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ANA MARTÍNEZ LUJÁN. 1
• persona que se atiende sea lo más autónoma posible.
Los cuidados deben guiarse por
un principio habilitador.
Es importante que más allá del afecto, sepamos cómo cuidar ya que, en función de cómo nos
comportemos e interaccionemos con la persona cuidada, sus necesidades de cuidado y nuestra carga de trabajo , aumentarán o disminuirán.
2 ANA MARTÍNEZ LUJÁN.
La ayuda excesiva o demasiado inmediata
puede tener consecuencias
contraproducentes , ya que restamos la
posibilidad de que la persona pueda llevarla
a cabo.
Podemos provocar que una capacidad que se
tenía por desuso se pierda. Aumentando la
dependencia.
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Ayudar en exceso es una reacción natural que ha de corregirse , aunque en la mayoría de los casos , esta guiada por un afán de facilitar la vida de las personas que cuidamos.
•Nos apresuramos a ayudarla , incluso lo hacemos por ella.
Es importante conocer que limitaciones provocan la discapacidad y cuales conserva para seguir fomentándolas.
•Se tiende a pensar que la discapacidad es más limitante de lo que realmente es.
Nos duele que la persona que cuidamos se de cuenta del problema que tiene.
•Hacemos por ella la actividad que le causa dificultad.
Tenemos prisa , perdemos los nervios.
•Le ayudamos o lo hacemos para que todo sea más rápido y más fácil.
4 ANA MARTÍNEZ LUJÁN.
A) Acondicionar el entorno de la persona
para facilitar conductas independientes
• Entorno sea lo más seguro posible, al
mismo tiempo que facilite la mayor
independencia.
• Es preferible revisar y eliminar la
existencia de obstáculos y riesgos
ambientales que dificulten la
autonomía y supongan un riesgo.
• Realizar algunos cambios en la vivienda
como poner asideras para levantarse
del retrete, suelos antideslizantes en el
baño, añadir puntos de luz en la cocina
o el pasillo, etc.
6 ANA MARTÍNEZ LUJÁN.
Antes de ayudar a la persona a realizar una tarea es importante saber qué puede hacer por sí mismo. Para ello, hay que observar a la persona en cada uno de los pequeños pasos de los que se compone una tarea cotidiana.
B) Observar a la persona para conocer todo lo que puede hacer por sí misma.
Es frecuente que los cuidadores presten más atención a las dificultades de la persona a la que cuidan que a las capacidades que tiene. Esto es debido a que los cuidadores dedican mucho tiempo y esfuerzo a aliviar las dificultades de las personas que cuidan.
Los cuidadores que fomentan la autonomía de sus familiares prestan también especial atención a las capacidades que tienen preservadas; aunque una persona tenga dificultades para completar actividades como bañarse o vestirse, probablemente, algunas partes de ellas como quitarse la ropa o enjabonarse puedan realizarlas con independencia.
ANA MARTÍNEZ LUJÁN. 7
Qué observar durante la hora del baño ¿Es capaz de...? 1. preparar la bañera, 2. desvestirse (qué prendas puede y
cuáles no quitarse) 3. meterse en la bañera 4. enjabonarse (qué partes del cuerpo
puede y cuáles no) 5. aclararse (qué partes del cuerpo
puede y cuáles no) 6. salir de la bañera 7. secarse (qué partes del cuerpo
puede y cuáles no) 8. vestirse (qué prendas puede y
cuáles no) 9. recoger el baño
No contemple las
actividades como
totalidades, sino
como tareas más
específicas, las
dificultades pueden
centrarse solo en
algunas de ellas.
8 ANA MARTÍNEZ LUJÁN.
• Permitir que la persona haga lo que
puede hacer, aunque sea de un modo más
lento o con escasa agilidad, algunas
actividades o parte de ellas.
• En la medida que se le permita y anime
se favorecerá que estas actividades se
continúen haciendo el mayor tiempo
posible. Si se conoce que puede realizar
alguna tarea sin ayuda es útil recordárselo
y animarle a repetirlo..
• Ayudarle verbalmente diciéndole
correctamente lo que se quiere que haga
• Ej:
("ahora coge la blusa y mete el brazo
izquierdo por la manga izquierda" en vez
de "vístete").
Respete el ritmo de la
persona discapacitada.
No sea impaciente ni le
meta prisa, sino reconozca
el esfuerzo que está
haciendo.
Es importante ayudarla
únicamente lo necesario
9 ANA MARTÍNEZ LUJÁN.
Preparar la situación para que sea más fácil ser autónomo
• fijar un momento del día y ser constante en su cumplimiento. Hay que procurar que actividades como bañarse, vestirse, salir a la calle, etc. se hagan siempre en el mismo sitio y momento del día y si fuera necesario con la ayuda de la misma persona.
Resulta aconsejable
mantener rutinas siempre que se
pueda.
• Los cambios que pueden favorecer la independencia serán más eficaces en la medida que la persona haya participado en la decisión de introducirlo en su vida y se tenga en cuenta las circunstancias y el modo en que hacía las cosas anteriormente.
Es importante contar con la
persona a la hora de preparar y
realizar cualquier cambio en su vida.
Las cosas que se hacen de
modo rutinario son las que
con mayor probabilidad se
continúan haciendo.
El orden y la rutina en las
actividades y sucesos de la
vida diaria contribuye a que
las personas se sientan más
seguras y se desenvuelvan
con más independencia
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AUTODIRECCIÓN PRÁCTICA
Algunas personas, al tener que soportar los sufrimientos de una enfermedad,
• exigen más ayuda de la que necesitan
• dirigen la frustración derivada de sus problemas a quien está más cerca de ellos ( cuidador)
Muchas veces, estas demandas excesivas se producen de forma tan gradual que los cuidadores apenas llegan a darse cuanta de ello, siendo conscientes únicamente de que se sienten continuamente molestos y frustrados con la persona a quien cuidan, pero sin comprender la razones por las que se sienten así. En estas situaciones se hace necesario poner límites. La manera más eficaz es decir no de una forma adecuada, de manera que no haga sentirse mal a la persona que dice ni se ofenda a la otra persona.
Recibir cuidados puede
suponer una
recompensa emocional
para la persona con
dependencia que la
incline a pedir más
ayuda de la necesaria.
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Cuando la persona que recibe los cuidados... Culpa al cuidador por errores que éste comete de forma
involuntaria.
Finge síntomas para captar más atención.
Hace reproches a los cuidadores cuando estos ponen límites razonables a sus peticiones.
Culpa a otros de problemas causados por ellos.
Rechaza ayudas que facilitarían las tareas de cuidado (silla de ruedas, etc.)
Empuja o golpea a los cuidadores.
Origina un gasto económico injustificado a la familia (por ejemplo, en llamadas de teléfono).
Se niega a gastar su dinero en servicios necesarios (por ejemplo, contratar a una persona para que la cuide).
Pide más ayuda de la necesaria.
... Entonces es necesario poner límites al cuidado
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Para ayudar bien debo satisfacer todas sus demandas“
"Debo ayudarle en todo"
"¿Cómo voy a decirle que no a algo? para eso estoy, para ayudarle"
"Solo yo sé cómo hay que cuidarle"
"Sólo quiere que le cuide yo"
"Ellos (otros familiares) deberían saber que necesito ayuda", "debería salir de ellos"
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EN LA PERSONA DEPENDIENTE EN EL CUIDADOR
Partiendo de que uno de los objetivos del cuidado es que la persona a la que se está cuidando sea lo más independiente posible, cuando se accede a todas sus demandas y se le ayuda en todo, sin tener en cuenta qué puede por sí mismo y qué no, se entorpece su autonomía.
Algunas habilidades dejará de practicarlas y acabará perdiéndolas por desuso si la ayuda es excesiva.
Cuando se piensa que hay que ayudarle en todo, el cuidador se está imponiendo a sí mismo una regla que resulta difícil de cumplir.
Atender todas las necesidades y, además, atenderlas bien es difícil, por no decir imposible. Cuando los cuidadores piensan así y encuentran obstáculos para cumplir su regla, suelen sentirse culpables por no estar dando todo lo que 'deberían'.
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Saber decir no es importante cuando la persona a la que se está cuidando realiza peticiones excesivas o poco adecuadas a las que no se desea o se debe acceder.
Es importante saber decir no para poner límites al cuidado.
Rechazar peticiones implica ser capaz de decir "no " cuando se quiera hacerlo sin sentirse mal por ello.
Tenemos el derecho a decir "no" a peticiones poco razonables y a peticiones que, aunque sean razonables, no queremos acceder a ellas.
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Ayuda a no implicarse en situaciones en las que
después lamentaríamos habernos implicado.
Ayuda a evitar circunstancias en las que
sentimos que se aprovechan de nosotros o que
nos manipulan.
Nos permite tomar nuestras propias decisiones
Antes de rechazar una petición hay que
asegurarse de que entendemos lo que nos piden.
Los rechazos de peticiones deben acompañarse
de razones y no de excusas.
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Escuchar, hacer precisar la demanda si fuese necesario
(escucha activa): Carmen, ayúdame. Dime, ¿en qué
quieres que te ayude?
Verbalización directa y precisa de la respuesta: Eso es
algo que sé que puedes hacer sólo. Lo siento, no voy a
ayudarte. Creo que tú solo puedes hacerlo.
Disco rayado (repetir lo mismo cuantas veces sea
necesario, de manera cada vez más amable y cortés):
Espero que no te enfades y lo entiendas. Tu puedes
hacerlo sólo y creo que no debo ayudarte. No voy a
ayudarte, intenta hacerlo sólo, se que puedes con un
poco de esfuerzo.
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No derivar, no justificarse:¿Ves cómo ya no me quieres? Tu hermano sí lo haría. Me gustaría que no te enfadases. Creo que es mejor que lo hagas sólo. Ya sabes que te ayudo siempre que lo necesitas. Y ahora no lo necesitas.
Autorrevelación (manifestar sentimientos, pensamientos o comportamientos propios y en primera persona): No me resulta agradable decirte que no, pero sé que tu puedes y que es lo mejor.
Búsqueda de alternativas y compromiso: Yo puedo ayudarte a empezar pero después terminas tú sólo. La próxima vez lo harás sin ninguna ayuda ¿de acuerdo?
Terminar efusivamente: Me alegro de que lo entiendas. ¿Ves que bien lo haces sin ayuda?
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Los cuidadores tienen unos límites y unas
necesidades personales propias que no
deben olvidar ni descuidar.
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