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La situación de las personas presas en cárceles andaluzas

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La situación de las personas presas en las cárceles andaluzasEl papel de las asociaciones de drogodependencias y sida

SEMINARIO 1998

FEDERACIÓN ANDALUZA DE DROGODEPENDENCIAS Y SIDAENLACE

Edita: Federación Andaluza de Drogodependencias y Sida ENLACEComisión de Redacción: Aguilar Alés, Remedios

Castilla Jiménez, JoséFernández Ortega, VirtudesGonzález Rodríguez, Mº JoséMartagón Ropero, RosarioMartínez Perza, Mª CarmenMartínez Perza, RosaDe Pando Rojo, InmaculadaPardal Redondo, BeatrizSánchez Fernández, JoséSánchez Silva, Carolina

Patrocina: Caja de Ahorros de San FernandoPortada: Estracto cartel de movilizaciones de EnlaceEnero 2000Depósito LegalImprime

Conclusiones del Seminario de Estudio 1998 dela Federación Andaluza de Drogodependenciasy Sida ENLACE. Texto definitivo aprobado enla Asamblea Ordinaria de Enero de 1999

ÍndicePRESENTACIÓN............................................................................................... 5

1. REFLEXIÓN EN TORNO A LA REALIDAD DE LAS CÁRCELES 71.1 Realidad versus legalidad ............................................................. 71.2 Buscando Alternativas ................................................................111.3 Las personas presas .................................................................. 131.4 Consecuencias del internamiento para el preso ........................... 151.5 Relación de la cárcel con el resto de la sociedad ........................ 161.6 La comunicación de las personas presas con el exterior .............. 21

2. DROGODEPENDENCIAS Y CÁRCELES ........................................... 222.1 Recursos existentes ................................................................... 222.2 Interacción cárcel - drogodependencias ..................................... 262.3 Su inadecuación como centro de tratamiento de las drogodependencias ........................................................................ 272.4 Presencia de las drogas en la cárcel ........................................... 292.5 Especial problemática de los enfermos de SIDA ........................ 30

3. EL PAPEL DE LAS ASOCIACIONES DE DROGODEPENDENCIAS ....................................................................... 32

3.1 Reflexión sobre nuestra intervención .......................................... 323.2 Hacia dónde caminamos ... ........................................................ 383.3 La formación. Instrumento esencial de intervención .................... 423.4 Conflictos entre presos y funcionarios: Posicionamiento .............. 43

ANEXO: FEDERACIONES PROVINCIALES Y ASOCIACIONESFEDERADAS A ENERO DEL 2000 ......................................................... 47

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Seminario 1998

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PRESENTACIÓN

1998 ha sido para nosotros un año de intenso trabajo en torno a las cárceles:les dedicamos el Seminario de Estudio, realizamos un Estudio sobre Cárcelesy Drogodependencias en las trece prisiones andaluzas, para el que contamoscon la colaboración del Defensor del Pueblo, y llevamos a cabo una campa-ña de sensibilización y denuncia, realizada en el mes de Noviembre, queculminamos con una manifestación en Madrid el día 1 de Diciembre.

Sin duda, hemos contribuido, con la fuerza y entusiasmo de que dispo-nemos, a que la triste realidad penitenciaria sea algo más conocida por lasociedad, a la vez que hemos apuntado algunas iniciativas que mejorarían lasituación existente, comprometiéndonos, en la medida de nuestras posibili-dades, en su ejecución, y hemos exigido cambios urgentes a los que tienenlas competencias en esta materia.

El documento que ahora editamos recoge las conclusiones del semina-rio de estudio basadas en la lectura de diversos documentos y en nuestrapropia experiencia y reflexión, y describe el estado actual de las prisiones, laparadoja que existe entre su objetivo teórico y su función práctica, cómosufren los drogodependientes la cárcel y, en particular, cómo la sufren losenfermos de SIDA, y el papel que las asociaciones y las federaciones debe-mos jugar en este asunto.

Estamos seguros de que, tanto este documento como todo el procesode discusión y elaboración del mismo, supondrán un impulso a nuestro tra-bajo de apoyo a los más olvidados de nuestra sociedad, los drogodependientespresos, y en consecuencia, una aportación a la lucha contra la exclusiónsocial.

Pepe SánchezPresidente de ENLACE

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Seminario 1998

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1.- REFLEXIÓN EN TORNO A LA REALIDAD DE LASCÁRCELES

1.1.- REALIDAD VERSUS LEGALIDAD

La función de la cárcel desde un punto de vista teórico difiere to-

talmente de la realidad que en ella nos encontramos.

En teoría, la cárcel debe cumplir, entre otras, con una función de

prevención general, “intentando disuadir” a la sociedad para que las per-

sonas que la integramos no quebrantemos las normas establecidas. Desde

la concepción social de cumplir con esta finalidad, la cárcel aparece como

un instrumento útil que da solución al problema de la inseguridad ciuda-

dana. Por otro lado, se justifica su existencia asignándoles funcionescomo la rehabilitación-resocialización del delincuente y la satisfac-ción a la víctima del delito.

Sin embargo, en la práctica:

-La función disuasoria no se cumple, no se alcanza el fin de la prevención

general. La cárcel no supone una amenaza para las personas que nunca

han delinquido, ni siquiera para los delincuentes habituales; un reflejo de

ello es el constante aumento del número de presos y el alto número de

reincidentes.

- La prisión constituye un muro de contención donde se almacenan todos

los conflictos que no se solucionan en la sociedad “libre”, dando una

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respuesta “falsa” a sus demandas, con el objeto de tranquilizarla. A corto

plazo, puede producir la sensación de que resuelve el problema de la inse-

guridad ciudadana, sin embargo, en realidad lo que hace es contentar a

determinados grupos de poder utilizando la prisión como castigo

ejemplarizante en personas concretas.

- La estancia en prisión no rehabilita ni reeduca a nadie, produce el efecto

contrario ya que introduce a la persona en un mundo de marginalidad,

pobreza y exclusión.

- Tampoco da una respuesta válida a la víctima del delito, que rarasveces ve reparado el daño que se le ha causado, no contribuyendo elingreso en prisión del autor a satisfacer los perjuicios causados a lamisma.

La cárcel en el fondo no resuelve nada porque no va a la raíz del

problema: LAS DESIGUALDADES SOCIALES.

La prisión, realmente sirve para apartar a los “asociales”, reforzan-

do la identidad de los “normales” frente a los que mantienen una conduc-

ta inadaptada al sistema dominante.

La propia estructura del sistema carcelario, la falta de personal cua-

lificado y de una programación idónea contribuyen a la agravación de los

problemas, no a su solución.

Así, a nivel personal, la prisión representa una solución dramáti-

ca, “la muerte social”. Se produce el proceso de prisionización1, es decir, la

pérdida de identidad individual y la adquisición de la identidad de preso.

1Concepto utilizado por Jesús Valverde en “La Cárcel y sus consecuencias» para hacer referencia al“proceso por el que se va consolidando progresivamente las consistencias comportamentales resultantesdel encarcelamiento”.

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La cárcel despersonaliza, aniquila a la persona, provoca un estado

de ausencia permanente que anula todas las posibilidades de control so-

bre su propia vida y destino. En este ambiente tan hostil no es posible la

recuperación de la persona, no se puede enseñar a vivir en libertad cuan-

do se priva de ella. Al preso sólo le queda someterse y defenderse conti-

nuamente, reforzando su inseguridad y desconfianza (que se traduce en

apatía, conformismo, violencia, agresividad,...).

La vida diaria, “subterránea”, de la prisión está regulada por una

serie de normas no escritas, pero de honda aplicación, tanto por parte de

los presos como de los funcionarios. La institución disimula conocer este

submundo paralelo pero todos -funcionarios, educadores, presos, familia-

res,...- saben que de esta manera se gesta la red que corroe la supuesta

“función social” de estas instituciones.

Desde el punto de vista de la salud, la cárcel es un foco de transmi-

sión de enfermedades infecciosas, acelerándose el deterioro en los casos

de aquellas personas que padecen VIH/SIDA. Por otro lado, la existencia

de drogas de muy mala calidad, incluso adulteradas, supone un riesgo

añadido no sólo para la salud, sino para la propia vida de los reclusos.

A nivel social, se refuerza la conciencia de los buenos frente a los

malos, de la imagen social dominante que entiende el delito como una

elección y la cárcel como la única solución, generando una estigmatización

de la persona presa como delincuente habitual y perpetuando la imagen

social de la cárcel como “un mal necesario”.

Todo lo anterior trae como consecuencia la inviabilidad de la in-

corporación social del preso llegado el momento de su excarcelación, que

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se ve reforzada ante la ausencia total de alternativas, entrando éste en la

rueda cárcel-calle-delito-cárcel-calle-delito...

Aún cuando el Estado insiste en hacernos creer que la cárcel es la

única solución válida a los problemas de delincuencia, y el lugar ideal

para “recuperar socialmente” a determinadas personas que han quebran-

tado las normas, no debemos hacer un análisis simplista de dicha cues-

tión, pues es, a todas luces, una incoherencia pensar que un medio física-

mente cerrado, y psicológicamente alejado de la sociedad a la que se pre-

tende incorporar, pueda socializar, y aún menos teniendo en cuenta que,

en muchas ocasiones, nos encontramos con personas que nunca han esta-

do integradas en la sociedad.

A ello, se une el propio aparato de la Institución Penitenciaria que

impide que la resocialización sea posible a la vez que limita cualquier idea

que vaya destinada a la recuperación de la persona. Las actividades en la

cárcel son pocas y se realizan en condiciones muy precarias, llevadas a

cabo por personal ajeno a la prisión, que se ve dificultado y entorpecido

en sus actuaciones e imposibilitado para la crítica.

Además, la cárcel sirve para justificar el aparato represivo del Esta-

do, utilizándose como instrumento de aislamiento de aquellas personas

que distorsionan la “paz”, ocultando de esta forma “la conflictividad so-

cial”.

Al Estado le resulta más sencillo «aniquilar», retener a una perso-

na que actúa al margen de la legalidad, que analizar y erradicar las causas

que le han llevado a delinquir.

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La prisión cumple con la función contraria a la que constitucional-

mente tiene asignada, reforzando la exclusión y marginación previas que

sufren la gran mayoría de las personas presas. En definitiva, la prisión sólo

cumple con una función represiva y de castigo.

Resumiendo: en teoría la función de la cárcel es rehabilitar/

resocializar, esta es la idea que se proyecta a la sociedad y se intenta que

ésta confíe en la misma; sin embargo, en realidad, el orden y la seguridad

priman frente a la reeducación, es más, podríamos decir que constituyen

el motor del sistema carcelario.

De hecho, el funcionamiento de este sistema está supeditado a la

función represora, como demuestra la desproporción existente entre la

inversión que se realiza en recursos de seguridad frente a la que se realiza

en los recursos de tratamiento, así como la progresiva implantación de

macrocárceles. Según datos extraídos del Estudio sobre “La situación de

los drogodependientes en las cárceles andaluzas” realizado por Enlace en cola-

boración con el Defensor del Pueblo Andaluz, el número de funcionarios

de seguridad es de uno por cada cuatro presos, mientras que la propor-

ción respecto a los funcionarios de tratamiento es de un funcionario por

cada 38 presos, y de un funcionario de enfermería por cada 53 presos. En

cuanto a la implantación de las macrocárceles, de las 13 prisiones existen-

tes en Andalucía, 1 es macrocárcel y en la actualidad se están construyen-

do 2 que reúnen estas características.

1.2.- BUSCANDO ALTERNATIVAS

En cuanto a las alternativas legales, las existentes son escasas y

no se aplican de manera efectiva y flexible, disfrutándolas sólo una mino-

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ría. Entre los motivos de la inaplicación de las medidas existentes podría-

mos citar la insensibilidad y arbitrariedad de jueces y fiscales, así como la

falta de implicación de los responsables de su ejecución.

En nuestro actual sistema penal y penitenciario la pena privativa

de libertad se configura como la “pena-estrella”, que ha demostrado su

ineficacia y, en la práctica, no sólo se traduce en la pérdida de libertad,

sino en la privación de otros derechos y libertades fundamentales. Sin

embargo, aún existiendo otras sanciones penales que suponen menor res-

tricción de derechos, éstas son poco utilizadas por los aplicadores del de-

recho que depositan toda su confianza en la pena de prisión como la única

que puede dar solución a los conflictos sociales. Por ello, es fundamental

abogar por la aplicación de medidas alternativas a la prisión, exigiendo la

aplicación de las existentes y creando otras nuevas, que se adapten a las

actuales exigencias sociales. Asimismo, al ser el Derecho Penal un dere-

cho cambiante que intenta dar respuesta a la realidad existente en un

momento determinado, debemos ir realizando, paralelamente, una labor

que implique la evolución de las medidas penales existentes hacia otras

que supongan menor grado de privación de derechos fundamentales.

Como ejemplo de la falta de aplicación de las alternativas existen-

tes dirigidas a drogodependientes (cumplimiento en centro de

deshabituación y salida para la realización de programas ambulatorios),

en las cárceles andaluzas, no hay ningún condenado que haya podido

llevar a cabo este tipo de programas a través de la posibilidad que ofrece el

artº 117 Reglamento Penitenciario (R.P.).

Como medidas alternativas, apuntamos algunas: mediación vícti-

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ma-agresor, alejamiento del agresor, resarcimiento económico del delito,

trabajo en beneficio de la comunidad, etc...

En cuanto a los recursos sociales disponibles, en un plano más

global, no existen alternativas reales a la prisión y en base a esta carencia

se justifica por parte de los poderes públicos la no aplicación de otras me-

didas distintas a la privativa de libertad.

A corto plazo, y teniendo presente que las cárceles no van a des-

aparecer, tendríamos que fomentar, impulsar y exigir medidas más con-

cretas como las de fomento de empleo, ayudas para la contratación de ex-

reclusos, programas efectivos de incorporación sociolaboral, etc...

En la labor de invención de estas nuevas alternativas, no podemos

seguir cayendo en el error de dar la misma solución a todos los delitos,

hay que crear soluciones adaptadas a cada caso particular: comunidades

terapéuticas, centros de tratamiento diferenciados para cada delito, pro-

gramas externos, etc....

Y en este proceso de cambio nos tenemos que implicar todos para

transformar el modelo social y superar actitudes asistencialistas y caritati-

vas.

1.3.- LAS PERSONAS PRESAS

Para el discurso legal, en la cárcel está quien ha cometido un delito.

En realidad, dentro están aquellas personas a las que la sociedad conside-

ra “molestas”. Se encarcela a los drogodependientes, enfermos mentales,

analfabetos, en definitiva se encarcela la pobreza, la marginación y la exclusión.

Las cárceles nacieron históricamente con otra finalidad y para otros

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“delitos”; hoy, están llenas de drogodependientes. De la misma manera

que en cualquier país democrático es una vergüenza tener presos políti-

cos, también supone una contradicción tener como presos a los “enfermos

sociales” producto de la droga y la marginación. Y en estos momentos,

entre el 80% y el 90% de los presos andaluces tienen o han tenido proble-

mas de drogodependencias.

Uno de los derechos que resultan vulnerados con más evidencia es

el derecho a la igualdad, en su doble vertiente: derecho a la igualdad de

trato y derecho a la igualdad de oportunidades. Las personas presas según

el artículo 25 de la Constitución deben gozar del pleno ejercicio y disfrute

de todos los derechos fundamentales consagrados en la norma suprema,

éstos únicamente pueden verse limitados por el contenido del fallo conde-

natorio, el alcance de la pena y la ley penitenciaria.

Sin embargo, la realidad nos pone de manifiesto que la igualdad enel trato es una utopía: las personas presas con problemas de

drogodependencias no acceden en igualdad de condiciones a los progra-

mas y recursos específicos que aquellas otras que, con la misma problemá-

tica, están en libertad. Los presos deben superar toda una carrera de obs-

táculos para acceder a los mismos, existendo en algunas ocasiones proble-

mas de listas de espera para inclusión en algún programa, (metadona, in-

greso en comunidad,...); en otras, los problemas pueden venir por las inte-

rrupciones bruscas de los tratamientos al agotarse las sustancias, etc..

Por otro lado, la desigualdad en cuanto a las oportunidades paraacceder a los tratamientos y recursos es una constante, no existe igualdad

en cuanto a las posibilidades de acceso a éstos, viéndose enormemente

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limitada su capacidad para poder elegir entre un programa u otro, un re-

curso u otro, etc..., no siendo trasladable esta situación a aquellas perso-

nas con problemas de drogodependencias que están en libertad, que pue-

den decidir, dentro del abanico de recursos existentes, cuál se ajusta más

a sus necesidades.

Estas consideraciones son igualmente predicables cuando nos refe-

rimos a los presos que están enfermos, en los que la quiebra del derecho

fundamental a la igualdad trae consecuencias irreversibles para su salud,

su integridad y su propia vida.

En otro orden de cosas, hemos de resaltar las condiciones inhuma-

nas en las que se desenvuelve la vida de la persona presa, en las que el

hacinamiento y la suciedad son elementos del contexto de un plan que

consiste en “pasar o matar el tiempo”.

1.4.- CONSECUENCIAS DEL INTERNAMIENTO PARA ELPRESO

La estancia en prisión supone para las personas presas la culmina-

ción de su proceso de inadaptación social que puede concluir con la

prisionización. A través de este proceso de prisionización, se interioriza

progresivamente una forma de comportamiento cada vez más anormalizado

para vivir en sociedad y más adecuado para sobrevivir en prisión. Es de-

cir, el sistema de valores que adquieren estas personas y los medios y

formas que utilizan para convivir son diferentes a los del resto de la socie-

dad. La prisionización será más o menos grave dependiendo del tiempo

de permanencia en prisión.

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Por otro lado, la cárcel provoca multitud de consecuencias negati-

vas desde el punto de vista físico y psicosocial, muchas de ellas irreversi-

bles para el preso.

Entre las consecuencias físicas podemos señalar problemas en la vi-

sión, en el oído, en el gusto, en el olfato, sufren agarrotamiento muscular

(evidenciado por las numerosas demandas para reducir la ansiedad) e in-

cluso alteraciones en la imagen personal, llegando un momento en el que

la persona no reconoce como suyo su propio cuerpo.

Entre las consecuencias psicociales, la persona se adapta a un medio

totalmente anormalizado donde adquieren gran relevancia cuestiones que

en la calle resultan insignificantes; se autoafirma en su comportamiento

agresivo o de sumisión; se introduce en relaciones personales jerarquizadas;

pierde la noción de la responsabilidad, ya que no controla su propia vida;

sufre graves alteraciones de la afectividad provocada por su situación de

desamparo; padece graves alteraciones en la sexualidad; se encuentra en

un estado permanente de ansiedad y de ausencia total de expectativas de

futuro.

Por otro lado, el preso asimila el lenguaje propio carcelario y, por

último, pierde por completo todo tipo de vinculación con el exterior.

1.5. RELACIÓN DE LA CÁRCEL CON EL RESTO DE LA SO-CIEDAD

Las relaciones de la cárcel con el exterior están basadas en la prepo-

tencia y la arbitrariedad por parte de la primera.

A continuación, vamos a analizar cómo son las relaciones con los

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familiares, los abogados, las asociaciones y otras administraciones.

’ CON LOS FAMILIARES DE LOS PRESOS

Familia-preso

Las relaciones que se establecen a este nivel están limitadas básica-

mente a las comunicaciones que se ven muy condicionadas por la situa-

ción económica de las familias, que no pueden desplazarse con la regulari-

dad deseada, máxime cuando el preso está cumpliendo condena fuera de

su lugar de origen, produciéndose así una desconexión e incluso ruptura

de las relaciones familiares. En este sentido, tenemos que poner en tela de

juicio la actual política de la Administración Penitenciaria respecto de la

ubicación de los presos, y exigir el acercamiento de los que son andaluces

a sus pueblos y ciudades de residencia.

Por otro lado, estas comunicaciones se realizan en unas pésimas con-

diciones que imposibilitan una relación natural y espontánea.

Institución-familia

En este punto se deja notar de nuevo la ineficacia del sistema carce-

lario como medio para alcanzar la recuperación social de las personas que

delinquen y la integración al medio que les excluyó. El tratamiento que

ha de realizar la Institución Penitenciaria para alcanzar la resocialización y

reeducación del preso debe ser integral, teniendo en cuenta todos los as-

pectos de la vida de la persona. Ni los psicólogos, ni los trabajadores socia-

les, ni los educadores realizan trabajo alguno destinado a la familia, que

está olvidada por completo.

Por otro lado, la institución proyecta en la familia la misma relación

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de desprecio y superioridad que establece con el preso, provocando un

efecto desmoralizante, humillante y traumático, tanto en uno como en

otra.

’ CON LOS ABOGADOS

Abogado-preso

Los abogados son pieza fundamental para la defensa jurídica, huma-

na y sanitaria de las personas privadas de libertad. El panorama general

presenta muchas deficiencias: por un lado, en el caso de los presos preven-

tivos, la mayoría de los abogados de oficio sólo ven a sus clientes el mismo

día del juicio, minutos antes de celebrar la vista, lo que conlleva la total

indefensión del acusado; por otro lado, en el caso de los presos penados, el

sistema de justicia gratuita provoca que los abogados de oficio finalicen su

actuación con el dictado de la sentencia, quedando el preso que carece de

medios económicos, indefenso durante su estancia en prisión. Por ello, es

fundamental la creación de un servicio de asistencia y orientación peni-

tenciaria en las prisiones que garantice y vele por la defensa de éstos.

Un aspecto a considerar en este punto es el desconocimiento del

Derecho Penitenciario por parte de muchos de estos profesionales, máxi-

me cuando en los planes de estudios universitarios escasamente se recoge

esta disciplina.

Institución-abogado

La Institución se relaciona con estos profesionales de una forma

ambigua, con cierta reticencia e intentando, a la vez, situarlos “en su ban-

do”; de hecho muchos de ellos terminan posicionándose más cerca de la

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cárcel que del preso. Aunque generalmente son tratados correctamente,

ésto dependerá, en última instancia, del alcance y sentido de su interven-

ción.

En general, la actuación del abogado es difícil por la propia estructu-

ra cerrada de la prisión, debiendo mantener los contactos con los presos

en locutorios vergonzosos, tras largos ratos de espera, imposibilitándole el

acceso al expediente penitenciario en su integridad,...

’ CON LAS ASOCIACIONES

A nivel teórico, las prisiones están abiertas a la colaboración de en-

tidades públicas y privadas para el desarrollo de actividades, sin embargo,

en la práctica, este principio hay que matizarlo, pues los programas que

interesan son los puramente asistencialistas y que contribuyan a engrosar

sus memorias de actividades, manteniendo una actitud hipócrita al reco-

nocer pero ignorar la insuficiencia de recursos que claramente padecen.

En el momento en el que la asociación se “extralimita” con el

cuestionamiento de la Institución, reivindicando los derechos de los pre-

sos, denunciando las deficencias existentes,... la actitud cambia, y la aso-

ciación comienza a tener problemas hasta el punto de impedírsele la inter-

vención directa en prisión.

En general, las asociaciones que con su trabajo cuestionan el siste-

ma, resultan incómodas e inoportunas para la Administración Penitencia-

ria.

Respecto al trato que se les presta a los miembros de estas asociacio-

nes se intenta restar credibilidad y fuerza a su trabajo, cansándoles, que-

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La situación de las personas presas en las cárceles andaluzasEl papel de las asociaciones de drogodependencias y sidaSeminario 1998

mándoles, desubicándoles,... En el día a día, estas personas tienen que

estar a merced del funcionario de turno para poder desarrollar su trabajo.

’ CON OTRAS ADMINISTRACIONES

La descoordinación que existe a nivel general entre las Adminis-

traciones, se acentúa en el caso de las relaciones con la Institución Peni-

tenciaria.

Las escasas relaciones que establece la Administración Penitencia-

ria con otras Instituciones tienen un carácter puntual, y muchas veces

basada en la complicidad y la connivencia (por ejemplo en los casos de

muertes en prisiones que son certificadas como ocurridas en hospitales

por médicos de la Red Sanitaria Pública), no existiendo una voluntad real

de trabajo conjunto y coordinado. El motivo fundamental de esta situa-

ción es la concepción de la cárcel como medida de castigo y del preso

como un ciudadano de segunda.

Los ayuntamientos podrían jugar un papel atencional muy impor-tante si asumiesen tareas que les competen en su territorio, tales comosalud, cultura, formación, trabajo, etc.

Como caso puntual señalamos la iniciativa del INEM que propor-ciona algunos talleres formativos, presentando éstos el problema de suinadecuación a las características generales de la población reclusa.

En la mayoría de los casos, son las asociaciones las que reivindicanla coordinación entre las distintas Instituciones sirviendo como nexo en

las relaciones que mantienen.

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1.6.- LA COMUNICACIÓN DE LAS PERSONAS PRESAS CONEL EXTERIOR

El preso obtiene muy poca información del exterior, y ésta resulta

limitada y censurada.

Respecto a su entorno inmediato, los canales básicos de informa-

ción son la familia y las asociaciones.

Sobre cuestiones más generales, económicas, políticas, sociales, «so-

bre lo que pasa en el mundo», el preso recurre a los canales habituales:

prensa, radio y televisión, si bien éstos están limitados (prensa diaria no

llega, los informativos de televisión no coinciden con las horas de patio,

no llegan todos los canales de TV,...)

Por otra parte, existen redes internas de información entre los pre-

sos, aunque supeditadas, en la mayoría de los casos, a las drogas y condi-

cionadas a la jerarquía que se establece entre ellos.

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2.- DROGODEPENDENCIAS Y CÁRCELES

2.1.- RECURSOS EXISTENTES

El estudio realizado por ENLACE sobre La situación de los

drogodependientes en las cárceles andaluzas nos muestra que más del 80% de

los presos (unos 8.000) tienen problemas de drogodependencias y que

sólo están en tratamiento 1 de cada 4.

La mayoría de ellos llegan a la cárcel como consecuencia de su

adicción, y la presión ambiental, desmotivación..., que encuentran allí,

acentúan su problema, utilizándose la droga como forma de evasión, «para

que pase más rápido el tiempo...».

En los centros penitenciarios ni la cantidad ni la calidad de los re-

cursos disponibles para el tratamiento de las drogodependencias se acer-

can apenas a los existentes en la red pública, quedando de esta manera

plasmado en el mencionado estudio. Con ello no queremos decir que los

recursos públicos externos a prisión no sean mejorables, sino poner de

manifiesto cómo los ciudadanos con problemas de drogodependencias

que se encuentran privados de libertad no están siendo atendidos en igual-

dad de condiciones que los ciudadanos libres.

En cuanto a los recursos propios de las prisiones, específicos para la

atención de las drogodependencias, llamémosles RECURSOS INTER-

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La situación de las personas presas en las cárceles andaluzasEl papel de las asociaciones de drogodependencias y sidaSeminario 1998

NOS, prácticamente son inexistentes, y se limitan a la realización de al-

gún grupo de terapia de forma muy aislada y a la dispensación de metadona

u otros fármacos, centrándose la intervención exclusivamente en la sus-

tancia. En definitiva, estos recursos son muy escasos, de mala calidad e

inadecuados a las necesidades reales de las personas a las que teóricamen-

te van dirigidos, alejándose mucho de lo que debería ser una interven-

ción integral y continuada con la persona.

En este apartado merecen especial atención los programas de man-

tenimiento con metadona, en los que la sustancia es utilizada en muchas

ocasiones como instrumento de control, amenaza o sometimiento por parte

del funcionariado, dispensándose, en algunos casos, de forma arbitraria y,

casi siempre, sin apoyo psicosocial. A estos tratamientos acceden los pre-

sos con mucha más dificultad que los drogodependientes que están en

libertad. Lo mismo ocurre con cualquier programa de reducción de ries-

gos, como por ejemplo, el de intercambio de jeringuillas (que no existe en

ninguna prisión andaluza).

Continuando con los recursos internos, dentro del apartado de

PERSONAL, hay que destacar lo siguiente:

Por una lado, la exagerada escasez de técnicos especialistas en

drogodependencias, lo que contrasta con el gran número de funcionarios

de seguridad (2.348). Lo normal es que el personal dedicado al tratamien-

to penitenciario en general (entendido como todas aquellas actuaciones

encaminadas a la reeducación y a la reinserción social del preso) asuma,

además, las tareas concernientes al problema que nos ocupa. Así, para los

casi 10.000 presos que llenan las cárceles andaluzas (unos 8.000

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La situación de las personas presas en las cárceles andaluzasEl papel de las asociaciones de drogodependencias y sidaSeminario 1998

drogodependientes), según los datos extraídos del Estudio “La situación de

las drogodependencias en las cárceles andaluzas”, de los 252 técnicos pertene-

cientes al área de tratamiento, 66 asumen también lo relativo a la atención

de las drogodependencias, por tanto no actúan con exclusividad. Ello quiere

decir que estos funcionarios, además de atender las demandas que pre-

sentan los presos con problemas de drogodependencias, tienen que hacer

estudios personalizados para destinar a los presos a uno u otro departa-

mento según sus peculiaridades, para clasificarlos en grado, progresarlos o

regresarlos, para la concesión o no de permisos, de libertades condiciona-

les; también tienen que organizar las actividades ocupacionales de la pri-

sión, atender las solicitudes de informes de los Jueces de Vigilancia Peni-

tenciaria, enviar información periódica y estadística a la Dirección Gene-

ral de Instituciones Penitenciarias y un largo etcétera de actividades, la

mayoría de ellas burocráticas. Tampoco el personal sanitario encargado

de suministrar la metadona se dedica con exclusividad a la realización de

dichos programas de tratamiento de drogodependencias, por lo que,

prioritariamente tienen que atender todos los problemas de salud que se

dan en la cárcel.

Por otro lado, la mayoría del personal perteneciente a la institu-

ción penitenciaria, se caracteriza por su falta de formación en

drogodependencias, así como por su inadecuada actitud frente al trata-

miento penitenciario, ya que, en muchos casos, inmersos en la propia di-

námica de la prisión, se olvidan de las tareas que legalmente tienen enco-

mendadas y se centran en cuestiones de tipo regimental, lo que se traduce

a nivel práctico en una absoluta priorización de los criterios de orden,

seguridad y disciplina sobre los fines de reeducación y reinserción social

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La situación de las personas presas en las cárceles andaluzasEl papel de las asociaciones de drogodependencias y sidaSeminario 1998

que las penas de prisión tienen enconmendados por la Constitución y

otras Leyes.

También es importante subrayar que, tanto la inexistencia de ac-

tuaciones en materia de PREVENCIÓN de drogodependencias, como la

DESINFORMACIÓN en la que se encuentran las personas encarceladas

acerca de los recursos existentes, son una constante en todas las prisiones.

Esta precaria situación se ve agravada por la FALTA DE COOR-

DINACIÓN de los recursos propios de la prisión con los recursos especí-

ficos en drogodependencias procedentes del exterior, lo que repercute

muy negativamente en las personas privadas de libertad. Citamos como

ejemplo, la interrupción de los tratamientos de metadona al ingreso en

prisión. No obstante, en la actualidad se está intentando subsanar esta

deficiencia a través de los G.A.D. (Grupos de Atención al

Drogodependiente), integrados tanto por profesionales de la prisión como

por personas o profesionales del exterior, representantes de asociaciones o

federaciones, etc.

En cuanto a los RECURSOS EXTERNOS específicos en

drogodependencias que intervienen en las cárceles, hay que destacar, en

primer lugar, que no todos están presentes en todas las prisiones y, en

segundo lugar, que los programas, objetivos, actividades y metodología

de trabajo varían sustancialmente de unos casos a otros, existiendo una

necesidad de coordinación de todos ellos. Entre estos cabe destacar:

- C.P.D.

- Asociaciones y federaciones de ENLACE

- Proyecto Hombre

- Confesiones religiosas

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2.2.-INTERACCIÓN CÁRCEL - DROGODEPENDENCIAS

La estancia en prisión provoca en los drogodependientes múltiples

efectos negativos que, en definitiva, no hacen más que agravar su difícil

situación y acelerar su desestructuración personal.

La vida en prisión refuerza el consumo; la persona encarcelada

tiende a consumir drogas, cada vez que puede, para superar su

desesperanzadora realidad y evadirse de la misma. La institución peniten-

ciaria es un lugar totalmente inadecuado para llevar a cabo cualquier tra-

tamiento de drogodependencias que pretenda ser eficaz y menos aún para

aquellas personas que no estaban en tratamiento en el exterior y preten-

den iniciarlo tras su ingreso en prisión.

La droga en la cárcel acentúa las situaciones de violencia y provo-

ca la creación de grupos de poder, estableciéndose relaciones de dominio

entre quien tiene la droga y dicta las normas, y quien la consume y se

encuentra sometido a éste.

El encarcelamiento para un drogodependiente implica estar expues-

to a una situación permanente de riesgo para su salud y su propia vida,

marcada por las condiciones del sistema carcelario. La ilegalidad de las

drogas y de su consumo dentro de la cárcel, hacen que la calidad de las

sustancias a las que tiene acceso sea muy baja y que las formas de admi-

nistración que se ve obligado a practicar no reúnan las condiciones higié-

nicas mínimas, lo que se traduce en el aumento de las muertes por

sobredosis, el contagio de enfermedades infecciosas, las reinfecciones, etc.

En definitiva, en la cárcel aumentan y se aceleran los efectos negativos de

las drogodependencias .

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Para una persona encarcelada, el consumo de droga constituyeuna forma de evasión ante la situación que sufre. Se convierte en un ins-trumento para soportar la situación de vacío que provoca la cárcel y parahacer frente a la ansiedad que genera la ausencia de control sobre su pro-pia vida. Asimismo, el consumo de drogas puede ser en muchos casos

una forma de adaptación al sistema carcelario y a las pautas de conducta

mayoritarias.

Por otro lado, al ser sustancias prohibidas, todo lo que se mueveen torno a ellas está al margen de la legalidad, constituyendo una forma

de enfrentamiento al sistema carcelario y a las normas que lo rigen.

La drogadicción acelera el proceso de prisionización; provoca lapérdida del poco margen de libertad y capacidad de decisión que tiene lapersona sobre su propia vida, llevandole a la total destrucción de su auto-

nomía.

Paralelamente, el abuso del consumo de drogas hace al preso másvulnerable y manipulable, provocando, por un lado, sumisión hacia losgrupos de poder que controlan el mercado de la droga dentro de la cárcely, por otro, hacia la propia Institución, pues adormece la actitud

reivindicativa y la respuesta colectiva ante la violación de sus derechos.

2.3.- SU INADECUACIÓN COMO CENTRO DE TRATAMIEN-TO DE LAS DROGODEPENDENCIAS

La prisión jamás podrá ser un centro rehabilitador de

drogodependientes. Exiten múltiples razones para realizar esta afirmación,

pero lo cierto es que el entorno carcelario constituye un ambiente total-

mente inadecuado para iniciar o continuar tratamiento. Un tratamiento

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que resulte verdaderamente eficaz para superar un problema de

drogodependencias ha de ser integral y abordar las verdaderas causas del

problema. En prisión esto no puede hacerse. Las intervenciones que se

realizan son puntuales y parciales (metadona y algún grupo de terapia).

El personal de la cárcel no está preparado para esta tarea; la mayo-

ría de ellos pertenece al grupo de funcionarios de seguridad.

En las prisiones, ni los recursos, ni los tratamientos, ni el personal,

ni las instalaciones, ni las actuaciones preventivas pueden compararse con

lo que se conoce en la calle como abordaje o tratamiento de

drogodependencias.

Por la propia fisonomía de la cárcel, ésta nunca podrá llegar a ser

un recurso de tratamiento de drogodependencias puesto que los fines por

los que nacen una y otro son totalmente opuestos. La una castiga y aparta,

el otro recupera e integra.

En cualquier caso, dentro de prisión se dan situaciones en las quealgunas personas abandonan el consumo. Sin embargo, estos abandonossuelen ser transitorios y motivados, no por un deseo de dar un giro a suvida, sino por las dificultades del drogodependiente para acceder a la sus-tancia, el miedo a represalias, la preocupación por su propia superviven-cia, etc... De esta manera, la drogodependencia no es superada, volviendoa dominar al individuo cuando desaparecen las circunstancias que le im-pedían consumir con normalidad. En resumen, la cárcel, lejos de servircomo centro de rehabilitación de personas drogodependientes, agravatodos los problemas que éstas presentaban de antemano, incluso, propi-cia los primeros contactos con las drogas en aquellas personas que nuncaantes habían padecido problemas de drogodependencias.

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2.4.- PRESENCIA DE LAS DROGAS EN LA CÁRCEL

A estas alturas nadie puede negar que las drogas forman parte de

la cotidianidad de las cárceles, incluso la propia administración peniten-

ciaria ya lo va reconociendo. Sin embargo, ¿debe ir encaminada nuestra

lucha a exigir que desaparezcan de esos lugares?

Desde ENLACE pensamos que no. Nuestra lucha debe enfocarse

en otra dirección, porque somos conscientes de que la raíz del problema

de las drogodependencias no está en la sustancia, sino en el propio mode-

lo social generador de desigualdades. El discurso prohibicionista no es el

nuestro, sino el de los poderes públicos.

Por otro lado, luchar por la desaparición de las drogas en las prisio-

nes se traduciría en la práctica en un empeoramiento de las condiciones

deshumanizantes y degradantes en las que viven los presos y en un au-

mento de la represión, tanto hacia ellos como hacia sus familiares y otros

agentes externos, a través de cacheos, controles exhaustivos, etc.

Nuestros esfuerzos deben centrarse en lograr que la Administra-

ción Penitenciaria reconozca la envergadura real del problema de las

drogodependencias en las prisiones y admita que ningún centro peniten-

ciario es el lugar idóneo para realizar tratamientos de drogodependencias.

No obstante, como mínimo, las personas privadas de libertad, tienen de-

recho a acceder a los mismos tratamientos que existen en la calle y a reci-

birlos en igualdad de condiciones que los ciudadanos libres. Por ello, de-

bemos exigir que se pongan en marcha los mecanismos y recursos necesa-

rios que permitan una intervención similar a la que se realiza en la calle,

incidiendo entre otros, en la puesta en marcha de programas de reduc-

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La situación de las personas presas en las cárceles andaluzasEl papel de las asociaciones de drogodependencias y sidaSeminario 1998

ción de riesgos (intercambio de jeringuillas, suministro controlado de he-

roína, educación para la salud, etc...).

Por tanto, sin olvidar que nuestro objetivo último es la desapari-

ción de las cárceles, a corto plazo nuestro trabajo debe ir encaminado, por

un lado, a luchar por la “desaparición” de los drogodependientes de ellas,

porque éstas no constituyen un entorno adecuado para que se puedan

crear condiciones tendentes a la normalización de la vida de la persona,

exigiendo la aplicación de medidas alternativas a la prisión; y, por otro

lado, debemos reclamar que los ciudadanos privados de libertad puedan

acceder a los mismos tratamientos terapéuticos y en igualdad de condicio-

nes que en la calle.

Asimismo, de forma paralela, nuestra lucha debe estar centrada

en la transformación social y la desaparición de las desigualdades econó-

micas, sociales, culturales... que en muchos casos son la causa del proble-

ma de las drogodependencias.

2. 5.- ESPECIAL PROBLEMÁTICA DE LOS ENFERMOS DESIDA

Dentro de las cárceles la incidencia del VIH/SIDA, así como de

otras enfermedades infecciosas asociadas al consumo de drogas, es alar-

mante. Hay muchas personas presas, cuyo estado de salud es verdadera-

mente lamentable y en su internamiento no están recibiendo la atención

médica adecuada, pues no son atendidos por médicos especialistas, sino

por médicos generalistas dependientes de Instituciones Penitenciarias.

Además, este personal sanitario de las prisiones es insuficiente, no tiene la

formación específica para las patologías que nos ocupan y, a veces, tampo-

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co tiene la voluntad necesaria para atender a estas personas en las condi-

ciones que se merecen. Para la Administración Penitenciaria no suponen

prioridades ni la vida ni la salud de los presos. El único recurso con el que

cuentan estas personas son las enfermerías de las cárceles, que, desde lue-

go, no son el mejor lugar para su cuidado, de modo que la atención que

reciben es muy inferior, tanto en cantidad como en calidad, a la que reci-

ben los ciudadanos en libertad.

Por todo ello, pensamos que la cárcel no es el lugar adecuado para

los enfermos, ni siquiera para los que padecen enfermedades que pueden

curarse con una atención adecuada. En prisión, la mayoría de ellos em-

peora y muchos mueren.

Ante esto, las asociaciones debemos luchar para conseguir que se

aplique sin restricciones la normativa prevista para estos casos (art. 92 del

C. P. y el art. 196 del R. P.), la excarcelación de los enfermos sin necesidad

de que su muerte sea inminente, es decir, que puedan salir en libertad

para vivir dignamente el tiempo que les quede de vida. Asimismo, debe-

mos exigir que ningún enfermo llegue a entrar en prisión y que mejoren

los recursos sanitarios, igualándolos a los que existen en la comunidad

(que los médicos que atiendan a los presos pertenezcan a la red sanitaria

pública).

También, debemos continuar la importante labor de sensibilización

social ya iniciada. Tenemos que informar a la sociedad del incumplimien-

to de derechos tan fundamentales de la persona como el derecho a la

salud, a la dignidad y a la vida. No podemos permitir que los enfermos

mueran privados de libertad.

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3.- EL PAPEL DE LAS ASOCIACIONES DEDROGODEPENDENCIAS

3.1.- REFLEXIÓN SOBRE NUESTRA INTERVENCIÓN

La presencia de las asociaciones en las cárceles y el trabajo que se

realiza en torno a las mismas son muy distintos y desiguales dentro de

nuestra organización. Existe ahora mismo en nuestro movimiento asocia-

tivo distintas experiencias que van desde actividades puntuales hasta el

desarrollo de programas continuados.

* OBJETIVOS QUE NOS MARCAMOS

Existen en la actualidad una serie de objetivos comunes que com-

parten todas las asociaciones que, de alguna manera, realizan un trabajo

dentro de prisión.

El objetivo fundamental que guía toda intervención es el de acortar

el tiempo de permanencia en prisión de las personas con las que trabaja-

mos.

Teniendo en cuenta que el trabajo en relación a la Institución Peni-

tenciaria se tiene que desarrollar tanto dentro como fuera de ésta, los ob-

jetivos que nos marcamos los dividiremos en estos dos bloques:

’ Dentro de la prisión:

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· Tener una presencia permanente.

· Continuar el trabajo que se venía haciendo con la persona antes de

su ingreso en prisión.

· Servir de puente entre la cárcel y el exterior.

· Retardar o evitar el proceso de prisionización, marcándonos objeti-

vos individuales, tanto a corto como a largo plazo.

· Acompañarlos en sus procesos terapéuticos y realizar un seguimien-

to integral de su situación personal.

· Informarles y acercarles los recursos existentes.

· Informarles de sus derechos y facilitarles instrumentos para que los

ejerzan. Apoyo y asesoramiento jurídico.

· Servir de freno ante los abusos de la autoridad penitenciaria

· Servir de punto de referencia para cuando llegue el momento de la

exarcelación.

·Trabajar en el exterior con ellos su proceso de incorporación social.

’ Fuera de la prisión:

· Apoyar a la familia de la persona presa.

· Comunicar, informar y sensibilizar a la sociedad para conseguir que

el preso sea considerado como una persona.

· Denunciar las situaciones injustas y deshumanizantes que se dan

dentro de la prisión.

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Puede ocurrir que, en algunos casos, por estrategia, todos los obje-

tivos que nos planteamos con nuestra intervención no los hayamos in-

cluido en el programa que presentamos al centro penitenciario, pero es

muy importante que estos «objetivos no expresos» queden claros en nues-

tras organizaciones, y no nos quedemos en la realización de actividades

puntuales que corren el peligro de caer en el colaboracionismo con la

institución. Se trata de contar con un programa para nuestro uso interno,

que profundice, desarrolle y concrete el presentado a la prisión.

Por otra parte, aunque los programas que se realicen desde las

distintas asociaciones sean diferentes por las propias características de la

asociación y por la cárcel concreta en la que se trabaje, es importante que

la filosofía sea común, es decir, que los objetivos que nos propongamos

sean compartidos por todos los que trabajemos en esta problemática.

* ACTUACIONES QUE REALIZAMOS

Como apuntábamos anteriormente, existe en nuestras asociacio-

nes una gran diversidad en cuanto al trabajo en prisión. Aun así, la mayo-

ría de las actividades que hasta ahora se están realizando van dirigidas a

prestar apoyo, asistencia y orientación, sobre todo en el ámbito jurídico,

terapéutico y familiar.

’ Algunas de las actividades que desarrollamos y/o en las que

participamos dentro de la cárcel son:

· Actividades deportivas, psicofísicas...

· Intervenciones terapéuticas individuales y grupales.

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· Talleres ocupacionales (manualidades, baile...) y de educación para

la salud.

· Seguimientos individuales.

· Acompañamiento, sirviendo de puente entre la prisión y la calle.

· Apoyo jurídico a su situación penitenciaria, contacto con abogados

de oficio, Juzgados de Vigilancia Penitenciaria,...

· Participación en el GAD en algunas prisiones.

Con respecto a las actividades que se desarrollan fuera:

· Intervención judicial.

. Trabajo conjunto en su proceso de incorporación.

· Asesoramiento una vez que sale de prisión: recursos existentes, tra-

mitación de subsidios, ...

. Orientación y apoyo a la familia del preso.

· Campañas reivindicativas y de sensibilización.

Cada una de estas actividades se realiza con una frecuencia distin-

ta en función de los recursos, sobre todo humanos, con los que cuenta

cada asociación, abarcando desde intervenciones puntuales hasta activi-

dades con una periodicidad semanal.

No olvidemos que estas actividades, puntuales o periódicas, de-

ben estar enmarcadas en programas globales y no caer en «la actividad

por la actividad» sin objetivos claros que guíen nuestra intervención.

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* RELACIONES QUE MANTENEMOS CON LA INSTITUCIÓN

Las relaciones con la Institución Penitenciaria son complicadas y

resbaladizas. Son unas relaciones desequilibradas, basadas en el monopo-

lio del poder y la desconfianza mutua. Por un lado, ésta goza de mucha

autoridad, pero nosotros tenemos el arma de la denuncia. Por otro, no

podemos enfrentarnos totalmente a la Institución porque se nos impedi-

ría la entrada y serían las personas presas las perjudicadas. Esta actitud

tampoco puede llevarnos al colaboracionismo, peligro constante del tra-

bajo en prisión, que sólo se puede evitar siendo muy conscientes de nues-

tro objetivo último y teniendo muy claro de parte de quién estamos. Para

ello, necesitamos una revisión crítica y continua de nuestro trabajo.

* RESULTADO DE NUESTRO TRABAJO

En general, los resultados de las intervenciones que se están desa-

rrollando son positivos, a pesar de que la mayoría carece de continuidad y

sistematización.

Partiendo de que los resultados de nuestras intervenciones son

paliativos, señalamos algunos de ellos:

· Las personas con las que trabajamos, en algunos casos, se benefician

en cuanto a su salud, tanto a nivel físico como psicológico.

. Con nuestra presencia, ajena a la institución, se ofrece una realidad

distinta a la que se presenta en el entorno penitenciario.

· Se favorece su situación penitenciaria: se les mantiene informados, se

agilizan cuestiones como la tramitación y concesión de permisos, clasi-

ficaciones,...

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· La Institución trata de forma distinta al preso que se ve respaldado

por una asociación, teniendo más cautela en violar sus derechos.

· Se sirve de nexo entre la persona y el exterior.

· Se evita la entrada en prisión de algunas personas y se logra la pronta

excarcelación de otros.

. Se facilita su salida.

· Se favorece la continuidad del trabajo con estas personas una vez

que salen de la cárcel.

Pese a todos estos resultados, que son muy positivos, es necesario

que nos hagamos una autocrítica, ya que por la complejidad del proble-

ma, no podemos conformarnos con resultados parciales. La intervención

que hagamos tiene que ser integral, incidiendo en todos los aspectos de la

vida de la persona. Hay veces que nos hemos centrado únicamente en

aspectos terapéuticos y nos hemos olvidado de la situación penitenciaria

de la persona. Por otra parte, ésta última, tampoco se ha trabajado siempre

en la medida en que se debería haber hecho, por falta de formación, de

coordinación, etc. Otro aspecto que nos limita en nuestro trabajo es el

miedo al fracaso, a que la asociación o federación queden en mal lugar

porque la persona no responda. A veces nos quedamos cortos, tanto en el

grado de implicación, como en los distintos niveles de intervención.

*...SI LA ASOCIACIÓN NO ENTRA EN LA CÁRCEL

En muchas ocasiones nos encontramos con que ingresan en pri-

sión a personas con las que trabajamos y nuestra asociación no interviene

en el interior con un programa configurado. Cuando se nos presentan

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La situación de las personas presas en las cárceles andaluzasEl papel de las asociaciones de drogodependencias y sidaSeminario 1998

estos casos, los miembros de la asociación se ponen en contacto con otras

asociaciones o colectivos que entran, con los profesionales de prisión, ...

Por otro lado, también se realizan visitas puntuales a través de la familia,

abogados colaboradores, psicólogos u otros miembros de la asociación.

En algunos casos, la única forma de comunicarnos con el preso es a través

del correo. En definitiva, se trata de no perder el contacto con él.

A su vez, se realizan gestiones de todo tipo: derivaciones a otros

recursos, trabajo en los Juzgados, peticiones de indultos, de tercer grado,

emisión de informes, recogida de firmas, etc.

Por otra parte, se apoya a la familia, trabajando en muchos casos el

apoyo psicológico, se le informa y orienta sobre los recursos existentes, en

algunas cuestiones legales como el contacto con el abogado de oficio, acom-

pañamientos a juicios, etc.

Muchas de las personas de nuestras asociaciones están o van a

ingresar en prisión y nuestra intervención no debe limitarse al trabajo con

las mismas cuando están en libertad. Si pretendemos realizar una inter-

vención integral no debemos obviar esta realidad y plantearnos seriamen-

te esta otra vertiente del abordaje en drogodependencias.

3.2.- HACIA DÓNDE CAMINAMOS...

Mientras sigan existiendo las cárceles, nuestro movimiento asocia-

tivo tiene que estar presente en las mismas apoyando al preso, pero te-

niendo muy claro cuál tiene que ser nuestro papel, es decir, NO tenemos

que convertirnos en APÉNDICES de la Administración Penitenciaria ni

en PARTÍCIPES del sistema penitenciario. La cárcel es el peor marco de

intervención, pero hay que estar en ellas porque es donde están las perso-

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La situación de las personas presas en las cárceles andaluzasEl papel de las asociaciones de drogodependencias y sidaSeminario 1998

nas con las que trabajamos. Un objetivo a corto plazo sería su pronta

excarcelación pero sin perder de vista nuestro objetivo último, la desapa-

rición de las cárceles y la búsqueda de otras alternativas diferentes a la

prisión.

* OBJETIVOS QUE DEBEMOS MARCARNOS

- Transformar las prisiones haciendo que se cumpla la legislación vi-gente.

- Buscar alternativas nuevas a la pena privativa de libertad.

- Disminuir el tiempo de permanencia en prisión para retardar el pro-ceso de prisionización, reducir y evitar sus efectos, fomentando la apli-cación de las medidas alternativas existentes en la legislación vigente,forzándola hasta el extremo (régimen abierto, indulto particular, cum-plimiento en centro, adelantamiento de la libertad condicional...).

- Procurar que la estancia en prisión sea lo menos perjudicial posible.

- Servir de enlace entre la persona interna y el exterior.

- Informar y acercar a la persona presa todos los recursos existentes.

- Asesorarle sobre su situación penal y penitenciaria. Acompañarlesen sus procesos judiciales.

- Apoyar y atender sus demandas, recoger y trabajar los objetivos quese plantean.

- Motivarles para que participen en los programas que desarrollamos.

- Exigir la presencia de servicios de asesoramiento penitenciario en lascárceles.

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- Exigir a los profesionales correspondientes que cumplan con su tra-

bajo; fomentar la implicación del equipo de tratamiento.

- Luchar por el cumplimiento de los derechos de los presos. Para ello,

muchas veces tendremos que utilizar las denuncias particulares o in-

dividuales, siendo consciente el preso de las repercusiones de su de-

nuncia y no crearle falsas expectativas, y otras veces, la denuncia co-

lectiva, utilizando la estructura de Enlace.

- Buscar nuevas alternativas a la prisión.

- Crear conciencia social. Dar a conocer a la sociedad, a nuestra comu-

nidad, cuál es la verdadera realidad de las prisiones.

- Coordinarnos e intercambiar experiencias con otros colectivos. No

quedarnos aislados.

- Apoyar plataformas y asociaciones de presos para que se organicen y

reivindiquen sus derechos.

* RECURSOS NECESARIOS

Humanos: Los fundamentales pueden ser: el entorno inmediato -fami-

lia, amigos, vecindario,...-, nuestras asociaciones y la comunidad. Es

necesario contar tanto con profesionales como con no profesionales.

Materiales:

Económicos. Son muy necesarios, especialmente para desplazamientos,

ya que la cárcel está muy alejada de cualquier recurso y centro urba-

no. También son imprescindibles si queremos poner en marcha un

programa «continuado» en prisión.

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La situación de las personas presas en las cárceles andaluzasEl papel de las asociaciones de drogodependencias y sidaSeminario 1998

Infraestructura. Necesidad de espacios adecuados para la realización de

nuestras actividades, tanto dentro de prisión como fuera.

Recursos propios de la cárcel: Debemos usar los recursos de la

prisión, tanto humanos como materiales, e intentar que mejoren.

* ACTIVIDADES A REALIZAR

Las actividades que realicemos tienen que tener un carácter conti-

nuado y sería necesario contar con un programa marco que englobe

unas líneas de actuación comunes a todos nosotros.

Es muy importante que estemos coordinados tanto a nivel de Fe-

deración Andaluza como a nivel provincial. Los programas para interve-

nir en prisión se deben organizar a nivel provincial y llevar una misma

dirección, para rentabilizar nuestro trabajo; por ello es esencial unificar

criterios a nivel autonómico de manera que nuestros programas tengan

unos objetivos comunes.

Las actividades concretas a realizar en nuestras intervenciones se-

rían muy diversas, trabajando todos los ámbitos necesarios para dismi-

nuir o evitar la prisionización, es decir, realizando una intervención inte-

gral que incida en todos los aspectos de la vida de los presos.

Citamos como ejemplo algunas actividades a realizar:

* DENTRO de la prisión: Seguimientos, asesoramiento jurídico-peni-

tenciario, apoyo a la familia y contactos con la comunidad, contactos y

derivaciones a otros recursos, formación en todos los sentidos (orien-

tación a la salida, formación ocupacional, habilidades sociales, ...), acti-

vidades deportivas, culturales, terapéuticas...

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La situación de las personas presas en las cárceles andaluzasEl papel de las asociaciones de drogodependencias y sidaSeminario 1998

* FUERA de la prisión: Hay que ir hacia cambios más globales. Por

eso las actividades que realicemos deben estar encaminadas a la

«contrainformación», sensibilización social, denuncia y reivindicacio-

nes de cambio: charlas, conferencias, intervención en medios de co-

municación, movilizaciones...

También nuestro trabajo debe estar dirigido a participar en otros

foros e intercambiar experiencias con otras organizaciones.

Asimismo, la realidad nos plantea la necesidad de implicar a otras

administraciones: Gobierno Central, Junta de Andalucía, Ayuntamien-

tos, Diputaciones, INEM...

3.3.- LA FORMACIÓN. INSTRUMENTO ESENCIAL DE INTER-VENCIÓN

No se puede trabajar en las cárceles sin formación específica pre-

via. La prisión es un lugar muy conflictivo, nuestra intervención allí es

muy delicada y estamos trabajando con personas con muchas carencias

por lo que no podemos presentarnos ante el preso inseguros, descono-

ciendo el medio y cayendo en improvisaciones.

Debemos contar con una formación mínima:

En el campo jurídico, legal, penitenciario, en la práctica del funcio-

namiento de las prisiones, del trato con los presos,... Nuestra formación

servirá para generar en el preso seguridad y confianza.

Esta formación se tiene que plantear a 3 niveles: personal, de aso-

ciación y, por último, a nivel de federación.

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La situación de las personas presas en las cárceles andaluzasEl papel de las asociaciones de drogodependencias y sidaSeminario 1998

La necesidad de formación no debe llevarnos al extremo de consi-

derar que sólo deben participar en nuestros programas los profesionales.

Por otro lado, es imprescindible tener una experiencia mínimaen el movimiento asociativo, así como un conocimiento del trabajo global

que realiza la asociación.

Finalmente, es muy importante tener un programa bien defini-do, con unos objetivos muy claros. Tenemos que saber qué queremos

hacer y cómo lo vamos a hacer, estableciendo, a nivel provincial, una

coordinación continuada, y a nivel andaluz unas líneas comunes que nos

sirvan de marco de referencia en la realización de nuestro trabajo.

3.4.- CONFLICTOS ENTRE PRESOS Y FUNCIONARIOS: POSI-CIONAMIENTO

La propia dinámica de la cárcel provoca muchas situaciones de

injusticia para la persona presa: conflictos con los funcionarios, malos tra-

tos, humillaciones, desatenciones de todo tipo... Por ello, en muchas oca-

siones vamos a enfrentarnos con casos de vulneración de los Derechos

Humanos. Y nos debemos preguntar ¿qué hacer ante casos de denuncias?

¿qué hacer con nuestras observaciones?

Es muy difícil tomar una decisión para actuar de forma correcta

ante este tipo de conflictos. Antes de dejarnos llevar por nuestros impul-

sos y cometer «alguna tontería» que pueda traer consecuencias para el

preso y para nuestra entrada en prisión, debemos pararnos a pensar y

analizar con detenimiento el asunto. En primer lugar, hay que dejar muy

claro, tanto al preso como a su familia, las consecuencias negativas que,

dentro de prisión, conlleva el mero hecho de denunciar.

Pág. 44

La situación de las personas presas en las cárceles andaluzasEl papel de las asociaciones de drogodependencias y sidaSeminario 1998

En este tipo de situaciones, podemos distinguir entre:

A) Las que son de tipo general, es decir, aquellas que afectan a todos los

presos o a gran parte de ellos. Estaríamos ante casos de DENUNCIA

SOCIAL.

B) Las de tipo concreto o aquellas que afectan a una o varias personas

presas. Estaríamos ante casos de DENUNCIAS PARTICULARES O

CONCRETAS.

Ante cada tipo de situación, podemos actuar de una forma dife-

rente; aquí se dan algunas pistas a seguir cuando nos encontremos con

alguna de ellas:

* DENUNCIA SOCIAL: En este tema las Federaciones tienen que

jugar un papel fundamental. ENLACE tiene que seguir en la línea de

las movilizaciones reivindicativas, de campañas de sensibilización y

denuncia de las situaciones injustas y del sinsentido de las prisiones.

Tenemos que seguir informando a la sociedad de la realidad de las

prisiones.

* DENUNCIAS PARTICULARES O CONCRETAS:

- En primer lugar, la persona tiene que sentirse apoyada y, aunque

dependiendo de cada situación nuestra actuación será diferente.

- Debemos tener presente que el preso puede verse perjudicado por lo

que tenemos que informarle de las consecuencias que puede ocasio-

narle el hecho de denunciar y las represalias que la prisión puede to-

mar, sin crearle falsas expectativas: inclusión en el Fichero Interno de

Especial Seguimiento (FIES), regresión de grado, denegación sistemá-

Pág. 45

La situación de las personas presas en las cárceles andaluzasEl papel de las asociaciones de drogodependencias y sidaSeminario 1998

tica y arbitraria de permisos de salidas,...

- Es muy importante conocer bien qué ha pasado, recoger toda la in-

formación posible y saber qué consecuencias nos puede traer interve-

nir en el asunto para la realización de nuestros programas, tenemos

que asumir la responsabilidad de que se representa a una asociación o

federación.

- En el caso de las denuncias, es preferible utilizar la estructura de

Enlace y en determinados casos la de organizaciaciones que tienen

esta función - Derechos Humanos, Annistía Internacional,...-.

En resumen, nuestras observaciones, dependiendo de cada caso,

podemos canalizarlas de dos maneras:

* a través de la denuncia social desde ENLACE

* a través de la denuncia individual desde otras organizaciones

exclusivamente de denuncias, a las que por esta razón no se les permite su

entrada en prisión.

Cuando estemos ante este tipo de situaciones en una prisión, de-

bemos enviar información a la Federación de la forma más detallada posi-

ble, con datos, explicaciones, aclaraciones..., y así centralizar todas las si-

tuaciones injustas en Enlace.

Para evitar la desatención de los presos ante la injusticias cometi-

das por la Administración Penitenciaria y los funcionarios, debemos rei-

vindicar:

Pág. 46

La situación de las personas presas en las cárceles andaluzasEl papel de las asociaciones de drogodependencias y sidaSeminario 1998

* Que se creen Servicios de Orientación y Asistencia Jurídica en las

cárceles

* Que los Jueces de Vigilancia Penitenciaria y los Fiscales de Vigilan-

cia Penitenciaria cumplan sus funciones y se aumente su número (hoy

día están colapsados).

* Que se produzca una unificación de criterios de todos los Juzgados

de Vigilancia Penitenciaria así como de los Fiscales de Vigilancia Peni-

tenciaria.

La situación de l@s pres@s en las cárceles andaluzasEl papel de las asociaciones de drogodependencias y sida

Seminario 1998

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ANEXO: FEDERACIONES PROVINCIALES Y ASOCIACIONESFEDERADAS A ENERO DEL 2000

La situación de l@s pres@s en las cárceles andaluzasEl papel de las asociaciones de drogodependencias y sida

Seminario 1998

Pág. 49

REDEINC/. Iglesia, 2

11368 Estación de San Roque (CÁDIZ)Tfno. y Fax: 956 61 22 48

MADINATC/. Lorenzo Ferreira, 16

14006 Córdoba (CÓRDOBA)Tfno: 957 27 52 18

FADYSC/. Varela, 20 bajo

18009 Granada (GRANADA)Tfno: 958 21 02 00

FOADC/. Hnos. Maristas, blq. H bajos

21006 Huelva (HUELVA)Tlfno. 959 23 22 57 Fax 959 23 00 69

JAÉN UNIDOSC/. Tetuan, 8 bajo

23700 Linares (JAEN)Tfno: 953 65 63 24

FEMADC/. Empecinado, 2 Bl. 1

29013 Málaga (MÁLAGA)Tfno. y Fax: 952 25 30 03

LIBERACIÓNC/. José Bermejo, 3 (Local Social)

41009 Sevilla (SEVILLA)Tfno: 954 95 88 08 Fax: 954 95 71 93

FEDERACIONES PROVINCIALES

ACATAvda. Virden del Carmen, 7911202-ALGECIRAS (Cádiz)Tfno: 956-65.31.08

A.F.A.A.T.Avda. de la Música s/n11130-CHICLANA (Cádiz)Tfno: 956.53.00.17

A.L.A.T.c/. Pio Baroja, 1011520-ROTA (Cádiz)Tfno. y Fax 956.81.43.11

A.N.D.A.D.Avda. de las Americas, 27 (Bda. ElTejar)11500-PTO. DE STª MARIA (Cádiz)Tfno: 956-85.19.56

ANYDESC/. Dionisio Pérez, 311500-PTO. DE STA. MARIA (Cádiz)Tfno: 956-87.47.48

ALMERÍA

CÁDIZ

A.P.A.T.c/. San Alejandro, s/n (P. Local)11.510-PUERTO REAL (Cádiz)Tfno: 956-83.41.01

ÁREA DROGADICCION CARITASC/.San Alejandro, 211.510 -PUERTO REAL (Cádiz)Tfno: 956.47.27.74

ASOC. BUCEITEc/. Sol, 37 - A (Pquia)11.320-SAN PABLO DE BUCEITE(Cádiz)

C.A.L. DESPIERTAProlongación c/ Xaguen11300-LA LINEA (Cádiz)Tfno: 956.17.71.71

CAMARc/. La Palma, 6311.510-PUERTO REAL (Cádiz)Tfno: 956-47.27.74.

CAMINAPza. de Andalucía, 12 (Pquia)11.350-CASTELLAR (Cádiz)Tfno: 956-69.30.30

COMETAc/. Vicario, 1611401-JEREZ DE LA FRA. (Cádiz)Tfno: 956-32.13.00

CONTIGOc/. Real, 30 (Salones de la Pquia)11.600-UBRIQUE (Cádiz)Tfno: 956-46.02.88

ASOC. VIDA (C. Servicios Socia-les)c/. Rambla de las Cruces, 9104770-ADRA (Almería)Tfno: 950-40.25.01

AZAHAR CONTRA LA DROGAc/. Estación. 2304.600-HUERCAL-OVERA (Almería)Tfno: 950-47.09.23

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La situación de las personas presas en las cárceles andaluzasEl papel de las asociaciones de drogodependencias y sidaSeminario 1998

COORD. ABRILc/. Iglesia, s/n11368-EST. SAN ROQUE (Cádiz)Tlfno. y Fax 956.61.22.48

COORD. AGOSTOPza. Sta. María, s/n11.380-TARIFA (Cádiz)Tfno: 956.68.15.70

COORD. ALTERNATIVASc/. Iglesias, s/n11368-EST.DE SAN ROQUE (Cádiz)Tfno: 956.61.22.48

COORD. BARRIO VIVOc/. San Antonio Edif. La Escuela11201-ALGECIRAS (Cádiz)Tfno: 956.63.35.82

COORD. BEN-HARASc/. Herreria, s/n11370-LOS BARRIOS (Cádiz)Tfno: 956-62.27.77

COORD. NUEVA LUZc/. García Gutierrez, 1 3º11130-CHICLANA (Cádiz)Tfno: 956-53.54.67

COORD. RENACERc/. Vicario, 16 1ª Plta.11401-Jerez de la Fra. (Cádiz)Tfno: 956-33.56.86

FONTANARc/ Olivo s/n11640-BORNOS (Cádiz)Tfno: 956-72.80.25

G.R. LA MURALLAc/. Villa de Rota, 211500-PTO. DE STA. MARIA (Cádiz)

GRUPO VIDAc/. Rosario, 41,1º A11100-SAN FERNANDO (Cádiz)Tfno: 956-88.82.98

HOZGARGANTALlano de la Victoria (Pquia)11330-JIMENA DE LA FRA. (Cádiz)

INYPROSc/. Pintor Zuloaga, 6 Bjo. Dch.11010-CADIZ (Cádiz)Tfno: 956-26.43.52

LA COMUNIDADc/. Crucero Baleares s/n11160-BARBATE (Cádiz)Tfno: 956-43.30.56

NUEVO DIAc/. Canalejas, Excmo. Ayto.11.680-ALGODONALES (Cádiz)Tfno: 956-53.74.20

PROSALUDc/. Vicario, 1611.401-JEREZ DE LA FRA. (Cádiz)

SILOEBda. San Telmo, Bq 29 L.S.11.407-JEREZ (Cádiz)Tfno: 956.14.14.04

TESORILLOc/. Larga, 37 (Pquia)11.340-S. M. DEL TESORILLO (Cádiz)

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La situación de las personas presas en las cárceles andaluzasEl papel de las asociaciones de drogodependencias y sidaSeminario 1998

A.S.A.D.Avda. de la Estación, 54 2º- 2 D14500-PUENTE GENIL (Córdoba)Tfno: 957.60.60.00

AMIGO DEL HOMBREc/ Sol, 1614200-PEÑARROYA-PUEBLONUEVO (Córdoba)Tfno: 957.56.29.83 Fax: 56.25.52

APERFOSAPza. de Lahore, 114002-CÓRDOBA (Córdoba)Tfno: 957.43.07.02 Fax 26.11.72

ARCO IRISc/. Torre de San Nicolas, 6 Bjo.14080-CORDOBA (Córdoba)Tfno: 957.47.68.47 Fax 47.62.22

ARIADNAc/. Músico Fco. Salinas, L. 9(Bda. Las Moreras)14003-CORDOBA (Córdoba)Tlfno: 957.40.50.88

ASTOVAPAvda. de Cardeña, s/n14440-VILLANUEVA DE CORDOBA(Córdoba)Tfno: 957-15.94.07

DOLMENc/. Carlota, s/n14.730-POSADAS (Córdoba)

EL BUEN SAMARITANOc/. Hnas. Moreno Pozuelo, 5 Bajo14400-POZOBLANCO (Córdoba)Tfno: 957.13.12.25 Fax: 13.02.31

GUADALQUIVIRPza. de Andalucía , 114700-PALMA DEL RIO (Córdoba)Tfno. 957.64.49.57

QUIERO VIVIRPta. García Lórca, 1614650-BUJALANCE (Córdoba)Tfno: 957.17.00.80

AD-HOCc/. Cruz Verde, 17 (H. de Santiago)18.800-BAZA (Granada)Tfno: 958-70.12.67

ALHAMA POR LA VIDAc/ Magistrado Fco. Morales Edf.Polivalente18.120-ALHAMA (Granada)Tfno: 958.35.06.16

APAT «ANTIGUA SEXI»Arcos de Ingenio, 1118.690-ALMUÑECAR (Granada)Tfno: 958.63.44.03

APREXSacristía de S. Ildefonso, s/n18.010-GRANADA (Granada)Tfno: 958.20.61.53

CÓRDOBA

GRANADA

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La situación de las personas presas en las cárceles andaluzasEl papel de las asociaciones de drogodependencias y sidaSeminario 1998

ASOC. MOTRILEÑABarranco de la Higuera, 1118600-MOTRIL (Granada)Tfno: 958.82.42.99

AVALONc/. Varela, 2018009-GRANADA (Granada)Tfno: 958.21.02.00

FLOR ENTRE ESPINASCarrera de San Agustin, 16 -3º18300-LOJA (Granada)Tfno: 958.32.40.14

HOGAR LOS 20Ctra. Jaén 78- Ed. Sacromonte A-1º18013-GRANADA (Granada)Tfno: 958-15.07.83

NUEVA ILUSIONc/. Cañaveral s/n (Antiguas instala-ciones Canal 7 T.V.)18500-GUADIX (Granada)Tfno: 958-66.03.13

HUELVA

AMANECERc/. D. Bosco nº 1121002-HUELVA (Huelva)Tfno: 959.24.35.47

APRETc/. Alcantarilla, 621730-ALMONTE (Huelva)Tfno: 959-40.75.75

ASOC. OLETENSE GIBRALEÓNc/. Camino Isla, s/n21500-GIBRALEÓN (Huelva)Tfno. Ayto: 959-30.20.11

ASPREATOc/. Santa Clara, 321400-AYAMONTE (Huelva)Tfno: 959-47.06.57

C.E.T.A.F. - ESTUARIOc/. Jesús de Nazareno, 6, 1ª izqda21002-HUELVA (Huelva)Tfno: 959-25.10.02

DULCE DESPERTARc/. San Bartolomé, 521720-ROCIANA DEL CONDADO(Huelva)Fax Ayto. 959-41.60.29

EN CAMINOC/. Felix Osorno, 421890-MANZANILLA (Huelva)Tfno: 959-41.51.18

ESPERANZAAvda. 28 de Febrero, 16521710-BOLLULLOS DEL CONDA-DO (Huelva)Tfno: 959-41.03.00

LIBERTADAvda 28 de Febrero, 16521710-BOLLULLOS DEL CONDA-DO (Huelva)

RESURRECCIONUrb. 20 de Mayo Bl. 7 P 4 Bjo.21.100-PUNTA UMBRIA (Huelva)Tfno: 959-31.56.78 Fax 31.19.50

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La situación de las personas presas en las cárceles andaluzasEl papel de las asociaciones de drogodependencias y sidaSeminario 1998

TÚ MISMOc/. San Agustin, s/n21.410-ISLA CRISTINA (Huelva)Tfno: 959-33.21.89

ACPc/. Betsaida, L. 2929006-MALAGA (Málaga)Tfno: 952-34.52.01

AIDc/.Andalucía, 9 Bajo bis.29009-MALAGA (Málaga)Tfno: 952-60.24.50 y Fax 30.05.00

ALTERNATIVA 2c/. Palangre, 829.640-FUENGIROLA (Málaga)Tfno: 952-46.37.17

APRENDIENDO A VIVIRPza. de la Hoya, 1029.770-TORROX (Málaga)

ARPOMc/.Fauno, 2 ( Bda. la Corta )29.010-MALAGA (Málaga)Tfno: 952-30.16.68

Asoc. Benef. CAMINOUrb. La Patera. Edif. España.C/. Juanar s/n29.600-MARBELLA (Málaga)Tfno: 952-82.71.93

CAMINO PARA RENACERc/. Jose Mª Peman, Local 429.100-COIN (Málaga)Tfno: 952-45.33.65

HORIZONTEc/. Galveston, 529600-MARBELLA (Málaga)Tfno: 952-77.53.53

JAÉN

MÁLAGA

AFADc/. Ronda Alcalde García Segovia, L.Comercial 12 y 1323009-JAEN (Jaén)Tfno: 953-27.41.16

ALISc/. Tetuán, 8 bajo23700-LINARES (Jaén)Tfno: 953-65.63.24

ANDÚJAR CONTRA LA DROGAAvda. de América s/n (CentroSocial)23740-ANDUJAR (Jaén)Tfno: 953-51.09.32

BAILÉN LIBREc/. Juan Salcedo Guillén, 1423.710-BAILEN (Jaén)Tfno: 953-67.36.94

LUZ ALBORADAc/. Almodovar, 123.560-HUELMA (Jaén)

POR LA VIDAc/ Huerta Alta, 12 (Centro Social)23.320-TORREPEROJIL (Jaén)Tfno:953-77.83.44

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La situación de las personas presas en las cárceles andaluzasEl papel de las asociaciones de drogodependencias y sidaSeminario 1998

JOMADc/. Altozano,1 y 229013-MALAGA (Málaga)Tfno: 952.65.02.91 C.T. 11.06.27

NUEVO CAMINARc/ Carrera, 8229.300-ARCHIDONA (Málaga)

PADRES CONTRA LA DROGAPza. de la Libertad, L-1929.670 SAN PEDRO DE ALCÁNTARA(Málaga)

SÍ A LA VIDAAvda. Málaga, 24, 2º decha29.313 VVA DEL TRABUCO (Málaga)Tfno: 952-75.20.24

AFACESc/. Virgen del Patrocinio, 241.010-SEVILLATfno: 954-34.74.10 Fax 434.74.11

AFATc/. Pilar Salas, 141100-CORIA DEL RIO (Sevilla)Tfno: 954-77.35.02 // 421.14.63

ALBORADAc/. Mantillo, 1241.840-PILAS (Sevilla)Tfno: 954-75.04.64

ALBOREARPquía. San Pio X (Las Letanias)41.013-SEVILLA (Sevilla)Tfno: 954-61.75.41

ALPREDc/. San Francisco, 141.740-LEBRIJA (Sevilla)Tfno: 955-97.20.53

ALTERNATIVA JOVENCentro Cívico «Entreparques»c/. Corral de los Olmos, s/n. 1ªPlta. 341.008-SEVILLA (Sevilla)Tfno: 497.50.01 Ext.24

AMATc/. Baleares, 141.350-VVA DEL RIO Y MINAS (Sev.)Tfno: 954-74.81.49

APREDATc/. Salobreña, s/nCentro Cívico «Francisca Oyonarte»41.006-SEVILLA (Sevilla)Tfno: 467.32.36

SEVILLA

ACATCtra. Bética, Pab. S.J. Bosco41300-SAN JOSÉ DE LA RINCONA-DA (Sevilla)Tfno: 954 -79.08.96

ACATIMc/. Venancio, 341140-VILLAFRANCO DEL GUA-DALQUIVIR (Sevilla)Tfno: 954-77.70.20

ADROCANc/. Convento Bajo, 1541320-CANTILLANA (Sevilla)Tfno: 955-73.11.08 Fax 573.04.56

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La situación de las personas presas en las cárceles andaluzasEl papel de las asociaciones de drogodependencias y sidaSeminario 1998

Asoc. MORISCAPza. de la Trinidad s/n41.540-LA PUEBLA DE CAZALLA(Sevilla)Tfno: 954-84.78.64

ASPADPza. Sánchez Mejías, 11541.007-SEVILLA (Sevilla)Tfno: 954-67.29.00

AVATc/ Juan Bautista, 1141.520-EL VISO DEL ALCOR (Sevilla)Tfno: 955-94.63.90

BROTESPza. Juan XXIII. Pqui. Ntra. Sra.Anunciación41.006-SEVILLA (Sevilla)Tno: 954-63.74.96 Fax 463.20.80

COLECTIVO LA CALLEc/. Bécquer, 43 A Local41.002-SEVILLA (Sevilla)Tfno: 954-90.28.25

DESALc/. Candelillas, 641.006-SEVILLA (Sevilla)Tfno: 954-92.29.91

EL TARAJALc/. Veracruz, 4 (L.Caritas)41.600-ARAHAL (Sevilla)Tfno: 584.05.18.

EL ALBAc/. Echegaray, 841.210-GUILLENA (Sevilla)Tfno: 955-78.47.19

ELIGE LA VIDAc/. Manuel Arellano, 1641.010-SEVILLATfno: 954-34.20.02

ES EL CAMINOc/ Maestro Rodrigo, 3941.804-OLIVARES (Sevilla)Tfno: 955-71.91.44 Fax 411.02.03

GIBALBINAvda de Jerez, 6241.749-EL CUERVO (Sevilla)Tfno: 955-97.93.00

LA SEMILLAC/. Lobato, 4º41.530-MORÓN DE LA FRA. (Sev.)Tfno: 955-85.25.20 Fax 585.00.25La Molineta 595.70.06

LA MURALLAC/. San Sebastián, 1141.420-FUENTES DE ANDALUCIA(Sevilla)Tfno: 954-83.81.40

LIMAMc/. Laguna, 4041.014-SEVILLA (Sevilla)Tfno: 954-69.30.00 // 954-68.01.01Fax 469.30.00

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La situación de las personas presas en las cárceles andaluzasEl papel de las asociaciones de drogodependencias y sidaSeminario 1998

NUEVA VIDAc/.Miguel Hernández, 4041.230 -CASTILBLANCO (Sevilla)

NUEVO FUTUROc/. Boquerón, 2341.015-SEVILLATfno: 954-90.65.37 Fax 490.30.87

POVEDAc/. Montecarmelo, 10 1º A41.011-SEVILLATfno: 954-28.20.30 // 954-27.83.42

ROMPE TUS CADENASc/. Virgen de Lourdes, 6941.006-SEVILLA (Sevilla)Tfno: 954-63.97.32

SILDAVIAc/. Utrera s/n41.730-LAS CABEZAS (Sevilla)Tfno: 955-87.07.14

SOMBRA Y LUZc/. Cristo del Confalon, 19 Local41.400-ECIJA (Sevilla)Tfno: 955-90.23.04 Fax 590.23.84

VIDAc/. Ramón y Cajal, 1341.410-CARMONA (Sevilla)Tfno: 954-14.05.47

VOLVER A LA VIDAc/.García de Leaniz, s/n41.860-GERENA (Sevilla)