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Universidad de CaraboboFacultad de Ciencias Jurídicas y Políticas
Maestría en Estudios Constitucionales y ComparadosDerechos Humanos y Derechos Fundamentales en perspectiva comparada
FUNDAMENTACIÓN, CARACTERÍSTICAS Y CLASIFICACIÓN DE DERECHOS HUMANOS
Abog. Lenny Bencomo
Colegio de Abogados, Noviembre de 2014
Los Derechos Humanos son inherentes a todas las personas por el simple
hecho de nacer como seres humanos, es decir, que nacemos con un cúmulo de
derechos los cuales son irrenunciables y dada su importancia a nivel Nacional e
Internacional son reconocidos y garantizados por el Estado; ya sea
consagrándose en las Constituciones del mundo, así como, en los Pactos,
Tratados y Convenios Internacionales; entendiéndose que, la falta de
positivización de Derechos Humanos en las normas de jurídicas, no excusa ni
limita su existencia; ya que como se ha precisado anteriormente, son propios e
inseparables de la persona desde su nacimiento.
En este orden de ideas, es primordial precisar dos definiciones que sin lugar
a duda describen claramente ¿qué son los Derechos Humanos?, en base a las
citas del Dr. Peña Solís en su obra Lecciones de Derecho Constitucional General
(2008, pp. 478-479): “Son un conjunto de facultades e instituciones que, en cada
momento histórico, concretan las exigencias de la dignidad, la libertad, y la
igualdad humana, las cuales deben ser reconocidas positivamente por los
ordenamientos jurídicos a nivel nacional e internacional", según PÉREZ LUÑO
(1984) y también son “derechos subjetivos, libertades, potestades o inmunidades
que el ordenamiento establece, de protección a la persona, en lo referente a su
vida, a su libertad, a la igualdad y no discriminación, a su participación política y
social, a su promoción, a su seguridad, o a cualquier otro aspecto fundamental
que afecte la libre elección de sus planes de vida (de su moralidad privada)…”, de
acuerdo a PECES BARBA (1983).
Ahora bien, por lo anteriormente expuesto, nuestro país no es la excepción
y en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela vigente se
consagran los Derechos Humanos con el fin de que el Estado venezolano
reconozca, garantice y logre satisfacer estas facultades, promoviendo así el
ejercicio de la dignidad humana. El hecho radica, en que muchas ocasiones como
explicaba Lasalle, se queda en “una hoja de papel”, porque a diario y sobre todo
en los últimos años se observa como se están vulnerando los Derechos Humanos,
de una manera despiadada, abusiva, la cual no está acorde al mandato de nuestra
Carta Magna y mucho menos cumple con lo dictado en los Pactos, Tratados y
Convenios Internacionales en la materia; así como tampoco, se respeta la
dignidad de cada persona por el simple hecho de ser humanos, sin embargo esto
es debate de otra ocasión.
La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999 en su
artículo 2, en apoyo a la opinión del Dr. PEÑA SOLÍS, se eleva a valor superior del
ordenamiento jurídico, la preeminencia de los Derechos Humanos; asimismo, en el
artículo 3 del texto constitucional, se precisan como fines esenciales del Estado
“…la defensa y el desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad, el ejercicio
democrático de la voluntad popular, la construcción de una sociedad justa y
amante de la paz, la promoción de la prosperidad y bienestar del pueblo y la
garantía del cumplimiento de los principios, derechos y deberes consagrados en
esta Constitución. La educación y el trabajo son los procesos fundamentales para
alcanzar dichos fines”.
En este sentido, en la Carta Magna se dedica el Título III: De Los Derechos
Humanos y Garantías y De los Deberes; de los cuales, en los Capítulos I al
Capítulo IX, se describe a los Derechos Humanos, desde los principios
fundamentales (Capítulo I) hasta su clasificación, dependiendo de la materia a la
que hacen referencia, de modo tal, que se establece un lista de Derechos: De la
Ciudadanía (Capítulo II), Derechos Civiles (Capítulo III), Derechos Políticos (Cap.
IV), Derechos Sociales y de las Familias (Cap. V), Derechos Culturales y
Educativos (Cap. VI), Derechos Económicos (Cap. VII), Derechos de los Pueblos
Indígenas (Cap. VIII) y Derechos Ambientales (Cap. IX), desde el artículo 19 al
artículo 129, respectivamente.
De esta manera, en el Artículo 22 de la Constitución de 1999, se indica una
cláusula abierta de Derechos Humanos, así se establece que: “La enunciación de
los derechos y garantías contenidos en esta Constitución y en los instrumentos
internacionales sobre derechos humanos no debe entenderse como negación de
otros que, siendo inherentes a la persona, no figuren expresamente en ellos. La
falta de ley reglamentaria de estos derechos no menoscaba el ejercicio de los
mismos”. Cabe recalcar que dicho artículo coincide con el artículo 50 de la
Constitución de Venezuela de 1961, en los siguientes términos: “La enunciación
de los derechos y garantías contenida en esta Constitución no debe entenderse
como negación de otros que, siendo inherentes a la persona humana, no figuren
expresamente en ella. La falta de ley reglamentaria de estos derechos no
menoscaba el ejercicio de los mismos”; como es de notar, el agregado en la
Constitución de 1999 “en los instrumentos internacionales sobre derechos
humanos”; hace referencia a la ampliación del ámbito de protección,
reconocimiento y garantía de los Derechos Humanos a un nivel internacional,
otorgando así jerarquía constitucional a las disposiciones de los Tratados, Pactos
y convenios internacionales, aunque como expliqué en la realidad no se cumpla
con lo contemplado en nuestra Norma Suprema vigente, sino que más bien se
vulnere a diario.
FUNDAMENTACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS
De acuerdo a la Real Academia Española, fundamentación es la acción y
efecto de fundamentar (establecer la razón de algo); igualmente, se le define como
el conjunto de argumentos que sirven de base para defender una tesis. Por su
parte, fundamentar es establecer, asegurar y hacer firme algo; mientras
fundamento se refiere a la razón esencial, causa o motivo que sirve de base firme
para asegurar o aseverar algo.
Ahora bien, en cuanto a la importancia de la fundamentación de los
Derechos Humanos, muchos autores han realizado estudios al respecto, de los
cuales se citarán a continuación dos explicaciones, por considerarse concisas,
claras y acertadas:
El fundamento de los Derechos Humanos, por la Licenciada en Derecho,
profesora e investigadora en Veracruz, México, Marta Silvia Moreno Luce:
En palabras de la autora: “La búsqueda sobre la fundamentación de los
Derechos Humanos, tiene como objeto encontrar una explicación racional a la
existencia de esos derechos…del concepto que manejemos dependerá la
fundamentación que aceptemos”. En este sentido, realza una comparación
importante entre las fundamentaciones propuestas por autores como el jurista
italiano Norberto Bobbio y el profesor Pérez Luño; ya que el primero, en una de
sus obras, Presente y porvenir de los derechos humanos, insiste en que el
problema de la fundamentación de los Derechos Humanos se haya resuelto desde
el momento en que se logró el consenso que les da validez, en la Declaración
Universal de Derechos Humanos, aprobada por la Asamblea de la ONU, el 10 de
diciembre de 1948; mientras que el profesor Pérez Luño, rechaza acertadamente,
dicha posición, con la siguiente declaración “cabe objetar a este planteamiento
optimista que la constante violación actual de los Derechos Humanos muestra la
falta de arraigo y la precariedad de esas convicciones generalmente compartidas;
y la consiguiente necesidad de seguir argumentando a su favor”.
Como continúa explicando la autora es obvio que el consenso de la
comunidad internacional y el reconocimiento positivo de esos derechos en la
mayoría de las Constituciones, no han frenado las violaciones a los Derechos
Humanos. Por ello, no se pueden fundamentar los Derechos Humanos solamente
con su aparición en textos constitucionales y pactos, tratados y convenios
internacionales; ya que los Derechos Humanos son realidades que carecen de
consistencia sustantiva y necesitan ser explicados, desde distintos puntos de vista,
motivo por el cual se han presentado en la historia de los Derechos Humanos
como en la actualidad, varios tipos de justificaciones, que la prof. MORENO LUCE
sintetiza en tres teorías esenciales:
1. Fundamentación Iusnaturalista: consiste en estudiar los Derechos Humanos
como derechos naturales. Esta teoría es apoyada por la prof. Moreno y por la
autora de este informe, ya que al considerar los Derechos como “naturales” se
puede inferir que son inherentes a la persona, desde su nacimiento, como se ha
indicado anteriormente no sólo existirán derechos por ser consagrados en la
normas jurídicas sino que existen en el ser humano, por simple naturaleza; lo cual
coincide con lo consagrado en el artículo 22 de la Constitución de la Republica
Bolivariana de Venezuela, la enunciación de derechos no implica la negación de
otros, ni menoscaba el ejercicio de los mismo.
Asimismo, aclara la profesora Moreno Luce:
No excluimos de ninguna manera el papel de la positivación de los derechos humanos, por el contrario, nos parece imprescindible para ofrecer garantías efectivas para su tutela por parte de Estado, pero solamente para su protección, no para su constitución como realidad jurídica. Los Derechos Humanos gozan de una aceptación y reconocimiento universal, en todas las Constituciones modernas, se conocen con el nombre de Derechos Fundamentales, su inclusión es un requisito indispensable para calificar a un Estado como Democrático y de Derecho. Independientemente de que en la práctica no sea muy efectiva su protección por parte de las autoridades.
2. Fundamentación historicista: consideración de los Derechos Humanos como
derechos históricos. Esta fundamentación niega absolutamente el fundamento en
la naturaleza humana, basándose en la evolución que se ha dado a lo largo de la
historia de los derechos humanos, de acuerdo a las propias necesidades del
hombre, por ejemplo, los primeros derechos fueron los de la vida, la libertad y los
derechos políticos. Una vez adquiridos estos derechos, surgen los derechos
sociales, como el derecho a la vivienda, a la salud, a la seguridad social. Al
cambiar las circunstancias sociales, estando asegurados los anteriores, empiezan
a exigirse los derechos de la colectividad, como el derecho a la paz, a vivir en un
ambiente sano, los derechos a la autodeterminación de los pueblos, entre otros.
Todo esto es una realidad innegable, el reconocimiento de los derechos se va
exigiendo, cuando la propia naturaleza del hombre se lo requiere, pero no
constituye una fundamentación adecuada sino una forma de narrar su aparición en
el tiempo.
3. Fundamentación ética: Derechos Humanos como derechos morales. Explica
la Dra. Moreno Luce que tiene muchos seguidores, cuya fundamentación no está
en la moral particular de cada quien, sino en la moralidad colectiva, constituida por
la normas morales de la sociedad de cada época, sin embargo, la objeción a este
punto de vista, estriba en que la moralidad en una sociedad es tan variada y
conflictiva, que se carecería de un fundamento único, por ejemplo, el caso de la
reciente aceptación del matrimonio entre personas del mismo sexo (en algunos
países del mundo), tiene sus defensores pero también se enfrentan con el rechazo
de numerosa población, propiciando acaloradas discusiones en el ámbito moral y
social, de muchos países que lo rechazan, y otros que quieren seguir su ejemplo,
por lo que el fundamento en la moralidad colectiva no sería nunca unánime.
Los Fundamentos de los Derechos Humanos: Una Cuestión Urgente por el
Cardenal español y miembro de la Real Academia de Doctores de España
Antonio María Rouco Varela
Como expresa el autor de la Obra “Los Fundamentos de los Derechos
Humanos: Una Cuestión Urgente” preguntarse hoy por los fundamentos de los
derechos humanos podría parecer, una cuestión puramente teórica, sin
perspectivas, en la práctica sin mayor incidencia jurídico-política, social ni moral.
Sin embargo, la cuestión del fundamento de los derechos humanos se hace ya
lógicamente inevitable cuando en la terminología jurídica se utiliza ampliamente en
el lenguaje normativo del derecho constitucional contemporáneo, con la
calificación de derechos fundamentales. Entonces, resultaría incongruente no
explicar la fundamentación de los Derechos Humanos.
Aunado a esto, Rouco Varela expresa que a la hora de establecer los
fundamentos de los derechos de la persona humana se pueden distinguir y
diferenciar cuatro vías de acceso a su conocimiento y a la consiguiente
formulación de la teoría que los explica y prueba. Son las vías: jurídica,
sociológica, filosófica y teológica, las cuales obedecen a una determinada
metodología, autónoma en sí misma. Así se tiene:
1. La Vía Jurídica: es la que se configura y se presenta como la ciencia
positiva del derecho. Hans Kelsen la ha formulado y desarrollado magistralmente
sobre el presupuesto metodológico de buscar y asegurar “la limpieza” de la ciencia
o doctrina jurídica, como garantía inexcusable de su objetividad científica, en
contraposición de las ciencias de la naturaleza. Es decir que en base a esta teoría
los derechos de la persona humana alcanzarán una relevancia especial dentro del
ordenamiento jurídico si así está asegurado por una norma que lo establezca y
ordene positivamente. . Naturalmente, la insuficiencia práctica y teórica de una
fundamentación de los derechos humanos puramente jurídica, rigurosa y
formalista abrió camino a la búsqueda del conocimiento y análisis ponderativo-
transformador de la realidad social con la vía sociológica como una vía
necesariamente complementaria para una realista fundamentación de los
derechos fundamentales, sin abandonar las premisas doctrinales básicas del
positivismo jurídico.
2. La Vía Sociológica: como explica Rouco Varela, la interdependencia de los
dos órdenes de realidad, el orden social y el jurídico, es bien conocida. Ahora bien,
a la moderna sociología del derecho le debemos un conocimiento sistemático de
esa interdependencia, vista sobre todo en la complejidad de la sociedad
contemporánea con sus análisis del factor poder y poderes públicos, en el que se
articula la relación sociedad y Estado, captando la importancia de los procesos de
vida y experiencia sociales en la fundamentación del orden jurídico vigente en
cualquier momento de la historia. La vía sociológica de la fundamentación de los
derechos humanos es necesaria en orden a su efectividad práctica: a que sean
respetados y salvaguardados realmente; pero es radicalmente insuficiente, no sólo
para poder reconocerlos y definirlos en su verdad objetiva, sino, incluso, en lo que
podría calificarse como su función y capacidad más típicas: la de trasmitirlos y de
comunicarlos con fuerza convincente a la sociedad. Su neutralidad axiológica,
consecuencia de su preocupación por preservar la limpieza o pureza
metodológica, la incapacita para responder al fondo de la pregunta por los
fundamentos de los derechos humanos, el ¿por qué hay derechos tan
íntimamente unidos a la condición de ser hombre, de modo tal, que su fuerza
vinculante hace que sean inalienables, antes y por encima de cualquier
ordenamiento jurídico positivo, bien sea nacional o interno bien sea internacional?.
Y es precisamente esta interrogante la que se explica mediante la vía filosófica.
3. La Vía Filosófica: en opinión del autor, planteada la cuestión de la
fundamentación de los derechos humanos en toda la radicalidad lógica y
existencial de sus términos, que hace patente la necesidad epistemológica de
recurrir a la vía de conocimiento que se ocupe de responder las últimas
preguntas, es decir, las que afectan al sentido de la realidad y, en nuestro caso, de
la realidad del derecho; y más concretamente, a la filosofía del derecho. Por lo
tanto, si en un proceso de seria reflexión y razonamiento filosófico se conoce que
el hombre es un ser racional y libre, dotado de autoconciencia, capaz de conocer,
pensar, querer, decidir, esperar y amar; en definitiva, si se conoce que el hombre
(todo ser humano) hombre o mujer, es persona, entonces se habrá dado un paso
definitivo en la fundamentación de los derechos humanos; porque por el hecho de
ser persona le son inherentes unos bienes y valores esenciales para su
realización: la vida, la libertad, la asignación de los productos y medios materiales
necesarios para su subsistencia, la posibilidad del matrimonio y de la familia, la
capacidad de la relación y participación social y política, la posibilidad de
formación y acción cultural, la salud y la capacidad de realizarse religiosamente.
Sin embargo con esta vía que se dedica a la explicación metafísica y de la
existencia del ser humano quedarían muchos aspectos inconclusos.
4. La Vía Teológica: de acuerdo al autor, cuando el hombre se hace
consciente de los límites teóricos y prácticos de la razón, descubre la apertura
estructural de la condición humana a un horizonte ilimitado de ser y de vida,
relacionando la fe, en diálogo con la razón y su conocimiento propio de la realidad
que nos circunda, como la vía más propia para despejar los grandes interrogantes
del hombre y, más en concreto, los relativos a esa cuestión de los derechos
humanos, tan decisiva para la historia presente y futura de la humanidad. Transitar
por la vía teológica, en palabras de Rouco Varela, permite, en el caso de la
fundamentación de los derechos humanos, al menos tres cosas: dar cuenta del
fundamento preciso de la dignidad personal de cada hombre al saber
teológicamente que cada ser humano ha sido querido y creado directa e
inmediatamente por Dios; mostrar realmente la capacidad de su libertad, de su
voluntad libre para respetar y cumplir lo que unos deben a los otros como
personas igualmente queridas por Dios. Es decir en base a esta teoría se
desarrollan tres derechos fundamentales: la vida, la libertad y la igualdad.
Es de notar claramente que la tesis que más apoya el Cardenal Rouco es la
Teológica precisamente por sus creencias religiosas; una muestra más de que la
fundamentación se relaciona con el concepto que apoyemos; asimismo, señala en
algunas ocasiones se pueden relacionar varias teorías, por lo que se reafirma que
no puede hablarse de una fundamentación única. Otro aspecto relevante de
acuerdo a esta última fundamentación del Cardenal Rouco Varela, es que el autor
relaciona la vía jurídica y sociológica con una fundamentación intelectual que
explica las normas jurídicas en la esfera del conocimiento; mientras que las vías
filosófica y teológica se ubican en la esfera de lo subjetivo, de la existencia del
hombre.
En este orden de ideas, reitero el apoyo a la teoría iusnaturalista, ya que los
derechos son inherentes a las personas, y en base a ello deben ser reconocidos,
se encuentren o no consagrados en cuerpos normativos nacionales e
internacionales; eso sí, sin restarle importancia a la obligación que tiene el Estado
de respetarlos y de garantizarlos, adoptando las medidas necesarias para lograr
su satisfacción en la población y asegurar la prestación de determinados servicios.
CARACTERÍSTICAS DE LOS DERECHOS HUMANOS
Tomando en consideración los caracteres que presenta el Dr. Peña Solís en
su obra Lecciones de Derecho Constitucional General (2008, pp. 479-484), en su
opinión la doctrina mayoritaria coincide en los rasgos que en la actualidad tipifican
a los derechos humanos, dentro de los cuales se destacan:
La progresividad: implica reconocer que los Derechos Humanos se
encuentran en una continua perfección, con la finalidad de promoverlos y
protegerlos al máximo. Por lo tanto, resulta lógico suponer que dicho proceso se
inicia en los instrumentos normativos nacionales e internacionales desde la
Declaración Universal de 1948 hasta la actualidad.
En ese sentido AYALA (1994), citado por Peña Solís, sostiene que el
referido principio "cuando es aplicado por los organismos internacionales puede
incluso llevar a la aplicación del Derecho Constitucional con preferencia sobre el
Derecho Internacional, en aquellos casos en que el primero consagre en la
instancia internacional de protección, la norma constitucional (o legal) sobre
derechos humanos más beneficiosa, sobre la norma internacional".
Continúa explicando PEÑA SOLÍS que el principio de progresividad de los
derechos humanos aparece relacionado con la evolución y cambio del ser humano
y de la sociedad en el tiempo, de tal manera que siempre será posible que
aparezcan nuevos derechos humanos. En función de esa evolución, al mismo
tiempo se perfeccionan los instrumentos e instituciones nacionales e
internacionales, consagrados para su protección; de allí, pues, que en definitiva la
progresividad signifique desde el punto de vista sustantivo, adjetivo y
hermenéutico, el avance permanente de los derechos humanos y,
consecuencialmente, la absoluta prohibición de su desmejoramiento o
"regresividad".
La irreversibilidad. Esta característica supone la interdicción absoluta para
un Estado de desconocer un derecho inherente a la persona, que ha reconocido
previamente, al suscribir y ratificar un tratado internacional. La doctrina coloca la
fundamentación de esta característica en la naturaleza del derecho inherente a la
persona, el cual en ningún caso, según la tesis ius naturalista, es decir, conferido u
otorgado a la persona mediante su positivización nacional o internacional, pues sólo
se trata de un reconocimiento, y una vez reconocido como tal, pierde el Estado su
potestad para desconocerlo, aun en el caso de denuncia del correspondiente
tratado, ya que el derecho seguirá formando parte del derecho interno, y
deberá ser protegido conforme a las reglas de dicho ordenamiento.
La posición preferente de la norma consagratoria de
un derecho humano sobre la norma regulatoria del poder: como expresa
PEÑA SOLÍS, la mayoría de las Constituciones actuales suelen proclamar en
sus disposiciones preliminares, que constituye una función esencial del Estado
la defensa y el desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad (art. 3
constitucional). Luego, es posible deducir de ese tipo de disposiciones que la
actividad estatal debe estar en función del logro del indicado cometido. Por lo
tanto, en la hipótesis de que se suscite un conflicto entre dos normas del
mismo rango, una destinada a reconocer un derecho, y otra a organizar un
Poder del Estado, el juez estará obligado atendiendo al principio mencionado
en el epígrafe, a aplicar preferentemente la primera, porque como sostiene
NOGUEIRA "Las normas sobre derechos son superiores a las normas sobre
poder ubicadas en un mismo plano, ya que los primeros son los que
determinan la actuación de los órganos del Poder Público".
La eficacia general de los derechos humanos: Los valores que
informan a los derechos humanos le confieren un carácter casi absoluto que
impide predicar excepciones a su aplicación, sustentadas en la relación con los
órganos del Estado o con los particulares, razón por la cual su eficacia es erga
omnes, es decir, que su invocación y protección opera tanto frente a la
organización estatal como frente a los particulares. Así, por ejemplo, ocurre
con la garantía derivada de la acción de amparo en Venezuela, que puede ser
invocada indistintamente para denunciar la violación de un derecho humano
por parte de un titular de un poder público, o de un particular o de los grupos
de presión que se inscriben dentro de esta categoría. Tal eficacia además
suele quedar recogida indirectamente en las normas constitucionales que
establecen la vinculación tanto de los referidos órganos estatales como de los
particulares a la Constitución y a las leyes.
La irrenunciabilidad: los derechos humanos irrenunciables por parte de
sus titulares, porque como dice PEÑA SOLÍS, ellos encuentran su fundamento
en la dignidad humana, por lo cual no puede ser negociada, enajenada por
parte de la persona, de tal manera que deberá reputarse nulo cualquier intento
de renuncia de la titularidad de un derecho humano o de sus atributos
fundamentales, caso en el cual dejarían vacío de contenido el derecho. En
este orden de ideas, se ha discutido que lo irrenunciable es la titularidad, más
no el ejercicio, pero en algunos casos la titularidad y el ejercicio están tan
íntimamente vinculados que resulta muy difícil admitir ese tipo de renuncia, por
ejemplo el derecho a la libertad personal o el derecho a la vida. En realidad la
irrenunciabilidad se inscribe en el género más amplio de la inalienabilidad,
pues por definición los derechos humanos carecen de contenido patrimonial,
aun cuando como consecuencia de una lesión a los mismos, puede acordarse
una indemnización a la víctima, de tal manera que esa inalienabilidad opera
desde la perspectiva del propio derechohabiente, como desde la perspectiva
externa, verbigracia el Estado, que bajo ninguna hipótesis puede conculcar
esos derechos, pues a lo sumo se estila la suspensión o restricción de las
correspondientes garantías, mas no de los derechos, dejándose constancia en
esos casos que existe un conjunto de garantías que no pueden ser
suspendidas ni restringidas.
Indivisibilidad e interdependencia: citando Peña Solís a ZAMBRANO
(2004) se sostiene que los derechos humanos constituyen un verdadero
sistema que tiene como base a la dignidad humana, integrado por un conjunto
de derechos que son indivisibles e interdependientes, porque como afirma el
mismo autor, aludiendo a una tesis de la Defensoría del Pueblo, dichos
principios tienden a poner en evidencia "la interrelación de todos los derechos
de la persona, así como la igual jerarquía de cada uno de ellos. En ese
sentido, la promoción o respeto de ciertos derechos no justifica de ningún
modo el menoscabo de cualesquiera otros derechos".
Otro aspecto importante, es que los derechos humanos son
complementarios, y deben ser estudiados de manera integral, por lo que
protección demanda la realización de los derechos civiles, políticos,
económicos, sociales y culturales por igual; ya que la negación de algún
derecho en particular significa poner en peligro el conjunto de la dignidad de la
persona, por lo que el disfrute de algún derecho no puede hacerse a costa de
los demás. Por ejemplo: no se puede decir que gozamos de pleno derecho de
participación política si se nos prohíbe el derecho a manifestar o a
mantenernos informados.
Entre otras características los Derechos Humanos se encuentran las
siguientes:
Son Innatos o Inherentes: ya que todas las personas nacemos con
derechos que nos pertenecen por nuestra condición de seres humanos. Su
origen no es el Estado o las leyes, decretos o títulos, sino la propia naturaleza
o dignidad de la persona humana.
Son Intransferibles: quiere decir que no pueden ser entregados a otra
persona para que los ejerza.
Son Imprescriptibles: porque la existencia de los derechos humanos
no ha de extinguirse nunca, ya que al ser consustanciales a la naturaleza
humana, tendrán vigencia en tanto existan seres humanos; por lo cual no se
pierden con el transcurrir del tiempo, es decir, su vigencia no caduca, no vence
jamás.
CLASIFICACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS
Los Derechos Humanos han sido clasificados de diversas maneras, de
acuerdo con su naturaleza, origen, contenido y por la materia que refiere. La
clasificación en “Tres Generaciones”, es de carácter histórico y considera
cronológicamente su aparición o reconocimiento por parte del orden jurídico
normativo de cada país. Así como describe Peña Solís (2008; pp. 482-488),
estas generaciones son:
Primera generación de Derechos: ocurre a Finales del siglo XVIII, cuando
en la historia de las ideas políticas y del constitucionalismo fueron reivindicados por
primera vez derechos de los ciudadanos, frente al Poder, y responden
básicamente a las tesis ius naturalistas racionalistas, de Hobbes, Locke,
Montesquieu y Rousseau, derivadas del pacto social que daba lugar a la formación
del Estado para garantizar la convivencia pacífica entre las personas. De modo,
pues, que desde esa época fueron consagrados en las Constituciones, en su parte
dogmática, los derechos civiles y políticos, tales como el derecho a la libertad, a la
libre expresión del pensamiento, al sufragio, a la religión, a la inviolabilidad del domici-
lio, a la inviolabilidad de la correspondencia, los cuales en el marco del aludido
principio de progresividad han ido ampliándose tanto cuantitativa como
cualitativamente.
Derechos de segunda generación: el Estado ha evolucionado desde el
clásico liberal de derecho hasta el Estado democrático y social de derecho y, por
supuesto, desde las revoluciones liberales de fines del siglo XVIII, hasta la actualidad.
Precisamente en esa evolución se insertan los derechos sociales, económicos y
culturales, los cuales comienzan a ser reivindicados, por los trabajadores y el pueblo
llano, desde el último tercio del siglo XIX en Europa, pero que algunos de ellos, como
el derecho al trabajo ya habían sido asomados en la Constitución francesa de
1793, la cual como es sabido nunca llegó a entrar en vigencia.
Pero no es sino hasta la Constitución de Weimar (Alemania) de 1919,
cuando se inicia su positivización, y realmente cobran plena vigencia con la
instauración del denominado Estado social de derecho después de la segunda
guerra mundial, pues el diseñado en la referida Constitución no encontró cauces para
su implementación, en virtud de la crisis política y económica que vivió Alemania hasta
1933.
Derechos de tercera generación. En el curso de la evolución histórica
estos son nuevos derechos, que comienzan a ser enunciados y reconocidos a partir
de la década de los sesenta del siglo XX. Y como establece el Dr. Peña Solís al
citar a FIX ZAMUDIO (1982) han sido definidos como "derechos subjetivos e
intereses legítimos que pertenecen a personas indeterminadas y a diversos grupos
sociales distribuidos en varios sectores y que se refieren a ámbitos como el
consumo, el medio ambiente, el patrimonio de la humanidad, entre otros". A los
mencionados por el profesor mexicano hay que añadir los relativos a la paz y al
desarrollo sustentable.
Entre otros de estos derechos se tienen: La autodeterminación de los
pueblos, la independencia económica y política, la identidad nacional y cultural, el
entendimiento y confianza, la cooperación internacional y regional, la justicia
internacional, el uso de los avances de las ciencias y la tecnología y la solución de
los problemas alimenticios, demográficos, educativos y ecológicos.
Igualmente como las Primera, Segunda y Tercera Generación, se habla de
la necesidad de una Cuarta Generación de Derechos Humanos por el desarrollo
de las realidades tecnológicas y científicas de la actualidad; todo ello, porque
resulta evidente constatar que la tecnociencia está presente como uno de los
hechos configuradores de la realidad actual; relacionados con los derechos de la
universalización del acceso a la tecnología, la libertad de expresión en la red y la
libre distribución de la información en redes sociales, entre otros.
Ahora bien, la doctrina moderna en derechos humanos, no admite dicha
clasificación por Generaciones, con fundamento a la Declaración sobre el
Derecho al Desarrollo aprobada por la Organización de las Naciones Unidas
en 1986 (resolución 41/128 de la Asamblea General); ya que en el párrafo 2
del artículo 6 de la Declaración establece lo siguiente: “Todos los derechos
humanos y las libertades fundamentales son indivisibles e interdependientes;
debe darse igual atención y urgente consideración a la aplicación, promoción y
protección de los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y
culturales”.
Aún así, en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela se
establece una clasificación de Derechos Humanos en el Titulo III De los
Derechos, Garantías y Deberes en los términos explicados al inicio de este
informe, agrupados en IX Capítulos consecutivos, dependiendo de la materia a
la cual se refieren; y precisamente no es ésta la única clasificación, sino que
también puede darse a los derechos categorías por Derechos Individuales y
Derechos Colectivos y Difusos. Asimismo, distinguir entre derechos
constitucionales y supraconstitucional, siendo estos últimos, los que algunos
autores le otorgan a los Pactos, Tratados y Convenios Internacionales relativos
a los Derechos Humanos; sin embargo, en apoyo a la opinión de Peña Solís
(2008, p. 514); otorgarles carácter supraconstitucional a estos derechos,
constituye un claro error, porque en el artículo 23 de la Constitución no se
tiene la intención de romper con el sistema de jerarquía de las fuentes
normativas en Venezuela, sino únicamente privilegiar la aplicación de los
derechos humanos, siempre que estén planteados en condiciones más
favorables que en el derecho interno.
Para concluir, cito una frase de Kofi Annan, contador público y
diplomático ghanés, ex Secretario General de las Naciones Unidas y
galardonado junto a la ONU con el Premio Nobel de la Paz en 2001;
pensamiento primordial para reflexionar sobre la importancia de los Derechos
Humanos, su reconocimiento, su garantía y protección:
“Los derechos humanos son sus derechos. Tómenlos. Defiéndanlos. Promuévanlos. Entiéndanlos e insistan en ellos. Nútranlos y enriquézcanlos… Son lo mejor de nosotros. Denles vida.”
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS, NORMATIVAS Y ELECTRÓNICAS
PEÑA SOLÍS, José. Lecciones de Derecho Constitucional General. Volumen I,
Tomo II. Universidad Central de Venezuela. Facultad de Ciencias Jurídicas y
Políticas. Caracas-Venezuela, 2008.
CONSTITUCIÓN DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA. Gaceta
Oficial Extraordinaria N° 5.453. Caracas, Viernes 24 de Marzo de 2000.
http://www.letrasjuridicas.com/Volumenes/15/moreno15.pd. Marta Silvia Moreno
Luce. El fundamento de los Derechos Humanos. Veracruz, México.
http://www.racmyp.es/docs/discursos/d57.pdf. Antonio María Rouco Varela. Los
Fundamentos de los Derechos Humanos: Una Cuestión Urgente. Real Academia
de Ciencias Morales y Políticas. Madrid, España.
http://www.rae.es/ Diccionario de la Real Academia Española.