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La deuda externa, además de ilegítima, se paga dos veces

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Lo que se hereda y lo que se roba por Gonzalo de Castro, coordinador de Estudios de Fundación Intervida A principios de los años ’70, el dictador Ferdinand Marcos decidió en Filipinas la construcción de la Central Nuclear de Bataan, ubicada a 100 kilómetros de Manila. Por este proyecto de más de 2.300 millones de dólares, el país continúa hoy endeudado a un costo diario de 190 mil dólares. Esta central nuclear nunca llegó a funcionar, principalmente por estar construida cerca de un volcán y en una zona de alto riesgo sísmico. El Export Import Bank de Estados Unidos fue la entidad bancaria que prestó rápidamente los fondos para la iniciativa, y la empresa norteamericana Westinghouse fue la concesionaria del proyecto. Esta última empresa, como forma de agradecimiento a Marcos por su elección, le dio al dictador una comisión privada de 1.2 millones de dólares. Publicado en Revista RI Nº 39. Fundación Intervida, julio 2010.

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Enfoques

Se trata de uno de los casos más reso-nados en la historia de corrupción de las llamadas “deudas de los dictado-res”, que sumados a otras formas de endeudamiento han dejado a Filipi-nas, en la actualidad con una deuda de 56.000 millones de dólares. Roland Simbulan, de la Universidad de Filipi-nas señala que “aproximadamente un tercio del presupuesto nacional está cada año, desde 1986 (año en el que Marcos huyó del país), destinado a pa-gar la deuda externa. A causa de esto tenemos menos dinero para financiar nuestros servicios sociales, para la sa-lud, los hospitales públicos”.

Simbulan recuerda que hasta el Libro Guinness de los Récords tiene a Marcos como uno de los grandes cleptócratas

del mundo –también lo señala la orga-nización Transparencia Internacional–, estimando que entre él, su mujer Imel-da y su entorno, acumularon de manera ilícita entre 10.000 y 15.000 millones de dólares de las arcas del Estado filipino.

Laura Ramos, investigadora del Ob-servatorio de la Deuda en la Globali-zación (ODG), indica que las llamadas “deudas de la corrupción” tienen un peso relevante en el análisis de la deuda externa de los países del Sur. “La corrupción en forma de sobor-nos –agrega– suele ser el medio que utilizan las compañías de los países in-dustrializados para ganar la ejecución de proyectos o la adquisición de em-presas del sur”. Los sobornos se trans-forman en sobreprecios, ya que las

empresas recuperan el gasto cargán-dolo en el precio de lo que proveen. Se estima que la corrupción aumenta en promedio un 20 o 30% los costos, y el Banco Asiático de Desarrollo ha esti-mado que la corrupción incrementa en un 100% el costo de las mercancías y servicios en algunos países asiáticos. Casos de gobernantes corruptos que durante sus mandatos amasaron fa-bulosas fortunas personales y fami-liares, con cargo a la deuda soberana de los países que gobernaban, han aparecido en todos los continentes. Si bien sólo Suharto (Indonesia 1967- 1988: entre 15.000 y 35.000 millones de dólares) supera a Ferdinand Mar-cos (1972-1986) en el ranking de go-bernantes cleptócratas de Transparen-

A principios de los años setenta, el dictador Ferdinand Marcos decidió en Filipinas la construcción de la central nuclear de Bataan, ubicada a 100 kilómetros de Manila. Por este proyecto de más de 2.300 millones de dólares, el país continúa hoy endeudado a un costo diario de 190.000 dólares. Esta central nuclear nunca llegó a funcionar, principalmente por estar construida cerca de un volcán y en una zona de alto riesgo sísmico.

El Export Import Bank de Estados Unidos fue la entidad bancaria que prestó rápidamente los fondos para la iniciativa, y la empresa norteamericana Westinghouse fue la concesionaria del proyecto. Esta última, como forma de agradecimiento a Marcos por su elección, le dio al dictador una comisión privada de 1,2 millones de dólares.

A principios de los años setenta, el dictador Ferdinand Marcos decidió en Filipinas la construcción de la central nuclear de Bataan, ubicada a 100 kilómetros de Manila. Por este proyecto de más de 2.300 millones de dólares, el país continúa hoy endeudado a un costo diario de 190.000 dólares. Esta central nuclear nunca llegó a funcionar, principalmente por estar construida cerca de un volcán y en una zona de alto riesgo sísmico.

El Export Import Bank de Estados Unidos fue la entidad bancaria que prestó rápidamente los fondos para la iniciativa, y la empresa norteamericana Westinghouse fue la concesionaria del proyecto. Esta última, como forma de agradecimiento a Marcos por su elección, le dio al dictador una comisión privada de 1,2 millones de dólares.

Lo que se hereda y lo que se roba

LA DEUDA EXTERNA, ADEMÁS DE ILEGÍTIMA, SE PAGA DOS VECES

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cia Internacional en cuanto al monto acumulado, también podemos sumar a Mobutu Sese Seko (Congo 1965- 1997), Sani Abacha (Nigeria 1993-1998), Slobodan Milosevic (Yugosla-via 1989- 2000), Jean Claude Duvalier (Haití 1971-1986), Alberto Fujimori (Perú 1990-2000), Pavlo Lazarenko (Ucrania 1996-1997), Arnoldo Alemán (Nicaragua 1997- 2002), y el también filipino Josep Estrada (Filipinas 1998-2001). A ellos podemos agregar a Hussein en Irak, Pinochet en Chile o, entre otros, al ex Presidente de Costa de Marfil, Houphouet-Boigny, que fi-nanció con fondos públicos un deseo privado, mandando construir por un monto de 350 millones de dólares una réplica de la Basílica de San Pedro en plena sabana africana.

Toussaint: “Vamos a llevar a juicio al Banco Mundial” La deuda externa de los países del llamado “Sur global” no se compone exclusivamente de las llamadas “deu-das de los dictadores”, o de endeuda-mientos que responden únicamente a delitos de corrupción. Si bien los casos de los dictadores son resonantes, estas y otras deudas dejan en las sombras las responsabilidades, o mejor dicho las irresponsabilidades, de organismos in-ternacionales, empresas trasnacionales, prestamistas o élites económicas y polí-ticas de países donantes y receptores.

En este sentido, el Presidente del Co-mité para la Abolición de la Deuda del Tercer Mundo, el belga Eric Toussaint, ha declarado que quiere obligar al Ban-

co Mundial (BM) a reparar sus daños. “Vamos a llevar a juicio al Banco Mun-dial” subraya Toussaint (Diario Públi-co, España; 1.03.2010), una iniciativa “en nombre de 10.000 víctimas, mine-ros de la República Democrática del Congo”. Agregando que hay muchos otros casos denunciables, su intención es obtener una condena que siente ju-risprudencia nivel internacional.

En relación a la responsabilidad del Banco Mundial, Toussaint señala que éste “está bajo las órdenes de las po-tencias, la primera, EEUU, mientras que los países del sur no pintan nada. Los gobiernos del norte exigen a los países deudores la aplicación de po-líticas a través de unas recetas econó-micas que van en un mismo sentido:

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abrir más las economías del Sur a las inversiones y exportaciones del Norte, y reducir el peso de los poderes públi-cos del Estado en la economía de esos países. Es decir, privatizar todas las empresas estratégicas pero también todos los servicios públicos.

El ODG denuncia, por una parte, lo grave que es para muchos países el he-cho de que el pago de la deuda supon-ga la imposibilidad de invertir y eje-cutar políticas adecuadas en servicios básicos esenciales para la población,

como son las de soberanía alimentaria, potabilización del agua, salud, vivien-da, educación y equipamiento de infra-estructuras. Según datos del Programa de Naciones Unidas para el Desarro-llo (PNUD), los pagos del servicio de la deuda en 1999 superaron el gasto anual en salud y educación en nueve países y también sobrepasaron el gas-to en salud en 29 más, incluidos 23 del África subsahariana, la región más cas-tigada del planeta. “De hecho –explica el ODG–, en los países más empobreci-dos como Guinea-Bissau, los pagos del servicio de la deuda en 2005 supusie-ron un gasto seis veces superior al de salud; en Angola fue de cuatro veces, y en Gambia más de dos veces superior al gasto en salud y más de cuatro veces el gasto en educación”.

Por otra parte, el pago de la deuda ha incentivado la explotación indiscrimi-nada de los recursos naturales, dado que su exportación es una de las pocas

maneras que tienen estos países para conseguir suficientes divisas para pa-gar el servicio de la deuda. “Este hecho, como es de suponer, ha afectado y afec-ta gravemente la sostenibilidad de los recursos del planeta”, explica el ODG.

La deuda externa como instrumento de dominación políticaMovimientos y organizaciones de la sociedad civil internacional denun-cian en la actualidad la abolición de las llamadas “deudas ilegítimas”, no sólo por fundamentos legales (en algunos casos las deudas no son ile-gales), sino además por carecer de fundamento moral. La ilegitimidad reside en la forma y las circunstan-cias en que se negociaron, además de que la exigencia de su pago pone en peligro el respeto de los derechos humanos, la prestación de servicios básicos, y atenta contra el respeto a la soberanía de los pueblos.

Los pagos del servicio de la deuda en 1999 superaron el gasto anual en salud y educa-ción en nueve países. El Áfri-ca subsahariana es la región

más castigada del planeta.

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La exigencia de la abolición de las deudas ilegítimas se fundamenta, se-gún Laura Ramos, en que la deuda de los países del Sur ha respondido “a los intereses de los prestamistas, a espaldas de las poblaciones que deben afrontar los pagos, y bajo extorsión de sus gobernantes o sobornándolos”. Y a pesar de ello, Ramos agrega que la deuda ya “fue reembolsada en su tota-lidad y con creces. Y si consideramos una liquidación que contemplara el principio de corresponsabilidad, y se integran los pasivos ecológicos y socia-les generados en el Sur por los países industrializados, los países periféricos y supuestamente deudores se conver-tirían en acreedores”.

El servicio de la deuda, que es el im-porte hecho efectivo por los deudores por los conceptos de amortización de capital e intereses de los créditos, no hace otra cosa que aumentar año a año. Esther Vivas, autora del libro

En pie contra la deuda externa (2008) recuerda que en el año 2005 por ejemplo, los países del Sur transfirie-ron al Norte, en concepto del pago de la deuda, casi 551.000 millones de dólares. La cifra es cinco veces lo que los países del Norte prestaron al Sur como Ayuda Oficial al Desa-rrollo (AOD), unos 100.000 millones de dólares. Los pagos realizados no consiguen de ninguna forma frenar la tendencia al crecimiento del total de la deuda, dado que los intereses son tan elevados que acaban con-trarrestando el pago y hacen que la deuda continúe creciendo sin posibi-lidad de que se ponga fin a la bola de nieve que esto supone.

Yolanda Fresnillo, investigadora del ODG, explicó a la Revista Intervida que “la deuda externa se genera para internacionalizar las diferentes econo-mías, con un claro interés económico y geopolítico. La deuda se utiliza como

instrumento de dominación política. Hay casos claros, como cuando Esta-dos Unidos ofreció a Paquistán la can-celación de la deuda externa a cambio de poder sobrevolar su espacio aéreo para la invasión de Afganistán. Es una moneda de cambio que se utiliza en muchas ocasiones, y hay un interés de los acreedores para no perder ese ama-rre. Sin olvidar que la generación de más deuda externa implica un negocio muy importante”.

El camino de las auditorías de la deudaPara los investigadores del ODG, la llegada del economista Rafael Correa a la Presidencia de Ecuador (2007), que procedió a ejecutar una auditoría inte-gral de la deuda externa, ha supuesto la posibilidad de observar un camino posible y real para la abolición de las deudas externas.

Yolanda Fresnillo explica que en dicho país se constituyó una Comisión de Auditoría, donde participaron la so-ciedad civil –estatal e internacional–, así como personas vinculadas a las ins-tituciones públicas del país. En un año y medio de revisión de contratos, han aparecido numerosas irregularidades como contratos ilegales y malas prác-ticas. Ecuador ha utilizado la auditoría para negociar con acreedores privados, pero no se ha avanzado en las deudas bilaterales (con otros países) o con or-ganismos internacionales, donde in-tervienen intereses geopolíticos. Para Esther Vivas, los pasos dados por go-biernos como el de Correa en Ecuador, o la iniciativa similar que se promueve en Filipinas o Bolivia, son ejemplos de que es posible decir “no” al pago de la deuda, como también lo hizo en su momento Argentina luego de la crisis de 2001. “La denuncia de las deudas odiosas e ilegítimas –dice Vivas– y la suspensión del pago de las mismas es un acto legítimo que todo gobierno so-berano debería estar dispuesto a reali-zar en favor de sus pueblos”.

Texto: Gonzalo de Castro

Coordinador de Estudios Intervida-España

El doble costo de las deudas de las dictaduras

“Los chicos y chicas pagan el costo de la corrupción dos veces” dice Katarina Tomasevski, en relación a los efectos devastadores que la corrupción tiene sobre la educación. En su libro El asalto a la educación, Tomasevski recuerda la malversación de fondos de ayuda al desarrollo del dictador de Nigeria, Sani Abacha, que dejó a los chicos y chicas nigerianos con dos deudas.

La primera surge de forma inmediata “al ser robado el dinero destinado a su escolaridad”. Debemos recordar que en 2002 el gobierno nigeriano llegó a un acuerdo con la familia del dictador Sani Abacha para la devolución de mil millones de dólares. “Cuánto más se debería haber devuelto, pero nunca lo será, sigue siendo una respuesta pendiente –señala Tomasevski–. Cómo se debería lidiar con la complicidad de los organismos financieros internacio-nales es una pregunta que raramente se formula”. Sólo los fondos recupera-dos en 1998 sobrepasan el total del presupuesto nigeriano para educación, salud, seguridad social, transporte y energía de 1997 y 1998.

La segunda deuda que denuncia Tomasevski es la que surge cuando las mis-mas generaciones de chicos y chicas “tiene que devolver los préstamos que los sucesivos gobiernos militares han recibido”. Los informes de Naciones Unidas del año 1999, elaborados por el relator Soli Jehangir Sorabjee, ya indicaban que en Nigeria “muchas escuelas, incluyendo las primarias, han vuelto a imponer diversas cuotas y pagos a los alumnos como resultado di-recto de la enorme falta de financiamiento público; esto ha llevado a una masiva retirada de los alumnos y alumnas de las escuelas”.