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Hacia la paz duradera y con identidad
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Para liberar efectivamente la Madre Tierra, es necesario construir un Estado Plurinacional. Mensaje de lucha y propuesta a los pueblos originarios de Colombia… Mientras no se apague el sol
MINGASURCOLOMBIAAgosto de 2012
1.De Pueblos Originarios a subalternos y explotados pobladores de Colombia: El Qué.
La tierra ha sido violentada. Sus cuidadores están
lastimados. Las balas han intentado acallar sus
propuestas. Habitantes milenarios y legítimos
dueños de la historia y esta tierra, han sido
disminuidos por el poder del capital, a solo
treinta segundos de propaganda oficial, en los
espacios de la mal llamada comunicación. La
noticia corrió como pólvora: “los indios no
quieren a las fuerzas militares en sus territorio”;
luego dijeron “sacaron llorando al ejército”,
cuando la campaña de las dos teledominadoras
(Caracol y RCN), se colocaron de acuerdo para
justificar en un libreto premeditado, la ejecución
de un joven indígena defensor de su territorios al
día siguiente.
Cómo pasó esto, porqué y de dónde vienen
estas realidades?. Todo tiene su historia, su
contexto, su relato. Los indígenas han acumulado
durante las últimas movilizaciones una elevada
opinión pública. Han reconstruido los símbolos
que los definen como gentes unidas, pacíficas,
dignas. Ni qué decir de su capacidad de
movilización y propuesta. De ahí que se han
reconvertido en lo son: un ejemplo para los
movimientos sociales. En la historia precolombina
nuestras culturas vivían en sus realidades,
cultivando las artes, la política, la economía, el
pensamiento, en equilibrio natural y ético.
Aunque no creemos en el idilio del paraíso que
soñara Tomás Moro o Campanela, pues también
aquí existían nuestros propios conflictos y
organizaciones de poderes y territorios; si
afirmamos que las sociedades que avanzaron y
que aún perviven, pueden enseñarnos cómo
solucionar los asuntos del poder, la cultura, la
vida misma. Al momento de la invasión española,
encontraron sociedades complejas, modelos de
cultura y organización que fueron exportados
hacia todo el mundo conocido. De aquí
aprendieron a dominar la agricultura, manejar el
agua, planificar los pueblos, así como nuevas
formas y estrategias de poder. De hecho el
capitalismo global actual no hubiese sido posible
sin la explotación centenaria de los pueblos
amerindios y luego afros, como lo recuerda el
sociólogo e historiador Wallerstein. Ya en la
Colonia y con la acumulación suficiente, la
memoria fue en gran parte borrada y se enseñó a
despreciar lo propio, a creer que la raza
superaba la cultura y la dignidad. Muchos
habitantes mesclaron sus pieles para
“blanquear” su prole; rompiendo de tajo con su
conexión antigua y originaria. La Nueva República
del XIX 1 solo profundizó las segregaciones, al
tiempo que aumentó la explotación de los
pueblos originarios apoyando a los nuevos ricos,
los criollos hábiles en ganar el apoyo de los de
abajo, pero egoístas y racistas en la construcción
de una verdadera República para todos y todas.
(Ver: Castillo, 2007).
En suma, los pueblos originarios (llamados
equivocadamente “indios”), han sido
sistemáticamente agredidos, olvidados,
explotados. Similar balance se realiza de su
aporte en la economía, en la construcción de
Estado Nación: solo seles tiene en cuenta como
ese elemento anecdótico, exótico, pilar de relatos
sin trascendencia. De hecho, al eliminar a los
pueblos en cada región o poblado, se optaba por
colocar su nombre, en señal de victoria y de
testimonio de derrota. Los territorios que según
los criollos debían ocupar los originarios, fueron
ubicados hacia las montañas, en zonas alejadas,
generalmente improductivas, conminando a los
pueblos al olvido y miseria. Desde nuestros
estudios sabemos que nuestros pueblos indios
también estaban en las actuales zonas urbanas,
de la gran producción. ¿Acaso el Zipa y el Zaque
habitaban montañas o selvas? O Petecuy,
Nutibara, Calarcá, eran habitantes de la
manigua?2 El proceso de olvidar nos ha llevado a
1El sociólogo Castillo, en su tesis doctoral, retomando a Darío Mesa,
sintetiza la situación de tensión y de olvido instrumental del aporte de los indígenas, afros en la construcción de nación: “la negación de lo negro y lo indio coexiste con la idea de mestizaje como el tema que identifica la colombianidad. En el mestizaje se encuentra la esencia de la identidad colombiana para lograra el progreso y el desarrollo que ofrece la civilización. Sin embargo, aquí está presente la idea de blanqueamiento de la Nación: una nación en blanqueamiento en la que los negros y los indios son absorbidos”. Ver: Castillo, Luis Carlos. Etnicidad y Nación. El desafío de la diversidad en Colombia. Programa Editorial Universidad del Valle. Cali, 2007. 2 Las investigaciones del equipo arqueológico dirigido por Gerardo
Reichel-Dolmatoff, ha comprobado para este punto nuestras hipótesis. En las investigaciones de la Nueva Historia deColombia ha escrito que: “Las llanuras, las cordilleras, las costas, los ríos de Colombia, han sido, desde miles de años, el terruño, el sustento y el continuo estímulo de un sinnúmero de seres humanos que, desde los albores de los tiempos hasta la conquista española, han desarrollado aquí sus diversas formas culturales, de acuerdo con su respectivo equipo cultural y tecnológico…”Ver: Reiche-Dolmatoff, Gerardo. “Colombia indígena, periodo prehispánico” En: Nueva Historia de Colombia. Planeta. Bogotá. 1989.
asumir que el nativo, originario, es solo un
habitante campesino, selvático, alejado de la
vida “urbana, civilizada y en paz”. La historia de
los dominadores y poderosos ha convertido en
realidad para ser narrada, esta oprobiosa
historia, elevando a héroes a los villanos
expropiadores; vilipendiando ahombres como
Quintín Lame, u olvidando las gestas guerreras
de la Gaitana, Mandiguagua, Xamundí, Timanco,
Pigoanza, entre tantos y tantas otros.
2. Cuando no es entendible la realidad, se
debe analizar lacultura y economía: El
porqué:
Así como la naciente elite criolla organizada como
oligarquía, optó por fundar una nación sobre un
débil mito de combate en el que Bolívar era
entronado de dientes para afuera; mientras en
sus adentros hacían caso a las artimañas y
perversiones de Santander, las que finalmente
consolidaron el Estado como lo conocemos hasta
hoy; así también se excluyó la original y sólida
fundación de nuestra República sobre la historia
originaria, como si lo hizo México, Perú,y
recientemente Bolivia, en donde se elevó a
patrimonio histórico y mito fundador los aportes
milenarios de sus respectivas culturas.
Como en una película de Hollywood, estas
memorias de olvido, subvaloración,
ocultamiento, han llevado a que en pleno siglo
XXI muy poca población colombiana, se
identifique ya suma su pasado identitario
indígena, nativo o al menos popular. La realidad
nos demarca una soberbia de mestizos con
pretensiones de una perdida raza blanca que los
mismos Españoles nunca tuvieron, puesto que
durante su historia fueron un pueblo
sucesivamente invadidos por otros europeos,
africanos, asiáticos. (Zea, 1995). Cada pueblo,
según Engels tiene la historia que se merece.
La guerra así asumida se traduce en una serie de
desencuentros: no hay un sentido de defensa de
lo auténtico; menos se tiene la comprensión de
los intereses que se mueven en estos territorios
ante la nueva recolonización del capital
transnacional, que en este caso, en el actual
gobierno, se ha llamado eufemísticamente de
“locomotora minera”. Recordemos que el
principal mineral es el agua, luego los
combustibles y otros tantos. Los medios azuzan a
la opinión aburguesada de gentes que sin
empleo, salud, vivienda, viven en paraísos de
papel y luces de TV. Esos mismosque luego
saldrán a satanizar a nuestros hombres y
mujeres legítimamente Americanos. Los medios
de desinformación lo saben: han creado
previamente el escenario de las campañas de
guerras o conflictos de baja intensidad (Del
Olmo, 1994). En estos conflictos primero se gana
la opinión idiotizada y embrutecidas con
mensajes que canalizan las respuestas y las
intenciones; haciendo que un gentil y pacífico
ciudadano, al ser entrevistado parezca un agente
de la guerra o un justiciero, capaz de entregar su
propia vida por una causa. Además en estas
guerras la maquinaria militar simula no entrar en
conflicto, en ser “aliados”, “promotores”; de ahí
que por ejemplo a un policía colombiano –dotado
de armas de guerra y para nada fuerza civil-, sea
llamado de “patrullero; “intendente”, queriendo
eliminar su papel de combatiente, hombre en
armas. El manejo de noticias sobre drogas,
guerra, conflictos, se selecciona previamente
para editarlas y ser lanzadas de acuerdo con las
intenciones de los grupos de poder o gobiernos
de turno. Las guerras de baja intensidad son en
estos casos una estrategia a analizar y ninca
olvidar.
Entre analfabetismo, pobreza, insalubridad,
carencia de tecnología para vivir bien; los
pueblos originarios hacen parte en el hoy, de las
masas de subalternos, al lado de obreros,
estudiantes, afros, desempleados, jóvenes y
profesionales sin patria. Esperan más que la
solidaridad del “ciudadano”, su entendimiento y
compromiso. Las guerras del siglo XXI ya
iniciaron, se disparan por combustibles, agua,
información, identidad. No es gratuito que
nuestros pueblos indígenas estén superpuestos
en zonas de reserva y producción del agua; que
posean minerales, hidrocarburos, vías de
comunicación vitales geopolíticamente. El IIRSA
lo ha entendido hace más de dos décadas,
señalando interconexiones inter oceánicas
aprovechando los ríos; uniendo transportes
multimodales, en los que los pueblos originarios
tienen todo para perder. La estrategia hacia los
subalternos –los de abajo-, sigue siendo la
misma desde los tiempos de las ansias del
Dorado, la Quina, el Caucho: aniquilar, explotar,
exportar, concentrar el capital en unas cuantas
personas, que bien se les puede identificar como
las oligarquías y burguesías trasnacionales:
Monsanto, Bayer, Nestlé, Cocacola, Exxon,
Brithis Petroleum, Pacific Rubiales, son más que
nombres, estrategias reales de guerra
económica, política y militar. Son las nuevas
caras de los barcos llegados hace 5 siglos a las
costas de Abya Yala (América). Ya aprendimos
con dolor y sentido de recuperación que ya no
nos pueden confundir con luces, pólvora, rezos,
ONG´s, que traen detrás de si la muerte, el
desasosiego, la separación del proyecto común
para vivir bien ya.
Cada pueblo, cada voz que se atraviese ante
ellas, será declarado como bárbaro, incivilizado,
enemigo, inhumano, preparando el camino para
su eliminación o compra de su conciencia y
dignidad. La lucha sigue siendo, en la segunda
década del siglo XXI, contra la maquinaria del
capital disfrazado de intervenciones, democracia
ramplona y seguridad territorial.
3. La propuesta es ser Estado Plurinacional:
El cómo y para qué.
La discusión de si los nativos americanos tenían
alma o no atravesó las mentes de los pensadores
medievales y pre modernos. Los debates de De
Las Casas, Pedro Claver, elevaron la conciencia
de humanidad de los nuestros. Solo con la
modernidad y las nuevas repúblicas liberales, se
entendió la noción de derechos, de seres
humanos plenos. Las múltiples declaraciones del
derecho internacional, ONU, DIH, Tribunales,
convenciones, coinciden en definir una sola
noción de seres humanos dignos: el gran Género
Humano, sin distingos ni notas a pie de página.
Sin embrago, lo sabemos que así como en el
siglo XIX se discutía de parte de los
terratenientes y gamonales “cuánta tierra
necesita un indio”, en este siglo XXI algunos
poderosos y gentes violentas aseguran que
tienen mucha tierra, que son pedigüeños, hábiles
traficantes de sus trajes; hombrecillos
incómodos, perezosos, enemigos de un tal
desarrollo y del progreso. Ante este tipo de
opiniones, los originarios responden más que con
palabras con su legado y testimonio: cuidan el
agua, viven en armonía con la naturaleza y
especies; dan ejemplos de comunidad y cohesión
moral; tramitan los conflictos sin eliminar al otro;
son pilares de la cultura pasada presente y
futura; poseen la más seria alternativa ante el
desastre inminente del capitalismo derrochador y
aniquilador del planeta.
Lo anterior se entiende en los contexto delo que
hemos definido por Estado. La tradición liberal
occidental se alindera con la definición
weberiana, quien nos recuerda que es aquella
comunidad que reclama para sí –con éxito-, el
monopolio de la violencia dentro de un territorio.
Es decir, aquí prima el control y la violencia,
como lo propone, sin éxito, la oligarquía nacional
desde la Primera República de 1819. La otra
entrada hacia un Estado involucra las gentes,
territorio y leyes o normas. Diríamos que en la
constitución del 91 seavanzó en esta
interpretación, agregando el famoso capítulo 1º. ,
donde se demarca a nuestra Colombia como
Estado social de derecho. Nuestros pueblos
sobrevivientes a la invasión europea y a la
explotación desde adentro, han asegurado
durante los siglos su identidad, encuentro, usos y
costumbres, legislación propia, fuero indígena,
territorios demarcados y autosuficientes,
capacidad de auto regulación, civilidad y
democracia. Toda esta amalgama reconocida en
las diferentes sentencias y normas, hacen valer el
camino hacia una autonomía verdadera que
trascienda la ya enunciada Constitución del 91 y
sus artículos 2,3, 7, 8, referidos a los fines del
Estado, soberanía, diversidad y la protección
cultural y natural; agregados a los artículos 329,
330, sobre régimen especial territorial. De cierto,
las constituciones deberían interpretar las
realidades históricas, la realidad social, los
valores esenciales y la perspectiva del pueblo a la
que va dirigida (Henao Hidrón, 1992); por ello no
es una especulación de cafeterías o caminos
solitarios, proponer algunos momentos para
convertir en efectiva esta propuesta:
1.Articular los canales de comunicación, difusión
y socialización de la propuesta para ser
presentada en comunidad, venciendo la
sectorización de algunos pueblos y logrando
unificar la mayoría de naciones originarias en
Colombia. La pléyade de comunicadores y redes
alternativas se deben reactivar, denunciando
paralelamente los abusos y el daños hacia los
procesos comunitarios que las mega
organizaciones de la comunicación han
ocasionado. Se debe recordar que desde adentro
algunos medios han dañado el nombre, sentido e
imaginarios colectivos de las luchas originarias.
2.Romper el temor a exponer al visión de Estado
Plurinacional, retomando la valía y proyección del
pueblo Boliviano que ha redactado su nueva
constitución rompiendo con el racismo, el
colonialismo y la dependencia. Nos referimos al
preámbulo histórico, cultural, emancipatorio 3 ,
seguido de los artículos 1, 2, 3, 8, 9, sobre la
definición, bases fundamentales, principios y
3Nos referimos a la oportuna redacción de la Constitución Boliviana
aprobada en 2008, que señala la historicidad, cultura, territorio e inclusión. Su preámbulo enuncia: “En tiempos inmemoriales se erigieron montañas, se desplazaron ríos, se formaron lagos. Nuestra amazonia, nuestro chaco, nuestro altiplano y nuestros llanos y valles se cubrieron de verdores y flores. Poblamos esta sagrada Madre Tierra con rostros diferentes, y comprendimos desde entonces la pluralidad vidente de todas las cosas y nuestra diversidad como seres y culturas. Así conformamos nuestros pueblos, y jamás comprendimos el racismo hasta que lo sufrimos desde los funestos tiempos de la colonia…El pueblo boliviano, de composición plural, desde la profundidad de la historia, inspirado en las luchas del pasado, en la sublevación indígena anticolonial, en la independencia, en las luchas populares de liberación, en las marchas indígenas, sociales y sindicales, en las guerras del agua y de octubre, en las luchas por la tierra y el territorio, y con la memoria de nuestros mártires, construimos un nuevo Estado…” Ver: Nueva Constitución Política del Estado. Asamblea Constituyente de Bolivia. Versión oficial. La paz. 2008.
fines del Estado. Los artículos 290 al 297, ilustran
la posibilidad de logra un nuevo Estado sin
romperla integridad territorial y la unidad
nacional, logros de los Estados modernos en el
que incluimos a Colombia.
3.Con la información, aliados, movilización
permanente, más grupos de trabajo y
constitucionalistas, se debe preparar la
presentación de la Reforma Constitucional que
bien puede tener cabida en el movimiento
nacional por la Nueva constituyente.
4.Empoderar ante otras Naciones Originarias y
Estados Plurinacionales, la oficialización de la
propuesta para lograr su aceptación,
empoderamiento e integralidad. Los encuentros
abiertamente fundantes se deben realizar, más
allá de la información maniquea de unidad
nacional o de sectores ajenos promotores de la
fracturación nacional. El proceso es inevitable. DE
nuevo, el pueblo boliviano debió pasar su proceso
demostrando la solución final a los conflictos
coloniales y ahora poscoloniales.
5.Superar colectivamente la aceptación del
lenguaje de culpa, vergüenza, que ha hecho ver y
parcialmente aceptar la derrota ante el avance
económico, militar y cultural de la oligarquía
criolla. Las campañas de comunicación desde
abajo las debemos retomar a través de las redes
sociales, encuentros, grupos y gentes sensibles a
la pervivencia y dignidad de nuestra madre tierra
y los pueblos originarios. La primera victoria, lo
diría Orlando Fals Borda, es iniciar a pensar, en
su obra “Hacia el Socialismo raizal y otros
escritos”.4
Nuestro propósito colectivo no es otro que lograr
que afirmativamente los mandatos populares,
los puntos de los movimientos sociales,que por
siglos ahogados y olvidados,puedan tener eco
detrás de la visión de Los Mayores; para cimentar
la nueva tierra para todos y todas. Territorio,
gentes, naturaleza, cultura, economía, poder,
espíritu, se deben encontrar en otro sistema de
vida, hacia el nuevo paradigma. Si es necesaria
4La pertinencia de la obra Falsbordiana, radica en la inclusión hacia lo
que este investigador de punta mundial –nuestro-, ha llamado como “Democracia Radical y Teoría de los Pueblos Originarios y Valores Fundantes”. Al respecto señala que: “(Los indígenas primarios ) son la matriz primaria por su propia ´ley de origen´ donde se han acomodado los grupos siguientes ( se refiere a los negros libres, los campesinos-artesanos anti señoriales y los colonos pioneros internos), son el producto de una impresionante secuencia formativa que ve desde Aztecas y Mayas, pasando por Caribes y Muiscas, Incas, Mapuches y Guaraníes, en secuencia que es en toda forma comparable a la otra secuencia más promocionada, la del mar Mediterráneo y el cercano oriente”. En: Fals Borda, Orlando. Hacia el Socialismo raizal y otros escritos. Biblioteca Vértices Colombianos. Ediciones desde abajo. Bogotá. 2007
otra constitución, debemos mirar hacia allá con
prontitud y todas nuestras fuerzas.
4. Ultima línea:
Pedir perdón para el Estado es el ejercicio de la
metáfora política medieval, que nos enseña que
si los campesinos se organizan y protestan contra
el rey, este organiza a sus perros rabiosos para
que los ataquen, lastimen. Si los campesinos
quieren justicia, ordena ejecutar a los perros,
más el rey sigue igual, planeando la siguiente
artimaña…
Los generales, los ministros y el mismo
presidente, se han colocado la gota de agua en
las pupilas. Cómo no, si los falsos positivos son
una gigantesca montaña no minera sino de
horrores al DIH, a los Derechos Humanos; se
sabrá en otra enseñanza centenaria que el capital
necesita fingir la paz, construirla e imponerla de
arriba hacia abajo. La pax romana, la de los
sepulcros. De ahí que efectivamente regresaron
con más unidades militares, forcejeando a la
comunidad en otra situación que sabemos sabrán
sortear con sentido de la palabra que camina. El
país entero los anima, acoge. Estamos con
ustedes, nuestros mayores. La madre tierra al
ser liberada por fin será para todas y todas.
EUCHA ¡¡¡
Un abrazo cultural y ancestral. Bibliografía y referencias: Henao Hidrón. Constitución Política de Colombia. Temis. Bogotá 1992. Weber Max. Economía y Sociedad. FCE. México. 1964. Del Olmo, Rosa. (1994) Drogas y conflictos de baja intensidad en América Latina. Forum Pacis. Bogotá. Zea, Leopoldo. Discurso desde la marginal y la barbarie. Mimeo. 2000. Castillo, Luis Carlos. Etnicidad y Nación. El desafío de la diversidad en Colombia. Programa Editorial Universidad del Valle. Cali, 2007. Reichel-Dolmatoff, Gerardo. “Colombia indígena, periodo prehispánico” En: Nueva Historia de Colombia. Planeta. Bogotá. 1989. Nueva Constitución Política del Estado. Asamblea Constituyente de Bolivia. Versión oficial. La paz. 2008. Fals Borda, Orlando. Hacia el Socialismo raizal y otros escritos. Biblioteca Vértices Colombianos. Ediciones desde abajo. Bogotá. 2007
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