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Noviembre-diciembre-2014 Nº– 24 SUSCRIBITE AQUI Tessa Barlo recibiendo el II Premio en el Certamen de relato insólito

Boletín cultural Tessa Barlo nov-dic-2014

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Noviembre-diciembre-2014 Nº– 24

SUSCRIBITE AQUI

Tessa Barlo recibiendo el II Premio

en el Certamen de relato insólito

Http://

La mujer

serpiente

¿Es fiable

La Biblia?

Quédate

En mi

memoria

TESSA BARLO. (Mº Teresa Barceló) Fui

durante muchos años secretaria de una em-

presa textil, ahora desaparecida MANUFAC-

TURAS VILADOMIU, S.A., En 1993 empecé

una nueva línea de trabajo como asesora co-

mercial en una importante firma de seguros

de Barcelona, AGRUPACIÓN MÚTUA, S.A.

En el 2009 empecé una nueva andadura

en el mundo literario y publiqué con la edito-

rial virtual Bubok, un poemario titulado Qué-

date en mi memoria. Recopilé 50 poesías de

amor que había escrito en años anteriores y

salió al público por Sant Jordi de ese mismo

año..

Mi padre gran aficionado a las religiones

mi inculcó esta práctica y en el 2011, publi-

que también con Bubok unas reflexiones so-

bre la Biblia en el libro titulado ¿Es fiable la

Biblia?

En 2014 he publicado mi primera nove-

la titulada "La mujer serpiente" cuyo tema

gira en torno al acoso o abuso laboral

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2

Biografía……………………………………………………………… 1

Contenido……………………………………………………………. 2

Caligrafía de Agatha Christie……………………………………. 3

Lenguaje correcto………………………………………………….. 3

100 años de Platero y yo…………………………………………. 4

Escritores que no venden………………………………………... 05– 07

Complejo monumental más antiguo…………………………... 8

Premio relato insólito……………………………………………... 9

Gremios medievales……………………………………………….. 10

Reflexión sobre el miedo………………………………………….. 11-12

Muere la escritora P.D. James………………………………….. 13-14

Premio Cervantes 2014…………………………………………... 15-16

Plagio literario………………………………………………………. 17-18

CONTENIDO:

Una de las críticas más comunes a la obsesión por usar un lenguaje políti-camente correcto (es decir, el empleo de eufemismos o expresiones alter-nativas para evitar el sexismo o el racismo) es que mata la espontanei-dad y fomenta el conformismo.

Sin embargo, según un estudio reali-zado por Jennifer Chatman, profesora de la Hass School of Business, y otros colegas apunta a todo lo contrario: impulsa la creatividad colecti-va en el trabajo cuando los equipos están formados por hombres y mu-jeres.

“Nuestra investigación revela que la creatividad en estos grupos mixtos no sale más a flote cuando se eliminan los obstáculos al comportamien-to, sino poniendo ciertas trabas. Las normas que clarifican las expecta-tivas para realizar una conducta apropiada y determinan las sanciones sociales si se usa un lenguaje sexista desatan la expresión creativa al disminuir la incertidumbre en estos contextos”, explica Chatman.

Como constataron los expertos en la investigación, las mujeres efectiva-mente se sentían más cómodas al expresar sus ideas durante un brain storming si se imponía la obligación de usar palabras y expresiones no efensivas. A los varones también se les ocurrían más cosas. En cambio, cuando los grupos estaban formados solo por hombres o mujeres, está restricción no tenía un efecto apreciable.

¿POR QUÉ ERA TAN MALA LA CALIGRAFÍA DE AGATHA CHRISTIE?

EL LENGUAJE POLÍTICAMENTE CORRECTO FOMENTA LA CREATIVIDAD

La escritora de historias detecti-vescas más famo-sa, Agatha Chris-tie, tenía una ile-gible caligrafía a causa de un pro-blema de coordi-nación muscular llamado disgrafía. Han visto la luz parte de sus dia-

rios personales escritos a mano, lo que supuso una labor editorial bastante dificultosa por la complicada interpretación de su letra.

La disgrafía supone cierta incapacidad para escribir, aunque las personas que la sufren pueden escribir, cuando se lee lo que plasman en papel son letras im-posibles de descifrar. Agatha Christie, también cono-cida como “la reina del crimen”, consciente de esta dificultad consideró que si ella no podía, otros po-drían por ella, así que contrató a un asistente al que

dictaba todas sus obras.

Los cuadernos caligrafiados por la popular escritora se desterraron del olvido en el 2004, cuando fallece su hija Rosalind Hicks. Fue en la residencia familiar de Greenway donde se descubrió el extraordinario legado, pero no sería hasta que el archivero, John Curran, comenzó a descifrar su letra cuando se hizo más latente la magnitud del descubrimiento, ya que junto con sus cuadernos personales aparecieron dos historias inéditas de Hercules Poirot.

La Historia de la Literatura ha podido gozar de tener en sus filas la prolífica producción literaria de Chris-tie, gracias a que ella se enfrentó a sus impedimentos físicos, y supo ponerles remedio sin menoscabar, en absoluto, su espléndida imaginación, esa que fue ca-paz de crear personajes literarios como Hercules Poi-rot o Miss Marple, protagonistas de sus novelas poli-cíacas y tan queridos por sus acérrimos lectores.

CARDENAL RICHELIEU

Ministro de Luis XIII y antihé-roe de las novelas de Dumas

El 4 de diciembre de 1642 mo-ría en París, con 57 años de edad, Armand Jean du Plessis, cardenal y duque de Richelieu, el hombre más poderoso de Francia. Había sido elevado por el joven Luis XIII a la cabeza de su Consejo en 1624 y se volvió pronto la figura central de la política francesa. Desarrolló con éxito brillante una estrategia de reforzamiento interior y agresi-vidad exterior contra los Habs-burgo de Madrid y Viena, sien-do además un magnífico mece-nas de las artes y las letras. La fama le llegó sin embargo mu-cho después, cuando Alexandre Dumas le incluyó como eterno malvado en sus relatos ambien-tados en el siglo XVII.

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LOS 100 AÑOS DE 'PLATERO Y

Platero y yo es uno de esos libros que marcan vidas, y dejan huella más allá de la comunidad lingüística en

la que fue concebido.

Sin duda es la obra más conocida de Juan Ramón Jiménez, uno de los grandes escritores que ha dado Espa-

ña, figura clave del modernismo y cuya labor mereció la concesión del Premio Nobel en 1956.

Juan Ramón ha sido un poeta con una sola ambición, la de una obra poética harmoniosa, tan perfecta como

el propio concepto de poesía puede permitir, tomada en como un todo, que aún está por publicar de forma

íntegra. En este contexto, Platero y yo aparece como una excepción, un libro aparte.

Consiste en una larga serie de capítulos cortos en los que el poeta narra sus impresiones sobre la vida, el

mundo y las cosas y los personajes de su pueblo natal, Moguer, en la provincia de Huelva.

Nos lo va contando a los lectores y oyentes hablando al oído de su burro Platero, que lo acompaña a lo largo

de todo el libro convirtiéndose, a ojos del público, en el personaje principal: el tierno, manso y siempre leal

amigo Platero.

Es una obra de la que han gozado niños y mayores del todo el mundo durante ya casi un siglo, y que voy a

intentar presentar aquí.

Sin ser un libro didáctico, sin ser un libro de Pedagogía, sin pretensiones dogmáticas, Platero y yo respon-

día fielmente a la ideología de la Institución Libre de Enseñanza, que estaba defendiendo la aproximación a

la naturaleza para aprender de ella una lección de humanismo.

Quizás por esa razón definitiva gozó el privilegio de convertirse en libro de inexcusable lectura en los

primeros niveles educativos de España y de la América hispana, traduciéndose muy pronto a las más im-

portantes lenguas de cultura del mundo, y luego a la mayoría, si no a todos los idiomas del globo.

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Cada vez hay más gente que quiere escribir un libro y cada vez hay menos lectores. Si a

eso se añade la irrupción del libro digital, la piratería y el avance progresivo del comercio electrónico, no me extraña que el sector editorial ande un poco revuelto. En ámbito tan

confuso, el gran perdedor es el escritor honesto, con talento, que no encuentra el camino para que su obra sea leída y poder así obtener un salario digno que le permita seguir es-

cribiendo.

Antes el escritor era un personaje singular que gozaba de crédito, un erudito por quien el pueblo sentía admiración y respeto. Hoy la democratización de la sociedad ha devaluado su figura, hasta el punto de que ya el vulgo supone que la corona de laurel está al alcan-

ce de cualquiera. El contenido importa poco, la técnica se aprende. ¿Cuántos talleres de escritura se imparten hoy en España? Nadie lo sabe a ciencia cierta, pero el número se

ha disparado en los últimos años.

¿Cuál ha sido la semilla que ha hecho brotar tantas vocaciones? Se-rán muchas, pero una —quizá la más importante— es la facilidad que

existe hoy para publicar un libro. No creo yo que ganar dinero sea la motivación primera de un escritor sensato, en un mercado en que la

oferta supera ampliamente a la demanda. Escribir libros es un oficio

suicida, sólo se entiende como “hobby”… y para satisfacer el ego.

Hoy en día existen múltiples formas de publicar un libro, unas mediante un desembolso económico previo, otras totalmente gratuitas. A poco que uno disponga de un ordenador y domine el tratamiento de textos, está capacitado para escribir una novela, maquetarla

y darle forma, para imprimirla o convertirla en un ebook. Éstos son los viales más con-curridos:

1.- Buscar un editor tradicional, preferible uno pequeño que uno mediano. El escritor ya

sabe que el grande no le va a hacer caso, así que mejor probar fortuna con uno de menor alcance. Su modesta economía no le permite equivocarse muchas veces, lo que le hará ser riguroso en la selección del manuscrito. Si se lanza a la aventura, por la cuenta que

le trae, va a destinar buena parte de su energía a promocionar el libro y, aunque el éxito

no sea masivo, dará al autor alguna satisfacción.

Cada vez son más numerosos estos editores independientes, que se atreven a publicar obras de calidad escritas por autores desconocidos. El problema es cómo conocerlos. Afortunadamente, están apareciendo empresas de servicios literarios —Tregolam es una

de ellas— que, mediante un canon al alcance de cualquier bolsillo, ayudan al escritor a ponerse en contacto con ellos, previa elaboración de un informe literario favorable de la

obra. Como conocen bien el medio, saben elegir el “partenaire” adecuado, con lo cual

sube la posibilidad de que sea publicada.

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2.- La coedición es una fórmula que últimamente se ha puesto de moda. El autor con-

trata el servicio de alguna de esas editoriales de nueva generación mediante un acuer-do, en el que aquél —el autor— se compromete a financiar parte de la inversión —si no

el cien por cien—, a cambio de promesas que, cuando no se cumplen—lo que ocurre con cierta frecuencia—, la experiencia termina de mala manera. Y es que, con muy po-co dinero, cualquiera es capaz de montar una pequeña editorial —incluso en su propia

casa—, de carácter unipersonal y atraer a escritores de buena fe cuya sola ilusión es

que alguien le publique

3.- La autoedición pura y dura. El autor lo hace todo: escribir, corregir, maquetar, di-

señar la portada, redactar la sinopsis, solicitar el ISBN y hacer el pedido a la imprenta. Luego hay que almacenar, distribuir y vender. Para ello, tendrá que crear su propia

tienda online —no es tan complicado como parece, si tienes una página web— o anun-ciarlo en los portales de venta de libros que hay en Internet (del estilo de Amazon). Es un procedimiento algo complicado que exige tiempo y dinero, pero que trae recompen-

sa… si se hace bien.

4.- La impresión bajo

demanda consiste en imprimir un ejemplar —o un número reducido—

cada vez que se recibe un pedido. El libro se incorpora a la librería

digital del editor-impresor y el autor no

tiene que hacer desem-bolso alguno. Como con-trapartida, recibirá un

porcentaje variable entre el 70 y 80% del margen

bruto resultante, tras descontar del precio de venta los costes de impresión, manipula-

ción y transporte.

Esta modalidad, que en principio parece un regalo del cielo para los escritores primeri-

zos, tiene su cara oculta. El coste de imprimir un libro —o una tirada corta— en papel es alto y el precio de venta que resulta, excesivo. Aun así es una fórmula que termina-rá por imponerse, ya que la tecnología productiva seguirá avanzando hasta conseguir

que el coste de fabricar 50 o 100 ejemplares disminuya a valores razonables, con lo cual el autor podrá asumir la inversión, sin quebranto grave de su economía.

De hecho, Penguin Random House, el mayor grupo editorial del mundo, acaba de lanzar una nueva plataforma de autopublicación de libros en español megustaescribir-

libros.com que ha tenido un cierto éxito entre los escritores no profesionales. Ofrece un servicio de publicación bajo esta fórmula de “impresión bajo demanda”, tanto en formato papel como en digital, así como el marketing para vender el libro a través de

Internet —al parecer, no con su sello editorial ni en su cadena de librerías—. El pro-grama incluye un servicio “obligatorio” de reconocimiento del manuscrito para su eva-

luación por un editor, con lo cual, para tener alguna posibilidad de éxito, hay que des-embolsar “una pequeña cantidad”, no inferior a 3.000 euros. No está demás saber lo que opina Mariana Eguaras sobre este proyecto .

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Muy bien. De una u otra manera, el libro ya se ha publicado y se puede comprar a través de Internet —llegar a las librerías es más complicado— a un precio razonable. El autor se las pro-mete muy felices, los primeros días venderá unos cuantos ejemplares —los que compren sus familiares y amigos—, pero pronto llegará la decepción. Una sequía de resultados que le cau-sará tristeza, dolor e impotencia, tras haber consumido dos o tres años de trabajo intensivo para crear “su obra”, la ilusión de su vida.

Algo ha fallado… porque la novela es de diez. No basta con que el producto sea maravilloso y dé respuesta a las exigencias del cliente. Hay que cumplir los requisitos que el marketing reco-mienda. El libro no deja de ser un producto más de consumo y, por lo tanto, sujeto a las leyes de la mercadotecnia. Los principios de esta ciencia dicen que, para maximizar las ventas de un producto, en cada segmento de mercado, hay que combinar con acierto los cuatro elementos que incitan al consumidor a comprarlo:

No basta con estar bien situado en una o en varias de esas parcelas, hay que estarlo en todas y en cada una de ellas, de manera armonizada. Los escritores, en general, saben construir el producto, pueden dar un precio razonable si prescinden de los intermediarios y tienen remedios para dis-tribuirlo a través de la web, las nuevas tecnologías se lo permiten. Tres de las condiciones se han observado, pero no la última —la difusión del li-bro, la promoción del autor—, sin la cual no hay venta posible.

Hasta no hace mucho tiempo, el responsable de esa labor era el editor, a través de sus relaciones con los medios de comunicación, cuyas secciones de cultura acaparaban las novedades que iban apareciendo en el merca-

do. Hoy la influencia de los medios sobre el gran público se ha reducido y han surgido otras fuentes de información que nutren a los cada vez más numerosos lectores de la era digital.

Pues bien, el autor de talento que ha escrito una novela, un libro de cuentos, un ensayo, una biografía —los poetas lo tienen más difícil— ha de tener muy claro que la propaganda ha sido siempre el factor fundamental que ha definido el éxito de cualquier producto de consumo nue-vo —como es el libro— que sale al mercado, incluso por encima de su valor literario. No hay más que echar un vistazo a lo que publican las editoriales de siempre para comprobarlo.

Y en este nuevo contexto, como esa labor ya no lo hace el editor, el único que le puede susti-tuir es el propio autor. En el modelo nuevo, si un escritor quiere triunfar, ha de ser “un poco empresario” y dedicar su tiempo y su dinero a quehaceres más prosaicos que el mero ejercicio narrativo. Y como esos dos oficios son contrapuestos —tanto por actitud como por aptitud—, el desenlace no se ha hecho esperar: autores competentes, que saben contar historias, nunca serán conocidos, sus libros se pudrirán en el sótano de cualquier librería. Y lo que es peor to-davía, el espacio que ellos han dejado ha sido ocupado por escritores ingeniosos que, con un discurso populista, han sabido descubrir la receta. La sociedad ha salido perdiendo.

Y sin embargo, la solución no es tan compleja, las nuevas tecnologías acuden de nuevo en

nuestro auxilio. En Internet, hay numerosos artículos que aconsejan sobre lo que hay que ha-cer antes de lanzar un libro al mercado. Con poco dinero, se puede organizar una campaña de publicidad, utilizando las herramientas que te proporciona la web, para llegar a ese público perspicaz que anhela respirar de nuevo aire fresco.

Por suerte, empiezan a surgir en el panorama literario consultores externos que ofrecen ese servicio. Ya sólo falta que el escritor se percate de su importancia, para que él se desvincule de esa tarea y dedique todo su tiempo a lo que es su máxima aspiración: escribir.

Manu de Ordoñana

http://serescritor.com/escritores-que-no-venden/?utm_campaign=articulo-275&utm_medium=email&utm_source=acumbamail

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¿DÓNDE ESTÁ EL COMPLEJO MONUMENTAL MÁS ANTIGUO DEL MUNDO

En 1994, el arqueólogo alemán Klaus Schmidt descubrió

en una colina próxima a la ciudad de Sanliurfa, en el sur-este de Turquía, un conjunto de construcciones megalíti-

cas formadas por grandes pilares, algunos de más de cin-co metros de altura y cuarenta toneladas de peso, situa-dos en círculos de entre diez y treinta metros de diáme-

tro.

Las excavaciones e inspecciones por georradar han reve-lado que en el yacimiento, conocido como Göbekli Tepe –

esta expresión podría traducirse como ‘colina pazuda’ o ‘colina ombligo’–, existen al menos veinte de estas estruc-

turas, que se erigieron hábilmente unas encima de otras. Las más antiguas de las que han sido estudiadas hasta la fecha se remontan a hace unos 11.000 años –esto es, se-

rían 6.000 años más antiguas que Stonehenge, por ejem-plo–, cuando la región estaba supuestamente habitada

por pueblos de cazadores y recolectores.

Algunos de los grandes megalitos que integran Göbekli

Tepe fueron decorados con representaciones de animales. No obstante, el hallazgo de unos relieves con figuras an-tropomorfas decapitadas, varias representaciones de ma-

nos humanas y lo que podría interpretarse como una ve-nus prehistórica ha llevado a Schmidt a plantear que de-

bió de tratarse de un santuario, el más antiguo conocido, y a proponer que fue la religión y no la agricultura el fac-tor decisivo en el paso a un modo de vida sedentario. El

complejo fue deliberadamente enterrado en el VIII milenio antes de Cristo por razones desconocidas, lo que ha con-

tribuido a su preservación.

.

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Antes de empezar el acto la presidenta Nuria de Espinosa

con Gloria Arrebola Cap del servei de la dona, nos deleita-

ron con unas palabras sobre el papel de la mujer a través

del tiempo, su importancia y lo poco reconocida que ha es-

tado. La lucha constante que tantas mujeres, conocidas o

no, ha hecho de sus vidas una constante por la igualdad de

la mujer.

Tessa Barlo 2º premio recoge el premio de la mano de

Gloria Arrebola Cap del servei de la dona junto a la presi-

denta Nuria de Espinosa.

Relato: "La sala de Música"

El grupo de teatro Corimbo al inicio de su representación que nos deleito con textos teatra-

lizados de mujeres tan relevantes como: Clara Campoamor, Teresa Claramunt, Jane Austen

y Virginia Austen.

Rubí, 21-11-2014

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¿Qué eran y cómo surgieron

los gremios medievales?

Los gremios consistían en corporaciones de trabajadores integradas por artesanos de

un mismo oficio cuyo fin era defender sus intereses profesionales. Entre sus objetivos estaba conseguir un equilibrio entre la demanda de obras y el número de talleres acti-

vos, garantizar el trabajo a sus asociados, mejorar su bienestar económico y los siste-mas y técnicas de aprendizaje del oficio. En cierto modo, los gremios fueron un prece-dente de los colegios profesionales y de los sindicatos modernos que agrupan a indivi-

duos de la misma profesión.

La escala laboral del gremio se dividía en tres niveles: aprendices, adolescentes que se

iniciaban en el oficio entre los 12 y 14 años, y permanecían entre 4 y 8 en esa catego-ría; oficiales, el peldaño intermedio; y maestros, clase a la que se accedía tras superar

un examen o una prueba práctica, y que permitía abrir taller propio, contratar obras o

establecer sistemas de venta y comercialización.

Los primeros de que se tienen noticia surgieron en el norte de Francia en el siglo XII: se trataba del gremio de los panaderos de Pontoise, creado en 1162, y el de los curtido-

res de Ruán (1163), que fueron legitimados por las autoridades para ejercer en exclusi-va sus actividades. Por la misma época se creó la hansa parisina, gremio mercantil que se atribuyó poderes municipales, monopolizó el comercio fluvial en el Sena y percibía

derechos sobre el tráfico de barcos en Normandía.

A lo largo de la Baja Edad Media, la práctica gremial se extendió incluso a los mendi-

gos. Por ejemplo, las asociaciones de pordioseros de Basilea y Francfort no permitían a los pobres venidos de otras ciudades que permanecieran en sus calles para pedir li-

mosna, con la excepción de dos días al año.

10

ESTE ESCRITO ES UNA REFLEXIÓN DEL MIEDO

Existen muchos tipos de miedo y son pocas las perso-

nas que pueden decir que no le temen a nada. Ya sean

físicos o psicológicos, afectan por igual y desencade-

nan reacciones similares: miedo a lo desconocido, a la

vejez, la enfermedad, la pobreza, el ridículo, el fraca-

so, la soledad…. En fin, un sinnúmero de preocupacio-

nes que se relacionan con el tipo de personalidad y la

historia que tiene cada uno. Sin embargo, hay coinci-

dencia en las opiniones que dicen que detrás de cada

miedo o temor, subsiste el miedo supremo a la muer-

te.

El miedo o temor es una emoción caracterizada por

un intenso sentimiento, normalmente desagradable,

ante algo que nos asusta o creemos que nos puede ha-

cer daño. Es una percepción primaria que procede de

la aversión natural al riesgo. Existe un miedo real que

se corresponde con la dimensión de la amenaza y el

miedo neurótico, que nada tiene que ver con la reali-

dad del peligro. A medida que crecemos se van trans-

formando nuestros temores y aparecen nuevas som-

bras; algunos de los fantasmas infantiles nos pueden

acompañar durante toda nuestra vida.

Están los miedos irracionales. Éstos son los más di-

fíciles de controlar y nos atraen en la misma medida

que nos infundan respeto. Hay diferentes tipos de fo-

bias: miedo irracional a las alturas o acrofobia, miedo

a lugares públicos y sitios en donde la salida está difi-

cultada se denomina agorafobia, cuando es en lugares

específicamente cerrados, hablamos de claustrofobia.

El bloqueo ante situaciones sociales cotidianas, se de-

nomina fobia social. Otras fobias comunes incluyen

miedo a los túneles, la conducción en carretera, agua,

volar, los animales y la sangre.

Hasta los más escépticos han tenido sus encuentros

particulares con ese tipo de pánicos tan abstractos co-

mo paralizantes. Hay algo que nos seduce del miedo

inexplicable. 11

Alguna vez se ha apagado de forma misteriosa la luz, se

ha caído algún objeto bien apoyado al pasar por su lado,

o hemos escuchado el timbre cuando preguntamos quien

es y nadie responde nos entra el pánico, mentalmente

cuentas quien no ha llegado todavía al hogar, este miedo

es razonable en cierta medida.

Una reflexión que alguna vez me hago es que en las pelí-

culas, la victima siempre se vuelve al oír un ruido en su

espalda o corre hacia las escaleras hasta el piso de arriba,

una voz que penetra en tu cabeza amenazante en una no-

che de tormenta, nos cubrimos con la sabana sin pensar

que ese ruido puede ser el causante del silbido del viento.

Aún conscientes de que aguantaremos las ganas de le-

vantarnos a algún menester importante durante la no-

che, nos enganchamos a la trama de una película de te-

rror o no nos perdemos ni una cita con programas que te

adentran en la nave del misterio. Convencidos de que to-

do son fantasías irreales no podemos, sin embargo, dejar

de mirar de reojo a la profunda oscuridad del espejo que

tenemos en frente o echar un disimulado vistazo hacia la

puerta entreabierta de nuestra habitación, uno de mis

miedos es perderme en un largo pasillo de un hotel sin

encontrar la salida, que la luz no se abra con rapidez al

llegar al trastero, antes de que la imaginación me juegue

una mala pasada.

Espero que el escrito sea del vuestro interés y feliz año

2015.

Tessa Mas

http://tessamas.webnode.es/

https://twitter.com/TessaMas

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Este mes nos ha dejado la escritora

P. D. James

Muere a los 94 años P.D. James, la gran dama de

la novela negra británica

Phyllis Dorothy James, conocida para sus millones

de lectores bajo el alias P.D. James, se ganó en Reino Unido la reputación de reina de la novela negra, un

género que contribuyó a renovar y sobre el que le irri-taba que pendiera la etiqueta de “menor”. Fallecida ayer a los 94 años en su Oxford natal, la voz más lite-

raria de entre los autores británicos del policiaco deja una obra que conquistó al público y a la crítica con su retrato de la complejidad humana, servido por la

construcción meticulosa, casi forense, de las tramas

“Creo que mientras viva, voy a seguir escribiendo”, subrayaba el año pasado la venerable

anciana durante una de sus últimas entrevistas, en la que confesó a la BBC estar inmer-sa en una nueva novela. Quizá ese empeño naciera de su condición de escritora tardía,

que a los 42 años publicó su primera novela (Cubridle el rostro, 1962), seguida de una veintena de títulos consagrados en su grueso al relato criminal, aunque James también sobresalió en sus incursiones en otros ámbitos, como el aclamado libro de ciencia ficción

Hijos de los hombres (1992). Trasladada al cine por Alfonso Cuarón en una película que logró la nominación al Oscar, esa historia enmarcada en una Inglaterra del futuro donde

los humanos ya no pueden procrear, quiso reflejar las consecuencias de la caída de la

fertilidad en Occidente.

Porque la disección de la sociedad moderna, centrada en su caso en las realidades de Reino Unido, es una de las constantes en la singladura literaria de James. Por ella tran-

sita en primer lugar el inspector de Scotland Yard Adam Dalgliesh, protagonista de 14 de los títulos de su madre literaria y del estreno de una carrera en las letras que sólo pudo arrancar en plena madurez de la autora. Phyllis Dorothy James siempre ambicionó con-

vertirse en escritora, pero la precaria situación financiera familiar le forzó a abandonar sus estudios a los 16 años. En 1941 se casó con un estudiante de Medicina que acabó trabajando para el Ejército, Connor White, y con él se embarcó en una clásica existencia

familiar hasta que la incapacitación laboral del marido y su internamiento en una insti-

tución, víctima de los estragos de la guerra, forzó un cambio radical.

13

La entonces madre de dos hijas se buscó el sustento en la Adminis-

tración, que le procuró un puesto en el departamento de Criminología del Ministerio de Asuntos Exteriores, pero al mismo tiempo vio una

ventana hacia su vocación literaria. “No podía seguir buscando excu-sas para convencerme de que nunca encontraría el momento para intentar convertirme en una autora seria”, explicaba a este diario ha-

ce cinco años. “Sólo seguiré escribiendo si estoy segura de que puedo mantener el nivel”. Todavía confiaba en sus posibilidades, como de-

muestra la publicación en 2011 de La muerte llega a Pemberley, una versión en clave de novela negra del Orgullo y Prejuicio de su reveren-

ciada Jane Austen.

Tomando el dominio de la construcción narrativa de Austen como re-ferencia, James eligió la novela negra porque consideró que podía

emular con éxito a los autores del género a los que admiraba. Se pro-puso construir el férreo armazón de aquellas obras para luego sub-vertir sus convenciones, con el objetivo de articular “un relato veraz

sobre la sociedad en que vivimos” y sobre la condición humana, que nos brinda “unos personajes que nunca serán nítidamente malos o

bueno”.

Innocent Blood (1980), su octava novela, propulsó la firma de PD Ja-mes al panorama literario internacional y le permitió jubilarse de to-

do lo que no fuera la escritura. Desde entonces, la singladura de la escritora fue recabando un sinfín de premios y, en su tierra, la Orden del Imperio Británico además de una baronía que le procuró un esca-

ño vitalicio en la Cámara de los Lores. Erigida en toda una matriarca literaria, lo que más le enorgullecía era su posición como cabeza de

una familia nutrida por sus dos hijas, cinco nietos y siete bisnietos, de la que disfrutó en sus últimos años entre su casa en el barrio lon-dinense de Holland Park y Oxford. En esta ciudad murió la encanta-

dora anciana que no tenía empacho en admitir: “Cuando escribo so-

bre un asesino, soy el asesino”.

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Juan Goytisolo gana el Premio Cervantes

El jurado del galardón, dotado con 125.000 euros, reconoce "su apuesta permanente

por el diálogo intercultural" | Es el tercer barcelonés que ha conseguido el premio des-

de 2008

Juan Goytisolo Gay (Barcelona, 1931) es el nuevo Premio Cervantes "por su capaci-dad indagatoria en el lenguaje, sus propuestas estilísticas complejas desarrolladas en

diversos géneros literarios, por su voluntad de integrar las dos orillas a la tradición heterodoxa española y por su apuesta permanente por el diálogo intercultural" según

el fallo hecho público este mediodía por el ministro de Cultura, José Ignacio Wert.

El premio, que rinde público testimonio de “admiración a quien con el conjunto

de su obra haya contribuido a engrandecer el legado histórico del idioma" lo ha fallado un jurado presidido por José Manuel Caballero Bonald. Fueron necesarias siete vota-ciones para resolver entre los finalistas, y el acuerdo se adoptó finalmente por mayo-

ría, según recoge el acta. Caballero Bonald quiso "felicitar a Juan Goytisolo por el pre-mio, y al premio por Juan Goytisolo", dijo el presidente del jurado. De su obra, dijo el

poeta y también Cervantes (2012) que, "de un realismo social puro ha sabido a evolu-cionar a una indagación en el lenguaje que lo ha llevado a ocupar un espacio ineludi-ble en las letras españolas". Sobre la faceta de conexión entre las tradiciones literarias

de ambos lados del Atlántico habló la última ganadora del más importante galardón de las letras españolas, la mexicana Elena Poniatowska, quien destacó sus frecuentes visitas a su país y, además de alabar su vocación de puente con las culturas latinas y

mediterráneas, destacó también los valores humanos de Goytisolo.

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Goytisolo es el tercer barcelonés que recibe el premio Cervantes, dotado con 125.000

euros, en los últimos siete años, al sumarse a Juan Marsé (2008, el mismo año que Goytisolo recibía el Nacional de las Letras) y Ana María Matute (2010), un dato espe-

cialmente significativo considerando que este premio ha consolidado el hábito de pre-miar en años pares a autores peninsulares, y en años impares a escritores latinoameri-canos. También se da la paradoja que con este premio, Juan Goytisolo derrota, entre

otros, a su hermano menor, Luis Goytisolo, que hasta este misma mañana era otro de los favoritos al premio. El ministro Wert informó de que había hablado con el galardo-nado esta mañana y éste, que se encuentra en Marruecos, le había expresado su agra-

decimiento.

De Goytisolo, el ministerio de Cultura destaca sus primeras novelas, Juegos de manos (1954), Duelo en el paraíso (1955), o la trilogía formada por El circo (1947), Fiestas (1958) y La resaca (1958), consideradas como adscritas al realismo crítico. A partir de

la trilogía formada por Señas de identidad, Reivindicación del conde don Julián (hoy Don Julián) y Juan sin Tierra, se produce un punto de ruptura en la tradición literaria

española hasta el momento. Desde entonces, no ha dejado de explorar vías nuevas y ha publicado novelas como Makbara, Paisajes después de la batalla, Las virtudes del pájaro solitario, La cuarentena, La saga de los Marx, El sitio de los sitios, Carajicome-

dia o Telón de boca. En los años ochenta publicó sus dos libros autobiográficos, Coto vedado y En los reinos de taifa. Es también autor de ensayos como El furgón de cola, Obra inglesa Blanco White, Contracorrientes, Crónicas sarracinas o Aproximaciones a

Gaudí en Capadocia.

Ha publicado también recopilaciones de su intensa labor de colaboraciones periodísti-cas, como Pájaro que ensucia su propio nido y Contra las sagradas formas, una ocupa-

ción que lo ha convertido en una de las referencias intelectuales españolas.

Entre los premios que acreditan la larga trayectoria de Goytisolo, el ministerio destacaba ayer el Premio de Ensayo y Poesía Octavio Paz en 2002, el Premio Juan Rul-fo en 2004, el Premio Nacional de las Letras Españolas en 2008, el Premio de las Artes

y las Culturas de la Fundación Tres Culturas en 2009, y el Premio Quijote de las Le-tras Españolas a la obra de toda una vida de la Asociación Colegial de Escritores de

España (ACE) en 2010.

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Se suele decir que todo está escrito en los clásicos griegos y que, a partir de ellos, ha si-

do imposible crear algo nuevo y original. Ya Eugenio D´Ors aseguró que todo lo que no es tradición es plagio, y Baroja fue más allá al concluir que todo lo que no es autobio-

grafía es plagio. Eso explicaría el que pocos escritores se hayan librado de ser acusados alguna vez de plagio literario, tal y como apunta Manuel Francisco Reina en su libro “El plagio como una de las bellas artes”. Y es que la frontera entre plagio e imitación —o re-

producción o falsificación— no está bien delimitada y se presta a confusión.

El inicio del Quijote “En un lugar de la Mancha…” es un

octosílabo copiado del romance popular “El amante apalea-do”. La fórmula “de cuyo nombre no quiero acordarme…”

está en un cuento del infante Juan Manuel sobre el conde Lucanor, que empieza así: “Señor conde —dixo Patronio—, en una tierra de que me non acuerdo el nombre, avía un

rey…”. El sobrenombre de “Caballero de la triste figura” que Cervantes atribuye al Quijote es el título del libro III de

Clarián de Landanís, escrito por Jerónimo López en 1588.

También Shakespeare fue acusado de plagio. Hasta se le atribuye

una frase en la que lo defiende con altivez “He rescatado las ideas intere-santes de unas obras bastante mediocres y las he mejorado”. Leopoldo Alas “Clarín” dijo de él que había tomado 6043 versos de 1771 poetas que

le precedieron. “La leyenda del rey Lear” la contó el galés Godofredo de Monmouth en la “Historia de los reyes de Bretaña”, un libro de escaso va-

lor histórico escrito entre 1130 y 1136, pero que contiene la versión más antigua conocida de la historia del rey Leir de Britania, aunque Shakes-peare modificó el argumento y desheredó a Cordelia, la hija menor, que

casó con el rey de Francia y que más tarde acogió a su padre, tras ser de-

puesto por sus yernos.

¿Sería justo acusar de plagio a Cervantes y a Shakespeare por esos préstamos to-

mados de textos antes escritos por otros autores? En el primer caso, es la mera adop-ción de unas expresiones que probablemente eran de uso común en la época—aunque

luego hayan pasado a la posteridad—, mientras que, en el segundo, es valerse de una leyenda perdida en la noche de los tiempos. El propio Clarín fue objeto de crítica acerba por parte de sus enemigos, que vieron en “La Regenta” grandes similitudes con

“Madame Bovary”, dos obras harto diferentes, que sólo coinciden en que se sirven del adulterio para destapar una sociedad que lucha por dejar atrás su vieja moralidad, ade-

más de la técnica impresionista con que ambas fueron escritas y que Flaubert utilizó

por primera vez.

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La lista de escritores ilustres que han cometido plagio es larga y bien documentada. En el libro antes citado, “El pla-gio como una de las bellas artes” Manuel Francisco Reina rastrea los “robos” más significativos que se han producido en la literatura hispánica. Pero siempre queda la duda de si realmente se trata de plagio o son simplemente imitacio-nes.

El Tratado de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (1996) sobre derechos de autor define la propie-dad intelectual como el conjunto de derechos que asisten a un autor por cada una de sus obras, ya sean literarias o artísticas, siguiendo la línea que ya marcó el Tratado de Berna en 1886. Para ello, exige dos requisitos: que se trate de una obra original y que esté plasmada en un soporte físico o digital, entendiendo que las ideas abstractas no se prote-gen. Pero curiosamente, en ninguno de los dos textos, figura la palabra “plagio”. Y tampoco la hemos encontrado en la Ley de Propiedad Intelectual que el Congreso Español ha enviado al Senado, y que, previsiblemente, será aprobada antes del 31 de diciembre de 2014. Por algo será…

En la Antigüedad, el concepto de plagio surgió con el comienzo de la esclavitud y era plagiario aquél que poseía sier-vos en propiedad, como si fuere una cosa. En el siglo I de nuestra Era, Marcial utilizó por primera vez el término en otro sentido, acusando a Fidentino de poeta plagiario, por haberle copiado versos y presentado como suyos. A partir de ese momento, se extendió el calificativo de plagio a toda apropiación indebida de un texto literario, considerándo-lo un delito de hurto, primer indicio de lo que hoy entendemos por propiedad literaria.

Con la invención de la imprenta, se simplificó la reproducción de los libros y apareció la piratería. El trabajo que su-ponía reproducir muchos ejemplares de un mismo texto era nimio comparado con el beneficio que se obtenía ven-diéndolo, sobre todo, cuando el Renacimiento despierta el interés de las clases privilegiadas por el conocimiento de los textos clásicos. Así se explica la intervención de los príncipes para conceder licencias de explotación —con el con-siguiente abono de alcabalas— y proteger al impresor —que no al autor— de la competencia de réplicas no autoriza-das, además del interés que tenía la Iglesia en evitar desviaciones de la ortodoxia oficial.

Así, poco a poco, en la Edad Moderna, se va configurando el régimen jurídico del plagio como el acto de copiar libros y hacerlos pasar como propios, aunque las licencias se concedían a los talleres de impresión. El estatuto de la Reina Ana (1710), en Inglaterra, fue el primer intento de legislar sobre derechos de autor, si bien su intención seguía siendo la de proteger a los libreros. Pero, poco a poco, se fueron concediendo a los autores privilegios de exclusividad para editar sus propias obras, en detrimento de los gremios que pretendían conservar de su monopolio.

A partir de ahí, los países de Occidente siguieron su ejemplo y adoptaron medidas más o menos estrictas para prote-ger la creación literaria, entendiendo que la paternidad que el autor posee sobre la obra nacida de su inteligencia es un derecho de naturaleza espiritual que le corresponde, cuya usurpación por otro sin su consentimiento es un delito. El autor escribe un libro y luego lo imprime —o hace un ebook—, para que el público lo compre, lo lea y disfrute de él. El lector es así propietario del libro para su uso personal, pero nada más que para eso. Tiene autorización para leerlo, pero no puede copiarlo ni difundirlo —tan sólo volverlo a vender—, ya que ese derecho corresponde íntegramente al autor o a su concesionario.

Precisamente, por este carácter especial que poseen los libros —igual que cualquier otra creación artística—, hubo que desarrollar una legislación propia para su protección. En el ámbito anglosajón, surgió el término de copyright y en Europa el de derecho de autor, dos conceptos que, si bien coinciden en lo fundamental, presentan una diferencia importante: El primero tiene una finalidad más mercantilista, ya que defiende, sobre todo, el derecho patrimonial o económico, de carácter enajenable, para obtener beneficios por la explotación de la obra, mientras que el segundo reconoce además el derecho moral , de carácter irrenunciable e inalienable, que el autor posee a divulgar su obra, al reconocimiento de la autoría de la misma, al respeto a la integridad, a su modificación, a la retirada del comercio y el derecho al acceso del ejemplar raro, con lo cual el legislador ha querido diferenciar dos tipos de delitos:

Es verdad que el plagio es una falta imperdonable que todo escritor debe evitar. Pero eso no le impide acometer asuntos tratados anteriormente —al contrario, la colectividad se lo exige—, siempre que cumpla determinados requi-sitos y no perjudique los intereses de los autores que le precedieron. “Todo está escrito”, dijo Mario Benedetti en 1983, y Félix de Azúa lo ha confirmado en su libro Autobiografía de papel: “la poesía y la novela literaria han muer-to“. Hagamos lo imposible para resucitarlas.

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Tessa Barlo nace a partir de entrar en

el mundo literario y con mi primer

libro de poesías. En 2009

Empiezo a poner las bases de mi nueva

meta, escribir mis pensamiento, dar a

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