulgó los cuentos de Las mil y una noches, Los viajes de Gulliver o Las aventuras de Robinson Crusoe, entre otros muchos libros famosos. Además contó con los mejores ilustradores y autores de la época, como Salvador Bartolozzi.

La ávida respuesta de los niños a mitos y cuentos de

hadas hizo suponer que sus mentes poseían una ilimitada capacidad de imaginación y que podían pasar sin ninguna dificultad de la realidad a la fantasía. Edward Lear, el iniciador del nonsense o literatura del absurdo, fue uno de los primeros autores en apreciarlo. Pero la suprema

combinación de fantasía y humor la aportó Lewis Carrol en su Alicia en el país de las maravillas (1865).

En los Estados Unidos Mark Twain (1835-1910) publicó Las aventuras de Tom

Sawyer (1876), que narra las travesuras de un niño corriente, que se aleja mucho de la imagen de niño modelo que preconizaba la literatura infantil hasta este momento.

Otro de los grandes protagonistas de la literatura infantil universal aparece también por

esas fechas, Pinocho (1883), del escritor italiano Carlo Collodi (1826-1890), un muñeco de madera que termina convirtiéndose en un niño de carne y hueso, como símbolo de la evolución hacia la toma de conciencia por parte del niño.

Siglo XX. Esplendor del libro infantil

La literatura infantil adquirió, por fin, su autonomía en este siglo. La psicología del niño, sus intereses y sus vivencias son tenidas en cuenta por los escritores que elaboran mucho más sus personajes, les dotan de vida interior y les hacen crecer a lo largo de la obra.

En 1904, James M. Barrie publicó en Londres uno

de los cuentos más famosos del mundo, Peter Pan. Algunos libros han significado un punto de referencia fundamental, tanto para los niños

como para los adultos, como El principito (1943), de Antoine de Saint-Exupéry, el piloto francés que murió en acción durante la II Guerra Mundial y que supo crear un personaje fascinante y poético, así como Marcelino pan y vino (1952), del escritor español José María Sánchez Silva,

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un cuento de raíces religiosas y características muy españolas, que se tradujo a muchas lenguas.

Escritores como Gianni Rodari, premio Andersen de 1970, autor de Cuentos por

teléfono (1960) y La gramática de la fantasía (1973); Michael Ende, Momo (1973) y La historia interminable (1979), o Erich Kästner, El 35 de Mayo (1931), han revolucionado la literatura infantil con su creatividad y su fantasía.

Literatura infantil en el siglo XX en España

España se incorpora tarde al gran auge de la literatura infantil en este siglo. Es cierto que hay autores de prestigio que dedicaron algunas obras a los niños, como Valle-Inclán, con La cabeza del dragón; Jacinto Benavente, autor de El príncipe que todo lo aprendió en los libros, o Eduardo Marquina, que escribió La muñeca irrompible.

Pero antes de la Guerra Civil española sólo tres nombres de prestigio destacaban en el

panorama español: Salvador Bartolozzi, Elena Fortún y Antoniorrobles.

Bartolozzi creó las famosas aventuras

de Pinocho y Chapete y las de Pipo y Pipa. Aunque Pinocho toma el nombre del personaje italiano, tiene características propias que no coinciden con las de Collodi. El Pinocho de Bartolozzi es un muñeco idealista y aventurero que necesita un contrapunto, por lo que su autor crea otro personaje que le acompaña, el realista y enredador Chapete. Estos dos personajes se convirtieron en la lectura popular de los niños españoles e hispanoamericanos de los años treinta.

Elena Fortún fue la autora que abrió las

puertas de la realidad en la literatura infantil. En sus libros aparecían personajes y situaciones que los jóvenes lectores podían reconocer fácilmente en su vida cotidiana. Su forma de escribir amena y ágil, en la que no falta la ironía hacia el comportamiento de los adultos, logró crear un personaje, Celia, que sigue gozando del favor de los lectores de hoy.

La Guerra Civil española (1936-39) truncó el camino iniciado por estos autores y hasta

los años cuarenta no aparecieron nuevas plumas, como Borita Casas, que creó un personaje que se hizo famoso en su época, Antoñita la Fantástica; a través de esta niña de fuerte imaginación, la autora denuncia los defectos de la sociedad y los adultos de la época.

En la década de 1975 a 1985 se produjo en España el llamado boom de la literatura

infantil y juvenil, en el curso del cual surgen los nombres más significativos de la actualidad: Fernando Alonso, con El hombrecito vestido de gris (1978); Consuelo Armijo, creadora

de unos personajes fantásticos, Los Batautos, Premio Lazarillo 1974, que representan el "nonsense" español; Joan Manuel Gisbert, uno de los autores de más prestigio en la actualidad, dedicado a la novela fantástica de ciencia ficción, autor de El misterio de la isla de

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Tokland, premio Lazarillo en 1980, un libro que no deja de reeditarse, o Escenarios fantásticos; Jordi Sierra i Fabra, un autor muy prolífico que ha escrito en todos los géneros —en la ciencia ficción destaca su trilogía "El ciclo de las Tierras"— y que en los últimos años se inclina hacia la novela realista con una excelente novela, Noche de viernes (1994), o Juan Farias, una de las voces más personales y prestigiosas de la actual edición infantil, premio Nacional de Literatura Infantil en 1980 con Algunos niños, tres perros y más cosas.

El mayor cuidado en la edición y un afán de llevar los

libros a los lectores más jóvenes e incluso a los prelectores, originó también en la década de 1980 un magnífico auge de la ilustración española, considerada como una de las mejores del mundo. Destacan entre otros los nombres de Miguel Calatayud, Alfonso Ruano, Carme Solé, Asun Balzola, Arcadio Lobato, Alicia Cañas o Javier Serrano.