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El desafio de la epidemiologia

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  1. 1. La Dra. Carol Buck es profesorade epidemiologiade la Universidadde Ontario Occidentalen Londres, Canad& y ex directora del Departamentode Epidemiologiay MedicinaPreventivade la misma Universidad. Estudi6 medicinaen esa Universidady salud publica en la Escuelade Higieney MedicinaTropical de Londres, Inglaterra. Ha realizado investigacionessobre la epidemiologiade varias enfermedadesy, mas recientemente. sobre algunos aspectos de la atencion de salud. Es miembrode la AsociacionCanadiense de Salud Publica, la Sociedad de lnvestigaciones Epidemiologicasy el ColegioAmericano de Epidemiologia de 10s Estados Unidosy ex presidenta de la Asociacion lnternacionalde Epidemiologia. El Dr. Alvaro Llopises profesor de epidemiologia y bioestadisticadel Departamento de lngenieria Sanitaria de la UniversidadCentral de Venezuela. Estudi6 medicina en esa Universidad,se especializo en malaria en la Universidadde Paris y estudio salud publica en la Universidadde Londres. Ha ocupadovarios cargos tecnicos y administrativosen el Ministeriode Sanidad y Asistencia Social de Venezuela y ha servido de consultor regionalde la OPS en vigilancia epidemiologica. Es ex presidentede la SociedadVenezolana de Salud Publica y miembrode la Asociacion lnternacionalde Epidemiologia. El Dr. Enrique Nhjera es profesor y director del Departamentode Medicina Preventivay Social de la Facultadde Medicinade la Universidadde Sevilla, Espaila. Fue consultor de la Organizacion Mundial de la Salud y de la Organizacion Panamericanade la Salud; ha sido designado recientementeRepresentantede la OPSlOMS en el Brasil. Curs6 estudios de medicina en la Universidad Nacional del Litoral, Rosario, Argentina, y en la Universidadde Madrid. Luego estudio salud publica en la Escuela de Higieney MedicinaTropical de Londres, Inglaterra.Es miembro del ColegioAmericano de Epidemiologia. Ha ocupado varios cargos en el Ministeriode Sanidad y Consumo de Espaila,y de 1982 a 1985 desempefio el de Director General de Salud Publica. Fue delegado de Espaila a las reunionesde 10s Cuerpos Directivos de la OMS y la OPS en varias ocasiones y nombrado miembro del Consejo Ejecutivode la OMS. Ei Dr. Milton Terris es editor del Journal of Public Health Policy y Presidentede la Asociaci6n Nacionalde Politica de Salud Publica(EUA). Es profesor visitante del Departamentode Medicina Preventivay Bioestadisticade la Facultadde Medicinade la Universidadde Toronto, Canada, y del Departamento de MedicinaSocial y Preventiva de la Facultad de Medicinade la Universidadde Montreal, Canada. Sociedadde lnvestigaciones Epidemiologicas(EUA)y la Asociacion de Profesoresde Medicina Preventiva(EUA).Ha recibido la MedallaConmemorativaSedgwick de la Asociacion Americana de Salud Publica,el PremioAbraham Lilienfelddel Colegio Americano de Epidemiologia (EUA)y el Premio Duncan Clark de la Asociacion de Profesoresde MedicinaPreventiva. El Dr. Terris es ex presidentede la Asociacion Americana de Salud Publica (EUA),la
  2. 2. EL DESAFIO DE LA EPIDEMIOLOGA Problemas y lecturas seleccionadas Discusin y recopilacin: Carol Buck Alvaro Llopis Enrique Njera Milton Terris Publicacin Cientfica No. 505 ORGANIZACIN PANAMERICANA DE LA SALUD Oficina Sanitaria Panamericana, Oficina Regional de la ORGANIZACIN MUNDIAL DE LA SALUD 525 Twenty-third Street, N.W. Washington, D.C. 20037, E.U.A. 1988
  3. 3. Publicada tambin en ingls (1988) con el ttulo: The Challenge qf Epidemiology: Issues and Selected Readings ISBN 92 75 11505 2 ISBN 92 75 31505 1 Organizacin Panamericana de la Salud, 1988 Las publicaciones de la Organizacin Panamericana de la Salud estn acogidas a la proteccin pre- vista por las disposiciones del Protocolo 2 de la Convencin Universal de Derechos de Autor. Las entidades interesadas en reproducir o traducir en todo o en parte alguna publicacin de la OPS de- bern solicitar la oportuna autorizacin del Servicio Editorial, Organizacin Panamericana de la Sa- lud, Washington, D.C. La Organizacin dar a estas solicitudes consideracin muy favorable. Las denominaciones empleadas en esta publicacin y la forma en que aparecen presentados los datos que contiene no implican, de parte de la Secretara de la Organizacin Panamericana de la Salud, juicio alguno sobre la condicin jurdica de ninguno de los pases, territorios, ciudades o zonas citados o de sus autoridades, ni respecto de la delimitacin de sus fronteras. La mencin de determinadas sociedades mercantiles o del nombre comercial de ciertos productos no implica que la Organizacin Panamericana de la Salud los apruebe o recomiende con preferencia a otros anlogos. De las opiniones expresadas en la presente publicacin responden nicamente los autores.
  4. 4. CONTENIDO Pgina Prefacio ix Introduccin xiii PARTE I. DESARROLLO HISTRICO Discusin 3 Aires, aguas y lugaresHipcrates 18 Una investigacin sobre la naturaleza, las causas y la curacin del escorbuto-James Lind 20 De la afeccin que en esta provincia se llama vulgarmente mal de la rosaGaspar Casal 25 Ensayo sobre la causa del clico endmico de DevonshireGeorge Baker 28 Una encuesta sobre las causas y los efectos de la vacunacin antivarilicaEduardo Jenner 32 Resea del estado fsico y moral de los obreros de las industrias del algodn, la lana y la sedaLouis R. Villerme 34 Observaciones realizadas durante la epidemia de sarampin en las islas Feroe en 1846 Peter Ludwig Panum 38 Sobre el modo de transmisin del cleraJohn Snow 43 Etiologa, concepto y profilaxis de la fiebre puerperalIgnaz Semmelweis 47 El mosquito hipotticamente considerado como agente de transmisin de la fiebre ama- rillaCarlos J. Finlay 63 Mortalidad de los mineros: Una seleccin de los informes y escritos de William Farr . . 69 Apuntes sobre la verruga peruanaDaniel Carrin 74 La preservacin de la salud entre el personal de la marina y el ejrcito de tierra japons Barn Takaki 77 Una nueva entidad mrbida del hombre: Informe de estudios etiolgicos y clnicos Carlos Chagas 83 PARTE II. DE LA ANTIGUA A LA NUEVA EPIDEMIOLOGA Discusin 87 Estudios sobre la pelagraJoseph Goldberger 101 El cncer y otras enfermedades crnicas en Massacchusetts George H. Bigelow y Herbert L. Lombard 106 Epidemiologa del cncerMajor Greenwood 115 "Medicina social" y "salud pblica"John A. Ryle 126 Enfermedad y estrs en pilotos en vuelos operativosD. D. Reid 129 Epidemiologa-Vieja y nuevaJohn E. Gordon 140 Epidemiologa de las enfermedades infecciosas y epidemiologa de las enfermedades crnicas: Separadas y desiguales?Elizabeth Barrett-Connor 148 iii
  5. 5. iv Contenido PARTE III. INVESTIGACIN ETIOLOGICA Discusin 155 A. DETERMINACIN DEL ESTADO DE SALUD Estadsticas de morbilidadEdgar Sydenstricker 172 La seleccin por edad de la mortalidad por tuberculosis, en dcadas sucesivasWade Hamp- ton Frost 181 Enlace de registrosHalbert L. Dunn 185 Una discusin de los conceptos de incidencia y prevalencia en relacin con los estudios epidemiolgicos de los trastornos mentalesMorln Kramer 189 Nutricin, crecimiento y desarrollo neurointegrativo: Un estudio experimental y ecol- gico-Joaqun Cravioto, Elsa R. DeLicardie y Herbert G. Birch 204 Caractersticas de la mortalidad urbanaRuth Rice Puffery G. Wynne Griffith 231 Un ndice nico de mortalidad y morbilidadDaniel F. Sullivan 245 Aos de vida potencial perdidos entre las edades de 1 y 70 aos: Un indicador de morta- lidad prematura para la planificacin de la salud^/. M. RomederyJ. R. McWhinnie 254 B. MOMENTO, LUGAR Y PERSONA Un estudio epidemiolgico del tifus endmico (La enfermedad de Brill) en el sureste de los Estados Unidos, con especial referencia a su modo de transmisinKenneth F. Maxcy 264 La fluorosis endmica y su relacin con las caries dentalesH. Trendley Dean 284 La incidencia racial y social del cncer del teroE. L. Kennaway 293 Contribucin al estudio de la etiologa y prevencin del cncer del cuello del teroFabien Gagnon 305 Patrones comparativos de anticuerpos neutralizantes contra el virus Lansing (tipo 2) de la poliomielitis en diferentes poblacionesJohn R. Paul,Joseph L. Melnick yJohn T. Riordan 311 Prediccin y posible prevencin de la cardiopata coronariaAncel Keys 330 Estudio de los factores ambientales en el cncer del cuello del teroErnestL. Wynder,Jerme Cornfield, P. D. Schroffy K. R. Doraiswami 338 Muerte por cirrosis de hgado y precio de las bebidas alcohlicasJohn R. Seeley 373 Estudios epidemiolgicos de cambios culturalesJohn Cassely Hermn A. Tyroler 382 Esquizofrenia y clases socialesE. M. Goldbergy S. L. Morrison 393 Epidemiologa de la leucemia infantil en Northumberland y DurhamGeorge Knox . . . 411 Aspectos geogrficos y climticos de la esclerosis mltiple: Revisin de las hiptesis actua- lesLeonard T. Kurland y Dwayne Reed 422 Nicho ecolgico de las enfermedades transmisibles en relacin con el ambiente epidemiol- gico de las zooantroponosisE. Pavlovsky 431 Observaciones sobre aumentos recientes en la mortalidad debida al asmaF. E. Speizer, R. Dol y P. Heaf 437 C. ESTUDIOS DE EPIDEMIAS El clera cerca de Golden SquareJohn Snow 446 Infecciones estreptoccicas transmitidas por la lecheErnestL. Stebbins, Hollis S. Ingraham y Elizabeth A. Reed 450 Catarata congnita causada por rubola maternaN. McAlister Gregg 458
  6. 6. Contenido v Rickettsiosis vesiculosa: Una enfermedad por rickettsias recientemente identificada Morris Greenberg, Ottavio J. Pellitteriy William L. Jellison 468 Brote de parlisis en Marruecos debida al envenenamiento por ortofosfato de cresilo Honor V. SmithyJ. M. K. Spalding 476 Adenocarcinoma de la vagina: Relacin entre la terapia materna con estilbestrol y la apari- cin de tumores en mujeres jvenesArthurL. Herbst, Howard Ulfeider y David C. Poskanzer 480 Salmonelosis asociada con la marihuana: Un brote multiestatal investigado por mapeo de fragmentos de cidos nucleicos de plsmidosDavid N. Tylor, I. Kaye Wachsmuth, Yung- Hui Shangkuan, Emmett V. Schmidt, TimothyJ. Barrett,Jartice S. Schrader, Charlene S. Scherach, Harry B. McGee, Roger A. Feldmany Don J. Brenner 485 D. ESTUDIOS DE CONTROL DE CASOS El consumo de tabaco como posible factor etiolgico en el carcinoma broncognico: Un estudio de 864 casos comprobadosErnest L. Wynder y Evarts A. Graham 492 El cncer y el consumo de tabaco: Informe preliminarMorton L. Levin, Hyman Goldstein y Paul R. Gerhardt 506 El hbito de fumar y el carcinoma de pulmn: Informe preliminarRichard Dol y Austin Bradford Hill 511 La interrelacin entre el cncer uterino y la sfilis: Un estudio patodemogrficoJ0rgen Rojel 530 Relacin entre la experiencia del embarazo y el desarrollo de ciertos trastornos neuropsi- quitricos en la niezAbraham M. Lilienfeld, Benjamn Pasamanick y Martha Rogers 540 Una encuesta de enfermedades malignas de la infanciaAlice Stewart,Josefine Webb y David Hewitt 546 Aspectos estadsticos del anlisis de datos de estudios retrospectivos de enfermedades Nathan Mantel y William Haenszel 575 Un estudio controlado sobre accidentes mortales de automvil en la ciudad de Nueva York James R. McCarroll y William Haddon, Jr 598 Edad al primer parto y riesgo de cncer de mamaB. MacMahon, P. Col, T. M. Lin, C. R. Lowe, A. P. Mirra, B. Ravnihar, E. J. Salber, V. G. Valaoras y S. Yuasa 611 Incremento del riesgo de carcinoma endometrial entre las usuarias de estrgenos conju- gadosHarry K. Ziely William D. Finkle 624 E. ESTUDIOS DE COHORTES Estudio de la relacin existente entre el ingreso familiar y otros factores econmicos y la inci- dencia de la pelagra en siete aldeas textiles de Carolina del Sur en 1916-Joseph Gold- berger, G. A. Wheeler y Edgar Sydenstricker 630 Mortalidad por cncer de pulmn en los trabajadores del asbestoRichard Dol 659 Una aproximacin a los estudios longitudinales en una comunidad: El estudio de Framing- hamThomas R. Dawber, William B. Kannely Lorna P. Lyell 669 La mortalidad en relacin con el hbito de fumar: Diez aos de observaciones sobre mdicos britnicosRichard Dol y Austin Bradford Hill 682 Informe final de un estudio prospectivo de nios cuyas madres tuvieron rubola al principio del embarazoMary D. Sheridan 723 Leucemia relacionada con la radiacin en Hiroshima y Nagasaki, 1946-1964:1. Distribucin, incidencia y tiempo de aparicinO.JosephBizzozero,Jr., Kenneth G.Johnson y Antonio Ciocco, en colaboracin con Takashi Hoshino, Takashi Itoga, Shigeki Toyoda y Sho Kawasaki 732
  7. 7. vi Contenido Incidencia y prediccin de la cardiopata isqumica en empleados de autobuses de Lon- dres-J. N. Morris, Aubrey Kagan, D. C. Pattison, M. J. Gardnery P. A. B. Raffle . . . . 744 Una perspectiva sobre los factores de riesgo de las enfermedades cardiovascularesWilliam B. Kannel 758 Trastornos psiquitricos en hijos de madres esquizofrnicas criados en hogares adoptivos Leonard L. Heston 781 F. ESTUDIOS EXPERIMENTALES Prevencin de la pelagra entre los internos en instituciones por medio de la alimentacin Joseph Goldberger, C. H. Waringy W. F. Tanner 789 La biologa de las epidemiasW. W. C. Topley 794 Conclusin de un estudio de diez aos sobre la fluoruracin del aguaDavid B. Ast y Edward R. Schlesinger 812 La influencia del suplemento vitamnico en la dieta de mujeres embarazadas y en lactancia en la inteligencia de sus hijosRuth F. Harrell, Ella R. Woodyard y Arthur L Gates . . 819 Un estudio controlado sobre tres mtodos de profilaxis contra las infecciones estreptocci- cas en una poblacin de nios reumticos: II. Resultados de los primeros tres aos del estudio, incluyendo mtodos de evaluacin del mantenimiento de la profilaxis oral AlvanR. Feinstein, HarrisonF. Wood,JeanneA. Epstein, Angelo Taranta, Rita Simpson, en colaboracin con Esther Tursky, Thomas Argyros, Julin Frieden, Raymond C. Haas, Use Hirschfeld, Arthur J. Lewis, Carlos Manso y Konrad Ulich 826 La dinmica de la malariaGeorge Macdonald, Catn B. Cullary Cecil V. Foll 833 Incidencia del cncer en hombres con una dieta alta en grasas poliinsaturadasMortonLee Pearce y Seymour Dayton 848 Resultados del estudio sobre la prevencin primaria de las enfermedades coronarias rea- lizado por las Clnicas de Investigacin de los Lpidos: I. Reduccin en la incidencia de la cardiopata coronariaPrograma de Clnicas de Investigacin de los Lpidos 854 PARTE IV. SERVICIOS DE SALUD Y POLTICA DE SALUD Discusin 881 Individuos enfermos y poblaciones enfermasGeoffrey Rose 900 A. SERVICIOS PREVENTIVOS Evaluacin de los estudios de campo de 1954 de la vacuna contra la poliomielitisT. Francis, Jr.J. A. Napier, R. B. Voight, F. M. Hemphill, H. A. Wenner, R. F. Korns, M. Boisen, E. Tol- chinsky y E. L. Diamond 910 La vigilancia de enfermedades transmisibles de importancia nacionalAlexanderD. Lang- muir 929 Control epidemiolgico selectivo en la erradicacin de la viruelaWilliam H. Foege, J. Donald Millar yJ. Michael Lae 943 Cambios en la mortalidad por cncer de mama en un programa de cinco aos de tamizaje de cncer de mamaSam Shapiro, Philip Strax, Louis Venet y Wanda Venet 949 Es una ayuda el tamizaje por citologa "Pap" para prevenir el cncer del cuello del tero? Un estudio de casos y testigosE. Aileen Clarke y Terence W. Anderson 966
  8. 8. Contenido vii B. ATENCIN MEDICA Medicin de la calidad de la atencin mdica mediante estadsticas vitales basadas en reas de servicio hospitalario: 1. Estudio comparativo de las tasas de apendicectomaPaul A. Lembcke 972 Casos mortales en hospitales escuela y en otros hospitales, 1956-1959L. Lipworth, J.A.H. LeeyJ. N. Morris 983 Rehabilitacin de los residentes de asilosHoward R. Kelman yJonas N. Muller 991 El iceberg: "Completando una visin clnica" en medicina generalJ. M. Last 1000 Estudio aleatorio de Burlington de las enfermeras especialistas: Resultados para la salud de los pacientesDavid L. Sackett, Walter O. Spitzer, Michael Gent y RobinS. Roberts, en cola- boracin con W. Ian Hay, Georgie M. Lefroy, G. Patrick Sweeny Isabel Vandervlist, John C. Sibley, Larry W. Chambers, Charles H. Goldsmith, Alexander S. MacPherson y Ronald G. McAuley 1007 "Entradas" de atencin de salud y "salidas" de mortalidad en los pases desarrolladosA. L. Cochrane, A. S. St. Legery F, Moore 1015 Resultados a los diez aos de un ensayo clnico aleatorio comparando la mastectoma radical con la mastectoma total con o sin radiacinBernardFisher, CarolRedmond, EdwinR. Fisher, Madeline Bauer, Norman Wolmark, Lawrence Wickerham, Melvin Deutsch, Eleanor Montague, Richard Margolese y Roger Foster 1023 Fallo del bypass arterial extracraneal-intracraneal para reducir el riesgo de ataque isqu- mico: Resultados de una prueba internacional aleatoriaGrupo de Estudio sobre elBypass ECIIC 1036 PARTE V. PERSPECTIVAS Y ORIENTACIONES Discusin 1055 Anexo 1074
  9. 9. PREFACIO En un seminario celebrado en Buenos Aires, Argentina, en noviembre de 1983, se reunieron epidemilogos, planificadores de salud y administra- dores procedentes de toda la Regin de las Amricas, entre otros, con objeto de debatir y analizar la funcin de la epidemiologa en los pases en desarrollo del hemisferio occidental. Despus de formular y analizar ideas e iniciativas sobre el empleo y las perspectivas futuras de la epidemiologa en Amrica Latina, los participantes formularon importantes recomenda- ciones para ajustar la prctica de la epidemiologa a las necesidades actuales.1 Se convino en que la cuestin epidemiolgica ms importante de la Re- gin ha sido el cambio del perfil de la salud de la poblacin merced a las transformaciones econmicas, sociales, ambientales y demogrficas. En la mayora de los pases de las Amricas, al mismo tiempo que persisten las enfermedades transmisibles se han unido a ellas, cada vez ms, enfermeda- des no infecciosas que afectan principalmente a los adultos y a los ancianos, los accidentes y los males relacionados con las condiciones de trabajo y la contaminacin ambiental. En las naciones industrializadas, la evolucin de las caractersticas de las enfermedades se extendi por ms de un siglo y procedi en tres etapas bien definidas. La primera, caracterizada por las enfermedades infecciosas que acompaan a la pobreza, la malnutricin y la higiene ambiental y personal inadecuada, fue cediendo poco a poco, gracias al mejoramiento de la vivienda y el saneamiento, a una mayor disponibilidad de agua potable y a los servicios de vacunacin. En la segunda etapa, enfermedades degene- rativas tales como las cardiopatas, los accidentes cerebrovasculares y el cncer empezaron a sustituir a las infecciones como causas principales de defuncin. Por ltimo, la tercera etapa refleja una creciente preocupacin por los problemas de salud causados por la exposicin a la contaminacin ambiental y las condiciones sociales cambiantes en la familia, la comunidad y el lugar de trabajo, que favorecen la violencia, el uso indebido del alcohol y la farmacodependencia. Una de las caractersticas que distingue a los pases en desarrollo respecto a la situacin de salud es que mientras en las naciones desarrolladas las tres etapas mencionadas transcurrieron sucesivamente durante ms de un siglo, en los pases en desarrollo hay que hacer frente a las tres etapas al mismo tiempo. Por eso, las condiciones de salud en las Amricas se han convertido en un verdadero mosaico epidemiolgico. Respondiendo a esta compleja situacin de la salud y como parte de su empeo en alcanzar la meta de salud para todos en el ao 2000, los pases de la Regin han ampliado y reorganizado sus sistemas de servicios de salud, combinando con frecuencia programas y actividades para mejorar *E1 informe y los documentos de trabajo del seminario de Buenos Aires aparecieron en 1984 en la publicacin PNSP 84-47 de la OPS. ix
  10. 10. x Prefacio su equidad, eficiencia y eficacia. Pero es mucho lo que queda por hacer: el sector salud debe competir con otros sectores para obtener recursos financieros extremadamente escasos y, por otro lado, el limitado acceso a la atencin de salud deja todava a grandes grupos de poblacin sin ninguna o con inadecuada proteccin de la salud. La organizacin de los servicios es uno de los importantes problemas con los que ha de enfrentarse el sector salud. Por un lado, ciertos objetivos que suponen la prestacin de servicios a la poblacin en general el fomento de la salud y la prevencin primaria, por ejemplo solo pueden alcanzarse mediante la cooperacin con otros sectores tales como la educacin, el abastecimiento de agua y el saneamiento, y la agricultura. Por otra parte, la prestacin de servicios requiere la movilizacin de los numerosos recursos distintos que encierra el sector salud, incluida una gran diversidad de tipos de personal, centros de salud y hospitales generales y especializados. Los pases de la Regin deben tambin ocuparse de mejorar la adminis- tracin de los sistemas de servicios de atencin de salud, pues una buena administracin de esta naturaleza requiere mucho ms que instalaciones de gestin y servicios de apoyo. As pues, incluye el establecimiento de un orden de prioridades, la asignacin de recursos con base en las necesidades de salud de la poblacin objetivo y la evaluacin de las repercusiones de los servicios, que siguen teniendo una capacidad muy limitada en la mayora de los pases en desarrollo. En este proceso corresponde a la epidemiologa sus conceptos y sus mtodos una valiosa funcin. Adems de su importancia y utilidad en la vigilancia y prevencin de enfermedades, la epidemiologa tiene que desem- pear una funcin an ms crtica, a saber, el acopio de conocimientos para comprender el proceso salud-enfermedad. Puede prever las necesida- des, identificar las condiciones de riesgo y orientar la definicin de priori- dades y la utilizacin de los recursos disponibles para planificar y adminis- trar los sistemas de salud. En resumen, al analizar y evaluar los problemas y servicios de salud y sus contextos, la epidemiologa no tiene que limitarse a considerar simplemente problemas especficos de salud; puede, adems, contribuir a que consideremos ms de cerca a la sociedad como la fuente para la explicacin de los problemas de salud y sus soluciones. Los participantes en el seminario de Buenos Aires recomendaron una reorientacin de la prctica de la epidemiologa con el fin de apreciar todo el potencial que ofrece la disciplina para mejorar los conocimientos, lograr una mayor eficacia en la prevencin de los problemas de salud y evaluar los servicios de atencin de salud. En consecuencia, la Organizacin Pana- mericana de la Salud ha encauzado de manera distinta sus actividades de cooperacin tcnica en el campo de la epidemiologa, destacando el fomento de la investigacin, la reorientacin de los programas de capacitacin de personal y la divulgacin de informacin con objeto de ensanchar el mbito de la prctica de la epidemiologa en la Regin. Adems, en relacin con una de las conclusiones del seminario en el sentido de que el personal y los estudiantes de salud pblica experimentan una "falta de acceso ... a la literatura mdica cientfica [lo que constituye] uno de los principales obst- culos para vencer las dificultades afrontadas en materia de capacitacin y
  11. 11. Prefacio xi realizacin de investigaciones y en la evolucin general de la epidemiologa", la OPS est preparando una bibliografa sobre epidemiologa que se pondr a disposicin de las principales instituciones de salud de la Regin. Este volumen es un importante paso para facilitar a los trabajadores de salud pblica el acceso al material tcnico sobre epidemiologa. Expone la evolucin de la epidemiologa mediante escritos seleccionados por su valor perdurable, porque subrayan la importancia de esta disciplina en campos no convencionales, o porque definen tendencias o conocimientos avanzados. Al destacar el marco histrico de la evolucin de la epidemiologa como disciplina y como instrumento para elucidar los problemas de salud en la sociedad, este libro ofrecer una idea de lo que la epidemiologa ha signi- ficado en el pasado, cmo se desarroll, qu significa, y los problemas con que hoy se enfrenta y con los que se enfrentar en el futuro. Carlyle Guerra de Macedo Director
  12. 12. INTRODUCCIN El desafo de la epidemiologa representa la culminacin de un esfuerzo realizado en colaboracin. Participaron en la preparacin del libro dos unidades de la Organizacin Panamericana de la Salud, de Anlisis de la Situacin de Salud y sus Tendencias y de Desarrollo de Recursos Humanos de Salud. El Dr. Covis H. Tigre, epidemilogo asignado a la primera de estas unidades, coordin la produccin del libro, y un grupo de editores integrado por cuatro eminentes epidemilogos Carol Buck, de la Univer- sidad de Ontario Occidental, Canad; Alvaro Llopis, de la Universidad Central de Venezuela; Enrique Njera, de la Universidad de Sevilla, Espaa, y Milton Terris, del Journal of Public Health Policy seleccionaron artculos para la antologa y tuvieron discusiones de fondo sobre cada parte de la misma. Estas discusiones, destinadas a proporcionar una estructura para los artculos, se grabaron y transcribieron de las propias reuniones realizadas por los editores; se han mantenido en su estilo original para conservar las opiniones de los editores y el espritu de sus discusiones. Los editores se reunieron por primera vez para discutir los objetivos y procedimientos generales. En ese momento se acord que los artculos para la antologa se escogeran entre los sugeridos por expertos de todo el mun- do. Se enviaron aproximadamente 100 cartas a profesionales1 del campo de la epidemiologa, pidindoles que mencionaran hasta diez trabajos que, a su juicio, representaran hitos en la evolucin de la disciplina, contribucio- nes destacadas referentes a actividades sobre el terreno o ejemplos del avance de un concepto innovador. Sobre la base de esta gran coleccin de artculos, captulos de libros y resmenes de artculos, los cuatro editores procederan a una minuciosa seleccin de la mayor parte del material para la antologa, tratando de lograr una versin final bien equilibrada. Los ttulos restantes se integraran en una extensa bibliografa sobre epidemio- loga. En una reunin posterior los editores distribuyeron en cinco partes los artculos seleccionados. Las dos primeras, "Desarrollo histrico" y "De la antigua a la nueva epidemiologa", trazan la evolucin histrica de la disci- plina. La tercera, "Investigacin etiolgica", y la cuarta, "Servicios de salud y poltica de salud", se refieren a la aplicacin de la epidemiologa. Por ltimo, la quinta parte, "Perspectivas y orientaciones", ofrece las opiniones de los editores sobre el futuro de la epidemiologa. Las cuatro primeras partes contienen discusiones y una recopilacin de reimpresos ordenados cronolgicamente; la ltima seccin solo contiene discusiones. La traduccin de los artculos para esta edicin en espaol estuvo a cargo del personal del Departamento de Medicina Preventiva y Social de la Facultad de Medi- cina, Universidad de Sevilla, Espaa. *En el Anexo se presenta la lista de estos colaboradores. xin
  13. 13. xiv Introduccin Se espera que este libro, adems de ofrecer valiosa informacin, estimule el debate sobre la historia y evolucin, alcance y limitaciones, y perspectivas de la epidemiologa. De este modo se convertira en un instrumento til para los estudiantes as como para los profesionales y, al mismo tiempo, ofrecera un sistema de referencia, tan esencial para la reorientacin de la prctica de la epidemiologa en la Regin.
  14. 14. PARTE I DESARROLLO HISTRICO
  15. 15. DISCUSIN NAJERA: Tal vez pudiramos comenzar explorando porqu, cmo, cundo y dnde se origin el concepto de epidemiologa. Hasta donde llegan nuestros conocimientos, los trminos "epidmico" y "endmico" se derivaron de epidemeion y endemeion. Hipcrates us esas palabras en la Escuela de Cos hace 2400 aos, como medio de incorporar una perspectiva comunitaria a la comprensin de las enfermeda- des. La finalidad de los trminos en aquella poca, y su etimologa correcta, era diferenciar las enfermedades que visitan a la comu- nidad el verbo epidemeion significa "visitar" de las que residen en ella, sin el significado agregado de una ocurrencia desusada o grave. Por consiguiente, debemos tener presente esta caracterstica de "visitante", en razn de su utilidad en cuanto a crear una meto- dologa para estudiar los problemas de salud de la comunidad. LLOPIS: Adems de emplear las palabras "epidmico" y "endmico" en su estudio Aires, aguas y lugares, Hipcrates tambin se refiri a lo que hoy en da constituye la base de las investigaciones epidemio- lgicas: la distribucin de la enfermedad en trminos de tiempo, espacio y la poblacin afectada. En sus aforismos estudi la dis- tribucin de las enfermedades de acuerdo con la estacin y la edad. En otras obras tambin puso de relieve la influencia de otras con- diciones como el clima, la constitucin fsica del individuo y sus hbitos. NAJERA: Mis estudiantes y yo hemos estado tratando de encontrar dnde y cundo se utiliz por primera vez la palabra "epidemiologa", sin embargo solo hemos podido descubrir que ya se empleaba en Es- paa a fines del siglo XVI. Angelerio, un mdico de aquella poca, escribi un estudio sobre la peste titulado Epidemiologa. La segun- da edicin de esta obra se public en Madrid en 1958. Aunque hemos indagado en diferentes pases en busca de otros libros o estudios en los que se utilice la palabra "epidemiologa", no hemos podido encontrar ningn otro uso del trmino hasta el comienzo del siglo XIX. En 1802 se emple en el ttulo de un li- bro escrito por un mdico espaol, Villalba. En esa obra, Epide- miologa espaola, se compilaban todas las epidemias y brotes de enfermedades registradas en Espaa desde el siglo V A.C. hasta 1801. Aunque la peste es la epidemia descrita con ms frecuencia, tambin se da cuenta con todo detenimiento de todas las dems enfermedades epidmicas. La malaria, por ejemplo, es una en- fermedad que merece mencionarse, toda vez que se trata de una enfermedad epidmica tpica con profundas races en el desa- rrollo socioeconmico de la gente. Epidemiologa espaola incluye algunas observaciones muy interesantes llevadas a cabo durante la Edad Media relacionadas con la presencia de la malaria en zonas 3
  16. 16. 4 Parte I: Desarrollo histrico arroceras. Revelan, por ejemplo, que cuando el arroz se cultivaba en una zona previamente malrica, no se daba la malaria; sin em- bargo, cuando se cultivaba en una no malrica, usualmente sobre- vena la malaria. Como ven, si la zona ya era malrica, entonces significaba que era una zona hmeda. Cuando se iniciaba el cul- tivo del arroz, la zona llegaba a secarse durante determinados pe- rodos, con lo cual se interrumpa el ciclo de vida del mosquito. Pero cuando las zonas secas se regaban con objeto de cultivar arroz, se produca la malaria debido a que esas zonas se volvan hme- das. Que en el siglo XIV se llegara a esas conclusiones hace que resulten maravillosas. Como pueden apreciar, esas observaciones fueron de importancia extraordinaria y pudieran considerarse como de las primeras de su ndole que nos permiten llegar a for- mular interpretaciones epidemiolgicas. La otra contribucin espaola importante que me viene a la mente es la de Casal, un mdico que vivi y ejerci la profesin en el norte de Espaa, en Asturias, durante la primera mitad del siglo XVIII. En esa poca estaba ocurriendo una nueva enfermedad a la que la gente llamaba mal de la rosa debido a la dermatitis que pro- duca. Ms tarde esta enfermedad lleg a conocerse con el nombre italiano de pelagra. Casal comenz a indagar porqu esa enferme- dad apareca all y porqu la gente deca que era nueva, y lleg a la conclusin de que la enfermedad deba ser resultado del rgimen alimentario, ya que la mayora de la gente afectada perteneca a la ms pobre de la zona. Cuando examin ese rgimen, repar que quienes contraan la enfermedad no coman carne ni huevos, ni nada que fuera costoso en absoluto. Coman maz, el artculo ms barato del que se dispona a la sazn. Este grano se haba introdu- cido recientemente procedente de Amrica en calidad de pienso para el ganado, lo que lo haca muy barato y la gente lo coma casi de manera exclusiva. En su libro Casal incluso da la definicin clnica de la enfermedad. Al estudiar lo que l llam la historia natural de la enfermedad, descubri que la demencia era la ltima etapa del mal de la rosa, en lugar de una enfermedad diferente como se haba pensado. TERRIS: Algn tiempo despus de Casal, durante el siglo XIX, el debate terico gir en torno a si las enfermedades eran causadas por con- tagio o miasma. Hasta 1874 los partidarios de esta ltima tesis eran los que dominaban; su teora era la aceptada. La cuestin del mias- ma versus el contagio era tambin una pugna poltica. Los defen- sores de la hiptesis del contagio, con pocas excepciones como la del liberal Henle, eran conservadores y reaccionarios, representantes del antiguo rgimen, que con el tiempo demostraron haber sos- tenido la posicin correcta. Los liberales y radicales, como Virchow en Alemania, Villerm en Francia, y Alison en Escocia, que atri- buan la enfermedad a la pobreza y a otras condiciones sociales, y los propugnadores del miasma, como Farr y Simn en Inglaterra,
  17. 17. Discusin 5 resultaron haber estado equivocados en su oposicin a la teora del contagio. El hecho de que en 1854, por lo menos 20 aos antes de que se aceptara la teora de los grmenes como causa de las enfer- medades, Snow la utilizara a fin de explicar el clera, es una hazaa notable, una demostracin fascinante de que los epidemilogos podan estar adelante de los microbilogos y de todos los dems. Lo que aconteci despus de 1874 fue muy interesante. Ahora la medicina tena otra teora, la teora de los grmenes, y esta era la dominante. Todo se explicaba con fundamento en esa teora. Hay ejemplos maravillosos, como el del beriberi, en el que los datos no encajan en la teora de los grmenes, sin embargo sus defenso- res trataron de todos modos de explicar los hallazgos sobre esa base, de igual modo que Farr haba intentado explicar el clera me- diante la teora del miasma. Pero el primer gran adelanto con res- pecto a las enfermedades no infecciosas no se produjo hasta 1912, cuando Casimir Funk enunci la teora de la enfermedad por "de- ficiencia". Esta fue la primera teora de la enfermedad no infec- ciosa, y su aceptacin se convirti en la base para el desarrollo de todo el campo de las enfermedades de la nutricin. Sin embargo, la salud pblica en el sentido moderno haba co- menzado en el siglo XIX en Francia, no en Inglaterra ni Alemania. Esto lo atestiguaron los ingleses. Richardson, el colega de Snow, seal en 1855 que los ingleses se encontraban muy rezagados con respecto a los trabajadores de salud pblica franceses, ya que estos contaban con una literatura sobre este tema muy desarrollada y fundamentada en la investigacin cientfica. Adems, a los traba- jadores franceses les interesaban todos los aspectos de la salud p- blica, no meramente las enfermedades epidmicas. Tal vez el esp- ritu inspirador de este movimiento fuese Villerm, quien escribi acerca de las condiciones existentes en las fbricas de productos textiles y demostr con claridad la relacin que haba entre la si- tuacin econmica y la mortalidad. En 1826 apareci su obra acer- ca de la mortalidad en los diferentes sectores de Pars, en que vin- culaba la pobreza a la enfermedad. Farr tambin trabaj en este campo y describi la mortalidad en las diferentes clases sociales. Farr sigue a Villerm; sus enfoques son muy semejantes. Estas cuestiones son pertinentes, porque en Amrica Latina se advierte hoy en da una tendencia importante hacia la epidemiologa so- cial, es decir, la relacin entre la pobreza y la ocupacin con la en- fermedad y la salud. NAJERA: Creo, para continuar con el criterio de Terris, que pudiera decirse que la Revolucin Francesa incorpor por primera vez los inte- reses de la comunidad a la organizacin social del Estado. Antes el rey era el Estado; sus intereses y los de la nobleza eran las nicas consideraciones que haban de tenerse presentes en la organiza- cin del Estado. La Revolucin Francesa incorpor los intereses de la comunidad, de suerte que personas como Guillotin o Pinel
  18. 18. 6 Parte I: Desarrollo histrico podan trabajar en favor del pueblo. Como ven, en cierto sentido la salud pblica ya exista antes. Se pudiera argumentar que las medidas de cuarentena del siglo XIV eran medidas de salud p- blica, y el aislar a las personas enfermas se haca incluso antes. Pero esas medidas de salud pblica no se haban elaborado para pro- teger a toda la comunidad, solamente a parte de ella: la nobleza, el rey, o los comerciantes. El mbito de esas medidas siempre era muy limitado. La Revolucin Francesa ensanch ese mbito y de ese modo seal el comienzo de la salud pblica para la comuni- dad en conjunto. Esto es lo que creo que constituy la gran dife- rencia, y lo que estableci una distincin entre el nuevo tipo de trabajo del que se realizaba en el siglo XVIII, que consista sobre todo en trabajo de investigacin: la de Lind fue realmente una labor de investigacin y Casal fue principalmente un investigador. Sin embargo, Guillotin y Villerm realizaron una verdadera tarea de salud pblica. TERRIS: Creo que tenemos que examinar el efecto causado por la Revolucin Industrial. Un mpetu tremendo a todos los epidemilogos fran- ceses, y despus a los ingleses, fue el de la industrializacin: las condiciones inhumanas de trabajo, la vivienda miserable y el haci- namiento en las ciudades, la terrible situacin que result de ella. A los franceses les preocupaban en particular las fbricas porque consideraban que eran el origen principal del deterioro en la situa- cin de salud. Villerm afirm esto en su principal tratado, Tableau de Vetat physique et moral des ouvriers employs dans les manufactures de cotn, de laine et de sote (Descripcin de la situacin fsica y moral de los trabajadores empleados en plantas textiles de algodn, lana y seda). Fue la Revolucin Industrial la que en un sentido muy real trajo a primer plano la salud pblica. NAJERA: Est claro, a Villerm le preocupaban las condiciones de los traba- jadores porque a nadie le importaban los trabajadores. Haba trans- currido un siglo desde que comenzara la industrializacin antes de que se tomaran medidas para mejorar la salud de la poblacin. La Revolucin Industrial se puso en marcha durante la segunda mi- tad del siglo XVIII, pero avanz con mucha lentitud y sus efectos no se percibieron en realidad durante bastante tiempo. Para el comienzo del siglo XIX la industria se haba desarrollado tanto que necesitaba ms gente, ms trabajadores. En Inglaterra, por ejemplo, donde haba un ambiente social muy especial, se promulg la Nueva Ley de los Pobres a fin de que la gente pobre recibiera atencin mdica en el lugar de trabajo y no en las parroquias. Las clases que se encontraban en el poder abolieron la Antigua Ley de los Pobres con objeto de que estos se vieran forzados a trasladarse a las ciudades para trabajar en las fbricas. Este fue un cambio social muy importante y es muy in- teresante leer cmo a Chadwick, al que se ha considerado como uno de los nombres prominentes en salud pblica, se le atribuye el que
  19. 19. Discusin 7 se aboliera la Antigua Ley de los Pobres. La situacin era comple- tamente esquizofrnica: por una parte Chadwick estaba tratando de utilizar la salud pblica en beneficio de la gente, pero por la otra la estaba poniendo a trabajar en condiciones horribles. TERRIS: Esto no era esquizofrnico, era benthamita. Resulta difcil de creer, pero si ustedes leen el trabajo de Chadwick, Report on the Sanitary Conditions of the Labouring Population ofGreat Britain (Informe sobre las condiciones sanitarias de la poblacin trabajadora de la Gran Bretaa), descubren que su razn preponderante en favor de la reforma sanitaria era atenuar el disturbio causado por trabajadores 'jvenes, apasionados y peligrosos" participantes en manifesta- ciones laborales. Propona que a la gente de la clase trabajadora se le permitiera hacerse lo bastante entrada en aos para madurar y adquirir sentido de responsabilidad. De esa manera no apoya- ran los sindicatos obreros, el anarquismo y lo dems, segn sus propias palabras, "las falsedades anarquistas... los sindicatos obre- ros... la violencia de huelga tras huelga". Tambin fue l quien concibi y administr el Protocolo de Enmienda de la Ley de los Pobres de 1834, en que se estipulaba que no habra ms socorro en el hogar. La gente tendra que ir al asilo la odiada "Bastilla", como los pobres pronto aprendieron a llamarlo, o bien no reci- bira socorro en absoluto. Los pobres se vean forzados a trasla- darse a las ciudades y los industriales conseguan la mano de obra que queran. Todo era una pieza. Era Chadwick una persona humanitaria? No en lo que a m se refiere. NAJERA: Era un hombre de su poca. Saba exactamente lo que quera y prestaba servicio a la clase dominante. Serva a los que se encon- traban en el poder. Chadwick era la fuerza motriz detrs del mo- vimiento de salud pblica en Inglaterra, y como vivi hasta una edad muy avanzada su influencia se dej sentir durante casi todo el siglo XIX. Naci en 1800 y vivi hasta el final del siglo, hasta 1890 en realidad. BUCK: Creo que fue contemporneo de Charles Dickens, a quien, dicho sea de paso, es probable que no le agradara mucho Chadwick, aunque tambin le preocupaban las terribles condiciones de vida. Lo que he odo es que a Chadwick llegaron a tenerle mucha aversin y en realidad queran librarse de l y en consecuencia lo despi- dieron con una pensin. La que le dieron fue bastante buena para aquellos tiempos, y l consigui su venganza viviendo otros 30 aos. TERRIS: Le llamaban "el hombre ms odiado de Inglaterra". NAJERA: Creo que tambin tenemos que considerar en la transicin entre los siglos XVIII y XIX, y en especial del final del XIX, a gente como Baker y Casal y a otros como Finlay, Chagas y Carrin. Con la Revo- lucin Industrial las enfermedades infecciosas se convirtieron en el gran problema. Fueron el resultado de condiciones deficientes
  20. 20. 8 Parte I: Desarrollo histrico de vida y de trabajo, de hacinamiento y de falta de saneamiento en los tugurios creados para los trabajadores pobres en las ciudades industrializadas. Desde mediados hasta finales del siglo XIX, no se hablaba ms que de enfermedades y microorganismos infecciosos. Esas enfermedades figuraban con carcter prominente, en tanto que la malnutricin, los sueldos bajos y otros factores sociales que- daban relegados al olvido. Panum, Snow, Finlay, Chagas, Carrin, Takaki, Haffkine, todos dirigan la mirada a las enfermedades infecciosas. Las otras casi desaparecieron del foco de la investiga- cin y la atencin, aunque desde luego no de la realidad. Villerm haba demostrado que exista una acentuada relacin entre la pobreza y la enfermedad, pero solo unos pocos decenios ms tarde ocurri un cambio. De pronto nadie pensaba ms en ese vnculo; todo el mundo estaba tratando de descubrir aquellos agentes bio- lgicos nuevos, "socialmente neutrales": los microbios. TERRIS: No estoy seguro de que acepto lo que usted est diciendo. Creo que el momento en que la enfermedad infecciosa lleg a revestir importancia suprema fue despus de Pasteur y Koch, porque en- tonces podan hacer algo al respecto. De pronto todo el inters se concentr en la enfermedad infecciosa. Fue el xito el que cre el inters, no la existencia del problema. La razn por la que los lati- noamericanos piensan hoy en da principalmente en trminos de enfermedades infecciosas es que saben que pueden hacer algo para combatirlas. Permtanme exponerlo de otro modo. Las enfermedades no in- fecciosas existan mucho antes de 1940, pero no hubo epidemio- loga de las enfermedades no infecciosas de importancia significa- tiva hasta despus de que se obtuvieron algunos xitos, hasta que se descubri, por ejemplo, la relacin entre el fumar cigarrillos y el cncer de pulmn y se demostraron los factores de riesgo para contraer enfermedades coronarias. Una vez que se logr cierto xito, entonces todo el mundo se subi al carro de los vencedores. No acepto la tesis de que fue la Revolucin Industrial la que hizo que se destacaran las enfermedades infecciosas, ya que mucho an- tes de ella eran las enfermedades ms importantes. Ah tenemos la peste. Vean todas las grandes epidemias de la Edad Media. Se aduearon de todo el inters. En realidad, vean los primeros li- bros publicados, como la Epidemiologa espaola, todos tratan de pestes. Todo es enfermedad infecciosa; nunca fue ninguna otra cosa. La nica vez que se dedican a indagar las enfermedades del trabajo y la toxicologa es cuando surge la Revolucin Industrial. NAJERA: Bueno, podramos hablar mucho acerca de esto. Pero lo que usted dijo con respecto al cambio de enfoque hacia las enfermedades no infecciosas en el decenio de 1940 es ms complicado. Y que la razn fuera el xito? No necesariamente. Tenemos el caso del cn- cer y el fumar. Han transcurrido 40 aos desde los descubrimientos epidemiolgicos, y todava nos encontramos casi en las mismas.
  21. 21. Discusin 9 No es que hayamos tenido xitos reales, sino ms bien tenemos la posibilidad de hacerlo. Y en cuanto a que a las enfermedades infecciosas no se les con- cediera importancia hasta los das de Koch y Pasteur, eso no est claramente definido. Snow se ocupaba de las enfermedades infec- ciosas, y eso suceda 30 aos antes de Koch. As pues, para la poca de Koch y Pasteur el cambio ya haba ocurrido. TERRIS: Fue un cambio en realidad? NAJERA: Excepcin hecha del trabajo de Panum, Budd y Snow, no tene- mos ejemplos de buena epidemiologa de otras enfermedades a mediados del siglo XIX, y sin embargo haba habido bastantes un siglo antes. En cualquier caso, en los decenios de 1840 1850, la atencin se concentr en las enfermedades infecciosas porque haban llegado a ser realmente predominantes. Antes de las epi- demias de clera, fiebre tifoidea, o enfermedades del aparato res- piratorio, como la tuberculosis o la escarlatina, las enfermedades infecciosas no eran un problema tan terrible. Por eso es que pienso que las condiciones sociales de la Revolucin Industrial hicieron que las enfermedades infecciosas fueran tan predominantes que la atencin se desplaz hacia ellas. Por qu estaba Snow estudiando el clera? No debido a la posibilidad de lograr xito en su empeo, sino porque el clera era importante. Y por qu era importante el clera? Debido al hacinamiento existente en Londres que se produjo a causa del proceso de industrializacin. Mucho antes de Pasteur las enfermedades infecciosas eran tan importantes que incluso provocaron la adopcin de medidas de salud internacionales en la primera Conferencia Sanitaria Inter- nacional celebrada en Pars en 1851. Los participantes debatieron si enfermedades como el clera eran miasmticas o contagiosas, y en las posiciones adoptadas por algunos de los pases incluso en- traron consideraciones polticas. Era ventajoso para Inglaterra que esas enfermedades fueran miasmticas, en tanto que Espaa que- ra que fuesen infecciosas porque as poda imponer barreras co- merciales contra Inglaterra. Todo esto ocurri entre 1850 y 1890. La controversia termin cuando se demostr que esas enferme- dades eran infecciosas, que los grmenes estaban all. Entonces el enfoque de la prevencin se desplaz del cambio de las condicio- nes sociales hacia el desarrollo de vacunas. TERRIS: No podra estar ms en desacuerdo con usted. Si usted ha ledo el libro de Hecker, The Epidemics of the Middle Ages (Las epidemias de la Edad Media), vera que las principales enfermedades antes de la Revolucin Industrial eran infecciosas. No se saba nada acerca de otras enfermedades, todo lo que se saba era de enfermedades in- fecciosas. nicamente es cierto el hecho de que la Revolucin In- dustrial intensific algunas de ellas.
  22. 22. 10 Parte I: Desarrollo histrico NAJERA: Estoy hablando del cambio producido a fines del siglo XVIII y en el XIX. TERRIS: Pero antes de eso hubo poco o ningn inters por las enfermeda- des no infecciosas. Mire la peste, la peste que extermin una cuarta parte de la poblacin de Europa en el siglo XIV. Mire la sfilis, que constitua un problema enorme mucho antes de la Revolucin In- dustrial. Pero s creo que tiene usted razn en cuanto a la intensifi- cacin de las enfermedades infecciosas en las grandes ciudades despus de la Revolucin Industrial. NAJERA: En efecto, si consideramos la peste, por ejemplo, es muy intere- sante discutir porqu se intensific durante la Edad Media. No se trataba de una enfermedad nueva, y sin embargo se convirti en la gran epidemia desde el siglo XIV hasta el XVII. Despus, mucho antes de que se pudiera hacer algo al respecto, la peste desapare- ci. De pronto ya no hubo ms epidemias de peste. Creo que esto se debi a que el proceso de urbanizacin afect a las ratas y la rata noruega reemplaz a la rata negra. TERRIS: Yo tambin podra argir que otro factor importante, bastante antes de la Revolucin Industrial, fue la revolucin comercial. La ampliacin del comercio a escala mundial difundi la enfermedad por el mundo entero. Este fue un factor importante. NAJERA: No hubo nuevas enfermedades, o muy pocas nuevas enfermedades. Algunos dicen que la sfilis vino de Amrica, pero eso no se ha pro- bado nunca. TERRIS: No se trata de una cuestin de nuevas enfermedades. Las enfer- medades se propagaron debido al desarrollo del comercio inter- nacional que nosotros asociamos con la revolucin comercial, y esta precedi a la Revolucin Industrial en 200 aos por lo menos. NAJERA: No tanto. TERRIS: Bueno, 1492 inici una era de descubrimientos mundiales y de comercio. NAJERA: Pero el comercio de distancias grandes comenz mucho antes, por ejemplo el comercio con China. El comercio creci con la incorpo- racin de Amrica, fue otra puerta amplia abierta al conocimiento, pero lo que se puede considerar importante es el cambio social producido por la Revolucin Industrial. La gente que vena de los poblados rurales a las ciudades para convertirse en trabajadores. Creo que fue esto lo que cre el extraordinario hacinamiento en ciudades grandes como Londres, Manchester, Pars o Berln. TERRIS: Estoy de acuerdo en eso, es cierto, no tenan saneamiento en las grandes ciudades. NAJERA: Y estaban absolutamente hacinadas. Tomemos el clera, por ejem-
  23. 23. Discusin 11 po, y toda la discusin acerca de si el clera era realmente una en- fermedad nueva e importada o si se trataba de una exacerbacin del "clera nostras". TERRIS: La diferencia en nuestras opiniones radica en que usted sostiene que hubo un cambio hacia las enfermedades infecciosas como re- sultado de la Revolucin Industrial, en tanto que yo digo que todo lo que ocurri en realidad fue que las enfermedades infecciosas, que eran las causas principales de enfermedad, fueron intensifi- cadas por la Revolucin Industrial. NAJERA: No, el cambio a que me refiero es un cambio en la atencin, no un cambio en las enfermedades. Ambos tipos de enfermedades exis- tan antes. Las enfermedades crnicas estaban all y las enferme- dades epidmicas o infecciosas estaban all, pero la atencin no se enfoc hacia las enfermedades infecciosas hasta la Revolucin Industrial. Lo que ocurri entonces fue que se intensificaron. Por qu estudi Snow el clera? Porque era algo que era paten- te, que estaba all, la gente mora como moscas en Londres, en el Soho. Esto no haba ocurrido antes, porque las condiciones de vida y de trabajo de la gente eran peores que nunca. TERRIS: Durante toda la Edad Media moran como moscas debido a las enfermedades infecciosas. La diferencia es que no podan comba- tirlas. No se haban desarrollado la ciencia ni la tecnologa. En el curso de la Revolucin Industrial fue cuando result posible adop- tar un enfoque totalmente nuevo. NAJERA: De todos modos, fue bueno que Snow pudiera enfrentarse con el problema del clera por medio del saneamiento, porque descubri la funcin clave del agua contaminada de las bombas. Pero los grie- gos en el siglo V A.C. e incluso las civilizaciones de Mohenjo-Daro, Harappa o Taxila, del valle del Indo, unos cinco o seis siglos antes, ya saban que el saneamiento era el elemento fundamental para evitar las epidemias. Sin embargo, el saneamiento solo se haba aplicado a las gentes muy ricas. Pero como en ese entonces el haci- namiento no era un problema, se las podan arreglar, y las epide- mias iban y venan. Ahora bien, el hacinamiento del siglo XIX era terrible. Por qu escriba Dickens sus narraciones? Porque las condi- ciones en que se desenvolva la gente eran diferentes. La gente viva peor que nunca en aquellos tugurios de las ciudades indus- triales. Se cuenta de familias de 12 personas que vivan en una sola habitacin. Esto no haba ocurrido antes. Es cierto, siempre haba existido gente pobre, pero en su mayora habitaba en las zonas rurales, donde haba ms espacio. TERRIS: Pero las pestes de la Edad Media eran mucho ms devastadoras que las pestes de la Revolucin Industrial. Si considera usted la peste negra, ve que ciudades enteras fueron prcticamente borra-
  24. 24. 12 Parte I: Desarrollo histrico das de Asia y Europa. Segn los relatos que he ledo fue mucho peor que cuanto aconteci durante la Revolucin Industrial. Puede que as sea, pero las descripciones de la Edad Media e incluso de algunos perodos ulteriores eran narraciones sin datos de nin- guna clase y es muy probable que fueran bastante exageradas. No estoy de acuerdo en que esas narraciones fueran nada ms que relatos, ya que exponan todos los contextos histricos y econmi- cos de las epidemias de peste en el siglo XIV. Y, como ha dicho Terris, desaparecieron ciudades enteras. Las repercusiones eco- nmicas de esas epidemias fueron de gran magnitud. Era tanta la gente que mora, que los bienes y propiedades, las riquezas de toda la comunidad, quedaban para distribuirse entre un nmero mu- cho menor de personas. Despus de cada uno de esos grandes bro- tes epidmicos se elevaban los niveles de vida. NAJERA: Lo que yo digo es que haba datos mucho mejores en el siglo XIX que antes. Adems, el que la peste fuera una enfermedad infeccio- sa importante desde el siglo XIV hasta el XVII no viene al caso en el contexto de los efectos de la Revolucin Industrial. Las epide- mias de peste en la Edad Media eran la consecuencia de un tipo diferente de revolucin, la que se produjo cuando comenz el ha- cinamiento en las ciudades medievales. Esos burgos eran diferen- tes de las ciudades romanas. Las casas de las ciudades romanas tenan secciones separadas para vivienda y almacenamiento. En cambio las casas de las ciudades medievales no tenan saneamiento, pero s un henil donde se guardaba el grano para todo el ao. Ese henil constitua un albergue ideal para la rata negra. Las ratas ne- gras vivan en la casa lo cual posibilitaba el que la peste se propaga- ra de una rata a otra y, por lo tanto, de una casa a otra. As pues, esas epidemias en realidad fueron resultado de la revolucin ur- bana. Y estoy de acuerdo en que tambin haba una correlacin con la economa. El precio del trigo, por ejemplo, descenda des- pus de una cosecha muy buena. Cuando bajaba el precio la gente almacenaba ms grano con objeto de tener un abastecimiento am- plio o bien especular mientras aguardaban a que subieran los pre- cios. Como conservaban ms grano en las casas, las ratas medraban y se multiplicaban, y con ellas la intensidad de la peste. Las epide- mias de peste seguan a las buenas cosechas, que es lo opuesto de lo que uno se inclinara a pensar. TERRIS: De todos modos deseara recalcar que no hubo cambio de preocu- pacin de las enfermedades no infecciosas a las infecciones debido a la Revolucin Industrial. A la gente siempre le preocupaban las enfermedades infecciosas; este era un campo importante de in- quietud. Las enfermedades infecciosas aumentaron como resultado de la Revolucin Industrial y por eso trataron de hacer algo al res- pecto, pero no hubo desplazamiento de inters. No hubo cambio. NAJERA: LLOPIS:
  25. 25. Discusin 13 Nadie estaba trabajando en las enfermedades no infecciosas y des- pus pasaba a las infecciosas. LLOPIS: Esos hombres no estaban hablando de enfermedades infecciosas ni de enfermedades crnicas. En algunos casos no saban con lo que estaban tratando. Algunas de esas enfermedades se estudiaban con la mira de establecer sus modalidades de transmisin, porque los investigadores estimaban que pudiera tratarse de enfermedades transmisibles. En otros casos nada ms estaban tratando de averi- guar lo que pudieran. En realidad, su trabajo era ms del tipo de investigacin. En verdad se les podra clasificar como investigado- res, indagadores, investigadores etiolgicos. NAJERA: Tal vez fuera til, en este punto, examinar algunas de las obras im- portantes de los primeros tiempos. Veamos a Lind, por ejemplo. Despus de que hizo su trabajo sobre el escorbuto en la primera mitad del siglo XVIII, no ocurri nada. Nadie le prest atencin, y en el curso de los 50 aos siguientes la gente sigui muriendo de escorbuto. Fue solo despus del trabajo de Gilbert Blane y de la publicacin de su Observation on the Diseases of Seamen (Observacin sobre las enfermedades de los marinos), en 1789, cuando la mari- na inglesa habra de tomar medidas. Blane fundament su trabajo en las experiencias de Lind y Cook, porque crea con firmeza en los procedimientos de prevencin. TERRIS: Kamahero Takaki fue el James Lind del beriberi. Para 1882, las ob- servaciones de Takaki, en su calidad de director del Hospital Naval de Tokio, le llevaron a atribuir el beriberi a un rgimen alimentario deficiente. Persuadi al escptico almirantazgo japons a que ini- ciara reformas dietticas masivas. A las tripulaciones se les sumi- nistraron ms carne fresca y hortalizas y en algunas comidas se les dio cebada en lugar de arroz. Los efectos fueron increbles. En 1882 se registraban ms de 400 casos de beriberi por cada 1.000 hom- bres. En cinco aos la enfermedad qued eliminada por completo. LLOPIS: Otro investigador importante fue Panum, quien abord la cues- tin de los perodos de incubacin en su estudio Observations made during the Epidemic of Measles in the Faroe Islands (Observaciones hechas durante la epidemia de sarampin en las islas Feroe). Des- cubri que la distribucin por edad de la enfermedad en aquellas islas en las que el virus no haba circulado durante largo tiempo era diferente de aquellas en que s haba circulado. En las prime- ras, eran los adultos los que padecan de sarampin, los cuales, en otras condiciones, no sufran esa enfermedad. NAJERA: Piensen tambin en cuan interesante e ilustrador es comparar, por ejemplo, a Snow y Farr. Si uno analiza a Farr hoy en da, es po- sible llegar a la conclusin de que tambin estaba acertado. Snow obtuvo el xito, l abord la enfermedad, pero desde los puntos de vista terico y metodolgico, fue Farr el que estaba en lo cierto.
  26. 26. 14 Parte I: Desarrollo histrico Farr era mucho ms lgico, mucho ms epidemilogo. Snow, por azar o suerte, descubri que la bomba de agua era la clave para la propagacin del clera y, por lo tanto, obtuvo el xito. Pero fue Farr quien en realidad lleg ms cerca a las races sociolgicas de la enfermedad. Al examinar a la gente de acuerdo con su ingreso se acerc ms al problema, aunque por supuesto, no tuvo la posibili- dad de encontrar una solucin. TERRIS: No estoy de acuerdo. Lo que hizo Farr fue publicar un documento en que se demostraba que a medida que se incrementaba la altitud sobre el Tmesis, decreca el clera. Eso se basaba en la teora del miasma y el documento se public para apoyar esa teora. Si lee usted con detenimiento el libro de Snow, encontrar que es un do- cumento profundamente sociolgico. Mostraba que el clera era la enfermedad de los pobres porque floreca entre personas que estaban hacinadas; dorman y coman en la misma habitacin. Seal que los ricos no tenan ese problema toda vez que dispo- nan de habitaciones separadas para comer y dormir. Hasta trat de la epidemiologa ocupacional puesto que seal que los mine- ros padecan tanto de clera debido a que tenan que defecar y comer en el mismo espacio y les resultaba imposible escapar de esa situacin. En efecto, se trataba de un documento profunda- mente sociolgico. Farr estaba demasiado ocupado con la cuestin de la altitud debido a que sostena la teora del miasma. El verda- dero pionero de la epidemiologa "social" fue Snow, no Farr. BUCK: Creo que Njera estaba pensando en otro trabajo de Farr, en el que mostraba la diferencia en mortalidad entre el campo y la ciudad y concibi la idea de la mortalidad mnima que pudiera obtenerse en cada parte del pas. NAJERA: Si uno analiza la manera en que Baker estudi el saturnismo en Devon, en la primera mitad del siglo XVIII, tiene que admitir que eso tambin fue muy impresionante. Baker emprendi ese estudio despus de que se consider que el problema estaba resuelto. Otro investigador, Huxham, haba atribuido la enfermedad a la sidra, pero Baker saba que en Francia se padeca de un clico similar y no haba sidra, solo vino. En consecuencia dedujo que no poda ser ni la sidra ni el vino, sino el plomo que se encontraba presente en ambos. Era envenenamiento agudo en el caso del clico de Devon y crnico con respecto a la gota en Francia. Tambin podramos mencionar la hambruna sufrida en Irlanda en 1845, donde muri casi la mitad de la poblacin y una tercera parte emigr a los Estados Unidos. Los Kennedy y casi todas las dems familias irlandesas llegaron a los Estados Unidos por esa poca. Irlanda era una colonia britnica que tena la papa como monocultivo. Las intensas lluvias promovieron el crecimiento ex- traordinario de un hongo el tizn de la papa que prcticamente destruy las cosechas del ao. Como resultado de esto vino la ham-
  27. 27. Discusin 15 bruna y millones de personas pobres murieron de hambre. Esto fue analizado muy bien por Rene Dubos. BUCK: Tambin hubo un error etiolgico interesantsimo en eso. Cuando se sugiri que la fiebre tifoidea que se declar entre los irlandeses que venan en barcos al Nuevo Mundo era una enfermedad trans- misible, la gente se ri; estaban seguras de que la enfermedad era causada por la malnutricin. NAJERA: Otro ejemplo bueno fue el trabajo de Jenner con la vacuna contra la viruela. En el siglo XVIII la gente estaba volvindose cada vez ms variolizada a causa de la tcnica de la inoculacin directa. Esta tcnica fue importada de China y estaba hacindose cada vez ms comn, en especial para los ricos, para la nobleza. Cuando Jenner estaba ejerciendo en Devonshire, al parecer vio que muchas per- sonas variolizadas tenan el mismo tipo de lesiones que algunas ordeadoras y la gente confirm que aquellas ordeadoras nunca haban padecido de viruela. Pens que esta deba ser una cosa si- milar, pero no exactamente la misma. Segn su criterio la viruela era una cosa, la variolizacin una segunda cosa y la inmunizacin de las ordeadoras una tercera cosa similar. Se le ocurri que po- da hacer algn experimento y organiz uno con un solo sujeto, un muchacho. Como ven, era todava un experimento. Despus de todo, el experimento de Lind relacionado con el escorbuto na- da ms tena 12 sujetos. Lind tom 12 marinos y puso seis grupos de dos personas bajo seis tratamientos diferentes. En consecuen- cia no era un experimento tan grande con dos sujetos en cada grupo. BUCK: Jenner evit el problema de la asignacin al azar. TERRIS: No fue ms all de ese experimento? NAJERA: Bueno, del experimento realizado con el muchacho lleg a la con- clusin de que los resultados eran buenos y todo el mundo los acep- t. As, pues, introdujo un nuevo mtodo, el de la vacuna, como se denomin ms tarde. Inmediatamente la gente se opuso a l, en especial la iglesia, porque no podan aceptar la idea de que se in- trodujera una sustancia animal en el cuerpo humano. As comenz una gran batalla. El problema ms grande, y esto es lo ms intere- sante, fue que despus del primer experimento con el muchacho, casi toda la gente vacunada muri a consecuencia de la inoculacin. Esto se describi de manera detallada por varias personas en In- glaterra, desde fines del decenio de 1790 hasta 1820 aproximada- mente. Fue una confusin tremenda. Algunas vacunas fueron muy buenas y nadie muri, pero de todos modos no protegieron a la gente contra la viruela. Algunos han llegado a la conclusin de que lo que probablemente ocurri fue que cuando Jenner vio que algunas personas estaban muriendo a causa de la vacuna vol- vi a la variolizacin sin decrselo a nadie. En fecha reciente se han
  28. 28. 16 Parte I: Desarrollo histrico publicado en Inglaterra dos o tres libros sobre este tema, en los que se han incluido comentarios acerca de las personas que mu- rieron y de las que sobrevivieron, de lo que estaba ocurriendo y del porqu, de si el mtodo era bueno o no, etc. Fue un comienzo en verdad complicadsimo para este mtodo. Tal vez Espaa lo respald ms que la mayora de los pases y organiz la expedi- cin del Dr. Francisco Balmis que llev la vacuna alrededor del mundo. Esta expedicin debera ser designada como el primer programa internacional de salud. TERRIS: Entonces haba razn para la oposicin. NAJERA: Claro que haba razn para la oposicin; se estaba matando a la gente por medio de la inoculacin. Pero lo que es interesante es que Jenner desarroll la vacuna. BUCK: Si consideramos algo de Jenner en este libro, creo que la nica parte que tenemos que incluir es el pasaje en que se describe la ra- reza de la enfermedad en las ordeadoras no es esa la parte epi- demiolgica? NAJERA: S, de acuerdo. Despus de eso tuvieron problemas tcnicos. TERRIS: Creo que tambin deberamos incluir algo de Carlos Finlay y la fiebre amarilla. NAJERA: S, desde luego, y tambin deberamos mencionar a Daniel Carrin, el peruano que describi una enfermedad rara en el Per. Es una enfermedad grave llamada "verruga peruana", transmitida por Phlebotomus, mosquito simlido. Mientras todava era estudiante de medicina, Carrin se propuso demostrar que la enfermedad era infecciosa y que las manifestaciones sistmicas, que se haba con- siderado que constituan otra enfermedad, eran parte de la misma enfermedad. Organiz un experimento en el que l mismo se ino- cul con material de una verruga. Ulteriormente se le declararon las manifestaciones sistmicas, hizo la descripcin clnica de la en- fermedad al tiempo que l se senta cada vez ms enfermo, y de- mostr que era infecciosa... luego muri. TERRIS: Muri? NAJERA: S, y creo que es importante subrayar, al cerrar esta seccin, que la motivacin en todas las personas que hemos mencionado era cuestionar lo que se saba, la verdad establecida. Eso es lo que hizo de ellos verdaderos investigadores. Baker, por ejemplo, no se daba por satisfecho con una explicacin que no encajaba con sus obser- vaciones del clico en Inglaterra y, por consiguiente, comenz a investigar. Casal hizo lo mismo. Todos ellos, creo, excepto Villerm; l es un tanto diferente de los dems en el sentido de que su trabajo era ms que nada una observacin del contexto social y poltico. BUCK: Dicho sea de paso, de pronto me he dado cuenta de que hemos pasado por alto a Semmelweis.
  29. 29. Discusin 17 LLOPIS: Sus investigaciones acerca de la fiebre puerperal hechas en una cl- nica de maternidad en Viena en 1846 constituyen un trabajo bien fundamentado de investigacin epidemiolgica. BUCK: En efecto, su estudio de la peligrosidad de las intervenciones es el primer estudio epidemiolgico de la enfermedad yatrgena. Tam- bin es una especie de leccin en que se indica hasta qu punto son difciles las investigaciones epidemiolgicas de los servicios de sa- lud. Fue llevado literalmente a su muerte, creo, por la repercusin que tuvo su trabajo. TERRIS: Antiguamente los epidemilogos estaban dispuestos a asumir gra- ves riesgos para dar respuesta a las cuestiones que se les plantea- ban. Ah tenemos el caso de Lazear, de la Comisin Walter Reed. La opinin generalizada es que experiment consigo mismo, que su muerte no fue accidental. Lo de experimentar con uno mismo es una verdadera tradicin. Por ejemplo, cuando Goldberger y Anderson, del Servicio de Salud Pblica de los Estados Unidos, es- taban estudiando la fiebre tifoidea en Mxico, Anderson durmi en la cama en que haba muerto una persona con fiebre tifoidea, para ver si la enfermedad se poda transmitir de esa manera. El Servicio de Salud Pblica de los Estados Unidos ha tenido varios mrtires de diversas enfermedades, ya sea a travs de la autoexpe- rimentacin o bien porque sin darse cuenta contrajeron la enfer- medad y murieron. En el caso de todos estos primeros investigado- res hubo una tradicin de verdadero herosmo, una disposicin a exponer sus vidas.
  30. 30. AIRES, AGUAS Y LUGARES Hipcrates I. ...Quien desee estudiar correctamente la ciencia de la medicina deber proceder de la siguiente manera. Primero, deber considerar qu efectos puede producir cada estacin del ao, puesto que las estaciones no son todas igua- les, sino que difieren ampliamente tanto en s mismas como en sus cambios. El siguiente punto se refiere a los vientos clidos y a los fros, espe- cialmente a los universales, pero tambin a aquellos que le son peculiares a cada regin en particular. Deber tambin considerar las pro- piedades de las aguas, pues tal como estas difieren en sabor y peso, tambin las propiedades de cada una difieren grandemente de las de cual- quier otra. Por lo tanto, al arribar a un pueblo que le es desconocido, el mdico deber exami- nar la posicin del mismo con respecto a los vientos y a las salidas del sol, pues un aspecto norte, un aspecto sur, uno del oriente y uno de occidente tienen cada uno su propio carcter individual. Deber considerar con el mayor cui- dado todas estas cosas y tambin a dnde tienen que ir los nativos para buscar agua, si usan aguas pantanosas, suaves, o que son duras y vienen de lugares altos y rocosos, o son salobres y speras. Tambin el suelo, si es llano y seco, o boscoso y de aguas abundantes. Asimismo, el modo de vida que les place a sus habitantes, si son grandes bebedores y comen en exceso y se mantienen inactivos, o si son atlticos, industriosos y se ali- mentan bien, bebiendo poco. II. Usando esa informacin deber examinar los diversos problemas que surjan. Pues si el mdico conociera estas cosas bien, y de preferen- cia las conociera todas, pero en todo caso cono- ciera la mayora, no ignorar a la llegada a un pueblo que no le es conocido, las enfermedades locales ni la naturaleza de las que prevalecen comnmente; as, no se encontrar en desven- taja al tratar las enfermedades, ni tendr desa- Fuente: Extracto de Hipcrates, Airs, Waters, Places. W.H.S. Jones (ed.). Cambridge, Harvard University Press, 1948. Con permiso de la casa editora. ciertos, como es probable que sea el caso si no contara con estos conocimientos antes de consi- derar sus diversos problemas. A medida que pasa el tiempo y transcurre el ao, estar en capacidad de decir qu enfermedades epidmi- cas atacarn la ciudad, ya en verano, ya en invier- no, as como cules le son peculiares al individuo y cules pueden ocurrir durante un cambio en el modo de vida. Pues al conocer los cambios de las estaciones, y las salidas y las puestas de los astros, con las circunstancias de cada uno de estos fenmenos, sabr de antemano la natura- leza del ao que se aproxima. Mediante estas consideraciones y al conocer los tiempos con an- telacin, tendr pleno conocimiento de cada caso particular, lograr el mayor xito al asegu- rar la salud, y lograr los mayores triunfos en la prctica de su arte. Si se piensa que todo esto hace parte del campo de la meteorologa, descu- brir, al razonar sobre ello, que la contribucin de la astronoma a la medicina no es pequea sino por el contrario, en verdad muy grande. Pues con las estaciones las enfermedades del hombre, al igual que los rganos digestivos, su- fren cambios. III. Ahora expondr claramente cmo debe- ra investigarse cada una de las materias mencio- nadas y las pruebas que debern aplicarse. Una ciudad que se encuentra expuesta a los vientos calienteses decir, aquellos que soplan entre la salida y la puesta del sol en inviernocuando se halla expuesta a ellos y protegida de los vien- tos del norte, tiene aguas que son abundantes y salobres, y deben encontrarse cerca de la su- perficie, calientes en verano y fras en invierno. La cabeza de sus habitantes se mantiene hmeda y llena de flema, y estos sufren de trastornos en sus rganos digestivos por la flema que les llega de la cabeza. La mayora tienen un fsico ms bien enfermizo, y comen mal y beben mal. Pues los hombres de cabezas dbiles beben poco, ya que los efectos posteriores son ms perturbado- res para ellos. Estas son las enfermedades end- micas. En primer lugar, las mujeres son poco saludables y expuestas a flujos excesivos. Luego, 18
  31. 31. Hipcrates 19 muchas son estriles, no por naturaleza sino por enfermedad, y los abortos son frecuentes. Los nios sufren de convulsiones y de asma, y de lo que consideran que causa la enfermedad en la niez, la cual conciben como una enfermedad sagrada. Los hombres sufren de disentera, diarrea, fiebre paldica, fiebres crnicas en el invierno, muchos ataques de eccema, y de hemo- rroides. Los casos de pleuresa, neumona, fie- bre ardiente, y de enfermedades consideradas agudas, ocurren pocas veces. Estas enfermeda- des no pueden prevalecer donde los intestinos tienden a ser flojos. Las inflamaciones de los ojos ocurren al correr, pero no son fuertes, y son de corta duracin, a menos que se presente una epidemia general despus de un cambio violento. Cuando tienen ms de 50 aos, sufren de parlisis, por catarros provenientes del cere- bro, cuando les da el sol en la cabeza o sufren un enfriamiento. Estas son sus enfermedades endmicas, pero adems se encuentran expues- tos a cualquier enfermedad endmica que pre- valezca a travs del cambio de estaciones. IV. Pero la siguiente es la condicin de las ciudades en situacin opuesta, que enfrentan los vientos fros que soplan desde la salida hasta la puesta del sol en verano, estando habitual- mente expuestas a dichos vientos, pero protegi- das de los vientos calientes y del sur. Primero, las aguas de la regin son generalmente duras y fras. Los nativos sern fibrosos y frugales, y en la mayora de los casos los rganos digestivos son estreidos y duros en sus partes inferiores, pero ms relajados en las superiores. Sern bilio- sos ms bien que flemticos. La cabeza es saluda- ble y fuerte, pero en la mayora de los casos tienen una tendencia a las laceraciones internas. Sus enfermedades endmicas ocurren de la si- guiente manera: las pleuresas son comunes, al igual que las enfermedades que se consideran agudas. Y debe ser as, puesto que sus rganos digestivos son duros, y la causa ms pequea inevitablemente produce abcesos en muchos pa- cientes, como resultado de un cuerpo duro y rganos digestivos duros. Y es que su sequedad, combinada con la frialdad del agua, los hace propensos a las laceraciones internas... VIL ...Ahora quiero referirme a las aguas, aquellas que traen la enfermedad o la salud muy buena, y a los males o los bienes que es posible que se originen en el agua. Las que son cienago- sas, quietas y estancadas en el verano deben ser calientes, espesas y pestilentes, ya que no hay desage, y puesto que el agua de lluvia fresca siempre est fluyendo en ellas y el sol las calienta, deben ser de mal color, malsanas y biliosas. En el invierno deben ser escarchadas, fras y turbias a travs de la nieve y las escarchas, de tal manera que son muy conducentes a la flema y los dolores de garganta. Quienes las beben tienen siempre el bazo grande y duro, y el estmago endureci- do, estrecho y fogoso, mientras que los hombros, las clavculas y la cara se les ven enflaquecidos; el hecho es que la grasa de su cuerpo se disuelve para alimentar el bazo, de tal manera que son muy delgados. Con una constitucin semejante, comen y beben mucho. Los rganos digestivos, superiores e inferiores, son muy duros y fogo- sos, y es as que necesitan medicinas ms poten- tes. Esta dolencia es endmica tanto en verano como en invierno. Adems, las hidropesas que ocurren son muy numerosas y mortales. Pues en el verano hay epidemias de disentera, diarrea y fiebre cuartana por mucho tiempo, enferme- dades que cuando se prolongan causan constitu- ciones tales como las que he descrito, que generan hidropesas que llevan a la muerte. Estas son las dolencias del verano. En el invierno, los jvenes sufren de neumona y de enfermedades que van acompaadas de delirio; y los mayores, por razones de la dureza de sus rganos digestivos, padecen de fiebres ardientes.
  32. 32. UNA INVESTIGACIN SOBRE LA NATURALEZA, LAS CAUSAS Y LA CURACIN DEL ESCORBUTO James Lind PREFACIO El tema tratado en las pginas siguientes es de gran importancia para esta nacin [Inglate- rra], cuya flota es la ms poderosa del mundo y cuyo comercio es ms floreciente que cualquier otro. Se ha dicho que los ejrcitos han perdido ms hombres por enfermedad que por la espa- da. Pero esta aseveracin ha sido verificada an ms en nuestras flotas y escuadrones, en los cua- les el escorbuto solo, durante la ltima guerra, result ser un enemigo ms destructivo y que acab con ms vidas valiosas, que los esfuerzos unidos de las armas francesas y espaolas. No solamente ha cometido a veces estragos asom- brosos en buques y flotas, sino que casi siempre afecta a los marineros en general; y donde no llega a constituir una calamidad visible, frecuen- temente se aade de forma poderosa a la malig- nidad de otras enfermedades. Hace ahora ms de 150 aos desde que aquel gran marino, Sir Peter [Richard] Hawkins, en sus observaciones hechas durante una travesa por los mares del Sur, coment que esta enfermedad era la pesti- lencia de aquel momento. En el transcurso de veinte aos, durante los cuales haba estado em- barcado, lleg a dar cuenta de 10.000 marineros destruidos por ella. Pero me adula pensar que con el siguiente tratado se podr evitar la cala- midad y eliminar el peligro de este destructivo mal; y no cabe duda de que todos los esfuerzos para poner fin a una peste tan terrible recibirn una favorable acogida por el pblico. SOBRE LAS CAUSAS DEL ESCORBUTO En dos cruceros por el Canal de la Mancha, uno de 10 semanas, y otro de 11, en 1746 y Fuente: Extracto de James Lind, A Treatise ofThe Scurvy in Three Parts, Containing an Inquiry into the Nature, Causes and Cure of That Disease, together with a Critical and Chronologcal View ofWhat has been published on the subject. Edimburgo, Sands, Murray and Cochran, 1753. 1747 respectivamente, en el Salisbury, barco de cuarta clase de Su Majestad, tuve la oportunidad de ver cmo se desencadenaba la enfermedad con gran violencia. Y fue notable que, aunque estuve a bordo en varias otras largas travesas del Canal, incluyendo particularmente una de 12 semanas, desde el 10 de agosto hasta el 28 de octubre, solo tuvimos un enfermo de escor- buto, y durante otra, segn mis recuerdos, no tuvimos ni la ms mnima aparicin del escorbuto. Pero durante las que he mencionado anterior- mente, el escorbuto comenz a desencadenarse despus de un mes a seis semanas de hacernos a la mar, cuando el agua de a bordo, a la cual prest una particular atencin, estaba extraordi- nariamente dulce y buena, y el estado de las provisiones era tal que no poda provocar nin- guna sospecha de producir una enfermedad de tipo general, puesto que era de la misma calidad que en las travesas anteriores. Y aunque, gracias a la generosidad de aquel gran marino, el Hono- rable Capitn George Edgcumbe, las personas enfermas de escorbuto fueron alimentadas con provisiones frescas, tales como caldo de cordero, aves, e incluso carne de su propia mesa, no obs- tante despus de 10 semanas, llevamos a Ply- mouth a 80 hombres, de un total de 350, ms o menos afectados por esta enfermedad. Ahora bien, se poda observar que ambos via- jes tuvieron lugar en los meses de abril, mayo y junio, cuando el tiempo en el Canal, especial- mente al principio, siempre es fro, lluvioso y brumoso, mientras que durante nuestros otros viajes, el tiempo fue generalmente bueno, ex- cepto en invierno, cuando, durante mi tiempo como oficial mdico, los cruceros eran cortos. Tampoco pude atribuir cualquier otro motivo que no fuera la influencia del clima a la frecuen- cia de esta enfermedad durante estos dos viajes y a su ausencia en otros momentos, ya que las circunstancias de los hombres, el barco, y las provisiones eran similares en todos los dems aspectos. He observado ms de una vez que des- pus de grandes lluvias o a continuacin de un 20
  33. 33. Lind 21 tiempo bochornoso y brumoso, especialmente despus de tormentas con lluvia, los enfermos de escorbuto se ponan peores; pero que sus sntomas y dolores se vean aliviados cuando el tiempo cambiaba por algunos das a ms seco y caluroso. Y estoy seguro que todas las personas que han tenido la oportunidad de observar esta enfermedad en el mar, o que consideraran con atencin la situacin de los marineros, aceptarn que la causa principal que predispone para esta enfermedad es una cualidad manifiesta y evi- dente del aire, es decir, su humedad. Se observa que los efectos de la humedad son ms dainos y perjudiciales en ciertas constituciones: en las personas muy debilitadas por enfermedades previas; en las que, debido a un temperamento perezoso e inactivo, no hacen ejercicio suficien- te; y en las que tienden a un humor melanclico; todos los cuales son factores que pueden consi- derarse como causas secundarias que predispo- nen para esta horrible y fatal enfermedad. Ya que se puede suponer que la atmsfera en el mar est siempre ms hmeda que en la tierra, entonces siempre existe una mayor propensin a la ditesis escorbtica en el mar que con el aire seco y puro de la tierra. Pero suponiendo una constitucin igual del aire en ambos lugares, las inconveniencias sufridas por las personas en un barco durante una estacin lluviosa son infi- nitamente mayores que aquellas a las que estn expuestos los hombres en tierra; estos ltimos tienen muchas maneras de protegerse contra sus efectos nocivos, como son: vestimentas secas y clidas, chimeneas, buen alojamiento, etc., mientras que los marineros se ven obligados no solamente a respirar este aire durante todo el da, sino tambin a dormir con l durante la noche, y frecuentemente con la ropa de cama mojada, cuando es necesario mantener abiertas las escotillas del barco. Y efectivamente una causa de la frecuencia del escorbuto durante las travesas anteriores fue sin duda la frecuente subida de la ropa de cama de la tripulacin a sus cuartos, donde a veces estaba completa- mente mojada y continuaba estndolo durante muchos das, cuando, por falta de buen tiempo, no haba oportunidad para secarla. Ninguna persona sensible a los perjudiciales efectos de dormir en cuartos hmedos o con ropa de cama mojada y casi al aire libre, sin tener nada suficientemente seco o clido para ponerse, se sorprender por los estragos ocasio- nados por el escorbuto entre la tripulacin de Lord Anson al pasar por el Cabo de Hornos, si se considera debidamente su situacin en un tiempo tan inslito y tempestuoso. Durante tormentas tan terribles, la espuma del mar producida por la violencia del viento se dispersa por todo el barco, de modo que las personas casi respiran agua durante muchas semanas continuadas. Las olas tumultuosas, al romper sin cesar sobre la cubierta y mojar a los que estn de servicio como si se hubieran sumer- gido en el mar, tambin arrojan continuamente grandes cantidades de agua hacia la parte infe- rior, lo que origina el alojamiento ms hmedo e incomodo que se pueda imaginar; adems, debi- do ai movimiento del barco, generalmente se filtra por muchos lugares, goteando directamen- te en sus camas. Ya que aqu no hay chimenea ni sol para secar o evaporar la humedad, y debido a que las escotillas permanecen necesariamente cerradas, el reducido aire, hmedo y estancado, llega a ser altamente ofensivo e intolerable. Cuando tales condiciones continan durante mucho tiempo, generalmente acompaadas por agua de nieve o lluvia, es fcil imaginar la con- dicin de los pobres hombres que se ven obliga- dos a dormir con vestimentas mojadas y en camas hmedas, con los suelos por debajo de ellos llenos de agua; y a quedarse all durante cuatro horas seguidas, hasta que son llamados de nuevo a la fatiga y a realizar grandes esfuer- zos, en los cuales se ven de nuevo expuestos a las salpicaduras del mar y a las lluvias. La prolon- gada permanencia de este tiempo rara vez deja de ocasionar el escorbuto en el mar. En cuanto al brote que apareci tan pronto como los barcos abandonaron las costas de M- xico, no se debi solamente a que se encontraran en el puerto de Chequetn tan pocos alimentos frescos, especialmente frutas y verduras en con- diciones de ser embarcadas, sino tambin a las lluvias incesantes que experimentaron en su tra- vesa por Asia y a los grandes inconvenientes que necesariamente acompaan a la prolonga- cin de tales condiciones del tiempo en alta mar. A lo cual se puede aadir que mediante obser- vaciones realizadas sobre esta enfermedad, parece que las personas afectadas una vez, espe- cialmente en un grado tan profundo como el sufrido por aquella escuadra, son despus ms susceptibles que las dems. Recuerdo que mu- chos de los que volvieron a Inglaterra con Lord
  34. 34. 22 Parte I: Desarrollo histrico Anson y despus se hicieron a la mar en otros barcos eran mucho ms susceptibles al escorbuto que los dems. Ahora ser conveniente investigar la dieta con la cual los marineros se ven obligados a alimen- tarse en alta mar. Y como parece ser la causa principal que ocasion su enfermedad, puede ser til considerar las provisiones martimas en su mejor estado, ya que la experiencia ha demos- trado que, a pesar de la calidad del agua y de las provisiones, a menudo la calamidad se desenca- dena con gran violencia, y puede eliminarse so- lamente mediante un cambio de la dieta. Ahora bien, si en este caso las provisiones parecen tener tanta influencia en la produccin de la enferme- dad, cules seran las malas consecuencias que se podran esperar de un estado mucho peor de ellas, tal como la ternera putrefacta, el cerdo rancio, las galletas y harina mohosas, o el agua en mal estado, los cuales por desgracia son cir- cunstancias frecuentes en el mar? Todo ello, in- faliblemente, debe tener efectos nocivos en una enfermedad tan ptrida. Se debe resaltar que, en general, la dieta mar- tima es extremadamente grasosa, viscosa y difcil de digerir. Consiste en dos productos, las sustan- cias farinceas dulces no fermentadas y las carnes y el pescado secos o en salazn. Pero de forma ms particular en nuestra Ma- rina Real, cuyas provisiones exceden a las de cualquier otro barco o flota del mundo en cali- dad y cantidad, cada hombre tiene una racin diaria de una libra de galletas, las cuales estn cocidas de tal modo que resultan un comestible ms slido y sustancial que dos libras de pan normal bien cocido. Y este es un producto prin- cipal en la dieta de los marineros. Pero la galleta del mar experimenta poca o ninguna fermenta- cin durante su coccin, y por consiguiente es mucho ms difcil de digerir que el pan bien aleudado y debidamente fermentado. Se debe entender que las partes harinosas de las semillas vegetales disueltas solo en agua producen, segn ha mostrado la experiencia, un alimento dema- siado viscoso para ser consumido de forma cons- tante por la poblacin general, mientras que mediante la fermentacin y el cido de la leva- dura, la viscosidad glutinosa y los aceites tenaces de esas sustancias harinosas se rompen y subdi- viden; y despus se disuelven fcilmente en agua, con la cual anteriormente solo formaran una pasta o engrudo, y ahora son miscibles con todos los humores del cuerpo. El pan bien coci- do, que ha tenido un grado suficiente de fer- mentacin, es ligero y fcil de digerir, y efectiva- mente es el alimento mejor para el hombre, ya que por su acidez es capaz de corregir una dieta rica en carnes; mientras que por el contrario la galleta de mar, al no estar fermentada de este modo, a menudo produce un fluido gstrico blanco, demasiado recio y viscoso, impropio para la nutricin del cuerpo cuando las faculta- des digestivas vitales estn debilitadas. El prximo producto de la racin de lo que se llaman provisiones frescas es una libra y me- dia de harina de trigo por semana, la cual se convierte en un budn con agua y una cierta proporcin de sebo escabechado. Este ltimo no se conserva durante mucho tiempo en el mar, de modo que a menudo reciben en su lugar pasas de Corinto. Pero la harina y el agua as cocidas forman en conjunto una pasta recia y glutinosa, que requiere las mximas fuerzas e integridad de las facultades digestivas para po- der descomponerse en nutrientes y asimilarlos. Encontramos que las personas dbiles, inactivas, valetudinarias no pueden soportar tal alimento durante mucho tiempo... SOBRE LA PREVENCIN DEL ESCORBUTO Concluir los preceptos relacionados con la preservacin de los marineros mostrando el me- jor mtodo para evitar muchos de los inconve- nientes que se presentan durante las largas tra- vesas, y de eliminar las diferentes causas que producen esta enfermedad. Los experimentos son los siguientes: El 20 de mayo de 1747, recib a bordo del Salisbury en alta mar a 12 enfermos con escor- buto. Sus casos eran los ms similares que se podan encontrar. Todos en general tenan las encas podridas, manchas y lasitud, con debili- dad de las rodillas. Fueron encamados juntos en la bodega anterior, en un cuarto previsto para los enfermos; y todos tuvieron la misma dieta, que era como sigue: por la maana, gachas endulzadas con azcar; para el almuerzo, con frecuencia caldo de cordero fresco; otras veces budines, galleta cocida con azcar, etc.; y para la cena, cebada, pasas de Corinto, arroz y pasas, sag y vino, o algo parecido. Dos enfermos re-
  35. 35. Lind 23 ciban diariamente un cuarto de galn de sidra. Otros dos tomaban 25 gotas del elixir de vitriolo tres veces al da con el estmago vaco, y utiliza- ban para la boca un gargarismo fuertemente acidulado con este elixir. Otros dos tomaban dos cucharadas de vinagre tres veces al da con el estmago vaco, y sus gachas y otras comidas estaban bien ac