AUTORA: YURIMAR GIL

Había una vez una pobre niña huerfani-

ta. Tan pobre era , que no tenia ni donde

dormir. Un día se encontró con un pobre

viejito que le dijo:

¡Dame un pedazo de pan por el amor de

Dios, me estoy Muriendo de Hambre!.

La bondadosa niña se lo dio y siguió su

camino.

Más tarde se encontró con un niño que

lloraba y decía:

- Tengo frio, en la cabeza, dame algo para

taparme, la niña se quitó el gorro y se lo

entrego.

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Luego se encontró con una

niña que no tenia vestido, ni

nada con que abrigarse. La

pobre lloraba amargamente y

estaba temblando de frio.

Nuestra amiga compadecida,

le entrego su vestido.

Andando, andando llegó al bosque y se

encontró a otra niña totalmente desnuda

quien le pidió la camiseta que llevaba. La

huerfanita pensó:

- Como pronto será de noche, nadie me

verá. Se quitó la camiseta y se la dió ¡ Era

lo único que le quedaba!

- ¡ Gracias! - le dijo la niña, mientras se

colocaba.

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De repente, vio a lo lejos unas estrellas

que parecían acercarse.

- ! Que lindas son aquellas estrellas¡

- Se dijo la niña

- ¡Nunca las había visto tan cerca!

Se dispuso a pasar la

noche en el bosque.

Estaba expuesta al

frio, pero dichosa de

haber podido ayudar a

otros infelices.

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Aquellas estrellas fueron bajando,

bajando, hasta llegar a posarse en las

manos de la niña, y cuyo contacto la

iba convirtiendo en monedas de

oros.

De esta manera fue premiada la bondad

de la niña desde el cielo.

El señor, apiadado por las buenas acciones

de aquella infeliz criatura, le había man-

dando muchas monedas de oro, para que

nunca fuera pobre y pudiera seguir hacien-

do el bien a los demás.

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