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Página 36 EL ZAGUÁN DE ORO PUQUIO ALMUERZO CULTURAL ALMUERZO CULTURAL ALMUERZO CULTURAL ALMUERZO CULTURAL 12:30 A 15 HORAS 12:30 A 15 HORAS 12:30 A 15 HORAS 12:30 A 15 HORAS CLUB CHIQUIÁN CLUB CHIQUIÁN CLUB CHIQUIÁN CLUB CHIQUIÁN LIMA, 25 LIMA, 25 LIMA, 25 LIMA, 25-11 11 11 11-2012 2012 2012 2012

73 ANIVERSARIO TARAPACA DE CHIQUIAN Zaguan vol 1 n11 p36

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El último domingo del mes de noviembre de todos los años se celebra el aniversario del Club Atlético Tarapacá de Chiquán. El año 2012 se preparó un programa especial, inédito, incorporar un programa cultural: coro, baile, y declamación. Para hacerlo con calidad se practicó muchísimo, en la casa de Chole Zúñiga. Esperamos que algún día se vuelva por esta

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ALMUERZO CULTURALALMUERZO CULTURALALMUERZO CULTURALALMUERZO CULTURAL 12:30 A 15 HORAS12:30 A 15 HORAS12:30 A 15 HORAS12:30 A 15 HORAS

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73° Aniversario del Club Atlético Tarapacá de Chiquián 1939—2012

PRESENTACIÓN

N uevamente este año nos volvemos a encontrar los TARAPAQUEÑOS y simpatizantes. Cumplimos 73 años de su fundación, ocurrida el 27 de no-viembre de 1939.

Los que radicamos en Lima, tenemos la costumbre de de-dicarle el último domingo del mes de noviembre, unas ho-ras para confraternizar, y homenajear a los socios históri-cos y sobre todo a nuestra amistad, construida en los di-verso momentos de nuestra vida, tanto en la infancia y juventud en nuestra ciudad natal, Chiquián, “Espejito de Cielo”, cuanto en nuestra estadía en la capital de la re-pública.

Este encuentro es una tradición que se ha consolidado y debemos mantenerla. Es cierto que la gran capital nos distancia, y por ello muchos no nos vemos durante un año, salvo por estos encuentros de aniversario, por ello veni-mos con emoción a vernos, a recordar momentos hermosos de nuestra vida, ligados a la historia deportiva de la casa-quilla verde y blanca.

Los reencuentros de aniversario nos permiten ratificar la idea y motivo de sus fundadores : amistad, gallardía de-portiva, valentía y amor a nuestra tierra y su cultura. Estamos convencidos que nuestro rico historial deportivo de campeón en múltiples campeonatos desde alcance lo-cal, fiesta patronal de Santa Rosa hasta los provinciales y regionales. Nos ha permitido admirar el deporte y su esencia de competencia sana. Siempre hemos intentado seguir el mensaje de nuestros padres y maestros “mente sana en cuerpo sano”.

En ese ensamblaje de mente y cuerpo, destaca que el de-porte permite una mejor convivencia, pues en ella la ra-zón , la actitud, el ser se manifiesta a plenitud. Aprende-mos a dominar nuestros impulsos, a respetar las reglas, a alegrarse del triunfo, pero también a reconocer al que per-dió.

A lo anterior nuestra satisfacción, de integrantes de un club deportivo, se une el hecho de ser nacidos en la tierra de Chiquián, en aquel hermoso pueblo que nos permitió

adquirir valores e historia, a querer de un modo pecu-liar a nuestra patria.

En nuestros encuentros por nuestro aniversario hoy como antes, homenajearemos a los socios que dejaron de existir, a aquellos que siguen regalándonos su pre-sencia y ejemplo, y también a todos nosotros que nos sentimos contentos de volver a vernos, y que gracias a esta histórica casaquilla verde y blanca nos hemos hecho mas amigos, mas hermanos.

En este 73 aniversario hemos querido hacer una inno-vación, dar un giro hacia lo cultural, como son la pre-sentación del coro del Club, poesías, anécdotas y baile. Pues creemos que con esta propuesta volveremos la atracción a los jóvenes, a compartir con ellos nuestra cultura . A devolver el brillo cultura de Chiquián en la provincia y departamento.

Para esta primera presentación hemos entrenado va-rias semanas, robándole tiempo al tiempo. Pero lo he-mos hecho con alegría, y seguros que las siguientes presentaciones serán mejores. Merece nuestro agra-decimiento el grupo Son de Chiquián, por su apoyo y dedicación incondicional.

Feliz 73 aniversario.

Club Atlético Tarapacá de Chiquián.

Lima, 25 de noviembre de 2012

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Programa del 73° Aniversario del

Club Atlético Tarapacá de Chiquián 1939—2012

PARTICIPANTES:

José Núñez

Ulises Zúñiga

Erich Vílchez

Fernando Vásquez

Adela Romero

Elvis Ramírez

Irma Robles

Rosita Núñez

Soledad Zúñiga

Hugo Vílchez

César Pardo

Charo Romero

Johnny Ramírez

Amado Balarezo

Perching Vílchez

Agustín Zúñiga

Achico Romero

Noni Palacios

Zoila Sánchez

José Ramírez

Carlos Palacios

Pacho Díaz

Hora Programa

12:30 RECEPCIÓN INVITADOS

13:00 PRESENTACIÓN

13: 03 PALABRAS DEL PRESIDENTE DEL CLUB ATLÉ-TICO TARAPACÁ DE CHIQUIÁN

13:10 GRUPO CORAL CAT: HIMNO CLUB ATLÉTICO TARAPACÁ DE CHIQUIÁN

13:20 POEMA : Por PERCHING VILCHEZ ROMERO

13:30 PRESENTACIÓN DEL GRUPO SON DE CHI-QUIÁN

13:35 CANTO VIDA PARCA: Por ADELA Y CHARO RO-MERO

13:45 ANECDOTARIOS

13:55 GRUPO CORAL CAT: HUAYNO MISTURA HUAY-TITA

14:05 BAILE DE MARINERA Por MARTHA ALVARA-DO ROMERO

14:10 SOLISTA: PACHO DÍAZ

14:20 PREMIO: ANTORCHA TARAPAQUEÑA

14.40 BRINDIS POR NUESTRO ANIVERSARIO Y POR LOS HOMENAJEADOS

14:45 FOTOS DEL RECUERDO

15:00 SON DE CHIQUIÁN

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73° Aniversario Club Atlético Tarapacá de Chiquián

E l lunes 27 de noviembre de 1939 se fundó bajo el ala entusiasta de un grupo de jóvenes chiquianos: el "CLUB ATLÉTICO TARAPACÁ”, nombre que simboliza el va-

lor de un puñado heroico de soldados peruanos que lograron la más célebre hazaña militar en bien de la Patria. Aquel día nuestra tierra renovó su espíritu deportivo para continuar irra-diando su calidad futbolística a lo largo y ancho de Ancash.

Esta pléyade de talentosos jugadores, benefactores, dirigentes e hinchas, que hicieron posible su nacimiento, fueron: (en orden alfabético): Abel, Alberto, Alejandro, Anatolio, Antonio, Apoli-nario, Arcadio, Armando, Artidoro, Arturo, Belisario, Benjamín,

Bonifacio, Calixto, Carlos, César, Crisólogo, Daniel, Elias, Er-nesto, Eusebio, Félix, Felipe, Germán, Gregorio, Gudberto, Her-nán, Hortencio, Jacobo, Jorge, José, Juan, Icha, Leonidas, Luis, Magno, Manuel, Mario, Mateo, Moisés, Oscar, Pedro, Perico, Raúl, Rómulo, Rubén, Segundo, Sulpicio, Teobaldo, Teófilo, Víc-tor, Virgilio y William, entre otros paisanos que pusieron la pri-mera piedra.

Aquellos pioneros jugaban como buenos hermanos, sin falsos egos, envidias, desavenencias banales ni pregones de éxitos fu-gaces. Sólo los impulsaba compartir una pelota en la cancha disfrutando al máximo con sana picardía provinciana.

.Si bien es cierto que su brillante historia está jalonada de déca-das cosechando copas, dentro y fuera de Bolognesi; también es

cierto que los primeros años no fueron nada fáciles para ellos, pues tenían que darle forma y consistencia al equipo. Además, los adversarios de talento y gran entrega que tuvieron, fueron forjados en el calor de la misma fragua deportiva.

Doy una mirada al pasado y recuerdo aquellos años de finales de década de los 50, donde se yerguen las figu-ras señeras de cuatro jugadores excepcionales que de-jaron huella imborrable en el piso de cascajo del esta-dio de Jircán:

.Gudberto Ibarra Lozano (Gudbi):

.De impecable capacidad defensiva, fortaleza, gallar-día, gran sentido de la anticipación, salida clara, garra y de imparable shot. Por precaución, antes de seguir leyendo, apártese un poco de la pantalla de su PC o puede caerle un puntazo de Gudbi.

.Anatolio Calderón Pardo (Anacho):

.Buen toque, inteligencia, marca, puntería, atento al juego y jugador versátil que podía desempeñarse en cualquier lugar de la cancha.

.Gudberto Gutiérrez Quiroz (Blakaman):

.Portero elástico que tapaba más que "sotana", de ma-nos ágiles y fuertes que no necesitaban guantes, de buenos reflejos y nervios de acero durante los penales.

.Arturo Barrenechea Núñez (Papaseca):

.Cintura de goma, canillas eléctricas en el juego de candela, velocidad envidiable con amagues que dejaba birolo al rival, vivaz, inquieto e imparable en el dri-bling.

Pero no solamente el Tarapacá brilló en el deporte "rey", sino también en vólei donde figuras como nues-tra recordada Chuli Garro Montoro, hermana del for-midable jugador de fútbol "Pollito", lució en alto el es-tandarte tarapaqueño. De la hinchada ni qué decir, todos brindaban lo suyo: masajes, banderolas, naran-jas, concordias, cantos, alegría por un holgado triunfo, un nudo marino en la garganta en un partido de pro-nóstico reservado y una hidalga tristeza frente una derrota.

Muchos años de esplendor están grabados en la memo-ria del pueblo chiquiano. Empuje y coraje a toda prue-

Feliz Día Tarapaqueño de Todos Los Tiempos

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73° Aniversario Club Atlético Tarapacá de Chiquián 1939-2012

ba, siempre respetando la integridad física del adversario, fue y sigue siendo el norte de las generaciones de tarapaqueños que se suceden desde los tiempos de los chimpunes con puente, los balones huancachos con paños cosidos a mano, blader de jebe y pichina ahorcada con tiento; las hurras de algarabía de las ba-rras al son de las bandas de músicos y el grito ahogado de las tribunas cuando uno de los arcos entraba en pánico de gol.

Cuántos goles de chalaquita con raspada de espalda, de taco sin tiza, de puntazos sin piedad y de cabecita con gorra de lana in-cluida, están registrados en las retinas de propios y extraños; cuántas anécdotas frotan su historia con aroma a "Charcot", maletines y camarines al aire libre...

.Las fotos en blanco y negro donde los jugadores apare-cen con gorritas, canilleras, musleras y suspensores hasta la barriga, dan cuenta de una época de oro del fútbol macho y que hoy 27 de noviembre recordamos con cariño, día que por cosas que sólo ocurre en el Pe-rú, no es feriado, aunque sea laborable, nos queda ele-var una plegaria por los bravos soldados peruanos que se fajaron en Tarapacá y cantar fuerte el himno del equipo:

Tarapaqueño soy,

camisa verde

bien de adentro soy;

todos me quieren,

todos me odian

¡porque soy campeón!

Con esta nota de gambetas, carretillas, tiros al trave-saño, mas no de pies utilizados como bisturí ni taladro humano, rindo mi más cálido homenaje a los valerosos soldados peruanos que impregnaron de sangre, sudor y lágrimas el campo de batalla de Tarapacá. Del mismo modo a cada uno de los aguerridos jugadores e hinchas del oro y verde TARAPAQUEÑO de todos los tiempos, que con su coraje, pundonor y entusiasmo, supieron dejar en alto este glorioso nombre que adoptaron con cariño..

.Nalo Alvarado Balarezo

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C omo todos los domingos, los jóvenes deportistas alista-ban sus implementos deportivos, no podían olvidarse de las vendas, tobilleras, canilleras, icehot, o charcot, y por

supuesto, algunas moneditas para la chanchita de ley, no im-portaba que sumadas no alcanzaran ni para dos pomitos, siem-pre algo era suficiente para enganchar y comprometer a aque-llos de más dinero que siempre caían cerca a la ronda del equi-po campeón.

Nuevamente las emociones se pondrían al tope cuando rodase la bola en el campo de la Unidad Vecinal del Rímac, donde los residentes de la provincia de Bolognesi y de los 24 distritos, mantenían por quinto año consecutivo un campeonato muy competitivo que los convocaba, todos los fines de semana, en particular a los seguidores del Club Atlético Tarapacá de Chi-quián, que se había hecho costumbre estuviera de puntero o disputando palmo a palmo el campeonato con sus archirrivales del Club Cajacay.

El sonido de la banda llegaba hasta la avenida Alcázar, anun-ciando que era el lugar correcto para descender del ómnibus, era el paradero del Cine Madrid, allí semanalmente bajaba con mi hermano Uli desde la línea 36, procedente de Ingeniería. Mientras nos acercábamos al campo, los paisanos y amigos, que conocían de la calidad del equipo de la casaca verde, nos rodea-ban y saludaban, hola Acucho, Uli, Comunito, Eca, Toto, Hugo, Percy, nos miraban con admiración, alababan nuestro juego, y nos decían que seríamos campeones, y, que nos preferían en lugar de los cajacainos que los veían “mas sobrados”, pues ellos no se quedaban después del juego a libar y bailar los huaynos. Era notorio que teníamos mas hinchada que los super-organizados celestes, donde fluía mucho dinero, claro! y cómo no va ser!, si entre otros estaba nada menos que don Miguel Casti-llo (padre del ahora dueño de Las Canastas), mayorista de la avenida Habich, persona maravillosa, que nos conocía bastante, pues pasábamos diariamente frente a su tienda camino a la UNI.

En la puerta de entrada nos esperaban los dirigentes, Apshu, don Abel o Peli, ellos se adelantaban con las chompas, los chim-punes, las pelotas y los carnets. Adentro nos aguardaban nues-tra bulliciosa y fiel barra, muchas jóvenes chiquianas, atavia-das de serpentinas, gorros, matracas, con polos de color verde y blanco, y una gran banderola con el rotulo de Club Atlético Ta-rapacá, junto a Zoila, Irma, Carmen, Doris, Maye o Edi, resalta-ban las voces de Chole, Blanca y Rosi, quienes haciendo gala de creatividad y osadía, eran parte decisiva en los triunfos. No bas-taban los goles de Comuno o los cabezazos de Eca, ni las salidas elegantes de Uli, también se requerían los motivadores gritos

de Tarapacá!!, Tarapacá!!, ante atajadas de Pipa, o saltos doble ritmo de Acucho, jugadores y barristas eran complementos triunfadores en las tardes de glo-ria.

Las horas de los partidos tenían que ver con el puntaje sumado de los dos contrincantes, por ello a veces nos tocaba jugar a las 11 am (limpia canchas), general-mente en confrontaciones con los coleros, y otras a la hora central, de 3 a 4 o de 4 a 5, con los punteros, estos últimos eran a estadio lleno, todos reconocían que “estos juegos eran de machos”, la emoción subía al to-pe, sin embargo a veces se llegaba a enfrentamientos masivos, cuando la cerveza subía a niveles de destruc-

ción de la razón y la ecuanimidad para dar paso al fa-natismo y la intolerancia.

Estas horas estelares estaban “separadas” para los encuentros entre los grandes o clásicos rivales como, Chiquián, Cajacay, Ocros, Aquia, Oncoy o Corpanqui. Cuando esto ocurría, en el camarín, la adrenalina subía como la espuma mientras se esperaba el inicio del partido, el temor principal era la inasistencia de algún crack, no había muchos suplentes, particular-mente en el puesto del arquero, cosa que no ocurría con Poco Valerio, y, si con Pipa, quien era muy propen-so en caer en las redes del beber, justo el sábado para

La Tarde de los Correazos

Equipo Campeón 1983, del AIB: Nando Alarcón, Erich Vil-chez, Willy Robles, Eca Carrillo, Comuno Núñez, Rubén Palacios, Perching Vilchez, Arnaldo Balarezo, Toto Núñez, Acucho Zúñiga. Con, Papi Rivera y Peli Balarezo. Estadio del Rímac

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domingo, casi de seguro que si el juego era de mañana el no ve-nía, o si lo hacía era para el segundo tiempo.

En una de esas oportunidades, su ausencia fue suplida por Erich, joven muy serio, responsable, diligente y presto al sacrifi-cio con tal de ver a su equipo completo, así que aceptó el desafío de atajar, aquella tarde jugábamos contra Huanri, no era un rival de peligro, por lo que los muchachos del Tarapacá se diver-tían, sin mostrar exigencia, pero en una de esas jugadas intras-cendentes, se produjo un rechazo chacrero, de un volante huan-rino, los defensas Eca y Uli, levantaron la vista para verla pa-sar con la seguridad que se iría fuera del campo, pero, Oh! Sor-presa!!, nuestro arquero voluntario, no tenía la practica necesa-ria usando guantes, así que en su afán de aprisionar la bola y sacarla de inmediato, fue a su encuentro pero le pegó un mano-tazo tan descompasado que lo único que hizo fue cambiarle de rumbo y mandarla a su propio arco, desde la tribuna, se oyeron aplausos y risas estruendosas.

Erich con la cabeza gacha, como pidiendo disculpas, sacó la bola del fondo de su portería. El resto del equipo en lugar de enojar-nos, soltamos también sonoras carcajadas casi en coro. El capi-tán Eca, con una palmada en el hombro le dijo, “no pasó nada Erich, en adelante ponle puño a todas la bolas que vengan por alto”, continuó el juego y como el rival no era de los fuertes hubo tiempo para remontar el adverso score, y terminar 4 a 1, este error hubiera sido inaceptable contra un equipo grande.

Terminado el juego, Erich se convirtió en el blanco de todas las bromas durante toda la tarde mientras se festejaba al son de la banda y las cervezas. Por eso cualquier falta resentía mucho al equipo, eso hizo que pocas veces hubieran inasistencia en los partidos con los equipos grandes.

En estos clásicos, la barra lucía, igualmente completa, particu-larmente las damas, nuestras amigas y familiares, que hacían lo imposible por sentirse bullangeras, todos llevaban naranjas, que las necesitábamos en el medio tiempo, si el partido era con-tra el mas clásico de todos, Cajacay, entonces además de toda la

parafernalia, también debían tener mucha valentía por si se diera el caso de enfrentarse con las manos, o co-rreas.

Como ocurrió, en un encuentro contra, el gran equipo de Cajacay, repleto de jugadores incluso profesionales del Municipal y Sport Boys,

y todo comenzó cuando, el pequeño gigante del medio campo, Acucho, los tenía controlados a sus rivales, sin embargo, desde la tribuna de los celestes, no cejaban de insultarlo e incomodarlo, era sin duda el jugador clave en la marca de los hermanos Zorrilla, así de reojo había visto quien era el que persistía en el insulto, de pronto la bola salió al lateral, Acucho va a traer la bo-la, pero, en lugar de apurarse a buscarla, se dirigió raudo hacia donde estaba el vocinglero “barra brava”, y le asustó con un salto, al estilo santo, como para dar-le un golpe, el otro huyó como lagartija en celo, eso fue suficiente para atemorizarlo.

Cuando volvió con la bola entre sus manos listo para sacar el lateral, como si no hubiera pasado nada, el arbitro que se había percatado del incidente y además observando que había movilización entre las barras -la celeste herida trataba de invadir la barra del Tarapacá que por cosas del destino eran contiguas– trató de cor-tar por lo sano, “amonestar a Acucho”, se entiende por originar el laberinto que iba creciendo. Acucho, como dándose por no enterado de lo que ocurría tras él, ob-servó que el arbitro se le aproximaba con la mano en el bolsillo del pantalón para sacarle alguna tarjeta, pero como se dio cuenta que no era la amarilla la que saca-ba sino la roja, en un acto de rapidez del enmascarado Zorro, le arrebató el pito de la boca antes que suene, y lo lanzó sobre la barra de Cajacay que ya se encontra-ba en forcejeos con la del Tarapacá. Acucho, entendió que siendo el partido definitorio del campeonato, no podía perderse en los descuentos, era preferible un empate, la pradera se encendió, el arbitro desapareció luego de dar por concluido el juego, las barras se tren-zaron, las mujeres arañaban a sus contendoras (es), los hombres se enfrentaban con puños o con correas, todo esto hasta que la calma volvió a imponerse con la ayuda de las fuerzas policiales, fueron largos 20 minu-tos de real batalla. Finalmente, el partido definitorio quedó trunco, la final sería hasta un próximo y exclusi-vo encuentro. Terminada la escena y conforme caía la tarde, las dos barras iban reconociendo sus errores y calenturas, al final al son de la banda y los hermosos huaynos, cerrábamos con abrazos fraternos una tarde mas de la histórica rivalidad entre los hermanos pue-blos de Cajacay y Chiquián.

La Pluma del Viento

Lima, 04 de noviembre de 2010

La Tarde …..

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Pie de imagen o gráfico.

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E ntre los años de 1961 a 1968, desde el barrio de Ago Calle, hacíamos futbol, primero fue la esquina de la casa de mis amigos, hijos de don Lucho Núñez, y, luego,

el polvoriento Jircán. Inexcusablemente, cuando el sol acaricia-ba la tarde, los niños de diversos barrios, desde Umpay a Quiu-llán, o desde Jupash a Oropuquio, convergíamos a la “plaza de acho”. Apenas llegábamos, poníamos piedras, como arcos, o cuando aumentamos en edad y mejoramos nuestra infraestruc-tura, plantábamos nuestros arcos, con maderos endebles que no soportaban estudiados tiros libres de Acucho. En épocas de va-caciones de Julio, solían visitarnos los primos de Lima, se les distinguíe por su color pálido, distintos a lo tostado de nuestra piel.

Sin ningún televisor en nuestras casas, con solo oir la radio, y los inigualables programas deportivos, Ovación de Pocho Rospi-gliosi, o Pregón Deportivo de Oscar Artacho, imaginábamos los campos verdes que nos relataban, y construíamos las jugadas que narraban. Así, al día siguiente en el campo, los ejercitába-mos. Algunos, llevábamos recortes de periódicos, pero eran los que por suerte, su padre los compraba. Nuestros sueños de ni-ños eran estar presentes, en el Estadio Nacional y ver algún clásico, Chumpitaz contra Perico León, o Nicolás Fuentes con-tra Baylón.

- "haber, esta es la jugada nueva que se ve allá, se llama bici-cleta, pasas los pies por encima, y luego levantas la bola con el taco, y cae delante tuyo, dejando al defensa perplejo, esa es la de Baylón, aquí ustedes no están al día", argumentó en una de esas tardes, mi primo Miqui Arellano.

Por cierto nos dejó medio desconcertados, sin ninguna palabra, nos miramos como avergonzados, nuestro estilo en Chiquián, tenía como formatos a nuestros héroes, Juvenal, Choclón o Ra-yo. ¡Machura antes que filigrana!. En eso, Cañita (Rubén) uno de los menores del grupo, tomó la bola y dijo.

- "Eso lo he hecho varias veces, miren",

Hizo rodar la bola, y como si todo fuera fácil, realizó la juga-da dos y tres veces, la famosa bicicleta. Aplaudimos y desafia-mos: "haber Miqui, hazlo tú". Intentó pero no le salió, así que, "mejor juguemos, el que puede, puede", gritó Erich. Años des-pués, Cañita, deslumbraba en Huaraz, jugando por San Fran-cisco, fue uno de los primeros futbolistas chiquianos pagados.

Cuando las tareas de separar becerros, lo permitían, teníamos tiempo para ir antes que todos al campo de Jircán, también llamada, "Plaza de Acho". Entonces, los primeros que llegábamos, comenzábamos haciendo desafíos, como las Dominadas (pataditas con la bola sin que caiga al suelo), con apuestas. Una o dos bolitas de cristal, dependiendo de cuantas dominadas se pro-ponían. En mi caso, no tenía rivales, a los de mi edad ya les había ganado. Por ello, en una de las tardes, cuando nos encontramos, con uno de los conocidos do-minadores, del barrio cercano a la casa de don Floren-tino, el popular Piqui, no quiso jugar conmigo, pero si le desafió a mi hermano Uli. Era menor que él, diga-mos un, año, yo le llevaba tres y a Paty dos. Cuando se es niño, hasta los meses pesan. Al inicio, Uli, no quiso, no era para menos 5 bolitas, toda una fortuna.

- Lo jalé a un costado y le dije en voz baja, "Uli, tú le ganas. No te preocupes de las bolitas, yo tengo. Pero hazlo tranquilo". Mi seguridad, se basaba, en que con él, en mi casa y en la esquina del barrio, practicába-mos siempre, y le había visto llegar a cincuenta. En cuanto a bolitas, en casa, yo tenía una botella entera, de decenas que había ganado.

Finalmente aceptó. !5 bolitas al que primero llega a 100 dominadas!. Alicho, tomó las apuestas, advirtien-do: "5 bolitas, ni cucus, ni piquis". Luego, mojó con sa-liva la piedra lajita, por una cara. Y preguntó,

- "Piqui, ¿seco o mojado?". Con pose, triunfalista, de total confianza y sonrisa displicente, respondió, "Seco", "porque seco lo voy a dejar". Alicho, al tirar la piedrita y ver que la cara vista era la mojada dijo: "Como ha salido mojado comienza Uli".

Abrimos espacio, en el lugar más plano del campo, el que daba hacia el coso, o a la salida de los toros en tiempos de corrida. Uli, cogió la bola de cuero grande, número 4, y comenzó; había nervios, el árbitro, era el único que decidía. Con la bola pegado al empeine, si-guiendo todas las reglas de esta técnica, rápidamente, pasó los veinte, y sin siquiera haberse movido mas allá de 1 metro cuadrado; pero llegado a los 40, casi la bola se le va al piso, pero logró controlarla. De reojo vi a

Desde Jircán a Hiraoka

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Piqui, imperturbable, casi ni miraba lo que ocurría, pero cuando pasó los 50, cambió su sentir, de lo que estaba sentado se paró, cogió su zapato, y se ajustó los cinturones. Su calzado era una lancha, nada proporcional con su estatura. Precisamente su fama de dominador, se basaba en que la bola dormía en esos largos zapatos, indefinidamente.

Mientras eso Uli, trastabillaba, por ratos dominaba con el pie izquierdo, o subía la bola a la rodilla, los cambios indicaban cansancio, ¡!increíble, había superado los 80!!. Para todos los dominadores, de esa edad, eran números gigantescos, en un solo envión. Así, casi evitando el calambre, llegó, a trompicones a !!96!!, no le alcanzó llegar a los cien a pesar de la barra. Pero el número era notable. Antes no le había, visto llegar a esa cifra, era el record de Uli. Me sentí confiado, por supuesto admirado, luego, abrazándole le ayudé a sentarse para descansar.

Ahora le tocaba a Piqui, al temido Piqui al bravo de las domina-das de Jircán. Cual boxeador ajustándose los guantes, él le echó un par de salivazos a la punta de sus calzados, y se paró. El público, que iba llegando al campo, se arremolinó, para ver el desafío, para mis adentros, veía que la valla era alta, llegar a 100 era difícil, el reto se había puesto así, porque se esperaba que lo alcanzaran en unos dos intentos, pero no en uno. Eso lo sabía Piqui, yo lo había visto, de seguro que en dos pasaba los 100 pero en una difícil. Así que confiado esperé, tomando asien-to a cierta distancia. El campo abierto de unos 12 metros de diámetro, era el "ring". Con la solvencia que lo caracterizaba, raudamente pasó los 40, pero para su mala suerte, no pudo con-trolar, la bola y perdió el control con solo 48. El público, no cre-yó lo que veía, el desconocido Uli, estaba a punto de derrotar al temido dominador de Jircán. En la segunda vuelta, Uli, hizo 70, y Paty no paso de 80, siendo derrotado. Algarabía en el grupo del barrio Venecia. Mi hermano se ganó sus bolitas, pero más que eso, había sido capaz de aceptar el reto, y superarlo. Ense-ñanzas de niño que sirven para la adultez.

Ahora, en el 2011, cuando las rodillas, se hacen duras para mo-ver, o cuando los meniscos, casi destrozados pretenden abando-nar las piernas, nuevamente nos volvemos a reencontrar con los hermanos Vílchez, con quienes también estábamos en Jircán en las tardes narradas. Y, como si fueran las añoradas tardes de mayo en Chiquián, también nos reencontramos con los her-manos Núñez, el popular Comuno, condiscípulo de Uli, y compa-ñero de esos partidos en Venecia y Jircán, ahora viene acompa-ñado de Javi, el hermano menor, que solo ha oído estas histo-rias, pero juega muy bien como todos sus hermanos.

Párrafo aparte para Miqui Balarezo, que luego de sus transitados años, por diversos países, se da el tiempo suficiente para separar el campo de grama artificial, a espaldas de Hirahoka en San Miguel, y como si la ni-ñez volviera, bulle por el campo, derramando entrega y alegría.

Escribo esta nota, porque mis sobrinos que también asisten al campo, acompañados de sus parejas, lean y se entretengan recordando que el futbol trae alegría, particularmente cuando se reúnen amigos, con ansias de reencuentro y compartimiento de historias y anéc-dotas de ayer y hoy,

La Pluma del Viento

Lima, 07 de agosto de 2011

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73° Aniversario Club Atlético Tarapacá de Chiquián 1939-2012

A yer me llamó Comuno, morador de agocalle, del barrio Venecia de Chiquián, él siempre preocupado por los amigos de infancia y del Tarapacá, en esa oportunidad

me invitaba a hacer deporte, a volver a vestirnos de corto para hacer fulbito, cosa que ya había dejado en el olvido. Sin embar-go me anticipó que estarían en el campo dos de aquellos amigos entrañables que nos conocíamos desde la niñez, se trataban de Eca y Peyo. “Tenemos que darles una despedida como se mere-cen”, con su voz entrecortada y solemne, me convenció. “Claro que sí, allí estaremos”, le respondí. Momentos después, dejé el diario que estaba leyendo, en este sábado matutino, y, rememo-ré escenas con aquellos amigos, para finalmente exclamar, “vale la pena estar allí”.

Igualmente quedé pensando en lo profundo que es para el ser humano, la dependencia emocional con las personas que forma-ron parte de nuestra infancia, y juventud; es una suerte de per-tenencia invisible. Es la simbiosis del ser humano y su pueblo. No podemos desligar de nuestra memoria, el jardín de infancia de la madrinita Cami, la primaria de don Fabián Cano o don César Figueroa, la secundaria del Coronel Bolognesi, las calles del barrio Venecia y la casaca verde del Tarapacá. Estos símbo-los le dieron consolidación y fortaleza a la amistad inclaudica-ble, sincera, y duradera entre los chiquianos que nos daremos cita en el homenaje a los amigos “extranjeros”.

Podrían haber estado a miles de kilómetros de Chiquián, o tal vez muchos años, casi “desaparecidos”, sin dar señales de vida. Sin embargo pocos saben que en esa lejanía, solitaria o acompa-ñados, siempre volvieron por su mente, y de manera persisten-

te, la presencia de aquellos amigos forjados en su tie-rra natal, desde cuando ni siquiera sabían hablar bien, ni leer; solo eran frecuentadores de las mismas vere-das, ventanas, y juegos, en las calles apacibles de su bella tierra “espejito de cielo”. Esa amistad reforzada en experiencias en la gran Lima, sea en el futbol de la unidad vecinal del Rímac, o en las fiestas del Club Chiquián de Breña. O en viajes por Huaraz, Huari, o Recuay, defendiendo los colores de su tierra Chiquián, con la misma gallardía y valentía que lo habría hecho el justiciero Luis Pardo.

Ni la distancia ni el tiempo, pusieron en el olvido, la amistad nacida en agocalle, quiullán, 378, alfalfares de pariantana, mishay, misas de gallo, campeonatos de agosto cargando la copa en el campo de Jircán. ¿Cómo pasaría al olvido?, si crecimos compartiendo nuestras casas. Las madres, nos recibían como si fue-ran las nuestras. Nuestros padres y hermanos vibra-ban con alegría en nuestras hazañas deportivas. Sen-tíamos orgullo cuando jugadores y barra entera dába-mos la vuelta al campo en huayllishada cargando los trofeos de campeones acompañados de la banda de músicos entonando nuestro himno “Tarapaqueño”.

Así que, gracias, amigos por haber compartido con us-tedes todos estos momentos. Por eso, mañana cuando volvamos a hacer deporte en esa despedida, quisiera repetir mis saltos doble ritmo, para bajar del cielo una estrella, y convertirla en corona para homenajearlos y sellar que la amistad nacida desde la infancia es per-durable hasta la eternidad.

Feliz viaje, amigos Eca y Peyo.

Amistad Perdurable Hasta la Eternidad

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73° Aniversario Club Atlético Tarapacá de Chiquián

M adre de nuestros ami-gos tarapaqueños: Norma, Erich, Percy y

Hugo. Bajo su amparo, ellos cre-cieron amando el deporte. Cuan-do sus hijos estando en secunda-ria querían lucir la chompa ver-de conjuntamente con todo el equipo, entonces, reuniendo a los simpatizantes y directivos del club, hacían lo imposible pa-ra proveerles los polos, la pelota,

y con eso bastaba porque les sobraba en casa cariño y estímulo. Junto con ellos lograron que muy jóve-nes aún en colegio lograron alcanzar el campeonato de Agosto en Chiquián, superándolo a sus rivales que los superaban en edad largamente, ese esfuer-zo, cariño y dedicación porque nuestro club perma-nezca en lo mas alto de podio deportivo y sus hijos amen la justicia, el compañerismo y el amor a nues-tra tierra chiquiana, y sus costumbres.

Sra. Luz, aquí la recordaremos siempre como un símbolo de amor y entrega a nuestro club..

NUESTROS HOMENAJEADOS 2012

N uestro reconocimiento a Beto, él llegó desde la tierra de Hua-ri, pero traía el futbol de su

estadía en Lima. Muy pronto quedó prendada de Chole, y como tal era in-eludible que sea tarapaqueño. Así que como profesor ayudó a integrar a los jóvenes estudiantes de secundaria para constituir el equipo que hiciera frente a los campeonatos de la fiesta de agosto. Con su esfuerzo y dedicación, estos jó-venes aprendieron las reglas del depor-te, y la sabiduría para ganar en buena

lid, extraer lo mejor de cada uno. Por eso campeonaron dejando perplejos a los veteranos jugadores de los clu-bes rivales. Esos jóvenes hoy lo recuerdan como el mo-tivador, el organizador y la disciplina. Su amor al de-porte, al estudio, han quedado perennizado en sus hi-jos que son unos eximios jugadores y tarapaqueños de corazón y sangre: José, César y Miguel.

Beto, tus huellas nunca se olvidan y seguirás siendo un ejemplo de trabajo y amor a nuestro Club.

Luz Romero Milla

Bigberto Angulo

D on Gregorio mas conocido como Pachequito, él estaba siempre al lado de todos los equipos

tarapaqueños, colaborando en indu-mentarias deportivas, utilitarios médi-cos, chompas, y otros, conjuntamente con su inseparable hermano Tunita. Pero también, desde sus herramientas de carpintería, la música estuvo cerca de él, cuyo hijos Elvis, José, y Nancy, continúan con su emoción deportiva y

cultivan la música auténtica chiquiana, convocando a mantenerla presente desde niños.

Don Gregorio, recordado Pachequito, vives en el cora-zón del tarapaqueño, tus hijos nos reviven tu presencia de cariño a nuestro club.

Gregorio Ramírez

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73° Aniversario Club Atlético Tarapacá de Chiquián 1939-2012

NUESTROS HOMENAJEADOS 2012

P ara sus amigos ‘Sopo’. Un hombre de una generosidad extrema, no faltaba a un partido del equipo de

sus amores, llegaba con su camioneta roja, su buen equipo de música y desbor-dante alegría que se traducía en cajas de cerveza que distribuía a diestra y siniestra.

Acompañó al equipo en varios partidos cuando el Tarapacá participo en la copa Perú, donde mas eran las celebraciones que los partidos jugados. Catac, Recuay , Huaraz, Huari, Chiquián, son testigos de sus riesgosos viajes llevando a los jugado-

res, que celebraban en cada lugar que paraban. Hasta llego a ‘jugar’ un partido en el AIB, faltaba gente y todos los miraron, se cambio y salió a la cancha con una cami-seta que hasta ahora lo conserva, fue el momento mas difícil de su vida, recuerda que todas las bolas le llega-ban a el y que un Llacllino le daba duro.

Ahora la vida le toco pasar momentos muy difíciles, los viene enfrentando con valentía y mucha fe en Dios. Dio tanto amor en la vida, que ahora la vida le devuelve ese amor, a través de las innumerables visitas y oraciones que recibe en el hospital.

Animo Sopo! Los hombres generosos nunca dejan de ser amados.

C ariñosamente ‘Apshu’ para noso-tros. Creció en un barrio Tarapa-queño, pero en sus inicios se

identifico con el Cahuide, incluso partici-paba en ardorosos encuentros en las calles del barrio de Venecia en el clásico Cahuide – Tarapacá. Sufrió una decep-ción cuando no fue probado en el equipo juvenil del Cahuide, es asi como pasa a integrarse al Tarapacá, campeonando en un torneo sub-17. Desde allí fue un Tarapaqueño de corazón, demostrándo-

lo en todos los años que le toco estar como hincha y delegado del Tarapacá en el AIB.

Vuelve a reencontrarse con nosotros después de 30 años y no olvida que aún tenemos una tarea inconclusa como institución, la cual es contribuir con un granito de arena al desarrollo de nuestro querido Chiquián.

Bravo Apshu !, símbolo de la sencillez, constancia, su-peración y lealtad a los amigos

Roberto Barrenechea

Absalón Chávez

D on Belicho, es una de los tarapa-queños históricos que merecen nuestro permanente recuerdo. Su

familia, sus hijos, son estirpe de los colo-res verde y blanco. Desde muy joven siem-pre estuvo en los equipos de los 40s y 50s dejando velocidad, entrega y filigrana en el campo. Para los tarapaqueños mas jóve-nes don Belicho, es sinónimo del deportis-ta, pues si en el futbol el gol era su meta, también lo fue usando revolverés, fusiles, fue uno de los mejores tirados al blanco,

cazador inigualable. Su bondad y amabilidad se refleja en sus hijos que son tarapaqueños de corazón: Quique, Vichi, Peyo, y Chechi. Don Belicho usted está recuperán-dose de la salud, y sabemos que nuestro aprecio, cariño y recuerdo permanente que le tenemos llegará hasta usted para recuperarse pronto y volver a regalarnos su tranquilidad y alegría.

Don Belicho, es uno de nuestros socios, que son ejem-plo del deporte sano en mente sana.

Belisario Pardo

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73° Aniversario Club Atlético Tarapacá de Chiquián

NUESTROS HOMENAJEADOS 2012

E s el Presidente del Club Tarapa-cá de Chiquián, desde niño, andaba con su pelota en la

mano en el barrio. Desde primaria en las aulas del 378, bajo las enseñanzas de su profesor don Eduardo Aldave, junto a sus amigos comenzaron a que-rer al Club de Tarapacá, porque su papá don Lucho, era uno de los fundadores del mismo. Junto a su hermano Toto, hicieron una dupla de temer para los rivales. Los pases de Toto y gol de Co-muno, que tal jugada fenomenal, era lo que se escuchaba en el coro de las tri-bunas. Su sensibilidad, y amor al club lo demuestra permanentemente, preo-

cupándose por todos los socios, para él no hay fiesta de aniversario del CAT, si no están presente todos, pero en primer lugar los mayores. Su carácter alegre, lo hace muy querido por todos los chiquianos, independiente del club, sean cahuidistas o aliancistas. Cuando se trata de reírse, el cuenta con facilidad las anécdotas de cada año, de cada partido, o cada visita a algunos de lo mu-chos pueblos defendiendo la casaquilla verde y blanca.

Comuno eres un símbolo de unidad de nuestro Club Atlético Tarapacá antes como jugador y luego como Pre-sidente por casi 30 años sigues manteniendo motivación y alegría y no lo pierdas pues siempre lo necesitamos.

Por ello mereces esta homenaje que representa nuestro aprecio y cariño que te tenemos.

José Núñez

N ando hoy es una gran artista, de alcance nacional, que merece nuestro reconocimiento y aprecio.

Cuando joven también jugó por nuestro equipo, de marcador izquierdo, en el Rima-ca. Si perdimos un buen marcador ganamos un actor de prestigio nacional, ha sido actor protagónico en películas, series de televi-sión, declamador de lujo, y en muchas opor-tunidades representó a nuestro símbolo Luis Pardo. Cada vez que lo vemos en es-cena, nos regocijamos de su triunfo, pues él es parte de nuestros sentimientos, de nues-

Chechi Pardo, ha sido reconocido en este homenaje simbólico, porque ser el Depor-tista Ejemplo, él encarna la colaboración, la tranquilidad, la colaboración y la sonrisa. En el campo es la persona entregada, pero también cumplidora de las responsabilida-des que se le encarga, de él no oímos el grito agresivo, la mala intención, o el des-gado, por el contrario, es limpio, pero no arruga, es múltifacético, tanto en cualquier

posición dentro del campo, y también fuera de ella: Can-ta, narra, declama, ejecuta la guitarra, siempre está en la colaboración por eso él este año ha sido nuestro ejem-plo.

Chechi, tus anécdotas, tus cantos, tu colaboración mere-cen reconocimiento e imitación.

Vales el regalo de todos que son nuestros aplausos y reconocimiento. Y eres ejemplo del Tarapaqueño.

Fernando Vásquez

César Pardo

tra infancia, en suma su triunfo es nuestro. Pero el también está llano a preparar acotres en lugares y en personas que uno cree no habría artistas, como la universidad y físicos. Con él nuestro Club forma-rá, actores y haremos presentaciones diversas di-fundiendo nuestras vivencias y cultura.

Nando recibe el aprecio, la satisfacción de tenerte en el Cluba Atlético Tarapacá de Chiquián,. Y desearte que sigas prestigiando nuestro Chiquián.

El homenaje a ti es rendir homenaje a la cultura que debe volver a ser distintiva de Chiquián. A eso va-mos.

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Las guitarras a cargo de Son de Chiquián: Amado, José y Jhony, y también Chechi. Acucho funcionaba de ingeniero de sonidos.

Se entrenó huayno por las parejas, esco-gidas: Perching e Irma, Achico y Adela. Doña Luchi, Rosi y Chole feliz miraban.

Afinar el coro para entonar el himno tara-paqueño, huaynos y valses, exigieron mucho trabajo. Adela señalaba el camino.

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73° Aniversario Club Atlético Tarapacá de Chiquián 1939-2012

La Preparación del Programa

gos consecutivos desde las 15 horas hasta casi las 21 horas. Menos mal que Acucho, tenía montada toda una sala especial para practicar, música, y cantar, utilizando micrófonos inalám-bricos, amplificador y proyector que facilitaban la lectura. Para los lon-ches, nos era suficiente una gaseosita con galletita, claro no veníamos a co-mer sino a compartir la alegría de pre-parar una actividad cultural que nos

gustaba, por ello no interesaba la dis-tancia desde donde veníamos, sea des-de Puente Piedra en el cono norte, o dese Chorrillos en Lima. El programa fue preparado minuciosamente, casi como si estuviéramos en el quirófano. Menos mal que todos teníamos alguna experiencia, por nuestros estudios de primaria, en la Pre 351, o 352, o las escuelas de don Fabián o don Josué. Con seguridad talento nos sobraba.

P ara realizar el primer progra-ma cultural con motivo del aniversario de nuestro Club

Tarapacá, necesitaríamos de mucha preparación, no nos faltaba ganas, sino sincronización, afinamiento, para cantar, o bailar o declamar. Entonces solo quedaba practicar, ejercitarnos. Y, eso se logró en la casa de una de las mas tarapaqueñas Chole Zúñiga. Allí nos citamos una seguida de 4 domin-